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Primer bloque:
Vamos a organizar las dos clases de hoy, una primera parte va a ser de Didi Hubermann, y
una segunda parte en la que vamos a pasar a Burger y teoría de la vanguardia. Vamos a
trabajar este catálogo en el que fui itinerante, uds. trabajan con diferentes tipos de
materiales discursivos y la idea es ponerlos a conjurar. En esta puesta bastante heterodoxa
en la que él se inserta, lo que hace es articular la crítica que pretende también tener
pretensiones teóricas donde acuna nuevas categorías.
La clase pasada vimos dos propuestas teóricas de dos teóricos que se enmarcan en
diferentes en diferentes momentos socioculturales, que en lo que coinciden (no es azaroso,
donde Didi Hubermann es un gran lector de Benjamin), y es su forma de problematizar el
tiempo en relación con los objetos estéticos en general, y el tiempo con la HDA y la
historia cultural. Nos interesa pensar qué implicancias tienen esas formas alternativas que
ellos están pensando de temporalidad cuando analizamos objetos estéticos concretos,
como textos literarios.
En Ante el Tiempo de Didi Hubermann vimos que él partía de la idea provocadora, donde
“sólo hay historia anacrónica” usando un principio de construcción de la historia, que
parte de Benjamin, del montaje. El objetivo que va a tener en Ante el Tiempo como en su
trabajo curatorial, Sublevaciones, no es rastrear el tiempo del pasado sabiendo lo que
vamos a encontrar en él; ir hacia atrás y comprobar lo que sucedió, hace foco en la
memoria y rememoración. Es decir, un tiempo que cambia de acuerdo a las disputas
políticas del presente. En este sentido, el juego de tiempos es constitutivo del arte,
literatura y objetos histórico - artísticos que analicemos. Vemos también que esta forma de
pensar la historia del arte y general del tiempo como una forma heterodoxa, aún hoy. Su
forma de pensar que acá tuvo muy buena recepción, son autores difíciles en sus propios
contextos, como Benjamin. Esta forma de construir su historia del arte tiene potencialidad
de cuestionamiento, es diferente la manera de recibirlo; es bien recibido Didi Hubermann
porque hay una herencia teórica y lectura de Benjamin, lo que explica cierta continuidad y
afinidad.
del posicionamiento frente a las imágenes. Por eso Didi Hubermann habla de estar frente a
la imagen como una toma de posición frente a la historia.
Este anacronismo lo que hace es arrancar a la época del curso homogéneo de la historia, y
la hace convivir con su propio momento histórico presente, hace coincidir la época
anterior con el presente en un solapamiento.
Benjamin contrastaba su modo de entender la historia con los modelos positivistas del
XIX, y nos decía que el historicismo levanta una imagen eterna del pasado, el materialista
histórico una experiencia única del mismo, que se mantiene en su singularidad. Detrás de
este planteo hay una tarea que le cabe al intelectual comprometido en un momento de
peligro, cuando benjamin produce su teoría.
Sobre considerar que la memoria no es necesaria y hay que ir hacia adelante… Benjamin
diría que hay que cortar con el continuum de la historia, detener el tren del progreso, ser
como el ángel: mirar hacia atrás las ruinas e ir hacia adelante.
Parte de este gesto de sublevación, y ahí se pregunta qué nos subleva y nos levanta; la
pregunta que guía el recorrido, armado a partir de una compresión plástica del tiempo, y
un desarrollo teórico que va articulado con acontecimientos políticos y estéticos. Es un
catálogo que articula teoría, Freud, Hegel, Kant con obras de arte o prácticas estéticas.
Pone a dialogar diferentes materiales.
Didi Hubermann trabaja con nuevas categorías u otras formulaciones posibles, es una
manera de problematizar el discurso de la crítica, qué se puede pensar desde lo
contemporáneo. Propone una ficción teórica, un modo de lectura y apropiación: pensar
con figuras de la ficción a la teoría estética. Es decir, refrescar el discurso crítico con la
creación de categorías.
Por otro lado, está pensando en la exposición, la muestra. Él las entiende como una
máquina de guerra, es un término que toma de los filósofos postestructuralistas Deleuze y
Guattari, que llaman así a esos dispositivos que se pueden enfrentar de alguna forma a la
lógica del estado. Se está dando una tensión dialéctica, porque las exposiciones que
propone Hubermann siempre están enmarcadas en instituciones, que lo que hacen es
territorializar, marcar qué coordenadas tienen que regir esa exhibición de ese corpus de
obras, el la apuesta que hace desterritorializar, abrir las coordenadas de una exposición.
Esta no tiene un recorrido fijo, ni un texto explicativo que indique cómo leerlas. Hay una
apuesta al nivel curatorial de complejizar el discurso crítico y el dispositivo de exposición.
Lo que va a decir que no hay dispositivo de exposición que no sea a la vez un trabajo de
producción, el montaje propio estaría funcionando como máquina de guerra dentro de la
misma institución; sería tratar de quebrar con cierto canon. Hubermann piensa respecto de
la institución, luego podemos discutir si su propuesta fue eficaz. Una exposición no sólo
guarda una relación con la historia del arte, sino que es un acto político, porque es una
intervención pública y una postura dentro de la sociedad. Eso también es interesante, la
exposición como una forma de exposición y producción determinada e intelectual.
Se relaciona a Huberman con un texto que se basa, El autor como productor de Benjamin.
Es un texto que es importante, del 34’, donde se plantea frente a las tesis del Realismo
Socialsita, es que lo que importa dentro del arte es trabajar la dimensión política no a partir
de los contenidos, complejizando la relación forma-contenido, discutiendo de manera
abierta con el Realismo Socialista, que hacía hincapié en la transmisión de contenidos
fácilmente decodificables, era un contenido con una función pedagógica.
Benjamin y Hubermann van a decir que hacer política cuando sos artista significa ocupar
cierta posición en un dispositivo canónico de la estética, como el museo, y hacer jugar esta
relación de forma y contenido de diferentes formas. Este texto de Benjamin tiene un
origen muy situado, se produce tras la revolución de octubre y con un llamamiento a los
artistas e intelectuales, de que dejen los entornos urbanos y que se comprometan con el
proceso de la producción. Ahí Benjamin como productor toma el caso de Kikanovic, que
se va a comunidades del Cáucaso que van a participar de las mismas tareas que los
campesinos, donde produce su escritura de manera compartida, comparte sus procesos con
otros así como hace tareas que le son impropias. Eso es lo que se está propulsando, donde
el intelectual puede entrar en contacto con otros saberes y desde ese lugar tener una
conexión con lo social. Todo ese trasfondo está en la orpiesya de Hubermann y Brecht, en
el trabajo de nuevos medios y tecnologías.
Le interesa además el ensayo como forma, que lo toma de Adorno. Adorno va a decir que
el ensayo es un pensamiento en imágenes, y en Levantamientos o sublevaciones trabaja
con las imágenes de una manera muy particular. A partir del tratamiento antropológico de
un gesto, que es el de sublevarse, que considera como un acto primario, lo primero que
hacemos es levantarnos. A nivel de crecimiento biológico, lo que hacemos a la mañana.
Hace una reflexión antropológica del gesto, y el ensayista tiene que articular esas
imágenes para que saquen a la luz ese pensamiento.
Y el ensayo tiene otra particularidad como pensamiento crítico, como espacio del entre. El
propio término de ensayo como gesto, que no tiene principio y final, que no se identifica
discretamente cuando empieza y termina; con imágenes podemos ver que está congelado.
De alguna manera, pragmáticamente un ensayo si lo tiene, pero el ensayo conlleva la
ausencia de un final, es una palabra especulativa que puede continuarse. Dice Hubermann,
cuando uno escribe un ensayo, va a intentarlo de nuevo, está ensayando siempre de vuelta.
Es una idea de montaje de elementos y que una obra no está acabada.
Hace una especie de arqueología respecto del gesto de la sublevación, que aunque
pertenezcan a diferentes de la historia, hay un orden de lo plástico, de lo formal y de lo
emotivo que está detrás que las emparienta, sino cómo podríamos vincular como levantan
los resistentes españoles durante la ocupación francesa en 1808 y los desastres de Goya,
sus brazos, con en 1934 el levantamiento de brazos de los obreros de Eisenstein, como
vinculamos ese levantamiento de brazos a partir de un pathos.
(E: inaudible)
Él no está diciendo que las sublevaciones no tienen causa, sino que la manifestación
expresiva de esa sublevación no está determinada, que el gesto emerge sin tener una
determinación de que el gesto de esa manera; no que no haya causas que puedan
provocarlo. Hay causas intelectuales y emotivas, pero no hay una relación directa y
emocional entre una emoción y un gesto que la expresa. es una distinción más sútil. Se
inscribe en el orden del acontecimiento, lo que sucede en determinado momento, no que
no esté motivado, sino que no está determinado en términos causales directos o
temporales, se juega con la idea de tiempo.
Fíjense todas las imágenes que toma, no solo de arte, sino teorías y de un universo más
expandido, de movimientos dionisíacos que le interesaba al surrealismo, como una forma
de procedimiento automático con el movimiento. Toma el problema de la masa en la
ciudad moderna, otros autores le atribuyen a la masa características femeninas cuando
surge, las barricadas de gente desplazándose a la ciudad. El analiza en términos de gestos
donde el gesto es una figura para leer.
materiales estéticos en el contexto, cuya forma de exposición viene del Moma de los 40 's.
Es decir, esta forma canónica ver de los museos, donde los cuadros están a la altura de la
vista, todas ordenadas de manera perimetral y con determinada iluminación, con mayor o
menos riesgo curatorial viene del modernismo norteamericano, donde dice que tal vez
alguien pensará que un proyecto estético como este no hace más que estetizar la revuelta,
gran problema de la estética contemporánea, y de esa manera anestesiar la dimensión
política y social de las obras. Sin embargo, dice que él no pretende con ser una iconografía
estándar del gesto, un retablo transhistórico donde dice como es el gesto, sino que lo
propone como un ensayo abierto, que también es una manera de atajarse frente a diferentes
cuestionamientos.
Hay otra zona que trabaja por palabras exclamadas, Didi Hubermann trae afiches y
materiales visuales, donde aparece la palabra como gesto; la insurrección de la palabra
vuelta poesía. Es interesante porque tiene que ver con la imaginación misma, con la
posibilidad de que otras formas de articulación del discurso sean potenciales. O que
combinan fotografía con texto, el contexto de la Europa de entreguerras es uno de los
contextos que elige para elegir material de la sublevación.
El cuarto, por conflictos encendidos. Estos van a tener que ver, estos gestos, con
manifestaciones colectivas, de ocupación del espacio público y performativas; cuerpos que
ocupan posiciones que no son las esperables, habría para decir mucho aquí sobre la
performance. Otra zona de la serie es que Didi Hubermann identifica el deseo con la
potencia, con la potencia de algo que aún puede latir y vivir entre los contextos más
conflictivos y problemáticos a nivel de la resurrección de la memoria, toma imágenes de
sublevaciones de derechos humanos, y fotos tomadas en Auschwitz de adentro de una
cámara de gas, fotos que fueron conflictivas y siempre formaron parte de Sublevaciones.
Estas ponen en cuestionamiento hasta qué punto es posible representar el horror, si es
lícito y ético representarlo, cómo se exhibe eso.
Segundo Bloque:
La idea de vanguardia supone la idea de avance en dos sentidos, por un lado tiene que ver
por este afán de experimentación y novedad, con la búsqueda de lo radicalmente nuevo,
desde una ruptura con lo establecido. Por otro lado, plantea un avance hacia el futuro y
proyección en el tiempo. Cuando analizamos qué alcance tiene la vanguardia en la teoría,
vemos dos grandes movimientos y exposiciones. Una postura teórica que retoma la
etimología del término, de la vieja metáfora militar, y que entiende a los fenómenos
vanguardistas como adelantados a la sensibilidad de su tiempo, como aquellos
movimientos que producen obras que van a ser entendidos con posterioridad. Otra postura,
otro movimiento teórico que entiende a la vanguardia como ruptura en atento implican un
quiebre o rebelión contra las formas artísticas establecidas en determinado momento.
Estas dos posiciones son las que van a aparecer en la teoría que vamos a ver, y esto
depende si consideramos a las vanguardias en un eje sincrónico o diacrónico, lo que
producen a lo largo del tiempo o en una coyuntura determinada. Esta dualidad va a ser
constitutiva de las vanguardias, si bien es cierto que las primeras irrupciones vanguardistas
fueron protagonistas del asalto más violento hacia el arte moderno -como el grupo Dadá-
también muchos de estos procedimientos fueron aceptados por la institución arte y
terminaron en los museos, y determinaron una estética dominante. Tendría que ver con la
asimilación de aparatos que captan la novedad y la asimilan.
(E: inaudible)
El caso emblemático que provoca que la institución vaya ampliando sus límites es
Duchamp, quien se aleja cuando la institución se expande para poder asimilarlo. La lógica
de las instituciones artísticas no escapa a las instituciones del capital, es una manera de
leerlo. Pero vamos a ir más despacio.
La vanguardia, que en un momento histórico plantea una disrupción una ruptura violenta
contra la estética hegemónica, en perspectiva, es una brecha y avanzada hacia el futuro,
pero después se impone como dominante en un momento posterior. Esta aporía y
paradoja, razonamiento del cual no podemos seguir, es constitutivo de la vanguardia, y va
a marcar muchos de los abordajes teóricos que vamos a ver.
Peter Burger retoma en Teoría de la Vanguardia, un texto de los 70 's. Fue un crítico
literario y artístico alemán, de alguna manera heredero de la Escuela de Frankfurt.
Entonces, en principio, cuando analiza la vanguardia, delimita que entra en esta:
básicamente se refiere a un conjunto de movimientos artísticos surgidos en las primeras
décadas del XX que se enfrentaron a las estéticas dominantes. Él da una una respuesta
muy amplia y abarcativa, geográficamente y temporalmente situada, incluye al primer
surrealismo, el dadaísmo, vanguardia rusa, al futurismo italiano y expresionismo alemán,
que se enfrentaron al Realismo y Naturalismo.
Una vez que delimita esos movimientos que forman parte, define cuales son las
condiciones que la caracterizan; condiciones restrictivas que en la medida que estos
movimientos las cumplan pertenecen a la vanguardia. Uno de ellos es la anti
institucionalidad, están en contra de la institución arte en su totalidad. No se trata de una
renovación estética, de un mero cambio de estilo o corriente, se trata de un gesto drástico
contra lo establecido, contra el conjunto de valores e ideas que en un determinado
momento se tienen del arte. Cuando pienso en la institución, no sólo es el espacio físico,
como un museo, sino que se trata de el conjunto de ideas de lo que es considerado arte o
no en un determinado momento.
órganos de expresión de muchas vanguardias, que fueron los manifiestos. Vieron que los
manifiestos son géneros bastantes particulares con dos movimientos: uno de ellos es el
diagnóstico de la situación o estado actual del arte y su oposición; la segunda parte es
propositiva, es la manera de enfrentarse con la tradición aparece pensada a partir de esos
manifiestos.
En tercer lugar, va a decir Burger, la vanguardia va a realizar una autocrítica del estatuto
de autonomía del arte. Va a plantearse reinscribir al arte en la praxis vital, conectarlo de
nuevo con la vida, y superar la condición escindida que tiene el arte en la modernidad. Así,
según Burger, la vanguardia va a tratar de superar la carencia de función social del arte a la
que está sometido -el arte burgués- desde el esteticismo, del que están en contra. En
definitiva, la vanguardia logra que luego del esteticismo, de movimientos estetizantes del
arte, se repiense la función del arte con la vida, lazo quebrado con el esteticismo, el arte
por el arte.
Esos son los tres ejes de su texto, y el vocabulario que acuna y hace que cuando leemos
textos que se refieran a la anti institucionalidad , a la crítica de la autonomía y ruptura de
la tradición, tengamos que volver a Burger, que fue quién creó estos ejes.
En un sentido más amplio, porque él toma movimientos muy situados en estas primeras
décadas del XX, e interpretamos que una expresión vanguardista es una expresión que
logra una intervención sobre un espacio constituido, que logra que mire sobre sí mismo y
desacomodarlo, la noción de vanguardia se amplía - lo que plantea Foster- y el problema
de autonomía se complejiza un poco más. Uds. han visto las experiencias del Formalismo
Ruso y el Futurismo, con su ala teórica, y hay un problema central de la especificidad del
Entonces, para eso, para analizar este desarrollo, el considera que lo primero que tiene que
hacer es historizar a las vanguardia y lo hace en el capítulo 1. Ahí se pregunta qué
significa historizar, y cómo historizar las categorías estéticas.
Tengan en cuenta que Burger abreva del marxismo materialista, y en este sentido, su
planteo da cuenta de dos posicionamientos dominantes en la época:
1. Discute con un enfoque sociológico de la historia social del arte, autores con los
que discute en la primera parte del capítulo. Son autores alemanes que se proponen
indagar en la génesis del arte, entendiendo a los fenómenos estéticos como la
expresión de determinado período estético, cierta adecuación entre fenómenos
estéticos y periodo en el que pertenecen
2. La otra línea de pensamiento con la que discute, pero como subtexto oculto, es el
modelo modernista, de Clement Greenberg un norteamericano. Nunca lo
menciona. Él planteaba un modelo evolucionista de los estilos en la hda, donde un
estilo venía a suplantar al otro a partir de la pureza de los medios artísticos. Para
Burger si las teorías estéticas son históricas, una teoría crítica del arte que intente
dar cuenta de ellas, debe tratar de entender en sí mismo que constituye lo histórico,
debe analizar con qué noción de historia está trabajando; también se debe historizar
la teoría.
Desde ya que de acuerdo a lo que veníamos viendo con otros autores, él también
cuestiona el historicismo positivista, en el sentido de pensar a la historia como un
desarrollo general y un proceso evolutivo, lineal y teleológico. Porque para él
historizar no supone que uno considera a las teorías previas como pasos simples
para una perspectiva actual, no son simples pasos en una línea. Desde tal
perspectiva, podemos decir que fragmentos de teorías antiguas se sacan de su
contextos de pertenencia y se leen como adecuados al presente, pero sin tener el
cambio de función y significado; para él es un error no tener en cuenta sus
contextos de producción, desgajar, es descontextualizar. Entonces, desde el modelo
que va a plantear, es un modelo en algún punto dialéctico, va a cuestionar el
desarrollo lineal de la historia, esta idea de que la historia se desarrolla de un
pasado a un presente. Le interesa analizar las cuestiones inherentes a los procesos
históricos. Muchos de sus postulados se basan o apuntan con Benjamin.
Historizar para Burger significa descubrir la relación que hay entre el desarrollo
del objeto, y las categorías de una disciplina o ciencia que sirven para pensarlo. Le
va a interesar como el objeto estético tiende a su propio conocimiento. Es el
momento de la autonomía, cuando el objeto puede examinarse a sí mismo.
Les traje una cita sobre el proceso de autonomización de acá, Piglia dice en Las
tres Vanguardias:
puramente estética; quiere hacer un texto que no sirva para nada, un objeto que
tenga una fuerte actualidad antisocial y que se oponga a las poéticas de la utilidad y
cualquier posibilidad de función. Busca el grado de esteticidad en ese vacío por el
cual el texto se propone como contrario a cualquier expectativa de una sociedad
que tiene la utilidad como elemento central. La carta de Flaubert es de enero de
1892, en ese mismo año Sarmiento está escribiendo campana en el ejército grande,
y trata de convencer a urquiza de la eficacia y de la calidad de la escritura como
elemento central en la derrota del rosismo, trata de hacer ver lo importante que es
la escritura en la guerra y el papel de los letrados en la recomposición de la
situación política y social.
Había una relación con la técnica determinada por un régimen representativo en distintos
estilos, que exigen que las obras se produzcan de acuerdo con determinadas convenciones,
medios y técnicas. El régimen sería el que domina hasta el XVIII en las artes, un régimen
que espera la adecuación entre medios y fines en el arte, que exige a cada periodo artístico
determinadas formas, géneros y temas para construir la imagen. Piensa en el Barroco,
Renacimiento, estilos codificados que no permiten variación en el uso de medios y
lenguajes. Están marcados por la época, en la literatura pasa lo mismo: cierta forma del
lenguaje habilitada y otra nom, en relación y adecuación de formas y temas plausibles de
ser dichos.
Ahora bien, lo que dice es que la liberación de medios y técnicas se produce a partir de las
vanguardias, que disponen de la heterogeneidad de herramientas de composición visual y
textual, que pretende hacer un uso libre. No son creadoras de un estilo determinado, esto
es porque hubo una liberación de medios y técnicas, no se espera una adecuación de
composición a una forma determinada. Se libera del régimen representativo, lo que hace la
vanguardia es poner a disponibilidad los medios artísticos, toma medios que no le son
propios, como los de la cultura de masas. Burger dice que sólo a partir de la vanguardia se
reconocen los medios artísticos, porque se dispone de ellos como lo que son, como
medios. Pero para que sea posible el fenómeno, es necesario el desarrollo de ciertas
condiciones del arte en la sociedad burguesa.
A partir de la mitad del siglo XIX, la dialéctica entre forma y contenido de la estructura
artística cambia en beneficio de la forma. Desde este punto de vista de la producción
estética, el dominio de la forma en arte puede entenderse como un dominio de los medios
en Burger. Que a la forma se la reconoce como medio, es pensado al medio como
sinónimo de forma, y el arte pone en disposición diferentes medios, los libera; pensamos
en los collages dadá, que se componían con elementos pictóricos, periódicos del día…
Hay una puesta en disposición de diferentes lenguajes que tiene el arte.
Una de las críticas que puede hacerse es que pone a movimientos de diferentes
características e incluso asociado a diferentes signos políticos juntos. Quién hace esa
distinción es Andreas Huyssen, y vamos a verla después.
Para eso, introduce el concepto de autocrítica del presente. Burger se basa en Marx que
hace un análisis sobre la religión, donde distingue la crítica inmanente al sistema, que
funciona en el seno de una institución social, por ejemplo la crítica del cristianismo al
paganismo. Esa crítica inmanente implica cuestionar determinadas concepciones de lo
religioso, es una crítica al interior del sistema. Para Burger, la autocrítica de un sistema -y
nos interesa el artístico- supone una distancia de las concepciones enfrentadas entre sí,
supone supra esa crítica entre concepciones, supone una crítica radical, que sería en este
caso a una crítica a la institución religiosa en su totalidad (y por eso radical). La autocrítica
del presente supone, no discusiones inmanentes dentro de una institución, sino la crítica
profunda y radical de la propia institución.
Hacemos la distinción entre crítica inmanente, que es la crítica parcial entre movimientos
o facciones de la institución que sea, y autocrítica que supone una crítica a la institución en
su totalidad. Puede trasladarse al ámbito artístico, que es lo que hace Burger. Sería criticar
a la institución. El arte como totalidad.
La visión de vida cotidiana viene de Marx y de Engels, tal como Burger la concibe, en un
libro que se llama Ideología Alemana, de 1845. Lo que plantean ahí es que las condiciones
materiales, los modos de producción, condicionan la vida de los seres humanos y sus
rutinas diarias. Estas praxis cotidianas, se relacionan con las prácticas de los espacios
donde se desarrolla la vida social. Lo interesante es que la vida cotidiana tiene un carácter
dual, donde puede reproducir las condiciones sociales de existencia, o puede subvertir el
orden imperante.
Para Burger la vanguardia, a través de esta autocrítica que realiza sobre sí misma, tendría
la potencialidad de subvertir las condiciones. Ahí entra en juego la relación entre
autonomía e institución, donde las posibilidades están dadas según la relación que se
establezca con la institución. Las instituciones artísticas o literarias para Burger, las obras
de determinada literatura, no surgen de manera individual, sino a través de ciertas
condiciones que establecen que arte y qué no, qué es literatura y cómo debe leerse.
Podemos disfrutar de una obra, no por sus cualidades intrínsecas, sino por reglas que
incorporamos, naturalizadas que determinan qué actitudes tenemos hacia la literatura, y
qué es cómo leerla. El canon es el armado de un corpus hacia cierta institución.
La institución no es la que define las características, pero nos dice cómo leerla, que regula
el aparato de producción y de recepción de las obras. También define las ideas, Burger en
este sentido hace una crítica ideológica y no sólo sociológica; por eso para él la relación
entre arte y sociedad va a estar siempre atravesada por una línea o vínculo de oposición y
confrontación. Burger se va a apoyar en Marx, en la ideología como falsa conciencia y
deformante de la realidad, donde analiza por sobre todo la religión, que es producto de
pensamiento, pero sin embargo no está tan alejada de la verdad; para Burger la religión
tiene una estructura contradictoria.
La religión es ilusión, porque el hombre proyecta en el más allá un mundo ideal lo que
querría haber realizado, es un modo de no ver la realidad (sigo basándome en la idea de
ideología y falsa conciencia). La crítica de la ideología religiosa se pregunta cuál es la
ideología de la religión, y se constata que es contradictoria, logra una experiencia de la
felicidad ilusoria, pero impide la realización de la felicidad real; es una felicidad ilusoria y
compensatoria que bloquea la felicidad real. Según este modelo, la ideología es producto
de una praxis que responde a una realidad que se presenta como insuficiente y por eso
necesita de ilusiones.
Para Burger en este sentido sólo la crítica ideológica puede describir ese momento de
verdad, lo que hace es tomar ese modelo de la religión y propone separar un momento de
la verdad de la falsedad ideológica en el terreno del arte, ese es el procedimiento que hace
en su argumentación. Dice que la idea que rige el arte desde el siglo XVIII es la idea de
que el arte es autónomo, la institución literal está dominada por la idea de que la literatura
está separada de los discursos morales, religiosos, científicos. Y esta separación la produce
la institución, no depende de la decisión de sujetos. Por eso para él la autonomización es
un proceso histórico a partir del cual ciertas instituciones van a generar sus propias formas
de funcionamiento, van a definir sus prácticas y discursos, separándolas de lógicas y
discursos ajenos. Entonces, leemos un texto como autónomo en relación de cómo la
institución lo lee como autónomo, no es problema del orden del contenido o del tema, sino
de la función. La institución es la que va a regular la forma del arte y la sociedad.
primar va a ser una estética ligada a la corte, el rey y el poder político. Luego pasa al arte
burgués, que es lo que a él le interesa, porque es el antecedente inmediato de la
vanguardia. Va a decir que la institución en representación del arte burgués es la
objetivación artística de la autocomprensión de la propia clase. Es decir, es el arte burgués
el que va a habilitar la autocomprensión de la burguesía como clase. Lo que está
puntualizando es también el trabajo inmanente con los materiales, y en el sentido también
que la separación de las esferas, supone que el arte se separa de dos estadíos anteriores,
que son la religión y el poder político. Esta separación de los dos estamentos es
fundamental en la historia del arte, donde desaparece que el arte tiene que estar en función
de algún tipo de poder. Tiene que ver con el desarrollo del capitalismo y fuerzas
productivas, que lleva a que el artista/escritor pueda vivir de su propio trabajo sin
depender de un mecenas de la corte o de la protección. Se van desligando de esos poderes,
en eso consiste el poder de autonomización.
También me va a interesar de este cuadro el tercer momento, el que coincide con el fin del
antiguo régimen y comienzo de la modernidad, cuando la burguesía se afianza como clase
dominante, y cuando el arte se separa de las otras esferas. Este fenómeno de alguna
manera ya estaba anticipado por el autotelismo en el romanticismo, el concepto de telos,
cuando el arte se refiere a sí mismo, y por lo tanto el autotelismo es cuando un objeto se
refiere a sí mismo; es un antecedente de la autonomía formalista que encontramos en el
romanticismo. Y cuando puede pensar en sus propias condiciones de producción. Esta idea
se va a ir afianzando en la sociedad burguesa, donde llega su desarrollo completo, pierde
su funcionalidad, en todo caso tiene una finalidad sin fin (Kant) desde una perspectiva
estética. entonces, el artista deja de estar al servicio de la iglesia o nobleza, y pasa a estar
en función del mercado. Con Benjamin vieron que el artista empieza a competir con otros
productos de la industria cultural. La reflexión del arte sobre sí mismo, para Burger, se
vuelve en un tema del arte, se tematiza y se vuelve contenido; la reflexión del arte sobre sí
mismo. Y eso es lo que hace el esteticismo. Pero esta autonomía es relativa e inestable,
nos dice para completar el panorama, donde entra en crisis, cae y se modifica
históricamente.
Esta separación entre el arte y la vida se vuelve contenido del arte, que es lo que hace el
esteticismo, y ahí es donde interviene la vanguardia, en el momento crítico del esteticismo.
Lo que hace la vanguardia es revelar el carácter oculto de la institución, revelar esa
autonomía. Por eso para Burger la vanguardia representa un momento autocrítico del arte,
hace ver lo que está oculto, sus reglas y leyes de funcionamiento. Por eso la vanguardia
histórica es inentendible sin ver el contexto anterior. Burger reconstruye el cuadro de
proceso y desarrollo histórico, porque esa autonomía no es entendible si no nos remitimos
por sobre todo al arte burgués anterior, o cómo se va dando esa progresiva autonomía.
Hay algunas ideas que estarían caracterizando esta idea del arte autónomo, y que
provienen de Kant y de Schiller, fundamentalmente vienen de la crítica del juicio, del arte
como una finalidad sin fin. Supone la idea de pensar al artista como genio, de alguien con
cualidades espaciales y talentos que puede desplegar, en relación con notas profesiones
que no supondrán esas habilidades espaciales. Pensar al artista como genio es borrar lo que
tiene el arte como trabajo, sus condiciones materiales de trabajo. Es una de las críticas que
hace. Otra de las características de la estética idealista es la recepción del arte como
contemplación, que supone fundirse miméticamente extasiado con la obra, que es lo que
Benjamin llama recepción aurática, el culto celebratorio y no distanciamiento, una función
mística y fetichista. Es de alguna manera igualar el arte a la religión, de creencia y
fetichismo a la obra. Otra de las características que va a sostener idealista contra la cual
Burger disputa es la idea de la obra como una totalidad armónica, orgánica, sublime,
donde todas las partes coinciden en relación con un todo, como un organismo natural y
repetible. Ahí es donde las vanguardias van a trabajar con la repetición, con la obra
incompleta, con volver la producción artística a la vida y a lo vital. Van a trabajar con la
idea de obra inorgánica, alegórica, fragmentada, que tienen que ver con las ideas de
Benjamin en relación con el arte.
El problema para burger del idealismo esteticista es que para esta postura, las
contradicciones del arte se reconcilian pero no pueden ser integradas a la praxis vital,
porque se reconcilian en términos su contenido, tranquilizador podríamos decir. Esa
experiencia estética de lo absoluto no puede ser integrada en la vida cotidiana, hay una
discontinuidad, porque vuelve contenido a la utopía. Esto es lo que hace el esteticismo. En
la doctrina del arte como el arte, el arte es una esfera separada de los intercambios
mundanos, que es donde van a parar los valores, que ya lo encontramos en la praxis vital,
ideales como lo humano, la belleza, la verdad, que no lo encontramos en la praxis
cotidiana. Lo que hace el arte es representarlo en algún lugar noble, digno e ideal.
Mientras que la vida cotidiana está manejada por la racionalidad burguesa, especulación,
utilidad práctica. En algún sentido el esteticismo es una producción y reacción anti
utilitaria del arte. Es en ese momento que el esteticismo de arte por el arte tiene un instante
de verdad y crítica a lo utilitario y racionalizado de la vida cotidiana; hay una dimensión
crítica porque hay una reflexión sobre lo que la sociedad podría ser. Pero el problema es
que esos valores, procesados por la esfera del arte, estabilizan la protesta, la asimilan, la
llevan a una esfera de lo ideal y de la representación. Lo que hace el arte es poner en una
esfera más allá lo que cuestiona, y diluye toda posibilidad de transformación. Esta es la
crítica que se le hace a las corrientes esteticistas del arte por el arte, crítica que queda
anulada y convertida en materia de fetichización, un poco de lo que se previene
Hubermann, junto a discusiones que vuelven a emerger en su exposición.
mismas se vuelven institución y normativas, donde ellas mismas van a prescribir cómo se
debe producir arte. Va a decir que las vanguardias fracasando es una falsa superación del
arte autónomo, porque no logran subvertir los cambios en la praxis vital ni integrar esos
cambios a la práctica artística. Ese es su diagnóstico de las vanguardias.
Burger no dice que el arte no tenga relación con la sociedad, sino que en ese desarrollo de
manera articulada y con la cronología de un proceso histórico y las categorías que
permiten analizar ese proceso, dice que el esteticismo lleva al arte a su grado máximo de
autonomía, pero es la vanguardia la que logra el estado de autocrítica del arte respecto de
la autonomía. Pero no niega lo social, sí lo incluye. Quiere reconducir al arte de la praxis
vital y no negar sus condiciones de existencia.
La lectura de que la vanguardia fracasaron luego es matizada por otros autores, por
ejemplo la vanguardia de los 60 's en EEUU que lograron recuperar de la lucha de las
históricas, en sus propios términos y contextos. Hay críticas a la teoría de Burger. Premat y
Kohan piensan en la vanguardia contemporánea. No podemos ver la vanguardia como una
totalidad tampoco, hay diferentes ideas del artista de vanguardia, la función y compromiso
de lo social y la praxis cotidiana.