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Capacidad del ser humano de mantener un estado de alerta con (pleno) conocimiento de s{i
mismo y del mundo circundante. Mediada por la participaci{on de todos los niveles de la orga-
nización neuronal propioceptivo y exteroceptivo.
Ser conscientes conocer acerca de sí mismo y del mundo, es estar siendo en el mundo. El
hombre es la criatura más indefensa y como tal necesita del cuidado del otro. Para poder ha-
blar de mismiedad hace falta tomar las columnas vertebrales que sustentarán la identidad del
yo corporal, la identidad del yo psíquico y la identidad del yo social. Freud en «El yo y el ello»
propone que el yo ante todo es un yo perceptivo y un yo motor, constituyentes del yo corporal.
La posibilidad de vivenciar nuestro cuerpo como propio está dado fisiológicamente en la inte-
gración de las gnosias, en tanto que somos se convierte en mediatizador afectivo y vehículo
de nuestras primeras transacciones emocionales
Este cuerpo desplegado en el mundo permite la estructuración de un yo psíquico, la identidad
del yo psíquico, al mismo tiempo que la identidad del yo corporal nos muestra la identidad del
yo social, el lenguaje será el mediatizador. Lo real del cuerpo, el imaginario de la psique y lo
simbólico del pensamiento y del lenguaje, como síntesis de lo mental nos dan la unicidad que
nos permite decir yo, en esta dinámica el espacio y el tiempo participan activamente.
La imagen corporal
El enfoque empírico
Schilder entiende por imagen corporal aquella representación que se forma mentalmente del
propio cuerpo, destaca el rol preponderante que desempeñan las impresiones visuales y tácti-
les. El modelo postural del cuerpo puede sufrir alteraciones originadas en lesiones que destru-
yen o menoscaban las sensaciones ópticas. El modelo postural del cuerpo también puede ser
alterado por lesiones corticales que no afectan directamente la esfera táctil o la óptica. El pun-
to donde se altera el modelo postural del cuerpo se halla en la región parieto occipital.
Schilder presenta la aparición de la imagen corporal a través de tres momentos que se dan al
unísono: las pautas fisiológicas, el enfoque libidinal y el aspecto social.
C- El aspecto social
La imagen corporal se va construyendo en la medida que el hombre se relaciona con el mun-
do esta imagen trasciende los límites del cuerpo. Abarca tanto los objetos externos al cuerpo
(ropa) como a los que se originan en el propio cuerpo (orina). Dice que la imagen corporal
agrega objetos o se extiende hacia el espacio. También habla de las imágenes corporales de
la comunidad, y una imagen corporal siempre está determinada por el factor de proximidad y
lejanía espacial, por el factor de proximidad y lejanía emocional.
Enfoque Psicoanalítico
El cuerpo del Psicoanálisis plantea qie el cuerpo no es un cuerpo fisiológico, sino un cuerpo
virtual de goce, en tanto que ese cuerpo biológico se encuentra mediado de la representación
psíquica que el sujeto adquiere el mismo existe un cuerpo de placer ordenado dentro de un
espacio valorado, vivenciado y erógeno.
El Psicoanálisis entiende que hay algunas zonas que prevalecen y son privilegiadamente eró-
genas en determinadas épocas de la vida. Freud en «El yo y el ello» plantea que el yo es ante
todo un ser corpóreo que se deriva de sensaciones corporales y que puede ser considerado
como una proyección mental en la superficie corporal. Plantea dos conceptos de yo, uno es el
derivado del ello por el sistema de percepción conciencia y el otro, el yo como proyección de
la superficie corporal, o sea la imagen que se tiene del cuerpo, el yo representación.
Lacan plantea el estadio del espejo, cuyo reconocimiento se logra en tres pasos. Primero el
niño es acompañado por un adulto frente al espejo, confunde el reflejo con la realidad, más
tarde logra diferenciar la imagen de lo real, y por último reconoce que esa imagen es la suya.
Esto tiene un componente positivo y otro negativo. El positivo es que ese cuerpo fragmentado
comienza un proceso de integración y el negativo es que el niño identifica su yo corporal con
la imagen la imagen total del cuerpo se haya constituida como exterior a él. Esta imagen es-
pecular de sí mismo brinda la noción de totalidad del cuerpo, el niño podrá introyectar esa
imagen cuando a través de la palabra entre al orden de lo simbólico.
Enfoque antropológico
López Ibor dice que el cuerpo es una totalidad anatómica y una unidad vivida. Lo experimen-
tamos en dos aspectos, el primero es su exterioridad y el segundo su interioridad, un verse
por dentro. Ortega y Gasett llama al primero extracuerpo y al segundo intracuerpo. Ambos
cuerpos dan como resultado el cuerpo vívido que es el que contiene al Yo y cuya resultante
son los actos psíquicos, es decir la intencionalidad.
López Ibor plantea la diferencia entre cuerpo y corporalidad. El cuerpo estaría representado
por todo lo que apunta lo anatómico, fisiológico. En cambio, la corporalidad es la experiencia
vivida. Ambos se relacionan. El conocimiento del propio cuerpo y del ajeno es la expresión de
la corporalidad. Cuando alguien se acerca no es un cuerpo que lo hace, sino una corporali-
dad. La imagen corporal depende de la actividad psíquica, es una presencia que puede o no
localizarse dependiendo de la intencionalidad.
Aspectos clínicos
Hay alteraciones del esquema corporal en numerosas enfermedades, desde aquellos pacien-
tes que manifiestan que ciertas partes de su cuerpo se alargan o se hinchan hasta aquellos
en los que el Yo se siente total (psicosis) o parcialmente (neurosis) amenazado. Diversos mo-
dos de vivir la corporalidad tienen como base la angustia ante la muerte.
Enfoque fenomenológico
Según Jaspers, el hombre es consciente de su propio cuerpo, es la única parte del mundo
que es sentido simultáneamente por dentro y por fuera, el objeto y el sujeto al mismo tiem-
po. La conciencia del cuerpo es la actualización de la vivencia total del cuerpo. Esta vivencia
es un sentimiento específico proveniente de las percepciones exteriores e interiores del cuer-
po, del movimiento y de la espacialidad.
Para Merleau Ponty, la noción de cuerpo está estrechamente ligada a la noción de trascen-
dencia. »Cuerpo propio» entraña tanto la unidad del cuerpo con el alma, como la unidad del
sujeto con su mundo, porque el cuerpo nos instala dentro del mundo, dentro del conjunto de
significaciones que llamamos mundo. Sin cuerpo no hay mundo porque el cuerpo es el punto
de origen de la significaciones, es un cuerpo que se trasciende constantemente a sí mismo, al
esbozar sus intenciones significativas. El cuerpo establece un pacto con el mundo, el cuerpo
es vivido como el punto de apoyo y vehículo de ciertas intenciones personales. Este cuerpo
propio es la envoltura viviente de nuestro accionar.
Para Merleau Ponty, el espacio presenta las siguientes características:
1) Espacialidad inherente a la sensación: toda sensación se da en un marco de existencia.
2) Inherencia al mundo como condición de nuestra espacialidad: nuestro cuerpo al ser vehícu-
lo de nuestro ser en el mundo, es condición de la espacialidad. Esto se observa en la anasog-
nosia y en el miembro fantasma.
Miembro fantasma se trata de buscar una mediación entre presencia y ausencia, saber e ig-
norancia. El miembro fantasma es una conciencia equivocada presencia ambivalente.
La anosognosia (rechazo de la parálisis) es el reverso determinada inherencia al mundo traza-
do por las intenciones del cuerpo. El rechazo a la amputación es la conservación de las accio-
nes inherentes al cuerpo habitual.
3) Esquema corporal: el sujeto normal no queda limitado a sus posiciones actuales, sino que
adopta infinidad de posiciones equivalentes dentro de otras situaciones. Constituye un siste-
ma gracias al cual se sabe si dentro de un espacio no se encuentran todos los miembros del
cuerpo y qué relación tienen con el estímulo. Gracias al esquema corporal el movimiento de
cada una de las partes del cuerpo revela la posición de las restantes. Es dinámico y es una
conciencia global que se organiza de acuerdo con nuestros proyectos de acción en el mundo.
Una transformación física puede modificar la manera de encarar los proyectos de acción.
Las lesiones en la corteza de asociación entre las áreas primarias auditivas visual y somatos-
tésicas en el hemisferio dominante, conducen no solo a las afasias sensoriales (Trastorno del
lenguaje que se caracteriza por la incapacidad o la dificultad de comunicarse mediante el habla, la
escritura o la mímica y se debe a lesiones cerebrales) sino también en algunos casos a la inca-
pacidad para recordar objetos por medio de una modalidad sensorial -agnosia.
Agnosia óptica producto de la alteración de la localización preferencial en el lóbulo occipital,
agnosia auditiva con localización lesional en los lóbulos temporales y agnosia táctil en los ló-
bulos parietales y en la circunvalación central posterior.
A través de la integración de las gnosias el hombre toma contacto con su realidad ex-
terna e interna, en lo que se refiere a su mundo circundante y a su propio yo.
Gnosia: Conocimiento acabado de los objetos a través de una de las modalidades sensoria-
les. El yo corporal se estructura en base a la identificación que el hombre hace de su propio
cuerpo. A partir de allí se pueden dar diferentes situaciones clínicas donde pueden aparecer
trastornos de esa identificación. En este proceso identificatorio se estructura no solo la con-
ciencia de la captación del yo corporal, sino también la de su uso psíquico y de su yo social.
Somatognosia: es el conocimiento del propio cuerpo.
Somatoagnosia: es la incapacidad de reconocimiento del propio cuerpo..
El reconocimiento del cuerpo en los ciegos se efectúa a partir de las sensaciones tácticas tác-
tiles y cenestésicas el área 40 y 39 son zonas de integración gnóstica que participan en la ela-
boración del esquema corporal.
Prosopognosia: el reconocimiento del rostro, es un proceso que comienza desde el naci-
miento pero necesita de la mielinización de zonas de asociación visivas para poder llegar al
reconocimiento del rostro como totalidad.
Prosopoagnosia: la incapacidad reconocimiento rostros.
Conciencia de espacialidad
El yo corporal se constituye en un espacio, y a su vez construye la conciencia de espaciali-
dad. El espacio es más que un espacio métrico si no es un espacio que adquiere un sentido
de acuerdo a lo que vivenciamos. Un espacio temporalizado en la existencia.
En los cuadros maníacos el espacio se agranda, en la melancolía y la tristeza se achican. La
angustia se siente en el cuerpo como estrechez del campo vivencial, este yo corporal lo
muestra desde su lenguaje corporal, en las claustrofobias el espacio cerrado es el que angus-
tia mientras que en la sagarofobias son los espacios abiertos lo temido.
El espacio topológico deja de ser puramente métrico para hacer espacio vivenciado desde el
yo psíquico, este espacio vivencial se traduce como lugar, y se relaciona con un lugar en la fa-
milia, en la sociedad. La no concreción o pérdida de ese lugar lo remite a la angustia.
En la clínica psicofisiopatológica se ven alteraciones de la conciencia de la espacialidad, alte-
raciones de la conciencia amplitud de espacio: la vivencia del espacio como algo infinito, in-
menso o como algo pequeño, estrecho, serán vivencias muy personales.
A) Alteraciones de la forma de los objetos espaciales: Por medio de la percepción altera-
mos el espacio que los objetos ocupan. Dismorfopsias u observación deformada, macrop-
sias o aumentados, micropsias o disminuidos. Sucede en esquizofrenia, epilepsia, intoxica-
ción por psicodrogas y hasta delirio febriles.
B) Alteraciones de la conciencia de la estabilidad espacial: ejemplo el paciente ansioso se
siente inseguro en su caminar, se reflejA como si se les moviera el piso.
C) Alteraciones de la significación afectiva del espacio: hay espacios que están relaciona-
dos afectivamente, la observación de un paisaje puede para una persona ser placentera y
para otra por su significación afectiva displacentera, un maníaco puede vivenciar Afectivamen-
te algo como placentero y amplio, y un depresivo, displacentero y agobiante.
Conciencia de temporalidad
Así como el espacio hace a la construcción del yo corporal, el tiempo permite la construcción
del yo psíquico. La temporalidad de la existencia es más que el tiempo cronológico, es tiempo
biofísico, vivencial y simbólico. El tiempo biofísico concuerda con los ritmos biológicos y con
los ritmos propios de la naturaleza, es un tiempo que incluso modifica los estados emociona-
les y hace que se vivencie el tiempo psíquico de manera singular, depresiones estacionales,
estados melancólicos, es un tiempo que remite al tiempo del yo corporal.
El tiempo psíquico es la vivencia de ese tiempo físico. Así como el tiempo físico es el modo
que cada uno tiene para situarse en el mundo, el tiempo psíquico es el que vivenciamos. Es el
tono singular de la vivencia del tiempo, es el tiempo que posibilita el proyecto hacia el futuro
teniendo en cuenta la historia de cada hombre. 4 alteraciones
A) Alteración del tiempo actual: el tiempo es vivenciado por cada hombre en relación a sus
experiencias, en cuanto a velocidad y lentitud del tiempo. Para un maníaco puede transcurrir
de forma acelerada, para un depresivo de forma lenta. Los diferentes matices del transcurrir el
tiempo muestran patologías que se manifiestan con ausencia, detención, ensamblamiento y
derrumbe del tiempo. Generalmente en psicosis de tipo esquizofrénica estos pacientes han
perdido la noción del tiempo. El hoy transcurre sin tiempo.
B) Alteraciones de la conciencia de la extensión del tiempo pasado: cuanto más viva-
mente se recuerda el pasado, nos parece breve el tiempo transcurrido, mientras que si se mi-
den otros acontecimientos que nos hayan afectado nos parecerá un pasado más prolongado.
C) Alteraciones de la conciencia del presente en relación con el pasado y el futuro: las
más comunes son el fenómeno de lo ya visto o de lo ya vivido en el cual el paciente nos dirá
que lo que está percibiendo no es nuevo, aunque reconoce que es la primera vez que lo hace,
un déjà Vu. La alteración opuesta a este fenómeno de lo nunca visto lo nunca ha vivido, es
cuando percibimos algo ya experimentado, pero no lo reconocemos como experiencia vivida.
Pacientes que sufren procesos de despersonalización y epilépticos, también estrés.
D) Alteraciones de la conciencia del tiempo futuro: el paciente depresivo no tiene posibili-
dad de vivenciar anticipadamente el futuro de acuerdo a su proyecto de vida. Un paciente an-
sioso vive anhelando su futuro lo que lo impide de actuar en el presente.