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Potenciando los Procesos Cognoscitivos Superiores

El proceso de Creatividad es una habilidad que le permite a la persona indagar a

cerca de nuevas maneras de solucionar y explorar diferentes perspectivas. La creatividad

promueve además la libre expresión, lo que genera en la persona motivación para adquirir

nuevos conocimientos. A mayor creatividad mayor nivel de confianza tendrá el individuo a

la hora de asumir retos, lo que le permitirá enfrentarse a situaciones que exigen mayor

grado de adaptación, es por eso por lo que la creatividad se encuentra lógicamente

relacionada con las maneras en que se afrontan diversos eventos y con la producción de

nuevos recursos psicológicos. Sin duda la creatividad genera en la persona una experiencia

de constante retroalimentación, pues resulta gratificante el hecho de poder cumplir desafíos

y emprender nuevos proyectos, lo que resulta ser un factor determinante a la hora de

procurar el desarrollo personal y la ejecución de un proyecto de vida en las personas.

Por lo tanto, resulta pertinente que esta variable sea tenida más en cuenta al

momento de abordar otras esferas el comportamiento, como maneras de relacionarse y

estilos de afrontamiento. No solo debe ser vista la creatividad como un proceso de

recreación sino como una herramienta que incide en un grado elevado de importancia sobre

las habilidades sociales y la conducta adaptada del individuo. Cuando esta habilidad se

refuerza desde los primeros años de vida se estimula en el infante destrezas de diferente

índole: a nivel social en la resolución de conflictos y relaciones interpersonales adecuadas,

genera un estado de bienestar porque le permite al niño expresarse libremente, lo que

refuerza su autoestima y la valoración que tiene de si mismo; promueve el pensamiento

crítico y adaptación al cambio al preparar a los niños para diversas situaciones y dotarlos de
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flexibilidad mental, aptitudes que ante un mundo en constante cambio son esenciales e

irremplazables.

Ahora bien, tenemos que el cerebro es una estructura que se caracteriza por su

plasticidad, por lo que lograr cambios a nivel estructural y funcional es posible, siempre y

cuando se apliquen las técnicas en las condiciones y por los profesionales indicados.

Además de tener en cuenta las características biológicas de este órgano de gran

importancia, se hace indispensable dar una mirada a diferentes factores que delimitan el

contexto social y cultural de la persona, es por eso por lo que cualquier intervención que

busque potenciar habilidades debe tener en cuenta la complejidad como una cualidad

inherente y valiosa del ser humano, que requiere ser apreciada en todos sus matices para

lograr los resultados que se esperan.

Desde la dimensión biológica, se pueden potenciar los procesos mentales

manteniendo un estilo de vida saludable con la nutrición adecuada, la practica regular de

ejercicio físico y el descanso. Una dieta rica en antioxidantes y ácidos grasos puede

beneficiar la salud de nuestro cerebro y por lo tanto proveer el buen desempeño de los

procesos cognitivos superiores. En la esfera psicológica, existen diversas técnicas y hábitos

que ayudan a mantener un equilibrio emocional. Entre ellas podemos mencionar la práctica

de la meditación y la atención plena (mindfulness), ambas técnicas mejoran la atención

selectiva y la memoria de trabajo, ya que focalizan la atención en estímulos que ocurren en

el momento presente para reducir la distracción, divagación o dispersión de los

pensamientos. A nivel socio cultural podemos decir que la interacción social y la diversidad

cultural pueden enriquecer el pensamiento crítico y la resolución de problemas. La

exposición a diferentes perspectivas y la colaboración en grupos diversos pueden estimular

la creatividad y la toma de decisiones informadas. El diálogo intercultural y la exposición a


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nuevas ideas pueden abrir la mente a enfoques más flexibles y comprensivos en la solución

de problemas.

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