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Expediente: 05400-2013-11-AP
Departamento: Santa Cruz
En revisión la Resolución 362/2013 de 13 de noviembre, cursante de fs. 362 a 363 vta., pronunciada
dentro de la acción popular interpuesta por Cliver Hugo Rocha Rojo, Director Ejecutivo de la
Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) contra Rubén Costas Aguilera,
Gobernador; y, Manlio Alberto Roca Zamora, Secretario de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente,
ambos del Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz.
Mediante memorial presentado el 30 de octubre de 2013, cursante de fs. 165 a 175, subsanado por
escrito presentado de 8 de noviembre del mismo año (fs. 203 y vta.), el accionante expresa los
siguientes fundamentos de hecho y de derecho:
Agrega que, los informes técnicos emitidos por la ABT el 10 de septiembre y 11 de octubre, ambos
de 2013, dan cuenta que la obra en construcción se encuentra ubicada dentro del área de restricción
establecida por la Ley 2553 de 4 de noviembre de 2003, en el perímetro categorizado como bosque
de protección contra los desbordes e inundaciones, zona que controla la erosión absorbiendo y
limpiando el ambiente del dióxido de carbono, purifica las aguas subterráneas y regula el ciclo
hidrológico para garantizar un medio ambiente sano y saludable para el bienestar de los habitantes,
otorgando viabilidad en el tiempo a la biodiversidad y a los ecosistemas comprendidos en ese lugar.
El art. 26 de la Ley de Medio Ambiente (LMA), establece que las obras, proyectos o actividades que
por sus características requieran del estudio de evaluación de impacto ambiental, con carácter
previo a su ejecución, deberán contar obligatoriamente con la Declaratoria de Impacto Ambiental
(DIA), procesada por los organismos sectoriales competentes, como son las Secretarías
Departamentales de Medio Ambiente y la Secretaría Nacional; razón por la cual, no es posible bajo
ningún precepto técnico legal emitir un certificado de dispensación como licencia ambiental, sin
cumplir previamente con dichos requisitos.
a) Se procedió a la tala ilegal de más de veintiséis árboles de diferentes especies, que servían
para controlar la velocidad de los vientos, regular el ciclo hidrológico y constituir una barrera contra
eventuales inundaciones, además de permitir una mayor oxigenación y refugio a la fauna, así como
contribuían al alto valor paisajístico del sector.
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la tutela impetrada y se evite la amenaza de una mayor lesión del derecho
denunciado como vulnerado, haciendo cesar el acto lesivo que ya viene afectando al medio
ambiente y, restituya el goce del derecho colectivo a su estado anterior, disponiendo se deje sin
efecto o se revoque el certificado de dispensación 070101-11-CD4-064-2013 de 17 de junio, y se
paralice la ejecución del proyecto, o en su caso, se ordene proceder de acuerdo a la normativa
vigente.
Celebrada la audiencia pública el 13 de noviembre de 2013, según consta en el acta cursante de fs.
341 a 362, en presencia del accionante asistido por su abogado, el demandado Manlio Alberto Roca
Zamora y el representante legal de Rubén Costas Aguilera, se produjeron los siguientes actuados:
La parte accionante, ratificó los argumentos de su demanda y los amplió manifestando lo siguiente:
1) El Plan de Uso de Suelo de Santa Cruz (PLUS), establece que este bosque tiene la función de
proteger el río y la ciudad; 2) La Constitución Política del Estado establece, que la planificación
territorial, es una función que no puede contradecirse entre la jurisdicción departamental y la
nacional, porque conllevaría al caos; 3) En el caso de análisis, se violó no sólo el PLUS departamental,
sino también la Constitución, porque se destina el suelo a otros usos, rompiendo todo el sistema
ambiental de la madre tierra; 4) Los hechos descritos vulneran el derecho difuso al medio ambiente;
5) Para la ejecución de la obra, se siguió un trámite de licencia ambiental ante el Gobierno
Departamental de Santa Cruz, que concluyó con un irregular certificado de dispensación que tiene el
equivalente de licencia ambiental que permite la construcción, de la “Quinta Municipal”, dentro del
bosque de protección definido por el PLUS Santa Cruz, como área de restricción de equipamientos
de esa naturaleza; vale decir, que se encuentra dentro de la franja del kilómetro establecida como
área de restricción; 6) No solamente el PLUS de Santa Cruz establece la restricción, sino también la
Resolución Suprema (RS) 22184 de 17 de junio de 2013 homologada por la Ordenanza Municipal
06995 de 17 de noviembre de 1995, que aprueba el Plan Director de 1995 elaborado por la Oficina
Técnica del Plan Regulador; 7) El Estado es una persona jurídica producto de una ficción, y el ahora
accionante representa a una persona jurídica y, por imperio de lo preceptuado por el art. 34 de la
CPE, cualquier persona a título individual o en representación de una colectividad está facultado a
ejercer acciones legales en defensa del medio ambiente, sin perjuicio de la obligación de las
instituciones públicas; y, 8) Los mismos funcionarios de la Alcaldía Municipal, a través del informe
elaborado por la Jefe de Planificación, señalan que el proyecto es inviable e irregular, no solamente
por vulnerar la ley, sino porque la zona del parque protegido está destinada a un área de conexión al
cordón ecológico de Santa Cruz.
Manlio Alberto Roca Zamora, Secretario de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente del Gobierno
Autónomo Departamental de Santa Cruz, mediante informe escrito cursante de fs. 230 a 238 vta.
señaló lo siguiente: i) Una vez revisado y evaluado el trámite de solicitud de ficha ambiental de la
“Quinta Municipal”, por el profesional experto del equipo de Gestión Ambiental, considerando la
cercanía al Rio Piraí, se envió en consulta al Servicio de Encausamiento de Aguas y Regularización del
Rio Piraí (SEARPI) y a la Dirección de Ordenamiento Territorial, para que emitan sus criterios técnicos
en calidad de organismos sectoriales competentes, instancia que pronunció el informe INF. DITCAM
FA. 318/13, concluyendo que el proyecto no satisfacía los requerimientos de la legislación ambiental
y que se recomiende solicitar varios requisitos, entre ellos, que se debe anexar la resolución de
aprobación del proyecto emitida por el Concejo Municipal; ampliar la descripción del resumen
ejecutivo, donde se indique el número de Ordenanza Municipal (OM) que cambie el uso de suelo del
sector como radio urbano; y, que se adjunte dicha Ordenanza que cambie el uso de suelo de la zona,
puesto que según el PLUS de Santa Cruz, el lugar donde se pretende realizar la actividad se
encuentra en el “BP 1”, imposibilitando la viabilidad del proyecto. Observaciones que se hicieron
conocer oportunamente y se otorgó un plazo de treinta días para su subsanación; ii) En respuesta a
ello, los solicitantes presentaron la Resolución Municipal 393/2012 de 13 de diciembre, que aprueba
el contrato para la construcción del edificio; OM 078/2005 que aprueba el Plan de Ordenamiento
Territorial que es el instrumento de la planificación técnica del municipio; OM 020/2007, que
aprueba la reestructuración y zonificación del Parque Urbano con modificaciones de orden técnico
con el objeto de optimizar la utilidad y aprovechamiento del área del parque, defendiendo un sector
que permita la construcción de un edificio para el ente edil; OM 093/2007 que aprueba la nueva
reestructuración del Parque Urbano, ratificando ejecutar la construcción del proyecto del edificio;
otorgando fundamento legal de la modificación del Plus Santa Cruz, a área urbana; iii) La
categorización es el resultado de las ponderaciones de impactos positivos y negativos; suma
algebraica que una vez realizada, otorgó al proyecto la categoría 4; y, de acuerdo al art. 17 del
Reglamento de Prevención y Control Ambiental, no requiere de estudio de impacto ambiental,
tampoco de planteamiento de medidas de mitigación ni de la formulación de Plan de Aplicación y
Seguimiento Ambiental; iv) De acuerdo a ello y habiéndose dado cumplimiento a los requisitos
técnicos y legales establecidos en la Ley de Medio Ambiente, sus Reglamentos y Disposiciones
Legales complementarias vigentes, mediante informe técnico SDSyMA/DITCAM-OF FA 363/13 se
recomendó la aprobación y categorización del proyecto, correspondiéndole la categoría 4 y la
emisión de la licencia ambiental 070101-11-CD4-064-21; no correspondiendo por tanto, su
homologación ante la autoridad competente nacional; notificando finalmente al representante legal
correspondiente. Con lo que se cumplieron todos los pasos del procedimiento para la otorgación de
la licencia ambiental, sin haber vulnerado y omitido procedimiento alguno y menos conculcado
ningún derecho; v) El municipio de Santa Cruz cuenta con Plan de Ordenamiento Territorial
aprobado, como es la OM 078/2005, por lo que ya no se aplicaría el concepto de bosque de
protección; vi) Erróneamente se señala que el área donde se implementará el proyecto está
declarada como patrimonio histórico natural, pues el art. 3 de la Ley 2122, expresamente encarga al
poder ejecutivo la reglamentación así como la delimitación de las áreas de protección del Rio Piraí y
sus cuencas. A la fecha no se reglamentó, por lo que el Gobierno Municipal a través de la OM
150/2009, delimitó el área de bosque de protección, quedando la zona de conflicto, fuera de la
misma; vii) Los impactos que serán ocasionados por la obra serán próximos, reversibles y
recuperables, no afectará la ecología, flora y fauna del parque metropolitano, debido a que se
encuentra fuera del mismo en el Parque Urbano Oeste, el mismo que se encontraba previamente
intervenido y presenta afluencia diaria de gente; viii) La referida Quinta Municipal, está fuera del
Parque y de la línea de inundación; y, ix) No se vulneraron normas ambientales ni administrativas.
Presente en audiencia, la precitada autoridad agregó que el lugar donde el Municipio pretende
construir el edificio administrativo ya era un área impactada, dado que había canchas de fútbol y
parques donde la gente transitaba, no era un lugar cerrado.
El representante legal del tercero interesado, Percy Fernández Añez Alcalde del Gobierno Autónomo
Municipal de Santa Cruz, en audiencia, alegó lo siguiente: 1) De las aseveraciones del accionante, se
tiene que activó la presente acción como persona jurídica; pero al mismo tiempo, de manera
individual como su deber de ciudadano; 2) La Constitución Política del Estado, no lo legitima para
plantear la acción; 3) El Gobierno Municipal activó cinco acciones populares a nombre del Alcalde
Municipal, todas rechazadas por falta de legitimación procesal activa; 4) Si la ABT quiere que se
aplique el PLUS de Santa Cruz, debe plantear acción de cumplimiento y no popular, porque no tiene
personería para hacerlo; por lo tanto, se está arrogando una atribución no emanada de la ley y por
ende, sus actos serían nulos; 5) El Plan Director de 1995, establecía inicialmente la restricción de un
kilómetro; pero desde la vigencia de la Ley de Municipalidades (LM), dispone que el Plan de
Ordenamiento Urbano y Territorial es competencia del Gobierno Municipal, al igual que el art. 302.6
de la CPE. En virtud a lo cual, dicha instancia modificó la restricción a la imposibilidad de edificar
construcciones dentro de dicha área; y, 6) La ABT no tiene competencia para elaborar informes,
como el que hizo respecto al proyecto que pretende desarrollar la Alcaldía Municipal, pues está
usurpando funciones que le corresponden al Ministerio de Medio Ambiente; prueba de ello es que el
Viceministro del referido Ministerio se presentó en los predios para realizar una inspección, al ser los
encargados a nivel nacional, porque a nivel departamental lo es la Gobernación. Instancia que emitió
la licencia con todas las formalidades.
I.2.4. Resolución
La Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, mediante Resolución
362/2013 de 13 de noviembre, cursante de fs. 362 a 363 vta., denegó la tutela solicitada por falta
de legitimación activa en el accionante; con el voto disidente en la forma, de la Vocal Teresa Lourdes
Ardaya Pérez, quien señaló que debió haberse declarado la improcedencia in límine de la acción en
la etapa de admisión.
No habiéndose encontrado consenso en Sala, de conformidad al art. 30.I.6 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional (LTCP), se procedió a convocar al Presidente del Tribunal Constitucional
Plurinacional, a fin de dirimir con su voto el caso en análisis, por lo que el pronunciamiento de la
Sentencia se encuentra dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
Del atento análisis y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establecen las
siguientes conclusiones:
El accionante, en su calidad de Director Ejecutivo de la ABT, alega que las autoridades demandadas
lesionaron el derecho al medio ambiente saludable, protegido y equilibrado, puesto que otorgaron
el certificado de dispensación (licencia ambiental) al Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz a
efectos de que construya la “Quinta Municipal”, para el funcionamiento de sus oficinas
administrativas, dentro de un perímetro categorizado como bosque de protección, dispensando a
dicha instancia de realizar un estudio de evaluación de impacto ambiental, contraviniendo las
normas contenidas en el PLUS Santa Cruz y demás normas en vigencia que rigen en materia
ambiental.
La acción popular es un proceso constitucional de naturaleza tutelar que tiene por objeto la
protección inmediata y efectiva de los derechos e intereses colectivos, contra actos y omisiones
ilegales o indebidos de autoridades públicas o personas particulares que los restrinjan, supriman o
amenacen de restricción o supresión.
Se encuentra a disposición de las colectividades, esto es, de las personas consideradas como sujetos
plurales que integran una colectividad; pues protege únicamente derechos colectivos; por ende la
titularidad de los mismos no es de cada individuo sino de la comunidad en general, por lo mismo,
resguarda el derecho lesionado en su integridad y no por partes; y los efectos de la resolución que se
obtenga de su interposición, es erga omnes porque surtirá efectos con relación a todos los
integrantes de la colectividad o comunidad afectada.
Este mecanismo de defensa, se encuentra consagrado en los arts. 135 y 136 de la Ley Fundamental,
donde señala que procederá contra todo acto u omisión de las autoridades o de personas
individuales o colectivas que violen o amenacen con violar derechos e intereses colectivos,
relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y salubridad pública, el medio ambiente y
otros de similar naturaleza reconocidos por esta Constitución.
De lo prescrito por el art. 136 de la CPE, se colige que esta acción se la puede interponer durante el
tiempo que subsista la vulneración o la amenaza a los derechos e interés colectivos; por lo tanto, no
tiene naturaleza subsidiaria, lo que la configura en un mecanismo principal y directo, porque no
requiere del agotamiento previo de otras vías legales ordinarias, extraordinarias y/o administrativas
de protección de los derechos fundamentales.
Es preventiva y restitutoria de los derechos e intereses colectivos, puesto que del texto del art. 135
precitado, se puede inferir que procede no solamente ante la evidente vulneración del derecho
colectivo, sino también en caso de la amenaza de vulneración, por lo tanto, se activa para prevenir
tal violación; ello en razón a que los derechos e intereses tutelados son superiores, de carácter
público y conciernen a una colectividad; por eso mismo, no debe esperarse la consumación del daño
para su viabilidad. En ese sentido, el art. 136.I de la CPE, dispone que podrá interponerse ante la
amenaza del derecho o interés colectivo; norma concordante con el art. 70 del Código Procesal
Constitucional (CPCo); en el que se prevé la naturaleza no subsidiaria de la acción, así como permite
su interposición ante la amenaza.
La acción popular se traduce en una garantía constitucional idónea y efectiva para la protección
inmediata de derechos e intereses colectivos, evitando que se consume su vulneración, con el objeto
de evitar el daño contingente que podría derivar y paralelamente, cesar la amenaza o peligro de su
conculcación, restituyendo las cosas -en lo posible- a su estado original. Así, configura un proceso
constitucional de naturaleza tutelar, de tramitación sumarísima y extraordinaria, dotada de una
configuración procesal que si bien no es propia, difiere de otras acciones de defensa, por no estar
supeditada al cumplimiento del principio de subsidiariedad y tampoco, regirse su activación a un
plazo de caducidad determinado; de lo que se infiere que se trata de una acción principal y directa,
cuya interposición obvia el agotamiento previo de otras vías legales de protección de derechos
fundamentales y puede formularse en cualquier tiempo, entretanto persista la vulneración o la
amenaza a los derechos e intereses colectivos, tutelándolos en su integridad y concluyendo en una
sentencia de carácter erga omnes, es decir, que surte efectos con relación a todos los integrantes de
la colectividad o comunidad a cuyo título se impetró; aclarándose al respecto que, a efectos de
unificar el uso de la terminología de las acciones populares es en la parte resolutiva, deben utilizarse
los 'conceder' y 'denegar' la tutela, en caso de otorgarse la protección, o bien, negársela -
respectivamente-“.
La legitimación activa, comprendida de manera general, como la capacidad procesal que reconoce
el Estado a la persona natural o jurídica para plantear acciones o recursos constitucionales; se
extiende a la acción popular, la cual deriva del texto prescrito en el art. 136.II de la CPE, que
establece lo que sigue: “Podrá interponer esta acción cualquier persona, a título individual o en
representación de una colectividad y, con carácter obligatorio, el Ministerio Público y el Defensor del
Pueblo, cuando por ejercicio de sus funciones tenga conocimiento de estos actos”.
Por su parte, el art. 69 del CPCo, establece que: “La acción podrá ser interpuesta por: 1. Toda
persona natural o jurídica, por sí o representación de una colectividad, que considere violados o
amenazados derechos o intereses colectivos señalados en el Artículo anterior; 2. El Ministerio
Público y la Defensoría del Pueblo, con carácter obligatorio, cuando por el ejercicio de sus funciones
tengan conocimiento de esos actos; 3. La Procuraduría General del Estado”.
De lo señalado, se concluye que este mecanismo tutelar puede ser presentado, de un lado, por
cualquier persona ya sea a título personal o en representación de una colectividad, cuando se alegue
lesión a derechos comunes, donde el titular de los derechos vulnerados es la colectividad en general,
y para ello cuando lo haga en representación de dicha colectividad, éste no requiere de poder
alguno; de otro lado, de manera obligatoria por parte del Ministerio Público y el Defensor del
Pueblo, cuando en el ejercicio de sus funciones, tomen conocimiento de actos que lesionen
derechos e intereses colectivos. A lo que se agrega lo establecido en el art. 69.3 del CPCo, que
establece la misma prerrogativa con relación al Procurador General del Estado.
Por otra parte, conforme señala la Ley Fundamental, el Ministerio Público y el Defensor del Pueblo,
están obligados a presentar esta acción cuando en el ejercicio de sus funciones tengan conocimiento
de actos que lesionen tanto los derechos e intereses colectivos”.
Por su parte, la SCP 1123/2013-L de 30 de agosto señaló: “La Constitución Política del Estado en su
art. 136.II, respecto a la acción popular establece que: 'Podrá interponer esta acción cualquier
persona, a título individual o en representación de una colectividad y, con carácter obligatorio, el
Ministerio Público y el Defensor del Pueblo, cuando por el ejercicio de sus funciones tengan
conocimiento de estos actos'; en este sentido, la Norma Suprema diferencia con meridiana claridad
entre el titular del derecho colectivo y su representante que interpone la acción popular; el cual, a
diferencia de la acción de amparo constitucional no requiere poder específico para su interposición.
En efecto corresponde tener claro que la o el representante del derecho colectivo sea persona
individual o colectiva de derecho público o privado, que interpone una acción popular no lo hace a
título particular, sino a favor de una colectividad de forma que no tiene dominio sobre la acción
constitucional y puede provocar que este Tribunal declare su responsabilidad por los hechos
denunciados que lesionen o amenacen los derechos e intereses colectivos ello porque la acción
popular se rige por el principio de informalismo además, el accionante no puede tergiversar la
utilización de la interposición de la acción popular para eximirse de su responsabilidad”.
En cuanto a la legitimación pasiva, el art. 135 de la CPE, establece que la acción popular procede
contra todo acto u omisión de las autoridades o personas individuales o colectivas que violen o
amenacen violar los derechos e intereses protegidos por dicha acción.
De ello podemos establecer, que no existen personas exentas de este control, por cuanto la acción
popular puede ser presentada tanto contra los particulares como contra los servidores públicos que
vulneran o amenazan derechos colectivos y/o intereses difusos.
“Por otra parte, este Tribunal, de manera reiterada en las acciones de amparo constitucional, ha
señalado que tratándose de tribunales u órganos colegiados, tienen legitimación pasiva todos los
miembros que asumieron la determinación o resolución impugnada (SSCC 0059/2004-R, 0711/2005-
R, 0554/2006-R, entre otras); sub regla que si bien, a prima facie tendría que ser aplicada también a
las acciones populares; sin embargo, atendiendo al carácter informal de la acción popular -que
puede ser presentada sin agotar los medios de impugnación existentes- y en virtud a la naturaleza
de los derechos protegidos que requieren protección inmediata, se concluye que en la acción
popular no es posible denegar la tutela por dicha sub regla que, además fue creada dentro del
recurso -ahora acción- de amparo constitucional.
Dicho entendimiento, por otra parte, resulta coherente con lo establecido en el art. 98 de la LTCP,
que entre los requisitos de la acción popular, al hacer referencia a la parte demandada, señala:
'Indicar el nombre y domicilio de la parte demandada o de su representante legal'; no siendo
imprescindible, por ende, identificar a todos los que componen el órgano colegiado” (SC
1018/2011).
Las normas previstas por el art. 136.II de la CPE, disponen que: “Podrá interponer esta acción
cualquier persona, a título individual o en representación de una colectividad y, con carácter
obligatorio, el Ministerio Público y el Defensor del Pueblo, cuando por el ejercicio de sus funciones
tengan conocimiento de estos actos”. De donde se infiere que diferencia entre el titular del derecho
colectivo y su representante que interpone la acción popular; quien, como se señaló anteriormente,
no requiere poder específico para su interposición.
“En efecto corresponde tener claro que la o el representante del derecho colectivo sea persona
individual o colectiva de derecho público o privado, que interpone una acción popular no lo hace a
título particular, sino a favor de una colectividad de forma que no tiene dominio sobre la acción
constitucional y puede provocar que este Tribunal declare su responsabilidad por los hechos
denunciados que lesionen o amenacen los derechos e intereses colectivos ello porque la acción
popular se rige por el principio de informalismo además, el accionante no puede tergiversar la
utilización de la interposición de la acción popular para eximirse de su responsabilidad” (SCP
1123/2013-L de 30 de agosto).
Una vez desarrollada la naturaleza jurídica de las acciones populares y la legitimación que las mismas
detentan, corresponde ingresar a analizar los sujetos activos que se encuentran legitimados para
plantear este mecanismo tutelar; no sin antes mencionar que para que exista una acción deben al
menos un sujeto titular y un sujeto pasivo contra quien se dirige la acción, puesto que sin dicho
requisito, la misma es inexistente; pues el sujeto activo es el titular de los derechos colectivos o
intereses difusos establecidos en la Constitución Política del Estado.
Con relación a este tipo de personas no existe mayor complicación, puesto se trata de todas las
personas físicas titulares de derechos o intereses colectivos en su condición de miembro o vinculado
al grupo o sector lesionado, y que por ello sufre la lesión conjuntamente con los demás; en virtud a
lo cual, se incluye a todo individuo por el solo hecho de pertenecer a un conglomerado nacional o
ser miembro de la colectividad que puede ser titular de tales derechos o intereses; Resulta, por
consiguiente, que todas las personas físicas tienen capacidad para ser sujetos activos en la acción
popular, asumiendo un interés que le es propio y le da derecho de reclamar el cese de la lesión para
sí y para los demás con quienes comparte el derecho o el interés. Criterio que emerge de lo
preceptuado por los arts. 136.II de la CPE y 69.I del CPCo.
Dentro de este grupo de personas, también se encuentran quienes están legitimadas para activar la
acción en nombre y representación de una comunidad o colectividad, para lo cual, dado el carácter
informal de la acción popular, no requiere estar investido de poder específico; siendo el único
requisito que se alegue lesión a derechos comunes donde el titular de los derechos sea la
colectividad en general; caso en el cual, como se demostró anteriormente, el dominio de la acción
no lo ejerce quien interpone la acción, porque no lo hace a título particular, por lo tanto, quedan
bajo su responsabilidad las consecuencias de su actuación
Este tipo de acciones otorgan a las personas naturales que operan por sí o en representación de una
colectividad, la posibilidad de acudir a la justicia constitucional, de manera voluntaria, para solicitar
el resguardo o la reparación del derecho o interés colectivo lesionado; en resguardo y protección de
la sociedad que lo conforma.
III.4.2. El Ministerio Público, el Defensor del Pueblo y el Procurador General del Estado
El Ministerio Público es una institución constitucional, que representa a la sociedad ante los órganos
jurisdiccionales para velar por el respeto de los derechos y las garantías constitucionales; y,
conforme al art. 3 de la Ley Orgánica del Ministerio Público (LOMP), tiene la finalidad de defender la
legalidad y los intereses generales de la sociedad, ejercer la acción penal pública e interponer otras
acciones; en el marco establecido por la Constitución Política del Estado, los Tratados y Convenios
Internacionales en materia de Derechos Humanos, y las leyes; bajo los principios de autonomía
funcional, administrativa y financiera. Norma concordante con el art. 12 del mismo cuerpo legal que
dispone que el Ministerio Público tiene la función de promover acciones de defensa, en el ejercicio
de la acción penal pública, en el marco de la Constitución Política del Estado y las leyes.
La Defensoría del Pueblo, es una institución establecida por la Constitución Política del Estado, vela
por la vigencia, promoción, difusión y cumplimiento de los derechos humanos, individuales y
colectivos, que se establecen tanto en la Ley Fundamental como en las leyes y los instrumentos
internacionales.
De lo señalado se desprende que ambas instituciones, es decir, tanto el Ministerio Público como el
Defensor del Pueblo, en defensa de los derechos e intereses colectivos están habilitados para
plantear acción popular cuando en el ejercicio de sus funciones tengan conocimiento de posibles
vulneraciones o amenazas de vulneraciones a los precitados derechos relacionados con el
patrimonio, el espacio, la seguridad y salubridad pública, el medio ambiente y otros de similar
naturaleza reconocidos por la Constitución. Función que se instituye para ellas, de manera
obligatoria; por lo que, no existe la posibilidad de discrecionalidad, pues están constreñidos a activar
la acción popular en los casos señalados, sin excusa alguna, en cumplimiento a las previsiones
contenidas en la Constitución Política del Estado y el Código Procesal Constitucional, bajo alternativa
de sanciones por incumplimiento de sus funciones.
Finalmente, el art. 69.3 del CPCo, otorga legitimación activa para presentar acción popular, al
Procurador General del Estado, al ser una institución de representación jurídica pública, cuya
atribución es promover, defender y precautelar los intereses del Estado.
En ese mismo orden, el art. 231.2 de la CPE, otorga la atribución al Procurador General del estado de
poder interponer recursos ordinarios y acciones en defensa de los intereses del Estado.
Todos ellos, en razón a que constituyen autoridades que tienen responsabilidades directas con el
interés público y general, por lo cual, resulta lógica su presencia como sujetos activos de las acciones
populares.
Si bien el art. 136 de la CPE no hace mención expresamente a las personas jurídicas, sino
simplemente se limita a utilizar el término genérico de persona a título individual o en
representación de la sociedad; sin embargo, el art. 69 del CPCo, sí se refiere específicamente a este
grupo de personas, denominadas jurídicas. Extremo que las incluye en la posibilidad de incoar la
acción popular, más si se tiene en cuenta que entre las normas comunes de procedimiento en
acciones de defensa, los requisitos de admisibilidad para la presentación de la acción, se exige en el
art. 33.1 del CPCo, la acreditación de la personería del accionante, lo que debe entenderse que las
personas jurídicas privadas podrán interponer el recurso a través de sus representantes legales;
aclarando que éstas no podrán invocar cualquier derecho o interés colectivo, pues será posible
reclamar únicamente aquellos inherentes a su naturaleza, en función con la efectiva titularidad del
derecho fundamental colectivo de que se trate, es decir las personas jurídicas titulares de específicos
derechos.
Para arribar a una conclusión razonable, es necesario previamente analizar los principios de
legalidad y de competencia que rigen para la actividad estatal, puesto que de ellos se podrá
desprender la capacidad del Estado y de sus entidades para activar este mecanismo tutelar.
Dicho de otro modo, todo ejercicio de potestades debe sustentarse en normas jurídicas que
determinen un órgano competente y un conjunto de materias que caen bajo su jurisdicción; por esa
razón, el principio de legalidad asegura la seguridad jurídica; porque la actividad estatal no puede
sobrepasar las permisiones establecidas en la Constitución y leyes en vigencia, porque de ellas se
desprende el límite de su accionar.
Este principio se encuentra consagrado en el art. 232 de la CPE, donde dispone que la administración
pública se rige, entre otros por el principio de legalidad.
Este principio se reviste de ciertos caracteres, entre ellos, que debe estar establecido directamente
en una norma de orden público (principio de legalidad), por lo tanto no puede ejercerse o nacer por
convenios entre particulares; pueden establecer mayor o menor discrecionalidad en las actuaciones
y no puede ser delegada a un funcionario inferior o diferente, a no ser que la propia ley lo permita o
autorice expresamente.
En virtud a ello, habrá de analizarse si es que las entidades estatales de derecho público se
encuentran expresamente consignadas por las normas legales que rigen en la materia, para ser
titulares de este tipo de acciones; de lo contrario, admitir su legitimación activa implicaría
vulneración a los principios de legalidad y competencia, descritos precedentemente. Dicho de otro
modo, habrá que analizar en cada caso, si es que la entidad accionante, cuando se trata de persona
jurídica pública, se encuentra delegada por la Constitución Política del Estado y el Código Procesal
Constitucional para plantear la acción; es decir, si su competencia deriva de aquellas; porque como
se señaló, solo podrá hacerlo si las normas legales le facultan a ello; de lo contrario, carecería de
competencia para acudir directamente ante el órgano constitucional a solicitar tutela.
En el caso que se analiza, al Director Ejecutivo de la ABT, plantea acción popular, denunciando que el
Gobierno Autónomo Municipal de Santa Cruz, se encuentra construyendo un edificio de tres pisos
denominado “Quinta Municipal”, para el funcionamiento de sus oficinas, al interior del Parque
Autonómico “4 de Mayo”, en un área de restricción, categorizada como Bosque de Protección por el
PLUS de Santa Cruz, a orillas del Rio Piraí.
Agrega que, el ecosistema de la zona, protege contra los desbordes e inundaciones del río, así como
evita la erosión de la tierra, absorbiendo y limpiando el ambiente del dióxido de carbono, purifica las
aguas subterráneas y regula el ciclo hidrológico para garantizar un medio ambiente sano y saludable
para el bienestar de los habitantes.
Arguye que, no obstante las restricciones legales impuestas sobre la zona, el Gobierno Autónomo
Departamental de Santa Cruz, a través de su Secretaría Departamental de Desarrollo Sostenible y
Medio Ambiente, otorgó al ente Municipal un certificado de dispensación equivalente a la licencia
ambiental, clasificando el proyecto como Categoría IV cuando en realidad correspondía a la
categoría II; dispensando en razón a ello, de un EEIA; otorgando viabilidad a la edificación de la
“Quinta Municipal”, aplicando de manera distorsionada la parte pertinente del art. 15 del
Reglamento de Prevención y Control Ambiental.
La presente demanda fue incoada por la Máxima Autoridad Ejecutiva (MAE) a cargo de la ABT, en
dicha condición; en base a dos informes técnicos emitidos por la misma instancia; fin para el cual,
adjuntó la Resolución Suprema que acredita su condición de Director Ejecutivo y los respectivos
informes de inspección realizados por el Profesional de Apoyo de Fiscalización y Control de la propia
ABT.
En consecuencia, se tiene que la acción popular es intentada por el Director Ejecutivo de la ABT, en
su calidad de servidor público, es decir, como representante institucional de una persona jurídica
pública como es la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra. En ese marco,
habrá de determinarse si dicha instancia administrativa cuenta con legitimación para activar la
presente acción, para lo cual, como se explicó en los fundamentos jurídicos precedentes, se
analizará la naturaleza jurídica de la ABT, para luego establecer si se acomoda a alguna de las formas
de legitimación establecidas en la Constitución Política del Estado y en el Código Procesal
Constitucional.
En ese orden, se tiene que la ABT, fue creada junto a otras, mediante Decreto Supremo (DS) 71 de 9
de abril de 2009, extinguiéndose lo que hasta entonces fue la Superintendencia Forestal; como parte
de la estructura organizativa del Órgano Ejecutivo del Estado Plurinacional de Bolivia, con la finalidad
de fiscalizar, controlar, supervisar y regular los sectores forestal y agrario.
De donde se desprende que la citada Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra,
es una institución pública que forma parte de la estructura del Órgano Ejecutivo, asume el control,
supervisión y regulación de los sectores forestal y agrario en Bolivia; por lo tanto, se trata de una
persona jurídica pública. En consecuencia, para determinar si cuenta con aptitud legal para plantear
la presente acción, es imprescindible revisar la normativa jurídica que prevé la legitimación activa.
En ese cometido, se tiene que ni el art. 136.II de la CPE ni el 69 del CPCo, otorgan a la ABT dicha
posibilidad de manera expresa y tampoco de manera general, puesto que como se indicó, ambas
normas prevén una nómina estrictamente cerrada de las personas revestidas de competencia para
activar el mecanismo de defensa, entre las que, definitivamente no se encuentra la entidad ahora
accionante.
Dichos extremos impiden a este órgano ingresar al análisis de fondo de la problemática planteada
por falta de cumplimiento del requisito de legitimación activa en el accionante; pues en virtud a los
principios de legalidad y competencia, dicha instancia pública estatal, no cuenta con permisión legal
y menos constitucional para acudir directamente ante el Tribunal Constitucional Plurinacional a
exigir tutela de derechos e intereses colectivos mediante la acción popular, porque las normas
legales en vigencia no se lo permiten.
POR TANTO