Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
nuevos aportes
Compiladora:
Dra. Gloria Adriana Ferrero
COLECCION INTERDISCIPLINAS
•
•
• • •
•
•
• •
,
•
•
• •
•
•
•
• • • •
• •
•
o •
•
•
• •
•
•
•
• •
•
•
• • •
•
� •
•
..... •
•
•
•
. . .
. . .
; �.•••. -�·;.:;'!·.·:·:\..
.•
..
. . .
. . .
. . . .
��...
•
•
•'. ''- '
• ..• • ..,
••
•
•
o
• •
,
•
•
•
•
ATUEL
cuerpo y temporalidad
en el envejecimiento*
Este trabajo fue producido con el estímulo de los integrantes del Area
de Mediana Edad y Vejez de la Asociación Escuela Argentina de Psi
coterapia para Graduados. Coordinadora: Dra. Gloria A. Ferrero,
Integrantes: Lic. Cristina Carrión, Dr. Osman Antonuccio, Lic. Patricia
Gu id<), Dr. Daniel Matusevich, Lic. Graciela Macotinsky.
- 81 -
t1·e la generación joven, a la cual ya no se pertenece, y una
itnagen en la cual aun no se ha proyectado.
En '' Diario de la Guerra del Cerdo'' , Bioy Casares desc�ri
be esta situación en el discurso de tino de los personajes: ''
- 82 -
las nombra Luis Kancyper en su libro ''Jorge Luis Borges y
el Laberinto de Narcis<)'', agregando que son, también, los
soportes del sentimiento de sí, de la propia dignidad, de la
autovaloración que merece la imagen que cada persona tie
ne de sí misma.
El esquema corporal es evolutivo en el tiempo y en el
espacio; es el portador de y se entrecruza con la imagen
corporal, gracias a lo cual podemos entrar en comunicación
con el otro.
¿De qué tiempo hablamos? ¿De la duración de las cosas
desde que empezaron a existir?, como define la Real Aca
demia . De la ¿''percepción interna del paso de nuestra vi
da''?, al decir de Freud.
La condición de lo vivo es ser perecedero y estar sujeto
a mudanzas: el esquema corporal, los vínculos, los afec
· tos . . . Pérdidas y adquisiciones construyen también la histo
ria del sujeto, su pasado, su presente y su posición frente
al porvenir.
Sami Ali señala que la figura materna organizará la tem
pora lidad mientras no se logre la autonomía corporal del
sujeto. Para Piera Aulagnier conceptos como: espera, retor
nó, presencia y ausencia (relacionados con la temporali
dad) pueden ser percibidos cuando la psiquis se reconoce
separada del objeto.
Así comienza a estructurarse la noción de temporalidad,
que no seguirá unívocamente un tiempo lineal, sino que
será alternativamente influenciada por concepciones tem
porales primitivas. Es decir, de acuerdo al grado de discri
minación sujeto-objeto y a la historia vincular del individuo,
la noción de temporalidad tendrá diferentes posibilidades
de no quedar atrapada en un tiempo circular, narcisista, la
beríntico, que evita las separaciones, las esperas, las ausen
cias, los duelos.
-
83 -
Podría decirse que, así como hay una imagen corporal
hay una imagen temporal . . Que ambas son producto de una
compleja historia relacional. ¿Cómo se ponen en juego en
el proceso de envejecimiento?
Para Dolto, en la imagen del cuerpo el tiempo se cruza
con el espacio y el pasado inconsciente resuena en la rela
ción presente. El cuerpo y el tiempo, en el envejecimiento,
vuelven a estar anudados como en el comienzo de la vida
donde ''tiempo es cuerpo'' , como decía Liberman. Podría
mos decir que es otro tipo de anudamiento donde el ''tiem
po está en el cuerpo'' , donde muestra su presencia. Soste
nemos que aun cuando el paso del tiempo pueda ser ca
muflado a la propia percepción, el cuerpo será una marca
.
- 84 -
La emoción, conservada en el recuerdo, se desplegó en
ellos actuando como soporte de investidura aún de esos
cuerpos con arrugas y ''huesos viejos''.
El yo, no solamente encuentra a su cuerpo como cuer
po placer sino ·también como cuerpo sufrimiento. Esta pro
piedad, inherente a lo corporal, decide la relación que el
yo, en todo su devenir, mantiene con la realidad en su to
talidad. ''El cuerpo, ese objeto del cual nos creemos posee
dores y amos, puede convertirse sin que el yo lo quiera
y sin que pueda siquiera · preverlo-- en fuente y lugar de
sufrimiento, dice Piera Aulagnier. ' 'El objeto cuerpo se re
vela exterior'', así como se revelan exteriores los signos fí
sicos del envejecimiento: las canas, las arrugas, la menor to
nicidad muscular y hasta el encuentro de viejas fotos que
devuelven una imagen familiar-extraña.
¿Quién puede ansiar estas imágenes? Es comprensible
que, ante la aparición de semejantes injurias, se produzcan
desestructuraciones transitorias que exijan del psiquismo
un importante esfue.rzo reparador y protector para mante-
,
-85-
Bibliografía
ricana.
•
- 86 -
La depresión enmascarada en
adultos mayores
- 87 -
!izados con mayor ampli�ud desde una mirada holística de
los mis. mas, sin reduccionismos o barreras teóricas. Otro de
los mecanismos más accesibles es estudiar la depresión que
aparece en las personas de edad avanzada . Se ha observa
do que en el anciano se visualizan con mayor claridad y
sabiduría los distintos elementos constitutivos de aquella.
Este posee el más completo archivo computarizado de vi
vencias emocionales que pueda confeccionarse. La fre
cuencia de la depresión por reiteradas pérdidas o separa
ciones afectivamente significativas, hace que deba adaptar
se a estas últimas, donde adquiere relevancia el cuerpo co
mo forma de resolver los traumas emocionales.
Dentro de estas cuestiones, adquiere importancia la con
figuración clínica llama Depresión e1imascarada. Si se la
quiere definir desde un punto de vista psiquiátrico, se dirá
que es una forma clínica de depresión, solapada, de tipo
endógeno, de evolución crónica , donde uno o más sínto
mas son orgánicos y de difícil diagnóstico.
Muchas veces la depresión enmascarada pasa desaperci
bida en la observación clínica común y quizás sea el sím
bolo de todos aquello que sobre aquella se desconoce. En
la ancianidad se han observado cuadros clínicos de este ti-
•
- 88 -
rácter y nerviosidad inmotivada . Otras veces, enfermedades
rotuladas com.o ''orgá nicas'' como gastritis, úlceras gástricas
o duodenales, constipación, diarreas, estados gripales, dis
pepsias vesiculares, trastornos ''asmatiformes'' pueden muy
bien disfrazar esta modalidad de depresión.
Se cree que estos procesos son farmas clínicas más o
menos atenuadas de las denominadas depresiones ''endó
genas'' . En general están vinculadas a traumas afectivos im
portantes (pérdidas o separaciones de cosas o seres queri
dos) y/o trastornos de los neurotransmisores cerebrales (se
rotoninas, catecolaminas, etc. ) .
Es valioso realizar el diagnóstico temprano y la intercon
sulta también precoz al psicogeriatra . Se tiene que efectuar
una historia clínica lo más completa posible: desde las ver
tientes biológica y psicosocial . Investigar minuciosamente
todos los perfiles desde antes del nacimiento de la persona
y en especial las experiencias vividas de pérdida o abando
no, sus características, evolución de las mismas, sus repeti
ciones y resoluciones. En este tema el trabajo en equipo es
esencial y a un mayor entrenamiento e intercambio de in
formación de los profesionales intervinientes, también será
mayor el acercamiento a la dilucidación del problema . Al
gunas veces estudios de psicodiagnóstico ayudarán a acla
rar estos misterios.
Es así mismo trascendente trabajar sobre el diagnóstico
diferencial. Se trata de un trastorno meramente orgánico,
de una enfermedad psicosomática o de un problema psí
quico de otra naturaleza (neurosis, psicosis, perversiones,
caracteropatía).
En algunos ancianos pueden pesquizarse a lgunos de los
elementos sintomáticos de la depresión, subyacentes al
cuadro somático como: tristeza, llanto ocasional, fatiga, in
somnio tardío, anorexia, ideas de morirse, desinterés por el
-89-
futt1ro, élislan1iento en el domicilio. No ht:1y que olvidé1 r que
los sínto1né1s elel cuadro orgánico pre\ré1lecen y do111inan el
acto 1nédico, no sola111ente en el p1·ofesion,1l actt1é1nte, sino
en los p1·opios f,1miliares i·esponsables qt1e p1·esion,1n p<11-a
la p1·onta n1ejo1-íé1 o curélción.
En ocasiones, se l1é1 con1p1-ol)ado, qt1e cuacl1·os dep1·esi
''ºS solapados (aisla1niento social, eleseos ele n1ori1·se, inac
tiviclad psico-f1sicc1:) son inte1·preté1dos poi· el ento1·no fan1i
liar y profesional como p1·oble111as propios del en,1ejeci-
111iento no1·111al , co1110 que la vejez t1·<1erí<"1 estas cosas. Es
otro ele la ga111é1 de 111itos que sobre lt: 1 senescencia se l1c1n
tejiclo.
La enfe1·n1ed,1d psicoso111átic<1 posee t1n<:1 est1uctL11·,1 fisio
p<1 tológica propit:1 lig<-1d<:1 e:1 conflictos psíquicos no el<:1bo1·<1-
clos <l nivel 1nental, donele el cuerpo se e1·ige co1110 objeto
o facto1· inter111edi,11·io de los r11is111os. Si l_)ien algunos ele los
sínto1n<:1s so111áticos pueelen ser· co1nunes a lC:l depresión en
n1asca1·adt-1.
Esta úl ti111<:1, pt1ede esta1· <1socié1ela a ot1·<.1 p<.1tología 01·gá
nica o psíquict:1 . Se 111encion,1n ent1·e ellas tun101·es ele ct1al
quie1· 01·igen y loc(:1lizt-1ción 1<1 enfe1·111eel,1el psicoso111ática,
l'-lS neurosis, en especial 1,1s fobi<1s, las ca1·acte1·opc1tías, las
pe1\1e1·siones y las psicosis, 11 aciénclc)se élÚn 1nás con1plejo
el eliagnóstico dife1·encial.
Rest1n1iendo, se puede pensar en la dep1·e..<;ió1i e1i1nasca-
1-ada:
él) cu<1 ndo se co111p1·L1el)a t1na pe1·sonalidael p1·evia, defi
nidc1 corn<) 1nele:1ncolía;
b) cuando una enfe1·1nedé1el orgánic,1 (gast1·itis, contr�1c
tu1·é1 n1L1scul<11-, constipc.1ción, cefalgia, etc.) no 1·en1ite dent1·0
de los ple.izas r1e:1lJitL1c.1les que fo1·mul�1 la clínicé1 o la misn1�1
es 1·ecidivante;
c) c:t1<1nclo se co111p1·L1el)él t1n<) o n1á s sínton1as pc.1togno-
-90-
mónic_·os de dep1·esión endógena, asociados o mezclados
con s1ntomas 01·g,1n1cos;
,,. ,,. .
- 91 -
para pilotear tres cuestiones principales:·
a) El control y administración de psicofármacos (ansiolí-
ticos y antidepresivos); ·
- 92 -
Vejez ¿Punto ciego
de los terapeutas?
Hipótesis:
-93-
Recordando los primeros años del psicoanálisis
- 94-
1·ación C<)n que 'ldviene al rnt1ndo, se le in1pone la necesi
déld de la asistencia ajena, quien aden1ás de aporte:l1· los cui
cié1dos necesélfi()S cleja en él un plus de placer. Es decir que
esta indet.ensión origina1·ia es la que se convierte en la
fuente p1·i11101·di,1l de l<-1 sexuétlidad.
La pregunta que su1·gió en esa época, 1nezcla de aso1n
b1·0 y 1·echazo ¿Hay u na sexualidad infantil?. F1·eud respon
de, ''Sé que esta ,1fir1nación no se acepta fácilmente, ni aún
en aquellos que siguen con bt1ena volu ntad inis t1·abajos''.
A más de un siglo
-95-
decir que, sabemos mas sobre la psicodinamia de un psi
cópata, de un autista que la de un sujeto envejecido.
Esto tendría por lo menos, que llamamos la atención.
¿Por que desconocer una de las etapas evolutivas de la vi
da de un sujeto, que la realidad esta demostrando podrá ser
el periodo mas largo de nuestra existencia?.
¿ Que nos pasa entonces, que cuando hablamos de vie
jos y con los viejos, entramos en una especie de ·confusión
tal, que nos impide ''re-conocer'' lo inconsciente?, de llegar
a hacerlo, lo consideramos a esa edad un sector anormal
.
- 96-
Sin saberlo, su vejez se convirtió en el mejor ejemplo pa
ra refutar la propia afirmación. Pero creo que, no pudimos
dejar de ver la ''excepcionalidad'' de su flexibilidad y crea
tividad hasta una edad muy avanzada. Esta excepcionali
dad, nos lleva a despojarlo de características, que si bien no
todos los sujetos podríamos poseer ni en calidad, ni en can
tidad, son humanas, no de otra dimensión.
Podríamos decir entonces, que la flexibilidad y la crea
tividad acompañaron a Freud también en su vejez y hasta
la muerte.
Pienso que lo que mantenía esas condiciones que le die
ron el resultado de excepcional, las escribe en ''Consejos al
medico sobre el tratamiento psicoanalítico'', En ese artícu
lo, Freud enumera una serie de actitudes fundamentales
que promueven las condiciones necesarias para el análisis
. y la investigación, si bien, son muy conocidas por todos
nosotros, considero de suma importancia recrearlas sintéti
camente, pero ahora con relación al sujeto envejecido.
''Dejándonos sorprender''
-97 -
''Ningún psicoané1lista l leg,1 n1as allá de cuanto se lo per
n1ite st1s p1·c)pios co111plejos y 1·esistencias''
Pero este intento de 1·ec1·eé1r lél l)ase y lé1 11isto1·ic.1 del psi
coanálisis no poclría esta1· (iesé11·tict1la(lo de lél 1·e,1l idé1(l so
cial actual, pt1esto que son las norn1as, las leyes, los valo-
1·es, los i(leé1les los qt1e 1·egt1la11 lélS dife1·entes sociedades )'
eiefinen, elete1·1ninc.1 la ct1ltt11·a , y Sé1ben1os que t.ll ser· at1·ave
sados poi· estél, obtene111os lél ca1·tc.l ii11p1·escindible de 1·eco
n1e11dación pa1·a i11gresa1· en le:1 di111ensión de lo 11t1111ano,
con l(lS vent<:1jas y (les\rentajas, p1·ivilegios e injusticic.ts qt1e
pt1edc.1 significc.11·.
Al101·a bien rest1lta que antes de se1· p1·ofesioné1les y elu-
1·ante el eje1·cicio ele nt1est1·a p1·ofesi()n, est(:1111os in111e1·sos en
u n a tr·é1n1'1 ele r·elaciones inte1·pe1·sonales, dent1·0 de 1'1 r11is-
111c.1 socieela(i (le nt1est1·os pt.1cientes, con sin1ilé1res nor111c.1s,
costun1b1·es, ''ªlores etc. qt1e va1nos inco1·porando lentél e
inconscienten1ente.
El eliscu1·so socié1l ii11pe1·a nte e11 lc.1 �1ctt1c.1lielc.1(l, '''1lo1·iza el
vigor· y la ])el lezc.1 i·ecl1c.1zan(io i111plícité1 y 11c.1stc.1 ex1Jlícita-
111ente to(lo c.1qt1ello qt1e se c. 1 leje de estos iele,1les.
Al en,1ejece1· se proelt1cen pé1·elielc.1s, té.1nto del at1·c.1cti\'O
físi(�O C<)Il1C) (le <1lgt1nélS ft1nciones que li111it�1n st1 vigc>1·.
Al queela1·se el st1jeto sin estos 11t1t1·ientes n¡11·cisísticos, c�1e
el in1c.1gin<11·io t1·é1nfo1·111ánclose el p1·oceso de e11vejecin1ien
to y no la n1ue1·te en 1L1 confi1·111,1ción (le 1�1 t<1n te111i(l<1 cc.ts-
t1·<1c1on.
. ,,.
- 98-
¿Cón10 pod1-ít:1 u n étdolescente identificarse, e n tanto
1101111Jre () mujer· atravesado por el tie1111)0, si esto lo ate1·1·a?
.
- 99-
vez con la libido recuperada, hasta podremos invertir en la
tan enriquecedora creatividad y o, sublimación.
Pero, análisis personal del terapeuta, involucra a nuestra
capacidad como analistas y, a los efectos que ésta tendría
al encarar los tratamientos con nuestros pacientes. ''A ma
yor conocimiento de nuestra conflictiva psíquica, mayor se
rá nuestro rendimiento terapéutico, puesto que ningún psi
coanalista, podrá avanzar mas allá de lo que sus resisten
cias y complejos se lo permita'' .
Nuestro análisis, no nos evita el enfrentamiento con el
.
- 1 00 -
mos que el inconsciente se agota o, que la · caracteropatía ,
la arterioesclerosis, la confusión y la demencia son los úni
cos destinos posibles del aparato psíquico? o, ¿simplemen
te lo rechazamos por lo que tiene que ver con lo pulsional,
con la- sexualidad, en fin con el deseo? ¿cómo?, ¿en los vie- .
.
JOS?..
¿Utilizaremos nuevamente teorías infantiles? ''Si los vie
jos (papás) no tienen sexo'' . A esta afirmación le podríamos
agregar ¿con ese cuerpo?
Es en ese punto donde los psicólogos y psicoanalistas,
tendemos a dar un paso al costado, dejamos de entender
que el cuerpo es objeto de investidura libidinal, que es tan
to soport� narcisístico como área privilegiada de conflicto,
amen de ser mediador entre el sujeto y el mundo exterior.
Perdemos de vista en consecuencia el valor relacional de
las enfermedades físicas, tan comunes en la vejez, convir
t·iéndose éstas tal vez, en uno de los modos que tiene el su
jeto envejecido, para que ese cuerpo abandonado por la
''mirada'' , siga teniendo vigencia , pero ahora a través del
conocido, doloroso y costoso disfraz ya hecho carne de la
enfermedad. · Vemos sólo el cuerp·o biológico, objeto de es
tudio de la medicina. Es decir, tiramos por la borda la sub
jetividad que tanto hemos proclamado, dándole el triunfo
por abandono a Thánatos, mucho antes de que lo gane le
gítimamente .
La fragilidad de esta segunda pata ''estudio y profundi
zación de la teoría '' , está evidenciada por la poca produc
ción bibliográfica y, por la �casez, en universidades e ins
tituciones psicoanalíticas, de seminarios y cu�sos que den
información, formación y, especialización sobre el sujeto
envejecido.
En cuanto a la tercer pata del trípode: la supervisión,
•
- 1 01 -
analist,1 supe1visor, nos puede ayuda1· a detectar, aqt1ello
que no escuchan1os en el disct11·so del paciente, ''sordera'',
qt1e p1·oduciría el inevitable en1pol)recin1iento o freno del
tratamiento. Motivo mas que suficiente pa1·a comp1·obar su
v1genc1a.
• •
conclusión
- 1 02 -
cualquie1· otro aná lisis, los sueños, la n1is111a riqueza simbó
lica que el de una paciente l1isté1·ica en su jµventud'' .
Estamos conscientes, que al intenta1· dar respuestas des
de el psicoanálisis a algunas ele las p1·eguntas vinculadas a
lG1 estructura deseante del sujeto envejecido, confi1·111aremos
lo dicho poi· F1·et1d en 1 9 1 4 . ''El destino inevitable del psi
coanálisis es el de excitG1r la cont1·adicción y el disgustos de
los ho1nlJres '' .
- 1 03 -
Bibliografía
-
1 04 -
La sexualidad
en el envejecim iento
Introducción
1 05
.
- -
puede se1· un buen momento, pe1·0 ta1nbién es la époct-1 en
que suelen interpretarse cue:1 lquie1- dificultad física como
vulnerabilidacl o declinación y cie1·tan1ente con el paso de
los años.
El ct1e1·po se torna n1enos previsible que antes, 1·eclan1a
cuidados y atención, ''Los años no vienen solos'' dice el 1-e
f1·án popular.
La sext1C:1lidad se liga con lo co1·po1·al, pero lo ti·asciende.
¿Dónde colocamos la genitalidad y su puesta en acto, el
coito?
- 106 -
ción biológica, aunque el yugulamiento pulsional produce
efectos en lo· corporal.
La latencia da cuenta de cierto sofocamiento de la se
xualidad, si bien esta <11 . se1\ricio del log1·0 de una sexuali
dad adulta, unificada ,. ligc..1 da a la genitalidad y la proc1·ea-
.
c1on.
"'
- 1 07 -
,.
'
debe mantenerse un permanente testeo de la realidad para
poder descubrir, satisfacer al compañero.
La sexualidad y los derroteros edípicos no son iguales
en el hombre que en la mujer, ambos parecen iniciarse del
mismo modo, el primer objeto de amor es la madre .
La percepción de las diferencias sexuales bifurca el ca
mino de a mbos sexos. Para Freud existe una escena de se
ducción, cuya protagonista es la madre.
El psicoanálisis ubica el despertar de la sexualidad y el
amor en el lugar prohibido por la ley del incesto.
Se podría preguntar si la madre mira, acuna y desea por
igual a la nena o al varoncito.
La Dra. Raquel Zak dice que ''La madre no mira, ni ma
nipula de la misma forma al varón que a la nena, y que en
su mirada resume expectativas y deseos que ordenan y de-
.
- 1 08 -
¿Qué sucede en el momento en el que él yo encuentra
al cuerpo como una imagen sobre la cual va emitir un jui
cio estético referente a su poder de seducción?
En ese encuentro entre la mirada y el esquema corporal;
y por lo tanto entre la mirada y los cambios que el tiempo
va a inscribir en ella, encontramos la modalidad mediante
la cual se apuntala y manifiesta la relación del yo con la
temporalidad.
Aquí se puede visualizar una no-identidad que el yo afir
ma como presente entre el mismo, tal como se piensa y la
·forina encarnada que el cuerpo impone a su mirada y a la
mirada de los demás.
El sexo en la vejez es negado y rechazado como algo
inútil. La sexualidad de los viejos se la equipara a la de los
''
ángeles'' .
Esta situación prejuiciosa, mítica, cargada de estereoti
pos culturales, dificulta muchas veces la posibilidad del
ejercicio satisfactorio de la sexualidad y el erotismo.
Durante siglos la sexualidad del ser humano estuvo liga
da a la función reproductiva. Y la herencia de este enfoque
parcializado de la vida es la represión del erotismo y los
sentimientos amorosos en la vejez.
Un individuo cuyas funciones genitales han disminuido
o desaparecido, no es por ello asexual. Interrogarse sobre
la sexualidad de los viejos es preguntarse en que se con
vierte la relación del hombre consigo mismo, con los de
más, con el mundo cuando ha desaparec�do el primado de
la genitalidad.
Es absurdo pensar que se vuelve a una sexualidad infan
til, o que se la anula por innecesaria . •
- 1 09 -
vencia de la libido sexual. Este dese<) se encuentra p1·esen
te en quienes han conferido un valor positivo a su sexuali
dad. Otros pueden haber cedido a la presión socia l, al pre
juicio, o pueden no tolerar las diferencias.
En un cuento de Mario Benedetti se narran los encuen
tros y desencuentros del amor en los distintos 1nomentos
de 1,1 vida.
- 1 10 -
repetició·1 i esta e1i el co11i ie11zc>, _y es como un eco, u 11l 1"'eccJ1,.-
clat(Jri(J de la piel. . . . . . El a1nor es .Y 1 io es repetició1i . . . ''
sexualidad y envejecimiento
- 111 -
dad hoy e n día reside en un empobrecimiento cada vez
mayor de las capacidades de fantasmatización.
El problema para el psicoanálisis es tender a que cada
deseo encuentre u n deseo real, efectivo, concreto, y al mis
mo tiempo se vuelva fuente de producciones imaginarias
múltiples y continuas.
La tendencia a la desexualización de los viejos determi
na una alteración de la imagen que poseen de sí mismo y
de la etapa de la vida que atraviesan. Los miembros mas jó
venes de la fam�lia, a menudo sus propios hij�s consideran
que el sexo y la intimidad son prescindibles. (A veces mo
tivos de burla descalificatorias). Y al viejo ir contra la co
rriente le genera ansiedad y temor.
Estas actitudes tienen motivaciones prejuiciosas pero
.
sionales.
Privar a la vejez del libido sexual lleva a los viejos a sen
timientos de minusvalía, · ª depresiones severas; La expre
sión de Eros es ligadura. ·a mor, lo contrario . es la tendencia
a Thánatos (el no goce). Relacionado con la repetición de
situaciones insatisfactorias y también con la muerte misma.
La dialéctica del deseo no se interrumpe nunca, solo la
represión individua l o social puede distorsionarla de mane
ra nefasta , produciendo viejos privados del deseo de de
sear.
Los sucesivos y necesarios duelos por las facultades per
didas, que por otra parte comienzan tempranamente, tie-
. .
nen que venir secundados por otro tipo de estimulación y
reinvención permanente tje uno mismo con el otro.
'
- 11 2 -
En un trabajo acerca de las funciones del Yo y el senti
do de la realidad en el curso del ciclovital, el Dr. David Li
berman postula que ''Solo se llega a la constitución de la
identidad sexual y a reconocer el propio sexo luego del pa
saje por las sensaciones de extrañamiento y despersonali
zación . . . '' . Esta situación prepara para que una persona pa
se a adquirir una cosmovisión acerca de su futuro, que in
cluye la propia interioridad, una cierta capacidad de espe
ra para regular su contacto social, especialmente con per
sonas de otro sexo; para que finalmente se plasme una re
lación de objeto en la cual se deposite la esperanza propia
en otro y se acepte la esperanza de otro en uno. Esto co
rresponde � la Adultez Media . . .
Etapa de despliegue de capacidades creativas, reinven;_
ción y descubrimiento que se puede lograr en la medida en
que todo lo anterior haya sido consolidado y sirva de sus
tento.
Si la adultez es la etapa creativa, plena de comunicación
e inventiva, ¿porqué comienza a serle cuestionada la capa
cidad de goce y el deseo?.
En el articulo de Freud de 1908. ''La moral sexua l cultu
ral y la nerviosidad moderna'' dicen que a l limitar la activi
dad sexual de un pueblo se incrementa en general la an
gustia vital y el miedo a la muerte, factores que perturban
la capacidad individual del goce, suprimen la disposición
individual a arrostrar la muerte por la consecuencia de un
fin y excluyen al pueblo o grupo de que se trate, de toda
participación en el porvenir. . .
- 1 13 -
cl.1e ,·i1 so1i la..;; tr·es de la n1ad1ugada . A s11 lado la z;ete1--a na
dz.1e1"111e :Y ..,0111ie, ,Y e�, u 11a so1117..�a que él J'lO le lle desde ha
ce tie11,1po. El l"ete1--a1io ap1·ovecha el oasis del i1i..\oni1iio pa1..a
et.1a/1-1a1" su p1·opia de..-;11z1dez. Las va1ices lo i1�\1J.lta1i ,'i' él se
1·e...;; ig1· za . La,, a1··ticulacio11e..\ .\e
. que_ja·1i _y él q1.ti...;;1:e1"a aceita1·/as
pe1--c> ,va 110 vie1ie aceites pa1,.a tales bisagras. A ..\LI de1,.echa,
la saba 11a de ella ..c;e ha deslizado al p1:..c;o �}' él tie11e ocac;ió1i
de co11ipre1 ide1· u 1 ia vez 1nás ese cue1po co1·1 ocido _V co1iti
g1-10. Ella elei1a u 1 i brazo pa1,.a apo._ya1· eJi ..\1.1 cabeza, ,Y u·1i
n2echó 1 i ca1io..\o se co1ifi1:11de co1·z la bla11c1 -1 1"'a tle la tlln1oha
da . El acerca szJ 1't1a110 si1z toca1--la aú1z :Y ella fJe1·1na1 1ece i1i-
111óvil. Le p1,.eg11.11ta si 110 puede do1 .. 1ni1� _y él 1·es_p<J11de que si
pi1ede pero 1io quiere . . . Él i1iicia ot1--o le1ito 1"ecor1ido l-01 i ..\U
.
bJ .c1zo, ella ace1,.ca su cabeza fJasta log 1,·a1· qlJe ..\U 111e_¡illa
. ..\ob1"e la pal1na que se le ofi·ece . . . El l1et·e 1,.a·1 10 sie11-
desca1i.,e
te al ot1'"0 c1.1e1po, no co1110 a·1ites, po1,.o a fJ(J1"(), pe1·0 lo ..\ie1i
te . ...4 n1bo..') sabe11 de 11 ·1 e1no1ia qz.-1e c1.J.e 1-zca de ella se co17·es-
po1zcle co1i c¡ue altoza1io de el. E11ca_¡a 11. u1io el'z ot1"a, otro e1i
i1 1ia co11io .\i
. co1iforma1-a11 u1z pai..)aje clásico. Él demora e1i
e1zce11de1'"se .l' ella lo ..,abe, pe1 -·o 1 1 0 ..\e inzpacie1ita. La bu1ne
dad de la niad1"'itgada lo.., remite a ott·os (Jfo1ios. Él sabe qt../e
aquí 1io i1ale re1nen101,.ar la pasió1·i como qz-t ien reccJn"'e z,¡, n
vie_¡o códice. Esa misma distancia lo co1i 111z,¡ei1e �Y pe1--cibe por
- 1 14 -
Bibliografía
- 11 5 -
Si bien la vejez plantea un problema humano y específico,
el envejecimiento no solo concierne al paciente mayor sino al
individuo en todas las etapas de su vida. Los trabajos presentados
en este libro reconocen una ética común, se ocupan de una
problemática olvidada, el envejecer.
Autores:
•
María del Pilar Alvarez
o
• •
•
•
H
Q.)
H
H
Nelly Mazzino de Huerta
Q.)
�
c'd Alicia Stivelberg
�
c'd
Alicia Inés Terán
•...-4
H
'"d
�
Osman Nicolás Antonuccio
ro
•
...-4
H
o María Elizabeth De Lara
Cj
•
Daniel Matusevich
ro
H
Q Ricardo Iacub
• •
ro
H Lucrecia Tapia
o
"d
ro Mirta Rosa Goldstein
�
. ,.....
�
Laura Irene Bottini
s
o
u Elena Graciela Ayran
COLECCION INTERDISCIPLINAS