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Arch.argent.

pediatr 2004; 102(5) / 390

Comentario

Calidad y calidez en la atención pediátrica


Dr. Francisco J. Leal Quevedo*

Intentando objetivar tentó con indicarme los remedios, sino


lo cualitativo: la calidez que me los administró; se sentó entre los
El término “calidad de vida” es relati- más solícitos para conmigo y acudió a mí
vamente nuevo, tiene cerca de cincuenta en los momentos de peligro; ningún que-
años. Su origen se remonta a los métodos hacer le fue enojoso, ninguno oneroso, le
de control de calidad en los procesos in- conmovían mis gemidos; entre la multi-
dustriales. En los años cuarenta se pusie- tud de enfermos que le requerían, fui para
ron a punto ciertos procedimientos para él, primerísima preocupación, atendió a
valorar la calidad de los productos manu- los otros en cuanto mi salud se lo permi-
facturados. Los economistas y sociólogos tió. Para con éste, estoy obligado, no tanto
se plantearon entonces la necesidad de porque es mi médico, como porque es mi
evaluar la calidad de vida de los indivi- amigo”.
duos y las sociedades. Así, el concepto de Y el paciente continúa siendo lo bastan-
calidad de vida no proviene de la teología te perspicaz para sentir la auténtica calidez
ni de la filosofía, ni de la medicina sino del médica. Sin embargo, su definición nunca
mercadeo. Se intentaba de esta manera se intentó, quizás se daba por sentada por
objetivar, poner en parámetros cuantita- ser algo vivencial. Este punto es importan-
tivos lo que siempre se había considerado te porque todos podemos buscar dentro un
como subjetivo, precisamente por ser un referente interno acerca de la calidez médi-
rasgo cualitativo. ca. Recordemos por un instante las ocasio-
nes en que nosotros, médicos, fuimos pa-
Siempre existe un referente interno cientes, en la infancia o ahora. Con seguri-
Acerca del término “calidez”, no po- dad tenemos un referente interno acerca
demos seguir tan claramente su genealo- de la calidez médica, como conocimiento
gía. A juzgar por ejemplo, por los escritos vivencial. Todos deberíamos hacer ese ejer-
de Séneca, parece que el buen médico cicio mental, reconstruir nuestro historial
siempre fue cálido y el paciente siempre médico (de cuando hemos sido pacientes)
fue capaz de percibirlo. y sacar enseñanzas acerca de la relación
“¿Por qué al médico y al preceptor les médico-paciente.
soy deudor de algo más que la simple
paga? Porque el médico y el preceptor se La importancia de lo emocional
convierten en amigos nuestros y no nos Pero ahora la emoción no sólo le inte-
obligan por el oficio que venden, sino por resa a los poetas y a los seres sensibles, hay
su benigna y familiar buena voluntad. una enorme preocupación en la cultura,
Así, al médico que no pasa de tocarme la en la filosofía, en el pensamiento en gene-
mano y me pone entre aquellos a quien ral, por el emocionar del hombre. El pen-
apresuradamente visita, prescribiéndo- samiento posmoderno ha aumentado el
les sin el menor afecto lo que deben hacer interés por lo cualitativo, por lo que no es
y lo que deben evitar, no le debo sino la estrictamente racional, por lo vivencial y
paga, porque no ve en mí al amigo sino al sensible del hombre.
cliente... ¿Por qué pues debemos mucho Y como una situación agregada y afor-
más a estos hombres? No porque lo que tunada, muchos médicos han sido filóso-
nos vendieron valga más que lo que les fos en los últimos tiempos y se han pre-
pagamos, sino porque hicieron algo por ocupado por reflexionar sobre nuestra
nosotros mismos. Aquel dio algo más que condición y sobre nuestros actos, baste
* Pediatra. Filósofo. una simple receta: temió por mí, no por- citar a Jaspers, Marcel, Laín Entralgo, Gra-
Bogotá, Colombia. que se desprestigiara su arte; no se con- cia, etc.
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La calidez se basa en yente primordial en ese diálogo terapéutico


considerar al otro una persona que estamos realizando.
El racionalismo nos ha llevado a estable-
cer parámetros cuantitativos, hasta en terre- La calidez es empatía
nos muy subjetivos como la calidad. Sin La calidez es coemocionar. “En la amistad
embargo, ante eventos emocionales se siente uno se encuentra con el otro sin apego. El otro
ante arenas movedizas. Nos queda un recur- es legítimo en sí, uno no le exige, uno sólo está
so importante, además del referente interno, en el placer de su compañía” (H. Maturana).
acercarnos con una descripción. Vamos a Dejar entrar al otro en tu vida es una decisión
hacer algo así como una aproximación seria, que te cambia la vida. Poco a poco.
fenomenológica. Seríamos distintos si hubiésemos escogido un
Calidez proviene de cálido, calor, ardor. trabajo sin tanta presencia del otro. Al conocer
Como es una característica, una cualidad al otro yo también cambio. El otro lo acepta a
para ser más exactos, considero que está uno en la medida que uno acepta al otro. Dar
incluida en la calidad. El acto médico de la mano es una acción en que uno acepta la
calidad debe ser cálido. convivencia con el otro. La verdadera consul-
El calor se transmite sólo por contacto, ta médica es un verdadero espacio de convi-
por contagio directo, como diría un epide- vencia. Aunque asimétrica.
miólogo. Pero ese contagio directo debe an- La comunicación verdadera no es de una
tes vadear un gran obstáculo: el concepto del sola vía, si entendemos por comunicación “el
cuerpo máquina, no vamos al médico como fenómeno transaccional en que se influyen o
quien lleva su vehículo al taller para que le afectan recíproca o mutuamente los seres
afinen el motor. El cuerpo se ha convertido integrantes”, el paciente me cuenta su histo-
en un gigantesco tubo de ensayo, casi que ria, me muestra su humanidad y ya no seré el
nuestra labor médica se reduce a agregar los mismo luego de recibir su impronta. Quizás
componentes moleculares, en una propor- a algunos les parezca que todo esto es sólo la
ción y momentos determinados. Hemos ido magia de las palabras, pero lo incitaría a
relegando todo aquello que no resiste el es- pensar si sería el mismo que es ahora si
calpelo de la razón. Ese concepto fue muy hubiera sido astrónomo o pintor, por ejem-
útil para el avance de ciertas áreas médicas, plo, en vez de haberse untado de prójimo
pero le cerró la puerta a otras. Partimos del durante tantos años. Hay que ponerse en
hecho de estar frente a un ser humano, com- armonía con la circunstancia del otro, esa
puesto de exterioridad e interioridad. armonía, ese sintonizar es la empatía.
En nuestro paciente, esa exterioridad y
esa interioridad amalgamadas conforman un La calidez es centrífuga
ser unitario y único. La calidez implica como Marchamos desde nuestra interioridad
primer paso considerar al otro como una hacia nuestro prójimo. La verdadera calidez
persona, única e irrepetible. La calidez impli- viene de adentro. “El cómo somos es siempre
ca que el yo se sienta ante un tú. Hablamos de el presente de nuestra historia. Somos como
calidez cada vez que tenemos una conducta hemos vivido” (H. Maturana). La voluntad
en la que tratamos al otro como un legítimo de servicio que nos anima es siempre cen-
otro en convivencia con nosotros. trífuga. Y mi acto médico será mejor mien-
La persona tiene tres grandes atributos: tras mayor sea mi experiencia en ese coemo-
libertad, particularidad, irrepetibilidad. Esa cionar con el prójimo.
libertad implica ser uno mismo quien toma
las decisiones de salud, considerando su his- La calidez tiene temperatura
toria personal y su proyecto de vida. Tiene temperatura psíquica, se siente. Su
Como segundo paso, saber y sentir que en fuego es obvio, tiene graduaciones. Me diréis
el acto médico, yo como médico me realizo, que esto del emocionar no es racional. Hay
me encuentro, soy. que reconocer que lo humano no se constitu-
Así, la calidez no es un agregado al acto ye, ni primordial ni exclusivamente desde lo
médico, sino un componente intrínseco de racional. Hay que revalorar la emoción. Lo
él. El otro se convierte en el objetivo indis- racional va siempre entrelazado con el emo-
pensable de mi acto médico, en un constitu- cionar, en todas las acciones humanas.
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Desde la pregunta ¿qué te pasa?, ¿qué te para construir la identidad. No somos, esta-
duele, qué sientes? (fijémonos que el médico mos siendo. La calidez le permite al otro
generalmente no pregunta: ¿qué piensas?) afirmarse. Es decir, la calidez es personaliza-
uno comienza a mirar la emoción del pacien- da. “No el médico y un objeto confrontado,
te, pues toda acción, todo quehacer están sino la relación de yo y tú, sería lo permanen-
acompañados de una emoción. temente decisivo en la conducta médica” (K.
Tenemos miedo de las emociones, las con- Jaspers).
sideramos rupturas con la razón y queremos El paciente es ante todo un ser que siente.
controlarlas. Calidez es calor humano. Nues- Y en la gama inmensa del sentir, una emo-
tra calidez activa muchos mecanismos inter- ción allí predomina: el paciente sufre. Y yo,
nos en ese paciente. La conexión neuroinmu- como médico, lo acojo.
noendocrina nos enseña que estos estados de
ánimo nos activan la dinámica endocrina- La calidez es parte del arte médico
neuronalinmunitaria. Ello nos explica lo que No hay normas fijas, el verdadero arte
históricamente ya sabíamos: la humanidad inventa. La amistad médica es como una
del médico también cura. atmósfera primordial que acerca al médico y
al paciente, que propicia el encuentro cálido
La calidez envuelve al y positivo de dos personas. Pues, a medida
objeto en una atmósfera específica que somos médicos verdaderos nos conven-
Es benevolente, indulgente, es favorable, cemos de que “el más hondo fundamento de
acaricia. Es fluida, permite crecer. Al menos la medicina es el amor” (Paracelso).
por un instante, el otro es único. Cuando hay
respeto mutuo desaparecen la arrogancia y Calidez no es un hecho sino un valor
la obediencia. Es algo que no está ahí, lo ponemos. Es un
Se crea un vínculo solidario. puente que construyo entre mi individuali-
dad y la de mi paciente. Implica una estima-
La calidez crea una distancia… ción, una valoración del otro. Yo valoro al
conveniente paciente como digno de mi atención, de mi
Estamos con él en una convivencia sim- tiempo, de mi afecto. El paciente también me
bólica. No sólo nuestra prescripción lo acom- valora y abre su ser, confiado en mi experien-
paña. Hay mil formas de decir: cuente con- cia, en mi ciencia, en mi historia, en mi ser.
migo, yo estoy a su lado, su causa es la mía,
me adhiero a su persona y a su ser. ¿Cuándo somos cálidos?
Es una distancia cercana. Luego de termi- • Cuando “somos”. La presencia total por
nar la entrevista, mis recomendaciones en un instante de una personalidad deseosa
salud, mi prescripción van con él, el médico de ayudar al enfermo, no sólo es enorme-
es una ausencia presente. La ciencia requiere mente benéfica. La presencia de un indi-
lejanía, la calidez cercanía, son como los dos viduo razonable con la fortaleza de espí-
polos de mi actuar médico. Que el corazón ritu y la convincente influencia de un
permanezca despierto, mientras mis ojos, incondicional ser bondadoso despierta
objetivamente, miran. Nuestra prescripción, en el otro –y también en el enfermo–
nuestro contacto lo acompañan, forman una incalculables poderes de confianza, de
camaradería itinerante. deseos de vivir, de veracidad, sin que sea
“Soy médico por mis conocimientos pro- necesario pronunciar una palabra. Lo que
fesionales y estos establecen como condición el hombre puede ser para su semejante no
la objetivación, el distanciamiento”... pero, se agota en lo conceptual” (K. Jaspers).
“Es una exigencia muy rigurosa que en me- • El escenario cuenta. El acto médico, para
dio de la frialdad el corazón permanezca usar una expresión del teatro, requiere
despierto” (K. Jaspers). una “puesta en escena”: el primer acto del
tratamiento es el acto de dar la mano al
La calidez es una actitud enfermo (Ernest von Leyden).
concreta en relación a su existencia • Soy cálido con mi expresión verbal, pero
El otro tiene derecho a existir, a ser reco- en especial con mi expresión preverbal.
nocido. La calidez es la estancia favorable La mayor cantidad de mensajes no verba-
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les es transmitida por los ojos. “Bajo el la enfermedad. Cuando le ayudo a verla
arco de las cejas, como tras el escenario de dentro del sentido de la vida.
la boca, párpados, esclerótica, pupila, iris, • Cuando soy capaz de mostrarle que la
integran una maravillosa compañía de existencia tiene dos caras: la vida y la
teatro que representa maravillosamente muerte.
el drama y la comedia de adentro”
(Fernández Sotelo). ¿Cuándo no somos cálidos?
• También soy cálido con mi silencio, que • Cuando el otro es un objeto.
es apertura al otro. Cuando existe un inte- • En la carrera contra el tiempo.
rés real por el paciente, las palabras pue- • Cuando medicalizamos en exceso la vida
den ser máscaras apenas pues el paciente de la gente.
sintoniza con mi ser interior. • Cuando el paciente se convierte en
• Cuando lo trato como un individuo, libre, “usuario”.
autónomo, responsable de sí.
• Cuando sé oir. “No puede haber una clí- Quisiera, para finalizar, resumir de esta
nica fina si el que la practica no ha apren- manera:
dido, mucho más sutilmente que hasta Soy cálido cuando estoy convencido de
ahora, a oír” (Laín Entralgo). que el otro, el paciente, es una persona. Y
• Cuando se siente acogido. Ojalá recorde- cuando reconozco que el paciente es el esce-
mos su nombre, los detalles de su vida. nario donde logro mi realización personal,
Muchos clínicos recomiendan gastar los donde se completa esa especie de segunda
primeros minutos de la entrevista en ha- naturaleza que es ser médico. Calidad y cali-
blar cosas generales, ello distensiona, ade- dez deben ser como la sombra inseparable
más nos permite conocer un poco el mun- del acto médico. ■
do del paciente.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
• Cuando, a pesar de nuestro escaso tiem- - Buber M. ¿Qué es el hombre? Bogotá: Fondo de
po, le hacemos saber que tenemos el sufi- cultura económica, 1981.
ciente para oírlo. - Fernández Sotelo JLD. La comunicación en las rela-
• Cuando le pasamos el número de teléfono. ciones humanas. México: Trillas, 1990.
- Gadamer HG. El estado oculto de la salud. Barcelona:
• Cuando le explicamos su enfermedad. Gedisa Editorial, 1996.
• Cuando estoy abierto a sus críticas y su- - Jaspers K. La práctica médica en la era tecnológica.
gerencias. Es importante realizar encues- Barcelona: Gedisa Editorial, 1986.
tas periódicas entre los pacientes, tener - Laín Entralgo P. La relación médico-enfermo. Ma-
drid: Alianza Editorial, 1983.
buzón de sugerencias, en fin, tener una - Marías J. Persona. Madrid: Alianza Editorial, 1996.
retroalimentación. - Maturana H. El sentido de lo humano. Bogotá: Dol-
• Cuando le mostramos el lado positivo de men TM Editores, 1998.

Fe de errata
En el N° 4/2004 de Archivos Argentinos de Pediatría, en el artículo sobre “La construcción
social de la enfermedad: la autora es Agustina Lejarraga, estudiante.
En el N° 4/2004 de Archivos Argentinos de Pediatría, la carta al editor sobre Bioética y
derechos de los niños de la página 317, fue escrita por el Dr. Horacio Lejarraga del Servicio de
Crecimiento y Desarrollo del Hospital Nacional de Pediatría Dr. J.P. Garrahan.

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