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Siglos XV-XVII
Grado en Historia, Universidad de Murcia
Profesora: Lucía Provencio
1. CONSIDERACIONES GEOHISTÓRICAS
1. ¿Cómo y desde dónde aprender a pensar la historia de América?
La perspectiva desde la que se estudia la Historia de América es de vital importancia, pues la
percepción de este estudio es diferente, por ejemplo, para un indígena de latinoamérica que para un
español (descendientes de invadidos vs descendientes de invasores).
La «conquista» de América podría definirse mejor como un proceso, no de conquista propiamente,
sino de invasión, con ciertas colaboraciones por parte del mundo indígena.
2. Periodización y fuentes
La periodización histórica para América se diferencia de la que suele usarse en Europa. De esta
manera, podemos hablar de los períodos Paleoindio, Arcaico, Formativo, Clásico y Postclásico.
BARRERAS NATURALES
Dentro de América, podemos destacar varias barreras naturales que dificultaban la comunicabilidad
y habitabilidad.
Hablamos de zonas como el Amazonas, donde se desarrollaron amplias culturas mayormente
nómadas; la barrera orográfica de los Andes, que recoge la cultura Tihuanaco, a una gran altitud; o
la del desierto del norte de Chile. También hay desiertos en México, donde se desarrolla la gran
cultura Mexica, mientras que encontramos climas subtropicales en el área Caribe, que está
formada por las Antillas mayores (Cuba, La Española, Jamaica y Puerto Rico) y menores. Las
diferencias térmicas también son notables en zonas como Chile. En cuanto a los ríos, los del
Amazonas son navegables y permiten la comunicabilidad, mientras que los de Costa Rica y Panamá
no lo son. Las zonas de manglares dificultan la comunicabilidad.
Que América tenga esta heterogeneidad y aislamiento, no sólo con el resto de continentes, sino
también en su interior, ocasionó que las comunidades desarrolladas fueran muy diferentes. Cabe
destacar cómo el ser humano fue capaz de adaptarse a todos estos ambientes, difíciles de habitar. La
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falta de comunicabilidad aparente podría no haber existido, dadas ciertas fuentes arqueológicas
que puedan rebatirla, no habiendo quizá una comunicación fluida entre lugares muy lejanos, pero sí
cierta relación (Piedra Spondylus).
al ver estos problemas. Pronto verán que las distancias de este continente no pueden medirse en
leguas, sino en días, semanas o meses, y que hay altitudes de hasta 7000m, nada comunes en su
lugar de origen.
Estos conquistadores desembarcaron, en primer lugar en el mar Caribe, al que tomaron como el
Mediterráneo americano, un espacio accesible. A diferencia de ellos, el continente, al que entrarán
por zonas como Florida o Yucatán, sería más difícil de atravesar, dada la variedad de climas y
paisajes con los que se encontrarían, destacando:
➢ Clima subtropical: Clima muy húmedo y con vegetación muy densa, siendo poco
accesible. Otros problemas que acarrearían serían los insectos, como los mosquitos, que
podían transmitir enfermedades como la malaria, luego llevada por los africanos. Ejemplos
de clima subtropical serían Florida o Yucatán.
➢ Zonas tropicales: Estos paisajes se despliegan entre el Trópico de Cáncer y el de
Capricornio, en sectores mexicanos, centroamericanos, antillanos y gran parte de
Sudamérica.
➢ Desiertos: Estos espacios no fueron colonizados hasta que los conquistadores no se dieron
cuenta de la existencia de minas de oro y plata, las cuales harían que fuera rentable vivir allí
pese a los escasos recursos. Como ejemplos, tenemos el desierto de Sinaloa (en el que había
indígenas nómadas), el de Sechura (Perú) o el de Atacama (Chile). Los Andes, Mesoamérica
y Sudamérica.
➢ Cordilleras de gran altitud: Prefirieron permanecer en otras zonas, a ser posible, como
Ciudad de México, localizada en una meseta de menor altitud.
➢ Bosques densos: América templada.
➢ Espacios geográficos transicionales: Allí pueden prosperar especies pertenecientes a
climas tropicales y templados. Son las tierras piedemontanas y altas de México, América
Central y América andina septentrional y ecuatorial, así como el sur brasileño, paraguayo y
noroeste argentino.
➢ Paisajes neárticos y subantárticos: Neárticos en el norte y centro de México; subantárticos
en el sur de Argentina y Chile. Ambientes fríos de difícil habitabilidad.
En todas estas zonas, tuvieron que enfrentarse a desastres naturales, como terremotos, volcanes,
torrenteras… Asimismo, se encontraron con fauna y flora desconocidas, de las cuales pudieron
aprovecharse en algunas ocasiones. Un ejemplo sería la quínoa, proveniente de Perú, o la hoja de
coca, de la que no se empezaría a extraer cocaína hasta el siglo XIX. Esta última resultó ser de gran
efectividad, ya que la hoja de coca, cultivada en las yungas, servía como estímulo para trabajar en
las minas sin cansarse, ya que quita el hambre y la fatiga. No tiene sabor y es diurética, por lo que
es muy saludable tomarla, especialmente en grandes altitudes. Otros productos, de origen mexicano,
sería el cacao o el tomate.
Esta variedad de ecosistemas del continente americano hará que haya una falta de comunicabilidad
también entre los asentamientos de los colonizadores. En menos de 50 años, se conquistan más de
2.000.000 de km2, habiendo, pues, una gran distancia entre los distintos puntos de asentamiento,
como por ejemplo Lima y Cusco; o Valdivia (tres veces arrasada por los indígenas y reconstruida) y
Santiago de Chile.
Además, al darse cuenta de la vasta extensión del territorio, tendrán una obsesión por encontrar un
paso para llegar hasta Oriente, su objetivo inicial, si bien esto no sucederá hasta descubrir el Cabo
de Hornos. Dicho accidente será atravesado por Magallanes Elcano en 1520, lo que supone una
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referencia geohistórica, aunque el uso de esta vía, que suele tener tormentas y corrientes muy
fuertes en la zona, no se normalizará hasta tiempo después. Hasta ese momento, el tan deseado paso
no será útil, teniendo que recurrir al estrecho de Panamá, por el Camino de las Tres Cruces.
Además, una opción para bajar la mercancía de oro y plata desde Potosí era llevarla a lomo de indio
o de mula hasta Buenos Aires.
2. EL ESPACIO CARIBE
1. Introducción. Los españoles le asignan un nombre
Para analizar a las sociedades que los europeos encuentran en América, se tienen en cuenta dos
criterios. El primero es la capacidad del ser humano para actuar sobre la naturaleza; y el segundo, el
grado de diferenciación social al interior de esa sociedad (igualitaria, desigualitaria, jerarquizada...).
A partir de estos criterios, se vio que, en América, había al menos 3 niveles de complejidad social:
tribal, cacicazgo y civilización o altas culturas.
• Tribal:
◦ Se limita a la depredación y captación para asegurar la subsistencia. Cultivo de la roza.
◦ La ciudad territorial es la aldea y el grupo doméstico es la base de la producción y el
consumo, pudiendo estar formada por una familia extensa.
◦ Sin derechos a la propiedad privada, aunque sí al uso comunal de la tierra.
◦ En la composición del grupo priman los lazos de parentesco y la diferenciación social se
limita al sexo y a la edad.
◦ Sociedad no permanente, sino que va rotando la jefatura.
◦ Sin fronteras fijas, se mueven de un sitio a otro, sin ciudades.
• Cacicazgo:
◦ Estadio intermedio entre lo tribal y las altas culturas.
◦ Se percibe mayor diferenciación social.
◦ Extensión territorial variable, con amplitud suficiente como para desarrollar la
agricultura, más extensa que en la tribu.
◦ Aparece la figura del cacique, que dirige al grupo, organiza la producción, controla los
recursos y lo que se tiene que trabajar en las unidades domésticas, las actividades
guerreras, encabeza las ceremonias, etc.
◦ La diferenciación social sigue siendo mínima, aunque la consideración de las mujeres y
los menores es inferior a los varones adultos, aunque habrá mujeres que lleguen a ser
cacicas (se hereda el cacicazgo por línea materna), al quedarse viudas o sin hombre que
pueda dirigir (p.e. Anacaona).
◦ También hay cautivos o esclavos.
• Altas culturas
◦ Se denominan así a los grupos humanos que presentan una mayor complejidad cultural y
organización del trabajo.
◦ Especialistas en las ramas de producción, tareas de gobierno, etc. La estructura social
está jerarquizada.
◦ Incas y Aztecas.
◦ La defensa de los intereses comunes y los privilegios son los que rigen los altos puestos
diferenciados.
◦ Sistemas patriarcalistas en los que había una división del trabajo según los roles según el
determinismo biológico.
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◦ Gobierno estatal que establece códigos normativos y vigilan que se cumplen. Se reserva
el poder de la fuerza y las ceremonias religiosas.
◦ La base económica es la agricultura intensiva con tecnología bastante avanzada.
◦ Cuanto más conexión de los ecosistemas, mayor la supervivencia del ser humano y el
crecimiento demográfico. Tras ello, empieza una estructura política y social ordenada y
reglamentada, y aparecen los corpus normativos.
◦ Surgen las ciudades como lugar de intercambio por oposición al campo, separación clara
de ambos.
◦ El paso de un estado caciquil a una alta cultural puede llevar siglos (aunque en la región
andina fue rápido) y tiene que ver con el control de los ecosistemas, tener la máxima
capacidad de acceso a los nichos ecológicos
Las tres van a coexistir. Cuando llegan los europeos, se encuentran el máximo desarrollo de algunos
como los Aztecas, los Incas, los Arahuacos o en los Caribes. Otro caso distinto serían los Mayas,
que en el siglo XVI estarán en un proceso de involución.
Los tres niveles estaban presentes cuando llegan los españoles en 1492. Las sociedades originarias
accedieron por dos rutas: el norte, y, más tarde, el sur, por el océano Pacífico. Desde el norte, los
primeros grupos se diversifican hacia el sur y se van asentando para desarrollar las culturas que
luego encontrarán los europeos.
En la región mesoamericana, en el 2500 antes de nuestra era empiezan a desarrollarse multitud de
culturas. Estas irán evolucionando hasta llegar a dos grandes altas culturas. Es destacable el hecho
de que los españoles tardaron 20 años en acabar con las culturas tribales y cacicales, y sólo 3 en
eliminar el Imperio Inca, que podía llegar a tener muchos más soldados. Esto podría tener que ver
con la concentración del poder en un sólo jefe, de forma que acabando con este, se convence al
resto de la población de que deje de luchar.
4. Espacios culturales caribeños a fines del siglo XV. Insulares: Arahuacano y Caribe.
Continentales.
4.1. Arahuacos
Procedían del Amazonas medio e inferior, pasando por el Orinoco y subiendo hasta la costa este de
Venezuela para llegar a las Antillas Mayores. Primero se establecieron en Puerto Rico, desde donde
pasaron a La Española, sedentarizándose allí los grupos más numerosos. Luego, desde esta isla, se
dispersaron hacia Cuba y Jamaica. Primero buscaron las costas, pero después se adentraron en las
selvas, valles y sabanas del interior de las islas, donde pudieron desarrollar la agricultura.
Las razones de esta migración se debe a la presión por parte de otros grupos del sur selvático y a la
movilidad a la que obligaba su cultivo de tala y roza, que consistía en quemar un trozo de selva
para plantar en la capa de ceniza que quedaba. No obstante, el suelo de la selva es poco fértil, y al
poco tiempo debe buscarse otra zona para repetir esta acción.
Así pues, se encontraban en búsqueda de tierras que les permitiese cultivar y almacenar, lo que les
haría pasar de un estado tribal a caciquil. Será en las Antillas Mayores (La Española) donde
consigan una sedentarización efectiva, con la aplicación de la técnica de los conucos.
Los conucos constituyen una forma sostenible de cultivar. Consistía en amontonar humus, hacer
agujeros para que la tierra respirara y cultivar en los montículos. A ambos lados, se ponen unos
límites para que la tierra no se desparrame. Luego se remueve el suelo con una profundidad de unos
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15 cm, se van cultivando las plantas con fertilización de animales o de la propia tierra. Además, se
plantan diferentes especies en el mismo sitio (carahotas o frijoles negros, luego maíz, ñame o yuca,
plátanos y otras plantas más permanentes, frutales…).
La yuca puede ser dulce o amarga. La amarga es venenosa. Ambas son la base alimenticia de la
dieta de estas comunidades, así como el cazabe o la chicha (se hace con maíz). La chicha se
fermenta con la saliva.
El conuco fue el máximo nivel de control de nicho ecológico que llevaron a cabo los arahuacos en
las Antillas Mayores. Ello, sumado a lo que podían traer de las selvas tropicales, como monos,
crustáceos y otros animales, les proporcionaba suficientes nutrientes para sobrevivir y almacenar.
Los arahuacos, distribuidos en grupos familiares extensos y con poblados que podían llegar a las
2000 personas, tenían como relaciones de producción la tierra extendida y trabajada como recursos
comunal, y no como individual. La fabricación de los conucos respondían a una división sexual y
jerarquizada del trabajo, que se aplicaba en mucho otros ámbitos. En este, pues, los hombres eran
los que montaban los conucos (además de cazar), pero eran ellas las que sembraban y deshierbaban.
Por otro lado, los cacicazgos debían haberse traspasado por vía materna, heredando por la madre
todo el poder político, religioso, económico y militar. Asimismo, el resto de la sociedad estaba
constituida por una aristocracia guerrera de taínos, unos sacerdotes (moján, mohanes) y una masa de
siervos llamados «naborías». Sus fronteras estaban bien delimitadas por sus tierras de cultivo.
En la producción artesanal, destacan utensilios domésticos (budares o plancha de cazabe), canoas
para transportar personas, intercambios comerciales y defensa. Su orfebrería en oro (machacaban
este mineral con piedras) fue la obsesión de los castellanos, lo que produjo el asombro de los
arahuacos por su distinta forma de entender la riqueza.
4.2. Caribes
Las migraciones de los caribes fueron posteriores a las de los Arahuacos. Ejercieron una verdadera
invasión sobre ellos, de carácter más agresivo, provocando el desplazamiento de estas primeras
comunidades mediante el saqueo y el robo. Apenas contaban con técnicas de cultivo, por lo que se
les suele considerar tribales.
Se localizaron en las Antillas Menores, las costas orientales de Venezuela y la isla de Trinidad. En
las primeras oleadas se quedan en la zona continental y luego en unas segundas llegan a las islas.
No buscaban terrenos para cultivar, sino que iban siguiendo a los arahuacos para asaltarlos y
capturar los excedentes de producción y a las mujeres, que sabían plantar en los conucos, para que
cultivasen para ellos. Además, les permitían reproducirse sin ser endogámicos, si bien los hijos eran
legítimos dentro de la propia tribu. Cuando llegan los españoles, en los caribes se encuentran casas
de mujeres y casas de hombres, hablando lenguas diferentes (arahuaco y caribe).
La forma de relacionarse de los caribes con otras comunidades fue a través de la guerra. Los caribes
conocían el arco y la flecha y utilizaban los venenos de la selva y de los sapos, cosa que los
arahuacos no, ya que usaban la lanza. De esta manera, los arahuacos ganaban sólo si eran muy
superiores en número, si no, morían en cantidades inmensas al no ser guerreros.
La imagen que esta tribu dio a los españoles con sus costumbres guerreras y antropófagas, hizo
considerar a los españoles dos clases diferentes de indígenas:
a) «Indios de razón» → no ofrecían resistencia y eran dóciles, así que eran esclavizados y
repartidos entre los invasores. La mayoría de ellos morían por la explotación a la que se les
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sometía y las nuevas enfermedades traídas de Europa contras las que no estaban
inmunizados.
b) «Caribes o indios de guerra» → eran considerados salvajes, antropófagos, dirigidos por el
diablo y hechiceros idólatras. Debían ser exterminados por su ferocidad.
Realmente, la clasificación sólo determinaba el modo en el que iban a morir, ya que el dominio de
los invasores llevó a todos a la extinción. Unos cincuenta años después de 1492, prácticamente la
totalidad de estos pueblos habían desaparecido. Sus orgullosos caciques habían sido asesinados, sus
conucos primero explotados por los últimos indígenas hasta su exterminio final y luego,
abandonados; las fértiles montañas explotadas para extraer maderas talando sus frondosos bosques;
y sus campos convertidos en cementerios, donde fueron enterrados más de dos millones de
cadáveres.
4.3. Continentales
En cuanto al Caribe continental, las sociedades se desarrollaron en la medida en que pudieron
adaptarse mejor con el medio y, sobre todo, alcanzar el manejo de ciertos cultivos.
Aunque hay desacuerdo entre los especialistas en cuanto a las primeras sociedades agrarias en estas
zonas continentales, está claro que algunas de ellas evolucionaron hacia formas de cacicazgo, que
manejaron simultáneamente los ecosistemas de la montaña tropical y de la costa, que establecieron
relaciones más o menos violentas de dominación sobre otros grupos cercanos y subordinados en un
estadio de evolución inferior, y que estuvieron permanentemente en guerra con otros cacicazgos
similares pero con los que, al mismo tiempo, mantuvieron fluidas relaciones de intercambio.
CULTURA ZENÚ
Entre las sabanas colombianas y la costa, en torno a los ríos Sinú y San Jorge, se extendió la
cultura Zenú. Ocupó las llanuras tropicales del Caribe, al oeste de la actual Cartagena de Indias,
combinando ciénagas, estuarios y sabanas. Se dividía en tres provincias que desarrollaban
actividades productivas y económicas complementarias: tubérculos, maíz, manufacturas, oro nativo,
caza, pesca y recolección. Sus jefes respectivos, siempre del mismo linaje, controlaban la
distribución.
CULTURA DE TAIRONA
Otro complejo cultural es el de Tairona. Situado en la costa caribe colombiana, en las alturas de la
Sierra Nevada de Santa Marta, produjo un importante desarrollo urbano único en toda la región.
Dada la diversidad de alturas, la zona presenta una gran variedad ecológica, desde los arenales
costeros hasta las nieves de altura. La región estuvo muy densamente poblada. Aún en nuestros
días, sus descendientes conservan buena parte de sus rasgos culturales.
desde el 500 a.C., y hasta el 1520 (llegada de Hernán Cortés) tendrán continuidades de migraciones,
formas de organización, cultura material, etc., lo que nos lleva a decir que Mesoamérica es una
región cultural que ha ido cambiando sus límites a lo largo del tiempo sin depender de un factor
geográfico, como en el caso del espacio Caribe o los Andes, sino de factores culturales ideológicos.
MESOAMÉRICA 500 A.C.
1. Costa del Golfo
2. Altiplano Central
3. Región oaxaqueña
4. Región maya
por los vencedores: la mayor parte de las sociedades mesoamericanas anteriores a la invasión se
hallaban estructuras según un modelo típico de dominación ejercido por un reducido estamento
«nobiliario» sobre una gran masa campesina tributaria. Como parece obvio, esto tendría una
influencia enorme en el período posterior a la llegada de los europeos. Asimismo, es necesario
recordar que la estructura social de estas comunidades autóctonas no estaba tan alejada de la que los
castellanos conocían en sus tierras.
MEXICA
En el contexto de la Historia de México, debemos recordar que empezamos en el Postclásico Tardío
(1400-1521). En esta época es cuando los mexicas ocupan el Valle Central de Mesoamérica en un
contexto de migraciones.
El Valle Central o el Valle de México es una cuenca lacustre compuesto por una serie de lagos y
lagunas con varias áreas pantanosas y emplazado en una meseta entre altas montañas. El clima del
valle y su conformación geomorfológica tendría una influencia muy grande en el tipo de utilización
agrícola.
2. Peregrinaciones y migraciones
Estos grupos tuvieron su origen de migraciones en el norte (Toltecas, Tlascaltecas, Mexicas
finalmente…) y lucharán entre sí por ocupar el espacio o establecerán relaciones de convivencia.
En el caso de los mexicas, encontramos evidencia de estas migraciones en los relatos y códices,
como el Códice Boturini o Tira de la Peregrinación, un manuscrito elaborado en una larga tira de
amate doblado en 22 láminas que, unidas, conforman un conjunto de 5 metros de longitud; en ella
se registra la historia de los mexicas desde su salida de Aztlán (garzas blancas) hasta poco tiempo
antes de la fundación de Tenochtitlán. Los mexicas fueron la última gran peregrinación chichimeca
(pueblos al norte del Valle de México).
Desde un punto de vista histórico, en el Valle Central, durante el Período Preclásico temprano, nos
encontramos con sociedades aldeanas, y poco a poco los grupos se van complejizando, dando lugar
a una jerarquización social. Durante este transcurso de tiempo irán apareciendo diversos grupos
étnicos como los olmecas, a la vez que van desapareciendo otros, como los teotihuanacos, ya
inexistentes antes de la llegada de los españoles.
Los mexicas (también llamados aztecas y otras denominaciones), al llegar al Valle Central, se
internarán dentro del señorío de los tepanecas de Azcapotzalco. Los tepanecas permiten a los
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mexicas asentarse en sus territorios a cambio de que se conviertan en tributarios y queden sujetos al
señorío de Azcalpotzaclo. El pueblo mexica tuvo que batallar con muchos grupos étnicos
(tepanecas, culhuas, chichimecas de Texcoco…) para hacerse por fin con una región propia y
convertirse en un imperio que dominaba el Valle Central, la costa del Golfo de México y Oaxaca en
torno a 1500.
Texcoco y derrotan a los tenapeca, independizándose de ellos y creando en 1430 una nueva Triple
Alianza, encabezada por los señoríos de Tenochtitlán, Texcoco y Tacopan. En esta asociación, el
líder mexica o tlatoani (ahora Moctezuma) impondrá su preeminencia, aunque bien es cierto que la
autonomía de cada uno de los otros dos aliados era muy grande.
color azul y el rostro con líneas azules y amarillas. Tras esto, cinco días antes, los dueños de los
esclavos y los ancianos de la ciudad ayunaban. El día anterior de los sacrificios, los esclavos subían
al Templo Mayor y daban vueltas alrededor de la piedra de sacrificios y después comían tamales. Al
día siguiente, se hacía descender la figura de uno de los dioses (Painal) de lo alto del templo hasta
el recinto del juego de la pelota, y allí se mataban a cuatro cautivos que eran arrastrados desde
Tlatelolco hasta el Templo Mayor de Tenochtitlán, pasando por los barrios de la ciudad, mientras
que se representaban escaramuzas guerreras entre los esclavos y la gente del barrio.
De vuelta al templo, un sacerdote bajaba con una antorcha de tea que representaba a la «serpiente
de fuego», el arma que usaba Huitzilopochtli en su mundo cosmogónico. Después de esto se
sacrificaba, con un cuchillo de obsidiana, primero a los cautivos y luego a los esclavos, cuyos
cuerpos eran arrojados por las escaleras. Tras esto, las fiestas continuaban varios días.
Cuando Hernán Cortés fue recibido por Moctezuma II con gran agasajo en el espacio sagrado y
tanto sus huestes como él fueron hospedados en las habitaciones de este recinto, pudieron conocer
la práctica de los sacrificios. Según las crónicas de Bernal Díaz del Castillo, los castellanos
pensaron que los indígenas eran unos bárbaros que mataban a gente, pero realmente habría que
reflexionar sobre qué entendían los castellanos por barbarie, y qué entendían los mexicas o los
mayas, ya que también los invasores cometieron muchas acciones violentas.
lagunas con varias áreas pantanosas y emplazado en una meseta entre altas montañas (más de
2000m de altitud). El clima del valle y su conformación geomorfológica tendría una influencia muy
grande en el tipo de utilización agrícola.
En cuanto a su régimen hídrico, las precipitaciones se acumulan en una estación lluviosa, muy
irregular en su distribución geográfica dentro de la cuenca, así como en su frecuencia a lo largo del
año (época de lluvias que dura en torno a 5 meses). Este régimen hídrico tiene consecuencias
obvias: en algunas partes del valle llueve mucho, pero de una forma torrencial y, por otra parte,
llueve más donde la instalación y la ocupación para el uso agrícola de las sociedades humanas es
menos sencilla.
Una de las primeras consecuencias de este hecho en relación con la ocupación humana de este
espacio fue la realización progresiva de un sistema de irrigación, que combinó la construcción de
terrazas de cultivo (para la utilización agrícola de los terrenos en declive y la conservación de la
humidificación), con la puesta a punto de diferentes formas de almacenamiento y de conducción del
agua de los torrentes y surgentes montañosos. De este modo, la producción agrícola del área creció
de forma progresiva y estas terrazas ampliaron la capacidad de producción maicera del valle.
CHINAMPAS
Sin embargo, el principal problema era el aprovechamiento del sistema lacustre del valle, para lo
que utilizaron las chinampas, unas áreas de cultivo de gran productividad ganadas poco a poco al
lago, que se fueron extendiendo de forma progresiva hasta ocupar la extensa superficie que
habitaban en la época de la expansión europea. La definición de chinampa es: terreno de poca
extensión construido en un lago (isla artificial) mediante la superposición de una capa de piedra,
otra de cañas y otra de tierra, que permite formar una base nutritiva para cultivar verduras y flores.
La chinampa recibe la humedad filtrada desde los canales, donde se favorece la cría de peces y aves
acuáticas, que ayudan a la fertilización del agua. Una hilera de árboles les sirven de refuerzo a
ambos lados.
Las chinampas surgieron desde el principio de la colonización mexica de los lagos de Texcoco,
Xochimilco y Chalco, en el siglo XII d.C. Conforme Tenochtitlán creció, también lo hizo el área del
lago ocupada por las chinampas, ya que estas cumplieron una función de urbanización para
extender la ciudad y ganarle terreno al lago, no fueron sólo un agrosistema. Cuando llegaron los
españoles en 1519, consideraron que las chinampas eran un método de agricultura poco eficiente y
las desdeñaron. No obstante, nunca desaparecieron por completo, y aún hoy se utilizan en varias
zonas del resto de México, como en el Lago de Xochimilco, donde podemos ver plantaciones de
rábanos con este sistema.
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Han sido rescatadas por su valor como tecnología sostenible. Son una manera adecuada de cultivar
la tierra sin afectar permanentemente al paisaje. Además, ya que se aprovechan de los nutrientes y
el agua del entorno, no hace falta añadir fertilizantes a sus cultivos, ni desviar los nutrientes y el
agua del entorno, no hace falta añadir fertilizantes a sus cultivos, ni desviar fuentes de agua. Eso sí,
las chinampas no son eficaces en la agricultura a gran escala, que es lo que necesita el mundo
actual. Probablemente funcionen para pequeñas poblaciones, pero no son la solución a los
problemas de distribución que aquejan al mundo.
Además, el sistema lacustre ofrecía una gran ventaja para civilizaciones que no conocieron la rueda
y no domesticaron animales para el acarreo y la tracción: los lagos y canales posibilitaron la
creación de un sistema de transporte eficaz y muy barato en términos de ahorro de energía
humana. Las mercancías eran transportadas por canoas de carga, así la producción agrícola podría
llegar a los núcleos urbanos de forma rápida y económica.
autoridades inmediatas (los responsables de los calpolli), a los nobles y al tlatoani. También se
encontraban en este grupo los esclavos, que eran cautivos de las campañas militares o personas que
bajaban su estatus por traición o por no pagar tributos.
Los integrantes de este grupo estaban obligados a prestar servicios personales como por ejemplo el
de transportistas por la ausencia de animales de carga; a pagar tributos, a trabajar la tierra y a
integrar los ejércitos.
TRIBUTO EN TRABAJO
El tributo en trabajo era prestado de forma rotativa por las distintas comunidades que formaban
parte de la Triple Alianza y se trataba, en general, de trabajo no especializado, como el de obras
«públicas» (acueductos, calzadas, canales de irrigación, pirámides y grandes monumentos
religiosos); también una parte se prestaba en acarreo de productos, es decir, los tlamenes o
cargadores, que tenían una importancia enorme en una sociedad que no conoció ni la rueda ni los
animales de tiro. Asimismo, en ocasiones se prestaba tributo en trabajo agrícola en las tierras
asignadas a los templos o al palacio.
TRIBUTO EN PRODUCTOS
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El tributo en productos era entregado directamente, a través de la acción del calpixe que lo
administraba a cada lugar, a la autoridad central, es decir, las tres capitales de la Triple Alianza que
se lo repartían de forma desigual (2/5 para Tenochtitlán y Tlatelolco y 1/5 para Tlacopan).
Este tributo consistía en alimentos (maíz, chile), algunas materias primas muy especiales (algodón,
maderas finas, plumas de ave, oro, grana cochinilla), en productos acabados, mantas de algodón,
trajes de guerreros, láminas de oro, piezas de cobre, piezas de estaño, pieles de animal y,
finalmente, en un producto que jugaría un papel de semimoneda: el cacao (también parece que las
mantas e incluso el oro desempeñaron un papel en este sentido).
MATRÍCULA DE TRIBUTOS
El documento conocido como «Matrícula de Tributos» registra en escritura pictográfica los
tributos que los pueblos pagaban a México-Tenochtitlán, Texcoco y Tacuba en el momento de la
conquista de México por los españoles. La matrícula fue probablemente copiada o elaborada a partir
de un original prehispánico alrededor de 1522-1530, por orden del conquistador Hernán Cortés,
quien quería aprender más sobre la organización económica del imperio de la Alianza.
Cada página de la Matrícula representa una de las 16 provincias tributarias. La ciudad principal de
cada provincia aparece primero, en el extremo inferior izquierdo de la página, seguida hacia arriba
por los pueblos o altepetl que pertenecían a ella. Cada altepetl está representado por un glifo
toponímico. Cuando el margen izquierdo está completo, sigue el margen derecho, y finalmente la
fula superior. Dentro de ese marco de glifos toponímicos, los artículos que la región pagaba se
representaban visualmente, en filas, y la cantidad esperada de cada ítem se registra utilizando
registro tributario.
La Matrícula de Tributos es un valioso documento para el estudio de la geografía política y
económica de la Mesoamérica de la pre-conquista, los nombres de los lugares nahuatl, el sistema
numérico náhuatl y la riqueza económica del imperio.
Cabe mencionar que, en general, se solicitaban como tributo productos locales, pero a veces no era
así, y los tributarios debían de acudir a los mercados para procurarse productos más exóticos. Ahora
bien, muchos de estos bienes que circulan primero como tributo, lo harán más tarde a través de
mecanismos no mercantiles como el de redistribución.
MERCADOS LOCALES
Los mercados locales pueden variar desde aquellos pequeños en aldeas hasta el enorme mercado de
Tlatelolco, pues las facilidades para el transporte por vía acuática en el área lacustre hicieron que
algunos de estos mercados urbanos fueran realmente impresionantes. El cronista Bernal Díaz del
Castillo compara el mercado de Tlatelolco con las ferias de Medina del Campo, y el propio Hernán
Cortés calcula que era el doble de grande que la Plaza Mayor de Salamanca.
En estos lugares, la operación fundamental parece ser el trueque de un producto por otro, lo que
permite al campesino procurarse dos tipos de productos:
a) Los que necesita para su subsistencia o vestimenta y que él no posee en ese momento o
todos esos que, por razones ecológicas, no pueden ser producidos localmente en una
comunidad determinada.
b) Aquellos que integran «el tributo» en los diversos niveles de obligaciones a los que estaban
sometidos y que, por las mismas causas ecológicas, no podían ser resultado de su trabajo.
La presencia de los granos de cacao agilizaba el intercambio en estos grandes mercados, pues al
pasar por una semimoneda, es decir, un elemento que, en cierta forma, jugaba de «equivalente de
todas las mercancías»; la operación resulta mucho más simple.
Algunos de los artesanos o vendedores que podíamos encontrar en los mercados locales eran los
siguientes: «mujeres que vendían el cacao hecho», ya que se creía que la espuma de cacao hacía
más fértiles a mujeres y hombres, por lo que se podía ver a mujeres espumando cacao en los
mercados. La espuma del chocolate tenía un significado ritual para las culturas mesoamericanas,
por lo que se consideraba como la parte más deseable de la bebida, parte que consideraban que
estaba viva gracias a una fuerza llamada «pée», asociada a la fertilidad. Para producir espuma, se
utilizaba la técnica del transvasado (una porción del líquido es vaciada continuamente de un
recipiente a otro hasta la producción de espuma). En el caso de las preparaciones de bebidas de
chocolate, el contenido de cacao juega un papel importante en la generación de espuma, pues con el
mayor contenido de cacao se incrementa la producción de espuma, y es preferible el chocolate sin
azúcar. También nos encontramos mucha venta de maíz, que como sabemos, era un alimento
principal en la dieta del Valle de México y de muchas otras partes del continente; así como los
plumeros, diestros en seleccionar distintas plumas para crear piezas de gran calidad y exquisitez,
como el penacho de Moctezuma.
Estos mercados parecen ser el resultado de grupos de mercaderes especializados en diferentes tipos
de productos, que permitían la expansión de mercancías de alto valor por todos los mercados que
participaban en el sistema de ciruclación prehispánico; aunque las formas de intercambio eran
reguladas por los poderes políticos en este tipo de mercados.
Estos mercaderes, pochteca en el caso mexica, además se hallan enmarcados en un sistema social
peculiar de tipo «clánico», y además parecen haber tenido funciones de espías y enviados políticos
de la Triple Alianza. Los mercaderes parecen haber alcanzado hacia finales del período mexica una
importancia particular.
El control y la gestión de las rutas y de los productos comerciales fue una estrategia política para el
crecimiento del imperio azteca. Los gobernantes mexicas encaminaron sus esfuerzos hacia la costa,
el Golfo de México y el sur, donde se hallaban las provincias más productivas, y este interés
implicó al ejército y a los comerciantes que intentaron mantener un equilibrio de fuerzas que, con el
tiempo, parece ceder a favor de los pochtecas, amenazando el estamento militar.
Cabe reflexionar que la existencia de un intenso sistema de circulación, sea mediante tributo o
gracia a los mercados, no implica necesariamente la existencia de un sistema mercantil debido al
hecho de que la tierra y el trabajo están completamente fuera de toda forma de transacción mercantil
y se hallan institucionalizados, y además, muchos de los bienes circulan a través de mecanismos no
mercantiles, como son la reciprocidad y la redistribución.
Un ejemplo sobre este sistema de tributos o tipetl es el del altepetl de Chalco. Desde su fundación,
aproximadamente en el siglo XIII hasta el siglo XV, los chalcas gozaron de total independencia. De
acuerdo con fray Diego Durán, la situación de los chalcas cambió cuando Moctezuma I, decidió
construir un templo dedicado a Huitzilopochtli, el cual tenía que ir acorde con su grandeza.
Asimismo, este acontecimiento coincidió con una política expansionista por parte de los mexicas.
De tal suerte, para llevar a cabo este proyecto, Moctezuma requería de una gran cantidad de piedras,
por lo cual pidió ayuda a los señores de Chalco, aunque los chalcas se rehusaron a dar lo que pedían
los mexicas y comenzaron los enfrentamientos. A pesar de la resistencia, los chalcas fueron
vencidos y quedaron bajo el dominio de los mexicas.
Así, bajo la dominación que ejerció Tenochtitlán sobre los pueblos a los que sometió se caracterizó
por la entrega de tributos a los integrantes de la Triple Alianza. Cada grupo sometido estaba
obligado a proporcionar cierta cantidad de un producto en específico, y en el caso de los chalcas fue
el maíz y la piedra para la construcción, madera y guerreros para continuar con el avance
expansionista.
El sometimiento que vivieron los chalcas, y los demás grupos mesoamericanos, persistió hasta el
gobierno de Moctezuma II (1466-1520). A pesar de que las diferentes comunidades mantuvieron su
independencia en la forma de gobierno, esperaban el momento de liberarse del sometimiento al que
estaban sujetos. En esta coyuntura llegó Cortés en 1519 a Mesoamérica y aprovechó el descontento
que existía en el territorio para aliarse con los enemigos de los mexicas.
7. Etnografía de la cotidianidad
Algunos códices como el Durán (1579) del dominico Diego Durán, o el Códice Florentino (1540-
1585) aportan valiosas noticias sobre las costumbres y tradiciones de los pueblos mesoamericanos,
pone de manifiesto el interés de algunos colonizadores españoles por el pasado (antes de la
invasión) y el presente (periodo colonial) de México. Estos códices cobran aún más valor por su
aparato gráfico de coloridas láminas.
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También destacamos el Códice Mendoza, ordenado por el virrey Antonio de Mendoza para obtener
el panorama económico, político y social de la tierra recién conquistada. Fue creado en 1542 y
desde 1659 se encuentra alojado en la Biblioteca Bodleiana de Oxford (Reino Unido). Según la
autora de uno de los estudios más completos sobre el códice es el más completo de los códices
mesoamericanos conocidos, ya que combina la historia de las conquistas imperiales, las cuentas de
los tributos de las provincias y una crónica etnográfica de la vida cotidiana de la historia
prehispánica de México.
El Códice Mendoza también se considera una de las fuentes primarias para comprender cómo se
representaba el conocimiento en los códices mesoamericanos antes de la conquista. Las glosas en
español para cada una de las páginas anotadas, son una fuente invaluable para entender cómo
funcionaban estos objetos culturales. La yuxtaposición entre iconografía y glosa en español, no es la
única oposición entre dos sistemas de pensamiento: el códice fue pintado por escribas mexicanos
sobre papel español, en vez de papel amate o alguna piel de venado. Además, fue encuadernado
como los libros españoles.
Algunas costumbres mexicas a destacar son:
La fiesta de Tozi, la madre de los dioses, o fiesta Ochpaniztly. Se trataba de una fiesta solemne
que celebraban los mexicas al principio del cuarto mes de su calendario, coincidiendo con el 30 de
abril del calendario castellano. Su duración era de 20 días.
Era una fiesta para purificar a las madres paridas y según el Códice Durán “circuncidar” a los niños,
práctica que se conocía de los judíos pero que no se denominaba así por los indígenas ni tenía la
misma significación. A los niños se les presentaba al templo y se ofrecía a la diosa diversos
productos como corderos, tórtolas, gallinas, mantas, etc., molía maíz y elaboraban un pan llamado
“tamalli” con pan y miel, al que los castellanos denominaban “bollitos”, que no solo se hacía para la
ofrenda y para comer ese día.
Las madres previamente a la ceremonia habían tejido mantas y camisas para vestir a las mujeres y
hombres de sus familias que les acompañaban. Cada mujer tejía en cantidad y calidad según sus
posibilidades económicas
Llegada la víspera de la fiesta, cuando se ponía el sol, los sacerdotes del templo hacían una señal
agitando los caracoles (cáscara de un fruto que dentro tiene la semilla y al moverse suena) y bocinas
y con el tañer del tambor daba inicio la ceremonia. Las madres previamente habían alquilado a un
indio y a una india. Al indio se le daba un hachero de tea encendido (antorcha) para que alumbrara
el camino, y a la india al niño para que lo cargara. La madre llevaba las ofrendas a cuestas y el
conjunto se dirigía desde la casa familiar pasando por distintas ermitas de los barrios de la ciudad
donde iban dejando una ofrenda. Al llegar al templo mayor de Huitzilopochtli realizaban la ofrenda
principal a los sacerdotes, los cuales purificaban a las mujeres con palabras y ceremonias y
quedaban así limpias del parto.
Tras esto el sacerdote tomaba al niño y con una navaja de piedra (seguramente obsidiana) que traía
la madre, le hacían un pequeño corte en el prepucio y en la oreja. A la madre también le realizaba la
misma operación pero solamente en la oreja. Terminada esta ceremonia la navaja era arrojada a los
pies de la figura del dios y la madre pedía un nombre para su hijo, que dependía de su rango social:
si era de los grupos privilegiados le ponía un nombre de alto rango como “Moctezuma” (aunque si
la el bebé parecía triste y melancólico también le ponían este nombre porque Moctezuma II era
visto como un gobernante pusilánime que había permitido la entrada de los castellanos), pero si era
un macehual o campesino se le ponía el nombre del día en el que había nacido. Después de la
ceremonia del nombre, la madre ofrecía su ofrenda (según sus posibilidades) y se iba purificada a su
casa donde ofrecía comida a los que le habían acompañado y los vestía con ropa que les había
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Su organización política y social irán orientados al control de estos nichos ecológicos, aunque el
cómo variará en Mesoamérica y la región del Tawantinsuyu. Buscarán los excedentes para crecer
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LA SIERRA
La sierra está conformada por la Cordillera de los Andes (5000-6000 metros), que se extiende
desde las costas del Caribe hasta el Estrecho de Magallanes al final del continente. La cordillera
articula todo el conjunto y en ella se hallan algunas de las cumbres más elevadas de la Tierra.
Además, entre cumbres encontramos la zona del Antiplano Andino, donde se desarrollaron las
grandes civilizaciones y se concentraba la mayor parte de la población (valles interandinos).
LA COSTA
En cuanto a la costa, es seca y desértica, pues en ella hallaremos algunos de los desiertos más
extremos del planeta como el de Sechura (desierto de costa) y Atacama (desierto de altura).
LA SELVA
En el caso de la selva, es húmeda y de vegetación exuberante. En ella se inician algunas de las
cuencas fluviales más importantes de la hidrografía mundial (Orinoco, Amazonas, Pilcomayo,
Bermejo, Salado) que discurren por los llanos tropicales, y donde destacamos la zona de la
Amazonía, vasta región de la selva tropical de la cuenca del río Amazonas.
LA VERTICALIDAD
El espacio andino, aunque, como vemos, está conformado por paisajes muy diferentes, se
caracteriza por la verticalidad o por lo que algunos autores han denominado como «el horizonte
vertical andino». En él podemos encontrar todo tipo de niveles o «nichos ecológicos» generados
por diversos factores que interactúan entre sí como la temperatura, la humedad, la altitud, la
intensidad y dirección de los vientos, las horas de insolación, el grado de inclinación y orientación
de las laderas, la pluviosidad, las características edáficas del terreno (características del suelo)…
Estos factores están en buena medida determinados por la altura, cuya variación provoca diversos
cambios en el paisaje: en cotas inferiores a los 1000 metros la tropicalidad determina las
condiciones de vida; por encima de los 3000 metros va desapareciendo la vegetación y el aire se
vuelve más seco; y a 4000 metros encontramos los páramos o punas, donde solo hallamos un pasto
ralo llamado ichu, salares de altura milenarios (ej.: Salar de Uyuni) y las nieves perpetuas.
EL CLIMA
En cuanto al clima, también dependerá de la altura y no de las estaciones, existiendo oscilaciones
térmicas diarias en ocasiones superiores a los 30 ºC, como ocurre en el Sala de Uyuni (Bolivia), a
3600 m, donde durante el día se llega a temperaturas altas pero durante la noche se pueden alcanzar
los -20 ºC.
Otro ejemplo es que si viajamos desde la ciudad de Cusco (3400 m) hasta la ciudad de Puno (3800
m), la temperatura irá descendiendo conforme aumente la altura, sin embargo durante el mediodía,
cuando el sol se encuentra más vertical, la temperatura en la zona más elevada rondará en torno a
los 20 ºC llegando incluso a provocar quemaduras solares (estamos muy cerca del sol).
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CONCLUSIÓN
A pesar de estas hostiles y cambiantes condiciones, los hombres y mujeres andinos (los runas),
supieron adaptarse a este ambiente tan diverso y complejo y supieron cómo sacar ventaja de él.
Aplicaron métodos y sistemas de explotación de recursos que no solo les permitió sobrevivir y
multiplicarse sino generar el excedente necesario para desarrollar grandes civilizaciones,
principalmente en el Altiplano Andino. Las sociedades alcanzaron un alto nivel de autonomía
económica y una gran diversidad productiva basándose en la complementariedad de los
ecosistemas.
Por lo tanto, el área Andina es el territorio ocupado por los pueblos cuya relación con su medio
ambiente se resolvía por medio de la integración mar-cordillera-bosque tropical, un eje transversal
que configuraba una racionalidad económica constante en toda el área pero con una articulación
diferente según el periodo al que nos refiramos.
2. Sociedades preincas
Anteriores a los incas, nos encontramos en el espacio andino con una gran cantidad de señoríos y
grupos culturales de los que destacamos dos focos regionales que tuvieron una gran influencia en el
futuro: Moche y Tiwanaco.
En los valles de Trujillo y Lambayaque se desarrolló la cultura mochica. El desarrollo agrícola de
esta región llevó a los señores de moche a convertirse en los más importantes y poderosos de la
zona. El regadío se aplicó intensamente extendiendo los cultivos, a lo que se sumó una gran
actividad pesquera. Además, pusieron en práctica una política militar muy agresiva que les permitió
capturar miles de esclavos entre los grupos vecinos, por lo que las castas sacerdotales y militares
acabaron fundiéndose en un señorío teocrático con una intensa actividad social, polírica y militar.
Sin embargo, no existieron grandes ciudades, salvo los enormes complejos ceremoniales
construidos en adobe y pintados de vivos colores. La guerra y el continuo trajín de hombres,
tributos y mercancías caracterizaron la vida en esta región.
En los alrededores del lago Titicaca, nos encontramos con la cultural regional de Tiwanaco, que
tuvo una extraordinaria influencia en todo el sur andino. Tuvieron que combinar diversas estrategias
de cultivo y manejar un complicado sistema calendárico, ya que la elevada altitud (por encima de
los 4000 metros), la gran aridez y pluviometría estacional necesitó la complementariedad de
productos procedentes de diversos microambientes como valles y punas (ganadería de altura), a los
que accedían a través de intercambio, construir terrazas escalonadas para aprovechar las laderas,
explotar los salares de altura para conservar la carne, poner en uso canales de riego y crear
almacenes para guardar el excedente. Estas técnicas permitieron no sólo mejorar la producción
arícola, sino el establecimiento de grandes contingentes de población en altura. Pero, sobre todo,
hay que señalar que el núcleo principal de esta cultura no residió en estas u otras realizaciones
materiales, sino en el conocimiento y el manejo de los calendarios, que resultaban básicos para
regular las siembras y las cosechas, aprovechando los períodos de humedad y sequía.
El templo, del que destacamos el de Pumapunku, observatorio astronómico y centro de este
conocimiento, consistía el eje en torno al cual giraba la vida, mientras la población se diseminaba
por los terrenos de cultivo. La relación íntima del hombre con los dioses se hacía a través de los
sacerdotes, que leían en los astros, en los vientos, en las lluvias, en las tormentas y en los temblores
los mensajes de su divinidad, lo que se hizo consustancial a la supervivencia y al modelo cultural
Tiwanaco.
Esta cultura regional tuvo una importante influencia sobre los incas, quienes decían proceder
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también del Titicaca, e incorporaron buena parte de los elementos aportados por Tiwanaco.
Agricultura estandarizada, sistemas y técnicas de regadío, construcción de terrazas, almacenes para
guardar el excedente, intercambio de productos con otras zonas, manejo intensivo de los diversos
microambientes, especialización productiva de una parte de la población ganadera en las zonas de
altura, métodos de conservación de los alimentos, notable alfarería polícroma, telares cada vez más
perfeccionado, son algunas de las características comunes de todas estas culturas preincas que
influyeron bastante sobre los incas, quienes incorporaron buena parte de los elementos aportados
por Tiwanaco, fundamentalmente.
En torno al siglo VI, podría afirmarse que, a grandes rasgos, los desarrollos regionales
evolucionaron hacia formas cada vez más belicistas: poco apoco, los señoríos teocráticos se
transformaron en señoríos militares que, en su afán por acumular mayores recursos, más tierras y
más servidores, expandieron su poder sobre sus vecinos por la fuerza de las armas. La
multiplicación de los centros urbanos a partir de los centros ceremoniales ofrecía grandes beneficios
a quienes emprendieran su conquista: mucha población concentrada, almacenes copiosos, riquezas
acumuladas… Las ciudades y santuarios fueron así objetivos prioritarios de estos pueblos en
expansión.
Uno de estos grupos étnicos en forma de señorío militar es el de la ciudad de Wari, que inició una
veloz expansión que les llevó a ocupar (si no siempre militarmente sí a influir en lo político y lo
económico) el inmenso espacio situado entre el sur de la línea ecuatorial y el lago Titicaca, es decir,
una expansión dirigida fundamentalmente hacia las zonas de mayor actividad agrícola. Aunque no
conocemos con exactitud las razones de su expansión, parece que la fomentó un desarrollo urbano
originado por el aumento de la producción artesanal, fundamentalmente textil, que necesitaba una
gran cantidad de productos agrarios para mantenerse.
Cabe destacar que, en sus campañas de invasión, los grupos Wari trasladaron a pueblos completos
hacia zonas donde les fueran de mayor utilidad, usándolos como mano de obra más o menos
forzada. Esta población trasladada era conocida como mitimaes, en quechua «colonos», y fue un
sistema que luego los incas utilizaron profusamente. Además, los Wari trazaron una importante red
vial que comunicaba las ciudades entre sí con los centros productivos, y manejaron la tributación
como un instrumento fundamental en la construcción del Estado, ejemplo que más tarde también
seguirían los incas.
Wari fue evolucionando en la medida que las culturas sobre las que se asentaron, por conquista o
por sometimiento político, influyeron sobre su modelo social, especialmente Mochey Tiwanaco
(mayores niveles de organización social, política y religiosa), de quienes se incorporaron recursos
materiales, humanos, dioses, conocimientos y técnicas. Más tarde, cuando se produjo el declive de
Wari y comenzaron a surgir de nuevos señoríos étnicos de alcance regional, muchos de ellos
contaron con una influencia Wari muy marcada. Por tanto, tras el declive de Wari, los incas
aparecieron como el nuevo poder centralizados e integrador de todas estas realidades regionales en
el Tawantinsuyu, incluyendo a las anteriores Moche y Tiwanaco, a Wari y a todos los grupos
culturales que había absorbido; todos estos grupos preincas les aportaron conocimientos sobre
técnicas agrícolas y aprovechamiento de los microambientes, el modelo de intercambio de
productos con otras regiones, los sistemas de regadío, conocimientos sobre la conservación de los
alimentos y almacenaje, y el modelo de expansión de carácter político-militar que se basaba en el
uso de mitimaes o colonos.
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Pachacuti, tenía la forma de un puma y suponía una gran extensión poblada sobre la que se
ubicaban los templos, los palacios, las plazas y el caserío urbano con calles trazadas linealmente en
torno a la gran plaza central (Huacaypata) que sorteaban los cursos de dos ríos y de la intrincada
red de canales de la ciudad que se convirtieron en una de las claves del éxito agrícola de Cuzco.
EDIFICIOS
En cuanto a los edificios, el templo más importante era la coricancha o «casa del sol», centro desde
el cual se trazaban los ceques o líneas invisibles que dividían el mundo en cuatro «suyos» y que
comunicaban este templo con los adoratorios o huacas diseminados por la geografía cusqueña y sus
alrededores (en los cerros que rodeaban la ciudad). Los palacios eran igualmente importantes, no
sólo la «casa del Inca» donde vivía el Inca, primera autoridad y jefe supremo de carácter divino;
sino que cada inca y otros miembros de las panacas reales fueron construyendo su propio recinto.
En la parte más elevada de la ciudad se alzó la inmensa fortaleza de Sacsahuanan, un recinto
ciclópeo de piedras colosales con muros escarpados que servían al mismo tiempo como resguardo
de la ciudad y como santuario.
PROVINCIAS
Sin embargo, aunque la geografía andina quedó centralizada en Cuzco, la expansión incaica sobre
tantas y lejanas regiones, y el sometimiento de pueblos y señoríos tan diversos, obligó al
establecimiento de un complicado sistema de gobierno territorial: el espacio andino quedó
dividido política y administrativamente en un mosaico discontinuo de «provincias» con muy
distintos tipos de gobierno, autoridades y especializaciones productivas. Estas provincias eran de
distinto tipo, conformando un sistema bastante complejo:
• Provincias reconocidas como la tierra de determinadas parcialidades, grupos étnicos o
antiguos reinos o señoríos con quienes se había establecido algún tipo de pacto: lupakas,
pacajes, chupaychus, carangas, urus… Estas provincias tributaban directamente a Cuzco.
• Provincias que pertenecían al inca o al culto de una deidad, y les tributaban directamente a
ellos.
• Provincias bajo el dominio de una panaca (donde tenían las tierras de su propiedad), a la
que tributaban.
• Provincias creadas ex profeso por determinados motivos, bien para asegurar su posesión en
un territorio difícil o bien para producir bienes específicos. Estas provincias fueron pobladas
con mitimaes, es decir, familias o grupos de colonos (herencia de Wari, como ya habíamos
visto antes) que eran llevados hasta allí procedentes de otra región. En los primeros tiempos,
estos colonos procedían de la región de Cuzco, y los trasladaban a otras para asegurar su
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RED DE COMUNICACIONES
Además, se necesitaba una red de comunicaciones que enlazara todo el Tawantinsuyu. La trama de
caminos incaicos (y en especial el «cápac ñan» o gran camino) constituyó otra de sus más
importantes aportaciones a la integración andina. Los «chaquis» o mensajeros, situados a cierta
distancia unos de otros, se encargaban de transmitir o portar la información que, por estos caminos,
hacían correr la noticia o llevar el mensaje, que así podía llegar con rapidez de un lugar a otro. En
estos caminos se situaban, perfectamente escalonados y a la manera de posadas, «tambos» o
apostaderos en los que existía una reserva de comida y otras ayudas para los viajeros.
MITA
Los servicios y prestaciones que necesitara el inca de sus súbditos debían ser aportados por estos
mediante la mita (turno), una especia de obligación de servicio temporal para realizar una actividad
concreta. La comunidad o el grupo sujeto a esta tributación debía ofrecer un número determinado de
«mitayos» por un tiempo y para una tarea específica (construir caminos, terrazas, canales, abastecer
a los tambos, cultivar determinadas parcelas…).
La mita entraba también en el sistema de redistribución del incario y se entendía como una
contraprestación más de la relación de reciprocidad entre el inca y sus vasallos. De la mita se
obtenían también contingentes necesarios para conformar el ejército imperial, marchando al
combate los mitayos aportados por los diferentes ayllus con sus señores al frente.
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YANACONAS
Las yanaconas (yana, criado) eran los sirvientes o siervos exclusivos del inca, y no se debían a
ningún otro señor ni servicio. Constituían un grupo especial entre los trabajadores como
privilegiados por servir al soberano. Estos yanaconas contaban con especiales exenciones, y estaban
distribuidos por todas las provincias.
En resumen, lo más interesante del período incaico fue que lograron en muy breve plazo la
articulación de un enorme espacio en torno a una hegemonía política y religiosa concreta y, aún más
importante, la homogeneización de un modo de producción y de relaciones.
4.2. El ayllu
Este modelo que acabamos de comentar tenía como cédula básica de la sociedad, raíz o nudo
articulador básico el ayllu, cuya existencia era muy anterior a los incas y parece que muchos de
ellos con sus señores naturales pasaron a formar parte del imperio.
El concepto es complejo, pero básicamente el ayllu estaba constituido por un conjunto de
productores más o menos dispersos, unidos por lazos cooperativos, a través de los cuales el grupo
conseguía la autonomía económica. Además, estos lazos se reforzaban con la aceptación por parte
de todos de que pertenecían a la misma familia étnica, de que tenían un linaje común (en la medida
en que se identificaban entre ellos y ante otros como descendientes de un mismo antepasado, real o
mítico); también por estar ligados a una tierra o medio físico concreto, cuyos elementos naturales
les aportaba las señas de identidad colectiva que los consolidaba como miembros de la misma
«familia», por compartir una misma lengua, también vestían con tejidos y colores similares,
compartían unas formas alimenticias concretas, un mismo tipo de cerámica, etc.
No tenían un tamaño en concreto, a veces podía estar compuesto por pocas unidades familiares u
hogares y otras veces podían estar compuestos por pequeños ayllus que formaban uno grande, a la
manera de una red de hogares o familias. En este proceso de identificación colectiva,
incorporándose un mayor número de hogares, transitamos desde el ayllu a la comunidad, al grupo
étnico o al señorío. Estas relaciones de parentesco conferían a sus integrantes una sensación de
unidad y cohesión que llegaba a constituir un férreo caparazón ante cualquier influencia externa
(incluso las relaciones eran endogámicas).
La tierra y sus bienes potenciales, los pastizales, las aguas, los animales, los frutos, pertenecían al
dominio colectivo del ayllu, o de la comunidad compuesta por varios de ellos. El acceso y
explotación de estos diversos microambientes eran llevados a cabo por cada uno de los ayllus o en
colaboración con otros ayllus, de tal forma que todos los integrantes tenían un objetivo común,
supusiera más o menos esfuerzo conseguirlo. Además, desde el ayllu se tenía derecho a los bienes,
y si estos crecían el grupo entero aumentaba su prestigio. Estamos, pues, ante un sentido colectivo,
no individual, de la movilidad social y el progreso económico en función del éxito obtenido en el
manejo de los recursos disponibles. Con los dioses y las huacas locales sucedía lo mismo:. Eran
parte de la colectividad y nadie podía usufructurarlos por sí solo. Lo religioso era una parte
fundamental de lo colectivo.
En el interior del ayllu no sólo se trataba de compartir recursos. El trabajo o, mejor dicho, la fuerza
de trabajo, era igualmente repartido. El esfuerzo colectivo destinado al trabajo era lo que llamaron
«mingas», a las que se acudía para realizar tareas comunitarias en momento señalados. Al igual que
se intercambiaban los bienes aportados por el esfuerzo de cada hogar o grupo de hogares en los
diferentes nichos ecológicos, también se distribuía entre ellos el trabajo de forma compensada. En la
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medida en que este tipo de relación podía extenderse a las articulaciones entre diversos ayllus,
aumentando la fuerza de trabajo, se posibilitaba alcanzar mayores y más lejanos recursos o
emprender tareas colectivas más ambiciosas. Esto fue lo que permitió, por ejemplo, la construcción
masiva de andenes de cultivo o canales de riego con el consiguiente aumento de la producción.
Estos intercambios de bienes o servicios debían ser equitativos en función del principio regulador
de la reciprocidad: el ayni(«retorno»), entendido como mutualidad, trabajo recíproco. Incluso
existía un aynicamayok, un guardián o juez de estas relaciones equilibradas, pues debía de
controlarse que uno diera el otro lo mismo que recibía. Además, se aplicaba el término tinku: lo
unido, lo completo, lo equilibrado. Ayni y tinku regularon así los intercambios recíprocos de otdo
tipo, las obligaciones mutuas. Esta reciprocidad se ajustaba también no sólo entre los miembros de
ayllu, sino entre el ayllu como colectivo y sus integrantes, es decir, debían de trabajar para la
comunidad en la medida en que la comunidad trabajara para cada uno de ellos.
Sin embargo, existían asimetrías marcadas en estas relaciones, que generaron estratificaciones en el
interior de los ayllus y las comunidades. No todos los hogares eran iguales en tamaño y, por tanto,
en capacidad productiva, por lo que el aporte al ayllu se realizaba desde una posición de
desequilibrio en cuanto a la carga laboral que a cada uno correspondía aportar, lo que provocaba
que unos tuvieran que trabajar más que otros. Por lo tanto, el sentido de lo comunitario y la
aplicación de los conceptos ayni y tinku, no conlevaba necesariamente un régimen igualitario de
deberes, obligaciones y derechos. Esto también afectaba en los grupos más numerosos a la hora de
mantener mayor lealtad al ayllu original o al colectivo superior, lo que repercutía en el prestigio que
el ayllu adquiriese dentro de la comunidad, el trabajo que debían portar y los bienes y servicios que
debían recibir.
El regulador de todas estas complejas relaciones era el curaca, jefe de la comunidad o del pueblo, o
incluso del ayllu si era muy grande. Debía pertenecer al linaje fundador y su autoridad le venía dada
a través de la sucesión de su parentela directa. El prestigio de su liderazgo lo obtenía en función de
cómo manejara el complejo sistema de obligaciones y derechos. Sus funciones eran las siguientes:
representaba la identidad colectiva, organizaba el trabajo y repartía las tierras, se encargaba de
enviar trabajadores a los distintos nichos productivos, velaba por el almacenamiento y consumo de
los bienes comunales, defendía los intereses colectivos en sus relaciones con otros grupos y dirigía
rituales religiosos. Las contrapartidas que recibía eran laborales y productivas: la comunidad le
trabajaba la tierra, le entregaba productos procedentes de otros nichos ecológicos, le tejía la ropa, le
ofrecía ofrendas por su dedicación a sus responsabilidades con motivo de las fiestas religiosas, le
construía su vivienda, etc.
Pero su mecanismo fundamental de poder lo constituía el otro gran principio articulador del mundo
andino junto con la reciprocidad: la redistribución. El curaca era el que redistribuía los bienes
obtenidos colectivamente, especialmente durante días señalados (siembras y cosechas, festividades
relacionadas con las huacas locales o el calendario solar). En estas ceremonias de redistribución
también se mantenían los principios ayni y tinku, aunque no se aplicaban con un sentido
completamente igualitario para todos los miembros de la comunidad.
Esta redistribución tenía que ver con principios de jerarquía, con la cantidad de tierra asignada
para el trabajo, con la cantidad de mano de obra aportada por los mismos, con la dificultad o el
tiempo asignado a algunos hogares o individuos de varios hogares en tareas de mitmaqunas de otros
nichos ecológicos, o en trabajo para la comunidad, con el mayor o menor cantidad de tributo que se
les exigiera por parte de otro señor étnico superior o por el inca, o para el culto de los dioses locales
incaicos… en otras palabras, el curaca normalmente tenía muchas posibilidades de ir manejando la
redistribución a favor de unos y otros, de manera que generaba red de lealtades a su persona y a su
grupo cuando no a todo un ámbito clientelar. Con este sistema, el curaca se aseguraba en el futuro
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mayores aportaciones de productos que aumentaban su poder porque los volvía a situar en el
circuito de redistribución.
Este juego de lealtades generaba también conflictos de autoridad en el seno de las comunidades, de
manera que las relaciones de poder se mantuvieron siempre en un equilibrio que, si en algunos
momentos fue precario /sobre todo cuando se produjeron interferencias externas como las
invasiones Wari), en otros no hicieron más que consolidar el papel protagónico de los curacas en el
manejo político y social de las comunidades.
Si ponemos esto en relación con lo anteriormente explicado sobre la superposición de la hegemonía
incaica en el espacio andino, entenderemos mucho mejor el juego de alianzas que conformaron la
base de su poder y de su imperio; un juego que duró relativamente poco tiempo y que vino a
descomponerse con la invasión y la conquista europea.
Un ejemplo práctico para entender este sistema andino de redistribución, control de recursos y
circulación de bienes, es el de los intercambios de los Chupaychus, un grupo étnico del que estaba
ubicado en el Perú actual, compuesto por unas 2500 o 3000 unidades domésticas.
Su grupo étnico, es decir, el lugar donde se concentraba el mayor número de unidades domésticas,
estaba situado en la sierra (3000 metros aprox.), y allí se encontraban los recursos más importantes,
como los tubérculos y las diversas variedades de maíz. A unos tres días de marcha, hacia las alturas
de la puna, a más de 4000 metros, estaban los rebaños de camélidos y las salinas; mientras que en
los valles y las yungas se hallaban los cocales, el ají, el algodón, maderas y otros productos de la
selva. Estos recursos más alejados estaban controlados por pequeñas colonias chupaychu que se
hallaban asentadas de forma permanente en el lugar (como satélites del grupo étnico).
Uno de los elementos clave de este modelo de circulación es que las colonias alejadas del núcleo
solían estar acompañadas de otros grupos étnicos, formando así colonias «multiétnicas», pues esos
nichos ecológicos donde se explotaban determinados productos eran competidos con los mitimaes
(colonos) de varios grupos, cuyos núcleos se hallaban también en la sierra.
La circulación de los diversos productos se realizaba a través de las diversas formas de reciprocidad
ligadas al parentesco; así, varias veces al año, los mitimaes «bajarían» de la puna o «subirían» de
las yungas hasta el núcleo étnico para intercambiar la lana, la cosa o los ajíes por papas, maíz o
quinua con sus parientes y aliados que
vivían en los valles serranos, quienes a
su vez intercambiarían con otros
parientes y aliados del propio núcleo
étnico. Los productos circulan,
atraviesan grandes distancias, pasan de
mano en mano, pero lo hacen sin que
ello dé lugar a que surja, al menos en
el área central del mundo andino, un
sistema de mercados.
Cabe destacar que este sistema de
control vertical de varios pisos
ecológicos también funcionaba con
señoríos étnicos muchos más grandes,
no sólo con grupos demográficamente
limitados como los chupaychus.
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Profesora: Lucía Provencio
había disparado la imaginación acerca de su ubicación, siempre mar adentro; por eso aparecen en
los mapas de la época nombres míticos de tierras teóricamente situadas más al oeste.
Lamentablemente, para llegar a ellas se decía que había que adentrarse muchas leguas en unas rutas
que aún no era conocidas ni manejadas.
Portugal había comenzado a expandirse por la costa africana, a lo largo de la cual iba creando
feitorias (puntos de entradas concretos donde se abastecían de productos y esclavos), y se convirtió
en la primera potencia en circunnavegar entes continente y ostenta así el monopolio de la ruta hacia
la India, donde comerciaba con las mercancías que había conseguido. La guerra luso-castellana de
1475-1479 por la sucesión al trono de Castilla, llevó a la futura Isabel I a conceder patentes de
corso mediante la fórmula de la «capitulación» a aquellos particulares que quisieran emprender
acciones contra los portugueses, con el fin de estorbarles el tráfico o para hacer «recates»
(intercambios de productos de mucho valor) en las costas de control lusitano. Se crearon así las
llamadas «sociedades de armada» que asociaban a los miembros de la tripulación con mercaderes
que financiaban las empresas marítimas a cambio de una parte del beneficio, del cual 1/5 pasaba a
la hacienda Real. Este modelo se seguirá manteniendo durante la conquista del Caribe.
La rivalidad entre castellanos y portugueses por el tráfico oceánico (presente con o sin guerra),
había ido revolviéndose en varios tratados firmados entre las dos coronas. Uno de los más
importantes fue el Alcaçovas (1479), por el que se prohibía a los castellanos navegar al sur de las
Canarias, que quedaban para Castilla mientras que Portugal poseería Madeira, las Azores, Cabo
Verde y la Mina de Guinea. La línea que marcaba los límites para ambas potencias existió, pero las
disputas siguieron y las denuncias por parte de los portugueses debidas a las violaciones del tratado
fueron frecuentes.
Este es el contexto que lleva a Cristóbal Colón, un comerciante genovés, a proponer a los reyes de
Castilla y Aragón una ruta alternativa desde las Canarias hacia el oeste buscando la India y sin
vulnerar la línea de Alcaçovas. Colón había vivido en Madeira y Lisboa, donde había ganado
experiencia y conocimiento de la mano de los navegantes portugueses en sus rutas por el Atlántico,
océano que se llevaba surcando profusamente desde 1450; además, había estudiado en la escuela de
navegantes de Sagres y conocía los mapas de Toscanelli, quien ya le había planteado al rey de
Portugal una posible ruta hacia las islas de las especias en dirección oeste. Colón también le ofreció
la idea a Juan II de Portugal, pero este la rechazó, pues ya tenían asegurada la ruta africana. El
objetivo de Colón, además de demostrar su teoría, era de tipo comercial, ya que tenía relaciones con
uno de los más poderosos hombres de negocios del sur, el duque de Medinaceli, y con Jacobo
Berardi, un rico mercader florentino afincado en Sevilla, por lo que es muy probable que a estos
también les hubiera ofrecido la empresa, pero estaba claro que debía capitularse directamente con al
Corona.
El principal aliciente d ellos Reyes Católicos para aceptar este planteamiento era que, si los
cálculos de Colón eran correctos, Castilla podía adelantarse a Portugal en la Carrera de la India y
llegar a las islas de las especias en menos tiempo sin tener que realizar el largo camino africano, por
lo que podría aportar grandes beneficios para la Corona castellana. Además, al contrario de lo que
podríamos pensar, no se hallaron grandes imposibilidades geográficas, ya que la mayor parte de los
cosmógrafos de la época ya aceptada la esfericidad de la Tierra. Sí que es cierto que se veía un
problema en el viaje de regreso por el desconocimiento de los vientos que pudieran conducir las
naves de nuevo a la península, los contraalisios (los alisios soplaban fuertemente al oeste y ya se
conocían, por lo que el viaje de ida era seguro); pero Colón supo combinar la experiencia y los
conocimientos que se tenían de los viajes portugueses para encontrar estos vientos en la latitud de
las islas Azores (en el Caribe a la altura de Cuba).
Cuando los Reyes aceptaron autorizar el viaje aplicaron la misma fórmula de la «capitulación» ya
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PRIMER VIAJE
El itinerario seguido por Colón en este primer viaje demostró que tenía experiencia como navegante
y se ajustó a su planteamiento inicial, a excepción de una desviación al noroeste que realizó tras
más de veinte días de navegación siguiendo los alisios desde que habían abandonado las canarias,
ya que seguían sin tocar tierra. Esta corrección del rumbo les llevó a las Bahamas, al norte de
Cuba. En concreto, llegaron a la isla de Guanahaní (actual San Salvador); después descendieron
hacia el sur y hallaron otras islas que fueron bautizadas como Santa María de la Concepción,
Fernandina, Isabela, Juana (Cuba, aunque
no fue consciente de su tamaño) y, por fin,
La Española, la que consideró más grande
y poblada y donde permaneció más tiempo
en este primer viaje.
El regreso fue perfecto. Colón desembarcó
en las Azores y allí fue detenido junto con
su tripulación por tratarse de castellanos en
aguas portuguesas según el Tratado de
Alcaçovas. Tras ser liberado, siguió rumbo
oeste y llegó a la capital portuguesa el 4 de
marzo. Decía haber tardado 30 días en
llegar y 28 en regresar.
Tras este viaje, parece que se demostraba la teoría de Toscanelli de llegar a las islas de las especias
por el oeste; además, también se ponía de manifiesto que la brújula, el astrolabio y las tablas de
declinación permitían una navegación de altura abandonando las costas, lo que hacía que el mundo
fuera circunnavegable (aunque se le concedía a la esfera terrestre un diámetro menor que el real).
Este primer viaje simbolizó el inicio del florecimiento de la Europa atlántica.
Además, también supuso el punto de partida para nuevas expediciones autorizadas por los Reyes: al
ser recibido en Barcelona por Isabel y Fernando, colón los convenció de que debía regresar
inmediatamente con una gran expedición de colonos para obtener riquezas y llevar a cabo la
conversión al cristianismo de los «infieles» que habitaban en las islas, lo que le granjeó a la Corona
de parte del papa Alejandro VI todas aquellas islas por derecho de descubrimiento (a cambio de la
evangelización). Como un presagio de lo que iba a suceder, Colón ya había dejado escrito en su
diario «estos indios son buenos para les mandar y hacer trabajar».
SEGUNDO VIAJE
La segunda expedición colombina repitió la ruta de las Canarias y siguió de nuevo los alisios. Esta
vez no se desvió tanto hacia el norte y llegó en muy poco tiempo a las Antillas Menores,
encontrando La Española sin dificultad. Según lo planeado, esta vez llevaba a las nuevas tierras un
buen número de colonos, animales y herramientas en el afán de establecer en La Española un
emplazamiento perdurable: una especie de factoría según el modelo que el mismo almirante había
conocido en sus viajes con los portugueses; una factoría cuyos socios principales serían la Corona
de Castilla y la familia Colón, y que se dedicaba al rescate y acopio de productor para remitirlos a
Europa.
Sin embargo, el carácter de estos primeros colonos no parecía encajar en el proyecto colombino de
factoría comercial, sino que estos deseaban seguir el esquema tradicional conformado a lo largo de
«ocho siglos de reconquista», según el cual cada poblador se transformaría con rapidez en señor de
tierras y siervos para vivir holgadamente de las rentas que estos produjeran. Por ello, el
mercantilismo colombino tuvo que ceder su lugar a una especie de ahidalgamiento y
enseñoramiento, en aquellas tierras y con aquellos indios, de los hasta ayer rústicos campesinos y
marineros, alegando que no habían cruzado el mar y abandonado los campos para continuar
trabajando, sino que para eso ya estaban los nativos.
Mientras aumentaba el descontento entre los colonos, Colón se dedicaba a capturar indios y
remitirlos a Castilla para pagar las deudas contraídas con los comerciantes en Sevilla (no había
hallado ro ni riquezas); también continuaba con sus exploraciones, descubriendo nuevas islas como
Jamaica y deteniéndose en las costas de Cuba.
TERCER VIAJE
En su tercer viaje, Colón encontró la desembocadura del Orinoco, la isla de Trinidad y las costas de
la futura Venezuela. Sin embargo, al regresar a La Española le esperaba una sublevación de
colonos, la ruina del proyecto de factoría y un administrador real, Francisco de Bobadilla, que lo
envió preso a Castilla por mala gestión general y descontento de los colonos. Bobadilla, conocedor
de la idiosincrasia castellana, repartió tierras e indios utilizando la vieja fórmula medieval de la
encomienda (se había desarrollado en Castilla durante el enfrentamiento con los musulmanes), lo
que supuso el inicio de la explotación integral de los recursos humanos y naturales del mundo
americano.
Contemporáneamente a este momento se comenzaron a producir expediciones hacia el oeste por
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parte de otras monarquías europeas como Inglaterra y Francia, que veían en la apertura de la nueva
ruta de Occidente y el hallazgo de las islas al otro lado del océano una oportunidad para
enriquecerse. Portugal también se vio interesado en estos territorios, y el rey mandó que uno de los
navíos que retornaran de la India, desviara su ruta hacia el oeste a la altura de Cabo Verde para ver
qué hallaba. En 1500 los portugueses desembarcaron en Brasil, a la que llamaron Terra de Santa
Cruz.
Una vez que el resto de potencias europeas conocieron de la existencia de estas nuevas tierras, la
“India” se hizo plural: Indias orientales e Indias Occidentales, y la ruta del oeste comenzó a
llamarse la “Carrera de Indias”.
CUARTO VIAJE
Colón realizó su cuarto y último viaje ese mismo año, a lo largo del cual recorrió numerosas islas
(Martinica, Puerto Rico, Jamaica, Cuba) y las costas de Centroamérica. Parece que ya buscaba un
camino en aquel conjunto de islas, pero estas formaban una barrera infranqueable que le impedía
seguir más al oeste. Quizás era consciente de que la verdadera India quedaba muy lejos o quizás no.
Murió en Valladolid en 1506 seguramente sin saberlo.
Para entonces, la eterna rivalidad entre Castilla y Portugal por el control oceánico había derivado en
un nuevo y más grave problema: la ruta portuguesa por África quedaba obsoleta si era cierto que a
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la India se llegaba antes por Occidente, de ahí que comenzaran las presiones lusitanas sobre Castilla
y sobre el papado para lograr una línea de exclusividad para Portugal, similar a la que obtuvieron en
Alcáçovas. Por su parte, Castilla no dejó de presionar a su vez sobre Portugal para que se alejara de
las nuevas islas y continuara desarrollando su ruta de África. La solución a estas disputas fue el
acuerdo de trazar una nueva línea de exclusión recíproca, esta vez norte-sur, a partir de las
posesiones portuguesas más occidentales: Cabo Verde.
En un nuevo tratado, el de Tordesillas, el año 1494, la extendieron hasta 370 leguas más allá de
Cabo Verde. El monarca portugués quedó satisfecho porque al este de la línea de Tordesillas
aparecieron las míticas tierras de Brasil y, sobre todo, porque eso le permitía navegar también hacia
Occidente con libertad. Si el tratado resultó un éxito para Portugal, porque les abría la ruta hacia las
Indias Occidentales, no lo fue menos para Castilla, que obtenía la exclusividad y la donación
pontificia del resto de las tierras, desde luego muchos más extensas que las portuguesas. Y ahí entró
el Caribe, al oeste de la línea de Tordesillas. El Caribe, ya desde entonces un Mediterráneo para los
navegantes, comerciantes y colonos españoles.
Portugal unos límites de lo descubierto en el Océano, para lo cual Castilla, y no Aragón, contaba
con un tratado básico que era el de Alcaçovas-Toledo (o sea, que había anexionado a Castilla las
nuevas tierras porque así Portugal no les podía reclamar nada al no meter a Aragón de por medio,
con quien no tenían un acuerdo).
Por este motivo, los Reyes Católicos pidieron al papa Alejandro VI una serie de bulas, junto a la
Primera Bula Intercaetera, que otorgaban la posesión de las nuevas tierras descubiertas y por
descubrir a Castilla. Estos privilegios plantearon problemas y controversias pro ser documentos
antedatados (sus fechas no corresponden al día, y a veces ni al mes, en que se expidieron). Eran
cinco: la Primera y la Segunda Bula Intercaetera, la Piis Filedium, la Eximiae devotionis, y la
Dudum siquidem.
La más importante es la Segunda Bula Intercaetera, porque dividió el océano en dos partes,
mediante una línea de polo a polo (un meridiano) trazada a 100 leguas al oeste de las islas Azores y
Cabo Verde. Las tierras al occidente de dicha línea serían para Castilla y las de oriente portuguesas.
Esta bula llevaba una contrapartida que consistía en que los Reyes tenían la obligación de adoctrinar
a los indígenas en la fe católica.
Sin embargo, el rey Juan II de Portugal no aceptó la línea papal de demarcación, lo que puso en
marcha una larga negociación diplomática entre Castilla y Portugal. Juan II propuso que en vez de
un meridiano se trazara un paralelo oceánico, reservando a los portugueses la zona austral y dejando
la septentrional a los castellanos. Finalmente se acordó en colocar el meridiano inicial a 370 leguas
al oeste de Cabo Verde a través del Tratado de Tordesillas, firmado el 7 de junio de 1494. Las
tierras descubiertas o que se descubrieran al oeste de dicha línea serían castellanas, y las situadas al
este serían portuguesas. La nueva línea, que caería luego hacia la desembocadura del Amazonas,
permitió la ocupación de Brasil por parte de Portugal.
Vemos la rapidez con la que se hicieron todos estos tratados (durante los dos años siguientes a la
llegada de Colón a las Antillas), y aque tanto Castilla como Portugal quería participar en la
conquista de nuevos territorios y asegurarse los futuros beneficios, dentro de dicho contexto de
rivalidad comercial.
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Como resultado de la firma del Tratado de Tordesillas y las consiguientes empresas de expedición,
en menos de cincuenta años, Castilla se había anexionado casi dos millones de kilómetros
cuadrados. La empresa de la expansión continental se abordó mediante una serie de etapas
escalonadas y desde una serie de núcleos o centros expansivos:
1. Islas del Caribe → en concreto La Española (Santo Domingo). Desde allí, entre los años
1492-1528, las expediciones de conquista se dirigieron al resto de las islas (Puerto Rico,
Jamaica y Cuba) y después hacia el continente, donde se funda Santa María la Antigua del
Darién, que será el punto de partida hacia la costa mexicana y el norte de la actual
Venezuela.
2. Antigua Panamá → 1509-1519- Desde esta zona, la influencia española llegará por el norte
a los territorios cercanos a Centroamérica, se descubrirá el mar del Sur (Océano Pacífico) y
bordeando la costa se llegará a Perú. Cabe destacar que, a pesar de la poca distancia (80km)
de la zona de Panamá, se tardó muchísimo tiempo para llegar desde el Caribe hacia el
Océano Pacífico, ya que la vegetación era selvática y muy densa y se encontraron con
grupos étnicos que les atacaron con flechas envenenadas.
3. México-Tenochtitlán → Capital del imperio azteca, conquistada en 1519 y convertida en la
capital del primer virreinato: Nueva España. Desde allí se recorre América Central, al resto
del actual norte de México y gran parte del sur de los futuros EEUU.
4. Actual Perú → donde el Imperio Inca fue sometido en 1532. Desde allí y hacia el norte se
llega a Quito y a la Nueva Granada; por el sur se conquista lo que sería el Alto Perú y gran
parte de Chile, entre los años 1532-1535.
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Además de estos grandes núcleos, se constituyen otros centros expansivos secundarios: la Isla de
Cuba sirve de plataforma para la expansión por la Florida; de Quito al Amazonas; y desde Asunción
hacia la cuenca del Río de la Plata. Buenos Aires y toda la vertiente suroriental de la cordillera de
los Andes.
vida, incluso sus casas y tierras, y se insiste mucho más en la evangelización. Además, se envió a
fray Antonio de Montesinos la Real Provisión de 1503 otorgada por Isabel I para legalizar la
institución de la encomienda.
Sobre este tema debemos tener en cuenta algunas consideraciones: para poder solucionar la cuestión
sobre la legalidad de esta institución, la Corona, la Iglesia y los encomenderos debían llegar a un
acuerdo. Esto se debía a que la Iglesia pretendía evangelizar y la Corona debía sufragar los costos
de la evangelización, pero si los particulares-encomenderos no obtenían beneficios se marcharían y
el costo de la empresa indiana recaería en la Corona. La Corona necesitaba los fondos de las Indias
para acelerar el proceso de centralización política en la Península y para ello no podía acudir a las
Cortes a pedir “financiación” porque la nobleza exigiría prerrogativas y derechos a cambio. Esto
convertía al oro americano en la fuente de ingresos para ello.
Y es por esto, que los Reyes decidieron someter la conquista a la iniciativa privada, y no dudaron en
ofrecer recompensas y privilegios (aunque más tarde los reduciría). Además, la Corona tenía que
tener en cuenta que el monopolio de la empresa indiana estaba ligado a la evangelización (bulas).
Por otra parte, la Iglesia necesitaba la presencia de colonizadores para expandir su fe y también la
participación de la Corona para frenar a los colonizadores y restarles los privilegios concedidos en
las capitulaciones (no se niega la intención evangelizadora y humanitaria de la Corona). Esta fueron
las razones por las que la Corona y la Iglesia se asociaron en esta empresa.
Lo que pasó realmente es que la Corona utilizó los argumentos de Montesinos sobre el maltrato a
los indígenas para frenar las pretensiones señoriales de los colonos y así expandir la administración
real. De este modo, se realizaron las leyes de Burgos de 1512.
Este asunto de la encomienda planteaba otro de más calado, de carácter jurídico y político: el
fundamento (los “justos títulos”) de la conquista y dominación de aquellas tierras y sus habitantes
por parte de los castellanos. Este problema se resolvió aportando la donación papal de la Segunda
Bula Intercaetera que cedía los territorios descubiertos a la Corona de Castilla con la contrapartida
de evangelizar en la fe católica a las gentes que allí se encontraran. Así se estaba justificando el
sometimiento de los indios, la presencia de la Iglesia en América y el hecho de la propia conquista;
aunque realmente la causa principal era el interés comercial y los beneficios que la conquista de
América generaba a la Corona de Castilla.
Sobre la problemática jurídica del dominio de la Corona española en América, debemos hacer
también otras consideraciones:
Aunque el problema indígena perdió fuerza en las Antillas por la progresiva desaparición física de
ellos mismos, el tema de fondo suscitó una larga discusión con tres posturas (las dos primeras
reflejan el enfrentamiento entre la visión del dominio Las Casas y la de los juristas pragmáticos,
representados por Ginés de Sepúlveda. La tercera fue la más serena, corresponde a la de la Escuela
de Salamanca, especialmente al dominico Francisco de Vitoria).
2. Hacia el continente
2.1. «Tierra firme» y costa venezolana
Una vez consolidado el dominio de las Antillas mediante el establecimiento de un sistema
administrativo centrado en La Española, algunos particulares consiguieron mediante capitulación la
autorización de la corona para llevar a cabo una serie de empresas llamadas de “descubrimiento,
poblamiento y rescate” con el objetivo de explorar el territorio de Tierra Firme (la costa atlántica de
Colombia y Centroamérica), del que ya se tenían noticias por Juan de la Cosa y Rodrigo Bastidas en
1502.
De esta forma, en 1508 Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa obtuvieron los títulos de gobernadores
de Urabá o Nueva Andalucía y Veragua respectivamente, para poder llevar a cabo la conquista de
estos lugares. La conquista de este lugar fue difícil debido a la espesa selva y a las tribus de indios
flecheros, que llegaron a matar al propio Juan de la Cosa. Tras esto asumió el mando Vasco Núñez
de Balboa, que fundó la ciudad de Santa María la Antigua del Darién en 1510 en Panamá, primera
ciudad fundada del continente, y fue elegido alcalde. En 1513, tras varias expediciones y tras trabar
amistad con diferentes tribus, se llevó a cabo una expedición desde esta ciudad por el istmo que
permitió alcanzar la costa del Pacífico, al que llamaron Mar del Sur. Además del descubrimiento
del océano, se encontró un territorio rico en oro, que sería bautizado como Castilla de Oro.
Tras las denuncias por abuso y mala gestión de Núñez de Balboa, Fernando el Católico organizó
una gran expedición al mando de Pedro Arias de Ávila para que controlara la situación. Esta
expedición fracasó y se aprovechó de los recursos de los indígenas con los que Balboa había tenido
buena relación. Pedro Arias logró quitar a Balboa el título de adelantado del Mar del Sur y
finalmente en 1517 fue ejecutado, acusado de traición.
Con casi 90 años, Pedro Arias consiguió hacerse con el control y fundó en 1519 la ciudad de
Panamá, añadiéndole en la década de 1520 el territorio actual de Nicaragua, de la que finalmente se
convertiría en gobernador en 1526.
2.2. El Requerimiento
La experiencia de lo sucedido en las Antillas produciría importantes modificaciones en la conquista
de Tierra Firme y Centroamérica. Una de ellas fue la inauguración de un nuevo instrumento jurídico
para justificar el dominio hispano sobre la población aborigen: el Requerimiento, un documento
elaborado por juristas y teólogos de la corte, que daba legalidad a la ocupación de nuevos
territorios.
Se trataba de un texto en el que se explicaba a los indígenas los derechos que poseía Castilla sobre
sus tierras y se les exhortaba a aceptar el catolicismo como religión verdadera y a reconocerse como
súbditos de la Corona española. Obviamente, la lectura de tal documento, hecha con toda
solemnidad a los caciques indígenas, dejaba a estos indiferentes pues no lo podían entender; pero
esa actitud bastaba para interpretarla como resistencia, lo que a su vez justificaba hacerles la guerra
y la posterior conquista del territorio.
3. La conquista de México
3.1. Preludio: Hambre de tierra
La expedición que dará como resultado la conquista del imperio azteca y la consiguiente expansión
castellana en Mesoamérica, tuvo dos viajes precursores, ambos enviados por el gobernador de Cuba
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Diego Velázquez.
El primero de ellos estaba dirigido por Hernández de Córdoba y partió desde Santiago de Cuba en
1517 con el objetivo de ocupar todas las tierras que descubrieran, informarse de sus riquezas y
rescatar oro con los indios. Supuso el descubrimiento de la Península de Yucatán y el contacto con
la cultura mayo-tolteca, cuya belicosidad hacia los españoles les impidió una entrada más profunda,
pero también mostró un nivel cultural superior al encontrado en las Antillas.
El segundo de ellos, en 1518, estaba dirigido por Juan de Grijalva. Fueron recibidos en son de
guerra por algunos grupos, pero también entablaron buenas relaciones con caciques como el de
Tabasco, lo que les permitió intercambiar objetos de oro. Recorrieron gran parte del territorio
mexicano y por primera vez entraron en contacto con el mundo mexica, donde oyeron hablar de la
existencia de un señor, Moctezuma, que era dueño de todo y a quien todos temían y obedecían.
frente a los recién llegados y, aunque ello no explique exhaustivamente todo lo que ocurrió, se hace
imprescindible para entenderlo.
Dejando Veracruz en manos de Juan Gutiérrez de Escalante, partieron el 16 de agosto de 1519 hacia
Tlaxcala, pueblo enemigo de los aztecas, con la pretensión de establecer una alianza estratégica. De
esta forma los tlaxcaltecas se convirtieron en los mejores aliados de Cortés. En esta ciudad Cortés
recibió mensajeros de Moctezuma, liberó a los cautivos destinados a sacrificio y prohibió la
antropofagia.
Siguiendo la ruta guiada por los tlaxcaltecas, se encontró con pueblos fieles a Moctezuma que
querían frenar su paso, pero Cortés atacó por sorpresa y llevó a cabo una auténtica masacre que se
justificó como escarmiento y anuncio de lo que se esperaba a todo el que se opusiera a la voluntad
de los conquistadores, y de hecho parece que causó un efecto paralizante en Moctezuma.
3.3. Tenochtitlán
El 8 de noviembre de 1519 se avistó Tenochtitlán. Cuando los castellanos llegaron a Tenochtitlan se
dieron cuenta de la impresionante y grande que era la ciudad. Esta estaba en medio de un inmenso
lago conectada al exterior con grandes avenidas: hacía el norte Tepeyacac, a poniente la de
Tlacopán y al sur la que llegaba a Tulyehualco con un ramal a Ixtapalapa. Por esta último pasearon
los castellanos y fueron recibidos por Moctezuma, que los condujo al palacio de su padre
Axayácatl.
En los días siguientes, Cortés insistió a Moctezuma para abandonar los ritos religiosos que llevaba a
cabo, lo que le hizo ver que los conquistadores no procedían del dios Quetzalcóatl. Viendo que
Moctezuma podía actuar contra él y sus hombres, Cortés actuó y apresó a Moctezuma, que ahora
actuaría como calidad de rehén, a la vez que repartió los bienes del botín entre sus hombres.
En este momento, Cortés recibe la noticia de que Pánfilo de Narváez se dirigía a Veracruz por orden
de Velázquez para acabar con la rebeldía de Cortés. Este se llevó a un número de hombres consigo,
pero dejo a otro número en la ciudad azteca al mando de Pedro de Alvarado. Este, mientras Cortés
estaba fuera, permitió una fiesta celebrada en el Templo Mayor que finalmente disolvió masacrando
a los reunidos por miedo a que se sublevaran, lo que llevó posteriormente a una revuelta que acabó
con la victoria mexica. A la vuelta de Cortés, este le pidió a Moctezuma que apaciguara a sus
hombres, pero los sublevados respondieron a su emperador con un apedreamiento que le causó la
muerte.
Con esta situación, decidieron evacuar la ciudad la noche del 30 de junio, la que se conoce como la
“Noche Triste”, ya que cuando los castellanos estaban saliendo fueron sorprendidos por los aztecas
y murieron de ambos bandos. Los castellanos que lograron sobrevivir se retiraron a la ciudad de
Tlaxcala y allí se rearmaron para volver a atacar la ciudad y entablaron nuevas alianzas.
Cuauhtémoc, el nuevo Tlatoani, sería el encargado de dirigir la última pero magnifica resistencia
contra los conquistadores. En mayo de 1521 Cortés puso sitio a la ciudad y desabasteció a los que
se encontraban dentro de ella. Los soldados castellanos avanzaban de casa en casa y destruían y
saqueaban lo que se encontraban a su paso, sumando numerosas bajas a ambos bandos. Finalmente,
el 13 de agosto de 1521, con la captura de la canoa en la que iba Cuauhtémoc, terminó la lucha.
Cortés recibió pronto la confirmación real de la conquista, siendo nombrado Gobernador y Capitán
General. Sobre las ruinas de la antigua ciudad, emprendió casi de inmediato la reconstrucción de la
nueva Tenochtitlan, con el propósito de convertirla en la capital de la Nueva España. Mientras
tanto, procedió al enviar distintas expediciones de sometimiento de los pueblos y cacicazgos del
gran valle de México, estableció las primeras autoridades en la nueva ciudad y repartió solares,
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4. La conquista de Perú
La conquista del Perú es otro capítulo, quizás el más interesante, del largo y complejo proceso de
conquista de la región Andina. Dicho capítulo, aglutina elementos tan diversos como los elementos
estructurales propios de la región y los intereses antagónicos de los diversos grupos y huestes
conquistadoras.
4.2. En Cajamarca
Conocedor de la presencia de extraños y confiando erróneamente en su superioridad, Atahualpa
envió a un embajador invitando a Pizarro a entrevistarse con él en Cajamarca, a donde llegaron el
15 de noviembre de 1532. Los recién llegados obtuvieron permiso para alojarse en los mejores
aposentos de la ciudad, en su plaza principal, y se concertó una entrevista entre el Inca y Pizarro.
Para entonces los españoles ya habían llegado a la conclusión de que su única posibilidad de salir
bien de aquel encuentro era capturar al líder, y planearon una emboscada en la propia plaza
principal: cuando el padre Vicente Valverde salió a leer el contenido del Requerimiento, Atahualpa
le preguntó que dónde decía todo eso, a lo que el sacerdote le mostró la Biblia, pero Atahualpa la
cogió, se la acercó al oído y como no escuchó nada la arrojó. Este hecho inicio un ataque feroz y
despiadado par parte de los castellanos que, en medio de la tremenda confusión, lograron capturar
al Inca. Capturado el soberano, el ejército nativo quedó paralizado.
A sabiendas del gran interés de los conquistadores por el oro y los metales preciosos, Atahualpa les
ofreció un fabuloso rescate a cambio de su vida y su libertad; y prohibió a sus generales que
llevaran a cabo cualquier maniobra contra los invasores, como si temiera que pudieran acabar con
su vida sin miramientos. Las razones de su conducta frente a la invasión en el momento más
decisivo de su biografía personal (recientemente había sido nombrado Inca) y el de la configuración
de su país, han dado pie a todo tipo de respuesta e hipótesis.
Desde todos los rincones del imperio fue llegando un río de metal para intentar solventar la
situación; Pizarro ordenó la función de todo el oro y la plata (11 toneladas!!!!) y repartió el botín en
lo que pasó a llamarse “el reparto de Cajamarca”. Sin embargo, de poco sirvió esta donación de
riquezas, ya que los castellanos no cumplieron con lo pactado, y alegando un supuesto avance de un
general inca para librar la ciudad, se acusó a Atahualpa de traidor y se procedió a ejecutarle en la
misma plaza de Cajamarca tras un juicio con acusaciones amañadas para ofrecer un viso de
legalidad. Los cronistas nos dan cuenta de su arrepentimiento antes de morir. Pizarro justificó la
decisión de su muerte apelando al miedo de sus hombres y a la posible pérdida de “tan excelentes
dominios como aquí tiene Su Majestad”.
4.3. Cusco
Sin embargo, Atahualpa no se llevó a la tumba el problema de la gobernabilidad y soberanía del
Tawantinsuyu; y Francisco Pizarro aprovechó las luchas y rivalidades entre las distintas facciones
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indígenas muy heterogéneas y con niveles de organización menores que impidieron a los españoles
establecer sobre ellas sólidos y permanentes mecanismos de control a no ser que las sometieran de
forma violenta.
En este contexto estallaron conflictos similares a los de la región andina antes tratados. En la lejana
Nueva Galicia, en la zona conocida como el Mixtón, fuera de control de los españoles, los
sacerdotes indígenas anunciaron (ritos adivinatorios basados en el uso de alucinógenos como el
peyote) el regreso de Tlatol, una antigua deidad relacionada con los cantos. Tlatol volvería
acompañado de todos los antepasados para vengar la afrenta de que los españoles habían realizado
sobre su tierra sagrada y para castigar a aquellos indígenas que hubieran aceptado su dominio. Por
ello, los creyentes debían de someterse a un proceso de purificación, librarse del estigma del
bautismo y emprender la lucha armada contra los invasores; solo así sería posible el inicio de una
nueva era en la cual los indígenas puros serían invencibles.
En 1541 todo el norte mexicano se incendió, pues los mixtones y los tarascos quemaron iglesias y
mataron a los doctrineros; incluso la ciudad de Guadalajara fue destruida. El virrey Mendoza envió
contra ellos varias expediciones pero todas fueron rechazadas, y la sofocación definitiva de la
revuelta se consiguió cuando envió un ejército mayoritariamente compuesto por indígenas fieles a
los españoles, que a sangre y fuego acabaron con los sublevados y con los sacerdotes que les
instigaban.
De poco sirvió esta solución, ya que dos años después todo el norte estaba incendiado y los
indígenas obstaculizaban las tareas de extracción de plata en las minas de Zacatecas, en el norte
del Valle de México, asaltando las caravanas que llevaban el mineral extraído, ya que el camino que
iba hacia las minas cruzaba la región conocida como Gran Chichimeca, poblada por estos indígenas
alzados. El río de plata que llegaba desde el norte era fundamental para las autoridades españolas,
por lo que los indígenas fueron considerados como los más temibles enemigos de Nueva España,
declarándose contra ellos la “guerra justa”, es decir, podían ser eliminados y esclavizados por todo
aquel que tuviera oportunidad de hacerlo (relación con el tema de los caribes que los consideraban
salvajes y con el tema de los modelos colombinos y las instrucciones de Ovando). Los chichimecas
demostraron ser hábiles guerreros contra los españoles, adoptaron sus formas de combate, sus armas
y el uso del caballo, con los que cada vez se hicieron más temibles; y contra ellos fueron
movilizados grandes contingentes de soldados e indios aliados de los españoles.
En este contexto surgió un personaje de frontera: el mestizo convertido en cabecilla de un grupo
de aventureros que vivía de capturar indios y venderlos en las minas; con este dinero adquirieron
propiedades que con el tiempo se transformaron en haciendas de ganado con el que abastecían a los
complejos mineros. Este modo de vida y modelo cultural basado en la frontera perdurará mucho en
el tiempo. También fueron llevados hasta la región otros grupos de indígenas ya aculturados a
quienes se les hizo entrega de tierras para que las cultivasen, de manera que se lograría el
asentamiento de las parcialidades indígenas más belicosas.
Si la guerra en la zona pareció irse apaciguando en un proceso que duró casi cien años, conforme la
frontera avanzó hacia el norte se fue desplazando también la violencia: todas las tribus nómadas
de Nuevo México y Nueva Vizcaya (apaches, comanches, navajos) entraron en conflicto con los
españoles por su mera presencia, y mantuvieron la frontera encendida hasta años después de la
independencia.
Todo esto se muestra en el mapa de Nueva Galicia, donde se reflejan las fronteras y conflictos
mencionados anteriormente:
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En lo que se refiere al problema del estado de la población americana anterior a la invasión existe
una de las grandes discusiones de la historiografía americanista. La conquista ibérica tuvo un fuerte
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impacto demográfico en las sociedades americanas, especialmente en los siglos XVI y XVII. Las
últimas estimaciones, presentan para México central, una población en torno a 25,3 millones de
habitantes en el momento de contacto (1519), que se redujo a apenas un millón en torno a 1605.
Las causas de este fenómeno son diversas:
IMPACTO BÉLICO
En primer lugar cabe destacar el impacto bélico de la conquista que se cobró numerosas víctimas,
especialmente cuando se enfrentaban grandes ejércitos producto de las alianzas con pueblos
enfrentados al núcleo imperial que se combatía. Este factor de violencia es denominado por la
historiografía como la “tesis homicida”, que además de las guerras también incluye todo tipo de
violencia contra los pueblos indígenas. Destacamos en este asunto las grandes bajas acontecidas
durante la toma de México-Tenochtitlán, donde la guerra se cobró unas 200.000 almas indígenas;
así como durante la conquista de Perú, donde la mortalidad masculina llegó al 80%.
EPIDEMIAS
En cuanto a las epidemias, son consideradas como una de las principales causas de mortalidad
indígena, si no la principal. El impacto epidemiológico se vincula a las defensas inmunológicas
desarrolladas por los americanos que carecían de respuestas adecuadas frente a las enfermedades
importadas de Europa; por lo que el proceso de “unificación microbiana del mundo” tuvo efectos
terroríficos. En concreto, en las Antillas hubo una mayor incidencia de bajas debido al mayor
aislamiento de estas comunidades al vivir en islas. La viruela, el sarampión y la gripe fueron
devastadores.
VIRUELA
La viruela se cebó con buena parte de la población de La Española en 1519 y también golpeó
México-Tenochtitlán desde donde se propagó a América Central. También azotó Perú en 1524. En
cuanto al sarampión, la primera epidemia en América tuvo lugar a partir de 1531, en Panamá y La
Florida. Y en cuanto a la gripe, azotó tanto a los expedicionarios como a los nativos de La Española
durante el segundo viaje de Colón, produciendo un gran número de víctimas.
TRABAJO OBLIGATORIO
Otra de las causas fue el trabajo indígena obligatorio, fomentado por el repartimiento, la
encomienda, la mita y la tributación. En este caso nos estamos refiriendo a nuevas condiciones de
trabajo y el ritmo del mismo impuesto a sociedades que tenían una concepción del uso del tiempo
muy peculiar y bastante alejada del europeo. Además, en todas las sociedades indígenas, la
categoría “trabajo” casi no tenía existencia fuera de determinadas condiciones sociales: no existe la
forma abstracta del trabajo desvinculada de las relaciones familiares y sociales, sino que se trabaja
para el cura, para el Inca o para un familiar que lo solicita (reciprocidad).
Los conquistadores sometieron a las economías de subsistencia indias a un esfuerzo sobrehumano y
creciente, mientras que el pago de tributos, prácticamente constante, debía soportarlo un número
cada vez menor de individuos. Esto suponía un incremento considerable en la explotación de la
mano de obra indígena, a lo que habría que agregar los sistemas de trabajo forzado desarrollados en
diversas regiones.
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MESTIZAJE
Un cuarto factor sería el mestizaje, consecuencia de la inmigración, tanto española como africana.
Hasta 1492, el mundo americano estaba habitado únicamente por población nativa, aunque con una
gran diversidad étnica entre los grupos. Pero poco a poco fueron llegando otros grupos, europeos
blancos y africanos negros que alteraron totalmente la realidad demográfica y redujeron el
porcentaje de población indígena. El hijo entre una persona de etnia blanca y una persona de etnia
amerindia era considerado mestizo; mientras que el hijo de una persona de etnia negra con una
persona de etnia amerindia era considerado zambo.
DESGANO VITAL
Además, hay que sumar un factor al que denominamos «desgano vital», es decir, la pérdida de un
mundo que se ha desconfigurado y ha perdido toda lógica según los parámetros de las sociedades
indígenas. Es decir, la conquista tuvo un impacto psicológico que tuvo repercusión principalmente
en las sociedades caribeñas de las Antillas.
EXPANSIÓN GANADERA
Esto está muy relacionado con el último factor, la introducción de nuevos recursos y la expansión
ganadera ovina y vacuna, que cambiaron tanto el paisaje humano como la dieta de los indígenas
(la presencia de ganado redujo la cantidad de recursos vegetales disponibles entre otras cosas por la
multiplicación de los pastos).
Todos estos factores se interrelacionan entre sí y configuran lo que podemos llamar una cadena
causal que contribuye a explicar estos hechos. La cadena está compuesta por los siguientes
elementos principales: ritmo de trabajo-dieta-epidemia, todo ello condicionado por un marco
general en el que reina la violencia desatada por los invasores y en el cual se halla omnipresente ese
estado anímico al que hemos denominado «desgano vital».
En otras palabras, ante la exigencia de ritmos de trabajo agotadores y ajenos al sistema de valores
del universo cultural indígena, frente a la dieta muchas veces empobrecida (en cantidad, calidad y
diversidad) por efecto de la perdida progresiva del acceso a determinados recursos y también, con
frecuencia, a causa del impacto ambiental ocasionado por la irrupción europea, los ataques de las
epidemias resultarán mucho más mortíferos en una población que debía de hacer frente a crisis de
subsistencia y a su propia desmoralización. Cada uno de estos elementos reactúa en forma de
acelerador el descenso de la población.
8.2. Crisis ecológica: el derrumbe de la elación del ser humano con el ecosistema americano. El
caso del Valle de México
El problema del medio ambiente también debería ser considerado entre las consecuencias del
choque de la conquista. Acerca de las relaciones entre la irrupción europea y el medio ambiente
americano se ha escrito bastante en los últimos tiempos y sólo ofreceremos algunos ejemplos de las
diversas situaciones.
Veamos el caso del Valle de México. Sabemos que a la llegada de los europeos, el valle albergaba
una densidad poblacional altísima y una parte importante de esta población era urbana, viviendo en
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las ciudades que se hallaban en medio de los lagos, de las cuales México-Tenochtitlán pudo haber
alcanzado los 200.000 habitantes. Alimentar a una población de estas dimensiones exigiría, hoy
mismo, de la movilización de ingentes recursos agrícolas. La solución de las sociedades del valle
para ello tiene que ver con el carácter lacustre del emplazamiento y las técnicas agrícolas adaptadas
al medio que allí se emplearon, fundamentalmente las chinampas.
Alexander von Humboldt, el célebre naturalista y viajero alemán, se decepcionó durante su
primera visita a la ciudad de México (1803) al observar que las aguas del lago se habían retirado y
disminuido y ahora la urbe se encontraba a casi 5 kilómetros del lago de Texcoco (o sea que el lago
era más pequeño y lo que quedaba de él estaba alejado de la ciudad). Estas declaraciones se
contraponen con aquellas de Francisco López de Gómara en 1553, quien a pesar de no haber estado
nunca en México, recibía la información del propio Hernán Cortés entre otros; y describió la ciudad
como una Venecia americana, emplazada sobre el lago y con múltiples canales y puentes. También
el cronista Bernal Díaz del Castillo dio en torno a 1570 una imagen similar de la ciudad.
La respuesta a la pregunta ¿qué ha pasado entre estos dos cronistas del siglo XVI, que nos describen
esa compleja red de calzadas, canales y ciudades simbióticamente integradas a un mundo acuático y
el testimonio desilusionado de Humboldt en 1803?, la respuesta es que pasaron tres siglos de
desenfrenada lucha de los conquistadores y los colonizadores europeos contra el agua de las lagunas
del valle. Lo explicamos más detenidamente a continuación:
El valle de México era una vasta extensión compuesta por una serie de lagos y lagunas y por varias
áreas pantanosas. Una de las primeras consecuencias de este hecho con respecto a la ocupación
humana es la necesidad de poner en marcha un sistema de irrigación y de técnicas agrícolas
adaptadas al medio lacustre como las chinampas (explicado en el tema 3). De este modo la
producción agrícola del área creció de forma progresiva.
Así pues, en la época prehispánica existía una cierta simbiosis entre los habitantes del valle y el
agua; pero cuando llegaron los españoles en 1519 tuvieron la actitud exactamente opuesta: en vez
de adaptarse al medio y «convivir con el agua», pusieron su empeño en desarticular todo este
sistema y «luchar contra el agua». El detonante de esta actitud fue la primera gran inundación del
periodo hispano a mediados del siglo XVI, pero esta oposición al agua ya se dilucidaba desde los
primeros enfrentamientos con los indígenas: destruyeron calzadas, canales, esclusas, albardones, así
como los hermosos jardines con juegos acuáticos y diversidad de especies animales y vegetales que
mantenían los señores y nobles de las ciudades del valle.
Pero el proceso más lento (y a la larga, más destructivo) fue la progresiva e ininterrumpida
desecación del sistema lacustre del valle. Los invasores no estaban dispuestos a convivir con el
agua en la que consideraban ahora su ciudad y, dado que ellos no obtenían ninguna ventaja de ese
medio acuático, decidieron buscar una salida a esa cuenca endorreica para acabar con las
inundaciones (sin comprender quizás que eso acabaría con el complejo sistema de recursos
indígenas que giraba alrededor de la vida lacustre). Esta tarea (el “desagüe de Huehuetoca”) se
arrastró por varios siglos y consumió además la vida de miles de indígenas obligados a realizar el
trabajo.
La desecación del sistema lacustre tuvo varias consecuencias. Por un lado fue amenazando
lentamente el área chinampera que, poco a poco, se fue quedando “sin agua” y retirándose cada
vez a zonas alejadas. Y junto a los lagos se fueron acabando también los ingentes recursos en
proteínas animales y en vegetales del sistema lacustre que facilitaban la supervivencia de gran
parte de la población indígena, entre ellos muchas variedades de peces, anfibios y aves (ejemplo: el
anfibio ajolote). Es éste ejemplo típico del empobrecimiento de la dieta ocasionado por el impacto
ambiental al que hemos hecho mención en el apartado anterior.
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Por otro lado, las aguas de los lagos al retirarse progresivamente dieron nacimiento a diversos tipos
de ocupación humana. En algunas partes los maizales reemplazaron a las aguas, pero en otras las
tierras no era aptas para la agricultura y no fueron ocupadas, formándose amplias extensiones de
pantanos salitrosos semidesecados que, cuando en la estación seca soplaba los vientos dominantes,
daban lugar a tormentas de tierra (tolvaneras) que se cernían sobre la ciudad debido al polvo y
detritos que se acumulaban en ellos.
Pero no solamente la destrucción de las obras hidráulicas prehispánicas fue el elemento que atentó
contra el sistema lacustre y su extensión. También la progresiva deforestación de los bosques en las
faldas de las sierras (madera para construcción y leña) y la conversión de una gran parte de las
tierras en zonas agrícolas explotadas mediante los sistemas de aratura europeos (los arados tirados
por bueyes dieron mayores rendimientos en los inicios, pero deslavaron las tierras en pendiente por
efecto de las precipitaciones torrenciales en la época de lluvias).
Estos fueron factores que contribuyeron a transformar negativamente el medio ambiente del valle y
a acelerar los mecanismos de desecación del sistema lacustre.
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señalado, el objetivo de la monarquía en el siglo XVI fue cortar de raíz cualquier posibilidad de
construir una sociedad señorial en América, lo que la enfrentó con los encomenderos que pretendían
construir una sociedad colonial a su imagen y semejanza reforzando especialmente la figura del
cabildo.
La Corona tenía como objetivo una administración centralizada y controlada por el monarca, que
implicaba un duro control sobre los funcionarios establecidos en América con el fin de limitar los
efectos de la corrupción y el despotismo sobre la población americana y en particular sobre los
indígenas. Para evitar esto se utilizaron dos instrumentos: la sanción de las Leyes Nuevas de 1542 y
la elaboración de un programa por parte de la Junta Magna de 1568 que instauraba en Indias el
poder absoluto del monarca. Los virreyes Francisco de Toledo en Perú y Martín Enríquez en
México fueron los principales instrumentos del plan.
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El Consejo de Indias perdería su influencia cuando en el siglo XVIII se crearon las Secretarías de
Estado.
El segundo órgano de importancia en la Península era la Casa de Contratación (1503), que
funcionó en Sevilla y posteriormente en Cádiz a partir de 1717. Sus funciones eran las de actuar
como órgano fiscalizador y administrador de las expediciones de descubrimiento y conquista y
también del comercio colonial y de la emigración a las colonias, de esta forma se encargaba de
gestionar asuntos económicos (tratos, contratos, tráfico de mercancías), controlar las remesas de
metales preciosos que llegaban a España, controlar y registrar la emigración (licencias, permisos,
pasaportes), organizaba las expediciones a América, cobraba ciertos impuestos, se encargaba de
gestionar y fiscalizar el monopolio comercial transatlántico hasta mediados del siglo XVIII.
Después de 1524 su funcionamiento pasó a depender del Consejo de Indias. Llegó a tener en un
momento dado competencias judiciales, pero entraron en contradicción con las del Consejo de
Castilla que luego pasarían al Consejo de Indias, y con las de las audiencias americanas. Fue
cerrada definitivamente en 1790.
7. Real Hacienda
8. Visitas, residencias: fueron los mecanismos usados por la Corona para conocer la situación
real de los territorios americanos. Todo aquel que hubiese ocupado un cargo público se tenía
que someter al final de su mandato a un “juicio de residencia” a fin de conocer su
comportamiento personal y público. Cuando el rey lo consideraba oportuno nombraba un
visitador para que investigara la actuación de una institución (“visita”) o todo un virreinato
(“visita general”).
En este primer mapa, uno de los primeros sobre el continente americano, vemos que aparece
perfilado el territorio comprendido desde California, por la costa pacífica hacia el estrecho de
Panamá; y parte de la costa peruana y ecuatoriana. También podemos ver Florida, la Península de
Yucatán, Montes de Venezuela y Colombia y la Región Antillana.
Además aparece el nombre de todos los cabos de las costas tanto Pacífica, como Atlántica y
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En este segundo mapa observamos parte de Sudamérica, especialmente la costa atlántica; así como
es visible la línea del Tratado de Tordesillas que deja a la derecha el territorio de Brasil,
perteneciente a Portugal. Dentro de las posesiones españolas cabe destacar la desembocadura del
Río de la Plata, y lugares como Asunción, Nueva Toledo…
Es interesante vislumbrar en estos primitivos mapas la orografía y los poblados que hubiera; así
como los nombres de estos lugares, ahondado en la información que la Corona buscaba.
Sin embargo, seguía siendo urgente lograr un conocimiento actualizado de la realidad americana, ya
que en el Islario mostraba el continente de forma muy difusa y con información bastante
insuficiente, como hemos comprobado en estos mapas primitivos, aunque fueran bastante detallados
en comparación con mapas anteriores. Esta inquietud la transmitió Juan de Ovando al Consejo de
Indias, que acabó redactando las nuevas Ordenanzas del Consejo en 1571.
Natural, Etnológica, etc. de aquellas tierras. Se podría decir que era el esbozo de una gran
enciclopedia americana planificada con gran sentido de la modernidad, es decir, tener conocimiento
de la realidad pasada y presente con el objetivo de responder a los deseos del rey (“el rey quiere
saber”), quien no solo necesitaba mapas si no también información del sitio.
Sin embargo, de mucho mayor alcance fue el proyecto conjuntamente impulsado por Juan de
Ovando (presidente del Consejo de Indias) y Juan López de Velasco (Cosmógrafo-cronista) de
enviar cuestionarios impresos a las Indias con preguntas que debían ser contestadas por las
autoridades indianas, civiles y eclesiásticas. Sin embargo, aunque se enviaron varios modelos de
cuestionarios, tuvieron escaso alcance, pues apenas hubo quienes las mandaron cumplimentadas (no
llegaron a más de 30). Una de las razones es que se llegó a alcanzar el numero de 200 preguntas que
exigían meses e incluso años para responderlas, pues para ello había que realizar visitas por las
circunscripciones civiles y religiosas para averiguar, por ejemplo, el número de indígenas que
habitaban en las encomiendas, o los que habían sido cristianizados, o censos de población, o
cantidades de metales que se extraían de cada mina, o número de caminos y las distancias que los
recorrían, o número de haciendas y su ubicación incluyendo lo que producían, etc.; es decir, una
labor excesiva e inabarcable teniendo en cuenta la realidad americana (que ya se ha explicado en
temas precedentes y que se irá ampliando en sucesivos: largas distancias, diferencias de paisajes,
climas, grupos étnicos, alturas, etc.).
Ante el pobre, muy pobre resultado que Ovando y López de Velasco obtuvieron, comenzarían a
trabajar en la tarea de redactar un cuestionario más conciso y claro, pues cada vez era más urgente
la existencia de una obra compendio en la que se pusiese al día el estado de los conocimientos de
las Indias (recordamos que el Rey quiere saber para poder administrar, gobernar y controlar desde
principios absolutistas, pues tenía la idea de que América debía ser enderezada para llevar a cabo un
buen gobierno).
Haciendo un análisis histórico y cogiendo perspectiva, podríamos decir que América funcionaba,
pero de “aquella manera”, señalando las siguientes irregularidades:
• Las minas estaban en producción y parte de los minerales se mandaban a los Corona, pero
otra se quedaba en América para comerciar.
• Los indígenas estaban siendo diezmados, y los que quedaban escapaban, se rebelaban o
estaban en encomiendas y reducciones, o estaban aprendiendo a reacomodarse.
• Ante la crisis demográfica indígena se comenzó a desarrollar la trata negrera desde África
y la esclavitud.
• Los clérigos regulares y seculares estaban adoctrinando “pacíficamente” a los indígenas, o
que otros pretendían paliar el trato al “indio”.
• América estaba plagada de encomiendas, reducciones y haciendas, en manos de los
peninsulares y criollos.
• Los peninsulares habían puesto a trabajar al indígena en sus negocios.
• Se había creado todo un espacio de producción y circulación en la economía americana.
• El poder de las altas instituciones estaba en manos de peninsulares y de algunos criollos.
• Se estaba creando una estructura social clasista-racista, en la que el escalón más bajo
estaba ocupado por los esclavos, le seguía la población negra libre, luego la indígena,
después la mestiza y arriba del todo estaban las mujeres y hombres blancos criollos, pero
más arriba las personas de origen peninsular.
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Encontramos en estos mapas extensas descripciones. Como la de una de las zonas a la derecha del
mapa: En toda esta costa, desde el río dulce (se refiere al río Amazonas) hasta el cabo de San
Roque no se ha hallado cosa de provecho. Fue una o dos veces bojada (navegada y medida) luego
de que se descubrieron las juvias (árbol de la familia de las mirtáceas, que puede alcanzar hasta 40
metros, cuyo fruto mide unos 12 cm que contiene de 15 a 25 semillas comestibles o secas, de las
que se extrae aceite), desde entonces no se ha vuelto a esta costa. El río Marañón (afluente del
Amazonas) es muy grande entran en él navíos por agua dulce 20 leguas. Con esto nos indica que se
ha navegado y medido únicamente 2 o 3 veces esta zona. Probablemente porque no hubiese en este
lugar oro ni plata ni recursos naturales que le satisficieran; así mismo se describen los ríos para
saber si son navegables.
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En este segundo mapa se describe el río de la Plata, se dice que es navegable, haciendo mucho
hincapié hasta donde se podía navegar ya que era una salida de mercancías que iban con destino a la
Península.
De este mapa encontramos un texto que hace referencia a la tierra de Fernando de Magallanes: Los
que habitan en esta zona donde hallo el Estrecho de Magallanes son hombres de grandes cuerpos,
casi gigantes, visten de pieles de animales, la tierra es estéril y de ningún provecho. Aquí estuvo
Fernando Magallanes en el puerto de San Julián, que está a 50 grados donde vengan los indios a
las naos, a los cuales les gustó el pan y vino que las naos les dieron… aquí usan flechas los indios.
Es un mapa etnográfico ya que no solamente aporta información geográfica si no que da
información de las personas que allí habitaban, de sus características físicas, de algunas de sus
costumbres, etc. Nos habla de que son hombres de grandes cuerpos, y menos civilizados que los de
las altas culturas (indios que usan flechas).
La Audiencia tuvo muchas más competencias, pero con esto es suficiente para aproximarnos a
entenderla. Sin embargo, no podemos acabar este apartado sin mencionar que “en América la ley se
cumple, pero no se obedece”, lo que quiere decir que la Audiencia tenía la capacidad de legislar, de
lo que emanaba un gran poder que le permitía violar esta legislación: si legislaba y además impartía
justicia se poda permitir la licencia o el lujo, de interpretar la ley a su conveniencia o a conveniencia
de lo quienes le pagaran; incluso podían paralizar leyes e instrucciones del propio rey, y no digamos
del virrey.
Finalmente, cabe destacar que el interés por el conocimiento de la realidad geográfica de América
llevaría a Felipe II a nombrar en 1575 como sucesor de López de Velasco en el puesto de
Cosmógrafo mayor y cronista del Consejo de Indias a Abraham Ortelius, de origen flamenco. Su
principal obra es Theatrum Orbis Terrarum, considerada el primer atlas moderno y con la que se
llegó a la cumbre de la cartografía mundial, ya que no solamente refleja cartografía americana, de la
que sólo encontramos dos planos en esta obra, si no que encontramos mapas de muchas partes
diferentes del mundo.
El primer mapa está bastante bien en cuanto que permite ver lugares pequeños que están bien
reflejados. El segundo mapa, un mapamundi, supone para Felipe II conocer la geografía de todos
sus dominios repartidos por todo el mundo: un imperio en el que nunca se ponía el sol.
8. El rey ya sabe
¿Para qué quería saber el Rey? Un ejemplo: En la década de 1560 la región Andina está sumida en
una crisis que pone en peligro el establecimiento y continuidad del recién establecido poder
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colonial. La solución al problema pasaba por aumentar y asegurar las remisiones de plata, para lo
que había que poner al servicio de una economía de extracción de minerales, los territorios y
sociedades del antiguo Tawantinsuyu, Ello, a su vez exigía la inmediata reorganización, o mejor
desestructuración, del mundo indígena.
El virrey del Perú, Francisco de Toledo, llegó a la conclusión de que la clave estaba en crear
unidades poblacionales nuevas: los “pueblos de indios” que tendrían la misión de concentrar a la
población indígena dispersa, para así tasarla y, facilitar el cobro de tributo y la organización de las
cuotas mitayas (movilización obligatoria de fuerza de trabajo, lo que habíamos visto en el tema 3.2
sobre la mita). Tal medida quebraría además las dinámicas comunitarias existentes y provocaría la
crisis de la mediación étnica.
Toledo puso en práctica un vasto programa de "reducción", que reagrupó alrededor de 1,5 millones
de "indios" en 6oo reducciones durante las décadas de 1570 y 1580: población indígena que vivía
dispersa por los diferentes nichos ecológicos, evitando la doctrina cristiana, el pago del tributo, y
manteniendo a escondidas los cultos a sus ancestros y a otros huacas.
Las reducciones se establecieron con un absoluto desconocimiento de los antiguos patrones de
asentamiento indígena basados en la movilidad estacional por distintos archipiélagos productivos
verticales, sostenidos en el trabajo comunitario.
9. Hacienda
La gestión fiscal de las colonias estaba a cargo de la Real Hacienda. Su principal cometido era
recaudar el dinero generado por la economía colonial a través de la producción de plata, el comercio
transatlántico u otras actividades que implicaban ganancias para el fisco. Toda esta actividad y los
importantes ingresos que emanaban de ella obligaron a la Corona a construir un aparato de
recaudación, administración y control tanto en América como en las cabeceras peninsulares del
sistema de flotas y galeones.
En la Península, inicialmente la gestión fiscal se encargó a la Contaduría Mayor de Castilla,
responsable de la recaudación de impuestos, para pasar posteriormente al Consejo de Indias en el
momento de su fundación (1524); por su parte, la Casa de Contratación era el lugar donde llegaba el
dinero americano y donde se pagaban los impuestos comerciales.
Desde mediados del siglo XVI los ingresos indianos comenzaron a ser significativos, llegando a
suponer la cuarta parte de los ingresos anuales de la Corona; además, la difícil situación financiera
que se atravesó durante el reinado de Felipe II se tradujo en un aumento de las exigencias a las
colonias, de tal forma que a finales del siglo XVI, las rentas indias aportaron 2.500.000 ducados a
las arcas reales.
Por último, cabe destacar que en América, la fiscalidad marcó las diferencias étnicas de las sociedad
colonial, ya que mientras los españoles no pagaban impuestos directos, éstos sí debían ser abonados
por los indígenas como tributo (relacionar con lo que con la llegada de los españoles el sistema de
tributos cambió y ya no había reciprocidad ni redistribución ya que se tributaba a la Corona a
cambio de nada).
10. Iglesia
La Iglesia se hizo presente en el “Nuevo Mundo” prácticamente desde el principio y tuvo un calado
bastante importante. Ya en el segundo viaje de Colón estuvieron presentes algunos religiosos, y fue
la Santa Sede a través del Pape Alejandro VI y de sus famosas bulas la que justificó judicial y
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teológicamente los derechos españoles sobre las tierras descubiertas y por descubrir. La expansión
de la fe también justificó el sometimiento y la explotación de los indígenas, inclusive documentos
como el Requerimiento (lo de leerle un papel a los indígenas diciéndoles que el territorio ahora era
castellano pero ellos no se enteraban de nada). Esto permite señalar que la Iglesia católica fue un
factor central en la conquista y colonización de América y sin ella no se entendería lo que los
antropólogos denominan el proceso de aculturación de los indígenas conocido como
occidentalización.
El papel de la Iglesia en la expansión europea en general y en la conquista de América en particular
se puede explicar desde varios puntos de vista:
• La Religión como motor de grupos humanos que veían América como una tierra
prometida que pretendían evangelizar (ya vimos en el tema 4 que esta era la justificación
porque realmente quería obtener beneficios. Habría otros grupos como franceses e ingleses
que sí que se puede decir que tenían un ideal religioso cuando llegaron a América, pero no
es el caso español).
• Otra parte de la historiografía ve la evangelización de los indígenas como un reto de las
monarquías castellana y portuguesa para expandir sus territorios y aprovechar los
privilegios que les había dado el papado. El instrumento para conseguirlo será el Patronato
Regio, según el cual el Papa concedía a los reyes castellanos la posibilidad de convertirse en
patronos de la Iglesia católica en América y en vicarios del pontífice en asuntos relativos a
la evangelización, ya que la Segunda Bula Intercaetera tenía la contrapartida de la
evangelización de América (tema 4).
colonización y evangelización.
De esta forma la Iglesia evitaba los gastos de la evangelización pero se aseguraba que se
adoctrinaba a los indígenas, mientras que la Corona ganaba la justificación de dominio de las Indias
y toda una serie de privilegios; por lo que podríamos decir que se trataba de un pacto que era
beneficioso para ambas. Este patronato regio se convirtió en un instrumento eficaz para establecer
de forma rápida el poder de la Corona y la Iglesia, cuya sólida alianza pasará a la Historia.
Finalmente, estas campañas de extirpación lograron décadas después el efecto deseado: por
eliminación, por temor o por consenso, la nueva religión terminó imponiéndose entre la población
indígena. De esta forma la religión fue un vehículo fundamental de imposición, transmisión y
arraigo de los nuevos valores y del sistema colonial, y sirvió para destruir el mundo indígena en uno
de sus aspectos más emblemáticos: el ideológico y el religioso. Sin embargo, cabe destacar que,
aunque el catolicismo había tenido más éxito entre los cultos imperiales, los cultos locales habían
quedado menos erradicados. Para combatir esto, los colonos y curas doctrineros empezaron a
construir capillas e iglesias sobre estructuras y santuarios prehispánicos. A nivel local se produjo
una yuxtaposición de religiones que dificultó la extirpación de antiguos cultos. Podríamos definir
este fenómeno como que en los 50 años posteriores a la conquista, el mundo indígena siguió
observando al colonial a través de sus puntos de vista, pero siendo conscientes de que no podían
escapar a la llegada del colonialismo, aunque manteniendo antiguas tradiciones.
Por otra parte, hay que tener presente que todo este proceso de aculturación va a ir acompañado de
lo que se llamó en Méjico «congregaciones» y en Perú «reducciones». Siguiendo el modelo
europeo de ciudades o pueblos, se obligó a la población a abandonar el tradicional hábitat disperso
prehispánico, base del aprovechamiento de los recursos y de la organización del trabajo, para
concentrarla en núcleos eminentemente indígenas donde las únicas personas “blancas” eran el
corregidor y el cura, con un poder abrumador sobre la población. Este hecho se basaba en una
separación desde el punto de vista legal entre españoles e indígenas. Ello conllevó la ruptura de los
antiguos ayllu o de los calpulli, la remoción de autoridades, la dislocación de entramados familiares,
la ruptura de los antiguos modos de asentamiento, producción, relación e intercambio, reciprocidad
y redistribución, es decir, las bases del mundo prehispánico.
Una de las situaciones que mejor caracterizó esta resistencia indígena y que hizo la situación más
compleja fue el caso de Huamanga en la década de 1560, donde se desarrolló un movimiento del
carácter milenarista. Los frailes empezaron a tener noticias de que en la sierra de Perú se estaba
gestando una gran sublevación que preparaban los antiguos sacerdotes. Las informaciones que
llegaban a Lima hablaban del Tanky Onkoy, la «enfermedad del canto», según la cual los
indígenas comenzaban a cantar y bailar haciendo rituales y oraciones a sus dioses en un estado de
trance colectivo que se transmitía de pueblo en pueblo como una epidemia. Informes más
exhaustivos afirmaron que se trataba de la acción de «brujos» indígenas que predicaban el fin de la
dominación blanca porque, afirmaban que las Huacas destruidas volverían a la vida, lucharían
contra el Dios cristiano y le vencerían, expulsando a los españoles y castigando a aquellos indígenas
que habían practicado la religión católica sino se arrepentían y hacían penitencia. Las Huacas
salvarían a mundo indígena y comenzaría otro tiempo: si el Imperio Inca había sido fundado en el
año 565, en 1565 terminaban los mil años del ciclo. El Tanky Onkoy no significó in
posicionamiento activo de la población indígena en cuanto a la toma de armas y luchar contra los
españoles, sino que era una guerra de las maltratadas Huacas contra los dioses invasores.
El principal encargado por la Iglesia limeña para eliminar la insurrección fue Cristóbal de Albornoz,
quien persiguió a los antiguos sacerdotes, supuestos promotores del movimiento, hasta acabar con
ellos mediante escarmientos y castigos ejemplares en las plazas y espacios públicos delante de todos
los indígenas, en una represión que se extendió por toda la sierra peruana coincidiendo con la
captura y decapitación del inca rebelde de Vilcabamba, Túpac Amaru en 1572. Con la muerte del
último inca y la quema de las sagradas momias de sus antepasados sin que las viejas Huacas lo
impidieran, el fin del Tanky Onkoy significó el fin del mundo prehispánico. La resistencia en
adelante debía desarrollarse de otro modo.
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Grado en Historia, Universidad de Murcia
Profesora: Lucía Provencio
10.3. Denuncia del maltrato, robo y desmanes al que fueron sometidos los indígenas
Felipe Guaman Poma de Ayala, escribe una crónica en Perú en 1615 llamada “Primer nueva
crónica y buen gobierno” donde denuncia y pone al descubierto los desmanes de robo y maltrato a
los que fueron sometidos los indígenas por parte de la Iglesia y, en conjunto, pone en evidencia el
mal gobierno de cristianización de las órdenes religiosas. Este hombre descendía de un linaje inca
por parte de padre y madre y se dedicó durante toda su vida a recorrer la región andina para
denunciar el cambio en el modo de vida antes y después de la conquista, ya que buscaba que el
gobierno volviera de nuevo a los antiguos indígenas.
El libro tiene más de mil páginas de texto y unas 300 imágenes. Este documento se encontró a
principios del siglo XX en la Biblioteca Real de Dinamarca. Se sabe que, esta crónica era para
mandarla a Felipe III, pero apareció en la biblioteca del Conde Duque de Olivares y parece ser que
el embajador danés compro la obra.
Ejemplos en textos (pág. 128 de los apuntes):
1) En este fragmento se refleja de forma general los diferentes oficios de los indios que
trabajaban para los curas doctrineros y el trato que se les daba (no se les pagaba y se les
explotaba laboralmente); además nos cuenta cómo los curas que están amancebados con las
indias, les hacen trabajar sin pagarles y con violencia y por ello además las indias no quieren
casar y tener hijos con los indios porque “van detrás de los curas”. Cabe destacar que el
autor también se quejaba de que las indias así lo que conseguían era no perpetuar la especie
india si no multiplicar los mestizos.
2) En este otro ejemplo habla sobre cómo los curas doctrineros se atiborraban de comida que
los indígenas les proporcionaban sin pagarles por ello o pagándoles una miseria. Va
repitiendo constantemente que los pueblos de indios se están despoblando por culpa de los
desmanes sufridos a manos de los evangelizadores. El autor quiere que el gobierno sea de
los antiguos incas que conocen y saben gobernar el territorio pero que siga formando parte
de la Corona española.
3) En este tercer ejemplo sobre los padres habla sobre cómo los padres de las doctrinas se
pierden por meterse tanto en asuntos judiciales. Es decir, los curas no podían ejercer de
justicieros sin embargo lo hacían, dando mal ejemplo. Además, tenían que acudir a pleitos
debido a que las indias habían interpuesto demandas contra algunos de los padres por
tenerlas amancebadas, en su gran mayoría obligatoriamente. El autor dice que si estos curas
se comportan de esta manera no deberían serlo, ni poder confesar ni absolver pecados, ya
que ellos los cometen ferozmente.
4) En este otro caso vemos como los padres casaban a la fuerza a hombres y mujeres en contra
de su voluntad ya que una de sus funciones era que los indígenas llevaran a cabo el
sacramento del matrimonio y los preceptos de la iglesia católica, o debido a que el cura ha
dejado embarazada a la india y la obliga a casarse con un indio.
5) En otro ejemplo vemos que una mujer está confesándose y a la vez el cura le proponiendo
que a cambio de la confesión ella debe realizarle trabajos sexuales. El autor se queja de que
durante las confesiones que hacen los curas aporrean a las indias preñadas, a los indios y a
las viejas. Así como de las solteras que no se confiesan y que lo hacen en escondrijos
oscuros y sucios.
6) En este otro ejemplo critica que los modos de vida y las vestimentas de los padres eran
refinadas y ricas. Además, estaban adquiriendo un gran poder cuando realmente debían
llevar una vida sin lujos y dedicada a predicar la palabra de Dios, dando ejemplo a los
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súbditos.
7) En esta imagen vemos un cura castigando a un indígena que está desnudo y lleno de señales
de latigazos. El autor dice que el padre es un verdugo que castiga afrentosamente a un
hombre sin miramientos sea un indio principal, pobre o una india. Habla del castigo y el
maltrato que sufren los indios por parte de los principales cargos de la administración
colonial.
8) En este ejemplo vemos un cura y a un indio cargante que lleva a sus espaldas a un niño que
va desnudo y que tiene extensas marcas de azotes. También vemos un grupo de niños
sentados que según el autor son cruelmente castigados. Habla sobre sus obligaciones con la
doctrina católica y el trabajo.
9) En este ejemplo vemos un cura apaleando a un cacique. Los caciques tendrán un papel muy
importante al ser los intermediarios con la comunidad indígena y la fe católica. Cuando
estos caciques daban la cara y defendían a sus familiares y a su comunidad frente a los
abusos de los curas doctrineros estos respondían con más violencia hacia ellos por quejarse.
10) Aquí vemos cómo el cura doctrinero contrata a un arriero para que lleve a todos sus hijos,
engendrados con indias, y que son mesticillos/as a otra ciudad. Esto lo hace si no consigue
casar a dicha india con la que mantiene relaciones con otro indio. Además, alega que son
sobrinos o familiares.
11) En este otro ejemplo vemos que los curas deben adoctrinar a todos los indios
independientemente de su género, enfermedades, etc. y a cambio estos deben darles a los
curas riquezas y demás.
12) Por último, este ejemplo vemos un cambio en las quejas del autor donde refleja que sí que
hay otros frailes que cumplen con su trabajo como este que está predicando con la cruz y
además dando de comer a un pobre (hay algunos ejemplos parecidos a este de curas
ofreciendo limosna). El autor comenta que todo sería perfecto si todos los curas dieran
limosna y no la recibieran e impusieran como norma. Este en concreto es un fraile
franciscano.
disponibles en las tiendas. En estos despachos se incluyen muchas cosas, entre ellas son muy
importantes las hojas de coca, bendecidas por el pacoc que lo realiza (no todos los productos se
bendicen, pero este en concreto sí), y también la grasa de llama o alpaca, también bendecida.
Aunque los pacocs son los que tradicionalmente realizan los despachos, realmente cada uno puede
hacer el suyo, como el caso de muchas familias que hacen su propio despacho, e incluso los niños,
pues no hay edad para ello, la clave está en creer en lo que se está haciendo y estar imbuido en la
cosmogonía andina.
A la Pachamama se le deben ofrecer las cosas que le gustan para que conseguir aquello que deseas,
y por eso se tiende a decir que “la Pachamama es muy golosa”, ya que le gustan las cosas dulces,
calientes, de colores muy vivos y brillantes. Los productos de los despachos varían en mayor o
menor medida, aunque siempre habrá algunos indispensables en la ofrenda y otros que dependan
del motivo de la ofrenda (por ejemplo: si vas a pedir fertilidad en tus cultivos pones hortalizas/frutas
y plantas verdes en general, o si pides algo sobre el ganado pues colocas mucha carne cruda).
Algunos de estos productos son:
• Hoja de coca (indispensable, es uno de los vegetales más importantes de la región andina y
de los más cultivados desde el Imperio Inca).
• Elementos de vivos colores.
• Elementos brillantes, que no suelen faltar en las ofrendas
• Telas, ovillos (para que la Pachamama esté caliente)
• Grasa de llama.
• Chcucherías, cereales (dulces, en general)
• Carne cruda
• Hortalizas, frutos
• Flores
• Plumas, que representan a la parte de la Amazonia
• Velas, se prenderán y alumbrarán a la Pachamama cuando se encienda el fuego.
• Dinero, a la Pachamama le gusta mucho el dinero.
• Alcohol, con el cual se rocía todo. Generalmente con cerveza que es el más barato. Algunos
licores se venden también en el mismo lugar de la ofrenda.
• Además, también se puede incluir carne de feto de llama, pero no es una práctica tan
extendida porque para que tenga efecto en la Pachamama hay que elegir a una llama viva y
embarazada de unos 5 o 6 meses, abrirle el vientre provocando su muerte y la del feto, y
extraer el feto vivo. El feto se deja secar en altura y de la madre se aprovecha la carne. Sin
embargo, actualmente existe una regulación muy específica para que solamente cuando
muere una llama que estuviera gestando se pueda coger el feto, aunque en algunas
comunidades se permite que se sacrifiquen ciertas llamas o alpacas para sus rituales. Esta
fue una costumbre que los españoles la perseguían como una idolatría, las personas eran
castigadas y matadas porque el culto a la Pachamama no era permitido y realizar este ritual
sangriento lo consideraban como u verdadero pecado, pero se mantuvo en la clandestinidad.
Tras haber colocado cuidadosamente cada uno de los productos, se lían en papel y se atan
fuertemente con una cuerda. Los oferentes hacen cola a lo largo de una zona vallada hasta llegar a
un hoyo marcado en amarillo (lugar ritualizado) donde se depositan los despachos y más
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productos que se rocían con alcohol; además, más adelante, existe un montículo marcado con
polvo rosa donde depositan más elementos y flores. La Pachamama se encuentra bajo la tierra y por
eso realizan el hoyo, de donde se alimenta, y el montículo es debido a que la región andina es todo
monte. Progresivamente todo esto se va quemando, y es muy importante quemar palo de santo
también, que huele muy bien y bendice todo. El Pacoc más importante de Cuzco, es el que se
encarga de la quema y las oraciones finales.
La Pachamama es universal y se le hacen ofrendas en muchísimas tierras y se adaptan los elementos
del despacho a la tierra en la que se realiza. Los curas doctrineros querían que todos estos cultos
desaparecieran, pero no lo consiguieron, estaban en el sustrato, los indígenas, los mestizos e incluso
los blancos seguían llevando a cabo este tipo de rituales. Para ocultar esta ritualidad se llevaba a
cabo un sincretismo con la religión cristiana, de manera que se pudieran mantener las creencias
indígenas.
ALTOMISAYOQ
Según la cosmovisión andina, cuyo origen es anterior a la invasión de América, el mundo es dual y
el ser humano se entiende en relación con la naturaleza. Los lugares sagrados los proporciona la
propia naturaleza y se llaman apus, como es el caso del Monte Huascarán en Perú. La relación entre
el ser humano y la naturaleza se manifiesta en ceremonias, rituales, consumo de plantas
alucinógenas, comunicación con la naturaleza a través de un intermediario, mujer u hombre,
diferentes dependiendo del proceso (chamán hombre cunado se consumen plantas alucinógenas y
mujer cuando se quiere comunicar con la Pachamama). Hoy en día se ha desarrollado cierto
neoindigenismo que tiene sus diferencias.
Un altomisayoq es la persona (hombre o mujer) con el privilegio o don de comunicarse con los
apus (don recibido de ellos) y que tiene la responsabilidad y el deber de compartir ese don con los
demás que no se pueden comunicar con los apus. La persona hará una consulta al apu y el apu
contestará a través del altomisayoq.
Un altomisayoq en condiciones no recibe sin referencias, es difícil dar con ellos y que quieran
recibirte. La consulta se puede hacer individualmente o en grupos. No son gratis, en el mundo
andino todo es recíproco y equilibrado.
En la consulta en grupo varias personas tienen sus preguntas y el altomisayoq organiza un grupo de
unas 6 personas para que sea más barato. Los altomisayoq tienen ayudantes e incluso sala de espera,
donde se dejan los móviles, objetos reflectantes, bolsos, etc. Después de entrar en la habitación
donde se realiza el ritual nos encontramos con una mesa con distintos productos de alimentación y
los que van a consultar se sientan, mientras que el altomisayoq apunta sus nombres en papeles y el
ayudante cierra la puerta.
Cuando se hace una consulta, el altomisayoq, sea hombre o mujer, comenzará a hablar con la voz
del apu, o más bien el apu habla a través de él o ella. Por ejemplo, si el apu es el Monte Huascarán,
entonces la voz será muy grave porque es un ente masculino. Lo que se expone en las consultas es
respetado por el resto y si se hace una consulta sin creer plenamente en el poder de los apus, estos te
pueden castigar con sensaciones de mareo y desvanecimiento.