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ELISABETH LLIKAS

Psicologia
espiritual
Menantiales de uida
plena de senttdo

SAN PA*L*
"ol"cción OESlS
C.',.-,r,áir-r.do p,',,r, .1 I)r,. Clo..ii,-, García Pi,tos

frxa vIDA FASCINANTE , Lu terr.siírn er¡Lr:e se1- y .1"1r"t ="t.


Il li=.t"tl-, L,.rluos.
LA COT.NCEPCIÓN DE LA CONCIENCIA EN LA LOGOTERAPIA
DE \r.
Fn,rNxl.
N.,lL.ttc¡ A. Espin()sa.
CoNr,rEItsANDo coN FAMILT¿\s .
Il"írl Chirin<rs.
PstcorEI¿AI,lA EN DIGNIDAD, A¡ro.vo para 1o ,,itla c()rl orierrta.-
cií¡n 1-racia el serrticlo ,"eElír. Vilnt.-r, Ft...tL1.
Eli=.t"Lh L..l.o=.
La psICorEt¿ApIA EN LA pI¿ÁcrIcA I{EDICA, LTrra itrtr:ocl.. ccií>n
\/il.tor E. para
casu.ística Fr,,,Ll.
nlóáic.rs.
I-,r LoGoTERAeIA ES oIl\rIA,' Exp"rierrcias logoterapéuticas
..rr, "] lro*l.rt" co,rír, J" lo .o11".
I:r.r r', ci scr> IJ rct.-¡r: es.
La locoTEr¿APrA EN cuENTos.
C1o...1i., Gar:cía Pi,tos.
TBÁ s LAS HLiELLAS DEL LoGo, corresp.-r,rJ"..ia c<¡,, V. tt.orr1.1.
J.,s.pl, F.Lry. - Eli=obetl, L.,ln.s-
Lo eLIE N<> ESTÁ ESCRITo EN IIIS LIBI¿os - iVlernorias.
\/ilotor Il. F..r-,L1.
Pan,roorAs Exr sTENCIALE s .
G.,1rr,i"1 f.r.g" C"=t"11á.
Ylt<t-op FnaNxl: La antr:opología cornc, terapia.
I?i.,.rá., PeLer.
FlU,T{AN ISNI O, LOGOTERAPIA Y I]I¿()CE SO PSI CODII{GNÓSTIC().
i-i". N{arta G..lr.rrr-rr.r.
Loc;orE I¿APIA: APELACTóN A T-A VIDA CON1O TAREA.
Fr:ancisco Bretolles.
TE DEUM
LoGoTERAPIA
Le
VlxroR E. FnnNKL
DE
Máximo exponente de la
psicología espiritual

El siglo
mayor XX exhibe un
al crecirniento allmento
drástico las alteraciones
de Iaenpoblación rnundiát,psÍquicas
ló cual
sign-ifica qr-re la proporción entre personas psíquicarnente
estables e inestables se inclina a favoi de las,ittirrrá". Según la
okfs (organización Mundial d.e la salud), el fenórneno debe
atrib_uirse principaknente a tres factores: la desintegración
farniliar,la ruptura de las tradiciones y la soledad prápia de
la sociedad de masas. Ya hacia fines de la década del-50, el
psiquiatra y neurólogo vienés viktor E. Frankl enunció con-
ceptos afines al aludir a Ia pérdida de los instintos y tradicio-
nes, que amenaza la integridad del ser
a la pérdida de los instintos, Frankl aludía
PercePción interior Al
a la rnernra
hurnano. referirse
que perrnite a Lrna persona descubrir el
en la
cLr.rso de acción que debe ernprender Ln sincronía con su
modo de ser natural. Al hablar de pérdida de las tradiciones,
apuntaba a la falta del sostén exterior que proporciona a la
Pfrsona el legado de reglas de juego rnilénaria" que curnplen
el propósito de fijar pautas de vida
Cierto es que, corno bien dice Friedrich Hólderlin, donde
amenaza el peligro tarnbién crece la salvación, pues es este
"siglo de almas cada vez rnás vapuleadas" donlde surgió y
cundió
ella, psicología como
la lapsicoterapia. Aún una
estárama
en telade de
la ciencia y, juntó con
juicio si estas dos
l0grarán Procurar al ser hurnano la ansiada
núltiples que han sido ras recetas desarro[ad¡ salvación. por
las crisis existenciale",
i aun en 1o se ha podj$o ir.,p"d?: ff:;::rX:¿X:
onde Ia previsión
rugares como los ;-;;;;;;;.r]J".te
sociar Estaáos unidoá o Europa Centrar,
en ro que
tañe a psicoterapia.
Considerada superficiaknen te, la escuela
ninada "logote rupiu" no es *á" que unade Frankl deno-
sicología-psicoteiapia- si p."rrr,aizárnos variante de la
ero/ veremos que stts "poJiUitiardes en slr estudio, en1-
es/ pues propende al rnantenirniento de son m.ayo_
"rr,r"ión,,
del vínculo farniliar,
estacando lá irnportancia de la reconciliación
iernbros y la cohósión rnatrirnonial; vivifica entre sus
uanto es quinta esencia de la tradición, en
as relaciones,
mplican unión ar hacer hincapie-Ln
la sabiduríalos
hrrnr.
razosa,deypromueve
y entrega. se áontrapone así _y estoamor que
ubestimarse- a las .oñdi.iones d;ít;t;;#" no debe
e" enuncia ra
|#?r.t""J"principales'responr"ull"^a"-^iJ"'a"""qrilib.io" I
' ¿De qué se ocupa ra rogoterapia? Más I
q'é cosas .,,o se ocupa. No ctnsiste en fácir sería expricar de
un procedirniento I
sicoanalítico ni en ui rnétodo psicotécnico.
ogía de autosalvación ni ur, .urio esotérico. Ivo es u.a ideo_ I
barcadora, pues se dirige ,".r" Es una disciplina I
personas
nfermas, ade
ituaciones jóvenes como
vida más a ancianos" pretensión
di"í;;iá".^s" y a individuos
sanas en
corno
las I
spira a preParar el terreno para que es sencilra:
entido las personas hallen
a sus vidas. Los contenidos de Ia rogóterapia
abarcan I
spectos filosóficos, rnéd.ico", p.áágOgi.os,
siquiátricos y espiriturr"i,- p.oro ra rnejorpsicoterapéuticos, T
aracterizarla es diciendo que .árr"titllye rnanera de I
ue Llne los fragrnentos diipersos de el eslabón faltante
ue es Lrna síntesis inregraddra del ser á" "i".oir" hr*anas. I
n este rnundo h;;;;;;;^;;'t"ró;r, I
luvias
Parayelchaparrones p"e;;;;';".i.
carnbio de rnilenio el barórnetro anuncia torrnentas,
un en los países priviregiados, ;;;." que er clima se enfrÍa
hlbituados
rt
ar bienes_ I
8
a
(

tar. Las computadoras se vuelven rnás eficientes y privan a un


núrnero cada vez ñlayor de Personas de sus puestos de
trabajo. La rnoral se inclina ante la gigantesca presión de la
seducción y la factibilidád. FIace tiernpo que cornenzó el
"rnnnd o feliz" (Brave NIer¡¡ World) del que hablaba Ald ous
Huxley. Corno reacción ante esto, rnuchos buscan
nuevos espacios que les brinden refugio, orientación vieios
y o
con-
suelo espiritual. Pero el antiguo lenguaje ritual y sirnbólico se
les ha vuelto ajeno, corno ttn código olvidado. Ya no es el
"sésarno ábrete" qr" les perrnitirá recuPerar un estado d-e
ánirno confiado, lleno de esperanzas que se Proyectan rnás
allá de la realidad existente. Por rnás que buscan, flo logran
deshacerse del lastre que los oprirne.
La logoterapia de Viktor E. Frankl es una invitación a
avaflzar en nuestra búsqueda; a rescatar códigos olvidados
de sentidovestidura
dándoles y avida
rnodernena la
que se ocultan descubrir posibilidades
lascotidiana.
concreta Más
aún, es un imputrso para adoptar y llev ar a la práctica tales
posibilidades y dar nueva vida a Ia esPeranza. La regenera-
ción de la estabilidad psíquica no es apenas rnás que un efecto
secundario, aurr{f,ue esencial, de este Proceso. :

Particularrnente las personas que cargan nna pesad.a crlJz


necesitan reflexionar sobre el sentido de 'sus vidas y hallar
arraigo en el fondo de1 ser, que yace rnás allá de lo Purañrente
físico. NIo nos referirnos sólo a enferrnos psíquicos cuyo
rnédico a indicar un tratarniento psicotera-
péutico, sino a al
estado obliga aquéllos que cargan con'La cruz de un enfermo
crónico o con graves conflictos en la farnilia: padres angr¡stia-
dos, cónyuges desavenidosT parientes enemistados. El pro-
pósito es que logren hallar el tono adecuado en sus relaciones;
que desarrollen cornprensión, tolerancia y aceptación. Esto
no es fácil, pues con frecuencia las partes se han rnantenid.o
congeladas en actitudes de resentirniento rnutuo durante
años. Es preciso abocarse a urr trabaio arduo de esclarecirnien-
to y persuasión. IrJo obstante, por tratarse de una "tetapia
farniliar centrada en el sentido'n, la logoterapia está en ópti-
rnas
sólo contar con lade
condiciones dirirnir
buena viejas de
voluntad querellas farniliares, con
los irnplicados.
.J
¿
De otra índole es la cr:u.z quecarga el individuo que se
J
¿
entrega a sentirnientos irracionales propios (no acordes a las
circunstancias) y deja que éstos 1o rnanejen. Lo dorninan
ternores infundados, estados de ánimo negativos, Cornplejos ¿
de
causa o Lrn valofypor
inferioridad dependencia
considerarlOernocional. No persigue
correcto, bueno, dotadouna
de ¿
sentido. En lo que hace o deja de hacer busca 1o placentero ¿
(éxito, reconocirniento, adhesión, etc.) o evita 1o desagrada- ¿
ble (fracaso, vergienza, animosidad, etc.). Por Propia elec-
ción se esclaviza y luego llora su falta de libertad, encerrado J
en la cárcel que é1 rnisrno se forjó. Frente a estas actitudes, la I
logoterapia desarrolla recursos asornbrosos, tales corno el
rnétodo de la "il.ttención paradójica". ,
a
Los problernas a los que hemos hecho referencia se agudizan é
se les surna el rédito que trae la enferrnedad (tan conocido
si
en el arnbiente psicoterapéutico), Pues tarnbién las "cárceles" é
tienen slts ventajas: el preso l1o necesita ocuParse de nada, no é
es responsable por nada y recibe desde fuera 1o que le hace é
falta para rnantener una rnodesta existencia. Si la "cárcel" se
abrieie, tendría qlre refiexionar y decidir qué hacer, hacia e
dónde encarninafse 5r, ante todo, córno asegurar por sí rnisrno é
su existencia. Más de un paciente prefiere, Pues, Permanecer
en la cárcel psíquica que se ha construido a rnenos 9ü€, J
rnediante la argurrentación logoterapéutica, logre errPren-
der una "reorientación existencial" (Frankl).
t
é
vidapesada
de Más relativaaún es la cruz de aquel que vive
o totalrnente quesituación
inrnodificable. Louna la clasi-
ficación actual de las enferrnedades cataloga corno "trastor-
C
é
nos de adaptación" a m.enudo no es otra cosa que urta lucha {
cofirprensible por superar un sufrirniento al que no es posible
adaptarse fáciknente. La persona en cuestión ha vivido una {
experiencia rnuy dolorosa; debe aceptar lírnites y separacio- é
nes. Ello irnplica un proceso largo y penoso, Y le será de gran
consuelo tener a su lado a un acoñrpañarrte sensible. Tarrbién ü
los brotes psicóticos y las fases depresivas endógenas que é
constituyen trabas psíquicas extre-
rnas gue , aa gna
acorneten de requerir
rnáspersona tlna terapia rnédica, pueden é
rnitigarse rnediante el diálogo de apoyo y rehabilitación. En é
logoterapia se habla en estos casos de "ctlra rnédica de
alrrlas".
Resulta curioso observar que las situaciones positivas e
incluso óptimas en la vida de una persona tarnbién pueden
desencadenar
Reinhard Tausch "trastornos de adaptación",
bajo la denominación 1o que analiza
de "problema d.e las
rnetas alcanzadas". Quien rnucho posee (no sólo en sentido .

rnaterial), quien ha logrado gran parte de lo que ansiaba y se


había propuesto se halla "el:r riesgo de vacío" -refiriéndose al
vacío existencial descrito por Viktor E. Frankl. Significa que
está arnenazado por una crisis de sentido. La vida fácll vuelve
a la persona indolente, insensible y carente de rnetas; prolife-
ran tendencias narcisistas que frenan'su inserción constructi-
va en el rnundo y la vuelven insensible frente a las rniserias de
catastróficas.
los Las consecuencias
revertirlas,
Paradernás. se requiere unapersonales son que sacuda
fuerza contraria
profundarnente'a la persona. No cabe duda de que la
logoterapia es la indicad a ¡ara hacerlo
. En últirno térrnino mencionarnos a las personas que, si bien
no cargan Llna gÍuz sobre sus espaldas, deben prescindir de
elernentos esenciales en sus vidas; personas que anhelan
fortalecer su personalidad, afianzar su identidad, contar con
rrorrrras válidas y puntos de referencia para su comportarnien-
to. En principio, §on personas qr-le buscan a Dios. Se pregtln-
tan acerca de "las cosas últirnas" ybuscan una causa "digna de
fe" pata abrazarla. En ocasiones plantean de
indirecta, y pasará cierto tiernpo antes
sus dudas en forrna
que salgan a la
superficie sus inquietudes ocultas. Cierto es que la logoterapia
ncl puede dar respuestas teológicas, Pero podrá tender un
puente que perrnita detectar las respuestas que slrrgen de la
espiritualidad inconsciente del ser rnás profundo (o rnás
elevado) de la persona rnisrna. Para cumplir tal función de
puente, cuenta con rnás herrarnientas qt.le cualquier otro
sisterna de psicoterapia.
En el presente libro nos referirernos a estas cuestiotles,
y rnétodos alterapéuticos
inherentes ser hurnanode
desde
la logoteraPi?. y a pretendernos
sus inicios, NIo los enfoques
11

-
t
I
I
hacer valer una escuela de psicoterapia en d etrirnento de
otras, sino poner sobre el tapete el dilema de la psicolo gía-
I
psicoterapía, en sll pretensión de salvar a la persona y ofrecer I
una alternativa frente a las dernás disciprinás. I
indisoluble entrede
Observernos cerca el dilerna.
la pretensión Consiste en una
de las universidades tensión
y entidades
especializadas Por otorgar a dichas disciplinas carácter científi-
It
co "desde arriba" y el requerirniento qué se hace de oír ,,desde
abajo", expresado por gran cantidaa ae individlros que han
I
perdido sus lazos rnetafísicos en el mundo de hoy y busóan algo
que sustituya a la religión. La psicología-psicoterapia oscila I
entre estos dos reclarnos, pero no es bueno "navegar entre dos
agrtas". Por un lado, coquetea con las'ciencias naturales desde
I
épocas de Sigrnund Freud y ha echado cirnientos sólidos en I
psicología
gracias a suexperirnental y terapia
estricto ernpirisrno, delfinaknente
pudo cornportarniento donde,
despojarse
estigrna de la charlatanería. Por otro, el objeto de investigación
del I
quedó parcialrnente desplazado por el criterio endiosado de las I
pruebas estadísticas. Se irnpuso la rnoda de hablar de "psicolo-
gía sin alfi1,a", concepto quá Viktor E. Frankl arnplió, aI ñferirse
I
críticarnente a uriá "psicología sin espíritu". Apárecieron enton- I
ces los "ofererrtes de espíritu y de eipíritus', ^de tod,o tipo eu€,
bajo el rnanto de la psicolo gía, comerc ializan lo que p.rld"
t
ofrecer el mercado en 1o que a concepciones del rnundo se I
refiere: sectas, supersticiones, castillor err el aire, rnund.os irna- I
ginarios.
dolor todo tierr',po ha florecido el negocio en torno al
Enestupidez.
y ala II
La psicología-psicoterapia ocupa los singulares espacios en-
tre religión y ciencia y, dentro de esta últirna, entre lás ciencias I
naturales y ciencias del espíritu, entre lo ernpírico y 1o
fgnorngnológico, la dernost.a.ión y La evidencia. Tárnbién, por
I
de§dicha, entre la ayuda efectiva y el engaño corno negócio I
lucrativo. En este árnbito lucha por forjar ,.rá irnagen positila de I
sj. eA quién habría de sorprender que el éxito tardL
".,
U"grr? Su
desventaja radica en su arnbigua pertenencia a arnbas dlscipli- I
nas- NIi aun
la tierra las reglamentaciones
de nadie legales
o de todos ur, qré lograron arrancarlJ de
se encllentra. I
72 I
I

Frente al dilerna descrito, los conceptos desarrollados por


viktor E. Frankl dernuestran genialidaá, pues transfo.*.i l,
desventaja señalada en uri logro magistial. sin arnbigüeda-
4"*, Frankl enfoca su logoterapia en el hornbre como un todo.
el lugares indiscritible
que laespersona
Éste ür. le corresponde.
un ser rnultidimensional, pero
áunque no
dado
por ello
necesariarnente híbrido, una "doctrina unificadora de la per-
sona" corno es la logoterapia debe poseer una estructura
rnultidirnensional. Ha de tener una viáiOn de su perfil físico,
psíquico, social y espiritual y dar relevancia tanto a su
herencia anirnal corno a su necesidad religiosa, sin confundir
las diversas dirnensiones. La precisión ontológica de la
fogoterapia en cuanto a diagnóstico y terapia es la-rnarca Que
lleva en el orillo. Su capacidad para vincular las cienclas
nattrrales y ciencias
las, es su sello del espíritu
de calidad. , y en
En 1965, al vincularlas trascender-
ocasión del aniversario
de los 600 años de la fundación de la LJniversidad de Viena,
viktor E. Frankl lo explicaba de la siguiente manerat:
Es sabido que el arte
artesolía
solía definirse corno la unidad dentro de la
diversidad. Por rni parte, propongo definir al hombre comola
unidad a pesar de la diversidad. Hay una unidad antropológica
pese a las diferencias ontológicas, Í)ese a las diferenciai entre tos
diversos rnodos de ser de cada ur7o. La existencia hurnana está
signada Por Ia coexistencia de una unidad antropológica y
dtferert|cias ontológicas, d el ser unitari o d e la person yTr var¡ada
rnodos de ser que la configuran (. . .) . El cientifico natut alrnente
debe rnantener enpie la ficción de que la realidad a unidirnensia nal-
Pero a la vez debe saber lo que hace, vale decir, te.ner conciencia de
los elernentos que debe esquivar en el proceso de su investigaci&a
ya que pueden inducir a error (...).
- Valga corrTo ejernplo 1o siguiente: si proyecto al terreno de la
psiquiaffia a perconalidadx camoFdor Dctoyewski o krnadette
Soubirous, Dostoyewski no será para rní, del punto de vista
psiquiáttica, rnás que un epilépüco corr-to cualquier otro, y
rViktor E- Frar-rkL, Der Wille zlttrt Sinn, Munich, nueva impresi(rn de 1,gg't,
págs. 143ss-
13

a
1 Betnadettenirnásnirnenos queunahistéricacon alucinaciones a,
visionarias. Lo que son rnás allá de esto r7o se refleja a nivel ¿
psiquiátrico, pues ni el rnérito artístico de uno ni la religiosidad
de la otra tienen incidencia a dicho nivel. Todo seguit'á siendo J
arnbiguo
ttansparente en laenesfera psiquiátrico
de alootra
relación hasta
instancia, que se vttelva
quedetrás
yace o Pot'
encirna (.. .). Toda patología necesita un diagnóstico, urTa diagno- I
sis, urt "ver-a-través", una referencia al logos que se encuentta
deh'ás deL patltos, aI sentidoqueposee eIsufrirniento.
d
é
Flablando pues en sentido figurado, la logoterapia no é
navega entre dos agqa-s-,-si,lro-sobre dos aguas, que ha logfado '
trarrsforñtar en Llna superficie integrada. Es éste el gran é
rnérito que tiene. En ningún rnomento olvida el sustrato é
psicofísico de la existencia hurnana, propenso a alteraciones,
por 1o que ha elaborado un inventario de referencias relativas
a la terapia rnédica. Pero tarnpoco ignora la Personalidad éé
espiritual de la persona, la chispa divina que anida en la é
" a:rc7lla", testimonio de una fluerza creadora indornable.
Logoterapia es cura de airnas, pero una cur:a rnédica de alrnas; é
es psicología", p€ro psicología espiritual. Las dos aguas se é
Llnen y conforman un todo que sostiene la rrave de la vida. La
tierra lirnítrofe, la tierra de nadie entre dos reinos, se ha f
corrvertido en " tíetra de prornisión "' (...) . é
Antes de cornenzat a recorrerla con el espíritu, hagarnos é
un en layrnateria.
paréntesis
versadas escuchernos la palabra de algunas persor¡as
aI
CITA I (Hans Urs von Balthasar)s
a
a
¿Córno está estructtrado eI hornbreTAlo cabe duda de qtte es
a
erróneo el esquema ideado por Descartes, que concebía un c-uelpo a
2Viktor E. Frankl , Psicoanálisis y Existettcialisrnc't,Fondo de Cr-rltura Econó-
a
rnica,
3 Hans [Jrs Aires/México,
Buenos von Balthasar, L999.
Honto Creaf¿¡s -Esf, cap. "Gesundheit zwischert
Wissenschaft urrd Weisireit", Einsiedeln, 1986, págs. 83-92. a
C
r
1A
-I.t

cuyo funcionanúenta era igual al de una rnáquina yuxtapttesto


a un alma purarnente espiritual. El principio vital del ser
hutnano, glue en sus actos rnás elevados -su corlciencia de sí, su
conocintiento del rnurtdo, su rnoralidad y su libre albedrío-se
yergue por encfuna de los candicionarnientos rnateriales, atraiga en
el cuerpo vivo, en la indisoluble interdependencia que tan bien
conoce la rnedicina psicosornática y de la cttal parte. Corno ya supo
entenderlo el hornbre antiguo, la persona es r.tr7a stterte de
cornpendio de etapas cósrnicas: el ser ntaterial, la vida vegetal y
anirnal, que se elevaltasta la conciencia de sírnistna y una cierta
libertad, lo que le perrnite plantearse, cot¡to único ser en el ntundo,
cuál es el sentido de su existencia personal y de la existencia toda,
¡>oniendo su sustrato rnaterial y orgánico aI servicio del senüdo
percibido
El o elaborado (... ).
objetivo de la psicoterapia debe ser ayudar a la persorTa a
elaborar unyproyecto
realizarse, de settüdo
desarrollar el coraje de su existencia
para que leI{o
llevarlo a cabo. perrnita
basta
en absoluto que haga un análisis retrospectivo de su pasado
hasta su niñez ternprana. A/o es suficiente desatar nudos y
superat cornplejos, pw es la v erdadera superación de sus proble-
rnas sólo poQrá producirse cuando se le abra un rtuevo futuro,
la integración plena de sentido en un rÍ1undo y un rnedio
igualrnente dotados de sentido. Desde estaperspecüva, opino
qLte es afortunad'o el térrnino "Iogoterapia" (logos - sentido)
que ha dado Viktor E. FranH a su rnétodo, pues así debe ser toda
terapia que aspira a lograr su corrTetido, por rnás que discrepen
los rnétodos terapéuticos.
Dado que tto hay sentido devid a sin libertad hurnana, la terapia
no sólo ha de contar con ésta, sino desatarla y fortalecerla en el
interior del paciente para que elija al rnáxinto de sus posibili-
dades. Signifka que el terapeuta debe conocer y hacer descttbfir
al paciente las dimensiones de la sabiduría y que éste debe
tesponder, aIr4enos er7ciertarnedida, al estímulo del terapettta.
TaI sabidutíadebe serpersonal y seirá getterando enel curso del
diálogo. De ninguna filanera, se trata de satttrar al ptaciente
con verdades generales esquernáticas y abstractas acerca de la
necesidad de integrarse
ciertos lírnites en lo quesociaimente u otras Aunque
a esto conciertte). de funda-
(Alfred Adler üene
15
cuyo funcionarniento era igual al de una rnáquina, yuxtapttesto
a ur7 alma purarrtente espiritual. El principio vital del ser
hurnano, que en sus actos más elevados -su corlciencia de sí, su
conocintiento del rnundo, su ntoralidad y su libre albedrío- se
yergue por encinta de los condicionarnientos rnateriafes, atraiga en
el cuerpo vivo, en la indisoluble interdependencia que tanbien
conoce la rnedicina psicosornáüca y de Ia cttal parte. C omo ya suPo
entenderlo el hornbre antiguo, la Persona es urTa suerte de
compendio de etapas cósrnicas: el ser material,la vidavegetal y
animal, que se eleva hasta la conciencia de sí misma y una cierta
libertad, lo que le perrnite plantearse, corno único ser en el rnundo,
cuál esel sentido desu existenciapersonalydela existencia toda,
poniendo su sustrato rnaterialy orgánico al servicio del sentido
percibi do o elaborado (... ).
El objetivo de la psicoterapia debe ser ayudar a la persona a
le
elaborar unproyecto
realizarse, y desarrollar de setttido para
el coraje de llevarlo a cabo.
su existencia que ItIo perrnita
basta
en absoluto que haga un análisis retrospectivo de su pasado
hasta su niñez ternprana. A/o es suficiente desatar nudos y
supeÍarcornplejos, pues la verdadera superación de sus proble-
rnas sólo pod_rá producirse cuando qe le abra un rTuevo futuro,
la integración plena de sentido en uf7 mundo y un rnedio
igualrnente dotados de sentido. Desde estaperspectiva, opino
que es afortunado el térrnino "logoterapia" (logos - sentido)
que ha dado Viktor E. FranH a su rné.todo, pues así debe set toda
terapia que aspira a lograr su colrTetido, por rnás que discrepen
I os rnétodos terapéuticos.
Dado que no ha| serúid o de vid a sin libertad hwnana, la terapia
no sóloha de contar con ésta, sino desatarlay fortalecerla en el
interior del paciente para que eliia a,l máxin-rc de sus posibili-
dades. Signifka que el terapeuta debe conocer y hacer descubrir
al paciente las dirnensiones de la sabiduría y que éste debe
te sp ond e r, a I tnen o s er7 cier ta rnedid a, al e s timul o d e I te rap eu t a.
Tai sabiduría debe serpersonal y se irá getterand.o en el cut'sodel
diálogo. De ninguna flTanera, se trata de satutar al paciente
con verdades generales esquerrtáticas y abstractas acerca de la
u ottas (Alfred Adler tiene
ciertos lírnites
necesidad de integrarse a esto concierrte). Aunque de funda-
en 1o quesocialrnente
15
rnental irnportancia para los neuróticos que no logran desha-
cerse de sus trabas, la dirnensión social no es la única: también
debe conternplarse la dirnensión de la relación cort Dios, Io
eterno y Io absoluto, que en último término es la única que
confiere sentido aI contacto con el prójimo.
Así pues, la rneta de la psicoterapia consiste en ayudar a la
persona a elaborar un proyecto de sentido de su existencia
que le perrnita realizarse y desarrollar el coraje para vivir
conforme a é1. Es precisarnente 1o que se proponen todos los
procedirnientos de la logoterapia.
I
CITA II (Horst Schl eif er)a a
Siend o un científico natural y empit'ico, Freu d d ebía p or fu erz a ú
explicar a la persona, según é1 determinada por instintos, ü
preguntándose por los orígenes, las causas, planteándose el "de É
dónde". Por su patte, al postular qlte el ser hurnano está ü
orientado hacia los valores y preguntarse "hacia dónde",
Frankl abiií las puertas a la cuestlAn aceÍca del sentido (. . .). ú
En 1o que respecta al objeto de invesügación "petsorta", los escitos
ep«ializados entemas psicológicos ¡nnen de manifresto que d*de
a
un principio la psicología esquivó el factor espiritual en la I
persona. Al desprenderse de la filosofía, pretendió proceder de I
fiTanera puramente empírica,lo cual implicaba la supresión ú
de todo elemento rnetafísico, como espíritu y alrna, pues una
definición de psicología corno ciencia del alrna o del espÍritu daría I
por sentada la existencia de tal akna o tal espÍritu, vale decir, de ú
un elernento rnetafísico. Se refugió, por ende, ert la definición de
"ciencia del cotnportarniento y Ia vivencia", ttrl. concepto tnuy a
' abarcadorquenofunplica oalguno.Deahí*deprende a
que,ni reduciendo todo lopsíquico a lo físico-intento qdepo-
drta caracteri.zar eI psicoanálisis ortod oxo de Freud- ni elirninan- a
elernento meiafísico <orno hace la psicologra acadérnica-,
do el elernentomeiafísico é
Schleifer , Sinn<>úet¡tieúe Psycltolcttgie und Erziel¡ttng", Munic h, 1.996,
a Horst é
págs. 22, 31-32, 43. é
1,6 a
ü

Lh
es carac er zar atinadamente er objeto
a ap licaci ón d e tnétod os inad ectt que e nvesüga (...).
os de las inv estigarioa"" p"ioiigrrut expricipor por qué los res lta-
a d os

scasa rerevancia para Io cotidialo, u.áa eri¡"us han enído tan


ttb uvo consecuencias fatales para esta
yu que Ia adopción de Ia
etodología de laá ciencias naturalesipaí¡"ulur^ente
Ia física,
disciplitta. Referida a Ia
b Persona que
ue sólo puede
vive y se desarrálla baio infli¡o-de
aríabilidad' Ia adopción de este
1t la
"au.uiiin
corrtPrenderse ca'balrn.ntá ui su integridad
método
y
y

bt
; niento antropológiia
ecisiótthurnano fund amental : los loscarnbiosse vinculaba
carnbios a urTa
en eI comporta-
nó se interTtretaban de otra foruna que
om o e fe cto d e un a ca L7sa. En c on no fuese
a persona Posee libertad interior,,
ha d r a
1 1""1
j" e s os ti ene u e
se erige Ia quáafirrna queestá
eterrninada' De esta tnarTera, r7osólo
F,
7?
se ponén en entredicho las
uestiones referentes a Ia responsabilidaá
esta espacio al eletnento inconsciente y iaiurt"d, sino q,te e
yÁpiriáal dentro de lo
a
s íq u i c o - L a c u anti fi cay ón
y rn ed i ci ón .. *f, iiv as d e I o psíq u _
co, c ond ici ona d aygr * á tod i
p
la p s i c ol ogía a d é fini rs e corn
or og, u emple a "d a, no s óI o nev
aron
o . 1nc i a d e l.c o rnp

2
, ivencia' sino ayelitnittar
unpostergabtes de su repertorio una oseúe
esey.i"t"" puruTi comprensión d e las
cornportantientos humuno",
rta ntide to y I a
enternas
vivencias
f'r "o^orauiresponsabilidad,
urnor, a fe,Ia conÍianza
I

a voluntad, el espírittt, Ia libártad,


F
TI
i d o y otros. Hastá er d í1d e h"y
o es posibre que er ser hurnaío tieguá
;" p u p orá ko er hecho e que asi
""
aI banco de prueba psico_
er sen'_
ógico.
Fr volvamos sobre esto: Ja supresión
fr o,.o la practica ra_psicorogía'a""áá*icadel factor metafísico tal
no permite
l.
T ("')'
erización adecuadá der Jb¡"t-
Por .rro-.1?^rogoterapia
u antropología.
a"
ínctry. investigáción la
,,persona,,
carac_
erernento" *"tafísicos err
T
T
t
77
a
CITA III (Vaclav Havel)5 €i: .

I
Mientras que ei "ser" conlo horizottfe de referettcia abs<;luto se
identifica en nosotros con el ot'den rnoral corrto Ltrta "voz" o tt71
"llarnado", el trlttrtdo o la existencia en eI seno deesfe orden
t
sigttifica, pc>r el contrario,la tentación de seguir ateniéndonos
cóntodantente a los objetivos fijados. Cornprenderlo a fondo
equivale a tomarconciencia del sentintiettto de atnbigüedad y
II|
{
de cisura; de la paradoja que encierra la posicíón det sér
huntano. A/ues tra "qlteridad ontológica" eipresa que sólo la é
Persona se cuestiona acerca del sentiáo y, a li vez, ,Lr"u logra é
obteneruna respuesta exhaustiva. Sóto ta persoÍla vivencla el
ttundo corrlo aquello a Io que fue arrojádo; sólo ella sabe, ú
tarnbiétt, qtte al entregaÍse a esta existencia sepierde irren'úsi- *
blentente (...). é
A rniacabadarnente
jan iuicio, las representaciones
las dimensiottesarquetípicas religiosas
de esta esencia refle-
ámbivalente
del ser hufi1ar1o: desde la idea del Paraíso, esta "rentittiscencia" Jt
de la participación en la integridad del ser que se ltaperdido,
pasando por Ia figura de la caída en el rnundo y el f uicio Final é
cor|1o collftoritaciót't cotl el horizonte absoluto de referencias del é
ser hurnano,Itasta la idea de Ia salvación corno puttto culnti-
ü
nante de la trascendencia, aquella "cuasi-identlficaciót^t" corl
la plenitud del ser hacia Ia iual éste tiende unu y otra vez. El
hecho de que todos los intentos irreflexivos del íanatisnto pol-
I
é
dar nacitttiento a ttrl "paraíso terrenal" inevitablernente desán-t-
bocan er1 ur7 infierno terrenal se expresa palrnariantente en Ia
frase d e que el reino d e Dios no es 'd"
"si" mund o,,. En efecto,
urla vida que resulte rnedianantente soportable en este nturtdo
I
sólo puede gatantizarla un ser orietttado hacia algo "detrás" cle é
este mundo, ul1 seÍ que en su aquí y en su ahora se rija por lo é
infinito, lo absoluto y 1o eterno. Ál orientarse sin ÍeseÍvas hacia é
eI aqttí y el ahora, todo ahoira y todo aquí soportable'se

I,
transforrnan ert ttn párarno sitt rernisión y térrninán tiñéndolo é,

i Vaciav é,
F{amburÉf, nr-reva
Havel, irn¡1¡ssl(1n cle .lg91,
Briefe an Olq;a. pags. 308-310.
Betrachtttnten ttus c{em Gefángnis, Reinbek bei
¿
18
4
Por ciet'to, así corno Cristo está clavado a la cruz, eI set hunlaÍ7o
está clavado en la intersección de dos paradojas: la horizontal
del tnundo y la vertical del ser; arrastrado porla desesperanza
de la existencia espacio-ternporal, por un lado, y lo inaccesible
de 1o absoluto, por otro, Oscila entre el torrnento que significa

E
5
el desconocintiento de su rnisión y la alegría de su realización;
entre la nada y el contenido de sentido de su vida. Al igual que
Cristo, vertce,l>rincipalrnente, en sus derratas: al contentplar
L¡ el absttrdo recupera el sentido de su vida; en su fracaso
redescubre su responsabilidad; gn la rnuerte *slt última y
F. rnáxirna derrota- triunfa definitivarnente sobre su quebranto.
F Al rernatar para toda la eternidad su perfil en la "rt1enloria del
ser"', vuelve al regazo del ser integral sin renunciar en nada a
su "alteridad".

7
F Dice FIavel
derrotas: qt-le la persona
conternplando el absurdo principalmente
vuelve
vence a hallar el sentido
en st-ls
de la vida, en slls fracaso's descubre nuevarrrente su responsa-
bilidad, €n la muerte derrota definitivarrrente su rniseria (...).
A este triunfo en rnedio de la derrota es a donde la logoterapia
aspira a llevar a''los individuos.

CITA IV (Hans Küng)6

Todos cotlocerrtos
h'abaio ya no ocupa la sociedad
el centro en que
de ella, ha sido insertos.
puesestarnos El
desplazado
por la vi*,encia. En gran tnedida, la vivencia se ha transforrna-
do en Ltl1a rneta en sí. Hay infinidad de cosas que no necesita-
tnos Pero desearíarnas tener: desde la vestirnettta al autotnóviL
nl;evo, el valor de la vivencia es a rnenLtdo rnás itnportante que
el de uso. EI sentido de la vida ya no lo propot'ciona el trabajo,
sino labúsqueda de ex¡>eriencias agradables y la -estetización-
§e la vida cotidiana. Todo debe ser rnás placentero, ntás betlo y
ntás at71er7a, pues "tod.o lo que divierte está ¡tet'nti tid o".

h Hans I(r-ing,
pron.unciada c'tr el Conferencia
Congreso desobte tema "Acerca
Radioeloncología del se¡rtidoelde18.11..1995.
en Baclen-Baclen [a vida",

19
I
a
a
A/o es de sorprender que er7 nuestra sociedad, a la par del I
rnercado de trabajo, el rnercado de las experiencias se haya
convertido en un factoi dotninante de la vida cotidiana, donde
a
la oferta es cada vez rnás refinada y la dernanda rnás rutinaria a
(...).
éste elLasentido
consigna
de la "¡Vive
es:vida?, tu vida ahora
¿estarnos preguntarnos,
".IYosrnás satisfechos que
antes? I{oprecisarnente. El sociólogo Gerhard Schulze sostie-
¿es
a
ne: "Los- feriados y las vacaciones, las relaciones de la pareja, la I
profesió, y otros árnbitos ert la vida de las personas están
'iornetidos a la presión que generan las expectativas, las desilu- a
siones. Cuanto rnás hagarnos de las experiencias el sentido de a
nuestras vidas, tanto rr'tayor será el temor cle que éstas no se
produzcan (...)".
a
En vista de lo dicho, es preciso valorar las palabras de rnuchos a
psicólogos y psicoterapeutas que nos exhortan a gu€, frente a a
tantas revoluciortes y relativizacioÍtes científicas, políticas y
religiosas, hallernos el sentido en nosotros rnisrnos. Trabajernos I
s obre nos ott'os r:ti srnos, a goterrtos nuestros potenci a I es, d esa tro- é
llernos nuesttas rnetas y nuestra moral por nosotros l;rtisn:.c,s,
inventernos el sentido de nuestras vidas. Definarnos los prin-
a
cipios según los cuales desearnos vivir; en una palabra, realicé- a
rr7or1os. ¿Es éste el sentido de nttestras vidas? ¿Ixlos brindará un a
sentido de vida supremo que nos señale el carnino que debernos
seguir? ¿Aquello que pÍeocupa a psicólogos y psicoterapeutas a
-es decir, la identidad e integridad personales-nos procurará I
el sentirniento
suPerarlas de coherencia
situaciones y estabilidad
ntás difíciles? que nos
¿No exigirnos perrnita
dentasiado
de nosotros ntisrnos al crear el sentido de nuestras vidas de tal I
tnaneta? a
Mi respuesta es que nosotros y sóho nosotros sorrTosseres que
b uscam os sentid o a la v d a, p ero no lo hallarern os a rnenos que I a a
abrarnos a urta clirnensión profunda; a rrterTos que todo Io que a
uivirnos, experirnentarnos, obrarnos y el aborarnos esté funp'»regna do
de la confianza en algo que no t:,ace de nosotros rnisrnos. Sólo a
encontrarerrtos un setTtido que abarca todos los árnbitos de nuestras a
vidas si, en medio de nuestro trabajo, de las experiencias que
vivirnos, nos
confianza sustenta la confiartza en esta realidad oculta: urta
raciottal en el fundarnento prirnero y últirno de todo a
é
0 I
b

sentido, capaz de sostenernos, penetrarrtos y guiarnos, al que


darnos el nornbre tan prgfanad o y vilipendiado de o Dios o.
Según Küng, sólo hallarernos sentido auténtico a nuestras
vidasinteres
que si las abrirnos aunqueprofunda
a una dimensión
la logoterapia, la ,,profundi-
redefine (...).Esto es lo
dad" coñlo "elevación" f, por urrd", se entiende a sí rnisrna
como "psicología elevada".
Las citas previarnente rnencionadas no dejan dudas acerca
de las fuentés que dan sustento a nuestras ..íd.". Busquernos
estírnulo en una psicología auténticarnente espirituát para
redefinir el acceso a estas fuentes y desb rozarlL, tanto prm
nosotros corrlo para los dernás.

21
Aproximación crítica a la filosofía de la
polaridad
Entre los enfoques filosóficos y religiosos de la actualidad
hry Lrno que ha sido motivo de reflexión y desarrollo por
parte de pensaclores destacados. Se trata de la filosofía cle la
polaridad. El último en reforrnularla con genialidad fue Bijarr
Arnini ', que intenta derivar de ella nlrevos argllmentos para
su pedagogía de las crisis. Al hacerlo, se rernite al ideario cle
Yiktor E. Frankl. Cierto es que la logoterapia no adhiere
cc-¡nceptualrnente a la filosofía de la polaridad. En lo que
sigue, procuraremos deterrninar las causas de ello, sopesan-
do 1os pros y los contras de dicha orientación.
Cornencernos con algunas aclaraciones prelirninares en
relación a la filosofía de la polaridad: segúrn ésta, tod o
f enórneno perterreciente al mundo de las representaciones

hurnanas
fundarnentan condicionan por
estáy conforrnado dos rnitades
mutuamente: polares
desde que se
la inhalación
y la espiración, la tensió. y la distensión, hasta la verdad y el
error, la vid, y la rnuerte, todo oscila clentro de esta dualidad
a la que se ha llegado -y aquí cornienza la creencia- por la
división de Lrrla unidad primigenia . La estructura y dinárnica
polares dan testimonio del dolor que nace de la división del
7Bijan Anrirri, Erzielltirl[i zun] Sinn: PrirrziL. Hoffnung der Páclagr-rgik , en
L<tgothera¡tie uncT Existenzanalrrse, Bremen, nún-lerrr extraorclinario, Act¿rs ciel
Congreso cle la Amistad de Ia Sc¡ciedad Strizo-aiemarra de Logoterapia ),
Análisis Existencial, reuniclo del 13 al 16.b.ia9e en Davos/Suiza.
23

I
I
uno prirnigenio y del anhelo por reclrperarlo. Es decir, que al
pri,áipio f"ue la únidad prirnigenia y.al final es o deberá ser la II
reunificación de arnbal rnitaáes polares forrnando launque todo
integrad"o. Entre arnbos se encuentra la polaridad en se I
d"esávuelve el hqrizonte de nuestro ser y nuestra cognición": T
escribe Bijan Arnini. De esto deduce 9t. toda crisis vital
la oportunidad , pot consiguient-e,
encierra en sí el peligro y'sordá I
con desesperación o P_rocurando
puede enfrentarse hacia el sentido ínsito enestá
crecer, orientánd"ose
elección dependerá de cuál de los dos polos
cada vida'
en la La
rnira' I
T
según Arnini, la pedagogía d.e las_ crisis apunta a "veÍ en el
vital' I-a I
p.á"""o (crítico) tát sóIo i..r, mitad polar del procesoy hallar la I
rnad"uración consistirá, pues, en buscar, interpretar
"ti".Lo ideal sería que ü p..uona rnisma comPlete y concluya t
la historia".
Bijan Arnini recurre a un ejer4plo conmovedor .Para avalar
t
strs tesis. Cuando Gandhi estaba agonizando, se le acercó un
t
hindú que había asesinado a un niño rnusulrnán por vengarse t
de la rnuerte
parecía de fin
no tener prgpio hijo,
su é1 asesinado
vicioso porque
de. dolor rnusulrnanes'
se padecía
"ir".rlod,e sufrirnientos y de culpas' La tt
y se infligía en'esta maraña
trisis era p..fecta. Pero quedaba en pie una oportunidad'
rnodo totálrnente dif.r.ritu de encaÁrla, ttn "polo opuesto"al'
un t
como sostiene Arnini. Gandhi 1o presenta en su consejo t
hindú. "Sé de un carnino que te libiará de tu torrnento. Buscaa t
a un niño que no teng, pt-d."s Porque ha1 sido asesinados,
nn rnuchaciro (...) V trátalo cotno a tu hif o. Debe ser rnusuknán,
T

¿rne oyes? Y edúcalo como tal". t


E'
En este
Frankl, que contexto, corno Arnini
en su vida Biian nosdarernite
ert slr obra aque-*l--":.
Viktor
testimonio
al
de que tt
no hry golpe del d"estino por du¡o que sea más difÍcil de
hurnano r,o^p*eda enconttri ".t tido. 'tuanto I
desentrañar sea el enigrna del sentido, tanto mayor és - el t
desafío para la concienáa, es decir, tanto firayor es la posib-i-
lidad de rnaduración de la persona", sostiene Arnini' I§ada t
puede obietarse a esta afirrnación- Irdrrestras obieciones -"o. "" I
ái.ig.r', ala solución del "enigrna d-el sentido" del que habla t
Arnini, que Parecería extraidá de textos logoterapétlticos d'e
t
24 I
ran y sus sc pu os cuan o acen re erenc a a a ern ca
L; de la superación de la agresións. Más bien objetarnos el
L;
t- la polaridad,teórico
fundarnento de esta-perrnítasenos
pues sugiere la sirnplificación-
soluciórt, es d.ecir, la filosofía de
que la unidad prirnigenia se ha dividido en dos polos de igual
a
t- -
t- valor, en dos rnitades equivalentes que se yuxtaPonen corno
urra rrrtez que se parte en dos cuando se la pisa, De encontrar
a la rnitad que ha saltado, se podrá volver a juntar las dos partes
forrnando una unidad y todo estará " en orden", püe s resPon-
2 de al estado de cosas originario.
4 No ponemos en duda que tal yuxtaposición de dgs polos
2 de igual valor se encuentre en la realidad. La inhalación y
l-; y distensión
espiración rnencionadas
son ejernplos de ello. Díao yelnoche,
anteriormente ritrno de tensióny
hornbre

.-
rnujer, calor y frío tarnbién 1o son. Mas no ocurre 1o rnismo cotl
- la conservación y destrucción de la vida, la verdad y eI error,
el amor y el odio. En estos casos, los polos no están yuxta-
---
puestos sino que urro se coloca por encirna del otro por 1o cual,
f, en rigor, flo se trata de pares y rnenos aún de polos. Poderrros
a
I aplicarles el farnoso apotegrna' de Spinoz a; "La verdad es la
norrna de sí rnisrna y del erroÍ" , lo que significa que se trata
4 de un solo valor que existe de por sí y a partir de sí. IrIo se
anti-valor
42 originar
coñlo polo
plr€s, por
opuesto, contraste
sino qLle es "sttun
con dis-valor
propia o
ttorrna", posee stt
propia grandeza ontológica, su calidad de valor. EI hornbre
E no es un valor superior en relación a la rnujer, Pero la vida es
un valor superior a la aniquilación, y la naturaleza se ha
u ocupado de insuflar a los seres vivos un sentimiento instinti-
vo de esto en la forrna de una voluntad de supervivencia a
- todo trance. Análogarnente, la verdad constituye un valor
n
, superior al error y el arnor un valor superior al odio. Podría-
rrros decir que el valor, qlre existe a partir de sí rnisrno, es el
I
polo favorecido que se justifica éticamente. Es el polo delinea-
h¡r do por el logos, el "debo" hacia el que todo serdeafluye. ¿Y cuál

L es el otro "polo"? No es nada. Nlada a partir sí rnisrno. I{o


I

F
8 Cf. Elisabeth Lukas, LJna vida fascinante, Editorial San Pablo, Noesis
No 1, Buenos Aires, 1994-

r
F
r
25

es rn-ás que la desviación del valor, la longitud de oscilación


Por la cual un valor se desvía. El desprec-io de la ..ia" ." t,
desviación de la valoración de la,*ia, que nos h;;;i"
confiada y se nos encornienda. El error es la ierdad desviada.
Odio es arnor fracasado. El sinsentido es la negación del
sentido. Tales "polos opuestos', no son polos en sentido
propio, sino- rrreras negaciones de los polós. son las partes
putrefactas de las nueces, rro sus rnitadei. Si no existe el valor
tarnpoco existe la desviación de éste; si no ú;;";;:
ción, el valor
Baruch sigue existiendo.
spinoza
irreversibilidad
"*i"i"
ilustró lo expuesto aludiendo a la aI
de las aseveraciones. El error es la desvia-
ción de la verdad Pero la verdad no es la desviación del error. a
El conocimiento del error no nos dice nada acerca de la
verdad. El conocimiento de la verdadr por el contrario, nos a
dice todo acerca del error. eue alguien sepa q,-re un camino es f
erraclo (^o nos conduce a la *.tr deseaáa) no significa que
sepa cuál es el camino cierto (que conduce a la méta). euien
J
coll"oce el camino cierto conoce tod.os los carninos errad.os. El f
habrían de seidel
conocirniento -co-.ceptos cierto eslomás
carnino polares y lo
abarcador.
cierto
cierto es la rnedida de lo errado, no así a la inversa.
Lo rnismo ocurre con las crisis etl nuestras vidas. Son
¿Cómo
errado? Lo
aJ-f-f
peligro y oportunidad, pero este peligro y esta oportunidad a
no están al rnisrno nivel. L1 oportunidad Áe sitúa por encirna
peligro,, La oportunidad es lo verdaclero, fo ese¡cial, f
.d"t
l-racia lo cual- se orienta la crisis; la rnagnitud de r,,alor que
-
I
reposa oculta en el seno de la crisis. Quien reconoce la
oportunidad tarnbién capta el peligro al que escapa al optar t,
por ella. Quien reconoce er peligroio )
la oportunidadendeLrnaescapai
psíq,uicarnente a.*et. Elporluo
crisis es la desviációñdelde
peligro .rpádo
na.rfraga.
naura
crisis, la no-captación del potencial de sentido oculto enaJta
sentido
o, como lo expre_saría Bijan Arnini, la no-solución del enigl11a ella
de srl sentido. Lo ilusira en forma óptima el ejemplo- a*
Gandhi. El hindú desesperadb se acei.u , Gandhí gritrrldo,
"Terminaré corno un a.rimal (...). He matado a un niño. Maté
a u-n niño, ¿cornprendes?".Tiene absoluta conciencia de la
26

amena za de la crisis; del peligro de que lo humano sucurnba


(corno un anirnal) en la culpa. Pero no vislurrtbra su oportuni-
dad. Só1o cuando se le prepente conocerá lo que es sLrclrmbir
y resucitar. Al rnisrno tiernpo sabe que toda su crisis gira en
torno a un valor, a un único."polo", a un centro: la resurrec-
ción de lo humano. Todo lo demás es ...nada.
Por Io tanto rpdra que una peda gogía de las crisis sea eficaz
debe señalar el valor en cuestión que está en peligro PorqLre
la persona se ha desviado de é1. No puede consistir en hacer
de historias
filosofía de laa rnedias historias
polaridad, sino encornpletas, corrro propugna
salvar la quintaesencia la
y los
puntos cukninantes de historias que arnena z,an volverse
insustanciales o errar el tema. Irüo es necesario cornpletar lo
incornpleto ytrxtaponiendo los polos, sino reconocer el valor
por encirna del dis-valor; reconocer el destello de sentido qtte
anida en los resquicios más ínfimos de la existencia ierrena,
en la dicha y en la tristeza, en las contradicciones polares de
la vida, hasta los recovecos más oscuros del abismo hurnano
(..,) dando fe del logos ("en el principio fue el logos"), de la
h.y
unidad primordial
nada. Pués todo("Soy
lo queelexiste
que Soy"), a la pardebajo
se encuentra de la cual
de ella.
no
IrIo obstante, lo que se encarnina hacia dicha unidad, yd
"redirnido" de la desviación, es recibido en el seno de sLt
gracia.

27

PEno LA ffi5 IMPoRTANTE


ES EL AMOR ...
Aproximación crítica a la doctrina de las
neurosls
Es fascinante irnaginar la posibilidad de que el "sentido
últirno" de la vida hurnana pueda consistir en "progresar
hacia el arnor". Larnentablernente, el vocablo " aÍnaÍ" está
excesivarnente rnanoseado. Consta de rnil facetas, y me refie-
ro a una faceta
"progteso rnás,
hacia el la'rnil
arnor" y una,
corno la " aproximación espiritual
ctrando parafraseo estea
valores irnperecederos". I{os preguntarnos si, a la inversa, la
vida de una persona qLre no se desarrolla en dirección al arnor
quedaría "irreali zada" .
Supongarnos que el "progreso hacia el alrtor" fuese el
criterio para evaluar si la vida de una persona Posee o no
sentido. En tal caso, y considerando la diversidad de los seres
hurnanos, deberíamos supofrer que cada Persona tiene tlrt
punto de partida diferente en su progreso hacia el arnor.
Algunos tendrán que cornenzar por el desprecio, y aI alejarse
de é1, por poco que sea, estarán progresando hacia el arnor.
Otros partirán de la indiferencia y deberán liberarse trabajo-
sarnente de ella. Hry personas cuya vida está dotada de'tln
elevado potencial err benevolencia y un rico sisterna de
valores que les hará rnás fácil "progresar hacia el amor".
Pero el sentido es, por así decirlo, la constante indepen-
diente. Es único corno lo es cada vida y es incondicional Pues
29

I
i
t
j

no depende de ninguna condición en particular. A partir de


I
l
las investigaciones de viktor E. Frankl, o acaso desáe antes,
s-abernos que el ser hurnano puede encontrar y frag:uar senti- 7
do en su vida, sea cual sea su situació^ y constitución en el I
rnornento y sin irnportar dónde deba cornenzar. Es interesal-
te plantearse la posibiliclad de que la realización del sentido t
de la vida no debe medirse tanto por sr-r aproxirnación real a I
valores irnperecederos, corrlo por el carnino recorrido en su
progreso hacia el arrlor. Valga el siguiente diagrarna para I
ilustrarlo: i-
A2
I

k I
Odio,
indiferencia arTror I
Progreso Progreso 2
I
1
t
Alavar.z,ar hacia E\, un ser hurnano que parte de A1 I
avanza más hacia el arnor que otro qLle se encuentra en A2 y I
avanza hasta F,2, pues el carnino recorrido en su progreso es
rnayor que el del segundo, pese a que éste ha penetrádo rnás I
lejos en dirección al arnor. La calidad de vida á" .r.,, persona I
debería medirse por el camino recorrido en su desarrollo
hacia el arnor antes que por el lugar que ha alcanzado. I
Indudablemente, esto no pasa de ser "teotía gris", pero slr a
irnportancia en psicoterapia Ie confiere coloridó. ru. es des- I
tI
el desarrollo
acertado de las
entender al psicoterapeuta corrlo
person ás" , cuyo tln "asistente
cornetido para
consisté en
haeer lo posible por alargar el trecho que desandan los
pacientes en dirección al arnor, Me refieio en particular a I
pacientes con trastorllos neuróticos de la p.r"oralidad.
Mucho se escribió acerca del fenórneno neurótico, pero I
seguimos sin contar con un trabajo concluyente al respectó. rui
siquiera el argumento aparentemente obíio de que l,
i
"rr..- a
30 I

cia, el sufrirniento y el estrés psíquicos desencadenan las


neurosis parece terrer validez absoluta (menos aún que las
originan), dado que en ,tiernpos de guerra y penurias las
r.tellrosis desaparecen en gran rnedida para retornar en perío-
dos de relativa bonanza.
Tampoco yo dispongo de explicaciones concluyentes al
respecto, pero rni experiencia profesional rne perrnite arries-
gar la siguierrte afirmación: el neurótico catece de cierta disposi-
ción para arrtar. Decir que carece de arnor por habérsele
privado
engañosa de él sería sirnplificar en exceso las cosas. Esta tesis
ya ha inducido a error a rnás de rln experto,
amollado por pruebas qt-le lo refutan. Tarnpoco está cofirpro-
bado que incida en ello alguna predisposición hereditaria.
Parece indicado adoptar una actitud de rnodestia al respecto
y tener en cuenta que eI psicólogo no lo sabe todo. Debe
desecharse por inservible la afirmación que sostenía que los
psicólogos cuentan con una "vista de Róntgen", capaz de
detectar las vísceras del alma hurnana.
h,Ie ahorror p1r€s, las hipótesis que explican por qué el
neurótico ca.rece de cierta disposición para amar y rrre lirnito
a inferir que, pór carecer de ella, lta perdido Io qLte es ntás
irnportante que el rniedo: lo que fiTerece arrtaÍse. Lo ha perdido de
t ista, por así decirlo. Es, sin duda, una idea revolucionaria,
qare de§virtúa la rnayor parte de los argufirentos psicotera-
péuticos que hacen hincapié en los rniedos fantásticos del
neurótico. ¿Y qué, si no se tratase en absoluto de liberarlo de
sus rniedos? Solía pensarse que al conjurar los rniedos surgiría
el arnor. ¿Y si fuese a la inversa, es decir, que debe surgir el
arnor pues sólo é1 podrá conjurar los rniedos? En tal caso,
deberíarnos
Frankl. seguir el hilo del pensarrriento de Viktor E.
' Traigo. a colación rln relato que ejemplifica 1o dichoe y
describe Ltna escena típica de un proceso neurótico in crescendo
rnejor que cualquier tratado. Durante una excursión a las
rnontañas qr-le tealiza con su padre y su herrnano rnayor Cirilo
en Francia, una niña llarnada Celia experirnenta un traurna
e Mary Westmacott, Das unv<>llendete Portrait, Munich, L987.
31

II
I
psíquico y se agita impotente, invadida por ternores. ¿O no es

así (...)? I
Un día el padre le dijo: "¿Qué te parece si escalarnos aquel I
cerro?" y señaló una rnontaña detrás del hotel. T
"¿Yo, papá? ¿Hasta arriba?".
"Sí. Y también podrás rnontar eÍt rttltla". T
"¿Qué es urTa rnula, papá?". T
El padre
ni le explicó
un caballo, sino algo una rnula
que entre arnbos. era enterartente
no Celia unburro
estaba excitada pues T
ernprendería la aventura de escalar una rnontaña, pero la rnadre T
expresó ciertas dudas al respecto. ¿Alo seríapeligroso? Elpadre I
se rió de ella y le dijo que no fuera tan medrosa, pues la niña T
no correría el rnenorpeligro.
También elherrnano de Celia, Cirilo, participaría de Ia excur- T
sión corl el padre. Cirilo se indignó, "¿Cómo? ¿La chiquita
ta mbién viene ? ¡ No hará rnás que arruinarnos el día ". Aunque
I
sentía cariño por Celia, se sentía herido en su orgullo rrTascu- T

lino por eug


Opinaba deber compartir
cuando la expedición
los hornbres salían, loscon la 'chiquita'.
niños,
si eran de sexo fernenino, estaban fuera de lugar.
et7 eápecial
I
T
Al alba del gran día, Celia vio llegar las rnulas desde eI balcón. I
AparecieÍon trotando a la vuelta de Ia esquina, rnásparecidas I
a caballos que a burros. Celia bajó las escaleras llena de
entusiasrrto. Unhombrecillo de tez rnorena convetsaba con su I
padre. Le explicaba que él personalrnente cuidaúa de la "petite 1
dernoiselle". El padre y Cirilo rnontaron sus rnulas. El guía I
alzó a Celia y la acornodó sobre la montura. Aunque se sentía
Ílotar a gran altttra, Celia estaba encantada. Partieron. t
tI
La rnadre los saludaba desde el balcón, y la niña no cabía en sí
de orgullo. Se sentía ya adulta participando en tal averttura.
El guía carninaba a su lado y no dejaba de conversar. Ella
apenas le entendía debido a su fuerte acento españoL. I
Fue urTa cabalgata rnaravillosa. Los sinuosos sendeÍos se t
volvían cada vez rnás escarpados, hasta que finahnente se
encontraÍar1 cort la roca abrupta a ur1 lado, y aI otro un I
precipicio que caía a pique. La rnula de Celia tenía la inquietan- I
32
1

te costumbre de andar por el borde y dar coces coÍ1 las patas


traseras en cada recodo del camino. Pero Celia estaba corTvert-
cida de que se trataba de un anirnal muy inteligente y sólo le
sorprendía su extraño nontbre: Anisette.
Hacia el rnediodía llegaron a la cirna, donde se hallaba urta
rninúscula choza con la rnesa tendida delante de la puerta. Se
sentaron, y al instante una mujer les acercó un alrnueÍzo
exquisito de omelette, truchas fritas, queso crerrloso y Pan.
Adernás, Celia tuvo ocasión de jugar con un gran perro lanudo.
hacer"Il
"C'est presqu'un
Milor". Anglais",
Milor era bonachón dijo podía
y Celia la rnujer. s'appelle
con él lo que
queña.
El padre rniró el reloj y opinó que era hora de iniciar el descenso.
Llarnó al guía, qy_g gg acercó sonriente, sostertiendo algo en la
rr1ar1o. "Fíjese 1ó que acabo de capiuÍar", dijo. Era urTa gran
rnariposa de variados colores.
"C'est pour Mad,emoiselle" , agregó.
Antes de que Celia se diese cttertta, tornó un alfiler y sujetó la
rnariposa hábihnente en Ia parte superior del sombrero de paja.
"Voilá que Madernoiselle
para adrnirdr su obra de arte. est chic " , dijo y se retiró un paso
Montaron sus mulas y comenzó el descenso.
Celia se sentía desdidtada. I-a rnariposa aún vivía y aleteaba contra
su sornbrero. ¡Atravesada por un alfiler Se descornponía de sóIo
pensarlo. Gruesas lágrimas cornen-zaron a rodar por sus rrlejiJlas.
"¿Qué te sucede, ntuñeca?" preguntó el padre, preocupado.
"¿Estás cansada? ¿Tienes dolores? ¿Te duele la cabeza?".
Celia sacudía la cabeza y sollozaba arnargarnente.
"Está cansada", opirtó Cirilo. "O le tiene rniedo al caballo".
tartto". Ia cabeza cort fuerza. "Erttottces dirne por qué
Celia sacudía
lloras
"La petite demoiselle est fatigttée", aventuró el guía"
Celia derrarnaba rnás y rnás lágrimas. Todos la rniraban carl
preocupación e insistíart cotl sus preguntas, pero ella no
atinaba a responder. El guía había querido darle un gusto y no
podía ofenderlo. I:[abía estado orgulloso de co]ocarle la rnariposa
en el sornbrera, (...). ¡córno decir qlu.e Ie disgustaba It,ladie,
33

I
I
I
pues, podía entendetla. Las alas de la mariposa aletearon cot1 T
rnás fuerza en el viento y el llanto de Celia se hizo incontenible- T
Estaba segura de quá nadie, iamás, se había sentido tan
desdichado corno ella. I
,,Lo mejof es que regfesemos cLlanto antes", diio el p2dte. A/o I
entendía nadá. "LaTlevarefilos de vuelta con tnamá' Ella tenía
razón. La excursión fue dernasiado para laniña". I
C e 1 ia hubie s e d e s e a d o e xc laÍ¡1 r : " It Io e s v et d ad ¡ Llo to p o t' otr a
a
I
razór't
por Pero nada
qué". lloraba. dijo, Pafasacudió
Perturbada, Ia volviesen
que no le cabeza' Pfeguntar 1
Lloró durante todo el trayecto de vuelta, sintiéndose cada vez t
peor.
-Aún Todo 1o
veía sornbtío y depritnente' I
padre
lloraba cuando la alzaron de la rnula delante del hotel. El
Llevó aruiba, donde los esperaba su madre. "Tenías
t
la
'razón, Miriam", d ijo, "ft4e demasiado para la pequeña-Alo sé I
si le duele algo o sirnpletnente está agotada"' I
"I{o 7o estoy", sollozó Celia.
"Tuvo rniedo Pofque la montaña efa Inuy escalPadau, diio Cirilo'
r
oIVo
tuve rniedo",:¿L¡¡o
-¿Entonces qué tien'es?" llotando.
ellainsistió el padre' I
Aturdid a, Celia fiió la vista en su madre. Sabía que nunca
podría ha,blar sobie el gran pesar que sentía; que éste debía
I
'qued.ar para siernpre en-cetra-do en su corazón. Í{abría deseado I
§ritartás a todosla verdad, peto no podía- De alguna frtanera I
rnisteriosa se sentía obligada a Inantenet silencio, como sí I
algyien hubiese sellado sus labios. ¡ Ay, si mami supiese Pa: qué
ultrb, tan triste EIla cofnprendetía. Pero no se lo podía qlue decir-
su
I
Todos Ia rniraban, esPerando algunaexplicación. Sentía
interior se contraía áolorosamertte, mientras les lanzaba una
I
rni a d a p i d i end o s o coÍÍ o
-

Miriarn le respondió con la suYa.


It
"Creo que no le gusta la matiposa que tiene en el sofil'bteto", t
dijo. "¿Quiér1se la colocó allí?"
ieué alivio sitttió Celia Mami eÍa maravillosa. Casi dolía I
sentir tanto alivio. t
" ¡La odio, la odio - gritó. " ¡Todavía vive y agita las alas ¡La
hicieron sufrir tnucho ". I
I
4
I
/ ¿-u . mlli¡f

a "Supongo que no habrá querido ofender al guía", dijo la rnadre.


" iOh, ntanti " exclarrtó Celia. Estas palabras lo decían todo
- -su alivio,last)había
Surnadre an1or, su agradecirniento, su adrniración.
comprendido.
-

a
- Hasta aquí el relato. Es de suponer que casi todos los
lectores piensan espontánearnente: ¡pobre niña Además, el
t lector versado en psicología podrá sacar interesantes conclu-
siones. LJna experiencia que provoca horror, que deja rrrarcas
- en la psique de la persona y cuesta elaborar (...).Lo rnisrno
debió pensar la autora de la novela, que continuó la historia
- en forrna consecllente hasta el histérico intento de suicidio
a
- que cornete Celia a los 38 años.
Desearía, no obstante, agregar algunos elementos qlle
) a rrojen nueva Luz sobre el suceso, pues la realidad de la
) historia es otra. ¿Qué sucedió concretarnente? Algunas perso-
nas se esfuerzan por dar una alegría a una niña. El padre
1 aiquila una rnula para que sr-l hija pueda participar de la
, excursión sin cansarse dernasiado. La rnujer del refugio les
prepara una cornida exquisita y el guía atrapa una rnagnífica
;
u mariposa para adornar el sornbrero de la pequeña. Aunque es
poco grato, no pod.emos rnenos que preguntarnos qué aportó
; la niña.
guía, Echa
y deja perder lalibrada
la arnariposa excursión al padre,
a su suerte. Noalesherrnano y al
mi intención
A acusar a Celia, qlre no es rnás que una niña. Lo que pretendo
I es señalar que el mal que causa es rnayor que el que sufre, y
a rrre pregunto si, aI ver el asunto desde esta óptica, no estarnos
yendo a la raíz de las neurosis.
¿Cómo se habría cornportado un niño sano, no propenso a
a
-
las rreurosis? F{abrÍa protestado en el momento en que el guía
a se proponía sujetarle la rnariposa al sornbrero. F{abría expre-
sado su desagrado, pidiendo qr-le se liberara al anirnalito. O

af,f, al
quecornienzo lo habría
la rnariposa aceptado
aleteaba por cortesía.
y se le llenaban
habría confiado sr-r malestar al padre.
Luego,
los ojos al sentir
de lágrirnas,

-
35

En el prirner caso, el niño sano no predispuesto a las neufbsis


habría dado prioridad al arnor por el anirnal por encirna del
rniedo. El rniedo o la inhibición de enfrentarse a uÍr adulto
desconocido habría estado presente, corr^ro en el'caso de Celia,
pero lo que es rnás irnportante que el rniedo: el arnor por el
anirnal en peligro, habría rnotivado la resistencia. En el segundo
caso, el niño sano no propenso a las neurosis habría dado
prioridad al arnor al padre por encirna del rniedo. A1 igual que
Celia, se habría sqntido avergonzado por llorar a causá de una
rnariposa que tenía
tener que adrnitirlo. Es
prendida a su sornbrero
una reacción e incórnodo
absolutamente norrnal. por
Sin
ernbargo, el sentirrriento que es rnás irnportante que el rniedo: el
afilor por el padre preocupado que tlo cornp..rtá" qué suced.e,
le habría perrnitido superar tal rnalestar.
Poco Ie habría costado a la niña desdramatizar la situación,
quitarle gravedad. Con decir "no quiero que lo haga " habría
detenido la rnano del guía en el rnornento de colocar Ia
rnariposa en el sornbrero. El guía, [ü€ no era un hornbre rnalo
sino sirnplernente tosco, habría sonreído y respondido: "Corno
desee lVadernoiselle". Cor. decir "me apena la rnariposa" el
padre
instantehubiera"-entendido, hubiera
y secado las lágrirnas tibdrado
de sus la El
rnejillas. ,rlrripo", al
grupo de
viajeros habría seguido disfrutando del rnagnífico paisaje
rnontañoso, del perfurne de los pastos alpinos, del sol radian-
te,- del sentirniento exaltado que les deparaba la herrnosa
nattrraleza que Dios creó. Pero la frase salvadora no es
pronu.nciada. Con d:ureza e indiferencia, la "¡>obre niña sen-
sible" deja que el anirnal rnueta y que s., paáre, hernrano y
guía regresen a casa con el ánirno turbadó. No llora por la
rnariposa, carece de verdadera corrrpasión, lo que la rnadre
capta con perspicacia ("creo
y(-..)").
que se pone de rnanifiestoque hora
a lano de la laverdad
lé gusta ("la
rnáriposa odio
(...)")
sólo llora por sí rnisrna, por autocornpasión; llorá por
la desazón que le causa sentir el aleteo del anirnal. No ñay
duda de que no es rnás que Llna pobre niña, pero no es pobre
porque sienta rnied.o, sino porqLre su falta d" ,*or e indife-
rencia frente aI rnundo que la rodea.es tan grande que no tiene
nada que oponer a sus rniedos
36

En todo r,Tiomento, hry tres personas que se desviven por


aa-

adivinar el motivo det'irr"r"o^ d. la excursión , de tairto


concentrarse en el malestar de la niña, pasan por alto el
detalle del §ornbrero. En todo rnornento, el padre'se hace
fuertes reproches pero el corazón de su hija rro se conmueve.
Luego, la rnadre entra en escena y Celia la pone a prueba.
¿Podrá adivinar lo que sucede? Si lo hace, se salvará de que
la castigue continuando con el drama del llanto. Pero la madre
conoce a su hlja, capta el juego con claridad y lo juega hasta su
"final feliz" . un punto rnás para la rnad re y uno menos para
la hija, problerna.
menor que de pronto sabe expresar lo que le sucede sin el
El juego ha terrninado; la rnariposa ha
rntrerto; la excursión se ha rnalogrado definitivamente; papá
y mamá se esforzarán en el futuro por interpretar 5r tornar en
cuenta los deseos de su hijita. El desarnor ha conclrrido su
«:bra. Los irnplicados vuelven a cornunicarse con norrnalidad.
E[ rniedo y la inhibición curnplieron su objetivo.
Ya en los años 20, Alfred Adler y Viktor E. Frankl discutían
si los corrportarnientos de los neuróticos siernpre tienen
"ca¡ácter intencional" en el sentido adleriano, es hecir, si se
trata de un especiáculo histérico, sea consciente o inconscien-
te, con el secreto propósito de llamar la atención y lograr la
consideración de los dernás (lo que Celia, si se lo ha propues-
to, logra a la perfección), o si tienen mero " carácter de
expresiÓn". Viktor E. Frankl se inclina por esta últirna posibi-
lidad. Tarnbién yo rne inclino por considerar los procesos
psíquicos de la niña del relato como expresión de algo, pero no
corno expresión del rniedo, aunque esta versión la favorece-
ría. No puedo sustraerme a la sulosición de que lo sucedido
a la niña fuera expresión de rln "bache", de un déficit de arnor

y de disposición para arnar -un bache que llena cor:r rniedo y


lágrirnas.
Si es así, será vana la pretensión de las numerosas Celias
adultas, de que el rnundo exterior les aporte la palabra justa,
reconfortante y salvadora, antes de hacer un esfuerzo por
Pronunciarla ellas rnisrnas. Iguaknente vano será el rnétodo
terapéutico grr€, basándose en la teoría de las neurosis, hace
3/

I
/

hincapié en que el paciente no recibió la palabra de consuelo


que necesitaba en el ñromento decisivo de su vida o sostiene
que esta palabra de consu.elo debe dársela rnás tarde. Por el
I¿
¿

contrario, eI saber empírico coincide con el criterio de la á


logoterapia de qtre el hornbre pueda dar 1o que no recibió; de que a-
el ser hurnano no es una rép1ica ni una estación de Paso, sino
que puede generar lo que rrunca le fue dado pues en su 4
interior habita el "espíritu" que obra en forrna creativa. a-
¿Quiérr enseñó a Beethoven a corr.rPoner? ¿Quién enseñó a
Miguel Angel a construir rnonumentos? ¿Quién enseñó a los ¿
herrnanos Wright a diseñar aviones? ¿Por qué habría de ser
irnprescindible que la confianza y el arnor hacia un Paciente
¿
precedan a su autoconfianza y su amor al rnundo? ¿
Recuerdo a Lrna paciente con la que dialogué sobre este ¿
terna. Se rnostró sorprendida, rnás airn , conrnocionada, ¿
sarrarrrente conrnocionada. Sus larnentos giraban en torno a la
vieja canción de los celos, la envidia y la hurnillación; de la ¿
persona y su autovaloración doblegada; de la persona que ¿
olvida que el valor no puede doblegarse. La rnujer, una viuda ¿
en edad madura sin hijós, había conocido a Lln viudo aproxi-
cornenzado ade
rnadarnente su rnisrna
intimar para escapar soledad.bien
a lallevaban
edad. Se y habían
El viudo tenía É
¿
rln hijo casado con dos niños, que vivía en Lrna ciudad
distante. Este hijo rechazaba a la compañera de su padre, que I
había hecho su aparición en forrna poco hábil y diplomática, é
ocupando el "lugar de la rnadre muerta", attebatando a los
nietos el abuelo que antes solía llegar de visita con los I
bolsillos repletos de regalos y sacarlos a pasear, y que ahora a
-tarnpoco en forrna diplornática- dedicaba el tiernpo a stl a
ntreva arniga.
a
sible
Porrecházo conlaotro
su parte, señora
rechazo. "f{o voy a" arrastrarrne
"rraturaknente reaccionó al delan-
te de estos jóvenes", balbució entre lágrirnas. -No osten-
créo'qlre ll
a
tenga que ped irles perrniso cuando salgo con rni arnigo.
I
Dernasiado se han aprovechado de él (...)". Irlinguna de las
partes quer:ía ceder, ninguna quería faltar a la propia digni-
dad. Cuando el padre invitaba al hijo, éste respondía: "LJni-
carnente te visitarernos si estás solo". Cuando el hijo llarnaba
I
¿
38 ¿
I

al padre por teléfono y atendÍa la señora, ella colgaba el


auricular sin rnediar palabra. Todos sufrían por esta enemis-
tad", a la que nadie ponía fin.
Allí pues estaba la paciente sentada en rni consultorio, hecha
Lrn rrrar de lágrirnas. La senclllez de "la solución para su vida"
rnás que drarnática parecía irrisoria: ir, extender la ll1ano, ser
btrena. Pero era esto 1o que parecía irnposible. ¿O no lo era?
Sea corno fuere, Ie hablé de esta antigtra "receta" basada er1
la experiencia. Le expliqué que todo lo que partía de ella era
producto
poder sll elección,
en eldemundo libre elección.
de suobligar
que pueda Qt e no
a una persona huy
a tener
urra reacción determinada. Le conté que los indios dernostra-
ron qlre ni siquiera en el poste de tormento es posible forzar
una reacción que no se desea; qlle las historias de torturas en
todo el rnundo atestiguan qr-le es posible llegar a descua rtizar
a una persona sin que traicione a otra, si es contra su rrolun-
tad. Le dije: "Lo que irradia Llna persona, stls palabras, slls
actos, están deterrninados por ella rnisrna y por nadie rnás.
Tarnbién sucede con usted. Sólo usted deterrnina cuánta
arnabilidad y.cuá:rto odio irradia su persona. NIo 1o deterrnina
su arnigo. NIo lo deterrnina el hijo de su arnigo. Y rnucho
ilrenos lo deterrninan los hijos del hijo de su arnigo".
"¡Pero si rrre tratan con odio no puedo ser arnable corr
ellos " objetó la dama. "Sí", insistí, "puede serlo. Sus posibi-
lidades cle cornportarse con arnabilidad son ilirnitadas. Aun-
que cien personas fuesen odiosas con usted, seguiría teniendo
la posibilidad de ser arnable y cordial con ellas. Otro asunto
es qlle usted lo desee, que usted lo elija. Cuestión aparte es si
es razonable y correcto responder a Lrn cornportarniento
hostil con cordialidad. Me lirnito a señalarle la libertad qlre
trsted
ro§á, independiente de todo lo una
tiene, que le perterrece. libertad
que viene a surnagníf ica, pode-
encuentro, para
decidir lo que usted irradiará" .

La mujer quedó pensativa. Reflexionaba sobre lo que había


escuchado. Sus lágrirnas cesaron. Finalrnente asintió: "Segll-
rarnente puedo ser amable. Pero, ¿qué ganaría siendo arnable
con los parientes de rni arnigo?".
39

¿
¿

Yo presentía que haría esta objeción. La había oído inte- /


*
riorrnente antes de que abriera los labios. "Qué gano cotl ello" *
es la pregunta crucial en torno a l.a cual gira el pensarniento
actual. Las cosas deben valer la pena. Debernos poder sacar J
algún rédito para nosotros. ¿Tanto nos hernos ernpobrecido? 4
¿Sólo hacemos lo que "nos rinde" o' de lo que esPerarrros
obtener algún provecho? Esta no €s, ernPero, rnás que Ia I
superficie. Debajo hty rnás. En cada uno de nosotros hry algo I
rnás: la chispa que todo lo renrreva.
4
queMirnirnirada recayó
paciente prendido
sobre
llevaba al cuello
un prended del vestido.
or finarnente cincelado
" ¿Lo é
ha heredado o lo eligió usted rnisrna?" le pregunté. "Y o é
rnisrna 1o elegí", respondió con un dejo de orgullo. "Es uno de
los rnás bellos que tengo" - "Dígarne" , procedí, "si antes de é
comprarlo, usted se hubiese encontrado con alguien que ¿
llevaba un prendedor tosco y feo, ¿hubiera elegido urto é
igualrnente tosco y feo?" . La paciente tne rniró perpleja.
"¿Quiere decir que el prendedor es com.o rni cofirPortarnien- É
to? ¿Y que así corno no rye guío por los prendedores de otros {
tarnpoco debp guiarrne por el coñrportarniento de otros?".
"Así es. Yigual
adornarla ittn",este
rnás que respondí. "Stlprendedor.
rnagnífico comportamiento puede
Toda decisión
¿
ú
que torne es una decisión que torna sobre usted rnisrna. Si trata C
rnal a alguien, usted es una mala rnujer. Si su cornportarniento
es rnaternal, usted es rnaternal. Si es cornprensiva con algrrien,
usted es una rnujer comprensiva. El prendedor que usted se {
coloca siernpre estará sobre su vestido. Si es arnable, flo tendrá
ningún beneficio, pero usted será arnable (...)". É
Se produjo un silencio. Fue un silencio prolongado y É
ernpecé a terner que había ido dernasiado lejos. ¿Hubiese sido
preferible entre ver
vapulearlohacerle su el aprieto
hijo que colocaba
y suencornpañera su arnigo
de avida?
haberle hablado de los nietos, que tenían derecho a disfrrrtar
al
¿Debí
t
é
é
de vez en cuando de la presencia de su abuelo para guardar
un buen recllerdo de él en el futuro? Por otra parte, al adoptar I
un tono excesivarnente "rnoralizante" , ¿rro habría despertado é
ñrayor resistencia? é
40 é
I

Mis cavilaciones un tanto ansiosas se vieron interrurnpidas


por la voz de rni paciente. "Podría hacer algo: hablar por
teléfono al hijo de rni arnigo, disculparrne por haber interrurn-
pido la cornunicación y ponerlo al habla con su padr e" . Porlerlo
al habla corr su padre. Allí estaba la chispa espiritual. Pude ser
testigo de la transformación de un prendedor tosco y feo en
trno dorado en el atavío rnoral de esta rnujer, ya próxirna a la
veiez. Só1o rne quedaba despedirrne de ella con un apretón de
rr:ranos y desearle la rnejor de las suertes.
El ser humano debe aprender a superarse a sí mismo
rnediante el arnor, en lugar de ternblar ante el ternor de no ser
arnado. FIe aquí la prirnera fórrnula para curar la neurosis. Es
de larnentar que ninguna psicoterapia la plantee en forrna tan
radical corno la logoterapia de Frankl.
47

Pena eue rus pÍes sE ATARGUEN


SOBRE TA TIERRq

El decálogo en versión logoterapéutica


F{ablamos de que el "sentido últirno" de la vida de una
persona podría consistir en el "progteso hacia eI amor". NTo
obstante, es posible dar una definición más arnplia al "sentido
últirno", diciendo que se trata de un sentido integrador qt-re
es superior a todo lo d..ernás; en clave teológica: "Dics" . La
"vohlrrtad de hallar el sentido últirno" a la que alude Viktor
E. Frankl en sufobras significa gu€, tarde o ternprano, todos
un refugio
los seres hurnanos extienden las rnanos buscando
divino absoluto, Llna arrnonía qLle los trascienda, Lrn sentido
conexo, integrado er1 un todo ininterrumpido que tarnbién
abarque 1o rnás atroz y depravado del mundo. Pero este
elernento "últinlo" se sustrae a la comprensión del ser hurna-
no.
Las religiones han desarrollado diversos "lenguajes" y
símbolos para ilustrar lo absolutamente inaprehérrsible. Para
lo irrcornparable idearon parábolas y recurrieron a vueltas de
tuerca
pór sLr para retorna unloantiguo
parte,dernostrar indernostrable. Viktor
argurnento E. Frankl,
filosófico .que
afirrna que el anhelo de una cosa presLrporre la existencia de la
cosa ansiada. "En el fondo de nuestro ser se oculta un anhelo
que es tan irnposible acallar que no puede referirse a otra cosa
qlre no sea a Dios" (Frankl). La sed constituye la prueba de la
existencia del agr-la, el ojo la prueba de la existencia del sol, la
"voluntad de sentido" La prueba de la existencia de sentido.
43

T
É

¿
a
Lo arnado precede al arnor. Análogamente, podríamos Para-
frasear el cogito, ergo SuITt de Descartes de esta rnanera: "Anto J
(deum), ergo (deus) es{'. Si innurnerables seres de todos los
pueblos y culturas aman a Dios desde los orígenes del pensa- I
rniento humano, Dios es1o. Tarnbién al tratarse del sentido a
últirno de la totalidad, el amor es "1o más irnportante", o sea, a
el rnás grande y poderoso argumento.
a
La psicoterapi a y La teología son dos disciplinas colindan-
tes. Lá línea dá demarcación entre ambas está dada Por el I
fluir
rapia,ternporal que separa loobjeto
de to irnperecedero, transitorio, la psicote-
objeto de Corno
de la teología. diji- É
rrtó" al principio, el rnérito de Viktor E. Frankl resulta del É
hecho de que, siendo científico, no ternió tender urr puente ¿
entre ambás disciptinas, anclando su logoterapia en el árnbito
de la psicoterapia, Pero rnuy próxirna a la orilla de esta IY
sostienen el
corriente de dernarcación. Los pilotes del puente IL
arco que conduce al "Ínás allá" .
, Las investigacion es recientes de Reinhard Tausch, profe-
investigaciones
T

sor en Psicología de la LJniversidad de Flarnburgo, confirman t


1o atinado de sus planteos. Entre otras cosas, Tausch escribe:
El análisis de más de200 estudios, realizados erl surrlayotía por
tt
nortearnericanos) nos lleva a suponer que las Personas que creen t
profundarnente en unDios arnante que los afitpara y aquéllas
-quá
tiur,etl urla concepción de vida marcadamente espiritual t
* ven que su vida tiene rnás sentido; se sienten rnás saüsfechas, t
espetanzadas y tnenos desrnoralizadas,
I
* ayudan rnás al prójirno, sof:. más solidatias, tienen fTtenos I
prejuicios, I
* son psíquicarnente rnás sanas, SuPeran rneior las crisis, I
corts,arrten Inel:ror cantidad de nicotina, alcohol y drogas,
* tienen fitencrs relaciones pre / extrantatrirnoniales, soÍr rnás I
agradecidas y perdonan conrnayor Íacilidad, I
I

r0 Viktor E. Frankl, EI ltontbre dolienfe, Herder, Barcelona, 1990. I


I
44

iilllird

L
-

rf.f.
F. * se vuelven crirninales con tnenor frecuencia
sin convicciones religiosasll .
que las personas

r
Alentada por estos resultados y rnis propias experiencias
con los pacientes, avanzaré unos pasos por eI puente que
- tendió Viktor E. Frankl, aventurando una interpretación
Iogoterapéutica del Decálogo (los "Diez Mandarnientos" bí-
blicos). Tengo plena conciencia de que no siendo teóloga ñre
- expongo a críticas fustificadas. No obstante, tal interpreta-
;- ción podría
en qLre arrojar
rnuchos seres se refugian
nlleva luz sobre
enelilusiones esotéricas
Decálogo, pues
en una época
7
I
han perdido vigencia las fórrnulas vacuas de una tradición
'a
I

I
anquilosada. El Decálogo no es vacuo; si se 1o conternpla a
través del cristal de una disciplina de psicohigiene rnoderna
t se observará que rebosa de orientaciones para una vida sarla
r- p1ena. Particularrnente el 4o mandarniento es, a rni juicio, un
t
I

punto de apoyo esencial en la lucha por lograr estabilidad


psíquica y madurez personal, por lo cual me referiré a é1 en
I

;
,s
I
Cetalle.

;,s EI Decálogo en versión logoterapéutica


I

s
I

s 1"'' Mandarniento: Mantendrás el vínculo con la trascenden-


cla.
I 2" Mandamiento: Mantendrás tu receptividad para con los
lr valores.
I

ar 3" Mandarniento: Periódicarnente harás una pausa para dia-


logar con tu conciencia.

-a
JI 4" Mandarniento: Perdonarás tus padres los errores que
cornetieron acontigo.
5o Mandarniento: Afirrnarás ir-rcondicionalrnente el sentido
a
- de la vida.
lr rl Reinhard Tausch, Einsichten itt seeli,sclie Yorgánge beint rclígiósen Gl¿tubert
und bei Christliclt-ethischen Botschaften. Ergebni.s-se entpiriscl'rer Forscltungerr, edi-
It ci(tn especial del Instituto Psicológict-r III cte Ia Unir-ersidad de Hamburgo,
1997.
45
)
A

a
é

é
6o Mandarniento: Consentirás que tu propia satisfacción ú
constituya el efecto secundario de un acto é
de arnór. é
7o Mandamiento: I\To car garás sobre tus espaldas ni torna-
rás posesión de lo que no está destinad"o é
a ti. e
8" Mandarniento: I.Jo acrecentarás el sufrimiento entre las
Personas.
4
Ia é
9" Mandarniento: Respetarás
familia. y rnantendrás la unidad de
10" Mandarniento: No aspirarás a tener, sino a ser. t
é

Acerca det 7"'' Mandamíento


a
e
Mantendrás eI vfnculo con la trascendencia é
Viktor E. Frankl llarnó la atención sobre el hecho de que no é
es posible creer rrrerced a un acto volitivo . La fe es un actcr é
inténcional que rto se puede forzar. Significa que se cree o no
se creer p€ro ño es posible creer en respuesta a un dictad o de é
la voluntad. é
Por el contrario, la relación con una cosa deterrninada se é
puede cultivar, alentar y rnantener a través de la voluntad.
LIna relación "prirnigenia" no tiene por qué perderse. Cierta- é
rnente, al aludir a una relación no rne refiero a una consuma- é
ción. Irdo apoyo la tesis de que la consurnación de la fe es rnás
irnportante que su contenido. La fe se consLuna únicarnente é
cuando el contenido es digno de ella. Por su parte, sólo en el é
marco de una relación aún existente con este contenido será
factible
'Desdeestablecer si el contenido
la perspectiva el de
es d.igno
de la logoterapia, fe o no Io es.
1"'' Mandarniento
afirrnar puesu §[ü€ la persona puede y debe contribuir a
Iéa
mantener er1 pie su vínculo innato con 1o trascendente, Para a
dar aI fenórneno intencional de la fe, la oportunidad de
consumarse por sí solo y sin intervención de la voluntad. é
é
C
46
b

a
L
rLL
F Acerca del 2o Mandamiento
Mantendrás tu receptividad para con los valores
-
El nombre de Dios es irnpronunciable e innornbrable. IrJo

t
L
sólo es irnposible irnaginar córno es Dios, sino cuál es Su
nornbre. Pero a los seres humanos nos es difícil venerar lo
innorninado. Pareciera qLre la solución radica en conservar el
respeto por el ser en todas sus forrnas, por la riqueza en los
valores del ser: la natural eza, los objetos, las plantas, los

7
anirnales
adherir al ypanteísrno,
las personas. Con 1o dicho
que distribuye no rne
el sentido propongo
de 1o sagrado
sin condensarlo. La frase de Viktor E. Frankl de que nunca
hubo un río que hubiese construido su propia central energé-
I ticai2 -con 1o cual pone lírnites a lo instintivo frente a lo
I: espiritual de la persona- puede transrnitirse a toda la corrien-
te de ser del rnundo, eü€ tarnpoco puede haberse d.ado su
II ¡rropio desarrollo y estructura.
u \4i intención al esbozar esto es señalar que el observador 9Lre,
.a
t
con adrniración y recogirniento, contempla las poderosas olas
que rnueve Ia central energética estará rnás dispuesto a hincar las
-I rodillas ante el innominado e invisible constructor de la central,
que no puede pensarse de otro modo que no sea personal.
,a
I
)a
t Acerca del 3"' Mandamiento
)a
I
Periódicamente harás ur:.a pausa para dialogar coÍt tu
at conciencia
t En un lapso de diferencia de diez años, Viktor E. Frankl
definió la conciencia de diversas rrraneras. Originariarnente,

tf la había definido Más


trascendencia"l3. "el órgano
comotarde, la definió
qLrecomo "el laórgano
escucha voz deque
la
ff detecta el sentido único de una situación de vida única"11. El
l2 Viktor E. Frankl, Das Leiden a¡n sirrn-Io-serr Leb en, Fribur¡5o, nt'leva irnpresiót-t

ff
t6l de 1995, pá9. 40.
rj Viktcrr E. Frankl, Ltt presencia ignorada Ce Dios, Hercler, Barcelc¡na, 7977.
ra Viktc¡r E. Frankl Das Leiden am sinnlosen L eL', en, Friburgo, nlleva impresirin
,
de 1991, pág. 29.

t f 17

I
I
que conoce el concePtg de sentido' en logoterapia sabe que la tI
diferencia entre arnbas definiciones es reducida, Pues en
arnbos casós se trata de algo transubjetivo que sólo la conÓien- I
cia subjetiva puede escuchar o detectar. I
Ahora bien, Para que se prod:uz,ca este Proceso de escuchar
o detectar es necesario dedicarle mornentos de conternPla-
I
ción, pausas para rneditar, instantes de quietud y recogirnien- I
to. Si no disponernos de tal refugio ante los ruidos que I
proced.en del exterior, nuestro "órgano del sentido" itá I
facultad para de
átrofiándose a poco.
escuch bullicio
El diario
ar y el trajín rnerrrralirnita
cotidiano nuestra
nrrestra caPa-
cidad de detección. En una palabra, los elernentcls irnportan-
I
tes para nuestro ser subjetivo hacen perder presencia a los
I
elernentos esenciales transubjetivos- t
' No especularé acerca de las consecuencias que esto trae I
consigo en sentido rnetaclínico, pues basta tener en cúenta las t
.or'r"."rrencias clínicas. Concluyen en el derrumbe del orga-
nismo, 1o que la sociedad indrrstrial cegada por el rendirnien- t
to, tarnbié; ha descubierto y Procura comPensar con rnétodos I
de relajarniqnto artificiales de. todo tipo. Sería rnás sencillo y
nattrrai retorna? al "Día del Señ ot." i al día en que descansa el
organisrno entero salvo un órgano: la conciencia?
II
I
Acerca del 4o Mandamiento I
Perdonarás a tus padres los etrores gqe corrreüerorl contigo t
La psicología profunda parte de una idea esencial del I
siguiente tenor: cuando los padres "honran" a sus hijos (en I
cláve rnoderna: los educan bien desde el. punto de vista
I
áes), tei ira ybien
pedagógico a los hijos (en
corresponden cariñosarnente a susnonecesida-
clave rnoderna: sufrirán I
traumas que deben reprirnir, no d.esarrollarán neurosis ni
d.epresionás) y vivirán rnuchos años ("n clave rnoderna: serán I
inrnunes a trastornos psicosornáticos). Opinamos que algo I
sernejante sucede a 1á inversa. Cuando los hiios adultos
"honrarr" asus padres (en clave moderna: no los atacan, no los I

ignoran, los frecuentan ¡r, si es rlecesario, los aPoyan), les irá


18

rf
¿ a res no e . . a:
a:
soPortarán rnejor la crisis de la edad madura, el síndrorne del
nido vacío, la crisis en que pueden caei al retirarse de sus
actividades y los padecimientos de la \rejez). Esto lleva a un
frecuente la asistencia adel
que alude arnalentendido en épocas en,qrre
4n Mandamiento
La vejez creyéndose
las cajas
de jubilaciones y obras sociales eran inexistentes.
Por el contrario, la auténtica relación de causa y efecto del
4o Mandarniento ya no nos resulta comprensible. Cuando los
hijos honran, respetan y arnan a sus padres, les irá bien a los
hijos. A los hijos, no a los padres "honrados". ¿Se trata de una
contradicción lógica? ¿Son palabras sabias caídas en el olvi-
do? Y si así fuese, ¿córno armonizarlas con los resultados de
la investigación psicoterapéutica actual?
F{e tratado de sondear en este asunto y hallé una sorpren-
dente coñtpatibilidad entre el antiguo aforismo en su signifi-
cado genuino y los datos estadísticos referentes a las enfer-
rnedades psíquicas del siglo XX, allnqrre sólo se pone de
rnanifiesto al exarninar dichos datos desde una perspectiva de
"psicología "elevad a"ls y no profunda.
Las Personaé con enferrnedades psíquicas dearnbulan por
la vida con un pasmoso bagaje de ira, discordia, reprochás y
acusaciones contra sus padres. En 25 años de práctica
psicoterapéutica escuché grandes y pequeñas tragedias de
rniles dedepersonas,
rnedida con el propósito
rnis posibilidades, delos
aplicando rnétodos en
ayudarles, de la
la
logoterapia. Pude comprobar que de cada 10 pacientes 9
tenían una actitud crítica hacia sus padres. Algo semejante
comentaban rnis colegas. Antes solía deducirse de esto que
los padres de los enferrnos habían incurrido en errores
causantes de enfermedades psíquicas en sus hijos. Pero puede
llegarse a r-rrta conclusión diferente: que los enferrnos psíqui-
cos sor¡., las rnás de las veces, personas que rechazan á sus
15 En
es decir, círculos especializados,la
la logoterapia de Viktor E."Tercera tambiéndesePsicotera¡ria
Frankl, Escuela de Viena",
denornina "Psicolo¡3ía
Elevada", por ocuparse menos de los abismos de la psique que cle las cirnas
de la espiritualidad hurnana.
49

I
a
I
at
ñrayor oque
Padres, no perdonart
rrrenor los errores
medida todos que 1o
los padies cornetieron -corrro
hacen- y los en
culpan
por ornisiones y fracasos propios; que no "honran" a sus padres
y, por consiguiente, "sus días no se alargan sobre la tierra". a
Interpolacíón a
é
Intercalarnos dos criterios que apuntalan la versión a
logoterapéutica del 4" Mandarniento.
a
poder
a) El
La vida es despedida
deun perdónde hora en hc¡ra y de un
delavance,
constante
tramo de la vida a otro, y es por ende Llna constante despe- I
é

dida, si es que deseamos perterrecer plenarnente a la hor:a o al I


trarrro de vida que sigue. El que ingresa en el presente con Ia
rnirada vuelta hacia el pasado frena su energía física y psíqui-
a
ca y queda congelado como la rnujer de Lot. Las despedidas é
deben producirse sin solución de continuidad en la vida, flo I
sólo cuando ésta toca a su fin. Sin irnportar de qué o de quién
debarnos despedirnos, la despedida sólo se logra si es en
a
Lo términos,por
arrastrarrros
buenos f;uesellopresente corno
que no está Llnanocarga
en paz puádepesada
envenena nuestro futuro. Siernpre presente, .es corno si pen-
reposar.y
diera en el aire y no nos soltara, irnpidiéndonos acceder a 1o
Iaa
que nos es propio. Particularrnente las riñas, los conflictos y a
desavenencias familiares son lastres pesados que frenan nlres-
tra rnarcha y nos irnpiden av anzar en lo que es específicarnente a
nuestro. a
N ada se logra cavilando sin cesar sobre quién fue el a
prirnero en ofender al otro. Las raíces del odio están tarr
rarnificadas que no es posible exhurnarlas, y si fuese posible a
hacerlo tras cornplicados
gencia. Tarnpoco análisis, flo por ello perderían vi-
tiene sentido detenerse a calcular las deudas a
de uno Para con el otro o las influencias qLre uno pudo haber
ejercido sobre el otro. La falta de arnor no puede justificarse a
aduciendo falta de arnor por parte de los dernás; quien 1o haga a
estará engañándose a sí rnisrno. Sólo un acto, sencillo y I
50 a
f
. . - a
" f ácil" , sino a que alivia, descarga nuestra conciencia de una
sola vez. El que logra perdonar sincerarnente y de todo
corazón traza una línea final y lirnpia toda Lrna etapa de su
vida de las rarnificaciones del odio. Por fin, es posible despe-
dirse
no de ella
traban y retornar
nLlestro el camino
avance propio
y vuelven sin lastres,
al lugar pues yaa
insignificante
partir del cual fueron creciendo desrnesuradamente.
No es de extrañar, por lo tanto, que las personas con
enferrnedades psíquicas sean en su mayoría personas inhibidas,
inrnaduras, infantiles, que no se han despedido de su niñez o
fases ternpranas de su vida. Su problema principal no consiste en
que tienen rnucho que perdonar, sino en que no están dispuestos
a perdonar, particularrnente a sus progenitores.

b) Toda decisión es decisión propia


un viejo apotegrna bíblico dice: "f{o lo que entra por la
boca rnas lo que sale de ella contarnina al hornbre (...)".
Traducido a lenguaje psicológico diríarnos: "r{o lo que otros
deciden acerca- de Lrna persona, sino lo que ella decide
deterrnina su identid ad" . La persona que es amada podrá ser
lo que ella desea, gracias o pese a ello. La persona que arr.ra es
u.na persona amante. La persona que es odiada podrá ser, a
pesar de esta circunstancia, la persona que
1o que desea. Pero
odia tendrá indefectiblernente odio en su intárior. En el
diálogo con un paciente, éste rne dijo en una ocasión: "Yo y rni
farnilia vivirnos en la rnisrna vivienda que rni madre, pero
separádos. No necesitarnos verla". " ¿Y usted no desea ver-
lai" le retruqué. "Sabe lo que pasa",.á"porrdió, "no la quiero.
Cuando ella aún tenía fuer.zas y rni esposa trabaiaba, rni
rnadre se ocupaba de los niños, cocinaba, lavab a y planchaba
pára nosotros. Cuando la oigo subir jadeando la escaler? me
da cargo de concien cia" .
¿Pobre rnadre? De ningún rnodo. ¡Pobre hornbre Se l-ra
vuelto un hijo ingrato y daña su identidad. Para sentirlo no es
preciso se encuentre con ella, pues basta con que eche un
vistazo que
a slr conciencia. ¿Córno se presentará el dÍa de rnaña-
51

l-=

t
a
na, rto sólo ante la tumba de su rnadre sino ante sí rnisrno?
I
CornoseLlna
cómo persona su
presentará abandonó
quernadre? Cornoa su rnadre
alguien la vejez.
enarnó,
que ¿y
áyu.io, a
sirvió; alguien que no abandonó a sus t',i¡o" .^,i r sus nieios en a
rrrornentos difíciles. La cosecha de su vida será abundante y
podrá estar satisfecha de su identidad. El cornportarnientt I
ingrato de su hijo no logrará despojarla de esto. a
I{aturalmente, existe Ia contraparte: padres que todo lo a
desaprueban, que son pendencierós, posLsivos, dbrninantes,
etc- Pero tarnbién en tal caso, la actitud que tengan los hijos I
hacia ellos incidirá en el bienestar de los propio-s hijos. Si se a
aI
sornetenhaciendo
estarán el juego
se volverán al abuso;
hipócritas; si perrniteñ qru se por
si son fñrnes loá tiranice
dentro
y rnisericordiosos Por fuera se convertirán p"rionas esta-
y bondadosas. Puede objetarse nuevarnente ".r
lles qLre no es
tlacit lograrlo. Es verdad. Preáisamente por ello, la enferrne- a
9ld psíq,ica es a rnenudo el punto de flégada de un trayecto
fácil y dernasiado córnodo én el cual r" ha evadido todo
I
desafío, obstáculo y responsabilidad. Es el caso del paciente a
al qr- e hicirnos referenciá, qrre llega al extrerno de huir de un I
enctrentro con sar rnadre en la escalera para no sentirse
culpabl_" y necesita sorrreterse a psicoterapia porque no está
a
satisfecho consigo mismo ni con su identidad.
¿Cómo podernos sintetizar
^2
lo antedicho? Corno psicotera- a
peuta con varios años de experiencia profesional rne atrevo a
afirrnar que el 4" Mandamiento es un auténtico mandarniento de J
arnor para los hijos. son los dÍas de ros hijos, de la generación a
joven, los que deben "alargarse sobre la tieira,,; son
"ño"
los que a
deberán estar protegidos de pesares y sufrirnientos innecesarios
y libres de hipotecas sobre su futr.o. E"to sólo lo podrán lograr a
rnediante un "doble acto": agradeciendo a sus pádr." sincéra- a
nlente 19 gue les brindaron al educarlos y perdoiando con igual
a
aa
sinceridad
arnbos losrnejor
actos erroresque el de "honlai",
cornetidos. No hry concepto que abriftre
rnuy supLrior al
"retribuit" o "devolv er" . Donde hry disposi.ior-, pu*a hacerlo,de
se abren a la persona posibilidade"-r't.r..irs; logra arrojar de sí
recuerdos tristes y el rnundo se le rnuestra corno *"r pórretrado I
por el espíritu. a
52 I
T
Acerca del 5o Mandamíento
Afirtnarás incondicionaltnente el sentido de la vida
Hry un delito que oprirne eL corazón rnás que ningún otro.
Es la destrucción insensata, el vandalisrno gratuito, el asesi-
nato
sentido.
porque no destruir?
reflejos
¿Porsí,qué Si nuestra
todos ellos vida vivida
de una vida carece sin
de
sentido no hry respuesta a tal pregunta. Hagarnos lo que
hagarnos, todo da lo rnisrno, todo se va a pique, todo anda
rnal; estamos enterrados en el lodo y nadie nos auxilia. ¿Por
qué no habríarnos de destruir? Al rnenos así gritarnos, arro-
jarnos sobre este rnundo rnaldito todo nuestro dolor por tanta
indiferencia, pisotearnos lo que nos rodea para aumentar en
algo el núrnero de contestatarios
Es fácil afirrnar la vida rnientras todo es agradable, rnien-
tras estamos
qué sucede confortablernente
cuando apoltronados
cesa la felicidad? en ella. en
Seres perecederos ¿Pero
urr
rnundo perecedero, no tenernos rnás que dos alternativas: o
procurarrlos convencerños de qt-re la vida tiene Lrn sentido
incondicional que no pierde bajo ninguna circunstancia -el
credo de la logoterapia- o nada tiene sentido, €fl cuyo caso,
por rnás buena voluntad pongañros, no podrernos hallar
rnotivo alguno que se opon ga a la (auto)destrucción.

Acerca del 6o Mandamiento


Consentirás que tu propia saüsfacción constituya el efecto
secundario de un acto de antor
"Cuanto rnás nos desvivimos por satisfacer nuestros gus-
toq, tanto rnás fácil será que dejernos de experirnentarlos" no
se cansa de repetir Viktor E. Frankl, refiriéndose a un rTreca-
nisrno espontáneo d e justicia que actúa en la esfera
interpersonal y suele pasar desapercibido. Quien utiliza a Lln
cornpañero paf a obtener calor, protección, ventajas y satisfac-
ción para sí rnisrno es probable que 1o pierda y quede con las
manos vacías. El que arna para ser arnado no es un ser arnante.
53

é
a
é
El que está ala caza de reconocirniento, éxito, autorrealizaciór'r é
y atrtoafirrnación no alcanzará La presa ansiada. Es rnás que
seguro que pagará
secundario elevadoconarechazo, fracaso
la categoría dey rneta
alienación. El efecto
se vuelve Lln
é
é
objetivo inalcan:.zable. Lo qLre se pretende obtener especulan-
do se sustrae al especulador. é
Hry un solo consejo que puede darse ala persona que busca é
el placer: el de entregarse con arnor, dejando que lo dernás se dé é
por sÍ solo y, cuando llegue, aceptarlo agradecida.
é
Acerca del 7o Mandamiento é
a
nocargarás
ql;.e/\Io está destinado a tiespaldas
sobre tus ni tomarás posesión de 1o C
Toda persol.ta es irnportante pues le espera una tarea é
propia y única. NIo se trata de urra sola tarea n'rorrrentánea, é
sino de Lrna tarea continuada y siempre carnbiarrte, que é
consiste en extraer lo rnejor posible de cada situación vital. Al
ser humano se le ha encornendado la función de "cocreadot", é
la dignidad d"e participar en la Creación. é
Función y dignidad, por cierto, implican que preste espe- é
cial atención para discernir lo qlre le espera, lo que está
destinado a é1, lo que se refiere a éI. N[eaning is w,hat is nteant é
-el sentido es lo que se refiere a uno- 1o que se remite a una {
persona. Así lo enuncia Viktor E. Frankl y la definición es casi
metafísica. ¿Pero qué es lo que se remite a Llno, 1o que tiene é
conexión con uno? Supongarnos que estoy pasando mis vaca- é
ciones en la playa y me encr.rentro reposando al sol. De pronto
se acerca un niño, corriendo a tropezones por la arena. Llora {
y clarna por slr madre. ¿El incidente se rernite a rní, tiene é
conexión conrnigo? ¿Se refiere a que debo levantarrr¡e, ir hasta é
é1, consolarlo y llevarlo donde está su rnadre? Si su rnadre
ü
tal caso
está rrnfynocerca no lo pierde
tieney cot.rexión de vista
conrnigo. de sentido
será sólo
Carece queyme
un juego, en é
inrniscllya. Pero si el niño se ha perdido y str corazón infantil
está acongojado, el incidente ciertarnente tendrá conexión é
conrnigo, aunque esté de vacaciones y no se trate de lr.. i hiio. é
54 é
E

s
-

F Quien haya desarrollado sensibilidad para reconocer 1o


que tiene conexión con é1 no toma 1o que no es sLryo ni ornite
-

t
L que le corresponde.
corresponde,
1o ni 1o dejaráIrJo
solo cuandoalseniño,
abrazará puesNo
Ie acerca. esto no la
torna le
moneda que rro le pertenece ni rehúsa la rnano del arnigo que
le ofrece la moneda. No se impone cargas que no es capaz de
sobrellevar pues están pensadas para otras espaldas ni elude
cometidos que sería capaz de cumplir corrro ningún otro.
- La persona que sabe reconocer Lrna y otra vez lo que "tiene

7
- conexión con ella" -aunque no lo logre siempre- encontrará
sLl corrletid,o, la rnisión de sr- vida, €fl sus tareas parciales de
cada día y de cada hora. Descubre por qué vale i, p"r't, que
I e xi sta.

a
- Acerca del Bo Mandamiento
I
I

]
lVo acrecentarás el sufrirniento entre las personas
-l No discutiremos aquí si la persona psíquicarnente enferrner
; €S, en realidad, la persona que se siente mortificacla en sLl
l
; Frsique, aunque es frecuente oír tal afirrnación. Si se redujese
s
) a esto, no sería fácil comprobarlo científicarnente. Pero algo
de cierto hay en ello. Por lo general, las ofensas se propagan
)
con singular facilidad; podría decirse que saltan de uno a otro
A
; corno Llna pelota de ping-pong.Apenas alguien se siente
I

I
afectado por ur.ta ofensa o humillación, comienza a trabajar
; para cobrarse su revancha. Vuelve a arrojar la pelota tal corrro
I
,;
la recibió. Considerando la rapidez con que esto suced.e, €s
¡ comprensible que en ocasiones la pelota no dé en el blanco,
; vale clecir, en el rernitente originario, y qLre la "colltraofensi-
t
)
va" vaya a parar a Llna persona que nada tiene que ver. Si ésta
entra en el juego del revanchismo, d su vez arroiará ofensas
-
a otras personas ajena s a la situación. El dolor que los
individlros se provocan rnutuarnente parece ser el primer
;- "perpettrurn rnobile" delrrrás queo aparente,
rnund capaz de funcionar.
i Esto, ernpero, r1o es ya que es posible
I
recoger la pelota cuando se acerca r.olando y retenerla,
ti soportarla ("ser su soporte"). Soportar la ofensa, la hurnilla-
55

l
t
a
a
ción, sin pasarla a otro. Defeng"aru pacíficarnente, dialog ar y a
"::t:.rgr la pelota para que se detenga er "perpetuurn ,rrotile;,
^rnutuarnente.
I
dolor
delCon tlnos los seres
quePocos quehu¡nanos
1o hiciesen, rnfligL.
s" se lirni taría considerable- ¿
a
rnente el odio y la falsedad en su tendencia d e propagación
autornática. Ellos darían testirnonio de que el ser hurnáno es a
libre, tan libre que está en condiciones de áevolver bien por rnal. a
Acerca del 9o Mandamiento a
Respetarás y ntantendrás la unidad de Ia familia
a
a
La farnilia es la célula gerrninal de la vida hurnana y ésta es
existencia
prirner responsable.
árnbito La familia
de encuentro €s, por consiguíente,
del adolescénte el
con sus respon-
sabilidades y, si su farnilia no está indemne, el resultadt ae aa
este encuentro será insatisfactorio. A esto se debe que en I
logoterapia añadarnos un "criterio de priorid ad,, a esté anti-
guo rnandarniento16. Dicho criterio expresa que toda persona I
es libre de forrnar o no su propia familia, p":ro quien lo hace é
deberá curnplir con la función que da sentiáo a tál deterrnina-
ción, dándole prioridad por encirna de otras funciones asirnis- I
rno dotadas de sentido. a
Decirpadre,
función esposorol.
no eso decir al rolsirro
Ja
madre, esposa en Nio nos referirnos
el sentido tradicional, de
de la tarea funcionalrnente insustituible de una rnadre o un
padre,_esPosa o esPoso determinados en Ltna situación parti-
cular. Se trata de arbitrar los recursos que hacen a la ..r-.""r-
I
vación de la farnilia; se trata del I
insurná de tiernpo y energía
qlle se exige de nosotros en nornbre de la familia-. Lá p"rro-r,, é
ptrede realizar rnuchos valores -sean profesionales,- artísti_ é
cos/ meditativos, deportivos o caritativos. Todos ellos enri-
quecen la existencia hurnana. Pero perderían sentido si se é
realizaran en detrimento o a costa
de los allegados crlyo üé
Fc>rmttlaclo por primera vez en el libro Tu fantilia ne,cesj ta senticlo, SM
16
Ediciones, Madrid , 7983. Reproducido en el libro Sinn in der Familie, Friburgo, é
7995, pág. 16L.
;
56
;
y

bienestar es nuestra responsabilidad,Ia cual rtace del "sí" que


hernos dado. IUtt. "sí" q*u debe ser definitivo si es verdadera-
rnente responsable.
,

Acerca del 7Oo Mandamiento


I{o aspirarás a terter, sino a seÍ
Todo ser hurnano tiene Stl ProPio ideal, su propio norte, la
visrralizaci6n" de su esperanza y de sus ansias. Tarnbién tiene
cada ser su propio interuogante esencial, que lo acompaña en
la vida y que cada tanto se alza en llarnaradas en su horizonte
espiritual exigiendo una respLlesta. Son momentos en que el
hombre detiene,
se el
tos en que a vecesreclama
interrogante una yreorientación
da traspié's cae; arduos morrtell-
de vida.
Según la respuesta que dernos, será el carnino elegido Por
donde continrrará nuestro viaje.
La respuesta depende en gran rnedida de la pregunta, de
la rnisrna rnarrera en que lo hallado depende de lo que se
brrsca. Si el interrogante es: "¿Qué beneficio me traerá?", la
respuesta no seuá la rnisrna que si es: " ¿Q:ué seré entonces?".
En el prirner caso, predomina eI deseo de bienes terrenales;
en el segundo, Ia visión de la riqueza existencial.
EI camino
tiene Llna caraque y otradando
se emprende
ventajosa prioridadSiaes
desventajosa. posesióny
Ia blando
córnodo será ventajoso. Si es duro y escarpado será desven-
tajoso. No se pregunta hacia donde lIeva. El camino que se
ernprende dando prioridad al ser revela de inrnediato la
dirácción que llevá. Revela quiénes seremos si 1o seguirnos.
Manifiesta a dónde llegarernos y si conduce a la luz de las
alturas o da vueltas y rnás vueltas, errcerrado en un valle
tenebroso. "En la rnuerte el ser hurnarlo ya no tiene su vida,
se ha transforrnado en su vida", escribe Viktor E. Frankl.
Significa esto que en el rnornento de la rnuerte carece de
irnportancia que el
transitar, blando camino
o duro. Lohaya sido escarpado
que irnporta o fácil
es a dónde
de
lo ha
llevado. Allí se eterniza el ser hurnano.

57

Consideraciones sobre la'h:


primordial

El testimonio de Abel
J Una teoría de psicología profunda sostiene qr-re todos los
I espías sufrieron alguna traición en sus vidas; qLle de algur-ra
I; manera sus paclres los traicionaron
.una y que esto determirró qL¡e
,. se lricieran espías. En entrevista realízada a algunos
s
l espías, transrnitida por televisión, todos ellos relatabatl expe-
riencias de la ternprana infancia relacionadas con traiciones
s
I

I
padecidas (a rnenos que se hubiese escogido únicamente a
, espías qlle relataban estas experiencias...). Los telerridentes
s
I

I
no podían rnenos que sacar la conclusión de que los padres de
los irnplicados eran culpables de todos los casos de espionaje

,r
I del rnundo.
La teoría enunciada pasa por alto que sonros seres pri-
- mordialmente d eseados, antes aún de ser deseados por
nuestros padres. Estos adquieren contornos todopoderosos;
-
deciden sobre el arnor y el odio, la confianza y la traición. Se
- los supone sentados frente a Lrn tablero como el prograrnador
delante de su corrrputadora, inscribiendo
- st-l prograrrra en la
sangre de sus hijos.
- La realid acl es rnucho rnás cornpleja. Mucl-ras personas
t
- padecen traiciones reales o supllestas en sr-t niñez. Más tarcle,
integrarán uno de estos dos grupos: el de los que perdonan
rt o el de los qLre no perdonan. En el segLlnclo grupo se incubarr
F 59

7)

é
a
a
l9s efPías que dañan a su país y a su pueblor prr€s habiéndose
decidido Llna vez a favor de lo .,egati.ro (eI .o p".donar) no I
tienen escrúpulos en volver a hacerlo. é
é
Cantidad de personas que sufrieron
una traición en sus vidas I
é
1- Decisiónafavor é
de lo negativo é

Cantidad de Cantidad de
I
é
Personas que Personas que
perdonan no perdonan
Decisión a favor
a
é
é
de lo negativo
É
Cantidad de personas é
Cantidad de personas
gu€, a pesar de ello, que están dispuestas é
no están dispuestas a a cometer una traición é
corneter Lrna traición
é
Tornando únicarnente en cuenta los subgrupos de la dere- é
cha, la transrnisión televisiva efectuó el si§uiánte resumen: é

Cantidad de personas
at
que sufrieron una é
traición en sus vidas é
é
I é

Cantidad
que estánde personas
dispuestas é
é
a corneter una traición
é
60 é
E

JI
I

JI
a Los elernentos de decisión positiva y de perdón rro vuel-
a ven a aparecer en el resumen. El ser humano es declarado no
responsable de su.s propios actos. Transcribo un artículcr
II
I periodístico
brorna 1o que Fred Huck
deacabo de noviernbre de 1990, que torna en
de exponer.
I
, Caín dio muerte a Abet - Habrá un proceso por homicídio
u
I
(...) y aconteció que estando ellos eÍ, el carnpo, Caín se
II levantó contra su herrnano Abel, y le rnató (Gn 4, 8).
,
u
t Venecia. -En diciembre, se inicia el juicio por el priruter caso de
honticidio de la historia de la humanidad, prornovido pctr el
letrado italiano Dornenico Caponi Scltittar (50).Según oPi-
i
I
Á nión del letrado, Caín, primogénito de en
homicida. Por consiguiente, abogará Adán y Eva,
favor setía un
de sunolibertad.
a
I
EI letrado ha preparado el proceso durante cuatro at1os. Con-
vocará a un tribunal de jurados, confortnado Ttot' ttn juez,
I cuatro jurados, rt17 fiscal y algunos teólogos en calidad de
s
l
peritos.
Schittar confió su estrategia a un reportero inglés. Alegará que
,
a
I Cain procedía de un hogar deshecho. Fue Eva, slt ntadre, quien
con su debilidad de carácter generó el pecado origit'ral. Caín se
crió, pues, er7 un jardín paradisíaco que Pronto dejó de serlo. A
II esto se sumaría otro que 1o exfune de responsabilidad por
tI sus actos, y es que habíabebido
motivo durante Ia fiesta del sacrificio.
t Un punto irnportante de la defensa radica en dernostrar que el
t
I
d esencadenante del crimen fue el clirna inestable que irnperaba
al rnornento del asesinato. Abel, que eranóntade, no encontraba
J
I
praderas de pastoreo pat'a su rebaño de ovejas y debió trasladarse
J
I
a la tierra cultivada del carnpesino Caín. El letrado opina qLte
fue una provocación.
J
I

I Schittar aduce glu€, en aquellos tiernpos, surgieron celosiusti-


a ficados entre los criadores de ganado y los carnpesinos. Afirnta,
adernás, que la sociedad toleraba ciertas forrnas dehornicidio. El

aI drarrta, que la Biblia refiere cle ntanera nluy irnprecisa, debió


clesarrollarse en lo que hoy es la India o lrak.

I
/ 67
it
a
J
;
EI artÍculo, redactado en tono jocoso, refleja la mentalidad ¿
"sclbre los espías" tan característica de nuestro tiempo. El
pobre Caín se transforrna ,en hornicida Por proceder de Lrn I
hogar actos puesyesnoLlnesbebedor
por susdestruido, capaz de asurnir
y, por responsabilidades
añadidtlra, víctirna de ¿
fluctuaciones clirnáticas y revoluciones socioculturales (.. .), é
todo lo cual no rige para Abel. é
¿No deberíamos comenzar Por detenernos en el mensaie é
que nos transmite Abel? ¿Tenenros clara noción de su legado
a la hurnanidad? Abel nos enseña que es posible ser y Perma- é
necer digno, aunqlle se Provenga de un hogar subvertido, nos a
tiente la seducción (en este caso, del vino) y las circunstarrcias
exteriores agraven la situación. Es posible, aunque el rédito
a
rnáselpreciado,
sea elydocumento
sufrirniento que
la muerte. Tal avala nuestra
posibilidad dignidad
es nuestro
humana. Tanto Abel como Caín fueron "ab-slteltos" Por Dios.
bien Ié
Y esta absolución -el grado de libertad concedido- les perrni- a
tió ser, a Lrno, Lln pacífico pastor de oveias , a otro, un É
fratricid a por propia elección y resPonsabilidad. I§o hoy é
tribunal en la tierra que irtreda absolvernos en rnás de 1o que
Dios 1o hace. §orrros libres o, en palabras de Frankl, la libertad I
no e.s algo qt-re "tengo".y, por ende, puedo perder; "yo soy" a
la libertadlT. I
é
2. El árbol del conocimiento É
El mito del pecado original es, Por así decirlo, el inforrne I
acerca del prirTrer "acto contraptresto al sentido" realizado en a
la Tierra, el relato de la culpabilidad y el destierro de1 ser
hurnano. No obstante, adrnite una lectura esPeranzada, si 1o
I
a
intérpretarnos corrro la saga de un ofrecirniento divino a seres
rnás elevados para que traspongan el umbral hacia 1o
específicamente hurnano.
t
a
Viktor E. Frankl, Psicoanálisis y Existencialismo, Fondo de Cultura Econó-
r7
rnica, Btrenos Aires,/México, 7999. á
62 É
I

¿De qré manera fundarnento esta audaz afirrnación? Co-


rnencerrros por urra pregunta digna de reflexión: "¿Es posible
tornar Lrna decisión errada antes de conocer lo que está bien
y IoSegún
que está rnal?"
la concepción
.
de la logoterapía, la culpabilidacl
PresuPone libertad de decisión y reconocirniento de sentido.
Culpa signific aría, así, todo acto elegido en libertad qr.re se
opone al sentido reconocido. Si en el mornento de actuar Ia
persona no tiene elección o no puede reconocer el sentido
de la acción, no incuruirá en culpabilidad. Vearnos dos ejern-
plos:
Ejerrplo 1": IJna persona desdichada se arroja delante de un
tren
tora,yque
es arrollada
no puedepor el conductor
frenar a tiernpo.de
¿Es locomo-
la culpable
el conductor? No, pues no tuvo libertad de elec-
:irtri3 :ffi;ij T it:l*: filffjsib Ie qu e

;,::ril'J;:: ffi"""ix H* ".';*?,:ffi ;:


Ejempl o 2:
HUr
la rnadre se lo da de beber al bebé. Corno se trata
Í : #1 f iffi :",'i;:;1:'*: ;:
i I ff '& : i'.:,H,:, I
*8,::. ? "Y; T:',.. * ?;il JJ,X': t'J;;'
el niño por 1o que le sucedió al herrnano? Al isual
:'¡;i':
tuvo posibilidad de elegir, ignoraba que su acto
fuese peligroso /, por lo tanto, adverso a todo
sentido.
Puede decirse, efl térrninos generales, que la capacidad de
uñ ser hurnano de incurrir en culpabilidad depende de sr.r
libertad de decisión y el reconocirniento de sentido de L1n
acto, y constituye un elernento específicarnente l'rurnano del
ya lo Posee en su interior, ycllanto rnenos potencialrnente,
que carecen los anirnales las plantas. Por otra parte, el niño
y en
ñrayor o rrrenor rnedida segúrr su grado de desarrollo.
63

J
J
{
Learnos el rnito del pecado original a partir de los argu- {
rnentos rnencionados. ¿Qué sabernos acerca de los protago- (
nistas del relato? Eran indudablernente seres libres, práctica-
rnente los prirneros
rnandarnientos lr "ab-sueltos"
prohibiciones de la
sietnpre Creaciór't, yd que los
se dirigen a aquéllos
qLle tienen poder de decisión. Irladie irnpondría una prohibi- t
é
ción a las piedras ni a los gusanos. "De todo árbol del huerto {
cornerás, rnenos de éste (...)" equivale a decir: "Podéis tornar é
vuestras decisiones (librernente), pero (con igual libertad)
debéis decidiros de tal o cual rnanera (...)". ¿
é
Libertad deelección é
(hay posibilidades de elección)
¿
¿

I
t
Reconocirniento de sentid o
C
(entre las posibilidádes de elección se reconocen ú
las que tienen sentido) C
é
é

Pos ibilidad d e inculparse té


(entre las posibilidades de elección se escogen
las que se oponen al sentido) ?
é
é
Pasernos a la reflexión siguiente: ¿Pudieron reconocer los
prirneros "absueltos" é
si tenía sentido obedecer el rnanda-
rniento, respetar la prohibición? A decir verdad, flo pudieron, é
pues todavía no habían cornido del árbol del conocirniento.
Para cornplicar las cosas, se aproxirna reptando una ser- é
é
piente y les aconseja que cornan la rnanzar.a. Esto los enfrenta
a Lrna disyuntiva "El día que de él corniereis rnoriréis" y "El é
é,
64
rl

día que comiereis de él seréis corno dioses". Dos afirrnaciones y


la nula capacidad para distinguir entre el bien y et rnal, entre lá
correcto y 1o incorrecto. ¿Podernos concluir que hubo culpa
cuando escogieron colTler la marrzana? posiLle
el sentido si se 1o desconoce? Desde el puntt
¿Es de vista .or,i.t
teológico,
obrar
podrá argüirse que Adán y Eva debiéron confi ar y obed-ecer
ciegarnente a Dios (sin reconocer un sentido en lo que hacían).
Pero sin reconocirniento de sentido no es posible reconocer el
sentido de confiar ciegarnente y obedecer sin tapujos, lo que nos
coloca nuevarnente frente a la pregunta plante^ada.
En respuesta a esto, intentaré dar una interpretación no
habitual del rnito:
En un primer momento hubo plantas y nnimales en el paraíso
(en la naturaleza). Viztían en paradisíaca inocencia (mtís alld
delbieny del mal, al igual que hoy) y nada sabían de lamuerte
(de lo transitorio de la r¡ida, al igual que hoy). Mtís tarde, Ltna
especie animal obtuoo un don diaino: le fue insuflado el
espíritu (la cantidad de neuronas der cerebro dio un salto
cualitatiuo y ascendió a miles de milones, dando origen al
desarrollo deLgspíritu). puesto que el espíritu es por ae¡iáiciAn
"lo libre",,.l2 que toma posición frente a todo dtíndoie forma
creatioa, di_cha especi.e animal fue " absuelta o liberada,,-y se le
concedió algo totalmente nueao: la posíbilidad de elección.

seguir permitiócomo
Esto lez¡ioiendo escoger, particulármente
animal (permanecer elegir si deseabaa
en el Paraíso)
proseguir su desarrollo humano (comer del drbot del conoci_
miento). La posibilidad de elegir conllezta también la de cargar
con las consecLtencias de tal elecciónrpu€s el reconocimientá de
sentido y el desarrollo de la persona que dicho reconocimiento
trae consigo sólo pueden obtenerse al precio de la pérdida de la
inocencia (animal) y la adquisición del conocimiento (poco
" edificante) de la propia muerte.
Profundicernos un poco en el análisis:
Los seres "liberados" en aqaellos tiempos remotos carecían aún
de pautas de orientación (del "órgano del sentido,, conciencia,

AÉ,

J
¿
conlo lo llama Frankl), a excepción de uno: eI espíritu que les ¿
había sido insuflade, el espíritu a imagerl y semeianza de otro
espíritu, imposible de ,concebir. Desde un principio, sintieron ¿

I
atracción por el como
interior ("seréis arquetipo, cuyaDer¡izsa
dioses"). ahí imagen
que estaslleztaban en su
criaturas,las ¿
¿
primeras en condiciones de elegir, escogieran proseguir su
desarrollo huntano y alcanzar un peldaño del ser más eleaado
(comieron la ntanzana, con la esperanza, acaso inconsciente y é
errada, de que bastaba dejar de ser un animal para semeiarse a
t
Dios)? é
Lo que siguió fue la consecuencia ineaitable de lo anterior.
Cuando a la libertad de elección que ya Poseían se agregó el é
reconocimiento de sentido (-se agudizó la aoz de la concien-
se hizo sentir sobre sus {
cia), el peso
espaldas al igual la responsabilidad
de que el de la culpa, Ltna culpa que no sólo recaía ¿
sobre ellos sino sobre sus descendientes (:culpa hereditaria),
pues desde ese mismo instante podían y pueden decidirse en t
contra del sentido. Podríamos decir, que Caín fue el primero en É
hacer la prueba . é
Ahorabien, no sólo se los desterró del " Paraíso de la inocencia" ,
sino del " Pgraíso del desconocimiento" . Al desarrollarse el ser
humano, llegó el conocimiento de la muerte y de la transitorie-
t
é
dad ("el día que de él comieres morirás"). Esto supuso otra
carga más sobre las espaldas de los " expulsados": la carga de é
definir el sentido de la aida y aceptarla a la luz deque, su finitud. é
La importancia de esto se manifiesta en el hecho de en todas
é
partes del mundo,los primeros " signos de humanidad" son las
tumbas arqueológicas, un indicio de qlte, desde un principio, é
el ser humano sufrió una intensa confrontación espiritual con
la muerte.
I
é
. Concluyo mi interpretación no tradicional con la siguiente é
síntesis: é
nos hemos auelto seres
hutnanos
Comimos delno solamente libres, sino responsables. Dios nos
árbol del conocimiento; éé
ofreció esta opción -no sin adoertencias- y nosotros la escogi-
mos. Debemos cargart pües, con lo grandioso y lo abismal que é
é
6
.l

ello implica. Cabe la posibilidad de que hayamos etegido


moaidos por una esperanza (errada). Quiztís aún subsistl (en
forma reoisada) la esperanza de que después de nuestra muerte
terrenal el espíritu insuflado en nosotros retornartí a su origen,
al lugar donde la culpa reaierte en perdón y toda transitoriedad
es derrotada. Donde lo bueno persiste y pierden sustento las
consecuencias negatiaas de nuestra elección.

3. áTiene prioridad la volición?


Con resPecto a mi interpretación no habitual del pecado
original, rne dijo un teólogo arnigo: "Hay una antiguá tiadi-
ción
que daantiguar
igualmente al
prirnacÍaeu€ da y al
prioridad
saber a Ia y
volición".
conocirniento, otra,
Me
explicó que mi posición se inscribía en la tradición del cono-
cirniento,y que tarnbién puede concebirse la culpa como Lrn no
querer, ufl negarse, en que por la obstinación de uno se
sacrifica la relación con el otro. Puede objetarse que el hecho
de_negarse no tiene valor en sí, ni siquieia valor negativo. El
valor se 1o próporciona el contexto á. El ñegarse a
""r,tido.
hacerse córnplice de un adulterio o una estafa ur¡.a
"rpoñe
actitud de honorabilidad por parte de la persona. En cada
caso, d.ependerá del rnandarniento que se está negando y en
el Dios.del
decaso rnito
Esto del pecado
presupone, original
a su
se trata del tvtandarniento
vez, el conocirniento de sentido
e incluso la visión de un sentido supren-ro y último o, ctranto
menos, de sus leyes soberanas.
Con respecto a la cuestión de la prim acía de la volición,
vuelvo al terreno de la psicología que rrre es rnás farniliar. En
térrninos psicológicos, puede decirse que la "libertad de
elecrión" es una conquista muy ternprana, tanto en el caso {e
Adán y Eva corno en
el desarrollo de cada niño (tanto desde
el punto de vista filogenético corno ontogenético)r p€ro ocll-
rre una cosa
podríarnos extraña
Pensar hry el
que con fbrrnas lo
dos"querer que se elige".
difárentes Casi
de volición:
un deseo blando, mullido, y otro, grriado por un propósito
67

¿
¿
deterrninado- En rigor, el prirnero r:ro es una forrna de voli-
ción, aunque rnuchos pacientes que se sorneten a psicoterapia ¿
lo consid.eren así, 1o cual lleva a extrañas confusiones y ¿
rnalentendidos en sug vidas. Mencionaré cuatro de estas
frecuentes variantes de la volición que no es tal:
VARIA]VTE I
1
é

t
é

Un operario enfrenta la posibilidad de ascender y hacer carrera. é


Para aprobar los exámenes necesarios deberá asistir a un curso
nocturno de dos años de duración y estudiar los fines de é
semana. La otra posibilidad consiste en que se conforme con é
seguir siendo operario y dedique su tiempo libre a lo que desee.
é
Al
hacer carrera. Alqué
preguntarle alternatioa
interrogarle prefiere,
al cabo responde
de unos que
meses si desea
asiste al é
curso nocturno, responde que aún no ha sacado fuerzas para é
inscribirse.
é
Se trata de un rnodelo rnuy frecuente. En el fondo, el
t
{
irnplicado no escoge entre alternativas realistas sino entre
realidad y desed y, aunque privilegia éste últirno, finaknente
triunfa la realidad. Sintéticarnente, el obrero ha definido sus é
alternativas de la siguiente rnanera: é
a) Seguir
b) siendo un operario;
Flacer carrera. é
é
Entre a) y b) etige b), vale decir que se engaña a sí rnis- é
rno, creyendo que desea hacer carrera. Si hubiése definido é
las alternativas en forrna realista, habrían sid,o las siguien- é
tes:
At
a) Seguir siendo operario y sentarse confortablernente
por las noches a ver televisión, practicar deportes los é

fines
b) de carrera
Hacer sernana, etcétera.-a diario hasta altas horas de
y estudiar
la noche, planificar los fines de sennana, etcétera.
68

Si hubiese considerado las alternativas realistas, hubiera


reconocido desde un principio que deseaba elegir a), lo cual
no hubiese despertado falsas expectativas interior y en
su rnedio. Explicarle que su deseo "rt ",
podría ser objeto de una sesión dedeterapia.
hacer carrera no era tal
VARIAT{TE II
Un ingeniero tiene en perspectizsa un empleo que le atrae, pero
su esposa se opone a que lo acepte pues teme que estaráfuera de
casa más horas que anteriormente y que los niños lo aerán muy
poco. Por lo tanto, el ingeniero ,riiru su solicitud y hace sabír
a sus oferentes que no desea el empleo.
Luego se lamenta constantemente, diciendo que se sentiría
mucho mejor en el empleo que ha rechazado, y enaidia a los
ingenieros que tienen la dicha de ocupar un puesto como aqué\.
También éste es un rnodelo lnuy difundido. La persona
desea decir "sí" y dice "no" o a la inversa. Zeué d"""r
ealidad? ¿Desea lo que siente en su interior o lo que expresa?
"r-,
se trata de una pnegunta que no puede respondeise inrnedia-
tarnente a favor del irnplicado. Prirnero habrá que dilucidar el
rnotivo real de la persona, considerando las consecuencias de
su resPuesta afirrnativa o negativa. Si se trata de uno de estos
rnotivos:
a) rniedo (en el caso citado, rniedo a los reproches y
regaños de su esposa),
b) búsqy"dl de aprobación (en el caso citado, el deseo
de que 1o elogien y de quedar corno un mártir),
el deseo verdadero es 1o que pretendri y no lo que expresa. Los
efeótos son evidentes: el irnplicado no se n:rantiene fiát a 1o qüe
ha expresado. Si el rnotivo es: a) €unor (en el caso citado, ,ir-r,
renuncia por arnor a la esposa), b) comprensión (er, caso
dudas), €l deseo verdadero es lo que expresa y no el
citado, cornprender que la esposa tuvo taz.§¡1al rnanifestar sus
lo que
pretende. Las consecuencias tarnbién son evident""r rnantiene
""

¿
¿
¿
fiel a su elección. Es posible que subsista el deseo por aquello que
ha rechazado, pero no habrá quejas ni envidias Permanentes ¿
corno sucede" Con el ingeniero de la historia. Explicarle sus ¿
motivos recónditos para qüe entienda lo que realrnente desea
podría ser objeto de una sesión de teraPia. /
é
VARIANTE III {
{
LIn estudiante de escuela secundaria se enamora de unt é
compañera. Quiere estar con ellae "mayor tiempo posible. El
padre de la muchacha teme que desiúide gus estudios y prohíbe t
la relación. Furioso, el estudiante deserta 8e la escuela y I
J
mente y destruye
Si hubiese su propia
concluido el ciclocarrera ebcolar.se hubiese recibido,
secundario':,y é
procurando progresar y manteniéndosefiel a su amiga, sLt amor *
de juoentud habría tenido por lo menos una oportunidad de
plasmarse en el futuro. *
*
El anteriqr parece tln m.odelo neurótico extraído de Lln é
texto. El neuróti-co agudiza las situaciones. IrIo es la persona
que se juega por Ltna realidad rnejor, sino que se queja y, é
sintiéndose víctirna de una realidad adversa, la ernPeora
(recordernos el caso de Celia).'Cuando se le hace notar esto,
t
con
puedofrecuencia responde lacónicarnente:
carnbiarlo". ¡Menuda alegría Para
"Lo
sus sé, Pero noy
allegados
acofirpañantes Supone eI fin de todos sr.s esfuerzos
t/
ú

, Reflexionemos sobre esta situación desde el punto de vista é


de la volición. ZQué pretende el neurótico cuando afirma que
sabe córno son las cosas pero no Puede cambiarlas? "Saber" es é
sinónirno de reconocer lo que debe hacerse y "no poder" es é
siñónirno de que resulta rnás fácil hacer lo que no se debe.
¿Busca 1o que debe hacer, busca rrn truco que le facilite lo que é
debe hacer -pues su conciencia le dicta cuál es sLl obligación-
o brrsca una disculpa para realizar 1o que no debe?
Posiblernente el rnejor apoyo que pueda brindársele con-
sista en que p4ciente y terapeuta logren d.esbrozar conjunta-
aIá
c
70
a
-
4
IJ ñrente la maraña confusa de la resistencia de aquéI, para
descubrir lo que desea y sacarlo a laluz de la conciencia. Só1o
á en Ltn segundo y tercer paso se intentará dilucidar lo que el
paciente debe hacer. Tratándose del estudiante de secunda-
Á
I ria, podría resultar terapéutico lograr que comprenda que en
realidad no deseaba continuar la relación añrorosa con su
á cornpañera, sino hallar una excusa para abandonar la escuela.
á
J
VARIANTE N
Un predicador consigue adeptos entusiastas gracias a la con-
- signa: "Cree y superarrís el miedo ancestral", Ltn imperatiao
-l atrayente, no cabe duda, pero erróneo desde la perspectioa de la
logoterapia. Lafe no debe seroir como "medio para unfin" -en
,,
caso, para lograr "elRealiza
fariseas: bienestar-. consignay tiene
Laacciones remotas
este
resonancias buenas te asegurarás
-
I un lugar en el Cielo". Según ella, la calidad de las acciones no
es esencial; si las malas acciones abriesen las puertas del Cielo
)
u se reconlendaría realizarlas. Si la incredulidad liberase del
miedo ancestral, se pr.edicaría la incredulidad (...).
I El citado ejemplo no difiere en gran rnedida del rnodelo
neurótico; tiene un dejo rnás santurrón pero es igualrnente
- paradójico. Dernasiado bien sabernos que aspirar a lograr tln
- efecto subalterno equivale a irnpedir su aparición. Quien cree
;
I Para
de é1.sobreponerse al rniedo
Por el contrario, el que ar,.estral
pone su fe noalLogrará
serviciodeshacerse
de 1o que
u es "digno de fe" sin preocuparse por sus rniedos se verá
liberado de e1los.
u IrJo puede hacerse mayor reproche al predicador rnencio-
nado, pues es producto de la época, una época en la que
proliferan los protectores desarnparados y los creyentes
a
-
dubitativos; en la que impera el concepto erróneo de que el fin
justifica los rnedios :
- El objetivo de lo deseado es siernpre el bienestar propio.
aI; Se trata
actos una volición
quedeirnplican decadente
arrparo y degenerada,
o fe requieren otro tipopues los
de voli-
ción: el deseo genuino de querer servir, ciertarnente sin
7)
l)
71

¿
¿
¿
soÍretirniento pero tarnbién sin cáIculo. En la gran rnayoría de ¿
los diálogos de asesoramiento es preciso recalcar esto.
Para volver al punto de,partida: no pretendo cuestionar en ¿

la vidaalguno
modo el lugar
hurnana. no se encuentraque
Pero preponderante el punto
en ocupa la volición
d e partida
en ¿
¿
del despertar ala libertad. El punto de partida lo constituyen
el deseo blando y rnullido, la búsqueda de orientación, la ¿
prueba y el error, la lucha con 1o que conocemos y lo que aún ¿
no encontrarnos. De este ernbrollo de ernociones y cogniciones
surge finalmente algo especÍficamente hurnano: la volición. ¿
Por sus efectos se verá si ha sido auténtico, si ha sido bueno. ¿
La volición, pues, no es principio pero tarnpoco es fin. Se ¿
encuentra a rnitad de carnino en eI proceso de una persona,
¿
problerna de la vinculada
estrecharnente a lo
orientación- y aque le precede
lo que -esresultado
le sigue -el decir, el ¿
concreto-. Es curioso observar que algo tan firrnernente ¿
arnarrado a los dos extrernos pueda ser tan ajetreado corno Ia
volición del ser hurnano. ¿
Para concluir, dirernos que hty presentirnientos reales, ¿
ilurninacione.s (=e1 "segrrnd o rostro") en las cuales se nos
rnanifiesta algo que sucederá en el futuro. ¿Córno se
cornpatlbllízan con nuestra facultad de querer y de poder?
La contradicción no es rnás que aparente. Los presenti-
I
¿

hurnano.
rnientos son
Dad.o que 'ddeebernos
atisbos una dirnensión qr" no
suponer que la dirnensión
es del ser é
suprahlrrnana transcurre rnás allá del continuo espacio-tiern- {
po, 1o que reposa en ella -que solernos llarnar lo "eterno"- rto
puede durar eternarnente. Más attn, no puede transcurrir en
forrna ternporal alguna. Debe existir de rnanera internporal,
vale decir, sirnultánea. Internporalidad, es sinónirno de s.imul-
?
é

¿
taneidad, sin "arttes", sin "después". ¿
En tal dirnensión suprahurnanat que no podernos vislurn- ¿
brar, todo 1o que se articula en térrninos de pasado, presente
futuro en nuestra experiencia espacio-ternporal, está, estu- ¿
yvo siernpre y estará yuxtaprresto. (Tarnpoco nuestro lenguaje ¿
pued.e expresar lo internporal). Al suprirnir el continuo tern-
poral seiía, pues, posible ver lo que se encuentra yuxtapuesto ¿
72 1a
.J

7)
=

al "ahotd" , rnientras qtle en el contexto del continuo teñlporal


J esto rnisrno se elegirá rnucho rnás adelante por propia volun-
J tad. Por ende, no está predeterrninado. (Decir "yuxtapuesto"
también es un concepto espácial, pues faltan las palabras para
- expresar lo no-espacial). Por cierto, cuando faltan las palabras
es hora de detenerse (...).
73

4
I

á
I
J
-
i
t

J
l

Remros euE cuRqN


La promesa oculta
J
I

á
I

-
J Muchas veces se habla del poder curativo de la lectura.
J
I

Este poder tiene un particular encanto por eI hecho de que no


se puede firensurar de anternar:to. No podernos prescribir un
I

á
J texto corno si fuese un remedio, la
contando con deterrninados
I

efectos previstos. Es preciso que persona se abra a él en un


J
I

rrrornento de receptividad particular para que eierza su poder


J curativo. Cuando-se produce pueden suceder cosas sorPren-
I

dentes, pues brotan rnanantiales de vida plena de sentido. Lo


J rnisrno afirman fuentes'autorizadas:
J
I

J Ludwig Muthls
I

J
I

I
Cuando nos preguntamos por el poder curatiao de la lectura

tá yaemos que cobran


el llanto, importancia
el compartir otras funciones
experiencias libro: la risa
delidentificarse
y fantasías,

In
I con otros'destinos, retroceder al propio pasado, aolaer a sí
mismo de la distracción, lograr mayor profundidad, meditar.
Al ir más allá del proceso banal de información, se manifiesta
II el sentido mrís profundo de la cultura de la lectura. Dtficilmen-
te hallaremos una autobiografía donde los libros no sean
protagonistas. Ahorabien, ¿qué tienen de significatizso para las
biografías de los autores? ¿Qué consideran digno de mención?
r' No el haber obtenido datos útiles por medio de los libros, el haber
aumentado su conocimiento profesional o saciado su curiosi-

in
r)
dad superficial, sino el hecho de qlte la lectura pone en
'8 Peter Raab (editor), Heilkraft des Lesetts, Friburgo 1988, Págs.33-34.
fl 75

a
a
é
moaimiento algo en el interior de la mente anquilosada. La
lectura se aincula al proceso que Angelus Silesius pretende é
impulsar cuando expresa: "Amigo, si eres algo no te detengas; é
aoanza de una luz a ot'rA" . .'_:

Esto explica la asombrosa io*probación de que los ílTlores é


asiduos tienden a ser personas mds felices que los demás. De é
seguro no lo serdn por haber recibido menos golpes del destino, é
sino mds bien porque la lectura continuada les ha enseñado a
entretejer los contratiempos en sl.t aida ddndoles un sentido, y é
porque han logrado madurar en su constante encuentro con el é
mundo de los pensamientos e imágenes de los libros. Desde esta
óptica, la cultura de la lectura puede definirse como terapia é
. cotidiana sin terapeuta. é
é
IJdo Kittlerle é
'' Basándose en su larga experiencia psiquidtrica, Viktor E. é
Frankl afirma: "El libro justo en el momento justo salaó a
muchas personas del suicidio y de esto sabemos mucho noso- é
tros, los psiquiatras. "En tal sentido, los libros son una ayuda é
para aizti:r A para morir". é
Una y otra nez se ha destacado el efecto terapéutic:o que mana de
libros y relatos. Actualmente, se of'rece a los lectores gran número é
d e libr o s
con r e c e t as t er ap éuticas q ue s up u e s t ament e I e e ns eñ ar ían é
aoioir mejor. Pero ahora sabemos'que lo's programas " desalmados"
de autoayuda, con indicaciones detalladas de los pasos que debe é
seguir-el lector, tienen menos efecto sobre él que su participación é
en los destinos de otros. Indudablemente, éstos le tocan de cerca
pues llegan a los estratos más profundos de su ser. é
é
Peter Raabzo é
Todo terapeuta sabe cuán intenso y difundido es el miedo a Ia é
autonomía y la responsabilidad propia. A menudo un texto es é

pág.Kittler/Friedhelm Munzel, Was lese ich, wenn ich traurig bin, Frilburgo,

re LJdo
'1.984, 11.
20 Peter Raab, Die Heilkraft
des Lesens entdecken, corrrposición en urr periódico
escolar, 1,990-

76 é
¡

¡
T
t,r' apropiado parn hocer perder el miedo a la persona: rniedo a dar
forma a su aida de tnanera independiente; ntiedo a la cida en
general y a la cesación de uida. EI texto deja traslucir la
jperierZ¡, d, que la aicla puede estar coltnada de sentido y ser
s
- plena pese a su intperfección. En tal caso, la lectura se
transforma en el camino que puede lleoarnos o encarar lq ai-
s
I
da con tnayor seriedad y ahínco. Si la lectura supone un
compromiso existencial de parte de una persona, le ofrece la
J;
I

I
oportunidad de iniciar un proceso profundo de maduración
; existencial y trabajar sobre su conciencia. Lleaada adelante en
s
I
forma continuada, esta elaboración le proporcionará serenidad
s
I y sosiego,lo que a su T)ez le hará sentirse reconfortado y mtís
libre.
s
I
Esto es lo decisiao y realmente terapéutico que ofrece Ia lectura

sÁ de determinados textos: la participación en experiencias plenas


l
I de aida sin recurrir a aiejas muletas, al engaño de sí tnismo, a
inseroibles estrategias de superoiaencia. El lector adquiere un
I
tesoro en experiencias estimulantes y alentadoras que oan
- mucho más allá de la estrechez de su propio mundo.
;
q
I
Dietrich Von Engelhardt2l

L
I
Desde la Antigüedad, hubo médicos, filósofos y escritores que
- relataron experiencias y reflexionaron sobre el texto literario
como terapia y apoyo; como un instrumento de la psicoterapia
- y la medicina, importante para la preaención, rehabilitación y
curación; como diagnóstico para mejorar la relación con el
- ntédico, los parientes y los amigos; finalmente ¡ como forma de

r'
-

-
ayudar a toda persona a desenz¡olaerse mejor en la enfermedad
y las crisis, en el sufrimiento y la muerte.
Un texto podrd significar distracción u orientación; podrá
serair de modelo o de escartniento; podrá relacionarse con
nuestras aidas o enfermedades o alejarnos de tales situaciones;
estar supeditado a tnetas prácticas o tener un sentido metafí-
sico. Sea como fuere, siempre será, al decir de Kafka, " el hacha
que resqttebraja el mar congelado en nltestro interior".
21 Dietrich r.on Engelhardt, Bibliotlteraptie, en T\\- \er-rrologie Psychiatrie 6,
pags. 447-45O, Karlsruhe, junio de 1.992.
77

I
a
é
Otto Betzzz é
l,a ntaUoría de los cuentos de hadas narran un camino. euien I
desee conocer
descubrir el ntundoElhamundo
lo desconocido. de emprender el canti&
es más grande para
de lo qur
había pensado.,La persona que es cómoda, que teme las áespe-
t, I
é

didas, que no desea modificar la situación dada, no contribuye é


al desenaolaimiento de la Creación. Si no nos inoolucrorirt {
interiormente ni tenemos ese toque de entusiasmo, más aún de
placer , por experimentar, nada gestaremos. por su parte, aquel {
que emprende el oiaje hacia lo desconocido deberd contar cott
que más de un camino lo lleaará a extraaiarse o, cuanto menos,
I
a dar un rodeo. También es probable que se encuentre con seres
é
que le lanzan adoertencias, que
pasos porque la senda que ha elegido
lo exhortan a ztolzter
lo lleaard sobre sus
a la perdición.
Es arriesgado enunciar fórmulas simplistas para explicar el Iéé
mensaje que pretende transmitir el "cuento de hadas'', pero lA
?nayor parte destaca la importancia de la feticidad y la realiza- a
ción del potencial humano, sacando a la superfic¡i todo lo que
la persona tiene en su'interior. Expresa la cánfíanza d.e qu, iu, ?
las dificültades que obstaculizan su aoance pueden oárrrr"r. é
aquí, pue:, algunas opiniones de personas que se t
- F"
dedicaron a estudiar el poder terapéutico de los textos. Irlos t
que el "principio
enseñan cultural
creación esperÁza"
de la hurnanidad que
también irnpregna toda la
recorre fáb:ulas, é
mitos, cuentos de hadas y leyendas. En partiCulai los relatos é
populares que surgieron espontánearnente, corrro las historias é
de caravanas y las parábolas religiosas, rnanifiestan caracte- é
rísticas sernejantes: contienen una enseñanzay una promesa. La
enseñan'za no es más ni menos que una lección acerca del arte ¿
de vivir. Nos alecciona sobre un aspecto de las actitudes y ¿
comPortamientos hurnanos que propicia o inhibe la satisfáó-
ción en la vida. La cuestión no es tan sencilla en lo que ¿
respecta
de la enseñanza, es decir,
a la prornesa. qlle
Por un todo
lado, vinculabien
se saldrá al polo positivo
si hacernos ¿¿
22 otto F,etz, Di.e schópfttng geht zoeiter, edición especial, 1,ggs. ¿
A
78
J
ncap en os as aspe
pecc os . ,
recurriendo esporádicarnente a sutiles alusiones, la prornesa
va rnás allá que la enseñ.anza y se transforma en auténtica
portadora de esperanza, puesto que promete un resultado
fundamentalmente bueno que aun encierra una vida con
lirnitaciones.
En los tiernpos que correrl, tanto las ens eñ.antzas corno las
proñresas han perdido vigencia. Ir,Ios hernos vuelto sensibles a
los
todo.buenos consejos
En realidad, de posee
sólo "autoridades"
autoridadqtte Presumen saberlo
el testimonio que da
uno rnismo y éste r¡.o es frecuente. Tarnbién nos hemos vuelto
desconfiados frente a promesas que podrían resultar Poco
realistas. La fe en un "mtrndo saludabl"" y en la posibilidad de
que aún surja ha descendido a punto cero. Esta hipersensibili-
dad y desconfian:rzano han permitido que el relato popular actúe
sobre nosotros corno lo que es en realidad: un recurso de apoyo
y consuelo, una guía y orientación en las crisis.
Para ilustrar lo dicho, presento ocho breves textos, analizo
su " capacidad de aleccionar" y ", aptitudextraer
terapéutica Para
la prorne-
rnitigar los trastornos psÍquicos. Procuraré
sa de doble faz oeulta en su interior: como deber que aParece
súbitarnente en el " arco de tensión entre el ser y el deber"
(Frankl) en el que oscila permanentemente nuestra existencia,
y corno referencia a ttn "sentido supretno"(Frankl), una esPe-
cie de "última instancia" en la que las esperanzas pued.en
hacerse realidad aunque se haya fallado en lo relativo al
deber. Recordernos las hermosas palabras del pintor Paul
Klee: El arte juega con las cosas supremas un juego que no conoce y,
sin embargo, las alcaryza.

1.-El hoyo (Michael Titze)z3


Otro ejemplo nos Io proporciona una leyenda referida a la aida
de San Agustín, el gran Doctor de Ia lglesia. Se cuenta que,
23 Michael Titze, Heilkraft des Humors, Friburgo, L985, pág. 65.
79

I
siendo jooen, se encontraba un día recorriendo una ptaya c
é

II
desierta. El imponente espectáculo del mar entbrartecido lo (
indujo a especular acerca de las misteriosas fuerzas que man-
tienen en mooimiento bl uniaerso. Mientras caailaba, oio de
pronto a un pequeño que se hallaba ocupado en aerler agua de
mar en un hoyo con una conclta ntarina. San Agustín se
detuz¡o a contemplarlo durante un rato y luego le preguntó qué
¿
é
hacía. L;a respuesta que obtuao fue tan absurda que le hizo
sonreír: 'lPongo todo el mar en este hoyo". CLtando el sabio ra
alegó que era imposibil"e hacer esto, el niño respondió que era mds {
fácil aerter el agua de todos los mares de laTierra en un pequeño é
hoyo, que lograr que la razón hutnana captase el misterio de la
Creación. é
La enseñ.arrza que brind,a el texto es clara. "Inclínate ante é

el rnisterio",
estrellas", "nodiría viktorcon
disputes E. el
Frank124. "No"noquieras
destino", atrapar
intentes las
escudri- é
{
ñar los carninos de Dios".
Recuerdo a una paciente de 63 años, acosada por terribles {
rniedos. Antes de realizar un viaje cavil aba durante senranas €
enteras qué harígr si enferrnaba en el extranjero. Recordaba {
artículos de periódicos que hablaban de alirnentos poco
higiénicos y venenosos, e irnaginaba con detalle que se encon- e
traría en una habitación rnal aireada de algún hotel, atorrnen- é
tada por cólicos e íncapaz de regresar. Con igual pánico é
reaccionaba ante
acosturnbrados y otrasseactividades
sólo o
hallaba rnedianarnente bien en
acontecirnientos des-
estrecho corsé de la rutina cotidiana del hogar, para disgusto
el é
é
de su esposo, ün jubilado emprendedor.
é
¿Por qué veía siernpre y en todas partes el lado negativo d"e
las cosas? ¿Había sufrido experiencias arnargas que avivaban é
estos ternores? Só1o parcialrnente. Su padre había caído en la é
guerra; con su padrastro no se llevaba bien y lnabía escapaiJo
del internado para refugiarse en casa de una hermana rnayor. é
Segurarnente no había sido el rnejor "preludio" para la "sin- é
2a
Viktor E. Frank I, Logotlrcrapie und. Existenzanalyse, Quintessenz, Munich, é
1.994, pá9. 138. é
80 é
¡t
?
F
F
fr for:.ía" de su proceso personal. Pero luego había vir.ido sin
sobresaltos. Durante 18 años se desempeñó eficazrnente corrro
#4 asistente de laboratorio, y aunque su vida de relaciones fue
carnbiante y no de1 todo satisfactoria, fue desarrollando sr.r
personalidad en forrna continu ada. Finalrnente, contrajo
,_
I rnatrirnonio y aún seguía
térrninos generales, casada.
no }:.abía Podría
rnotivos suficientes gue,que
decirsepara en
-_ adoptase una actitud crónica tan pesirnista frente a la vida.
-11 Sin ernbargo, hubo un elernento irnportante que debirnos
t considerar. La paciente había sido educada en forrna rnuy
4 estricta en el aspecto religioso. Más tarde, se había dejado
llevar por las tendencias rnás bien antirreligiosas de los años
4 60 y 70 y por la rnoda de la "autoruealización". Posteriormen-
4 te, se había alejado de dichas influencias, sin lograr anclar en
una nueva creencia. Pude percibirlo a través del diálogo: "No
,I,11 puedo aceptar
entristece tantadernaldad
que hayaMiles
terriblernente. personas el mundo.
eninocentes Me
sufren
.4
I
y rnueren de harnbre; rnás les hubiese valido no nacer. Todo
I se desrnororla; hry gLrefras y violencia en todas partes; las
4 catástrofes naturales aurnentan y no hty perspectivas de que
4 toda esta rniseria acabe algún día. I§o es posible que haya un
,r)_-
'btlen' Dios que lo tolere sin intervenir. O no existe o está
I enojado y deja que eI rnundo se lance a su perdici ón"
4
.

¿Qué podía contestar yo? Sentía la relación que había entre


4 el hecho de que la paciente no podía incluir las partes sorn-

efFr
fr brías la..id,
pánicodeque sentíau.t,r't, quedel y d¿seDios, y el
imagen
aguardando rnundo
estas sombras cerniesen
sobre su propia vida. Pero carecía de explicación para darle.
Todo 1o que poseía y poseo al respecto es rni confianza. ¿Sería
F posible que se Ia transrnitiera? Busqué el texto de la leyenda
de San Agustín y 1o coloqué sobre la rnesa . " ¿El rnar no entra
en el hoyo de arena?" pregunté en voz baja.
é
#a La paciente no respondió. Algo se agitaba en su interior.
Luego levantó la vista y sonrió. "Pues sí" , dijo, "seguramente
rni entendirniento es corno un pequeño hoyo. I§o hay rnucho
\4
la que quepaque
de cosas é1. Tal
en no entiendo". "Y sacar
vez debería dejar conclusiones",
de cuestionarme acerca
agregué.
f, 81
üFr

(
I
é
La paciente rió. "Tiene raz6n". Luego recuperó la seriedad.
" ¿Pero (.,.) en qué creer entonces?". " ¿Qué le dice su cora- é
zón?". "Todavía sueño con el 'buen'Dios de rni infancia (...)". é
"tJn streño hermoso", condesté espontánearnente. "Consérve-
lo. Suéñelo antes de cada viaje, cada carnbio o cualquier {
suceso que la asuste. ¿Usted dice que procede de la infancia? é
Pues bien, también San Agustín recibió la nueva por boca de
un niño. Lo infantil -no lo pueril- a rnenudo es un sírnbolo de e
lo verdadero, de 1o que no se ha falseado, de lo dirninuto de é
nuestro 'entendirniento de pequeño hoyo' aún sin torcer
(...)".
I
é
La paciente reactivó su sueño y con ayuda de él fue
superando poco a poco sus ternores. I
FIasta aquÍ rne he referido a la capacidad aleccionadora del
texto. Busquemos ahora la prornesa que alberga. Parece decir:
d
"Mira, hry cosas que no te son reveladas porque no las é
é
entenderías. Pero tarde o ternprano se te rnanifestará la causa
por Ia cual no puedes entenderlas, pues te será concedido el
conocirniento de los lírnites de tu entendirniento".
t
é
El que tuerce_ el gesto ante este conocirniento tenga en
crrenta que el eñtendimiento del ser hurnano, corno el del ¿
anirnal, tiene sus límites, pero sólo el prirnero sabe que los é
tiene y cuanto rnás evolucionado sea tanto rnayor será la é
conciencia de eIlo. Los científicos destacados de todos los
tiernpos fueron los que vieron con rnayor claridad los lírnites ¿
del conocirniento
tiene sus Iírnites es, adquirido.
pues, rrn elemento que el entendirniento
Saber específicamente hurna'
é
no. Pero, dLa vez, se hace una concesión rnuy grande a esta é
criatura lirnitada, pues tener conciencia de los lírnites propios é
implica presentir gue hry un rnás allá de este lírnite, pues todo é
Iírnite separa dos "dorninios". No puede haber un lírnite que
no-se asiente entre un "rnás aquí" y un rnás aIIá. Y si este "r,nás é
aquí" contiene nuestro mundo hurnanarrrente aprehensible y é
lamentablemente caótico, su lírnite prornete un más allá de
ordenarnientos y verdades sobrehurnarras que se sustrae a é

nuestra cornprensión
fiadarnente corno algopero puede irnaginarse
"infinitarnente o soñarse
diferente" . con- é
Á
82 Id
-
tl
- La promesa de Ia leyenda estriba en gue, cada vez que
golpearnos duramente contra nuestros lírnites y sentirnos que
a
-
nos invade la desesperanza, nos ilurnina el presentirniento de
este "rr.ás allá del IÍrnite".
-

a
-
2. La oruga (Otto Wiem er)25
a
a No hay posibilidad. Seis metros de asfalto.
Veinte automóailes por minuto.
- Cinco camiones. Un tractor. Un carro tirado por caballos.
J La oruga no sabe de autoruóoiles.
No conoce el ancho del asfalto.
J Nada súe de peatones, de ciclistas ni de motos.

aa La oruga sólo sabe que más alkí


crece el aerde, ufl aerde suculento acaso comestible.
Ella apetece el aerde y tendrá que crltzar a toda costa.
a No hay posibilidad. Seis metros de asfalto.
a La oruga parte. Se pone en marcha sobre sus pies exiguos.
Veinte automóoiles por minuto.
a Parte sin prisa, sin tniedo, sin táctica.
a Cinco camiones. Un tractor. Un carro tirado por caballos.
Parte y aoanza, auanza, auanza. Y llega a su destino.
al
a La lección
aunque puede que nos irnparte
interpretarse rnal esta poesía
en dos está a la vista,
sentidos. Su rnensaje
es: "¡Sigue tu carnino sin detenerte ante las dificultades
a ¡Sigue sin vacilaciones ni ternóres ". ¿Será una exhortación a
a actuar con desaprensión o aun a ceder irreflexivarnente al
deseo de1 rnornento? Decididarnente no. I{o se trata de la
JI posibilidad concreta de supervivencia que tienen los insectos
a que buscan su alirnento en las autopistas. El sírnbolo de la
a oruga que divisa el verde apetecible representa a la persona
2s

Ia Rudolf
komrnen". OttoenWierner,
Poerna "Chance
Bibliotherapie,
Ed. Bleicher, Stuttgart, 7987.
der por
editado Bárenrar-lpe, überRobert
1a Fundación die Strasse
Bosch zu
en
a
a 83

é
(
J
é
que vislumbra una rneta ansiada en lo rnás profundo de su ser. é
AI visu alizarla anticipa su llegada, lo cual le da fuerzas Para
emprender el viaje. El pogrna establece un paralelisrno entre J
el deseo de la oruga por alcan:.zar eI verd. y el anhelo del ser é
(" él':
hurnano por realizar
"rJno") deberá el sentido
cr:uz,at guiada por Ia de su vida.
intuición, "Ella"
trasponiendo la, {
zcrna de riesgo que es la distracción y la posibilidad del é
fracaso.
Recuerdo a una paciente de dieciséis añosr elJ€ fue dada de
T
alta después de perñranecer ocho tneses en una clínica PSi- é
quiátrica. No había logrado progresos significativos en rela- é
ción a su connportarniento alirnentario. Por el contrario, había é
experirnentado retrocesos: había abandonado la escuela se-
cundariu y perdido a sus arnigas, el vínculo con su rnadre I
había ernpeorado, había suspendido la práctica de sus hobbies
y srl autoestirna estaba en su nivel rnás bajo. LJna de las
prirneras frases que rne dirigió fue: "Nf o tengo rernedio". I
é
¿Dieciséis año.s y ninguna esPeranza Para el futuro? É
No dediqué rnucho tiernpo a averiguar detalles sobre su É
pasado. EI parte rnédico era rnuy preciso al respecto; ocho
lrreses son tierntlo suficiente para reconstmir urta tragedia. é
Prirnero, el horror de una relación triangular y el divorcio de a
los padres; una rnadre sobreexigida Por su profesión y Ia é
soledad de la hija adolebcente. Poco después, Ia rnuchacha
recurre al sucedáneo de la alirnentación, 1o que le provota un ¿
sobrepeso enortne
ros de clase. y las con-secuentes
Para eludir burlas degorda"
el rnote de "chancha sus cornpañe-
se Pone
é
el dedo en la boca después de cada cornida y devuelve. Ya está ¿
en cltrso la bulirnia. Los ayunos extremos alternan con ata- é
ques de glotonería; tiene problernas de circr¡lación; la madre é
se enoja; el padre divorciado se distancia; pierde el año
escolar y parece próxima a sufrir un colapso. Afligidos, stts a
profesores aconsejan que se sorneta a una terapia; el psicólbgo
recornienda una internación; los rnédicos de la clínica le
a
administran sedantes y exigen disciplina; el estado de ánirno a
joven oscila
de alaalgunas
ta entre de
arnenazas suicidio esylalareclusión
Ia depresión rebeldía. sin posibili-
La resptles- aé
dades de salida y el resultado, la apatía total. Ya nada puede
84
a
I
, inl

hacerse; totaknente alterada, la rnuchacha es der.uelta a su


rnadre gue, como dijirnos, €s caratulada corno una rnujer
sobreexigida.
Allí está, pues, esta joven de dieciséis años, leyendo la poesía
de
Otto (...)
asfalto veinteque
Wierner autos por rninuto
he colocado delante sobre
(...) de ella.tus pies
"Seis rnetros de
exiguos
( ) ¿Es eso lo que sientes?". Ella prorrurrrpe en llanto. "Eso
rnisrno (...)" dice con la voz entrecortada. Espero. Las lágrirnas
parecen no cesar nr-lncar pero le dejo el tiernpo que necesita. Poco
a poco se tranqlulliza. "Escucha",le digo. "Quiero ver el verde.
Descríbeme el verde tras los seis rnetros de asfalto". "No hry
r-erde. ¡Todo es gris " . Nuevarnente se deshace en lágrirnas,
hasta que finalrnente lograrrros ponernos de acuerdo sobre el
verde. De pronto lo ve con toda claridad: terminar la escuela,
tener arnigos, ser apreciada, ir a los bailes vistiendo ropas
bonitas, salir de vacaciones con su padre.
"Excelente", respondo, "ahora avancernos sobre nuestros
pies exigúos. Paso a paso. No se perrniten vacilaciones ni
Pausas, ni rnirar a derech"a ni izqwierda. Te acornpañaré hasta
que terrnine el asf alto". Fue un trabajo arduo y minucioso. La
rnuchacha se trasladó a ur.ra escuela que le brind aba la posibi-
lidad de progresar en sus estudios; se integró en rln grupo de
"'r,veight-watchers" (grupo de autoayuda para personas con
trastornos alirnentarios, N. del T.), donde obtuvo inforrna-
ción acerca de dietas y alirnentación saludable; se reconcilió
con
tornósuclases
rnadredey rnantuvo contactos
deporte, canto regulares
y baile. su padre;
corr logró
Cuando sus
prirneras calificaciones altas y bajó de peso sin afeitar su
salud se sinti ó realizada y aumentó su autovaloración. Tarn-
bién le fue de gran ayuda el trabajo que realizó durante sus
vacaciones, pues se le presentó la oportunidad de ganar
dinero por primer a vez y de conocer a dos rnuchachos que
flirtearon cor.t ella. En un rnornento dado, tuvo una recaída
crítica y el "carnión" estllvo a un paso de llevarse por delante
a nuestra "orlJgd", pero llegó a destino.
de El
quetexto citado
llegaría curnple
pese a que con la promesa ocr'llta:
las oportunidades la prornesa
parecían nulas;
85

I
I
(
la prornesa de que llegaría a condición de ser Perseverante y {
valiente. No ñre atrevo a juzgar la rnagnitud de esta prornesa
en toda su envergadura. .Como en el "iuego con las cosas (
supremas" de la poesía, podría ser rnás grande de lo que I
pensarrros. Pues si la oruga
dignidad indeclinable tarnbién lleg ará aaldestino
sirnboliza ser humano en Su
si es atrope- {
llada y mueie. {
é
3. La corriente de aire (Anthony de Mello)26 é
(
El salón estaba repleto, en su mayor parte de señoras no ffiuy é
jóaenes. Asistían a una conferencia sobre una especie de
retigión o secta nueaa. Se puso de pie el conferenciante, uestido é
(
únicamente
del poder delcon un turbantey
espíritu sobre launmateria,
taparrabo. Con
de la efusiónhabló
psique sobre el é
cuerpo.
Todos pendían de sus labios. Finalmente, el orador regresó a su é
asiento. Su oecino se dirigió a él y le preguntó en un susurro: A1
" ¿Realmente cree usted lo que acaba de decir: que el cuerpo no
é
siente nada, que todo ocurre en el espíritu y que la ztoluntad
puede influir conscientemente en éI?". "¡Por supuesto " é
respondió el charlatán con piadosa conoicción, a lo que el ¿
oecino retrucó: " ¿Entonces me haría el faaor de cambiar su
lugar por el mío7 Estoy sentado en medio de la corriente". I
Pese al tono jocoso del texto, la sabiduría qúe contiene no
debe subestimarse. La advertencia es seria: "No te eleves del
I(
suelo. Mantén los pies sobre la tierra. Al elevarte en brazos de
tus sublirnes pensamientos no olvides que la capacidad y el
I
é
esfuerzo dependen de un'instrurnento' del espíritu hurnano que
ptrede negar obedieflcia"Z7. O bien en tono rnás serio: "NIo (
olvides que.eres polvo y al polvo regresarás (...)". El idealisrno é
es bueno, pero es rnejor si no se desliga de un realisrno sensato.
é
26
Anthony
l2l, 271991., 72.Mello,
pág.de Warunt der Vogel singt. Weisheitsgeschichtett, Friburgo é
'J,99O. é
Viktor E. Frankl, E/ hombre doliente, Flerder, Barcelona,

86
I
L
. acrerr
acrerr e , -
ticado como caso border-Iine. Su enfermedad fronteriza con la
esquizofrenia se expresaba en extrañas ideas supersticiosas.
Afirrnaba que debía pagar por los nurnerosos abortos que se
producían en la población haciendo trabajos que no le intere-
saban y regalando objetos pertenecientes a la residencia de
carnpo de sus padres, con quienes vivía. Que debía infligirse
castigos, como la laceración, y renunciar a beber durante
varios días para aplacar los poderes celestiales y apartar el
rnal de1 rnundo.
del paciente No hay ideas
a concebir duda fijas
de que la propensión
incongruentes se enferrniza
surnaba a
una irnagen de Dios que 1o intirnidaba, catapultándolo a un
árnbito sornbrío de pensañrientos distorsionados que lo arne-
nazaban.
Por rni parte, tenía la convicción de que los argurnentos de
nada servirían. No conseguiría nada dándole explicaciones
bien intencionadas para cornbatir las sornbras de un delirio en
ciernes. Me acerqué a los padres del joven, cansados y
resignados después de años de infructuosos intentos por
encontrar
texto de deunMello. "Noqúe
rernedio es aliviase a sudehijo.
el espíritu Les entregué
su hijo el
el que está
confundido", les expliqué. "Podríarnos decir que está senta-
do en la 'corriente de aire'. Sufre de trastornos metabólicos
d"e las neuronas y es fundarnental que se le administre la
adecuada rnedicación. IJna vez que cese la 'corriente de aire'
y se cofirpensen hásta cierto punto las funciones de su orga-
nisrno, podrernos dialogar con él sobre ternas religiosos y
otros". Me respondieron que hasta el rnornento su hijo se
había negado a seguir las prescripciones rnédicas. Por consi-
guiente , eta preciso
consentirniento ni cooperación.
adrninistrarle
Estolosera difíciI, pues pasaba
rnedicarnentos sin su
días enteros sin beber una gota de líquido. pero- la rnadre
solucionó el problern a fi:.ezclando las pastillas fragrnentadas
en la avena que le preparaba para el desayuno.
Dos rneses y rnedio después volví a ver al paciente. Había
cornenzado a trabajar como ayudante en un establecirniento
de horticultura atando coronas, y disfrutaba de la actividad.
Planeaba, inclttso, cultivar coníferas en el jardín d.e la casa de
6/
I
c
carnpo paterna, paÍa confeccionar rarnos y coronas para las é
sepulturas, que se venderían en las festiviáades de fádos los é
santos y Navidad. Lo reafirrné en su propósito. Con alivio
torné nota de que se perrnitía realizar rrn trab ajo agradable sin I
vacilaciones. ';¿Córno encontró el trabajoH eí establecimien- é

to
"esdeque
horticultura?..",_
me guían". I{o l_e
pregunté. ponersonrió
1'Bueno,,,
creí necesario el paciente,
objeciones a esta
é
profesión de fe, pero_por las dudas ins]stí: ,, ¿Lá guían bien?,,. {
Su rostro se ertsornEreció por un instante. "Mientras no é
corneta un pqcado (...)". El rniedo había hecho su aparición, É
Pero el paciente ya no estaba sentado en Ia'corriente de aire,,
Pues los rnedicarnentos habían fortalecido su sisterna nervio- É
so- Estaba en condiciones de hacer frente a sus ternores con é
rnedios espiritüales. " ¿por qué desea saberlo ?,,, retrucó. ,,Me
Parece que la guía es necesaria cuando nos extraviarnos. Si el
II
carnino es recto y sencillo É
Mi cornentario pareció convencerlo. En el
no hace falta ninguna curso d e esta
conducción,,.
intensa evaluación de las diversas forrnas posibles de ver las É
cosas/ cornenzó a elegir para sí una rnás indulgente, rnás É
benigna. Y la.rernató tornanao un váso de lirnonadá conrnigo. É
Pasaron dos rnedio antes de que re expricara al 1r
T."":"-y
paciente la necesidad de tornar regular.r,ente los rnedicarnen-
tos. Al principio se resistió, pero Jo..o no que ría aliesgar su é
nuevo trabajo de acornpañante de chófei de una flárería é
rnayorista, terrninó resignándose ante lo inevitable. Esto le
valió una rnejora sustancial en su calidad de vida. é

El sery hurnano
(Frankl) es "rnultiplicidad a la vez que unidad,,
que lo olvid, ,d conoce aI ser hurnano. Larnen-
ü
"l é
tablernente, en 'srl esfuerzo por ser científica, la psicología
rnoderna tiende 3 dejar de iado lo inrnaterial y éspirituál, É
rnientras los conductores de sectas, sanad.ores, áradores de é
alrñas y charlatanes de toda laya tienden a descuida. el é
elernento fisiológico de la p"."o.r. NIo obstante, la historia
que he referido conllevt ,r-,á profiresa reconfortante: lo valio-
1o condigno se manife staiá, desenrnascarad o por el senti-
":,
do cornún. Todo elemento falso y discordr.,i", co,no la
cháchara
rnisrno al del orador del turbante, finaknente se lleva a sí
absurdo.
88
a
-

J
,

l
4. El puño cerrado (Nossrat Peseschkian)28
t
-
¡ Un mullah desea lleuarle nueces a su esposa, pues le ha
, ¡trometido cocinar fesenjan, una comida que se prepara con
t.

, nueces. Anticipando el festín, el ruullah hunde la rnano en la

a, aasija que corttiene deylatoma


nueces
lasbrazo tantas
le escotno en ella.
caben hacerlo
l
Al pretender sacar el aasija¡ imposible
por mrís que tire de é1. De nada siroen sus lamentos e injurias.
I
Tampoco logra reti¡ar el brazo cuando su esposa toma el
,
I recipiente y tira de él con todas sus fuerzas. La mano sigue
, trabada en el cogote de la aasija.
I

,. Luego de innttmerables intentos llaman a los aecinos. Todos se


I interesan aiaantente por lo qlte sucede y uno de ellos se dirige
al desesperado mullah y le dice: "Te ayudaré si haces exacta-
a
- mente lo que te pido". "Lo haré de mil amores, con tal de que
me liberes de esta maldició't't". "Vuelae a meter la mano en la
;
I aasija". Esto sorprende aI mullah. ¿Por qué habría de meter el
; brazo en las profundidades de la uasija si quiere lograr precisa-
s
¡
mente Io opuesto? No obstante, hace lo que se le pide. El aecino
prosigue: " Abre tu tn'ano y deja caer las nueces" . Esto disgusta
,; al mullah, pues las quiere para su cotr'tida faaorita. A
regañadientes obedece las indicaciones de su saloador. Éste
I

,.
,r
)

I
dice: " AhorA junta los dedos y sácala lentatnente de la aasija" .
He ahí que el mullah retira la mano con toda facilidad de la
, aasija. Pero no estd totalntente satisfecho. "He logrado liberar
)

) mi mano, pero ( ...) ¿ y las nueces? " . Entonces el z¡ecino totna


t la oasija, Éstey lohace
la inclina fuera
rodarcon grantantas nueces como
I

quiere el mullah. obseraa sorpresa, rúentras


ml.trmltra: "'¿Eres mago? " .
-
)
) El relato es una variante del antiguo terna de Ia paradoja
) de la felicidad. Cuanto rnás extendemos la rnano para alcan-
zarLa, tanto rnás evanescente se vuelve. Lo que desearnos
f,
)

u
) poseer a toda costa se nos resiste.Hry personas que pasan
gran parte de sus vidas persiguiendo un deseo que nunca
f, 28Nossrat Peseschkian, Der Kauftltanfi rn.t,J ci. ,--F.;:r;{ci, Frarrcfort del Meno,

ff)f)
1985, págs. 58 / 59
89
):r
I
I
I
alcanzan. Las cosas no adrniten que uno pretenda Poseerlas I
por la f:uerza., y tanto menos cuanto más valiosas son. Lo más
herrnoso, 1o rnás amad,o, lo más sublime yace fuera de toda I
factibilidad. I
tosSin
de embargo, misrnas cosas
estas sigilosa,
gracia. Suave, se nos o{recenseenasoman
inesperadarnente morrren-a
nuestras vidas y las envuelven en su brillo. De repente, la a
dicha rnás absoluta penetra un corazót:. desasosegado y 1o a
connpensa por toda su rniseria. I-Jna ola de afecto viene al
encuentro de alguien que sabe que no la m.erece. Lo inasible, J
1o inexigible, 1o irrealizable se presenta sin rnás y anida en é
nuestra rnano abierta y vacía. a
En psicoterapia nos encontrarnos frecuenternente con el
puño áerrado dé la parábo1a de Peseschkian, en lugar de Ia a
Viktor E.con
libera. abierta;
rrrano el aferrarse
Frankl, a las nuecesMilton
PaulWatzlawick, que laErickson
vasija noy éé
otros investigadores que abrieron rurnbos en esta disciplina
hacen una descripción. plástica del fenórneno, que puede I
dernostrarse asirnisrno en experimentos con anirnales. Se É
torna una gallina"harnbrienta y se la introduce en una jaula que
consta de tres vallas de tejido de alambre. Detrás de la valla É
del centro se coloca un platillo con alirnento. La gallina desea a
llegar al alirnento que ve a través del alarnbrado pero se da de é
frente con éste. LJna y otra vez intenta lo misrno. A rnedida
que aurnenta el harnbre intensifica stls esfuerzos: alborota, é

vano, puesylalanza
revolbtea valla picotazos diestra
no cede. Sia no y siniestra.
se auxilia Todomorirá
a la gallina
es en é
de harnbre, aunque bastaría que "se cornportara paradójica- é
rnente" , gitase sobre sí y se alejase del alirnento para poder é
salir de lá jaula, dar la vueltay llegar al platillo sin dificutta- é
des.
é
é
Galtina alirnento é
{

0
f
E
grgs - a .. us, ,>s
J
- zonte de conocirnientos mucho más arnplio, se enred.en en Lln
proceso sirnilar, tratando de "pasat con la cabeza Por la
J pared". Por eso la enseñanza.. que el relato deja aI rnullah es
J
I

ésta: " Actt3a corno si pretendieses 1o contrario de tu obcecado


d.eseo". Concretarnente: " ¡Introduce el btazo en Ia vasija;
J
i

abre la rnano; suelta las nueces ". Y: "No te afanes Pues lo


J
I

valioso te será dado". Coricretamente: "LaS nueces Caen Por


J sí mismas de la vasija invertida; caen en tu rnisma direcciór.".
Recuerd"o a una paciente de 4L añ,os, oPerada de rnamas.
Jt Durantedelalapsicoterapia
acerca gran Pena
que siguió a lasuoPeración
que ernbargaba vida: se explayó
deseaba tener
un compañero. Ya de joven pasaba los días devorando nove-
I

- las de arrror. Siernpre había soñado con urta relación rornán-


tica llena de ternl:;a, votos de fidelidad y una fascinante vida
J
-
en cornún. Pero el indicado no había aparecido. Durante
J
t
décadas había ido de fracaso en fracaso. Luego de pronto
surgió, Corno Por rnilagro, el rornance Con R., un rePresentan-
J
I

te du Seguros. Más precisarnente en el rrrornento en que la


I
rnujer créyó haber frállado la felicidad, el destino se ensañó
J con en forrna
ella hubo quede un diagnóstico de cáncer. En la rnitad de
)

su vida extirparle arnbas rnarnas.


J
)

¿Córno reaccionó R. ante esto? Con inseguridad, vacilacio-


J
]
nes y reserva. La rnujer no 1o toleraba. Cornenzó a bornbar-
dearlo con cartas y llarnadas telefónicas; evocaba los hermo-
J
I

sos mornentos pasados y se larnentaba Por su desdicha. R. se


J
I
fue distanciando. Ella le reprochaba que no la visitara rnás a
rnenudo, pero lo único que conseguía era que cada vez la
J
t

visitara menos. Con sus reProches de que no la cornPrendía


t sólo lograba una cornPrensión cada Yez rnenor. La "trarnpa"
JJ se había cerrado.
Cuando rni paciente leyó el relato de Peseschkian exclamó
indignada: " ¿Qlté está sugiriendo? ¿Debería renunciar á R.,
J renunciar a rni dicha? ¿No tengo derecho al arnot?" . " ¿F{.a
J terminado de leer el relato?", Pregunté. Volvió a surnergirse
en la lectura. Siguió un silencio. Más tranquila, volvió
J a

91
/
)
I

I
I
dirigirse a rní. "ZQué rne aconseja entonces?,,. ,,¿ Qu é sería É
exactarnente lo contrario de 1o que desea?,,. Su respuesta no a
tardó enrllegar. "Que R. encuentre a otra mujer, bonita y sana, a
y yo vuelva a estar sola". "Talvez es esto lo que usted áebería
ofrecerle", sugerí, "po, lo rnenos, dejarlo libre para que I
eventuaknente forrne pareja con otra pprsona, si así lo deseá,,. É
" qr-lé .
¿YMe
invadió
huy dey.,
rní?"profunda cornpasión por la rnujer, pero ¿
que condoliéndorne no le seríá de utilidad. Lo único qr" ;
-sabía
le ayudaría sería dejar de aferrarse. seguí argumentando;i,si É
usted retiene a R. por la fuer za, es qr; ya lo ha perdido. Si
trata de atarlo a usted haciéndole sentirse culpable, r1o hará I
rnás que ahuyentarlo. Por el contrario, nunca perdien- É
"áldra
do si deja sincerarnente que él tome sus decisiones futuras
siguiendo sus verdaderas inclinaciones. En trugar de padecer t
constanternente por el rniedo de que se aleje , logrará desp"_ I
dirse arnistosarnente de é1 o
"No toleraría girnió
ra despedida",reiniciar la paciente. la"¡No
cautarnente ió;,,,,.
relaccrea
respondí. "Usted se paTa sobre sus propios pies. No depende I
¿
de que un hornbre revolotee a su alreáedoi. r" hora d'" q.r. É
torne conciencia de las fuerzas que hry en su interior,,. Con el é
dedo señalé el relato. "La vida presenta gran cantidad d.e
oportunidades que tienen sentido. se las presenta a todos: a É
parejas corno a personas solas, a sanos corno a enferrnos. Las É
nueces crecen por doquier. Pero eso sí: deben sacar la rnano
de la vasija. Si no, será irnposible recogerlas,,. É
I{o sin tristeza rni paciente siguió rni consejo. Hubo una ¿
fase de transición cargada de confusiones, pero finaknente el ¿
amor de R. hacia ella resistió la prueba.
Hasta aquí la enseñanza del relato. En cuanto a su prorne-
I
sa, entraña aún rnás ayuda. LJna persona queda atasáada en ¿
algo- Se esfuerza en vano. Llarn. J"u" .ongé.,eres para que la
socorran. Estos Presencian la escena con interés. S. traia de
I
un rnodelo que todos conocemos (...).y luego llega la prome- ¿
sa: hay alguien que acude en srl ayuda. ¡No lo duáest Álguien I
te salv ará. ¿Quién es? ¿un vecino? ¿un rnago? No imlorta a
bajo qué forrna se presente, É1 está aquí y te
.

su apoyo.
92 fresta é
F
h

fl-I
t
5. Los almohadones de seda
5I (Nossrat Peseschkian)2e
a
5¡ Un califa yacía moribundo sobre sus cojines de seda. Los
tr médicos de su país lo rodeaban, coincidiendo en que una sola
cosa podría sanarlo: la catnisa de un hotnbre feliz, QUe debía

f,fl)* colocarse baio


traron cada su cabeza.
ciudad, aldea Los emisarios
y choza se desplegaron. Regis-
en busca de un hombre feliz.
Pero todos las personas que consultaban respondían con pala-
f,: bras llenas de aflicción y de preocupaciones. Finalrnente,
t encontraron a un pastor que cuidaba de su majada riendo y
cantando. AI preguntarle si era feliz, respondió alegremente:
f,)
*
" No pttedo imaginar a nadie que sea más que yo"
f, feliz
"Entonces danos tu camisa", exclamaron los emisarios. "No
.

a
;r
tengo catnisa", respondió el pastor.
t
1
Los emisarios regresaron a la corte y transmitieron al califa el
mensaje de que el único hombre que habían
i poseía camisa, pues era sumamente feliz pobre. Esto dio
encontrado no
que pensar
I

t
t
al califu. Durante tres días y tres noches se retiró a un reducto
solitario. Al cuarto día, hizo repartir sus almohqdones de seda

tl

U piedras preciosas entre el pueblo y desde entonces, cuenta la


tt leyenda, aolaió a gozar de salud y felicidad.
u Esta parábola continúa la enseñanza de la anterior. La
t felicidad no es algo exterior, no puede adquirirse por rnedio
¡
tt de la posesión (en esta caso, de una carnisa).Es interior; forrna
parte del ser de la persona. La irnagen alegórica del hornbre
tu f eliz es de un ser "desnu do" .
El hecho de que el sirnbolisrno se exprese a través de la figura
del pastor de ovejas que cuida y acaso críasus propias ovejas-nos
revela que no se trata de una glorificación de la pobreza. Tiene
t
-
Lrna tarea que curnplir que le asegura el sustento diario y la
J curnple "riendo y cantando". Lo decisivo es la plena felicidad
con la que realiza su tarea, la entrega al servicio que presta y l^
J
)
rnodestia que se expresa en su falta de necesidades.
t 2eNossrat Peseschkian, Dcr Kattftltann uttti 'lar Prt,ttitgei, Francfort del Meno,
1985, págs. 70/77.

tf
93

;
I
Por contraste, el califa yace rnoribundo sobre sus aknohado-
?
nes de seda. No le sirven de nada, corrro tarnpoco sus piedras /
preciosas ni sus subordinados. La revitalización sólo es posible /
si brota del interior. Y en este caso se prodrrce. ¿Córno? De la /
rnejor manera posible, es decir, siguiendo los pasos necesarios:
reflexionando, buscando la soledad y la quietud, echando de sí /

Tengoinútil,
el lastre realizando
presente un acto de
a una paciente de 35
arnor.
años, rnadre de cuatro /
?
niños. Hacia más de un año que había escaPado de la "cárcel
del rnatrirnonio" . Había abandonado a su esPoso y a sus hijos (
y había ido a vivir a los Estados lJnidos con un profesor I,
nortearnericano. I\Tunca antes, durante slr " apagada" existen-
cia,.había sabido lo que era vivir un arrlor corno aquél (between ?
us is a good chemistry -t uy tlna buena química entie nosotros), ;
ni había conocido jarnás el bienestar rnaterial que él le ofrecía. ;
El profesor la rnirnaba,le regalaba roPas y viajes y la liberaba
dornésticas. Sin ernbargo, ella se sentía cada vez ;
de lastriste.
rnás Había dejado de entenderse a sí rnisrria y al rnundo
tareas
, por prescripción rnédica, corner.r zó a ingerir antidepresivos.
Estaba convencida de que había sufrido tanto que sus heridas
r?
espirituales aún no habían cicatrizado. En realidad parecían
agravarse en lugar de sanar.
?
El profesor no sabía qué hacer y echó rnano al últirno ?
recltrso que se le vino a la rnente: reservó pasajes Para un viaje ;
que eñrprenderían juntos a Europa. Pensó que acaso tuviera
nostalgias y le hiciese falta ver lugares y oír acentos que le
?
erarr farniliares. Corno vivo cerca del lugar de donde procedía ?
la y su depresión
pacientedecidió se había al ver en
agudizado lugar de ;
atenuarse, consultarme. Me asusté la alta
de antidepresivos que le habían Prescripto y lrre Pregunté si
dosis ?
el fondo del problerna no sería totalrnente diferente al su- ?
pr.resto. Mis sospechas se acentuaron cuando Pregunté a la
rnujer: "¿Tiene noticias de sr.s hijos; sabe córno les va?". EIla
?
estalló en llanto. Sus sollozos parecían no querer acabar ;
nunca. Era irnposible continuar el diálogo. Le alcancé el relato /
de Peseschkian y le recornendé gü€, al igual que el califa, se
retirara durante tres días y tres noches a rneditat, y al cuarto I
día
94
rne hiciera saber el resultado de sus reflexiones.
?
=

+
f,-
f
I Efectivarnente, la mujer concurrió al cuarto día a rni con-
IT sultorio junlo .o_r', el profesor. Estaba ojerosa pero t.".,qriü.
I
r "He decidido volver con mis hijos,,, dijo. ,,Tieien entre cinco
IT )- once años y necesitan a su madre. Mi esposo no está en
I

s
I condiciones de educarlos solo, y la ayuda qr. consigue no
l-rro\¡ee rnás que el cuidado rnínimo. siento que sus apnas
I
^arnor.
sJ' sufren".
11er'ó Miró alpero
al paraíso, profesor con
yo rne ojos
enferm llenos
é. ,,Él;; a
de dispuesto
ÉL estaría
que me llevase a los niños conrnigo, pero el divorció signifi-
caría ,na confrontación con mj espoio r nivel judicial*y .,o
s ceseo causar rnás dolor y soledad á los niño". ño, entregaré
;r Lcs 'aknohadones de seda' (...)". El profesor rozó su rnano con
la suya. "No olvides, siempre tend.á" .. rní a un buen amigo,,,
n rnlrrmuró en inglés y se puso de pie. ,,¿Tend,rá que continuar
s con los rernedios?-l mg preguntóanter a. aespáairse. sugerí
que fuera suspendiéndolos poco a poco y regresase en tres
; *iemanas.
) Pasado este período -er profesor ya hab ía regresado a su
I país de origen-, suspendirnos los ántidepresiios. pese al
cesorden desco.rnunal que encontró en su casa y a nurnerosos
a problemas escolares que la irnpactaron con d:uráza, rni pacien-
s te sonreía. "Los niños están rnuy felices porque he vuelio,,, rne
dijo, "y rr..i esposo está de acuárdo en que consulter¡os a un
rl consejero rnatrirnonial. Todos ñre extrañaron rnucho,,. ,,
f usted no extraña nada?", pregunté. Afirrnó con la cabeia, ¿y
Il p€ro luego de un mornento ra sacudió. "No,,, dijo, ,,los
-
alrnohadones de seda no son para rní (. ..),,.
II,r cQué prornete esta historia? Nada rnenos que el hecho de
que la felicidad puede encontrarse. saberno" q.r" no puede
rl comprarse, ni producirse, rnenos aún forzarsu, .ó.rro lo ilustra
la vasija llena de nueces. Se nos ofrece en un ,,golpe de
rr fortuna"- Pero en su expresión rnás sutil tarnbién es ,,hallab le,, .
t ¿Dónde? En el espacio cotidiano que nos fue asignado y que
ocupamos con constancia y sencille z, afirrnando con ,í"r" y
rf cantos, "sin carnisa" (= incondicionafunente), aquello para lá
rr que hemos sido llamados.
a
)
95
)

J
I
I
6. La camarera (Anthony de Mello)So I
Una familia oa a un restaurante y se sienta a almorzar. La é
camarera tonta el pedido a los adultos y luego se auelae hacia é
el niño de siete afios: " ¿Qué quieres comer? " , le pregunta. El é
ría comer
niño un 'hot dog"'a .suAntes
mira tímidamente alrededor la camarera
y responde:
de que "Me atine
gusta-a é
anotar el pedido,la madre tercia: " ¡Nada de 'hot dog' Tráigale é
un bistec con puré de papas y zanahorias". La camarera hace é
que na oye. " ¿Quieres el'hot dog' conketchrp o mostaza? ",le
pregunta al niño. "Con ketchup". "ErL seguida te lo traigo", é
responde y se dirige a la cocina. é
Los adultos callan anonadados. El niño los mira y dice: é
" ¿Saben una cosa? ¡Ella piensa que realÍnente existo ".
é
El texto rros enseña algo fundarnental. La actitud del
individuo
sociedad política,
es decisiva: err la sociedad hurnana, en Ia
siernpreprofesional o religiosa y natr-ralrnente en la
é
r
farnilia. Todo lo que fluye del individuo es producto de su é
decisión personal, y de ningún rnodo la consecuencia o reac-
cién autornática frente'a lo que afluye a é1 del rnedio que 1o É
rodea. Por cierto, todo lo qr.re sucede atraviesa una zona de su ¿
espiritualidad, libertad y responsabilidad y se enriquece con É
el ingrediente personal que le añade. Es, pues, el individuo
quien, con su actitud responsable o frívola, logra o rnalogra I
srls cornetidos; logra o rnalogra el progreso de 1o hurnano en é
el rnundo.
Si definirnos la educación
-concepto que no
'sería corno un cornetido hurnanitario
en absoluto desacertado-, tanto 1o

bueno corno 1o rnalo dependerá de esta única persona que Ia ¿
transrnite. En el relato precedente, las dos alternativas están
representadas por la rnadre y la éarnarera. Sin pretehder ¿
asignar rnalas intenciones a la rnadre, no hay duda de que su ¿
autoritarisrno y ernpeño err rnantener al hijo bajo su tutela I
irnpiden que éste se convierta en una persona segura de sí y
E
Anthony de Mello, Wer bringt das Pferd zum
30 Weisheitsgeschichten,
Friburgo Í27, 1,991, pá9. 43.
96
fliegen?
t
;

5
-
a
fl desarrolle su "yo". sus sentirnientos aún reflejan Io que
flI
It
reciben: si no se lo torna en serio él tampoco lo hará; si sJ lo
flI Pasa Por alto también él 1o hará. Es posible que la situación se
reYierta con su rnaduraciónespiritiaL, pero iardará tiernpo en
5i l:berarse de su inseguridad.
f,I La camarera toma a su cargo la corrección del cornporta-
f,t, que
miento
datá lugar alfallido.
educativo desarrollo. No asee1la,
Gracias se d,e
trata abre ,^ .ipacio
satisfacér
deseo -aunque el texto pueda interpretarse errónearnente de
un
I
) :al manera-, sino del amplio rr,rrg"., de elección resporlsable
t
I
que se da a la persona en oposición al rnargen estrech^o que da
a
I ia obediencia basada en la elección ajáa. Se trata d e la
cportunidad de ser y llegar a ser uno rnisrno. Al pasar por alto
a
,
el irnpedirnento, la carnarera perrnite que, acaso por prirnera
\-ez, eI niño escuche su propia voz.
)
a
I

sr*r
Me viene a la rnente un paciente, viudo, de 50 años. según
) 'ersión
mujeres. de lasvivióbajo
Prirnero, cosas, siernpre
la férula de Llnadominado
estuvo por las
rnadre dorninan-
a
t
te )- luego bajo la de Lrna esposa de carácter sernejante al de
a aquélla. En su lecho de enferrna seguía haciendo la rnandona.
Quise saber por qué nunca se habíá rebelado. Respondió que
e1 sornetirniento a las rnujeres se había hecho carne en é1. Le
- Pregunté si la rnuerte de su esposa había significado entonces
1a liberación de esta tortura. ;'srp"rficiahñente sí,,, opinó el
a
-
paciente. " ¿Y a nivel rnás profun áo?". Titubeó un rnornento.
"Ni yo rnisrno sé lo que quiero", adrnitió. ,,suerra ridículo,
JJ pero casi preferiría que alguien rrre volviese a irnponer un

a
- esqLrerna fijo. En el trabajo sé lo que debo hacer, pero en casa
lo py.do juntar fuerzas para nada. ¿y para q;é habría de
a hacerlo? Ya no hay nadie que necesit, q.rl hagá algo por é1,,.
Le hice leer eI texto de de Mello y pareció divertirle. ,, iLa
) pinta a rni rnadre de cuerpo entero ", exclarnó. ,,Siempre creía
J tener razón en todo. Nunca podía salirrne con la rirra. Ella
tiene _la_ culpa de que sea tan inseguro y dependien te,, . ,,En
J realidad, rne proponía hablar con ,ét.d sob.e la carna rera,, ,le
f, respondí-, El paciente me rniró desconcertado . ,, zeué carnare-
ra?". "La carnarera de su vida". "rso la entiendá,,. ,,En algún
J
) 97
)

?{
¿1
lugar, en algún rnorrrento, debe haber habido una carnarera en
su vida",Le expliqué. "iHaga rnernoria ¿En qué circunstancia e,
pudo conectarse bien consigo misrno y tornar conciencia de
sus deseos rnás íntirnos?". El paciente no supo responder a rni
a
pregunta. Por consiguiente, di por térrninada la sesión y le {
recon'rendé que reflexionara sobre 1o conversado. {

En la
lrabía seqión siguiente
descubierto rne cornentó,
a la " camateta" y, rr.ás una sonrisaz
con aún: etr€
era de sexo {
é
fernenino. Se trataba de una profesora que había tenido en la
escuela de cornercio. A é1 le desagradaba la rnateria 'Conta- é
bilidad', pero ella no se lo había tornado a rnal. Sólo deseaba é
saber qué le gustaba. En conversaciones personales con ella le
confió que le interesaba el derecho y ella logró que sus padres {
aceptasen de buen grado que su hijo siguiese la carrera de é
asesor fiscal y jurídico. Le debía rnucho a esta persona pero, é
corno sucede a rnenudo, había olvidado la sabiduría de
é
presuÍría de saberlo
aquella antigua todo.no así la actitud de su rnadre quien
profesora, é
"Ahora que la 'carnarera' ha vuelto a su conciencia, le ¿
aconsejo qq. de tanto en tanto dialogue interiorrnente con
elLa", proseguf "Cuando en sll casa siente que cae en la é
pasividad, imagine que ella entra en su habitación y converse {
con'e11a. Es la persona que podrá sacar de su interior 1o que
es auténticarnente suyo: su voluntad, sus deseos, sus rnetas; é
su pasión, srr esperanza, su irnagen del hornbre que usted
desearía ser". El paciente pareci6 cornplacido. "Me atrae la
a
é
idea. Lo intefrtaré", dijo a rnanera de despedida.
El esfuerzo no fue en vano. A los cincuenta años el hombre
cornenzó a "sxistir'realmente", a ser él rnismo. I
{

Dijirnos que el individuo, con" su actitud responsable o {


frívola, logra o rnalogra sus cornetidos; logra o rnalogra el é
progreso de 1o hurnano en el rnundo. Pues bien, entre la
innurnerable cantidad de seres con los que cbnfluirnos en el é
curso de nuestras vidas encontramos ambos tipos. Nadie I
confluye únicarnente con personas que'1o rnalogran. En esto
consiste la promesa del relato: 1o que malogra un padre, una I
rnadre, un rnal pedagogo, lo hace posible una carnarera, rlna
98 aI
tl

L
-
F.
tt
antigua profesora, tln buen arnigo. No deberíarnos olvidar los
F cestellos de amor que Ia vida nos depara una y otra vez y
cornplernentan u ofrecen un contrapeso al ámbito farniliar.

E
$- 7 . La isla (Anthony de Mello)31
n
r
, El anciano había pasado la mayor parte de su aida en una isla,
li considerada una de las más bellas del mundo. Ahora, ya
, jubilado, había regresado para establecerse en la ciudad. Al-
It
, guien opinó: "Debió ser maraailloso pasar tantos años en una
¡ isla que es considerada como una de las maraoillas del mltndo".
,
s
L El anciano reflexionó unos instantes y luego dijo: " A decir
aerdad, si hubiese sabido que era tanfamosa me habr{a detenido
, mtís a contemplarla" .
t
, enseñanlza
I no La
ignores las rnaravillas de este rnundo.
que nos proporciona esta historia
Aprécialas en su
es obvia:
u
- inorrrento; no pases delante de ellas con los ojos cerrados; vive
u intensarnente. Agradece tu herrnosa isla, en la que encontras-
te un hálito de bienaventuÍar1.za en medio del rnar embrave-
cido de los irnponderables existenciales. Si reconoces slr
flt belleza después de haber partido será tarde.
tt Me viene al recuerdo rlna religiosa de cincuenta y ocho
tt años, una persona llena de arnarglrra. Había desernpeñado la
f,I docencia durante cerca de treinta años. unas sernanas antes
de jubilarse había sufrido un ataque de apoplejía. Al cabo de
.tt J un año de tratarniento y rehabilitación est aba casi recupera-
.J da. Podía caminar y hablar y sólo conserv aba cierta lentitud
f general. Se había jubilado de la docencia, y le habían ofrecido
Lrna actividad rnás liviana y adecuada en el convento, que
f asurniría apenas se sintiese en condiciones. Tarnbién le habían
f.J
ü
adjudicado un cuarto amplio con vista al jardín, algo que
había deseado desde hacía rnucho tiernpo.

d) Anthony de Mello, Wer bringt das Pferd:uni.+1;cgen?


-31
Friburgo[2], L997, pá9. 16.
Weislteitsgeschichten,

F
¡q
-t
99

Ja
ú
ú
¿Cuál era entonces el problema? En mi profesión se aPren- {
de a escuchar atentarnente. Sin embargo, Por rnás ernpatía y
atención que ponía, no logr aba captar en qué consistía. Opté Ü
por preguntárselo. Por reispuesta recibí una severa adrnoni- ü
ción. " ¿Córno puede preguntarrne eso? ¿Acaso un ataque de
apoplejía no es nada? ¡Toda rni vida está arruinada Ya no soy ü

la que
Me proponen que tienda
era. No sirvo para nada. Ni siquiera
las rnesas, qLte cuide en flores,
estoylas que
la escuela. ú
J
atienda la puerta, (...) ¡es Para desesperar ¿Por qué no Ine
habré rnuerto? Las otras religiosas dicen que tengo buen ü
sernblante, que rne cuide, que rne recuPere (...) ¡esta cháchara ü
corr la que pretenden consolarrne rne Pone los nervios de
punta ¡Y de qué rne sirve esta arnplia habitación, si parezco ú
un rnueble viejo e inútil en un desvánt". ú
Su arrebato de indignación rrre reveló el diagnóstico al ú
instante. La paciente, una rnujer surnarnente enérgica y activa
ú
por naturaleza,
tiernpo hundido
se. sentía
y esto la había exigida
pocoen una "depresión
desde hacía bastante
noógena"32.
La vida había perdido stl sabor Por carecer de desafíos y J
¿
experiencias que Ia pu'siesen a prueba. Es posible que a su
depresión noógena subyaciera una depresión orgánica rníni- J
rna, coñro las ocasionadas por derrarnes cer.ebrales, Pero el u
factor esencial era la frustración espiritual que la ernb argaba
por no poder realizarse y Por sentirse inútil, debido a la a
actividad de convalecencia que se le había asignado. a
Le di a leer la historia de de Mello y nuevarnente fr. i objeto
"Está cornpletarnente errada si se cornPa-
a
rarrne
de con el anci ano" , rne dijo. "Estttve conternplando
críticas.
bien mi isla durante treinta años y aproveché al
ProPone
rnáxirno
muy
los Ié
altibajos de la tarea docente. A pesar de las bruscas transfor-
rnaciones sociales que rnodificaron y dificultaron considera-
I
blernente las condiciones de la enseñanza, fue una época a
herrnosa y fructífera". "Lo sé", resPottdí, "pero no rne refiero a
a esa isla. Me refiero a la isla en la que vive usted ahora. Me a
(
32 Viktor E. Frankl, Teoría y terapia de las neurosis, capítulo 10 "Logoterapia
neurosis noógen-as", FIerder, Barcelona, 1,992.
como terapia eSpecífica de
100 aT
a - se

I r
,Cigaal recordarla: Quizás hubiera tenido que fijarrne rnás en
ü
ella (...)".
ü
u " ¿La isla en Ia que vivo ahora?". La paciente rrre rniró
perpleja. " ¿F's que vivo en alguna isla?". "Sin duda", le
J; aseguré, " está entre las maravillas de este rnundo. Hry
n-rillones de rnujeres que rrlueren antes de llegar a su edad,
B
,
h
,
millones que padecen hambre y no tienen techo sobre sus
I ':abezas y rnillones que nurrca han podido desempeñar una
fl
tl
profesión satisfactoria. Millones de mujeres de rnás de cin-
cuenta años
flu
T
rro sobreviven a unsolas
están y no
ataque de reciben
apoplejÍaayuda;
o, si locientos
hacen, de rniles
deberán
r rvir el resto de sus vidas padeciendo irnpedirnentos o pará-
fl) lisis Para las que no existe ferapia alguna. Su rnaravillosá isla
f,t se encuentra rnuy lejos de la inrnensa cantidad de seres
u sufrientes de su rnisrna edad y sexo que habitan el rnisrno
mrundo que usted y tienen una historia cIínica sirnilar a la
fl sLl\-a. ¡Y no considera usted que sea una isla especial, una isla
I
fl iiena de rnisterios Allí goza de rnovirniento, de protección
I iunto a personas a las que se siente unida y de libértad para
f, encarar nuevos designios de vida. Todavía
¡, do pues hace poco que la habita. En su lugat,yo ha dedicaría
no larne exarnina-
I a explorarla a fondo para descubrir sus aspectos rnás atracti-
f,] vos, sus paisajes rnás vistosos".
II "¿Ptredo llevarrne conrnigo esta historia?,,, preguntó la
u paciente con rlna voz que ya no reflejaba la protesta. "paÍa no
olvidar ni un día que debo detenerrne a conternplar el rnilagro
tI del que soy protagonista". "Con todo gusto", le dije e hice
flI una copia Para que se la llevara. Esto le sirvió a la rnonja para
gu€, en un rincón de su "isla postapoplétic a" , encontrara una

u
- actividad
alrna). que leavino
Se dedicó datosanillo
reunircorno aL dedo
históricos, los quedicho,
con(rnejor al
redactó
Llna crónica detallada de la vida de la orden religiosa ala que
t pertenecía -un trabajo que requería precisión y esfuerzo en el
acopio d e conocirnientos de cultura general y resultó ideal
t Para una directora de escuela jubilad a, ejercitada en la pacien-
cia y llena de energía.
.J
ft
t
101
,

ü
é

IrJos preguntamos si esta historia contiene una Profiresa,



además de la enseñanlza profunda que nos transmite. Opino
que la contiene, aunque fne terno que no Sea tan consoladora é
corno las anteriores. "Alguna vez, aunque sea al final de su é
vida, el ser hurnano comPrenderá", nos promete, "cuántos {
rnilagros abonaron el suelo de la existencia que anduvo , día
tras día, sin deterterse a verlos". Acaso la gracia consista en é
connprenderlo
prenderlo al final de nuestras vidas, antes que no com.-
nunca. é
é
é
8. El incendio (Léon-Joseph Suenens)33 J
{
LIna noche estalla un incendio en una casa. Mientras ascien-
den las lenguas de fuego, padres e hiios se lanzan fuera. é
" Presencian horrorizados el espectdculo dantesco. De pronto se é
percatan de que falta el más pequeño, r,tn niño de cinco años
QUe, atemorizado por el humo y las llamas, se ha refugiado en é
el piso superior. Todos se miran IVo hay la menor posibilidad é
. de ingresa.{ en la casa que
se ha transformado en un horno al roio
é
aioo.
Se abre una tsentana. El niño pide socorro. Su padre lo oe y le I
grita: " ¡Salta " . El niño no ae mds que humo y llamas, pero oye é
la aoz del padre y contesta: " ¡Padre, no te aeo ". El padre le
responde: "Yo sí te aeo y con esto basta. ¡Salta " . EI niño salta é
y aa a parar sano y salao a los brazos de su padre. é
é
de El clamor
toda de auxilio
rnisericordia y €s, la vez,la
deauna persona es el punto
condición de partida
necesaria para
toda intervención médica, terapéutica y psicológica. No siem- Ié
pre se tratará de urt clarnor exPresado a viva voz. Los J
§íntornas físicos y pslquicos Pueden ser pedidos de auxilio;
tarnbién 1o pueden ser los comportarnientos inadecuad os, é
anorfitales, ágresivos, en una palabra, "Loccc" .
Las posibilidades de aquéllos a los que va dirigido el
a
llarnado de auxilio oscilan en una arnplia gama que va desde J
33 Léon-]oseph Suenens, Tdglich christlich leben, Salzburgo [4], 1963, pá9. 45. é
702 €
U

L
ñ

LL la impotencia hasta eI poder de salvación. Generalrnente


hallaremos una combinación de arnbos: el otro podrá hacer
algo para cobijar y proteger al necesitado, pero éste debe
poner rnucho de
LL su parte y esta tarea es indelegable. Tal
cornbinación es característica de la ayuda rnédi.r, qr" debe
apoyarse en el áspecto sano del paciente y en su voluntad de
"-iYir. Lo rnisrno vale para las intervenciones psicoterapéuticas

t'
f" la cooperación y ,,voluntad
que necesitan
con\¡ersión" delaún rnás de
paciente. Es irnposible alcanzar de
la salud física
T
La
r- psíquica sin colaboración del necesitado en el sentido de
educarse, dorninarse y corregirse a sí misrno.
La hisforia ilustra clararnente esta interacción. Frente al
peligro de que su hijo rrllrera quemado en el incendio, eI padre
L. no se encuentra totalrnente impotente ni es totalmente capaz
,r
i

I
de salvarlo. Puede recibirlo en sus fuertes brazos pero no
sacarlo de la casa en llarnas. El niño debe saltar. Es ia parte
Á irtdelegable que deberá curnplir. Y debe saltar antes de qire su
i

JuI padre reciba confiar pues


si no 1o1ohace lo en sus bra zos.
devorarán las Debe
llarnas. De ahídeque,
anterr.u.ro,
resporrái"r.-
JI
a 'lo- al grito de auxilio del rnuchacho, se le instiuy"
debe colaborar Para su salvación, Dicha instrucción córno
"oLru está
u condensada en la palabra ,,salta,,.
De esta rnar:rera se pondría en rnovirniento el acto de
)
socorrerlo, si no fuese que un obstáculo se desl iza entre la
,l instrucción y sus cortsecuencias. Demasiado bien lo conoce-
JI rnos quienes nos dedicarnos a la práctica rnédica y
J' Psicoterapéutica. Tiene urt costado emoci-onal y otro cognitivó.

aa En el aspecto emocional,
inirnaginables. hace crecer
En el cognitivo, el los
le venda mieáo
ojos.hasta lírnites
Temblando
y enceguecido, el ser necesitado de,ayuda vacila en cumplir
a las instrucciones y se entrega a su propia ruina atado ae pies
y ñranos. En el relato se palpa indirectamente el rniedo del
J' niño en la referencia a su limitado carnpo visual: no ve rnás
que hurno y llarnas. ¿Quién no evoca, áI ..u. esta irnagen, a
il tantos seres hurnanos sufrientes de todo tipo que ,ro p"i"iben
il rnás que "htl¡no y llarnas" a srl alrededor? É., este preciso
fl momento, -el rnás crítico y delicado- en que la vida Lstá en
) 103
¡r

¿
ú

peligro inrninente, la lección que r:Ios transrnite el relato se
funde con un viraje hacia el nivel del rnás allá: "Cuando ya no ¿
veas nada, Alguien te v,erá y con eso basta. Cuando ya no {
afires a nadie, Alguien te arnará y con eso basta. Cuando ya no
creas en nad a, Alguien creerá en ti y cgn eso basta. Salta, a
J
pesar de tu rniedo y tu ceguera; salta a los brazos de la ¿
confian za prirnordial " ¿

t
Recuerdo a una paciente de veintinueve años, inrnersa en ;
Llna crisis de fe. "Yoy a la iglesia", me confió, "y no siento
ninguna resorrancia interior. Es corno si los antigr.ros ritos
Iitúrgicos hubiesen perdido sentido para rní. Salgo entonces ü
y busco el principio energético supreÍto en las copas de los ú
árboles, efl las nubes, en las estrellas (...) V no logro relacio-
narlos con este principio. Energía, f:uerza, explosión prirnor- J
dial (...) todo rn"e parece rnuy abstracto. El anciano con la ?
barba blanca, el Hijo en la cruz rne resultan excesivarnente
hurnanizados,'iya no puedo orar Y 1o necesito. ¿A quién u
edificiosdedeorar?
habría ZQué
piedra; las habría delos
copas de adorar? Laslasiglesias
árboles, nubes,son
estrellas son 1o que son. No veo nada detrás de ellas". "Tal
las ?
ú
vez desearía üsted dialogar con un padre espiritual (...)" L,
sugerí a la paciente, con la intención de derivarla a otra ú
persona. "I\To", dijo, corno resistiénd"ose, "rrris dud,as tienen
un trasfondo psicológico. Provengo del Este. Mientras estuvo t
en pie el cornunisrno, la Iglesia fue rni principal apoyo y sostén ;
en rni resistencia interior contra el rnarxisrno. Ahora que ya no
es necesario resistirse, parece que tarnbién hubiera perdido el
t
;
apoyo
"Sé (...)".
de una pequeña historia que podría servirle". Así ;
cornencé, en rni intento por ayudarle, y le di a leer el relato de {
Suenens. Tocó srls fibras rnás íntirnas. " ¿Cree usted que
J
tárnbién yo debo confiar de algún rnodo? ¿Pero córno .y en {
quién?" . "Para hacerle alguna recomendación concreta nece-
sito saber rnás acerca de usted", respondí y le pedí que me
contara algo de su vida. Era una rnujer inteligente y activa; de
día trabajaba en una oficina y de noche seguía un curso a
distancia para concluir los estudios que había dejado incon-
1,O4

-;JI
J
a clusos. Casi nunca se d.orrnía antes de la rnedianoche, pues
acostumbraba ver r1n poco d.e televisión en la can1a. " ¿F" decir
J qrre su día concluye cuando usted apaga el velador jr. nto a la
t carna?". Asintió. Decidí que juntas elaboraríarnos Llna situa-
ción irnaginaria con fines terapéuticos. Cada vez que apagara
- el velador, se diría a sí misrna: "Ahora oscurezco mi habita-
I ción y Tú ilurninas rni akna". "T1i" haría referencia a 1o
Jt nurninoso e innorninado para 1o cual nos faltan las palabras.
La paciente prornetió que todas las noches pronunciaría
eStas frases antes de dormirse. Y así 1o hizo. Poco a poco sintió
a córno iban penetrando en su interior hasta convertirse en una
sentida plegaria. Ella, que había estado incapacitad a para
J
a orar, se sintió traspasada nLlevarnente por la luz de Su
presencia. FJabía saltado ciegarnente y el Padre la había
J recogido en Sus brazos.
á La prornesa de la historia se vincula a esta verdad: "Ctlan-
do y a n o veas salida alguna, recrlerda que Alguien te estri
Jt uiendo. Con eso basta" .
t
t
J
a
J
á
*t
I
I
It

-
-J
a
I

a
II CEUINOS PARA SALIR DEL MIEDO
JI Lo que importa no es inquirir en
u
a la causa, sino en el objeto
nuestra preocupación de
t
I
,
t
,
:
,
u
t La logoterapia de Viktor E. Frankl torna distancia del " ui"
axiornático" de la psicoterapia tradicional y se asienta en otro

4u
; "j".
f, Lo que deja de lado
I
u
u No parte de rnecanismos psíquicos autornáticos que actúan
sobre la persona enferrnándola y hundiéndola progresiva-
t rnente en la patología, corno con vueltas de tornillo, sin sr-r
I
u participación, conocirniento ni responsabilidad. Supuesta-
4 rnente, tales rnecanismos tendrían una o más causas (traurnas,

II condicionarnientos fallidos,
(neurosis, depresiones, etc.),etc.) y una o entre
situándqse más consecuencias
arnbas como
transformadores autornáticos de una en otra. La logoterapia
ha dejado de lado este concepto de las "bornbas de tiempo
I inconscientes", q.ue hacen tictac en la vida afectiva del enfer-
t ITIO.
f,
II
f
tr)
1,07

llitl
itl

/
/
{
El elernento nuevo que introduce I
Parte de un núcleo sano y transmórbido de la persona (la I
"dirnensión espirituul"), que se expresa una y otra vez espon- I
tánearnente y asurne forrna concreta en la concien ciá, la
búsqueda de sentido, los cuestionarnientos éticos y religio- I
sos, etc. Dos factores específicos se conjugan en este elernen- {
to: lo propiarnente hurnano, que lo disiiñgre de otros seres {
vivos, y lo personal, que lo distingue de los demás seres
hurnanos. é
Con acentuada rniopía pero a Ia vez con la presciencia que ¿
vislurnbra un rnás allá, el elemento propiamente hr*ono pe.rr,it" é
a la persona asornarse por encirna del cerco de lo no-h,mano.
Afuera se extiende el inconrnensurable campo de sentido y de é
valor de la Creación. Los modelos idealás de lo bello, lo é
bueno y lo verdadero se entrelazaÍ-ry cristalizan, constituyén-
dose en indicios
resuelve de un rernoto
lo incomprensible rnundo superior, dondl' se
de este rrt.rnáo. A la rnirad a
é
É
hurnana, ernpero, sólo se ofrece 1o inrnediato, lo que preanuncia É
1o otro corno réalidad "ttansubjetiva" y "ttaniconstructiva,,
en forrna de valores propios, privativos de cada uno. única-
rnente el ser hurnano está capacitado para apreciar, por el é
valor que entrañan en sí rnisrnos, la obia de árte que se nos é
rnanifiesta en la naturaleza-basta observar las rarnilicaciones
de rrn árbol-; la plácida grandeza de una escultura antigua, la É
genialidad de un descubrirniento'científico,la entr*g, d" 11 I
samaritano al prójirno.
Por su parte, el elemento personal relaciona esta rnirada ,,po, é
encirna del cerco" con hechos tangibles de la vida individual {
y torna decisiones de peso para ambos. IrIo obstante, a é
díferencia de Abraham Maslow, viktor E. Frankl no postula
una "rraturaleza buena de la persona a partir de su contextura {
biológi ca" -con la consiguiente autorré alizaciófl, á condición
de que el crecirniento no sufra perturbaciones-, sino ,,la
I
é
libertad de la persona que se desarrolla a partir d e su
contextura esPiritual" --corr la correspondiente responsabili- é

dad,
108
a condición de que el desarrollo sea rrorrrráI-. En lo é
é
a

LL.
\

personal se condensa lo que es privativo de cada Lrr1o, Io que


trace que sea corno es y 1o que depende de é1, io que 1o hace
tt único y singular, 1o que determina su accionar y su dignidad.
Por consiguiente, el nuev o " eje axiomático" que establece
lh la iogoterapia tarnbién incluye una instancia que "hace tic-
tac" en la persona. Ciertarnente, flo se trata de una bornba de
f, tlernpo que puede explotar derivando en una enferrnedad
ll

\ rLlarnado a sino
psíquica, de una
participar convocatoria que barruntarnos,
en la configuración de de un
la vida en libertad,
A
'A tornentando los valores. Quien se niega a responder a é1, se
e s tá retirando " al otro lado de1 cerco " y , al desertar de su

n hurnanidad y de su personalidad, corre eI riesgo de perder la


s alud rnentai
I A fines de la década del 80, seguíarnos soportando aún las
I t¡ur1as de rnuchos colegas nuestros cuando afirrnábarnos que
n tros pacientes con falencias psíquicas podían participar hasta
cierto punto de sqs problernas. Todavía predorninaba la
f,t tantasía de creer
en 1a persona queque la infancianegativarnente.
la condiciona Másdefinitiva
deja una irnpronta tarde, las
a rnvestigaciones longitudinales efectuadas por Viktor E. Frankl
confirrnaron sus tesis. Entre ellas la investigación en torno a
los lactantes, que llevó adelante a rnediados de los años 90,
- reveló cuán autónornos y creativos son. El rniernbro del
equipo internacional de investigadores Hilarion Petzold co-
t
- rnenta aI respecto3a:
- Los psicoanalistas deben reorientar sus ideas y reoisar su
imagen del hombre ( . . . e
- flexibles; están dotados de . Los lactantes
) grandes
sonreztersibles
recursos y son
increíblement
i4
- altamente comunicati't¡os desde el primer día de oida. Disponen
de aptitudes que les permiten protegerse, en gran medida, por
sí mismos (...). Es preciso reoisar las teorías relatioas a los
tt " trastornos tempranos" , pues la ecidencia demuestra la impo-
sibilidad de establecer unapautahomogénea que determine que
los traumas y déficit tempranos deri'oan directamente en
t 3aHilarion Petzold (ed.), Psyclrctherapie
1994 / 1995.
unci B,r,bu.:¡rscltrtng,2 vols., Paderborn,

ti
109

t
f
trastornos neurÓticos o psicóticos. Parece ser que en este tímbito I
se está produciendo un fenómeno semejante al que -oemos en
medicina. f'os expertos han con'tenzadi a sorpre'nderse por la
t
gran cantidad de personas sanas que existen', preguntándose I
cómo es po-sible que sigan siéndolo sin ayudá aíguna y que I
recuperen la salud ( ...). É

tJ
reaelando
Estos est-udios,,
que las se extienden
quepersonas a lo largo depermanentemente.
se desarrollon aaríos Años, estdn
(Es decir, que sus posibitidades no se deterntinan en la adoles-
cencia para los próximos setenta años). También se estd J
descubriendo que son of their ol,on deaelopment,,, qLte
-"ftiake_rs
están en condiciones de dar forma a su destino en mayor med'ida é
de lo qy| o algunos conrsiene (...). La fijación ideoíAgiro de la a
inmoailización no sólo reside en la ,obrru de los táapeutas,
sino en los lamentos de nttis de un quincuagenario, qu, aún s
reprocha errores a sus ancianos padres sin tomar conciencia de E
que es él mismo quien se bloquea.
Preguntérnonos córno puede concebirse una psicoterapia E
é
gue, corno la logoterapia, ie ha distanciado de la etiología de É
los traurnas y postula Ln núcleo hurnano sano y transmórbido
en el que destelJa por rnornentos la chispa de libertad y é
reconocirniento de sentido a despecho de ia posibilidad dL é
negación y autobloqueo de la pérsona..¿Dó.ra. y córno se
encauza una- psicoterapia de estas característicr"i Hoy más ?
que nrlnca/ tiene vigencia la respuesta que viktor E. Frankl J
dio a este interrogante en 1.949, -refiriéndose a su d;"k;;;;; ?
Podrá obj.etarse que la logoterapia no es mds que una terapia
sintomiítica o paliatizta, no así causal. En ,rriidod es todá lo ?t
contrario. Voloamos sobre nuestras afirmaciones: la predispo-
sición psicofísica y la situación sociál determinan lá posic'ión ü
natural en que se halla una persona, pero no es lo decisizto. Lo ü
decisitto radica en la pe_rsona espiritu'.a\, en la actitud personal
que adoptafre4te a dicho contexto natural. Cuando se trata de
ú
actitudes, siempre es posible el cambio de actitudes existenciales. ú
La tarea de la logoterapia es centrarse en éstas. Al hacerlo, no
35 viktor E- Frankl,
EI hontbre dolienfe,
t
1L0
F{erder, Barcelona, 1990.
t
é

TT
J apela a las printeras causas, sino a la última cousn del sufri-
a tnienfo. A/o se ocupa de las causas que no son esenciales, es decir
IT de las condigiones, sino de la aerdadera causa, de la causa
II intrínseca del sufrinúento. Ésta reside en la persona det
enfermo, quien adopta determinada actitud frente a tales
-
condiciones, ínternas cotno externas. A esta actitud, que

aall constituye
recurre la última
y apela la logoterapia. y qlepues,
instancia Así, tendrá la palabra
queda decisi-aa,
demostrado
la logoterapia es, en cierto modo,la terapia causal por antono-
que

a. ntasia, dado que incluye la causa última y zterdadera en su


fl catnpo de acción.
I No es posible rnalentender la respuesta de Frankl: el
a ierapeuta debe apelar a la última instancia, a la instancia
decisiva en el paciente. Para obtener resultados ha de lograr
I L1n "carnbio de actitud existencial", pues la verdadera causa
aa 'lel sufrirniento está deterrninada por la disposición (...). En
aII io que a est<i concierlle, nos alejarnos del rnodelo de enferrne-
iad de Ia psicoterapia tradicional. NIo se apunta a lograr que
el paciente rnejore su estado de salud, sino que sane radiál-
I nrente de adentro hacia afuera, y no se 1o jnsta a analizar y
rer-isar el pasado sino a continuar su desarrollo. De esta
r rrranera, la logoterapia penetra en el terreno de la pedagogía.
II Ta1 opinión la cornparte Winfried Bóhrn quien, en rlna exce-
r¡ lente conferencia pronunciada en 1991 en el Departarnento de
Pedagogía de la Sociedad Górres, afirrnaba36:
II
(

rla a...)niael mundisl


que es curiosamente unoladeactualidad
quien en los terapeutas másareconocidos
llama reflexionar
rl expresamente acerca de lo pedagógico en pedagogía,
)
en referencia a Viktor E. Frankl. Dentro de la rnisrna tesitura,
, expresaba a continuación:
rI
rr Cuando el psicoanálisis habla del proceso por el cual el niño
llega a ser él mismo y la psicología hutnanista alude a un
a Winfried Bóhm, "Über die Unvereinbarkeit r-on Erziehung und Therapie,"
36
) Vierteljahresscltrift zoissenschaftliche Pñ,1,¡::--1-ii áS, año 1992.
I fiir
111
)

(

{
impulso natural de realizfrrse "Ltl'to mismo" , este "Lnto misnlo"
se entiende en fornta tan deterntinista como el de Ia terapia del (
conlportamiento que, cotno es sabido, Skinner sitúa mds allá de {
la libertad y ta dignidad. La única diferencia radica en que
unos consideran que está determinada desde adentro (desde la
"naturaleza',') y otros desde afuera (desde el "medio", la
I
(
"sociedad") f ...1. El discurso educatiz¡o sólo adquiere una
dimensión pedagógica cuando el ser humano es concebido co?no é
el forjador de su propia historia, que configura su oida y se é
moldea a sí mismo a trazsés de las elecciones y decisiones que é
tonta en las situaciones histórico-existenciales que se le presen-
tan, " jugando" con las posibilidades que ofrece toda situación {
concretA, seA producto de la naturaleza o del mundo en que é
oiae.
(...) La persona sólo es tal en sentido estricto cuando escyibe su é
propiahistoriay no permite que otros sela dictei o (pre)escriban é
( ...) . El concepto pedagógico de autoformación no hace referen-
é
cia a un deoenir natural y pasioo, sino a un proceso permanen- é
te y continuo de autotrascendencia. En el proceso de moldearse,
' el ser humano se trasciende continuamente a sí mismo. é
Al recurrir a los térrninos "atttoforrnación" y " autotrascen- é
dencia", [ue proceden de la nornenclatura logoterapéutica, é
Winfried Bóhrn subraya expresarnente su adhesión al ideario é
de Viktor E. Frankl. ZQué significa esto en la práctica? Que la
logoterapia ha introducido un elemento pedagógico en la é
psicoterapia. Ayuda a las personas a escribir su propia histo- é
ria de vida; a escribirla coñro
sns vidas, o bien a aceptarlas intentolapor
undesde de una
hallar sentido
perspectiva €
sentido que es incondicional. No es casual qup, casuíst ica, é
"r,
Viktor E. Frankl dé prioridad al "diálogo socrático" corno
".r"
é
esquerna argurnentativo. Sócrates, el rnaestro de la antigüe-
daá, tarnbién rnantenía diálogos con sus discípulos 1>ara é
propend er a su forrnación antes que a su curación. Aspiraba é
a que "se forrrrasen" en base a sus propias respuestas, después
é
de que sus preguntas orientadoras sacaban a la superficie las
respuestas adecuadas- Análogarnente, el arte del logoterapeuta
consiste en plantear "preguntas que generen respuestas
I
1,1,2
?IY

L
-

sanadoras que hagan descubrir el sentido de "


t- al paciente
'r.ida

t-
t.
)' contriblryan a que continúe su forrnación y se re-forme,
rnodificando su actitud existencial. Al hacerlo, se parte de una
instancia de la persona que puede reconocer deterrninadas
respuestas corno "coherentes en sí" y no rnerarnente "cohe-
Y. l
rentes para ella o para el terap ertta" , en base a la presciencia
fll
innata que brota de las profundidades inconscientes del
fl,
li
espíritu.
Ilustrarerrros lo dicho aludiendo al terna inagotable de la
f,
l
sLrperación del rniedo.
flI
I

flt Ejemplo I
f,) Una maestra se presenta en nuestro Instituto. Solicita parte de
flt enfermo por padecer accesos de miedo durante las clases. No ha
podido recurrir a la terapeuta que la ha atendido regulartnente
fl durante los últimos cinco Años, pues ésta se halla de aiaje por
tf, la India. Pregunto a la paciente si hay algún motiao puntual
)
que justrfiqw el parte de enfermo y contesta que lo hoy.Lln
f,t grupo de escolares es'trí por emprender un aiaje a Inglaterra. La
f,I paciente es su maestra de Inglés y a la uez encargada de clase,
tI por lo cual deberd acompañarlos. Por tniedo a que pueda ocurrir
alguna desgracia a los niños que estdn bajo su superztisión, hace
4I semanas que casi no duerme, se siente mal desde el momento en
4I que se leaanta y es incapaz de concentrarse.
Me hace saber que desde siempre sufre imaginando situaciones
f,t que significan una amenaza para ella. Por ejemplo, calificar a

t.J sus alumnos sido pocouna


le significa tortura, la calificación
Simala
buena, es
teme haber exigente; si es preaé que los
niños se las aerán con todo tipo de dramas en su hogar.
También teme constantemente no estar transmitiendo el con-
t
t
tenido de enseñanza gon suficiente claridad. No obstante,
fI agrega, nunca sintió tal pánico como en aísperas de este oiaje
a Inglaterra. En sus noches de insomnio fantasea con la
posibitidad de que uno de sus ctluntnos áaiga a las aías
fa electrizadas de un subterráneo londinense; que, confundido por
' . el
trdnsito que aiene por la izquierdo , se de je atropellar en una
calle de intensa circulación u otras cntrístrofes por el estilo.

f#
fa 113

?{
(
Todo se le presenta en imágenes oíoidas de horror que la €
enauelaen como en una brurua.
"Alo sé si la entiendo bien: ¿usted solicita que Ie extienda un é
parte de enfer?no para eximirse de aiaiar a lnglatgrra (...)?" é
pregunto, para cerciorarme de estar en lo cierto. La paciente
aueloe a asentir. {

Interrurnpirnos por un instante el relato de este caso Para


establecerclgrt os paralelos con lo dicho anteriorrnente. En t,
{

prirner lugar, la desazón de la paciente se diagnostica fácll- é


rnente corno neurosis de angustia. Es típico el s.obredimensio- {
narniento de los ternores y el deseo intenso de evit at a todo
trance las situaciones ternidas. Tarnbién la depresión física é
que acon'rpaña'
'Ahor.la crisis nerrriosa es característica de estas é
rieu.osis. bien, una vez que se ha deterrninado, el
diagnóstico el carnino de la psicoterapia se bifu.:r. Entre los é

eleÁentos que la
acerca del PrOR logoterapia
QUÉ- deja de
de la-angustia lado está la ada,
desproporcion pregunta
dado éé
que al ventilar esta pregunta se caería en esPeculaciones en
tbrno aLa etiologÍa det iit.r.t-r. Esto, a su vez, nos llevaría al é
PORQUÉ, a explicarnos que la paciente es excesivarnente
ternerosa porque vivió esto y aquello, porque tuvo deterrni-
I
é
nados rnoáeloi, hiro rnuchas o Pocas exPeriencia? d"- deterrni-
nado tipo, etc. El PORQUÉ es el elernento cifrado detrás del é
cual "" ""ctnde el d eterrninisrno. Es el códigó en el que é
aparece dictada -no escrita por ella rnisma- Ia historia de vida
dL ,rt, persona. Irüo hry duda de que hallaríarnos suficientes é
explicaáio.r"" a su elnellrosis.
terrnin aría siendo producto
El pobre
del y
azar y los errores individuo
desdichado hurnanos. Ié
Pasernos ahora al elernento nuevo qtle introduce la é
Iogoterapia. La paciente tiene ciertarnente síntornas, Pero es
una person. y-transmórbid a, Y cbmo tal pu_ed e otear, por é
"a^á áe 1o no-hurrrano y asomarse al mundo, rico
encirna del cer.o é
en sentid os y en valores. Corno algo exclusivarnente personal,
se le ha añadir "stl propia" riqueza a la ya a
existente."tl.o*"ndado
Podríarnos decir que se-la invita a participar en la
tarea de la Creación desde el lugar que ocuPa en el rnundo.
I
¿Cuáles son los valores dentro de la esfera de su PefcePción
11,4
aI
I
d

-

'a
i
'que aprecia particrllarmente? ¿CuáI es el objeto de sll ,,reve_
ar
I

rente" arrlor ("reverente" en el sentido de que terne que estos


fl 'alores no sean respetados, estirnados y conservadós y esto
la 1leve a jugarse por ellos con toda la fuerza de su ser)z iquÉ
J' es lo que rnás preocupa a la paciente? Ésta es una pr"g.r.,ta de
,l gran irnportancia en terapia, pues sacaremos toáa la fuerza

)a
,r de
quenuestros desvelos;
necesitamos si es
si se trata delpreciso
QUÉ ae, nuestro amor y el eUÉ
fuerza suficiente para
rnodificar, para reescribir la historia de nuestras vidas pé"" ,
) nuestras debilidades.
fa La paciente había forrnulado con claridad QUÉ despertaba
sus ternores y Preocupaciones. Eran los escolares, pues ternía
fl que algo pudiese sucederles. ¿Pero era realrnente así? ¿Real-
a rnente se desvelaba por los niños? opte por enfocar el pioble-
rrra a partir de un diálogo socrático.
fa
fl "si entiendo bien,
) tener que aiajar a ¿usted
Inglaterra (...)?"
solicita parte
había sido mipara
de enfermo últinta
no
preguntA, y la paciente había asentido. Continué: "pero
a aunque usted no aiaje, es posible que atgún niño sufra un
a accidente. Aunq,ue usted no esté presenti, puede ser que un
niño, jugueteando, caiga en las aías del subterrtíneo o sea
IT arrollado por un óntnibus en la calle. su ausencia no hará que
t estos sucesos no ocurran. ¿Para qué, entonces, el parte de
lI enfermoT", La paciente reaccionó espontríneamente. "si no
estoy present, ,? será culpa mía. Nadie podrá reprocharme que
r¡ descuidé a los niños (...). porque estaré enferma en casa..,,. sLt

,ra
respuesta
que me entristeció. " ¿Quiere decir que le es indiferente
un niño se accidente o no, siempre que no la áfecte a
,a usted? ". " Sí..," , s€ detuao. "No, eso no. pero no sería pr-oblema
) trtío, ¿tterdad?". "Quiere decir que ro principal es que usted
a q-uede bien parada, no se le pueda repro'char iada y su imagen
docente se mantengainmaculada (...)". pude notalr que alg"o se
) agitaba en el interior de la paciente. "¿Lo principal...? En
I cierto sentido tiene razón aunque, ¡tensándol'o bien', me da un
poco de oergüenla...." .
I

a
) 115
)

a
é
vuelvo a interrumpir el relato para introducir algunos é
cornentarios. sabemos que, si nos centrásen-ros en el poñeuÉ
de las excesivas preocupaciones de la paciente, no haríamos
a
(
Itá" que sacar a l:uz las arcaicas condiiiones de sus temores
habituales. Por el contrario, al preguntarle euÉ preocupa a la a
paciente se revela de inmediatt la causa real de su sufrirnien- a
to que, según
aa
actitudes frenteFrankl,
a las se centra en la
condicior:res persona
intérnas como toma las
que externas.
Tarnbién en este caso se rrranifiesta que la causa real radica en
la persona. La paciente toma una aótitrd frente a sí rnisma y
al mundo que la rodea que no favorece a ninguno de los doJ, a
que no es "sincera". Volveremos sobre esto rnás adelante. El J
ternor que siente- de que algo suceda a sus alurnnos a la postre
no es rnás que ilusorio. En el fondo le son indiferentes. Los
a
valores quá rigen en el mundo no importan más allá del J
elemento positivo o negativo que afecia el bienestar d e la J
paciente
importa y terrnina siendo loesésencial
fundarnentalrnente que tod os su
en esténvida. Lo que
satisfechos
con elll la quierarl, la estirnet .orr,o una rnaestra perfecta. Lo tJ
É
esencial es librarse de estorbos y sentimientos dl culpa. ú
Pero preciLariiente esto la paraliza. El egocentrisrno es urr ú
Proceso que castiga- al que lo sufre. Así com.o la respetuosa
preocupación por el objeto de nuestro arnor nos d; alas y é
fuerzas , la fijación egocéntrica en nuestro propio beneficit ú
nos despoja de la f.,erza y la confian= porql. ét egocentris-
rno rros deja a rn.erced de un interminabie ,,támo. pá nuestro ü
pequeño Yo'1,. que podría sufrir algún ú
lomo posibilidad, está en constante riLsgo de
perjuicio i, al
áestrucción.
Quien hace de sí el centro de todo no encuentra forrna de
rnenos ú
é
a
escaPar al ternor Por sí mismo. Para retomar la rnetáfora de la
paciente, anda a tientas corno en la brurna.
'El hecho de gü€, en estos casos, lo específicamente hurnano )
está- en peligro de perderse fue clararnente expresado por
Herbert Huber, del Instituto Estatal de pedago§i, n""olár e ¿
Investigación de la Educaciór:rz7: ¿
¿
37
Flerbert Fruber, sittlichkeit und sinn, Donauwérth, 1,996, pás. g3/g4. ¿
1L6
J
¿

a
-
JI La integridnd de una persona consiste en no aer el mundo
JI exclusiaanlente desde la perspectioa de su propio interés, sino
en respetar lo que es el otro a partir de la perspectiaa de aqué\.
t
- La persona íntegra no sólo se honra a sí rnisntA, sino al otro o
a lo otro (sea persona o asunto). Si lo entendemos así, la
f,
3

;L
integridad no es mrís que el esfuerzo por hacer justicia al otro.

ut
f, Aristóteles afirma justicia
I demtís rsirtudes. El que en lajusto
hombre estánsecontenidas
no sólo interesa portodas las
sí, sino
por los demds. Es oerdad que siempre estantos interesados por
asuntos y personas ajenas, pero con frecuencia sólo lo estamos
f, en la medida en que nos pueden ser de utilidad. En realidad, en
estos casos no amamos o estimamos al otro sino nuestra aentaja
f,
t
personal. San Agustín se refiere a ello como " amor concu-
fl piscentia€", un amor que en el fondo no es más que egolatría.
t]

I En el extremo opuesto está el atnor altruísta, el que sienten, por


ejemplo,los padres sanos por sus hijos. Alo /os aman porque los
- hijos les siraan, sino que se alegran cuando el amor que ellos
f,
i
l
prodigan sirae a sus hijos. Leibniz lo llamaba "amor beneao-
lentiae". Cuando sentimos este amor, no buscamos nuestro
) propio bienestar a traaés de otro, sino el bienestar del otro.
f, Goethe se refiere a esto como " actitud reuerente" . eue estemos
lr

I capacitados para percibir en otros seres y asuntos algo mds que lo


) que es útil a nuestros propios fines nos distingue de los animales,
a
t
que únicamente aduierten lo biológicamente útil. No perciben el
resto de la realidad, pues no pertenece a su mundo (...).
)
f, No pertenece al rnundo .de los anirnales, pero sí al de la
I

)
I parte de láEra
paciente. irnportante que hablásernos sobre esta " otra
realidad":
)
" Aunque , pensríndolo bien, me da un poco de aergüenza ( . . .) " ,
I

)
,r
I
había dicho la paciente. Se había anunciado el elemento sano,
transmórbido de su interior. "Le ruego que me diga con toda
J franqueza qué sería, en sus fantasías, lo peor que pudiera
l

) pasarle en el desempeño de su tarea. docente", dije a la mujer.


se mantuuo silenciosa durante un rato. "BLteno", adtnitió al
J
I

fir,"sería mi fracaso. Que los paclres de mis alumnos nle


señalaran con el dedo, que mis colegas cuchichearan
- a mis
t
- 177

I
{
espaldas y me despidieran con descrédito. Eso sería lo peor". {
" Cotnprendo" , dije. " Ahora le haré una pregunta difícil. {
¿Puede imaginar algo'aún peor, algo que pudiera tenter mds
pero que no la aoergonzaría tanto? ".
J
una chispa apareció en los ojos de la paciente. " ¡por supu€s- {

to ", exclamó.a "si


conoencerme rní fuese
misnta, y
aerdad
es aquello
de que de lo que intento
efectiaamente
preocupa el bienestar de los niños, no sentiría oergüenza".
me ({
B_astaba que yo siguiera el hilo de su pensamiento. "Tampoco é
dormiría mal, ni tendría dificultad en concentrarse, ni esiaría é
pidiendo parte de enferrrró prro eximirse de participar en la
excursión (...)". Me miró incrédula. "Se lo puedo demostrat,,, {
agregué. "Tomemos su pesadilla det niño que cae en los rieles é
del subterrdneo. si fuese importante para usted que ningún
niño sufriese un accidente, usted se detendría a pensar a quien é
escuchan más los niños, a quién atenderían si se les adairtiese I
que fuesen prudentes. ¿Quién es esta persona? Acaso una é
maestra muy próxima a usted, alguna que lei da clases y es a
la oez la encargada de curso (...)" . " Sí" , consintió la paciente, {
" tienen buena relación conmigo". " precisamente", proseguí. ¿
' si usted se preocupara por los niños, estaría ansiosa poii,
a é
Inglaterra para hacer oaler en forma posititra su influencia si
la situación se pone difícil. Y se dedicaría a prepirar oisitas é
estimulantes a la ciudad y actizsidades recreatioas para el *
tiempo libre. Estaría tan atareada que de noche caería exhausta
en cama sin margen para imaginar situaciones dramáticas". é
que"Un
t
" supongo
la paciente. aprender
debopoco", a pensar de otra manera" , sltsttrró
la alenté. "ApenAS pase a segundo
é
plano lo que usted consideraba esencial, quedará libre interior-
mente para dar prioridad a lo realmente esencial: que sus {
alumnos pasen momentos agradables durante su oiaje y auel- é
oan sanos y salz¡os a casa". " ¿Y si, a pesar de todo, sucede atgo?
¿si fracasa el aiajeT" preguntó, recayendo en su antiguo é
esquema de angustia. "Entortces usted habrd hecho to májor *
posible; con eso es suficiente", respondí con conaicción. '1Es
suficiente para Dios y para los seres hurnanos". I
La maestra suspendió la de é

p?
lugar, al abandonar nuestro Institutoparte
solicitud de enfermo.
lleaaba En su
en su equipaje
118
fl
t
=

L
L una nueafr "prioridad" que le permitió lleuar adelante el aiaje
con entusiasnto. Cuando regresó su terapeutn de la lndia, le
comunicó que ya no le hacía falta la terapia, pues había
ts
1.. conseguido salir de la nebulosa de su egocentrismo.
Sobran ejernplos de casos como el anterior, en que un
"carnbio de actitud existencial priva de sustento" (Frankl)
los viejos rniedos. Para lograr rnayores precisiones, esboza-
a
-
-
mos dos variantes del mencionado.

a
- Ejemplo II
Un hontbre nos relató que su esposa lo sontetía. " Sietnpre hice
a
- lo que ella quería y a cantbio de esto nte entero, hace pocas
setnanas, de que me engaña con otro. Cttando nos casamos hace
- cinco años, tne sentía orgulloso de ella porque era una personct
) segura
Pero al de
pocosí, tiempo
que tenía su profesión
empezó y su
a criticar mi círculo
aspectode amistades.
exteribr: que
) mis trajes estaban pasados de moda, que los zapatos que lleaaba
J eran de plástico, etc.' Acordamos, por lo tanto, que en adelante
) ella elegiría mi ropa y nti corte de pelo. Pero cada oez decidía
nuís cosas en relación a mi persona. Decidía mis pasatiempos,
JI los inoitados que tendríamos y cómo pasaríamos el fin de
J semana. Si no estaba dispuesta a hacer las tareas dontésticas,
) debía hacerlas yo y ni siquiera me lo agradecía. Con el tiempo
fui sintiéndome conlo sifuese su esclaoo. Sin embargo, nltnca
protesté para no perturbar la paz. Pero ya no puedo mtís; no
a
)
)
soporto la humillación que me prodttce su relación
extrantatrimonial.
) I{econor"rrr,t" qlre es muy tentador preguntar por eI POR-
)
QUÉ de esta situación. ¿Por qué soporia rln ñombre las
sucesivas hurnillaciones a las que 1o expone otra persona?
J ZQué figura rnaterna o paterna es subconscientern
subconscienternente
ente res-
ponsable de esta .actitud fallida? ¿Qué experiencias de su
- niñez ternprana crearon el caldo de cultivo donde se expan-
- dieron las raíces masoquistas de su inhibición? Pese a elIo, no

t
J
?)
profundizarernos en estas cuestiones: rnás bien, practicare-
179
a
J
é
rnos la abstinencia logoterapéutica y Preguntarerrros Por el é
QUÉ. ZQué irnporta fundamentalmente al paciente? En forrna
sirnilar a la rnaestra del "ejempto I, rnanifiesta sus intenciones a
con urra cándida falta de sinceridad, al declarat que nunca
protestó para no perturbar la Paz. Debemos hablar, Pues/
a
sobre la paz.
aI
"Defina, por fartor,lo que entiende por'paz"'. "Que no haya
peleas", respondió el paciente sin aacilaciones. " ¿BAsta con
a
eso? ¿Reinalapaz entre las personas simplemente porque no se a
pelean?", inquirí. "Es aerdad,lapaz es más que eso", admitió.
"Parte de la paz es la armonía, la toleranci, y aceptación
a
mutuas. La posibilidad de que cada uno sea él ntismo y rtizsa a Í
su manera" . " Suena muy bien lo que usted dice" , coincidí, a
"pero hay algo que me sorprende. Afuerza de ceder permanen-
me describe. Lo único que logró
a
ternente,
fue
-
que suusted
esposa logró
no lo estoy que
acepte tolere cada aez menos, A que us_ted
oioa cada oez menos a su manera" . " Así es" , sttspiró el hombre,
I
"mi mujer..." , "No" ,lo interrumpí, " estoy hablando de usted'
Eztidentemerute, usted no hizo nada por lograr eso que según su rt
propia definición hubiese traído la paz" - t
El paciente reaccionó con irritación. " ¿Me está haciendo
reproches? ". "LO que deSeO eS que, entre loS doS, encontremOS
t
la raíz de su problema. Deseo reconocer el terreno sobre el que I
pudo crecer el drama conyugal. Volztamos a este punto: a
someterse como un esclaoo no logró traer la paz al hogar. ¿O
no lo ztesuasí?.". El paciente asintió.' Sin"Temíapeyderla.
cambió comportamiento. ¿Por qué?".
embargo, ustedSoyno
tT
una persona insegura y dependiente y no sabría qué hacer'sin I'
-Aquí eñrerge la causa verdadera: QUÉ Preocupa al paciel-
t
te. Que reine la paz entre arnbos no le irnporta un bledo; le
I
preocupa contar con un aPoyo interior. En psic ología, este I
ienórnéno de relación se denornirta "arnbivalencia". Es decir, t
arna a Su esposa por cuanto la necesita (como estímuIo, I
orientación, en talensentido
odia porqueayuda superior a Y,
ella es cotidianas)
sus decisiones é1.dlavez,Ia
Yo había tÉ
1,20
I
s
-l

f,I sLtPLlesto desde Ltn principio


a que se trataría de algo sirnilar,
pues de lo contrario hubiese entregado gustosamente a su
"aÍna" a otro hornbre. Pero por rnás que se quejaba de ella, no
JI
s
i por eso deseaba que elIa 1o dejase.
I
"Temís habíA adruitido el paciente. "|.-Isted temía
s
JI por sí", añadí auanzando un poco mds en el razonamiento. El
Tterderla",
I

paciente no se opuso. Inicié entonces el ditílogo socrdtico.


,r
I
" AhorA le ruego que exprese ideas súbitas. Pongamos por caso
que ustedfuese unc¿persona segura y pudiese manejarse solo en
- la aida, pero por motiaos más eleaados quisiese traer paz a su
hogar. Para lograrlo, tendría que actuar en forma pacífica e
s
- inducir a su esposa (que, según ttsted, tiene la manía de
discutir) a ser menos pendenciera. ¿Cóttto procedería? " . La
,l
a
I
frente de mi paciente se colmó de arrugas. Estaba reflexionan-
do. Le acerqué una hoja de papel y un lápiz y te sugerí que
JI hiciese algunos
ruido del apuntes.
lápiz sobre Durante media hora nó oí más que el
el papel.
) Luego carraspeó. Me puse en actitud de escucharlo y comenzó
J' a leer el resultado de sus reflexiones, "Pltes bien, si quisiese
s tener paz para mí debería dejar a mi mujer que escoja entre su
amigo y yo.si eligiese aoloer a tní, debería concederle la
s posibilidad de comenzar de nueuo, mostrándome conciliador"
s
.
Dos gruesas lágrimas rodaronpor las mejillas del paciente, pero
siguió leyendo. "Para enseñarle a ser ntás pacífica debería
, conseraar mi identidad, le gustase o no. Si se pusiese a

sa criticarme,
persona tendría
tiene su propio
que modo de aer
hacerle ser ycon
susdelicadeza queycada
preferenciás,
siendo diferentes es posible complementarse muy bien, siempre
que
J' que no se hieranlos aalores del otro" . Mipaciente me miró con,to
,a un alumno que presenta sus deberes al ntaestro. por cierto,los
a habíahecho muy bien. " ¡ Excelente ", le dije. " No hay nada que
agregar. Ponga en priíctica lo que ha escrito". y por poco
a concluyo nuestro didlogo terapéutico con palabras de la Santa
Misa: "Vaya y llezse la paz a su hogar"
) .

A fin de año, me enaió un saludo deseándotfle felices fiestas.


) Abajo había agregado: "NLtestro ntdtrintonio no se deshizo;
) estamos mejor que antes. Con todo nú gratitud (...),,.
) 727
)
a
é
Lo que .ne desconcierta una y otra vez, pese a haber é
_
desempeñado durante tantos -de
años la profesión terapeuta, a
es la exactitud que tiene el sqr hurnano en el presentirniento, a
que le da una pauta, una línea de orientación Lo*o no podría
darla la lógica de larazón,ni la falta de lógica de los sentirnien-
,,La
a
rnujer el ejernplo
tos. Entiene la culpaque dirnos,Su
de todo". razón del hombre
la sentirniento decía:
decía: ,,Sornétete
a lo ne§ativo para no perd erla". pero en lo más recóndito de
su espiritualidad sabía: "De rní depende que carnbie. De rerí y
aa
rni sornetirnienta" - a
El tercer ejernplo dernostrará córno, aun sin irnpulso tera- a
péutico alguno y con singular vehernencia, puede abrirse paso
dicho Presentimiento en forrna autodidáctiia y en lenguaje de a
imágenes. a
a
Ejemplo III
Una paciente de edad tnadura se había hecho atender durante aa
cierto tiempo en nuestro Instituto. Cuando pensaba en su
a
futuro la i¡yoadía un miedo atroz que no carecía de fundamento
pues era z¡iida, aiaía sola y sufría de la enfermedad de a
Parkinson. Su madre dentente de noaenta años residía en un
a
geriátrico y ya no podía ler¡antarse de la cama. Cada aez que mi
paciente la r¡isitaba, aeía con horror su propio fin reflejado en
la madre enferma. Cada aez que iba a somiterse a control
a
]
ambulatorio para enfermos parkinsonianos, la z¡ista de los

aa
p:acientes temblorosos y desaalidos cuya enfermedad estaba mds
aaanzada aoloía a confrontarla con la perspectiaa de su propio
futuro. F ue perdiendo así lo que le restaba de confianza en po'der
aún disfrutar algunos años relatiaatnente gratos.
a
a
Sus teinores sobre el futuro se traducían7n un desasosiego
' profundo. A meinudo se subía a su automóztil t¡ recorría las
calles en todas direcciones, pues la necesidad di concentrarse
' en el tránsito la distraía de su desesperación.
En su casa se
deiaba lleaar por sordas cazsilaciones, no Atendía el tetéfono ni
a
ú
abría la puerta a nadie. Las fases rtotrices agitadas altárnaban

1,22
con otras depresiuas, pero el miedo era constitutioo de ambas.
ai
/
ú
rI
a
a
- Era evidente el PORQUÉ de la paciente. Aun Personas rnás
a fuertes que ella se resistirÍan a cambiar su destino Por eI suyo.
La veje z, la enferrnedad y la soledad no son buenos cornPa-
a ñeros de ruta para nadie. No era necesario un gran esfuerzo
rnental para .b*pt.nder eI PORQUÉ de sus temores- Pero
a faltaba precisar el QUÉ..Qré era 1o que rnás la angustiaba?
ZQue fuera a perder su rnotricidad, su lucidez mental, sü
hogar? Zeué é., 1o peor que podía irnaginar para sí? La
)
a paiiente no atinaba a resPonder a rnis Preguntas, porque ni
óttr 1o sabía. Pero un día, gracias a un sueño que tuvo, se le
hizo la l:uz.
-
La paciente tontó asiento en mi consultorio y comenzó a hablar
a
-
de su sueño. Dijo que no lo había soñado hasta el final porque
lo había interrumpido el despertador y que ella lo había
aa
- lantentado -cosa
sueños-. Pero a curiosa,
éste no pues
podía nltnca
quittírselo daba
de la importancia
mente. "
que terntine de soñarlo aquí", sugerí. Se sorprendió, pues no
a SUS
ProPongo

había pensado que fuese posible, "Sin dltda", le aseguré.


) " Acornódese bien, rekíjese con los ojos cerrados y descríbame en
a detalle lo que experimentó en su sueño. Y luego lo continúa".
a Así lo hizo. En sueños, la mujer se aeía sobre una balsa que
arrastraba el río. A diestra y siniestra se deslizaban monótona-
Tnente los paisajes de Ia orilla: casas, campos labrados y calles
- por donde circulaban " aLttos de iuguete" . Emergían pueblos y
'aolztían
a en el aaho. El paisaje se iba ztoloiendo más
-J fértil y ondulado. Ante sus ojos apareció una curoa en el río.
desaparecer
Antei de que pudiera alcanzarla sonó el despertador. Soñando
I
-

- despierta, se dejó lleaar hacia la curoa. Al principio, el


- escenario siguió siendo el mismo. Pero de pronto la paciente
J exclantó: " Allí al frente hay una colina eleztado y algo brilla en
) la cima. No puedo reconocer de qué se trattt". La corriente
)
acercaba la balsa a la colina. " Ahora alcanzo a oer algunos
) contornos", dijo. " ¡Oh, qué luz En la cima hay un portón
I
)

corroído por la acción del tiempo. No hay muros; sólo un


portón cubierto de hiedra. Los batientes estdn abiertos de par en

iti par. nte


que atrae; nunca antes ailu.
Detrás resplnndece una deslutttbrante,
nntitt igunl (...)". cómo espiral
L23
J
a
/
Calló, y también yo me nlantuae en silencio. " Las laderas de la ¿
colina estdn cubiertas de una espesa arboleda hasta la punta,,, I
prosiguió; "árboles frondosos cot't ramas entrelazadai. Ahora a
mi balsa-se dirige a la orilla debajo de la colina. Encalla. Me bajo
y (...)¡oh, he perdido la luz ". a
El QuÉ de las angustias de mi paciente (,,he perdido la
luz") brotó de sus labios en forrn, irr-, abrupta que aún rne a;
encontraba sugestionada por sus irnágenes y rne ayudó a ;
captar de inrnediato el rneollo del problerna ;
" QLterrd decir que HA \ERDID7 DE TISTA
Ia ll,tz,, , respondí, a
improaisando. " ¿Puede perderse la luz que resplandece d'esde el
principio detrás del portón? sólo la ha perdi'do de aista, y es
a
cotnprensible dado el espeso bosque que cubre las laderas. D"esde a
le os pudo apreciar la cima de la colina; de cerca sólo aolaerá a aerla a
cuando la tenga directamente delante de usted". " Si no Ia T)eo no
la encuentro", s€ lamentó la paciente, y en el lamento resonó su f
miedo- No era miedo al portón de la muerte, sino a la posibitidad
de una oscuridad eterna 'después' de franquearlo. Est'o era lo que
le preocupaba; el 'después' . " pero te fue concedida la gracia de Ler
la luz en sueños", dije en tono fuánquilizante. ,,Este recuerdo a
permanecerá ztitto en usted. Sabe que está'arriba'. No debe hacer a
más que aaanzar paso a paso, con Ia dichosa certeza de que 'arriba'
la luz la está esperando". a
Al retirarse, la paciente había sufrido una gran transforma- f
yción.
af
se haDesde entonces ha ztisitado tres neces madre dbmente
médico su
a
sometido seis aeces al control pre:scrito. Asistió
también al sepelio de una ztecina de su misma edad, amiga suya.
A pesar de todo, no repitió sus salidas desesperadas en automó-
ail ni rtolaió a hundirse en negras cazsilac'iones. En adelAnte,
a
para ella todos serían'pasos de ascenso'. ,, ¿No hay temores por a
el futuro?", inquiría yo, sonriendo, a ella sacudía animosa_ a
ntente la cabeza. "Tiene razón: he aisto la luz. Esto no lo olaido.
Está detrás de la puerta. ¿eué habría de angustiarme?,,.
a
a
¿Qué habría de angustiarrne? Tal la
en éllr, cornpreridir.ro"
ocupó en este capítulo. profundizando pregunta clave que nos a
724 j
ü
que al liberarse el QUÉ de la preocupación hurnana del
rrrezquino ternor por uno rnisrno/ renace en el ,,existencial,,
heideggeriano, pródigo en,energías. Lo demuestran los eiern-
pl_os I y II. El ejernplo III nos enseña algo rnás: si el euÉ aL tas
aflicciones humanas se encuentra la luz trascendente,
todos de
\ada lostodo 1o'que del
PoRQUÉ miedo
nuestra pierden
"or't
fantasía su pod
puedu et en
.."u, ,,infernal,,.
relación
al miedo puede oponerse a Ia confianza más profunda y
ú i tirna.
I

;
T
I

r
IT
IT
t
;
fl
t
II
IT
II
IT

lt
I
-
,h
a
,:
,T
I
I Cer"uNos PARA sALIR DE LA ADICcIóN
?
I*
,
La renuncia y la confianza como
puertas hacia la libertad
Ja
ltr

t
I
l
,n
I Cornenzaré rni análisis con dos citas de un opúsculo de
)q
tr
Hans Jürgen Skorna referidas a ]oseph Roth y "La leyenda d.el
.q
) santo bebedor".
)q
T

:
.q
t
Cita I
.q
Roth se pasó la aida htryendo, conlo lo hace el protagonista de
.q
I

t sLt noaela La fuga sín fin, en cuya par.te final pareciera estar
.q
t
describiéndose a sí tnismo:
.q
I
" Eran las cuatro de la tarde del27 de agosto de L926. Un gentío
pululaba en los comercios; las mujeres se hacinaban en los
|q
I
.11 grandes alntacenr,t;
los maniquíes; en los
dialogaban losociosos
salones de confiterías;
en las belleza giraban
en lns
I
fdbricas giraban las ruedas; a orillas del Sena se despiojaban

I los mendigos; en el bois de Boulogne se besaban las parejas; en
éa los parques los niños daban aueltas y más aueltas en calesita.
a A esta hora mi amigo Tunda, un joaen sano y despierto,
aigoroso y lleno de aptitudes, se encontraba en la plaza de la
a Madeleine., en el centro mismo de la capital, del mundo y no
sabía qué hacer consigo tnismo. Carecía de profesión, de amor,
Á
T
de interés ¡tor nada, de esperanza; no albergaba ambiciones; ni

4f, siquiera egoísmo.


Es la intngen aiaa del otttsider,
Nadie en el Ífiur1do
de ln persona fútil
era tanqlte no conto é1".
encuentra
l; 1,27
#
a
é
su lugar en un medio laborioso y palpitante porque ha perdido ¿
el enlace con los dem,ís y no puede encontrar nada que dé ¿
empuje o sentido a su aida. Lo que aquí se describe conlo
aaciamiento de sentido ile la existencia se adapta a Ia perfección ¿
a innumerable cantidad de descripciones de adictos. ¿
é
Cita II é
é
Una de las causas principales que det.erminaron que Roth é
incrementara su dependencia del alcohol durante sus años de
exilio e:n París se debió indudablemente a sus dificultades é
materiales. Trabajabafebrilmente, A pesar de lo cual le resultaba é
difícil publicar sus obras debido a las condiciones políticas de
li epoca. En los úItimos años,la preocupación por el dinero y ú

las sin que


deudas
callejón había
salida, a punto
absoluto desmoronamien
desmoronamiento
tal quelouna
contraído y otraavez
lleztaron aludióaa un
menudo su
to existencial. Sus cartqs, ett particu-
C
é
lar las dirigidas a Stefan Zweig, conforman un rosario de é
súplicas de apoyo ecónómico: {
"Hace rrteses, meses que tengo la soga al cuello y si todaoía no
me he asfixiado es porque siempre aparece un ser bondadoso que é
desliza un dedo entre una y otro. Pero al poco tiempo la soga é
auelae a ajustarse. Con esta soga al cuello trabajo de seis a ocho é
horas diarias. Por faaor, por faaor, sálaeme, seguramente me
desmoronaré. No puede ser que esté irremisiblemente condena- ?
do; no puedo despertar noche a noche inaadido por el pánico que é
me produce pensar en el día siguiente, en el dueño de casa, en
Ias cartas que recibiré. IVo crea que aiao como aparento cuando é
nos encontramos; mi aida es espantosA, absolutanxente espan- é
tosa. Ando furtioamente como un criminal a quien persiguen, é
me tietnblan manos y pies, y sólo logro cierta seguridad cuando
he bebido" é
I
.

Ambas citas ilustran un hecho interesanter 5r es que tanto


las circunstancias favorables como las aciagas pueden ser é

cita I del
causa
128
es un joven "sano yadictivo.
cornportarniento El "arnigo
despierto, Tunda"
vigoroso dede
y lleno la
s
é
s
=

aptitud es" . Posee tesoros tales corno salud, juventud y talen-


to, a lo que se SLtrna el hecho de que no se encuentra en un
lugar rnarginal sino " en el centro rnisrno de 1a capital del
rnundo", en un rne{io pleno de ProPuestas y posibilidades.
Pero sirio que se deja caer en eI pretendido vacío
de sentido de su existencia, dorninado por eI sentirniento de
no lo valora,
su absoluta inanidad.
En la cita II, por el contrario, Joseph Roth se ve asediado
por problernas reales. Desterrado de su patria, sin el rrrertor
apoyo, se esfuerza con escaso éxito por lograr la publicación
de sus obras literarias para subsistir, ar-lnque sea rnodesta-
rnente. La inseguridad de su situación o, rnejor dicho, el
sentirniento de inseguridad resultante es la causa de su ruina,
pues aunque puede rnitigarlo engañosamente Por breves
períodos ingiriendo alcohol a la larga aniquilará el resto de
seguridad que le queda.
Ahora bien, si tanto las circunstancias favorables corno las
desfavorables pueden repercutir en la vida de una per'sona
haciendo que se vuelva esclava de las adicciorles, se deduce
que no pueden constituir el f actor deterrninante en este
problerna. Acaso podarnos rastrear dicho factor Preguntán-
donos qué rescata a urr ser hurnano de la adicción, antes que
investigar sus causas. knaginernos, PLteS, lo que aconsejatía-
rnos a.los protagonistas de las d.os citas anteriores para que
retorne., de tlna vida sana y plena de sentido. ¿CuáI
"f.rtt-tino
sería la clave para que hallen la puerta de salida?
No hry respu.esta sencilla a esta pregunta pues, efl rigor de
verdad, flo hry tal puerta de salida sino cuatro puertas, [ü€
deberían franquear (si prescindirnos de Ia ayuda rnédica
cornplernentaria que, en casos corno el de Joseph Roth, estaría
indicada). Ellas son:
a) Cornen zar d.a.ndo pasos pequeños,
b) confiar en que estos pasos tienen sentido,
c) resignarse a tener sensaciones poco placenteras rnien-
d) tras se dan en
perseverar estos pasos, a
el avance Pasos pequeños.
t29

?
t
¿

Las puertas a) y d) reflejan la tesis cornprobada a lo largo


d.e siglos de que sólo es posible alcanzar una rneta si nos e,
aventurarnos a dar el prirner paso , y q:ue a éste sigan otros. El {
secreto de todo ernpeño por lograr un objetivo es "cornenzat I
y perseverar".
Las puertas b) y c) perrniten profurndizar aún rnás en el
rnisterio que entraña alcanzar la rneta a la que se aspira. IJ
Muchas cosas se ernpiezan:. en la vida pero no se prosiguen si {
no se está convencido de que tienen sentido. Viktor E. Frankl
lo expresó eleganternente en la frase: "El sentido es eI {
rnarcapasos del ser". Conforrne a lo cual, el sentido precede é
cada paso y, si está ausente, cesa el avance.
é
.

Sin ernbargo, para poder realizar las acciones dotadas de


sentido que debe realizar, es preciso que la persona acepte los é

trances desagradables
períodos, el adicto deberá soportar la con
relacionados sensación Por
e1las.de largos
futilidad é
é
e inseguridad, corrro la sufren los protagonistas de las citas I
y II, o las rnolestias qt-le acompañan la abstención, corno É
nerviosisrno, sentirnientos de inferioridad, culpa y vergüen-
za, hasta que u6r "buen día" el carnino cornienza a ascender
I
hacia una planicie existencial que ya no conoce de estos ¿
sentirnientos, pues han perdido vigencia. é
Significa que no basta que confíe en el sentido qrre conlle- ú
van los pequeños pasos en dirección a la rneta. Con cada paso
é
que dé
rnitigan lascorroborar
deberá la renuncia
contrariedades a las rnuletas
del rnornento psíouicas
pero postergan ¿
su acercarniento a la rneta d"eseada. "Confiar y renunciar" es é
el secreto primordial que perrnite vencer 1r" adicciones.
Confiar en el sentido á. l" que hacernos y renunciar a é
deshacernos de lo que nos desagrada. Sin b) ni c) no hry é
Ptlente entre a) y d); no hry forrna de rnantenerse en la brrena é
senda; no hay posibilidad de franqllear la puerta para hallar
Llna salida. é
Después de deterrninar 1o que es irnprescindible para logra {
vencer las
rnisrnos factores,
adicciones,
aunque
podernos atrevernos
corr signo afirrnar que los
negativo,a desernpeñan
papel irnportante err el surgir de las adicciones. El que no
un F
p
130 €
J

-
5
J confía en la vida, tanto corno el que no desea renunciar a nada,
t estarán en rnayor peligro de contraer adicciones que otras
a personas. Esta afirmación aparece confirrnada en parte del
a opúsculo publicado en 1988 por el Ministerio de Salud de
Alernania, aunque debemos tener en cuenta que la situación
i actual se ha vuelto aún
rnodernas " drogas disco":
rnás dramática, basta pensar en las
t
fl "El núnlero de adictos oa en aumento. Considerando única-
a mente la (otrora, N. de la Ed.) República Federal de Aleruania,
el núntero de adictos al alcohol, la adicción mds conocida,
t oscila alrededor de L,5 millones. Lo mds alarmante es que la
f, población se inicia en el alcohol a edad cada aez ntás tentprana.
t Los jóaenes de diez u once años con dependencia alcohólica ya
no son la excepción. Es común que la ingestión comience como

t una "prueba
acceso de oalor"alentre
deruasiado fácil bar de miembros
casa o con una pandilla,
de una coca-cola con
cen
ron durante el recreo en el kiosco a la auelta de lA escuela".
t
t "Cornienza corno Llna.prueba de valor (...)". Aqrí se rnani-
tiesta la escasa confian:.za que siente el joven hacia sí misrno,
f, Ios arnigos, los padres y sus advertencias; hacia la vida entera.
5 EI que tiene que demostrar cuánto valor tiene se sentirá todo
rrrenos valiente; en realidad, se siente temeroso e intirnidado.
f, El que tiene "acceso dernasiado fácll al bar d.e casa" rnuestra
t
I

algo de lo que significa no desear renunciar a 1o que se tiene


\ al alcance de la rnano. Todavía vivirnos en un Estado de
bienestar, donde larnentablernente la persona dispone de
t
¡

7
dernasiadas oportunidades, pero no deberá hacer uso d e
todas. Tenernos la oportunidad de consurnir en exceso, tarn-
bién la oportunidad de robar y traicionar, pero esto no
- significa que debarnos utilizarlas. Podernos renunciar a ellas.
Nos preguntarnos qué promueve y fortalece eI desarrollo
J
- de una confianza esencial y una actitud de renuncia que tenga
sentido, siend o que estas capacidades son decisivas para
J) vencer y prevenir adicciones. En sr-l acervo teórico , la
t.J.J relacionarse conViktor
logoterapia de E. Frankl tiene respuestas que rnerecen
la problernática de 1as adicciones. Dice Frankl:
ff,
t
131

t

I
I '%:"*u"
I
?s
fI l-o
t
rt
I¡ Persona
rt
rl
I
II
T
)
a Este es el punto de inflexión decisivo entre la confianza y
- -. :enuncia, que establece llanarnente que si llevamos a efectb
I "-::ia renuncia que tiene sentido, será en aras de algo cuyo
t -. alor es rnás elevado
y confiere sentido a la renuncia, pero Ln
-o que hry que creer. Las personas que no conocen 1os valores,
rI
f no creen
,r-Lle
espiritual en nada
o aPoyo quetienen
psíquico, darles unaen"orientación
puedadificultades reconocer
t -a necesidad de renunciar al placer o a lo que les procura alivio
.n situaciones poco placenteras. En la rnedida en que el
T rrincipio de vida no logra rnadurar, transforrnándo". é^ ,r,
) principio de sentido, queda varado en el principio del placer.
a Uno de los ejemplos rnáq aterradores que confirrnan lo
dicho es una estadística de los países q.r. cofirponían la
J. U.R.S.S., según la cual rnás de 40 rnillones de habitantes (cerca
t de un L6%) padecen de alcoholisrno. LIno de cada seis niños
) rusos nace con
discapacidad una ernbriopatía alcohólica (algún tipo de
pronunciada
por e1 consurno dé alco-
) hol de la rnadre durante el ernbara zo). ¿A qué podernos
) 133
)

J
a
atribuir esta proPensión? No, Por cierto, a las condiciones
a
precarias de vida durante el cornunismo y Poscornunisrno, a
pues la cornparten con mr,rchos países del Mediterráneo corno ú
Crecia y Poitu gal, donde el alcoholisrno no está tan difundi-
do. Suponemos que la represión de la vida
de c.r.átto generaciones y la religión de religiosa a lo largo
autosalvación del a
rnarxisrno irnperante pudieron tener alguna incidencia en eI
estado crítico de salud de la población soviética. Lo que
a
Viktor E. Frankl escribe acerca de la causa primordial de las a
neurosis vale asimism o Para las enfermedades adictivas3s: I
(...) hablarrdo de la causa que origina el modo de ser neurótico a
no es raro coffiprobar que el neurótico presenta una deficiencia: a
se halla reprimida su relación con la trascendencia. Pero la a
trascendencia
de reprimida
su " inconsCiente se manifiesta
trascendente" ComO profundidades
Ltnlas" desasosiego
desde del ;
corazón", Qtt€ en ocasiones llezta a una sintomatología neuró-
tica aparente. En este sentido, puede decirse también que la'
a
yetigiosidad inconsciente, como todo lo inconsciente, puede ser É
patogénica. Es decir, que la religiosidad reprimida puede ser tl
" desáiihatament e r epr imida't .
rt
Al reprirnir la religiosidad, desaparece la confiantza en la a
vida y slr sentido y esto hace qLle la persona sienta menor
disposición a rerrrlnciar a algo cuando debe hacerse. ¿Para qué
a
habría de reinunciar? ú
En Occidente Ia industria, con su ingente aparato publici- I
tgrio, hace 1o posible por fornentar las adicciones legales al
cigarrillo y al alcohot. Ella sabe rnuy bien que Para lograrlo
a
debe descender del plano del sentido al del placer Para a
.colocar sus productos. Los spots publicitarios declarnart: "nle a
Btlsta flrrraÍ" , " el placer es contagioso", " el disfrute rnás ü
prolongad.o", "¡tata auténticos sibaritas", etc., " ¿Pot" qué
renunciat?", Susurran al oído de hornbres y mujeres que Son I
consumidores norfirales. "Torna 1o que desees. IrJosotros te lo
suministrarnos (...)" . F
38 Viktor E- Frankl, La presencia ignorada de Dios, Herder, Barcelona, 1'977. p
;
L34
r
rr
I
I Para concluir analicemos lo que realmente proporciona el
f :cictivo, o bien, qué 1o hace tan seductor pr.á personas con
t =scasa capacidad de renuncia. No se trata más que de una
-'errsación agradable a breve plazo. El placer


- = breve duración determina la dependáncia futura
lo hacu d.r.rble
pues,
::srninuye el placer, el adicto áeberá procurarse una nueva
apenasy
T :¡sis Para que la sensación agradable no se torne desagradable.
It Hasta aquí el mecanismo es transparente. Lo sorprendente
=s qlie por rlna sensación agradable pasajera Ia persona
I¡ :apaz de ponerlo todo en juego: su 'salud, sus arnigos,sea
¡t ::--',fesión, su vida (...).En el sexto simposio científico de la
srl
rt 'Central Alemana para Riesgos de Adicción,, en Tutzing, la
*:--1ca teoría sobre adicciones que logró coincidencia gentral
: :':e 1a que exPresa que los adictos siernpre
l¡ - :'- estado particular de vivencias. Deséan tratan
sentir de
algo deter-
alca ¡1zar
::-.-:-rado, aunque poco irnporta que este sentimiento tenga que
: -'=r con la realidad. Cornprobernos la vigencia
de esta ,Tirár-
I .. en 1o que respecta a las dos citas rnencionadas. El ,,arnigo
_ ;:^..j.a"
TT - se siente inútil en.este mundo. Ahora bien, ¿anhe-la
.=:-:rrse rnás irnportante o ser irnportante.para algo?-]oseph
t i' -- :h s e siente inseguro y amena zad,o .' jAnsiaba sentirse
: :-enos inseguró o adquirir rnayor seguridádz
I Como verrlos, no es posible evadir la cuestión de la rneta
: ¡tada de sentido que "traspasa los límites,,. Es, a la vez, la
T
t cuestión
c1es,:.
,aamigo Tunda"
que gira en torno a la aititud fundarnental del adicto,
qyu--o,rrca la diferencia entre vivir y vegetar. si el
lI ansía sentirse menos inútil no-tiená más que
echar rnano al hachís o la cocaína y de inrnediato tendrá una
It s ensación de alivio. Pero si ans-ía ser
rrlenos inútil, deberá
a errlprender una tarea qy" tenga sentido y hacerla suya,
aunque más no sea llevalle la bólsa de cornf.r" a una rnujer
lI con dificultades para carninar "en la plaz, á" la Madeleine,,.
ll Cuando Joseph Roth deseaba sentirse rnenos inseguro debía
lI echar rnano a la botella y de inrnediato recupe.áb, ,,cierta
a segurid ad".debido
dad habría Pero sicomenzrr aá ueuerioryor
po. dejaradquiri.
hubiese querido seguri_
para ahórrar
I el poco dinero que tenía y evitar riesgos para su salud.
,
IJ.]
ll

a
t
a
Desde esta óptica, los adictos son seres que se dan por
satisfechos con algo que no es auténtico, en vez de buscar 1o a
auténtico. No les interesá la realidad rnisrna, sino la forrna en a
en llegade
quelugar a los fondo de.Aeste
ir alsentidos. rnenudo sienterryvergüenza
sentirniento acabar conpero,
é1 a aa
largo plazo, toman alguna rnedida a breve plazo para anular-
lo. En el encuentro del principito con el bebedor, Antoine de I
Saint Exupéry 1o describe con acierto: t
"Bebo", respondió el bebedor con gesto adusto. a
" ¿Por qué bebes? " , le preguntó el principito.
" Para olaidar" , respondió el bebedor.
" jPara olaidar qué cosa? " , le preguntó el principito y sintió a
compasión porque
" Para oloiáar é1.
siento aergüenza" , confesó el bebedor y dejó II
caer la cabeza.
" ¿Por qug te aaergüenz*S? " , preguntó el principito, que J
deseaba ay'udarle.
" ¡Porque bebo ",le replicó el bebedor y se encerró definitioa-
I
inente,en s.u silencio. tl
a
No hry duda rt
cle que el alcohol ayuda a elirninar los I
sentirnientos de vergüenza, pero el que echa rnano a este
reclJrso se aserneja al hornbre que desconecta la alarrna de a
fuego en la casa en llarnas en que se encuentra porque estorba
su tranquilidad. El sentirniento de futilidad, inseguridad y aa
vergüenza; la frustración y desesperación existenciales de
una persona sorr pedidos de auxilio del alrna; son un clarnor a
dirigido al espíritu , a la conciencia de una persorra para que
ernprerrda alguna acción que tenga sentidor pü€s ya no puede a
seguir viviendo de espaldas a la realidad. Bienaventurado a
aquél que no "desconect a" artificialrnente este llarnado, sino
que 1o soporta coR todo lo que tiene de poco placentero.
a
Bienaventurado el que renuncia a engañarse a sí rnisrno a
buscando sensaciones
señales que parten delrnás
núcleo interno yy prefiere
agradables, saludableesclrchar las
de su ser;
señales que en "frecuencia trascendente" transrniten el rnen-
a
saje: "No irnporta que 1o que hagarnos nos proporcione una a
1,36
a
T

herrnosa sensación, sino que sea bueno. Pero si es bueno, a La


lar§a nos brindará una sensación más herrnosa que todo lo
que hry sobre la tierra (...)".

Di cornienzo
adicciones con dosacitas
rni de
análisis de la Skorna
Hans Jürgen problernática de las
y las concluyo
con un poerna del mismo autor:
ESPERANZA
-dedicado a un alcohólico-
aun desde las ruinas
de tu padecimiento
lo mejor de tu Yo
te enaía señales
para un nueao comienzo
cáptalas.
737

'AvúDAME, SeñoR DE Mr vrDA

Interpretación
de una logoterapéutica
canción

El texto de la presente canción de Gustav Lohma nn (1,962;


tercera estrofa de Markus ]enny de 1,970) puede interpretarse
como
la de
alegría vida,dirigida
súplica por una y
a Diospsíquica
estabilidad un po .ádora
personr que de
es
riá.tsaluáables
agradable a los demás, para que le conserve estos r
atributos:
Ayúdame, Señor de mis días,
a que no sea un castigo
para mi prójimo.
Ayúdame, Señor de mis horas,
a que no esté atado
a mi propío yo.
Ayúdame, Señor de mi alma,
a que no esté ausente
allí donde me necesitan.

¿Cuál es el elemento saludable, desde -el punto de vista


esta
psicológico,
canción? en los deseos que exPresa el autor de
L39
a
é
Hab1a, en prirner lugar, de que la existencia ,,no sea en é
varro". Si no es en va'o o inútil, tiene un sentido rnás 'é
profundo, el suyo propio, inherente a ella. Entonces está bien é
que esta persona exista.
é
La segunda
castigo" para sus estrofa
congéneres. Así se evit,a {r.
hace referencia no sea
que ellos ,,Ltn
tengan é
3r. protegerse y ponerse en guardia, toler.rb guarda. .ri", é
interior sentirnientos doloroios, rodeándose i. una férrea
arrnadura. Esto los libera de actuar ,, en defensa propia,, y é
supone un obsequio sin igual para los.dernás. é
Alude, luego, a la capacidad" de "no estar atad.o,, a slr é
propio yo, a ser una persona riberada de sí rnisrna. No se é
desvive por lograr ve.rta¡as, no se aferra a la felicidad, 10
Pasa Por encirna de los cadáveres de otros para llegar al éxito, é
no ca y una
se vende
auténti un afecto
Por consigo ni reclarnala atánciór-, á. offos. Es é
Ínisrna.
Finalmente, alude al hecho de "no estar ausente,, donde se J
la necesita- Hace referencia al ser hurnano despierto, con é
presencia de á.nimo, q-r. sabe reconocer lo que debe hrcers" y é
cuándo rnantenertse inactivo; que salta en lá brecha cuando eL
preciso pero tarnbién sabe retraerse para perrnitir que los €
dernás pofsln lo suyoi aunqlre actúa discráción y ü
_eue "or,
grandeza, lo hace entre barnbaHnás.
No hay un c_atálogo de criterios que pueda describir con J
é
ñrayor certeza
inversa, 1o que
las forrnas es una
básicas vida psrquica
de trastornos saludable.
psíquicós A la
no podrían é
estar mejor sintetizadas que en lo contraiio áe lo que ie desea
lograr en el texto. El séntirniento de "estar en el rnundo é
inútilrnente" es la expresión perfecta del estado depresivo. é,
"ser un castigo para sus .or,géneres,, equivale a u.¡a fórrnula
abreviada del modo de vidá ne*rótico. ',Estar atado a su
propio yo" es lo qué caracteriza el egocentrisrno indiferente
y brutar. Y -"estar ausente ailí donde lo necesit arr, es eI
denorninador cornún del que fracasa y pierde las ocasiones
que le brinda la
' Por 1o dicho, dedicarem,os
vida. a cada estiofa una observación
especial.
1,40

Í Ayúdame, Señor de mi uída, a que no sea en üano mí paso


por este mundo
En un diáIogo de consulta, una mujer relataba aspectos de su
zsida. Entre'ellos me rrtrió que había tenido un hijo ilegítimo,
lo cual en aquel entonces era muy mal aisto. Esto determinó
que tuoiera serias dificultades en su aida. Pero a pesar de las
múltiples prioaciones que debió padecer, había criado a su hijo.
Siendo ya una mujer madura, había encontrado a un compa-
ñero y habían ido a oioir juntos. El süeño de este hombre había
sido siempre poseer una hermosa aiaienda propia con muebles
de calidad, y entre los dos habían logrado hacer realidad el
sueño. Por desgracia, él no había podido disfrutarlo más que
durante un breoe período, pues había muerto relatiuarnente
jozten. Desde entonces, ella aioía bastante retraída.
t- n tono .rnelancólico subyace a este relato, atrnque es
posible dar un a interpretación d iferente a la historia. En
épocas en que las rnujeres que criaban solas a sus hijos eran
rnenospreciadas y se hallaban desprotegidas, era una hazañ,a
asr¡.mir etr ernba raz.o y criar a un
niño. Ella lo había hecho y rnás
aún: había ayudado a un corrrpañero arnado a curnplir stl
anhelado sueño de tener Lln herrnoso hogar, 1o cual no
hubiese logrado a no ser por ella. A fuerza de sacrificios había
hecho felices a dos person.as. ¿Esto no es nada?
La mujer no aiaió en aano y, cuando descubrió esto a traaés del
diálogo, tomó coraje para salir de su aislamiento y disponerse
e asumir una nueoa tarea en su zsida. Al poco tiempo se
presentó la ocasión. En el aecindario se había ahorcado un
muchacho de dieciséis años. Su madre estaba destruida. La
mujer a la que nos referitnos cotnenzó a oisitar a la madre a
diario. Silenciosamente, se sentaba a stt lado o la acompañnba
al cementerio y lleaaba flores a la tumbq del hijo. Cuando la
madre lloraba la mujer lloraba con ella. Después de unos meses
Ia
que tantoselarepuso,
madre había en gran parte
apoyado, lttt{tgracias
mujer asencilla y silenciosa
la bondadosa mujer
cuyo paso por este mundo no es en afrfio (...).
t47

a
é
Para llévar una vida con sentido es preciso estar atento al J
rnanejo cuidadoso del tiernpo, de los 6ienes, de las fi.rerzas é
propias, de las posibilidades. euien no sabe "adrninistrarse,,
y concentrarse en Io esencial se dispersa y se malogra. La t
Para
a la que
rnujercriar hicirnos mención s'e tornó el iiempo suf-iciente
a su hijo. Invirtió sus escasos recursos en una
herrnosa vivienda. Mostró perseverancia y cornpasión al aJ
acomPañar a su vecina en el duelo. TJtilizó sensatarnente las ú
posibilidades que se le presentaban. J
Por diversas que sean las condiciones de las que parte cada ú
l.o, hry algo que es igual para todos: el día tiene veinticuatro ú
horas. Lo apasionante es bbs"r..ar el uso que de ellas hace
cada persona-. " o" que nunca tienen tieri-rpo son los que é
rnenos hacen", observaba con perspicacia Geórg ú
Christoph.Lichtenberg
tiernpo enlos
se le escurra entre dedosxvIII.
el siglo "El"i que
deja u".rpár "".ritor
ladeja qru .l
vidaLntre é
los ded os" , sostiene victor Hugo. Hry algo Ln estos dichos.
Los que no saben utilizar bieñ su tilrnpL suelen ser poco
a
confiables y Poco puntuales; son inquietoi y nerviosos, lllnos é
de presiones internas y "rr.ala conciencia". Afirrnan sin cesar é
" qlrá no les alcLn2h el iiempo pero, si se los observa bien, se
verá que no se mueven del lugar. é
¿A qué se debe esto? A que el buen manejo del tiernpo é
Presupone un orden en los valores, presupone que tengarnos *
conciencia del "pata q:ué"
y d. las prioridades de la hora.
en cada
¿para de nuestraJvidas
qué vivirnos?
rnórnenio ¿eué tiene é
irnportancia fundarnental, qué tiene importancia secund aria? *
ZQué perderernos irrernisiblernente si ló pasarnos por alto en
-mujer é
un rnornento deterrninado? ¿Hubiese podido la del
relato criar a su hijo una década más tarhe? ¿Hubiese podido é
ayudar a su arnigo a instalar su hogar después de ,i.r"rte? é
¿Hubiese podido consolar a su arniga..., ,ho después? ", I{o. La
frase de Goethe: "Comparado .o.r. la capacidad de ordenar I
con sentidé la tarea de un solo d.ía, todo lb aernás es un juego
de niños" puede aplicarse n"o sólo' ar d.ía, sino a la ,"r.r'rrr,"rl
J
rnes a la entera.
' y vida I
Tarnbién tiene vigencia con respeeto a otras situaciones. El
que no se torna el tiernpo suficiente para finalizar las cosas, a
'142
a
Á
J
L .-.-------

::'enudo provoca daños y caos. para dar un ejempio trivial:


*'--ren antes de realizar un trabajo manual no colocá un papel
:::'re 1a mesa necesitará horas para quitar el adhesivo de la
: ---*-erficie. Algo vale para los gastos de dinero y
:rt-ngÍa. El -anál9go
r-
-rrsos físicos y
que despilfarra su dinero
espirituales. tambienno
Es desparejo, rnalgasta
respetasris
:-:::-.c de sueño, deja que sus planes terrninen en la r-rrdr. Echa
su
-' :.rrf er sus brillantes posibiridades. Al igual que el dinero,
-r: -Jcsibilidades no obran por sí rnismas y-sólo ir.rur., cuando
::: -as hace realidad. Necesitan de alguien que les otorgue
:- -Jf,cia. Nuestra posibilidad de asesinár a alguien no mata a
- -- -j:e. Nuestra posibilidad.de
acornpañar a alguien no saca a
" -, ;re de su abandono. únicarn".,te las po"sibilidades de
:::- i-tlo que se aprovechan y llevan a la prá.ii., en el rrromen_
: - :decuado, realizan el sentido.

: * : :-'.t;tcla, de mi oida, a que no sea en aano (...) es un ruego


Diossea
r que nos dado reconocer el 0rden de valores inserto
r :- - f que sorrlos y tenernos y descubrir en todo morrlento el
:111 "par_a qué" de nuestro tiernpo, nuestras capacidades,
r *:srrl:aS fuerzas físicas infeler-frrrloo q.i
ísicas e intelectuqles. si l^--^ ^o" recono-
logrrr
r :=:--''r en 1o más íntirno de nuestros corazones,
:a--ar 1o que no es prioritario y ahorrar lo que[odrernos
dejar
es preciso pára
II :'.a.er frente a lo esencial.
I
r¡ II Ay"údame, señor de mís díos, a que no sea un castígo para
rl mi prójimo
u,
It honú1e- compra para su esposa una rtímpara, que piensa
instalar debajo de un anaquel. pone nlanos a la obra, pero la
t instalaciónfracasa. Como no es un trabajador tnanual piofesio-
¡ nal ni aficiona-do, ignora a qué se debe que las pieLas de la
lámpara no calcen cotno es debido.
,a
t si se trata de un hombre psíquicarnente equilibrado, sus-
rr penderá sus esfuerzos luego de álg.r.,os intentos fallidos. Le
dirá a srl esposa que no está cap acitad
rt lárnpara
le ayude. o para instalar
y recurrirá a un buen arnigó o Lin especiarista para que
la

a 713
t

Si no es equilibrado, si sufre de sentirnientos de insuficien-


cia o inferioridad y si acaso ya ha fracasado en otras tareas
para decepción de sus allggados, el problerna no tendrá tan
fácil solución. I{o puede reconoc"r qü" le es irnposible insta-
larla, pues
herida de sutoda adrnisién
supuesta de impotencia
inferioridaá. De modovolvérá a abrirque
que tendrá la
sLlspender sus intentos sin adrnitir\o, y esto no lo logrará a
rnenos que enclrentre algún chivo ernisario. El asunto transcu-
rrirá poco rnás o rnenos así:
Prirnero, se queja de lo mal construida que está esa "estúpida
lámpara" . ¡Parece mentira que hoy en día ya no sepan hacer las
cosas bien En esta sociedad defrenético consulno todos quieren
hacerse'ricos en un instante sin trabajar (...). Después de esta
genéralización
hombre se auelae acerca
más deconcreto. amoral
la sociedadA/o tiene en
las'que aiztimos, el
heiramientas
adecuadas en casa. ¡Por supuesto,-se gasta en todo menos en lo
que él necesita Si su mujer no se dap-or aludidaporque conoce
a su esposo, tratard de ser mds claro: para instalar la lámpara
hace falta cable eléctrico. Ét siempre lo tenía en un cajótn, hasta
que a su rhujw se le ocurrió que debía poner orden en el desaán.
Ahora que lo necesita no lo tiene.:Por lo tanto, es culpa de ella
-que la instalación de la ldmpara se
demore.
El hornbre que carece de estabilidad psíquica encuentra,
de esta lárnpara
lado_la manera, Llna
y lasevasión ideal. Finalrnenté
herrarnientas,.no puede dejar de
tendrá ár" probár que
puede instalar la lárnpara si dispole de cable electiico y lolra
netrtralizar cualquier cornentario én tono de ."pro"h" po,
parte de su esposa, quien cargará con la culpa (,,ti..,." ^.r-
zón ...") o intentará defenderse ("¡como voy a guardar todos
esos trastos ...r"): En_una palabra, el hornbre ganó tiernpo para
conseguir ayuda de afuera sin quedar corrro " el qr¿ ño
puede".
El único detalle defectuoso es que deberá haber un chivo
expiatorio. Es elsea
serlo. Sea cual punto débil del
la reacción de asúnto, pües
la rnujei, nadie triste,
se sienta
desea
fastidiada, indiferente o cornplaciente, no hry duda de que
1,44

a
-

J tornará distancia interior de é1. Va perdiendo e1 respeto por


J su rrrarido, no porque haya sido incapaz de instalar la lámpa-
a ra, sino porque slr comportarniento ha sido mezquino. procu-

- rará no pedirle
necesita recurrir más
a é1. favores y se
El marido dará por satisfecha
lo percibirá, aunque nada si no
se
diga al respecto, y la herida de su supuesta inferioridad no
a
- podrá cicatrizar.
Para no ser u_n castigo para los dernás es necesario tener
J suficiente estabilidad psíquica. Así corrro no es posible arnar
realrnente al Próiirno si uno no se arna a sí rnisrrro, es fácil hacer
a
- sufrir al prójirno si uno sufre. Esto vale en particular para
a rnodelos de cornportarniento neurótico. Escogerrlos dos, que
a rnenlrdo llevan a cornplicaciones insolubles en las relacio.."
- humanas.
,
a Modelo I:
Procedimiento hístéríco para la solución de problemas
a 1 ) Por principio, X (eI hornbre con trastornos neuróticos)
no resLlelve ningún problerna por sí rnisrno (No hare-
a
-
rnos referencia a la causa qlre 1o rnotiva, debido a la
a cornplejidad del asunto, que siernpre incluye un factor
de rniedo exagerado).
a
-
2) Xsolución
consigue queé1.algún
para allegadoque
Los rnedios busque y enclrentre
emplea para ello una
son
,l diversas variantes de presiones directas e indirectas,
tales corno señales de d.esarnparo, larnerrtos, denegacio-
a nes, síntomas de enferrnedad, depresiones,.arnenazas
a de suicidio.
,a 3) "Todo es corno debe ser" una vez que el arlegado ha
solucionado el problerna de X. Desde el punto á" vista
al de X, todo anduvo bien. Si el allegado no soluciona el
,t problerna en forrna satisfactoria, la culpa recaerá sobre
é1.
,a
a Tarnbién esto "es corno debe ser" desde la óptica de
X, pues:
4) Los sentirnientos de culpa que se despiertan en el
) allegado (incrernentados por 1os reproches y la osten-
a 145
)

J
é
tosa desesperación de X) lo llevarán a buscar nuevas ú
soluciones. é
é
NoLas
debeventajas de tal
esforzarse porcomportarniento
solucionar sus para X son evidentes.
problernas, 1o cual es ú
surnarrrente córnodo. Nunca tiene la culpa si fracasa en sus ¿
intentos Por resolver Lrna dificult ad y así se libera de respon-
ú
sabilidades. Por otra parte, dornina ál ot.o rnanipulándoio, lo
que le depara un secreto' placer.
Este cornportarniento tiene t pot cierto, sus desventajas. X
t
ú
debe presionar constanternente a los que lo rodean y cada vez
se hunde rnás en su papel de persona desarnp arada, depresiva ú
y cansada de la vida. Se vuelve rnás y rnás dependiente del é
Terrnina e incapaz
allegado por detestardeal resolver no puedepó.
problernas
otro porque su cuenta.
prescindir de é
é1 y se odia a sí rnisrno por su irnpotencia absoluta. É
Lo que este círculo irnplica para el allegado -sea padre, ú
esposa, herrnano o hija- no es difícil de irnaginar. Debe é
hacerlo todo en lugar de x, se siente sobreexigido, no se
atreve a "dejar eJr la estac ada" a X por el ternor (justificado) é
a que no sobreviva y, por añadidlJra, se le retribuye con odio. é
ú
Modelo II:
La ínsegurídad como couso de los problemas
1) X no se forrna una opinión propia de las cosas ni de las
C
ú

personas, pues nQ se siente seguro de evaltrarlas correc- *


tarnente (Nuevarnente, dejarnos de lado la causa que é
deterrnina este cornportarniento. También aquí es deci- é
sivo el factor miedo, que es exagerado)
2) Como carece de opinión propia, X depende de las opinio- {
nes de los dernás. Vive guiándose por ellas pero, cornci no é
coinciden entre sí, su inseguridad va en aurnento. Lo que ú

3)
X
influencia
prometede B. No
bajo influencia de A, deja
se cornprornete conde curnplirlo por
nada.
X es proclive a aceptar juicios gu€, a ojos vistas, son Jé
erróneos. Se lo puede convencer, por ejernplo, de que é
146 É
é

+
-
J 1lr1 colaborador eficiente es perezoso e inepto. X está
JI dispuesto a creerlo sin más, a hacerse eco de Io que dice
s el otro y a divulgarlo a los cuatro vientos sin sorneterlo

s a juicio
4) La crítico. de X se pone claramente de rnanifiesto
inseguridad
cuando se ve en la necesidad de tomar una decisión
s irnportante. Por lo general, procura no definirse o deja
s que las cosas sigan su curso sin intervenir, ,r.,qtr. i.
situación sea insostenible.
JI
JI Aunqt-e Parezca extraño, también estos rnecanisrnos tie-
nen ventajas Para X. Sin excepción podrá remitirse ,'ol.o" con
- ei argurnento de que le han inforrnado, lo han instruido o
-) si falló Porque
dirigido rnal. Porotros hablaron
seguirlos enlacontra
a ellos de lo efectuado
responsabilidad es de ellos;
la
respot'tsabilidad es de ellos. Si los demás han tenido éxito, X podrá
,l afirrnar que habría tenido el rnisrno éxito si alguien 1o hubiese
-,
anrrnado. si fracasan, podrá afirrnar que lo había previsto,
pero no intervino pues nadie le hubiese hecho caso. Corno
tl quiera que se rrranifieste su ternor a asurnir responsabilidades
prcrpias y por grotesco que parezca, siernpre tendrá el bene-
- ficio de sus supuestas "rnanos limpias,,.
rl
rl No obstant-e, las desventajas son sustanciales. El que no
aprende a revisar sus juicios en forrna independiente
I tándolos con Ia realidad se vuelve cada vez rnás ajeno a confron-
ella. Sus
apreciaciones erróneas se hacen más y rnás frecuentes, y no es
I¡ raro que terrnine Por sufrir un colapso físico, psíquico y social.
) Para los que lo rodean la inséguridad crónica de X es una
4 pesadilla. Nunca pueden confiar en él; constanternente los
s abandona. Al no contar con juicios propios no es posible
ponerse de acuerdo con é1, puésto que a lodo dice ""]', pero
) luego 1o desecha con ligereza. Se enreda en un mundó sin
) valor, puesto qu-e se basa en evaluaciones falsas; se protege
con srrs "rnanos,lirnpias" y deja que sus congénerer hagán
) cargo de todos los aspectos de su vida cotiáiana. "é
- "Ayúdarrre, señor de mis días, a que no sea un castigo (...),,
) no es solarnente un ruego para que nos sea dado reconocer el
a 147
)

¿
¿
orden de los valores, sino tener el coraje para coffrprorneter- ¿
nos con dicho orden, corriendo el ineiritable ,fo"go que ¿
rnente de todo
conlleva " sí" genuino
nuestras y tornando
lirnitaciones. sinconciencia hurnitde- ¿
eue, ernbargo, tengarnos
el valor de comprorneternos con apasionado arnor con ras J
soluciones que debernos idear y los progresos que debernos ú
alcanzar en el diminuto árnbitó que .or,"tituye io p.opio de
cada rlno, en nuestro árnbito de iesponsabilídades^. ú
J
III Ayúdame, señor de mís horas, o que no esté atado a mí ¿
propío yo é

causa de unde" sentintiento


Llna mujer aeinticuatro extrañamente a nti consultorio
años concurre desagradable,, a
qrc úú
tiene una y otra oez y del que desea que la tlbere mediante
terapia. Me relata que hizo z¡ida en común con un hombre É
durante tres años. Luego conoció a otro, que era más atractizto ú
y poseía unaitersonalidad más alegre y diiertida que el primero.
I
Sin pensarlo dos aeces, hizo sus-oatljas y fue a aioir con éste.
Hasta allí, dice ella, todo anduoo biei.-pero, en ocasiones, t
cuando piensa en el primer hombre,lo encuentra en la calle o C
se halla en lugares en los que alguna oez estuao con é1, tiene esta
" sensación extrañamente desagradable,,
.
?
Le pregunto cómo reaccionó el primer hombre frente a st¿ súbita é
. partida. " oh" , responde . " Estaba triste. Me quería mucho. por
é
eso, le aconseié que también se buscara a un psicoterapet4ta".
é
¿Es este pequeño episodio r.n síntorna de nuestro tiempo? é
La rnuj.f t. puede nombrar su sentimiento, no tiene paladras
Para definirlo. Flace cien años, su relación de tres años con el é
prirner hornbre habría sido
Lrn matrimonio norrnal, cuyo
broche final probablernente sería el nacirniento de los hijás.
?
En tal caso, la relación con el segundo hombre se habría *

encasillado
1"" conlopero
ya no rigen, hry algo que
"infidelidad" o "ádulterio,,. de latradicio-
forrna parteEstas esencia é
ú
de la Persona y rto es posiUté a§ar de ladá: un sexto sentido
no sujeto a tradiciones que le impide intercarnbiar a las I
Persorras a gusto y placer y retractarse del cornpromiso de ?
?
r,
748

ry
,l
J arnor ernpeñado. IJna voz se alza dentro del ser hurnano, que
J contradice la afirrnación racional de que todo anda a las rnil

a- rnaravillas.
Acaso esta vocecilla irnperturbable que no 1o deja en Paz
sea 1o rnejor que hry en é1. ¿Es la voz de la conciencia? En el
; caso de esta paciente Por cierto no puede tratarse de un
; superyo irnpuesto por norrnas anticuadas. NIada más alejado
a'ss
I

de ella que las pautas tradicionales. lrJo obstante, oye la voz


interior y esto la "irrita". ¿A qué conclusión la lleva? A que
debe ir al " zurcidor de alrrras" Para que le baje el volurnen de
la voz interior por debajo del urnbral auditivo (...)¿Tarnbién
I

-
J es rln síntorna de nuestro tiernpo el hecho de que se deba

s extirpar
debernos toda culpa
curnplir losyterapeutas?
todo duelo? ¿Es ésta la función qr-re
I

I
El ser hurnano, poseedor d"e urta conciencia del Yo, se
u
- encuentra frente a frente cort lo que no es propio del yo, cort
1o que pertenece al tú, con eI rnundo. Más que cualquier otra
) criatura, srl ser está radicalrnente escindido. Los niños hacen
u
i
esta experiencia ontológica en el rnornento en que Pronuncian
por prirnera vez la palabra "yo" en lugar de su nornbre: "yo
s tengo sed" en lugar de "Pedro tiene sed". La etapa siguiente
) del desarrollo consiste en el paso irnaginativo hacia 1o que no
t
;
,s es "yo".tener
podrías Sj l'yo", Así corno
sed.Pedro, tengo
el rnundo
sed, tarnbién "tli",
se enfrenta al yo, las
Wilfrido,
necesidades del mundo se enfrentan a las necesidqdes del yo. Al
1

¡
II tornar conciencia de esto, la persona se libera de sí, se
ernancipa de la rnónada de Ia conciencia ausente o ernbotada
; ), se vuelve capaz de salvar la escisión radical del ser rnediante
it
I
e1 interés (inter-entre, essere-ser) cornún a sí y al/lo otro. Si
no 1o hace, si vuelve a atarse a sí rnisrna, se desliza otra vez en
f,¡
u la rnónada de 1o prehurnano y corre el riesgo de escuchar la
prote-sta, la voz de su conciencia, de La "guardiana de sLr
huinanidad"
f,
);
I
Sea co?no fuere, le expliqué a la ioaen rnujer que desde Ia
f,, perspectioa de la psicohigiene se beneficiaría enormenlente si
I dejnse actuar conjuntamente la disct¿lPo y el perdón, ya que
f,I una no puede alcanzarse sin el otro. Por su parte,la despedida
f, t49
f,I

a
C
é
resulta casi itnposible sin disculpa ni perdón. Le pregunté si los
había habido entre ella y su primer esposo. Me miró extrañada. é
" ¿Qué quiere decir? " . Proseguí, imperturbable, que el haberse ú
marchado sin despedirse expli,caría la sensación de incomodi- a
dad que la inztadía cuando lo recordaba, Debía hablar con él una
z¡ez mds. Le dije que reflexionara con tranquilidad por qué debía
'pedirle disculpas y qué debía perdonarle, y luego se pusiese en
a
ú
contacto con é1.
ü
, Lamentablemente, el hombre no se prestó al diálogo con ella,
pero la paciente le enaió una carta en la que expresaba su pesar ü
por haberlo hecho sufrir, y añadía que comprendía que estuaiese
ofendido y no se lo tomaba a mal. Si algo ayudó ala mujerfue
1
esta cArtA, que en realidad había sido escrita para ayudarle a é1.
Para no estar atado a uno rnisrno es preciso rnirar y a
=
escuchar más allá de uno, sentir y pensar con los dernás (corn- F
padecer), en una palabra, considerar las necesidades del JF
mundo. Si nos lirnitarnos a considerar nuestras necesidades ü
Personales, nos verernos catapultados fuera de la sociedad
hurnand o, m'ejor dicho, nunca habrernos entrado en ella. El ü
puente perrnanecerá elevado com.o un puente lev adizo rne, ü
dieval. Los datos que siguen ilustran los rnínirnos detalles en
ú
losLas
queestadísticas
esto se puede rnanifestar.
en EE.tlLJ. dernuestran que los autornóvi- ú
les de alquiler terrninan transformados en chatarra con rrayor ú
frecuencia que los demás. Por otra parte, una proporción de
autornóviles rnayor a la cornún es devuelta sin el rnenor a
rasguño. Vearnos a qué se deben estas dos actitudes extremas ü
de los autornovilistas. Los que destruyen el automóvil de
alquiler se dicen: "Qué rne importa; no rne pertenece (. ,.)" y a
se apoltronan en Ia mónada de los individualistas. ¿Y qué dice
a
ú
La voz dentro de ellos? Imaginarnos que la adormecen ton
toda suerte de excusas para
oírla."El
autornóviles sin un rasguño senodicen: Losauto devuelven
queno rre pertene-
los
ce; debo cuidarlo más", rnostrando su "tarjeta de identid ad" J1
de personas, de personas que no pierden de vista lo que Ú
concierne a los dernás, en arrnonía con su conciencia.
rl
150 é
ü

§
JI
J " Ayudarne, Señor de rnis horas, a que no esté atado (...)".
J. Con estas palabras rogañros que se nos conceda intensificar

-r
)
ertiende sensibilidad
nuestra rnás allá del para" el orden
horizonte propio; los valores
derogarnos queque
guÍe por el puente que conduce al rnundo. Pues sobre el
se
se nos

J' i-¡uente entre lo individual y Io no individual somos fuertes.


ar Tan fuertes que perrrranecemos fieles a nosotros rnismos, a
ruestros seres queridos y a los cornetidos asumidos -o, en su
ar aefecto, tan fuertes que podemos pedir disculpas y perdonar-
J' :ros mutuarnente*; que no "transformarnos en chatarra" lo
que se nos encornienda y podernos oír clararnente la voz de
Jr nuestro interior.
J'
) IV Ayúdame, Señor de mi alma, a que no esté ausente allí
JI Conde me necesitan
J' l-.ln hontbre acude a tni consultorio pues sufte de adicción a la
contplttadora. Se sienta delante del aparato durante horas y
J' hc'¡ras, obsesionado cen sus progratrtas, y no logra zafarse de
a
i

¿sto. En aeinticinco sesiones, su terapeuta ha analizado los


tntecedentes del paciente y ha llegado a la conclusión de que se
JI estrí eaadiendo de sus antiguos compañeros, que enuna ocasión
J' se burlaron de ét amistosarnente. El paciente se sintió humilla-

-r
JI
do U, para eaitar que se repita el incidente, se atrinchera
inconscientemente detrás de su computadora. Sibien el hontbre
coincide con-esta interpretación, no halla forma de salir de su
a,) adicción.
En logoterapia, la reconstrucción del problerna no está en
prirner plano. Lo esencial es el sentido que se confiere al
I

)
suceso del.. rnornento, " eL elernento único que es necesario"
- (Frankl).
)
I

) Un hontbre yaino
nicotina.Ét (t consltltarme
su hija a cousa de
eran losfumadores su adicción
delafamilia. Ellsa se
Ia
J había sontetido a una cura por hi¡:nosis sin resultado. Había
padecido una graae pulntonía qtre le había dejado secuelas. Los
I

)
,) bronquios congestionados y la tos crónica la obligaban a ingerir
J
i

151
J

a
a
a
eleuadas dosis de cortisona. EI padre la instaba continuantente
dejar de funlar,
aObseraé qlte lleaaba unellaatado
a lo que respondía queen
abierto el botsitlo
él tanipoco lo hacía.
de la aI
chaqueta t¡ le pedí que me lo alcanzara. " ¿Lleua consigo una
foto de su hija? " ,le pregunté. Asintió. Le rogué que tne la diera
I
y la extrajo de su billetera. La sujeté con un sujetapapeles al I
atqdo de cigarrillos. "Lleae 'sólo este atado con Ltsted", le I
aconsejé. " CttAndo tenga deseos de fumar,'obserr¡e durante un
instante la foto de su hija. Escuche en su interior y aaerigüe si I
desea fumar realmente o si prefiere aolaer a guardar el atado. I
¡ Mris le aaldríA
".
Hace un año y medio que el hontbre no Con la ayuda de I
Al cumplir el primer
la foto logró deshacerse de su adicción.fuma. I
año de abstención del cigarrillo recibió un maraailloso obsequio I
de su hija: la promesa de que procuraría seriamente dejar de
funtar, tanto por amor a sí ntistna co'nlo a é1. Han pasado dos I
nleses desde entonces y ella no ha ztuelto a fumar. r
Para rro fallar en 1o que es necesario en nuestras vidas I
debernos tener, una' conciencia despierta, despierta en eI I
sentido de que 1o irnportante no quede sumergido en nltestro I
cornportarniento rutinario y regulad o, sino que'reparemos en
ello y lo integrernos
equivale en nllestra
a que ese algo rutina. No rep
sea inconsciente. El atat en algo no
psicoterapeuta II
que atendía al paciente adicto a la cornputadora sostenía que
la adicción era una forrna de protegerse "inconscienternente'{ I
de las hurnillaciones. Sea .o-o fuere, el hecho de rro reparar I
en algo responde a rnecanisrnos diferentes. Nadie es perezoso ¡
para los deportes porque "incorrscientemente" desee tener
las articulaciones tiesas cuando envej ezca. Lo es porque
durante cierto período de tiernpo no repara en que sus I
articulaciones se vuelven cada vez rnás rígidas e inrnóviles. I
Cuando
Cuando1o hace suele
nuestra ser tarde.
corrciencia no está despierta, actuarnos d.e
rnodo tal que a la larga desearernos no haber actuado de esta
rnanera. Nos habituafiros a un cornportarniento poco sano, I
perezoso, ind olente o indigno que no resulta fácil rnodif icar,
precisarnente porque se nos ha hecho carne. Con el tiempo, se I
1,52 I
I

+
t
J hará sentir. Ir_{uy Personas que no van a dorrnir antes de
J- rnedianoche yz €n Lln rnomento
deficiencia sostenida de sueño. dado,
Otras sienten los efectos
cornen dulces de la
sin cesar
B

l rnientras miran televisión y con eI tiempo habrán de padecer


1os problernas de salud típicos de una mala alirirentación. FIry
seres que sienten inercia cuando se trata de asistir a algún
I

,rrl
,
acontelirniento cultural y luego i. sorPrenden d e que no
u
I

-
prueden participar en las conversaclones, y otros que no saben
Ciscutir rnás que a los gritos, corno si el atropello fuese el
mejor argumento, y terrninan aislados de todo"el rnundo. Con
a
1
sLr colnportarniento, estas personas no apuntan inconsciente-
a lo que desean alcanzar, sino inadverti-
j darnente
rnente enen dirección a lo que no desean alcanzar. hJo es que
dirección
^ra deseen sufrir trastornos del sueño en el futuro, estar gordos
) os ni carecer de cultura o de contactos, aunque su
f of
f,
t

corrrportarniento se dirige a lograr tales resultados. Lo que


.1
t
suced e es que no registran 1o que hacen. El hábito es un
t
I
L-cCeroso soberano.
Para hacer d.e este soberano ,r-r" servido, d"b.rt os transitar
t
lr

For la r.ida con la conciencia alerta. El que se acosturnbra a


t tu-rrrrár ttn \¡aso de alcohol cada vez que tiene Lln disgusto,
t
l1egará e1 mornento en que no estará en condicicines de digerir
it
I L1n disgusto sin alcohol. El que se habitúa a una breve
rneditación por las rnañanas no tardará en cornenzar sus días
con e1 ánirno sereno. Lo positivo y sensato que integrarrros
I
a
J;
: nuestras costurnbres nos ay:uda, de la rnisrna manera que lo
II negativo e insensato nos daña. Es propio de la costurnbre
,1 conservarla "corrto en sueños", a rnenos que el sueño terrnine
t'
)
en un "despettar", lo que en caso de tratarse de una rnala
I costumbre puede ser sulnarnente doloroso. Mry tarde se
iI aprende 1o que faltó en su rrrorrrento:la pequeña variante en
t la rutina diaria que hubiese carnbiado todo. Menos alcohol,
tt rnás rneditación,
continuidad, 1o que sea; un detallevida
habría llevado toda la rnínirno,
a otrascultivado
riberas. con
sólo 1o que faltó, sino aquello en 1o que Llno faltó aParece
NTo

t
I luego desrnesurado a nuestra conciencia despiertá. Pero, ¿de
qué sirve? ¿De qué le serviría al adicto a la cornputadora
it
)
^o."
reconocer un día en qué lugares, efl qué grr-lPos-hurnanos, en
f, 153
t

J
i
é
qué oPortunidades de irnportancia para el futuro
tras rniraba cautivado los" signos efírneros sobre la
faltó,
pantrnien-
En el lecho rnortuorio ya iro es posible recuperar lo perdido.
alla? rl
ú
"Ayúdame, señor de rni alrna, a que no esté ausente (...),,. ü
Con estas palabras, rogarnos que nos sea dado tener una
conciencia rnás alerta. Todos los valores necesitan cuidado, ú
sea que se trate de los valores del yo (salud, rnovilidad, ú
conocirnientos) o de los valores del tú (vínculos, altruismo, ú
sociabilidad). Irlecesitan de atención diaria, como los dientes.
Pero, al darse naturalmente, lo cotidiano se vuelve rutina ü
irreflexiva, se autornatiza. El ruego se centra, por lo tanto, efl ú
que se no
rutina nosseayude a rnantenernos
infiltren alerta
pueipara que en nuestra ú
falsos valores. to qr. se nos hace
hábito, el elernento de indiferencia diaria en el que apenas ü
reparan'ros, decidirá, llegado el rnornento, si heÁos .strdo
espiritualrnente presentes o ausentes. ü
ü
ú
ü
ü
ü
ú
ü
ü
ü
J
J
ü
é
ü
F
:a
154 aa
U

a
-

J
1i

J,r
)
a ¿UN Morrvo PARA vlvln?
,. Momentos de cuestionamiento
f, del sentido de nuestras vidas;
;
f, momentos de inflexión.
J'
a El comportamiento suicida
,t
t
) El cornportarniento suicida hace que la investigación causal
-.
toque sus lírnites más que cualquier otro fenórneno psicológi-
ct-i, pllesno hay prácticarnente nadie que no tenga en todo
t ITlorrrento algún motivo para suicidarse. LJna sola vida hurna-
) na que se haya prolongado rnás allá de la niñez equivale a toda
JI Lrna historia rnundial. Está llena de tragedias y cornedias,
engaños y decepciones, tentaciones y extravíos; de algunos
a ocasionales instantes lurninosos y gran cantidad de contra-
,) tiernpos pedestres y cotidianos. El hecho de gue, pese a ello,
se siga viviendo no significa que conscientemente se conside-
i re que hacerlo es un valor en sí. El instinto de conservación
) hurnano se oculta tras una irreflexiva falta de cuestionamiento
) de nuestra existencia, donde los asuntos del rnornento pr€v&-
lecen sobre la reflexión existencial profunda. IrIo hry duda de
-) que la elnaturaleza
hallar gusano quedispuso qLre el rnirlo
ha de alirnentarlo ensóIo se preocupe
el próxirno por
segundo,
sin preguntarse si sobrevivirá en el invierno y de qué serviría.
) De igual rnanera, dispuso que la persona se ocupe de slrs
) asuntos sin preguntarse constanternente si, como Sísifo, está
) construyendo ,lgo que volverá a destruirse.
J 155
)

-J
J
Por ello la pregunta acerca del sentido, que trasciende lo I
instintivo, no suele plantearse explícitarnente sino "en los
hechos", en, el accionar concreto. La realización de sentido,
" ¿
¿
pese a ser indirecta e inconsciente, confluye con un relativo
bienestar, dando por resultado una especie de "satisfacción a
rnedia" y aceptacién interna a despecho de las molestias a
diárias, dado que -al ñrenos aparenternente- sabernos por
qué las padecemos a
Sin embargo, hry desviaciones de la vida norfiral que J
ponen en tela de juicio eI sentido de la vida. a
1. Etapas particularmente
falta casi nada de 1o
fdciles
que
de la aida, en las que no nos
desearnos, salvo rlna rneta hacia
la cual avarl.zar; en la que no necesitarnos esforzarnos ni
aa
apreciañros la felicidad presente-en su justo valor.
a
2. Etapas particularmente difíciles de lq vida, en lás que debe-
rnos despedirnos de la persona arnada o de laposibili- a
dad de realizar valores de esencial irnportancia, sin las a
cuales la vida nos.parece vacua.
-, Períodos canflictiaos, err los que nos parece irnposible a
J.
conciliar lo placentero con 1o que percibimos dotado de a
sentidor ¡rinclinaciones,
nuestras estarnos desgarrados y elnuestro
la culpaentre deseo de viviry
deber
nrrestras vidas, 1o que ansiarnos y lo que nos es perrni-
a
tido a
Estas tres etapas en que nos planteafiros el sentido de a
nuestras vidas. son mornentos de inflexión fundarnentales, a
que nos irnpulsan a buscar motivos genuinos para seguir a
viviend o y, en caso de hallarlos, afirrnar conscienternente la
vida, " afirrrtar
2/1.
la vida a pesar de todo" , afirrnar el iirstinto de a
dar finalr¡rente(qre,
conservación
del sentido.
unacorno cualquier
respu€sta a lapuede
instinto,
explícita pregunta acercay
negarse) a
Si no sucede, €s decir, si no hallamos rnotivos genuinos a
para seguir viviendo, se presenta el inrninente peligro del al
suicidio en cualquier forrna que sea, no porque aparezca de .l
756 a
¿

\
I
J repente un rnotivo contundente para rnorir, sino porque en la

aa
) para vivir.
conciencia
razór¡ "despertada",
No puedesacudida, de la irreflexivarnente,
seguir viviendo persona falta la
corno antes, sin plantearse el sentido de su existencia. Es
conlo si se viera arrojada fuera de la esfera de los asuntos
J cotidianos y catapultada hacia un plano existencial rnás eleva-
a do,, desde donde la totalidad de su propio ser y devenir está
"pendiente de realizaciórt". ¿Córno llevaré a cabo las tareas
t que rne irnpone la vida? ¿Sirvo para algo? ¿Hago falta? ¿Estoy
dispuesto a encarar rni vida en las condiciones existentes?
)
¿Hay posibilidades de que rni vida carnbie algurLa vez? ¿F{e
JI r-ivido rnal y la he echado a perder? ¿Está definitivarnente
J. arruina
ta da? He aquí las preguntas que requieren una respues-
y pueden llevar a la desesperación a aquél que no las
) encuentra. Por otra parte, ¿qué tipo de respuestas podrían
JI sa1¡,.arle la vida, al rescatar su sentido? Volvamos sobre las
tres etapas críticas mencionadas.
JI Por extraño que parezca, u.rta etapa particularntente fdcil de la
JI ;'í¡l¡ puede presentarnos dificultades. Todos sueñan con una
u eristencia holgada y libre de preocupaciones. Pero esto sólo
se da en sueños pues, en realida d, La vida córnoda es surna-
J. rnente problernátiba. La persona se asfixia en un vacío sin
J, hry
contenido. posee todo
Si se exigirse;
nada que sinnolirnitaciones
hay desafÍos;lasin presiones
libertad no
es un
torrnento. El 70"/" de los suicidas ha vivido en condiciones
s externas favorables: sin penurias econórnicas, corr un techo
s sobre su cabe za, estudios realizados y posibilidades de hacer
carrera. Tiene arnigos y diversos apoyos. Pero no escucha el
) llarnado qlle 1o insta a tornar parte en la configuración creativa
4a del rnundo; el llarnado se pierde en el vacío
Por consiguiente, se lanzan a disfrutar de placeres dudo-
sos y, haciendo gala de irresponsabili dad, van en pos de
J'
JI el tiernpo. Sique
sensaciones lo rnisrno,
todolesdaayuden si todo
a vencer tiene el rnisrnoy rnatar
el aburrirniento
la moral decrece y se instala el acto sin sentido. No obstante,
valor,
I siernpre está el llarnado a buscar tln sentido en las cosas;
-
restlena en las profundidades de la conciencia e invita insis-
t tenternente a hacer uso de todo 1o que nos ha sido conferido
u 757
I
I

3
a
err esta et-aPa f ác71, Para bien de aquellos que no han resultado é
la beneficiados
taniniciativa corno
propia a.rrror al ia
y .l-nosotros. rnod"l"tir
prójirno y la contención,
son"lr" recetas que
é
hacen que las épocas feliies, exitósas, sana s y, por desdicira, a
seductoras de nuestras vidas, tarnbié n ofrezé"rt respuestas a
la cuestión del sentido que nos perrnitan seglrir viviendo. a
ahora la atención a una etapa particularmente a
-. -Ditiia_lnos
difícil de la oida. La experiencia dolorosa se asemeja al despren-
dirniento de un guijarro sobre la ladera de .rrn montaña.
a
I
Puede transforrnarse en un alud que entierra una aldea entera
o ser el. rnotivo que lleve a reforestar la ladera, brindando aire a
sano
se y protegció1-a
confiere los pobladores
al sufrirniento determinadecuál la aldea. sentido
de lasEldos
se volverá realidad. si interpretarnos que ,,el rnundo se viene
que
opcioáes aJ
abajo" , crecerá peligro de _que un colapso a
.el
psíquico, lo que ilustrarnos rnediánte "óbr".renga
la rnetáfo-ra del alua. Si,
Por el contrario, interpretamos el sufrirniento corno una
a
prueba y un cornetido, crecerán las fue rzas para superarlo y
"resucitaÍ" p_síquicarnente, lo que ilustrarnós apelándo a lL
a
ú
rnetáfora de la reforestación.
¿Cuándo s-e an,ncia el estado de ánirno ,,el J
que predice que
rnundo

Ja
se vendrá
91r€, a nuestro juicio,abajo"? cada vezque
nos pertenecen; .rá"-o"
queson valores
nuestra propie_
dad-.I{o es posible poseer los valores. frn y vienerr, nos Íozan
y agitan en el ámbito del espíritu, nos acornpañan en nuestro
avance por la vida y dan fe del rnilagro aát mundo. No en
vano viktor E. Frankl los llarna "ros que ocupan el lugar del -
señor". se rnanifiestan por igual .rt ál rostrl de la p""r"o.,,
arnada, en la alegría qr. ,ror produce una rnúsica qru no§
ernbelesa o en la fascinación qu¿ genera un trabajo quá colma
nuestro ser. Pero, no nos pertenecen. I{o nos p"iterr.ce el ser
arnado ni el arte. ni el tiabajo. El arnado rrb" abandona o
rnuere;
la la pérdida
rnúsica; la vejez odel
lasoído
crisisnos irnpedirápoJrarl
econóinicas seguir áespojarnos
gozando,de
de nuestro trabajo. ¿]ustifica esto el acto "slrmario,i de rnu.-
chos suicidas? ¿o es un. rnotivo poderoso para agradecer lo
que se nos brinda y un campo abierto a accio.,." .raliosas?
Alud o reforestación, esa i, cuestión (...).
""
1s8

queAnalicernos finalrnente
en cualquier otro caso,losirnporta conflictiaos,
períodosdar donde,
la respuesta rnás
adecua-
áa. Hay algó en nuestras vidas que está éñ qquilibrio inesta-
b1e. Qúira no esternos exentos áe val'ores peio no IóG, pode-
ñros conciliaf, o acaso la dicha nos sonríe desde una esquina
donde los valores están-ausentes. Inevitablemente debemos
tornar una decisión, pues no hacer nada tarnbién equi-vale a
tornar una decisión. Y toda decisipn tiene consecuencias.
Muchas personas sienten qus el''rniedo las invade cuando
piensan en esto. I§o hallan forma de arrnot:rizar 1o que pueden,
las
liberará y deben
quieren del dilerna.hacer y,
Pero la segúnno
rnuerte ellas,
resuelve la
sólo los rnuerte
problernas;
los desplaza hacia otras personas. Los deudos deberán cargar
con lo que el suicida se quita de encirrta, y no es una herencia
grata.
Lo que hace falta es coraje para vencerse a sí misrnoY, si es
preciso, para rentlnciar. Necesitarnos coraje Para tornar una
decisión cuando el curso futuro de los acontecirnientos es
incierto, aunque haya certeza en el akna. Por contradictorio
que parez.ca, rlna, de las curiosidades de la vida consiste en
que percibirnos el sentido con rnayor fluerza cuanto rnás
incornprensible nos resulta. Ciertamente, €s preciso tener
coraje para salir indernne de los conflictos, Pero tarnbién
confianza ef-L 1o que nos revela el silencio, Ia quietud. Pues en
el silencio y la quietud captarnos con nitidez las sutiles
pulsaciones del corazón que nos señalan el carnino de regreso
a la vida.
Lo dicho vale asirnisfno para las sociedades humanas. Las
culturas del bienestar, de la crisis y aquellas cuyos oalores están en
proceso de cambio tarnbién corren el peligro de corneter suicidio
colectivo. EI bienestar es Ia desviación excesivarnente fácil de1
térrnino rnedio
inclinaciones hacia forrnasque
saludable, genera
de vida y hastío
excesos El
perversas. estadoconde
necesidad es la desviación excesivarnente difícil del térrnino
rnedio saludable, que prornueve la corrupción y la apatía con
tendencias a recaer en forrnas de vida prirnitivas y anirnales.
El carnbio de valores, qlre siempre cornietaza con una decaden-
cia y no siernpre avanza hacia un renacirniento de éstos,
1,59

I
1
cortstituye la desviación conflictiva de la estabilidad, en la
que se ponen en tela de juicio los rnodos de vida tradicionales. dI
LJn buen ejemplo de ,la 'cornbinación de las tres culturas I
arnena zadas aparece en este extracto de la utopía de Karl
Michael Arrner, distinguido en 79BZ con el prernio al concurso I
de literatura de' la Editorial Luchterhand sobre el terna: ú
" ¿Córno vivirernos? "3e.
El relato gira en torno a Lln suicidio. Pero 1o que nos mu.eve
I
ü
a reflexión no es el salto al vacío de esta rnujer anónirna, sino
la reacción de los seres que la rodeanr habla de una é
rnuerte de otro tipo: Ia rnuerte de lo eue
hurnano. Se trata del
entierro de las sutiles pulsaciones del corazón, qrte han
ú
rnuerto en un contexto de bienestar exterior, crisis interior y é
desrnantelamiento rnoral. Para que tal utopía no se vuelva
realidad, cada urro de nosotros es llarnado a sacar provecho
a
é
de estos nnonnentos de cuestionarnient
cuestionarnientoo del sentido de nues-
tras vidas y rnornentos de inflexión, cualesquiera searr los é
indicios que los anuncian, para obtener a través de ellos las
é
rneiore" rL"püestas a las preguntas que suscitan.
q.,
**
I
Extr.a"eto de la utopía de K. M. Armer é
é
é
(...) No alcanzo a comprender del todo la perorata de F. Me
alegro de que por fin haya un poco de acción. En el piso é
oeinticinco una joaen se acaba de trepar a la barandilla del ü
balcón. Allí estd, en su batón floreado; se sostiene con una é
mano y mira hacia abajo.
"Se estápor desocupar un departamento", dice P. y sonríe con J
sarcasmo.
pregunto. , at
" ¿Por qué querrá pasar a ruejor oida?",
"TAl aez no le t¡endieron el producto de limpieza que necesitaba y
no pudo sacar las manchas de Ia camisa del aiejo", dice E. con
regocijo. "El tipo se enojó con ellay su mundillo se le oino abajo". ú

Karl Michael Arrner, "Die Eingeborenen des Betondschungels", en Der


3e
Aufstand der Radfahrer, editado por Ann Anders, Darrnstadt, lg\2-
4J
1
160
I
rr
I

IT "He" aquí el fin de la aida de una buena afila de cnsa", suspira
P. ¡Me contnueae Podría llorar a nlares".
r¡ Entre tanto, se ha reunido un gentío en la calle debajo de la
rI ttentana. También hay gente asontándose por las aentanas y
sqliendo a los balcones. Se oyen risas y el ambiente esfestirso.
f, ¡Por fin sucede algo
f, "No puede quejarse. A/o Ie falta público", dice F.
f, En ese preciso instante aparecen los móailes teleoisiaos. Miro
n el reloj. Tres minutos; no estd tnal -aunque se trate de los
I¡ ntuchachos del canal L6, que estri a la ouelta.
s ¡Tóntala defrente " , gritafrenéticamente el director al primer
"
camarógrafo. "Como una hormiguita en la jungta de asfalto.
rr Eso ittrpacta. Y la cámara lenta uiene bien de abajo, desde la
perspectioa de la rana. ¡Colócate exactamente debajo del bal-
rI cót't ¡Como si cayera directamente dentro de la cámara ¿eué
n estnrcí esperando esta imbécil para saltar? " .
" "
n ,: \,/ nfi1os , salta
o que sabes hacer ".
, grita Ltno de los espectadores. " ¿Muéstranos
f, " -ldelante, queremos aer algo
,' ", brAmA otro, mientras apresta

anrI su
Ls crítnara fotogrdfica
tnujer se desde un balcón aecino.
aueloe, confundida. En el departarnento a sus
es¡taldas se perciben mooimientos precipitados. parece que
algttnos, ni lerdos ni perezosos, ya han comenzado a apoderarse
f, del botín.
n súbitamente, a algunas casas de distancia, se oye la sirena de
a bontberos. ¿A qué aienen éstos? Maldición, no queretnos
a presenciar una acción de salaamento sino un buen salto, con
ntuchas aíscera.s y sangre. En un santiamén, algunos especta-
a dores han bloqueado el paso con los atttos estacionados en las

1 inmediaciones
del balcón, peropara impedir
"estos los bomberos se sitúen debajo
quesintpleTnente
brutos" los quitan de en
aa medio con su potente camión.
) No signrfiro que hayan derrotado al público. vuelan botellas
a que ran a estrellsrse contra los neumdticos del camión de
bomberos. Uno después de otro quedan en llanta. Los bomberos
t saltan a tierra con los neraios d, puntn. Intentan extender la
a 767
J'

J
J
lona de salaatnento. Desde Ltna aentana alguien arroja un
cóctel molotoo dentro de ella.

Esto colma la pacieicia del jefe de boruberos. " ¡Maldición é
¿Estcín todos locos? " , aocifera. Atro entiende que él y sus
hombres están perturbando el espectáculo; que les estdn echan-
a
do a perder la fiesta (Al fin y al cabo, todos tenentos derecho a G
un poco de diaersiórt, ¿o t'to es así7), ú
En el entreaero son pocos los que reparan en que finalntente la ü
mujer salta. Menos mal que esta noche todo podrá aerse por la
tele en cántara lenta.
a
é
J
a
t
a
é
-
aa
a
a
a
a
a
a
a
a
a
J
762 a
'.,

¡
I
I
¡
"áRecoRDANDo coN ¡R qi,,
I La falla en la rnirada retrospectiva
T y su significado en psicoterapia
I
¡

I¡ En la práctica psicoterapéutica es frecuente encontrar


I rersonas qu-e "rectlerdan con ira". ¿Qué recuerdan? En;;;;,
¡ -a-' fallas en la educación que les d"ieron sus padres
ecs' a quieT": cr-r-lpan qg. sus propios defectts o allega-
I a:undante la bibtiogrifiu que ,..ri, esta t".,J".,cia psíquibos. Es
en psico_
¡ - -- Eía - L a rnirada .ét.ospáctiva tarnbién
:arte, a sit,aciones políticas y sociales adversas está dirigida, en
I que irnpera_
ban cuando eran jóvenes y, según eilos, son las responsables
I 'ie su desdicha- LIna serie-de
I son
"rnirad'el suelo nutricio e tárías sociológicas y sistérnicas
.utfo;;".;;; ;;1:"",, 1T::::1LH:",'S::;; 5: l:
I nfancia y juventud sino que se conforrna con un período
t reciente, va dirigida contia ernpleadores o cole gas, rnás
o cornpañeros a los que se respon sablliza pá. problernas cónyuges
t insuperables, estrés y iensiones áe todo tipoi
I \Io rne detendré a anali zar córrto se crispa y enturbia el
universo psíquico y espiritual de una persona que
constanternente esta "rnirada retrospectiva con itá,,. cultiva
írnites a la fantasía en No hry
dilucidaryotra cuestión,loeÁ a eilJarespecta.
decir,
que qué punto Mesueren
propongoser
objetiwas justificadas estas miradas, pues no es nada nuevo
para la investigación psicológica ..r-,pí.i., que r",
ecLlerdos pueden incurrii en errores l"r.-"" I
ognitivas", corno se las denornina-, entre las -las,,trarnpas
cuales está el
163

a
a
fenórneno apasionante de la " falla gn la mirada retrospecti-
vá". Fue descrita por prirnera vez en la década del 70 por B. aa
Fischhoff y G. Wood y analizado en tralrajos medulósos a a
comienzos de los 90 por los científicos I. J. Christensen-
Szalanski & C.F. Willharn, S.A. Hawkins & R. F{astie, R. pohl a
y C. Schrnidt. Sin ernbargo, hasta el nlornento la irnportancia
de los resultados de estas investigaciones no se refléja cabal-
a
rnente en el cuerpo conceptual de la psicoiogía. a
La falla en la rnirada retrospectiva es el falsearniento clel a
recuerdo
niones enjtricios
y los 1o atinente al estaCo
del pasaCo, provocacLo Ias opi-
por: la inforrr'tr.ió.,
clel conocirniento,
que se ha adquirido entretan to. f,os nortearnericanos lo a
definen corno "biaseci judgenren,is oÍ' pasi events after the a
outcornes are known " c) 'ithe iii.,; lr' -i i-ai i-aiong -e.ff ect" . Se
trata, en térrninos generales, c1e ccncepir;s clefor'-in¿rd.os acer- a
ca d"e hechos pasados. Rüdiger' [-'o;:ri, a
lJniversi-
¡:ro{:eiirf,1' cle la
clod Eichstátt, r'ecurte a .u-r sán.illo ;:rEitoci<-r .:xperirnental para
el fenórneno4t):
a
d-ernostrar
a
Se solicita a deiernúnndcs ii¿t::ot" .(ts ilt,tr: resuoridñn a diaersas a
preguntas que difícilmente conozcan, por ejernplo, ia longitud
del Danubio. Des?tlnL<s cle slrrin t/¿:tlue, se les ¡srovorciona la a,
soluc:iótl correctt; a'ias pregu.vttgs, l st íc.s ittsirr, n recordnr las a
resp-uestas que han ciadr¡. Er; -frecue¡tte encontrar tlue, en estos
ctlsos, creen recorCar hr¿ber Aaclo respuestas qtr: se eficiientrsit
a
e?t L tt punto intermedio o rnrÍs cerca. ¡ie las resp uestas correctas. J
En eI eiemplo ciel Danubio podría sucede'r que tnifr personfi
calcuia "2.200 knt", luego se ente'rs de la respuesta co-rrecta
a
( 2.8 52 km) y rectterds 'haber calculaclo " 2.400 km" . Este
J
fenómeno se de.iine cotno falla en la mirada retrospeciiaa. Es a
Ja
Tttuy concluyente y ha sido corroboradc Ltor nutnerosos estudios
posteriores
En sus trabajos, Rüdiger Pohl hace notar el peligro que J
entraña ser víctirna de una ilusión de este tipo. La rnirada J
Rüdiger Pohl, "Der Rückschaufehler - eine systernatische Verfálschung J
a
ao
der Erinnerurrg", en Report Psychologie 21 (8/96), BDP, Bonn.
1,64 au

, e ec o, que e que a arro a es mayor


J
ie 1o que era cuando sucedió lo que evoca. pero en el
T :ranscurso de la vida aurrtenta el conocirniento de los resulta-
ios de acontecirnientos anteriores. Si un hornbre solicita un
:

rT :reinta los treinta


ernpleoyacuatro sabe perfectarnente si lo
años, no sabe si obtenclrá.
lo obtuvo Pero
o no a los
y cuáles
;ueron las consecttencias que se derivaron de ello. El conoci-
=iento qlle adquirió entre tanto influye en los recuerdos que
T :iene sobre ia apreciaciórr que en sLl rnornento hizo aJ la
r -'ltnación -r' 1o inciuce a juicios erróneos que se exroresan en
:rases tales conlo: "Se supone qt-le así debía venir", "d.ebí
¡ sai:er1o desde un principio", "no podía esperarse otra cosa,,,
t = r,tétera.
T El misrno falseamiento de los juicios por retrospección tarn-

tt ién se en
ra¡iórl transrnite a personas que en al
el evocar
pasado rln
tu.¡ier:on partici-
L-
los hcchos, por ejemplo., accicleirte. La
::c¡nst:'trcción pei'rnite entender dr posteriori córnc¡ oc,.rrrió iocio.
I Pe;c eI conocirniento logrado posteriorrnente es engañoso, pues
-''-lgiele que putdo haber siclt-¡ controlado y evitaCo, 1o ..rá1 r,o
I :--í-.c,:a.r.'iar¡rente es así, y va acornpafiado
de reproches a los
I ¡':je,--r¡s implicados ("¿Pero no se dieron cuenta de tal cosa?",
'ccorl1c es posible que pudieran hacerlo?", "yo habría actuado
t de ctra rrlarlera", etc.) Rtidigei' I'oh1 rnenciona la hisioriografía
t -*-;:i1.i uit ejc.mplo .oerfecto de procesos sociales v políticos qLle
res uitan cornprensibles
aT r¡iirada retrospectiva aparecen ¿t las
a posteriori, y que en basé á hposterior-es
generaciones
corno "susceptibles de haber sido previstos y corregidos a
fatta en 1¿r

I, tir.rnpo", lo cuai segurarnente no fueron.


o c¡t1e sorprencle a los científicos es que los intentos por
l'educir los errores en el laboratorio rnediante rnanipulación
I tuvieron escaso éxito. Por consiguiente, se abandonaron las
I "explicaciones rnotivacionales" que pretendieron clarse en la
década del 70 a la falla en la rnirada retrospectiva. Es tas
a sostenían qr-to la persona tenía rnotivos (¿inconscientes?) para
desear retocar o encubrir
Ia Danubio que hernos rnencionado el pasado.podría
Por ejernplo, con que
en el casó
"rpe.rlarse
1os voluntarios que se prestaron al expérirnento qr.rir.,
del
I quedar corrlo Personas rnás inteligentes ante sí rnisrnós o los
I 765
I

a
exPerimentadores/ acercando trarnposarnente sus respuestas é
originarias a la longitud real del Danubio. Pero el rnisrno é
error se produjo cuando debieron calcular lo que personas J
desconocidas opinarían acerca de la longitud del Danubio y
reconstruían mentalrnente estas respuestas después de obte- a
ner la inforrnación pertinente. En este caso, no favorecían la ú
irnagen positiva de sí rnisrnos ni otros aspectos socialmente ú
prestigiosos
ú
A comienzos del gO, las "explicaciones rnotivacionales"
fueron
to, sabernos que el por
sustituidas "explicaciones
fenórneno cognitivas".
"refleja nuestra Entretan-
capacidad
ilirnitada de aprender" (Poht). Toda nueva inforrnación es
casi
aa
ú

inrnediatarnente "encodificada" por el cerebro hurnano en el


acervo de conocirnientos del que dispone la person a, el cual a
se " actualiza" , o sea, se rnodifica. La falla en la rnirada a
retrospectiva, que por su denorninación y descripción nos da
una irnpresión negativa por errónea y engañosa, en realidad a
curnple una función erninente de prirnordial irnportancia l
irnpuesta por lp naturaleza, pues es preferible
^"i"rr-rpre para nuestro
bienestar r.ri.r..ivencia aténerno" ai estado rnás é
reciente dei nuestra interpretación y juicio que acurnular en la
rnernoria lo que sucedió hace tiernpo. a
Para volver al ejernplo del Danubio: sirnplificando, p od e-
rnos decir que desde el punto de vista neuronal hry dos a
slrrcos de Ia rnernoria sepárad os, para la respuesta originaria a
dada por nosotros y para la recibida. Cuanto rnás se acentúa a
eI surco para la respuesta recibida, tanto mayor será luego la
falla en la rnirada retrospectiva, corno 1o dernostraron las a
rnediciones de W. FIellal y otros. VaIe decir gue, cuanto rnayor
es la intensidad cor:r que se elabora una inforrnación, tanto
J
rñayor
surco deserá su influencia
la rnernoria para Iasobre el recuerdo
respuesta adquierereconstruid,o;
el
rnás peso cada
vez. La coexistencia d.e los d-os "srlrcos" dificr.rlta el acceso al aJJ
surco de la rnernoria anterior, hasta que finaknente es susti-
tuida enterarnente por el nuevo. ¿

\^/. F{e11, "Gedáchtnistáuschungen", en: W. Hell/K. Fiedler,/G. Gigerenzer


41
J
¿
(ed.), Kognitiae Triuschungen, Spektrunt der Wissenschaften, págs. 13-38.
1,66 .l
- -'
-

\
)

J) ftefiexionerrros ahora acerca de la irnportancia que este


:¿nórneno, poco tenido en cuenta, adquiere en psicoterapia.
J * diá1ogo psicoterapéutico habitualmente consiste en que el
; ::niunta sobre la vida pasada de éste. Esto se debe a Ia
n : e.esidad .iru tiené el paciente de hacerle saber al terapeuta
s --- ;ue 1o oprirne. Por cierto, todo problema tiene su génesis.
--, -:nque esta rnirada retrospectiva asr-lrne hoy en día Lrn
a :::acter rnás dialogatr que antes, es evidente.que el terapeuta
:: Cispone de recuerdos acerca de la vida pasada del pacien-
ass r= . sino qLre d ebe recurrir a los - recuerdos de éste para
:="i¡ndear sus conocirnientos. Si el recuerdo está distorsiona-
; I pror la falla en la rnirada retrospectiva, el conocirniento del
; :eral-reuta tarnbién lo estará. No poderrros dejar de cuestionar-
s :^.ls Perentoriarnente si es posible que eñ base a inforrnaciones
;rstcrsionadas el terapeuta puede prestar ayuda adecuada o
a =-.por e1 contrario, la ayuda rnás adecuada que puede prestar
en efectuar una prudente "contra-distors ión" .
: -- nsiste
,
Para resPonder a esto; volvarnos a revisar brevernente
f, ;;áncio se incrernenta en el paciente el peligro (o la oportuni-

a ;ad l, de una
acorrtece fallaotro
cuando en lasurco
rnirada
conretrospectiva. Corno dijirnos,
nl'levas inforrnaciones inter-
fiere en nuestra rrrernoria con el anterior. Por consiguiente,
a .quién o qué instala nuevos surcos en la rnernoria del pacien-
re? ¿Quién le dice, por así decirlo, cuál es la longitud real del
4 Danubio? Entre las nurnerosas variantes posibles rrre referiré
Á a dos, las rnás corrrunes y las rnás estériles.
a
a Variante I: eI nuevo surco se instala en la
)) memoria desde afuera
) El paciente busca apoyo en libros de psicolo gía y lee sobre
1a relación entre una infancia cargada lle conflictos emociona-
)
les y los trastornos psíquicos del adulto. Acude al consultorio
) del terapeuta, quien 1o exhorta a que observe detenidarnente
a los factores que pudieron haberlo perturbado err su niñez. Al
) 767
)

II
volver detenidarnente sobre el pasado y colocarlo, por así ¿
decirlo,bajo una lente de aurnento, realza los acontecirnientos ¿
dolorosos y tristes de su vida. ]unto al antiguo surco de la
rneñroria, donde se ordenaban y ordenan cronológicarnente
todas las experiencias buenas y rnalas que conn:rueven y a
agitan el alrna hurnana, se va abriendo otro surco que se forrna a
al seleccionar y poner el peso exclusivarnente en las experien-
cias negativas (las cuales, se considerá, son las responsables a
de los trastornos que padece la persona). Éste le inlorrna, ya a
su infartcia,
rto la longitud
acerca de cuán terribledel sino iuán atroz ha sido
"en realidad".
frteDanubio,
a
Poco a poco se va instalando lo que señalan las rnediciones
de W. Hell: cuanto rnás profundo es el segundo su.rco (una o a
dos sesiones de " actttalización de la niñez" por sernana
aceleran proporcionaknente el proceso), tanto rr-ryor
a
será la
falla en la rnirada retrospectiva. El recuerdo reconstruido le a
hace valorar su vida en forrna cada vez rnás negativa y J
torturada. No sólo esto: considera en forrna creciente que su
"tortrrra existencial" pudo haber sido prevista y evitada por r
aquellos
parientes,qu€ lq etc. noTiende
originaron.
rnaestros, ignoraban lo
a creer que le
que suscausaban
padres,
comportándose corno lo hacían. Creerá, incluso, que 1o hacían
intencionaknente. Se ha preparado eI terreno para un "re-
aa
cuerdo perrnanente con il.a". una advertencia al respecto la J
encontrarnos en Peter Fiedler, profesor de la universidad de
Heid"elberg, quien escribe 1o siguiente acerca de los "trastor- J
nos de identidad disociativa" (antes: patologías histéricas)a2: J
La teoría de muchos terapqutas, que sostienen que los " trastor-
a
nos de identidad disociatioa" se remontan necesariamente al J
JJ
incesto en edad
neos. Dado temprana, pueden lleaar a diagnósticos erró-
que los pacientes disociatiaos se caracterizanpor ser
sumamente sugestionables, se corre el riesgo de que el terapeuta
" constrltya" realidades junto con el paciente para que éste las
elabore. Esto sucede, por ejemplo, cuando intenta sacar a la
a2 Peter Fiedler, "Dissoziative Identitátsstórung, multiple Persónlichkeit
und sexueller Missbrauch in der Kindheit", en: G. Arnman/R. Wipplinger,
Sexueller Missbrauclt, Tubinga, 1,996.
1,68

superficie supuestos recuerdos trautntíticos inconscientes, re-


curriendo a nrcnudo a métodos hipnóticos. sugiero qtre el
terapeuta se abstenga prudententeníe de expresarlales siposi-
ciones, a lnenos que el paciente tnisnto aluáa a experielci'as de
abuso deshonesto o de incesto. Et proceso terapéutico no debe
estar determinado por la tentatiaa de reconsiruir supuestas
experiencias traurnáticas en base a hipótesis, sino por el
esfuerzo por integrar los diaersos "roles'; y ayudar al páciente
a hallar un contexto de sentido en su oiia interior.

La últirna frase de l¿a cita de Peter Fiedler se inspira en los


conceptos señeros de viktor E. Frankl, a los que volveré a
hacer referencia. Limitérnonos por ahora a dejar^sentado
9u€,
contradiciendo toda intención [erapéutica, es posible instálar
r¡n slrrco nuevo en la rnernotia, que.,,transcrlte,, el antiguo e
in p*.1. al paciente a evaluar su historia y su pasado en forrna
rrás desdichada de lo que realrnente fue

variante II: el nuevo surco se instala


memoria desde' adentro en la
supongamos gue 1., persona es consciente d,e una curpa
Por 4go que ha hecho. Tiene, corno se suele decir, rnala
conciencia- En realidad su conciencia no es mala sino excelen-
te, ya qr" está en condiciones de señalizar desagrado si ha
corretido una falta. Representa la "cornisión de étila,, quunos
insta a reparar, reconciliar y aprender. supongar,os, errrpero/
1t'"_ esta Persona desea eiradicar de su interiór tal sensáción
de desagrado, qug cumple
de elirninar la cqlpa, pretende
la función
quitarse de encima los
de advertencia. lugar
En senti-
mientos de culpa. Pará ello r.".ri.u al sencillo expediente de'
reprirni. y aturdirse. La .or,ci"ncia, empero, es tan persisten-
te que aun en estas.-condiciones ocasionaknente se hace oír.
Ahora bien, hry Lrna rnanera más cornplicada de aplacar la
conciencia, qug ." compartiendo la culpá .or, otras personas
o sucesos. se ofrecen atenuantes ala,,córnisión de éú.ca,,, que

169

Se expresan PoCo rnás o rnenos en estos térrninos: "ES cierto


JI
t
¿
que hi." tal y tal cosa, pqro el otro es rnás culpable que y-o"'
Éor 1o generál, este autóengaño funciona a las rnil rnaravillas.
¿Por qlreZ Porque la falla en la rnirada retrospectiva contribu-
lu uqü" así seá. una vez qLre se corniet:.za a andar este carnino,
a
é
no sá hará rnás que recórdar aspectos negativos del chivo
ernisario escogido. El "registro de pecados" del otro, confor- é
rnado rnediante esta selección, se transforrrla en un nLlevo é
ySurco en la al prirnero.propia
rnenloria no quedatá
Prontoque, duda alguna
con el tiernPo,
aJ
desplaza se SuPerPone
acerca
de latulpabifi¿aa del otro, y el sentirniento de culpa propio
habrá desaparecido. a
Un excelente campo de observación 1o constituyen las
a
relaciones sentirnentales triangulares. Se supone que, en estos
casos, tres d.estinos hurnanos se hallan irnbricados Para su
desgracia- 'El destino del "cornpañero fiel.", que se siente
a
t.r.Igonzado, desesperado y ."lo"o. El del "Cornpañero in- J
fiel" gu€, desgartráo .entre dos alnores, está tenso y a la
-tercer e_l "intrtlso", que siente
a
inseguro,
d.efensiva.ternetoso
En elugat,
..,.ri.áirble. Pero ya sea que se
9.1
insatisfecho. |rIo las
calrnen aguas o":
es una constelación
terrnine en una seParacién, hry un factor penoso: el de 1a
la crisis aa
desvaloración de t" vivido anteriormente en pareja. En la
mayoría d.e los triárlgulos sentirnentales ,la desaaloración patte a
del "cornpañero infiéL" , crtya (rnala) conciencia se hace oír rnás a
rotund.aÁente. Revoca el "sí" que dio una Yez y se siente
obligado ante sí rnismo a dernostrar que trlvo ltn rnotivo
a
valáero para actuar de tal rnanera , -tarea difícil, rnás aún Ia si a
hry hijos implicados-. Pero la solución está al alcance de a
,r,á.o,-el otró el
a- d.esvirtuar
debe
" sí" que cornetido
haber los errores
dio una vez. De ahora 1o llevaron
que en rnás , la
rnirada retrospectiVa áel "cornpañero infiel" sobre el per:íodo aa
que compartié con su prirnera pareja se irá transforrnando en
ün esfu "rro por "u.rgai las tintas sobre los aspectos negativos
a
del "cornpañero fiel". a
' A nadie sorprerrderá que los encuentre. En cada uno de a
nosotros vive L., diablilio oculto. Si entre los trastos del
recuerd.o eI "cornpañero infiel" saca a. relucir todas las horas
a
1.70

.--

difíciles vividas con su "cornpañero fiel" e ignora las otras, las


herrnosas que pasaron"juntos, irá forrnándose un segundo
sL¡.rco en la rrrernoria que seqvirá para exculparlo. Así corrro err
el experirnento rnencionado la solución era: "El Danubio no
tiene una longitud'de 2.200 krr, sino de 2.852krr.", aquí será:
"Tu esposo / a no es un buen iornpañ,ero/ a con ciertos defec-
tos, sino Lln rnonstruo áborrecible'í.rnposibte de soporta r" . El
salto a Ltn costado corno consecuencia lógica . se ha vuelto
presentable..
Flasta el firomento,'
motivacionales, dirnos prioridad
pero los cognitivos a los elernentos
dan otra vuelta de tuerca
aI asunto. El experirnento nos dice que rnás adelante,-:cuando
el nuevo surco instalado en la rnernoria se ha profundizado,
eJ gue es probado cree sinceramente que evaluó la longitud
del Danubio en 2.400 krn. Basándose en la selección .,.gáti.rt
de los factores de su vi'da en pareja aI evaluar'retrosp.iti.rr-
mente srl prirnera relación, el "cornpañero infiel'; creerá
sinceramente que estaba condenada al fracaso desde Lrn
principio, que siernpre había querido ponerle fin, etcétera.
deraA todo
[ue,
esto, zeué sucede
suponiendo con elcornetido
que hubiera "cornpañero fiel't? Consi-
errores, ya los ha
pagado con su sufrirniento. Sufre por partida doble: por la
infidelidad de su compañero / a y por ,la desv alorización de
aquello que crearon, construyeron y vivieron juntos, rnirando
esPerartzados hacia el futuro. ¿Es posible que de un rnomento
a otro tod o lo vivido sea nulo e insignificante? Si 1o traicionan
los nervios, es posible que se deje arrastrar hacia actitudes
innobles, con las que agrava aún rnás la situación existente.
Por su parte, refuerza la opinión del "cornpañero infiel,,
(distorsionada
ha por Ia falla
estado encádenado la rnirada(...).,D.
a unenmonstruo retrospectiva) de que
ahí en mas, lo
que queda es una "rnirada retrospectiva perrnanente cón iÍa,,
por parte de arnbos.
Los ejernplos bosquejados pueden adaptarse a conflictos
sociales, roces en el trabajo y dernás relaciones hurnanas. Por
consiguiente, la falla en la rnirada retrospectiva, que constitu-
ye un "subproducto inevitable de la adaptación y actualiza-
177

a
ción neuronal constante de raíz biológica de los conocirnien- Ja
tos en base a la inforrnación, los juicios y las prioridades rnás é
recientes" puede resultaf surnarnente dañina, perturbando
los vínculos entre las personas. ¿Pero podrá tener un rédito J
favorable desde el punto de vista terapéutico? é
Me retrotraigo nuevamente ala afirrnación de Peter Fiedler é
de que el terapeuta debe ayudar a su paciente a encontrar un é
contexto de sentido en su vida pasada. hdo es posible sobre-
estirnar la genialidad
fundarnentales de viktor
se inspira Fiedler. Frankl, endecuyos
E. Ningurro conceptos
los tres prd."" éé

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