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Enunciado de la actividad

Microsoft como compañía global de tecnología comprometida con el futuro


humano

Quizás haya pocos casos tan apasionantes y aleccionadores sobre las virtudes de la
construcción de liderazgo como la legendaria Microsoft bajo la gestión actual de Satya
Nadella, luego del errático paso de Steve Ballmer como sucesor del fundador y visionario Bill
Gates.

Nadella, ejecutivo de origen indio con muchos años en la compañía, llega inesperadamente a
ser designado CEO de la misma en año 2014 y despliega una acción amplia y contundente
para recrear la mística y la efectividad de Microsoft en una industria tecnológica en agresiva
transformación. Relata su rica experiencia en el libro titulado “Oprime refrescar”, de su
autoría.

En las primeras páginas del libro, Nadella, no duda en hacer de la empatía la principal
competencia a la que le debe su expansión profesional y personal, la base de su capacidad de
liderazgo. “Mi filosofía personal y mi pasión, desarrollada con el tiempo y a través de muchas
y distintas experiencias, es conectar nuevas ideas con un creciente sentido de empatía por
otras personas. Las ideas me apasionan. La empatía me hace realista y me centra”. Y
Continua, más enfáticamente: “Mi pasión es poner empatía en el centro de todo aquello por
lo que me esfuerzo: desde los productos que lanzamos o los nuevos mercados que abrimos a
los empleados, clientes y socios con que trabajamos”.

También resalta, especialmente, la práctica de la escucha y las conversaciones como


elementos centrales de su liderazgo. Nadella se encargó de crear espacios para que todos los
empleados pudieran compartir opiniones y miradas: “Escuchar era lo más importante que
hacía cada día porque constituía el fundamento de mi liderazgo para los próximos años. Para
mi primera pregunta: ¿Porque existe Microsoft?, el mensaje era alto y claro. Existimos para
empoderar a otras personas con nuestros productos”. Nadella relata su grata sorpresa al ver
la reacción de miles de líderes en una compañía de 100.000 colaboradores cuando se abrieron
espacios de conversación y construcción colectiva. Las opiniones fluían y los horarios se
perdían en el marco de ricos intercambios que mostraban el sentimiento de todos hacia la
compañía.

Nadella relata: “Los directivos no eran ya únicamente empleados de Microsoft, habían


conectado con una vocación más elevada: hacer de Microsoft una herramienta de sus
pasiones personales para capacitar a otras personas. Todos habíamos comprendido algo muy
claramente: el héroe de la renovación de Microsoft no sería ningún líder, grupo o CEO. Para
que hubiera una renovación, sería necesaria la implicación de todos nosotros y de todas las
partes de cada uno de nosotros. Antes de ser gratificante, la transformación cultural seria
lenta y difícil”.

Es la Microsoft de Nadella una plataforma de ejercicio muy especial de management, efectivo


e innovador bajo la perspectiva que aquí hemos desarrollado. Gran parte de su relato se
orienta a compartir la experiencia de haber amplificado la capacidad de escucha hacia los
miles de colaboradores de Microsoft, invitándolos a participar del desafío de recrear la cultura
y la misión de la compañía en un mundo en cambio acelerado. Resalta, en varios apartados,
que en cada reunión interna de la compañía advertía que los colaboradores morían de ganas
por hacer más, que muchas veces los obstáculos los terminaban frustrando y que solo sería
posible reconstruir el impulso proactivo sobre una base de esperanza y confianza que era
indispensable construir.

Fiel al concepto de que la primera función del management es dotar de sentido al esfuerzo
colectivo, Nadella relata su periplo para reconstruir de forma participativa “el alma de
Microsoft”, aquello que fluye de forma más natural, su voz interior. Ponerlo en claro y bien
arriba haría que las energías y los talentos de las personas y los equipos encontraran nuevo
impulso bajo dicho significado. “Cuál es la singular sensibilidad que tenemos como empresa?
Para Microsoft esa alma consiste en empoderar a las personas y no solo como individuos
aislados, sino también a las instituciones que estas construyen: proyectos como escuelas,
hospitales, empresas, gobiernos y ONG”.

A partir de ello, todo un repertorio de acciones se alineó para construir un nuevo


management, basado en los principios que hemos visto de la empresa emergente
(Echeverría) y en un concepto que trabajamos en el módulo anterior, la mentalidad de
crecimiento de Carol Deck. En adelante, personas y equipos empoderados bajo una misión
renovada y una cultura en transformación, harían del management un puntal para la
generación de nuevos resultados. Cuenta Nadella en forma descarnada todo lo que había que
cambiar de un management anacrónico en semejante empresa tecnológica:

“Nuestra cultura había sido rígida. Cada empleado tenía que demostrar a todo el mundo que
lo sabía todo y era el más listo de la sala. La responsabilidad de rendir cuentas (entregar las
tareas a tiempo y alcanzar los objetivos) lo condicionaba todo. Las reuniones eran formales.
Todo tenía que planearse hasta el más mínimo detalle al inicio de la reunión. Y era muy difícil
hacer reuniones saltándose un nivel. Si un líder veterano quería utilizar la energía y
creatividad de alguien que estuviera por debajo en el organigrama empresarial, tenía que
invitar al jefe de una persona, etc. Reinaba una actitud jerárquica y la espontaneidad y
creatividad se resentían”.

Nuevamente, la Microsoft de Nadella puede ser ejemplo de un esfuerzo de liderazgo y


management con claro foco en la generación de resultados. No hay en las habilidades de
empatía, escucha y conversaciones, en las que tanto empeño ha puesto el CEO y todo su
equipo; ni en el management más abierto y participativo enfocado en recrear el alma de la
compañía, otro motor que no sea el de reposicionar a Microsoft para una nueva era de
resultados positivos. Los propósitos son vitales para aspirar a resultados y los resultados
cobran sentido cuando están alineados con propósitos explícitos.

Relata Nadella como fue el momento especial de su asunción como CEO y el sentido de su
mensaje inicial a la familia de Microsoft: “Pedí a mis colegas y miembros del equipo que
pasaran a la acción. Nuestra industria no respeta la tradición, sino la innovación. Nuestro
desafío colectivo es hacer que Microsoft prospere en un mundo que prioriza las tecnologías
móviles y la nube. Si había un tema que quería subrayar aquel día, era nuestra necesidad de
descubrir lo que se perdería el mundo si Microsoft desapareciera”.

Luego de anunciar lo dolorosa que sería la transición, la complejidad que significaba


transformar la cultura de una compañía con más de 100 mil colaboradores, la enorme apuesta
de que el Management lograra una hoja de ruta exitosa para desarrollar nuevos negocios
basados en la nube y nuevas tecnologías en una industria en vertiginosa evolución, Microsoft
se lanzó a la acción con una energía enorme. En pocos años, los resultados que amenazaban
con evaporarse debido a la obsolescencia de los viejos negocios (Windows), se recrearon con
enorme vitalidad.

“Microsoft tiene ya el ecosistema de socios colaboradores más grande del mundo. Cientos de
miles de compañías de todo el mundo elaboran y venden soluciones que funcionan con
nuestros productos y servicios. Además, millones de clientes de todos los sectores han
levantado sus negocios y organizaciones usando las tecnologías de Microsoft. Mi objetivo
último es ser el principal proveedor de plataformas que está detrás de toda esta energía
emprendedora, con la mirada siempre puesta en crear oportunidades económicas para
otros”.

Microsoft tiene hoy un presente floreciente y un futuro muy prometedor. Quizás haya
incursionado en prácticas comerciales abusivas en algún momento, quizás haya cometido
grandes errores en sus estrategias de negocios y adquisiciones de otras empresas, quizás
tenga aspectos criticables en su afán corporativo, pero hoy Microsoft es una compañía con la
valentía de mirar de frente a sus problemas, asumir con audacia una refundación, aplicar las
mejores prácticas de liderazgo y management y demostrar que los resultados llegan de forma
legítima y sostenible.

A punto tal todo ello es una realidad que, Microsoft, ha anunciado recientemente su objetivo
y plan de acción para lograr emisión de carbono cero para el año 2030. Y, además, para el año
2050 la compañía eliminará del ambiente todo el carbono que ha emitido, ya sea de manera
directa o por consumo eléctrico, desde que fue fundada en 1975. Estas son las 7 consignas
centrales de la empresa para llevar adelante la estratégica con tan ambiciosos objetivos:

1- Bases en la ciencia y las matemáticas: todo el trabajo estará basado en ciencias


disponibles y las matemáticas más precisas.

2- Tomar la responsabilidad por la huella de carbono. Hacerse responsable de todas las


emociones es lo que permite aspirar a que en 2030 puedan reducirse a más de la mitad y
eliminar más carbono del que se emite cada año.

3- Invertir en nuevas tecnologías de reducción y eliminación de carbono. Mil millones de


dólares de capital propio de la empresa será invertido en un nuevo Fondo de Innovación
Climática para acelerar el desarrollo de las tecnologías de reducción y eliminación de carbono.

4- Impulsar a los clientes alrededor del mundo. Se proponen desarrollar e implementar


tecnología digital para ayudar a sus proveedores y clientes a reducir sus huellas de carbono.

5- Garantizar transparencia efectiva. Se publicará un Reporte Anual de Sustentabilidad


Ambiental para hacer transparente el progreso, basado en fuertes estándares globales de
reporteo.

6- Utilizar la voz de la empresa en asuntos de políticas públicas relacionadas con carbono.


Van a apoyar nuevas iniciativas de políticas públicas para acelerar las oportunidades de
reducción y eliminación de carbono.

7- Enlistar a los empleados. Los empleados serán el mayor recurso en el avance de la


innovación y se crearán nuevas oportunidades para permitirles contribuir a los objetivos
definidos por la empresa.

En materia de humanismo, sinérgico con las tecnologías y construcción de futuro, es mucho


lo que Microsoft tiene para aportar de cara a un mundo mejor. Quizás, una de las principales
apuestas y testimonios de la compañía en esa línea, sea el Programa “AI for Good”
(Inteligencia Artificial para el Bien de la Humanidad) que se ha diseñado y puesto en marcha
a escala global, con el objeto de dejar sentados el enfoque y los principios bajo los cuales la
compañía concibe la tecnología más disruptiva de la Cuarta Revolución Industrial y todo lo
que ofrece y propone hacer para que la misma sea una plataforma de progreso y beneficios
para la Humanidad en su conjunto.

Microsoft se compromete a desarrollar tecnología de IA confiable a partir del respeto a los


siguientes principios éticos:

- Justicia: Los sistemas de IA deben tratar a todas las personas de manera justa.
- Inclusividad: Los sistemas de inteligencia artificial deberían empoderar a todos e
involucrar a las personas
- Fiabilidad y seguridad: Los sistemas de IA deben funcionar de manera confiable y
segura.
- Transparencia: Los sistemas de IA deben ser entendibles.
- Privacidad y seguridad: Los sistemas de IA deben ser seguros y respetar la privacidad.
- Responsabilidad: Los sistemas de IA deben tener responsabilidad algorítmica.

El capítulo 8 del libro de Satya Nadella que venimos citando es titulado: “El Futuro de los
Hombres y las Maquinas” y puede ser considerado como un verdadero manifiesto de visión
positiva y responsable respecto a todo lo que el desarrollo tecnológico avanzado puede
aportar a un Humanismo progresista si gobiernos, lideres, personas y organizaciones,
actuando de forma concertada. La Inteligencia Artificial, será cada vez más una plataforma
para desarrollar y desplegar las habilidades más blandas que hacen únicas a las personas.

“Cuando el Presidente John Kennedy se comprometió a que USA pondría un pie en la Luna
antes del final de la década, el objetivo se escogió en gran parte debido a los inmensos
desafíos técnicos que planteaba y la colaboración global que requería. Del mismo modo,
nosotros necesitamos fijarnos una meta para la IA que sea lo suficientemente atrevida y
ambiciosa, una que vaya más allá de cualquier cosa que se pueda alcanzar con mejoras
graduales en la tecnología actual. Ha llegado la hora de una mayor coordinación y
colaboración en IA”.

“El pionero de la informática, Alan Kay, bromea: la mejor manera de predecir el futuro es
inventarlo. En el contexto de la IA, lo que está diciendo es básicamente: dejen de predecir
como será el futuro, en vez de eso, créenlo con arreglo a unos principios. Estoy de acuerdo”.

“La IA debe estar diseñada para ayudar a la Humanidad. Incluso cuando construimos
maquinas más autónomas, debemos respetar la autonomía humana. Los robots colaborativos
(cobots) deben hacerse cargo del trabajo peligroso, como la minería, creando así una red de
seguridad y salvaguarda para los obreros humanos”.
Y ya en el epilogo de su libro, Nadella expresa: “A medida que tengamos más y más
inteligencia artificial, la inteligencia real, la empatía real y el sentido común real serán
cualidades más escasas. Los nuevos trabajos se basarán en saber trabajar con las maquinas,
pero también en esas cualidades exclusivamente humanas”.

Quizás la mejor manera de cerrar este caso, sea traer a colación la enorme tarea filantrópica
que, en paralelo a lo que hemos venido relatando de la empresa, el fundador de Microsoft
Bill Gates y su mujer Melinda, llevan adelante hace 25 años convencidos que la innovación y
la tecnología deben servir para resolver problemas en todo el mundo, achicando
desigualdades y construyendo progreso. En su Carta anual 2019, donde reseñan los proyectos
financiados, sus resultados y miradas hacia adelante, el matrimonio activista del progreso
hace hincapié en los temas que los han sorprendido a lo largo de su viaje filantrópico:
“Algunos nos preocupan. Otros nos inspiran. Todos ellos nos impulsan a actuar. Esperamos
que tengan el mismo impacto en ustedes, porque así es cómo el mundo se va volviendo un
mundo mejor”.

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