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Estrategias de control de las enfermedades car- sólo en criterios de verdad o pertinencia de orden científico, sino
diovasculares crónicas en la hegemonía social que un discurso adquiere respecto de otros
posibles.
El tipo de causalidad consagrado por nuestra cultura médica vi- Dr. Carlos A. Soria
gente como la única posible y la que detenta la exclusividad de los
prestigios canónicos de la ciencia es aquella que recibe la legitima-
ción social e histórica.
HTA 20
DBT 35
EPO C 40
FA 30
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ICC 40
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
Probabilidad (%)
En ciertos casos específicos, como el de la hipertensión arte- Sin desconocer la naturaleza múltiple en determinaciones que
rial, la baja tasa de control satisfactorio es una realidad mun- la realidad epidemiológica actual registra, es nuestro propó-
dial. El fracaso en el logro de las metas parece afectar a los sito analizar de manera específica algunas de ellas.
más diversos países por encima de sus características sociales y
Las patologías de mayor prevalencia y con perspectivas de
económicas, o de acceso a la medicación.
crecimiento más acelerado son enfermedades de naturaleza
Las predicciones epidemiológicas para el siglo XXI resultan crónica. Merece destacarse que las características propias de
alarmantes en términos de expansión de la población afec- este tipo de cuadros los diferencian notablemente de las pato-
tada, lo que permite vislumbrar un preocupante panorama logías agudas. Esta distinción delimita dos campos con pers-
para el futuro inmediato. pectivas y abordajes diferentes que requieren de un aparato
conceptual propio y raramente intercambiable.
La diabetes constituye un caso paradigmático de esta situa-
ción. La aplicación automática de criterios tradicionalmente muy
eficaces en el terreno de las enfermedades agudas produce
Las causas: ¿Por qué nos va como nos va en enfermedades
escasos o ningún resultado cuando son aplicados en el ámbito
crónicas?
de las enfermedades crónicas.
H. Gardner
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Retorna a la normalidad No retorna a la normalidad
Guiada por parámetros simples y numéricos Guiada por parámetros complejos y cuantitativos
Podría ser una propuesta estimulante pensar si nuestros pa- Un modelo establece patrones que filtran los datos que co-
trones de acción, si los modelos que guían nuestra práctica, bran significado y organiza las acciones concretas que estos
no constituyen uno más de los elementos que fundan nuestro significados producen.
fracaso.
✤ ¿Qué significa una formación centrada en el paciente hos-
No resulta difícil advertir que la formación profesional del mé- pitalizado que prepara profesionales que actuarán con pa-
dico se sustenta en un esquema educativo que, salvo excep- cientes predominantemente ambulatorios?
ciones, fue diseñado para un momento histórico donde las
✤ ¿Cómo adaptar una educación orientada a las interven-
enfermedades agudas eran el mayor motivo de preocupación
ciones transversales y centradas en la función del médico
social.
para una práctica que demanda acciones longitudinales y
Las transformaciones de la epidemiología han resultado mu- centradas en el paciente como artífice y responsable de su
cho más vertiginosas que las de los modelos pedagógicos y los autocuidado?
planes de estudios universitarios. ✤ ¿Cómo articular una experiencia educativa orientada a ob-
tener resultados inmediatos con una práctica profesional
El modelo de práctica médica tradicional ha resultado nota-
capaz de vislumbrar resultados alejados en el tiempo?
blemente eficaz y operativo durante mucho tiempo. Las ma-
trices conceptuales que lo fundan se transmiten de genera-
ción en generación de manera muchas veces explícita, pero Modelos mentales y prácticas profesionales:
otras veces lo hace a través del llamado currículum oculto. Los
modelos y los patrones de práctica profesional son incorpo-
“ Nuestras teorías determinan
rados de modo no consciente, y se adoptan sin someterlos a
la crítica o sin contrastarlos con los resultados. Lo establecido lo que medimos”.
por la tradición y el consenso no es percibido como objeto de
reflexión, y sus supuestos permanecen invisibles bajo lo apa-
Albert Einstein
rentemente natural.
Los modelos mentales son un conjunto de disposiciones que, aquello que reconozco como tal?
de manera activa y concreta, son capaces de modelar la con-
La percepción de la enfermedad queda delimitada por nues-
ducta. Constituyen las herramientas básicas por medio de las
tros esquemas y teorías, que permiten conformar verdaderas
cuales nos apropiamos de la realidad. Son las coordenadas
distinciones capaces de ser reconocidas como tales.
que delimitan el campo de lo visible y lo decible.
Allí donde la enfermedad es identificada, mi intervención es
Las observaciones que los hombres hacemos sobre lo real son
reclamada. Aquello que veo y nombro como tal es lo que con-
siempre selectivas, incluso en el interior del campo presunta-
voca mi intervención.
mente “objetivo” de las ciencias.
Una formación que descansa predominantemente en la prác-
Estos modelos ejercen una influencia determinante en la per-
tica hospitalaria, orientada al reconocimiento de los signos
cepción recortando selectivamente las observaciones y asig-
evidentes de enfermedad y a las intervenciones a corto plazo
nándoles un sentido específico.
es probable que tenga dificultades para orientarse en un esce-
nario de patologías silentes y con intervenciones destinadas a
producir resultados muy alejados.
“ El problema de los modelos mentales no
El período de capacitación que, ignorando muchas veces el
radica en que sean atinados o erróneos.
mundo real, se focaliza en determinado estilo de práctica pro-
Por definición, todos los modelos son sim- fesional genera patrones que se reproducen con independen-
plificaciones. El problema surge cuando cia de las mutaciones que la historia imprime al ámbito de la
Las prácticas médicas se arraigan profundamente en mode- Seguramente, nadie dudaría en responder que la prevención
lizaciones que generan representaciones de la enfermedad y de los episodios CV mayores es un imperativo, pero los resul-
criterios de acción. Frente a una realidad cambiante, la escasa tados indican que las modalidades actuales de intervención no
plasticidad adaptativa de estos modelos puede constituirse resultan suficientes.
en barrera para el aprendizaje. Mientras esta situación per-
manezca en el anonimato de lo inconsciente, mientras su Los modelos mentales generan una inercia capaz de sofocar
Las enfermedades crónicas no transmisibles son el nuevo es- del cual una persona es identificada como “enfermo corona-
cenario de la práctica profesional en el siglo XXI. Existe, por lo rio” indica generalmente el comienzo de las intervenciones
En ocasiones, esta tarea es capaz de poner de manifiesto que sobre la base de las manifestaciones tardías de la enfermedad,
algunos de esos supuestos resultan insostenibles en el mo- cuando las posibilidades de prevención ya se encuentran se-
En el ámbito de las enfermedades cardiovasculares, el recono- Ese momento crucial a partir del cual se identifica al enfermo
cimiento de la enfermedad como tal y del momento oportuno constituye una verdadera distinción, un campo de designa-
para las conductas proactivas del médico constituye un mo- ción lingüística que produce representaciones y genera prác-
En el interior de un paradigma de pensamiento, aquellos da- Todo parece indicar que los médicos disponemos de una serie
tos de la realidad que no coinciden con nuestros modelos pre- de herramientas con alta potencia y suficientemente seguras
vios se vuelven invisibles, no los vemos o no los registramos para implementar estrategias de tratamiento y de control con
como significativos. Esta operación ocurre, incluso, cuando las mejores resultados. Los recursos farmacológicos se agregan al
personas podamos comprender y hasta coincidir con la nece- eje central de la intervención que se sustenta en los cambios
sidad de modificarlos. del estilo de vida.
¿Carecemos de las herramientas para un ade- ¿Cuáles serán las razones de la preocupante si-
cuado control de las enfermedades CV? tuación en enfermedades CV?
El problema de la eficacia: los impresionantes avances en Frecuentemente, se apela a explicaciones basadas en datos
el terreno de la farmacología molecular y clínica de las últimas reales como: subprescripción, subdosificación, falta de adhe-
décadas han aportado un conjunto de recursos terapéuticos rencia, etc.
de alta eficacia y gran seguridad. El número de moléculas ac-
Estas condiciones se registran en los más diversos escenarios y
tivas no cesa de incrementarse pese a que esto no se traduzca
constituyen el llamado gap o brecha entre lo que la investiga-
completamente en las tasas de control de las patologías cró-
ción aporta y lo que la práctica concreta hace.
nicas más frecuentes.
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lado, en las regiones más favorecidas y con acceso a los recur- conoce dista notablemente de lo que se logra, de lo que se
sos de salud garantizados tampoco se alcanzan los estándares hace. El caso de las dislipidemias es otro ejemplo:
previstos.
El conocimiento NO es suficiente
100
Pacientes que
80 alcanzan las metas
Porcentaje ( %)
60
95
Médicos que
40 demostraron
conocer las guías
ATP
20 38
NCEP, National cholesterol Education Program. Pearson TA, et al. Arch Intern Med. 2000; 160: 459 - 467
¿Carecemos de los modelos de pensamiento ca-
paces de implementar los recursos? “ Nosotros tendemos a vivir en un mun-
El problema de la eficiencia: La capacidad de trasladar los do de certidumbre, de solidez perceptual,
resultados de la investigación a la práctica define la eficiencia. donde nuestras convicciones prueban
Este paso, que media entre la eficacia conocida de un instru-
que las cosas sólo son de la manera en
mento y la eficiencia de su aplicación, es menos sencillo y au-
tomático de lo que una visión reduccionista podría imaginar. que las vemos y que lo que nos parece
cierto no puede tener otra alternativa”.
Los recursos se implementan y se organizan sobre la base de
modelos asistenciales y esquemas cognitivos que determinan
el momento y la circunstancia en que deberían ser emplea- Humberto Maturana
dos.
Cruzar la brecha entre el conocimiento disponible y su implan- vista diversos podría aportar la cuota de creatividad e innova-
tación efectiva requiere no sólo de acceso a los recursos, sino ción que el encierro metodológico no admite.
El problema de la percepción: es indudable que conocemos entre el equipo de salud y los pacientes generan nuevas ins-
los pobres resultados de las intervenciones, la eficacia de las tancias para el abordaje de esta problemática.
Pero: ¿Será esto suficiente? ¿Habrá una porción del problema bases más propicias para el logro de cambios definitivos. El
menos visible, pero no menos determinante? ¿Qué condiciona contacto sostenido, y no el episódico y fugaz, es una alterna-
Ese dispositivo que organiza nuestras observaciones ha sido Las experiencias en grupos de rehabilitación cardiovascular
llamado paradigma por Thomas Khun. Todos estamos insertos con equipos integrados de profesionales de disciplinas diver-
en un paradigma, todas nuestras interpretaciones de la reali- sas, pacientes y familiares resultan ejemplos alentadores. En
dad están sujetas a las coordenadas que este determina. ámbitos de alto contacto, la adherencia a los tratamientos y
las transformaciones conductuales son posibles, y las pérdidas
de seguimiento o recaídas son monitoreadas y rectificadas
“ Los paradigmas filtran y seleccionan permanentemente.
nuestras experiencias, tomamos aquellos
Las enfermedades agudas, habitualmente manejadas en ám-
datos que mejor se acomodan a nuestras bito de internación, encuentran a un paciente que pasa el
normas y reglamentos previos tratando 90% del tiempo de enfermedad en contacto con el médico.
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Kristanto, John Urquhart and Michel