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HISTERIA
FREUD
El factor accidental posee en la histeria un valor determinante. Tras todo fenómeno histérico se encuentra un trauma psíquico de base y, con frecuencia, la causa de
tales fenómenos patológicos se encuentra en la infancia del paciente.
El trauma psíquico, o su recuerdo, actúa a modo de un cuerpo extraño, que continúa ejerciendo sobre el organismo una acción eficaz y presente, por mucho tiempo que
haya transcurrido de su penetración en él.
El proceso causal actúa después de largo tiempo y de modo inmediato como causa inicial, del mismo modo que un antiguo dolor psíquico recordado en estado de
vigilia provoca todavía las lágrimas. Así pues, el histérico padecería principalmente de reminiscencias.
La debilitación o pérdida de afecto de un recuerdo depende de la descarga de dicho afecto, bien por reacción o por asociación, o del olvido, que desgasta las
representaciones carentes de eficacia afectiva. Los recuerdos que corresponden a traumas no han sido suficientemente descargados.
Hemos hallado así que los distintos síntomas histéricos desaparecen inmediata y definitivamente en cuanto se conseguía despertar con toda claridad el recuerdo del
proceso provocador, y con él el afecto concomitante, y describe el paciente con el mayor detalle dicho proceso, dando expresión verbal al afecto.
Estos sucesos, si bien conservan su nitidez y acentuación afectiva, faltan totalmente en la memoria, serían solamente accesibles a través de la hipnosis.
En la histeria se produce una disociación de la consciencia, evidenciada por estados patógenos (hipnoides) y recuerdos que no aparecen en la memoria del enfermo.
Esta disociación se da en dos grupos psíquicos separados, consciente y no consciente, o segunda consciencia, donde surgen representaciones excluidas del comercio asociativo
con las representaciones conscientes, pero asociables entre sí.
El síntoma histérico pertenece entonces a una extensión de este segundo estado a la inervación somática. Durante el ataque, el dominio sobre la inervación somática
aparece sobre la conciencia hipnoide. Pero la consciencia normal no queda anulada del todo, y puede percibir los fenómenos motores del ataque, aunque los procesos
psíquicos del mismo escapan a su percatación.
Habla nuevamente de la escisión de la consciencia y de las diversas opiniones entre Janet y Breuer acerca del origen de esta.
Para Janet la escisión es un rasgo primario de la histeria, que se da debido a una debilidad congénita de la capacidad de síntesis psíquica, o sea de una angostura del
campo de consciencia.
Freud desestima la concepción de Janet por considerar primaria la escisión de la consciencia y por adjudicarlo a una degeneración congénita, mantendrá que la histeria
es adquirida.
Por el contrario Breuer dirá que la base y condición de la histeria es la existencia de estados de consciencia oniriformes, con disminución de la capacidad asociativa, a
los cuales denomina “hipnoides”. La disociación de la consciencia es entonces secundaria, motivada por el hecho de que las representaciones surgidas en los estados hipnoides
se hallan excluidas del comercio asociativo con los restantes contenidos de la consciencia. A este tipo lo nombrará histeria hipnoide.
Otro tipo es la histeria de retención donde la disociación de la consciencia ocupa un lugar menos importante, en estos casos perdura la reacción al trauma y pueden ser
curados por la derivación del mismo.
Freud distingue de estas dos la histeria de defensa. Son pacientes que habían gozado de salud psíquica hasta que surgió una representación inconciliable para el yo, que al
despertar un afecto tan penoso, movió al sujeto a olvidarlo (rechazo voluntario). A pesar de este olvido no puede hacer desaparecer la huella mnémica ni el afecto a ella
inherente. La solución sería debilitar la representación despojándola del afecto, entonces no aspirará ya a la asociación y no causará malestar.
Hasta aquí muestran la histeria, la fobia y las neurosis obsesivas iguales procesos. No así en adelante. En la histeria la representación intolerable queda hecha
inofensiva por la transformación de su magnitud de estímulo en excitaciones somáticas, proceso para el cual propone el nombre de conversión
Mecanismo específico de la HISTERIA: Conversión: Transpolar la suma de excitación psíquica a una parte del cuerpo.
En “La represión” Freud dice que la forma más lograda es la conversión, porque lo somático está bien separado de lo psíquico. En cambio en la neurosis obsesiva y en
la fobia la defensa tiene que estar actuando todo el tiempo y hay mayor gasto psíquico.
El lugar del cuerpo a dónde se dirige la suma de excitación siempre está en relación con el suceso traumático. Esta representación de la que se sustrae el afecto
igualmente conserva su carácter de huella mnémica, que formará parte de un segundo grupo psíquico.
El método catártico de Breuer consiste en crear un retroceso de la excitación desde lo físico a lo psíquico, solucionar la contradicción por medio del trabajo mental del
sujeto y descargar la excitación por medio de la comunicación oral.
Freud sostiene que la fantasía tiene gran relación con los síntomas histéricos. Estas fantasías tienen su fuente y prototipo en los sueños diurnos de la juventud. Son
satisfacciones de deseos nacidos de una privación y un anhelo.
Pueden haber sido siempre inconscientes, teniendo su origen en el mismo, o pueden haber sido conscientes como sueños diurnos que se sobrecargaron de afecto y se volvieron
inconciliables, reprimidas y enviadas a lo inconsciente, momento en el que pueden devenir patógenas y exteriorizarse en síntomas y ataques.
La fantasía inconsciente tiene una importantísima relación con la vida sexual del individuo, pues es idéntica a la que él mismo empleó como base de la satisfacción
sexual en un periodo de masturbación infantil.
Cuando el individuo renuncia a esta modalidad de satisfacción infantil queda anulada la acción, pero la fantasía pasa de lo consciente a lo inconsciente, y cuando la
satisfacción sexual no es sustituida o sublimada, quedan cumplidas las condiciones para que la fantasía adquiera nuevas fuerzas y consiga exteriorizarse bajo la forma de un
síntoma patológico.
Los síntomas histéricos, entonces, son las mismas fantasías inconscientes exteriorizadas mediante la conversión. En tanto que son de carácter somático, las zonas
afectadas van a tener relación con las que anteriormente acompañaban a esas fantasías. De este modo queda abandonado el onanismo y alcanzado, aunque nunca por
completo, el fin del proceso patológico: la satisfacción sexual.
Un solo síntoma corresponde a varias fantasías, conforme a ciertas normas de composición.
Características del síntoma histérico:
1. Es el símbolo mnémico de una vivencia traumática sexual
2. Es la sustitución por conversión del retorno asociativo de las experiencias traumáticas.
3. Es siempre un cumplimiento de deseos.
4. Es la realización de una fantasía inconsciente puesta al servicio del cumplimiento de deseos.
5. Sirve para la satisfacción sexual y representa una parte de la vida sexual de la persona.
6. Es el retorno a una forma de satisfacción sexual realmente utilizada en la vida infantil y después reprimida.
7. Es un compromiso entre el deseo, que tiende a la exteriorización de la pulsión, y la defensa, que tiende a evitar tal exteriorización.
8. Puede acumular fantasías de las más diversas, pero siempre hay una vivencia sexual puesta en juego.
9. Es la expresión de una fantasía masculina y de otra femenina, ambas sexuales e inconscientes. La histérica asume ambas posiciones. Freud señala esto
como la significación bisexual de los síntomas histéricos.
Los ataques histéricos son fantasías proyectadas sobre la motilidad y mínimamente representadas. Esta representación mímica (el ataque) sufre, por medio de la
censura, modificaciones análogas a las del sueño, ocultando así la fantasía representada.
El ataque se vuelve incomprensible por diversas razones:
1. Condensa múltiples fantasías. Los elementos comunes de las fantasías forman el nódulo central de la representación. A veces también se hacen
necesarias múltiples formas de ataques.
2. El enfermo busca representar los dos papeles que emergen en la fantasía por identificación múltiple y por la significación bisexual del síntoma.
3. La inversión antagónica. Las partes representan un papel contrario al de la fantasía
4. La inversión del orden temporal de la fantasía representada. De lo posterior a lo anterior, es decir, comienzan por el final para terminar por el
principio.
La emergencia del ataque histérico obedece a leyes fáciles de comprender. Ya que el complejo reprimido consta de una investidura libidinal y un contenido de
representación (fantasía), el ataque puede ser provocado:
1°. Asociativamente, cuando el contenido reprimido es aludido por un suceso de la vida consciente
2°. Orgánicamente, cuando, por causas internas somáticas o algún influjo psíquico externo, la carga de libido sobrepasa determinado nivel
3°. En servicio de propósitos primarios, como el refugio en la enfermedad, cuando la realidad es imposible de tolerar, a modo de consuelo.
4°. En servicio de propósitos secundarios, con los que se ha aliado la enfermedad, en cuanto que la producción del ataque facilita un fin conveniente para el
enfermo.
En cuanto a la 3° y 4° opción se destaca que detrás del síntoma existe una ganancia.
LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS (1900)
La paciente llega intentando refutar la teoría de que todo sueño es un cumplimiento de deseo, presentando uno donde se le niega precisamente un deseo.
“Quiero dar una comida, pero no dispongo sino de un poco de salmón ahumado. Pienso en salir para comprar lo necesario, pero recuerdo que es domingo y que las
tiendas están cerradas. Intento luego telefonear a algunos proveedores, y resulta que el teléfono no funciona. De este modo, tengo que renunciar al deseo de dar una comida”.
La paciente se ve en la necesidad de crearse un deseo incumplido en la realidad. Tiene el deseo de comer caviar, pero le ha pedido a su marido que no se lo traiga.
El día anterior había ido a visitar a su amiga, de la que estaba celosa porque su marido le prestaba atenciones. Por otro lado, estaba tranquila porque su amiga era
delgada y a su marido le gustaban las mujeres más rellenas. Su amiga habló durante la visita de su deseo de engordar, preguntándole cuándo la invitaría a comer, “ya que en su
casa se come maravillosamente”.
En cuanto al desplazamiento del caviar al salmón explica que la amiga se creaba también el deseo incumplido de comer salmón.
Su deseo sería propiamente, el de no cumplir el deseo de la amiga al no poder dar otra comida que el salmón. Pero sueña que el deseo no se le realiza a ella misma. En
base a eso Freud dice que ha oficiado una identificación a la amiga, y como signo de tal identificación se ha creado ella misma un deseo insatisfecho en la realidad.
La identificación es un mecanismo muy importante en la creación de los síntomas histéricos, y constituye el medio por el que los enfermos pueden expresar en sus
síntomas los estados de varias personas y no solo los propios. De este modo sufren por todo un conjunto de personas y pueden representar toda una obra ellos solos.
La medicina podrá objetar que es imitación histérica, pero esto no es un proceso consciente. La identificación no es una simple imitación. Se trata de una apropiación
basada en la misma causa etiológica. La reivindicación etiológica es un querer ponerse en el lugar del otro y atribuirle a ese otro algo que uno querría tener.
Freud plantea que la identificación es utilizada casi siempre en la histeria para la expresión de una comunidad sexual. Hay una comunidad de deseo, porque la
identificación al síntoma del otro es en base a su deseo, y lo llama identificación a un tercero merced al síntoma.
En base a lo expuesto podríamos explicar el proceso en la forma que sigue: la sujeto ocupa en su sueño el lugar de su amiga porque ésta ocupa en el ánimo de su
marido el lugar que a ella le corresponde y porque quisiera ocupar en la estimación del mismo el lugar que ella ocupa.