Emely Duarte Amador

Ensayo Literario
14 mayo de 2020

VIVIR ES COINCIDIR

Jacques Prévert (1900-1977) fue un poeta, autor teatral y guionista cinematográfico francés
reconocido por utilizar con frecuencia figuras retóricas de dicción ya sea por: adición,
omisión, repetición o combinación de palabras. En este caso, quiero traer a colación el
poema “Como por milagro” encontrado en la colección “Palabras” en 1945:

Como por milagro

Naranjas en las ramas de un naranjo

Como por milagro

Un hombre se adelanta

Poniendo como por milagro

Un pie delante de otro para andar

Como por milagro

Una casa de piedra blanca

Detrás de él sobre la tierra está posada

Como por milagro

El hombre se detiene al pie del naranjo

Toma una naranja la monda y la come

Arroja la cáscara a lo lejos y escupe las pepitas

Saciando como por milagro

Su gran sed de la mañana

Como por milagro

 El hombre sonríe

Mirando al sol que se levanta

Y que luce

Como por milagro

Y el hombre deslumbrado vuelve a su casa

Y reencuentra como por milagro

A su mujer dormida

Maravillado

De verla tan joven tan bella

Y como por milagro

Desnuda al sol

Él la mira

Y como por milagro ella se despierta

Y le sonríe

Como por milagro él la acaricia

Y como por milagro ella se deja acariciar

Entonces como por milagro

Pájaros de paso pasan

Que pasan como eso

Como por milagro

Pájaros de paso que se van hacia el mar

Volando muy alto

Por encima de la casa de piedra

 Donde el hombre y la mujer

Como por milagro

Hacen el amor

Pájaros de paso por encima del jardín

Donde como por milagro el naranjo acuna sus naranjas

En el viento de la mañana

Echando como por milagro su sombra sobre el camino

Sobre el camino donde un sacerdote avanza

La nariz en su breviario el breviario en sus manos

Y el sacerdote caminando sobre la cáscara de naranja arrojada por

el hombre a lo lejos

Resbala y cae

Como un sacerdote que resbala sobre una cáscara de naranja y

que cae sobre un camino

Una linda mañana.

En asuntos técnicos es muy visible el uso de la anáfora, que es la repetición intencionada de

palabras, en donde se denota un estilo y se cuestiona entre la capacidad lírica de los versos.
Por otra parte, se ha escuchado varias veces que la palabra es una enunciación invisible,
que se articula entre los aires y la ausencia, que el continuo nombrar de las cosas disminuye
el efecto, que entre más silencios más voces son valoradas y al final quedan lo versos cortos
y concisos que no cuentan siempre historias, pero dan detalles y los detalles son conceptos
que valen más que muchas páginas.

Este poema es expresión del término: “coincidencia”, ¿qué es esto?, es vivir. Vivir es el
producto de causas y efectos que nos llevan a pensamientos y los pensamientos nos llevan a
otras causas y efectos, ¿qué orden tiene esto?, ninguno. El ser humano lleva mucho tiempo
intentando justificar la razón por la cual “decide” una cosa u otra, pero si lo vemos desde
otra perspectiva, decidir es el acto de coincidir entre el corazón y la razón. Además, fuera
de toda decisión está la trivialidad como un conjunto de realidad, que entre ignorancias y
emociones todo nos conduce a la subjetividad de una cáscara de naranja que desemboca
una caída o una linda mañana, o las dos: los actos de la nada son pequeños irreales dentro
de una realidad muy confusa.

El surrealismo hace parte de este poema, de este autor y del lector que lea con verdad, aquí
no importa el sentido, lo determinativo, aquí importa explorar lo simple, conquistar ese lado
lleno de expectativa, de enriquecer el momento y olvidar por un instante la lógica. Las
coincidencias son enteramente un manifiesto que producen esto: palabras en espera, sin
mucha extensión y gran explicación, si la poesía debe ser explicada entonces no es poesía;
todo esto es un intento por descubrir que los límites de cada milagro es la coincidencia de
poder llamar las cosas y no decir su nombre.

REFERENCIAS:

Prévert, Jacques. “Como por milagro”. Palabras. 1945

Barreiro, Bárbara. “La estética surrealista”. Universidad de Oviedo.