Está en la página 1de 2

Escuela de Bachilleres “Constitución de 1917” Mixta

SHIRŌ ISHII Y LA UNIDAD 731: EL MAYOR CRIMINAL DE GUERRA MEDICO QUE NUNCA
FUE JUZGADO

En el marco de la Segunda Guerra Sino-Japonesa (1937-1945) y coincidiendo con la Segunda


Guerra Mundial, el Ejercito Imperial Japones realizo un ambicioso programa de investigación de
armas biológicas y químicas, llevando a cabo experimentos a gran escala con seres humanos.

Para realizar dichos experimentos se crearon una serie de unidades de investigación médica,
planificadas por el microbiólogo Shirō Ishii, un médico militar con especialidad en microbiología
quien estaba muy interesado en la guerra biológica tanto es así que durante dos años viajo por
Europa recabando información sobre los efectos de las armas biológicas y químicas usadas
durante la Primera Guerra Mundial.

La toma de Manchuria por el ejercito japones le dio la oportunidad perfecta a Shirō Ishii de
comenzar a utilizar seres humanos en sus investigaciones, en 1932 comenzó sus experimentos
preliminares sobre guerra biológica en zonas ocupadas de China como parte de un proyecto
secreto.

Desde 1936 Shirō fue organizando departamentos de Prevención Epidémica y Abastecimiento de


Agua que eran en realidad centros y unidades de investigación médica, dentro de los cuales
destaco la terrible Unidad 731. Ya para 1939 existía una gran red de estos centros en lugares
como Harbin, Beijing, Nanjing, Singapur y Tokio con mas de 10 000 trabajadores.

Unidad 731

En 1936 el doctor Ishii se traslado al distrito de Pingfang a unos 20 km de Harbin en donde creo
un complejo de investigación de alrededor de 6 km cuadrados, el cual contaba con 150 edificios,
que seria la sede de la terrible unidad 731, también conocida como Togo o Boeki Bu y
técnicamente como Escuadrón de Prevención Epidémica y Purificación de Agua.

Dentro de las instalaciones de la Unidad 731 Ishii realizo numerosos experimentos con
prisioneros de guerra, detenidos políticos acusados de espías y miembros de la resistencia
principalmente de origen chino, pero también soviéticos, mongoles, coreanos y además enfermos
mentales y discapacitados a los cuales se les infringía un gran sufrimiento. Se estima que, entre
3 000 y 6 000 personas, incluyendo niños murieron víctimas de los experimentos ahí realizados.

Las investigaciones de Shirō Ishii de centraban principalmente en las enfermedades infecciosas,


para ello inoculaban sujetos sanos con gérmenes de colera, difteria, botulismo, ántrax, muermo,
brucelosis, disentería, sífilis, peste, entre otras enfermedades para analizar el desarrollo de las
enfermedades y probar la efectividad de ciertas vacunas. También se usaba a las personas para
probar la efectividad de granadas, lanzallamas, o bombas explosivas, además se les obligaba a
beber iperita o se les exponía a acido cianhídrico y gas mostaza.

Al igual que los nazis también se realizaron experimentos de carácter fisiológico como la
valoración del tiempo de asfixia tras colocar cabeza abajo a los prisioneros y de embolia después
de la inyección intravascular de aire, se probaron los efectos de la inyección de orina de caballo y
agua de mar, la privación de alimentos, agua o sueño, la congelación, las radiaciones masivas
con rayos X, la resistencia dentro de una maquinas centrifugas para determinar el tiempo de
supervivencia, se exponía a los prisioneros a extremas temperaturas en los meses más fríos del
año en distintas condiciones (con ropa mojada, con dieta normal, con dieta hipocalórica, etc.) y
luego se estudiaban diferentes formas de reanimarlos, también se les congelaban las
extremidades y luego las calentaban con agua caliente para observar a que temperatura se
desprendía la piel y los músculos, entre otras muchas aberraciones.

A pesar de que la mayoría de los experimentos quedaron documentados en papel y películas, la


mayor parte de las pruebas fuero destruidas mediante explosivos durante los días próximos al
final de la Segunda Guerra Mundial, tras el previo asesinato de todos los prisioneros tanto sanos
como enfermos y las instalaciones fueron destruidas. El numero de victimas durante estos
programas se estima que fue de 12 000 personas asesinadas, pero algunos historiadores
calculan que las muertes causadas por la Unidad 731 asciende a 200 000 sin contar las muertes
provocadas por las epidemias, de ser así la cifra aumentaría a 580 000.

Sin embargo, no hubo juicio para los médicos de la Unidad 731, a diferencia de los médicos nazis
que fueron juzgados en el marco de los Juicios de Nuremberg por un Tribunal Militar
Internacional. Únicamente 12 oficiales de bajo rango fueron juzgados por la Unión Soviética en
Khabarovsk (Siberia) alcanzado unas penas muy limitadas (entre 2 y 25 años).

Por su parte Shirō Ishii fingió su muerte e intento huir, pero fue arrestado por los estadounidenses
en 1946, pero al igual que otros integrantes de la Unidad 731 logro negociar su inculpación e
inmunidad en el Juicio de Tokio ante el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente,
que inicio el 27 de abril de 1946. A cambio de todos los datos sobre guerra biológica obtenidos de
sus experimentos con seres humanos nunca llego a ser procesado por crímenes de guerra y
murió libre en Tokio de un cáncer de garganta, tras convertirse al cristianismo en 1959 a los 67
años de edad.

También podría gustarte