Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Elaborado en 2003
TEMA 2
Las formas de actuación administrativa están conectadas con los fines del
Estado, los cuales dependen de la ideología política predominante. Así en la época
absolutista únicamente se daban medidas de fomento, policiales y algún servicio
asistencial. Con el advenimiento del Estado de Derecho se suma a esas actividades la
de servicio público.
las vías, constituyendo los interdictos el instrumento de que cada persona dispone para
ejercer esa libertad, consiguiendo mantener así las vías libres y sin obstáculos.
Las obras en la red viaria no efectuadas en el siglo XVIII son llevadas a cabo en el
siglo XIX. En este siglo continúa el intervencionismo de los poderes públicos en las
vías:
- Se exige para circular, no solo el permiso de circulación del vehículo, sino que
además, su homologación y el permiso de conducir de su conductor.
(Reglamento de 1900)
La intervención afecta:
- La regulación de la circulación.
- Conducción de vehículos
- Régimen de publicidad
- Las relativas al control de las emisiones producidas por los vehículos de motor,
dispersas en una pluralidad de Decretos y Ordenes ministeriales que, de acuerdo
con las Directivas comunitarias, se refieren a las reglas técnicas que han de
reunir los vehículos de motor, con el fin de reducir la contaminación atmosférica y
acústica, para ser homologados.
Rige en la materia reguladora del tráfico, como en cualquier otro tipo de actividad
administrativa, el principio de legalidad. La necesidad de tutelar los bienes y derechos
- La Base 8ª de la Ley 18/89, que expresa que “las infracciones a las normas de
circulación se tipificarán de forma clara y precisa”.
Se considera ley formal toda norma escrita emanada del poder que tiene
atribuida la suprema potestad legislativa, el Parlamento, como órgano de expresión de
la soberanía popular.
Tipos de leyes:
Leyes orgánicas, que son un tipo especial de leyes para cuya aprobación,
modificación o derogación se requiere un quórum especialmente reforzado en
el Congreso, el de la mayoría absoluta y sólo pueden ser dictadas para
materias expresamente previstas en la Constitución, no pudiendo operar fuera
de estas materias.
Leyes ordinarias, que son las que emanan del órgano legislativo ordinario que
son las Cortes Generales, formadas por el Congreso de los Diputados y el
Senado. Pueden ser Leyes de Pleno y leyes de Comisión, ya que las Cámaras
funcionan en Pleno y en Comisiones.
Disposiciones del Gobierno con fuerza de Ley, que constituyen los Decretos
legislativos y los Decretos-Leyes. Según García de Enterría es una variedad
legislativa ambigua, por cuanto participan simultáneamente de la naturaleza de
los Reglamentos (al proceder del Gobierno y no de las Cortes Generales) y de
las leyes (al tener fuerza de tal y, por tanto, poder de derogar o modificar otras
leyes y no poder ser afectadas por simples reglamentos).
El primer paso normativo fue utilizar la técnica de la Ley de Bases para legislar
en materia de tráfico, con fundamento en el artículo 82 de la Constitución que establece
que las Cortes podrán delegar en el Gobierno la potestad de dictar normas con rango
de Ley sobre materias determinadas, no incluidas en el artículo anterior, y que la
delegación legislativa deberá otorgarse mediante una Ley de Bases, cuando su objeto
sea la formación de textos articulados, o por una Ley ordinaria cuando se trate de
refundir varios textos legales. Fue la Ley 18/89, de 25 de julio, con el título de Bases
sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a motor y Seguridad Vial, la que inició, a nivel
de Ley, la regulación sobre el tráfico, con posterioridad a la vigencia de la Constitución.
Como señala el profesor Cano Campos, “la normativa reguladora del tráfico no
supone un desarrollo de la libertad de circulación, como tampoco suspensión o
privación alguna de dicho derecho, sino regulación de una de sus modalidades de
ejercicio: el tránsito o desplazamiento con cualquier medio por las vías públicas o de
uso público”. El artículo 53.1 de la C.E. establece respecto a los derechos y libertades
reconocidos en el Capítulo II del Título I, entre los que se encuentra la libertad de
circulación, que podrá regularse su ejercicio únicamente por Ley.