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su padre le exigió que cumpliera con la promesa que le hizo a su madre antes
de morir. Esa mención lo alteró aún más, se quedó callado y no pudo seguir
anterior o quizá por la decisión que ya había elucubrado. Por un largo rato se
como había llegado hasta allí. Pensó que pudo haber sido un regalo de su
madre. Entonces cerró los ojos con fuerza con la intención de dormir pero en
tocarlo, pero fue creciendo cada vez más y pronto llegó a ocupar toda la
cierto fue que perdió todo el año. Inconscientemente sintió alivio y hasta quizá
cierta satisfacción. Durante este último tiempo quiso estudiar pero no lograba
el ánimo. Con desesperación miró otra vez el despertador y comprobó que las
muerte inesperada de su madre, las dudas, las peleas, las desavenencias con
minuciosamente, le sacó las pilas, las frotó contra su pelo y las colocó una por
una en su lugar. Y volvió a funcionar. Tenía que seguir, más allá de todo, con lo
Apagó la luz, se acostó y volvió a cerrar los ojos con fuerza. La imagen del reloj
monótono, repetitivo. Tic-tac, tic-tac, tic-tac, escuchó a su lado. Abrió los ojos y
confirmó que el ruido provenía del reloj. Metió la cabeza debajo la almohada,
pero el tic-tac del reloj retumbaba cada vez más fuerte. Decidió meterse los
dedos en los oídos y comenzó a escuchar los latidos de su corazón con tal
madre: fue al baño, improvisó unos algodones, se los puso en los oídos y se
Volvió a hacer un esfuerzo para saber lo que le había ocurrido el año anterior.
Recordó las últimas secuencias de aquella mañana: él, subiendo las escaleras
aceptaría volver a sufrir lo mismo. Tenía una laguna hasta que ocurrió la
muerte de su madre.
Advirtió que con los algodones dentro de sus oídos no podría escuchar ni
observó de reojo que las agujas marcaban las cuatro de la mañana. Solo
faltaban dos horas. No podría dormir un segundo más con tanto ruido. Para no
escuchar el tic-tac imaginó que podría colocar el reloj un poco más lejos de la
cama. Pero cuando quiso prender la luz, empujó el despertador y lo tiró al piso.
varios minutos. Luego pensó, dudó, se interrogó, si todo eso tendría arreglo. Su
Se levantó, recogió el reloj del piso y lo puso arriba del escritorio. Se lo quedó
mirando un largo rato como si le exigiera a ese aparato que resolviera sus
recordar el pasado. Lo que había decidido tendría que llevarlo adelante cueste
lo que cueste.
Volvió a mirar el reloj. Las agujas estaban muertas pero el resto del aparato
parecía no haber sufrido con la caída. En esas condiciones tal vez sería posible
manecillas no fuera ni tan pequeña ni tan potente. Se relajó todo lo que pudo,
abrió bien grande los ojos, contuvo la respiración y dejó que el tiempo y el
No sabía cual era la hora exacta, pero supuso que sería tarde. Respiró, miró a
su alrededor cómo se filtraban los primeros rayos de luz por las cortinas y
escuchó el susurro de los pájaros que anunciaban el retorno del día. Sentía
pasado lejano o en otro tiempo o en un tiempo sin tiempo. Pensó también con
satisfacción que hasta un reloj descompuesto dice la hora correcta dos veces
Entonces, como si ejecutara una orden irresistible, acomodó los papeles, tomó
alejó definitivamente.