Está en la página 1de 3

3 – CRECIENDO EN INTIMIDAD CON EL ESPIRITU SANTO

El versículo clave es Santiago 4.5: El Espíritu ANSIA, desea intensamente y constantemente, tener
comunión e intimidad con nosotros…porque nos ama. El quiere nuestro éxito y victoria, él quiere que
nuestra familia sea feliz, mucho más de lo que nosotros mismos queremos.

Entonces, si Dios quiere que tengamos éxito, ¿por qué las cosas no han sucedido como quisiéramos?
Porque Dios quiere que cooperemos. No somos sus robots. El no nos fuerza a ser bendecidos. El Espíritu
Santo sabe que el secreto de nuestra victoria está en tener comunión con El, y si nosotros también lo
deseamos, todo cambia: Nuestra familia, nuestra vida, nuestro ministerio.

Otra versión del versículo es la siguiente: El Espíritu nos ama celosamente.

1. Usted determina su grado de intimidad con el Espíritu Santo.

Por eso, Santiago 4.8 dice: Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros. Dios ha hecho Su parte. El
Espíritu Santo concentra su actividad y trono en el corazón del creyente: El Santuario del Espíritu Santo
es nuestro cuerpo. El tiene placer de ser íntimo con nosotros, pero si lo ignoramos, perdemos lo mejor
de Dios para nuestra vida.

El Espíritu Santo quiere estar involucrado en todas las áreas de nuestra vida: Decisiones correctas con la
familia, en el negocio; necesitamos hablar con él, aprender a oír su voz; conversar con El “sin cesar”,
comunicándonos con El las 24 horas. En toda hora debemos estar conversando con El para recibir su
gracia.

En 2 corintios 13.14, en la versión MENSAJE, declara: “la profunda amistad del Espíritu Santo”. Este es el
tema que tenemos que hablar mucho más ahora. Aquí la palabra griega es koinonía, que significa
comunión profunda, cooperación, asociación, comunicación –camaradería intensa-. Cuando el creyente
desarrolla esta amistad profunda con el Espíritu Santo jamás vuelve a sentir soledad.

Watchman Nee, aun en la prisión comunista china, ganó almas para el Señor. Para evitar que hablara, le
cortaron la lengua…pero siguió ganando almas para el Señor por su profunda comunión con el Espíritu
Santo. Lo cierto es que el creyente se apropia del amor de Dios y de la gracia del Señor Jesús por medio
de la amistad profunda con el Espíritu.

En Santiago 4.8: “Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros..:”. Usted es quien inicia el proceso. A
veces espiritualizamos demasiado las cosas: Queremos que El inicie todo; pero lo cierto es que debemos
tener iniciativa. El ejemplo de Pedro es claro: El inició el diálogo para acercarse a Jesús caminando sobre
las aguas -no esperó que Jesús tuviera esa iniciativa, el deseo fue suyo; algún religioso le hubiera dicho:
Espera que el Señor te invite a caminar…”- Pedro se volvió líder porque tenía iniciativa. Entonces, Usted
tiene que iniciar el proceso, usted tiene que aproximarse, cooperar con el Espíritu.

Juan 14.15,16 dice: “Si me amáis guardad mis mandamientos….y yo rogaré al Padre y os dará otro
Consolador…” –Aquel que viene a tu lado para darte valor, coraje; de la misma manera como Jesús.

El Señor, dando énfasis a sus palabras, dijo: Conviene que yo me vaya.. para que venga el Espíritu Santo.
Añadió énfasis para que comprendieran la gloriosa verdad de la presencia del Espíritu Santo: Hoy es
mucho mejor andar con el Espíritu Santo que andar físicamente con Jesús. En aquellos días de su
ministerio terrenal, Él mismo estaba sujeto a las limitaciones de tiempo, de distancia, etc; y hubiera sido
imposible estar con El siempre….pero hoy es infinitamente mejor porque podemos hablar con Su
Espíritu las 24 horas. Por otro lado, es ridículo vivir sin conversar con El.

2. Cosas que impiden una intimidad constante con el Espíritu Santo.

Escuela Ministerial de Líderes y Discipuladores


1
Primero: Si la persona aún no ha nacido de nuevo, será imposible que tenga intimidad con el Espíritu
Santo. Para esto, primero uno debe recibir al Señor Jesús.

Segundo: La tolerancia con el pecado. (Ef.4.30) La persona sabe que algo es pecado, pero no hace nada
para solucionar dicho pecado. (No se refiere a la persona que lucha contra algún pecado; a veces cae,
pero pide perdón, y busca solución: Aquí el Espíritu Santo garantiza victoria, porque el Espíritu ayuda a
vencer la carne)

Si el creyente no quiere andar en victoria, de nada sirve pedir la ayuda del Espíritu. Corre serio riesgo de
naufragar en la fe. Entristecer al Espíritu Santo es una experiencia horrible. (Por ejemplo: Cuando sale de
la boca una palabra torpe, chistes, palabras negativas, etc., y el Espíritu se entristece).

Cuando el creyente comienza a tener intimidad con el Espíritu Santo tiene pavor de entristecerlo, por
tanto, se aleja de todo aquello que no le agrada, de todo lo que pueda estorbar la intimidad con el
Espíritu.

Tercero: Falta de reverencia. 1 Ts.5.19. “No apaguéis al Espíritu”. La falta de reverencia apaga el Espíritu.
Cuando estamos en un ambiente de adoración, debemos hacerlo con alegría, pasión y amor. Eso trae la
presencia del Espíritu y esa atmósfera del Espíritu en la iglesia.

El vr.16 nos enseña a alegrarnos en el Señor, a pesar de las circunstancias. “Yo no acepto quedarme
deprimido y me alegro por la fe”. Cuando decidimos por fe alegrarnos en el Señor, atraemos la
presencia del Espíritu. También nos enseña a orar constantemente, porque esto también atrae esa
Presencia santa. Algo más: Dando gracias a Dios en toda circunstancia –creyendo que el Señor tiene la
última palabra- (no por todas las cosas, sino EN todas las cosas). Tampoco tratar con desprecio las
profecías –juzgarlas, sí; pero despreciarlas, no- Es decir, recibir la profecía con discernimiento. Tampoco
tomar el nombre de Dios en vano; es necesario mencionar Su Nombre solo cuando queremos hablar con
El.

Cuarto: Amor al mundo y las cosas del mundo. St.4.3,4. Cuando al creyente le gusta más las cosas de
este mundo que el mismo Dios, la Biblia lo llama “adúltero”. Es un adulterio espiritual.

En 1 Juan 2.15-17 nos ordena a no “amar al mundo ni las cosas que están en el mundo”. Podemos tener
algunas cosas del mundo, pero no amarlas. No podemos amar la forma que el mundo piensa: Egoísta,
materialista. (Quitamos los ojos de Dios, y ponemos los ojos en las cosas materiales, por tanto, no se
apegue a lo material) (Cuando el creyente ve que está apegándose a las cosas materiales debe tomar
una decisión radical al respecto)

Normalmente el Espíritu Santo nos llama a una intimidad más profunda. Podemos estar haciendo algo
que no es malo, pero el Espíritu Santo nos lleva a algo mejor; así, nos aleja del amor al mundo. (Con
todas las horas que se gastan en Internet, Facebook, etc., nadie puede disculparse diciendo que no tiene
tiempo para estar con el Señor)

El tenor de la Escritura es que Dios tiene celos de nosotros. El pasaje de Santiago 4.5 no tiene una
citación estricta en la Biblia, pero se puede entender por la misma Escritura, que Dios nos cela. (Exodo
20.4-6; Exodo 34.14, Salmo 78.58) (Le provocamos a celos cuando nuestro corazón se inclina por
cualquier otra cosa y restamos importancia a Dios)

Debemos entender que después de Dios, nuestro más grande amor es nuestra familia. (Pero si
colocamos a nuestra familia antes que a Dios, estamos mal). El cuidado debe ser extremo para no
“fabricar” ídolos –la familia, el carro, la casa, dinero, trabajo-, porque esto provoca “a celos” a Dios.

Quinto: Sentimiento de condenación.

- El sentimiento de condenación nos impide cultivar intimidad con el Espíritu Santo.

Escuela Ministerial de Líderes y Discipuladores


2
- El maligno quiere que Ud. tenga ese sentimiento de condenación para impedir tu comunión
con el Espíritu Santo
- El Espíritu Santo quiere que Ud. se arrepienta rápidamente, reciba el perdón de Dios, NO
acepte el sentimiento de condenación, y cultive intimidad con El. –inmediatamente- (El nos
concede gracia….Dios da gracia a los humildes…sométanse a Dios, RESISTA AL DIABLO…y
humillarse delante del Señor, y El te exalta.

Escuela Ministerial de Líderes y Discipuladores


3

También podría gustarte