Está en la página 1de 3

Aporte escrito por Santiago Cappagli, Jefe de Trabajos Prácticos de Sociedades de la Facultad de

Derecho de la UBA, y que integra el libro “Elementos de Derecho Económico Empresarial” dirigido
por el titular de la Cátedra Dr. Héctor O, Chomer y el adjunto Dr. Jorge Sícoli.

SOCIEDADES | PARTE GENERAL


Capítulo VIII. “Intervención judicial de sociedades”.

i. Introducción: Concepto. Requisitos de procedencia. Modalidades de la intervención.


Recursos.

ii.Concepto:
Cuando un administrador incurre en actos u omisiones perjudiciales para el interés de
la sociedad que administra, los socios pretenderán removerlo para evitar o disminuir esos
daños. Sin embargo, puede ocurrir que al pretender remover al administrador, los socios no
logren consensuar una decisión con los restantes socios -que conforman la mayoría de los
votos necesarios- para que el órgano de gobierno decida remover al administrador
cuestionado.
En ese caso, el socio o socios que consideran que el o los administradores realizan
actos o incurren en omisiones que ponen en peligro grave a la sociedad, con un significativo
perjuicio, potencial o efectivo, para ella y los socios, pueden recurrir al auxilio judicial, para
que ante la urgencia de la situación, el juez decrete medidas para mitigar los daños mientras
tramita un juicio tendiente a destituir -por sentencia- al administrador cuestionado.

iii. Requisitos de procedencia:

1. Agotamiento de las instancias societarias (art. 114 Ley 19.550):


Este requisito se exige para que el socio, antes de peticionar la intervención de la
sociedad, ponga en juego todos los resortes internos que el contrato o el estatuto contemplan
para poner fin a la conducta indebida que se imputa al administrador. La razón de esta
previsión “…debe encontrarse en que corresponde en primera instancia a los socios
considerar el comportamiento irregular de los administradores en procura de agotar las
posibilidades de solución en el ámbito privado, quedando luego por defecto abierta la
instancia judicial…” (Balbín).

2. Es accesoria a la demanda de remoción del administrador (art. 144 Ley 19.550):


Como medida cautelar accesoria, la intervención no puede concebirse sin una acción
de fondo que sustente su implantación; de allí que el legislador ha colocado como condición
“que el interesado haya promovido la acción de remoción de los administradores” imputados
de poner en peligro grave la sociedad.

3. La verosimilitud del derecho invocado (art. 113 Ley 19.550):


En general, los jueces interpretan a este requisito como la probabilidad de que el
derecho invocado exista y no como una incuestionable realidad; por lo cual, no resulta
necesaria una prueba terminante y plena del derecho invocado.
Aporte escrito por Santiago Cappagli, Jefe de Trabajos Prácticos de Sociedades de la Facultad de
Derecho de la UBA, y que integra el libro “Elementos de Derecho Económico Empresarial” dirigido
por el titular de la Cátedra Dr. Héctor O, Chomer y el adjunto Dr. Jorge Sícoli.

4. El peligro en la demora y la gravedad del daño (arts. 113 y 115 Ley 19.550):
El peticionante debe aportar elementos de prueba que convenzan al juez de que si el
administrador cuya remoción se persigue continúa en funciones hasta tanto se dicte la
sentencia definitiva sobre el fondo del asunto (que admita o no la remoción), generará un
daño grave para el interés social.

5. Contracautela (art. 116 Ley 19.550):


De conceder la intervención, el juez deberá fijar al peticionante una contracautela,
atendiendo a las circunstancias del caso y los perjuicios que la medida pudiera causar a la
sociedad. La contracautela debe contemplar las costas causídicas (art. 116 Ley 19.550) por
lo que su cuantía, variará, en principio, según sea la intensidad con que la medida se otorgue:
administración, coadministración o veeduría. También incidirá la mayor o menor certeza que
el juez tenga del derecho invocado por el peticionante de la medida.

(iv) Modalidades de la intervención:


La intervención puede consistir en la designación de un mero veedor, de uno o varios
coadministradores, o de uno o varios administradores, según las particularidades del caso y
la gravedad de las conductas denunciadas.

1. Veedor: Realiza tareas de vigilancia y control de los administradores, sobre las cuales
debe informar al juez que lo designó. Esta modalidad de intervención no implica el
desplazamiento de la administración social natural.

2. Coadministración: El coadministrador debe actuar conjuntamente con los


integrantes naturales de la administración social pero sin desplazarlos.

3. Administración judicial: Es la modalidad más grave. Esta medida desplaza a todos


los integrantes del órgano de administración (que fueron elegidos, oportunamente, por el voto
de la mayoría de los socios) y los reemplaza por un tercero (que designa el juez) para ejercer
las mismas funciones que las que desempeñaban las personas removidas, hasta tanto se
modifiquen las circunstancias que llevaron al juez a tomar esta medida, o los socios resuelvan
de común acuerdo resolver la cuestión, o se dicte sentencia definitiva en el proceso judicial
sobre remoción.

i. Recursos:
El art.117 Ley 19.550 establece que la resolución que dispone la intervención es
apelable al solo efecto devolutivo por la parte afectada. Esto significa que, a pesar de la
apelación, la medida ordenada por el juez debe cumplirse en forma efectiva hasta que el
tribunal de segunda instancia resuelva el recurso. En otras palabras la interposición del
recurso no suspende la ejecución de la medida.
Aporte escrito por Santiago Cappagli, Jefe de Trabajos Prácticos de Sociedades de la Facultad de
Derecho de la UBA, y que integra el libro “Elementos de Derecho Económico Empresarial” dirigido
por el titular de la Cátedra Dr. Héctor O, Chomer y el adjunto Dr. Jorge Sícoli.

Bibliografía consultada:

Balbín, Sebastián “Manual de Derecho Societario”, 2° edición, Bs. As., Ed. Abeledo
Perrot, 2016.

Vanasco, Carlos Augusto “Sociedades Comerciales – Parte general”, 1° edición, Bs. As.
Editorial Astrea, 2006.

También podría gustarte