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Universidad de Buenos Aires

Historia II
Catedra: Sabugo
Prof. Martin / Sebastian

Esencia vs Cultura
Influencia del Art Nouveau en Argentina

Kevin Caceres 96111473


índice

Introducción 4

Capítulo I Definición e Hipótesis 5

Capítulo II Contexto Art Nouveau 8

Capítulo III Art Nouveau en Argentina 10

Conclusión 19

Bibliografía 20

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Introducción

En el siguiente trabajo de investigación, abordaremos el Art Nouveau


como un movimiento estético que surgió a finales del siglo XIX y
principios del XX. Este movimiento se basó en contraposición a los
estilos tradicionales, buscando nuevas fuentes de inspiración y
expresión. A pesar de sus firmes creencias, el Art Nouveau se
desarrolló de manera diferente en todo el mundo; no fue universalmente
aceptado y ni siquiera recibió el mismo nombre en todas partes. En
Alemania, se conoció como “Jugdenstill”; en Austria, como “Secesión
Vienesa”; en Italia, como “Liberty”; en España, como “Modernismo
Catalán”; y en el Reino Unido, como “La Escuela de Glasgow

En Argentina, el Art Nouveau tuvo un mayor desarrollo en Buenos Aires


en comparación con otras partes del país principalmente debido a la
fuerte impronta cultural francesa en Buenos Aires y el aumento
significativo de la inmigración a finales del siglo XIX y principios del XX
desempeñaron un papel crucial en la configuración del panorama
artístico y arquitectónico del país. Este estilo se vio limitado a
publicaciones populares, fachadas de viviendas y objetos decorativos,
siendo en su mayoría un fenómeno asociado a la clase media.

A través de este trabajo, exploraremos cómo estos factores diversos se


entrelazaron para dar forma y definir el Art Nouveau en Argentina,
revelando una riqueza única en su desarrollo y expresión en este
contexto particular.

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Capítulo I Origen del Art Nouveau

Surge en Europa alrededor de 1890 como una corriente estilística que


se distingue por su enfoque antiacadémico, anticlasicista y
antihistoricista. El Art Nouveau se originó a partir de la convicción de
que cada objeto debía poseer cualidades estéticas y surgió como
reacción contra la creciente mecanización que amenazaba las formas
de creación tradicionales, particularmente la artesanía. A pesar de
incorporar nuevas tecnologías e innovaciones industriales en sus obras,
el Art Nouveau siempre conservó el espíritu de lo hecho a mano y las
piezas de arte y decoración únicas.

A diferencia del movimiento Arts and Crafts, que es considerado su


antecesor más cercano, el Art Nouveau se expandió hacia diversas
disciplinas, incluyendo arquitectura, mobiliario, objetos decorativos,
joyería, pintura, artes gráficas y escultura. Además, este movimiento
utilizó materiales y técnicas novedosas que se volvieron posibles
gracias a los avances tecnológicos y la industrialización de la época.

El origen del Art Nouveau se sitúa en París, cuando el pintor belga Van
De Velde decoró la tienda de un influyente comerciante, Samuel Bing,
quien desempeñó un papel crucial en la difusión de obras de
destacados artistas. Esta tienda fue llamada "Art Nouveau", dando
nombre a esta nueva tendencia que rápidamente se expandió por toda
Europa. Sin embargo, cada país le imprimió su propia identidad.

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Una influencia esencial para el Art Nouveau fue el arte japonés, del
cual adoptaron elementos de la naturaleza que hasta entonces habían
sido poco utilizados, como algas, moluscos, pulpos, pavos reales, cines,
plantas, lianas y flores extraordinarias. Además, la anatomía humana,
especialmente las curvas femeninas y el cabello suelto, se convirtieron
en fuentes significativas de inspiración, simbolizando el movimiento y
la libertad creativa.

Características

Se caracterizó por su profunda conexión con la naturaleza,


especialmente con la flora y fauna. Estos elementos se representan a
través de diseños y dibujos sinuosos y asimétricos, rechazando las
estructuras rígidas de estilos anteriores. Esta relación con la naturaleza
se manifiesta en cortinas exuberantemente adornadas, tapices pesados
y jardines interiores llenos de vegetación. La decoración se inspira en
las formas de las ramas, flores y hojas, La línea recta deja de existir
para dar paso a los enredos de las enredaderas. La superficie plana
solo se acepta si se puede decorar con paisajes florales.

Además, el Art Nouveau destaca por la representación frecuente de la


figura femenina. Las imágenes de mujeres solitarias capturan la
atención con una intensidad poderosa, mostrando cabellos sueltos y
curvas exuberantes, evocando movimientos sutiles y elegantes. Este
estilo también se distingue por su expresión abierta de la sexualidad y el
erotismo, que se reflejan en muchas de sus obras.

El Art Nouveau se extendió a diversas disciplinas, incluyendo


arquitectura, artes gráficas, escultura, pintura y mobiliario. Los

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materiales utilizados abarcaron desde hierro fundido para estructuras y
ornamentos curvilíneos hasta madera, cerámica, vidrio y telas. Aunque
pocos artesanos se especializaban en muebles de este estilo, los
arquitectos asumían el desafío de crear piezas que complementaran el
estilo de los edificios, resultando en muebles con diseños curvos,
adornados con tallados, latón, dorados o marfil.

Pinturas y gráficas Art Nouveau – La mujer y la naturaleza

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Capítulo II Art Nouveau en Argentina

Buenos Aires 1880-1920

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, Argentina se encontraba en


un período crucial de organización y consolidación como Estado. La
clase dirigente del país comprendió la necesidad de integrarse en el
mercado europeo para establecer relaciones comerciales, aprender de
ejemplos extranjeros y expandir la economía nacional. Para lograr este
objetivo, era esencial transformar la estructura económica argentina.
Esto se materializó en la Constitución de 1853, que otorgó derechos a
todos los habitantes sin importar su nacionalidad y promovió la
inmigración.

A partir de 1856, miles de europeos, principalmente españoles e


italianos, comenzaron a llegar a Argentina en busca de una vida mejor.
La mayoría de los inmigrantes europeos transformaron la sociedad
argentina con sus nuevas normas culturales estableciéndose
mayormente en las ciudades, desafiando el plan original de los líderes
argentinos de asentarlos en zonas rurales.

Este período marcó una profunda influencia europea en la cultura


argentina, a pesar del arraigado sentido de argentinidad de sus figuras
más ilustres. La apertura del país al mundo exterior dio lugar al auge del
capitalismo, el comercio y el liberalismo económico. La burguesía y la
civilización urbana comenzaron a dominar sobre la ruralidad. La
prosperidad que trajo la unificación nacional transformó la economía,
atrayendo numerosos albañiles italianos y algunos arquitectos que
construyeron miles de casas en las ciudades, expandiendo físicamente

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las metrópolis y transformando por completo la apariencia de Buenos
Aires.

Este período de prosperidad económica también atrajo considerables


inversiones extranjeras, principalmente de Gran Bretaña y en menor
medida de Francia, Alemania y Estados Unidos. Los tranvías
electrificados en 1897, el auge de la venta de terrenos y el aumento de
salarios contribuyeron a la expansión hacia la periferia de las ciudades.

La influencia británica, especialmente en obras de ingeniería civil, se


destacó también en la arquitectura comercial, administrativa, educativa y
recreativa. Esta presencia británica estuvo vinculada a profesionales de
ascendencia inglesa y siguió los estándares técnicos y formales de la
disciplina en el Reino Unido. El estilo inglés se integró en las calles de
Buenos Aires y de todo el país, siendo considerado un estilo formal y
serio, asociado con la clase y la elegancia.

Fachada El Molino Torreta con mirador Güemes

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Capítulo III Aceptación del Art Nouveau y primeros referentes
en Buenos Aires, Argentina

Argentina se encontraba inmersa en cuestiones internas que abarcaban


la economía y la sociedad. La apertura a la inmigración y la inserción en
el mercado internacional llevaron, como se mencionó anteriormente, a
que los estilos franceses e ingleses clásicos fueran adoptados como un
ideal por la sociedad. En resumen, aquellos hogares que seguían
estos estilos se consideraban parte de una élite diferente, ya que
esto era lo que se promovía como adecuado en esa época.

Sin embargo, esta aceptación selectiva de ciertos estilos como los


"correctos" o los estilos "meta" generó resistencia hacia las vanguardias
y los nuevos movimientos por parte de la oligarquía. Estos cambios eran
vistos como inapropiados, ridículos y vulgares.

A pesar de la importación del Art Nouveau desde Europa, este estilo no


recibió la aceptación esperada en Argentina. Solo un pequeño sector de
la burguesía argentina lo adoptó, aquellos que buscaban diferenciarse y
romper con las normas establecidas. Entendieron el mensaje y el
propósito del Art Nouveau.

La falta de aceptación en Argentina se debió a la copia sin creatividad.


Se replicaron modelos europeos exactamente iguales, sin tener en
cuenta las diferencias económicas, políticas y sociales entre las
regiones del país. Cada región no experimentaba el mismo movimiento
estético de la misma manera.

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El Art Nouveau se convirtió en un estilo más, en un mero decorativismo
de moda que se centró más en los aspectos secundarios que en la
arquitectura en sí misma. Es importante recordar que, a principios del
siglo, la mayoría del mobiliario, especialmente el de alta calidad, y
muchos adornos y utensilios domésticos eran importados. Con ellos,
llegó el Art Nouveau. Los cristales, bronces, vidrios y marfiles de artistas
como Lalique, Gallé, Cartier, Tiffany, entre otros, se volvieron
omnipresentes en los "bazares de arte" porteños.

Galería Güemes

También conocido como Pasaje Güemes, este edificio se destaca en el


corazón de Buenos Aires por su pasaje peatonal interior que conecta las
calles Florida y San Martín, con 14 pisos y 87 metros de altura se erige
como el primer edificio íntegramente construido en hormigón armado en
Argentina, considerado por muchos como el primer rascacielos del país.

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La construcción, que comenzó en 1913, estuvo marcada por desafíos
significativos. Los propietarios se encontraron en bancarrota debido al
costo de la obra, que aumentó de 10 a 15 millones de pesos. Esta
desgracia se vio agravada por el hundimiento de un barco que
transportaba los mármoles italianos para la fachada de la calle Florida a
causa de un submarino alemán. A pesar de estos obstáculos, el edificio
fue inaugurado el 15 de diciembre de 1915 y recibió su nombre en honor
al general Martín Miguel de Güemes, héroe de la Guerra de la
Independencia Argentina.

Para los transeúntes de esa época, el edificio ofrecía una sorprendente


variedad de usos y funciones. Desde un teatro y un cabaret en el
subsuelo hasta pisos de viviendas que se asomaban a la calle Florida y
pisos de oficinas sobre San Martín, el edificio Güemes albergaba una
diversidad de actividades. Además, en la terraza del piso 14, se
encontraba otro restaurante con mirador, ofreciendo una vista
panorámica de la ciudad. La combinación de iluminación natural y
artificial en el pasaje, junto con los detalles de bronce en los
escaparates y las puertas de los ascensores, creaban una atmósfera
que rozaba lo futurista.

El proyecto fue liderado por los salteños Emilio San Miguel y David
Ovejero, quienes poseían una gran fortuna y eran dueños de la casona
de 1830 que ocupaba el terreno. La ejecución estuvo a cargo del
arquitecto italiano Francisco Gianotti, y la Galería Güemes se ha
considerado una de las obras cumbres del Art Nouveau en Argentina.

Las imágenes del edificio resaltan el Art Nouveau con su estructura


orgánica y el prominente uso del bronce como material. La arquitectura

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se distingue por sus formas curvas y detalles meticulosos capturando la
esencia del movimiento en pleno corazón de Buenos Aires.

La Galería Güemes en 1916 Galería General Güemes - Interior

Cañón corrido de la Galería General Güemes

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Confitería ¨El Molino¨

Este icónico establecimiento que se encontraba ubicado frente al


Congreso Nacional en el barrio de Balvanera, marcó una época en la
historia porteña. Su apertura tuvo lugar el 9 de julio de 1916, aunque
algunas partes aún no estaban terminadas y lamentablemente cerró sus
puertas en 1997 siendo honrado con el título de Monumento Histórico
Nacional en 1997. Sin embargo, en 2018 el Congreso Nacional, a través
de la Comisión Administradora del Edificio del Molino, toma posesión del
inmueble e inicia las tareas de recuperación que culminarian 5 años
más tarde.

La historia de la confitería comienza en 1904, cuando Don Cayetano


Brenna adquirió la propiedad de la esquina entre las avenidas Callao y

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Rivadavia, expandiéndola posteriormente con las casas adyacentes. El
nombre "El Molino" proviene de la cercanía de un antiguo molino
harinero de la ciudad, ubicado en ese entonces en un sector de la actual
Plaza del Congreso.

Con el deseo de hacer de su nuevo emprendimiento un símbolo de lujo


gastronómico, Brenna importó de Italia todos los elementos esenciales,
como vitrales, cristalería, mosaicos, mármoles y aberturas. Estos
vestigios de esplendor aún pueden verse en las puertas de acceso
adornadas con elegantes imágenes felinas, en la escultura resguardada
en la fachada principal y en las cerámicas de oro, ansiosas de volver a
brillar en la mansarda, así como en las aspas pétreas del molino
simbólico. La construcción monumental se confió al arquitecto italiano
Francisco Gianotti, cuya empresa familiar proporcionó gran parte de
estos elementos decorativos.

El edificio se compone de tres subsuelos, planta baja y el primer piso


destinados al negocio, incluyendo la panificación, bodega, depósito,
confitería y salón de fiestas. Los pisos superiores albergaban viviendas
y oficinas. La antigua Confitería del Molino dio paso a una pastelería Art
Nouveau deslumbrante ubicada justo frente al Congreso Nacional.

En las imágenes, se pueden observar los elementos traídos de Italia,


como puertas, ventanas, mármoles, manijones de bronce, cerámicas y
más de 150 metros cuadrados de vitrales. La fachada, abrazando la
esquina, exhibe una ornamentación simétrica y elaborada, con
influencia veneciana. El edificio luce mosaicos opalinos, capiteles de
bronce y cerámicas doradas en la mansarda. También presenta
esculturas alegóricas que rinden homenaje a las provincias argentinas.

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Aún se distinguen las aspas de un molino ficticio en la fachada,
coronadas por una imponente cúpula con vitrales Art Nouveau
multicolores.

Interior Confitería el Molino

Exterior fachada Interior Mirador

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Palacio Vera

Se erige como uno de los edificios más destacados del movimiento


modernista conocido como Jugendstil austriaco (Art Nouveau) en
Buenos Aires. Este palacio se encuentra ubicado en la emblemática
Avenida de Mayo, entre las calles Chacabuco y Piedras, y fue
construido para conmemorar el Centenario de la Revolución de Mayo.

Con líneas curvas y cristales biselados, fue edificado en 1910 por los
ingenieros arquitectos Arturo Prins y Oscar Ranzenhofer como
residencia para la familia Díaz Vélez. En la actualidad, alberga dos
librerías especializadas en primeras ediciones y ejemplares raros.

El diseño del edificio destaca por sus amplios ventanales y formas


estilizadas. En sus primeros días, funcionó como el Hotel Centenario y
más tarde se destinó a oficinas, incluyendo la sede del periódico "La

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Época". Durante décadas, uno de sus locales comerciales ha sido
ocupado por la clásica librería de libros usados y antigüedades llamada
"El Túnel".

Las imágenes revelan un imponente portón de acceso elaborado en


hierro, que conduce a una escalinata de mármol. La fachada exhibe
elegantes balcones curvados y volados, algunos apoyados en columnas
de hierro y protegidos por rejas también forjadas en hierro. Los locales
en la planta baja, que dan a la Avenida, están revestidos con granito
rojo. La arquitectura se completa con formas redondeadas y cristales
biselados, creando un conjunto exterior delicado y atractivo.

Planta baja y clásicos locales

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Conclusiones

El Art Nouveau marcó el inicio de una era arquitectónica y de diseño


caracterizada por formas inusuales, curvas y orgánicas. Aunque Buenos
Aires, como capital, lideró el desarrollo arquitectónico en comparación
con otras partes del país, es evidente que la introducción de este estilo
fue posible gracias a los inmigrantes, especialmente arquitectos
franceses e italianos. Estos profesionales llegaron a Argentina en busca
de oportunidades laborales y, como resultado, dejaron una huella
significativa, especialmente a través de objetos decorativos. Fueron
lámparas, juegos de té, piezas de tocador y otros adornos,
especialmente los diseñados por figuras destacadas como Tiffany y
Rene Lalique, los que difundieron el Art Nouveau por toda Argentina.

Este estilo perduró hasta principios de la década de 1930, como se


evidencia en las pantallas de lámparas, los juegos de té o toilette y las
joyas de plata con motivos vegetales en vidrio y cristal. Además, las
revistas de decoración y arquitectura desempeñaron un papel crucial al
difundir el conocimiento sobre el Art Nouveau en Argentina.

Esta corriente no logró arraigarse en la sociedad local, ya que en lugar


de crear, se optó por imitar modelos extranjeros. Además, las clases
sociales acomodadas aspiraban a emular a Europa, adoptando estilos
arquitectónicos y decorativos clásicos, lo que dificultó la aceptación de
esta nueva tendencia. Es importante señalar que el Art Nouveau llegó
tarde a Argentina y solo fue adoptado por la burguesía que buscaba
distinguirse de la oligarquía, que consideraba a este estilo como algo
cursi y excesivamente ornamental.

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Bibliografía

• Buschiazzo, Mario, Art Nouveau en Buenos Aires, 1ª edición, Buenos

Aires, Academia Nacional de Bellas Artes, 1965.

• Benévolo, Leonardo, Historia de la arquitectura moderna, Biblioteca de

Arquitectura, Barcelona, Gili, 1987.

• http://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Vera

•http://www.scribd.com/presentation/16081271/Arquitectura-Art-Nouveau

-Historia-III

• https://wikimapia.org/14741904/es/Palacio-Vera-Ex-Hotel-Centenario

• https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Vera

• https://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/art-nouveau.htm

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