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TRABAJO PRÁCTICO FINAL

IES N° 28 “OLGA COSSETTINI”

Cátedra: Lecturas críticas II

Profesor: Gareta, Luciano

Curso: 3° 2°

Alumna: Pérez, Milagros

Año:2020
Durante el recorrido de la cátedra de Lecturas Críticas II, en primer lugar, pudimos desarrollar temas
vinculados a la crítica y al análisis literario y dentro de estas, las funciones que cumple el crítico
literario y la metodología que utiliza. Los principales aportes teóricos de crítica y análisis literario
fueron de La escuela de Frankfurt con sus mayores exponentes Adorno y Benjamín, quienes
exponen su teoría desde un enfoque marxista y para realizar una crítica de la realidad social hacen
un análisis interdisciplinario recurriendo a prácticas tales como la política, la economía.
Y en segundo lugar abordamos temas vinculados a la Identidad, cultura y subjetividad como un
modo de resistencia hacia los modelos hegemónicos de la modernidad.
Pasaremos a explicar cuál es el funcionamiento de la crítica literaria planteada por Jaime
Blume Sánchez (2006) la cual consiste en identificar cuáles son los elementos que
conforman la obra y para la comprensión de qué significan los mismos en el interior del
texto. “(…) procura determinar el orden inteligible presente en las obras y aquellos
factores que intervienen en la gestación del fenómeno estético literario.” “(...) la función
de la crítica se cumple cuando el lector descubre, al interior de la obra literaria, los
diferentes elementos que la integran y el modo cómo interactúan entre sí”(Sánchez;
2006: Página 2) Pero dicha crítica busca apoyo en una disciplina que esté consolidada
como puede ser biología, sociología, psicología, lingüística, historia, etc. y también busca
apoyo en un método de análisis que sea capaz de dar un respaldo tanto objetivo como
comprobable que avale las conclusiones a las que se aborda. Es aquí donde el análisis
crítico entra en juego porque se va a ocupar de desmenuzar y distinguir aquello que está
anudado, como, por ejemplo, los personajes, las voces, las situaciones imaginadas por el
autor, las estructuras superficiales y profundas del lenguaje utilizado, las normas que
condicionan las expresiones lingüísticas y los estilos cognitivos que de alguna manera
reflejan dichas expresiones. Entonces según Jaime Blume Sánchez (2006) “(…) la crítica
y el análisis literarios reconocen como actividad central de su labor específica la de
separar los elementos integrantes de un todo, en procura de la captación de su estructura
textual, a partir de lo cual se obtenga una mejor comprensión del significado de la obra
y se abra la posibilidad de emitir un juicio de valor sobre la misma.” (Sánchez; 2006:
pág.2)
En base a lo mencionado anteriormente y en el deseo de enfrentar el problema de la
literatura y de la comprensión de su significado profundo, la crítica literaria ha buscado
puntos de apoyo para así establecer una propuesta científica, es así como surgen distintas
propuestas teóricas y metodológicas algunas centradas en el factor lingüístico o del
lenguaje, y otras basadas en los estudios de la cultura y la sociedad. Dentro de este último
enfoque encontramos a la Escuela de Frankfurt, dentro de la cual, según Gómez Redondo
(2008), se encuentran los intelectuales Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Walter
Benjamín y Jürgen Habermas quienes se proponen como objetivo construir una nueva
teoría crítica para interpretar la sociedad en su conjunto, atendiendo a los efectos
negativos de la industrialización en los modelos culturales que se estaban planteando en
las primeras décadas del siglo XX. Los exponentes de la escuela de Frankfurt tienen como
fundamento el presupuesto hegeliano, de que el sistema social es una totalidad en la que
múltiples aspectos reflejan la misma esencia, por lo tanto, el arte y la literatura se
convertirán en planos esenciales de la investigación sociológica. También coinciden en
que solo a través de la creación artística el individuo puede liberarse de las presiones de
carácter totalitario. Dos de las principales figuras eran Theodor Adorno y Walter
Benjamín. Adorno establecía que, a pesar del distanciamiento de una obra de arte con la
realidad, siempre tiene, aunque sea una mínima relación con la misma. Él exponía que la
literatura, a diferencia de la mente, no tiene un contacto directo con la realidad, por lo
tanto, proclama que el arte no puede limitarse a reflejar la sociedad, sino que debe actuar
en el interior de esa realidad produciendo una clase de conocimiento indirecto, “El arte
es el conocimiento negativo del mundo real.” (Gómez Redondo (2008) Y esto puede
conseguirse escribiendo textos experimentales «difíciles» y no obras críticas o polémicas.
Él sostiene que el arte está separado de la realidad y que esta separación es la que le otorga
su significado y poder especiales. Las obras modernas se encuentran bastante distanciadas
de la realidad a la que aluden y este distanciamiento les otorga poder para criticarla, por
esto, Él creía que las obras de vanguardia al negar la realidad a la que hacen referencia
eran la máxima exposición de esta crítica. Y, por otro lado, Benjamín se centró en la
relación del arte con las nuevas tecnologías que surgían en esa época, es decir los nuevos
medios masivos. Exponía que a partir de esa relación se podría plantear a la obra como
una producción, propensa a la copia y a la reproducción, y al autor como un mero
productor. Benjamín en “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica”
plantea una diferenciación entre el arte antes y después del siglo XX. Antes este tenía que
ser un arte áurico, es decir contener un aura en donde se encontraba solo el autor y su
obra, además, de que era pensado solamente para un sector de la sociedad, mayormente
la burguesía. Pero, con la llegada del siglo XX y la industrialización, esta aura se rompe,
el arte comienza a ser masivo, es decir que cualquier sector de la sociedad puede llegar a
él y utilizarlo para expresarse, como sucede en el uso del arte político, es decir se busca
mostrar la realidad objetivamente. En síntesis, el arte se vuelve masivo y que, también,
puede llegar a movilizar a las masas.
Podemos ver como Benjamín plantea un método para la crítica y análisis literario basado
en cuatro puntos: en primer lugar, identificar el discurso de poder y el discurso sometido,
con sus respectivas representaciones alegóricas en la obra. En segundo lugar, encontrar
en la relación entre estos discursos la visión del mundo contemporáneo que los provoca
y los hechos específicos que pueden simbolizar. En tercer lugar, interpretar
alegóricamente los fenómenos consecuentes a las circunstancias sociales y a los discursos
de poder que se han establecido. Esto significa buscar en la obra la manifestación de la
pérdida del aura, la atrofia de la experiencia, o nuevos fenómenos que pudieran emerger.
Y, por último, encontrar el método creativo que la obra ha propuesto como un modo de
escape a la relación de poder que los discursos han establecido o el método creativo que
estos discursos y la situación circundante ofrecen como único.
En segundo lugar hemos trabajado la Identidad, cultura y subjetividad como una
estrategia de resistencia a los modelos hegemónicos de la modernidad. “La noción de una
identidad cohesionada, unida, pura y estable ingresó en crisis hace ya varios años. Se
trata de un proceso de larga duración que erosionó la soberanía del sujeto moderno
(…)” (Nuestra escuela; 2016: pág.2) Según lo expresado anteriormente podemos notar
que la identidad sufrió una crisis debido al ingreso en la modernidad, con fracturas en la
cultura y la consolidación del sujeto moderno. Esta fragmentación de la identidad y de la
crisis de la noción de identidad homogénea nos revela que “(…) no hay nada natural en
la identidad (…)” (Nuestra escuela; 2016), ya que esta se trata de la historia humana y de
su manifestación en la modernidad, por esto el proceso de identificación de una persona
se conformó con la unión a alguna unidad colectiva, sea nación, comunidad, pueblo o
provincia, que fue mediado por la cultura. En dicha época los sujetos modernos fueron
constituidos como miembros por ejemplo de una clase, de un género sexual, de una raza,
etc. La modernidad nos deja en claro, que el sujeto de esa época es una posición, “(…)
no un rasgo esencial o permanente(...)” (Nuestra escuela; 2016) por el hecho de que
puede variar, desplazarse, o restringirse. Esta noción de identidad relacionada con la
cultura nos da a entender que es en este ámbito donde el hombre crea su subjetividad.
Lo planteado anteriormente se relaciona con lo propuesto por Ticio Escobar (1995), según
este autor el cambio de concepto de identidad-sustancial al de identidad- constructo,
quiere decir que en el concepto de identidad hay un traspaso de una noción sustantiva a
una consideración pragmática. En conclusión, podemos decir que existe una relación
entre identidad, cultura y subjetividad a partir de la crisis del sujeto moderno. La
subjetividad del individuo puede articularse con la nación, el territorio o la lengua y todas
ellas pueden sufrir una modificación y traducirse en códigos simbólicos, que conforman
su identidad.
A pesar que las clases no hayan sido de forma presencial siento haber sacado provecho
de la materia. Los contenidos que hemos dado durante el trayecto de la cátedra me han
servido de manera que pude complementar y relacionar con otras asignaturas y contenidos
aprendidos hasta el momento, además algo que me fue de mucha ayuda es que no solo
aprendimos teoría si no que la llevamos a la práctica. Valoro mucho su esfuerzo tanto en
la selección de contenidos como de las actividades que nos proporciono a lo largo del
año. Agradezco el tiempo invertido por nosotros. ¡Gracias, profe! Muy buen año.

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