VÉRITAS VOL.

23 N°1 (2022)

ESTUDIO Y ENSAYO DEL CUARTO MANDAMIENTO

EN EL SEGUNDO SEMESTRE DE UNA UNIVERSIDAD
PRIVADA

Luisa Bertina Abarca Gutierrez

Universidad Católica de Santa María

Palabras Clave RESUMEN

Mandamiento, Obediencia,
Respeto, Omisión, Derechos. El estudio realizado del cuarto mandamiento en el Segundo Semestre de una Universidad
Privada recoge información sobre la actitud de los estudiantes frente a la obediencia de este
precepto en sus hogares.
En la hipótesis, propongo que es probable el estudio del cuarto mandamiento en los alumnos
Key Words del Segundo Semestre para que cambien sus conductas frente a sus progenitores, para ello se le
Commandment, Obedience, Respect, suministró la técnica del cuestionario simple, demostrándose de esta manera que la omisión del
Omission, Rights. cumplimiento parcial o total de estas leyes se debe a la falta de comunicación entre padres e hijos
originados por el excesivo trabajo al que se abocan los padres sin restarles tiempo para dedicarle
a sus hijos. Y como consecuencia de este acto, cuando los padres corrigen a los hijos, ellos
se sienten vulnerados en sus derechos, oprimidos surgiendo la rebeldía en ellos; la confianza
DOI desaparece, se infunde el temor para expresar asuntos sentimentales, personales, porque ya no
10.35286/veritas.v23i1.334 son niños; concluyendo que, la relación de amistad entre padres e hijos se ausenta.

ABSTRACT
The study carried out on the fourth commandment in the Second Semester of a Private University collects information on the attitude of stu-
dents towards the obedience of this precept in their homes.
In the hypothesis, I propose that the study of the fourth commandment in the students of the Second Semester is probable so that they change
their behaviors in front of their parents, for this the technique of the simple questionnaire was supplied, demonstrating in this way that the
omission of partial compliance The totality of these laws is due to the lack of communication between parents and children caused by the
excessive work that parents do without subtracting time to dedicate to their children. And as a consequence of this act, when parents correct
their children, they feel their rights violated, oppressed, rebellion arises in them; confidence disappears, fear is instilled to express sentimental,
personal matters, because they are no longer children; concluding that the friendship relationship between parents and children is absent.

INTRODUCCIÓN

Venimos a este mundo red de lazos pre existente,
vínculos y obligaciones. Estas relaciones familiares moldean
nuestra visión del mundo, infunden valores y forman nuestras
identidades; y las familias de diferentes clases sociales
progresan cuando se unen a una comunidad de creyentes.
Los beneficios van en ambos sentidos, las iglesias
fortalecen a las familias y las familias fortalecen a las
iglesias. [1] Al trabajar juntas, la familia y la fe fortalecen
las normas sobre el bien y el mal, nos enseñan como amar a
nuestro prójimo y proporcionan una base de soporte donde
los hijos y los padres enfrentan los desafíos de la vida.
El mundo, en el cual vivimos hoy se está deshumanizando,
el hedonismo, egoísmo, materialismo, la priorización de las
cosas superfluas se está priorizando, descuidando lo más
Correspondencia: labarca@ucsm.edu.pe
importante como es la familia, el amor, cariño, la unidad
de esta célula fundamental de la sociedad. Los hijos han
perdido el respeto, el cariño, la gratitud, hoy como nunca en
la historia, se ha abandonado a su suerte a los padres que
con tanto cariño, amor los formaron y educaron a sus hijos,
y teniendo como resultado que ahora los hijos recluyeron en
casas de reposo, en hospitales o simplemente los abandonan
a su suerte, para disfrutar de la casa y bienes de sus padres,
olvidando los valores que deben practicar como es deberes de
los hijos que tienen para con los padres [2] (Salmo 71,9 “No
me rechaces ahora que soy viejo, no me abandones cuando
decae mi vigor”) privándolos de disfrutar de sus nietos y del
amor de familia.
Aunado a ello la globalización lejos de beneficiar a la
familia, en cuanto al diálogo, unidad familiar, conocerse más,
ha afectado a la familia.
Uno de los desafíos fundamentales frente al que se
encuentran las familias de hoy es seguramente el desafío

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educativo, todavía más arduo y complejo a causa de la
realidad cultural actual y de la gran influencia de los medios
de comunicación. [2] Hay que tener en debida cuenta las
exigencias y expectativas de familias capaces de ser en la
vida cotidiana, lugares de crecimiento, de concreta y esencial
transmisión de las virtudes que dan forma a la existencia.
Los padres delegan la formación moral y ética a
terceros porque son incapaces de educar y cuidar a sus hijos
priorizando el trabajo y muchos de ellos los educan no para
crecer sino para que sean imagen y semejanza de sí mismos.
El respeto a los padres como llenos de sabiduría se ha perdido
y a los abuelos por su ignorancia en cuanto a la tecnología
se les juzga. Algunos padres ya no corrigen a sus hijos por
temor de transgredir los derechos del niño olvidando que
Dios les delego autoridad a los padres para formar, educar
y corregir a sus hijos [2] [3] (Proverbios 13, 24 “Quien no
corrige a su hijo, no lo quiere; el que lo ama, lo corrige”).
La familia es el lugar donde el niño aprende valores,
reglas, a confiar en los demás. Por ello es menester que las
familias tomen conciencia para tener hijos saludables física y
emocionalmente deben estar bien constituidas, para no sufrir
las consecuencias del egoísmo, individualismo y por ende no
destruir el futuro de nuestras generaciones venideras.
Los padres son los responsables del desarrollo cognitivo,
psicosocial, emocional y espiritual del niño. [3] [5] Por lo
cual es necesario el estudio de los mandamientos que ayudará
a la familia para obtener una relación integral, saludable,
de amor, solidaridad, empatía, respeto a la dignidad de ser
humano.
Por lo expuesto, deduzco que nuestros padres deben ser
honrados, amados con un amor especial y que les debemos
gratitud, veracidad, ayuda y servirlos en la vejez.
En cuanto a las autoridades religiosas, civiles, el precepto
del cuarto mandamiento manda que sean respetados como
representantes de Dios.
Por otra parte, los sacerdotes por ser nuestros padres
espirituales y representantes de Dios en la tierra, deben ser
honrados, pues la labor que desempeñan es de asistirnos
espiritualmente en momentos de tristeza, contrición. Hay una
débil influencia de la Iglesia en la religiosidad de los jóvenes,
y una notable falta de contacto personal entre los jóvenes y
los sacerdotes o religiosos. [1] La iglesia no les atrae a pesar
de que creen que es importante su permanencia.
Ven a la iglesia como una institución que defiende las
tradiciones, una iglesia rígida e inflexible, que no se actualiza.
[6] Pocos reconocen en ella su condición fundamental de
educadora. El sacerdote esta fuera de la vida religiosa del
joven, no es consultado sobre temas religiosos, y mucho
menos cuando está en problemas, no ven al sacerdote como
amigo, ven a un sacerdote que critica sus actos, que no les
dice la verdad, que no se interesa por ellos, no se sienten
escuchados.
Si obramos de esta manera será grande en el reino de
los cielos, seremos felices, tendremos éxitos en nuestras
empresas, paz y larga vida.
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HIPÓTESIS
Es probable que el estudio del Cuarto Mandamiento en
los estudiantes en una Universidad Privada cambie su manera
de actuar positivamente frente a sus padres.
MARCO TEORICO
Significado y extensión del cuarto mandamiento
“El cuarto mandamiento se dirige expresamente a
los hijos en sus relaciones con sus padres, porque esta
relación es la más universal,” dice el Catecismo. Pero el
cuarto mandamiento “se refiere también a las relaciones de
parentesco con los miembros del grupo familiar.
Exige que se dé honor, afecto y reconocimiento a los
abuelos y antepasados. Finalmente se extiende a los deberes
de los alumnos respecto a los maestros, de los empleados
respecto a los patronos, de los subordinados respecto a sus
jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, a los que la
administran o la gobiernan”.[5][6]
El Papa Pablo VI llamó al Concilio Vaticano II el
“Catecismo de nuestro tiempo”. Sus dieciséis documentos
constituyen un tesoro tan abundante y rico de enseñanzas
que, no obstante haya trascurrido cuarenta y un años de la
conclusión del Concilio, una de las tareas principales de la
Iglesia sigue siendo el estudio y aplicación de sus enseñanzas.
Los temas centrales del Concilio, tal cual se expresan en sus
cuatro documentos principales, las Constituciones sobre la
Divina Revelación, la Sagrada Liturgia, la Iglesia en sí misma
y la Iglesia en relación con el mundo actual, representan un
desafío muy importante. [6] Se trata de integrar sus nuevas
perspectivas en la fe y vida de la Iglesia Católica, al final del
segundo milenio del Cristianismo.
a. La familia. El cuarto mandamiento se refiere en primer
lugar a las relaciones entre padres e hijos en el seno de la
familia. [1][3] (cfr. Catecismo, 2203, 2202, 2205).
b. Familia y sociedad. «La familia es la célula original de la
vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la
mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de
la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación
en el seno de la familia constituyen los fundamentos de
la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno
de la sociedad. La vida de familia es iniciación de la vida
en sociedad» [3][7] (Catecismo, 2207). «La familia debe
vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y
la responsabilidad respecto de los pequeños y mayores,
de los enfermos o disminuidos, y de los pobres»[3][1]
(Catecismo, 2208). «El cuarto mandamiento ilumina las
demás relaciones en la sociedad» (Catecismo, 2212). [3]
[6] (Cfr. Compendio de la doctrina social de la Iglesia,
209-214; 221-251).
La sociedad tiene el grave deber de apoyar y fortalecer
el matrimonio y la familia, reconociendo su auténtica
naturaleza, favoreciendo su prosperidad y asegurando la
moralidad pública (cfr. Catecismo, 2210)[3][7] (Cfr. Concilio
Vaticano II, Declar. Gravissimum educationis, 3).
La Sagrada Familia es modelo de toda familia: modelo
de amor y de servicio, de obediencia y de autoridad, en el
seno de la familia. La importancia de la vida afectiva.

Hay que decir que la Iglesia es la comunidad de los
hombres y mujeres convocados por Dios que prolonga en la
historia la obra de Jesús consistente en salvar a los hombres
y mujeres de todos los tiempos abriéndonos a la comunión
con Dios como Padre y, consiguientemente, a la comunión
con los hermanos.
Deberes de los hijos con los padres
Los hijos han de respetar y honrar a sus padres, procurar
darles alegrías, rezar por ellos y corresponder lealmente a su
sacrificio.
La paternidad divina es la fuente de la paternidad humana.
[7](cfr. Ef 3,14); es el fundamento del honor debido a los
padres [1][3](cfr. Catecismo, 2214). «El respeto a los padres
(piedad filial) está hecho de gratitud para quienes, mediante
el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al
mundo y les han ayudado a crecer en edad, en sabiduría y en
gracia. [2][6](Catecismo, 2215).
El respeto filial se manifiesta en la docilidad y obediencia.
«Hijos, obedeced en todo a vuestros padres, pues esto es
agradable al Señor»[8] (Col 3,20). Mientras están sujetos a
sus padres, los hijos deben obedecerles en lo que dispongan
para su bien y el de la familia. Esta obligación cesa con la
emancipación de los hijos, pero no cesa nunca el respeto que
deben a sus padres [6](cfr. Catecismo, 2216-2217).
«El cuarto mandamiento recuerda a los hijos mayores de
edad sus responsabilidades para con los padres. En la medida
en que puedan, deben prestarles ayuda material y moral en
los años de vejez y durante sus enfermedades, y en momentos
de soledad o de abatimiento» [3][9](Catecismo, 2218).
Deberes de los padres
Los padres han de recibir con agradecimiento, como una
gran bendición y muestra de confianza, los hijos que Dios
les envíe. Además de cuidar de sus necesidades materiales,
tienen la grave responsabilidad de darles una recta educación
humana y cristiana. El papel de los padres en la formación de
los hijos tiene tanto peso que, cuando falta, difícilmente puede
suplirse (Cfr. Concilio Vaticano II, Declar. Gravissimum
educationis , 3). El derecho y el deber de la educación son,
para los padres, primordiales e inalienables (Cfr. Juan Pablo
II, Ex. ap. Familiaris consortio, 22-XI-81, 36; Catecismo,
2221 y Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 239).
[9][10]
Los padres tienen la responsabilidad de la creación
de un hogar, donde se viva el amor, el perdón, el respeto,
la fidelidad y el servicio desinteresado. El hogar es el
lugar apropiado para la educación en las virtudes. Han
de enseñarles —con el ejemplo y con la palabra— a vivir
una sencilla, sincera y alegre vida de piedad; transmitirles,
inalterada y completa, la doctrina católica, y formarles en la
lucha generosa por acomodar su conducta a las exigencias
de la ley de Dios y de la vocación personal a la santidad.
«Padres, no irritéis a vuestros hijos, antes bien educadles en
la doctrina y enseñanzas del Señor» [6][3][9](Ef 6,4). (cfr.
Catecismo, 2222-2226).
Los padres han de saber corregir, porque «¿qué hijo hay a
quien su padre no corrija?» (Hb 12,7), pero teniendo presente
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el consejo del Apóstol: «Padres, no os excedáis al reprender
a vuestros hijos, no sea que se vuelvan pusilánimes» [2](Col
3,21).
a. Los padres han de tener un gran respeto y amor a
la libertad de los hijos, enseñándoles a usarla bien,
con responsabilidad (Y, «cuando llegan a la edad
correspondiente, los hijos tienen el deber y el derecho de
elegir su profesión y su estado de vida»[3][2] Catecismo,
2230). Es fundamental el ejemplo de su propia conducta.
b. En el trato con los hijos deben saber unir el cariño y la
fortaleza, la vigilancia y la paciencia. Es importante que
los padres se hagan “amigos” de sus hijos, ganando y
asegurándose su confianza.
c. Para llevar a buen término la tarea de la educación de los
hijos, antes que los medios humanos —por importantes
e imprescindibles que sean— hay que poner los medios
sobrenaturales.
«Como primeros responsables de la educación de sus
hijos, tienen el derecho de elegir para ellos una escuela que
corresponda a sus propias convicciones. Este derecho es
fundamental. En cuanto sea posible, los padres tienen el deber
de elegir las escuelas que mejor les ayuden en su tarea de
educadores cristianos [3][2](cfr. Concilio Vaticano II, Declar.
Gravissimum educationis, 6). Los poderes públicos tienen el
deber de garantizar este derecho de los padres y de asegurar
las condiciones reales de su ejercicio»[1] (Catecismo, 2229).
«Los vínculos familiares, aunque son muy importantes,
no son absolutos. A la par que el hijo crece hacia una madurez
y autonomía humanas y espirituales, la vocación singular
que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los
padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta
de sus hijos para seguirla. Es preciso convencerse de que la
vocación primera del cristiano es seguir a Jesús [3][6](cfr.
Mt 16,25): “El que ama a su padre o a su madre más que a
mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más
que a mí, no es digno de mí” [9][10](Mt 10,37)» (Catecismo,
2232). Los padres han de aprender a respetar el misterio
de la llamada, aunque puede ser que no la entiendan. Esa
apertura a las posibilidades que abre la trascendencia y ese
respeto a la libertad se fortalece en la oración. Así se evita
una excesiva protección o un control indebido de los hijos:
un modo posesivo de actuar que no ayuda al crecimiento
humano y espiritual.
Deberes con los que gobiernan la Iglesia
Los cristianos hemos de tener un «verdadero espíritu
filial respecto a la Iglesia»[2][1] (Catecismo, 2040). Este
espíritu se ha de manifestar con quienes gobiernan la Iglesia.
Los fieles «han de aceptar con prontitud y cristiana
obediencia todo lo que los sagrados pastores, como
representantes de Cristo, establecen en la Iglesia en cuanto
maestros y gobernantes. Y no dejen de encomendar en sus
oraciones a sus prelados, para que, ya que viven en continua
vigilancia, obligados a dar cuenta de nuestras almas, cumplan
esto con gozo y no con pesar [2][12](cfr. Hb 13,17)» (Concilio
Vaticano II, Const. Lumen gentium, 37).
Hemos de pensar los católicos que, después de Dios y de
nuestra Madre la Virgen Santísima, en la jerarquía del amor
y de la autoridad, viene el Santo Padre»[11] (San Josemaría,
Forja, 135).
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Deberes con la autoridad civil Tabla.1. Cuadro de porcentaje del número de población
adulta.
«El cuarto mandamiento de Dios nos ordena también
honrar a todos los que, para nuestro bien, han recibido de Dios
una autoridad en la sociedad. Este mandamiento determina
tanto los deberes de quienes ejercen la autoridad como los de
quienes están sometidos a ella» [15] (Catecismo, 2234) [12]
(Cfr. Compendio de la doctrina social de la Iglesia, 377-383;
393-398; 410-411). Entre estos últimos se encuentran:
a. Respetar las leyes justas y cumplir los legítimos
mandatos de la autoridad [11](cfr. 1 P 2,13)
b. Ejercitar los derechos y cumplir los deberes ciudadanos. En nuestra sociedad, los adultos mayores representan
c. Intervenir responsablemente en la vida social y política. para los hijos una carga económica a diferencia que, en
«La determinación del régimen y la designación de tiempos pasados nuestros padres eran honrados, respetados,
los gobernantes han de dejarse a la libre voluntad de los amados; ocupando un lugar muy importante en sus familias,
ciudadanos»[6] (Concilio Vaticano II, Const. Gaudium et considerados como grandes consejeros por la experiencia
spes, 74. Cfr. Catecismo, 1901). La responsabilidad por el acumulada durante toda su vida y por los sacrificios que
bien común exige moralmente el ejercicio del derecho al realizaron en beneficio de sus hijos.
voto [3](cfr. Catecismo, 2240). No es lícito apoyar a quienes
programan un orden social contrario a la doctrina cristiana y, De la hipótesis, propongo el estudio del cuarto
por tanto, contrario al bien común y a la verdadera dignidad mandamiento en los alumnos del Segundo Semestre, con
del hombre. ello se espera lograr un cambio en sus conductas frente a
sus progenitores, para ello se le suministró la técnica del
Deberes de las autoridades civiles cuestionario simple, demostrándose de esta manera que
la omisión del cumplimiento parcial o total de estas leyes
El ejercicio de la autoridad ha de facilitar el ejercicio de se debe a la falta de comunicación entre padres e hijos
la libertad y de la responsabilidad de todos. Los gobernantes originados por el excesivo trabajo al que se abocan los padres
deben velar por que no se favorezca el interés personal de sin restarles tiempo para dedicarle a sus hijos.
algunos en contra del bien común [11](Cfr. Juan Pablo II, Por ello ante la pregunta ¿Qué problemas tienen los
Enc. Centesimus annus, 1-V-91, 25. Cfr. Catecismo, 2236). jóvenes de hoy con sus padres? Observamos un 75% de los
«El poder político está obligado a respetar los derechos jóvenes encuestados reconoce como principal problema la
fundamentales de la persona humana. Y a administrar falta de comunicación.
humanamente la justicia respetando los derechos de cada uno,
especialmente los de las familias y los de los desamparados.
Los derechos políticos inherentes a la ciudadanía no pueden
ser suspendidos por la autoridad sin motivo legítimo y
proporcionado» [15](Catecismo, 2237).

RESULTADOS

EFECTO TRANSFORMADOR DEL CUARTO Fig.1. La falta de comunicación en las familias, podemos considerarla como un punto
de partida con el fin de verificar como percibe un alumno de segundo semestre la
MANDAMIENTO relación que tiene con sus progenitores, en el cuestionario simple se realizaron además
las siguientes consultas.

La familia aún juega un papel importante en su vida, de

cierta manera encuentran a Dios en ella, lamentablemente
hay un porcentaje importante de familias con disfunción
grave es decir no han logrado una maduración emocional,
no se demuestran afecto, comunicación ni atención entre los
integrantes del grupo familiar, no hay un compromiso de
dedicación, espacio y tiempo a los mismos. Es importante Fig.2. Porcentaje de la aceptación del comportamiento de los padres.
formar a los hijos en valores, normas, respeto y amor para
con los Padres y Abuelos. Corregir a los hijos es menester,
pues se está viviendo en este tiempo una crisis de autoridad
familiar. Se sabe que una minoría de adultos mayores viven
con sus hijos aproximadamente el 30% y un 73% viven solos,
según las estadísticas realizadas en el Perú, adultos mayores
de 70 años.

Fig.3. Tabla de porcentaje de lo que esperan del padre.

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En estos resultados se observa que los jóvenes desean
en su mayoría que sus padres cambien su manera de ser y
puedan ser en algunos casos algo diferente o en otros casos
solicitan que sean prácticamente otras personas.
De los jóvenes encuestados se constata además que hay
una minoría que no desea cambio alguno en sus progenitores
y además estos los aceptan tal como son.
También se les consulto que pueden cambiar ellos, con el
fin de poder apoyar a sus papás.
Fig.4. Tabla de porcentaje de lo que puede cambiar los estudiantes.
Curiosamente el resultado es único en todos los jóvenes,
estos reconocen que tienen una o varias falencias que afectan
la relación con sus padres y además ellos mismos proponen
como realizar voluntariamente estos cambios para mejorar la
relación y falta de comunicación con sus padres.
Después de dar una clara explicación a través de folletos
sobre el estudio del cuarto mandamiento, se le pregunto:
¿CUÁNTO HA CAMBIADO TU VIDA EL ESTUDIO DEL
CUARTO MANDAMIENTO?
Fig.5. Tabla de porcentaje del cambio que se obtuvo después de realizar el ensayo.
Existe un buen porcentaje de alumnos que respondieron
esta pregunta como se puede observar, quisimos volcarnos
solo los que, si respondieron, para tener otro margen mas de
consulta.
Fig.6. Tabla del porcentaje del cambio en sus vidas.
Aquellos jóvenes que voluntariamente respondieron esta
pregunta indican en su mayoría que si genera un cambio en
sus vidas el conocer y con ello practicar dicho mandamiento.
También hay un porcentaje menor que indicó conocer y solo
le falto recordarlo para nuevamente practicarlo con más
ahínco.
VÉRITAS VOL.23 N°1 (2022)
CONCLUSION
Consejos para mejorar la comunicación con los
hijos
1. Preguntar a los hijos qué van a querer o qué necesitan
de uno en una conversación: un consejo, simplemente
que los escuches, que los ayudes a lidiar con sus
sentimientos o que les brindes ayuda para resolver
algún problema.
2. Los niños aprenden por imitación. A menudo seguirán
nuestros pasos en cómo gestionamos la rabia y el
enfado, cómo solucionamos los problemas y cómo nos
enfrentamos a situaciones y sentimientos complicados.
Intenta ser la mejor versión de uno mismo para
ellos, conviértete en un modelo a seguir frente a las
dificultades.
3. Simplemente habla con tus hijos; no les sueltes un
monólogo, no les critiques, amenaces o les digas cosas
hirientes.
4. Los niños aprenden de sus propias decisiones. A menos
que sus acciones puedan comportar consecuencias
peligrosas, no sientas que has de intervenir siempre.
5. Ten en cuenta que tus hijos pueden ponerte a prueba
contándote solo una pequeña parte de lo que les
preocupa. Escúchalos atentamente y anímalos a que
sigan hablando para que acaben de explicar el resto de
la historia.
6. Al dar una información, busca que sea de una forma
positiva. También es importante dar mensajes
consistentes, evitar las contradicciones y expresarse de
forma clara a la hora de pedir algo, para evitar posibles
confusiones que puedan acabar en conflictos.
7. Procura siempre obedecer a la regla de que “todo lo que
se dice, se cumple”, o lo que es lo mismo, no prometer
en vano; es importante mantener las promesas que se
hacen a los hijos, de lo contrario podría afectar a la
confianza que ellos depositan en ti. Por la misma razón,
hay que evitar también las mentiras.
8. Siempre que sea posible, pide la opinión de tus hijos en
cuestiones que afecten a la familia. Esto les hará sentir
que forman parte de la unidad familiar y que su punto
de vista es importante para ti.
CUARTO MANDAMIENTO: HONRARAS A TU
PADRE Y A TU MADRE PALABRA DE DIOS
Eclesiásticos 3,16. “Quien abandona a su padre es un
blasfemo, maldito del Señor quien irrita a su madre”. Pues
Dios honra al padre en los hijos y confirma en ellos el juicio
de la madre. El que honra al padre expía sus pecados y como
el que atesora es el que honra a su madre.
El que honra a su padre tendrá larga vida. Y el que obedece
al Señor es consuelo de su madre. El que teme al Señor honra
a su padre y sirve como a señores a los que lo engendraron.
De obra y de palabra honra a tu padre. Para que tenga sobre
ti su bendición; porque bendición de padre afianza la casa del
hijo y maldición de madre la destruye desde sus cimientos.
No te gloríes con la deshonra de tu padre, que no es gloria
tuya la deshonra.
Porque la gloria del hombre procede de la honra de su
padre y es infamia de los hijos la madre deshonrada. Hijo,
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acoge a tu padre en su ancianidad y no les des pesares en su
vida. Si llega, a perder la razón, muéstrate con el indulgente
y no le afrentes porque estés tú en la plenitud de tus fuerzas;
que la piedad con el padre será echada al olvido. Y en vez
de castigo por los pecados tendrás prosperidad. En el día de
la tribulación el Señor se acordará de ti y como se derrite el
hielo en día templado, así se derretirán tus pecados. Como un
blasfemo es quien abandona a su padre, y será maldito del
Señor quien irrita a su madre.
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque
es justo. Honra a tu padre y a tu madre. Tal es el primer
mandamiento seguido de promesa “para que seáis felices
y tengáis larga vida sobre la tierra”. Y nosotros padres, no
exasperéis a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y en la
enseñanza del Señor (Cfr. Efesios 6, 1-9).
Timoteo 2, 1-4; Ante todo te ruego que se hagan
peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por
todos los hombres, por los reyes y por todos los constituidos
en dignidad a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta
con toda piedad y dignidad. Esto es bueno y grato ante Dios
nuestro Salvador, el cual quiere, que todos los hombres sean
salvados y vengan al conocimiento de la verdad.
1 Corintios 4:15; Pues, aunque hayáis tenido diez mil
pedagogos en Cristo, no tenéis muchos padres. He sido yo
quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús.
Profundizamos el mensaje
El cuarto mandamiento manda: “Honraras a tu padre y
a tu madre”.
• Amar, con un amor especial, porque son los autores de
nuestra vida natural.
• Respetar y obedecer: cumpliendo sus mandatos con
prontitud y constancia, porque son los jefes de la sociedad
doméstica y legítimos representantes de Dios.
• Gratitud: por los beneficios que los hijos reciben desde
su nacimiento y por los desvelos que se imponen por
conservar su salud y bienestar.
• Asistencia: a los padres se les debe asistir en sus
necesidades temporales, principalmente en los casos de
enfermedad, de indigencia y vejez. Se les debe asistir
también en lo espiritual orando por ellos, procurándoles
una recepción oportuna del sacramento de la unción de
los enfermos para una buena muerte o la recuperación de
su salud.
Mientras estén bajo la tutela los hijos deben obedecer y
posteriormente cuando se independicen y se hagan adultos
los padres pasan a ser consejeros y orientadores de sus hijos.
Este mandamiento también nos exhorta a respetar a las
autoridades religiosas civiles.
Autoridades religiosas: Estamos obligados a honrarlos
y amarlos como representantes de Dios y como padres
espirituales.
• A obedecer sus mandatos o enseñanzas.
• A pedir por ellos para que tengan el Espíritu de Dios y
con sus exhortaciones puedan salvar a muchas almas, den
buen ejemplo de cristiandad.
• Cuidar de su sustento según la ley de costumbre.
Los sacerdotes son los padres espirituales, son los
conservadores y promotores de nuestra vida sobrenatural,
son los maestros y guías nuestros. Se sabe que no todos son
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fieles al don recibido del orden sagrado, pero nosotros nos
daremos cuentan por los frutos que den si verdaderamente
son representantes de Dios y viven el evangelio.
1 Corintios 4:15; Pues, aunque hayáis tenido diez mil
pedagogos en Cristo, no tenéis muchos padres. He sido yo
quien, por el Evangelio, os engendré en Cristo Jesús.
Por otra parte, las religiosas y profesores de religión
deben ser respetados por ser ellos los que representen a Dios
en la Tierra y por sus enseñanzas que nos brindan buscando
la perfección espiritual.
Interiorizamos el mensaje de Dios
El cuarto mandamiento nos prohíbe en cuanto a los
padres:
• Ser ingratos
• Odiar y tener antipatía a nuestros padres
• Engañarlos, burlarse ellos
• Descubrir sus defectos
• En cuanto a las autoridades religiosas y civiles:
• Hablar mal de ellos, burlarse el que a vosotros oye, a mí
me oye, y el que a vosotros rechaza, a mí me rechaza y el
que me rechaza a mí, desecha al que me envió (Lc. 10,16).
• Resistirles provocando división y escándalo.
• Rehusar a contribuir con su sustento.
Autoridades civiles
Estamos obligados a prestar a las autoridades civiles
respeto y obediencia.
I Pedro 2, (13-17).
Por amor del Señor estad sujetos a toda institución
humana; y al emperador como soberano; y a los gobernadores
como delegados suyos para castigo de los malhechores y
elogio de los buenos. Tal es la voluntad de Dios, que, obrando
el bien amordacemos la ignorancia de los hombres insensatos;
como libres y no como quien tienen libertad, cual cobertura
de maldad, sino como siervos de Dios. Honrad a todos, amad
en fraternidad, temed a Dios y honrad al emperador.
• Pagar los impuestos.
• Ayudar a la autoridad en caso de necesidad
• Defender nuestra patria.
Muchos hijos no somos conscientes que poseemos una
gran responsabilidad como es de velar por ellos, asistirlos en
la ancianidad, amarlos, honrarlos, porque de este modo solo
estaríamos restituyendo los cuidados que recibimos cuando
fuimos pequeños.
Nuestros padres nos dieron amor, ternura, acunaron,
alimentaron, vistieron, prodigándonos todo lo necesario para
darnos una vida feliz. Nos enseñaron a dar los primeros pasos
con paciencia, ternura y alegría; jamás fuimos u estorbo
para ellos porque nuestro advenimiento a su vida les trajo
algarabía, gozo, complacencia.
Los hijos tenemos que devolver el bien que recibimos y
si nos abandonaron igual devolver bien por mal, porque nos
regalaron algo hermoso e invaluable que es la “vida”.
 VÉRITAS VOL.23 N°1 (2022)

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