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EL PROCESO DE COMPRENSIÓN LECTORA (sesión 2)

Comprensión Lectora: es un proceso que consta de diversas fases y habilidades que


permiten el profundo entendimiento de un texto.

La comprensión se refiere esencialmente a la acción, a la capacidad para hacer un uso dúctil


y significativo de lo que se sabe. Cuando se comprende algo, es posible usar lo entendido
en situaciones diferentes, establecer conexiones entre diferentes ideas o conocimientos,
darse cuenta de las implicaciones de lo que se sabe, estimar un asunto desde diferentes
perspectivas y encontrarle soluciones distintas a un
problema (Mata, ídem).

Ahora bien, ¿qué se necesita para comprender? 1) Un dominio de los códigos textuales; 2)
conocimientos previos sobre el mundo; y 3) objetivos de lectura definidos. Esto implica el
desarrollo de ocho habilidades de comprensión, que se van adquiriendo a lo largo de la vida
(Cassany, Luna, y Solé, 2007, en Aguilar et al., 2022).

Percepción visual y reconocimiento de patrones: captación de las letras que conforman


un texto mediante el movimiento ocular.

El proceso mismo de leer empieza materialmente con la aplicación de la vista en un soporte


escrito. Hace tiempo que la investigación psicológica demostró que los ojos no se desplazan
a lo largo de las líneas, sino que se fijan en determinados puntos (“fijaciones”) y se
desplazan de unos a otros con movimientos sacádicos (entre dos fijaciones), de forma que
la recogida de información de una página se produce como una sucesión de instantáneas.

Memoria: facultad de almacenar temporalmente lo que vamos leyendo y recordarlo para


procesar la información nueva e incorporar de ella lo importante y relevante a nuestros
conocimientos permanentes sobre el mundo.

 La memoria a corto plazo es la de trabajo, en la que se almacena aquello a


lo que se está atendiendo y que va desapareciendo casi al instante para que
se pueda proseguir con la tarea. Se caracteriza por tener una capacidad
limitada tanto en el tiempo como en la cantidad de información retenida.
Cuando se lee no se emplea en absoluto la M.C.P. para almacenar letras o
palabras, sino que se evita hacerlo conferiendo el mayor sentido posible a
aquello que se está viendo.
 La memoria a largo plazo se define por su gran duración y capacidad. Cada
uno puede retener todo lo que conoce sobre el mundo, a condición que la
información haya sido organizada de forma comprensible y sea significativa
para él.

Reconocimiento de estructuras: implica la destreza de reconocer la función de las partes


de un texto de acuerdo con la macroestructura y la superestructura, analizar el tipo de
lenguaje y comprender el valor gramatical de los signos de puntuación.
Procesamiento sintáctico: El significado de las palabras se puede extraer del contexto a
través de las reglas sintácticas que las combinan. Hay que señalar que la competencia
sintáctica en el lenguaje escrito interviene en mayor grado que en el oral porque en este la
entonación, el acento, el tono, etc. proporcionan también significado, algo que no ocurre en
el escrito, solo las relaciones sintácticas permiten este conocimiento.

Procesamiento semántico: Lo construye el lector organizando los datos que el texto le


aporta y el grado de comprensión dependerá, a su vez, de dos factores: - la fidelidad con
que el lector asimile los conceptos que el mensaje le transmite (competencia lingüística y
conceptual), y - la habilidad para organizar los conceptos evocados por la lectura en su
mente, cotejándolos con las experiencias previas, lo que le permitirá ampliar, completar,
variar, etc. los conocimientos sobre el tema. La competencia semántica consiste en saber
captar la relación entre los significantes y los significados aplicando la propia experiencia y
los modelos conceptuales adquiridos. Las capacidades que le corresponden son:

i) diferenciar los grupos de letras dotados de significado;


ii) saber prever lo que seguirá en la cadena escrita;
iii) reconocer el significado de las signos de puntuación y los espacios en blanco;
iv) captar globalmente el significado y la función de un enunciado;
v) reconocer la aceptabilidad o inaceptabilidad semántica de una secuencia;
vi) reconocer el significado de los elementos de la oración;
vii) reconocer en un texto el significado de una palabra conocida con anterioridad; y,
viii) reconocer las palabras cuyo significado se desconoce.

Anticipación: capacidad de predecir o suponer cómo será un texto, cómo continuará o


finalizará basándose en aspectos verbales, no verbales y culturales.

Inferencia: habilidad de comprender algún aspecto no explícito u oculto del texto a partir
del significado del resto.

Identificación de ideas principales: capacidad de sintetizar la información más relevante


(reiterada y destacada) de un texto para captar su tema, su idea global, diferenciándola de
los detalles de apoyo.

Lectura contextual-crítica: implica el reconocimiento de todo lo que el texto no formula


explícitamente: el tono o estilo, la intención, la interpretación del lector.

Autorregulación: control, consciente o no, que el lector ejerce sobre su proceso de


comprensión, desde antes de empezar a leer hasta acabar, escogiendo la velocidad adecuada
de la lectura, relacionando los temas nuevos con sus conocimientos. detectando las
incoherencias de significado o las deficiencias de comprensión y eligiendo estrategias para
resolverlas.
Integración de la información: Se da en función de los conocimientos previos sobre el
texto que se lee, así como de las características de la estructura textual (superestructura) que
soporta la información (macroproceso o proceso de nivel superior).
En este punto intervienen, pues, dos tipos de competencias susceptibles también de guiar la
intervención docente.

La competencia pragmática, relacionada con las características de la situación


comunicativa en que ha sido producido el discurso, comprende las siguientes capacidades:

1) reconocer las intención comunicativa del hablante a partir del conocimiento del
contexto, de la persona y del tipo de escrito;
2) comprender las principales informaciones transmitidas explícitamente;
3)saber distinguir las ideas principales de las secundarias;
4) saber realizar inferencias simples; y,
5) reaccionar mostrando si la comunicación se ha comprendido o no.

La competencia selectiva es aquella que interviene para utilizar el lenguaje con una
determinada finalidad y que se refleja en varios aspectos:

1) utilizar una técnica flexible de lectura según el tipo de texto, la finalidad del
receptor y la situación comunicativa, pues a distintas situaciones comunicativas
corresponden distintos tipos de lectura;
2) tener en cuenta la intención del emisor para darle una respuesta adecuada; y,
3) seleccionar la informaciones del texto más significativas y formular de este modo
la interpretación.

Bibliografía:

Aguilar, Ma. N., Guerrero, A. L., Hernández, J., López, P., & Trejo, B. (2022). Teoría y
práctica de la lectura y la escritura en el bachillerato. Libro y cuaderno de trabajo (J.
Bárcenas, Ed.; Primera Edición). UAQ.

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