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Sheila Sánchez Sánchez

Caso práctico “Estado de Necesidad” Derecho Penal

1. ¿Concurre estado de necesidad?


2. En caso afirmativo, sería una eximente completa justificante, eximente completa exculpante o
eximente incompleta.

La jurisprudencia en general viene siendo muy restrictiva a la hora de admitir la eximente por necesidad
económica en los delitos de tráfico de drogas ya que considera que el bien lesionado es la salud pública y
es muy superior a cualquier problema económico que pudiese afectar al agente.

El caso de tráfico de drogas y partiendo de una lógica basada en una escala de valores no ofrece ninguna
duda de que el tráfico de drogas entraña una gravedad mucho mayor que cualquier problema económico
que pueda afectar al agente comisión por muy agobiante que sea este problema. Por ello la jurisprudencia
es proclive a entender que este delito no cabe ser compensado ni de manera completa, ni incompleta con
la necesidad de tal remedio económico ya que es tanto la incidencia negativa o catastrófica que provoca
en nuestra sociedad en todos los niveles tanto personal, familiar.. etc. que hace difícil comprender que una
persona pueda llevar a cabo la venta de drogas para obtener unas ganancias y solventar su situación por
muy grave que sea.

El artículo 20.5 del CP. exige que en el estado de necesidad tienen que concurrir los siguientes requisitos:
que el mal causado no sea mayor que el que se trate de evitar, que la situación de necesidad no haya sido
provocada intencionadamente por el sujeto y que el necesitado no tenga por su oficio o cargo, obligación
de sacrificarse.

Respecto al estado de necesidad en el delito de tráfico de drogas la jurisprudencia ha sido y es muy


contraria a la hora de apreciar el estado de necesidad como eximente completa en el delito de tráfico de
drogas, al tratarse en la mayoría de los casos de un estado de necesidad de tipo económico como en el
caso que venimos mencionando; donde, el CP, se interpreta de un modo más estricto y añade dos
requisitos más que son, la excepcionalidad en la que en estos supuestos de hecho se encuentran, teniendo
que extremarse la exigencia de la acreditación del estado de necesidad actual e inminente de la persona y
la inevitabilidad como imposibilidad de resolver la situación de necesidad por otros cauces legítimos.

Las Sentencias de 29 de mayo de 1997 (RJ 1997/4137), 14 de octubre 1996 (RJ 1996/7574) 23 de enero
(RJ 1998/52) 9 y 27 de abril de 1998 (RJ 1998(4134) y 20 de mayo de 1999 (RJ 1999/3381) siguiendo lo
señalado por la sentencia de 5 de noviembre 1994 (RJ 1994/9366), tras exponer los requisitos que deben
concurrir para poder estimar el estado de necesidad como eximente determinan lo siguiente: la esencia de
esta eximente radica en la inevitabilidad del mal, es decir, que el necesitado no tenga otro medio de
salvaguardar el peligro que le amenaza sino infringiendo un mal al bien jurídico ajeno; el mal que
amenaza ha de ser actual, inminente, grave, injusto, ilegítimo como inevitable con la proporción precisa el
que se causa; subjetivamente la concurrencia de otros móviles distintos al reseñado enturbiarían la
preponderancia de la situación eximente que se propugna; y respecto a la esfera personal, profesional,
familiar y social como coincide con el caso que analizamos es preciso que se hayan agotado todos los
recursos o remedios existentes para solucionar el conflicto antes de proceder antijurídicamente. La
cuestión a tratar ha de proceder con extrema cautela sobretodo en hipotéticos casos de males físicos o
frente a una grave situación económica pero que no se puede contraponer como excusa, los gravísimos
perjuicios que puede producir a la masa social el tráfico de estupefacientes (STS 14 de octubre de 1996
RJ 1996/7574) como la ruina personal, económica, y social que tal sustancia produce. En consecuencia,
no puede estimarse como circunstancia atenuatoria ni eximente de estado de necesidad para efectuar un
viaje con la finalidad de transportar droga; el mero hecho de encontrarse en una situación económica
deficiente, circunstancia que puede afectar a una generalidad de personas en vez de tratar de subsanarla
por otros medios de carácter más lícitos.

La apreciación del estado de necesidad supone un conflicto entre bienes jurídicos, los cuales al entrar en
colisión se puede producir que sean entre bienes del mismo valor o desigual, pero como exige el precepto
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solo puede dar lugar esta exención en el supuesto en el que el mal producido sea igual o inferior que el
que se trata de evitar, sin embargo la comparación de males puede ser insuficiente incluso llegando a
soluciones indeseables, por lo que el conflicto de intereses en el que consiste el estado de necesidad
reclama un juicio de ponderación de intereses orientado constitucionalmente.

Nuestra jurisprudencia no ha sido muy uniforme a la hora de valorar los intereses de conflicto, dando
primacía en algunas resoluciones a la salud pública frente a la vida humana, en otros casos equiparándola
y otras ocasiones sobreponiendo la vida humana a la salud pública. En la Sentencia del TS 1652/2000 de
30 de octubre se produce un supuesto similar al que se expone en este caso, en dicho supuesto el Tribunal
Supremo optó por equiparar ambos bienes jurídicos, salud pública y vida humana, expresando en la
resolución que hubo un mal actual e inminente, que era el que amenazaba la salud del hijo, y para
evitarlo, era necesario llevar a cabo la acción delictiva del tráfico de drogas, para conseguir el dinero
suficiente para tratar la enfermedad del hijo. Entonces, se entiende que se cumple el requisito de
inevitabilidad, aunque no se acreditase de forma total el agotamiento de todos los medios precisos para
remediar el mal antes de cometer el acto delictivo; pues el mal que se trataba de evitar que era salvar la
vida de una persona podía equipararse al mal consiguiente del tráfico de drogas. Otro caso en el que el TS
otorga superioridad a la vida humana frente a la salud pública se pone de manifiesto en la Sentencia del
TS 1186/1994 de 8 de junio, argumentando que el mal en todo caso de extrema gravedad que afecta a la
vida, bien el cual se encuentra constitucionalmente protegido como de máxima prioridad valorativa
(art.15 CE) que cotejada con el mal que pudo causarle con el tráfico de drogas no parece que éste sea de
superior rango ya que el cotejo se realiza entre un delito de lesión a la vida, de superior protección en la
escala valorativa, con el daño potencial (riesgo corrido) que sólo afecta a la vida misma.

A modo de conclusión según el enfoque y el análisis realizado sobre los hechos, puede tratarse de una
eximente completa pues la acusada, tiene un problema económico del cual depende la vida de su hijo, y
que bajo la promesa de ser pagada por transportar los estupefacientes podría pagar el tratamiento que
necesita su hijo para continuar con vida, y se puede justificar la eximente completa del estado de
necesidad ya que puede entenderse que el tráfico de drogas sea un riesgo abstracto producido a terceros
por lo que la madre con su conducta trata de evitar un mal actual, grave y cierto para una vida,
considerando de un modo objetivo este bien como superior.

No obstante, en la mayoría de los casos el TS ha optado por la eximente incompleta del estado de
necesidad, donde encontramos un caso similar al expuesto en la Sentencia del 8 de junio de 1994 que tras
analizar los criterios para considerarse eximente incompleta, el TS pondera los bienes en juego e incluso
va más allá de los elementos objetivos introduciendo el estado psicológico del sujeto agente, entendiendo
entonces que nos encontramos ante un caso evidente de ayuda necesaria regulado por el Código Penal
dentro del estado de necesidad, cuando expresa “evitar un mal propio o ajeno”. La jurisprudencia para
estimar la eximente incompleta aplica que debe producirse el error sobre la existencia del estado de
necesidad. En este punto podemos considerar que no existen datos precisos para apreciar si quiera el
grado de incompleta, pero no cabe duda de que la actuación de la acusada tuvo una motivación
humanitaria dirigiendo su acción hacia la evitación de un mal ajeno (la vida de su hijo) que aunque no se
conoce si se podría paliar de otros modos o se agostasen todos los recursos antes de recurrir a un hecho
delictivo, para la inculpada se le presenta el hecho cometido como el más expeditivo a pesar de que fuese
a lesionar un bien jurídico importante (salud pública).

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