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EL AMOR DE MI MUERTE

Esa mañana al levantarse mientras repasaba mentalmente los pasos a seguir para la rutina nueva a la que estaría sujeto de
ahora en adelante, no pudo evitar dar un vistazo fugaz a ese dibujo que le había regalado, era la imagen de la muerte alada
que giraba sobre su dedo índice al mundo. Inconscientemente esa imagen le recordaba lo frágil que puede ser la vida, hacía
ya un año que ella había partido. Prosiguió con su rutina mañanera, se preparó para darse un baño y después de desayunar
dirigió sus pasos hacia el nuevo laboratorio.
Aquella mañana le acechaba una extraña sensación, no la típica sensación de ansiedad producida cuando había un cambio
en su rutina, o la desesperanza que sintió cuando la parca tuvo a bien separarla de su lado, de echo le embargaba también
un ápice de emoción por el nuevo sitio de trabajo pues le presentaba la oportunidad para alejarse de los sitios que con ella
frecuentaba, simplemente no sabía explicar que era lo que estaba presintiendo, pero eso no detuvo su caminó en dirección a
el nuevo ESCALING.
ESCALING se había mudado nuevamente, ese lugar de tres niveles era uno mucho más grande que la anterior locación y a
todos los integrantes les provocaba. Entre cajas, sillas, repisas y escritorios estaba esa habitación la más grande de la nueva
oficina, ahí estarían ubicados los escritorios de todos, la labor del día era ordenar el inmobiliario de tal manera que pronto
pudieran iniciar las actividades de calibración que ese laboratorio ejercía, mientras algunos ordenaban el futuro laboratorio de
humedad y presión, había otros organizando en lo que sería el laboratorio de temperatura, los jefes ordenaban su nueva
oficina y los demás como él, eran el apoyo para los que ya lideraban actividades. Transcurrido el día con normalidad y
habiéndose olvidado del presagio de esa mañana, con intenciones de ayudar en algo más ese día, se dispuso a iniciar a
bajar cajas de archivo muerto a ese cuarto que se encontraba al final de las escaleras a un lado de la lavandería, aquel
cuarto con abundante olor a humedad y moho a esa hora de la tarde, tenía un aspecto inusualmente siniestro, mientras lo
veía desde la cima de la escalera reunía valor para bajar, le aterraba un poco lo que ahí se podría revelar, pero por fin
reunido un poco de coraje descendió.
Los primeros pasos le brindaron tranquilidad, aquella sensación le recordó el día que la conoció y el miedo que tenía a
dirigirse a ella, las vivencias juntos, las peleas, las mañanas que al despertar la veía a los ojos y le decía que le encantaba
verle dormir, ella prometió que no le dejaría nunca y por un momento, mezclado con sus memorias, el olor de la habitación y
un pequeño olor a podredumbre le pareció percibir un aroma a ella y una sensación de acecho invadió sus sentidos, ¿QUÉ
ES LO QUE HABIA AHÍ, PARADO TRAS EL?, una sensación de estarse ahogando se apodero de él y no pudo evitar sentir
que entre eso y él había una relación casi simbiótica, aquello se acercaba lentamente y él no podía moverse, no fue sino
hasta que sintió que le tocaban el hombro que pudo reaccionar y reaccionando como muñeco después de haberle dado
cuerda salió corriendo de ese cuarto, todos se sorprendieron al verle pasar corriendo.
Se fue directo al baño, él tenía que revisar su hombro, sentía el tacto hiriente que solo se experimente con una ligera
quemadura o debido al dolor de un tatuaje recién rotulado. Al descubrirse frente al espejo noto una mano marcada en su
hombro muy cerca de su cuello, al poner más atención en la marca no pudo evitar notar que en uno de los dedos había la
forma de un anillo, anillo que el recordaba haberle obsequiado y anillo que ella llevaba el día que la dejo en su lecho de
descanso final, ¿cómo era eso posible? Se preguntaba, quería despertar de lo que él creía era solo un sueño, se lavó la cara
con agua fría, esperando que el tacto con el frio le regresara a la realidad y todo solo hubiese sido fruto de su imaginación, y
justo cuando levantaba el rostro, se vio nuevamente al espejo, pero esta vez ya no había ninguna marca en su hombro, trato
de tocarlo en un intento de sentir si aún estaba esa sensación de ardor, pero nada, ya no había nada.
Apresuradamente recogió sus pertenencias y herramientas utilizadas ese día, se aseguró de dejar bien cerrados los cajones
de su escritorio y corrió a reportar sus actividades del día además de recibir indicaciones para el día siguiente, cuando sus
jefes preguntaron del porque su palidez, lo único que atino a responder fue un -estoy cansado- cuando salió no pudo evitar
dar un vistazo final hacia el ventanal que daba hacia donde quedaron ubicados todos los escritorios, en específico, dirigió su
vista al escritorio que a partir del día siguiente ocuparía el, y por un momento vislumbro la silueta de alguien parado junto a
ese lugar, el pánico le hizo apresurarse a dejar ese lugar, seguro de que todo había sido solo un fruto de su imaginación, pero
realmente solo quería convencerse por la fuerza de ello.
Al llegar a casa y luego una cena ligera, ya recostado en su cama, más tranquilo y en un momento de reflexión, pensó en que
no había posibilidades de ella estuviera ahí y si así fuera, solo significaría que volvió a cumplir la promesa de nunca dejarle,
pensar en eso le preocupaba y aterraba al mismo tiempo. Le costó trabajo conciliar el sueño y a pesar de ello la noche no fue
tan mala como él lo hubiese esperado, a la mañana siguiente luego de su rutina mañanera y por alguna razón
completamente amnésico en cuanto a los sucesos ocurridos el día anterior, se dirigió al laboratorio listo para iniciar sus
actividades de calibración, cuando llego a su escritorio y abrió el cajón que el día anterior había dejado bien asegurado,
nuevamente una sensación de angustia le inundo, al interior encontró una nota que leyó y fue casi como si alguien susurrara
a su oído, la nota decía “cuando dos seres que se han amado intensamente, uno muere primero, el otro no tarda en seguirlo,
ya que yo ya he muerto, no tardes, no tardes, no tardes”.

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