LA PREDESTINACIÓN EN EL PENSAMIENTO DE LOS PADRES GRIEGOS

HERMES DE JESÚS MARTÍNEZ ARROYO

TUTOR: JUAN PABLO RIVERA GALVIS

MAESTRÍA EN TEOLOGÍA

MÓDULO SOTERIOLOGÍA

SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO

PEREIRA, SEPTIEMPRE, 2023

La predestinación en el pensamiento de los padres griegos 2

Índice

Introducción_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 3

I. La predestinación _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _4

II. La predestinación en los padres griegos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _5

A. La soteriología en la iglesia antigua de oriente _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 5

B. Algunos aportes de estudiosos modernos _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _6

Conclusión _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 8

Bibliografía_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 9
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Introducción

Se ha entendido por “padres de la iglesia” a los personajes que del siglo I al VII o

VIII d. C. escribieron, defendieron y/o gobernaron la iglesia de Cristo1. Aunque ha

existido aversión al término “padres” por cuenta de las palabras de Jesús: “Y no llaméis

padre vuestro a nadie en la tierra” (Mt. 23:9), también es una realidad que el concepto de

“hijo” y “padre” era aceptado y utilizado más allá del lazo de consanguineidad, véase en

particular 1 Co. 4:15. Se han empleado diversos métodos para dividir el estudio de la

patrística a fin de un abordaje estructurado, una forma sencilla es diferenciar entre

aquellos que escribieron en griego –los de oriente–, y los que escribieron en latín –los de

occidente–.

Es de conocimiento general que Agustín de Hipona, como padre la iglesia de

occidente, profundizo la soteriología en aquello que concierne la soberanía de Dios, el

pecado, la gracia y el libre albedrío, en particular hizo eco por siglos su concepción de la

predestinación, no obstante poco se sabe de una preocupación similar en los de habla

griega, por ello ocuparan las líneas del presente ensayo, describir, aunque sea en

pinceladas muy breves, los conceptos que de la predestinación se plantearon los padres

de oriente.

1
Se distinguen cuatro rasgos como propios de cualquiera a quien se le diese el apelativo de padre la
iglesia: ortodoxia, antigüedad, santidad de vida y reconocimiento eclesiástico.
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I. La predestinación

Con sorprendente unanimidad a lo largo de la historia los cristianos han discernido

que en las Escrituras se expone un tipo de predestinación que implica que Dios ha elegido

administrar su multiforme gracia sobre hombres que aunque caídos son objetos de su

amor, de tal manera que sus propósitos han sido determinados desde la eternidad e

invariablemente serán cumplidos, aunque el entendimiento de las condiciones para tal

elección, su carácter teleológico, los medios por los que se aplica y la inclusión de un

numero particular de “predestinados”, ha sido interpretada de forma diversa.

En 1618 el Sínodo de Dort expone su parecer y define la predestinación aduciendo

que:

Esta elección es un propósito inmutable de Dios por el cual Él, antes de la

fundación del mundo, de entre todo el género humano caído por su propia culpa,
de su primitivo estado de rectitud, en el pecado y la perdición, predestinó en
Cristo para salvación, por pura gracia y según el beneplácito de su voluntad, a
cierto número de personas, no siendo mejores o más dignas que las demás, sino
hallándose en igual miseria que las otras.2

Es de notar que para los ilustres cristianos presentes en Dordrech la predestinación

es el decreto por medio del cual Dios eligió salvar por el puro afecto de su voluntad a un

número particular de personas entre la humanidad en pecado.

No así en época antigua, por lo menos en el este del imperio romano, durante la

era patrística, poco se hizo por develar el sensible tema del decreto divino en la obra

redentora, Berkhof afirma:

Hasta la época de Agustín la predestinación no constituyó en la historia un

asunto importante de discusión. La mencionan los primitivos Padres de la Iglesia
pero no parece que tuvieran de ella un concepto muy claro. En lo general la
consideran como la presciencia de Dios con referencia a las acciones humanas,
base sobre la cual Dios determina el futuro destino de los hombres.3

2
Daniel, J. Lobo, ed., Confesiones y credos cristianos (Guadalupe, Costa Rica: editorial CLIR, 2017),
183.
3
Louis Berkhof, Teología Sistemática (Grand Rapids, Michigan: Libros desafío, 2002), 128.
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II. La predestinación en los padres griegos

Compete entonces hacer un descripción brevísima del pensamiento de algunos

teólogos de habla griega en la antigüedad, para ello se seguirá un esquema simple,

primero se dará algunos ejemplos textuales en obras de los citados padres, para finalmente

exponer las conclusiones a las que han llegado quienes han estudiado el tema.

A. La soteriología en la iglesia antigua de oriente

Como parece haberse aclarado, no fue preocupación inmediata, en tiempos post

apostólicos, ahondar en las formas cómo se apropiaba la obra de salvación en Cristo, de

hecho, parece una conjetura válida asumir, que una de las razones por las que no se

discutía era producto de la percepción común de que el hombre debía responder en

libertad al mensaje del evangelio sin coacción por algún decreto previo, se hará notar a

continuación lo que algunos describieron, aunque no aludiendo de forma directa a la

doctrina de la predestinación, sino transmitiendo su parecer al abordar el tema de la

libertad en el ejercicio de la fe:

1. Ireneo de Lyon (140-202). Aunque nacido en Asia Menor, desarrollo su

ministerio en la Galia, en su conocida obra en prosa griega, Adversus haereses dice:

Dios sabe quiénes son los que no habrán de creer, pues conoce de antemano
todas las cosas, los entrega a su incredulidad, retira de ellos su rostro y los
abandona en las tinieblas que ellos mismos eligieron. ¿Por qué admirarse,
entonces, de que en aquel tiempo abandonó en su incredulidad al faraón y a sus
ministros, los cuales jamás habrían creído en él?.4

2. Cirilo de Jerusalén (313-386). De renombre por su tratado con acercamiento

sistemático titulado Catequesis, expone su parecer:

A la santa adopción que hemos mencionado no somos llevados por necesidad,

sino por decisión libre de nuestra alma… Pues no antes de creer, sino por la fe
fueron considerados dignos de llegar a ser hijos de Dios por su libre albedrío.5

4
Ireneo de Lyon, Contra las herejías, trad. Jesús Garitaonandia Churruca (Sevilla: Apostolado mariano,
1999), 4, 29, 2.
5
Cirilo de Jerusalén, Las Catequesis, trad. Fray Albino Ortega. (Sevilla: Apostolado mariano, 1990), 26.
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B. Algunos aportes de estudiosos modernos

Ya se me menciono que Berkhof comparte la idea de que la predestinación no fue

tratada a profundidad en los primeros siglos del cristianismo, Loraine Boettner se expresa

en términos similares:

Puede que cause algún asombro el descubrir que la doctrina de la predestinación

no fue un tema especial de estudio hasta casi fines del siglo cuarto. Algunos de
los padres más antiguos de la iglesia dieron mayor énfasis a las buenas obras,
tales como la fe, el arrepentimiento, las limosnas, las oraciones, el bautismo, etc.,
como base de la salvación. Aunque enseñaron que la salvación es a través de
Cristo, también sostuvieron que el hombre tenía poder pleno para aceptar o
rechazar el evangelio... Enseñaron un tipo de sinergismo donde hay una
cooperación entre la gracia y el libre albedrío.6
Latourette, en Historia del cristianismo, apunta lo que Clemente de Alejandría y

Juan Crisóstomo expusieron sobre el particular:

Como Tertuliano, Clemente creyó que todo individuo es libre y capaz de

responder a Dios o de negarse a hacerlo... en el este, mientras que no
negaban de ningún modo la gracia de Dios, creían en la libertad de la voluntad
humana y en la capacidad individual del hombre para hacer lo que Dios manda.
Aquel gran predicador de la Iglesia Oriental, Juan Crisóstomo, por ejemplo,
insistía en que los hombres pueden escoger lo bueno y que cuando lo hacen, la
gracia de Dios viene en su ayuda para sostenerlos en su esfuerzo por hacer lo
que Dios manda.7
Por su parte, Alfonso Ropero, en Lo mejor de Orígenes, también interpreta el

pensamiento del controvertido exegeta alejandrino:

Pero, ¿no enseña la Escritura un determinismo teológico cuando dice que Dios
ama y aborrece a quien le place, adjudicando a cada uno su lugar en la economía
de la salvación?... Orígenes responde afirmando que la predestinación está
basada en la presciencia divina, por la que Dios conoce anticipadamente todos
los acontecimientos futuros... la libre elección del hombre está preservada en
todas las circunstancias... El propósito de los primeros teólogos cristianos fue
asegurarse contra todos sus enemigos de la libertad humana, de modo que Dios
no sea tenido por culpable del pecado ni de la miseria humana.8

6
Loraine, Boettner, La predestinación (Grand Rapids, Michigan: Libro Desafío, 2003), 214.
7
Kenneth Latourette, Historia del Cristianismo, Tomo I (El Paso, Texas: Casa Bautista de publicaciones,
1958), 195, 227.
8
Alfonso Ropero, Lo mejor de Orígenes (Viladecavalls, Barcelona: CLIE, 2002), 33.
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Restan otros autores griegos que presentar, tales como Justino Mártir, Metodio de

Olimpo9, Nemesio de Emesa10, Gregorio Nacianceno y Cirilo Alejandría, de los cuales se

tiene registro que su doctrina prioriza el libre albedrío más como libertario que como

compatibilista, de hecho Gregorio de Nisa respondiendo a la cuestión: ¿Por qué razón la

gracia no ha llegado a todos… bien porque Dios no quiso repartir a todos sus beneficios,

o bien porque no pudo en absoluto?, afirma: “el que tiene la libre disposición de todas las

cosas… dejó… que algo estuviese bajo nuestra libre disposición… por consiguiente, es

más justo que la acusación se traslade a los que no se dejaron conquistar por la fe”11.

9
Metodio de Olimpo (? – 311), en De libero arbitrio, al parecer defiende la idea que el mal es producto
de la libertad del hombre.
10
Nemesio de Emesa (c. 390), en La naturaleza del hombre, aborda el tema del fatalismo, el libre
albedrío y la providencia divina.
11
Gregorio de Nisa, La Gran Catequesis, trad. Argimiro Velasco (Madrid: Editorial Ciudad Nueva,
1990), 110, 111.
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Conclusión

Pocas objeciones solidas se podrían levantar para desdeñar la realidad expuesta

que la doctrina de la predestinación tal como se ha extendido al presente, estuvo ausente

en los padres de la iglesia de oriente, esta dio inicio con los postulados de Agustín y

revivió en tiempo de la Reforma, pero en lo que respecta a los padres apostólicos,

apologistas, alejandrinos y capadocios, o bien hay una indiferencia al tema, dado que

primaban otras controversias, o cuando se abordaba la tendencia era subrayar la elección

en base a la presciencia, y la libertad del hombre en el ejercicio de la fe, aunque siempre

con la asistencia de la gracia.

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Bibliografía

Berkhof, Louis. Teología Sistemática. Grand Rapids, Michigan: Libros desafío, 2002.

Boettner, Loraine. La predestinación. Grand Rapids, Michigan: Libro Desafio, 2003.

Campenhausen, Hans Von. Los padres de la iglesia I. Padres griegos. Trad. Serafin

Fernandez. Madrid: Ediciones cristiandad, 1974.

Cirilo de Jerusalén. Las Catequesis. Trad. Fray Albino Ortega. Sevilla: Apostolado

mariano, 1990.

Gonzáles, Justo L. Historia del cristianismo. Tomo 1. Miami, FL: editorial

Unilit, 1994.

Gonzáles, Justo L. Historia del pensamiento cristiano. Tomo 1. Colombia: editorial

Caribe, 1993.

Gregorio de Nisa. La Gran Catequesis. Trad. Argimiro Velasco. Madrid: Editorial

Ciudad Nueva, 1990.

Ireneo de Lyon. Contra las herejías. Trad. Jesús Garitaonandia Churruca. Sevilla:

Apostolado mariano, 1999.

Latourette, Kenneth. Historia del Cristianismo. Tomo I. El Paso, Texas: Casa

Bautista de publicaciones, 1958.

Lobo, Daniel J, ed. Confesiones y credos cristianos. Guadalupe, Costa Rica:

editorial CLIR, 2017.

Quasten, Johannes. Patrología II. La edad de oro de la literatura patrística griega.

Madrid: Editorial católica, 1977.

Ropero, Alfonso. Lo mejor de Orígenes. Viladecavalls, Barcelona: CLIE, 2002.

Trenchard, Ernesto, y José M. Martínez. Escogidos en Cristo. Grand Rapids, Michigan:

Publicaciones Portavoz Evangélico, 1987.