Está en la página 1de 4

Éramos felices.

Tanto que creí que sería para siempre. El amor que nos teníamos era mutuo, bonito. Pero
no era sano. O al menos no para mí. Arruine todo. Como siempre.

Luego de nuestro gran encuentro. Sucedió. Así, sin más que agregar. Pasamos la noche
juntos. El día siguiente. Y luego una semana. Y luego dos semanas. No podía creerlo. ¿Es
posible enamorarse en un período de dos semanas? En mi opinión, no lo era. Pero para
Luca sí. Al principio supimos conllevar nuestras diferentes opiniones. Luego llegaron las
discusiones. Reproche de mi parte. Él nunca hizo nada malo. Era yo el problema.

Recuerdo que una noche le pregunté a Luca que opinaba sobre el sentimiento de querer a
alguien más de lo que tu te quieres. Su respuesta fue lo qué hizo, que me diera cuenta del
grave error que cometí desde un principio.

—¿Querer a una persona más de lo que te quieres a ti mismo? —asentí en su espalda.

Estábamos abrazados viendo la televisión, era casi media noche. Él había llegado de
cursar, y yo había preparado la cena. Llevábamos una semana y 4 días viviendo en su
departamento. Porqué claro. Hasta el momento, todavía no había arreglado mis problemas.

—Es difícil de comprender. Cada situación es diferente. Pero pienso que, si eres una
persona que quiere a otra más de lo que se quiere a sí mismo. Eso es no tener el mínimo
respeto y amor que realmente te mereces. No quiero decir que sea malo. Pero ¿Cómo
piensas querer a alguien si no te quieres a ti mismo? Es importante conocerse a sí mismo,
atreverte a ser como realmente eres. Reconocer tus necesidades y aceptarte en todas tus
facetas.

En ese momento, me sentí decepcionada. Fue como si un balde de agua fría cayera en mi.
Sin embargo, en aquel momento no lo entendí. En ese entonces, no quise reconocer que yo
era esa clase de persona. Por qué su respuesta, no estaba para nada mal. Esa misma
noche no pude dormir. No dejaba de pensar en lo que dijo. ¿Cómo puedes querer a alguien
si no te quieres a ti mismo? Estaba enojada. Porqué yo a él si lo quería.

Al siguiente día, me sentía fatal. Luego de no haber dormido por la noche. Desperté pasado
del mediodía. Luca no estaba. Era la primera vez que no despertaba junto a él. Siempre lo
hacía. Intentaba despertar temprano para preparar el desayuno, así podríamos disfrutarlo
juntos. Me encantaba hacerlo. Y era mejor cuando él reaccionaba a mis desayunos. Luego
cuando él no estaba por el resto de la mañana y tarde, lo único que hacía era nada.
Limpiaba la casa. Porque yo quería hacerlo. Me distraía. A veces cocinaba muchos postres.
Tanto que no había lugar en la heladera para ellos.

Intentaba encontrar distracciones. Leía libros, pero ninguno me atrapaba del todo. También
dibujaba, pintaba cuadros. No sabia como hacerlo, pero observaba en los videos como lo
hacían, y adquiría un poco de su explicación. Era divertido,me gustaba hacerlo. Una vez
intenté pintarlo a Luca, lo hacía a escondidas. No quería que él se diera cuenta, se supone
que sería una sorpresa. Un regalo de cumpleaños. Escuchaba música. Escribía. Miraba la
televisión. Hacía ejercicio. Meditaba. Practicaba yoga. Pero nada lograba hacer que me
olvidara de mis preocupaciones.
Preguntas no dejaban de aparecer en mi cabeza. ¿Por qué no arreglas las cosas con
Nicolas? Él merece una disculpa. ¿Por qué no comienzas a estudiar como lo hace Luca?
¿Por qué no sales de la casa, al menos para despejar? ¿Por qué no buscas un trabajo y lo
ayudas a mantener la economía? ¿Realmente lo quieres? ¿Intentas refugiarte en él, para
no enfrentar las cosas? ¿Acaso te ocultas? Preguntas y preguntas que me torturaba por las
noches luego de la gran respuesta que me dio Luca esa noche.

Los días posteriores a aquella noche fueron exactamente iguales. Mientras él dormía, yo
deambulaba por el departamento. Mientras él despertaba para ir a trabajar yo dormía. Ya no
desayunábamos juntos. A veces olvidaba preparar el almuerzo que él llevaba al trabajo. Me
sentía fatal y siempre pedía disculpas. Él nunca me regaño ni se ofendía. Solía decirme
<<Valerie, no te preocupes cariño. No te sientas obligada a hacerlo. Yo puedo arreglarme
con eso. Está todo bien>>.
Pero yo sentía que cada día lo decepcionaba más.

Recuerdo las noches en las que él llegaba cansado. Y aún así no dejaba de preguntar que
me pasaba, y porque estaba angustiada. Como una tonta, creía que no lo entendería.
Entonces cambiaba de tema. Pero él insistía, y luego terminaba discutiendo. Él se
disculpaba, cuando era yo quien tenía la culpa.

—Valerie, perdóname si te hice enojar.

Estaba recostada en la cama, abrazaba una almohada. Ni yo sabía que era lo que me
estaba pasando. Me sentía mal por hacerlo pasar un mal rato. Pero también me sentía mal
porque veía que mientras él avanzaba yo me quedaba más atrás. Estaba mal. Fui egoísta.
Porque solo estaba viendo mi propio dolor, y no me daba cuenta que él también la estaba
pasando mal. Luca se acercó a mi, rodeo mi cintura con sus brazos y me atrajo hacia él.

—Perdóname Luca. Siento mucho lo que sucedió.

Estaba llorando, lo hice frente a él. Era la primera vez que sucedía. Era la primera vez que
él me veía llorar, y yo me sentía vulnerable. Pérdida. Luca se tenso, pero no me soltó. Se
aferró a mi. O yo me aferre a él. Di media vuelta para tenerlo en frente y poder rodear su
cuerpo en un gran abrazo. Lloraba desconsoladamente, hace mucho que no lo hacía. Se
sentía raro. Pero Luca me brindaba seguridad y cariño. Creo que eso era lo que realmente
me desmoronaba por dentro.

—No te disculpes, no haz hecho nada malo —acarició mi cabeza y un beso cálido posó en
mi frente. —Está bien llorar Valerie, déjalo salir.

Recuerdo que me abrazó hasta quedarse dormido junto a mi. Aún recuerdo sus labios
posados en mi frente. El calor que le brindaba a mi cuerpo. Sus brazos sujetándome fuerte,
como si nunca me soltara. Cuando me disculpe, lo hice por mis comportamientos caprichos
y que estuvieron fuera de lugar. Pero también lo hacía por algo más. En ese momento no
sabía por qué. A medida que la noche avanzaba, supe la razón. Entendí que todo lo que yo
sentía por él no era más que un lugar seguro. Lo quería, se había ganado mi corazón por
completo. Sin embargo el cariño que nos teníamos no era el mismo. Yo quería algo más.
Quería atreverme a ser quien soy. Tal como él lo había dicho. Quería lograr cosas, cumplir
mis objetivos. Necesitaba sanar. Y por más que me doliera admitirlo, al lado de Luca no
podía hacerlo. Desde un principio lo usé como un refugio, como si él fuera una excusa para
no enfrentarme a mis problemas.

Es momento de admitir que junto a él, yo no podría avanzar. Nada de lo que sucedió fue su
culpa. Pero me sentía atacada. Observaba como él avanzaba y yo me quedaba atrás. Y eso
no estaba bien, para mi no. Y para él tampoco. Para quererlo debía quererme. No podía
darme el lujo de que mi vida dependiera de él. Eso no estaba bien. Así que esa noche me
despedí, lo dejé. Recuerdo todo, incluso lo que escribí en la carta. No pude hacer el acto
más cobarde de dejarlo, sin enfrentarme, solo dejarle una carta. Pero era algo en lo que era
buena, huir sin previo avisó.

No quiero que pienses que esto es tu culpa. Por qué no lo es. Luca entiende
que no has hecho nada malo. El problema aquí, es que aún no se si te quiero.
El problema aquí es que necesito ver mi propio camino. El camino que nunca
he construido. Se ha quedado atascado. Quiero comenzar de nuevo. Quiero
dar por terminado mis problemas. Poner fin a mi pasado.

Se muy bien que con vos no podría avanzar. Porque desde el principio te he
usado como una excusa para no enfrentar la realidad.

Luca, quiero ser quien realmente soy sin avergonzarme. Quiero conocerme,
quiero reconocer mis necesidades y aceptarme en todas mis facetas. Quiero
quererme para poder quererte. Esto lo hago por mi, y por ti.
Todas mis palabras, todos mis besos, mis abrazos. Todo el amor y cariño que
te he dado. Nada de eso ha sido falso. Todo fue real. No he mentido en eso.
Discúlpame, por no despedirme correctamente.
Discúlpame, por ser una cobarde.

Si es que, en un futuro me perdonas. Y estas dispuesto a reencontrarme.


Prometo estar ahí para ti. Volver contigo.

Te cuidaré desde lejos.


Cuídate mucho.
Valerie.

Cuando cerré la puerta de su departamento y salí del edificio. Me sentía vacía. No podía
creerlo. Quería volver a su lado. Y dormir abrazada junto a él. Pero ya no había vuelta atrás.
Ya estaba caminando hacia la parada de autobuses. Si es que alguno se dignaba a pasar.
Aún no sé hacia dónde me dirijo. No sé dónde pasaré la noche. Siento que estoy donde
debería estar desde un principio. Estoy comenzando de nuevo. Ese era el único motivo que
me mantenía a flote.

Los primeros días fueron difíciles. Recuerdo que nada de lo que hacía tenía sentido.
Primero me encontré con Nico. Hablamos mucho, nos entendimos. Platicamos de un
montón de cosas. Por primera vez sentía que hablábamos, que reíamos. Fue motivador.
Todas las personas a las que conocí gracias a él, no recibieron mi disculpa. Y no me
importaba. Al único a quien creía que debía saber mis razones. Era Nicolas. Nadie más. El
resto eran fantasmas.

Más tarde recuperé mis documentos y tarjetas. Nicolás me ayudó en eso. Fue muy gentil de
su parte. Perdí el contacto con él luego de unos tres meses. Su madre le buscó una nueva
novia. Están planeando la boda, eso es lo último que supe de él. Lo primero que gasté con
mis ahorros fue en una hamburguesa. Llevaba días sin comer. Recuerdo que lloraba
mientras comía, la gente me miraba extraño. Ellos no lo entenderían. El mismo día, compré
un departamento, cerca del centro de mi ciudad. La vista era hermosa. No fue difícil, la
verdad es que era un departamento muy demandado, nadie tendría la plata para comprarlo.
Pero yo sí, luego de años de ahorros. Por fin gastaba mi dinero en mi.

Semanas más tarde, había retomado el estudio. Fue muy difícil. Pero me encantaba. Las
rutinas de la universidad, despertar, tener tiempo para mi. Estudiar. Era precioso. Sentía que
progresaba. Aún recuerdo las noches de estudio, Aquellas cuando no podía dormir debido a
los nervios. Casi un año después. Me gradué. Estaba tan feliz. Y también triste. Saber que
nadie lo celebra conmigo me dolió un poco. Al salir de la Facultad, el recuerdo vivo de Julia
con muchas flores en su mano. Su rostro está repleto de alegría. Bolsas llenas de no se que
a sus pies. Recuerdo haber contenido las ganas de llorar. Recuerdo que ese día gritó
mucho y había confeti por todo el piso. Esta vez no había miradas extrañas. La gente nos
sonreía. Yo sonreía. Recuerdo que fue el mejor día de mi vida.

Entonces me di cuenta que, realmente estaba construyendo mi camino.

Tenía una gran amiga a mi lado.

Estaba avanzando.

Y también me di cuenta que tenía muchas ganas de contárselo a Luca.

También podría gustarte