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Psicología de la vejez: Actividad número 2

Alumna: Aguilar Zapata Delfina


Comisión: A

1- Las tareas que propone Erikson son las siguientes:


En la adolescencia se plantea la IDENTIDAD o la defunción de un proyecto de vida. La
persona define metas en el terreno ideológico, racional y vocacional laboral. En la adultez
temprana o juventud, la tarea es la INTIMIDAD, arriesgar esos proyectos individuales para
elaborar proyectos conjuntos con personas significativas para nosotros. En la mediana
edad, la tarea es la GENERATIVIDAD, el compromiso con el cuidado y guía de las
siguientes generaciones. Por último, en la vejez, la tarea es la INTEGRIDAD, hacer balance
de los éxitos y fracasos vitales y a partir de ellos sentir que la vida ha tenido sentido.

2-
a) La mediana edad se entendió como un período de “normalidad” o de estabilidad
donde se sitúa entre las ganancias y el progreso de la adolescencia y la juventud y
las pérdidas que se avecinan relacionadas con la vejez. Se entiende como la
culminación del desarrollo humano desde un punto de vista psicológico, donde la
persona llega a la madurez. Esto no oculta la riqueza y complejidad que supone ser
un adulto, las exigencias y oportunidades de crecimiento que supone la implicación
en diversos roles que se desempeñan simultáneamente (padre, madre, trabajador,
etc.) y en los que se espera que la persona sepa actuar con responsabilidad. Es una
etapa donde la persona puede seguir aprendiendo, acumulando competencias y
creciendo, pero también puede ser un momento de la vida estresante.
b) Se ha relacionado a la mediana edad a una profunda reevaluación de la identidad
personal. Así, algunas personas, cuando llegan a la mitad de la vida, vuelven a
examinar proyectos y metas establecidos en momentos anteriores y se preguntan
hasta qué punto han cumplido y en qué medida siguen teniendo sentido. Este
proceso de evaluación implica la decisión de cambiar la trayectoria evolutiva y la
necesidad de buscar nuevas metas, ya sea en el terreno relacional y familiar o en el
laboral. Este proceso de reevaluación identitaria ha recibido el nombre de crisis de
mediana edad y se asocia con un cambio en la percepción del tiempo ya que en esta
etapa dejamos de pensar en la vida como “ tiempo vivido desde el nacimiento” para
pensar en “tiempo que me queda por vivir”. Este tiempo ya no se percibe como algo
infinito y la persona puede tener la sensación de que es su última oportunidad para
realizar cambios importantes y conseguir sus sueños.

3-
a) La integridad es un tema típico en la vejez. Implica embarcarse en un proceso de
reflexión vital que da como resultado sentir que ha merecido la pena vivir y estar
satisfecho de la vida tal y como se la ha llevado, sintiéndose orgulloso por lo
conseguido y aceptando los errores. Una resolución negativa de la crisis propia de
esta etapa sería un arrepentimiento y remordimientos en relación con las decisiones
tomadas en el pasado. En ese caso la persona se sentirá desilusionada. La
reflexión, el pensar en uno mismo, es la clave para lograr la integridad. Esta reflexión
implica ser capaz de elaborar una historia vital coherente y con valor. También hay
otros ámbitos con los puede relacionarse el logro de la integridad como, por ejemplo,
la sabiduría. La sabiduría representa un nivel superior de conocimiento, juicio y
consejo que se aplica a cuestiones importantes y difíciles relacionadas con la vida y
su significado y que tiene en cuenta los propios límites e incertezas en los que se
mueve todo conocimiento. Para lograr la sabiduría lo importante son las experiencias
vitales que se han tenido y las lecciones que se han sacado de ellas.
b) Las tareas generativas, asociadas a la mediana edad, son cada vez más relevantes
en la vejez. Algunos ejemplos de intereses generativos en las personas mayores es
su implicación en actividades como el asociacionismo, la participación política y el
voluntariado. Este tipo de actividades implican un intercambio altamente favorable
tanto para la sociedad como para los mayores, en tanto se asocia al envejecimiento
satisfactorio, el crecimiento personal, la salud y el bienestar. En el ámbito familiar, se
expresa en actividades como la relación con los nietos o el cuidado de personas
dependientes, favoreciendo el sostenimiento de las familias. Es importante a la hora
de contemplar a la vejez desde una perspectiva de las tareas, tener en cuenta dos
elementos. En primer lugar, la generatividad e integridad son tareas en cierta medida
complementarias. La primera aprovecha fuerzas y motivaciones que se dirigen hacia
la mejora de otros, para luego obtener el crecimiento personal a partir de esa
contribución social. En cambio, la segunda, el foco pasa a ser uno mismo y las
propias necesidades, aunque también existen beneficios para los demás. En
segundo lugar, la generatividad es más típica de los primeros años, mientras que las
preocupaciones ligadas a la integridad aparecen en un momento más tardío, en una
vejez más avanzada.

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