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SENTENCIA DEFINITIVA

En relación al expediente judicial número 5121/2019, relativo al juicio oral mercantil


promovido por Juan Eduardo Siller García, como apoderado de VSM Industries and
Transportation, Sociedad de Responsabilidad Limitada de Capital Variable, en contra
de Banco Santander México, Sociedad Anónima, Institución de Banca Múltiple, Grupo
Financiero Santander.

Monterrey, Nuevo León, a 24 veinticuatro de octubre de 2019 dos mil diecinueve.-

I.- Planteamiento del caso:

1.- Demanda. La parte actora le reclama al banco el pago de daños y perjuicios con el
argumento de que no le ha devuelto un cheque que le fue presentado para ser abonado en su cuenta
y que fue rechazado, imposibilitándolo de recurrir a las instancias judiciales para su cobro en la vía
ejecutiva.

2.- Contestación. La parte demandada, sin allanarse al juicio, allegó y puso a disposición
de la parte actora el cheque en cuestión.

3.- Desahogo de vista. La parte actora se opone a la devolución del cheque bajo el
argumento de que la acción cambiaria ha prescrito.

II.- Estudio:

1.- Acción. El tema planteado atañe a la figura de la responsabilidad civil, misma que, en
términos generales, se puede definir como la obligación de resarcir que surge a cargo de una
persona como consecuencia de un daño provocado a otra persona, y cuya regulación tiene como
punto de partida lo establecido por el artículo 1910 del Código Civil Federal, aplicado
supletoriamente a la legislación mercantil, cuyo texto es el siguiente:

Artículo 1910.- El que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres cause daño a otro, está obligado a
repararlo, a menos que demuestre que el daño se produjo como consecuencia de culpa o negligencia inexcusable
de la víctima.

En ese contexto, de acuerdo con la teoría existente sobre el tema, la responsabilidad civil
puede ser contractual o extracontractual. En el primer caso, las partes están vinculadas con
anterioridad al daño, siendo éste originado por el incumplimiento de un contrato; mientras que en el
segundo caso, el vínculo nace precisamente con la realización del daño y se produce por la
violación del deber genérico de toda persona de no dañar a otra.

En resumen, la responsabilidad civil contractual emana de un acuerdo de voluntades que ha


sido transgredido por alguna de las partes, en tanto que la responsabilidad civil extracontractual
deriva del incumplimiento al deber genérico de no afectar a terceros.

Por su parte, la responsabilidad civil extracontractual puede ser, a su vez, subjetiva u


objetiva. La responsabilidad subjetiva se funda en una cuestión intrínseca de la persona, es decir, se
funda exclusivamente en la culpa, ya sea porque existe la intención de dañar o porque se incurre en
negligencia o descuido (hecho ilícito). En cambio, en la responsabilidad objetiva el daño se produce
por el uso de cosas peligrosas, con independencia de toda culpa, esto es, aunque se obre lícitamente
(riesgo creado).

Es aplicable al caso, la tesis jurisprudencial que se expone a continuación:

RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL Y EXTRACONTRACTUAL. SUS DIFERENCIAS. De acuerdo


con la teoría de la responsabilidad civil, el que causa un daño a otro está obligado a repararlo. Este daño puede
ser originado por el incumplimiento de un contrato o por la violación del deber genérico de toda persona de no
dañar a otra. Así, mientras en la responsabilidad contractual las partes están vinculadas con anterioridad al hecho
productor de la responsabilidad, en la extracontractual el vínculo nace por la realización de los hechos dañosos.
De ahí que la responsabilidad contractual emana de un acuerdo de voluntades que ha sido transgredido por
alguna de las partes, en tanto que la responsabilidad extracontractual deriva del incumplimiento del deber
genérico de no afectar a terceros. Por otro lado, para que exista responsabilidad contractual basta con que se
incumpla con la obligación pactada, mientras que la extracontractual puede tratarse de responsabilidad objetiva
o subjetiva. La responsabilidad de índole subjetiva se funda en un elemento de carácter psicológico, ya sea
porque existe la intención de dañar o porque se incurre en descuido o negligencia. En cambio, en la
responsabilidad objetiva se encuentra ausente el elemento subjetivo, esto es, la culpa o negligencia.

Contradicción de tesis 93/2011. Suscitada entre el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito y el Tribunal Colegiado en Materias Civil y de Trabajo del Décimo Circuito. 26 de octubre de 2011. La
votación se dividió en dos partes: mayoría de cuatro votos por la competencia. Disidente: José Ramón Cossío
Díaz. Unanimidad de cinco votos de los Ministros Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz,
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, en
cuanto al fondo. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de Larrea. Secretarios: Ana María Ibarra Olguín y Arturo
Bárcena Zubieta.

Nota: Esta tesis no constituye jurisprudencia, ya que no resuelve el tema de la contradicción planteada.

Esta tesis se publicó el viernes 11 de abril de 2014 a las 10:09 horas en el Semanario Judicial de la Federación.

Décima Época. Registro: 2006178. Instancia: Primera Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente: Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación. Libro 5, Abril de 2014, Tomo I. Materia(s): Civil. Tesis: 1a. CXXXV/2014
(10a.). Página: 816.

Partiendo de esa base, las acciones de responsabilidad civil pueden tener por objeto la
reparación de: a) daños patrimoniales y b) daños morales. Los primeros implican todo menoscabo
sufrido en el patrimonio de la víctima, así como la privación de cualquier ganancia que
legítimamente debió haber obtenido y no obtuvo como consecuencia del hecho ilícito. Mientras que
los daños morales constituyen toda lesión sufrida por la víctima en sus valores espirituales: honor,
honra, sentimientos y afecciones.

En esa tesitura, para que surja la obligación de indemnizar o reparar el daño por virtud de la
responsabilidad civil, se requieren los siguientes tres elementos: a) La existencia de un hecho u
omisión ilícita de la parte reo; b) un daño o afectación a la parte actora, y; c) una relación de causa-
efecto entre el daño y el hecho u omisión ilícitos. Es aplicable la siguiente tesis jurisprudencial:

RESPONSABILIDAD POR HECHOS ILICITOS (LEGISLACION DEL ESTADO DE


GUERRERO). Para que proceda la indemnización a causa del daño producido por un hecho ilícito, no se
requiere la existencia de un delito, ya que basta que se obre ilícitamente y se cause un daño. El artículo 1910 del
Código Civil del Estado de Guerrero consagra la responsabilidad por hecho ilícito y de él se desprende que los
elementos de la misma son: 1o. que se obró ilícitamente. 2o. que se causó un daño. 3o. que haya una relación de
causa a efecto entre el hecho y el daño y 4o. que no existe culpa inexcusable de la víctima.

Amparo directo 6883/60. Zeferino Sánchez viuda de Castro. 24 de agosto de 1962. Unanimidad de cuatro votos.
Ponente: Rafael Rojina Villegas.

Como preámbulo, es preciso apuntar que en la audiencia preliminar las partes acordaron
fijar como hechos no controvertidos los siguientes:

• Que la parte actora tiene aperturada una cuenta con el banco demandado.

• Que el cheque objeto del juicio fue presentado al banco para ser abonado a su cuenta, el día 4 cuatro de diciembre de
2018 dos mil dieciocho.

• Que al ser depositado el cheque el banco otorgó el recibo exhibido junto a la demanda.

• Que en fecha 5 cinco de diciembre de 2018 dos mil dieciocho el banco se comunicó vía telefónica con la parte
actora para notificarle que el cheque fue rechazado.

Además, tenemos el hecho de que junto al escrito de contestación la parte reo adjuntó el
cheque en cuestión, con lo cual se presume que el cheque en todo momento estuvo en poder del
banco luego de que le fuere presentado por la parte actora para ser abonado en su cuenta.

Bajo esas premisas, queda comprobada la omisión de la institución bancaria de devolver el


cheque a la parte actora luego de que fuere rechazado para ser abonado en su cuenta, incumpliendo
en ese sentido con el imperativo de orden público inmerso en el precepto legal 190 de la Ley
General de Títulos y Operaciones de Crédito, existiendo elementos suficientes para establecer que
ello fue por culpa del propio banco.

Al respecto, cabe destacar que los hechos ilícitos se fundan en el elemento de la culpa (dolo
o negligencia), de manera que, para que nazca el derecho para exigir la reparación del daño, resulta
esencial que el hecho u omisión alegada sea imputable al demandado y no a factores externos que le
impidan de manera fáctica cumplir con la obligación.

En ese tenor, tenemos que en el escrito de contestación la parte demandada no suscitó


controversia expresa, en términos de los artículos 1390 Bis 11 del Código de Comercio, en relación
con el numeral 633 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Nuevo León, aplicado
supletoriamente a la legislación mercantil, en cuanto al punto narrado por la parte actora en los
hechos de su demanda en donde afirma haber acudido en diversas ocasiones a una sucursal del
banco a solicitar la devolución del cheque rechazado, por lo que tales hechos se tienen por
admitidos.

Aunado a lo anterior, la parte actora exhibió copias certificadas del expediente judicial
número 702/2019, del índice del Juzgado Primero de Jurisdicción Concurrente del Primer Distrito
Judicial del Estado, relativo a unas diligencias de jurisdicción voluntaria sobre interpelación judicial
a través de las cuales se le requirió al banco ahora demandado para que dentro del término de 30
treinta días hiciere devolución del cheque objeto del presente juicio, en los términos que se
desprenden de la diligencia actuarial de fecha 18 dieciocho de junio de 2019 dos mil diecinueve.

Ante tal escenario, en donde ha quedado patente la existencia de una omisión ilícita
imputable al banco, lo que sigue es determinar si esa omisión deriva actualmente en un daño o
afectación a la parte actora, ello desde la perspectiva de su causa de pedir, es decir, si en la
actualidad le imposibilita recurrir a las instancias judiciales para el cobro del cheque en la vía
ejecutiva.

Para ello, es preciso recordar que la institución bancaria demandada, en su escrito de


contestación, presentó y puso a disposición de la parte accionante el cheque rechazado.

En esa tesitura, este tribunal estima que actualmente no existe una afectación en la esfera
jurídica de la parte actora que la imposibilite para recurrir a las instancias judiciales para el cobro
del cheque en la vía ejecutiva, pues el referido título de crédito se encuentra consignado ante esta
autoridad judicial a su disposición, de manera que tiene expedita la acción cambiaria ejecutiva
regulada en los dispositivos 150, 151, 152, 167 y demás relativos de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, pues para ello la ley sólo exige la presentación de la demanda y la
exhibición del título en que se funda, sin que el promovente del juicio ejecutivo mercantil tenga la
carga de justificar de manera adicional o complementaria la vigencia (calidad de no prescrito) del
derecho literalmente consignado en el documento cambiario, ya que la figura de la prescripción
negativa de la acción cambiaria no opera de pleno derecho ni puede ser analizada de oficio por el
juzgador, sino que, en su caso, primero debe oponerse por el deudor vía excepción y luego ser
estudiada por el tribunal respectivo, ante la necesidad de ponderar diversos hechos relacionados con
la inactividad del acreedor cambiario, dado que el transcurso del tiempo, por sí solo, no excluye la
acción por prescripción, por lo que habría que determinar si existían condiciones para que al
acreedor le corriere el término respectivo, en atención a lo previsto por los ordinales 164 y 166 de la
ley cambiaria. Es aplicable la jurisprudencia por contradicción de tesis que se expone a
continuación:

JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL. EL JUZGADOR NO PUEDE ANALIZAR DE OFICIO LA


PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN CAMBIARIA DERIVADA DE UN TÍTULO DE CRÉDITO. El juicio
ejecutivo mercantil es un proceso que pertenece al derecho privado, que se rige por el principio dispositivo, por
lo que es de litis cerrada y, por regla general, se limita la intervención oficiosa del juzgador a cuestiones
estrictamente relacionadas con la procedencia de la acción o con el control difuso de constitucionalidad. En esta
tesitura, atento a la distinción funcional que existe en el derecho procesal civil entre las excepciones propias -
que se componen de hechos que, por sí mismos, no excluyen la acción, responden al principio de justicia rogada
y son planteados y probados por el demandado- y las impropias -que se integran por hechos que por sí solos
excluyen la acción y una vez que constan probados en autos el juez debe estimarlos de oficio, aunque el
demandado no lo haya invocado-; resulta que la prescripción de la acción cambiaria es una excepción "propia"
que debe hacerse valer por el deudor cambiario para que sea considerada por el juzgador quien no puede
analizarla de oficio, dado que el transcurso del tiempo, por sí solo, no excluye la acción por prescripción, sobre
la base de que para determinar la prescripción negativa de la acción es necesario, además, el examen de diversos
hechos relacionados con la inactividad del acreedor cambiario respecto de los distintos suscriptores obligados
demandados. En complemento de lo anterior, el diseño legislativo del juicio ejecutivo mercantil dota al
acreedor-actor de una presunción juris tantum (salvo prueba en contrario), respecto de la procedencia de su
pretensión, arrojando a los demandados la carga procesal de desvirtuar y probar la improcedencia o ineficacia de
la que se le reclama a cada uno con base en el título de crédito, por lo que en la demanda del juicio ejecutivo
mercantil el accionante no tiene la carga de justificar de manera adicional o complementaria a la exhibición del
título, la existencia o la vigencia (calidad de no prescrito) del derecho literalmente consignado en el documento
cambiario, pues la ley sólo exige la presentación de la demanda y la exhibición del título en que se funda.
Contradicción de tesis 113/2015. Suscitada entre el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito. 28 de octubre de 2015. La
votación se dividió en dos partes: mayoría de cuatro votos por la competencia. Disidente: José Ramón Cossío
Díaz. Unanimidad de cinco votos de los Ministros Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz,
quien reservó su derecho para formular voto concurrente, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Olga Sánchez Cordero
de García Villegas y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en cuanto al fondo. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo de
Larrea. Secretario: Mario Gerardo Avante Juárez.

Tesis de jurisprudencia 5/2016 (10a.). Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha
veintisiete de enero de dos mil dieciséis.

En resumen, al tener la parte actora expedita la acción cambiaria ejecutiva con base en el
cheque puesto a su disposición, se concluye que no existe actualmente una afectación en su esfera
jurídica desde la perspectiva de su causa de pedir, por lo que no se acredita el segundo elemento de
su acción de responsabilidad civil.

2. Gastos y costas. No se hace condenación en costas, puesto que no se surte ninguno de


los supuestos del artículo 1084 del Código de Comercio. Por un lado, no se actualiza ninguna de las
causas para condenar por disposición de la ley, ya que la parte actora sí rindió pruebas; no presentó
documentos o testigos falsos; no procede la teoría del vencimiento debido a que no estamos en
presencia de un juicio ejecutivo; no se trata de una resolución de segunda instancia; y la acción
promovida, aunque infundada, sí era la procedente. Por otra parte, no existe evidencia de que alguna
de las partes se hubiere conducido con temeridad o mala fe.

III.- Puntos resolutivos:

1. Es improcedente el presente juicio oral mercantil; tramitado bajo el expediente judicial


número 5121/2019.

2.- Se absuelve a la parte demandada de las prestaciones reclamadas.

3.- Cada parte deberá soportarlos gastos y costas que en su caso hubiere erogado con
motivo de la tramitación del presente juicio.

4. Quedan notificadas las partes de esta resolución, conforme al artículo 1390 Bis 22
del Código de Comercio. Así definitivamente juzgando lo resolvió y firma el ciudadano licenciado
Alejandro Rodríguez Montemayor, Juez del Juzgado de Oralidad Mercantil del Primer Distrito
Judicial en el Estado, ante la fe de la licenciada Herminia Carolina Hernández Sánchez, Secretario
que autoriza y firma. Doy Fe.-

La resolución que antecede se publicó en el Boletín Judicial número 7608 del 24 de octubre de
2019 dos mil diecinueve. Doy fe. El ciudadano Secretario.-

Este documento constituye una versión pública de su original. En consecuencia, se suprimió toda aquella información considerada legalmente
como confidencial, en virtud de encuadrar en los supuestos normativos previstos en el artículo 3 de la Ley General de Protección de Datos Personales
en Posesión de Sujetos Obligados y en los artículos 3 y 141 de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del Estado de Nuevo
León.

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