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1
El maître (/mêtre/) (forma abreviada de maître d'hôtel literalmente 'maestro de sala'), o metre, Es
un camarero especializado en restaurantes u hoteles, generalmente de alta posición, responsable de planificar, organizar,
desarrollar, controlar y gestionar las actividades que se realizan en la prestación del servicio, tanto en la comida como en
las bebidas, coordinando y supervisando los distintos recursos que intervienen en el departamento para conseguir el
máximo nivel de calidad.
2
Que a su vez daba a un canal lleno de góndolas.
Las normalmente tranquilas aguas del canal de Venecia ya estaban
abofeteando y salpicando contra los bancos de piedra a ambos lados.
Los botes largos y estrechos ya estaban en un estado de caos.
Los gondoleros estaban gritando.
Los pasajeros estaban chillando.
Y Scott Sapphire estaba saltando por encima de la proa de una
góndola hasta la próxima, brincando desde el precario borde de una
baranda de estribor a la baranda del lado del puerto del siguiente bote.
Las góndolas se tambaleaban y giraban.
Los postes de los gondoleros se azotaron y golpearon entre sí
mientras ellos se giraban hacia el antipersonal alborotador que se
dirigía hacia lo que parecía una isla de góndolas; docenas y docenas de
los delgados botes estaban encajados juntos en el muelle turístico 18
marítimo de Bacino Orseolo, la estación de góndolas más popular y
concurrida de Venecia.
Jake miró al ladrón salta botes huir hacia el más cercano cruce de
góndolas
y saltar.
Sus brillantes zapatos negros bailaban mientras se tambaleaba al
borde del lado del bote hacia el puerto, su peso inclinando la góndola
precariamente. Los turistas a bordo se lanzaban y gritaban mientras el
gondolero perdía el equilibrio y aterrizaba encima de sus pasajeros.
El enojado italiano se sacó su sombrero de paja de gondolero fuera
de su cara y miró hacia arriba, pero Jake ya estaba haciendo el salto a la
siguiente góndola, luego a la siguiente.
Las olas en el canal se estaban volviendo cada vez más inquietas.
Más y más góndolas comenzaron a inclinarse violentamente.
Scott siguió el efecto en cadena de un bote al siguiente hasta que
empezó a limitar su camino a través de la isla de góndolas siendo
maltratadas a cada paso del camino hasta que saltó hacia el muelle de
Bacino Orseolo, dispersando a la multitud de turistas asustados y
nerviosos.
Se dio la vuelta para ver a Jake saltando a un lado de una góndola en
el extremo opuesto de la ondeante, agitada isla de botes. Y por un
momento, Jake se detuvo, tratando de mantener el equilibrio sobre el
borde de la góndola a seis metros de distancia de Scott.
Miró hacia arriba para ver a Scott sonreír.
Tal vez nos veamos de nuevo algún día, Jake Stone Scott dijo
sobre la ondeante isla de góndolas. Hasta entonces, ¡Ciao bello!
Con eso, Scott puso un pie en el lado de la góndola más cercana al
muelle y empujó lo más fuerte que pudo.
La góndola se inclinó casi hasta el punto de volcarse antes de rebotar
hacia el otro lado, golpeando la góndola a su lado
la cual se sacudió y se inclinó y envió a la siguiente góndola a
mecerse violentamente 19
y a la siguiente
y a la siguiente
hasta que una reacción en cadena envió cada góndola a sacudirse,
balancearse y volcarse hacia el exterior.
Los turistas se aferraron desesperadamente a los lados de sus
tambaleantes botes.
Los gondoleros cayeron al agua.
Jake vio la onda de botes que se balanceaban viniendo a estrellarse
hacia él, pero no había ningún sitio para saltar, ninguna góndola dejada
sin mecerse, hasta que
la góndola en la que Jake ya estaba inestablemente posado se vio
afectada por la ola de calamidad.
Sus brazos giraron violentamente.
Sus piernas temblaron.
Sus zapatos se deslizaron.
Y antes de darse cuenta, Jake Stone aterrizó con un omnipotente
chapuzón en el canal.
Cuando logró salir a la superficie en medio de las góndolas que
todavía se mecían, tosiendo y jadeando por aire, Jake fue agarrado por
varias manos. Ellos lo agarraron por las solapas de su chaqueta
empapada y lo arrastraron fuera del agua hacia el muelle. El sonido de
silbatos de la policía, cortó los gritos de los pasajeros en pánico que
todavía se aferraban a sus góndolas.
¡Es él! alguien gritó desde una góndola aun balanceándose ¡El
hombre del traje! ¡Él es quien causó todo esto!
Los zapatos de cuero empapados de Jake chorrearon contra la piedra
cuando fue tirado a sus pies. Uno de la media docena de carabinieri
ahora inmovilizándolo metió la mano en la chaqueta de Jake y sacó su
pasaporte mientras Jake seguía tosiendo el agua del canal, tratando de
recuperar el aliento.
No fui yo. Juro que no fui yo. Fue 20
Scott Sapphire el oficial sonrió, mirando el nombre dentro del
pasaporte. Él miró a Jake en asombro Bien, bien, bien. Parece que la
única noche que cometió el error de llevar su pasaporte real con usted es
la noche en que lo llevaremos a la cárcel.
Al instante, Jake comenzó a luchar y protestar.
¡No, espere! ¡Ese no soy yo! ¡Yo no soy él! ¡Puedo explicarlo!
El oficial rió.
No esta vez, Signore Sapphire. Usted se ha escapado de nuestras
manos muchas veces antes. Esta vez, no lo vamos a dejar ir.
Una puerta de celda se cerró con un fuerte ruido, haciendo que Jake
deje caer las monedas de sus dedos. Se inclinó y las recogió del suelo
bajo la atenta mirada del guardia.
¿Estás mirándome a mí, o estás mirando mi trasero? le
murmuró al guardia. Estaba irritado y nada contento, más consigo
mismo que con alguien más. Él había sido víctima de una estafa. Él
había caído en una trampa. Él había sido seducido.
Ese era normalmente su truco.
Pero Jake Stone había sido engañado por un jugador. Y ahora se
había visto reducido a hacer la única llamada telefónica que realmente
no quería hacer.
Tengo derecho a una llamada telefónica le dijo al guardia, que
deliberadamente lo ignoró.
¡Hey! Una llamada telefónica vaciló. Por favor.
A regañadientes, el guardia dejó a Jake salir y lo acercó a un sucio
teléfono público que estaba en la pared de la estación de policía. El
guardia se quedó cerca de ninguna manera iba dejarlo escapar de su
mirada.
Jake deslizó las monedas en la ranura del teléfono público y marcó
un número.
Una persona contestó en el otro extremo. 21
Profesor. Soy yo, Jake. Odio tener que decirle esto, pero estoy en la
cárcel. Los policías creen que soy algún otro tipo. Alguien con el nombre
de Scott Sapphire.
Desde el otro extremo de la línea se produjo un largo y lento suspiro.
Oh, cielos. Sabes, hace algún tiempo él se las arregló para encerrar
a Shane en una bóveda de diamantes en Nueva York durante todo un fin
de semana. Pero esa es otra historia. Mientras tanto, enviaré a Luca para
sacarte de allí.
Gracias, Profesor dijo Jake con un suspiro de alivio.
Estaba a punto de colgar cuando Maximilian Fathom dijo una cosa
más.
Oh, Jake, ¿por casualidad no habrás podido conseguir el número
del Sr. Sapphire? Él es un joven que me gustaría mucho conocer algún
día.
No murmuró Jake, y luego colgó el teléfono, una vez más
irritado y nada contento. Él y el guardia hicieron el conocido viaje a su
celda. Una vez dentro, Jake se detuvo un momento, y luego se dejó caer
resignadamente sobre el gastado, delgado colchón que cubría la
estructura de acero de su cama.
No pudo evitar sonreír para sí mismo.
La próxima vez puedes besarme el culo, Scott Sapphire Jake se
metió las manos detrás de la cabeza y restregó su culo contra el colchón
Sí, creo que me gustaría eso.
3
La palabra proviene del francés croupier, del mismo significado, que se formó a partir de croupe ('ancas o grupa de un
caballo') para aludir, inicialmente, a la persona que en el casino se sitúa detrás de un jugador, como si cabalgara en la grupa,
con el fin de aconsejarlo sobre el juego.
¡Dealer4 quema!
¡Full house5 de court cards6 gana!
Mientras se abría paso entre la multitud, Scott levantó una copa de
champagne de un camarero que pasaba, sus dedos como el aire, el robo
tan rápido y delicado que el camarero ni siquiera notó que un vaso había
desaparecido hasta que entregó la orden a una mesa cercana de
blackjack.
Al otro lado de la habitación, Scott vio a Oscar Hudson sentado en
una mesa de ruleta llena de espectadores.
Frente a Oscar estaba una mujer de unos sesenta años,
impecablemente vestida, bella, elegante, casi majestuosa.
Scott sólo podía adivinar que estaba mirando a Tatyana Romanov.
Los dos habían hecho su cita inicial.
Él dio la vuelta hacia la mesa. 41
Fue entonces cuando los largos brazos de una alta, hermosa morena
se envolvieron alrededor de sus hombros como las extremidades de una
araña tirando de él en un beso. Ella estaba en sus casi treinta años,
glamorosa e impresionante y ella lo sabía, con un escote en su vestido de
seda roja que caía todo el camino hasta su ombligo cubierto de
diamantes. Cuando terminó de besarlo, sus brillantes labios rojos
sonrieron seductoramente, y Scott al instante la reconoció: Ella Hudson.
No sé quién eres dijo pero yo sólo tenía que poner mis labios
en el hombre más guapo en la habitación. Dime, ¿estás aquí para pecar
o anotar?
A juzgar por el hombre desnudo que acabo de dejar en mi suite del
hotel, yo diría que ya he conseguido ambas cosas.
Ella le dio una sonrisa malvada.
4
La principal función del dealer es la de repartir las cartas, ya que es quien las distribuye según la petición de todos los
jugadores, pero siempre cumpliendo con los requerimientos del casino. Antes de repartir las cartas el Dealer "quema una
carta", significa que él desecha la primera carta del paquete y utiliza la próxima carta para comenzar a repartir
5
Full house se refiere a Una mano de poker que consiste en tener un trio y una pareja al mismo tiempo
6
Se refiere a los nombres de las figuras que provienen de personajes de la realeza y en inglés se llaman court cards. La carta “J”
o Jack es conocida como jota o sota y representa a un sirviente. La “Q” o Queen es la reina y la “K” o King el rey.
¿Te gustaría un trío?
Gracias, pero a pesar de que parece muy elegante, no eres muy mi
estilo.
Bueno, si no puedo entrar en tu cama, ¿puedo al menos conseguir
tu nombre?
Scott. Scott Sapphire.
Con ojos como esos, ese nombre es difícil de olvidar en ese
momento, los propios ojos de Ella se estrecharon con intriga. No
puedo detectar tu acento.
Es un tanto... transatlántico.
Ella Hudson. Encantada de conocerte.
Igualmente esta vez, fueron los ojos de Scott que se estrecharon
con intriga ¿Alguna relación con Oscar Hudson? 42
Él es mi padre ella asintió con la cabeza hacia la mesa de la
ruleta, y entonces suspiró. Se supone que debo ser la heredera de su
fortuna, aunque esta noche sospecho que su fortuna va a valer un poco
menos de lo que lo hacía esta mañana. Las cosas van mal, me temo.
¿Cuánto?
No quieres saber ella asintió esta vez a Tatyana Romanov justo
cuando el dealer en la mesa hacía rodar la bola en la ruleta. Él está
jugando a la ruleta contra una rusa. No fue un movimiento muy
inteligente.
¿Quién es ella?
Tatyana Romanov. Conocida de negocios. Una con un gusto
admirable en hombres, debo añadir.
¿Por qué dices eso?
Como para responder a su pregunta, un espectador se hizo a un lado
para revelar al atractivo joven rubio sentado al lado de la Sra Romanov.
Él tenía la edad de Scott, quizás un poco más joven. Bronceado. De ojos
marrones. Con el tipo de aspecto americano impecable que Scott podía
detectar a una milla de distancia.
Sí, Scott tenía una debilidad o dos.
Ella lo notó en sus ojos.
Deja de mirarlo de esa manera. Me estás poniendo celosa.
¿Quién es él?
Ella se encogió de hombros.
No tengo idea.
En ese momento, la bola de la ruleta rebotó a un alto. La multitud de
espectadores aplaudieron cuando Tatyana Romanov sonrió con
elegancia y dejó que su amigo rubio plantara un beso de felicitación en
su mejilla. Al mismo tiempo, Oscar Hudson se encogió de hombros con
una sonrisa franca y amplia.
Pobre papi dijo Ella, al darse cuenta de otra derrota en la mesa
Él culpa a la Señora Mala Suerte, más comúnmente conocida como la
esposa número trece. Desafortunadamente, ella lo dejó inconsciente con
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su caja de joyas la noche de su luna de miel después de que descubrió
que él había re-encendido su llama por la esposa número ocho. Él dice
que el golpe eliminó su racha de buena suerte de jugador.
Debe haber sido una caja de joyas pesada.
Una vez más, no quieres saber Ella parecía repentinamente
impactada por una idea que la atrajo. ¿Te gustaría conocerlo?
¿Te gustaría presentarme?
Si me compra una oportunidad para empujarte en una cama con el
misterioso rubio de la Sra Romanov, entonces absolutamente sí.
Ella cogió la mano de Scott y serpenteó su camino a través del piso
del casino lleno de gente.
Scott oyó la bola de la ruleta rebotar y rodar alrededor de su rueda de
giro hasta que se dejó caer en una de las ranuras numeradas.
Rojo veintitrés el dealer declaró.
Los espectadores que se habían reunido alrededor de Tatyana
Romanov aplaudieron una vez más, mientras que Oscar Hudson sonrió
a la mesa frente a ella, negándose a dejar que su derrota haga mella en
su distinguida fachada.
Felicidades dijo amablemente. Una vez más.
Mejor tenga cuidado, Oscar Tatyana respondió en su acento
ruso sedoso. Si sigo ganando de esta manera, es posible que usted
tenga un nuevo accionista mayoritario en su empresa. Y confíe en mí,
puedo ser muy descarada y mandona.
Lo siento, esa posición ya ha sido ocupada dijo Ella apareciendo
detrás de su padre.
Ella se inclinó para besar a su padre en la mejilla, su escote
atrapando el ojo envidioso de cada mujer y la embelesada mirada de
cada hombre en la mesa excepto Scott. Y el hermoso rubio sentado al
lado de Tatyana. Ella pretendió rectificar eso inmediatamente.
Soy Ella Hudson anunció, cruzando la mesa para estrechar la
mano del rubio. 44
El joven tomó aliento para hablar antes de que Tatyana hablara por
él.
Permítame presentarles a mi amigo americano, el Sr. Thomas
Truman.
Por favor, llámame Tom el joven rubio asintió, su acento tejano
inconfundible. Es un placer conocerte.
Oh, créeme, el placer es todo mío bromeó Ella Permíteme que
te devuelva el favor. Papi, Tatyana, Sr. Truman, permítanme
presentarles a Scott Sapphire.
Tom Truman sonrió cortésmente. Tatiana Romanov casi empezó a
ronronear. Oscar Hudson se levantó para estrechar la mano de Scott.
Sr. Sapphire. Por favor, únase a nosotros.
Oscar ya había sacado un asiento en la mesa de la ruleta y estaba
deslizando diez fichas azules enfrente del lugar de Scott.
Vamos a ver lo que puede hacer con eso. Dios sabe que la buena
fortuna no me está sonriendo exactamente esta noche.
Scott echó un vistazo a las fichas ante él.
¿Cincuenta mil dólares? Eso es muy generoso señor, gracias. Pero
yo
¿Cuál es el problema? ¿No disfruta tomar de los extraños?
Scott sonrió.
Sólo si implica un riesgo.
Oscar se volvió hacia su hija.
Me gusta este chico se volvió hacia Scott y con una palmada
amistosa en su hombro dijo Entonces considere esto un desafío. Un
acuerdo de negocios. Si la bola rueda a su favor, se dividen las
ganancias.
Él extendió la mano y Scott la estrechó con firmeza.
De acuerdo.
Oscar hizo una seña al croupier que abrió el juego.
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Damas y caballeros, hagan sus apuestas.
Tatyana deslizó la mitad de sus fichas en 20 Negro, la otra mitad en
30 Rojo.
Scott vio cómo Oscar movió un tercio de sus fichas en 9 Rojo, otro
tercio en 11 Negro, y sus restantes fichas en 19 rojo.
Sr. Sapphire, su apuesta.
A medida que el croupier giró la rueda en una dirección y envió la
bola de la ruleta girando en la dirección opuesta, Scott empujó con
confianza todas sus fichas en un solo número.
1 Rojo.
A medida que el balanceo de la bola comenzó a descender en un
espiral, el croupier declaró.
No va más todos los ojos vieron que la bola rebotó y saltó,
rebotando fuera de los números de la rueda antes de que finalmente
encajara en uno.
20 Negro el croupier declaró. La dama gana de nuevo.
Tatyana sonrió a Tom cuando el croupier barrió las fichas
perdedoras de la mesa y pagó la apuesta ganadora.
Fácil viene, fácil se va Oscar se encogió de hombros
desconcertado.
Vamos, Oscar Tatyana sonrió. Todo el mundo te conoce mejor
que eso. Odias perder. Todos los hombres de éxito lo hacen. Nadie
construye un imperio de negocios perdiendo.
Oscar cambió de tema antes de que su calmada compostura pudiera
desmoronarse.
Hablando de ello… se volvió hacia Scott y le dio la mano una vez
más. Sr. Sapphire, fue un placer conocerlo, pero si nos disculpa, la
Sra. Romanov y yo tenemos algunos negocios que atender.
Lo siento, no pude recuperar su dinero.
Oscar se encogió de hombros.
Tienes que tomarlo mientras puedas.
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Siempre lo hago dijo Scott.
Oscar se levantó y se dirigió a su hija.
Ella, querida, ¿el helicóptero está listo?
Está esperando en el helipuerto respondió Ella.
Al otro lado de la mesa, Tom Truman ayudó a Tatyana a levantarse
de la silla.
¿No te importa si Tom se une a nosotros? le dijo a Oscar Me
gustaría un poco de compañía para ayudarme a celebrar una vez que
hayamos terminado le dio a Tom una mirada sugestiva. Él la besó una
vez más en la mejilla.
No, en absoluto dijo Oscar, deslizando un billete de quinientos
euros en la mano del croupier, que asintió con gratitud. Después de
esta noche, los dos tendremos algo que celebrar.
Tatyana, Tom, y Oscar se abrieron paso a través del piso del casino
lleno de gente.
Antes de que se uniera a ellos, Ella se volvió a Scott.
¿Por qué tengo la sensación de que tú y yo nos reuniremos de
nuevo?
Scott negó con la cabeza.
Me temo que me habré ido por la mañana. Pero primero, tengo un
pequeño asunto que resolver.
Ella se puso de pie cerca de él y sonrió mientras su mano se deslizó
con confianza entre sus piernas.
Algo me dice que ninguno de tus asuntos son pequeños plantó
otro beso en él, y luego dijo. Adieu, Scott Sapphire. Hasta la próxima
vez.
Con eso, Ella Hudson hizo su camino moviendo sus caderas hacia el
ascensor, su vestido rojo contoneándose y deslizándose con cada paso de
sus tacones altos. Tan pronto como las puertas del ascensor se cerraron
para llevarlos a los cuatro a la azotea del hotel, Scott se movió
rápidamente a través del casino, yendo en la dirección opuesta de los
ascensores.
Se abrió paso entre una salida de emergencia. 47
Entró por la escalera de hormigón, tomando cuatro pasos a la vez.
Se abrió paso entre una puerta que lo llevó a través de una red de
corredores de mantenimiento y de entrega, pasando a una mucama con
un carro de lavandería que observó al hombre de smoking pasar por
delante de ella con un gesto educado y un rápido Excusez-moi.
Momentos después, se precipitó a través de una puerta de salida al
final del pasillo y corrió a lo largo de un callejón desierto en el lado del
hotel a la muralla del puerto.
Lejos de las luces brillantes de los hoteles y la ciudad subiendo la
montaña su camino iluminado únicamente por un millón de estrellas
brillantes Scott avanzó su camino a lo largo de una muralla de roca
alta con vistas al Puerto de Monte Carlo. Llegó a una pequeña saliente y
se detuvo. Debajo de él había una caída en picado hasta lo profundo de
las aguas del puerto. Alineados al puerto estaban innumerables yates de
millones de dólares y cruceros, con los barcos privados más grandes
anclados un poco más lejos, iluminados como joyas brillantes.
No pasó mucho tiempo para que Scott detectara la única
embarcación que estaba buscando el barco que había estado
observando desde su terraza del hotel esa misma tarde.
The Shaman.
El barco privado de Oscar Hudson.
Tom Truman no fue a la proa del barco por un poco de aire fresco
como dijo que haría.
En su lugar, se dirigió directamente a la habitación de dormitorio de
Oscar Hudson en la cubierta media, exactamente donde inteligencia de
C.I.A. le dijo que estaría.
Como parte de la Unidad de Ataque Preventivo de la Agencia, el
agente especial Thomas Truman había estado trabajando en Tatyana
Romanov 24/7 durante la mayor parte de la semana, no en un intento de
llegar al huevo, sino de interceptar el mapa que estaba a punto a
entregar a Oscar Hudson. Tom había intentado varias veces poner sus
manos en la llave de la caja fuerte en la que el mapa estaba contenido,
pero Tatyana había guardado la llave bien oculta antes del intercambio
de esta noche.
Ahora, Tom tenía una sola carta para jugar: esconderse en el
dormitorio principal hasta que Ella viniera a abrir la caja fuerte de Oscar
Hudson y cambiar el mapa para el huevo, momento en el que sacaría su
arma y su placa.
El dormitorio principal era grande y lujoso.
Había una cama extra grande con sábanas de satén contra una pared
en el otro extremo de la suite. En el lado de estribor estaba un gran
escritorio de caoba adornado con artefactos, mientras de pie a lo largo
del lado de babor de la suite estaban tres tótems tallados con animales
salvajes y aves. Había grandes ventanas no simples ventanillas a lo
largo del puerto y las paredes de estribor de la suite con cortinas
drapeadas del techo al suelo. Tom rápidamente hizo su camino 53
alrededor de la mesa de caoba y se ocultó detrás de una cortina en el
lado de estribor de la suite. Buscó en su chaqueta de esmoquin y con su
mano izquierda sacó su pistola reglamentaria Glock 22 la que el
agente de la C.I.A. haciéndose pasar por un guardia de seguridad en la
entrada del casino había pasado por alto convenientemente. Él sabía que
no tendría que esperar mucho tiempo antes de que alguien llegara por el
huevo en la caja fuerte.
7
Poste de tótem
Él presionó contra la cara tallada del oso, sus dedos se aventuraron
en su boca abierta, donde la cara del castor se veía en medio de la
mandíbula del oso. Él fue tanteando su camino hasta el cuervo y empujó
contra su pico. Continuó hacia arriba a la serpiente entrelazada en las
garras del águila.
La serpiente formaba un círculo perfecto, su cola atrapada en sus
propios colmillos.
Scott tomó la serpiente en una mano y la sacudió.
Cedió un poco.
Scott sonrió. Esto era más que sólo un tallado.
Como si estuviera sosteniendo una llave en una puerta, Scott retorció
la serpiente circular hasta que cedió por completo, deslizándola en
sentido contrario a las agujas del reloj.
Al mismo tiempo, oyó pestillos en el interior del tótem 55
desbloqueándose, y de pronto
el gran pico de madera del águila se abrió para revelar una
pequeña caja fuerte en el interior.
Los dedos de Scott apresuradamente cogieron el dial.
Él giró tres rotaciones completas a la izquierda antes de ralentizar y
detenerse en el número nueve.
Giró el dial hacia la derecha y se detuvo en once.
Lo giró a la izquierda y se detuvo en diecinueve.
Oyó la cerradura interna liberarse con un suave clic.
Tomó la palanca de la caja fuerte en su mano y tiró de ella.
Scott dejó escapar un silencioso suspiro de alivio cuando la puerta de
la caja fuerte se abrió, revelando el huevo.
El Huevo de Oro de los Romanov.
Aproximadamente del tamaño de un huevo de ganso. Entrelazado
con diamantes y perlas y apoyado en un pequeño soporte de plata.
Con una mano tan firme como la roca, Scott la metió en la caja fuerte
y sacó el huevo del compartimento que lo acunaba.
Era deslumbrante.
El oro brillaba en la luz.
Los diamantes brillaban en sus ojos.
Las perlas arrojaron pequeños arco iris cuando giró el huevo en su
mano.
Y de pronto
la punta de un arma presionó contra la parte posterior del mojado,
cabello negro de Scott.
No te muevas.
Scott se congeló, confundido. Si alguien fuera a acercarse
sigilosamente detrás de él, estaba esperando que sea Ella Hudson.
Pero esta voz era masculina.
Y tejana. 56
¿Tom?
Dije, no te muevas el agente rubio ordenó. Estoy con la C.I.A.
Y usted, señor, está a punto de arruinar una misión muy importante.
¿La C.I.A?
Esa pregunta no vino de Scott, sino de Ella que había aparecido
detrás de Tom, su pistola ahora presionando en la parte posterior del
cabello rubio de Tom.
Tom se congeló.
Ella ladeó el arma.
Yo sabía que ustedes dos eran demasiado buenos para ser verdad.
¿Así que ambos están en la C.I.A.?
¿Estás bromeando? Scott rió. ¿Has visto lo que estoy usando?
¿Dónde diablos voy a ocultar una placa? ¿O una pistola en todo caso?
No me cabe duda que traes algo en ese traje de baño tuyo, Sr.
Sapphire Ella sonrió. Pero si no lo habías notado, estás en la parte
delantera de una línea de conga de pistolas. Con una reliquia preciosa en
tu mano. Lo que significa que no me importa si eres de la C.I.A. o no. No
saldrás de este barco con vida, y tampoco lo hará el agente Truman.
Scott dio un casual encogimiento de hombros y se volvió hacia
ambos Tom y Ella.
Pero pensé que querías un trío.
Te dije, no te muevas Tom ordenó instintivamente, su arma
ahora dirigida a la cara sonriente de Scott.
Y yo te digo que te calles Ella le ordenó a Tom. Con una mano,
apretó la pistola aún más duro en la parte posterior de la cabeza de Tom.
Con la otra mano, agarró el cilindro de plata con más fuerza, la que
contenía el mapa con la Orquídea Esmeralda.
Scott lo notó. Rápidamente miró a Tom a los ojos y se encogió de
hombros como disculpándose.
Siento mucho hacer esto, pero me lo agradecerás después... Tal
vez. 57
¿Hacer qué?
Scott arrojó su rodilla tan duro como pudo entre las piernas de Tom,
golpeándolo en las bolas con tanta fuerza que el apuesto agente de la
C.I.A. inmediatamente se dobló con un jadeo sorprendido.
Mientras lo hacía, Scott arrebató la pistola de su mano y la apuntó
directamente a Ella.
Por una fracción de segundo Scott y Ella se pararon frente al otro
Ella con el cilindro del mapa en una mano y la pistola ahora dirigida
justo enfrente de Scott; Scott con el Huevo de Oro en una mano y la
pistola de Tom ahora dirigida directamente hacia Ella; con Tom
jadeando de dolor en el suelo entre ellos.
Pero no por mucho.
Tan pronto como él golpeó el suelo, Tom pateó una pierna hacia
atrás, a pesar del dolor explosivo en sus bolas. Su zapato conectando con
la espinilla de Ella, con fuerza.
La pierna de Ella se dobló, su tobillo torciéndose de su zapato
cuando su tacón se rompió.
Su arma se disparó con un fuerte crujido, la bala silbando junto a la
cabeza de Scott mientras se agachaba.
La bala chocó contra el ala del águila, astillando sus plumas de
madera.
Mientras Ella continuaba dando tumbos hacia atrás, Scott dio media
vuelta, disparó la pistola de Tom, y golpeó el cristal de la ventana detrás
de los tótems.
Ella cayó al suelo.
Dejó escapar el cilindro del mapa, pero no su arma.
Disparó otra bala en dirección de Scott, ésta golpeando el Huevo de
Oro de su mano y enviándolo volando por la ventana rota.
Scott observó al huevo desaparecer en la oscuridad antes de mirar
hacia atrás para ver el cilindro del mapa rodar por el suelo y chocar
directamente hacia Tom.
Tom lo cogió. 58
Scott agarró a Tom y lo puso de pie.
Hora de irse.
Mientras Ella hizo otros dos disparos, Scott y Tom saltaron por la
ventana destrozada, ambos aterrizando con un golpe seco en la cubierta
del lado del puerto. Mientras Scott golpeó las tablas, levantó la vista
para ver el huevo rodando hacia el borde de la cubierta.
Con desesperación, intentó tomarlo, pero justo cuando sus dedos
rozaron el tesoro de piedras preciosas, se sintió siendo apartado. Tom lo
tenía por el hombro.
Scott miraba, impotente y con los ojos amplios, mientras el Huevo de
Oro salía de la cubierta y se dejaba caer en el puerto.
Mientras Tom tiraba de él a sus pies, giró a Scott. Deslizó el cilindro
del mapa en el bolsillo interior de su chaqueta de esmoquin y agarró la
pistola de la mano de Scott.
Tomaré esto de vuelta, gracias balbuceó, todavía tratando de
devolver sus bolas a su lugar.
Scott entregó el arma sin lucha, sonriendo con simpatía al ver la
expresión tensa en el rostro de Tom mientras trataba de recuperar el
control.
Eres bastante lindo, sabes.
Otra bala disparó hacia ellos desde el interior del dormitorio.
Tom se dejó caer y tiró a Scott a cubierta fuera de la trayectoria del
disparo. Scott aterrizó directamente encima de él y ambos hombres
gruñeron, el escasamente vestido ladrón se presionó con fuerza contra
el esmoquin del agente de la C.I.A.
Por un segundo, se miraron el uno al otro, sus narices prácticamente
tocándose, antes de que Tom pronunciara
Tenemos que llegar a ese helicóptero y largarnos de aquí.
¿Puedes volar?
Soy de la C.I.A. Podemos hacer de todo.
Ante ese comentario confiado, Tom sintió el pene de Scott empujar 59
duro y rígido contra su entrepierna.
Una sonrisa cruzó el rostro de Scott.
Por un breve instante, Tom no se movió, disfrutando del momento,
antes de decir
Sabes, que cuando salgamos de aquí estoy obligado a arrestarte.
Salgamos de aquí primero Scott señaló.
Mientras hablaba, Ella se asomó por la ventana rota y disparó otro
tiro que hizo un agujero en la cubierta al lado de la cabeza de Tom.
Como un rayo, Tom y Scott se pusieron en pie.
Ella apuntó de nuevo, pero su arma hizo un chasquido hueco, el
cartucho agotado.
¡Carajo! maldijo, desapareciendo en el interior.
Sin perder un segundo más, Tom y Scott corrieron a la cubierta
superior en la popa del barco.
Dentro del barco, Ella cojeó rápidamente a la sala de la cubierta
inferior.
¿Acaso escuché disparos? Oscar Hudson se giró en alarma tan
pronto Ella entró en la habitación ¿Dónde está el mapa?
¿Y dónde está el huevo? Tatyana exigió con urgencia.
¡El huevo es historia, y el mapa lo será también, si no pongo mis
manos en un arma!
Oscar abrió un cajón detrás de la barra.
Sacó dos pistolas y le lanzó una a su hija.
Tatyana jadeó, horrorizada, no por la vista de las armas, sino ante el
pensamiento de su Huevo de Oro perdido para siempre.
En la cubierta del helipuerto, Scott soltó los patines mientras que
Tom se sujetó en el asiento del piloto del helicóptero. Encendió el
combustible y golpeó el interruptor del motor. Las hélices comenzaron a
emitir zumbidos en movimiento.
Ella y Oscar, llegaron corriendo por las escaleras hasta el piso
superior con armas en mano. 60
Scott abrió la puerta del acompañante y se trepó dentro mientras
balas rebotaron en el fuselaje del helicóptero en un espectáculo de
fuegos artificiales de chispas.
¡Súbenos! Scott le gritó a Tom.
Pero Tom no necesitaba que se lo digan dos veces. Ya estaba
atacando el acelerador. Con un estremecimiento violento, el helicóptero
se tambaleó hacia adelante y se precipitó temerariamente en el aire.
Jesús, ¿estás seguro de que puedes volar?
¡Cállate! Tom gritó, tratando de sacar el helicóptero de la
cubierta lo más rápido posible.
El helicóptero giró hacia la izquierda, se inclinó hacia la derecha, y
luego se balanceó tan cerca de la cubierta superior que Oscar y Ella
tuvieron que dejarse caer hacia la cubierta antes de que el helicóptero se
alejara del barco y saliera a toda velocidad hacia la noche.
¡Mierda! Ella gritó de nuevo.
A medida que el helicóptero volaba a baja altura sobre el puerto,
Tom le echó un vistazo a Scott.
¿Te has hecho algún daño?
No, estoy bien.
Bueno, porque tan pronto como encontramos un lugar seguro para
aterrizar vas a estar respondiendo a muchas preguntas. La primera de
ellas es: ¿cómo demonios conseguiste abrir esa caja fuerte hace un rato?
Scott sonrió.
Te lo dije, soy un ladrón. Es una de las dos cosas que hago mejor.
¿Cuál es la otra?
Desaparecer.
Con una mano, Scott buscó en su traje de baño, su todavía duro pene
sobresaliendo alto y duro. Lo agarró en su mano y lo sacó de su Speedo
ajustado al cuerpo.
Sólo que no era su pene. 61
Era el cilindro del mapa.
Con desesperación, Tom se tocó el bolsillo del smoking vacío,
dándose cuenta que Scott le había quitado el cilindro cuando cayó en la
parte superior de Tom en la cubierta.
Por cierto, si te sirve de consuelo dijo Scott con una sonrisa
realmente me la pusiste dura8.
¡Mierda! fue todo lo que Tom pudo decir, tratando agarrar el
mapa mientras mantenía el helicóptero en el aire al mismo tiempo.
Pero Scott ya había abierto la puerta del pasajero.
Oh, y lamento lo de la patada en tus bolas. Tal vez pueda
compensarlas en algún momento.
Con un guiño y el cilindro firmemente apretado en su puño, Scott se
lanzó fuera del helicóptero en vuelo bajo, sumergiéndose en el puerto
oscuro por debajo.
8
Aquí está hablando en doble sentido tanto como que lo puso en una situación dura, difícil, para conseguir el mapa así como
que le dio una erección.
¡Maldita sea! Tom gritó, sabiendo el mapa se había deslizado de
entre sus dedos.
A medida que el helicóptero desaparecía en la noche, Scott rompió la
superficie del agua negra con una sonrisa en su cara
y el mapa a la Orquídea Esmeralda en su mano.
62
Capítulo 4
Niza, Francia
¿La C.I.A. estaba allí? ¿A qué te refieres con que la C.I.A. estaba
allí?
¡Me refiero a que la C.I.A. estaba allí! Scott repitió en voz baja
por teléfono a Artie. Ahora estaba vestido con jeans, una camisa blanca y
gafas de sol, apoyado en una cabina de teléfono público en el aeropuerto
de Niza, escaneando la terminal por la policía, Interpol, cualquiera que
pudiera venir a buscarlo.
¿Cuántos agentes de la C.I.A. estaban allí? Artie preguntó en 63
ligero pánico.
Cálmate, Artie, está bien Era sólo uno Scott sonrió para sí
mismo mientras añadía. Y era lindo, también.
¡Scott, mantén tu mente en el trabajo!
Puedo ser multifuncional, ¿no?
Sólo concéntrate y haz multifuncionar tu culo a Manaos. Es
necesario encontrar al Dr. Osvaldo Torres. Es un botánico y un experto
en la obra del Dr. Rosso. Puede que sea el único que pueda darle sentido
al mapa Artie se detuvo por un segundo. Tienes el mapa, ¿verdad?
Scott dio unas palmaditas en la entrepierna de sus jeans.
Está en un lugar seguro respondió. Él imaginó que mantener el
mapa escondido en el interior de sus calzoncillos era un lugar tan bueno
como cualquier otro, a pesar de que hace tiempo había desechado el
cilindro de plata en favor de pasar por el sistema sin ser detectado. ¡Y
yo casi tuve el Huevo de Oro, también!
Una cosa a la vez dijo Artie. El huevo puede esperar.
En este momento, está esperando en el fondo del Mediterráneo.
Aparecerá de nuevo algún día; no te preocupes por ello.
Concéntrate en una cosa a la vez, ¿lo harías?... ¡y no me refiero al lindo
agente de la CIA Scott!, tienes que encontrar el Templo de la Orquídea
antes que alguien más lo haga.
Está bien, Artie, estoy concentrado. Monte Carlo me enseñó una
cosa, eso es seguro.
¿Qué es?
Oscar Hudson quiere que el mapa.
64
Capítulo 5
Río de Janeiro, Brasil
67
Capítulo 6
Manaos, Brasil
78
A medida que el barco cruzaba sobre las aguas del Río Negro y
entraba en el Río Amazonas, Scott miró hacia atrás y vio al plano paisaje
urbano de Manaos desaparecer en la curva. Él miró hacia adelante y
notó un movimiento tembloroso en la superficie del agua, en el lado
izquierdo del río. Se volvió a la cabina y señaló hacia delante.
Ondulaciones, en el lado del puerto.
Leandro salió de su cabina y contempló el río.
Corrientes informó.
Sin embargo, Scott se apartó de la barandilla y se sentó en un viejo
tablón que había sido colocado a través de varios bidones plásticos de
gasolina, actuando como un banco improvisado para sentarse. Carlos
DeCosta no había construido su barca de lujo, pero mientras se
mantuviera a flote, a Scott no le importaba. De hecho, él había pedido
expresamente algo viejo, común y corriente, algo discreto.
A medida que el sol se colaba más y más alto, el aire se calentó y se
volvió pegajoso con la humedad intensa. El barco se mantuvo a la mitad
del ancho río, visto por los cautelosos, sospechosos ojos de los tucanes
tropicales y tamarinos en los árboles, y los caimanes de naturaleza
muerta tomando el sol en las orillas fangosas.
Scott se secó el sudor de la frente. Su camisa ahora estaba mojada
por el sudor. Retorció uno o dos botones desabrochándolos con los
dedos resbaladizos.
Quítatela le instó Leandro con un encogimiento de hombros
relajado.
Él había bloqueado el timón y dejó la embarcación avanzar por sí
misma, y ahora se unió a Scott en la proa. Él mismo estaba sin camisa
su camiseta metida en la parte trasera de su pantalón corto revelando
su sólido, moreno, torso reluciente.
Confía en mí, estarás más cómodo.
Leandro tomó una cubeta vacía en una mano, y luego abrió una
escotilla en el compartimiento de proa, rebuscó y encontró una cuerda.
La ató al mango de la cubeta, luego dejó caer la cubeta en el río, dejó que
se llene y tiró de ella a bordo. Cogiendo la camiseta de la parte posterior
de sus pantalones, la empapó en el cubo, entonces la utilizó para pasarlo
como esponja por su cuello. 79
Su pecho.
Sus duros, abdominales relucientes.
Leandro notó los ojos de Scott en su fuerte, bronceado torso, los
dedos de Scott tardando en los últimos botones de su camisa.
¿Eres tímido, Scott? No pareces tener ninguna razón de serlo, un
hombre tan guapo como tú.
Scott sonrió.
Tímido es algo que nunca he sido, me temo.
Leandro le devolvió la sonrisa.
Bueno. No te importará entonces.
¿Importarme qué?
Pero Leandro ya estaba bajando la cremallera de sus pantalones
cortos, deslizándolos hacia debajo de sus fuertes muslos para revelar su
cuerpo desnudo. Su pene grueso y rebotando en un estado semi-duro,
ganó la atención de Scott al instante.
¿Quieres un trago? Leandro sonrió. Una cerveza, quiero decir.
Es un poco temprano, ¿no te parece?
De pie desnudo delante de él, Leandro sonrió e hizo un gesto hacia el
río y la selva tropical más adelante.
Mira dónde te encuentras, Scott. En medio de la selva. Aquí no hay
nadie para juzgarte. Y en cuanto al tiempo, no significa nada aquí.
Leandro dejó su camiseta húmeda, recogió sus pantalones cortos
fuera de la cubierta, y sacó una pequeña bolsa plegable del bolsillo. La
desenrolló en la parte superior de la barandilla. Scott vio un encendedor,
papel, tabaco. Leandro enrolló un cigarrillo y lentamente lamió el borde
del papel, ni una sola vez apartó los ojos de Scott, su lengua persistente,
larga y húmeda. Selló su cigarrillo con dedos ágiles y lo encendió.
¿Fumas? Leandro le ofreció el cigarrillo.
No gracias.
¿Te importa si lo hago? 80
De ningún modo.
Leandro encendió el cigarrillo y volvió a decir
Quítate la camisa él estaba en camino a una erección completa
ahora, su generoso pene tan atractivo como él. Te refrescará. Lo
mismo ocurrirá con una cerveza. Hay una nevera en la cabina. ¿Por qué
no me traes una, también, mientras te saco una cubeta?
Scott desabrochó sigilosamente su camisa empapada de sudor y la
retiró de sus anchos hombros. Él no necesariamente confiaba en su
hermoso conductor de la barca, pero también sabía que no podía
permitirse el lujo de desmayarse de un golpe de calor. Refrescarse de
hecho parecía una buena idea.
Mientras Scott se quitaba la camisa, Leandro lo observaba,
satisfecho con lo que veía. Se quitó el cigarrillo de los labios y sopló una
nube de humo azul en el aire.
Eso está mejor tiró el cubo en el río.
En la cabina, Scott encontró la nevera y sacó una sola cerveza para
Leandro. Scott ya se sentía deshidratado, lo último que quería era una
cerveza para acelerar el proceso. Él comenzó a buscar un abridor de
botellas en un cajón de la cabina. En su lugar se encontró con un puñado
de fotos. Las sacó del cajón y les echó un vistazo, asumiendo que el
hombre mayor en las fotografías era Carlos DeCosta: de pie con orgullo
en el timón de su barco improvisado; tirando del ancla; colocando el
una vez nuevo cartel que se leía Carlos DeCosta's Amazon Charters en
la cubierta por encima de la cabina.
Había otras fotos también: de una boda, con Carlos besando la
mejilla de una joven novia, tal vez su hija; de Carlos y posiblemente, su
esposa, de la mano en una mesa de cenar; de Carlos, su esposa e hija, y
dos hombres más jóvenes, tal vez sus hijos, en lo que parecía un retrato
de familia.
Scott de repente pensó que era extraño que Leandro no estuviera en
la foto.
De hecho, él no estaba en ninguna de ellas.
Scott abrió el siguiente cajón.
En el interior, se encontró con un mapa del Amazonas, la licencia de 81
embarcación de Carlos DeCosta, y una última foto.
Él tomó un alarmado aliento.
La foto era del mismo Scott, una impresión tomada de una cámara
de seguridad de vigilancia en el Mer de l'Hotel D'or Casino.
Oh, mierda.
Scott miró rápidamente a través de la ventana de la cabina. Leandro
ya no estaba en la proa de la embarcación.
Qué lástima llegó la voz de Leandro, de repente cerca.
Scott se volvió bruscamente.
Leandro estaba de pie en la puerta de estribor de la cabina, todavía
desnudo, con un cigarrillo en la mano, sonriendo.
Sus labios llenos giraban con deleite.
Yo estaba esperando a tener un poco de diversión antes de que
lleguemos al grano, o al menos una cerveza. Ellas están frías... al igual
que tu amigo, el Dr. Torres. Después de terminar de romper casi todos
los huesos de su cuerpo, encajó muy bien en su nevera.
Scott fulminó con la mirada a Leandro, sus ojos llenos de rabia.
¿Qué has hecho? Él era un hombre inocente.
Esos son los más fáciles de matar Leandro rió. Y supongo que
tú quieres matarme ahora, ¿verdad? Qué lástima que no tuviste la
oportunidad de revisar el cajón de abajo. Está mi navaja ahí. La que yo
voy a usar para abrirte, tan pronto como me conduzcas a la orquídea.
Los ojos de Scott miraron el cajón, casi involuntariamente.
Adelante Leandro lo tentó. Atrévete.
Soy un ladrón, mis manos son rápidas.
Soy un asesino, también las mías.
Como un rayo, Scott hizo un movimiento señuelo hacia el cajón, y
luego rápidamente se retiró antes de agarrar la manija.
Leandro cayó por el movimiento.
Dejó caer su cigarrillo en la cubierta y se lanzó hacia el cajón. Pero 82
cuando sus dedos agarraron la manija, Scott hizo girar la botella de
cerveza en el aire, la cogió por el cuello y estrelló la base tan fuerte como
pudo en la cara de Leandro.
Vidrio explotó por todas partes.
Leandro se tambaleó hacia atrás.
El cajón salió en su mano.
El contenido estrellándose en el suelo.
Scott vio la navaja, traqueteando a través de la cabina.
Con la botella de cerveza rota en una mano, se lanzó y alcanzó la
navaja con la otra.
Antes de que pudiera agarrarla por la empuñadura, Leandro se lanzó
hacia él. El choque abordó a Scott con fuerza. Sus torsos se atraparon
con un gruñido pesado mientras ambos se deslizaban por el suelo lleno
de vidrio y fuera de la puerta enfrente de la cabina, a la cubierta de
babor del barco.
Leandro logró recoger la navaja, cuando cayeron delante.
Scott perdió su agarre en la botella.
Ella golpeó y cayó a través de la cubierta, y luego rebotó por encima
del borde de la embarcación y aterrizó en el agua con un fuerte ¡ker-
plunk!
Ambos hombres rodaron en la barandilla, Leandro en la parte
superior de Scott, sonriendo hacia él, su hermoso, siniestro rostro ahora
chorreando sangre, sudor y espumosa cerveza.
Él accionó el botón en su navaja, y la larga hoja de dieciocho
centímetros saltó, brillando en el sol.
Mátame, y nunca encontrarás la orquídea Scott advirtió,
luchando contra su atacante. Me necesitas.
Te necesito vivo sonrió Leandro. Eso no significa
necesariamente que te necesito en una sola pieza.
Leandro agarró la muñeca de Scott, la sostuvo en alto, y luego
levantó su navaja, listo para rebanar los dedos de Scott.
Un ladrón sin dedos. Ahora eso es algo que me resulta 83
extrañamente divertido.
¡Ríete de esto!
Scott agrupó sus dedos en un puño apretado y lo plantó justo en
medio de la cara ya lacerada de Leandro.
La sangre brotó de la nariz de Leandro.
Él se sacudió hacia atrás, y Scott se lo quitó antes de lanzarse
frenéticamente a lo largo de la cubierta, dirigiéndose a la proa y lejos de
él.
Aturdido y escupiendo sangre, Leandro fue tras él.
Scott alcanzó el banco improvisado y se subió, pero Leandro lo tenía
por la pierna ahora tirando de él hacia abajo sobre la cubierta.
La navaja cortó el aire e hizo una cortada a través del estómago
desnudo de Scott, dibujando una delgada línea de sangre atravesando su
abdomen.
Scott gruñó y se agarró la herida antes de caer sobre su espalda y
conectando una patada directamente en el pecho de Leandro.
Leandro se estrelló de nuevo hacia atrás, se levantó, y se lanzó una
vez más. Esta vez, él dio una puñalada en la cabeza de Scott con su
navaja.
Scott sacó su cara fuera del camino justo a tiempo. El cuchillo falló
de su mejilla por una pulgada y golpeó directamente en uno de los
bidones de gasolina de plástico junto a la cabeza de Scott.
El bidón se perforó.
Leandro tiró del cuchillo libre, haciendo un corte de siete
centímetros en el plástico.
Gasolina salpicó por el suelo y se derramó por la cubierta hacia la
popa de la embarcación.
Scott rodó fuera del camino de Leandro y se congeló cuando vio el
cigarrillo que Leandro había dejado caer, todavía humeante en la
cubierta junto a la puerta de la cabina
mientras el río de gasolina se escurría directamente hacia éste.
Oh Dios. 84
Scott se puso en pie.
Tenía que llegar al cigarrillo antes que la gasolina lo hiciera.
Pero Leandro lo tenía por la pierna de nuevo.
Él lo derrumbó y Scott cayó hacia delante, estrellándose boca abajo
en la cubierta.
Él gimió, aturdido y adolorido, pero se las arregló para patear a
Leandro una vez y luego dos veces en el estómago, tratando de
quitárselo de encima.
Fue entonces cuando ambos lo escucharon
¡Foooomp!
La corriente de gasolina llegó a las brasas del cigarrillo y se encendió.
El rastro de fuego envolvió la cubierta en cuestión de segundos,
llegando hacia la proa.
Leandro dio un salto hacia atrás.
Scott rodó fuera del camino sin un segundo de sobra, despejando el
camino para que el incendio imparable se abalanzara hasta la cubierta y
avanzara a través del abierto agujero brotando en el lado del bidón de
gasolina perforado.
Scott jadeó.
Y de repente, a su alrededor, el aire desapareció.
Al instante, cada molécula de oxígeno fue absorbido por la bola de
fuego que explotó hacia afuera, volando la proa de la embarcación en
pedazos.
Leandro fue lanzado como un torpedo por el aire en el lado de babor
de la embarcación, mientras que Scott fue arrojado sobre el lado de
estribor, disparado seis metros en el aire antes de caer al río.
La velocidad lo sumergió en lo más profundo de las turbulentas
aguas de la Amazonía.
No podía oír nada. Ni la avalancha de burbujas, ni la agitación del
agua, ni el golpeteo del latido de su corazón. La explosión lo había
ensordecido. Todo lo que sentía era el trasfondo poderoso de la 85
Amazonía tirando de él, retorciendo su cuerpo, arrastrándolo,
llevándolo hacia abajo.
Con desesperación, trató de tirar su camino hacia la superficie.
Se empujó y nadó tan fuerte como pudo, sus pulmones a reventar.
Luego, con un splash omnipotente y una gran bocanada de aire, salió
a la superficie.
Frenéticamente, parpadeó para sacar el agua de sus ojos.
Estaba en medio del inmenso río y siendo transportado de forma
rápida. Miró hacia atrás y vio el infierno flotante de la embarcación
enviando una enorme columna de ondulante humo en el aire, todavía
soltando pequeñas explosiones y bolas de fuego, mientras crujía y se
hundía en trozos carbonizados. Más allá de eso, en el extremo de orilla
del río, Scott vio a Leandro, nadando y escalonando su salida del río y
hasta la orilla.
Leandro giró sin aliento y sangrando, pero muy vivo y observó el
humeante, chisporroteante barco que se hundía. Él vio a Scott, su cabeza
flotando en el agua, siendo arrastrado hacia un destino incierto por el
río más peligroso del mundo.
Antes que Leandro desapareciera de la vista detrás del velo de humo
negro ahora llenando el aire, Scott vio esa siniestra sonrisa extenderse
en su hermoso, sangrante rostro una vez más.
Y luego desapareció.
Scott volvió a mirar el barco en llamas.
Él se estaba moviendo más rápido de lo que los restos lo hacían, la
mole ardiente ahora quedándose cada vez más atrás. Él esperaba que tal
vez algo un pedazo astillado de madera, un quemado chaleco
salvavidas podría flotar por delante de él. Él pasó las aguas de la
corriente rápida lo mejor que pudo, trabajando duro en mantener su
cabeza por encima de la línea de flotación como le fue posible sin
agotarse, tratando desesperadamente de detectar cualquier escombro
flotante.
Pero no había trozos astillados de madera.
Ningún chaleco salvavidas quemado.
Lo que él vio, sin embargo, hizo su ya bombeante adrenalina cambiar 86
a toda marcha.
A nueve metros por delante, y moviéndose hacia él rápido, estaba
una extraña ondulación en la superficie.
Sólo que no era una ondulación.
El agua estaba cambiando y haciendo sonidos. Salpicando.
Golpeteando, vibrando y danzando.
De eso se trataba, Scott pensó para sí mismo, la singular danza de
la muerte del Amazonas.
Si Scott Sapphire tuviera que adivinar, lo que el hambriento banco
de pirañas parecía, supuso que lo estaba mirando ahora mismo.
¡No, no, no! oró.
Sólo rezar mientras pudiera, Scott efectivamente hacía lo correcto.
Un enjambre de pirañas carnívoras se dirigía directamente hacia él,
conducidas en un frenesí de pánico por la explosión y el olor de la sangre
de Scott en el agua de la herida cruzando su estómago. Ahora esos
depredadores de agua estaban listos para atacar y devorar cualquier
cosa en su camino.
Rápidamente, Scott miró a las orillas del río en ambos lados. Era la
misma distancia de ambos. Él podría nadar a la derecha, él podría nadar
a la izquierda, pero si no nadaba en este momento y rápido no
habría escapatoria de los peces asesinos.
Frenéticamente se puso en una explosión de velocidad, brazos
impulsándolo a través del agua, piernas pataleando tan fuerte y rápido
como pudieron, nadando con la corriente y girando a la derecha al
mismo tiempo. Tenía la orilla del río en la mira, pero estaba muy lejos.
Demasiado lejos, pensó.
Con cada segundo en carrera echó un vistazo al grupo agitado de
bestias hambrientas.
La pequeña ola carnívora estaba sólo a seis metros de distancia.
Ahora tres.
Los peces asesinos estaban cerrando la brecha más rápido de lo que
Scott podía nadar. Después de todo, este era su territorio, no el de él.
87
Este era su territorio de caza
y ellos podían olerlo ahora.
Oler su miedo.
Probar sangre.
Se concentraron.
Los más rápidos del grupo se pegaron a las botas empapadas de
Scott y mojados pantalones primero y comenzaron a triturar el material.
En el momento en que mordieron su camino a través de la piel, el resto
del enjambre asesino llegó a su torso y brazos.
Con dientes afilados, empezaron a crujir y rasgar su carne.
Scott trató de mantenerse nadando, pero sus brazadas rápidamente
se volvieron castigadoras mientras trataba desesperadamente de luchar
contra los peces asesinos. Pero había demasiados de ellos. Unos cien,
doscientos, trescientos. Ellos nadaron hacia él con sus colmillos feroces
y aferrados en grupo, desgarrando su pecho, su espalda, brazos, piernas.
El río brotó rojo.
Scott trató de respirar, pero tomó grandes tragos de agua.
Él trató de nadar, pero se hundía rápidamente.
Se hundía en un río de su propia sangre.
Las pirañas venían a su garganta, su rostro.
Sus manos se agitaron por encima de la superficie un segundo más, y
luego se habían ido, agarrándose a nada más que agua sin fin.
Varias pirañas atraparon sus dedos que buscaban a tientas.
Scott sentía sus dientes hundirse en lo profundo.
Sintió el dolor punzante en todas partes.
Sintió el calor de su propia sangre.
Y entonces sintió algo más.
La mano de otra persona agarrando su mano, más apretado de lo
que alguien lo hubiera agarrado.
Tirando de él hacia arriba ahora con tanta fuerza como cualquier
hombre podría, excepto que no era un hombre cualquiera. 88
La visión de Scott era un borrón, pero a medida que salió a la
superficie, vio un pequeño bote y alguien inclinándose sobre el borde del
mismo, tirando de él fuera del agua infestada de pirañas.
Él fue arrastrado a la seca y segura embarcación, con los ojos
bañados en sangre.
Scott aún no podía oír nada, y ahora apenas podía ver, pero antes de
perder el conocimiento, él vio una cara inclinada sobre él, una cara que
estaba más que feliz de ver.
¿Tom? ¿Tom Truman?
Capítulo 8
Covent Garden, Londres
9
El vodevil (del francés vaudeville) fue un género de teatro de variedades que existió en EEUU principalmente entre los
años 1880 y 1930. Se conoce también como vodevil a un tipo de comedia ligera que se desarrolló en Francia a partir del
siglo XVIII y que solía intercalar números musicales.
El hombre negó con su mano en el aire para detenerla.
No, no, por favor, no lo hagas metió la mano en su bolsillo y
sacó dos billetes de cinco libras. Estoy feliz de fingir que ganaste. Tú
realmente ganaste algo, sabes.
Mientras colocaba el dinero sobre la caja y se levantaba para
marcharse, la niña preguntó
¿De verdad? ¿Qué fue?
El hombre se volvió y dijo.
Te has ganado mi corazón con eso se fue, dejando escapar un
profundo suspiro y sonriendo, feliz porque había hecho lo correcto por
la pobre niña sin hogar.
En el momento en que se había ido, el joven apareció desde detrás de
las cajas de fideos, sus ojos azules muy amplios y boquiabierto.
¡Eso fue genial! él jadeó.
94
La joven sonrió con orgullo y le entregó cinco libras.
Mi nombre es Sophie dijo.
El muchacho tomó el dinero y le dio la mano.
Esta vez ninguna canica cayó de su manga.
Soy Scott. Y creo que esto va a ser el comienzo de una hermosa
amistad.
Capítulo 9
El Río Amazonas, Brasil
Sus labios dolieron cuando los abrió para respirar. Abrió los ojos y
todo era borrón. Entrecerró los ojos, parpadeó, y trató de concentrarse.
Y entonces él vio a
¿Tom?
No te muevas el agente de la C.I.A. ordenó. Estás herido.
Scott trató de incorporarse y vio a Tom con aguja e hilo, cosiendo
uno de los muchos cortes en el torso desnudo de Scott.
¡Ow! ¡Mierda! ¡Qué estás haciendo!
95
¡Te dije que no te muevas! Ahora recuéstate o sino...
¿O sino qué?
O sino te disparo. ¿Esa es una razón suficiente?
¿Tienes una pistola? ¿No se te ocurrió dispararle al bastardo que
hizo esto? ¿Lo viste en la orilla del río?
Todo lo que vi fue una columna de humo elevándose desde el
centro del río. Entonces, un naufragio en llamas. Entonces, sangre en el
agua. Y entonces ahí estabas tú.
Scott logró reír.
Lo haces sonar tan romántico.
Tom salpicó media botella de antiséptico en las heridas de Scott.
Todo el cuerpo de Scott tuvo un espasmo y se sacudió mientras
gritaba.
¡Oh, carajo, eso duele!
No tanto como la infección que una de estas heridas hará
aconsejó Tom casualmente, estudiando cada mordida mientras cosía.
Pygocentrus nattereri. La piraña de vientre rojo. Uno de los peces de
agua dulce más feroz en el mundo. Salvaje como el infierno, pero una
parte importante del ecosistema. Es cuestión de equilibrio. Aquí fuera, si
te llevas algo, inclinas la balanza hacia el desastre.
Hablando de “aquí”, ¿qué demonios estás haciendo en la
Amazonía?
Vine por el mapa que robaste.
¿Qué mapa? Scott preguntó inocentemente.
Tom rodó sus ojos y tiró los puntos de sutura apretados.
Scott hizo una mueca.
Oh, ese mapa. Ya no lo tengo fingió.
Lo sé. Metí la mano en tus pantalones y me lo llevé.
Súbitamente Scott agarró su entrepierna, buscando el mapa que ya 96
no estaba allí.
Si te sirve de consuelo, me la pusiste dura Tom sonrió, citando a
Scott de su último encuentro.
Con una mordida, Tom cortó el hilo y ató la última puntada antes de
extraer un vial de vidrio de su botiquín, partió el sello y llenó una jeringa
con el líquido en su interior.
¿Qué es eso? preguntó Scott.
Morfina.
¿Lo suficiente como para eliminar el dolor?
Lo suficiente como para que te calles de una maldita vez mientras
continúo con mi misión. Mientras tanto, Scott Sapphire, considérate
bajo arresto y en mi custodia.
Inmediatamente, Scott trató de apartarse.
Pero Tom ya había deslizado la aguja en su brazo.
Su visión era una mancha brillante cuando por fin logró abrir los
ojos de nuevo. Todo lo que podía ver era blanco. Poco a poco, distinguió
diminutas formas de manchas pasando a través de sus ojos. Él trató de
concentrarse y distinguió alas.
Aves.
Estaba mirando hacia el cielo.
Poco a poco, una cara bloqueó el sol y llenó su campo de visión.
¿Scott? ¿Puedes oírme?
¿Tom? preguntó mientras los hermosos rasgos del rostro del
agente de la C.I.A. se hicieron más claro.
¿Cómo te sientes?
¿Dónde estoy?
En el mismo lugar que la última vez. En el bote que contraté para
tratar de encontrarte. 97
Scott miró a su alrededor.
El bote era una vieja nave de cinco metros con un motor fuera de
borda y el no quitado olor de pescado y combustible del bote. Tom había
apagado el motor y bloqueó el timón, y ahora estaba dejando a la deriva
el bote con la corriente.
¿Cómo te sientes? Tom preguntó de nuevo.
Como que alguien trató de utilizarme como un muñeco vudú
dijo Scott con un gemido, mirando hacia abajo a los puntos de sutura y
vendas de gasa esparcidas por todo su torso. Jesús, hay agujeros por
todas partes.
Afortunadamente, la mayoría son superficiales. Te saqué fuera del
agua antes de que alguno de ellos tuviera tiempo de hacer gran daño.
Sanarás bien, sólo tienes que tomar las cosas con calma.
Scott trató de incorporarse y gruñó de dolor.
Dije, tomarlo con calma dijo Tom. Estaba claro, sin embargo,
que Scott no iba a recostarse de nuevo, por lo que Tom le ayudó a
levantase en una posición sentada.
No te di las gracias antes dijo Scott, su voz dolorida, pero
sincera. Me salvaste la vida.
No me des las gracias hasta que encontremos el templo y nos
larguemos de esta selva.
Todavía no lo entiendo. ¿Por qué la C.I.A. quiere encontrar el
templo?
Para impedir que Oscar Hudson lo encuentre. He estado siguiendo
al hombre durante más tiempo del que quisiera admitir, interceptando
comunicaciones, grabando llamadas. Hudson tiene la intención de
aprovechar las propiedades de la orquídea de Qixoto y fabricar una
droga tan poderosa que curará el resfriado común, sin embargo tan
adictiva que tendrá a todo el mundo enviciado.
Y convertirse en el hombre más rico del planeta en el proceso
dijo Scott. Entonces, ¿por qué ganarle el templo? ¿Por qué no dejar
que lo encuentre y capturarlo en el acto?
98
Mi primer trabajo es averiguar si el templo, y la orquídea, en
realidad existen. La evidencia hasta el momento es bastante poco
convincente. Un diario. Un mapa. Algunas historias rescatadas de un
solo viaje por el Amazonas por un hombre considerado loco por el
mundo científico. Demonios, si el templo y la orquídea no existen, si la
historia de Rosso es sólo un mito, entonces este caso está prácticamente
cerrado y Oscar Hudson y su hija contratarán a los mejores abogados en
el mundo para sacarlos libres por abrir fuego contra un agente de la CIA
en Monte Carlo.
¿Y si el templo y la orquídea sí existen?
Entonces, destruiré el mapa antes de que Hudson pueda ponerle
sus manos encima, así nadie encontrará ese lugar de nuevo.
Alguien lo encontrará algún día, lo sabes, ¿verdad? Nada
permanece en secreto para siempre.
No necesito un para siempre dijo Tom. Sólo necesito detener
a Oscar Hudson.
De pronto, Scott se puso de pie con una mueca de dolor.
Algo había llamado su atención. Estaba mirando más allá de Tom,
apuntando a la izquierda detrás del río.
Mira. Tres afluentes en una fila miró a Tom. El tercer afluente
nos lleva al Lago Acarituba.
Scott y Tom se trasladaron a la proa del bote. Tom giró la llave de
encendido y el motor aceleró a la vida antes de que girara el timón a
babor y se dirigiera al tercer afluente.
Poco a poco, el bote entró en la corriente lateral, deslizándose a lo
largo del agua como las ramas de los árboles que crecían en las dos
orillas del afluente formando un dosel de luz moteada por encima de
ellos. Cubiertos de musgo de las ramas, junto con la boa de color verde
brillante, viendo de vez en cuando cómo el bote pasaba por debajo.
Estaba más fresco bajo el dosel. La luz del sol brillaba en ejes sobre
el agua, filtrándose a través de los árboles en fragmentos de luz llenos de
insectos.
El mapa Tom le dijo a Scott. Está en la guantera.
Mientras Tom continuaba dirigiendo el pequeño bote a la izquierda y 99
la derecha a través del afluente, Scott sacó el mapa, todavía seguro en su
funda de plástico hermético.
Entonces, ¿quién eres tú, de todos modos, Agente Especial Tom
Truman? ¿Cómo demonios terminaste en medio del Amazonas
conmigo?
Tom miró a Scott. Sonriendo ante la pregunta directa de Scott.
No puedo entenderte. Hay algo extrañamente abierto y honesto
acerca de ti... para ser un ladrón.
Scott sonrió con su encantadora sonrisa.
Me lo tomaré como un cumplido. Entonces, ¿un tipo honesto
como yo obtiene una respuesta honesta?
Tom se detuvo un momento, observando los árboles cubiertos de
musgo a la deriva mientras decía
Crecí en Texas, sólo mi padre y yo. Él era un Ranger. Un día, él
detuvo a un chico por exceso de velocidad. El chico iba a alta velocidad
porque tenía un baúl lleno de cannabis y se dirigía a la frontera. Él le
disparó a mi padre dos veces en el pecho. Ese día, me prometí que algún
día defendería la ley. Aprendería tanto como pudiera para llegar a ser
alguien de quien mi padre estaría orgulloso. Estar a la altura de mi
homónimo, igual a mi padre.
Scott miró a Tom. Con admiración. Con orgullo. Y tal vez con un
poco de envidia, nunca habiendo conocido a su propia familia.
Tom se volvió hacia Scott.
Sabes, es difícil para un niño crecer solo.
Lo sé susurró Scott. Creo que tuve suerte. La tuve difícil,
también. Pero nunca estuve solo.
Así que, ya has oído mi historia. ¿Y tú? ¿Qué convierte a un
honesto, apuesto chico como Scott Sapphire en un ladrón?
Scott no pudo evitar sonreír.
Culpo al chocolate.
100
Capítulo 10
Covent Garden, Londres
9
Jonrón: En béisbol, un jonrón (del inglés home run) se da cuando el bateador hace contacto con la pelota de una manera que le
permita recorrer las bases y anotar una carrera (junto con todos los corredores en base) en la misma jugada, sin que se registre
ningún out ni error de la defensa.
Al igual que un jugador de béisbol encabezando un home run9 se
dejó caer en un deslizamiento, gritándole a Sophie.
¡Agáchate!
Scott de deslizó bajo la puerta de entrada.
Sophie se agachó justo a tiempo mientras el carro rodaba a una
velocidad de cohete debajo de la puerta.
Scott se puso de pie, con la mano sin soltar la manija del carro, y
manteniéndose corriendo.
Él corrió tan rápido como pudo a lo largo de la plataforma Piccadilly,
los viajeros saltando fuera de su camino, hasta que finalmente llegaron
al final del camino.
No más plataforma.
Ningún otro lugar a donde ir.
108
A no ser que
Scott se volvió hacia Sophie.
¿Confías en mí?
Sophie asintió sin dudar.
Con todas sus fuerzas, el niño de siete años de edad, levantó a Sophie
en sus brazos antes de saltar fuera de la plataforma hacia la vía.
A medida que los gritos de los oficiales de policía se hicieron eco en
la plataforma detrás de ellos, Scott corrió en la oscuridad del túnel,
agarrando a Sophie tan fuerte como pudo.
Una pequeña luz apareció en la oscuridad por delante.
Las vías en cada lado de ellos se sacudieron mientras un viento
soplaba contra la cara de Scott. El viento se convirtió rápidamente en
una ráfaga de aire.
Scott se detuvo, jadeando por el miedo y el agotamiento.
Detrás de ellos, los gritos de los oficiales de policía y los viajeros se
hicieron más frenéticos.
¡Salgan de la vía! ¡Hay un tren viniendo! Que alguien haga algo…
Pero en cuestión de segundos, el ruido del tren acercándose ahogó
las voces gritando.
La luz del tren se hizo más brillante y más brillante, brillando en los
luminosos ojos azules de Scott, convirtiéndolos en zafiros congelados.
Resplandeciendo en lo que estaba seguro era su momento final.
Estaba cegado por la luz acercándose rápidamente ahora,
ensordecido por el ruido del tren y el sonido metálico de las vías.
Sophie enterró la cabeza en su hombro
Scott la agarró con fuerza y apretó los ojos bien cerrados.
Él no vio la vieja puerta de mantenimiento en la pared del túnel
rápidamente abrirse, ni vio la mano que se extendía y lo agarraba por la
camiseta.
Todo lo que sintió fue su cuerpo siendo tirado de sus pies sus
brazos todavía aferrándose a Sophie tan fuerte como pudieron 109
mientras el tren tronaba al paso en una explosión de viento y ruido.
Al principio pensó que era el tren que lo había levantado de sus pies.
Pero si lo hubiera hecho, estaría muerto.
Y él no lo estaba.
Scott sintió a Sophie todavía envuelta en sus brazos.
Abrió los ojos y vio la deslizante puerta de mantenimiento
cerrándose, bloqueando las luces del tren que se apresuraba.
Rápidamente, se dio cuenta de que ya no estaban en las vías, sino
dentro de la pared del túnel.
Y que no estaban solos.
Eso estuvo muy cerca dijo un hombre con total naturalidad, su
rostro iluminándose cuando encendió un fósforo. Parece que están en
un problema. Muy bien entonces, vamos a sacarlos de aquí antes de que
la policía venga a buscarlos. Tengo un pequeño agradable lugar más
abajo, cerca de la estación de Embankment. Síganme.
El hombre empezó a deslizarse, caminando lentamente por el
interior del túnel, como un topo dando vueltas alrededor de su sector.
Scott se quedó allí un momento más, Sophie todavía en sus brazos
adoloridos, ambos corazones martillando y sus ojos bien abiertos en
completo shock.
El hombre se dio cuenta de que los niños no se habían movido y se
dio la vuelta.
Bueno, vamos, pues.
De repente, se dio cuenta de cuál podría ser el asunto con los niños.
Oh, lo siento. No me presenté. Mi nombre es Arthur Dodge, pero
me pueden llamar a Artie. Es un placer conocerlos. Ahora vamos, no
hay tiempo que perder. Esos policías no tienen exactamente mucho
sentido del humor. ¡Créanme!
110
Capítulo 11
Lago Acarituba, Brasil
10
Está bien dijo Ella, accediendo a un mapa de la red del
Amazonas en su laptop. El año pasado, Hudson Pharmaceuticals
diversificó sus intereses y se convirtió en un importante inversor en uno
de los programas de investigación por satélite privatizados de la India.
Ella hizo zoom en la red con una sonrisa.
Si no podemos seguirles la pista por tierra, les seguiremos la pista
desde el cielo.
118
Capítulo 12
En lo profundo de la Selva Amazónica, Brasil
10
También llamadas hormigas legionarias o marabunta.
146
Capítulo 13
Río de Janeiro, Brasil
163
Capítulo 15
Hotel Dorchester, Londres