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1.

Planteamiento del problema

El presente capítulo tiene como objetivo servir de introducción para comprender la presente tesis.
Durante su desarrollo se expone la definición del problema, el contexto de la deshumanización en
la atención de salud y los objetivos de la investigación.

1.1. Definición del problema

Desde mediados del siglo XX hasta la fecha, la percepción de los usuarios como de la opinión
pública en Latinoamérica, es que se ha producido un proceso de deshumanización de la salud.
(Elío-Calvo, 2016)

El modelo hipocrático que prevaleció desde los orígenes de la medicina, caracterizado en su


esencia por el humanismo, se ha visto relegado por el ejercicio moderno de las ciencias de la
salud. (Nizama-Valladolid, 2002). De acuerdo con Siegler (2011) podríamos indicar que la relación
entre el paciente y el equipo médico también ha evolucionado y hoy nos encontramos en la
tercera edad de la medicina, es decir, la era de la burocracia, caracterizada por la contención del
gasto, la eficiencia y los análisis de rentabilidad para la sociedad.

De acuerdo a Ávila-Morales (2017) la terapéutica moderna, al intentar ser estrictamente científica,


se apartó de la recomendación del aforismo hipocrático “curar a veces, aliviar a menudo, consolar
siempre”. Por otra parte, define la deshumanización como la privación de las cualidades que
distinguen a las personas como seres humanos, los cuales, al empezar a ser comparados con
objetos o animales, pueden ser considerados como incapaces de sentir algo más que dolor y por
ello, cuando el concepto se asume en el ejercicio de la medicina, puede entenderse como la
consecuencia de un modelo racional cientificista que se aleja de la sensibilidad humana.

En este punto, es importante considerar que la deshumanización de la salud no es un fenómeno


aislado ya que, como parte de la civilización, se ve afectada por las crisis globales vividas por la
humanidad. Dado lo anterior, podemos reconocer algunas causas que nos permiten explicar el
proceso de deshumanización, de acuerdo a Elío-Calvo (2016), estas serían las siguientes:

- Debilitamiento de la relación médico-paciente


- Cientificismo y tecnologías exageradas
- Pensamiento reduccionista
- Sobre especialización
- Exigencias de los sistemas sanitarios
- Mercantilismo en salud
El mismo autor define el humanismo médico como una forma de vida en que se valora y se
enfatiza el bienestar del ser humano, afirmando la convicción de que todo individuo posee una
especial dignidad, por lo no puede ser utilizado como medio, ni reducido a instrumento, ni
esclavizado ni explotado por otros hombres, posibilitando la construcción de valores y normas que
protejan esa dignidad.

Otra perspectiva que es relevante destacar, es que la deshumanización es posible de identificar en


3 niveles: formación, asistencial y administrativo. (Ávila-Morales, 2017) El nivel de formación
hace referencia a la exigencia académica a la que se ven sometidos los estudiantes, en especial
durante los primeros semestres de la carrera, lo cual se exacerba al ingresar a prácticas clínicas e
internados. Tanto en el pregrado como en los posgrados hay factores que llevan a presentar
actitudes deshumanizadas. Esto puede iniciarse con la observación de comportamientos poco
éticos en los docentes, incluyendo burlas que ridiculizan a sus pacientes; de esta forma, los
estudiantes encuentran una gran contradicción entre los valores que, según se les enseña, debe
poseer y los que aprenden durante sus prácticas clínicas. Más adelante, el síndrome de desgaste
profesional (SDP, Burnout) también contribuye a la deshumanización del profesional.

La deshumanización a nivel asistencial va más allá de los profesionales, involucrando a todos los
actores de la atención como usuarios y personal de apoyo. Por último, a nivel administrativo,
requiere de intervenciones en las políticas de salud a nivel de Estado.

Luego de esta discusión es necesario preguntarse ¿Cuál es la percepción de los egresados,


académicos y usuarios en relación a la humanización en la atención de los profesionales de las
carreras del área de la salud de la UCM? ¿Qué opinan acerca de su propia formación de pregrado
en este tema? ¿Qué estrategias debería adoptar la universidad para hacer frente a esta demanda?
¿Cómo es posible abordar la deshumanización en los procesos académicos en carreras de la salud?
1.2 Objetivo general

Describir la percepción de egresados, académicos y usuarios de carreras de salud de la Universidad


Católica del Maule, respecto al impacto que produce el currículo oculto en la deshumanización
profesional

1.3 Objetivos Específicos

Describir la realidad curricular actual de las carreras del área de la salud de la Universidad Católica
del Maule respecto a humanización en salud.

Identificar…

Elaborar una propuesta académica que contribuya a integrar el desarrollo de competencias que
aporten a la humanización en salud.
CAPÍTULO II

2. Marco Teórico

Históricamente, el ejercicio de la medicina y otras profesiones relacionadas con la salud, ha sido


considerado un símbolo de humanización y la relación médico paciente se basaba en el servicio y
ayuda al prójimo, velando por su cuidado y sus necesidades. Sin embargo, la creciente
tecnificación de la asistencia sanitaria, el aumento de la presión asistencial y las urgencias
administrativas, han impuesto una brecha entre el médico, los pacientes, sus familias y los
equipos.

Esta área, especialmente desde la segunda mitad del siglo pasado, vive un explosivo desarrollo
científico y tecnológico. Las disciplinas de la salud adquieren una mayor eficacia en sus
diagnósticos y en sus terapias y la antigua máxima de que los médicos no ven enfermedades, sino
enfermos, va perdiendo fuerza, en respuesta a las crecientes demandas de comunidades cada vez
más numerosas.

Según Andino (2018), cuando en toda relación personal, y en el ejercicio diario asistencial se
desvirtúa la visión integral de la persona, el principio ético de no producir daño alguno se limita, lo
mismo que el objetivo de cuidar la vida y la salud de las personas enfermas, se deteriora. Para el
autor, esto es una paradoja ya que, mientras se busca mejorar la atención, lo malo del sistema
sigue estando presente.

Cuando el ser humano enfrenta diferentes situaciones que lo vuelven vulnerable, podemos
reconocer la fragilidad de la vida. En este sentido, todos somos vulnerables ya que estamos
expuestos a padecer diversos tipos de enfermedades. La enfermedad lesiona el centro de las
personas y disminuye la vida en su funcionamiento físico, espiritual, ético y social. La pobreza y la
prisión también dañan el centro de la persona, pero no como lo hace la enfermedad. Una persona
sana tiene el poder de enfrentar la pobreza y la prisión, y es exactamente de ese poder del que
carece la persona enferma. En la enfermedad se sufre un trauma, acompañado de una pérdida
devastadora de poder para remediarlo (Drane, 2006).
Para profundizar en las causas de la deshumanización podemos observar lo que propone Elío-
Calvo (2016):

- Debilitamiento de la relación médico – paciente: el paradigma de la medicina hipocrática


en que el fundamento de la atención clínica es la interrelación médico – paciente, se
encuentra disminuido e incluso ausente en la práctica contemporánea ya que, el
profesional ya no tiene tiempo ni paciente para hablar con el paciente, limitándose a
interpretar resultados de medios diagnósticos auxiliares, para luego prescribir un
tratamiento que muchas veces no es pertinente con el real padecimiento de la persona.

- Cientificismo y tecnología exagerados: el evidente y extraordinario desarrollo de la ciencia


y la tecnología ha permitido mejorar notablemente el diagnóstico y tratamiento de
diversas patologías, sin embargo, este fenómeno básicamente positivo tiene su lado
opuesto: contribuye también a la deshumanización de la medicina contemporánea; los
procedimientos diagnósticos y terapéuticos sofisticados separan a los pacientes de sus
médicos; los pacientes son casi anónimos a los miembros del equipo médico y el personal
médico es también anónimo al paciente.

- Pensamiento reduccionista: el reduccionismo consiste en la disminución de un fenómeno


estudiado a sus niveles más elementales, este concepto aplicado a las ciencias tiende a
percibir al paciente ya no como a una persona, ni siquiera como un organismo completo,
sino como un “órgano enfermo” o “genes alterados”. El paciente es percibido
exclusivamente en términos científicos, lo que conduce al tratamiento no de la persona,
sino de sus órganos enfermos. La medicina contemporánea presenta este tipo de
pensamiento y se traspasa de manera involuntaria de docentes a estudiantes.

- Sobre especialización: el conocimiento médico es cada día más amplio y sobrepasa la


capacidad intelectual de una sola persona, el nivel de desarrollo alcanzado por las ciencias
ha conducido a la aparición de disciplinas cada vez más especializadas y a la proliferación
de especialidades y subespecialidades. Este fenómeno, inevitable e irreversible, presenta
dos consecuencias desfavorables para la humanización: la percepción segmentaria del
organismo y personalidad del paciente, y la atención del paciente ya no por su médico,
sino por un equipo multidisciplinario, muchas carente de coordinación.

- Sistemas sanitarios: : instituciones donde las exigencias de productividad, eficiencia y


rentabilidad son prioritarias; las instituciones prestadoras de servicios de salud procuran el
control en busca de la máxima utilidad o el máximo ahorro como prioridad, generando
ambientes degradantes de la condición humana, en que las instituciones limitan la
reflexión sobre la experiencia y los acontecimientos, limitando al profesional de la salud a
una ejecución técnica y no reflexiva de su actividad específica.

- Mercantilismo en salud: la salud y la enfermedad se han convertido en mercancía, la


presencia de transnacionales de medicamentos y tecnología médica, que desarrollan
prácticas poco éticas de investigación y enriquecimiento.
Respecto a los 2 últimos puntos que plantea Elío-Calvo (2016), desde 1998 el gobierno de Chile
instauró la aplicación de la Nueva gestión pública con el uso de instrumentos de evaluación de
desempeño vinculados a incentivos económicos, y en 2004 creó un sistema de selección de altos
directivos públicos, que permitiría que los servicios públicos tuviesen en la jefatura a personas con
las capacidades profesionales apropiadas para desempeñar sus cargos (Morales, 2014).

El uso de estos sistemas provocó que el proceso presupuestario dejase de ser una simple
herramienta de asignación de gasto para transformarse en una herramienta de gestión del mismo,
dando origen a los presupuestos por resultados (PPR) que pretenden vincular la asignación de
recursos públicos con los resultados obtenidos. La forma más común de PPR que se implementó
fue el llamado presupuesto informado por resultados donde la información del desempeño es una
variable más de las utilizadas al decidir la distribución presupuestaria.

Lo anterior se materializó mediante la creación del denominado Sistema de Evaluación y Control


de Gestión (SCG), cuyo objetivo es “mejorar la eficiencia y eficacia del gasto público, vinculando la
asignación y uso de recursos a los resultados de gestión de las instituciones, utilizando
sistemáticamente la información de desempeño para la toma de decisiones presupuestarias”. En
el ámbito de la salud, el SCG incluye la Ley Médica como mecanismo de incentivo al desempeño
(Arenas y Berner, 2010).

El Departamento de políticas de salud del Colegio Médico de Chile, indica que al iniciar el año
2013, un 7.7% del P.I.B. de Chile se invertía en atención de salud, sin embargo, mientras el 44% de
esos recursos se destinan a la población beneficiaria de ISAPRES, sólo el 56% de ellos se ocupan en
financiar las necesidades de los beneficiarios de FONASA, un 80% de la población.

La situación de la atención en salud en nuestro país no es justa ni digna para sus usuarios ni para
sus trabajadores y ello se debe a que el sistema sanitario enfrenta problemas de organización, de
financiamiento y de gestión que segregan históricamente a su población beneficiaria. Lo más
característico de esta situación, en el sector púbico, es la existencia de presupuestos financiados
por debajo de los costos reales de producción, lo que deriva en el uso de, por debajo de lo mínimo
técnica y socialmente recomendables. En cambio, en el sector privado, existe un evidente
sobreconsumo de prestaciones, sostenidas en regulaciones insuficientes de los seguros, de los
prestadores y en el tipo de relaciones comerciales que mantienen entre ellos. Ambos sectores, por
razones diferentes, enfrentan la desconfianza de las personas que buscan y no encuentran una
solución oportuna y justa a sus problemas, comprometiendo la gobernabilidad de un área
socialmente estratégica para el desarrollo y bienestar del país.
El 75% de los adultos presentan hoy más de una patología crónica y nuestra capacidad de
respuesta a sus necesidades es aún muy limitada. Un ejemplo de ello es que los servicios de
medicina, cirugía y las camas destinadas a la atención de pacientes críticos, no se han adaptado
con la velocidad requerida y resultan absolutamente insuficientes para una demanda que sigue
creciendo. Por otro lado, el consumo de drogas y alcohol en menores de 15 años, es un riesgo que
les golpea dramáticamente y a muy temprana edad. Ambas poblaciones comprometen a sus
grupos más vulnerables, siendo los pobres quienes ven condicionadas definitivamente sus
posibilidades de desarrollo e integración social. La respuesta a estos problemas no consiste sólo en
mejores estándares de atención sanitaria, sino en la voluntad de intervenir con políticas de
educación en salud, una mayor regulación en materia de prevención de enfermedades y el
fomento de estilos de vida saludables en toda la población. Si el 20% de la carga total de
enfermedad en Chile está asociada a riesgos medioambientales, entonces también la preservación
y sustentabilidad de nuestros recursos naturales -incluida la disponibilidad de agua, los usos del
suelo y la calidad del aire-, son un factor protector en la salud poblacional y un patrimonio de todo
el país.

Deshumanización en el nivel de formación

Por otra parte, dado que la complejidad de la práctica médica actual, la especialización y la
compartimentación del conocimiento han alterado la razón de ser de la medicina llevando a la
deshumanización del acto médico, Ávila-Morales (2016) plantea que un nuevo enfoque en las
facultades de medicina podría humanizar los procesos de docencia médica.

El ingreso a carreras del área de la salud supone un alto nivel de exigencia académica, en especial
durante los primeros semestres, lo que implica un cambio de conductas y en el estilo de vida,
además, al llegar a las prácticas clínicas, a la carga académica se agrega el deber de cumplir con
compromisos asistenciales y de estudio, además de profundizar los temas relacionados a los
pacientes.

En esta etapa comienza a presentarse el síndrome de desgaste profesional (Burnout), también


conocido como síndrome de desgaste profesional, síndrome de sobrecarga emocional, síndrome
del quemado o síndrome de fatiga en el trabajo. El Burnout fue declarado, en el año 2000, por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) como un factor de riesgo laboral, debido a su capacidad
para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida del individuo
que lo sufre. Pero el problema va más allá: un individuo con síndrome de Burnout posiblemente
dará un servicio deficiente a los clientes, será inoperante en sus funciones o tendrá un promedio
mayor a lo normal de ausentismo (Saborío-Hidalgo, 2015). Por lo anterior, Ávila-Morales (2016) lo
considera un factor predisponente a la deshumanización del profesional en formación.

Tanto en el pregrado como en los posgrados hay factores que llevan a presentar actitudes
deshumanizadas. Esto puede iniciarse con la observación de comportamientos poco éticos en los
docentes, incluyendo burlas que ridiculizan a sus pacientes; presentándose una importante
contradicción entre los valores que, según se les enseña, deben poseer y los que aprenden
durante sus prácticas clínicas. Según Loayssa (2008), existen datos que indican que los
comportamientos profesionalmente incorrectos de los médicos no son algo anecdótico y este
hecho afecta negativamente a la calidad de la atención que proporcionan e incluso daña la
autoestima del paciente.

La pregunta que se hace Bellet y Maloney en 1991 es la siguiente: ¿por qué, si la empatía y la
compasión son tan necesarias para cubrir las necesidades del paciente, los médicos adoptan un
estilo distante y neutro? Loayssa (2008) la responde enumerando las siguientes causas (Tabla):

A continuación, se profundiza en aquellas que parecen más relevantes:

1. Distanciamiento profesional: para el autor, la mayoría de los médicos inician sus estudios
con convicciones firmes en relación a la honestidad, justicia y confianza con las personas,
sin embargo, al ir enfrentando la realidad, estas convicciones se van erosionando y
provocan desilusión, impotencia y frustración. Este proceso, si bien no causa conductas
alarmantes, va generando desgaste ético generalizado. Otro punto importante que debe
ser considerado es que, en algunas ocasiones, la despreocupación y desinterés por los
pacientes, viene precedido por una etapa de alta empatía e idealización de la relación, por
lo tanto, el distanciamiento se presenta como una forma de defensa ante el dolor del otro
y la imposibilidad de no poder hacer nada para ayudarlo.

2. Transferencia institucional: el paciente dirige al médico mensajes que expresan sus


actitudes negativas frente al sistema sanitario general. El médico sufre descontento y
desgaste cuando se enfrenta a expectativas irreales de los pacientes, y a un consumismo
expresado en peticiones en conflicto con las recomendaciones científicas, los derechos de
los demás pacientes o el uso equilibrado de los recursos. El desafío es superar los
obstáculos que impiden comprender al paciente ya que los problemas de relación y la
consiguiente frustración del profesional no dependen fundamentalmente del paciente.
Para Loayssa (2008), los profesionales para llevar a cabo las tareas esenciales de la
atención deben alcanzar un equilibrio entre distancia y empatía. Los conflictos entre las
demandas éticas y la realidad pueden facilitar el burnout. Se debe recordar que la base de
un comportamiento compasivo reposa en el reconocimiento de las otras personas y sus
derechos, pero también en la conciencia de los propios necesidades y deseos.

3. Autoconocimiento y comportamiento profesional: Una estrategia para equilibrar la


demanda emocional y la empatía, puede ser compensar el mantenimiento de un contacto
estrecho con los pacientes que lo necesitan con encuentros más distantes con los menos
necesitados. Se puede intentar mantener contactos sinceros, pero menos cercanos y
menos regulares con la mayor parte de los pacientes y estar preparado para cuando sea
necesario un acercamiento más intenso.
Currículo oculto en docencia en salud

Ávila-Morales (2016) menciona dos modelos para explicar cómo los estudiantes de medicina se
vuelven cínicos, en primer lugar, el modelo de transmisión intergeneracional, según el cual el
comportamiento es transmitido a los estudiantes y residentes por los docentes quienes son a su
vez cínicos y abusivos; en segundo lugar, el modelo de identidad profesional, en el que el cinismo
se considera un subproducto temporal de los aspectos más inquietantes y abusivos de la
educación médica, que corresponde con la lucha para desarrollar una identidad profesional
mientras sobrevive a los demandantes desafíos académicos y clínicos en un ambiente ético
complejo y ambiguo a la vez.

Un modelo de aprendizaje basado en la burla, el maltrato y la deshumanización, se podría


relacionar con el concepto de “identificación con el agresor” planteado por Ferenczi en 1933, el
cual aparece como respuesta ante el agobio por la amenaza, ante la pérdida de la sensación de
protección, cuando estamos en peligro sin posibilidades de escapar. La persona automáticamente
deja de ser como sí misma y se transforma en la imagen que algún otro tiene de ella.

El currículo es el diseño es que se organizan y enseñan los saberes. Es concebido como el recorrido
que todo estudiante debe realizar durante su paso por la escuela para adquirir determinados
conocimientos, destrezas y actitudes y que tiene sus raíces en el proyecto educativo de cada
institución. En este marco, se distinguen tres tipos de currículos: el formal, el informal y el oculto.
El currículo formal es el que se encuentra declarado en los documentos oficiales de las
instituciones educativas. Incluye la definición de contenidos y objetivos a alcanzar en los planes de
estudio y programas, por lo tanto, es conocido por todos. El currículo informal es como se lleva a
la práctica el plan de estudio, se circunscribe a las interacciones concretas entre alumnos y
profesores en torno a los objetivos de aprendizaje. Tiene una naturaleza dinámica y dependiente
del plan organizado de contenidos, métodos y medios o sea está articulado en función del
currículo formal y de lo que se pretende enseñar. En cambio, el currículo oculto consiste en todo
un conjunto de aprendizajes, que ocurren por fuera de lo declarado y planificado (Centeno, 2021).

(Centeno, 2021)

Según las circunstancias y las personas en contacto con los estudiantes, los contenidos del
currículo oculto pueden o no, ser "enseñados" con intención expresa. Cualquier entorno, incluso
actividades sociales y recreacionales tradicionales, pueden brindar aprendizajes no buscados ya
que el aprendizaje se vincula no solo a las escuelas sino también a las experiencias por las que
pasa una persona (Martin, 1983).

Philip Jackson puso en evidencia la complejidad de lo que ocurría al interior de las instituciones
educativas y al mismo tiempo despertó el interés por investigar y descubrir mecanismos concretos
para explicar cómo ciertas experiencias educativas se traducen en aprendizajes de conocimientos,
actitudes y comportamientos que no habían sido explicitados como parte de la enseñanza.
A finales de los años 90, el profesor Frederic Hafferty tomó el concepto desarrollado por Jackson y
lo aplicó en la enseñanza médica, reconociendo que los aspectos de la cultura y contexto
institucional son factores claves en el desarrollo de la profesión. Hafferty estudió por qué las
modificaciones del currículo formal de las carreras de medicina no son suficientes para generar
cambios en la formación de los estudiantes. Para este autor, en gran parte las fallas y errores que
cometen los recién graduados son resultado de la influencia del currículo oculto.

De acuerdo con Centeno (2021), ciertas actitudes, comportamientos y valores que se describen
como inherentes a la profesión son aprendidos por medio del currículo oculto. Altruismo, respeto,
empatía, cuidado, integridad y comunicación, posiblemente están presentes en el currículo formal,
pero su aprendizaje significativo y real se logra mediante el currículo oculto.

Por ejemplo, aprender a hacer lo correcto no solo es producto de los cursos de ética contenidos en
la mayoría de los programas de medicina, sino que también se adquiere a través de las
experiencias, algunas incluidas en actividades como observar un docente cuando saluda a un
paciente, le comunica una noticia, protege su privacidad ante el examen clínico. Sin embargo,
escuchar una conversación casual en el pasillo entre colegas acerca de un enfermo también
enseña acerca de la conducta ética del médico. Muchas veces estas situaciones ocurren sin
intención formativa explícita, pero provocan experiencias que dejan huellas en los estudiantes.

Los estudiantes no son meros receptores de los aprendizajes del currículo oculto. Son co-
creadores y críticos en la forma en que responden a las diversas experiencias educativas. Por
ejemplo, un estudiante que presencia una situación de maltrato desde un médico a un paciente,
puede evaluar esta circunstancia como algo que no quiere repetir en el futuro. Esto significa que,
independientemente de la cualidad de la experiencia, estas pueden convertirse en aprendizajes
positivos y valiosos.

Por otra parte, parece ser que para los estudiantes el currículo oculto, no es tan oculto, dado que
son capaces de reconocer, describir y reflexionar acerca del efecto en su formación. Dentro de los
hallazgos que surgen desde la voz de los estudiantes se mencionan las siguientes características: la
medicina como una cultura con sus propias reglas, vocabulario y costumbres; el rol clave de las
interacciones que ocurren en forma azarosa o inesperadas; la influencia de modelos y las
tensiones que experimentan cuando se enfrentan a contradicciones entre los propios ideales
sobre la profesión y la realidad.

La importancia del currículo oculto en las ciencias de la salud radica en reconocer que esto existe y
que influye significativamente en la formación de los futuros profesionales y debe dar lugar a que
quienes planifican la enseñanza tengan presente y acepten que hay muchas cosas que se
aprenden por fuera de lo previsto y en ocasiones a pesar de lo que está anunciado, estipulado y
escrito.

CAPÍTULO III

Contexto UCM

CAPÍTULO IV

Marco Metodológico

A continuación, se desarrolla el marco metodológico seleccionado para realizar la presente


investigación. Se eligió un enfoque cualitativo dado que se busca capturar la percepción de los
participantes respecto del tema, si bien esto es posible mediante un estudio cuantitativo, se busca
acercarse más a las experiencias cotidianas de los sujetos seleccionados por medio de
descripciones amplias de la relación.

yo misma saliendo del paradigma positivista

Paradigma interpretativo (comprender: esfuerzo interpretativo)


Max Weber introdujo el término Verstehen

Marx: positivismo extremo, cientificismo (basa su justificación revolucionaria en la lucha


económica)

Weber: observa el capitalismo desde el punto de vista de la ética protestante

Foucault: el conocimiento está asociado al poder, procesos de subjetivación (tiene un texto que se
llama Nietzche, Freud y Marx, estos viejos son los pensadores de la sospecha, según JPII, los
pensadores diabólicos)

El muestreo cualitativo no es aleatorio, es intencional, de hecho, tiene criterios de inclusión


(sujetos participantes, sujetos del estudio, informantes clave)

Vínculo, humildad, confianza para la investigación cualitativa (Fdo. Codoceo)

3 elementos centrales:

- Muestra
- Instrumento de observación (entrevista con cierta finalidad, intención)
- Análisis

Las hipótesis en la investigación cualitativa se pueden ir modificando

Libro *Metodologías de la investigación social, introducción a los oficios (Manuel Canales Cerón)

¿qué investigo? Leo, observo, converso ¿para qué investigo? Motivación, ética, ¿cómo investigo?
Instrumento, enfoque, paradigma

Libro *Metodología de la Investigación (Hernandez -Sampieri 2014, Pág 6)

*CADEM (datos)

*Programa ATLAS.ti

*Jesús Ibañez indica que la investigación cualitativa también podría generalizar, lo que no permite
es tener la certeza

*Strauss y Corbin: bases de la investigación cualitativa

Nueva gestión pública (Carla Fardello y Vicente Sixto) se distancia

Modelos de gestión comunitaria, estrategias

Ética de la compasión (De la cortina)


Referencias

Andino Acosta, C. A., (2018). “La humanización, un asunto ético en la acreditación en salud.
Revista Colombiana de Bioética, 13(2),68-86. [fecha de Consulta 20 de Octubre de 2022]. ISSN:
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Arenas, A., Berner, H. (2010). Presupuestos por Resultados y la Consolidación del Sistema de
Evaluación y Control de Gestión del Gobierno Central. Santiago: DIPRES.

Ávila-Morales, J. (2017). “La deshumanización en medicina. Desde la formación al ejercicio


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Centeno, Angel M., & Paz Grebe, María de la. (2021). El currículo oculto y su influencia en la
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Fundació Víctor Grífols Lucas.

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