Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
01
01
Stormy Glenn
1
Sinopsis
Happy O'Brian pasó la mayor parte de su vida aislado del resto del mundo. Le
decían que era malvado y lo golpeaban todos los días. Vivió así, creyendo que
sus abuelos ultra-religiosos conservadores estaban en lo cierto hasta el día en
que su madre fue atacada. Buscando ayuda Happy cambio sus vidas de formas
que nunca había podido imaginar y le mostraron un mundo que no sabía que
existía.
Contestando una llamada por disturbios, el diputado Marc Walker conoce a un
hombre que lo sorprende con su dulzura. Cuando descubre la verdadera
naturaleza de Happy, Marc quiere saber todo sobre el hombre y mostrarle el
mundo.
Cuando el pasado asoma su cabeza, y sus vidas son puestas en peligro Happy
trata de hacer lo correcto y distanciarse de su diputado guapo. Pero Marc tiene
otros planes para su gentil gigante y no va a dejar que una pequeña cosa como
recibir un disparo o unos presos escapando y disparándoles interfieran con
esos planes.
Happy tendrá su felices para siempre.
2
Capítulo Uno
―Buen chico.
3
La mente de Happy vagaba mientras escuchaba a su madre decirle la misma
historia que le había contado cientos de veces antes. No importaba cuantas
veces la oyera, nunca se cansaba.
Tal vez era porque su madre estaba contando la historia o tal vez era porque
estos momentos con ella eran pocos y distantes entre sí. Si sus abuelos
supieran que aprendió a colarse en su habitación para estar con ella, tendría
mucho que pagar. Pero valdría la pena sufrir el castigo, por estar con la única
persona en el mundo que lo amaba, aunque fuera sólo por unos minutos.
Happy sonrió hacia ella. ―Es por eso que me llamaste Happy.
―Sí. ―La calidez en la voz de Anna fue rota por la suavidad de su susurro―.
Te nombré Happy porque estaba muy feliz de que tú fueras mío.
―Lo haré, mamá ―Happy prometió. Él siempre trataba de ser bueno, incluso
cuando sus abuelos decían que era malo.
―Te amo, Happy ―Anna susurró con voz temblorosa―. Nunca lo olvides.
―Yo también te amo, mamá. ―La tristeza fue un gran peso en el corazón de
cinco años de edad de Happy cuando se bajó de la cama y se dirigió a la
puerta. Agarró el pomo de la puerta y luego miró por encima del hombro,
sonriendo a su madre―. Adiós, mamá.
―Adiós, cariño.
Happy se asomó en la puerta, una vez que vio que no había nadie, él se deslizó
de la habitación, corriendo por el pasillo hacia la puerta que conducía abajo a
su habitación del sótano. La mayoría del tiempo, sus abuelos olvidaban que él
estaba allí, siempre y cuando no hiciera demasiado ruido.
Algo muy dentro de Happy le dijo que no era justo que tuviera que colarse en
torno a su propia casa. No debería tener que ir a hurtadillas, y sin embargo, él
era un maestro en ello a la edad de cinco. Sabía dónde se encontraban cada
tabla que crujía y cada grieta en el suelo. Sabía por qué lado del pasillo podía
caminar para no hacer ningún ruido y que puertas se abrirían sin hacer un
chillido.
5
Y lo más importante, Happy sabía cómo abrir la cerradura de la puerta de la
habitación de su madre para poder entrar a visitarla después que sus abuelos
fueran a la cama.
Bajó con cuidado por las escaleras hasta la sala pequeña en el sótano que era
su habitación, no era mucho, pero era suya, y sus abuelos muy raramente
venían hasta el sótano.
6
Happy apretó los puños antes de abrirlos sobre sus muslos desnudos. Él
endureció su mandíbula, apretando los dientes para no gritar cuando el
cinturón de cuero de su abuelo bajó en su espalda una y otra vez.
Había aprendido muy pronto que sus abuelos recibían algún tipo de disfrute
perverso al oírle gritar. Su abuela dijo que era la única manera de saber que
estaban sacando el mal de él. Su abuelo disfrutaba de infligirle dolor.
A medida que la correa de cuero duro del cinturón descendió sobre su desnuda
espalda sangrienta una vez más, Happy cerró los ojos y rezó a cuantas
facultades había, ya sean dioses o los cuentos de hadas o el hombre en la luna,
deseaba ser lo suficientemente fuerte para salvar a su madre. No le importaba
si su alma estaba condenada al infierno como sus abuelos dijeron que lo
estaba. Con gusto aceptaría lo que el destino pusiera en su camino si podía
salvar a su mamá.
Happy inhalo lentamente cuando los azotes se detuvieron. El mismo aire hacía
arder los verdugones que cruzaban su adolorida espalda, pero él se negó a
mostrar siquiera una mueca de dolor. Se negó a dar a sus abuelos esa
satisfacción. No había llorado delante de sus abuelos desde que tenía cinco
años de edad y lo atraparon cuando regresaba de visitar a escondidas a su
madre en su habitación. Él no iba a empezar ahora.
Lo que sea. 8
Una vez Amelia O'Brian se levantó y salió de la habitación, para ir a rezar a su
dormitorio, Happy se puso de pie. Mantuvo los ojos bajos, viendo a su abuelo
con cautela por el rabillo del ojo.
Por mucho que odiaba escuchar a su abuela seguir y seguir sobre los males de
la carne y llamándolo engendro de Satanás, odiaba cuando ella salía de la
habitación aún más. Herne O'Brian mantenía la correa cuando su esposa
estaba en la habitación. Él usaba sus puños cuando ella no estaba alrededor.
―Date prisa, muchacho. Tú todavía tienes que traer la leña desde fuera.
―Sí, señor.
Happy recogió la pila de leña que había cortado y la llevó hacia la casa. Había
cortado más que suficiente para llenar la caja de madera en la casa y la pila en
la leñera para mantener el fuego durante por lo menos un par de días.
La abuela había sido realmente particular acerca de sus suelos cuando estaba
viva. No le gustaba que los desordenaran. Incluso dos años después de que
falleciera, Happy todavía esperaba que comenzara a gritarle que mantuviera
los pisos limpios.
Una vez que hubo terminado, Happy salió otra vez y comenzó a apilar la leña
cortada en la leñera. Si lograba hacerlo lo suficientemente rápido, podría tener
tiempo para ir a la huerta en el otro lado del campo y recoger algunas
manzanas para un pastel. Su mamá no se había sentido bien en los últimos
tiempos, y Happy quería hacer algo para animarla.
Tuvo que detenerse una vez que llegó a la sala principal, y escuchar. EL
sonido venía de la habitación de su madre. Aceleró sus pasos hasta que estaba
casi corriendo mientras se apresuraba por el pasillo hacia su cuarto, abriendo
la puerta sin llamar.
Con un rugido de rabia que sacudió las ventanas, Happy se lanzó contra su
abuelo. Arrancó al hombre lejos de su madre y lo arrojó contra la pared más
cercana. Su abuelo apenas golpeó el piso antes de que Happy se diera la vuelta
y se dirigió a su madre. Rápidamente cogió una manta y cubrió su cuerpo
desnudo.
Happy se tensó cuando oyó un chasquido extraño. Se dio la vuelta, sus ojos
abriéndose mucho cuando vio el arma que su abuelo tenía en la mano. Él ni
siquiera sabía que el anciano era propietario de una pistola.
―Ha sido muy malo ―Happy dijo cuándo se puso entre su abuelo y su
madre―. Ha intentado hacerle daño a mamá.
Él se enfureció.
―Aléjate. ―Herne hizo un gesto con la pistola para que Happy diera un paso
atrás.
―No.
Happy dio un paso hacia su abuelo. Oyó la pistola cargarse cuando el hombre
más viejo apretó el gatillo. Sintió el golpe de la bala en su hombro. Él siguió
su camino. Sintió otro golpe de bala en el brazo pero siguió avanzando. El
arma se disparó una y otra vez, los tiros eran salvajes cuanto más se acercaba.
―No, Happy.
―¿Mamá?
―¡Happy O'Brian!
Happy dejó caer la cabeza, dándose cuenta de que había faltado el respeto a su
madre cuando le levantó la voz a ella. ―Lo siento, mamá.
14
Happy limpió gran parte de la sangre, presionó un repasador limpio sobre la
herida y lo cubrió con cinta adhesiva, envolviendo la cinta alrededor del pecho
de su madre para mantenerlo en su lugar.
Una vez que estaba todo hecho, ayudó a su madre a ponerse un camisón
limpio y luego envolvió la manta alrededor de ella como un burrito. Le
disparó a su abuelo una mirada rápida para asegurarse de que no se había
movido luego recogió a su madre en sus brazos y la llevó hasta la puerta.
15
Capítulo Dos
La boca de Marc cayó mientras miraba al otro hombre, y se dio cuenta que
estaba mirando el pecho del hombre. Tuvo que levantar los ojos varias
pulgadas para ver su rostro.
Maldita Sea. 16
―¿Qué pasó aquí?
Marc volvió a mirar hacia atrás al maldito hombre más grande que jamás
había visto fuera de un evento de lucha libre. ―¿Qué tienes que decir?
Los labios del hombre se estiraron cuando él los presionó juntos, esa fue su
única respuesta. Marc siquiera estaba seguro si parpadeó.
Jeff se rió sarcásticamente. ―Tal vez él no le oye, diputado. Puede ser él uno
de esos-
Marc señaló con el dedo a Jeff. ―Dilo y voy a encerrarte hasta el mes que
viene. ―Odiaba a los intolerantes.
―¡No puedes hacer eso! dijo Jeff con los ojos ardiendo. ―Yo no hice nada.
Marc miró a Jeff. Conocía al hombre desde la escuela y no era más que un
matón, una de las razones por las que Marc no le creyó automáticamente
cuando llegó a la escena. Jeff había sido un matón en la escuela secundaria y
todavía era un matón.
―Pruébame.
―Sólo tiene que esperar hasta que el sheriff se entere de esto. ―La cara de
Jeff se sonrojó cuando su voz se elevó―. Apuesto a que estaría
17
verdaderamente interesado en escuchar a su nuevo diputado amenazando con
encerrar a personas por defenderse.
―Lo escuché ―dijo una voz profunda detrás de Marc―. Y estoy de acuerdo.
La sonrisa del Sheriff John Riley era incluso más grande que la de Jeff había
sido.
Las cejas de Marc se dispararon. No estaba seguro de si fue por oír al hombre
hablar o escuchar su nombre. O el hecho de que los ojos que finalmente se
levantaron lo suficiente para que pudiera verlos eran los más impresionantes
ojos azules que había visto en su vida. Era como mirar en el alma de alguien.
―Yo estaba barriendo la acera como el Sr. Gus me dijo y entonces estos dos
18
vinieron y empezaron a patear la suciedad para arriba. ―Una arruga en el
ceño se abrió camino a través de la frente del gran hombre―. Yo no le pegué
a nadie, Sheriff.
Marc levantó la vista para ver a Gus Fletcher de pie en la puerta de su tienda
con un par de clientes.
―Jeff y Brad empezaron todo el lío. Cuando Happy los ignoro, se enojaron y
comenzaron a gritarle. Ahí fue aproximadamente cuando llamé a la estación.
Happy sólo mantuvo sus brazos delante de su cara.
―Como estoy seguro que puedes entender, Happy tuvo algunos problemas
debido a su tamaño ―dijo John―. La gente tiende a dejarse intimidar por él.
―John hizo un gesto con la mano hacia Jeff y Brad―. O se creen que tiene
que pelear con él para demostrar su valía.
Marc podía ver donde eso podría ser un problema. Puesto de pie él medía un
metro ochenta y nueve de alto, no era un hombre de baja estatura. Happy de
pie al menos tenía la mitad de un pie más alto que él, y un centenar de libras
más pesado. El hombre era simplemente masivo.
―¿Quieres encerrarlos?
John inclinó la ceja a los dos hombres. ―Porque si lo hacen, no sólo voy a
tener una charla con su pa, voy a encerrarlos por un buen rato.
―Más vale que si ―John dijo― o usted y yo vamos a tener una seria
discrepancia.
Marc se puso de pie con su jefe y observó a Jeff y Brad subir a su camioneta y
luego girar sus neumáticos, yendo por la calle.
Era casi tímido como si quisiera mirar, pero tenía miedo de quedar atrapado.
No era algo que podía haber esperado de un hombre tan grande e intimidante.
Marc inhaló bruscamente cuando la sonrisa más dulce que jamás había visto
apareció en la cara de Happy. Cambiando toda la conducta del hombre.
Marc se dio cuenta de que estaba tratando con un gigante amable. Él dudaba
de que Happy tuviera un hueso malo en todo su cuerpo.
20
―Ella tiene un poco de resfriado en este momento, pero el doctor dice que
estará bien si tiene mucho descanso.
―¿Necesitas algo?
―No, señor. ―Happy hizo un gesto con la mano hacia el almacén―. El Sr.
Gus me dio bastante trabajo para el próximo par de días. Puedo comprar lo
que necesitamos con eso.
―Bien, bueno, ya sabes dónde está la estación. Si necesitas algo, puedes ir allí
y hablar conmigo o con el diputado Marc aquí. ―Marc dio un paso adelante
cuando John hizo un gesto hacia él―. Este es el diputado Marc Walker. Él es
un tipo muy agradable. Si no me encuentras, busca al diputado Marc.
Marc no creía que fuera posible, pero la sonrisa de Happy se hizo más amplia.
―No, señor. Monté mi bicicleta a la ciudad hoy. Puse en ella esa cesta que me
dio y es lo suficientemente grande como para llevar víveres y todo.
―Entonces ve a trabajar.
Marc sonrió cuando los ojos de Happy se posaron en él. Tocó el ala de su
sombrero, asintiendo al hombre. ―Ten un buen día, Happy.
21
Marc esperó hasta que Happy entró al interior del edificio antes de girarse
hacia el sheriff. ―¿Cuál es su historia?
―¿De dónde es? ―Marc recordaría haber visto a un hombre así de grande
antes.
―No, en serio ―dijo John―. Happy nació en una granja a diez kilómetros
fuera de la ciudad. Vivió aquí toda su vida. Dudo que haya estado a más de
veinte kilómetros de su casa desde su primer aliento.
―Yo me crié en esta ciudad, John. Creo que recordaría haber visto a un
hombre tan grande.
John se rió entre dientes. ―¿Tienes tiempo para una taza de café?
―¿Tú lo compras?
―Sí, claro.
―No, el café está muy bien, gracias. ―Marc esperó hasta que Brennan se
alejó y él había manipulado su café antes de volver su atención al sheriff―.
Por lo tanto, cuéntame.
John tomó un sorbo de su café y luego dejó la taza sobre la mesa. ―Yo no
nací en Cade Creek, así que no sé todo sobre todo el mundo. Me tomó un
tiempo conocer a la gente.
―Yo había sido el sheriff por cerca de cuatro años. Fue justo después que
Yancy y yo nos mudamos a nuestra nueva casa con Seamus. La mayor parte
de esto pasó mientras estabas en la academia de policía.
Eso explicaba por qué nunca había oído hablar de este incidente. Marc hizo un
cálculo rápido en su mente y pensó que eso habría sido hacía unos tres años.
―Tomé un turno de noche para que Yancy pudiera ir a ver a unos amigos a
casa. Yo estaba sentado en la estación cuando las puertas se abrieron de golpe
y el hombre más grande que jamás había visto en mi vida entro
tambaleándose. Tenía sangre por todo el cuerpo y una mujer envuelta como un
burrito en una manta en sus brazos. Le habían disparado.
―Su mamá. ―La expresión de John se agrió, sus labios hicieron una mueca
en las esquinas―. La cargó a la ciudad durante diez kilómetros porque ella le
dijo que necesitaba ayuda.
23
Las manos de John se envolvieron alrededor de su taza de café. ―Ellos no
tenían un coche.
―No fue hasta más tarde que descubrimos que a Happy le habían disparado
también. Tenía dos impactos de bala en él mientras cargó a su mamá hasta la
ciudad.
―¿Por qué?
Los labios de Marc se curvaron con disgusto. Un niño dando a luz a un niño.
―Sus padres eran muy muy religiosos. Vieron su embarazo como un pecado
y vieron a Happy como el engendro del diablo. Hicieron que Anna abandonara
la escuela y la escondieron. Ella dio a luz en casa. Después de eso, no se le
permitió salir al mundo, porque era una mujer en desgracia y tenían miedo que
la gente se enterara.
Marc se tambaleó con lo que John le estaba diciendo. No podía creer que
Happy y su madre habían sido tan terriblemente abusados por muchas
diferentes personas. No era de extrañar que a Happy no le gustara hablar con
extraños.
―Vi un montón de cosas en mi vida, Marc. Pero la vida que Anna y Happy se
vieron obligados a vivir durante diecisiete años me conmocionó. Happy vivía
en un cuarto de cinco por cinco en el sótano con una sola ventana. Anna me
dijo que Happy tenía que colarse en su habitación en medio de la noche sólo
para que pudieran verse entre sí. 25
Había una cosa que lo confundió. ―¿Por qué el nombre de Happy si lo
odiaban tanto?
John rió tan de repente que la boca de Marc cayó. ―Esa fue Anna. Ella lo
nombró Happy porque ella estaba feliz de tenerlo y quiso que nunca olvide
que alguien en su vida lo quería.
Marc podría decir por la expresión sombría en el rostro de John que no iba a
gustarle lo demás que el sheriff tenía que decirle. ―¿Qué?
―Su abuelo lo golpeo en la cabeza con un ladrillo cuando tenía unos diez
años de edad. Estaba tratando de proteger a su madre y Herne se enojó porque
no le escuchaba. Herne quería su cena. Anna dijo que Herne golpeó a Happy
una y otra vez hasta que se desmayó.
―Lo estas. Hasta que Happy entró en la estación del sheriff cargando a su
madre, nunca había estado en la ciudad. No se le permitió.
26
―Porque entonces la gente vería su vergüenza.
Marc dejó de hablar cuando Brennan regresó para servirles otra taza de café.
Dudaba que necesitara la cafeína. Ya estaba estimulado por la historia de
terror que John le estaba contando. Pero tener algo en sus manos le impediría
golpear una pared.
―Ella se enfermó y falleció un año antes de que Herne fuera por Anna.
―Entiendo.
27
Capítulo Tres
Happy no podía pensar en una sola razón por la que las autoridades vendrían a
la casa a menos que hubiera un problema.
Cuando el diputado que había visto hacía un par de días salió del vehículo,
Happy casi deseó que el sheriff hubiera llegado en su lugar. El diputado le
hacía sentirse divertido, como mariposas volando dentro de su estómago.
Hacía que otras partes de su cuerpo reaccionaran también, pero no quería
pensar en eso.
―Hey, Happy.
―¿Por qué?
―¿Por qué? ―Preguntó el diputado Marc mientras caminaba con una olla
roja entre sus manos.
―¿Por qué haces para mi mamá sopa de fideos de pollo? ―Happy estaba
bastante seguro de que el diputado no conocía a su mamá. En su experiencia,
muy pocos extraños hacían algo por otros extraños sin una razón.
―Bueno, recuerdo que dijiste que tu mamá estaba un poco resfriada y pensé
que podría disfrutar de sopa de fideos con pollo hechos en casa. Se supone que
es buena para ti cuando estás sintiéndote mal.
Tal vez eso no sería tan malo, y sería bueno para mamá salir por un rato.
Pasaba demasiado tiempo encerrada en la casa.
Happy llevó al diputado a la cocina. ―¿Eso tiene que ser recalentado? ―El
fuego en la estufa estaba apagado, pero las brasas aún estaban calientes. No
tardaría más de unos pocos minutos para calentarse otra vez.
―Oh, tengo que conseguir uno de estos. Sería muy bueno para hacer una gran
olla de algo temprano en la mañana y tenerlo caliente todo el día en caso de
que Mama tenga hambre.
―¿Puedo?
―Claro. ―El diputado sonrió―. Pero tienes que invitarme a cenar la próxima
vez que hagas algo.
―Yo puedo hacer eso. ―Happy empezó a pensar en diferentes recetas que
podría hacer en el bote de color rojo, preguntándose cuál al bonito diputado le
gustaría más.
Happy mordió la uña del pulgar por un momento mientras miraba hacia el
pasillo. ―Mamá podría estar durmiendo. Tal vez deberíamos ver si está
despierta primero.
―Buena idea.
―Mi hijo cuida muy bien de mí. ―Anna palmeó la mano de Happy.
―Estoy seguro de que sí. Parece un muy buen hijo. ―El diputado sonrió―.
Pero estoy seguro de que es debido a su mamá.
Happy estaba un poco confundido por lo bien que el diputado estaba tratando
a su madre. El sheriff Riley era agradable, y los Blaecleahs estaban muy bien,
pero el diputado Marc estaba siendo... como... extraordinariamente agradable.
―Él te trajo un poco de sopa casera de pollo con fideos, mamá. ¿Te sientes
como comer algo? Hice un par de barras de pan esta mañana. Podría
conseguirte un plato de sopa y pan.
Una sonrisa se extendió sobre los labios del hombre. ―Me encantaría probar
una pieza. Han pasado años desde que comí pan hecho en casa.
―Está bien. ―Le daría al diputado, todas las piezas que quisiera con tal de
que siguiera sonriendo de esa manera.
―Sí, mamá.
Happy estaba emocionado de que su madre quisiera algo de comer. Ella había
estado comiendo como un pájaro en el último par de semanas. El médico dijo
que sólo tenía un resfriado y el descanso era lo mejor para ella, pero él seguía
preocupado. No sabía lo que iba a hacer en este mundo sin ella en él.
Cuando levantó la tapa de la olla eléctrica, sus entrañas gruñeron con hambre
por el aroma. ―Esto huele muy bien.
Estoy bien, pero sería genial si sólo me llamaras Marc. Ser diputado es lo que
hago, no lo que soy.
―¿En serio? ―Happy no podía dejar de mirar al hombre―. ¿Estaría bien que
te llame Marc?
―Gracias, Happy.
―Me encantaría ―dijo Marc mientras agarraba una silla de la pared al lado
de la puerta y tiró de ella hacia el lado de la cama.
Una vez que Marc había tomado un tazón, Happy estiró y apilo algunas
almohadas detrás de la espalda de su madre. Agarró una bandeja de desayuno
del lado de la cama y lo puso sobre su regazo y luego colocó su cuenco sobre
la bandeja de madera.
Sonrió cuando Marc mencionó los tomates de Billy Blaecleah. Había tenido
unos pocos. Ellos eran bastante buenos.
Una risa cálida llenó la habitación. Happy contuvo el aliento cuando miró
hacia arriba y encontró Marc mirándolo con una extraña luz en sus ojos
azules. ―Es realmente bueno.
Happy apiló todo de nuevo en la bandeja que había traído y lo llevó de vuelta
a la cocina. Empezó a lavar los platos, mirando cuando Marc se unió a él.
―¿Dejo el Crock-Pot enchufado o lo pongo en el refrigerador?
36
―La olla debe ser apagada cuando no la estés utilizando y no la dejes toda la
noche afuera, mira. ―Marc se acercó y levantó una parte de la olla sacándolo
de la carcasa exterior de color rojo―. Esta parte, una vez que se enfría, se
pueden poner en la nevera hasta el día siguiente cuando se calienta de vuelta.
―El sheriff John me contó un poco acerca de tu situación con tus abuelos.
―Oh. ―Happy dejó caer la cabeza, al igual que su corazón. No sabía muy
bien cómo se sentía acerca de que Marc conociera algunas de las cosas que le
pasaron a través de los años, pero estaba bastante seguro de que no le gustaba.
Quería poner esa parte de su pasado atrás y seguir adelante con su vida.
―Hey. ―La mano de Marc tocó su brazo―. Yo no te dije que sabía lo que
pasó para que te molestaras. Sólo quería que supieras que entendiendo por qué
algo de esto es nuevo para ti. Si tienes alguna pregunta sobre cualquier cosa,
yo estaría encantado de explicártelo.
―De verdad. ―Marc asintió―. Creo que podríamos ser grandes amigos.
La sonrisa de Happy creció con cada palabra. Sabía un poco sobre fútbol de
ver la televisión en la tienda de alimentos y semillas en su hora del almuerzo.
Pero verlo con un grupo de amigos sonaba mucho mejor.
―¿Brody?
―Mamá dice que las personas que se aman deben estar casadas, y la Biblia
dice lo mismo, pero mis abuelos estuvieron casados durante más de cuarenta
años y eran miserables juntos. Nunca les oí decirse una palabra amable uno al
otro. ―Happy negó con la cabeza―. Si eso es lo que es el matrimonio, yo no
quiero ser parte de ello.
―Realmente creo que el matrimonio de tus abuelos era una anomalía. Creo
que la mayoría de la gente que se casa vive feliz. ―Marc se rió entre dientes,
lo que sorprendió a Happy. Su discusión parecía bastante seria―. Tienes que
pasar algún tiempo con los Blaecleahs. Cada uno de ellos es malditamente
feliz.
Las cejas de Marc se dispararon antes de que él se echara a reír. ―Oh, Alani
Blaecleah va a amarte.
―¿La conoces?
39
Happy lo esperaba. Su mamá era la mejor, y se merecía sólo lo mejor. ―Trato
de serlo.
―Tengo el turno de noche, así que necesito volver a casa y dormir un poco
antes del trabajo.
―Oh. ―Eso era un poco diferente, pero sólo un poco. Happy intentó no
parecer demasiado triste cuando lo acompañó hasta la puerta principal―.
Supongo que te veré el próximo fin de semana, entonces.
―Falta mucho para este fin de semana, Happy. ―Marc mostró una expresión
de satisfacción en sus ojos―. Yo tenía la esperanza de poder pasar antes de
esa fecha.
―Bien.
40
Capítulo Cuatro
Happy se asomó por entre las cortinas de nuevo antes de mirar al reloj en la
pared. Pasaban diez minutos de las diez. Marc llegaba tarde. Él comenzó a
masticarse la uña del pulgar mientras se paseaba.
Happy podía pensar en un millón de razones por las que Marc podría no venir.
Miró el reloj de nuevo. Cinco minutos más habían pasado. Salió al porche y se
sentó en la mecedora que había hecho para su madre el pasado verano. Se
empujó con los pies, y se balanceo, moviéndose suavemente hacia atrás y
adelante.
―Estoy bien. 41
―Él dijo que iba a venir. Él vendrá.
―El diputado Marc no parece ser el tipo de hombre que no aparece cuando
dice que va a venir. Sólo dale un poco de tiempo.
Happy sabía que su madre tenía razón. ―Nunca tuve un amigo antes. ―No
estaba seguro de cómo exactamente se suponía que debía actuar o qué se
suponía que debía hacer.
―Está bien.
Happy se acercó cuando su madre se sentó en el lugar junto a él. Había hecho
el balancín grande para que pudieran sentarse al mismo tiempo, pero le
gustaba sentarse cerca. A él le gustaba ella, también.
Anna asintió.
―¿Qué pasaría si... ―Happy tragó saliva cuando admitió su más profundo
secreto―. Él hace que mi estómago se sienta divertido.
El corazón de Happy se apretó tan fuerte que las lágrimas brotaron de sus
ojos. ―¿Significa que él no podría tener mariposas? ―susurró, sin querer
decir las palabras que odiaba a más volumen que eso.
―Sí, bebé. ―Anna suspiró, sus dedos acariciando la mano de Happy. Había
tristeza en su voz cuando habló―. A veces nos gusta la gente que sólo quiere
ser amigos de nosotros. Ello no quiere decir que no le gustemos, sólo que le
gustamos de otra manera.
―Creo que tal vez sólo tengas que esperar y llegar a conocerlo mejor. ―Anna
sonrió―. Quién sabe. Puedes descubrir después de que se familiaricen, que en
realidad no te gustaba después de todo.
―Bueno, supongo que no puedo discutir con eso. ―Anna le dio una
palmadita en la mano de Happy de nuevo―. Ten cuidado, hijo. Marc parece
muy bueno, pero la gente puede ocultar su verdadera naturaleza hasta que
consiguen lo que quieren.
Él había venido.
Happy trató de no parecer demasiado ansioso cuando saltó por las escaleras y
caminó hacia la camioneta de Marc. Pero cada pensamiento que tenía acerca
de enfriarse fue a la derecha por la ventana cuando Marc salió de la camioneta
y Happy lo vio.
―Siento llegar tarde ―dijo Marc mientras caminaba hacia Happy―. Tuve un
pinchazo.
44
―Está bien. ―Era su imaginación o Marc disfruto de la larga mirada que le
dio, parecía que estaba posando. Se quedó allí con las manos en los bolsillos
como si estuviera dejando que Happy obtenga un buen vistazo.
―Sí. ―Happy frunció el ceño cuando se vio obligado a mirar por encima del
hombro hacia la casa―. Por lo menos, creo que ella lo está. Probablemente
debería verificarlo.
La sonrisa que Marc le estaba dando era tan cálida que le hizo sentir como si
sus dedos de los pies se derritiesen. Él quería que Marc siempre lo mirara así.
Happy puso la mano en su bolsillo y sacó los cincuenta dólares que había
ganado. ―Mamá me dijo que podía gastarlo hoy.
―Habrá una gran cantidad de puestos ahí abajo así que no gastes todo en un
solo lugar.
―¿Suero batido?
Happy asintió.
Marc se rió antes de responder. ―Es un batido pero se hace con cosas como
suero de leche y leche de soja en lugar de helado.
―¿Es bueno?
―No tengo ni idea. Nunca lo probé, pero Yancy jura que sí.
―Tal vez voy a probar uno. ―O no. Happy no estaba seguro de querer probar
una cosa llamada suero sin saber lo que era. Pero él estaba seguro que le
gustaría probar un batido.
Le gustaba el chocolate.
46
Happy se volvió cuando oyó la puerta de la pantalla abrirse. Mamá estaba
saliendo. Happy saludó cuando lo hizo, viendo como ella dio un paso dentro y
luego salió un momento después con su bolso y un suéter sobre su brazo.
―¿Estamos listos?
―Oh, esta es una camioneta bonita ―dijo cuando se subió y cerró la puerta.
No había estado en muchos vehículos, pero parecía muy agradable, limpia y
bien cuidada.
―No. Y Happy quería que siga siendo así. No quería pensar que pudiera
conocer a alguien que lo hiciera―. El Sheriff John dijo que él se ocuparía de
ello.
―Por favor, deja que él lo maneje, Marc. ―Algo dentro de Happy se reveló
ante la idea de Marc siendo expuesto a ese tipo de maldad. Sabía que Marc a
menudo se encontraba con gente mala, debido a su trabajo, pero Happy no
quería que fuera a causa de él.
―Por favor.
Sabía que era su único pase libre. Si alguien cortaba sus neumáticos de nuevo,
Marc no iba a dejar de investigar hasta que encontrara al culpable. Sólo
tendría que asegurarse de que sus neumáticos no fueran estropeados de nuevo.
―Aquí estamos.
48
Happy miró hacia arriba. La aprehensión comenzó a correr a través de él
cuando se dio cuenta de que habían llegado a los límites de la ciudad. No
había estado en la ciudad los fines de semana por lo que no se dio cuenta hasta
ahora de lo lleno que estaba. La gente estaba en todas partes, en los coches, en
las aceras, en movimiento dentro y fuera de los comercios.
―Sólo durante el fin de semana cuando el mercado del agricultor está abierto
o hay una especie de fiesta.
―Hey.
Happy se apartó de la ventana del pasajero y miró hacia Marc cuando sintió
que el hombre le agarraba la mano y la apretaba.
―No voy a dejar que nada te suceda a ti ni a tu madre. ―Una de las esquinas
de la boca de Marc se curvaron hacia arriba mientras apretaba la mano de
Happy de nuevo―. Estás a salvo conmigo. Me aseguraré de ello.
Happy sabía que tenía que entrar en el mundo real en algún momento. Él no
podía quedarse encerrado en su pequeño rincón por siempre, incluso si era
sólo para que pudiera llevar a su madre a la ciudad para el almuerzo.
Pero aun así era desalentador. Había tanta gente cerca. Incluso trabajando en
trabajos alrededor de la ciudad, Happy no había conocido mucha gente.
Tendía a simplemente hacer su trabajo y luego ir a casa.
49
Esto era... Happy respiró profundo. Esto daba miedo, pero él podría hacerlo.
Él podía hacer cualquier cosa por mamá, incluso desafiar las multitudes que se
reunían en el mercado del agricultor.
―¿Listo?
En realidad no. Happy pego una sonrisa en el rostro de todos modos. ―Claro.
Abrió la puerta y salió, giró para tirar del asiento hacia adelante para que su
madre pudiera salir. Le tomó la mano mientras subían a la acera y luego dio
un paso atrás y cerró la puerta. Su corazón latió un poco más rápido hasta que
Marc caminó alrededor de la parte frontal de la camioneta y se unió a ellos.
Marc hizo un gesto con la cabeza. ―Vamos, el mercado del agricultor esta
abajo en el parque.
La biblioteca, que ocupaba casi todo un lado frente al parque, era un lugar con
el que Happy estaba bastante familiarizado, un lugar al que le encantaba ir.
La bibliotecaria le estaba enseñando a leer mejor. Iba allí por una hora todos
los días después del trabajo. También sacaba libros y se los llevaba a casa para
que mamá le leyera.
―Claro ―Marc respondió sin vacilar sonriéndole. Marc sonaba como que
estaba interesado―. ¿Qué te gusta leer?
Happy dudo, desgarrado por las emociones en conflicto. Quería mirar a Marc.
Le gustaba mirar a Marc. También quería dar la vuelta y subir de nuevo a la
camioneta, tal vez incluso regresar a la granja.
51
―Happy, está bien ―dijo Marc―. Te prometí mantenerte a salvo,
¿recuerdas?
―¿Sí?
―¿Ese es Billy?
―Sip.
Eso le dio a Marc algo en que pensar. Había estado tan envuelto asegurándose
de que Happy viera todo que se le olvidó que Anna no había visto el mundo
desde que era una joven adolescente. A Ella no se le había permitido ir al
hospital para dar a luz a Happy.
Fue desalentador pensar con la facilidad con que el mundo podría haberse
perdido de tener en él a Happy O'Brian, eso habría sido triste.
―¿Marc?
―Sí, Happy.
―Claro.
Marc señaló una cabina a un par de metros hacia atrás. ―Ve a buscar uno de
esos ramos de flores para tu madre.
―Quiero darle las gracias por tener un hijo tan maravilloso. ―Fue la cosa
más adorable que jamás había visto cuando las mejillas de Happy
enrojecieron―. Creo que fue mi día de suerte cuando te conocí, Happy.
Marc se frotó los ojos mientras entraba en el Cade Creek Café pidiendo el
desayuno una semana después. Hizo su pedido y luego tocó con el pie
mientras esperaba a que prepararan su comida.
Miró su reloj. Eran sólo las diez de la mañana, pero para él, se sentían como
las diez de la noche. Trabajar el turno de noche apestaba. Sabía que debería ir
a casa a la cama, pero no podía dormir pensando en Happy.
54
Le era difícil admitirse lo mucho que había disfrutado de un almuerzo con
Happy y su mamá. Y aún más difícil admitir a sí mismo que le intrigaba, la
misteriosa chispa que vio, más que casi todo lo que había experimentado en su
vida.
Le gustaba Happy. Después de pasar un poco de tiempo con él, sabía que el
hombre necesitaba a alguien que lo cuidara. Eso no explicaba por qué sentía la
imperiosa necesidad de verlo todos los días. Después de visitar el mercado de
agricultores y un par de almuerzos en los días siguientes, había tomado la
decisión de mantenerse alejado durante tres días enteros y esto lo estaba
conduciendo a la locura.
―Walker
―Hey, Marc, soy John Riley. Sé que acabas de terminar tu turno, pero
necesito que vuelvas a la estación. Hubo un accidente en la antigua carretera
treinta y los necesitamos a todos.
―Maldita sea. ―Marc dijo adiós a su picnic en el patio con Happy y Anna.
Agarró la bolsa blanca con los sándwiches y los tiró en la cabina de su
camioneta―. Está bien, estoy en mi camioneta.
55
El accidente tenía que ser bastante malo si el sheriff estaba llamándolos a
todos. John Riley no lo haría sólo para joder a sus Diputados.
―Hey, Agnes, ¿podrías poner esto en la nevera por mí? ―Le preguntó
mientras dejaba la bolsa blanca sobre el escritorio de la operadora. Si tenía
suerte, él podría ser capaz de ver a Happy para la cena.
―Sí, algo así. ―Podría haber sido si no hubiera sido llamado para trabajar―.
¿Dónde está el jefe?
―Sala de conferencias.
Empezó a tener la sensación de que había algo más en juego de lo que había
pensado en un principio. ―¿Sheriff?
56
―Pensé que habías dicho que hubo un accidente en la carretera ―Marc
dijo―. ¿Qué tan grande es? ―Su estómago se cerró con el pensamiento de
que muchas personas estuvieran heridas o muertas.
―Fue un simple accidente hasta que descubrí qué tipo de vehículo era.
―¿Y?
―¿Y?
¡Mierda!
Tenía sentido.
―Está bien, Happy. Yancy es un amigo. Está casado con el Sheriff Riley.
―¿Por qué está aquí? ―Preguntó Happy, con los ojos todavía amplios en su
rostro mientras estaba a pocos momentos de enloquecer.
―Necesito hablar con tu madre por un momento. ¿Puede Yancy obtener algo
de beber?
58
―Sí, por supuesto. ―Cuando Happy fue a la cocina, Yancy asintió y lo
siguió.
―Sí.
Marc se acercó y se sentó en una silla frente a ella. ―Yo quería un momento
para hablar contigo antes de Happy entrara. ―Dios, se sintió como un
monstruo cuando la cara de Anna comenzó a palidecer.
Marc pudo ver el miedo en sus ojos mientras asentía a su tácita cuestión. ―Un
transporte que llevaba a tu padre y un par de otros internos al hospital se
estrelló en la autopista 30. Tu padre y dos reclusos escaparon y fueron vistos
dirigiéndose hacia Cade Creek.
La pareja había pasado por demasiadas cosas y apenas los conocía. Él podía
ser que desee tomar las cosas con calma y llegar a conocer a Happy, pero
derramar sus tripas a la madre del hombre absolutamente todavía no estaba en
su agenda. 59
―Es por Happy, ¿no? ―Dijo Anna como una afirmación, no una pregunta.
Maldita Sea.
―Te gusta.
Anna resopló mientras puso sus ojos en blanco. ―Una vez un hombre me dijo
que quería ser mi amigo. Así fue como terminé con Happy.
Marc se rió entre dientes, porque no pudo evitarlo. ―Me gusta Happy. Me
gusta estar cerca de él. No estoy buscándolo para embarazarlo.
Los labios de Anna temblaron en las esquinas. ―Entonces ¿para qué lo que
buscas?
Mierda.
―Por ahora, quiero ser su amigo. ―Marc juntó las manos y miro hacia abajo
en ellas― Quiero llegar a conocerlo mejor. Quiero mostrarle todo el mundo.
Hay tantas cosas que se perdió y yo quiero estar allí cuando las descubra. Si
las cosas progresan a partir de ahí, luego cruzaremos ese puente cuando
lleguemos a él.
Anna era sólo unos diez años mayor que él, pero todavía Marc sentía el
escrutinio mientras lo miraba. Si Anna decía que no a su relación con Happy,
Marc no tenía ninguna duda de que él sería pateado por Happy a la acera.
Una pequeña sonrisa se extendió por los labios de Anna. ―Happy entiende
mucho más de lo que la gente piensa que hace. Él podría no saber cómo
manejar un coche o usar un microondas, pero aprendió a leer el temperamento
de alguien para el momento en que podía arrastrarse.
―Sólo habla con él y trátalo como a un adulto. Dile lo que está pasando. Él va
a entender.
―Estamos bien.
Happy asintió. ―No voy a tardar mucho tiempo ―dijo antes de girar y
alejarse.
―Traje a otro diputado conmigo, Anna. Mientras voy hablar con él, ¿Por qué
no haces las maletas?
―No debería ser más de unos pocos días, pero si tienes cualquier cosa aquí
que es realmente importante para ti, es posible que desees agarrarla. Le
preguntaré al sheriff de asignar a alguien que cuide la casa, pero si tu padre
entra, no puedo prometer que no va a destruir todo lo que encuentre.
Marc se puso rígido. ―¿Es por eso que odia a Happy tanto?
―Y Happy era una prueba del pecado. ―No era una pregunta.
―Sí.
Marc asintió porque tenía una idea bastante buena. Herne O'Brian se había
obsesionado con Anna. No iba a dejar de ir tras ella hasta que alguien lo
detuviera.
―No estamos solos en esto, Anna. ―La confianza de Marc crecía mientras
pensaba en cómo mantener a Anna y Happy seguros―. Nosotros tenemos un
montón de gente que nos ayude.
64
Capítulo Seis
―Sí. ―El hombre bajito de pelo oscuro se sentó en el sofá junto a Happy―.
Empecé a hacerlas hace unos años después de conocer a algunas de las
mujeres en la iglesia.
―Debe ser muy bueno tener algo tan hermoso en tus manos y saber que lo
hiciste. ―Sentía envidia. Él podía cortar leña como el mejor de ellos, pero
todos podían hacer eso. No había nada especial sobre balancear un hacha o
barrer la acera.
Happy miró hacia donde Marc estaba hablando con el sheriff y algunos otros
hombres. Algunos los había visto por la ciudad. Algunos nunca antes los había
visto.
Él tenía una amplia sonrisa en su rostro cuando se dio la vuelta. ―¿Tu tienes
una cosa por nuestro diputado?
―¿A ti te gusta?
―Por lo tanto, dijo Rourke que tu abuelo podría estar viniendo para aquí y él
era muy malo.
―Mi padre era de la misma manera. ―La frente de Billy se arrugó con un
pequeño ceño fruncido―. Bueno, supongo que se podría decir que era mi
padrastro. Yo nunca conocí a mi padre real. Yo ni siquiera sé quien es-
67
El hombre apareció al lado de Billy en cuestión de segundos. ―¿Qué pasa,
bebé?
Happy no tuvo que mirar para saber que los ojos de Rourke estaban sobre él.
De repente, con miedo, Happy se puso de pie y comenzó a alejarse de los dos
hombres, una pequeña sonrisa adornando sus labios. ―Tengo que ir a
encontrar a Mama.
68
―Hey, no quise molestarte. ―Los ojos de Billy miraron a Rourke por un
momento. Había preocupación en ellos cuando volvieron a Happy―. Yo
solo... yo tenía otro hermano, un medio hermano que se llama Webber, él era
realmente malo. El sheriff Miller también era su padre, pero Webber mató al
Sheriff Miller y ahora está en la cárcel.
Billy se echó a reír. ―No, yo no creo que lo hayas hecho. Yo sólo no esperaba
tener un hermano con el que yo pudiera pasar tiempo con él fuera de una
prisión.
Hizo un gesto por encima del hombro con el pulgar. ―Voy a ir a decirle a
mamá.
―El sheriff nos estaba diciendo que no ha habido ninguna señal de tu abuelo,
Happy ―dijo Marc. Su mano seguía frotando pequeños círculos en el medio
de la espalda de Happy―. Vamos a mantenernos patrullando, pero parece que
tu mamá y tu van a quedarse aquí conmigo por un rato.
―Bien. ―Si Marc dijo que era cierto, entonces debe ser cierto―. Porque él
dijo que me iba a enseñar cómo hacer edredones.
Unas horas más tarde, Happy cerró la puerta de la habitación de invitados que
Marc le había dado a mamá y luego caminó por el pasillo hasta la cocina.
Marc estaba terminando de cargar el lavavajillas.
70
―Si estás lavándolos de todos modos, ¿por qué ponerlos en el lavavajillas?
―Happy preguntó porque realmente no lo entendía―. ¿No sería más fácil
lavarlos de una vez y luego secarlos y guardarlos?
Era diputado.
―¿Sí? ―Una sonrisa fácil jugó en la esquina de los labios de Marc―. Estaría
encantado de ayudarte. Voy a recoger algunas tarjetas mañana después del
trabajo y podemos usarlas después de la cena. ¿Qué te parece?
Happy quería asentir, pero algo lo detuvo. ―¿Tu no crees que soy estúpido?
―Había oído esa palabra odiosa mucho durante sus primeros años e incluso
de algunas de las personas de la ciudad. Él estaría devastado si la escuchara de
Marc.
―Mi abuelo me golpeó en la cabeza con un ladrillo cuando era más joven.
Mamá dice que es cuando las cosas comenzaron a tomar un poco más de
tiempo y sentido para mí.
Happy comenzó a moverse hacia atrás cuando se dio cuenta que estaba entre
las piernas de Marc, su ingle presionada contra Marc, y el chico estaba duro.
Happy lamió los labios secos de repente cuando sus ojos cayeron.
73
Oh hombre.
Happy apretó los labios, negándose a decir nada. Él quería besarlo. Soñaba
con ser besado. Pero sólo por Marc.
En realidad no quería que nadie más lo besara. Bueno, tal vez su mamá pero
no como él quería que Marc le bese porque eso sería repulsivo.
Marc comenzó a inclinarse más cerca, se detuvo y dejó escapar una pequeña
risa, y luego cerro el resto de la distancia entre ellos. Happy no estaba seguro
de qué esperar cuando los labios de Marc lo rozaron. Había sido besado antes,
pero sólo por su madre, y sólo en la frente o la mejilla.
Esto hizo que los dedos de los pies de Happy se rizaran y su cuerpo
comenzara a cantar. Él gimió, deseando lo que sea que Marc le ofreciera. Sus
ojos quemaban con lujuria y dejaron sin habla a Happy.
―¿Acabas de venirte?
75
Capitulo Siete
Marc supo que esas fueron las palabras equivocadas tan pronto como salieron
de sus labios. La cara de Happy palideció y el hombre se alejó, un sollozo
suave salió de él cuando se dio la vuelta y salió corriendo de la habitación.
Marc saltó del mostrador y corrió tras él. Sabía que no debería haberlo besado,
pero no había sido capaz de resistirse.
El hombre era tan sexy que hacia doler los dientes de Marc. Simplemente
mirar a Happy daba a Marc material de masturbación seria, y no importaba si
el chico estaba desnudo o no.
Pero tal vez debería haber llevado las cosas un poco más lento.
Marc tuvo que agachar la cabeza para sentarse debajo de la mesa. No podía 76
imaginar lo que Happy estaba pasando. El hombre estaba prácticamente en
una posición de pretzel, las piernas en el pecho y la cara enterrada en las
rodillas.
―Happy, mírame.
Nada.
―Bebe, no eres malo. ―La ira de Marc fue creciendo sin límites. Era casi
imposible pararla, pero sabía que tenía que hacerlo. Happy no necesitaba
pensar que estaba enojado con él.
Marc sabía que esto podría ir de dos maneras. Happy podría odiarlo por
decirle que su abuela era una mentirosa, o podía ser que Happy se emocionara.
―¿Qué te dijo exactamente, Happy? ―Tal vez necesitaba conocer los hechos
antes de comenzar a hacer suposiciones y contar a Happy que el fundamento
de su vida fue construido en mentiras.
―Cada vez que me ponía duro como recién, decía que era el diablo tratando
de salir.
77
La mandíbula de Marc cayó cuando un choque rodó a través de él, seguido
rápidamente por la ira. Había pensado que la mayor parte de su odio se
orientaba a Herne O'Brian por el abuso físico que había acumulado sobre
Happy y Anna. Él realmente no había pensado mucho en lo que podría
haberles hecho Amelia O'Brian, pero tal vez debería hacerlo.
―Yo no tengo que tocarme allí a menos que esté lavándome y sólo por un
momento ―Happy continuó como si no acabara de sacudir el mundo de
Marc―. Si se pone duro, tengo que tirar la piel con mis dedos hasta que
desaparezca.
―¿Tirar la piel? ―Marc gruñó con los dientes apretados―. ¿Ella te dijo que
te tiraras a ti mismo si la tienes dura?
―No tengo ninguna duda. ―Marc dejó escapar un profundo aliento para
tratar de calmarse. Happy podría estar un poco más jodido de lo que
originalmente pensó.
―Bueno.
Marc creyó detectar un indicio de risa en los ojos de Happy cuando él volvió a
arrastrarse para salir de abajo de la mesa, pero al menos el hombre había
dejado de llorar.
Marc se puso de pie y luego retrocedió tanto de Happy como podía soportar.
Happy hizo una mueca y miró hacia abajo a sus pantalones manchados de
semen. ―Tengo que ir limpiarme antes de que Mama vea esto.
78
Los ojos de Marc se estrecharon. ―¿Crees que tu mamá va a estar enojada
contigo? ―Él realmente no quería tener que luchar con Anna en esto y, sobre
todo por lo mucho que Happy amaba a su madre.
―No, pero mi abuela dijo que esto era mi vergüenza y yo no podía decirle a
mamá o mamá conseguiría verdaderamente trastornarse, y la única vez que
trate de hablar con ella, ella lloraba. ―Los labios de Happy temblaron
mientras tenía la expresión más triste que Marc había visto―. No me gusta
cuando mamá llora.
―Está bien, podemos limpiarte antes de que tu mamá te vea. ―La actitud de
Marc estaba en calma cuando él respondió, su voz firme. No mostró la
ardiente ira profunda que sentía―. Tengo un pijama que puedes usar una vez
que te limpies, y luego nosotros podemos sentarnos en mi habitación y hablar.
―Está bien. ―La sonrisa que cruzó la cara de Happy dreno algo de la ira de
Marc, dándole algo más para concentrarse.
―¿Um, Marc?
―¿Sí, Happy?
―Terminé
Marc sonrió mientras llevaba el pijama a Happy. El hombre tenía una toalla
blanca alrededor de sus caderas, pero ocultaba la mayor parte de su cuerpo
detrás de la puerta del baño. Agarró el pantalón doblado y se lanzó de nuevo
en el cuarto de baño, cerrando la puerta.
Marc recorrió la casa y comprobó todas las cerraduras. Sabía que había un
vehículo policial camuflado aparcado al otro lado de la carretera, pero no por
eso iba a dejar su casa abierta. Tenía dos almas muy preciosas que proteger.
Marc sonrió mientras sostenía el agua para Happy, moviéndola hacia adelante
en su mano. ―Estaba cerrando y consiguiéndonos algo para beber.
―Gracias.
Marc hizo un gesto con la mano hacia la cama, se alegró de que se tratara de
un sonmier extra grande, algo lo suficientemente grande como para sostenerlo
y a Happy al mismo tiempo. ―Ponte cómodo.
80
Happy se lanzó de un salto a la cama y se sentó, con las piernas cruzadas.
Mantuvo una mano envuelta alrededor de su botella y la otra descansado en la
toalla en su regazo.
―Happy, ¿Te molesta que yo no tengo una camiseta? ―Él no quería hacer
que el hombre se molestara o incomodara.
―N-no. ―El tono tembloroso y la forma en que Happy evitó mirar por debajo
de su cuello, dijo lo contrario.
―Happy.
―Uhh... ―Marc parpadeó, con una sensación de mareo―. No, creo que no.
Happy sonrió, eso fue suficientemente para Marc. Subió sobre la cama y
volvió a apoyarse contra la cabecera, apoyando unas cuantas almohadas detrás
de la espalda.
―Así que, por eso... ―Marc asintió hacia la tienda del pijama de Happy―.
Tu abuela estaba equivocada, Happy. Además del hecho de que es
perfectamente natural que tu cuerpo reaccione físicamente a cierta
estimulación, tu abuela te mintió acerca de casi todo lo que salió de su boca. 81
―¿Ella mintió?
Habían pasado por esto antes y probablemente iban a hacerlo de nuevo hasta
que Happy entienda que sus abuelos le mintieron acerca de muchas cosas.
Uff.
―Sospecho que ella no quería que supieras nunca sobre el sexo. Y si tuviera
que adivinar, diría que es por lo que pasó entre tu madre y el sheriff Miller. Tu
madre era muy joven cuando ella te tuvo, más joven de lo que debería haber
sido. Lo que el sheriff le hizo estuvo mal.
Las cejas de Happy se fruncieron. ―¿Porque ella era tan joven o porque era
sexo?
―Ambos en realidad. ―Maldita sea, era una buena pregunta con una muy
complicada respuesta―. Hay leyes que dicen que a las personas no se les
permite tener relaciones sexuales hasta que tengan edad suficiente para 82
entender las consecuencias de esas acciones. Cualquiera que trate de conseguir
a alguien más joven, por las leyes de Estados Unidos, no sólo está rompiendo
esa ley, abusa de un niño.
―Sí, Happy, lo hizo. ―Y Marc deseaba poder hacer que el hombre pagara
por lo que había hecho a Anna, y por extensión a Happy. Puede ser que morir
por la mano de uno de sus hijos fue lo mejor que le podría haber ocurrido al
hijo de puta.
―Porque yo nunca te haría daño de esa manera. ―Marc pensó en las palabras
que había dicho cuando Happy palideció―. ¿Qué, Happy?
Ahora fue el turno de Marc de suspirar. ―Me alegro, Happy. Me gusta que te
preocupes por mí.
Marc estaba de acuerdo con eso. Se sentó y cruzó las piernas, arrastrándose
rápidamente hacia adelante hasta que sus rodillas rozaron contra Happy. Le
gustó tener que estirarse hasta cepillar sus labios contra los de Happy. El
hombre tenía unos quince centímetros más que él, y más de cien libras. Estaba
construido como un camión, y Marc adoraba cada centímetro de él.
Las manos de Marc se deslizaron hasta los brazos de Happy, acercándolo más.
Las palabras de Happy resonaron dentro de Marc. Cerró los ojos por un
momento, saboreando la confianza que era colocada en él por hombre más
hermoso en el mundo. Cuando abrió los ojos, Marc juró en ese momento, que
84
él nunca haría nada que dañara a Happy. Iba a ser su objetivo en la vida
asegurarse de que Happy fuera feliz.
―Yo quiero que hagas algo por mí, Happy, pero sólo si estás cómodo.
―Cualquier cosa.
Marc sonrió. ―Si hay algo que te hace sentir incómodo, es necesario que lo
digas. Y si tienes alguna pregunta, no importa qué tan vergonzosa pueda ser,
quiero que me lo digas. ―Marc acarició el costado de la cara de Happy,
mirando profundamente a los ojos azules del hombre―. ¿Puedes hacer eso por
mí?
Happy estaba nervioso, pero asintió con coraje. ―Yo puedo hacer eso.
Esa pregunta dolía en Marc porque sabía que Happy no estaba preguntando
porque era tímido. Había captado sólo una pequeña muestra de la piel cuando
él se apresuró a regresar al cuarto de baño después de la ducha y había visto
las cicatrices que tenía cruzándole la espalda. Eso no era algo con lo que
luchar en este momento. Debía darle el tiempo necesario.
―Puedes hacer lo que quieras hacer, Happy. Pero quiero que sepas que no
tienes ninguna razón para avergonzarte de las cicatrices en tu espalda. Ellas
son un testimonio de tu valentía y coraje.
La cara de Happy se sonrojó mientras dejaba caer sus ojos. ―Yo no quiero,
que creas que soy feo.
―¿Recuerdas cuando te dije que la gente puede excitarse cuando están cerca
de alguien que encuentran atractivo?
―Sí.
Happy se humedeció los labios. Sus ojos se dirigieron a los de Marc y luego
hacia abajo.
86
El toque de Happy era extrañamente suave y acariciante, mientras sus manos
se movían sobre las caderas de Marc y el borde de sus nalgas.
―Tú me puedes tocar, Happy ―dijo Marc cuando notó el tacto de Happy
vacilante. Marc se mordió el labio para ahogar su grito de alegría cuando las
manos de Happy lo tocaron con más seguridad. Marc inhalo el aroma del
almizcle de Happy mientras se inclinaba más cerca―. Puedes tocar cualquier
parte de mí que tú quieras.
Marc se dejó caer sobre el colchón y pateó las piernas libres de su pijama. Él
sonrió mientras veía cómo rápidamente Happy se puso junto a la cama y luego
empujó el pantalón del pijama a sus pies. Empezó a subir de nuevo a la cama
pero se detuvo, Marc lo miró a los ojos, dejándole ver el deseo ardiente en sus
ojos.
Marc sabía, y él estaba de acuerdo con los límites que Happy estaba poniendo
sobre sus actividades. Sólo se habían conocido durante un par de semanas.
Mientras que un poco de alivio físico entre los dos les ayudarían a llegar a
conocerse mejor, probablemente no estaban preparados para las cosas más
grandes. Marc quería más que una sola noche. Quería construir un futuro con
Happy, y eso significaba tomar las cosas con calma.
88
Capítulo Ocho
―¿Qué es?
―Marc.
―Estoy aquí, bebe, aquí mismo. ―Cada vez que Marc lo miraba, el corazón
de Happy saltaba en su pecho. Cuando Marc estableció la mano contra el lado
de su cara, Happy se apoyó en la suave caricia―. Yo no voy a ninguna parte.
―Más. ―Dios, él quería más. Quería sentir ese dolor de nuevo, por cada
centímetro de su cuerpo.
Cuando Marc besó su camino hacia el otro pezón, moviendo su dedo sobre la
pequeña protuberancia tensa, Happy pensó que iba a perder la cabeza.
Cada movimiento del dedo de Marc, cada tirón, parecía enviar sensaciones
explotando a través de su cuerpo.
A Happy le dolía.
Él necesitaba.
Él... oh joder.
90
Happy se estremeció cuando Marc se inclinó y acarició su lengua a través de
su pezón sensible. El hombre parecía disfrutar de alternar entre sus pezones,
lamiendo uno y luego yendo a tirar del otro. Su polla se endureció tanto que
casi dolía.
Cuando Marc se trasladó por el pecho hacia su abdomen, Happy sintió como
que él iba a arder en llamas. Cuando la lengua de Marc lamió la cabeza de su
polla, el mundo de Happy se estremeció por las sensaciones. Lloró cuando su
cuerpo estaba envuelto en un placer tan intenso que rayaba en dolor.
―Sí.
―Voy a cuidarte bien, Happy. ―Marc sonrió justo antes de reclamar los
labios con un magnífico beso lleno de pasión y de deseo, amor y reverencia.
Happy lo sintió todo el camino hasta los dedos de los pies.
―Tócame, amor.
Con mano temblorosa, Happy extendió la mano y la deslizó sobre los bíceps
de Marc, su abdomen y a lo largo de sus anchos hombros. Marc se presionó
contra Happy de nuevo, su muslo insinuándose entre los de Happy. La presión
91
del muslo de Marc hizo que el cuerpo entero de Happy se sienta como con un
nervio expuesto, sensible y receptivo al toque de Marc.
Cuando levantó la cabeza, miró a Happy con calor abrazador en sus ojos. Era
una mirada que puso a temblar todo el cuerpo de Happy. ―¿Estás listo, bebe?
Happy asintió, aunque no estaba seguro para lo que se suponía que estaba
listo. Respiró hondo cuando Marc se agachó entre sus muslos y empujó un
dedo lubricado en su culo. Él no lo había esperado y la quemadura fue intensa.
Happy comenzó a jadear cuando el dedo de Marc se movió lentamente dentro
y fuera de él. Apenas tuvo tiempo para adaptarse a un dedo en su culo antes
que un segundo fuera añadido, a continuación, un tercero.
No podía detener los temblores que sacudían su cuerpo. Yacía allí con sus
labios entreabiertos y los ojos medio cerrados. Ni siquiera estaba seguro de lo
que eran las emociones que corrían a través de él. Sólo sabía que no quería
que ese momento terminara.
―Te tengo, amor ―la voz de Marc era como un ronroneo en su garganta,
rasposa y erótica, un timbre suave que calmó las preocupaciones de Happy.
¿Cómo podía no haber sabido que algo como esto existía? Happy había oído
hablar de sexo, pero nunca había sido descripto como esto… el placer lo
consumía. Quería experimentar más de lo mismo, todo.
―¡Marc! ―Abrió las piernas aún más cuando Marc se empujó hacia él,
extendiéndolo a su lado mientras sacaba sus dedos del culo de Happy.
92
―Marc, por favor ―declaró Happy cuando él inclinó sus caderas hacia Marc.
Apretó los dientes cuando simplemente se rió de él.
No quería sentirse vacío. Marc le mostró una parte de la vida de la que Happy
no sabía nada, pero ahora codiciaba más.
Sus ojos se cerraron cuando Marc alineó su pene y lentamente se hundió en él.
El momento se congeló en el tiempo. Happy abrió sus ojos para ver a Marc
por encima de él, su cuerpo inmóvil. Se quedó mirando a Happy, mirándolo
aturdido por lo que pareció una eternidad, y entonces él sacó sus caderas hacia
atrás.
Su cuerpo había vuelto a la vida, y era todo lo que podía hacer para no llorar
por el placer. Los golpes de Marc se hicieron más duros, su polla lo llenó
hasta que sintió que se iba a romper. Su cuerpo tembló por las sensaciones que
se disparaban a través de él
―¡Marc! ―Exclamó Happy cuando lo empaló con su polla con toda la fuerza
de su cuerpo. Happy estiró sus manos detrás de su cabeza y las sostuvo en la
cabecera para impedir ser arrastrado. Miró a Marc con asombro. Siempre
había sido tan amable con él. No es que Marc le lastimara porque él no lo
hacía. Estaba sorprendido de que Marc utilizara semejante fuerza.
93
Él nunca lo había hecho antes.
Happy envolvió una mano en el pelo de Marc y tiró su cabeza hacia abajo por
un beso mientras con la otra mano le recorría la espalda. Oyó a Marc gemir
cuando clavó las uñas y las arrastró por su espalda.
Happy tiró de Marc a su pecho y luego los hizo rodar de manera que se
enfrentaron el uno al otro. No le importaba que ellos estuvieran cubiertos de
semen y sudor.
Tenía a Marc en sus brazos. Marc, que lo veía como un hombre. Quién lo vio
como alguien que podría ser capaz de construir una vida con él. Marc, que
quería estar en sus brazos.
Marc levantó la cabeza y miró a los ojos de Happy. Happy intentó tragarse el
nudo que se le atoró en la garganta por la intensidad de la mirada del hombre.
94
Marc se quedó mirando a Happy, con la mirada llena de reverencia y acaricio
el lado de su cara. Happy sonrió y se apoyó en el tacto suave. ―Yo debería
agradecerte, Happy. Tú me diste algo muy valioso.
―Marc, yo ―El resto de las palabras fueron amortiguadas por el dedo que
Marc presionó sobre sus labios.
―¿Y eso es importante? ―No podía pensar en una sola razón por la que no
debería haberle dado su confianza. Marc era un buen hombre.
Marc sonrió, arrastró el dedo por la curva de la mejilla de Happy. ―Es muy
importante.
―Bueno.
95
―¿Una Pijamada? ―Había oído hablar de esas, aunque pensaba que en ellas
estaban las bolsas en el piso de la sala y un montón de aperitivos nocturnos y
películas de terror.
La risa suave de Marc recorrió el aire. ―Sí, es algo así como una fiesta de
pijamas, pero sólo para nosotros dos.
―Y mamá ―Happy señaló―. Está durmiendo justo en el pasillo, así que ella
está durmiendo también, pero no creo que ella deba dormir aquí con nosotros.
Tal vez sólo nosotros dos aquí, ¿de acuerdo?
Happy no pudo contener la sonrisa pegada al rápido beso en la cara contra los
labios de Marc, rodó hacia un lado y luego salió de la cama. Dio un paso hacia
la camisa del pijama y se la puso como al principio y caminó hacia el baño.
Sólo había mojado un paño cuando Marc se unió a él, gloriosamente desnudo.
Happy sintió como si su mandíbula se hubiera desquiciado y se quedó
mirando el reflejo de Marc en el espejo del baño.
―Eres más hermoso que un campo de flores silvestres a primera hora por la
mañana, justo cuando el rocío está todavía salpicando la hierba y la niebla está
empezando a despejarse.
96
―Me imagino que sí ―Marc dijo mientras tomaba el trapo que le tendió
Happy y se limpió.
―A veces me siento allí y veo salir el sol, veo el calor derritiendo el rocío. Y
es tan hermoso, Marc. Es tan limpio y tranquilo y lleno de vida. ―Happy se
humedeció nerviosamente sus labios y se encontró con la mirada de Marc de
nuevo―. Como tu.
―Oh, Happy. ―Marc se puso serio. Su dedos bajaron por su rostro a lo largo
de la línea del cabello, metiéndole un rizo detrás de la oreja―. Tu madre sabía
lo que estaba haciendo cuando te nombró porque soy muy feliz cuando estoy
cerca de ti.
―¿Sí?
97
Capítulo Nueve
Marc se quedó quieto, abrió los ojos. Algo lo había despertado, pero él no
sabía lo que era. No estaba acostumbrado a que los hombres durmieran en su
cama, pero no creía que despertar con Happy presionado a su lado fuera lo que
le había molestado. Era otra cosa, algo hizo que los pelos de la nuca se le
levantaran.
Movió el brazo de Happy hasta que las pestañas del hombre comenzaron a
aletear. Marc pulso rápidamente un dedo sobre los labios de Happy. Los ojos
del hombre se abrieron de golpe y luego se redondearon.
Happy asintió.
Happy asintió y rodó hacia el otro lado de la cama. Marc observó a Happy
deslizarse fuera del colchón e inclinarse para agarrar su ropa antes de ir de
98
puntillas al cuarto de baño. Esperó a que Happy cerrara la puerta antes de
trasladarse hacia la puerta de su dormitorio.
Él podría estar preocupado por nada, pero siempre había confiado en sus
instintos y sus instintos le gritaban que las dos personas que había jurado
proteger estaban en peligro.
―¿Anna? ―Marc susurró de nuevo, un poco más fuerte esta vez. Happy
estaría devastado si algo le sucedía a su madre. Él también. Happy y Anna
dependían de él para mantenerlos protegidos.
¡Maldita Sea!
99
¿Dónde estaba?
―¿Anna? Soy Marc ―dijo antes de que abrir la puerta. Había estado
esperando que Anna estuviera en el armario cuando oyó el gemido, pero
realmente ver su cara asustada llena de lágrimas le aturdió. Realmente no
había esperado eso.
Marc se llevó el dedo a los labios y después tendió una mano hacia ella.
Cuando Anna le agarró la mano, Marc la ayudó a salir del gabinete. Estaba un
poco sorprendido que pudiera caber dentro, teniendo en cuenta que ni siquiera
había quitado los DVDs del interior.
Una vez que Anna estaba de pie, Marc se llevó el dedo a la boca de nuevo.
Cuando Anna asintió y apretó los labios, Marc la llevó a la puerta del
dormitorio. La abrió lo suficiente como para ver, cuando no vio a nadie, Marc
salió y Anna lo siguió manteniéndose cerca a su lado.
Happy asintió.
Marc dudó en dejarle a Happy una pistola, pero en realidad no había tenido la
oportunidad de saber si Happy sabía cómo manejar una y no quería correr
ningún riesgo. En su lugar, se acercó a su armario y sacó su bate de béisbol,
llevándoselo a Happy.
Happy miró al bate como si fuera una serpiente. ―No quiero hacer daño a
nadie, Marc.
―Vuelvo pronto, bebe. ―Marc le dio un beso en los labios a Happy y dio un
paso atrás, señalando la puerta―. Cierra esto después de mí y no salgas hasta
que yo venga por ti.
Marc esperó hasta que la puerta se cerró de nuevo y oyó la cerradura trabarse
antes de girar y salir de la habitación. Iba a cazar al que había invadido la
seguridad de su casa y puso una mirada asustada en la cara de Happy. No iba a
descansar hasta que Happy y Anna estuvieran a salvo de nuevo.
Maldita Sea.
Estaba vacío.
Marc aún estaba conmocionado por lo que había ocurrido entre él y Happy
hacía un par de horas atrás. Había sido uno de los más mágicos momentos de
su vida. Happy era el hombre más generoso que jamás había conocido.
Incluso confuso e incierto, Happy trato de complacerlo. Ese tipo de cuidado 102
no podía enseñarse. Venía del alma, de la bondad nacida en alguien. Y Happy
-un hombre construido como si pudiera manejar el mundo el sólo- tenía el
alma de un gigante amable.
La vida de Marc no había sido mala. Tuvo muy buenos padres, un maravilloso
hermano mayor, la carrera que amaba, y amigos que sabía lo respaldaban en
todo momento. Pero mientras pasaba tiempo con Happy, se fue dando cuenta
que todo eso no significaba nada sin alguien en su vida que lo amara por
encima de todo.
Nada parecía estar fuera de lugar. La puerta seguía cerrada y todo estaba
donde se suponía que debía estar.
Marc bajó el arma y miró alrededor. Nada parecía fuera de lugar. Tal vez lo
estaba imaginando todo. Tal vez la perturbadora sensación que tenía era por
tener a alguien en la cama con él
Sin saber que más hacer, regresó hacia la casa. Se aseguraría de cerrar la casa
a cal y canto, llevar a Anna de regreso a su habitación, y luego volver a la
cama y acurrucarse con su gigante amable.
Justo cuando empezó a llegar por la manija de la puerta para volver a entrar,
una fuerte explosión destrozó el aire de la noche y se estrelló contra su brazo,
haciéndolo girar. Golpeó la pared, parpadeando rápidamente, se quedó
mirando la sangre que goteaba en su brazo.
104
Capítulo Diez
―Tengo que hacerlo, mamá. ―Happy trató de ocultar el miedo que sintió al
volverse a mirar a su madre―. Tengo que asegurarme de que está bien. ―Y él
necesitaba asegurarse de que él era el único amante de Marc.
Happy no podía discutir eso. Marc había dicho que se queden en el baño hasta
que el fuera por ellos. ¿Pero que si Marc no podía ir por ellos?
Anna suspiró, con expresión resignada. ―Yo comprendo, Happy. Sólo ten
cuidado.
Recordando que podría haber alguien por ahí buscándolos, Happy mantuvo
los labios apretados cuando realmente quería gritar.
―Mamá ―dijo en voz baja, pero lo suficientemente alto como para que Anna
escuchara a través de la puerta―. Te necesito.
La puerta del baño se abrió de inmediato, y Anna salió. ―¿Qué pasa, Happy?
108
―Marc está herido. Él dice que necesitamos ayuda.
Anna se estremeció, y Happy sabía que ella estaba reviviendo los recuerdos de
cuando le había dicho la misma cosa a él.
―Mamá.
Happy sabía cómo hacerlo. El Sheriff Riley le había enseñado. Fue a la mesita
de noche y agarró el teléfono celular de Marc. Golpeó el número de teléfono
que había memorizado y luego puso el teléfono en la oreja y esperó.
―¿Qué pasa, Marc? ―El Sheriff Riley dijo que cuando estuvo en la línea un
momento después.
―No sé. ―Happy corrió al baño y agarró una toall de mano limpia.
Recordaba haber visto la pila allí cuando estuvo en el baño antes. Se apresuró
a regresar a la habitación y se sentó en al lado de la cama al lado de Marc,
pulsando la toalla contra su brazo.
―Está bien, sigue adelante. ―Happy oyó al sheriff decir algo a alguien, otra
cosa, pero no pudo distinguir las palabras. Se imaginó que el hombre estaba
hablando con uno de sus maridos. No entendía cómo un hombre podía tener
dos maridos, pero los tres hombres estaban contentos por lo que en realidad no
importaba cuán confuso le pareciera. Ellos estaban felices y era todo lo que
realmente importaba.
―¡Maldita sea! ―El sheriff gritó―. Ejerce presión sobre la herida, Happy.
Happy levantó sus ojos para mirar la cara de Marc. Los ojos del hombre
estaban cerrados, pero sus labios estaban apretados en una fina línea, con la
mandíbula apretada. ―Yo creo que sí, pero siente en un montón de dolor,
sheriff.
―Está bien, Happy ―dijo el sheriff―. Los paramédicos saben lo que están
haciendo. Lo prometo.
Happy no estaba tan seguro de eso. Recordó la agradable gente del pueblo
cuando Happy llevo a su madre al hospital pero alguien obviamente había
110
herido Marc y no sabía quién fue. No le gustaba la idea de dejar que nadie se
acerque a Marc.
―Sheriff, tal vez ―las palabras de Happy murieron Cuando Marc lo alcanzo
y agarró su muñeca. Cuando levantó la vista, los ojos de Marc estaban abiertos
y lo estaba observando―. Marc.
Fue sólo entonces que Happy recordó que se suponía que debía estar el
diputado sentado en un coche observando la calle. ―¿Quieres que vaya a
buscarlo, Marc?
Happy dejó escapar el aliento que había estado sosteniendo. Él iría a buscar al
diputado si era lo que Marc quería, pero prefería quedarse aquí con Marc.
Happy oyó sirenas. Tocó el brazo de Marc. ―Creo que la ambulancia está
aquí.
―Está bien, Happy. Ve, déjalos entrar, pero asegúrate de que sean los
paramédicos antes de abrir la puerta.
Era algo.
Happy se sintió aliviado al verlos a todos. Abrió la puerta y dio un paso atrás,
señalando hacia el pasillo. ―Él está ahí abajo en el dormitorio. Dense prisa,
por favor.
―Señor. ―Uno de los oficiales entró, una mano fue a la pistola en la cadera,
la otra mano levantándola en el aire―. Baje el arma, señor.
Gritó.
113
Capítulo Once
Los ojos de Marc se abrieron de golpe cuando el grito lleno de dolor traspasó
la niebla en su cabeza. Su aliento quedó atrapado en su garganta, y su corazón
golpeó tan fuerte que podía sentirlo en sus oídos.
El dolor que irradiaba hacia fuera del agujero de la bala en el brazo no era
nada en comparación con la angustia que le llenó al oír gritar a Happy de
nuevo.
¿Eh?
114
El hombre lo miró con preocupación intentando llegar por Marc de nuevo.
―Necesito a Happy.
El paramédico lo miró con cuidado. ―¿Me puede decir cómo se llama, señor?
―¿Mi nombre? ―Marc miró al hombre, sus cejas tirando hacia abajo sobre
los ojos tan fuerte que le dolía la cabeza. Este hombre debía ser nuevo. ¿Por
qué no podían haber conseguido un paramédico conocido? No era como que
Cade Creek fuera malditamente grande.
―Necesito a Happy.
Marc tropezó los dos últimos pasos al lado de Happy y se deslizó hacia abajo
por el suelo. Se agachó y curvó sus manos en el pelo de Happy.
―Lo sé, bebé. ―Un músculo tiró con rabia en la mandíbula de Marc él se
volvió y sostuvo su mano para el diputado―. Llave.
―Lo siento, Happy. ―Marc quería reírse de la atónita mirada de la cara del
diputado Nick Hale, pero quería la llave más―. Dame la llave, Hale.
―No, Happy, tu hiciste bien. ―Se dio la vuelta para mirar a Hale de nuevo―.
Y el diputado Hale lo sabe. Probablemente estaba preocupado porque había
oído que me dispararon, y luego llegó aquí y tú tenías una pistola en la mano.
Estoy seguro de que entiende que sólo intentabas ponerla en algún lugar
seguro.
―Está debajo de la mesa, Marc. ―Los ojos de Happy bajaron y miraron más
allá de Marc―. Todavía no es seguro.
Marc palmeó el hombro de Happy con una mano y tomó las llaves de las
esposas de un sonrojado diputado con la otra. ―El diputado Hale va a
agarrarla y guardarla por nosotros, ¿de acuerdo?
―Bueno.
Marc sintió el primer cosquilleo de una sonrisa en sus labios mientras abría las
esposa que restringían a Happy. Le entregó las esposas y la llave a Hale luego
se volvió hacia Happy, viendo como el hombre se sentó y se llevó sus brazos
alrededor de la parte delantera de su cuerpo, frotándose las muñecas.
La cara de Happy estaba pálido, con los ojos un poco salvajes, cuando se
dispararon al diputado. Se inclinó para susurrarle al oído de Marc. ―¿Él está
enojado conmigo?
Happy asintió.
―Le dispararon ―dijo Happy en un tono de voz que dijo que pensaba que el
diputado era uno de los crayones cortos de una caja llena. Señaló la herida en
el brazo de Marc―. ¿Ve?
―Estoy bien, Happy. Los médicos me arreglarán―. Él oró que los médicos
no lo desmintieran. ―Quiero que esperes aquí con el diputado Hale hasta que
el sheriff llegue y entonces tú y tu mamá se quedaran con el sheriff. ¿Puedes
hacer eso por mí?
―Cariño, va…
―Pero no hay nadie más detrás de mí y mama. Tiene que ser él.
Marc se rió y luego hizo una mueca cuando sacudió su brazo herido.
―Happy, mírame. ―Mac odiaba usar una voz severa con Happy, pero el
hombre necesitaba saber lo serio que era. Cuando Happy levantó la cabeza,
Marc extendió la mano y tocó el lado de la cara―. Tú no lo hiciste. El que me
disparó hizo esto.
―Pero…
―Debido a que algunas personas, como tú y tu madre cuando vivían con tus
abuelos, no pueden protegerse a sí mismos. Necesitan gente como yo y el
Sheriff Riley, e incluso el diputado Hale, para protegerlos hasta que puedan
protegerse a sí mismos.
Marc pudo ver que Happy trabajaba esa idea en su cerebro. Cuándo asintió,
reafirmó la creencia en Marc de que Happy no era lento, sólo incomprendido.
Dada la oportunidad, podría llegar a las mismas conclusiones acerca de las
cosas como el resto del mundo. Sólo necesitaba toda la información.
―Estoy aquí ―El diputado Eddie Fletcher dijo mientras caminaba hasta la
parte de atrás de la ambulancia.
Happy sonrió y se inclinó para rozar un beso a través de los labios de Marc.
Tragó saliva como si estuviera tratando de contener sus emociones.
122
Capítulo Doce
Happy se limpió las manos en sus muslos revestidos por el jean antes de
juntarlas y dejarlas que cuelguen entre las rodillas. Había contestado preguntas
hasta que le dolía la mandíbula, se habían duchado y vestido, y después le
habían dicho que se sentara y alguien vendría a buscarlo para llevarlo al
hospital.
Él seguía esperando.
El sol había salido hacía un par de horas. Más personas llegaron a la casa y
fueron a través de ella, Happy no estaba realmente cómodo. Y pensó que Marc
no agradecería que ellos anduvieran por su casa tampoco. Ahora, la mayoría
de ellos se habían ido, pero algunos todavía estaban en pie alrededor tomando
un café como si fuera una reunión.
Happy sólo quería que todos ellos desaparecieran. Tenía que ir a ver Marc. Él
sabía que el hombre estaba bien porque Marc llamó y habló con el sheriff y
luego habló con él. A pesar de que sólo hubiera sido por un momento, era
suficiente para aliviar su preocupación.
Algo así.
Es probable que no se sentiría como si todo estuviera realmente bien hasta que
viera con sus ojos a Marc de nuevo, y él no podía hacer eso si nadie lo llevaba
al hospital. Por el momento, se sintió como si alguien estuviera tratando de
chupar su alma a través de sus entrañas.
―¿Happy?
―Marc.
―Oye, bebe.
―Yo lo estoy ahora. ―Happy agarró la mano de Marc y la sostuvo entre las
suyas―. Te extrañé.
Happy entrelazó sus dedos con los de Marc y luego caminó hasta la encimera
de la cocina, donde el sheriff Riley estaba hablando con el diputado Hale y
otro hombre.
―¿Qué estás haciendo aquí, Marc? ―Preguntó el sheriff mientras sus ojos
cayeron sobre el brazo herido de Marc―. ¿No deberías estar todavía en el
hospital o algo así?
125
―Bien. ―Marc se acercó, se inclinó hacia el lado de Happy y pasó un brazo
alrededor de él―. Dime lo que sabes.
―No mucho, en realidad. ―El sheriff dejó de sonreír―. No hay señales del
tirador, sólo algunas huellas que dejó al huir de la casa. Parece por el disparó
estaba escondido por el costado de la casa.
Happy tragó saliva cuando los ojos del sheriff cayeron sobre él. ―Está bien,
sheriff. Sé que mi abuelo es un hombre malo. Usted no tiene que tratar de
ocultarlo de mí. He sabido que él era un hombre malo desde que era un bebé.
Sheriff Riley suspiró. ―Sí, supongo que lo que haces, Happy. ―Sacó un
pequeño bloc de notas de su bolsillo y lo abrió―. Las huellas en la tierra no
eran huellas de botas emitidas por la prisión, lo que significa que Herne robó
algo de ropa o no era él.
―Eh... Happy- ―los ojos del Sheriff Riley estaban enormes en su rostro―.
No creo que Marc pueda respirar.
Happy aflojó su agarre, pero sólo una fracción. Todavía se sentía mejor
manteniendo al hombre envuelto en sus brazos. ―¿Quién está tratando de
lastimar a mi Marc?
Un choque de risa brotó de los labios del sheriff. ―No, Happy, no hay una ley
que diga que tienen que estar de pie en sus cabezas.
No hacía falta ser un genio para entender que una persona sólo necesitaba
seguir las leyes con el fin de permanecer fuera de la cárcel. Si rompes las
leyes, mereces estar allí.
―Podría ser ―Marc respondió―. Hay que ser conscientes de ello, Happy.
Mientras que la vida aquí en Cade Creek es bastante tranquila, siempre hay
personas por ahí que son peligrosas. Al ser un diputado, podrían considerarme
responsable si se meten en problemas y podrían venir en pos de mí por ello.
―Marc se volvió. Había un mundo de preocupación en sus ojos azules cuando
miró a Happy―. O por ti.
Bueno, eso podría ser una preocupación, y Happy sabía que tenía que darle la
debida consideración. ¿Pero el peligro podría ser peor de lo que había vivido
en toda su vida? ¿Era peor que el dolor que sentiría en su corazón si él dejara a
Marc?
Marc se rió entre dientes, pero pareció más aliviado que divertido. ―Sí, lo
haré.
Los labios de Sheriff John se apretaron en una línea. ―Él dice que no escuchó
nada. Él no supo que estaba pasando algo hasta que escuchó las sirenas y vio
la ambulancia llegar.
Happy asintió. Estaba bastante seguro que una vez que Marc golpeara el
colchón iba a estar fuera de combate. El hombre ya estaba inclinado en gran
medida en su contra. En cuanto doblaron la esquina del pasillo y dio un paso
fuera de la vista de los demás, Happy balanceó a Marc arriba en sus brazos.
Lo llevó por el pasillo hacia el dormitorio, pateando la puerta con el pie.
Happy se detuvo en la puerta cuando oyó una puerta por el pasillo abrirse.
Sonrió. ―Oye, mamá. ―Después de que el sheriff la interrogó, ella se había
ido a su habitación. A su madre no le gustaban las multitudes más que a él.
Anna miró por un momento como si estuviera pensando algo, luego le dio una
sonrisa trémula. ―Asegúrate de que descanse, Happy. Eso es lo mejor para él
en este momento.
Happy sabía que su madre era consciente del hecho de que había dormido en
la cama de Marc, y ella probablemente era consciente del hecho de que algo
había ocurrido entre ellos dos. No estaba seguro de si ella estaba dando su
bendición o simplemente le permitió hacer sus propias decisiones ya que era
un adulto. De cualquier manera, ella no estaba discutiendo o gritándole que
era malo.
―¿Porque siempre tienes que estar consciente del mundo que te rodea en caso
de que haya una emergencia?
―¿Tienes el ibuprofeno?
Marc metió las pastillas en la boca y luego se las tragó con el agua antes de
dejar el vaso sobre la mesita de noche. ―Happy, ¿cómo supiste por qué no me
gusta tomar medicamentos?
Happy estaba muy feliz de cumplir. Se inclinó hacia delante y apretó sus
labios contra los de Marc, un gemido suave salió de él cuando el brazo sano
del hombre se envolvió alrededor de él y lo atrajo hacia sí.
Se echó hacia atrás, mirando a los ojos profundamente azules de Marc. Marc
era tan guapo, precioso por dentro y por fuera. Happy sabía que el hombre
estaba atraído por él, porque Marc se lo había dicho. Incluso sabía que le
gustaba a Marc. Pero este sentimiento era mucho más profundo. Happy no
creía que fuera capaz de soportarlo si Marc rechazaba sus sentimientos.
Mejor no decirle.
Happy no creía que él fuera el imbécil que otros le llaman, pero sabía que era
socialmente torpe. No le gustaban las multitudes. No le gustaban los extraños.
131
Y no le gustaba ser puesto en situaciones en las que alguien podría llamarlo
con sobrenombres o pensar que era estúpido.
Marc era un hombre dulce, sociable que disfrutaba estando con otros
alrededor. Era especial y Happy era... Happy.
―Tú descansa un poco ―dijo Happy sin mirarlo a los ojos―. Voy a ir a ver
que la casa este cerrada. Voy a estar al final del pasillo, si me necesitas.
―Nada ―Happy pego una sonrisa en su rostro y se encontró con los ojos de
Marc―. Sólo necesitas un poco de descanso.
―Happy.
Sus hombros se hundieron mientras miraba por el pasillo, sintió una pesadez
sobre ellos como si llevara el peso del mundo. 132
Recordó que el diputado Hale se alojaba en la casa cuando doblo la esquina de
la cocina. Lo que le evitó asustarse cuando lo vio sentado en la mesa,
bebiendo una taza de café. Todo el mundo se había ido, dejando sólo al
diputado allí.
Mucha gente conocía a Marc mejor que él. Conocía al diputado guapo desde
hacía menos de dos semanas. Eso no lo hacían una amistad de por vida,
incluso en un buen día.
Happy gruñó por lo bajo. La familiaridad con la que Hale hablo de Marc no le
cayó bien. Sentía celos y no sabía cómo manejar esa emoción. No era algo con
lo que estuviera familiarizado.
Hale miró hacia arriba. ―Él estaba un par de años por delante de mí en la
escuela, así que no pasábamos el rato con la misma gente, pero hemos
trabajado juntos durante los dos últimos años.
Happy se acercó al fregadero y comenzó a lavar las tazas de café que habían
sido utilizadas para darse a sí mismo algo que hacer con las manos además de
envolverlas alrededor del cuello de Hale. Nunca había sido una persona
particularmente violenta, pero eso podría cambiar.
―No. ―Happy podría desear que fuera más, pero no lo era. Nunca podría
serlo. Marc se merecía algo mejor. No era que Happy pensara que era una
mala captura. Sólo que no era el más adecuado para Marc. Marc no merecía
más que lo mejor―. Sólo somos amigos.
―¡Una mierda!
134
Capítulo Trece
Marc no sabía lo que había pasado entre el beso que habían compartido y
ahora, o incluso lo que había enviado a Happy a correr, pero era claro por la
mirada asustada en la cara de Happy que el hombre tenía miedo de algo.
Los ojos de Happy eran brumosos y melancólicos cuando los levantó. ―Yo
no trato de mentir, Marc. Somos amigos, y... ―Happy respiró
profundamente― y creo que lo mejor es que sigamos siendo amigos, sólo
amigos. 135
Ningún poder en la tierra podría haberle quitado el dolor que apuñalo su pecho
como un cuchillo. Marc se tambaleó hacia atrás, hasta que golpeó contra la
isla del centro, presionando su mano buena contra su pecho, donde el dolor
parecía centralizarse.
Marc abrió la boca para responder, para suplicar que Happy tomara sus
palabras de vuelta. Y entonces vio las lágrimas que Happy estaba tratando de
ocultar de él, manteniendo la mirada baja.
Pero él sabía que era el adiós. No era lo suficientemente fuerte como para
mantener a Happy cuando él quería ser libre.
―John ―dijo cuándo el sheriff contestó― soy Marc. Necesito que vengas por
Happy y Anna y los lleves a la casa de mis padres. Creo que van a estar más
seguros allí. Con mi brazo herido, no soy un gran elemento de disuasión para
cualquier persona haciendo fuego sobre ellos.
Necesitaba que Happy se fuera por una razón completamente diferente, pero él
no quería que John supiera eso. Lo que pasó entre él y Happy o lo que no
sucedió, era sólo entre ellos dos.
Su corazón estaba roto. Hacía dos semanas no conocía a Happy, pero ahora
podía vivir durante doscientos años y sabía que no lo olvidaría. El hombre
estaba impregnado en su alma.
Marc no sabía cuánto tiempo se sentó allí cuando escuchó un suave llamado a
su puerta. Él lo ignoró. Realmente no quería hablar con nadie en este
momento. Infiernos, él no quería hablar con nadie más tarde tampoco.
―Has pasado por cosas peores estando en servicio. Me sorprende incluso que
lleves un cabestrillo.
Él lo haría.
―Estoy bien, John. ―El hombre no le creyó. Marc podía verlo en sus ojos―.
Si alguien está detrás de mí, este es el último lugar en que Happy y Anna tiene
que estar.
―No, pero no debemos correr riesgos. Happy y Anna tienen que ser
protegidos.
Marc pudo ver el brillo calculador de los ojos de John, y supo lo que el
hombre estaba haciendo. Por mucho que lo admiraba en este momento
deseaba que no se entrometa.
138
―No lo hagas, John.
Marc suspiró y rodo los ojos, volvió a mirar por la ventana de nuevo. ―Es
necesario que lleves a Happy y Anna a casa de mis padres. Mi hermano está
allí con Russ y los dos no dejaran que nadie los lastime.
Marc cerró los ojos mientras su angustia se renovaba y robo su aliento. ―No
quiero que se vaya, pero sé que es lo mejor para él. 139
―¿Por qué, Marc?
Marc abrió los ojos y miró a John directo a sus ojos. ―Porque yo lo amo y él
no quiere que lo ame. Sólo quiere que seamos amigos.
―No, no tuve las agallas para decirle todavía. Las cosas estaban moviéndose
tan condenadamente rápido. Demonios, apenas nos conocimos hace dos
semanas. Pensé que darnos un poco más de tiempo para llegar a conocernos
mejor antes de decir cualquier cosa.
―¿Cuatro días?
John se encogió de hombros. ―Yo estaba listo para irme a vivir con él y
Seamus en menos de un mes. Una gran cantidad de los Blaecleahs son así. Asa
llevó a Lachlan a casa la primera noche y el hombre nunca se fue. Quaid se
propuso a Matthew la noche que se conocieron. Sucede así a veces.
140
―Supongo. ―Marc giró hacia la ventana―. No veo que esto ocurra para
nosotros. Es difícil declararte a un hombre cuando él no te quiere.
―¿Planeabas proponérselo?
―Sí, tal vez. ―Marc frunció las cejas mientras se apartaba de la ventana―.
Esto no era algo para una o dos veces para mí. Yo hablaba en serio cuando
dije que me encantaba Happy. Yo quería pasar mi vida con él.
Una ráfaga de aire salió disparada de la boca de Marc cuando se giró hacia la
puerta y vio a Happy de pie allí. Su primer pensamiento fue preguntar cuánto
tiempo había estado allí y qué escucho
―John ―dijo Marc cuando él apartó la vista de su propio cielo personal sobre
la tierra―. Sólo déjalo ir. Estoy seguro de que Happy tiene sus razones.
―Te voy a llevar a la casa de los padres de Marc. Ustedes van a permanecer
allí hasta que consigamos arreglar este lío.
141
―¿Estás haciendo que me vaya? ―A Marc le dolió el corazón cuando la voz
de Happy se rompió―. Yo no quiero irme.
―Es mejor así, Happy ―dijo Marc―. Te gustará la granja. Tienen caballos,
vacas y todo.
―Sólo tienes que ir, Happy. ―El estómago de Marc se apretó sólo por decir
las palabras que sabía que alejarían a Happy de él.
―No, be… ―Marc nunca iba a ser capaz de tragar más allá del nudo en la
garganta―. No, Happy ―dijo, dándose cuenta de que no tenía el derecho de
llamarlo bebé―. Yo no te odio.
―Happy, Yo no te odio.
―Debido a que le dijiste a Marc que no quieres que él te llame bebé nunca
más. ―Hasta que él habló, Marc había olvidado que John estaba en la
habitación. Se giró y miró al hombre, deseando que jodidamente se callara.
―Le dijiste que sólo querías ser su amigos ―dijo John―. ¿No es así?
―Es por eso que me llamó y me pidió que los llevara a ustedes y a la granja
de sus padres ―John continuó.
John sonrió. Era una pequeña sonrisa, pero decía que el hombre acababa de
descubrir la respuesta a la vida, el universo, y todo. Hizo que Marc quisiera
darle un puñetazo.
―Escuchaste a Marc diciendo que él se preocupa por ti, que quería pasar su
vida contigo.
―John, no lo hagas ―susurró Marc. Sabía dónde John iba con su línea de
preguntas, y preferiría si no lo hacía―. Por Favor, John.
―No. ―Sería hacer que Happy se sienta mal, y eso era inaceptable.
Marc apretó los puños y se apartó. Pasó la mano a través de su pelo corto,
mientras caminaba de vuelta a la ventana. ―Eso no importa, Happy.
―¿Crees que Happy es demasiado lento para entender lo que está pasando
aquí, Marc?
143
Marc gruñó cuando se dio la vuelta. La ira estallando a través él. Apretó la
mandíbula, entrecerrando los ojos. ―Siempre te he respetado, John, pero estás
patinando sobre hielo delgado.
La cabeza de John se inclinó hacia un lado. ―¿No te gusta admitir que Happy
es lento?
―Happy no es lento. Está mal informado ―Marc gritó―. Una vez que él
tiene toda la información, puede llegar a las mismas conclusiones que
cualquier otra persona.
―Entonces dame toda la información ―dijo Happy con una voz que era tan
fuerte como la de Marc.
―Sé que esto es todo confuso para ti, Happy, y tal vez algún día puede
explicártelo, pero por ahora, creo que es mejor que te vayas con John.
―No me quiero ir ―dijo Happy con voz apagada―. Quiero quedarme aquí
contigo.
144
―No siempre conseguimos lo que queremos, Happy. ―Marc no tenía nada
más que decir, y si se quedaba en la sala un segundo más, iba a caer de
rodillas y suplicarle a Happy que se quede.
145
Capítulo Catorce
―Dijiste que sólo querías ser amigo de él, Happy ―John dijo―. El hombre
está sufriendo.
―Él necesita a alguien a su lado del que puede estar orgulloso. ―Happy miró
hacia abajo a sus manos, torciéndolas juntas hasta que los nudillos se
volvieron blancos―. No soy estúpido, pero yo todavía no soy una buena
apuesta. Estoy bastante jodido. Marc necesita a alguien que pueda estar a su
altura, no alguien que necesita constantemente que las cosas le sean
explicadas.
―Lo está. De hecho, Brody fue quien llevo a cabo mi propia ceremonia de
boda cuando me casé con Yancy y Seamus. Realizó la ceremonia de boda para
todos los hermanos Blaecleah.
John arqueó una ceja interrogante. ―Pensé que tú sólo querías ser su amigo.
―Yo sé lo que siento, aunque no entiendo todo lo que siento, pero eso no
cambia el hecho de que no tengo nada que ofrecer a Marc. ―Happy hizo un
147
gesto con la mano a su pecho―. Quiero decir, mírame. Apenas puedo escribir
mi propio nombre.
―Hay tantas cosas que no sé. ―Happy se quedó mirando a sus manos de
nuevo―. Como dice Marc, yo no soy tonto. Sólo que no sé mucho porque
nunca oí hablar de ello antes.
―Pero esas cosas se pueden aprender, Happy. ―John apretó su mano contra
el pecho de Happy, justo sobre su corazón―. Lo que se sientes aquí, es el tipo
de hombre que eres. Eso no se puede aprender. Esa parte de lo que eres es lo
que Marc necesita.
Happy sabía instintivamente que había algo más detrás de las palabras de John
de lo que estaba diciendo. ―¿Por qué?
―Marc pasa casi cada día protegiendo a la gente de Cade Creek. Y mientras
que él tiene algunos amigos y familia, cuando él viene a casa por la noche,
vuelve a una casa vacía. No hay nadie aquí que le importe como le fue en su
día.
―¡A mí me importa!
¿Eh?
―Pero…
John rodo los ojos. ―¿Happy, amas a, Marc? Me refiero a realmente amarlo
en lo más profundo de tu alma
148
―Sí. ―Era tan simple y tan complicado como eso―. Moriría por él.
―Vas a estar bien, Happy. Sólo tienes que ir allí y decirle a Marc lo que me
dijiste. Te puedo decir que es un hecho que está esperando oír esas tres
pequeñas palabras. Voy a llevar a tu madre conmigo a la granja de la familia
de Marc y ustedes pueden ir mañana.
John se detuvo en la puerta y miró por encima del hombro. ―Solo dile que lo
amas, Happy. Eso es todo lo que necesita oír.
John salió al pasillo y luego cerró la puerta detrás de él, dejando a Happy a
solas con sus pensamientos, nervios y ansiedad.
Tratando de reunir todo su valor y recordar que Marc dijo que lo amaba,
Happy se acercó a la puerta del baño y presionó su frente contra la madera
dura.
Nada.
―No soy bueno con las palabras, porque no estoy seguro de lo que significan
todas y qué palabras van con qué cosas. Pero sí sé que siento que tengo el
estómago lleno de mariposas cuando estoy cerca de ti. Me gusta estar cerca de
ti. No me hablas como si fuera tonto.
149
Dios, no sabía si Marc escuchaba sus palabras. Por lo que sabía, el hombre
podría tener los dedos tapando sus oídos.
―John me dijo que debería decirte lo que le dije, pero tengo miedo, Marc. No
quise hacerte daño. Sólo pensé que deberías estar con alguien... alguien del
que puedas estar orgulloso. Y sé que habrías dicho que estarías orgulloso de
mí, pero tener que explicarme todo te cansará después de un tiempo. Tus
amigos comenzarán a burlarse y te enojarás y... y creo que te merece a alguien
mejor que eso.
Happy sollozó cuando su nariz empezó a correr. No tenía nada que hacer con
las lágrimas en los ojos.
Realmente.
Nada en absoluto.
Happy apenas podía respirar mientras apretaba sus dedos contra la puerta.
―Sólo dime lo que quieres que haga, Marc, y lo voy a hacer.
―Dilo.
―Te amo.
―Marc ―susurró con voz ronca antes de abrir la boca para la lengua
inquisitiva de Marc. Cuando el hombre se adentró en su interior, todo el
cuerpo de Happy se puso rígido, su polla se endureció tan rápido que su
cabeza comenzó a nadar por falta de sangre.
Todo su cuerpo pareció cobrar vida cuando Marc se abrió para él, chupando la
lengua de Happy como si estuviera muriendo. La punta rosa de la lengua de
Happy salió, deslizándose en el labio inferior de Marc. La abrió, permitiendo
que Happy invadiera su boca. Happy se sumergió, barriendo y dejando sus
sentidos tambaleándose.
De repente nada era suficiente. Sus manos se movieron sobre los hombros y el
pecho de Marc, tocando, acariciando y apretando.
Happy recogió a Marc en sus brazos y lo empujó hacia la puerta del baño.
Marc gimió y comenzó a moler su polla en el abdomen de Happy.
151
Tenía que poner sus manos en la piel de Marc. Agarró un puñado de los
pantalones del pijama que Marc todavía llevaba y tiró.
Happy se quedó atónito al ver a Marc tirar la cabeza atrás y gritar el nombre
de Happy, su cuerpo temblando cuando su cabeza cayó sobre el hombro de
Happy. Happy sintió algo cálido y húmedo remojando su camisa.
Marc se sonrojó, sólo hizo que la polla de Happy palpitara aún más.
Marc llegó por él, tirando a Happy para darle un beso. Aunque acarició sus
labios más que besarlos lo que envió una onda de placer por la columna de
Happy.
Marc era perfecto, en todas las formas posibles. Él no estaba seguro de cómo
había llegado a ser tan afortunado de que este hombre lo desee, pero estaría
siempre agradecido.
Happy pasó los dedos por el semen que saturaba su camisa, después llego
abajo entre las nalgas de Marc, rodeando el apretado musculo, hundió un dedo
dentro como Marc había hecho con él, y casi se vino. El agujero estaba muy
apretado alrededor de su dedo... dios.
Deslizando otro dedo dentro de Marc, Happy hizo tijera, vio como la cabeza
del hombre se echó hacia atrás y hacia adelante, casi mordiéndose el labio
inferior. Marc parecía magnífico mientras se retorcía debajo Happy. 152
―Date prisa, Happy. Necesito sentir tu polla dentro de mí.
Marc le había explicado que él no podía poner su polla dentro sin lubricante.
Sólo que no se acordaba donde guardaba el lubricante.
Correcto.
153
―Lo siento, Marc. Tal vez debería haberte estirado un poco más. ―Porque
maldito si el hombre no era estrecho como el infierno, por un momento pensó
que no iba a poder entrar.
―So… solo dame un minuto ―dijo Marc. Happy trabajó su polla dentro
centímetro a centímetro, finalmente sintiendo el cuerpo de Marc relajarse y
aflojarse―. Mucho mejor.
Marc atrajo a Happy para otro beso abrasador. Marc levantó las piernas,
envolviéndolas alrededor de las caderas cuando empujó su culo en la polla de
Happy.
Marc echó sus brazos alrededor de los hombros de Happy y empezó a joderse
en serio. Lo único que podía hacer Happy era orar para no venirse demasiado
rápido.
Montó la polla de Happy con entusiasmo, haciendo que los malditos dedos se
doblen. Golpeó a Marc tan duro y tan rápido como pudo.
―Oh, dios, Happy. ―Marc echó la cabeza hacia atrás y gritó, pintando con su
simiente el estómago y pecho de Happy, mientras sus movimientos vacilaban
perdiendo el ritmo.
―Ahora eres mío, Marc ―Happy susurró contra la piel caliente de Marc―.
Te amo y voy a quedarme contigo.
155
Capítulo Quince
Marc mantuvo sus dedos entrelazados con los de Happy mientras conducía
por las calles hasta la granja de su familia. No se atrevía a romper la conexión.
La necesitaba, probablemente tanto como necesitaba respirar.
―¿Cómo te sientes? ―Se habían hecho el amor el uno al otro varias veces
durante el día, tomando pequeñas siestas para reponerse.
Ellos se habían unido tantas veces que Marc olvidó dónde terminaba él y
comenzaba Happy.
Marc trajo la mano de Happy hasta su boca y le dio un beso contra los
nudillos. Sus ojos se posaron en el anillo que había colocado en el dedo de
Happy en las primeras horas de la mañana. Sólo era su anillo de graduación de
la escuela, pero era un símbolo de todo lo que Happy significaba para él.
Irían juntos y escogerían los anillos que ambos les gustaran. Hasta entonces,
su anillo de la escuela se quedaría en el dedo de Happy, dejando que todo el
mundo sepa que el hombre había sido reclamado.
―Tu vendrás a vivir conmigo cuando nos casemos, así que pensé ¿por qué
esperar? ―La sorpresa en el rostro de Happy le dijo que no había considerado
eso―. ¿Preferirías que vivamos en tu casa?
157
―Realmente creo que a Anna le gustará el apartamento por encima del garaje.
Ella estará literalmente al lado nuestro por lo que todavía podemos cenar
juntos cada noche y todo, pero también tendrá su espacio propio.
¿Alguna vez te dijo quién era? ―Marc había vivido en Cade Creek toda su
vida. Tal vez podría ayudar a Anna a conectar con el chico de vuelta.
―Ella sólo dijo que se llamaba Angus. No hablaba mucho de él. ―Happy se
encogió de hombros―. Creo que tal vez ella necesitaba mantener el recuerdo
para sí misma.
158
Marc se devanaba los sesos. No recordaba ningún Angus. ―Podemos hablar
con mi papá cuando lleguemos a la granja. Ha vivido aquí su vida entera. Si
alguien sabe quién es este tipo Angus es él.
Marc no sabía lo que iba a hacer si la mamá de Happy no quería que estén
juntos. Anna era probablemente su mejor amiga y confidente. Happy tenía que
tener a la mujer en su vida. La miraba por orientación y aceptación y todo por
lo que se suponía que un niño miraba a sus padres.
―A ella le gustas, ya sabes ―dijo Happy―. Ella dijo que estaba bien que me
gustes más que como amigo.
¿Correcto?
Marc podría decir lo mismo sobre Happy. Decidió en ese momento que su
nueva misión en la vida sería asegurarse de que Happy y Anna disfrutaran de
todo lo que la vida tenía que darles.
Sorprendió a Marc que algo tan simple como compartir un batido de fresa
pudiera llenar a Happy con tanta alegría. Tal vez el resto del mundo podría
aprender de su ejemplo. Él no estaba envuelto en tratar de ganar cada centavo
que podía tener en sus manos. Él no estaba tratando de empujar sus creencias
en otra persona o de odiar a los que pensaban diferente a él. Él no estaba
quitando y robando.
Marc gruñó y agarró el volante con las dos manos cuando la camioneta de
repente se sacudió. Un rápido vistazo en el espejo retrovisor le mostró cuál era
el problema... e iba a volver a embestirlos de nuevo.
―¿Por qué hace eso? ―Happy gritó mientras miraba de la ventana del frente
a la ventana de atrás, y luego de nuevo a la parte frontal de la ventana. Sus
ojos iban y venían, con pánico―. No sé, Happy. Sólo espera.
160
Marc mantenía una estrecha vigilancia sobre el vehículo tras ellos mientras
presionaba el pie en el acelerador. La camioneta salió disparada hacia
adelante, poniendo una poca distancia entre ellos y sus perseguidores.
Marc estaba un poco nervioso por lo mucho que disfruto cuando Happy metió
la mano en el bolsillo y buscó alrededor por el teléfono, especialmente
teniendo en cuenta lo peligroso de su situación. Pero cualquier toque de la
mano de Happy en él era bienvenido, así que a Marc decidió no preocuparse
demasiado.
―Sí.
―Tócalo con el dedo. ―Marc miró y vio como el dedo de Happy tocó el
icono verde―. Está bien, otra ventana debe subir. Pulsa el botón del teléfono
de nuevo.
―¿Hola?
Happy asintió, y luego volvió a asentir. Marc sabía que estaba escuchando lo
que John decía. Se concentró en conducir y mantenerse suficientemente por
delante del otro vehículo para que no lo golpeara. Pero él no dejaba de mirar a
Happy.
Happy finalmente sacó el teléfono de su oreja. ―El Sheriff John dice que te
dirijas hacia el sur hacia el rancho Blaecleah. Él y sus hermanos nos
encontraran a mitad de camino.
―Está bien, Happy, tenemos una curva cerrada por venir. Asegúrate de que tu
cinturón de seguridad está bien y apretado. ―Si algo le sucedía a Happy
debido a los pendejos detrás de ellos, la cabeza de alguien iba a rodar.
―Una muy mala esquina en el camino ―Marc respondió mientras sus manos
se apretaron en el volante. Odiaba las curvas cerradas―. Si no tenemos mucho
cuidado podríamos volcar y chocar.
―Oh.
Nada.
Todavía nada.
―Bebe, por favor. ―Él oyó su voz, sofocada y antinatural, atada por el miedo
y la desesperación―. Abre los ojos.
Marc toco el botón para liberarse del cinturón de seguridad. Él gruñó con
frustración cuando no se soltó. Estaba trabado. Abandonó el cinturón de
seguridad y volvió a tratar de despertar a Happy, sacudiendo su hombro y
acariciando los rizos de su rostro ceniciento.
―Happy, bebé, abre los ojos para mí. Venga. Déjame ver esos hermosos
azules bebe.
Por mucho que Marc deseaba que Happy lo buscara a él cuando tuviera
miedo, comprendió que Happy había confiado en Anna su vida entera para
decirle que todo estaba bien. Eso no iba a irse o desaparecer pronto.
―Está bien, Happy, podemos ir. Sólo ten cuidado. Hay una gran cantidad de
vidrio.
―Bueno.
Marc se volvió y abrió la puerta, empujando contra ella cuando no se abrió por
sí sola. El metal gimió y se resistió, pero finalmente abrió lo suficiente para
que Marc saliera. Su cabeza le daba vueltas un poco mientras se levantaba.
Sabía que era la enorme cantidad de adrenalina corriendo sin parar a través de
su sistema. Se sostuvo del borde de la caja de la camioneta mientras se dirigió
hacia la parte trasera.
―¡Marc!
166
Capítulo Dieciséis
Marc lanzó una mirada hacia el lado del pasajero de la camioneta. Happy
todavía estaba dentro, pero había otro hombre allí tratando de sacarlo. Happy
parecía estar resistiéndose, luchando contra el hombre empujándolo lejos.
Cuando el hombre se echó hacia atrás y luego lanzó un puñetazo, Marc gruñó
mientras veía la cabeza de Happy retroceder bruscamente. Volvió a mirar al
hombre sosteniendo el arma contra él. ―Lastimas a Happy y será lo último
que harás nunca.
Funcionario de la ley o no, Marc tiraría todo por la borda sin pestañear si
Happy era herido. Estaba bastante seguro de que el hombre que intentaba
sacar a Happy de la camioneta era Herne O'Brian. El que estaba de pie frente a
él era demasiado joven.
167
―El sheriff está en camino ―dijo Marc―. Si te vas ahora, podrías tener una
oportunidad. ―No había muchas posibilidades, pero no obstante era una
oportunidad.
Marc no tenía ninguna duda de que John estaba llamando a las tropas. Cuando
él y Happy no se encontraron con él en el camino, John llamaría a toda la
fuerza del Departamento del Sheriff de Cade Creek, a los Blaecleahs, por no
hablar de la propia familia de Marc.
El hombre de la pistola tenía una mirada salvaje en sus ojos por las palabras
de Marc, o tal vez era la máscara de piedra en el rostro de Marc.
Repentinamente nervioso dio un par de pasos hacia atrás más cerca del otro
hombre.
―Hey, hombre, los policías están llegando ―dijo el chico―. Tenemos que
salir de aquí.
―Nunca vas a encontrarla, Herne ―Marc gritó, sabiendo con certeza quien
estaba hablando―. La puse en un lugar donde nunca podrás poner tus manos
en ella de nuevo.
Marc iba a tener que andar con cuidado. ―Herne, tu hija no es tu esposa. No
puedes hacer que Anna reemplace a tu esposa. No funciona de esa manera.
―¡Ella es mía!
―Dios me dio a Amelia para mí ―dijo Herne―. Él dijo que ella era mía. Yo
la quiero de vuelta.
Marc no sabía si sentir lástima por el hombre o no. Era obvio que la muerte de
Amelia había arrojado a Herne sobre el borde. Pero todavía era un hijo de puta
que aterrorizó a Anna y Happy durante años antes de que Amelia hubiera
muerto. Cuándo exactamente había perdido su mente era algo que nadie
sabría.
Estaba equivocado.
Pero podría ser la distracción que Marc necesitaba para obtener la ventaja.
―Hombre, dijiste que ibas a venir aquí para buscar a tu esposa ―dijo el
extraño―. Nunca dijiste nada sobre ninguna hija.
―¡Ella es mía! ―Herne se quebró, sus ojos salvajes de nuevo. Antes de que
Marc pudiera actuar, Herne se volvió y apretó el gatillo.
Happy gritó cuando él cayó al suelo, y por un momento, Marc pensó que su
corazón podría haber dejado de latir. Y entonces vio una mancha de color rojo
aparecer en la camiseta del extraño, poco a poco extendiéndose hasta cubrir
casi la mitad de su pecho.
Marc se lanzó hacia el suelo cuando el hombre disparó de nuevo. Las balas
volaron sin tregua. Marc se cubría la cabeza y oró para que Happy no fuera
golpeado.
Marc extendió la mano y agarró el arma de los dedos laxos del hombre antes
de mirar hacia el otro pistolero. Él no se movía tampoco.
―¿Marc?
170
El alivio casi hizo caer a Marc al suelo. Cogió la pistola de la mano del
desconocido y se lo metió en la parte trasera de sus pantalones. Era claro por
los ojos vacíos mirando al cielo que el pistolero estaba muerto.
―No, no lo creo.
Marc giró al oír el sonido más hermoso del mundo justo detrás de él. Sonrió,
estirándose hasta acariciar la mejilla de Happy. ―Yo estaba preocupado.
―Quiero a mamá.
Estaba bastante seguro de que John se había dado cuenta de que habían sido
detenidos y probablemente estaba viniendo a toda velocidad. Pero Happy
necesitaba algo para hacer mientras Marc comprobaba a Herne.
Marc esperaba que la sonrisa que se extendió por la cara de Happy significaba
que él había dicho lo correcto.
Happy rodo los ojos mientras comenzaba a ir por el lado del pasajero del
camión. ―Si querías que me fuera lejos, mientras que mirabas a mi abuelo,
sólo tenía que decirlo.
La risa brotó de los labios de Marc. Happy era una delicia constante. Cómo
alguien podía pensar que era lento, nunca lo sabría. El hombre veía mucho
más de lo que la mayoría de las personas hacían. ―Quiero que te alejes
mientras yo reviso a tu abuelo.
Marc observo a Happy caminar hacia la camioneta. Esperó hasta que Happy
había recuperado el teléfono y marcó antes de volver su atención al abuelo de
Happy. El hombre todavía estaba vivo, pero Marc dudaba de que sería por
mucho tiempo. Él tenía dos agujeros grandes en el pecho.
El botiquín médico que llevaba era el mismo que los médicos tenían en
combate. 172
Marc volvió al lado de Herne y dejó caer la bolsa en el suelo. La abrió y
empezó a sacar los artículos que necesitaba. Agarrando un puñado de vendas,
comenzó a presionar la herida de Herne cuando el hombre le agarró la muñeca
con una sorprendente cantidad de fuerza.
―Ojalá pudiera, Herne ―Marc dijo mientras liberó su mano y presionó las
heridas nuevamente―. Creo que te merece ir al infierno por las cosas que has
hecho, pero sigues siendo familia de Happy y eso significa que tengo al menos
que tratar de mantenerte vivo.
―Bueno, ella debe estar esperándote en el infierno así que estás de suerte.
―Después de todo lo que Herne y Amelia le habían hecho a Happy y Anna,
Marc no tenía ninguna duda de que ambos iban a pasar la eternidad en el
infierno. Sus almas estaban tan mal que eran negras.
Marc pudo ver la luz empezar desaparecer de los ojos de Herne y supo que el
hombre no tenía mucho tiempo de vida. Por mucho que detestaba la idea, tuvo
que dar a Happy oportunidad en algún tipo de cierre.
―Happy ―gritó en voz bastante alta― tu abuelo no tiene mucho más tiempo.
Si tienes algo que decirle, ahora es el momento.
―¿Happy?
―No estoy seguro de que haya algo que decir. Él me ha odiado toda mi vida.
Eso no va a cambiar sólo porque se está muriendo.
―¿Estás seguro, bebé? ―Esta podría ser tu última oportunidad―. Marc sabía
que no habría ningún final feliz para Happy y su abuelo, pero tampoco quería
que Happy lamentara no decir algo antes de que fuera demasiado tarde.
Los ojos de Happy cayeron a su abuelo. ―Lo único que quiero decirle es que
estaba equivocado. Yo no soy el diablo. Yo no soy el engendro de Satanás. Ni
siquiera soy malo. ―Él respiró tembloroso y luego se reunió con los ojos de
Marc―. Soy Happy.
174
Capítulo Diecisiete
―Despierta, Happy.
―Happy, bebé, despierta ―dijo una voz persistente―. Quiero mostrarte algo.
Happy parpadeó y trató de abrir los ojos. Sus pestañas revolotearon mientras
rodaba sobre su espalda. Marc estaba sentado en el lado de la cama al lado de
él. ―¿Cuál es tú…? ―Las cejas de Happy se dispararon cuando atrapó un
vistazo de la oscuridad más allá de la ventana del dormitorio―. ¿Qué hora es?
El hermoso bastardo.
Happy refunfuñó entre dientes mientras pasaba las mantas y se sentó. Se frotó
las manos por la cara, tratando de borrar el sueño en sus ojos.
Aquí Marc dijo mientras sostenía una pila de ropa―. Vas a necesitar estos.
Happy inhaló una bocanada de aire y luego la soltó con un profundo suspiro.
―Y pasteles.
―¿Qué tipo de pasteles? ―Preguntó mientras subía sus pantalones por las
piernas y los abotonaba.
―Delicioso
Happy frunció el ceño ante el hombre. ―¿No hay algún tipo de ley contra ser
así de molesto tan temprano en la mañana?
―Nop.
Puede Ser.
Le gustaba el sexo.
―Nop.
La mandíbula de Happy cayó mientras hacía una pausa en atar sus zapatos
para mirar al hombre. ―¿No?
―Bien. ―Happy se levantó y agarró el ligero saco que Marc había puesto
sobre la cama―. ¿Dónde está el café del que estabas hablando? ―Happy
había descubierto que amaba el café. Marc podía más o menos conseguir
cualquier cosa sobornándolo con la deliciosa ambrosía.
Happy rodo los ojos. Era un gesto que había aprendido de su medio hermano
Billy, uno que le gustaba usar con Marc porque lo ponía loco al igual que
ponía loco a Rourke Blaecleah cuando Billy lo hacía.
―Tengo algo para ti ―Marc dijo mientras le entregaba una bolsa a Happy.
―¿Qué es?
Happy sonrió cuando abrió la bolsa y sacó una pila de libros. Sus ojos se
agrandaban mientras miraba un libro tras otro, cada cubierta un poco más
subidas de tono.
178
La cubierta tenía dos chicos sin camisa sujetándose. La imagen creaba todo
tipo de ideas sudorosas calientes en la cabeza de Happy.
Happy no se quejaba.
Mucho.
―No quise hablar contigo anoche porque estabas ocupado con tu mamá, pero
el alguacil llamó y me dijo que cerraron oficialmente el caso de tu abuelo.
―Sí, hicieron los arreglos para que Herne sea enterrado al lado de tu abuela.
En realidad... hizo que Happy se sienta mejor. Herne se había vuelto loco por
la pérdida de su esposa. Parecía lo adecuado que sean enterrados juntos.
―Lo siento.
―Sí, pero-
―Nada de peros.
Happy sonrió mientras terminó de beber su café. Habían dejado Cade Creek
hacia unos kilómetros atrás y se dirigían fuera de la ciudad hacia el campo,
donde las zonas de granjas y ranchos se encontraban.
―Podría ser.
Happy tuvo que admitir que estaba un poco emocionado, sobre todo ahora que
la cafeína lo estaba pateando y se sentía como una persona normal en lugar de
lodo de sueño.
Happy comenzó a preguntarse donde realmente Marc iba cuando entro por el
camino que conducía a la casa de sus padres, él no se detuvo delante de la
gran casa de campo ni del granero.
La camioneta redujo la velocidad cuando pasó por el camino de tierra que iba
a lo largo del lado del campo, pero no fue suficiente para impedir que Happy
180
rebotara por el interior de la cabina. En el momento en que el camión se
detuvo ante una línea de árboles, Happy se sentía como si hubiera estado
dentro de una licuadora.
Happy saltó cuando la puerta se abrió. Estaba tan ocupado mirando alrededor,
que se había perdido totalmente a Marc saliendo de la camioneta y rodeando a
su lado.
―¿Qué?
―Estás loco.
―Por supuesto que confío en ti. ―¿Qué clase de pregunta era esa?
Happy cerró los ojos porque no tenía otra opción. Él confiaba en Marc y el
hombre se lo había pedido. Sintió los dedos de Marc cerrarse alrededor de su
mano y cuidadosamente sacarlo del camión, y luego la puerta se cerrarse
detrás de él.
181
―Mantén tus ojos cerrados, Happy, y da pequeños pasos.
Happy estaba muy tentado a abrir los ojos, pero también quería la sorpresa de
Marc.
Happy se detuvo.
Bueno.
―Casi, bebé.
Happy separó las piernas y abrió los brazos cuando sintió a Marc empujarlo.
Un momento después, Marc se colocó entre sus piernas. Era una posición en
la que se sentaban con frecuencia, por lo general abrazados en el sofá o en la
cama en las noches de cine o cuando estaban sentados en el porche mientras
que salían al patio trasero. Y a veces, cuando se sentaban en la hierba y
miraban hacia las estrellas.
A Happy le gustaba porque podía sentir todo del cuerpo de Marc apretado
contra él, y podía envolver sus brazos alrededor del hermoso hombre que
había llegado a significar mucho para él.
182
Marc se echó hacia atrás para que su cabeza descansara sobre el hombro de
Happy. ―Está bien, bebé, puede abrir los ojos.
Happy abrió los ojos y se quedó sin aliento. El prado que tenía al frente de él
era casi etéreo. El sol había salido lo suficiente para iluminar las tinieblas, y
una niebla de lento movimiento había rodado en la hierba verde alta. Era como
mirar una imagen fija.
―Mira. ―Marc señaló hacia un bosque. Happy vio las hojas revolotear por el
suelo como si fueran arrastradas por el viento.
―Me dijiste que te sentabas y veías la salida del sol en las mañanas cuando
ibas a buscar los huevos para tu mamá, y que disfrutabas ver el movimiento
del rocío sobre los campos.
FIN
184
Sobre el Autor
Stormy cree que la única cosa más sexy que un hombre en botas de
vaquero es dos o tres hombres en botas de vaquero. Ella también cree en
el amor a primera vista, compañeros del alma, el verdadero amor y los
finales felices.
Generalmente, tu puedes encontrarla acurrucada en la cama con un libro
en la mano y un perrito o su portátil en su regazo, creando al próximo
hombre sexy para una de sus historias. Stormy da la bienvenida a los
comentarios de los lectores.
185
Coordinación de Proyectos
Pervy
Traductora
Roxx
Correctora
Dankar
Portada
Clau
Diseño y Formato
Pervy
186