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Muchos de nosotros estamos muy conformes y pasivos pero muy pendientes de que sea
Dios es que nos bendiga y prospere, sin embargo, Dios necesita ver en nosotros deseo y
expectativa de que realmente queremos hacer cosas diferentes.
Dios trabaja directamente con el alma que es donde están nuestros mayores conflictos.
Lo que batalla en nuestra mente es lo que no permite que el conocimiento y la palabra
revelada hagan el cambio.
Conocimiento = Rompimiento.
2 Timoteo 3:16-17 (RV1960) “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el
hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
Romanos 8:1-2 (RV1960) “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están
en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
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Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y
de la muerte”.
Solamente podemos ser transformados por la ley del Espíritu. Pablo conocía la Palabra
al dedillo, sin embargo, le faltaba algo… tener un encuentro con el Espíritu Santo.
Hemos sacado al Espíritu Santo de la iglesia, de las prédicas y no podemos continuar
haciéndolo y es por eso, que no manifestamos lo sobrenatural y lo grande de Dios.
Hay muchos enfocados en la Palabra, mas la Palabra sin el Espíritu es nada. Cualquiera
puede leer la Biblia como un libro, pero hay que leerla con el Espíritu.
El trabajo de Dios es llevarnos al Espíritu Santo para que Él nos revele Su palabra, y a
esto, es que llamamos rhema. Cuando la Palabra entra a nosotros a través del Espíritu
Santo, se llama rhema; y entramos a nuevos niveles de verdad.
Es más fácil resucitar un muerto que quebrantar a alguien con argumentos y fortalezas
que no quiere cambiar. Estas fortalezas provocan en nosotros una vida pasiva y en
rutina, una vida conformista que no busca el cambio.
Lo único que produce fiesta en los cielos es cuando un alma se convierte a Cristo.
Cuando producimos fiesta en los cielos, lo segundo que viene es que nosotros nos
convertimos en músicos en el cielo porque lo alabamos y adoramos.
Todos los puntos de defensa que tenemos son para que nos quedemos igual, para que
sigamos en nuestra vida como queramos.
Colosenses 3:10 (RV1960) “Y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del
que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno”.
Las emociones no son malas, si están en manos del Espíritu Santo. Porque necesitamos
sentir algo para saber que Dios está con nosotros; lo que sucede es, que tanto nuestro
cuerpo, como nuestras emociones deben estar centralizadas. Sin embargo, hay personas
con las emociones frías, congeladas. Son personas que no alaban ni adoran, no levantan
sus manos.
Lucas 12:34 (RV1960) “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro
corazón”.
Jesús nunca tuvo problemas hasta que vino el Espíritu Santo en forma de paloma y le
dijo: “Eres mi hijo amado, en quien tengo complacencia…”
A muchos nos les gusta el rompimiento porque saben que cuando viene el Espíritu
Santo, tendrán que decir que son hijos de Dios y se les va a levantar el infierno, pero el
que está con nosotros es más poderoso, es más fuerte y es el que dice que la puerta del
Hades no tocará su Iglesia.
Jesús no tuvo problemas hasta que adquirió una identidad. Cuando hablamos y
declaramos que somos hijos de Dios, también tenemos que manifestarlo.
Juan 11:8-10 (RV1960) “Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos
apedrearte, ¿y otra vez vas allá? 9 Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que
anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10 pero el que anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él”.
Cuando no tenemos la luz del Espíritu Santo, andamos bajo la luz de este mundo. El
Espíritu Santo y la palabra revelada es lo que nos hace ser luz.
Juan 14:30 (RV1960) “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de
este mundo, y él nada tiene en mí.
Frente a esta misma declaración, ¿cuál es nuestra respuesta? Nuestra esperanza es que si
Él lo dijo, nosotros también podemos decirlo. ¿Cómo sabemos que Satanás no tiene
nada en nosotros? La respuesta está en cómo nosotros manifestamos el Espíritu Santo.
Mateo 24:35 (RV190) “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
No fue hasta después que Dios dijo que le daría un hijo, y aquí empezó el verdadero
rompimiento de Abraham, y la palabra le fue dada para que creyera que su rompimiento
vendría.
Cuando el rompimiento se va renovando, es acompañado de una presencia de Dios. Esta
presencia es lo que te asegura que el rompimiento suceda. Ángeles te visitarán y verás
milagros inusuales y sobrenaturales.
A Isaac tuvieron que decirle que se fuera porque se había hecho muy grande. Cuando
tienes un rompimiento en un área específica de tu vida, prepárate porque la bendición
llegará a esa misma área.
¡Pero tienes que empezar en el principio del rompimiento! Comienza a romper toda
estructura de fortalezas y argumentos de tu mente. Saca la religiosidad de ti y comienza
a velar cada noche y a ayunar en busca de tu rompimiento.
Métete con Dios y dile lo desesperado que estás. Sé proactivo delante de su presencia.
Cuando Dios te empieza a hablar, es porque comienza a darte tu rompimiento y es
solamente el principio. Se avecina un encuentro sobrenatural, alguien Él enviará para
bendecirte.
Génesis 32:24-26 (RV1960) “Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta
que rayaba el alba. 25 Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del
encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. 26 Y
dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me
bendices”.
Dios te trajo hasta aquí porque es en este lugar que tendrás tu encuentro con Él. Este es
tu Betel. Aquí es donde Dios te va a levantar, te va a bendecir. Llegaste a este lugar
como Jacob y Jacob fue bendecido, así tú también serás bendecido y prosperado. Nunca
más digas que Dios no está contigo, porque Él siempre lo está.
Jacob era un engañador, hablaba mentiras y sin embargo fue bendecido por Dios. Sin
importar nuestro pasado, Dios de igual forma puede bendecirnos.
Éxodo 3:1-5 (RV1960) “Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote
de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
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Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él
miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés
dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
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Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés,
Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus
pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”.
Josué 5:13-15 (RV1960) “Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón
que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué,
yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 El respondió:
No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué,
postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su
siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de
tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo”.
Dios conocía a Josué, sin embargo, habló de esta manera con él, para que no se
acomodara con lo conocido y con lo que ya tenía, ni con los encuentros que había tenido
con Dios, lo hizo así, para que Josué tuviera más hambre y sed de Dios. Lo mismo hace
con nosotros.
Dios enviará mensajeros para decirte lo que tienes que hacer. Después de recibir estas
palabras, Josué libró veinte batallas y no perdió ni una. Cuando tienes un
rompimiento, tendrás una experiencia sobrenatural para ganar tus batallas.
Jueces 6: 13-14 (RV1960) “Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con
nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? Y dónde están todas sus maravillas,
que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y
ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas. 14 Y
mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los
madianitas. ¿No te envío yo?”.
Cada vez que tengas un encuentro con Dios y obtengas un rompimiento como
consecuencia de ese encuentro, saca tu ofrenda y preséntala a Él. Nada en Dios es
gratis, siempre lleva esfuerzo y sacrificio.