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Causas de justificación

Causas excluyentes de responsabilidad en materia penal

En el video se menciona un caso donde un padre de familia roba un medicamento para su hija en caso critico por
cáncer, mismo que se toma como caso de robo famélico, el cual consiste en la sustracción de productos de primera
necesidad por un individuo sin emplear los medios de violencia física o moral, para satisfacer sus necesidades
personales o familiares del momento. En el derecho penal puede actuar como causa de justificación, dentro del
estado de necesidad.

Excusas absolutorias

Las excusas absolutorias son situaciones que no tienen ninguna relación con la antijuricidad y la culpabilidad que no
permiten que se aplique el castigo establecido para un delito.

Se encuentran relacionadas con las causas de exclusión de la punibilidad, pero que no son causas para extinguir la
responsabilidad penal. Entre las circunstancias que eximen de la culpabilidad se encuentran el error o caso fortuito
y el miedo insuperable.

En las causas de exclusión de antijuridicidad se encuentra el consentimiento del ofendido, la legítima defensa o el
ejercicio legítimo de un cargo, derecho u oficio. Para el Tribunal Supremo las excusas absolutorias en derecho
penal son una serie de circunstancias excepcionales muy difíciles de clasificar. Las cuales se sustentan en razones de
política criminal con la finalidad de dejar sin castigo determinados hechos delictivos. Esto significa que se suprime la
punibilidad en algunas circunstancias muy concretas.

La excusa absolutoria en derecho penal existe porque el Estado español es proteccionista en lo relacionado con la
familia. Por lo tanto, se considera que a veces el Derecho Penal no es la herramienta adecuada para solucionar
algunas disputas entre parientes. Esto se debe a que si se llegará a imponer una pena se podría causar un grave
daño a las relaciones familiares.

Delitos perseguibles de oficio y por querella

En cuanto a los delitos perseguibles de oficio se requiere la denuncia del hecho delictivo (presumiblemente
delictivo) por parte de cualquier persona que haya tenido conocimiento de éste; lo que incluye a la autoridad,
quien, de enterarse de la existencia del delito cometido, estará obligada a proceder la investigación correspondiente
para éste. La mayor parte de los delitos que se persiguen son de oficio, en cuyo caso no procede el perdón de la
parte ofendida.

En cuanto a los delitos perseguibles por querella, estos solo pueden perseguirse a petición de la parte del ofendido,
es decir, solo el pasivo, o sus representantes legítimos, podrá presentar la querella. Aquí la ley deja a criterio del
sujeto pasivo proceder o no en contra de quien le ha causado un daño. La querella, desde el punto de vista político,
puede tener su origen en la levedad de las violaciones jurídicas sufridas por el ofendido; en la naturaleza íntima de
ciertas infracciones penales que solo al ofendido corresponde valorar para decidir con plena libertad si a él o a su
familia conviene su persecución.

Se suele decir que los delitos perseguibles de oficio se les ha denominado delitos públicos y a los segundos, delitos
privados.

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