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“El Conocimiento y la Revelación traen Poder.

Mensaje del Apóstol Dr. Miguel Bogaert Portela”


Publicado el 26 noviembre, 2018

Muchos de nosotros estamos muy conformes y pasivos pero muy pendientes de que sea
Dios es que nos bendiga y prospere, sin embargo, Dios necesita ver en nosotros deseo y
expectativa de que realmente queremos hacer cosas diferentes.

Dios va a tratar con nosotros de 2 formas distintas:

1. A través de Su palabra revelada. Es aquí donde empieza nuestro conocimiento.


La palabra revelada de Dios es la que rompe con nuestros argumentos y
fortalezas y es la que nos saca de ese lugar donde estamos sumergidos de cultura
y rutina.

Dios trabaja directamente con el alma que es donde están nuestros mayores conflictos.
Lo que batalla en nuestra mente es lo que no permite que el conocimiento y la palabra
revelada hagan el cambio.

Conocimiento = Rompimiento.

2 Timoteo 3:16-17 (RV1960) “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

La Palabra es el primer eslabón para nosotros entrar en el proceso de rompimiento, de


cambio y de transformación. No podemos continuar buscando al Señor con nuestra
forma sino a la manera de Dios.

Romanos 8:1-2 (RV1960) “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
2
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte”.
Solamente podemos ser transformados por la ley del Espíritu. Pablo conocía la Palabra
al dedillo, sin embargo, le faltaba algo… tener un encuentro con el Espíritu Santo.
Hemos sacado al Espíritu Santo de la iglesia, de las prédicas y no podemos continuar
haciéndolo y es por eso, que no manifestamos lo sobrenatural y lo grande de Dios.

Hay muchos enfocados en la Palabra, mas la Palabra sin el Espíritu es nada. Cualquiera
puede leer la Biblia como un libro, pero hay que leerla con el Espíritu.

El trabajo de Dios es llevarnos al Espíritu Santo para que Él nos revele Su palabra, y a
esto, es que llamamos rhema. Cuando la Palabra entra a nosotros a través del Espíritu
Santo, se llama rhema; y entramos a nuevos niveles de verdad.

Si el Espíritu no revela la Palabra, la persona no lo recibirá en su corazón. Podemos


enseñar que Dios sana, pero no si el Espíritu Santo no lo revela, esa persona no valorará
su sanidad.

Una palabra sin manifestación, no es Palabra.

La manifestación más grande de Su palabra no es un milagro, o sanidad, o ver a un


muerto resucitar, es más bien, el rompimiento que vamos obteniendo en nuestra vida.
Ocurre cuando cambiamos nuestra manera de pensar y nuestras actitudes.

El milagro más grande ocurre cuando no sabemos adorar y de un momento a otro, no


nos podemos contener y de nuestro ser sale una adoración genuina hacia Él, empezamos
a llorar y no sabemos por qué. Necesitamos que el Espíritu Santo nos toque. Este es el
milagro más grande: un encuentro con Él.

Es más fácil resucitar un muerto que quebrantar a alguien con argumentos y fortalezas
que no quiere cambiar. Estas fortalezas provocan en nosotros una vida pasiva y en
rutina, una vida conformista que no busca el cambio.

Lo único que produce fiesta en los cielos es cuando un alma se convierte a Cristo.
Cuando producimos fiesta en los cielos, lo segundo que viene es que nosotros nos
convertimos en músicos en el cielo porque lo alabamos y adoramos.

Rompimiento es una explosión repentina de conocimiento avanzado que nos hace


superar un punto de defensa.

Todos los puntos de defensa que tenemos son para que nos quedemos igual, para que
sigamos en nuestra vida como queramos.

Colosenses 3:10 (RV1960) “Y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del
que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.

Para ser imagen y semejanza, obligatoriamente necesitamos al Espíritu Santo. El ser


imagen de Dios es solamente con el Espíritu Santo. El rompimiento es poco a poco y se
va renovando.
El génesis de tu rompimiento es el conocimiento, pero este no es pleno. Muchos
perdemos nuestro rompimiento porque nos descuidamos. Las doctrinas falsas salen
cuando hay un rompimiento y no te sigues renovando con el conocimiento adquirido.

Si obtienes un rompimiento hoy, no te puedes conformar, debes continuar por más,


buscando y estudiando en esa palabra de rompimiento, comprando libros e indagando
más.

Es un rompimiento que se va renovando hasta tener un conocimiento pleno.


Cuando dejamos de renovarnos, el rompimiento se pierde y el conocimiento se
para y se vuelve rutina.

El conocimiento pleno es estar en Su presencia. Muchos nos molestamos o nos


ponemos tristes porque nuestro rompimiento no llega y es culpa nuestra, debemos
romper con toda ligadura de nuestra alma, con nuestros recuerdos y emociones.

Las emociones no son malas, si están en manos del Espíritu Santo. Porque necesitamos
sentir algo para saber que Dios está con nosotros; lo que sucede es, que tanto nuestro
cuerpo, como nuestras emociones deben estar centralizadas. Sin embargo, hay personas
con las emociones frías, congeladas. Son personas que no alaban ni adoran, no levantan
sus manos.

Tenemos que ser como niños.

Lucas 12:34 (RV1960) “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón”.

Cuando venimos a la iglesia y no alabamos ni adoramos, estamos presentes físicamente,


pero, ¿dónde está nuestro corazón?

La manifestación de Dios en el presente es más importante que tus vivencias del


pasado. La manifestación de Dios en el presente es lo que te levanta para el futuro.

Necesitamos un rompimiento para salir de la rutina y el hábito y dejar de perder el


tiempo.

Jesús nunca tuvo problemas hasta que vino el Espíritu Santo en forma de paloma y le
dijo: “Eres mi hijo amado, en quien tengo complacencia…”

A muchos nos les gusta el rompimiento porque saben que cuando viene el Espíritu
Santo, tendrán que decir que son hijos de Dios y se les va a levantar el infierno, pero el
que está con nosotros es más poderoso, es más fuerte y es el que dice que la puerta del
Hades no tocará su Iglesia.

Jesús no tuvo problemas hasta que adquirió una identidad. Cuando hablamos y
declaramos que somos hijos de Dios, también tenemos que manifestarlo.

1 Juan 3:2-3 (RV1960) “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha


manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta
esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”.

Nuestro rompimiento llega solamente a través del Espíritu Santo.

La meta de Dios, después del pecado original es:

1. Darnos vida eterna.


2. Relacionarnos con el Padre.
3. Rescatar la imagen y semejanza de Dios que se perdió.

Es por esto que Dios está trabajando con nosotros.

Juan 11:8-10 (RV1960) “Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos
apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9 Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que
anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10 pero el que anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él”.

Cuando no tenemos la luz del Espíritu Santo, andamos bajo la luz de este mundo. El
Espíritu Santo y la palabra revelada es lo que nos hace ser luz.

Juan 14:30 (RV1960) “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de
este mundo, y él nada tiene en mí.

Frente a esta misma declaración, ¿cuál es nuestra respuesta? Nuestra esperanza es que si
Él lo dijo, nosotros también podemos decirlo. ¿Cómo sabemos que Satanás no tiene
nada en nosotros? La respuesta está en cómo nosotros manifestamos el Espíritu Santo.

El sacrificio, la muerte, la entrega y la obediencia hacen que Satanás no tenga nada en


nosotros. El evangelio es más difícil de lo que pensamos. No se trata solamente se
asistir a la iglesia, se refiere a luchar para que Satanás no tenga nada en nosotros.

Mateo 24:35 (RV190) “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.

Cada rompimiento nos lleva a un encuentro con Dios y a tener encuentros


sobrenaturales con Él. Abraham era de un lugar llamado Ur de los Caldeos y era el sitio
más religioso e idolatra que había, su familia vivía de hacer imágenes; aun así, el Señor
lo llamó a dejar la tierra de sus padres.

Génesis 18:1-3 (RV1960) “Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre,


estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. 2 Y alzó sus ojos y miró, y
he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la
puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra, 3 y dijo: Señor, si ahora he
hallado gracia en tus ojos, te ruego que no pases de tu siervo”.

No fue hasta después que Dios dijo que le daría un hijo, y aquí empezó el verdadero
rompimiento de Abraham, y la palabra le fue dada para que creyera que su rompimiento
vendría.
Cuando el rompimiento se va renovando, es acompañado de una presencia de Dios. Esta
presencia es lo que te asegura que el rompimiento suceda. Ángeles te visitarán y verás
milagros inusuales y sobrenaturales.

Génesis 26:2 (RV1960) “Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto;


habita en la tierra que yo te diré”.

Isaac también tuvo que tener un rompimiento, y cuando lo obtuvo, se le apareció un


ángel y una vez tuvo esta aparición, él sembró donde nunca nadie lo había hecho y
cosechó al ciento por uno. El rompimiento trae sobreabundancia y bendición.

A Isaac tuvieron que decirle que se fuera porque se había hecho muy grande. Cuando
tienes un rompimiento en un área específica de tu vida, prepárate porque la bendición
llegará a esa misma área.

Un rompimiento en las finanzas, con tus diezmos y ofrendas, provoca sobreabundancia;


espérala porque llegará. Sembrarás donde muchos no lo hicieron y cosecharás
bendición. Verás donde los demás no pudieron ver, y Dios te entregará a ti la promesa.

¡Pero tienes que empezar en el principio del rompimiento! Comienza a romper toda
estructura de fortalezas y argumentos de tu mente. Saca la religiosidad de ti y comienza
a velar cada noche y a ayunar en busca de tu rompimiento.

Métete con Dios y dile lo desesperado que estás. Sé proactivo delante de su presencia.
Cuando Dios te empieza a hablar, es porque comienza a darte tu rompimiento y es
solamente el principio. Se avecina un encuentro sobrenatural, alguien Él enviará para
bendecirte.

Génesis 32:24-26 (RV1960) “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta
que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del
encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y
dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me
bendices”.

Dios te trajo hasta aquí porque es en este lugar que tendrás tu encuentro con Él. Este es
tu Betel. Aquí es donde Dios te va a levantar, te va a bendecir. Llegaste a este lugar
como Jacob y Jacob fue bendecido, así tú también serás bendecido y prosperado. Nunca
más digas que Dios no está contigo, porque Él siempre lo está.

Jacob era un engañador, hablaba mentiras y sin embargo fue bendecido por Dios. Sin
importar nuestro pasado, Dios de igual forma puede bendecirnos.

Jacob le dijo al Señor: ¡No te suelto hasta que me bendigas!

Versículos 27-30 (RV1960) “Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió:


Jacob. 28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has
luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29 Entonces Jacob le preguntó, y
dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi
nombre? Y lo bendijo allí. 30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque
dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma”.
Jacob luchó con Dios pero también consigo mismo.

Debes luchas contra tu egoísmo y propios deseos.

Éxodo 3:1-5 (RV1960) “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote
de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
2
Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él
miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés
dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
4
Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés,
Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus
pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”.

Josué 5:13-15 (RV1960) “Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón
que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué,
yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El respondió:
No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué,
postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su
siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de
tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo”.

Dios conocía a Josué, sin embargo, habló de esta manera con él, para que no se
acomodara con lo conocido y con lo que ya tenía, ni con los encuentros que había tenido
con Dios, lo hizo así, para que Josué tuviera más hambre y sed de Dios. Lo mismo hace
con nosotros.

Dios enviará mensajeros para decirte lo que tienes que hacer. Después de recibir estas
palabras, Josué libró veinte batallas y no perdió ni una. Cuando tienes un
rompimiento, tendrás una experiencia sobrenatural para ganar tus batallas.

Jueces 6: 13-14 (RV1960) “Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con
nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? Y dónde están todas sus maravillas,
que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y
ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14 Y
mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los
madianitas. ¿No te envío yo?”.

Versículos 16-18 (RV1960) “Jehová le dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y


derrotarás a los madianitas como a un solo hombre. 17 Y él respondió: Yo te ruego que
si he hallado gracia delante de ti, me des señal de que tú has hablado conmigo. 18 Te
ruego que no te vayas de aquí hasta que vuelva a ti, y saque mi ofrenda y la ponga
delante de ti. Y él respondió: Yo esperaré hasta que vuelvas”.

Cada vez que tengas un encuentro con Dios y obtengas un rompimiento como
consecuencia de ese encuentro, saca tu ofrenda y preséntala a Él. Nada en Dios es
gratis, siempre lleva esfuerzo y sacrificio.

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