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Cattle Valley

CICATRICES

Carol Lynne
Dedicatoria:

Para Patric Michael. Aunque no nos conocemos el uno al otro, has


tocado mi vida más de lo que puedo transmitir.

Tu fuerza de carácter es un ejemplo brillante de como deberíamos


aspirar todos a ser.
Capítulo uno

—Buenos días cara, de cremallera, —susurró Zac Alben a su


reflejo.

Conectó la máquina de afeitar eléctrica y lo probó en la mejilla


izquierda. El lado izquierdo era fácil. No tenía que preocuparse de ser
suave como cuando lo hacía con el derecho.

Zac se volvió hacia el lado como hacía todas las mañanas, y


comenzó afeitando la sombra crecida durante la noche. Odiaba la
máquina de afeitar eléctrica, nunca rasuraba lo suficiente para su
gusto, pero su piel aún era demasiado sensible para una hoja de
verdad.

—El desayuno está en la mesa, —su padre, Butch, lo llamó.

—Estoy en un minuto,— replicó Zac. Se pasó la mano por la


mejilla izquierda, satisfecho. Antes de pasar a afeitar el otro lado de
la cara, se tomó un momento para mirar su reflejo de perfil.

A pesar de que nunca había pensado en sí mismo como guapo,


siempre había sabido que era bien parecido. Tal vez fue karma el que
hubiera perdido cualquiera que fuera la belleza que hubiese poseído
una vez. Dijo adiós mentalmente al hombre guapo del espejo y giró
para afrontar de pleno el espejo.

El lado derecho de su cara siempre le llevaba tres veces más.


Había intentado dejar crecer la barba poco después del accidente que
lo había dejado con cicatrices monstruosas, pero averiguó
rápidamente que hacía más pronunciadas las cicatrices irregulares en
vez de al revés.

Un ruido a su izquierda llamó su atención. Notó la presencia de


su padre, de pie en la puerta del baño. —¿Necesitas entrar?

—No. Sólo me preguntaba que te mantenía aquí. Los huevos


revueltos apestan si los dejas enfriar.
—Bueno discúlpame si ya no puedo estar listo tan rápido como
tú, —ladró Zac.

Butch sacudió la cabeza y se marchó sin decir una palabra más.


Zac se maldijo. Tenía que dejar de volcar su ira y frustración contra
su padre, un hombre que lo había dejado todo para volar a Cattle
Valley después de que Zac casi hubiera perdido la vida.

Se terminó de afeitar y metió la hoja bajo el lavabo, sabiendo


que no volvería a casa hasta el lunes. Era el fin de semana de los
Días de Cattle Valley, y Zac se había ofrecido para trabajar en ella,
dando a los otros EMT1 tiempo libre.

Entró en la cocina del bonito chalet del que se había enamorado


a primera vista y se quedó junto a la mesa. —Lo siento.

Butch negó con la cabeza y tomó otro bocado de su beicon. —


Me estoy acostumbrando a ello.

—Sí, y ese es el problema. Tengo que dejar de cargar mi estado


de ánimo sobre ti o de lo contrario vas a salir corriendo. —Zac se
sentó y tomó la sal y la pimienta.

—Tenía la intención de hablar contigo acerca de eso, —comenzó


Butch.

Zac podía decir por la mirada en los ojos de su padre que se


iba. —¿Cuándo te vas?

—Mi vuelo sale el martes por la mañana. Aunque pensé en


quedarme este fin de semana y ver de qué va todo el jaleo primero.

Zac asintió con la cabeza. Los Días de Cattle Valley habían sido
siempre una gran celebración, pero desde el colapso de la tribuna el
año anterior, esperaban que el tamaño de la multitud se doblase con
invitados de fuera de la ciudad. Zac sabía que la mayoría de los
extranjeros que iban a llegar eran buenas personas, pero la multitud
de gente morbosa viniendo a ver el lugar del peor desastre en la
historia de Cattle Valle sería inevitable.

—Sammy está libre hoy y mañana. Tienes que hacerle una


llamada.

1
Técnico de emergencia médica. NC
—Oh, estoy seguro de que va a estar con su chico. No me
importa dar vueltas por ahí solo.

Zac sacudió la cabeza. —Leo trabaja hoy, por lo que


probablemente Sammy estará agradecido por la compañía.

Butch se encogió de hombros sin comprometerse y siguió


comiendo. —Jacob llamó de nuevo esta mañana.

La cabeza de Zac se levantó del desayuno. Odiaba que su


primera reacción al nombre de Jacob fuera siempre una de
excitación. Amaestró sus rasgos rápidamente —¿Qué quería?

—Saber si estabas en el turno de hoy. Le dije que estarías


trabajando todo el fin de semana.

Zac removió sus huevos fríos. —¿Era todo lo que quería?

—Bueno, preguntó cómo lo estabas llevando, y cómo me iba. —


Butch dejó el tenedor y apoyó los antebrazos en el borde de la mesa
—. ¿Nunca me vas a decir por qué sigues alejando a ese chico?

—No. Eso es entre nosotros. Confía en mí, es mejor así. —


Con el apetito desaparecido, se levantó y llevó su plato al fregadero.
Raspó la comida dejada en el eliminador de basura y puso el plato en
el lavavajillas.

—Pásate por el parque de bomberos si te aburres. —Zac dio a


su padre un beso rápido en la parte superior de su cabeza rapada
limpiamente—. Te llamaré más tarde.

—Ten cuidado, —dijo Butch.

Zac agarró su mochila y salió por la puerta. Se detuvo en el


porche delantero y respiró hondo. Iba a ser un día bochornoso.
Menos mal que estaría en la estación de bomberos con el aire
acondicionado o paseando en la ambulancia.

****

Jakob Cox observó el desfile con poco entusiasmo. Aunque era


un desfile típico de pueblo pequeño, del cual solía disfrutar, no podía
apartar a Zac de su mente. Él se preguntó como hubiera sido el fin de
semana si Terry no se hubiera vuelto completamente psicópata y
hubiera estrellado la cara de Zac contra una mesa de café de cristal.

¿Estaría viendo el desfile con el brazo alrededor de Zac o de


Terry? ¿Habrían reconocido su atracción para entonces?

Suspiró y dio un paso atrás, permitiendo a otros disfrutar de las


vistas del desfile; algo que él, simplemente, no estaba haciendo. Se
abrió camino entre la multitud hacia la panadería.

Llegó a la puerta justo cuando la banda de la escuela


secundaria marcaba el paso. Jakob escapó rápidamente al fresco
interior de La Panadería de Brynn y cerró la puerta justo cuando
llegaron los instrumentos de mental. Se tomó un momento para
disfrutar del aire acondicionado.

—Se ve bien este año.

Jakob levantó la mirada y le sonrió a Gill. —¿Es diferente al año


pasado?

Gill se rió entre dientes. —En realidad no, pero por lo menos
este año han decidido poner los caballos al final del desfile. Por lo
general, las líneas de la banda no iban tan juntas como ahora, puesto
que, como todo el mundo, trataban de sortear los humeantes
montones de mierda de caballo.

Jakob se encontró sonriendo por primera vez en todo el día. Se


movió por la panadería y estudió la vitrina. —Pensé en llevar algo a la
estación de bomberos. ¿Está Kyle por aquí?

Gill negó con la cabeza. —Está trabajando en el puesto de


funnel cake2 de la feria. Le dije que vigilaría la tienda. —Gill sonrió—.
Más fresco.

—No te culpo.— Jacob hizo un gesto hacia la puerta. —También


más tranquilo.

—En eso tienes razón. —Gill se levantó y caminó hasta el


mostrador—. ¿Estás pensando en la línea de donuts o postres?

2
Funnel Cake: Receta regional tradicional en carnavales y ferias en los lugares turísticos de EE.UU.
Jacob se encogió de hombros. —No lo sé. Podría ser un poco
tarde para donuts. ¿Qué tal un pastel? Tal vez el de crema de coco.

Gill asintió con la cabeza y sacó un pastel de la nevera


refrigerada al lado de la vitrina. —¿Este?

Al igual que lo había hecho durante todas las horas del día, los
pensamientos de Jakob fueron hacia Zac. —Dame también una media
docena de esas Snickerdoodles3.

Usando un cuadrado de papel encerado, Gill metió la mano en


la caja y retiró seis galletas. —Zac debe de estar trabajando hoy. Le
encantan estas cosas.

—Sí, —dijo Jakob.

Gill puso las galletas en una bolsa antes de meterlas en otra


más grande con asa. Puso la caja del pastel en el fondo con las
galletas en la parte superior. —¿Necesitas café?

—No, gracias.— Jakob pagó por sus compras y se guardó la


billetera en el bolsillo. —Que tengas un buen día.

—Tú también —dijo Gill antes de Jakob abriera la puerta.

Con lo necesario para romper el hielo en la mano, se dirigió


hacia la estación.

****

Para cuando llegó a la estación de bomberos, Leo estaba de


vuelta con el camión de bomberos, que encabezó el desfile. Jakob
entró en la sala común pasando inadvertido. Se detuvo en el marco
de la puerta y observo a Zac mirar la televisión.

Jakob sonrió por el hombre relajado. Desde el accidente, cada


vez que se acercaba, Zac se ponía tenso inmediatamente y salía de la
habitación, pero ahora, aunque fuera sólo por unos minutos, Jakob
podía mirar de lleno al hombre que amaba.

3
Snickerdoodles: galletas de azúcar hechas con crémor tártaro y bicarbonato sódico y rebozadas en azúcar y
canela.
Su pecho comenzó a doler, pero Jacob no se atrevió a moverse
para intentar quitar frotando el dolor que habían traído esos dos
últimos meses. En su lugar vio la animación en la cara de Zac
mientras sonreía a la televisión. La voz de Bart Simpson era
inconfundible en el fondo. ¿Cuántos de esos episodios habían visto
juntos? Terry nunca se había preocupado por los dibujos animados
para adultos, pero a Zac le gustaban tanto como a Jakob.

—¿Te importa si lo veo contigo? —preguntó, dando un paso


más en la habitación.

Zac se tensó inmediatamente, colocando su asiento reclinable


en posición vertical. —Casi ha terminado. —En lugar de darse la
vuelta alejando el lado de la cara lleno de cicatrices de Jakob, como
hacía con todos los demás, Zac hizo lo contrario.

Igual que cada vez que o hacía, Jakob sentía como si hubiese
sido abofeteado. Respiró hondo y levantó la bolsa. —He traído
algunas cosas de la panadería para Leo y para ti.

—No deberías haberlo hecho.

—Fue un placer, —dijo Jakob. Puso la bolsa sobre la mesa del


café frente a Zac y se sentó en el sofá.

—No, quiero decir que realmente no deberías haber hecho eso.


Sobre todo porque sé como piensas, y estoy seguro de que hay
galletas para mí ahí.

—Sí. ¿Y?

Zac suspiró y se recostó en su silla. —Eso terminó entre


nosotros, Jakob. Haciendo porquerías como esa sólo hará que Leo
sospeche.

—¿Y qué? —Jakob trató de controlar su temperamento. Pelear


con Zac no era la manera de reparar lo que había hecho—. A
diferencia de ti, yo no me avergüenzo de lo que teníamos.

—La vergüenza no tiene nada que ver con eso. ¿Crees que
quiero que mis amigos se enteren de lo puto que soy?

—¿Puto? ¿Cómo puedes decir eso? Terry es el que me invitó a


tu cama. Si él no hubiera...
—Si no lo hubiera hecho no me vería como un monstruo.
¡Ahora déjalo estar!

—¿Qué demonios está pasando aquí?— Preguntó Leo, entrando


en la habitación. Era evidente que habían interrumpido su ducha.
Estaba de pie en medio de la sala común, goteando sobre las
baldosas del suelo y con una toalla envuelta alrededor de la cintura.

Jacob se levantó y sacudió la cabeza. —Nada. Sólo me he


parado para dejar un pastel de crema de coco. —Se secó las manos
sudorosas en los tejanos y echó un último vistazo a Zac antes de salir
por la puerta principal.

Se detuvo para sentarse en el banco bajo la gran sombra del


árbol que había enfrente de la estación. No sabía por qué debería
vestar sorprendido. Últimamente cada vez que estaba en la misma
habitación que Zac terminaban en una pelea.

Se inclinó hacia adelante y apoyó la cabeza entre las manos.


Todas las noches soñaba con tener a Zac en sus brazos de nuevo y
cada mañana despertaba sólo.

****

Tan pronto como Leo salió de la habitación, Zac desenterró


rápidamente las galletas de la bolsa y las escondió en el armario de la
cocina, al lado de la sopa enlatada. Metió la tarta en la nevera y sirvió
un vaso de té helado.

—Fue muy amable por parte de Jakob traernos el postre, —dijo


Leo.

—Sí. Supongo que se siente culpable porque estamos


trabajando y él no.

Leo sacó una botella de agua de la nevera y miró fijamente a


Zac. —¿Qué está pasando entre vosotros, chicos? Solía veros siempre
juntos, y ahora es como si apenas pudieras soportar estar en la
misma habitación que él.

Zac tomó su vaso de té y se dirigió hacia la sala común. —


Suéltalo.— Un movimiento fuera de la gran ventana le llamó la
atención. Se acercó y miró fijamente a Jacob, sentado solo en el
banco del exterior.

Una gran parte de Zac quería salir y reconfortar al hombre que


parecía deprimido, pero permaneció donde estaba por instinto de
supervivencia. Distraído, dejó el vaso sobre la repisa de la ventana
mientras seguía mirando a Jacob.

Recordó la primera vez que le presentó a su nuevo compañero


a Terry. Las cosas entre él y Jacob habían sido buenas, tal vez
demasiado buenas. Una vez que se enteró de que Jakob no tenía
ningún otro amigo en la ciudad, lo había invitado a su casa para una
comida al aire libre.

Terry había estado al principio en contra de toda la idea, pero


eso cambió rápidamente cuando contestó a la puerta. Jakob estaba
más allá de la belleza, Zac se había dado cuenta de eso el primer día
que había sido presentado. Lo que no había sabido era lo divertido y
encantador que era fuera del trabajo. Aún lamentaba el día en que
había metido ideas en la cabeza de Terry.

—Voy a componer las hamburguesas, —Zac gritó a Terry que


abriera la puerta. Lo oyó dar la bienvenida a su invitado y sonrió.
Terry continuó hablando y Zac rodó sus ojos—. No lo interrogues en
los primeros cinco minutos.

«Montando las hamburguesas, Zac gritó a Terry que se ocupase


de la puerta. Le oyó dar la bienvenida al invitado y sonrió. Terry
continuó hablando y Zac rodó los ojos. —No lo interrogues en los
primeros cinco minutos.

Terry llevó a Jakob a la cocina, y Zac no pudo dejar de notar


las sonrisas en los rostros de los dos hombres. Cuando terminó de
hacer las hamburguesas, se lavó las manos en el fregadero.

—No me dijiste que Jakob conducía una Harley, —dijo Terry.


Abrió la nevera y sacó dos botellas de cerveza, entregándole una a
Jakob.

Zac se encogió de hombros y tiró la toalla de cocina en la


encimera. —Supongo que no creí que fuera importante.
Terry lo sorprendió presionándole contra la encima y dándole
un beso profundo. Aunque Zac aceptó su beso de amante, sus ojos
se abrieron dirigiéndose hacia Jakob. Ofender a su nuevo compañero
no entraba dentro de su invitación. Sintió la erección de Terry contra
él y terminó el beso.

—¿Qué te pasa?, —preguntó.

Terry sonrió. —Sólo probaba las aguas, cariño.

Confundido, Zac tomó su cerveza y bebió un trago. —¿Qué se


supone que significa eso?

Riendo, Terry sacudió la cabeza y dio un paso atrás. —Nada —


se volvió hacia Jakob, que había estado de pie en silencio—. Vamos a
salir a la terraza mientras la mujercita termina la cena.

Zac entrecerró los ojos. Estaba a punto de decirle algo a Terry,


cuando Jacob lo hizo por él. —No hay nada femenino en disfrutar de
la cocina. Maldita sea, la mayoría de los mejores chefs son hombres.

Terry resopló y abrió la puerta de atrás. —¿Vienes?

Jacob hecó una mirada a Zac. —¿Necesitas ayuda?

Zac sacudió la cabeza. —Ya he terminado aquí por el momento,


de todos modos. Todo lo que queda es poner estas en la parrilla, —
dijo, sosteniendo el plato de hamburguesas—. Aunque, puedes
traerme otra cerveza.

Jakob hizo inmediatamente lo que se le pedía y sostuvo la


puerta para Zac. —Bonita terraza.

Terry, que ya estaba tendido en una de las cómodas sillas,


asintió con la cabeza. —Zac ya la tenía así justo antes de que me
mudara con él

La mandíbula de Zac se apretó cuando se dio cuenta de que


Terry no había empezado con la parrilla como le había pedido antes.
Dejó la bandeja y se volvió hacia su novio. —¿Pensé que ibas a
empezar eso?

Terry se encogió de hombros. —Se me debe haber olvidado.


Mordiéndose la lengua, Zac fue al garaje y volvió con la bolsa
de carbón, líquido de quemar y una caja de fósforos. Terry estaba
detrás de él, tratando de involucrar a Jakob en una conversación sin
sentido. Había días en que Zac no podía recordar por qué estaba aún
con Terry.

Un cuerpo cálido se presionó contra su espalda y unos brazos le


rodearon la cintura. —Lo siento. ¿Quieres que me encargue yo?

Zac se echó hacia atrás contra el cálido y sólido cuerpo de


Terry, —Está bien, voy a ocuparme de ello.

Terry besó el cuello de Zac, mientras sus manos vagaban para


pasarse por su pene. —No me vas a castigar por ello más tarde,
¿verdad?

Zac rodó los ojos. Tenían sexo todas y cada una las noches en
que no estaba en la estación. ¿Por qué pensaría Terry de otro modo
ahora? ¿Era porque él se había puesto en ridículo a sí mismo delante
de Jakob? —¿Alguna vez te he castigado?

—No, es por eso que te amo tanto. Eres una puta golosa en la
cama. —Aunque Terry lo susurró, Zac temió que lo hubiese dicho lo
suficientemente fuerte como para que Jakob lo escuchara.

—Deja eso. —Le dio un codazo en el estómago a Terry.

—¿El qué, esto? —Terry comenzó a abrir su bragueta.

Zac le dio un codazo más fuerte y se alejó, cayendo casi sobre


la parrilla. —¿Qué diablos te pasa?

—Sólo piensa en ello, cariño, estoy seguro de que lo


descubrirás. —Terry dio la vuelta y volvió a sentarse.

Zac respiró hondo y recogió la caja de cerillas. Golpeó una y la


dejó caer sobre el carbón vegetal, dando un paso atrás ante el
susurro de las llamas. Mirándolas fijamente, pensó en lo que Terry
había sugerido. No era la primera vez en su relación que Terry
buscaba meter a alguien más en su cama. En el pasado, sus tríos
siempre habían consistido en una sola noche, pero con Jacob era
diferente, ellos dos tenían que seguir trabajando juntos.
—¿Estás listo para esto? —Jakob le preguntó, atrayendo su
atención.

Se apartó de la parrilla para hacer frente al guapo EMT. Jakob


sonreía sentado, con una botella de cerveza llena para Zac.

—Sí, gracias. —Zac tomó la cerveza y cogió una de las sillas


vacías. Era una situación extraña que Jakob y él estuvieran libres la
misma noche. Incluso aunque se consintiese con un pequeño juego,
no sería como si fuera a pasar de nuevo en mucho tiempo.

«¡Maldición! ¿En qué diablos estoy pensando?» se advirtió.

Jakob terminó su cerveza. —¿Importa si cojo otra?

—En absoluto. Trae un par más contigo, —dijo Terry.

Tan pronto como Jakob entró en la casa, Terry comenzó —No


te quedes ahí sentado y me digas que no crees que es caliente.

—Yo no he dicho eso, pero trabajo con él, — trató de explicar.

—¿Y? Es un niño grande. Mientras sepa en el acuerdo que se


mete no debería ser un problema.

Zac sacudió la cabeza. —No hagas el ridículo, Terry. Puede ser


que Jakob ni siquiera esté interesado.

—¿Interesado en qué? —Jacob le preguntó, saliendo a la


terraza.

—Follar a Zac. Conmigo ahí, por supuesto, —agregó Terry.

Los ojos de Jakob se agrandaron. —¿Cómo dices?

—Me gusta ver a otros hombres joder con Zac. Sólo me


preguntaba si estarías a la altura del desafío.

—Terry, ya basta, —advirtió Zac. No se atrevió a mirar hacía


Jakob, asustado del asco que vería en los ojos de su nuevo amigo.

—Creo que eso debería ser decisión de Zac, —dijo Jakob


finalmente.
La cabeza de Zac se volvió hacia él. La respuesta le había
sorprendido. Se encontró con la cara sonriente de Jakob.

—Caray, yo no soy de los que rechazan una oferta como esa, —


se rió entre dientes Jakob.

—Me olvidé de los condimentos para las hamburguesas. —Zac


se levantó de un saltó y se dirigió a la casa. Una vez dentro, cogió la
salsa barbacoa de la nevera y se pasó la botella de vidrio frío por la
frente. «¡Esto no está pasando!»

Antes de que pudiera recomponerse, la puerta se abrió y Jakob


entró en la cocina. —¿Estás enfadado?

Zac bajó la salsa barbacoa y sacudió la cabeza. —Avergonzado.


Tal vez un poco sorprendido, pero no estoy enfadado.

Zac cerró la puerta del refrigerador que los separaba.


Encarando a Jakob, se dio cuenta de repente de lo mucho más
grande y alto que era su compañero. —Terry no tenía derecho a
pedirte algo así. Demonios, te acaba de conocer.

Jakob asintió con la cabeza. —No te voy a mentir y decirte que


es una posición cómoda para mí, pero tampoco mentiré y diré que no
te deseo. Lo he hecho desde que te conocí.

Jakob dio un paso adelante y acunó con la mano el lado de la


cara de Zac, frotando el pulgar sobre su labio inferior. —¿Hacéis este
tipo de cosas a menudo?

Zac sacudió la cabeza. —Un par de veces. A Terry le gusta. —


Se encogió de hombros. —Heredó la presión arterial alta de su padre,
así que hay veces que no puede... bueno... ya sabes.

—Así que ya me has contado cómo se siente Terry al respecto,


pero ¿tú lo quieres? —Jacob le preguntó, inclinándose para rozar
suavemente sus labios sobre los de Zac.

Los labios de Zac trataron de seguir los de Jakob, pero éste se


alejó antes de que pudiera enredarse con ellos. —¿Esta vez? Sí, lo
quiero.

Con un gemido bajo, Jakob envolvió los brazos alrededor de


Zac y se inclinó para un beso de verdad, atrayendo a Za hacia arriba
al mismo tiempo para reunirse en el centro. Zac abrió la boca y
aceptó la invasión caliente y con sabor a cerveza de su lengua con
entusiasmo. Estaban tan ensimismados, que no oyeron a Terry entrar
en la habitación.

Terry se aclaró la garganta. —Veo que los dos empezaron sin


mí, —refunfuñó.

¡Mierda! Zac se retiró del beso y se volvió hacia su novio. —


Sólo rompiendo el hielo, supongo.

Terry se quedó mirándole unos instantes antes de tomar otra


cerveza.

—¿Ya te has bebido la que Jakob te llevó?— preguntó Zac.


Terry no era de ninguna manera un alcohólico, pero cuando bebía,
tendía a volverse muy mandón.

—Es una fiesta, —se rió Terry—. Además, he venido a decir que
el carbón de leña está empezando a ponerse gris.

Jakob siguió a Terry, pero se detuvo en la puerta y le sonrió a


Zac. —¿Vienes?

Zac asintió. Ahora que sabía que Jakob estaba abierto a la idea,
sus nervios amenazaron con sacar lo mejor de él. Se detuvo en la
nevera y cogió una cerveza fresca.

En el momento en que llegó a la terraza, Terry estaba


sonriendo como un tonto.

—Siéntate en su regazo, Zac, —ordenó Terry, tomando una


copa.

—Tengo que vigilar la carne, —le recordó.

Con un suspiro, Terry se levantó y fue hacia Zac, hasta quedar


delante suyo. —Hacer que nuestro invitado se sienta como en casa es
más importante. Yo le daré la vuelta a la carne. —Se inclinó y le
susurró al oído—. Dale a Jakob una muestra de lo que espera.

Zac sonrió ante la idea de ser capaz finalmente, de sentir las


manos de Jakob en su cuerpo. —Eres tan pervertido,— le dijo a
Terry.
—Sí —asintió Terry con una amplia sonrisa.

Una vez que Terry se acercó a la parrilla, Zac se acercó y se


puso delante del hombre tirado en el amplio sillón de teca. Le miró
fijamente, deslizando la mirada por el físico superior del hombre. —
¿Te importa si te acompaño?

Jakob se agachó y se frotó la mano contra el bulto en aumento


dentro de los vaqueros. —Eso me gustaría.

Conociendo las normas de Terry, Zac se sentó en el regazo de


Jakob, aún de cara a su pareja de un año. Se recostó sobre su pecho
y tomó un trago de su cerveza.

Jakob comenzó a besar el cuello de Zac casi de inmediato. —


¿Puedo tocarte?

Zac estiró la mano libre y agarró la muñeca Jakob. —Sólo si


empiezas aquí, —dijo, llevando la mano de Jakob directamente a la
parte delantera de sus pantalones.

Gimiendo, Jakob comenzó a amasar la polla de Zac. —Te


sientes bien.

Zac levantó la vista y miró a Terry, que estaba colocando la


carne terminada en una bandeja. Sabía lo mucho que Terry estaba
disfrutando de la atención de Jakob a su polla.

—Pon sólo el papel de aluminio que traje por encima, —indicó


Zac. No estaba de humor para detener lo que estaba haciendo para
comer. La atención de Jakob se sentía demasiado bien como para
pensar en comida.

—Aquí, deja que te ayude, —dijo Terry después de envolver la


bandeja. Se acercó y abrió la cremallera de los vaqueros de Zac
antes de tomar asiento al lado de la acción.

Jakob mordió ligeramente el lóbulo de la oreja de Zac. —¿Te


enciendes cuando mira?

—Contigo tocándome, no necesito nada más para encenderme,


—le dijo a Jakob honestamente
Jakob gruñó y empujó los vaqueros de Zac y su ropa interior
hasta las rodillas. Totalmente expuesto al aire del anochecer, estaba
agradecido de la valla de privacidad que les protegía de miradas
indiscretas. Extendió las piernas hacia Terry, pidiendo en silencio la
ayuda de su compañero.

Con una risita, Terry le quitó la ropa de la cintura para abajo.


—Eres una puta tan sucia.

Zac sonrió. Dado que Terry iba a permitir a Jakob tocarlo,


pensó que se merecía por lo menos un buen espectáculo. Jakob se
inclinó hacía delante y levantó una de las piernas de Zac para
colgarla sobre el brazo de la silla antes de colocar la otra de la misma
manera.

—Apoya la espalda contra mí, —indicó.

El primer toque de la mano de Jakob en su pene casi le hizo


sobrepasar el límite. Aunque a Terry le gustaba llamarlo puta, nunca
se había sentido tanto como una hasta ese momento, pero no porque
Terry estuviera observando ansiosamente a Jakob masturbándole.
No, Zac se sentía como una puta porque aunque se suponía que
debía estar enamorado de Terry, ansiaba a Jakob mucho más de lo
que nunca había deseado a su novio.

Uno de los dedos de Jakob untado con saliva se deslizó sobre


su agujero, y la espalda de Zac se arqueó. —¡Me corro!

Terry saltó de la silla y cayó de rodillas frente a Zac, tragando


la carga que lanzó desde su polla. Zac se sorprendió por la ira y el
resentimiento que sintió hacia Terry por esa acción. Su semen había
sido para Jakob, no para él.

Detrás de él, Jakob debió de haber notado el cambio repentino


del estado de ánimo de Zac. Mientras que Terry estaba ocupado
lamiendo el semen de la polla de Zac, Jakob le susurró al oído. —Ya
habrá tiempo para nosotros. Terry no estará con nosotros en el
trabajo.

Zac se relajó y volvió la cabeza hacia arriba y hacia un lado


para recibir un profundo beso de su amante más nuevo. A pesar de la
presencia obvia de Terry, Zac no podía esperar la oportunidad de
tener a Jakob todo para si. »
—¿Me has oído?— Le preguntó Leo desde detrás a Zac.

Zac saltó, dejándose arrastrar de vuelta al presente. —¿Cómo


dices?

Leo apuntó hacia el altavoz en la esquina de la habitación. —


Recibimos una llamada. Posible golpe de calor.

Zac asintió con la cabeza. —Sí. Enseguida, jefe.


Capítulo dos

Zac aligeró la ambulancia a través de la multitud que se


separaba lentamente de delante de La Canoa. Lanzó una ojeada hacía
Leo. —Nunca había visto tanta gente en Cattle Valley. ¿De dónde
coño han venido?

—De todos lados —Contestó Leo—. Anoche tropecé con un


chico en el bar Grizzly de la jodida Inglaterra.

Zac sacudió la cabeza. Nunca entendería a la gente. —De


manera que vienen aquí a empaparse con la sensación de una ciudad
pequeña, y acaban poblándola hasta que alcanza el tamaño de la
ciudad que dejaron atrás. No lo pillo.

—Creo que es como un fin de semana del orgullo gay al estilo


del oeste. —Leo se encogió de hombros—. No importa. Se irán el
lunes y Cattle Valley volverá a la normalidad.

Zac aparcó lo más cerca que pudo y saltó fuera. Fue a la parte
trasera de la ambulancia y sacó su botiquín de primeros auxilios
antes de acercarse al paciente. No reconoció al anciano tirado en la
acera, ni a la mayoría de las personas que lo rodeaban, pero sonrió
cuando vio a Jay tratando de referscar al hombre con toallas del
restaurante mojadas.

Alguien a su derecha jadeó, llamando la atención de Zac. Volvió


la cabeza justo a tiempo para ver una expresión de horror en la cara
de un adolescente. Pensó que había sucedido algo más, hasta que se
dio cuenta de que el chico estaba horrorizado de… él

En el lapso de un latido del corazón, eso le golpeó. Zac se


tambaleó hacia atrás, listo para huir hacia la seguridad que
proporcionaba la ambulancia.

—Por aquí —gritó Leo.


Se apartó de las miradas y susurros y cuadró los hombros.
Mientras se arrodillaba al lado del paciente, se dijo que los
espectadores se irían pronto. Lo que no podía quitarse de la cabeza
era el conocimiento de que a pesar de que los visitantes se
marcharían de Cattle Valley, su cara seguiría todavía jodida.

****

—He vi lo que pasó allí, —dijo Leo mientras Zac entraba marcha
atrás en la zona restringida de la estación de bomberos—. Era un
niño. No puedes dejar que te afecte.

Zac apagó el motor y agarró el volante. —Niño o no, él ha sido


honesto con su reacción. Supongo que me he acostumbrado a que la
gente de por aquí me trate como siempre lo han hecho. Ahora lo sé
mejor.

—¿Saber el qué? ¿Que a tus sus amigos no les importan un


carajo tus cicatrices? Bueno, tienes toda la razón, no nos importan.

Zac abrió la puerta y salió. —Voy a darme una ducha, —dijo


antes de cerrar la puerta con fuerza.

Leo salió del camión. —No hagas esto, Zac. No puedes permitir
que gente odiosa te derribe.

Zac no se molestó en girarse. Leo tenía buenas intenciones,


pero Zac se sintió repentinamente demasiado protegido en Cattle
Valley. ¿Era mejor ser arrulado por una sensación de normalidad, o
salir y enfrentarse a la fea verdad, literalmente?

Después de quitarse la ropa, abrió la ducha y cogió una pastilla


de jabón. Entumecido, empezó a lavarse, ignorando completamente a
su polla. ¿Cómo podía una bella aventura amorosa volverse fea tan
rápidamente?

Cuando alcanzó la cara, la piel fruncida bajo sus dedos se sintió


asqueado. Tuvo arcadas mientras la comida amenazaba con regresar.

—¡Odio esto! —Chilló, clavando las uñas en las frescas heridas.


Si hubiese mantenido sexo con Jakob solamente esa noche…
Pero supo poco después de su primera vez que nunca tendría
suficiente de ese hombre. Fue en su tercera noche juntos cuando las
cosas empezaron a ir mal. Zac debió haber terminado las cosas
entonces, pero esperó, creyendo que el humor de Terry mejoraría.

Todo empezó cuando Zac volvió a casa después de un turno de


cuarenta y ocho horas. Terry estaba en su sillón, ya borracho,
mirando un partido de beisbol con Jakob. Tan pronto como Zac entró
en el cuarto, supo que algo iba mal.

«—¿Qué pasa? —preguntó.

Desde el sofá, Jakob apuntó a Terry.

—Pregúntale.

La mirada de Zac regreso a Terry. —¿Y bien?

—No se entretendrá a pasar el rato a no ser que estés aquí. —


Terry se cruzó de brazos—. ¿Qué beneficios hay en tener dos
hombres a mí alrededor si no puedo follarlos cuando tengo ganas?

Zac empezó a ir hacia Terry, pero él levantó las manos—. No


intentes tus jueguecitos conmigo Zac No estoy de humor.

—¿Juegos? Estaba planeando besarte, hijo de puta. Maldita se,


odio cuando te pones así. Sólo tengo un descanso de doce horas
antes de volver a trabajar. Esperaba tener algún descanso. —Zac se
giró y caminó con rapidez hacia la puerta principal—. Llámame
cuando estés sobrio.

Acababa de subir a su Subaru Outback cuando Jakob salió


corriendo detrás de él. Jakob ni siquiera preguntó, simplemente abrió
la puerta del pasajero y entró.
—¿Te importa si me uno a ti? —preguntó Jakob, abrochándose
el cinturón de seguridad.

Aunque debería haberse negarse, Zac no pudo obligarse a


hacerlo. Había esperado con ansias las noches de esos días. Sabía
que eso sólo le causaría más problemas con Terry, pero parecía que
tenían muchos problemas últimamente que no incluían a Jakob.

Zac salió a la carretera y se dirigió hacia el parque. Sería tan


fácil dirigirse hacia la casa de Jakob, pero si el humor de Terry
empeoraba, el apartamento de Jakob sería el primer sitio donde
buscaría.

—Todavía hace un poco de frío fuera, pero me gustaría


sentarme y tener vistas al lago, —Zac explicó su decisión—. Quizás
tengamos suerte y haya algo de madera en la hoguera. De todos
modos, tengo una manta gruesa atrás.

—Debes venir mucho aquí.

Más y más. —Es donde vengo cuando necesito pensar. Terry no


conoce este lugar, de modo que apreciaría que lo guardaras para ti.

—Claro, —estuvo de acuerdo Jakob.

Zac sacó la manta del maletero y se dirigió al camino


serpenteante hacía el lago. —El lago ya no es seguro para patinar, así
que probablemente seremos los únicos lo suficientemente tontos
como para sentarnos en el frío.

La mano de Jakob aterrizó al final de la espalda de Zac. El


primer instinto de éste fue mirar alrededor para asegurarse de que
no había nadie observándolos. A pesar de la fría temperatura, un solo
toque de Jakob tenía la capacidad de calentar a Zac de dentro a
fuera.

Su humor mejoró cuando divisó algunos troncos aún en la


hoguera.—Aquí, aguanta esto. —Le entregó la manta a Jakob—.
Tengo algunas ramitas para encender fuego en el maletero del coche.
Trotó hasta el coche y rescató las ramitas y el encendedor
antes de reunirse con Jakob. Colocó los palitos bajo los troncos
ligeramente húmedos y los encendió antes de tomar asiento junto a
Jakob. —Esto debería funcionar.

Ya cubiertos con la manta, Jakob estiró su brazo y dio la


bienvenida a Zac bajo su calor. Zac se abrazó al su costado. Su mano
encontró automáticamente el camino bajo la camiseta. Amaba la
sensación del musculoso pecho bajo la parcela del suave vello. —
¿Alguna vez has deseado que fuéramos solos tú y yo?

—Cada hora de cada día desde la primera noche que te hice el


amor, —contestó Jakob.

Estaba dividido entre disfrutar el inesperado momento con


Jakob y preocuparse por que otros pudieran verlos. Con el sol
poniéndose rápidamente, decidió disfrutar del tiempo que tenían
juntos.

Acomodado bajo el brazo de Jakob, Zac subió su camiseta y


empezó a lamer uno de sus pezones como piedrecitas. Su teléfono
sonó, haciéndole encogerse.

—¿Vas a contestar? —Jakob besó la cabeza de Zac.

—No. —Eso empeoraría las cosas, lo sabía, pero no podía


obligarse a hablar con Terry en ese momento—. Hay días, como hoy,
en que me cuestiono mi amor por él. —Admitió Zac.

—Si no eres feliz, déjalo.

—No es tan simple. —Zac elevó la barbilla—. Sólo bésame.

Un toque de la lengua de Jakob y la libido de Zac aumentó de


manera sorprendente. Gimió y se posicionó para montar a horcajadas
en el regazo de Jakob. El apretado bulto atrapado tras la bragueta de
éste le demostró a Zac que no era el único afectado.

Era así cada vez que estaban juntos, ya fuera en el trabajo o en


casa. ¿Cuántas veces se habían escabullido a la ducha juntos
mientras el resto de los chicos veía la televisión? No importaba
cuantas veces sintiera la polla de Jakob llenándolo, siempre quería
más.

Bajó del regazo de Jakob. Después de dar otra mirada


alrededor del lugar, bajó la cremallera de sus pantalones y los dejó
caer al suelo, sacándose los zapatos con los pies en el proceso.

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto aquí? —Preguntó


Jakob abriendo sus vaqueros y empujándolos hasta medio muslo.

Zac se inclinó y sacó la billetera del bolsillo de sus pantalones,


y alzó un condón y un pequeño paquete de lubricante. Se había
acostumbrado a estar preparado para sus improvisados jugueteos
con Jakob. —Valdrá la pena la multa si nos pillan.

Empezó a arrodillarse entre las piernas de Jakob pero se lo


pensó mejor—. Creo que las mejillas de mi culo ya están
congeladas…

—Bien, entonces vuelve aquí y déjame calentarlas por ti. —


Jakob sostuvo la manta como invitación.

Zac recobró su posición en el regazo de Jakob y éste lo cubrió


rápidamente. No estaba seguro de si era debido a la manta o a los
brazos de Jakob, pero se sentía como si estuviera cubierto por un
capullo de seguridad. Las manos acunando su culo eran familiares y
suaves. A diferencia de Terry, Jakob parecía disfrutar del placer de
Zac. Incluso cuando lo único para lo que tenían tiempo fuese un
simple beso, Jakob ponía todo su corazón en él.

Alzó el paquete de lubricante hasta su boca y lo rasgó antes de


dejar caer la mitad del contenido en sus dedos. Mirando fijamente a
los ojos de su amante, Zac alcanzó su espalda y aplicó el líquido
resbaladizo en su anhelante agujero. Antes de que pudiese retirar la
mano, Jakob la sujetó, empujando sus dedos junto con los de Zac.

—No estás dolorido, ¿verdad? —preguntó Jakob.


Zac sacudió la cabeza. Era una pregunta que Jakob hacía todas
y cada una de las veces. Algunos hombres podrían sentirse
insultados, pero el aparente cuidado de Jakob calentaba a Zac. La
invasión de dos dedos en lugar de uno lo sorprendió. Apretó la polla
contra el estómago de Jakob. —Me haces sentir tan bien.

—Oh Zac, no tienes ni idea de lo que me haces. —Jakob rozó la


próstata de Zac con los dedos—. Espero que algún día no tengamos
que movernos furtivamente para estar solos.

Zac asintió y rompió el paquete del condón. Ajustando la fina


barrera a ciegas sobre la gruesa polla de Jakob, aseguró sus rodillas
en el banco y se elevó lo suficiente para que Jakob pudiese presionar
la bulbosa cabeza en su abertura. Aunque disfrutaban follando,
ambos hacían la mayoría de sus escapadas para hablar. A Terry no le
preocupaba que Jakob follara a Zac, pero gruñía cada vez que solo
querían pasar el rato.

Haciendo girar las caderas, Zac facilitó su descenso por la


longitud de Jakob. —¡Oh, Cristo!

—Encajamos tan bien. ¿Puedes sentirlo? —preguntó Jakob una


vez que Zac estuvo totalmente empalado.

Lo hacía, pero sabía que era más que el modo en que sus
cuerpos encajaban. Su relación iba más allá del aspecto sexual. Eran
amigos, amigos cercanos. Era un tipo de vínculo nuevo para Zac.
Aunque Sammy era su mejor amigo, y siempre lo sería, ellos dos
nunca se habían involucrado en una relación sexual, de modo que
follar a un amigo era algo completamente nuevo.

—Cuando estoy en el trabajo y sé que estás en casa follando


con Terry, me mata, —admitió Jakob.

Zac empezó a moverse, follándose a sí mismo con larga polla.


—Terry y yo raramente tenemos sexo ya. Me suplica que lo
intentemos, y lo hago, pero la mayoría de las veces, ni siquiera una
mamada puede ponerlo duro.
—Le he visto duro mientras nos mira.

—Sí. Creo que le gusta más mirar que hacerlo realmente.. —


Zac se encogió de hombros. Todavía no lo entendía. ¿Quizás no era
tan bueno como pensaba?

Zac juntó sus manos tras el cuello de Jakob y plantó los pies en
el banco. —Fóllame como si lo sintieras, —susurró en la oreja de
Jakob.

—Lo siento. Cada vez que estoy dentro de ti, lo siento. —Tiró
de la cabeza de Zac para un beso profundo—. Necesito que lo sepas.

—Lo sé. —Zac aceptó la lengua de Jakob con entusiasmo. Metió


la mano entre ellos y envolvió su palpitante polla—. Estoy cerca, —
jadeó rompiendo el beso. Presionó su pulgar contra el punto sensible
justo bajo la cabeza de la polla e hizo erupción, su cuerpo temblando
con la intensidad.

—Uhh huhh —gruñó Jakob. Tiró de Zac hacia abajo


enterrándose profundamente, y gritó su nombre cuando se corrió.

Zac colapsó contra el pecho de Jakob, tratando con todas sus


fuerzas de recuperar el aliento. Con los ojos cerrados, depositó
pequeños besos en el cuello de su amante. —Gracias.

—Ei, —dijo Jakob, inclinándose para mirar a Zac a los ojos—.


Me estoy enamorando de ti.

Zac casi correspondió al sentimiento, pero contuvo las palabras


antes de que fueran dichas. —¿Y Terry?

Jakob sacudió la cabeza. —Él es un estúpido que te trata como


una mierda. Lo aguantaré si tengo que hacerlo, pero admito que
preferiría tenerte sólo para mí.

Zac se dio cuenta de repente de que lo que hacía era lo mismo


que engañarlo. No importaba que hubiese sido Terry quien había
sugerido una relación sexual entre él y Jakob. Sabía que Terry no
aprobaría los sentimientos que tenían el uno por el otro.
Apartándose, bajó del regazo de Jakob. —No puedo hacerlo así.
Tenemos que estar juntos los tres, o tendré que romper con uno de
los dos.

—Escógeme, —suplicó Jakob.—. Podemos ser felices juntos.»

—¡Joder! ¡¿Qué te has hecho?!

Zac abrió los ojos, sorprendido de encontrarse en el suelo de la


ducha con un Sammy completamentevestido a su lado. Parpadeó
varias veces, tratando de escapar del pasado.

Sammy se estiró y cerró la ducha —¡Leo!

Leo entró corriendo al baño. —¿Está bien?

—Sí,— susurró Zac.

—¡No! Tenemos que llevarte al doctor. Se ha hecho un desastre


en la cara.

Zac se volvió consciente lentamente de la sangre que cubría la


parte delantera de la camiseta de Sammy. —Sólo déjame morir esta
vez, —suplicó.

—Cierra la jodida boca, bastardo. ¡No puedo creerte!

****

Jakob estaba sentado en su sofá, sintiendo pena por sí mismo,


cuando su móvil sonó. —¿Hola? —contestó.

—Necesito que termines el turno de Zac.

—¿Por qué, está enfermo?


Hubo una larga pausa antes de que Leo contestara. —Tuvo
algún tipo de colapso. Ha vuelto a abrir una de sus heridas con las
uñas.

Jakob saltó poniéndose en pie. —¿Dónde lo llevas?

—A la clínica, pero te necesito aquí.

—Bien pero yo necesito estar donde esté Zac, de modo que


despídeme si tienes que hacerlo.

—No sé qué coño está pasando entre vosotros dos, pero lo


último que necesita ahora es alterarse más. Hemos llamado a Butch.
Déjalos a él y a Sammy tratar con Zac.

Jakob había salido por la puerta antes de que Leo pudiese


acabar. Miró a la camioneta, pero, rápidamente, lo pensó mejor. Con
la mitad de las calles cerradas por el carnaval, iría mucho mejor a
pie. —Al menos dime como sucedió.

Leo suspiró. —Estabamos en una llamada y alguien de fuera de


la ciudad hizo un comentario o algo sobre la cara de Zac. Todo lo que
sé es que para cuando volvimos a la estación, estaba de mal humor.
Fue a darse una ducha, y yo llamé a Sammy. Él lo encontró en la
ducha cubierto de sangre unos diez minutos después. Eso es todo lo
que sé.

—Te prometo que no sabrá que estoy allí, pero necesito


detenerme al menos en la clínica. —Jakob no le dio a Leo oportunidad
para negarse. Colgó el teléfono y lo devolvió a su bolsillo mientras
salía corriendo hacia la clínica.

Para cuando entró en ella, estaba agotado. Encontró a Sammy


en la sala de espera y cayó en la silla situada junto a la de él,
intentando con todas sus fuerzas recuperar el aliento. —¿Cómo está?

—Despierto. Butch está dentro con él. —Sammy se movió


incómodamente en su silla—. El Dr. Browning fue capaz de detener la
hemorragia. Resulta que no reabrió una herida, solo estropeó la piel
alrededor de ésta, de modo que no hay que volver a coser.
Jakob sabía que había algo que no le estaba contando. —¿Qué
más?

—Sam Browning piensa que Butch debería llevarlo a Sheridan


para que lo traten.

—¿Qué tipo de tratamiento?

Se golpeó la frente con el dedo.

—¿Va a hacerlo? —Su interior se revolvió.

Sammy negó con la cabeza. —No lo creo. Tenemos a ese nuevo


loquero aquí en la ciudad. Butch lo llamó. Debería llegar en cualquier
momento.

Jakob se pasó las manos por la cara. —Es todo culpa mía.

Sammy entrecerró sus ojos. —¿Cómo es eso?

Mirando al mejor amigo de Zac, Jakob sopesó los pros y los


contras de confesar su parte de culpa en lo que le pasó la noche que
Terry estampó la cara de Zac contra la mesa de café de cristal. —
Estábamos durmiendo juntos, Zac, Terry y yo.

Sammy jadeó, saltó de su silla y empezó a pasearse por la sala


de espera. —¿Es por eso por lo que Zac se rehusó a levantar cargos
contra Terry?

Jakob asintió. —Eso creo.

—¿Qué pasó?

—No lo sé. Zac apenas me ha hablado desde que pasó. No le vi


ese día porque estaba de turno, pero pasamos algún tiempo juntos la
noche anterior. Terry estaba borracho y de un humor agrresivo, de
modo que nos fuimos. Cuando volvimos a su casa esa noche, me subí
a mi camioneta y me fuí, sin querer agitar más a Terry de lo que ya
lo había hecho.
Jakob sintió que sus ojos escocían cuando las lágrimas
amenazaron con salir. —Créeme. No lo hubiera dejado si hubiera
sabido...

Sammy levantó la mano. —Lo sé.

Butch entró en la sala de espera, su cara pálida. —El Dr.


Browning está de acuerdo con darle el alta después de que el Dr.
Pritchard tenga oportunidad de hablar con Zac.

Butch se acercó y puso su mano sobre el hombro de Jakob. —


¿Estás aquí para verlo?

Negó con la cabeza. —No hablará conmigo, ya lo sé. Sólo


necesitaba estar seguro de que estaba bien. Tengo que ir a la
estación para acabar su turno.

La enorme mano de Butch apretó el hombro de Jakob con un


agarre sorprendentemente suave. —Le diré que has venido.

Jakob se encogió de hombros. —Quizás fuese mejor que no lo


hicieras. Sólo... déjame saber como esta, ¿quieres?

—Sí.

Con media sonrisa para Butch y Sammy, se giró para


marcharse. Casi atropelló al nuevo psicólogo de la ciudad en su
camino hacia la puerta. —Hola Dr. Pritchard.

—Jakob, —Ronan Pritchard saludó asintiendo con la cabeza.

La puerta se cerró y Jakob se lanzó de nuevo al caos de los Días


de Cattle Valley. Se puso en camino hacia la estación de bomberos,
rezando para que fuera una noche tranquila.

****
Zac se sintió mejor después de la inyección que Sammy le
había dado. Había sido honesto cuando le dijo al doctor que no
recordaba haberse herido a sí mismo.

La puerta se abrió y Ronan Pritchard entró en la habitación. —


¿Cómo te sientes?

—Chiflado, pero no de una manera loca, si es por lo que estás


aquí.— Había oído a su padre y a Sam hablando fuera, en el
recibidor, de si debía o no ser admitido en un psiquiátrico. Tenía que
recordar agradecerle a su padre el defenderle.

—¿Te importa? —preguntó Ronan,, señalando la silla que


estaba al lado de su cama.

—No. —Juega a su juego, se dijo a sí mismo. «La única manera


de convencerlos de que no estás loco es jugar a su juego.»

—Sam me dijo que antes tuviste un episodio. ¿Te gustaría


hablar sobre ello? —preguntó Ronan.

Dos opciones. Zac sabía que estaba en una encrucijada. Podía


ser honesto con Ronan o mentirle entre dientes. El problema era que
nunca fue bueno con lo último, y sabía que no le soltarían hasta que
dijera algo.

—Seré directo contigo, Doc. No recuerdo haberlo hecho. Sé que


estaba enfadado porque se me recordó el monstruo que soy cuando
salí a atender una llamada, pero no recuerdo haberme arañado.

—Hiciste más que arañarte, Zac. Por lo que me dijo Sam,


literalmente te arrancaste trozos de piel. ¿Puedes decirme que
recuerdas?

—Estaba tomando una ducha, y empecé a pensar en cómo eran


las cosas antes de que Terry me hiciera esto. Supongo que estaba
deseando poder volver y hacer las cosas de forma diferente.

—¿Cómo qué?
Zac se mordió el labio inferior. —No puedes decirle a nadie lo
que te cuente, ¿verdad?

Ronan asintió.

—Estaba envuelto en un... trío secreto. Sabía que meterme en


ello me traería problemas, y estaba en lo cierto. Pero escuché a mi
corazón en lugar de a mi cabeza.— «Y escuché a Jakob cuando me
dijo que todo estaría bien si rompía con Terry.» Aunque Zac lo sentí
así, no lo dijo. La traición de Jakob lo había herido más
profundamente que el cristal que había destrozado su cara, y nunca
lo perdonaría.

—¿Y ese tercero? ¿Ha estado ahí para ti desde esa noche? —
Ronan preguntó.

—No quiero que esté ahí, —dijo Zac.

—¿Por qué?

Si Zac le decía a Ronan que culpaba a Jakob por todo lo que


había ocurrido, el doctor probablemente intentaría persuadirle para
que dejara de lado su enfado, y Zac sabía que necesitaba ese enfado
para superar sus sentimientos hacia Jakob.

—¿Realmente importa? —Preguntó Zac—. Se acabó. Necesita


seguir adelante.

Ronan se inclinó hacía delante y cruzó sus dedos. —Lo que ha


ocurrido hoy ha pasado por un motivo. Necesitamos averiguar cuál es
y tratar con ello y la única forma de hacerlo es que seas honesto
conmigo.

—Hoy no, Doc. Como puedes ver, las heridas todavía están
bastante frescas.

—¿Aceptarás venir a verme unas cuantas veces a la semana?


Zac se encogió de hombros. —Si eso me mantiene fuera de la
casa de locos, lo haré. Pero tengo que trabajar, por lo que tendremos
que hacerlo teniendo en cuenta mi horario.

Con un asentimiento, Ronan se levantó y le dio la mano. —


Podremos pasar a través de esto si puedes aprender a confiar en mí.

«Más fácil decirlo que hacerlo.» —Seguro.

****

Jakob estaba sacando brillo al cromo de la ambulancia al día


siguiente cuando escuchó a alguien entrando en el aparcamiento.
Pensó que sería Sammy, quien tenía que ir para realizar su turno,
yendo a hacerle más preguntas sobre su relación con Zac y Terry, por
lo que no se giró.

—¿Cómo va Jakob?

Jakob se quedó helado cuando reconoció la voz familiar. Dejó


caer el trapo que tenía en la mano y giró para enfrentar a Terry. Con
los puños apretados, le miró fijamente con el asesinato en la cabeza.

—Has escogido el día equivocado, Terry. —Antes de que éste


pudiera apuntalarse, Jakob le placó contra el duro suelo de cemento.
Mientras aire salía silbando de los pulmones de Terry, Jakob dejó caer
el primer puñetazo en la mandíbula del hombre.

—¡Espera! —Gritó Terry cuando Jakob se echó atrás y lo golpeó


de nuevo—. Sólo quiero hablar. Para explicarte lo que sucedió
realmente.

¿Explicar? ¿Cómo podía el estrellar la cara de Zac contra la


mesa de café ser explicado? —¡Cabrón! —Le dio otro puñetazo,
escuchando un crujido satisfactorio cuando su puño conectó con la
nariz de Terry.
Unos brazos lo rodearon por la cintura y lo separaron de Terry.
Le tomó un segundo darse cuenta de que estaba rodeado por sus
compañeros de trabajo.

—¡Para! —gritó Leo.

Jakob ignoró a Leo y se giró para afrontar a Terry otra vez. Con
la sangre cayendo de la nariz, su cara había visto días mejores. —Si
te veo en la ciudad de nuevo, nada ni nadie va a impedirme que te
mate.

—Suficiente, —gruñó Leo en la oreja de Jakob—. Limpiadlo y


sacadlo de aquí, —ordenó.

Sammy cruzó los brazos sobre el pecho. —Puedes hacerlo tú si


quieres, pero no pienso mover un dedo por ayudarlo.

—Es tu trabajo —le recordó Leo.

Sammy se giró y volvió a la sala común.

—¡Joder! —dijo Leo con brusquedad.

—Yo me ocuparé, —dijo Collin.

Leo asintió. Miró a Jakob y apuntó hacia las dependencias. —A


mi oficina. Ahora.

Cuando Jakob entró en la oficina para recibir la azotaina que


sabía que venía, abrió y cerró la mano para asegurarse de que no
había nada roto. Pegar a Terry valía la pena para las repercusiones a
las que se sabía sujeto.

—Siéntate. Volveré en un minuto —dijo Leo

Jakob hizo lo que le ordenó. Al cabo de unos momentos,


escuchó a Sammy y Leo discutir en la cocina. Odiaba causar
problemas entre los dos hombres, pero no tenía control sobre
Sammy, por lo que se negó a responsabilizarse de las acciones de
éste.
Una puerta cerrándose de golpe captó su atención momentos
antes de que un Leo con el rostro enrojecido entrara en la oficina. —
¿En qué coño estabas pensando?

—No pensaba. Terry vino. Lo vi. Reaccioné. Punto final. —Sólo


le llevó un segundo perder la cabeza—. Y lo haré otra vez si vuelvo a
verlo.

Leo suspiró y pasó sus dedos por su densa cabellera de pelo


castaño rojizo. —Entiendo que las emociones están corriendo
malditamente a flor de piel ahora mismo, pero éste no es el lugar.

Jakob se encogió de hombros. —Yo no lo invité a venir.


Además, tú hubieras hecho lo mismo y ambos lo sabemos.

Leo abrió la boca para responder, pero volvió a cerrarla.


Después de unos segundos, finalmente habló. —Esto no tiene que ver
con mi opinión personal de la situación. Sí, probablemente habría
reaccionado muy parecido, pero esa no es la cuestión. No me has
dejado otra opción que enviarte a casa por el resto del día.

—Pero... —Jakob empezó a objetar.

Leo levantó la mano. —Si Terry va a la policía, necesito


demostrar que el departamento impartió responsabilidad con la
situación.

—No puedes esperar que Collin cargue con todo él solo.

—No lo hago. Llamaré a Adam Sackston y veré si puede venir.

Al menos Jakob sabía que Adam podría con el trabajo. Aunque


era un enfermero registrado, había ayudado al departamento de
bomberos en varias ocasiones cuando les faltaban manos.

—¿Puedo volver mañana para mi turno normal? —preguntó


Jakob.

—Hablaré con George y te llamaré.


Jakob se levantó. —Aunque no me arrepiento en lo más mínimo
de lo que he hecho, siento haberte puesto en esta posición. Espero
que puedas arreglar las cosas con Sammy.

La esquina de la boca de Leo se alzó en una media sonrisa. —


Estaremos bien. Sammy se apasiona con la gente que quiere. Parece
que has subido en su lista.

****

Después de recoger su ropa, Jakob se dirigió a su camioneta.


Se sorprendió de encontrar a Sammy sentado en la parte de carga,
con la cabeza baja. —Ei, —saludó Jakob.

Sammy alzó la mirada. —Ei. Sólo quería hacerte saber que Zac
ha accedido a ver al Dr. Pritchard.

Jakob asintió y se sentó junto a Sammy. Decidió hacerle una


confesión al mejor amigo de Zac. —Lo amo.

—Sí. Me figuré esa parte.

—Creo que si él fuese más grande, intentaría hacer conmigo lo


mismo que yo le hice a Terry antes. —Era algo difícil de digerir, pero
sabía que era verdad. No sólo se culpaba a si mismo por lo que Terry
había hecho, sino que era dolorosamente obvio que Zac también lo
hacía.

Sammy inclinó la cabeza a un lado, capturando la mirada de


Jakob. —Terry había... —Sammy agitó la cabeza—. ¿Fue esa la
primera vez que le hirió?

—No lo sé. Aunque Zac no me parece del tipo que sufre en


silencio.

—El vecino que llamó para informar de los sucesos de esa


noche, dijo que había oído a Terry y a Zac discutir varias veces, días
antes de que ocurriera. ¿Lo sabías?
Jakob rompió el contacto visual y miró hacia el suelo,
sacudiendo la cabeza. Se sentía como si le hubieran dado un
puñetazo en el estómago. Una de esas noches no había sido con Zac
con quien Terry había discutido, fue con él. Zac estaba de turno.

—Yo estuve con Zac la noche que tuvo libre, el día antes de que
fue herido. Fuimos al parque, hablamos y volvimos a su casa. Subí a
mi camioneta y me fui. No sé qué ocurrió el día siguiente. Estaba
aquí. Cuando vi a Collin llegar para hacer el turno de Zac, llamé a su
casa, pero nadie contestó.

—¿Entonces por qué Zac no te habla ahora? —preguntó


Sammy.

—Maldita sea, ya te dije que fue culpa mía. Si no hubiera… —


Jakob saltó al suelo— Mira, se supone que no debo estar aquí.
Necesito irme antes de que venga George.

Sammy bajó de la zona de carga y se quedó al lado de Jakob,


agitando el dedo. —Zac quizás te culpe, y quizás tú te culpes a ti
mismo, pero yo no. Todavía no se qué ocurrió esa noche, pero sé que
no estabas allí. No eres responsable de las acciones de nadie excepto
de las tuyas.

Sammy se giró y cerró la puerta de la zona de carga. —Utiliza


el día para aclararte la cabeza. Zac es un cabrón hijo de perra, pero
finalmente escuchará, si eres lo suficientemente persistente.

Después de que Sammy se fuera, Jakob entró en su camioneta


y bajó la ventanilla. Pensó en lo que Sammy había dicho. —Bueno, no
hay mejor momento que el presente, —masculló cuando salió del
aparcamiento y se dirigió a casa de Zac.
Capítulo Tres

Llevando todavía el mismo par de pantalones de pijama


que se había puesto la tarde anterior, Zac saltó
descuidadamente a través de los canales de la televisión. No se
molestó en permanecer en un único canal el tiempo suficiente
para darse cuenta siquiera qué había. Era la única manera en
la que podía mantener alejado de su cuarto a su padre. Parecía
que al minuto en que la televisión se apagaba, Butch estaba
justo allí, asegurándose que estaba bien.

Cansado, apagó la televisión y usó el control remoto para


encender el reproductor de Cds en su lugar. Dejó caer el
mando a su lado y giró sobre el costado izquierdo mientras
George Benson cantaba a todo pulmón “A Rainy Night in
Georgia”. Había algo sobre el suave sonido del cantante que
siempre le había puesto de un humor romántico. ¿Cuántas
veces había puesto el CD mientras hacía el amor?

Cerró sus ojos y permitió a su mano vagar hacia abajo


para resbalarse bajo sus pantalones de pijama. Zac gimió al
primer toque. Envolvió la mano alrededor de su gruesa polla y
empezó una caricia lenta.

Un golpe en la puerta de su habitación lo sobresaltó.


Sintiéndose como un adolescente siendo atrapado, soltó su
polla y arrojó la sábana sobre su cadera. —Sí, papá

Cuando la puerta se abrió, no fue el gran cuerpo de


Butch lo que llenó el espacio, sino Jakob. —¿Qué estás
haciendo aquí?

Jakob entró en el cuarto y cerró la puerta. —Esperaba


que hablaras conmigo.
Zac agarró el control remoto del estéreo. En lugar de
bajar el volumen, lo subió. Lo último que quería era que su
padre oyera lo que estaba seguro que sería una discusión. —
¿Por qué? Estoy roto, y nada de lo que puedas decir arreglará
nunca eso.

Jakob avanzó hacia la cama, pero Zac sostuvo su mano


en alto. —No.

Con un suspiro, Jakob se detuvo. —Lo siento. —Sacudió


la cabeza—. No sabía que Terry iría tras de ti. Por favor, no me
saques de tu vida.

Zac resopló. —Sí, bien, eso es lo que pasa cuando juegas


a dos bandas.

La cabeza de Jakob se alzó con un gesto brusco. —¿Qué


diablos significa eso?

—Sabes lo que significa. Ahora ¡fuera! —¿Era posible


amar todavía a alguien a quien no podías ni siquiera mirar?

—No. ¡No me iré hasta que me digas de qué diablos estás


hablando! Yo nunca jugué a dos bandas. Siempre eras tú. Sólo
tú.

—Entonces ¿por qué usarías las mismas palabras


conmigo que usaste con Terry, uh? Él me dijo que vosotros dos
habíais estado saliendo furtivamente a mis espaldas. ¿Pensaste
que no lo averiguaría?

—¡Es un jodido mentiroso!

Zac rodó los ojos. —Dijo que lo negarías. Sólo vete y


déjame solo.

Jakob estrechó los ojos y puso las manos en las caderas.


—¿Y le creíste?—Sacudió la cabeza y se dirigió a la puerta. Miró
a Zac una última vez antes de dejar el cuarto.
Zac apretó los ojos cerrados y se hizo un ovillo. Dudaba
que algún día pudiera olvidar la expresión de la cara de Jakob
antes de que se diera la vuelta y se marchara. ¿Podía un
hombre fingir la emoción genuina que Zac vio en sus ojos?

Un simple bostezo casi le hizo llorar de dolor cuando la


fresca costra de piel de su cara se estiró. Rodó sobre su
espalda, bajó la música y estiró la mano para coger el bote de
medicamentos para el dolor de la mesa que estaba en la
mesilla de noche en el lado opuesto de la cama. «¿Dos
píldoras?» Miró fijamente las píldoras en su palma,
preguntándose si debería simplemente tomarse el bote entero.
Si tenía éxito no tendría que lidiar con todo la mierda que
continuaba atormentándolo, pero si no lo conseguía, terminaría
en un manicomio con toda seguridad.

No estaba seguro de cuánto tiempo estuvo mirando


fijamente la botella. Finalmente volvió a meter una de las
píldoras en el frasco, e se metió la otra en su boca. Incluso
contemplar el suicidio era suficiente para tenerlo encerrado
Quizás Browning estaba en lo cierto. Quizás necesitaba ayuda
en serio.

La idea de la muerte nunca lo había molestado. ¿Cuán a


menudo sólo había deseado que terminase? Su vida era una
serie de cosas sin importancia. Levantarse, pasar el día y
repetir el proceso hasta que se sintiera adormecido de nuevo.
Ése era él, su vida en pocas palabras.

¿Cuántas veces se había preguntado por qué le permitían


ocupar espacio, cuándo hombres buenos, verdaderamente
grandes hombres que estaban haciendo realmente algo con sus
vidas eran reducidos, eliminados del planeta?

Un fuerte ruido en alguna parte de la casa le recordó por


qué nunca había dado ese paso final. No era su vida lo que
temía terminar, era el conocimiento de lo que le haría a las
personas que dejara atrás.
Oyó a su padre renegando en un arrebato a través de las
delgadas paredes, sin duda como resultado del fuerte ruido que
acababa de oir. Aunque sabía que probablemente debería ir e
investigar, no podía hacer que le importase lo suficiente para
levantarse.

Una vez que la medicina contra el dolor empezó a


funcionar, Zac le dio la bienvenida a la sensación de
inconsciencia con los brazos abiertos. Cuando sus párpados
empezaron a cerrarse, sus pensamientos volvieron a Jakob.
Había pensado que por primera vez en su vida había
encontrado algo muy especial, pero como todo lo demás, no
había resultado de esa manera.

—Oh, Jakob—, susurró justo antes de quedarse dormido.

«Zac caminó cruzando el salón, echándole solamente una


mirada rápida a Terry, en su camino a la cocina. Sacó el café
del refrigerador y lo puso en el mostrador antes de agarrar la
garrafa. Para cuando había vuelto la tarde anterior, Terry
estaba inconsciente en la silla.

Aunque hubiera querido tener la discusión de una vez,


probablemente era mejor que hubiese dormido una noche
completa para consolidar su decisión. Había incluso ido lo
suficientemente lejos como para llamar a Collin antes de
acostarse para ver si su amigo podría cubrir su turno. Tenía el
presentimiento de que estaba en el infierno durante un largo
día.

Cuando encendió la cafetera automática, Zac se preguntó


cómo se tomaría Terry las noticias. El hombre obviamente no
había estado feliz últimamente, por qué sino habría empezado
a beber tanto. Quizás una rotura limpia sería bueno para los
dos.
Con el café preparándose, Zac caminó de regreso a la
sala. Miró fijamente a Terry. El hombre, de quién se había
convencido una vez que estaba enamorado, estaba
desparramado en el sillón, roncando. ¿Fue siquiera real entre
nosotros?, quería preguntar. Terry nunca había sido el amor de
su vida, Zac siempre lo había sabido. Pero al lo menos durante
algún tiempo, había sentido algo más que nada.

Antes de que pudiera reunir los nervios necesarios para


despertar a Terry, la cafetera empezó a pitar. Más tarde.
Podría tratar con la situación después de que se hubiese
tomado su café de la mañana».

Zac rodó en su sueño, despertándose momentáneamente


cuando su mejilla dolorida rozó con la almohada. Con un
gruñido, rodó sobre su espalda y se hundió de regreso en las
profundidades de sus sueños.

«—¿Qué estás diciendo? —preguntó Terry.

—Que lo siento pero esto no va a funcionar. Creo que


será mejor que te vayas.— Zac estaba orgulloso de sí mismo
por no romperse. Las escenas emocionales nunca habían sido
su fuerte, sacando a menudo su inseguridad interna.

—¿Por qué? ¿Esto es debido a Jakob? Olvídate de él. No


lo necesitamos.

—Estás equivocado. Yo lo necesito. Él me hace sentir


bien conmigo mismo.
Terry soltó un fuerte resoplido. —¿Estás diciendo que yo
no lo hago?

Zac llevó el plato de su cena al fregadero. —Jakob está


enamorado de mí. Él nunca pensaría en invitar a alguien más a
nuestra cama para follarme.

—Es gracioso, él me dijo casi exactamente lo mismo hace


dos días.

Zac estaba impactado. —¿Jakob te dijo que me amaba?

Terry sacudió la cabeza. —No estás escuchando. Tu


caballero de brillante armadura confesó su amor por mí, no por
ti. Está jugando contigo, Zac, ¿no lo ves?

El plato que estaba lavando cayó de su mano,


rompiéndose cuando golpeó el borde del fregadero. Cerró sus
ojos e intentó tragar el nudo que tenía en la garganta. —Estás
mintiendo.

Terry se rió, el sonido de su silla raspando contra el suelo


de roble hizo saltar a Zac. —En alguna parte del camino,
decidiste que el césped era más verde en el lado de la cerca de
Jakob. Bien, piénsalo otra vez. Si es más verde, significa
simplemente que él usa más fertilizante que yo. Eso debe
decirte algo.

Zac sacudió la cabeza. No quería creer a Terry. Un


hombre enfrentado con la expulsión diría lo que fuese para
salvar su dignidad. ¿Cierto? Oyó que Terry dejar el cuarto,
pero no podía moverse. De repente estaba tan cansado.
Cansado de buscar, rezando por algo que hiciera importante su
vida.

—Sabes que nosotros follamos siempre que estás fuera


de casa, ¿verdad? —gritó Terry desde el salón—. Nunca tiene
bastante de mi. ¿Y sabes por qué? ¡Porque yo soy un hombre
que sabe cómo complacerlo!
Zac se inclinó y vomitó en el fregadero. Dejándose caer
en el suelo, se sintió como un luchador que sido noqueado
hasta la lona. Sólo que en vez de intervenir un árbitro, su
oponente tenía permitido seguir pegándole, y con cada golpe,
Zac rezó para que todo acabara.

El sonido de cristal rompiéndose y la risa de Terry


finalmente atrajeron a Zac al salón. Su nueva mesa de café de
marca yacía en un montón de pedazos afilados y dentados,
mientras la risa de Terry continuaba haciendo eco en el cuarto.
El bate de béisbol en la mano de Terry era la prueba de que no
había sido un accidente.

—¿De verdad querías decir esas cosas que dijiste? —


Tenía que preguntarlo.

—Claro. ¿Por qué te mentiría? Te amo. Sé que soy lo


mejor que vas a conseguir en la vida. Sólo estoy intentando
impedir que cometas el error más grande de tu vida.

—Necesito llamar a Jakob, —dijo Zac.

—Él sólo lo negará. Es lo que hacen las personas como


él. —Terry llevó el bate de regreso al armario—. No eres nada
especial y cuanto antes lo comprendas, antes podremos volver
a como eran las cosas antes.

La mirada de Zac regresó al montón de cristal. Nada


especial, sí , eso le resumía bastante bien.»

—Eh, Zac, ¿tienes una aspiradora de seco-mojado? —


preguntó Butch, llamando a la puerta.

Zac se sentó derecho en la cama, la mano agarrando su


pecho mientras trataba de calmar su respiración.
La puerta se abrió y su padre metió la cabeza dentro de
la habitación. —¿Me has oído?

Zac asintió. —En el garaje, detrás de la mesa de cartas,


—murmuró.

—Gracias. He tirado ese terrario que tenías. Lo siento..

—No te preocupes por él. —Zac se recostó y su padre


cerró la puerta de nuevo. Se limpió el sudor de la frente. Nunca
había soñado con tanto detalle. ¿Qué era lo que su
subconsciente intentaba decirle?

****

Varios días después, Jakob ya estaba en su turno cuando


Zac entró en el cuarto común. Aunque aún estaba herido, no
podía permitir que el retorno de Zac pasara inadvertido. —Eh.

Zac cabeceó y alzó su bolsa. —Voy a guardar esto. ¿Estás


planeando ver La Cueva del Pirata4?

—Sí. —Los ojos de Jakob siguieron a Zac hasta que dejó


la habitación. «¿Qué demonios?» ¿Cuatro días atrás, Zac le
había ordenado que saliera de su casa y ahora quería que
vieran la televisión juntos?

Se levantó y fue a la cocina a por una dosis adicional de


leche y encontró a Sammy haciendo una bolsa de palomitas de
maíz. —Zac está aquí.

Sammy asintió. —Sí, hablé anoche con él.

—Quiere ver La Cueva del Pirata conmigo.

Sammy sonrió abiertamente. —¿Ésa es tu manera de


decirme que encuentre otra cosa que hacer?

4
La Cueva del Pirata: Posiblemente se refiere a una telenovela.
Jakob pensó en ello durante un momento. Por más que le
gustaría estar solo con Zac, podría ser mejor si hubiese una
persona neutral en el cuarto, al menos por un rato. —No.
Puedes quedarte.

—¿Estás seguro?

—Sí. Podría ser bueno pasar un tiempo juntos sin


discutir.

Sammy sacó la bolsa de palomitas de maíz del


microondas y echó los blancos y esponjosos granos en un
cuenco—. Si cambias de opinión, sencillamente pideme que
haga una bolsa de palomitas. Cogeré la indirecta.

Jakob sonrió. Era agradable saber que el mejor amigo de


Zac aún tenía esperanzas de que ellos pudieran arreglar las
cosas. —Gracias.

Para cuando volvió a la sala común, Zac ya estaba en su


sillón habitual. A pesar de la temperatura abrasadora de fuera,
Zac tenía una manta echada por encima.

—¿Estás bien? —preguntó Jakob, volviendo a sentarse en


su silla.

—Sólo frío. Debe ser por las medicinas que estoy


tomando.

—O por el hecho de que estás perdiendo peso como un


loco, —dijo Sammy. Éste se sentó en su lugar de costumbre en
el sofá y llevó un puñado de palomitas de maíz a la boca—.
¿Quieres? —preguntó con la boca llena.

—No, gracias, —contestó Zac.

Jakob cambió al canal a su telenovela favorita para evitar


darle la razón a Sammy. Zac había perdido mucho peso en los
últimos dos meses. En más de una ocasión había estado
tentado a decir algo, pero meterse en otra pelea no les habría
hecho ningún bien a ninguno de los dos.

—¿Butch regresó bien a casa? — preguntó Sammy.

—Sí. Aunque llama cada par de horas para verificar. No


estoy seguro de cuál es el punto de regresar a Texas si va a
seguir dándome la lata a larga distancia.

El hecho de que Zac estuviera viviendo solo era nuevo


para Jakob. Saltó de la silla y fue a la oficina dónde sabía que
Leo estaba trabajando en los horarios. —¿Sabías que Zac ha
estado solo en casa?

Leo alzó la vista del ordenador y asintió. —Sí. ¿Por qué?

—¿Por qué? Porque Terry probablemente todavía aún


está rondando por el pueblo. ¿Piensas que es seguro para Zac
estar solo?

—Butch instaló una alarma cara. La única manera de que


Terry entre es si Zac lo deja, —contestó Leo.

—No me puedo creer que no estés preocupado.

Leo suspiró y se reclinó en su silla. —Yo no he dicho eso,


pero para ser honesto, no es Terry quien me preocupa.

Jakob se sentó en la silla al lado del escritorio de Leo. —


¿Qué te preocupa?

Leo empezó a decir algo pero se detuvo. Se quedó


sentado durante unos momentos antes de contestar
finalmente. —Digamos sencillamente que me alegraré cuando
Zac solucione las cosas con el Dr. Pritchard.

—¿Se ha citado ya con él?

—Ayer y antes de ayer. Sammy dijo que cuando habló


con él anoche, Zac parecía más animado.
—Es bueno oír eso. —Por razones completamente
egoístas, se preguntó si Zac habría hablado de él con su nuevo
psiquiatra. ¿Quizás tuviera algo que ver con que Zac estuviera
mirando la televisión con él?

Jakob se puso de pie. —De acuerdo, bien, te dejo


trabajar.

Antes de que pudiera salir de la oficina, Leo dijo: —Zac


está malditamente frágil ahora mismo. Ten presente eso.

—Sí, señor. —Jakob volvió a la sala común, intentando


pensar en una excusa acerca de por qué había salido antes—.
Lo siento, recordé de repente que había olvidado preguntar por
mi próximo viernes libre.

—¿Qué ocurre el próximo viernes? —preguntó Sammy.

—Su cumpleaños, —contestó Zac.

Jakob sonrió. Era sorprendente lo mucho que esas dos


pequeñas palabras significaban para él. Sólo había mencionado
el día de su cumpleaños a Zac de pasada. El hecho de que éste
lo recordara significaba un mundo para él.

—¿Planes especiales? —preguntó Sammy.

—En realidad no. Pensé que podría ir acampar. Es algo


que solía hacer con mi hermano gemelo antes de que muriera.

Zac dijo algo que no pudo oír. Jakob estiró la mano para
alcanzar el control remoto y bajó el volumen de los anuncios.
—¿Qué?

—He dicho que no sabía que tenías un hermano gemelo.

Jakob se encogió de hombros. No le gustaba pensar


demasiado en la muerte de Jeff, pero sabía que era un
comienzo. —Jeff y yo éramos íntimos. Murió hace casi seis
años, en un accidente de coche.
—Lo siento, —dijo Zac.

—Sí, eso apesta —Sammy estuvo de acuerdo.

—¿Así que vas a acampar solo? —preguntó Zac.

Jakob lo miró fijamente. ¿Zac estaba dándole


intencionadamente una oportunidad? —Sí, a menos que
quieras venir conmigo.

Zac parecía haberse quedado sin palabras. —


Probablemente estaré de turno si tú estás libre.

—Voy a hacer más palomitas. ¿Alguien quiere? —


preguntó Sammy, poniéndose de pie.

Jakob le sonrió. —Yo sí.

Sammy sonrió abiertamente y dejó el cuarto.

Jakob devolvió su atención a Zac. — ¿Si no trabajas


vendrás?

La alarma de emergencias se activó, haciendo que ambos


hombres se pusieran de pie. Jakob esperaba tener la
oportunidad de volver a sacar el asunto después.

****

Después de transportar a una víctima de un accidente


automovilístico al hospital de Sheridan, Zac se sentó en el
asiento del pasajero de la ambulancia, hurgando en la planta
del pie de su zapato. Deseo saber cómo romper el hielo con
Jakob. Había pensado que ver juntos la televisión lo haría, y lo
había hecho hasta cierto punto, pero allí estaban, en silencio
una vez más.

—Sí, —dijo finalmente.


—¿Disculpa? —preguntó Jakob sin apartar los ojos de la
carretera.

—Si no tengo que trabajar, iré de acampada contigo. —


Vio como el agarre de Jakob en el volante aumentaba—. Quiero
decir, si todavía quieres que vaya.

Jakob le echó un vistazo. —Diablos sí, quiero que vengas.


¿Cómo puedes pensar otra cosa?

Zac se encogió de hombros. —Yo no he sido


precisamente amable contigo estos últimos días, y lo siento.

Jakob se estiró para coger su teléfono móvil y apretó un


par de números. —¿Leo? ¿Te molestaría si Zac y yo nos
detenemos en Deb's para almorzar? De acuerdo. Gracias.

—¿Almorzar? Son casi las tres, —le recordó a Jakob.

—Lo sé, y ninguno de nosotros ha comido. —Acabó la


frase con un guiño juguetón, algo que pilló a Zac
completamente desprevenido.

Continuaron hacia el restaurante en silencio, pero no era


un silencio incómodo como había sido antes. Jakob aparcó en
el solar vacío al lado de la puerta y esperó a que Zac se le
uniera antes de dirigirse hacia Deb's.

—Un patty melt5 suena bien, —dijo Jakob, frotándose el


estómago.

La acción atrajo la atención de Zac hacia el abdomen de


tabletas de chocolate que sabía que se escondía bajo la camisa
de Jakob. Su cuerpo empezó a responder, recordándole cuánto
tiempo había pasado sin tocar a Jakob.

—¿De qué estás hambriento? —preguntó Jakob, cuando


ellos se deslizaron en un cubículo vacío.

5
Patty Melt: sándwich hecho con carne de hamburguesa, cebolla y queso y frito en la sarten.
«De ti». Zac alcanzó uno de los menús. —No estoy
seguro. Quizás algo ligero como una ensalada o algo así.

Jakob movió rápidamente las manos apretadas en puños


bajo la mesa, fuera de la vista. —El especial de hoy es el pollo
frito. Podrías considerarlo. Siempre puedes llevarte las sobras y
comértelas mañana en casa.

Zac estrechó los ojos y dejó su menú en la mesa. —


¿ Tienes algún problema con que coma una ensalada?

Antes de que Jakob pudiera contestar, Mary Kelly llegó a


la mesa, con el bloc para tomar la orden en la mano. —¿Qué
puedo hacer por vosotros hoy?

»—Tomaré el patty melt, con cebollas extras, anillos de


cebolla y un té helado grande, —contestó Jakob.

»—Sólo una ensalada con queso azul y un vaso de


limonada para mi — le dijo Zac a Mary.

Después de que Mary se fuera, Zac notó como se


cripsabaun músculo de la mandíbula de Jakob. Por supuesto ue
sabía cuál era el problema de Jakob, y definitivamente era algo
sobre lo que no quería pelear. — Cenaré un buen plato, lo
prometo.

—La nutrición es importante si quieres que tu cuerpo


sane apropiadamente, —dijo Jakob, volviendo a poner su menú
en el asidero de la mesa.

Zac se inclinó sobre la mesa y apuntó hacia su cara. —


Las zanahorias y las judías verdes no van a hacer que éstas
desaparezcan, así que métete eso en la cabeza ahora mismo.

—¿Por qué me tratas todavía como al enemigo? —Jakob


sacudió la cabeza—. Vas de frío a caliente, y al parecer no
puedo alcanzarte. —Jakob se deslizó fuera del cubículo—. Voy
a lavarme las manos.
Casi tropezó con Mary, cuando llevaba sus bebidas a la
mesa. —Lo siento, —masculló Jakob.

Mary puso las bebidas en la mesa, con los ojos muy


abiertos. —¿Fue algo que dije?

Zac intentó darle a Mary la mejor sonrisa que podía


mostrar. —No está de humor. No le prestes atención.

—Tú pedido estará en unos minutos.

—Eso está bien. —En cuanto Mary dejó la mesa, Zac se


volvió a mirar fijamente por la ventana. ¿Qué diablos estaba
haciendo? En su corazón sabía que Jakob se preocupaba por él.
Creía que había superado las semanas en las que pensaba de
otro modo. Había pasado la mayor parte de las dos sesiones
que había tenido con el Dr. Pritchard hablando sobre Jakob.

Había tenido razón sobre su sueño. Había aceptado las


mentiras de Terry como hechos consumados porque no había
creído en sí mismo. Las horribles palabras habían sido
meramente una confirmación de sus miedos, y él los había
usado para alejar a Jakob.

En cuanto Jakob se sentó de nuevo, Zac dejó de mirar


por la ventana. —Terry me mintió.

—Sí, —dijo Jakob simplemente.

—Lo siento. No sé si podrás perdonarme. Yo…

Jakob se inclinó sobre la mesa y plantó un beso en la


boca de Zac. —No tienes que decir nada más. Al menos no
ahora.

Mary se aclaró su garganta. —¿Estáis hambrientos


chicos?

Jakob se recostó con una ancha sonrisa en la cara. —


Muerto de hambre.
Aunque Zac todavía no sentía hambre, por lo menos se
sentía mejor acerca de las cosas con Jakob. Después de sólo
dos reuniones con el Dr. Pritchard, supo que él tenía un largo
camino para mejorar. El sueño había arrojado luz en más que
sus sentimientos por Jakob. Con suerte, con él a su lado,
podría enfrentar los demonios que siempre le habían
acompañado.

—¿Tendrías una cita conmigo? —preguntó Jakob en torno


a un bocado de comida.

Zac sonrió. —Sí. Sin embargo no estoy libre hasta el


domingo por la mañana. —Alzó el tenedor a su boca—. Buscaré
tiempo, —agregó.

—Yo tengo libre el sábado, así que al menos estaremos


juntos hasta entonces. Quizás podríamos hacer un picnic o
alguna otra cosa el domingo por la tarde.

—Eso suena bien. —todavía tenían muchas cosas sobre


las que hablar. Con algo de suerte, podrían encontrar tiempo
durante los próximos días para arreglar la mayoría de sus
problemas de modo que pudieran simplemente disfrutar juntos
del domingo.

—Oh, se supone que tengo que reunirme con el Dr.


Pritchard el domingo a las once.

Jakob zambulló una fritura en un gran montón de


ketchup. —No hay problema. Puedo dejarte allí y esperar fuera,
si eso te parece bien.

—Sí. Creo que eso me gustaría.


Capítulo Cuatro

Con el brazo alrededor de Zac, Jakob se sentó en el sofá


mirando un juego de pelota. Los ojos de George se estrecharon
cuando entró en el cuarto y los vio. Jakob sabía que salir con
Zac no era un problema con tal de que ellos se controlaran, así
que no estaba preocupado.

—Así que tengo otro par de tortolitos en la estación.


¿Tengo que organizar los horarios alrededor de eso? —
preguntó George.

Jakob se encogió de hombros. —No tienes que hacerlo,


pero sería agradable de vez en cuando.

George hizo girar los ojos y dio un suspiro exagerado. —


Lo que sea. Mirad, nuestro nuevo trabajador acaba de llegar.
Chicos, quiero que le enseñéis los alrededores. Acaba de dejar
el servicio militar activo y todavía está un poco asustadizo, así
que sed amables.

—¿Iraq? —pregunto Jakob.

George sacudió la cabeza. —Afganistán.

En cuanto dijo las palabras, la puerta delantera se abrió y


un hombre joven y rubio entró en la sala común. De hecho, el
chico parecía más bien un niño, no más de veintidós o
veintitrés años.

—Hola, estoy buscando al Jefe de Bomberos Manning.

George se adelantó con la mano extendida. —Yo soy


Manning, pero puedes llamarme George o jefe. Contesto a
cualquiera de los dos nombres.

—Aaron Ellis, —contestó el joven, aceptando el apretón


de manos de George.
—Me gustaría presentarte a nuestros otros dos
paramédicos a tiempo completo, Jakob Cox y Zac Alben.

Cuando Aaron se volvió para enfrentar a Jakob y a Zac,


dio un respingo y apartó rápidamente la vista. La acción no
pasó desapercibida para Zac, que saltó y salió de la sala con
furia. Jakob estaba indeciso entre perseguir a Zac o tratar de
enfrentar la situación. Odiaba hacer un enemigo el primer día
que el chico estaba en la estación, pero no había ninguna
manera en el infierno de que permitiera a Aaron escaparse con
lo que había hecho.

—¿Tienes algún problema? —Jakob preguntó, avanzando


hacia Aaron.

Con el rostro pálido, Aaron agitó la cabeza. —Lo siento.


Yo…debo disculparme. ¿Cuál era su nombre?

—Zac, —contestó Jakob. Notó que Aaron ocultó sus


manos temblorosas en los bolsillos delanteros de sus tejanos —
Y sí, le debes una disculpa. Ésta es su casa. Nosotros somos su
familia, y nadie va a hacerlo sentirse incómodo aquí,
¿entiendes?

—Sí, señor, lo entiendo. —Aaron miró hacia la zona


restringida por dónde Zac había desaparecido, antes de
dirigirse a George—. ¿Está bien si hablo con él ahora?

George asintió. —Eso podría ser lo mejor. Zac estuvo


envuelto hace un par de meses en una disputa doméstica.
Como puedes imaginar, todavía está intentando tratar con eso.

Aaron se dirigió rápidamente hacía fuera, y Jakob se


volvió hacia George. —Si el chico nuevo no arregla las cosas
con Zac, puede que tengas que elegir.

George hizo señas hacia su oficina y Jakob lo siguió. Una


vez que la puerta estuvo cerrada, George finalmente habló. —
La reacción de Aaron no es lo que tú piensas.
—¿De verdad? Porque a mí me pareció que estaba muy
asqueado con el rostro de Zac.

George estiró los brazos encima de su cabeza antes de


cruzar sus dedos y descansarlos detrás de ella. —Me estoy
tomando libertades con la privacidad de Aaron diciéndote esto,
pero el chico tiene una cuantas cicatrices emocionales propias.
Estaba en el centro del asunto en Oriente Medio. Ha sido
diagnosticado con PTSD6 severo. Matt Jeffries es su
patrocinador aquí en Cattle Valley. Matt recibió una llamada
sobre Aaron de uno de sus viejos compañeros militares, y lo
trajo aquí. La esperanza es darle una oportunidad para sanar
en un ambiente amistoso. Imagino que la reacción que viste
tiene que ver con las cosas que ha visto en el pasado.

Jakob asintió. —No quiero parecer un gilipollas. Quiero


decir, lo siento por el chico, pero mi principal preocupación es
Zac.

—Puedo entenderlo. Todo lo que te estoy pidiendo es que


le des un descanso a Aaron. Le llevó a Matt mucho tiempo
conseguir que Aaron solicitase el trabajo. Todo se reduce al
hecho de que nosotros lo necesitamos tanto como él nos
necesita.

****

En la parte de atrás de la ambulancia, Zac intentó


mantenerse ocupado limpiando los suministros. El material ya
estaba más limpio que una patena7, Jakob siempre se
aseguraba de eso, pero tenía que hacer algo. En el momento
en el que había visto el susto en la cara de Aaron, había
sentido que perdía su agarre en el presente. Era algo sobre lo

6 6
Síndrome de Estrés Post-Traumático

7
La expresión popular "Limpio como una patena" define cualquier objeto que esté extremadamente
limpio y/o brillante.
que había hablado con el Dr. Pritchard, pero todavía no lo
había manejado.

Tenía cicatrices. Ahora era un simple hecho en su vida, y


necesitaba acostumbrarse a ello. Incluso las personas a las que
conocía y amaba observaban fijamente sus cicatrices cuando
pensaban que no estaba mirando. El Dr. Pritchard había
explicado que era natural. Los humanos son una especie
curiosa. No significaba que estuvieran asqueados, sólo que
eran curiosos.

Le hubiera gustado creer que Aaron simplemente tenía


curiosidad, pero la expresión del hombre más joven decía otra
cosa. Oyó un pequeño golpe en la puerta y se volvió, para ver
que Aaron estaba en la entrada, de pie con la cabeza inclinada.

—¿Sí? —lo reconoció Zac.

—Siento si herí tus sentimientos. —Aaron estiró sus


manos y se frotó los ojos con las palmas—. Vi muchas cosas en
la guerra. A veces tengo problemas para recordar que ya no
estoy allí.

Zac decidió darle una oportunidad al chico. —Yo nunca he


servido en el ejército.

—Diría que tienes suerte, pero tengo la sensación de que


lo discutirías conmigo.

—Quizás. —Zac se rió entre dientes—. Sube, y te


mostraré el nuevo sistema de organizar los suministros de
Jakob.

—Apreciaría eso. No estoy oficialmente de turno hasta el


sábado, pero nunca hace daño tener una ventaja.

Zac notó el deje de un acento sureño en la voz del chico.


—¿De dónde eres?
—Originalmente de Virginia, pero me mudé a Ohio a los
dieciséis. Me quedé con mi abuela hasta que fui lo bastante
mayor como para unirme al servicio. ¿Y tú?

—San Antonio, nacido y criado.

—¿Cuánto tiempo llevas viviendo en Cattle Valley?

Aunque Aaron estaba empezando a confiar en él, Zac se


aseguró de mantener la mitad dañada de su cara vuelta hacia
el frente de la ambulancia. —Oh, veamos, va para once años,
supongo.

—Wow, señor, entonces debes conocer a todos en la


ciudad.

Zac asintió. —Casi. Sin embargo llegan personas nuevas


todo el tiempo, así que parece que siempre hay alguien que no
conozco paseándose alrededor del pueblo.

—Aparte de casa de Matt, Sam e Isaac, éste es el primer


lugar en el que he estado. Apenas llegué anoche.

—¿Conoces a los Docs?

—Sí, señor. He alquilando el apartamento que está


encima de su garaje. Han sido muy amables.

—Son personas muy buenas. Y sabes que no tienes que


llamarme señor, ¿verdad?

Aaron se rió entre dientes. —Un viejo hábito.

Zac extendió la mano y apretó el hombro de Aaron. —Lo


siento si te hago sentir mal. Todavía estoy algo jodido cuando
se trata de mi nueva cara.

—Realmente no es tan malo. Si no te molesta que te lo


diga, señor, las he visto mucho peores. —Aaron recogió una
caja de gasas estériles—. Tío, yo solía pasar por éstos casos.
Si Aaron había visto caras mucho peores que la suya, Zac
se alegraba de no haber servido como médico en el ejército. —
La mayoría de las llamadas que tenemos en Cattle Valley son
rutinas, ataques cardíacos, insolación en esta época del año,
algún choque ocasional de coches.

—Bien. He visto bastante de lo otro para que me dure


para toda una vida. Estoy listo para simplemente
establecerme, tener un trabajo regular y ocuparme de mis
problemas.

Zac asintió. Quizá tenía más en común con el chico nuevo


de lo que creía. —Si estás interesado, tenemos un gran
psiquiatra ahora en la ciudad, Ronan Pritchard.

—Lo sé. Ya he hablado por teléfono con él, algo que Matt
me preparó.

—Toc Toc, —dijo Jakob —. He sacado la carne, ¿alguien


tiene hambre?

Zac miró a Aaron. —¿Estás hambriento?

Aaron agitó la cabeza. —Adelante. Probablemente


regresaré a mi apartamento.

Zac miró al hombre delgado que estaba sentado a su


lado. Con sólo alrededor de un metro sesenta y probablemente
cincuenta y cuatro kilos estando empapado, era obvio que
Aaron tenía el mismo problema para comer que él. —Ven. Un
sándwich. Me gustaría tener la oportunidad de conocerte mejor
antes de que trabajemos juntos el sábado.

Aaron apartó la vista antes de asentir finalmente. —De


acuerdo.

Aaron salió primero de la ambulancia y se dirigió dentro.


Zac bajó y notó la sonrisa en la cara de Jakob. —¿Qué?

—Te gusta.
Zac sonrió. —Sí. Está tan jodido como yo, ¿qué es lo no
me gustaría?

****

Subió al asiento del pasajero de la gran camioneta de


Jakob y se abrochó el cinturón. Siempre se sentía en carne viva
después de sus sesiones con el Dr. Pritchard, de lo que había
advertido a Jakob por adelantado.

Sin una palabra, Jakob dio marcha atrás en la entrada de


vehículos del Dr. Pritchard y se dirigió a la salida del pueblo. Su
mano descansaba entre los asientos, pero no empujó a Zac a
tomarla. Llevaban varias millas fuera de Cattle Valley antes de
que Zac extendiera la mano y entrelazara sus dedos con los de
Jakob.

—Intentaré no estropear nuestro viaje, pero tengo


algunas cosas sobre las que pensar, —dijo Zac.

—De acuerdo. Sólo déjame saber cuándo necesitas estar


solo, y lo respetaré.

Zac llevó la mano de Jakob hasta sus labios y la besó. No


podría creer lo comprensivo era Jakob con todo el asunto. Tubo
una preocupación momentanea de que estuviera fingiendo y el
verdadero Jakob surgiría en cualquier momento, pero empujó
lejos ese pensamiento rápidamente.

El Dr. Pritchard le había instado a confiar en las personas


hasta que le demostraran que no lo merecían. Zac no tenía
ningún problema con confiar en los amigos. Era con los
amantes con los que siempre había tenido problemas. —Estoy
nervioso, —admitió.

—Yo también, —confesó Jakob—. Sigo preguntándome si


seré capaz de complacerte sin otro hombre en el cuarto con
nosotros. —Jakob sofocó una maldición—. Lo lamento. No debí
haber dicho eso.

Zac se volvió en su asiento para enfrentar a Jakob. —Un


trío nunca fue idea mía. Prefiero un encuentro de uno a uno.

—Así que, ¿por qué lo hacías? —preguntó Jakob, mirando


a Zac.

Porque ¿quién era yo para discutir? —Yo no soy muy


bueno defendiéndome.

Jakob se rió entre dientes. —Podrías haberme engañado.


Realmente me derribaste un par de veces.

—Sí, lo hice, ¿no? Lamento eso. Ahora sé que no lo


merecías. —Era una maravilla que Jakob le hablara después de
la manera en que lo había tratado. Era otra razón para intentar
aguantar mientras aprendía a confiar.

Jakob dobló a la derecha en un camino de grava y se


puso en camino hacia la montaña. —Depende de ti donde
acampemos. Los cámpings de más abajo tienen las
comodidades, pero cuanto más alto subamos, más frío hará.

—¿Quién necesita comodidades? Todo lo que necesito


eres tú, una fogata de campamento, las estrellas y una caja de
condones.

—Oh, eres tan romántico, —bromeó Jakob.

—Lo intento.

****

Al final, Zac sugirió que se alejaran del camino y plantsen


el campamento. Caminaron durante una hora, pero finalmente
encontraron el lugar perfecto. Para Jakob, el viaje era para que
por su cumpleaños. Era una oportunidad para volver a conectar
con el hombre del que se había enamorado. Todavía le debía
un brindis de cerveza a su hermano, pero el resto del viaje se
lo dedicaría a Zac.

Después de levantar la tienda, Jakob fue a buscar


madera, mientras Zac recogía piedras para cercar el fuego.
Pasó por un pequeño arroyo con el agua cristalina. Aunque
poco profundo, Jakob se figuró que el agua alcanzaría su
cintura estando sentado. Era definitivamente algo a tener
presente después de que tuvieran el campamento preparado.

No había bromeado cuando le había dicho a Zac que


estaba nervioso. El sexo antes de las lesiones de Zac había
sido… diferente. Bueno, sí, genial de hecho, pero Jakob nunca
se había acostumbrado a tener a Terry en la cama observando
e instruyendo.

No es que fuera remilgado. Diablos, disfrutaba de un


toque de exhibicionismo. Exponer y acariciar a Zac delante de
un capullo como Terry realmente le había excitado, pero
después de su primera noche juntos, el sexo ya no había sido
sólo una jodida para Jakob.

Siempre se había entregado cuando se trataba de hacerle


el amor al hombre con el que estaba, pero esos sentimientos
habían incluso aumentado después de la primera vez que se
había enterrado dentro de Zac. La polla de Jakob empezó a
llenarse con el pensamiento de sostener a un Zac desnudo una
vez más en sus brazos. Desgraciadamente, con los brazos
llenos de madera, poco podía hacer por aliviar la erección que
tenía bajo sus calzoncillos excepto dirigirse de regreso al
campamento.

Cuanto más cerca estaba de Zac, más nervioso se ponía.


¿Sería incómodo entre ellos o regresarían a la relación fácil que
habían tenido antes?
Para cuando penetró por la línea de árboles, Zac había
terminado de hacer el círculo para la hoguera y estaba
rompiendo ramas pequeñas para encender el fuego.

—Wow, menudo botín, —dijo Zac cuando Jakob dejó caer


los pequeños troncos al lado del fuego.

—Necesitaremos más, pero ahora mismo hay otra cosa


que necesito hacer. —Tiró de Zac contra su pecho y lo besó. Se
habían besado algunas veces en los últimos días, pero éste no
era ese tipo de beso. Jakob quería que Zac supiera con cada
golpe de su lengua, cuánto quería hacerle el amor.

No llevó mucho tiempo para que Zac correspondiera,


demostrando a Jakob que sus miedos eran infundados. La
mano de Zac fue al frente de los shorts de Jakob mientras
continuaban saqueando sus bocas.

Cuando su espalda empezó a doler de estar inclinado,


Jakob se separó del beso. —Mantén ese pensamiento.

Se dirigió la tienda y recuperó uno de los sacos de dormir


y la bolsa pequeña de suministros que había recogido mientras
Zac estaba en la sesión con Ronan. Encontró un agradable
lugar bajo un árbol y extendió el saco de dormir mientras Zac
empezaba a desnudarse.

En un segundo, Jakob se encontraba desnudo, duro y


necesitado. Estaba de pie en el centro de la cama provisional y
miró fijamente al hombre desnudo delante de él. Aunque Zac
estaba tan duro como Jakob, continuaba mirando fijamente la
tierra. —¿Zac?

—¿Sí?

—¿Qué está mal?

—Nada. Sólo quería darte la oportunidad de que me


vieras como solía ser.
Joder. Jakob caminó y tomó la mano de Zac. Él no dijo
una palabra mientras lo guiaba hasta el saco de dormir. —
Acuéstate, cariño.

Zac hizo lo que le indicaba pero giró rápidamente la


cabeza de lado para que su mejilla derecha estuviera
descansando en el material de franela. Jakob sabía que las
heridas estaban todavía tiernas lo cual le afectaba incluso más.
Se acostó al lado de Zac e insinuó su muslo entre las piernas
de este.

—Te amo. Te lo he dicho, ¿cierto? —preguntó Jakob.

—Sí.

—¿Piensas que si tus cicatrices me disgustaran aún


estaría aquí contigo? —Deseo ser mejor con las palabras.
Nunca venían a él con facilidad.

—Supongo que no.

Jakob giró con él hasta que estuvo encima de Zac, capaz


de ver la cara completa de su amante. Se inclinó hacia abajo y
besó suavemente su boca. —Odio que creas que las cicatrices
me importan. No me malinterpretes. Desearía que no las
tuvieras, pero más por tu bien que por el mio.

Cuando Zac no dijo nada, Jakob lo intentó de nuevo.

—Maldición. Pudiste haber muerto. He agradecido a Dios


cada día desde que ocurrió que te salvara, porque te necesito.
Yo. Y no me importa una mierda un par de cicatrices. No
cuando puedo tenerte aquí y puedo envolver mis brazos a tu
alrededor.

Las lágrimas llenaron los ojos de Zac. —Eres demasiado


bueno para mí, — susurró—. Y no estoy diciéndolo para
conseguir otro cumplido. Realmente lo quiero decir. Sólo
conoces la parte de mí que permito ver a la gente. Intento
guardar lo peor de mí escondido en lo más profundo.
La severidad de la conversación enfrió el ardor de Jakob.
Zac finalmente se estaba abriendo a él, y no había ninguna
manera de que Jakob se perdiera un segundo de eso. —
Entonces, dime algunos de tus secretos.

—Ahuyenté a mi madre, —dijo Zac.

Jakob sabía que la madre de Zac se había escapado


cuando éste sólo tenía alrededor de diez años. —Todos los
niños piensan eso cuando algo pasa entre sus padres.

—No. Lo digo en serio. Ella me lo dijo.

Horrorizado, Jakob agitó la cabeza. —¿Cuándo?

Zac frunció las cejas. —¿Qué quieres decir con cuándo?


Ella me lo dijo antes de que me abandonara. Dijo que yo era
un pequeño maricón repugnante, y que el Señor me enviaría al
infierno, así que por qué ella debería invertir su tiempo en mí.

Jakob se alejó de Zac y se sentó. —Espera un minuto.


Pensaba que tenías diez cuándo ella se fue.

—Los tenía.

—¿Ella te acusó de ser gay cuándo tenías diez años? —


Jakob no podía imaginarlo. Diablos, él todavía jugaba con
camiones a esa edad, no con otros muchachos, por lo menos
no de una manera sexual.

Zac asintió. —Creo que no sabía que debía ocultarlo.


Solía hablar de los niños monos de la escuela cuando estaba
con mi padre. Me figuré que si papá no tenía problemas, mi
madre tampoco los tendría, pero estaba equivocado. Ella
también me atrapó un día con sus zapatos puestos. Esa fue la
proverbial gota que colmó el vaso. No planeaba ir a ninguna
parte con ellos. Sólo quería ver como se sentían. Era un niño
curioso, pero ella no lo vio de esa manera.
Jakob no mantenía la mejor relación con su propia
familia, pero era debido más a la muerte de su gemelo que a
su orientación sexual. En lugar de decir a Zac exactamente lo
que pensaba de su madre, decidió enfocarse en lo positivo.

—Eres jodidamente afortunado por haber tenido un padre


tan comprensivo. Simplemente piensa en todos los adultos que
todavía no han tenido el coraje de ser honestos con ellos o sus
familias. El hecho de que te permitiera ser tú mismo a tal edad
es inmenso, y un testamento de tu padre.

—Lo sé. Definitivamente no podría haber pedido un padre


mejor.

—Así que has tenido que, ¿veintidós años o más para


pensar sobre eso? ¿No puedes ver que era problema de ella, no
tuyo?

En lugar de contestar, Zac se sentó y ando a cuatro patas


hasta en el regazo de Jakob. —Ahora que te lo he dicho,
¿ podemos follar?

Jakob quería más resputas, pero estaba claro que el


asunto estaba, de momento, cerrado. Envolvió sus brazos
alrededor de Zac, decidiendo vivir el momento hasta que su
amante se sintiera lo suficientemente cómodo para abrirse de
nuevo. Deslizó sus manos hacia abajo por la espalda de Zac
para acunar su trasero. —¿Te he dicho alguna vez cuánto amo
este trasero?

—No puedo recordarlo. ¿Por qué no me lo dices de


nuevo?

El dedo corazón de Jakob resbaló dentro de la raja de


Zac y a través de su agujero, deteniéndose para dar una
frotada extra a la piel arrugada. —Prefiero mostrártelo.

Zac mordió su labio inferior antes de, finalmente, estallar


en risas. —Dios, a veces puedes tan cursi.
Esperando a que Zac dejara de reírse, Jakob se ocupó de
sacar los suministros de la bolsa. no había intentado hacer un
chiste o ser un cursi como Zac lo había acusado. Simplemente
había querido que Zac supiera cuánto lo deseaba. Déjalo, se
amonestó. Zac estaba riéndose finalmente, aun cuando fuera a
costa suya.

Esperó por Zac para instalarse, antes de intentar


comprometer al hombre una vez más en el momento.
Despacio, las risas de Zac empezaron a extinguirse. Jakob
intentó concentrarse en el hombre desnudo que estaba en sus
brazos. Aunque sus sentimientos habían sido heridos, no eran
rival para su deseo. Volvió a asentar a Zac en su regazo y puso
algo de lubricante en sus dedos.

Zac descansó su frente en el hombro de Jakob,


repentinamente tranquilo cuando este comenzó a masajear su
agujero. —Lo siento. No suelo reirme, pero cuando lo hago,
tiende a durar un rato.

—Tienes razón. No te he oído reír tanto desde antes de…


—¡Maldición! ¿Por qué no podía mantener la boca cerrada?

—Lo sé. Pero quizás las cosas estén empezando a


cambiar, —dijo Zac.

Jakob apretó el agujero de Zac con su dedo corazón,


permitiendo que éste resbalara profundamente. La necesidad
de follar a Zac casi estaba saliendo victoriosa en anular su
autodominio. Sería su primera vez solos. Una jodida rápida no
era lo que quería que Zac recordase.

Quitó el dedo, mientras hacía un gesto con la cabeza


hacia el centro del saco de dormir. —Quiero hacer esto bien.

Zac se recostó y puso su brazo derecho encima de su


cabeza para que descansara contra su mejilla dañada. A pesar
del esfuerzo de Jakob por intentar que su amante se
encontrara a gusto, era obvio que Zac todavía estaba
avergonzado. Jakob empezó a protestar pero decidió darle a
Zac, la seguridad que al parecer necesitaba. Con un poco de
suerte las cosas empezarían a cambiar una vez que su amante
volviera a estar cómodo con él de nuevo.

Jakob rodó al lado de Zac, que estaba extendido a su


lado y deslizó su palma por el pecho suave, ligeramente
cubierto de vello. Se inclinó para besarle mientras sus dedos
pellizcaban los dos pezones de Zac.

Aunque estaban en la sombra, el calor del cálido día de


julio hacía al cuerpo de Zac irresistible. La mano de Jakob se
movió hacia abajo para descansar en el parche de vello corto
que rodeaba la polla circuncidada de Zac. Su pulgar resbaló por
la cima, cogiendo el líquido preseminal que goteaba de la
misma.

Rompiendo el beso, miró fijamente en los ojos de Zac. —


Necesito saborearte.

Éste asintió entusiasmadamente y extendió sus piernas


para acomodar los hombros anchos de Jakob. —Soy tuyo, —
susurró.

Mientra tomaba la cabeza de la polla de Zac en su boca,


rezó para que su declaración fuera verdad. Nada en su vida lo
había preparado para la profundidad de sus emociones. El
amor era ciertamente una de ellas, pero era más que eso. No
pasaba un día, sin que Jakob estuviera asustado o preocupado
por su amante. La necesidad de ver bien de nuevo a Zac
superaba cualquier meta personal que Jakob hubiera preparado
para su propia vida y futuro.

Cada remolino de la lengua de Jakob provocaba un


gemido de Zac. Estiró la mano buscando a ciegas el lubricante
mientras continuaba acariciando la polla de Zac y dándose un
banquete con el resbaladizo líquido preseminal. Lubricó sus
dedos una vez más, y devolvió su atención al agujero de Zac.
—¡Siiiii! —Siseó Zac ante la invasión—. Más.

Jakob presionó dos dedos en las calientes profundidaes


del cuerpo de Zac. Éste se estremeció cuando frotó su
próstata. Jakob se retiró lo suficiente para disfrutar de lo que
estaba seguro que estaba a punto de derramarse en su boca.
No quedó defraudado cuando, varios segundos después, Zac
llegó al clímax, bañando la lengua y la garganta de Jakob con
el espeso semen.

Tragando tan rápido como podía, Jakob se las arregló


para disfrutar de cada gota. Introdujo un tercer dedo en el
agujero de Zac mientras liberaba la polla de su boca y rozó con
la nariz sus pelotas.

Zac envolvió los dedos en el pelo de Jakob e inclinó su


cabeza hacia arriba, separándolo de su saco. —Fóllame.

Aunque esas palabras no eran realmente las que Jakob


quería oír, la emoción en la mirada de Zac parecía real.
Muéstrale la diferencia entre follar y hacer el amor, se dijo
Jakob. Él era el primero en admitir que había veces en que
joder al hombre que amaba era malditamente caliente, pero
necesitaba que su primera vez realmente juntos fuera más que
el acto en sí mismo.

Recostado sobre sus talones, Jakob estiró la mano


buscando la caja grande de condones. Cuando Zac empezó a
estirar la mano para alcanzar el paquete, Jakob agitó su
cabeza. —Esta vez no. No duraré si me tocas.

Zac sonrió y asintió. —De acuerdo.

Jakob intentó concentrarse en la mirada marrón oscura


de Zac cuando deslizó el condón por su propia longitud. Zac
empezó a darse la vuelta, pero Jakob agitó la cabeza una vez
más. Podía parecer anticuado, pero él siempre había
relacionado la posición del misionero con hacer el amor. —
Quédate así.
Con la polla en la mano, Jakob guió la punta hacia el
agujero de Zac. Sostuvo la respiración cuando se movió
cuidadosamente más allá del anillo exterior de músculos,
dando tiempo al cuerpo de Zac para acomodarse a la invasión.
Una vez que estuvo completamente dentro, cubrió el cuerpo de
Zac con el suyo y empezó un ritmo lento dentro y fuera.

Pasó sus labios ligeramente por la porción escariada de la


cara de Zac, asegurándose de no aplicar presión a las tiernas
heridas. Cuando Zac no se apartó, Jakob supo que había
conseguido dar un paso más para ganar la confianza del
hombre.

Las uñas cortas de Zac arañaron su camino por la


espalda de Jakob cuando se elevó para encontrar cada
empujón de las caderas de Jakob. —Amo tu polla.

Jakob movió su boca a la de Zac y susurró, —Me alegro


de que lo hagas porque eres todo lo que he querido alguna
vez. No puedo imaginar mi vida sin ti.

Bajo él, Zac quedó completamente inmóvil cuando Jakob


lo besó. Aunque abrió su boca para permitir la entrada, Jakob
notó finalmente que no había reciprocidad. Se echó hacia atrás
y miró fijamente a los ojos de Zac. Vacío. Era como si Zac se
hubiera cerrado a toda emoción en el lapso de un minuto.

—¿Qué va mal? —preguntó Jakob, yendo más despacio


en sus empujones.

—No puedo respirar. —Zac empezó a empujar al pecho


de Jakob—. Necesito levantarme.

Sorprendido por el final de los eventos, Jakob intentó


razonar con Zac. —¿Preferirías que lo hiciéramos de lado?

—¡No! Preferiría que te bajaras de encima mío y me


dejaras levantarme. —contestó con brusquedad.
Una mezcla de sorpresa y enojo llenó a Jakob. Durante
varios segundos se congeló, su polla todavía enterrada en Zac,
antes de sacarla y ponerse de pie de un salto. Despojando el
condón de su polla, Jakob estudió a Zac. —¿Qué demonios he
hecho ahora?

Zac se sentó y corrió a ponerse sus calzoncillos. —Sólo


necesito un minuto.

Sin otra palabra Zac se alejó furtivamente,


desapareciendo en el denso bosque alrededor de su
campamento.

Jakob levantó las manos. —¿Pero qué cojones?


Capítulo Cinco

Vistiendo sólo la ropa interior, Zac se sentó en el frío


suelo, mirando el fuego del campamento. Dormir siempre
había sido un problema para él. El sueño aparecía o no lo
hacía. Parecía que todo lo que había hecho la semana pasada
había sido dormir, pero ahora, al parecer no podía permanecer
quieto el tiempo suficiente para dormirse.

Un sonido en la tienda que estaba detrás de él atrajo su


atención. Esperaba no haber despertado a Jakob cuando había
encendido el fuego. Había hecho su mejor esfuerzo para
permanecer en silencio, pero como con todo lo que hacía, la
había jodido dejando caer uno de los leños sobre la piedra.

Cuando sonó un ronquido suave, Zac regresó a mirar las


llamas. Después de su episodio anterior, estaba demasiado
avergonzado para hablar con Jakob, incluso para dejar que sólo
lo tocara. Habían preparado una cena rápida y Zac había
escapado a la tienda poco después. Aún estaba completamente
despierto cuando oyó a Jakob moviéndose alrededor y luego
escuchó el sonido de una lata al abrirse.

Zac había visto las dos latas de cerveza en la mochila de


Jakob más temprano, pero no había preguntado. No fue hasta
que le oyó hablar que entendió para qué eran.

Oyó a Jakob hacer un brindis por su hermano gemelo y


recordó que era el cumpleaños de su amante. Pero eso sólo
sirvió para recordarle por qué no era lo bastante bueno para él.

Zac se detuvo y sacudió la cabeza. No. Eso no era justo,


no para Terry. Terry tenía sus faltas, por supuesto, pero la
razón de que la relación entre ellos no funcionara era debido a
Zac, no a Terry.
No importaba lo duro que lo había intentado, Zac no
podía encontrar alegría en nada. Ni siquiera tener a un gran
tipo como Jakob enamorado de él le causaba los sentimientos
que sabía que debería tener. Él amaba a Jakob, o por lo menos
creía que lo hacía, así que ¿dónde estaba la alegría que pensó
que sentiría? ¿Cuál era el punto de abrirse a una persona si no
le hacía sentir algo diferente?

Terry sabía eso de él. Su ex novio había visto las señales


y le había llamado la atención sobre ellas, y Zac no fue capaz
de hacer que le importasen. Había sido el principio del fin para
ellos, y ahora sólo era cuestión de tiempo antes de que Jakob
se diera cuenta de que no estaba complacido. No era que
Jakob no se lo mereciera, sólo que él no sabía cómo conjurar
las emociones que le permitieran ser feliz.

El sonido de la cremallera de la tienda bajando fue fuerte


en la quietud del momento. La espalda de Zac se puso rígida
esperando lo inevitable.

En lugar de interrogarlo, Jakob puso una colcha de


patchwork sobre los hombros de Zac y se retiró de nuevo a la
tienda sin una palabra.

Zac asió los bordes de la manta cuando las lágrimas


empezaron a caer. Jakob era un hombre demasiado bueno.
Merecía saber la verdad acerca de… todo.

****

Después de volver a la tienda, Jakob se sentó y miró la


silueta sombreada de Zac contra la luz del fuego a través de la
pantalla de la solapa de la tienda. El día había sido como un
paseo por una montaña rusa, haciendo que se preguntara si su
amor por Zac era lo bastante profundo como para soportar los
altibajos.
El temblor de los hombros de Zac y los sorbos
subsiguientes alertaron a Jakob de las lágrimas de su amante.
Jakob se puso de rodillas, preparado para salir fuera y envolver
sus brazos alrededor de Zac, pero algo lo detuvo. ¿Era porque
sabía que no sería un gesto bienvenido?

Zac había dejado sus sentimientos jodidamente claros en


las últimas horas. Fuera por lo que fuera por lo que estuviera
pasando, parecía que prefería hacerle frente por su cuenta.
Jakob sabía que debía respetar eso, pero su agobiante deseo
de arreglar las cosas lo mantenía dubitativo.

Jakob no era médico, pero cuanto más tiempo pasaba


alrededor de Zac, más empezaba a estar de acuerdo con Sam
Browning. ¿Quizás Zac se beneficiaría de una intensa terapia?
Aunque se sentía horrible por Zac, sencillamente no tenía la
suficiente experiencia para saber por lo que Zac estaba
pasando realmente.

Los recuerdos del abuso de Terry estaban obviamente


desgarrando a Zac, pero ¿qué podía hacer si éste se negaba a
dejarlo entrar?

Zac se puso de pie y dejó caer la manta en el fuego.


Jakob gateó fuera de la tienda y corrió hacia el hombre que
amaba. Envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Zac y
alzó al hombre físicamente más pequeño del suelo, alejándolo
del peligro.

Después de asegurarse de que Zac estaba a salvo, Jakob


encontró una rama y se aseguró de que el fuego se quedara
contenido dentro del hoyo. Mientras miraba arder la colcha
hecha a mano, trató de mantener la respiración y sus
emociones bajo control.

Una vez que se hubo tranquilizado, se alejó del fuego.


Zac estaba de pie sin mostrar ninguna emoción. —¿Zac?
Con las lágrimas todavía húmedas sobre sus mejillas, Zac
continuó mirando fijamente el fuego. —Quería matarme, —
susurró.

La bilis subió a la garganta de Jakob ante la


proclamación. En lugar de apresurarse al lado de éste, regresó
a la tienda y se vistió. Asegurándose de que las llaves estaban
en su bolsillo, encontró un juego limpio de ropa para Zac y
respiró profundamente.

Era obvio que algo estaba tremendamente mal, y Jakob


sabía que estaba más allá de su experiencia. Llevó la ropa de
Zac fuera y cerró la tienda herméticamente. No había tiempo
para desarmar el campamento. Volvería después de cuidar de
Zac. Si el clima o animales destruían algo, que así fuera.

—Aquí, cariño, vístete. —Jakob alzó los pies de Zac, uno


por uno, y deslizó los shorts, subiéndolos hasta su cintura.

—¿Has oído lo que te he dicho? —preguntó Zac cuándo


Jakob pasó una camiseta por encima de su cabeza.

—Te he oído. Simplemente me alegro de haber estado


aquí para que puedas contar conmigo. —El pecho de Jakob se
sentía tan apretado que apenas podía respirar mientras
exploraba el campamento buscando su gran linterna eléctrica.
Sería complicado regresar al camino en la oscuridad, pero con
la ayuda de su brújula y el sendero que que habían usado para
encontrar el lugar, deberían estar bien.

Zac le permitió a Jakob envolver un brazo alrededor de


él. —¿Vamos a dar un paseo?

—Sí. —Jakob no dijo más. Mentirle no lo llevaría a


ninguna parte, y tenía miedo de que si le decía la verdad al
frágil hombre, éste podría ponerse combativo.

—Es una hermosa noche para dar un paseo, ¿verdad? —


pregunto Jakob veinte minutos después.
—Sí, pero estoy empezando a cansarme.

Jakob se detuvo y se movió para situarse de pie delante


de Zac. —¿Te importa si te llevo a cuestas?

—No he hecho eso desde que era un niño, —dijo Zac.


Aunque finalmente estaba hablando, su discurso monótono le
indicaba a Jakob que todavía estaba bajo el efecto de lo que
fuera que se había apoderado de él en el camping.

Jakob se inclinó y Zac subió. Le pasó la linterna eléctrica


a Zac y se puso de pie. —Sólo mantén eso apuntando al
sendero.

—De acuerdo.

****

Alejándose finalmente de un Zac sollozante, Jakob salió a


la sala de espera y llamó a Butch.

Tomó varios tonos pero finalmente una voz rasposa


contestó. —¿Hola?

—¿Sr. Alben?

—¿Sí?

Jakob podía oír el susurro de las sábanas de fondo


cuando Butch evidentemente se sentó. —Soy Jakob.

—¿Qué pasa?

—Realmente no estoy seguro, para ser honesto, pero


creo que la depresión de Zac es peor de lo que pensábamos. Lo
he traído a la clínica de Cattle Valley. El Dr. Browning llamó al
Dr. Pritchard. Creo…
Joder, ¿cómo le decía a un hombre que su hijo
necesitaba ayuda mental seria? —Zac me dijo que quería
matarse.

—¿Qué? ¿Qué diablos le hiciste? —preguntó Butch .

—Por favor no, —dijo Jakob. La última cosa que


necesitaba era entrar en una lucha con el padre de Zac—. Sólo
venga. Por favor. —Tanto como le dolía admitirlo, Jakob agregó
—, creo que le necesita.

Vistiendo los pantalones del uniforme y una camiseta,


Sammy irrumpió en la sala de espera por la entrada de
emergencias. —¿Dónde está?

Jakob señaló hacia la parte de atrás. —Está con el Dr.


Browning.

—¿Qué pasó? —preguntó Sammy, llevando a un Jakob


exhausto hacia una silla.

Se lo contó todo a Sammy, negándose a omitir el más


pequeño detalle en caso de que Sammy tuviera alguna idea de
lo que había ido mal. —¿Lo habías visto así antes?

Sammy asintió. —No tan mal, pero sí. Zac siempre ha


cambiado de una forma increíble de humor.

Jakob agitó la cabeza. —Esto no era sobre cambiar de


humor. Me asustó, Sammy.

—Nunca haría daño a nadie, —Sammy intentó defender a


su amigo.

—Excepto a sí mismo, obviamente.

Sammy se inclinó hacía delante y descansó la cabeza en


las manos, mirando fijamente el suelo. —Cuando lo encontré
en la ducha de la estación, me pidió que sencillamente le
dejara morir. —Sammy se frotó los ojos—. ¿Piensas que estaba
intentando matarse de verdad?

— No lo sé, pero esta noche estaba de pie demasiado


cerca del fuego cuando tiró la colcha sobre él. Pudo haberse
quemado con facilidad, y creo que lo sabía.

El Dr. Pritchard llegó corriendo al hospital y desapareció


en la parte de atrás sin decir ni una palabra a Sammy ni a
Jakob. Unos momentos después, Sam Browning salió y se puso
de pie delante de ellos.

—Lo he sedado sólo lo suficiente para calmarlo pero no


demasiado como para que no pueda comunicarse, —dijo Sam.

—¿Qué le está pasando? —preguntó Jakob.

—No es cosa mía diagnosticarlo, ya que no es mi área de


especialización, pero mi suposición es que Zac es bipolar.

Sammy, de pie, sacudió la cabeza. —He tratado antes


con personas bipolares en llamadas. Zac no muestra los signos
que normalmente van asociados a ese diagnóstico.

—La fase maníaca, o alta, en la que estás pensando, no


siempre está presente en ellos. Es posible que Zac sólo sufra
leves o moderados síntomas de maníaco. La fase depresiva, o
baja, podría ser un problema crónico que ha sido dejado sin
tratar durante años. Zac ha pasado por muchas cosas
recientemente, mi suposición es que se ha deslizado a un
autentico estado depresivo.

—¿Puede ayudarlo? —preguntó Jakob intentando


controlar el nudo de su garganta.

—Sí. Si el Dr. Pritchard está de acuerdo con el


diagnóstico, hay medicamentos que puede tomar que
ayudarán, pero no hay ninguna cura definitiva.
—Lo sé. —la mirada de Jakob viajó hacia las puertas
oscilantes que llevaban hasta el hombre que amaba. Sabía que
si escogía estar firmemente al lado de Zac, lidiando con su
condición bipolar, podría convertirse en una lucha continua
para los dos.

—¿Cuándo podré verlo? —preguntó.

—No lo sé. Esperemos y veamos lo que Ronan tiene que


decir, —contestó Sam.

****

Jakob siguió al Dr. Pritchard a la oficina de su casa.

—¿Sabes por qué solicité hablar contigo hoy? —preguntó


el Dr. Pritchard, señalando una silla.

—Asumí que era para hablar sobre Zac, —contestó Jakob.

—Sí y no. No puedo entrar en detalles sobre la terapia en


curso de Zac, pero quería hablar contigo sobe su condición
general. —El Dr. Pritchard se sentó en la silla enfrente de la de
Jakob.

—Hice algunas investigaciones después de marcharme


ayer a casa,—admitió Jakob.

—Entonces comprenderás que el trabajo de Zac es un


problema, —dijo Ronan. No era una pregunta.

Evidentemente el Dr. Pritchard pensaba que si Jakob


había investigado, también sabría que un horario de sueño
regular era sumamente importante para una persona con
maníaco depresión. Jakob había considerado la posibilidad de
que Zac tendría que dejar su trabajo pero había desechado esa
opción rápidamente.
—Ama su trabajo. Alejarlo de él podría empeorar las
cosas, —dijo Jakob.

—Quizás al principio, pero una vez que lo saquemos de


ese estado depresivo, necesita pensar en términos de futuro.
Lo más importante es enseñarle a identificar los detonantes. Su
cuerpo le permitirá saber cuándo se está deslizando en la
depresión, si se cuida y se toma tiempo para escuchar.

Jakob suspiró.

—Su experiencia puede utilizarse en otra parte si está


interesado, —dijo Ronan.

—¿Como en donde?

—La clínica podría usar otro par de manos en el


departamento de urgencias. Zac es un EMT licenciado de nivel
cuatro. Tiene la educación y la experiencia para evaluar a los
pacientes que ingresan en urgencias Significaría trabajar por
las noches, pero también significaría un horario fijo.

Jakob sabía que era una opción que necesitaban


considerar. —¿Qué hay sobre la tiroides? ¿El Dr. Browning lo
examinó?

Ronan asintió. —Sus niveles eran ligeramente elevados,


pero no lo bastante para emitir señales claras de riesgo. Ahora
que lo hemos diagnosticado, se le han dado los medicamentos
necesarios para que sus niveles vuelvan a los valores
normales.

Jakob empezó a ponerse de pie. —De acuerdo. ¿Quieres


que sea yo quien hable con él sobre el tema del trabajo?

El Dr. Pritchard hizo señas para que Jakob volviera a


sentarse. —Hay otra cosa sobre la que necesito hablar contigo.

—De acuerdo, —Jakob se recostó en su silla.


—Necesito que tengas realmente en cuenta la condición
de Zac. Incluso con los estabilizadores de humor que le he
prescrito, no será fácil. Ya he discutido esto con él y quiere que
sepas que no te culpará si todo esto es demasiado. —Ronan se
aclaró la garganta y se inclinó hacia adelante en su silla—.
Ahora, dejando a un lado mi sombrero de psiquiatra, yo quiero
hablar contigo de hombre a hombre.

Jakob asintió como consentimiento.

—No tenéis una relación comprometida, así que ahora es


el momento para alejarse si es lo que crees que sería lo mejor
para ti. En este caso, es necesario adoptar una decisión
egoísta. Si no, sólo llegarás a estar resentido con él.

Jakob sacudió la cabeza. —Estoy seguro sobre mis


sentimientos, Doc. Lo amo. La única cosa que me preocupa es
si él siente o no lo mismo. Quiero ser el hombre para él, no
sólo un hombre bueno que está allí para él. ¿Tiene eso sentido?

Ronan sonrió y asintió. —Mucho sentido. Parece que


tenéis muchas cosas de las que hablar.

—Sí, así que ¿cuándo me van a permitir verlo?

—Se quedará en Sheridan sólo hasta que podamos


mantener la depresión y los pensamientos suicidas bajo
control. Puedes visitarlo, pero yo aconsejaría no entrar en
discusiones serias hasta que lo dejen ir.

—¿Ha preguntado por mí? —preguntó Jakob.

—Varias veces, pero le hemos explicado que durante las


primeras cuarenta y ocho horas sólo la familia cercana puede
verlo.

—Entonces ¿cuándo podré verlo?

—Mañana por la tarde.


Jakob asintió —Se supone que mañana trabajo, pero
quizás pueda conseguir intercambiar horas con alguien. —
Jakob empezó a ponerse de pie—. ¿Eso es todo?

—Por ahora, —dijo Ronan—. Sabes, si decides soportar


hasta el final con Zac, no sería una mala idea para ti fijar una
cita de descompresión mensual.

—Lo tendré presente.

****

Zac estaba mirando fijamente fuera por la ventana


cuando su padre entró en la habitación. —Eh.

Butch tomó asiento y puso su café en la mesa al lado de


él. —¿Todavía no quieres hablar?

—Realmente no. —Su padre no lo empujó, nunca lo


hacía, así que Zac se hundió de nuevo en sus pensamientos.
Posiblemente había estropeado cualquier oportunidad que
tuviese de tener una relación real. Jakob probablemente había
llamado a Butch porque quería lavarse sus manos de la
situación, y Zac no podía culparlo ni un poco.

—¿Llamó Jakob hoy? —Le preguntó a su padre.

—Cada dos horas. ¿Por qué? —respondió Butch, su nariz


enterrada en una revista de deportes.

—Por nada.

—¡Tonterías! —le riñó Butch, tirando la revista al suelo.


—Preguntaste por una razón. Reconócelo.

—Yo sólo… lo extraño, eso es todo. —Zac apoyó la


cabeza contra la parte de atrás de la silla—. Y creo que quizás
estropeé las cosas entre nosotros.
—¿Qué es exactamente lo que hay entre vosotros dos? —
preguntó Butch.

Zac se encogió de hombros. —Dice que me ama.

—¿Y no le crees?

—No es eso. —¿Cómo le podía explicar la situación?— Sí,


pienso que él cree que lo hace, pero supongo que simplemente
no estoy convencido de que esté enamorado de mi yo real.

Butch cruzó los brazos, haciéndole parecer aun más


intimidador. Por suerte Zac sabía la verdad. —¿La depresión?
Ése no es tu yo real. Piensa en ello como en una enfermedad
que ha estado escondiendo quien eres realmente. Una vez que
tratemos la enfermedad, tú volverás a ser de nuevo tu viejo
yo.

—Pero es exactamente eso, papá. He sido así durante


años. No me volví depresivo de repente esa noche con Terry.
La verdadera razón de que me mudara a Cattle Valley, era
porque pensé que quizás, sólo quizás, encontraría algo que
podría hacerme feliz, pero nada cambió. El vacío que sentía no
se fue.

Por primera vez en su vida, Zac miró como los ojos de


Butch se llenaban de lágrimas. —¿Por qué no lo sabía? Eres mi
hijo, por amor de Cristo. ¿Cómo pude no verlo?

—Porque yo no quería que lo vieras. Pero Terry lo sabía.


No es que habláramos alguna vez de ello, pero lo sabía. —Zac
había revivido en su mente una y otra vez la última noche con
Terry. Las cosas horribles que éste le dijo. Lanzándole todos
sus miedos a la cara, uno después de otro.

Cansado de hablar, Zac se puso de pie y gesticuló hacia


su cama. —Creo que me acostaré durante un rato.

Butch se inclinó y recuperó su revista del suelo. —En ese


caso, creo que iré fuera y disfrutaré del sol mientras duermes.
Después de que su padre dejara la habitación, Zac pateó
las zapatillas, cerró las persianas y se subió a la cama. Sus
ojos escanearon la habitación estéril en apariencia. Bienvenido
al Pueblo Loco.

****

Jakob restregó el sueño de sus ojos de camino a la


cocina. Sammy y Leo estaban sentados a la mesa, disfrutando
de su café matutino. —Buenos días.

—Buenos días, —saludó Leo. Rápidamente colocó el


periódico sobre un montón de papeles.

Después de hurgar alrededor, finalmente encontró su


taza y vertió un poco de café antes de unirse a sus amigos. —
Aprecio que permitieras al chico nuevo cambiar el turno
conmigo en el último minuto.

—No hay problema, —dijo Leo.

—¿Qué hay ahí? —Jakob gesticuló hacia los papeles de


Sheridan, o más precisamente, hacia lo que estaba oculto
debajo.

Leo y Sammy intercambiaron miradas. —Currículums


vitae, —contesto Leo finalmente.

Jakob sabía lo que estaba viniendo pero no esperaba que


sucediera tan rápido. —¿Ya lo has despedido? Porque no creo
que haya tenido tiempo de renunciar, no con todas las cosas
con las que está tratando.

—Hablé con Butch anoche, —dijo Sammy.

—¿Y? —Incitó Jakob cuándo Sammy no dijo nada más—.


¿Te dijo que Zac planeaba renunciar?
—Butch piensa que es lo mejor. De todos modos, cuando
el Dr. Pritchard habló con Zac sobre eso, éste no le dio ninguna
respuesta, —explicó Sammy—. Sé que puede parecer que no
tenemos corazón, pero hemos que hacer lo que es mejor para
la estación y para Zac.

—¿Así que lo estáis despidiendo?

—¡No! —saltó Leo—. Sólo necesitamos tener otras


opciones. No importa a quién contratemos, pasará algún
tiempo hasta que pueda trasladarse.

Jakob miró la montaña de currículums vitae que Leo sacó


de debajo del periódico. Reventar las pelotas de Leo no
ayudaría. Había pensado en ello toda la noche, y sabía que
aceptar el trabajo de la clínica era la mejor opción para Zac,
aunque esa debía ser su decisión.

—¿Ya tienes a alguien en mente? —preguntó.

Leo tamizó entre los papeles y empujó uno hacia Jakob.


—Luke Hatcher. Estaba planeando contratarlo cuando Matt me
habló de Aaron. Creció aquí, se marchó después de la
graduación. Se está quedando durante una temporada con
Kenny Trenton. Supongo que han sido muy buenos amigos
desde que estaban juntos en la escuela. Sería bueno ver volver
a uno de los locales. Según George, una vez graduados los
chicos no pueden salir de este lugar lo bastante rápido. Claro
que la mayoría de ellos no son gay.

Jakob asintió. Si Luke había crecido en Cattle Valley,


parecía justo se le diese una oportunidad en el trabajo de Zac.
Su pecho se contrajo con el pensamiento. Se puso en pie.

—Disculpadme. —Dejando su café en la mesa, Jakob


huyó al cuarto de las pesas. Subió a la cinta de correr y
empezó con un paseo rápido para calentar. Era durante
tiempos de tumulto en que extrañaba a Jeff. A su gemelo no le
había importado su orientación sexual, algo que descubrió
mientras estaba en la secundaria.

Todavía recordaba la noche en que Jeff le preguntó si era


gay. Jakob estaba asustado. No sólo era popular, sino uno de
los mejores atletas de la escuela. ¿Se había descubierto
inadvertidamente ante todos?

Jeff había sido rápido en tranquilizarle en ese aspecto. Le


había dicho que eran pequeñas cosas que sólo alguien tan
cercano a él como su hermano notaría. Lo más importante que
salió de la conversación fue la aceptación de su gemelo.

Él le había dicho directamente que lo quería a pesar de


todo y nada cambiaría eso jamás. Era una gran confesión para
un adolescente, una que Jakob siempre recordaría. Tener a
alguien que lo quisiera sin importar qué había allanado el
camino en el desarrollo del sentido de auto valoración de
Jakob.

Zac era el amor de su vida, sabía eso sin reservas.


Aceptar la enfermedad mental que formaba parte de él era una
obviedad, pero aún así se preocupaba por los sentimientos de
Zac. Habría tiempos escabrosos en el futuro. No se hacía
ilusiones de que su vida fuese un «y vivieron felices para
siempre». La vida con Zac requeriría el equilibrio correcto de
apoyo y desafío. Si notaba los signos de advertencia, Jakob
necesitaba saber que Zac escucharía y no se pondría a la
defensiva.

¿Estaba pidiendo demasiado? No. Jakob no pensaba de


ese modo.

Cambió el ritmo a un trote y programó la máquina


durante veinte minutos. Todavía faltaban cuatro horas para
que Aaron lo relevara. Sólo esperaba que pudiera acabar el día
sin perder al hombre que amaba. No pensaba plantear los
asuntos difíciles en su primera visita, pero si su amante lo
hacía, Jakob no endulzaría sus pensamientos o sus
sentimientos en los asuntos que tenían que tratar.

****

Después de la siesta, Zac decidió unirse a su padre en el


patio privado del hospital. Estaba flanqueado por un
enfermero bastante grande que le explicó que era la única
manera en la que se le permitía estar fuera del edificio.

Aunque lo entendía, aún hacía que se sintiera como un


prisionero. —Eh, papá.

Butch esperó a Zac para sentarse en el banco al lado de


él. —¿Buena siesta?

Encogiéndose de hombros, Zac miró sobre su hombro al


guardi... enfermero. —Supongo que Brutus, allí atrás, piensa
que podrías ayudarme a evadirme de aquí.

Butch miró hacia atrás y se rió entre dientes. —Ése es


John, es un buen tipo. El hospital es responsable de tu
bienestar.

—Así que se supone que evita que me asesine a mí


mismo, —conjeturó Zac.

—Sí, algo así. —La mano de Butch apretó el muslo de


Zac—. ¿Has notado alguna diferencia desde que empezaste a
tomar los medicamentos?

—Todavía no. —Zac aún no estaba convencido de que la


medicación ayudara—. ¿El Dr. Pritchard te ha dicho que quiere
que deje mi trabajo?

Butch asintió. —Sí. Siento eso. Sé cuánto amas tu


trabajo.
Zac rodó los ojos. No lo amaba. Eso es lo que nadie
parecía entender. Aunque era un excelente EMT, no disfrutaba
de ese trabajo más de lo que disfrutaría si fuera dependiente
en una tienda de comestibles. Pera todavía tenía que ganarse
la vida. Si trabajar en la clínica era la manera de hacerlo, no
pondría impedimentos.

—No me gusta la idea de trabajar de noche, pero creo


que hablaré con el Dr. Browning sobre el trabajo de la clínica.
Aunque apesta que pierda mis beneficios y antigüedad.

La inquietud sobre cómo podría establecer una relación


seria con Jakob, trabajando en turnos tan diferentes también
era una preocupación. Claro que el hecho de que fuera una
preocupación, era algo positivo a lo que aferrarse.

—Ahí estás.

Zac se volvió hacia la voz familiar y sonrió cuando Jakob


caminó hacia él. Se puso de pie para darle la bienvenida, pero
de repente lo pensó mejor y se sentó otra vez. Mostrarse
demasiado ansioso podría hacerle parecer un necio si Jakob
había venido a darle el discurso de despedida. —Hola.

Butch se puso de pie y extendió la mano para saludar a


Jakob. —Si no te importa, voy ir buscar algo para comer
mientras vosotros habláis.

Jakob asintió y se sentó en el lugar que de Butch en el


banco. Zac notó que la mano de Jakob descansando boca
arriba entre ellos. Sabía que era la manera en que le invitaba a
tocarlo pero sin forzarlo. Quizás no fuera a recibir ese discurso
despedida después de todo.

Era necesaria una disculpa y Zac lo sabía. Estiró la mano


y entrecruzó los dedos con los de Jakob. —Imagino que te
asusté bastante, ¿eh?
—Sí. —Jakob alzó la mano de Zac hasta su boca y la besó
—. Habría sido más fácil tratar con eso si hubiera sabido lo que
estabas pasando de antemano.

—No te lo tomes como algo personal, —dijo Zac—. Soy


muy bueno en esconder mis cartas debajo de la manga. De
otro modo, probablemente estaría completamente solo en el
mundo.

Jakob llevó sus manos cerradas a su muslo. Abrió la


mano de Zac y empezó a dibujar círculos en su palma. Era
evidente para Zac que estaba preparándose para decir algo, y
quería medir sus palabras cuidadosamente.

—No hay nada que no puedas decirme. Te amo. Sé que


te lo he dicho varias veces, pero no creo que entiendas lo que
eso significa para mí. Podría mentir y decirte que mi amor es
incondicional, pero eso no es verdad. Necesito saber que me
amas, y necesito saber que siempre serás honesto, no importa
el qué. Aun cuando pienses que es algo que herirá mis
sentimientos o me cabreará. Y me gustaría tener la paz mental
de saber que puedo hacer lo mismo contigo.

Era mucho para asimilar, así que Zac se dio unos


momentos para pensar en lo que Jakob le había dicho. Estaba
tan acostumbrado a esconder sus verdaderos sentimientos,
que no estaba convencido de que pudiera convertirse de
repente en el señor. abierto y sincero.

Sin tener en cuenta lo que pasaba entre ellos, había


todavía un secreto que no había revelado a nadie. Miró sobre
su hombro al enfermero, que había tomado posición bajo la
sombra de un árbol. John, como su padre lo había llamado,
evidentemente estaba acostumbrado a esperar por los
pacientes, porque había llevado un pequeño libro de bolsillo y
estaba leyéndolo. John le echó una mirada y le sonrió.
Zac se dio la vuelta para encontrar a Jakob, que lo
miraba fijamente. — Necesito decirte algo, pero no estoy
preparado para que nadie más lo oiga.

Jakob se deslizó más cerca y envolvió su brazo alrededor


de Zac. —De acuerdo, — susurró.

—En primer lugar, no sé si alguna vez podré sentir lo que


todos los demás parecen dar por sentado.

—Lo sé.

Zac asintió. —De acuerdo. —Respiró profundamente


Confesar su mayor pecado era arriesgarse no sólo a perder el
amor de Jakob sino también su secreto final. Mordiéndose el
labio, miró en los ojos de Jakob. Necesitaba ver su reacción
inicial a lo que estaba a punto de decirle.

Tomó la mano de Jakob y la apretó ligeramente contra su


mejilla. —Yo hice esto.

Jakob frunció las cejas. —¿Tú? ¿No Terry?

—No, Terry no, —confesó Zac.

Jakob parecía desconcertado, pero no horrorizado. —


¿Estabas intentando matarte?

Zac soltó la mano de Jakob y dejó caer la cabeza. Él


había estado más allá del ser herido y confuso esa noche, pero
su objetivo no era suicidarse, era… ¿qué era? Zac revivió una
vez más el incidente con todo detalle, retransmitiendo a Jakob
la lucha como ocurrió.

—Terry rompió la mesa con un bate de béisbol. En ese


momento yo estaba en mi punto más bajo porque me había
dicho que vosotros dos habíais estado follando a mis espaldas.
—Zac miró a Jakob—. Ahora sé que todo era mentira. Pero en
ese momento, le creí. Me dijo que sabía lo loco que yo estaba,
dijo que si había podido ir por la vida como alguien cuerdo era
por el aspecto que tenía.

Zac empezó a apartar la vista de nuevo, pero Jakob


extendió la mano y acunó la cara de Zac, manteniéndolo en el
lugar. — Dijo que yo era una buena jodida y puesto que la
locura no se notaba, no le había importado. Le dije que estaba
equivocado, que no estaba loco, y él empezó a reírse. Dijo que
nadie lo sabría nunca en realidad puesto que yo era demasiado
guapo y la gente no veía más allá, que la gente se detenía en
la superficie y nunca se molestarían en conocerme realmente,
así que mi secreto estaba seguro con él.

—Así que tú le demostraste lo equivocado que estaba, —


susurró Jakob.

—Ni siquiera sé lo que pensaba en ese momento. Solo


quería que se callara. Recuerdo estirar la mano hacia abajo y
recoger un pedazo de cristal pero eso es todo. Como el día de
la ducha. Sé que la intención estaba allí, tan hecho un lío como
estaba, pero de hecho no recuerdo haberlo hecho.

La garganta de Zac se apretó cuando luchó por respirar a


través del dolor que sentía. —Terry tenía razón desde el
principio. Estoy loco.

—¡No! —Dijo Jakob, sacudiéndolo—. Terry no tenía


razón. Te amo. Por dentro y por fuera. Estás deprimido, no
loco. Y ahora que sabemos cómo ayudarte, empezarás a verlo
tú también.

Mientras las lágrimas empezaban a caer, Zac se encogió


contra Jakob. — Sólo quiero ser normal. Quiero sentir las
cosas. Quiero ser feliz, pero no sé cómo, — dijo entre sollozos.

—Shhh, —lo alivió Jakob, besando la parte superior de su


cabeza cuando lo atrajo a su regazo—. Quiero estar allí cuando
redescubras esas cosas. ¿Me lo permitirás?
—¿Qué ocurrirá si nunca lo hago?

—No perderé la esperanza con tal de que tú tampoco lo


hagas, —le dijo Jakob. Se inclinó para besarle pero Zac lo
detuvo.

—Espera. —Zac estiró la mano hacia abajo y alzó el


borde inferior de su camiseta para limpiarse la nariz. Por
alguna razón, esa simple acción le arrancó un risita a Jakob—.
¿Por qué es tan gracioso?

Jakob acercó la boca a la oreja de Zac y susurró. —Me he


tragado tu semen y he lamido tu agujero, ¿realmente piensas
que unos mocos van a apagarme?

La mano de Zac voló a su boca cuando intentó ahogar la


risa que amenazaba con salir. Jakob apartó la mano de Zac.

—No la escondas. Déjala salir.

Zac apartó la mano y se rió. Había pasado un tiempo


desde que se había sentido con ánimos de reír. Estaba tan
acostumbrado a fingirlo, que se había olvidado de las
mariposas que sentía cuando lo hacía de verdad.

Una vez que se calmó, apretó sus labios contra los de


Jakob. La invasión de la lengua de éste se sentía mejor que
nunca. No estaba seguro de si era que la medicación empezaba
a dar resultados o el conocimiento de que Jakob lo sabía todo y
todavía quería sondear sus amígdalas.
Capítulo seis

No eran del todo las seis y media de la mañana cuando Zac


gateó por encima de la cama. Acercó su cuerpo desnudo al de Jakob
y suspiró. Había sido una larga noche. Como mínimo cuando
trabajaba en la estación había sido capaz de dormir muchas noches.

Aunque parecía dormido, Jakob acercó a Zac contra su pecho,


sosteniéndolo como un niño con su manta preferida. Zac sonrió. Vivir
con Jakob no había pasado sin problemas, pero los dos estaban
trabajando en ello. Zac sabía que muchas de sus cuestiones al
principio tenían que ver con preocupaciones infundadas de que Jakob
había cedido a los deseos de Butch por obligación. Ya no se sentía
así. Era agradable venir a casa con Jakob cuando no estaba de
guardia en la estación.

Sintió la polla de Jakob que comenzaba a endurecerse contra su


estómago. Jakob estaba soñando o empezando a despertarse. Zac
extendió la mano y envolvió los dedos alrededor de la longitud que se
llenaba lentamente.

Su vida sexual definitivamente había mejorado desde que se


fueron a vivir juntos, aunque el increíble sentimiento de ser follado
podía también tener algo que ver con el litio8 que empezó a tomar un
mes atrás.

Las dos primeras semanas que se estuvo medicando, no quería


nada más que dormir todo el día, pero eso era el principio de la
estabilización y se sintió mejor de lo que se había sentido en años.
Todavía no se sentía normal, pero como mínimo ahora tenía
esperanzas de conseguirlo.

8
. El litio se utilizó como remedio para diferentes enfermedades, hasta que se asentó como
agente farmacológico para el trastorno bipolar, también conocido como psicosis maniaco-depresiva,
cuyas víctimas alternan estados extremos de euforia (o manía) y depresión.
─ Mmmm, —Jakob gimió, rodando sobre su espalda . —
¿Cuándo llegaste a casa?

Zac miró el reloj mientras continuaba acariciando la polla de


Jakob.— Hace unos veinte minutos. ¿Cuándo tiempo tienes antes de
volver?

─ Ocho, —dijo bostezando.

Zac odiaba los días en que sus turnos chocaban.— ¿Te importa
si voy después y te llevo la comida?

─ En absoluto, pero Sammy va a preparar pollo a la barbacoa


en la parilla.¿Porqué no planes venir a comer sencillamente con
nosotros?— Jakob apartó el edredón y estiró las piernas.

─¿Crees que le importará a alguien?

Jakob abrió sus ojos y le miró fijamente.— Siempre serás parte


de esta familia tanto si trabajas allí como si no. Además, hoy sólo
estamos Sammy, Leo y yo de turno.

Zac estaba contento de escucharlo.— ¿Qué? ¿Tu sombra no


trabaja hoy?

Jakob se estiró y subió a Zac encima suyo.— Luke tiene el día


libre.— Le dio a Zac un profundo beso.— Sabes que no hay nada por
lo que sentirte celoso, ¿verdad?

Zac se encogió de hombros.— Él es caliente.

─Como tú, — dijo Jakob, acunando el culo de Zac en sus


manos.

Zac notó que Jakob no había negado que su nuevo compañero


era caliente. Demonios, Luke era más que caliente, probablemente
era uno de los hombres más sexy que Zac hubiera visto en Cattle
Valley nunca, y eso era decir mucho.
Jakob alcanzó la mesita de noche y cogió la botella de
lubricante.—De hecho, anoche me hice una paja sólo pensando en ti.

Zac cogió el lubricante de Jakob y se sentó. Vertió una buena


cantidad sobre sus dedos y se lo puso el mismo.— ¿Tienes algún tipo
de fantasía de Frankenstein sobre la que no se?

— ¡No digas eso! —dijo Jakob en un tono brusco. —Eso no sólo


te rebaja a ti mismo sino a mi amor por ti.

— Lo siento,— murmuró Zac. Generalmente cuando ambos


discutían era sobre algo que Zac había dicho sin pensar. Jakob
definitivamente no le permitiría salirse con la suya cuando se
rebajaba a sí mismo, ni siquiera cuando estaba intentando hacer un
chiste.

Se rió cuando sintió el dedo de Jakob deslizarse junto al suyo


para estirar su agujero. Zac decidió mantener la boca cerrada y sólo
disfrutar el poco tiempo que tenía con Jakob antes de su turno.

Suficientemente estirado, sacó los dedos y apartó la mano de


Jakob. Plantando los pies en el colchón, sostuvo la polla de Jakob y la
guió a su agujero. Mientras su hombría le llenaba, se preguntó
porque habían malgastado un solo momento de su tiempo juntos.

Su cuerpo empezó a estremecerse cuando se extendió para


acomodar el grosor de su amante, algo que Zac encontró
particularmente esclarecedor.— Puedo sentirte.

Jakob rió. — Eso espero.

— No, quiero decir que puedo sentirte.— Zac se sentó por


completo en la polla de Jakob y se inclinó para cubrir el corazón del
hombre con su mano.— Aquí.

Jakob apartó una mano de la cadera de Zac y cubrió la mano


con la suya.— Está mejorando, ¿no es así?

Zac empezó un lento y oscilante ritmo mientras le miraba


fijamente a los ojos.— ¿Sabes cuando tus pies se entumecen y
entonces cuando intentas caminar empiezan a hormiguear, y sientes
pinchazos?

─Sí.

— Así es como estoy ahora. ¿Tiene sentido? —Zac había creído


en las palabras de amor de Jakob que habían sido profesadas día tras
día, pero nunca las había sentido de verdad. O como mínimo, nunca
se había sentido merecedor de ellas. Se rehusó a analizar porque,
repentinamente, en ese momento en particular, lo hacía.

Jakob sonrió dando a Zac aún otra razón para amar al hombre.
Jakob daba el máximo en cada situación, nunca un buen día perdido,
nunca un mal día ignorado.

Jakob colocó sus manos alrededor de la cintura de Zac y


rodaron sin salirse. Las embestidas se intensificaron mientras Jakob
hacía un sonido satisfecho. Zac gimió con cada zambullida de la polla
de Jakob, deleitándose con su nueva posición.

Con cada chasquido de las caderas de Jakob, la polla de Zac


saltaba contra su estómago. —Estamos haciendo música, —murmuró.

La cabeza de Jakob se inclinó a un lado mientras escuchaba la


sinfonía que estaban componiendo. —Después de escucharte reír, es
el mejor sonido del mundo.

Señor, ¿cuándo se habían vuelto tan ñoños? No le importaba.


Le gustaba la relación que estaba construyendo con Jakob. Había un
camino largo a la perfección, pero si sólo pudiese sostenerse al
hombre mientras trabajaba en las soluciones, podía ver una larga
vida juntos delante de ellos.

Jakob movió los brazos, de uno en uno, y los enganchó bajo las
rodillas de Zac, abriéndolo aún más. Zac se alzó y tiró hacía abajo la
cabeza de Jakob para un beso. Probó el interior de su boca, imitando
las embestidas de Jakob dentro y fuera de su culo.

─Tócate,— dijo Jakob rompiendo el beso.


Gustosamente. Zac alcanzó con las dos manos entre los dos y
apartó un instrumento del improvisado concierto. Aferró su polla y
deslizó el pulgar sobre la cima, recogiendo el líquido preseminal.
Levantó su mano a la boca de Jakob y esperó.

Las aletas de la nariz de Jakob se hincharon cuando abrió la


boca para el regalo de Zac. —Más.

Zac empezó a masturbarse con entusiasmo y pronto fue


recompensado. Su espalda se arqueó mientras su mano se llenó de
semen.— ¡Jakob!

─Dámelo, —jadeó.

Con manos temblorosas, algo que tendían a hacer


últimamente, Zac presentó su regalo a Jakob quien procedió a
lamerle y limpiarle los dedos.

Los ojos de Jakob se cerraron con fuerza cuando se enterró


dentro de Zac. Las tendones de su cuello sobresalieron en un
marcado relieve cuando llegó al clímax, aullando el nombre de Zac al
techo.

Zac desenredó las piernas de los brazos de Jakob y atrajo a su


amante a sus brazos. Cuando el peso de Jakob si situó sobre él, se
preguntó una vez más que había hecho para merecer a un hombre
como el que tenía.

****

—Huele bien —dijo Zac.

Sammy le dio la vuelta al pollo y empezó a frotar las


fuertemente sazonadas pechugas con salsa barbacoa. —Es la receta
de tu padre. La has comido un millón de veces.

— ¿Y? Todavía huele bien. —Zac tomó un sorbo de su agua,


disfrutando de la fría brisa. —¿Cómo trabajan los nuevos chicos?
— Bien. No he sido capaz de engancharlos a la Cueva del
Pirata.—Sammy rió. —¿Lo pillas?

Zac rodó los ojos. —Sí. Tu humor es tan malo como siempre.
Pensé que no sabía cómo reírme con tus chistes. Me alegra ver que
el problema eran tus chistes, no yo.

─Vete a la mierda—, rió Sammy. Apagó la plancha y se unió a


Zac en la sombra de la sombrilla.

—He estado pensando en algo grande que pueda hacer por


Jakob. ¿Alguna idea? —Jakob le había dado tanto en el último mes.
Parecía correcto que intentara y encontrara un modo de mostrarle
cuanto lo apreciaba.

— No lo sé. ¿Por qué crees que necesitas hacer algo grande?


Jakob me parece el tipo de tío que apreciaría cualquier cosa que
hicieras ya sea grande o pequeña. —Sammy puso el pie en la silla al
lado de él.

Zac asintió. —Lo hace. ─Aunque realmente quería agradecerle


a Jakob, también quería mostrarle a sus amigos cuanto apreciaba al
maravilloso hombre que estaba junto a él. Quizás, una pequeña parte
estaba intentando demostrar a todos que era digno de la atención y
el amor de Jakob.

«Dios, eso me hace sonar como un auténtico estúpido.» Zac


suspiró. Su atención fue captada por el sonido de una moto en el
aparcamiento.— ¿Quién podría ser? —Zac se estiró para inclinarse lo
suficiente como para ver el aparcamiento sin salir de su silla.

— Bien, puesto que Jakob está dentro con Leo, supongo que es
Luke, —dijo Sammy.

—¿Luke? ¿Por qué estaría aquí? Pensé que Jakob dijo que sólo
seríamos nosotros cuatro.

Sammy se encogió de hombros. —No lo sé, preguntémosle.


¡Luke!
El nuevo EMT de la ciudad giró la esquina del edificio siendo
todo sonrisas. El estómago de Zac se apretó cuando el devastador
hombre caminó hacia ellos. Vestido sólo con un par de vaqueros
bajos, una camiseta blanca que marcaba sus músculos y unas
chanclas, Luke era increíblemente digno de babear. Era la primera
vez que Zac estaba al tanto de los intrincados tatuajes en los brazos,
hombros y, por lo que podía ver por el fino material de la camiseta
blanca, estómago y pecho del hombre.

Zac apartó la mirada antes de ponerse en ridículo. El hecho de


que Jakob trabajara al lado de un hombre que se veía así hacía que el
humor de Zac cayera rápidamente en picado

─¿Qué haces aquí? —preguntó Sammy.

—Dejé mis botas aquí por alguna razón desconocida. Pensé en


conducir a Sheridan y ver la clase de problemas que podría causar.

─¿Dónde está Kenny? —Sammy se levantó y fue a revisar el


pollo.

—En casa con la nariz metida en un libro, como siempre. —


Luke resopló.— La juventud se desperdicia en ese hombre. —Caminó
hacía Sammy para cotillear por encima de su hombro. —Maldita sea,
eso se ve bien.

— Mirar es lo único que harás porque sólo hay suficiente para


nosotros cuatro, —contestó Sammy, dándole un codazo a Luke
juguetonamente en el estómago.

Luke tropezó y agarró su pecho. —Me has herido.

Sammy rió. —Sal de aquí.

─Bien, se cuando no soy deseado.

Zac dudaba eso. El hombre probablemente nunca había sido


rechazado en su vida. Vio a Luke caminar hacia la puerta de la
estación y repentinamente se asustó. Saltando, siguió la dirección de
Luke. —Iré a buscar los platos y a decirles a los chicos que estas
listo.

El aire acondicionado de la sala común fue un sobresalto a su


sistema que inmediatamente le puso la piel de gallina. Escuchó risas
provenientes de la cocina y fue hacia allí. Entrando en el cuarto, se
sintió como un intruso cuando tres pares de ojos lo miraron.

─Ei, cariño, —saludó Jakob, acercándose para darle un beso


rápido a Zac.

─El pollo ya esta hecho, —dijo, intentando leer la reacción de


Luke a la muestra de afecto de Jakob.

─Bien, saldré de aquí, —dijo Luke, dirigiéndose a la puerta.

— Por cierto, mejor que no dejes al Sheriff cogerte conduciendo


sin zapatos de verdad, —dijo Leo, sacando cuatro platos del armario.

— ¿Has visto a los polis de esta ciudad? Ser detenido no tiene


por que ser malo. Quizás si tengo suerte, ellos incluso me ordenan
que extienda las piernas mientras me ffff... cachean. — Estaba fuera
antes de que nadie tuviese ocasión de comentarlo.

Leo sacudió la cabeza y le pasó los platos a Zac.— Me alegro de


que eche el cebo en Sheridan.

Zac no pudo evitar preguntar: — ¿Por qué Sheridan cuando


tiene una ciudad llena de hombres gay aquí?

Jakob y Leo rieron, pero fue Jakob quien contestó. ─Algo acerca
de no mear en la piscina dónde te bañas.

─¿Es realmente tan malo? ─preguntó Zac.

Leo sacó un bol grande de ensalada de patatas hecha en cas de


la nevera.— Evidentemente. Aunque Kenny jura que no era siempre
así. Sea el que sea el motivo por el que dejó Cattle Valley en primer
lugar parece haberlo cambiado. Aunque es un chico divertido.
«Sí, realmente divertido.» Zac cogió algunos cubiertos del
cajón y lo llevó afuera a la mesa. Justo cuando los puso en la mesa
escuchó el rugido de la moto de Luke. « ¡Vete con viento fresco!»

****

Sammy y Leo insistieron en limpiar la mesa y lavar los platos


mientras Jakob y Zac se relajaban juntos en el aire frío de la noche.

─Hay muchas estrellas esta noche, —comentó Jakob.

Zac descansó su cabeza en el respaldo de la silla y miró arriba.


— Si.

─¿Algo va mal? Has estado muy silencioso durante la cena.

Zac giró la cabeza lo suficiente para encontrar la mirada de


Jakob.—No realmente. Sólo me siento...— Maldición, ¿cómo le decía a
Jakob como se sentía sin hacer que se preocupara? Se encogió de
hombros.— No es uno de mis mejores días. Eso es todo.

Jakob se deslizó en la silla y se arrodilló frente a Zac, situando


su cuerpo entre las piernas de Zac. —¿Crees que es la medicina?
Quizás deberías hacerte un análisis de sangre cuando vayas a
trabajar después.

Zac sacudió la cabeza. —Estoy seguro de que está bien. ─Se


inclinó y beso a Jakob con una rápida barrida de la lengua. Sabía que
probablemente estaba siendo paranoico sobre Luke, pero estaba lo
suficiente molesto para que Jakob lo notara. —Aunque podría llamar
al Dr. Pritchard y ver si tiene tiempo para mi mañana.

— Estoy seguro de que lo tendrá. Déjame saber si quieres que


vaya contigo. —Jakob puso su cabeza contra el pecho de Zac. —¿Has
dormido suficiente después de que me fuese esta mañana?
Zac enredó los dedos en el pelo de Jakob. —Sí, papá. —Sintió a
Jakob envararse y se maldijo en silencio. —Lo sé. Eso no ha sido
justo.

─No estoy intentando agobiarte, —dijo Jakob.

Zac pasó la mano por la espalda de Jakob. —Sé que no lo


haces. No sé porque cosas como salen a veces de mi boca. Siempre
me arrepiento, pero es demasiado tarde para volverlas a meter.

—Incluso si no las dices, todavía las piensas que es


básicamente lo mismo, —masculló Jakob.

Antes de que Zac pudiese disculparse por todo, incluyendo su


existencia, el sonido de la alarma llamó su atención. Jakob saltó y
corrió hacia la estación con Zac detrás.

─Fuego en la escuela, —gritó Leo.

Fue una respuesta automática para Zac dirigirse a la


ambulancia. Jakob se giró y negó, claramente herido por lo que se
leía en las líneas de su frente.

─Lo siento, cariño, pero no puedes venir, —explicó Jakob.

«Oh, cierto. Ya no trabajo aquí.» —Por supuesto que no. —Zac


intentó deshacer sus acciones. Se inclinó y le dio a Jakob un rápido
beso cuando las puertas se abrieron y Sammy y Leo saltaron en el
camión de bomberos.

—Ei, Zac, hazme un favor y llama a la lista, —gritó Leo antes


de encender la sirena e irse.

—Llámame al móvil si me necesitas, —le dijo a Jakob cuando


entraba en la ambulancia.

─Te amo, —gritó Jakob mientras conducía alejándose

─Te amo, —susurró Zac al aparcamiento vacío.


****

Se sentó en el pequeño escritorio en la sección de urgencias de


la clínica y escuchó el receptor de la policía. Con tan poca lluvia en los
últimos meses y el viento soplando, el pequeño fuego en la escuela
se convirtió en un incendio furioso en minutos.

─¿Algo? —preguntó Isaac, entrando en la habitación.

— No. Todavía están trabajando en ello. No han informado de


heridos aún. —Isaac sacó su bata blanca de la percha y rápidamente
informó a Matt y Sam.

—Como mínimo la escuela debería estar vacía a esta hora de la


noche, —dijo Sam, abrochándose el abrigo.

Matt se situó a su lado. Como terapeuta físico no ayudaba a


menudo en el ER9, pero Zac supuso que escogió venir sólo en caso de
que lo necesitaran.

—Llamé a Adam, pero estaba en la noche de la liga de dardos


en O'Brien's. —Zac no necesitaba saber más. Era normal tener unas
cuantas rondas de cerveza mientras jugaban, y la clínica no podría
permitirse el riesgo, incluso si Adam no estaba borracho.

El teléfono a su lado sonó, sobresaltando a Zac. —Clínica de


Cattle Valley, —contestó.

─Pásame con Sam, —ordenó George.

Zac levantó el teléfono. —George quiere hablar contigo.

Sam se precipitó y cogió el teléfono de la mano de Zac. —¿Si?


—Los ojos de Sam se abrieron, redondos, antes de girarse. —Sí. Está
bien, estaremos listos.

9
ER: Emergencias
Zac podía decir por la expresión de Sam cuando se giró, que
algo iba mal.

—¿Qué es? —preguntó. Su pecho se apretó con el pensamiento


de que algo le pasara al hombre que amaba. —¿Es Jakob?

—No, bueno, no realmente. Luke y Aaron vienen aquí con


Jakob ,que sufrió inhalación de humo, pero es por Eli Sanchez por
quién George se preocupa más.

—¿Eli? ¿Qué hacía en la escuela tan tarde en la noche?

—Trabajar, aparentemente Jakob vio una de las luces en la


escuela fluctuar y entró antes de que nadie pudiese detenerlo. Algo
bueno también, porque las llamas estaban lamiendo literalmente la
puerta de Eli.

Mientras empezaron a apresurarse para prepararse para la


ambulancia, Zac intentó frenar su respiración. Aunque por lo dicho,
Jakob no estaba seriamente herido, aún había tenido una mortal
probabilidad al haber entrado en el edificio.

Cuando las puertas de emergencias se abrieron y Luke y Aaron


llevaron corriendo a Eli a la clínica, Isaac y Sam asumieron el control.
—Los tenemos. Mantén a Jakob con la máscara y ten a mano algo de
Albuterol en caso de que tenga espasmos bronquiales, —instruyó
Isaac cuando llevaron a Eli a la sala de tratamiento privada.

Zac volvió a las puertas de emergencia y observó a Jakob


sentándose dentro de la ambulancia. —¿Qué coño? —Corrió a fuera y
subió al vehículo. —Deberías estar estirado.

Jakob negó con la cabeza y bajó la máscara de oxígeno. —


Estoy bien. Sólo necesito inhalar algo de aire de calidad por unos
minutos más.

—Y una mierda. ¡Acuéstate!— Jakob negó otra vez y Zac miró


hacia la entrada para encontrar a Luke allí. —Ayúdame a llevarlo
adentro.
─No irá. Ya lo hemos intentado.

Zac volvió su atención a Jakob. Puso las manos en ambos lados


de la cara de Jakob y se inclinó hacía adelante. —Ahora escúchame,
obstinado hijo de puta. Me trajiste aquí cuando no quería venir
porque sabías que era lo mejor para mi. Bien, maldita sea, merezco
la misma autoridad. Ahora acuéstate y déjame llevarte adentro.

Jakob negó con la cabeza una vez más. —Es más difícil para mi
respirar si estoy acostado. Sólo ayúdame a salir y caminaré.

—Trae una silla de ruedas, —le dijo zac a Luke. Rodeó con los
brazos a Jakob y medio lo puso en pie. Tan grande y fuerte como era
Jakob, parecía estar tan frágil en ese momento como un gatito.

Luke subió a la parte de atrás de la ambulancia para ayudar.


Zac le dirigió al hermoso hombre una mirada asesina. —¿Dónde está
Aaron?

Los ojos de Luke se entrecerraron. —Está con los gráficos de


los signos vitales de Eli. Ahora, ¿vamos a entrar en una discusión o
vas a permitirme ayudarte a entrarlo?

Zac se mordió la lengua y asintió. Tendría tiempo de tratar con


Luke después de asegurarse de que Jakob iba a estar bien.

****

—¿Dónde está? ¿Dónde está Eli? —preguntó Kenny Trenton,


empujando a través de la puerta.

Zac, quien estaba rellenando los papeles de Jakob, señaló la


puerta cerrada. —El Dr. Singer y el Dr. Browning están con él. Si
tomas asiento veré que puedo averiguar.

─Esperaré justo aquí si es lo mismo, —Kenny contestó,


recorriendo con los dedos su corto pelo rubio.
Zac no sabía que relación había entre Kenny y Eli, pero el
hombre más joven estaba definitivamente preocupado. Llamó
ligeramente a la puerta antes de entrar. Eli estaba extendido sobre su
espalda con un tubo de entubación que bajaba por su garganta.

─Kenny Trenton está afuera. Pregunta por la condición de Eli.

—Encontramos hollín en su cavidad oral, pero no hemos


determinado la extensión del daño de su laringe o pulmones, —
contestó el Dr. Browning . —Algunas quemaduras de segundo grado,
pero esas sanarán rápidamente.

Zac asintió y salió, cerrando la puerta silenciosamente. Le dio el


mensaje a Kenny. —Deberías ir a casa. Le están dando a Eli un
sedante para ayudarlo a tratar con el tubo de la garganta. Si todo va
bien, será trasladado a una habitación por la mañana.

— Me quedaré. —Kenny se dirigió a la sala de espera. —Estaré


aquí fuera por si algo pasa.

Después de que Kenny saliera, Zac fue y acabó con sus papeles
antes de mirar a Jakob. Durmiendo profundamente, Jakob se veía
como un gigante en la pequeña cama de la sala de emergencias. Zac
se sentó en la silla a su lado y alcanzó la mano de Jakob. Cualquier
duda que hubiese tenido de su capacidad de amar a alguien de
verdad había sido resuelta cuando vio a Jakob sentado en la parte de
atrás de la ambulancia con la máscara de oxígeno sobre la cara.
Quizá no decía o hacía siempre las cosas correctas, pero finalmente
confiaba de sus sentimientos. —Has tenido suerte, —susurró.

─Lo sé, —Jakob contestó con la voz rasposa.

Zac se inclinó y le dio a Jakob un breve beso. —No quería


despertarte.

─¿Cómo esta Eli?

— No estoy seguro. Lo sabremos por la mañana.

— ¿Y el fuego?
— Bajo control. Creo que sólo están buscando los puntos
calientes. Sam dijo que podría llevarte a casa cuando te sintieras
mejor.

— ¿Entonces por qué no me despertaste? —preguntó Jakob.

— Porque no pensé que estuvieses preparado todavía.

— ¿Y ahora?

Zac sonrió. —Estas preparado.


Capítulo siete

—Vamos, cariño, me muero de hambre,— llamó Jakob desde su


posición en el sofá.

Zac se precipitó a la sala con un montón de toallas dobladas en


sus manos.— Espera. Sólo necesito guardar esto.

Cuando Zac volvió a la sala, Jakob estiró la mano y tiró de Zac


hacía su regazo.— ¿Te importa que nos sentemos con los chicos esta
noche?

— ¿Por qué me importaría? Creo que a veces olvidas que


primero fueron amigos míos.

No era que Jakob lo hubiera olvidado, pero últimamente Zac


había actuado incómodo visitando la estación. Jakob creyó que era
difícil para Zac estar cerca del trabajo que hizo tanto tiempo,
sabiendo que no lo haría más.

— Sólo me aseguraba,— dijo Jakob apretándole las nalgas.


Había pasado una semana desde su forzado viaje a la sala de
emergencias, y Jakob todavía no podría estar más orgulloso de Zac
por insistir en que fuese tratado.

Zac se derritió contra su pecho.— ¿Le has pedido a Leo tiempo


libre para la terapia conjunta de mañana?

— Sí. Te dije que Leo no tendría problemas con ello.— Sólo


sería su segunda sesión compartida con el Dr. Pritchard aunque Zac
había estado yendo tres veces por semana. Jakob no había sentido la
necesidad de hablar con el Dr. Pritchard más que una vez desde que
Zac fue dado de alta en el hospital.

Las cosas habían ido bien entre ellos. Jakob no estaba


exactamente seguro de porque necesitaba tiempo libre del trabajo,
pero si era importante para Zac, era importante para él. Poco a poco
Zac estaba saliendo de su caparazón. Jakob todavía se preocupaba,
por supuesto, pero se imaginó que lo haría hasta el día que muriera.
Zac era demasiado jodidamente importante para él como para no
preocuparse.

— ¿Estamos listos?— preguntó Jakob.

— Sí, en un segundo. Sólo déjame sentarme aquí unos pocos


minutos más.

Jakob descansó su mandíbula sobre la cabeza de Zac y continuó


sosteniéndolo. No necesitaban estar en el parque a una hora
determinada. La recogida de fondos para la escuela probablemente
iría bien por la noche. Sólo odiaba que Zac tuviera que ir tan pronto
de modo que Sam, Isaac y Matt pudieran celebrar el cumpleaños de
matt.

Eso le recordó.— Debería ir a O'Brien's después del juego para


unas cervezas con los chicos.

— Vale. Sólo no conduzcas si has bebido demasiado.

Jakob resopló.— ¿Me veo estúpido?

Zac se irguió y miró a Jakob a los ojos.— No, te ves caliente.

Jakob golpeó a Zac en el culo.— Continua hablando así y esos


niños tendrán que tomar clases en el gimnasio otro año.

Con un gemido, Zac salió del regazo de Jakob. —Tienes razón.


Mejor salimos si queremos ir.

La mirada de Jakob se centro en el culo de Zac cuando se


dirigía a la puerta. No pudo resistir el estirarse para apretar los bollos
de Zac una vez más.— De hecho , nunca me han gustado los niños.

Zac empezó a reír y se apartó del toque de Jakob.— Eres


terrible.
— Y estoy caliente,— añadió Jakob.

****

Zac se sentó bajo la sombra de un árbol, con un Eli todavía en


recuperación, observando a los Macho Men de la ciudad jugando un
partido de fútbol.— Nunca entenderé este juego.

La risa de Eli acabó en un arranque de tos. Zac se inclinó y le


pasó al hombre mayor una botella de agua.— ¿Estás bien?

Eli asintió y sacó un inhalador de su bolsillo. Dos soplos


después, el color empezó a volver a su piel bronceada.— Maldición,
me siento viejo.

Zac extendió la mano y le apretó el antebrazo.— Gracias a Dios


mejorará con el tiempo.

— De tus labios a los oídos de Dios.

Zac volvió su atención al partido justo a tiempo de ver a Luke


saltar sobre la espalda de Jakob en un intendo de placarlo. Jakob le
cargó fácilmente en la espalda a través de la línea de meta. Zac
gruñó entre dientes cuando los dos cayeron al suelo riendo.

— Te he escuchado,— dijo Eli .— Ese Luke Hatcher siempre me


saca de quicio.

Era la primera vez que Zac había escuchado a alguien hablar


mal de Luke.— ¿Estabas enseñando aquí cuando Luke todavía estaba
en la escuela?.

— Si. Él y Kenny iban juntos por la ciudad como dos guisantes


en la misma vaina. Supongo que las cosas no han cambiado mucho,
— dijo Eli mientras Zac veía a Kenny ayudar a levantarse a Luke.

— ¿Crees que va tras Kenny?

— ¿Tras él? No. ¿Lo tiene? Sí.


Había algo en el modo que Eli lo dijo que sacó la atención de
Zac de los hombres en el campo.— Te gusta.

— ¿Luke? Demonios no.

— Quiero decir Kenny. Te gusta, ¿no?

Eli se retorció en su silla.— Sólo te diré que Kenny y Luke


fueron mis estudiantes.

— ¿Y? Seguro como el infierno que no se ven más como


estudiantes.¿De modo que cuál es el problema?

— Soy demasiado viejo, además sería pavoroso.

Una cosa que Zac aprendió en terapia era ser siempre


completamente honesto contigo mismo. Parecía que Eli podría usar el
mismo consejo, pero no quería ofender al hombre.— ¿Puedo hablar
libremente?

— Seguro,—dijo Eli aunque repentinamente pareció inseguro.

— ¿Cuando piensas en Kenny lo haces paternalmente o deseas


poder correr ahí, agarrarlo y follarlo?

Eli se tambaleó hacía adelante y empezó a toser otra vez.

«Mierda. ¿He ido demasiado lejos?» Golpeó la espalda de Eli


varias veces, alcanzando finalmente el agua.

— ¿Qué ha pasado?— preguntó Kenny, corriendo hacia ellos.

— ¡Ei! ¿Qué hay sobre el juego?— gritó Luke .

Kenny ni siquiera se giró, sólo levantó la mano.— Continuad sin


mi.

— Estará bien,— dijo Zac, sosteniendo la botella de agua para


Eli.—Sólo le tomará tiempo a sus pulmones el recuperarse.
Kenny se arrodilló frente a Eli e inclinó su cabeza para mirar al
hombre a los ojos.— ¿Dónde está tu cosita para respirar?

Eli negó con la cabeza.

— Acaba de hacerlo hace unos minutos,— Zac contestó por Eli.


Joder. Se sentía horrible por torturar al pobre hombre.

Eli lentamente controló la tos y tomó un sorbo de agua.—Estoy


bien. Vuelve con tus amigos,— gruño Eli .

La cabeza de Kenny retrocedió.— Divertido, pensé que eras mi


amigo.— Se levantó y miró a Eli una vez más antes de correr para
continuar con el partido.

« Bien, eso contesta la pregunta.» Zac decidió cerrar la boca y


ver el resto del partido. Una cosa era meter la pata con Jakob, pero
era obvio que la salud de Eli no estaba lista para ello.

Zac miró su reloj y gruñó.— Tengo que ir al trabajo. ¿Seguro


que estás bien?

Eli asintió.

Zac estaba doblando su silla cuando Eli se aclaró la garganta.—


Soy más de abajo que de arriba,—masculló Eli.

Los ojos de Zac se ensancharon. La sonrisita tonta en la cara de


Eli no tenía precio. Zac rió, dejando caer su silla. Se hundió en la
hierba y sacudió la cabeza, repentinamente serio. Puso su mano en la
rodilla de Eli.— La vida es demasiado corta para mantener ocultos los
sentimientos. Tú, de toda la gente, deberías saberlo.

****

Zac saltó cuando el teléfono a su lado sonó.— Clínica Cattle


Valley.

—Ei, soy yo,— dijo Isaac.— ¿Cómo van las cosas esta noche?.
— Ummm, bueno, he afilado cada lápiz en la clínica y he sacado
la goma en la alfombra de la sala de espera.

Isaac rió.— En ese caso, ¿por qué no vas a casa? Sólo redirige
las llamadas de última hora a tu móvil.

Zac suspiró.— Gracias. Estaba empezando a volverme loco.

Se hizo silencio en el teléfono a ambos lados. Finalmente Zac


supo que tenía que decir algo.— Lo siento, chiste malo.

— Te veo mañana— dijo Isaac.

— No. Mañana es mi día libre. Pero prometo estar el lunes.

— Oh, esta bien. De acuerdo, te veo entonces.

Zac colgó a Isaac antes de marcar los números necesarios en el


teléfono para transferir las llamadas a su móvil. Rápidamente empezó
a cerrar los gabinetes y apagar las luces. Si tenía suerte, podría ir a
O'Brien's a tiempo para una cerveza con Jakob, Sammy y Leo.

Salió por la puerta en diez minutos y corrió hacia la taberna. No


había tomado una cerveza desde que empezó su medicación, pero
pensó que seguramente una no haría daño, sobretodo si estaba con
Jakob.

Abrió la puerta y buscó por el bar. Notó inmediatamente la


mesa de los alborotados atletas y se dirigió hacia allí.

— ¡Zac!— gritó Sammy prácticamente levantó a Zac del suelo


en un abrazo de oso.

Zac se apoyó y sonrió a su mejor amigo.— ¿Habéis bebido


demasiado?

— Sólo un poco,— farfulló Sammy.— Ven y siéntate.

Zac miró la mesa.— ¿Jakob se ha ido a casa?


— Nah,— dijo Sammy, palmeando la mejilla de Zac.—
Probablemente esté jugando al billar.

Miró en dirección a las mesas de billar, pero estaban en la ala


nueva y no se veían desde donde estaba.— Pídeme una cerveza.
Ahora vuelvo,— le dijo a Sammy.

— Claro.

Zac se abrió paso entre la ruidosa multitud al otro lado del bar.
Se detuvo en su camino cuando localizó a Jakob. No sólo le vio a él,
sino a un obviamente borracho Luke prácticamente colgado de él.

Los dos hombres estaban de pie cara a cara, riendo. Estaba a


punto de separarlos cuando Luke se puso de puntillas y susurró algo
en la oreja de Jakob. Jakob rió otra vez y desordenó con los dedos el
cabello de Luke que le llegaba a los hombros.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que vio a Jakob exhibir


tanta felicidad? Zac dio un paso atrás antes de girarse y empujar a la
multitud en su camino a la puerta.

****

Jakob sacudió la cabeza, todavía riendo.— ¡Todavía no puedo


creer que durmieras con Stretch McGee10! Ese tío es el mejor de la
NBA.

— Hice más que dormir con él. Es una salvaje jodida en la


cama, tío.— le dijo Luke en la oreja.

Jakob todavía no se lo creía. Stretch McGee era el epítome de


un hombre. Se preguntó si Stretch era gay por completo o si sólo
estaba probando. Lo último que escuchó es que Stretch buscaba
tratamiento privado por el abuso del alcohol. — Entonces, ¿cuánto
tiempo estuvisteis juntos?

10
. Stretch McGee: Quarterback de los cowboys de Dallas, y tienes un cuerpo de infarto.
Luke tomó otro trago de su cerveza y sacudió la cabeza. —
Cinco meses. Suficiente tiempo para que su mujer se enterara. ¿Por
qué crees que se internó en un psiquiátrico?— La mano de Luke
cubrió su boca.— Oh, tío, lo siento, no quería decir eso.

Jakob se ofendió más por la disculpa de Luke que por la


declaración original. Zac sólo pasó seis días en el hospital. Abrió la
boca para decir algo a su compañero borracho cuando Sammy vino a
su lado.

— ¿Dónde esta Zac? Su cerveza se calienta.

— ¿Zac? Imagino que todavía está trabajando,— contestó


Jakob.

Sammy negó.— No, estaba aquí hace unos minutos. Le dije que
estabas aquí jugando al billar.— Los ojos de Sammy se estrecharon.
— ¿Os habéis peleado?

— No. Demonios, ni siquiera sabía que estaba aquí.

Sammy se encogió de hombros.— Bien, si lo ves, dile que me


estoy bebiendo su cerveza. Tendrá que conseguirse otra para él.

Jakob estudió el área, buscando la cara familiar que siempre le


hacía sonreír.— Disculpa,— le dijo a Luke.

Miró en los lavabos y el resto del pub, pero Zac no estaba.


Saliendo, sacó su móvil y llamó al de Zac.

— ¿Qué?— dijo Zac con brusquedad cuando contestó el


teléfono.

— Ei, cariño. ¿Dónde estás?

— Pensando. Sólo vuelve con tu pequeña sombra y ten una


buena noche.— Zac colgó.
Jakob miró fijamente su móvil unos momentos antes de volver
a llamar. Cuando la llamada fue directamente al buzón de voz, Jakob
empezó a preocuparse.— ¡Maldición!.

Sabía que Zac parecía tener problemas con Luke, pero ellos dos
eran amigos. Luke siempre estaba allí para aligerar el humor cuando
Jakob empezaba a preocuparse sobre las cosas en casa.

Jakob empezó por la clínica. No estaba borracho, no mucho.


Una vez que Zac fue aconsejado de no beber alcohol, Jakob
naturalmente había seguido el ejemplo. Aunque no había estado
antes con Zac físicamente en la noche, siempre se sentía conectado
a él.

Después de determinar que la clínica estaba cerrada por la


noche, corrió a su camioneta. El pánico empezó a llenarlo cuando
entró en el camino de entrada de la casa a oscuras.— No. No. No,—
dijo cuando abrió la puerta principal.

— ¡Zac!— gritó.— ¿Cariño?.

Jakob buscó en la casa, lo cual no le tomó mucho, antes de


correr a su camioneta. Intentó llamar a Zac de nuevo, gruñendo
cuando fue dirigido al buzón de voz.

— ¿Cariñó? Dime donde estás. Por favor, Zac. Estás empezando


a preocuparme.

Colgó y arrojó el móvil al asiento junto a él. Descansó la cabeza


en el volante.— ¡Piensa, maldición!.

Una noche, de lo que parecía una vida anterior, vino a su


mente. Jakob salió a la carretera y condujo hacia el parque. Parando
en el aparcamiento, cerró estrepitosamente. Saltó de la camioneta y
corrió hacía el lago, el lugar especial de Zac. No podía creer que casi
lo hubiese olvidado.

Cuando se acercó, empezó a caminar más despacio. Aunque no


había un fuego que iluminara el área, la luna llena iluminaba a Zac
como una farola, dirigiendo a Jakob hacia él.— ¿Zac?
Zac se puso rígido.— Te dije que estaba pensando.

Jakob se detuvo del hombre que amaba.— Lo sé, pero estaba


preocupado.

— ¿Preocupado— Zac miró sobre su hombro.— ¿Por qué? Soy


un hombre adulto.— Las cejas de Zac se juntaron antes de estallar
alzándose del banco.— Pensaste que iba a herirme a mi mismo, ¿no?

Jakob dio un paso atrás y levantó las manos.— No he dicho eso.

— No tenías que hacerlo. Veo la verdad en tus ojos.

Jakob contuvo la respiración. ¿Qué podría decir? Se había


preocupado cuando no pudo encontrar a Zac.— ¿Por qué saliste
corriendo del bar?

Zac sacudió la cabeza.— Porque no podía quedarme allí y verte


a ti y a Luke uno encima del otro. ¿Vale? De modo que salí antes de
decir algo de lo que me arrepentiría. Me sacó de quicio. Siempre me
estas diciendo que piense antes de hablar, de modo que eso es lo que
hice. Ahora dime, ¿por qué pensaste que correría y haría algo
estúpido?

— ¡Espera! ¿Qué? ¿De que hablas? Luke y yo no estábamos el


uno sobre el otro. ¡Estábamos hablando! Es lo que los amigos hacen.

Zac se cruzó de brazos.— Sí, y los amigos suelen susurrarse en


el oído?

Jakob no podía creer lo que estaba escuchando.— Has perdido


la jodida...— Se mordió la lengua y cerró los ojos. ¡Mierda!

— ¿La he perdido? ¿Es así como te defiendes, acusándome de


perder la cabeza? Agradable.

— Mira. Luke me estaba hablando sobre una aventura que tuvo


con Stretch McGee. Supongo que no quería que nadie más lo
escuchara. Maldición, Zac. No estoy interesado en Luke. ¿Cuántas
veces tengo que decírtelo?
Zac agitó las manos delante de él.— Saquemos un alegato cada
vez. Me haces dar vueltas a la cabeza.

— Bien. Escoge un tema,— dijo Jakob, exasperado.

— No puedes usar la carta de la locura cada vez que


discutimos.

— No lo hago.

Zac se cruzó de brazos.— Acabas de hacerlo.

— Lo siento. Dios, cariño, yo... sencillamente en ocasiones


estoy tan asustado.— Se restregó la nariz cuando empezó a arderle.
— Lo estoy intentando. De verdad. Pienso en ello. Cosas que todo el
mundo dice normalmente pueden parecer diferentes ahora.

— ¿Cómo?

— Ya sabes, dichos y esas cosas. ¿Cuántas veces fastidiaste a


alguien diciéndole que estaban locos, o que estaban actuando como
locos? Sólo son palabras, no significan nada.

— Bien, significan algo para mi,— murmuró Zac.

Jakob no podía soportar la expresión descorazonada en la cara


de Zac. Se acercó lentamente, dándole a Zac la oportunidad de
apartarse si lo necesitaba. Le tendió sus brazos y esperó. Le tomó
algún rato, pero Zac finalmente caminó hacia su abrazo.

— Te amo, — dijo Zac.— Tienes que tener fe en mi.

Jakob le dio a Zac un profundo beso, asegurándose de


transmitir cada gramo del amor que sentía. Cuando se echó atrás,
miró a Zac a los ojos.— Podría decir lo mismo de ti. Nunca te
engañaré. Jamás.

— Pero nos conocimos en el trabajo.— Zac enterró el rostro en


el cuello de Jakob.— Creo que me enamoré de ti antes incluso de que
vinieras a mi casa esa noche. Supongo que estaba asustado de que la
historia se repitiera.

— No lo hará. Resulta que creo que había una razón para que
decidiera mudarme a Cattle Valley. ¿Sabes cuál es?

— ¿Cuál?— Zac preguntó con una sonrisa en su voz.

— Para hacerte perder el control y demostrarte que el amor


puede con todo.— Jakob se encogió de hombros.— Llámame
engreído, pero resulta que creo que he triunfado en ambas cosas.

— Lo has hecho. Pero tienes que entender que estoy intentando


con todas mis fuerzas pasar por esto, por nosotros. Quiero patear en
el culo a la depresión, pero no puede funcionar si siempre estas
esperando que ocurra lo peor. Sólo vive en el ahora, y si algo ocurre
en el camino, lidiaremos con ello. ¿Vale?

Jakob asintió. Sería duro, pero Zac tenía razón. Se había


pasado cada día esperando que algo malo sucediera. No importaba
cuanta fe tuviese en Zac, el miedo de que su compañero pudiera
deslizarse de nuevo en el oscuro agujero era una preocupación
constante.

La presión estaba empezando a hacerle sentir como un viejo.


Quizás era una de las razones por las que disfrutaba tanto la
compañía de Luke. El hombre no parecía tener preocupaciones en el
mundo. Vivía día a día y cogía tanto placer y disfrute como podía a lo
largo del camino. Quizás había una lección allí.

Zac se movió contra él, rozando la parte delantera de los


pantalones cortos de Jakob. Como siempre, el cuerpo de Jakob
respondió inmediatamente. Apoyó su polla contra la parte baja del
torso de Zac. La reacción que recibió fue como poner una cerilla en
una mecha seca.

— Fóllame,— susurró Zac, sentándose a horcajadas en el muslo


de Jakob.
Jakob miró alrededor. Aunque el parque estaba vacío, no pensó
que sería bueno para ninguno de los dos ser pillados en un lugar tan
público. Se inclinó y ahuecó la erección de Zac a través de sus
khaqui11.

— Este no es lugar para follar, pero puedo ocuparme de ti.—


Desabrochó los pantalones de Zac y bajó la cremallera. Por debajo de
la cinturilla de la ropa interior, Jakob pescó la dura polla de su
amante.

— Mmmm,— gimió.— Te sientes bien.

Aunque Jakob tenía la polla de Zac en la mano, Zac continuó


cabalgando el muslo de Jakob, presionando sus bolas contra los
estirados músculos de la pierna de Jakob.

— Quiero sentir,— dijo Zac, liberando la polla de Jakob.

La mano de Zac envolviendo su longitud era el paraiso, siempre


lo había sido. Desde su primera noche juntos, Jakob había sido adicto
al toque de Zac. No era momento de ir lento y suave. Jakob aplicó
presión a la polla en su mano y trabajó en ella, moviendo los dedos
sobre la cabeza para recoger el liquido preseminal necesario para
suavizar el camino.

Las caderas de Zac hacían un ruido húmedo con cada estirón de


la mano de Jakob.— Sí— gruñó Zac.

Jakob rodeó con un brazo su cintura y lo apoyó sobre el banco.


Puso su pie encima del asiento, permitiendo a Zac montar su muslo
como a un caballo.— Eso es, cariño, enséñamelo.

Los ojos de Zac giraron cuando su cuerpo se sacudió con la


fuerza del clímax.

— Dios, eres asombroso,— susurró Jakob. Nunca se cansaría de


ver esa eufórica expresión en su rostro. Zac se empujó dos veces
más en la mano de Jakob, dándole cada gota de su semilla.

11
Khaki: En realidad es el nombre que se le dan a unos pantalones. Palabra original de la autora.
Zac empezó a deslizarse fuera de la pierna de Jakob.— Whoa,
cariño,— Jakob rodeó con su brazo con más fuerza para mantener a
Zac en el sitio.

Zac sacudió la cabeza.— Quiero saborearte.

Complacido con la oferta, Jakob lo bajó hasta sus pies. Zac miró
hacia arriba , haciendo contacto visual con Jakob cuando lamió la
longitud de la polla de Jakob hacia arriba.

Jakob gruñó. La rosada lengua golpeó su longitud varias veces


antes de que toda la cima entrase de pronto dentro de la boca de su
amante.— Joder.— Lamió el semen de Zac de su mano y mantuvo su
mirada en el hombre que lo complacía.

El calor de la boca de Zac mientras ésta continuaba


deslizándose por su polla tenía a Jakob listo para aullar a la luna
llena. Colocó la mano ligeramente contra la mejilla marcada con
cicatrices de Zac y frotó la tierna piel con el pulgar.

Los ojos de Zac se giraron con el toque. No era usual que Jakob
atrajera la atención de Zac hacia sus cicatrices, pero Jakob sentía que
era importante. Quería que Zac supiera que las notaba y lo deseaba
de todos modos.

La mano libre de Zac se abrió paso más allá en la ropa interior


de Jakob para ahuecar y apretar sus bolas. Jakob empujó más abajo
de la garganta de Zac, incapaz de detenerse.— Cerca,— advirtió.

Asintiendo, Zac se echó para atrás hasta que la cabeza de la


polla asomaba justo sobre su boca.— Aliméntame.— Continuó usando
su mano sacudiendo a Jakob mientras esperaba, su lengua preparada
para su semilla.

Las caderas de Jakob se alzaron del banco cuando la primera


carga de semen se disparó de su polla, pintando una linea espesa y
blanca en el rostro de Zac. Joder eso era caliente.

Gimiendo, los labios de Zac se cerraron sobre la cabeza ,


tragando los subsecuentes hilos que se lanzaban de la polla de Jakob.
Jakob recorrió con sus dedos ligeramente la nuez de Adan de Zac que
subía y bajaba con cada trago.

Agotado, la longitud de Jakob empezó a suavizarse todavía en


la mano y boca de Zac.— Ven aquí y bésame.

Zac liberó su polla, dándole un último beso en la cabeza antes


de subir en el extendido regazo de Jakob.— No peleemos más.

Jakob tiró de él para besarlo, saboreando su propia semilla


todavía en su lengua. No quería discutir con Zac, pero era suficiente
honesto para saber que habría más. Jakob sonrió. Era confortable
saber que no eran diferentes a otras parejas.
Epílogo

Zac se sentía estupendamente. Apartando las arrugas de su


espalda, apartó los cobertores. Tenía mucho que hacer antes de su
primera barbacoa. Alcanzó el teléfono para llamar a Jakob.

— Hola, cariño, — contestó Jakob, descolgando al primer tono.

— Ei. —Zac no podía aguantar un momento más. — Anoche


salve la vida de alguien.

— ¿Qué? No tuvimos ninguna llamada.

— Lo sé. El Sr. Fisk vino tambaleándose a la clínica sobre las


dos de la mañana. Dijo que había estado vomitando durante un par
de horas, su pecho estaba apretado y le costaba respirar.

— Ataque al corazón, — conjeturó Jakob.

— Si. Pero antes de que pudiera llamar a Isaac o Sam, tuvo un


paro cardíaco.

— Maldición. Tuvo suerte de llegar a tiempo.

No ocurría a menudo que Zac se sintiese orgulloso, pero ésta


era definitivamente algo grande para él. — Simplemente me puse en
modo profesional, ¡y lo hice! Si no hubiera estado allí él no lo hubiera
conseguido.

— Eso es fantástico. Ahora quizás me creerás cuando te digo


que creo que la clínica es un buen sitio para ti. Sé que hechas de
menos trabajar en la estación, pero realmente puedes marcar la
diferencia en la clínica. Estoy seguro de que el Sr. Fisk esta de
acuerdo con eso.

La alabanza de Jakob le hizo sentirse caliente y sonrosado.—


Gracias. Una vez tuve la situación bajo control, llamé a Isaac. Vino
corriendo, evaluó al Sr. Fisk y dijo que había hecho todo
perfectamente. Incluso fue tan lejos como para decir que ni él podría
haberlo hecho mejor.

— Estoy orgulloso de ti. Espera, cariño.

Zac escuchó a alguien hablando de fondo. Reconoció la voz


pero ya no le molestaba.

— Luke dice que te diga que siente no poder hacerlo esta


noche. Cambió el turno con Aaron para tener libre la última noche, —
dijo Jakob.

— Dile que no hay problema. Como Aaron estará libre,


deberías invitarlo.

Jakob vaciló unos segundos. — Le preguntaré, pero no estoy


seguro de si vendrá. No socializa mucho.

— Olvídalo. Lo llamaré yo.— Zac estaba preocupado por Aaron


desde su primer encuentro en la estación. Sabía por experiencia que
sentarse en casa solo sólo empeoraba las cosas.

— Vale.

— Entonces, cuánta gente, ¿lo sabes?— preguntó Zac.


Todavía necesitaba correr a la tienda por algunos elementos de
último minuto,de modo que traer algo de más no era problema.

— La lista parece crecer a cada momento que me giro. Creo


que sobre veintitrés personas. ¿Estas seguro de que podrás
manejarlos a todos?

Un par de meses atrás, Zac hubiese dicho que de ningún modo,


pero las cosas habían mejorado progresivamente. Él y Jakob ni
siquiera habían discutido desde la noche del parque hacía casi dos
meses atrás.

— Puedo manejarlo, pero creo que necesitaré tu ayuda cuando


llegues a casa.
— Por supuesto. Debería estar allí en un par de horas. Creo
que George me dejará salir un poco antes.

— ¿Traerá el helado casero como prometió?— Otro principio


de Zac, pero no sentía que se pudiese hacer una barbacoa oficial sin
helado casero.

— Si. Ya está listo en mi camioneta.

— Vale.— Zac empezó a comprobar su lista encima de la


mesita de noche.— Maldición. Tengo mucho que hacer y no mucho
tiempo. Mejor meto mi vago culo en la ducha.

— Desearía poder estar allí contigo, — dijo Jakob con un


gruñido en la voz.

— Pensaré en ti mientras limpio mis partes privadas. ¿Eso


ayuda?

Jakob gimió.— Difícilmente.

Zac rió. — Mejor me muevo. Te veo cuando llegues a casa.

— Te amo, cariño.

— Te amo. — Zac colgó y se dirigió al baño. Tenía el


presentimiento de que iba a ser una noche fantástica.

****

Por el rabillo del ojo, Jakob observó a Zac moviéndose por el


patio trasero, asegurándose de que sus invitados tuvieran bebidas
frescas. Su primer instinto fue preocuparse de que Zac estaba
exagerando, pero rápidamente sacó el pensamiento de su mente.

— Bonita fiesta, ─dijo Abe, el compañero de Collin,


acercándose a la plancha.
Jakob miró al patio trasero lleno de amigos. — Sí, lo es. Estoy
contento de que tanta gente viniera. Creo que Zac realmente lo
necesitaba.

Como Zac, Abe también sabía que era vivir con cicatrices
faciales. Aunque las de Abe habían sido causadas por un accidente, el
hombre las había escondido hasta que Collin apareció en su vida.

— Es bueno verte bajar de tu montaña, — dijo Jakob


honestamente.

Abe se encogió. — Collin lentamente me arrastró de vuelta a la


tierra de los vivos. — Encontró la mirada de Jakob directamente.—
Zac tiene suerte de haber encontrado a alguien como tú. Sé que no
puedo imaginar donde estaría sino tuviese a Collin.

— Todavía serías ese oso gruñón que rápidamente aprendí a


amar, — dijo Collin, acercándose para envolver a Abe en su brazo.

Los dos hombres compartieron un rápido beso antes de que


Collin le pasara a Abe una botella de agua. — ¿Zac ha convencido a
Aaron de venir?

Jakob asintió y señaló a la esquina de atrás del patio.— Está


por allí. He visto a Zac intentando que se uniera a los demás un par
de veces, pero Aaron todavía se siente solo.

— Oh, eso no funcionará del todo,— dijo Collin.—


Perdónanos.— Tiró de Abe de la mano hacia Aaron.

Jakob esperaba que tuvieran más suerte que Zac. Aunque era
un paso en la dirección correcta que Aaron estuviese de acuerdo en
venir, Jakob quería ver a su nuevo amigo abrirse más a la gente de la
ciudad.

Un calor se presionó contra su espalda cuando los brazos de


Zac envolvieron su cintura. — Ei, cariño. ¿Pasando un buen rato?

— Sí. Me estoy divirtiendo. ¿ Y tú?


— Estoy bien. Lo haría mejor si la gente parara de agitar sus
mandíbulas y comieran un par de esas hamburguesas que se están
enfriando. Esas otras están listas para sacarlas.

Zac se movió al lado de Jakob y tiró de sua cabeza de para un


beso. — Las sacaré de aquí antes de empezar con el helado.

— Dile al grupo de Nate que son los últimos. Rio ya ha cogido


tres.

Zac rió y le dio otro beso rápido. — Lo haré.

Tan pronto como Zac se fue el sonido de su voz llenó el patio


trasero.— Las hamburguesas se están enfriando. No, tú no, Rio,
tienes que esperar a que todos tengan una primero.

El patio entero se empezó a reír del gruñido de Rio. Jakob sabía


que el gran hombre era tan gentil como cuando vino, pero también
sabía que Rio tenía una imagen que proteger.

Los amigos lentamente se levantaron de las sillas del césped y


fueron al porche donde Zac puso algunos platos. Jakob no tenía ni
idea de que su compañero supiera cocinar esa variedad de comida.
En la estación, normalmente hacían lo mismo semana tras semana.
Hacía a Jakob preguntarse que otros talentos tenía Zac que todavía
no había compartido.

Todavía le preocupaba que Zac dejara su trabajo por el de la


clínica, pero por el sonido de la voz de Zac antes, debería demostrar
que era lo mejor que Zac podría haber hecho.

El ruido de la máquina eléctrica de hacer helados llenó el aire


cuando Jakob escuchó a Zac reírse. Miró por encima de su hombro
para verlo agacharse cerca de la máquina cuando intentaba conseguir
el balance ideal de hielo y sal empujando por los lados. Nate estaba
de pie sobre él, sin duda indicando el mejor modo de hacerlo. Jakob
no sabía que estaban diciéndose él uno al otro pero no le importaba.

Sintió que su nariz empezaba a picar, signo seguro de que sus


emociones empezaban a asomarse, pero no le preocupó. Era la cosa
más cercana a la alegría que Jakob había visto nunca en Zac y eso
merecía algunas lágrimas. Los duros baches en la carretera que había
golpeado a lo largo del camino, y que estaba seguro que todavía
golpeaban, no importaban cuando tenía la oportunidad de apreciar
algo tan increíblemente hermoso como la risa de Zac.

****

Después de que el último invitado se fuese, Zac encontró a


Jakob mirando las estrellas en su silla lounge12 favorita. — Ei, — dijo
uniéndose a su amante.

Jakob separó las piernas e hizo sitio a Zac para que se estirara
entre ellas.— Has hecho un buen trabajo, cariño. Fue una fiesta
fantástica.

— Sí, lo fue.— Zac descansó el lado de su cara contra el pecho


de Jakob. Había cosas que quería compartir con su amante, pero
odiaba atraer la mala suerte sobre ellos. Aún así, Jakob había estado
con él en los malos momentos. Sencillamente era justo que le
permitiera entrar en el corazón de Zac en los buenos momentos
también.

Se deslizó lo suficiente para alcanzar los labios de Jakob.— Te


amo.

Jakob se abrió para la lengua de Zac mientras los dos


disfrutaban de un profundo beso. Jakob levantó a Zac y cerró las
piernas, depositando a Zac en su regazo.— Yo también te amo.

Zac miró a los ojos a su todo.— Estoy feliz. Quizás por primera
vez en mi vida puedo decirlo sin reservas. Estoy verdaderamente y
completamente feliz. Finalmente lo conseguí.

— ¿Qué conseguiste, cariño? — preguntó Jakob, recorriendo


con su mano la columna de Zac.

12
Lounge: sillones o sofás donde el asiento es lo suficientemente largo como para estirar las piernas.
— Porqué es importante abrirse paso entre todo el dolor para
encontrarlo. Ahora que sé como se siente, siempre lucharé por
conservarlo.

La más dulce sonrisa que había visto irrumpió en el rosotr de


Jakob.— Nunca te pediré más que eso. Y pelearé a tu lado.

— Sé que lo harás.— Zac se inclinó para otro beso. Sus vidas


quizás no siempre serían fáciles de navegar, pero ya habían
aguantado suficientes tormentas para acostumbrarse al balanceo del
barco. Zac no tenía duda de que los dos podrían conquistar lo que sea
que apareciera en su camino.
Sobre la autora:

Lectora ávida durante años, un día Carol Lynne decidió escribir su


propia marca de romance erótico. Carol hace malabares entre ser una
madre a tiempo completo y una escritora a tiempo completo. En
estos días, puedes encontrarla normalmente o limpiando la gelatina
de la alfombra o ubicada en su silla favorita escribiendo escenas de
amor llenas de vapor.

Email: carol@carol_lynne.net
Traducción:

Pervy & Carolina

Corrección:

Lou & May

Supervisión de corrección, formato y portada:

GothicSegu

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