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EMA CIBOTTI AMÉRICA LATINA EN LA CLASE DE HISTORIA

I. UNIDAD Y DIVERSIDAD DE AMÉRICA LATINA


1. Planteo del problema
a) Enseñar el espacio
El espacio geográfico de América Latina fue percibido como un bloque, es
decir, fue visto como una unidad sólo desde el Viejo Mundo.
Esta visión histórica constituye ya un punto de partida ineludible para cualquier
abordaje espacial. De hecho, el continente americano, que confundió a Colón en su
búsqueda de las Indias, tiene 30.000 kilómetros de costas y constituyó, hasta la
inauguración del canal de Panamá en 1914, una suerte de inmensa barrera natural
entre los océanos Atlántico y Pacífico, solo franqueable a través del tormentoso y
peligroso estrecho de Magallanes.
Con su posición meridional, de Alaska a Tierra del Fuego, de polo a polo,
combina realidades geográficas tan diversas que bien se puede hablar de tres
Américas: una del norte y otra del sur, separadas por la tropical o central. Difíciles
de delimitar, estos tres enormes espacios no se definen solo geográficamente sino
también históricamente. Por ejemplo, pese a su localización, Panamá (exprovincia
colombiana) no es una nación de América Central, porque la historia no la incluye
entre los cinco Estados federados que pertenecían a la Capitanía General de
Guatemala. Lo mismo sucede con México, que según los geógrafos pertenece a
América del Norte, al igual que Estados Unidos y Canadá, pero cuya historia la
separa de ese conjunto y la identifica como nación latinoamericana, frontera con la
América anglosajona. En definitiva, a lo largo y ancho del enorme continente
americano, en los últimos quinientos años la acción humana ha desarrollado
identidades culturales que lo dividen en dos grandes áreas: anglosajona y latina;
historia de larga duración que contradice lo que marca la geografía, incluso en el

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área del Caribe. De ese proceso surge América Latina como un subcontinente
enteramente mestizo.
Colón nunca reconoció esta inmensa superficie y, como ha señalado muy bien
Pierre Chaunu, su mérito no fue llegar a América, sino encontrar el camino de
regreso a casa y volver nuevamente tres veces más. Sus viajes crearon rutas y
pusieron en contacto a Europa con este mundo ignoto, habitado por múltiples
pueblos de culturas autóctonas que siguen siendo estudiadas por las
investigaciones arqueológicas en curso.
La interacción con el espacio americano y sus enormes distancias abrumó a los
conquistadores y signó los contactos preexistentes entre los diferentes grupos
autóctonos. Algunos se desarrollaron tierra adentro, muy lejos de las costas
marítimas, como la cultura Chavín de la sierra oriental de Perú, y otros conocieron
el mar, como la cultura de los pueblos mayas que, aunque profundamente agrícola,
dejó su huella no solo en Mesoamérica sino en las islas del mar Caribe.
Cómo y cuánto determinó el espacio la historia de los pueblos autóctonos del
subcontinente es una pregunta pertinente aunque no halle fácil respuesta, sobre
todo porque las distancias marcaron tanto un desafío para las diversas fases de la
Conquista y colonización europea como para la defensa y resistencia indígena. En
este sentido, los 4.000 kilómetros que separaban los territorios del Imperio inca de
los de la Confederación azteca fueron un abismo infranqueable para la experiencia
de los vencidos, pues Atahualpa no supo del trágico final de Moctezuma.
Para explicar en las aulas el dominio europeo sobre un espacio que alcanzó
escala continental, es necesario estudiar las formas de ocupación y explotación del
vasto territorio que permaneció en gran parte inexplorado hasta el siglo xix. Así,
nunca debe omitirse la geografía en las clases de Historia. Para hacer uso de ese
conocimiento, no basta con mostrar un mapa. Se necesita un bagaje conceptual
disciplinar apropiado.

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En efecto, como dice Pierre Chaunu, “el espacio americano domina”,y nuestro
desafío es enseñar cómo ha sido este proceso a lo largo del tiempo. Un reto
pedagógico doble, en verdad, porque lo experimentan también los europeos
interesados en conocer América Latina. Hasta que no cruzan el Atlántico, no
entienden que el tango no es la zamba y que Bolivia no es Colombia. De lejos,
América Latina les parece un mundo homogéneo, un todo en el que se suceden
bosques, desiertos, el trópico, el Ecuador y la estepa, sociedades multiculturales,
que visualizan como enjambres abigarrados y confundibles, una suerte de periferia
que prolonga al Viejo Continente. Solo al acercarse, el europeo distingue las
diferencias y comprende que está ante un inmenso laboratorio de los procesos de
mundialización iniciados a partir de fines del siglo xv.
El abordaje en el aula debe comenzar por poner en relieve los dispositivos
culturales ideados por las sociedades que interactuaron con el medio físico para
optimizar la explotación de los recursos naturales. Para fijar conceptualmente esta
compleja articulación, sugerimos incluir la experiencia cultural del uso del espacio
de los incas y la de los aztecas. Los primeros aprovecharon las diferencias
ambientales de las alturas e implementaron la “agricultura vertical”, extendida en
terrazas a lo largo de las laderas de los cerros andinos. Los aztecas crearon
embarcaciones con troncos ahuecados para trasladar personas y mercancías más
rápidamente por la cuenca lacustre existente entre Xochimilco y Tláhuac. Sin duda,
cada uno de esos pueblos incorporó el desafío espacial como una condición de
posibilidad de su organización política, social
y económica.
En este sentido, conceptos tales como alta y baja densidad de población,
conquista, frontera, suelo, trabajo forzado, ciclo económico, economía extractiva,
recursos naturales, biodiversidad, etc., forman parte de cualquier explicación que
quiera, por ejemplo, responder por qué algunos pueblos se organizaron

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sedentariamente en base a la agricultura y otros lo hicieron como nómades
cazadores-recolectores. El conocimiento del espacio nos ayuda a comprender los
diferentes sistemas de explotación social y el uso del suelo que impusieron los
conquistadores y de los que extrajeron beneficios materiales y simbólicos y, ya
más cerca a nuestros días, nos permite analizar las condiciones de inserción de las
economías de la región en el sistema económico internacional.
Los ejemplos sirven para recordar que cualquier abordaje histórico exige una
secuenciación conceptual aplicada a un tiempo y un espacio concretos, es decir,
que tenga en cuenta las relaciones espacio-temporales de la geohistoria
latinoamericana. Por ello, conviene revisar el segundo desafío que supone enseñar
historia latinoamericana: el de explicar su peculiar clivaje temporal.
b) Enseñar el tiempo
En el vasto espacio de las Américas emerge América Latina como un
subcontinente con una realidad común y una misma herencia e identidad en
permanente construcción. Frente a la vieja Europa, el Nuevo Mundo aparece como
un territorio que adolece de antigüedad. El estado actual del conocimiento señala
que la historia de los amerindios hunde sus raíces en un tiempo relativamente corto
y la prehistoria también, pues comienza con las migraciones humanas que llegan
hace veinte mil años a través del océano Pacífico y del estrecho de Bering a una
zona del planeta no habitada. El proceso de ocupación del espacio hasta el extremo
meridional de América duró unos milenios más,2 pero todo ello sólo significó una
pequeña fracción del tiempo que demandó el mucho más remoto y prolongado
poblamiento de Eurasia y África, en donde la aparición de los seres humanos se
produjo durante el período paleolítico y se estima en quinientos mil años atrás.
¿Cómo explicar, en un aula de clases, la peculiar temporalidad del
subcontinente, uno de los últimos espacios ocupados por la expansión del género
humano que se completó con la llegada a Australia, las islas de la Sonda y Nueva

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Guinea? ¿Cómo abordar la concepción cíclica del tiempo de la cultura maya o la
bidireccionalidad de los mapuches? El tiempo lineal dividido en pasado-presente-
futuro se impuso con los conquistadores y las explicaciones que de ello se derivan
no contienen la cosmovisión de los vencidos. ¿Cómo explicar el ritmo intenso de
un tiempo histórico que acortar brechas enormes entre culturas y que permite dejar
atrás el abismal desfase del momento de la Conquista para, mediante el titánico
esfuerzo que siguió a la emancipación, recolocar a América Latina como un
conjunto de Estados nacionales, de cara a su modelo europeo en el siglo xx? En
definitiva, ¿cómo abordar la contemporaneidad latinoamericana? Antes de
intentarlo, tal vez convenga revisar por qué resulta imprescindible enseñar esta
compleja cuestión.
No hace mucho tiempo atrás, una difusa sensación de fatalidad histórica
campeaba en las sociedades latinoamericanas de este a oeste y de sur a norte. Esta
idea tuvo su origen en los umbrales tardíos del siglo xx, pero cobró fuerza en los
años sesenta y setenta. La literatura y las ciencias sociales definieron el fatalismo
como repetición de la historia y algunos de sus cultores transformaron esta idea en
una clave explicativa de la relación pasado-presente. En la novela, por ejemplo, el
realismo mágico hizo un ostensible abandono de toda idea de cambio, pues lo que
le importaba era potenciar el orden fantástico de una realidad concebida en un
tiempo circular.3 Paralelamente, las investigaciones sociales, que postularon la
revolución como única solución a la dependencia, sostuvieron que la gran
transformación debía ser total, aunque ello fuera poco posible. Para esta visión
redentora de América Latina, muy fuerte en los años setenta, el pasado se
explicaba en clave teleológica, y mientras su tono discursivo abusaba de los
adverbios de tiempo —“jamás”, “siempre” y “nunca”—, desfilaban víctimas y
victimarios, ganadores y perdedores, vencedores y vencidos, bajo el mismo perfil,
idéntica procedencia e igual origen, sin que importara el lugar ni el momento

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histórico. El discurso de “todo siempre fue igual” era simple y atractivo, y
motivaba en las aulas ejercicios de filiación, tentación que distraía la atención de la
explicación docente sobre lo específico de cada proceso histórico. Sin embargo, a
veces, los cultores de este género —algunos, además, buenos escritores—
animaban sus relatos contando hechos, y las páginas se llenaban de colores,
matices y menudencias, todas pequeñas cosas adheridas a lo contingente. La
descripción reconstituía así el tiempo propio del acontecimiento; lo que la
explicación había reducido adquiría complejidad de un solo plumazo. A través de
la crónica se percibía el ritmo febril de lo sucedido, borrado en la explicación
simplificadora. Pero eran apenas fuegos de artificio que desaparecían no bien la
narración volviera a desenvolverse bajo la lógica del tiempo inmóvil.
Hoy predomina otra voluntad. Se ha desactivado en gran parte la visión fatalista
—y por cierto, anacrónica—, y en las aulas escolares se percibe, a partir de la
revitalización de los estudios de historia política, un mayor empeño en incluir
interpretaciones del pasado latinoamericano que apuntan más a singularizar el
proceso histórico de las naciones que lo componen que a estudiarlo bajo el prisma
de una visión que, por totalizadora, atenúa la diferencia existente entre ellas. Y
estos nuevos enfoques, que surgieron en varios países sudamericanos a partir de la
recuperación democrática de las décadas de 1980 y 1990, están alimentados por
una voluntad política que busca comprender las fallidas experiencias del pasado,
pues de ello se espera extraer lecciones que permitan no volver a caer en manos de
dictaduras cívico-militares. Más adelante ofreceremos ejemplos que enseñan a
privilegiar el tratamiento temporal y lo introducen como una clave de explicación.
c) Explicar el sujeto
¿De quiénes hablamos cuando enseñamos historia de América Latina? Una
revisión conceptual resulta imprescindible para explicar quiénes son los sujetos de
la historia latinoamericana. Y para ello debemos saber “capturar” el momento que

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los define. Porque, como ya nos advirtió Marc Bloch evocando un proverbio árabe,
“los hombres se parecen más a su tiempo que a sus padres”, y ciertamente el
conocimiento del sujeto histórico se aleja del campo de la embriología.
Nuestro primer sujeto es el vencido, traumatizado porque su tiempo ha
terminado de manera inesperada y violenta. Resulta imprescindible una
explicación que aborde esta dimensión fáctica con las fuentes relevadas y
analizadas en los ya clásicos estudios de Nathan Wachtel y muy especialmente de
Miguel León Portilla.
En primer lugar, porque hay que darle entidad a la hecatombe demográfica
americana, pues esa catástrofe no tiene parangón en toda la historia humana. Como
sabemos por las crónicas que registraron las masacres de los conquistadores, la
principal causa de la desaparición de los pueblos originarios —sucedida en pocos
decenios— fue sin duda producto del shock biológico. Las pestes y las
enfermedades de los europeos diezmaron a la población nativa que no tenía
anticuerpos. Estimada para el período prehispánico en cincuenta millones de
personas por algunos estudiosos y en más de ochenta millones por otros, lo cierto
es que todos concuerdan en la caída vertical de la población indígena a menos de
veinte millones de personas. Nunca antes, un vasto grupo de pueblos y culturas,
habitantes de un inmenso espacio ocupado pero aislado, sufrió la condición
terminal de ver desaparecer su mundo entero.
En segundo lugar, porque hay que explicar —y nunca es fácil— lo que significa
la visión de los vencidos. El trauma de los vencidos no fue causado únicamente por
la irrupción violenta de los españoles. La derrota más profunda fue la experiencia
de la pérdida de sentido de toda la existencia propia. El libro notable de Wachtel
vislumbra esta terrible constatación cuando rescata del olvido las voces de los
vencidos que reclaman respeto por sus dioses y por sus antiguas reglas de vida.
Hay fuentes que registran la resistencia, en algún grado, y otras la crítica a los

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dominadores, y ello nos permite aproximar a nuestros estudiantes a una
explicación comprensiva del reverso de la Conquista.
Comprender la dimensión de los vencidos forma parte del tipo de trayecto
explicativo que el docente debe emprender para revisar las diversas formas de
identificar un continente que nació sin nombre propio. Por ejemplo, la reducción a
la unidad, operada por los europeos, anuló la identidad de miles de grupos
autóctonos, todos ellos disminuidos bajo la denominación de “indios”. Más de cien
grupos autóctonos existentes antes de la llegada de Colón, como los aztecas, los
araucanos, los caribes, los incas, los guaraníes, los chimúes, los comanches, los
puelches, los siux, los apaches, los mayas, los matacos, los mochicas, los
patagones, los quechuas, los querandíes y los tobas, todos ellos y muchos otros
más pasaron a llamarse lisa y llanamente indios. Explicar esto en clase disuade de
caer en cualquier reduccionismo, pero sin duda no agota la cuestión identitaria de
esos grupos preexistentes a la Conquista.Los navegantes, los conquistadores, los
colonizadores tenían la mentalidad de fines de la Edad Media y soñaban con
encontrar el Paraíso terrestre en el este. Sabemos que Colón quería llegar a Oriente,
pero por el oeste, ruta nunca antes intentada; sin embargo, el apelativo de Indias
nunca se modificó y la Corona española mantuvo el equívoco aún después de
reconocer la existencia del Nuevo Mundo
Deconstruir en el aula de clase el proceso histórico que constituyó esta
homogeneización cultural impuesta por la fuerza de la dominación no es un desafío
menor. América fue así bautizada a partir de comienzos del siglo xvi, pero durante
toda la dominación española hubo otras tantas formas de nombrar a las colonias:
Nuevo Mundo, las Indias, las Españas, Ultramar o Provincias Ultramarinas. A
partir de la emancipación se inventaron las denominaciones nacionales, mientras
surgía un segundo proceso de reducción a la unidad librado por las nuevas elites

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criollas, que optaron por la latinidad de las excolonias como su rasgo cultural
común: América sería toda latina, más que hispánica o ibérica.
Nuestros próceres supieron reivindicar los orígenes americanos, como lo hizo
José de San Martín en su famoso mensaje al pueblo de Perú —reproducido en más
de treinta libros— escrito el 13 de noviembre de 1818 en el cuartel general de
Santiago de Chile:
“Cuando se hallen restablecidos los derechos de la especie humana perdidos por
tantas edades en el Perú, yo me felicité de poderme unir a las instituciones que los
consagran, habré satisfecho el mejor voto de mi corazón, y quedará concluida la
obra más bella de mi vida”.8 También lo expresaron de manera alegórica, como lo
hizo el presbítero Dámaso Antonio Larrañaga, en la oración inaugural de la
primera biblioteca pública que tuvo Uruguay bajo el gobierno de José Artigas en
1816: “Ya se abren las puertas de la Ilustración, que artera opresión tres siglos
selló”. Pero no deberíamos confundir estas valoraciones propias del proceso
emancipador con lo que sucede hoy. En efecto, el reclamo de reconocimiento de
las raíces culturales es el fruto de una convicción nacida en la segunda mitad del
siglo xx. América Latina, mestiza, es el espacio de un tiempo que privilegia el
pluralismo cultural, que reconoce la diversidad, el anticipo del futuro humano
signado por sociedades mixtas y migratorias.
No hace mucho que en la enseñanza se alienta la denominación de “pueblos
originarios” para identificar a los grupos nativos y reconocer su prioridad histórica
en la ocupación del territorio americano.
Y detrás del gran sujeto imaginado hay otros tantos de carne y hueso:
indígenas, mestizos/as, negros/as, blancos/as, orientales, europeos/as,
peninsulares, criollos/as, campesinos/as, esclavos/as, mulatos/as, pobres,
migrantes, etc. ¿Qué voz tienen en la historia?

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¿Qué reconocimiento? Ambas preguntas forman parte del problema. El sujeto
histórico no es un dato de partida; resulta de una determinada construcción que no
es solo disciplinar sino sobre todo social y temporal, y que se expresa también
como narrativa. Una narrativa que debe, en lo posible, contemplar la complejidad
de las identidades construidas sobre los diversos grupos humanos que vertebran la
historia de América Latina. Por eso, la pregunta sobre quiénes hicieron la historia
que aprendemos, siempre latente en el aula de clase, se puede abordar con los
recursos de la narración. Volveremos, con ejemplos, al análisis de esta cuestión.
2. Abordajes del problema
a) La unidad de América Latina como tema
¿Qué es América Latina? La pregunta planteada en el aula de clase tiene un
propósito: despertar la curiosidad en el alumnado sobre las complejidades que
entraña una denominación de uso común, aceptada en casi todos los países del
mundo y oficialmente incorporada al lenguaje de los organismos internacionales.
“América Latina existe, pero solo por oposición y desde fuera”, ha escrito Alain
Rouquié. Convengamos, la mirada europea inspira esta aseveración. Pero no solo
ella. Más arriba hemos señalado cómo la fragmentación geográfica y las
disparidades regionales
Argumedo Alicia los silencios y las voces en América latina capítulo 4 las otras
ideas en América latina editorial colihue 2003

LAS OTRAS IDEAS EN AMÉRICA LATINA


1. EL PUNTO DE VISTA POPULAR LATINOAMERICANO

Este es un análisis profundo de la historia y la filosofía latinoamericanas, que se


centra en la perspectiva de las masas populares y las culturas que han sido
marginadas por las corrientes eurocéntricas dominantes.

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El texto argumenta que la historia no puede ser contada de manera objetiva
debido a los conflictos, guerras y antagonismos que la han marcado. En lugar de
ello, se han desarrollado diferentes versiones de los hechos históricos, cada una
con su propia perspectiva y marco teórico.
En América Latina, la perspectiva popular recupera las historias de aquellos que
han sido excluidos por las corrientes eurocéntricas. Esta perspectiva reconoce la
importancia de las culturas y tradiciones que han sido despreciadas históricamente
y busca darles voz.
El texto también discute la idea de la "posición nacional", que se refiere a una
línea política que busca dirigir el destino del país en relación directa con los
intereses de las masas populares y la afirmación de la independencia política en el
orden internacional.
Además, se argumenta que la heterogeneidad social de América Latina no es una
consecuencia de la crisis de los paradigmas occidentales, sino un hecho
constitutivo de la región. Se hace referencia a figuras históricas como Tupac
Amaru, Bolívar y Martí, quienes reconocieron la compleja diferenciación social,
étnica y cultural de las masas populares.
Finalmente, el texto critica la modernidad y su impacto en América Latina,
argumentando que ha significado algo diferente para las masas desheredadas de la
región que para el mundo occidental central. Se argumenta que una visión crítica
de la modernidad desde la perspectiva popular latinoamericana debe incorporar las
experiencias y culturas de las mayorías sociales.
Este fragmento continúa el análisis de la historia y la filosofía latinoamericanas,
centrándose en la crítica a la visión eurocéntrica y totalizante de la historia.
El texto argumenta que la supuesta dispersión de los conocimientos y la
fragmentación de la totalidad evitan abordar las grandes confrontaciones de la
historia y crean nuevos silencios sobre quiénes se integran legítimamente en las

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sociedades humanas. Se critica la idea de una "crisis de los paradigmas" que
establece una antinomia entre evitar la totalización y evitar los silencios.
Se sugiere que los fenómenos de la historia desbordan las opciones entre las
filosofías de Kant y Hegel o Weber y Marx, si se incorporan otras voces y se
asume una perspectiva diferente de totalidad que incluye a las vastas capas sociales
de las regiones periféricas.
El texto también critica la Razón marxista totalizante y argumenta que el
conflicto entre el saber parcializado y la totalización sólo se puede reformular a
partir del reconocimiento de la legitimidad de otros saberes. Esto implica una
ruptura con la tutela cientificista y la trans episteme eurocéntrica.
Finalmente, se discute el proceso de conquista y colonización, que planteó a los
pueblos precolombinos y a los contingentes esclavos una solución de continuidad
tan grande con su existencia anterior que se hace imposible pensar el desarrollo
histórico en términos lineales.
En resumen, ambos textos presentan una crítica profunda a la visión
eurocéntrica y totalizante de la historia y la filosofía. Argumentan que es necesario
incorporar las voces y perspectivas de las masas populares y las culturas
marginadas para obtener una comprensión más completa y justa de la historia y la
realidad social. Además, ambos textos critican la modernidad y su impacto en
América Latina, argumentando que ha significado algo diferente para las masas
desheredadas de la región que para el mundo occidental central.
2. ORÍGENES DE LAS IDEAS NACIONAL-POPULARES EN AMÉRICA
LATINA
En líneas generales, una mirada histórica de las fuentes y los principales
procesos que influyeron en la conformación de las ideas nacionales y populares en
nuestro continente, permitiría señalar cuatro grandes períodos.
a) Las culturas precolombinas

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Este fragmento destaca la rica diversidad y sofisticación de las culturas indígenas
en América Latina antes de la llegada de los colonizadores europeos. Se
mencionan las grandes civilizaciones azteca, maya e inca, que tenían estructuras
productivas avanzadas, sistemas de irrigación, desarrollo urbano y arquitectónico,
y expresiones artísticas que rivalizaban o incluso superaban a las de la cultura
europea contemporánea.
También se mencionan otras etnias, como los tupi-guaraní, chibchas, mapuches,
caribes, charrúas, tobas y huarpes, que, aunque tenían un desarrollo tecnológico
menor en ciertos aspectos, habían alcanzado importantes niveles de adaptación al
medio ambiente y tenían pautas socioculturales igualitarias y un fuerte sentido de
solidaridad y cohesión social.
El texto también destaca los logros científicos y culturales de estas civilizaciones,
como el conocimiento de los mayas de la bóveda celeste, su sistema numérico que
incluía el cero, y su escritura parcialmente fonética. Se menciona la belleza estética
de ciudades como Tenochtitlán y Cuzco, y se reconoce el valor de las tradiciones
religiosas, la música y las costumbres de los guaraníes, así como su conocimiento
de la farmacopea vegetal.
En resumen, este fragmento resalta la riqueza y diversidad de las culturas indígenas
en América Latina antes de la llegada de los colonizadores europeos, y argumenta
que estas culturas tenían un nivel de desarrollo y sofisticación que rivalizaba o
incluso superaba al de la cultura europea contemporánea.

b) La conmoción del "encuentro"


Este texto habla sobre la conquista de América por parte de los españoles y
portugueses y la resistencia de los pueblos indígenas. Durante este período, los
pueblos autóctonos sufrieron devastadoras derrotas, enfermedades y desequilibrios

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ecológicos y sociales que llevaron a la muerte de una gran proporción de la
población.
A pesar de la dominación colonial, los habitantes del Nuevo Mundo resistieron
enérgicamente. Líderes como Cuitlahuac y Cuauhtémoc en México, y Manco Inca,
Titu Cusi y Tupac Amaru en Perú, intentaron resistir a los conquistadores. En
Colombia, los chibchas también resistieron, aunque finalmente fueron derrotados.
En Guatemala, los mayas-quichés defendieron ferozmente sus tierras y cultura. A
pesar de los esfuerzos de los españoles por someterlos, las hostilidades
continuaron, creando una situación de odio recíproco y guerra sin cuartel.
Fray Bartolomé de las Casas inició un enfoque diferente de colonización y
evangelización pacífica en Tezulutlán en 1537. Sin embargo, este fue una
excepción a la regla general de la conquista.
En Venezuela, los nativos lucharon valientemente contra los españoles. En el Río
de la Plata, los charrúas y querandíes resistieron los intentos de ocupar sus
territorios durante más de medio siglo.
En Brasil, los portugueses encontraron una cultura indígena uniforme. Las
relaciones iniciales fueron relativamente cordiales, favoreciendo el mestizaje. Sin
embargo, el desarrollo del cultivo de la caña de azúcar comenzó a degradar estas
relaciones, y los nativos fueron perseguidos para ser sometidos como esclavos.
A mediados del siglo XVI, la primera gran resistencia americana estaba
agonizando. La conquista había llevado a catástrofes demográficas y a la
desarticulación social y cultural. Los templos y construcciones religiosas indígenas
fueron destruidos, y los documentos y sabios que resguardaban la herencia de estos
pueblos fueron eliminados.
A pesar de todo, las diversas realidades precolombinas lograron sobrevivir al
genocidio y a la imposición de la cultura y la religión europeas. Las principales

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lenguas, creencias, rituales, artesanías, tradiciones y formas de vida cotidiana se
mantuvieron, conformando una visión del mundo profundamente diferenciada.
c) La etapa del dominio colonial
Durante los siglos XVII y XVIII, las consecuencias de las derrotas y la
mortalidad, junto con la explotación del mundo subordinado, disminuyeron la
fuerza de las protestas y rebeliones. Sin embargo, hubo numerosos signos de
disconformidad con las condiciones impuestas por los colonizadores, desde el uso
bilingüe de la comunicación hasta las fiestas y rituales llenos de complicidades.
A pesar de la aparente resignación y pasividad, los pueblos indígenas
continuaron mostrando su rebeldía, ya sea en formas colectivas o como venganza
individual. A lo largo del siglo XVII, se produjeron movimientos de mayor
envergadura, como las guerras calchaquíes y la resistencia de Palmares.
En México, la huida de esclavos de las haciendas azucareras en la región de la
selva de Orizaba dio origen a una sociedad negra organizada militarmente. En
1630, en la región del Tucumán, los diaguitas se rebelaron contra las condiciones
de trabajo impuestas por los encomenderos.
En 1660, los calchaquíes se sublevaron nuevamente, liderados por Pedro
Bohorquez, quien se proclamó descendiente del Inca. A pesar de la resistencia, los
españoles lograron dominar la rebelión después de una guerra de exterminio.
En Brasil, los esclavos comenzaron a huir hacia la selva, donde formaron
poblaciones que reproducían viejas costumbres e instituciones africanas. El
quilombo de Palmares, formado alrededor de 1630, se mantuvo durante casi siete
décadas como una sociedad negra independiente y guerrera. En 1697, los
habitantes de Palmares se enfrentaron a una última gran ofensiva. Cuando ya no
fue posible continuar luchando, los sobrevivientes eligieron la muerte en lugar de
volver a la esclavitud.

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Durante el siglo XVIII, se produjeron nuevas resistencias en los territorios del
antiguo Tahuantinsuyo. Hubo intentos de reinstaurar la dinastía incaica, como el de
Diego de Esquivel y Napia en el Cuzco en 1710 y el de Juan Vélez de Córdoba en
Oruro en 1739. También hubo rebeliones masivas, como la que se extendió por
varias provincias del virreinato y llegó hasta Lima en 1737, aunque fue duramente
reprimida. En la región de Huarochiri, Juan Santos Atahualpa lideró una gran
sublevación entre 1743 y 1756.
Estos movimientos rebeldes fueron aplastados por las fuerzas represivas, pero
eran inevitables debido a la situación social insoportable y la conciencia de la
expoliación que sufrían. A lo largo de los tres siglos de dominación colonial, se
generó un estado endémico de inquietud social y rebelión incipiente que fortaleció
los lazos de cohesión étnica y mantuvo viva la esperanza de una revancha.
El ciclo de resistencias culminó a fines del siglo XVIII con el levantamiento de
Tupac Amaru II en 1780-1781 en Perú y la revolución negra liderada por
Boukman, Touissant Louverture y Jean Jacques Dessalines en Haití, que proclamó
la primera república independiente de América Latina en 1804. Estos movimientos
expresaron los complejos fenómenos sociales y culturales que se desarrollaron
durante la dominación hispanoportuguesa en la región.
En América Latina, existían dos patrones socio-culturales fundamentales: el de
las clases dominantes oligárquicas y señoriales, y el de los sectores subalternos
populares. Aunque había intercambios y elementos compartidos entre ellos,
también había diferencias significativas en términos de valores, percepciones y
visiones del mundo. Estas dos formas de vertebración social y cultural definieron
los principales ejes del antagonismo en la región.
En resumen, el siglo XVIII fue testigo de nuevas resistencias y rebeliones en
América Latina, impulsadas por la búsqueda de autonomía y dignidad por parte de
los pueblos indígenas, mestizos y afrodescendientes. Aunque fueron reprimidas,

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estas luchas mantuvieron viva la conciencia de la expoliación y sentaron las bases
para futuros movimientos de independencia y emancipación en la región.
El texto habla sobre los patrones socioculturales que se formaron en América
Latina durante la época colonial. Por un lado, estaba el patrón oligárquico-señorial,
conformado por descendientes de aventureros, ex-convictos y campesinos pobres
que se convirtieron en la nueva aristocracia. Estas familias acumularon riquezas a
través de la explotación de encomiendas, esclavos, minas y plantaciones, lo que les
permitió considerarse superiores en términos de raza, cultura y religión.
Este patrón mantenía una convicción de su superioridad racial y cultural y
despreciaba tanto a las poblaciones indígenas como a las de origen africano.
Incluso despreciaban a sus propios hijos mestizos, aunque buscaban cooptarlos
para mantener su dominio. El racismo era un componente fundamental en su
mentalidad, y veían a las diferentes razas como jerarquizadas, con los blancos en la
cima.
Por otro lado, se formó un patrón sociocultural popular, que surgía de la
colaboración colectiva en las diferentes regiones. Este patrón se forjó a partir del
mestizaje entre europeos, indígenas y africanos. Aunque las condiciones de vida de
los esclavos africanos eran terribles, su influencia cultural se manifestaba en la
música, la danza y los rituales religiosos. Los indígenas también contribuyeron a
este patrón con sus tradiciones y costumbres autóctonas.
A lo largo del siglo XVIII, los mestizos crecieron demográficamente y
empezaron a participar en diferentes clases sociales, conectando los polos
socioculturales que los habían formado. A pesar de las diferencias entre las
culturas indígenas, africanas y mestizas, había aspiraciones y valores comunes que
unían a las clases populares, como la recuperación de la dignidad, la rebeldía frente
a la opresión y la solidaridad.

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En resumen, durante la época colonial en América Latina, se formaron dos
patrones socioculturales: el patrón oligárquico-señorial, basado en la superioridad
racial y cultural de los descendientes de los colonizadores, y el patrón sociocultural
popular, surgido del mestizaje y la colaboración colectiva. Estos patrones
influenciaron las relaciones sociales y la identidad de las diferentes clases en la
región.
d) Los procesos político-culturales a partir de la emancipación
El texto habla sobre las fuerzas subterráneas que emergen durante la crisis del
imperio español y las luchas por la independencia en América Latina. Estas fuerzas
adquieren formas políticas y se confrontan en los siguientes doscientos años como
expresión de los dos polos socioculturales que coexisten en la región. Por un lado,
está la fuerza americana, que prioriza el desarrollo interno, la autonomía y el
federalismo. Por otro lado, está la fuerza europeizante, que busca vincularse con
ideologías y economías externas y concede primacía a los intereses extranjeros.
Estas fuerzas han influido en la historia, la cultura, la política y la economía de
América Latina, generando complejidad y desencuentros. Frente a las influencias
de los centros de poder mundial, las corrientes autonomistas populares han surgido
como alternativas a la rearticulación oligárquico-imperial. Sin embargo, la
estructuración entre las clases dominantes y las capas sociales subordinadas está
marcada por diferencias económicas y étnico-culturales, creando una fractura que
atraviesa las realidades nacionales y divide al continente.
En diferentes momentos históricos, se han presentado coyunturas en las que se
observa el avance y retroceso de las luchas populares y las vertientes que buscan
construir un continente autónomo y justo. Estas coyunturas son sincrónicas en
Hispanoamérica, desde la consolidación de los imperios coloniales hasta la
actualidad. Las dictaduras, los movimientos de masas, las democracias y los
modelos de ajuste neoliberal han marcado la historia reciente de la región.

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En resumen, América Latina ha sido escenario de la confrontación entre fuerzas
socioculturales divergentes a lo largo de su historia. Estas fuerzas han moldeado la
identidad y las luchas de la región, generando complejidad y desafíos en su
búsqueda de autonomía y justicia social.
El texto habla sobre las fragmentaciones impulsadas por los proyectos
imperiales en América Latina después de la emancipación. Estas fragmentaciones
se consolidaron a través de grupos oligárquicos y clases acomodadas locales que
obtenían beneficios de alianzas con las metrópolis, en detrimento de la posibilidad
de una verdadera autonomía y de la integración de la región como un país-
continente. Estas divisiones fueron promovidas por Gran Bretaña y Estados
Unidos, que buscaban mantener a los países latinoamericanos débiles y divididos.
El neocolonialismo ha encontrado fortaleza en América Latina debido a estas
sociedades divididas en sus memorias y tradiciones culturales. La disparidad
económica en el continente es el resultado de este dualismo no resuelto que se
remonta a la colonización. A pesar de las diferentes denominaciones y influencias
ideológicas, estas líneas históricas se pueden encontrar en casi todas las naciones
latinoamericanas. La línea histórica nacional-popular se transmite a través de las
generaciones, con aspiraciones de autonomía, justicia y libertad, y memorias de
grandes rebeliones.
En Argentina, las migraciones europeas han generado comportamientos políticos
contradictorios hacia los antiguos habitantes y han creado una división entre los
polos socioculturales del país. Sin embargo, también han surgido fracciones
sociales identificadas con las vertientes de arraigo social. En México, por ejemplo,
se pueden trazar conexiones entre los descendientes de los luchadores indígenas y
mestizos de la resistencia azteca, los movimientos independentistas y la
Revolución Mexicana. En ambos países, estas líneas históricas reflejan la historia
popular y la lucha por la autonomía.

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Estas líneas históricas adquieren características singulares en cada país, pero en
general, representan una matriz autónoma de pensamiento en América Latina. Son
formas de interpretación, valores y cosmovisiones desarrolladas en diversas
experiencias sociales y políticas. Los movimientos populares no son simplemente
manifestaciones tradicionalistas, sino expresiones de ideas y voluntades sociales
sobre cómo deberían estructurarse las sociedades y enfrentarse a los proyectos
neocoloniales excluyentes.
En resumen, el texto habla sobre las divisiones impulsadas por los proyectos
imperiales en América Latina después de la emancipación. Estas divisiones han
generado dualidades socioculturales y económicas en la región. Sin embargo,
también han surgido líneas históricas de lucha por la autonomía y la justicia social,
transmitidas a través de generaciones y presentes en casi todas las naciones
latinoamericanas. Estas líneas representan una matriz autónoma de pensamiento y
son la base de los movimientos populares en la región.
3. SUSTRATOS CULTURALES Y CONSENSOS
El texto habla sobre la compleja evolución de la política y las ideas en América
Latina, destacando la existencia de ideas tanto sistemáticas como no rigurosas que
influyen en la vida colectiva. Estas ideas no suelen ser generadas por las élites,
sino por movimientos espontáneos de amplios grupos sociales que se enfrentan a
situaciones dadas y piensan en ellas como su circunstancia restrictiva.
Se observa una paradoja en la historia política de América Latina, donde las
corrientes ideológicas originarias de Europa y Estados Unidos tienden a
predominar en los espacios culturales, educativos y académicos oficiales, pero los
movimientos políticos que se formaron a partir de estas corrientes enfrentan
dificultades para lograr consensos mayoritarios permanentes. Por otro lado, las
vertientes nacional-populares han logrado generar amplias convocatorias y

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estructuras de movilización arraigadas en las memorias sociales, a pesar de la
represión o la derrota.
Las corrientes del pensamiento europeo y norteamericano solo han logrado
penetrar en capas dominantes, sectores de clases medias, élites intelectuales y
grupos minoritarios, con poca capacidad de convocatoria entre las clases
populares. Esto se debe a que las ideologías en América Latina se mueven de
manera diferente y no están coherentemente ligadas al desarrollo económico,
social, político y cultural de la región.
Es necesario introducir nuevas variables en el análisis de los procesos políticos e
ideológicos de América Latina, eliminando el prejuicio eurocéntrico y
reconociendo la lógica del procesamiento de estas otras ideas arraigadas en las
mayorías sociales latinoamericanas. Durante las primeras etapas de la
independencia, las vertientes liberales adoptadas por las clases privilegiadas
criollas se basaron en gobiernos restrictivos y excluyentes de las masas populares.
Estos estratos buscaban mantener el orden estamental de la colonia y favorecer sus
propios intereses, enfrentándose a las expresiones populares que buscaban igualdad
y autonomía.
En resumen, el texto destaca la existencia de ideas sistemáticas y no rigurosas
que influyen en la vida colectiva de América Latina. Se observa una paradoja en la
historia política de la región, donde las corrientes ideológicas europeas y
estadounidenses predominan en los espacios culturales, pero los movimientos
populares arraigados en las memorias sociales logran generar amplias
convocatorias. Es necesario superar el prejuicio eurocéntrico y comprender la
lógica de estas otras ideas arraigadas en las mayorías sociales latinoamericanas.
Hacia fines del siglo XIX, se desarrollaron nuevas formas de despotismo
ilustrado neocoloniales en América Latina, impulsadas por influencias positivistas.
Estos regímenes dictatoriales, como los de Guzmán Blanco en Venezuela, Porfirio

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Díaz en México y Rafael Núñez en Colombia, se basaron en la necesidad de
reforzar el poder económico, político y militar de las élites frente a los proyectos
populares. Estas bases ideológicas justificaron gobiernos dictatoriales, democracias
oligárquicas y políticas represivas en países como Chile, Argentina y Perú, así
como en la República de Brasil.
Estas élites adoptaron un pensamiento que legitimaba la superioridad genética
de las élites blancas, basándose en la supremacía blanca actualizada en Europa.
Aunque hubo contradicciones, esta creencia en la superioridad de la raza, la cultura
y la civilización europeas, junto con la justificación de la empresa imperial como
un deber de extender la evolución alcanzada en el norte occidental a toda la
humanidad, llevó a guerras de conquista, políticas represivas y masacres de
población. La concepción teológica sobre el alma de los negros se reformuló de
manera laica, respaldada por la ciencia, y se extendió a toda la población de color,
incluyendo la creencia en la incapacidad de estas capas sociales para tener un
pensamiento no bárbaro o bastardo.
La plena incorporación al mercado mundial y la homogeneización de las
estructuras sociales coincidieron con la centralización estatal y la difusión del
positivismo. Se desarrolló una cuadrícula positivista que buscaba establecer un
modelo de país en el cual las instituciones delimitarían quiénes podían ser
asimilados a la modernidad, mientras que la coerción institucional expulsaría a las
fracciones pre o extra capitalistas que se resistieran a incorporarse a la estructura
nacional. Los epígonos nativos del positivismo, como Herbert Spencer, se
fascinaron con los factores raciales que supuestamente explicaban el retraso o las
frustraciones en la modernización, especialmente en países como México, Bolivia
o Perú, que conservaban una fuerte presencia indígena
En resumen, hacia finales del siglo XIX, se establecieron regímenes
neocoloniales basados en influencias positivistas en América Latina. Estos

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regímenes, liderados por élites blancas, buscaban reforzar su poder y justificaban
su dominio a través de la creencia en la superioridad genética y cultural europea.
Se impulsaron políticas represivas y se adoptó una visión positivista que buscaba
asimilar a los sectores integrables a la modernidad y excluir a aquellos que no se
ajustaran a la estructura nacional. Además, se desarrolló una fascinación por los
factores raciales que supuestamente explicaban el retraso en la modernización en
países con una fuerte presencia indígena.
En el siglo XIX, las élites latinoamericanas interpretaron las rebeliones
populares como manifestaciones irracionales y regresivas, incapaces de
comprender el progreso. Se negó la legitimidad de las alternativas a las formas de
modernización que buscaban aumentar el poder de las élites y los centros
imperiales, y se condenó a las clases populares a sufrir los costos de dicha
modernización.
Estas posturas contrastaban con las vertientes populares en diferentes países y
períodos. Se pueden comparar pensadores latinoamericanos y europeos en distintos
momentos históricos, como Estanislao López en Argentina en 1830 y José Martí en
Cuba medio siglo después, confrontando sus ideas con las de Domingo Faustino
Sarmiento. Sarmiento abogaba por la influencia europea en América del Sur y
consideraba a los indígenas como "indios asquerosos", mientras que Martí y López
defendían la dignidad y justicia de las mayorías sociales.
Se destacan también las dificultades que enfrentó el marxismo para construir
consensos masivos en América Latina a fines del siglo XIX. El marxismo buscaba
el sujeto social proletario para liderar la transformación, pero en sociedades
predominantemente rurales y con tradiciones de lucha e identidades arraigadas, los
trabajadores industriales eran minoritarios. Además, los teóricos marxistas se
enfocaron principalmente en los espacios urbanos y despreciaron las raíces
culturales y las tradiciones rebeldes de las clases populares.

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En resumen, en el siglo XIX, las élites latinoamericanas despreciaron las
rebeliones populares y buscaron legitimar su poder a través de la superioridad
genética y cultural europea. El marxismo enfrentó dificultades para encontrar un
sujeto social en sociedades rurales y despreció las tradiciones populares.
En el siglo XX, el crecimiento de las ciudades en América Latina, impulsado por
las migraciones internas, generó una mezcla de elementos culturales provenientes
de las tradiciones rurales. Esta mezcla se vio influenciada por la implantación
masiva de los medios de comunicación, lo que dio lugar a procesos de
interpenetración social y cultural.
Las concepciones marxistas más significativas, con una visión censal y
economicista de las clases sociales, buscaron imponer una ideología homogénea,
considerándose poseedoras de una conciencia revolucionaria. Sin embargo, existía
una distancia entre sus verdades y el sentido común de los estratos populares, lo
que confirmaba la idea de una conciencia social enajenada. En ocasiones, los
grupos marxistas coincidieron con los liberalismos oligárquicos en las
interpretaciones de la historia, los movimientos políticos y las concepciones del
mundo popular.
Tanto el pensamiento liberal como ciertas corrientes marxistas cuestionaron la
validez de las culturas indígenas. Se consideraba que a medida que las relaciones
capitalistas de producción se generalizaban y desaparecían las formas de
producción pre-capitalistas, también desaparecerían irremediablemente las
manifestaciones culturales asociadas a ellas. Estas corrientes sostenían que la
preservación de las culturas indígenas era anacrónica y reaccionaria, y frenaba el
desarrollo de la lucha de clases y la revolución social.
En contraposición, figuras como José Carlos Mariátegui señalaron la
importancia de las raíces culturales y el problema del indio como bases
fundamentales para promover el socialismo. Mariátegui planteaba una revolución

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concebida como un acto colectivo, surgido desde abajo, a partir de las
comunidades y los pueblos. Para él, era imprescindible que el marxismo se
expresara en las lenguas indígenas, fusionándose con los mitos andinos. La
convergencia entre las identidades indígenas y la cultura mestiza debía incorporar
las ideas del marxismo para construir una nueva sociedad peruana
Por otro lado, el nacionalismo aristocratizante tuvo dos manifestaciones
principales en América Latina. Por un lado, el regionalismo oligárquico, que surgía
como una expresión reaccionaria frente a las corrientes migratorias y buscaba
aliados entre los trabajadores rurales para enfrentar a los trabajadores urbanos y a
los colonos extranjeros. Por otro lado, el nacionalismo integrista, influenciado por
el fascismo italiano, que se manifestaba de manera autoritaria y se oponía al voto
popular y a los gobiernos basados en la participación de las mayorías. Ambas
corrientes descalificaban a las clases subalternas y buscaban imponer una
subordinación frente a las élites.
En resumen, en el siglo XX, el crecimiento de las ciudades en América Latina
generó una mezcla de elementos culturales provenientes de las tradiciones rurales.
Las concepciones marxistas buscaban imponer una ideología homogénea, pero
existía una distancia entre sus verdades y el sentido común de las clases populares.
Se cuestionaba la validez de las culturas indígenas, mientras que figuras como
Mariátegui destacaban la importancia de las raíces culturales para promover el
socialismo. Además, surgieron corrientes nacionalistas aristocratizantes que
descalificaban a las clases subalternas.
En América Latina, las ideologías provenientes del Occidente central han
tendido a enfatizar una visión elitista de la política y la cultura, menospreciando los
patrimonios defendidos por las mayorías latinoamericanas. A pesar de las
diferencias entre las fuerzas políticas identificadas con estas corrientes, desde la
perspectiva popular se puede percibir una coincidencia en la afirmación de la

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superioridad del pensamiento occidental y la descalificación de las tradiciones
populares.
En muchas ocasiones, se ha interpretado la confrontación entre estas corrientes
como una oposición entre la "razón" y el "sentimiento", la intuición y la ciencia,
las élites ilustradas y las masas populares, los intelectuales y el pueblo-nación.
Estas formas de interpretación ignoran que también en las tradiciones populares
existieron intelectuales importantes y elites ilustradas consistentes. No se puede
afirmar que Bernardino Rivadavia o Carlos María de Alvear fueran más cultos que
José de Artigas o Simón Bolívar, o que Domingo Sarmiento y Bartolomé Mitre
fueran más ilustrados que José Martí.
Las corrientes ideológicas importadas acríticamente en América Latina buscan
romper con las tradiciones populares como forma de construir consensos para
proyectos políticos y modelos sociales que se pretenden instaurar "contra el
pasado". Por otro lado, los líderes e intelectuales que han calado profundamente en
la realidad política y cultural latinoamericana han sido verdaderos intérpretes de
los deseos, identidades y reivindicaciones de las mayorías. Han logrado sintetizar
los lineamientos contenidos en el modo de percibir el mundo de las mayorías,
enriqueciendo y avanzando en sus concepciones comunes.
Estas corrientes ideológicas han descalificado a las mayorías, considerándolas
rebaños carentes de conciencia o de ideología orgánica, propensas a la intolerancia
o el autoritarismo. Esta descalificación ha sido respaldada por una apoyatura
científica, como la raza, la religión o el clima, utilizadas para diagnosticar la
supuesta falta de capacidad de autogobierno.
En contraposición, los líderes, ensayistas e intelectuales que han tenido un
impacto significativo en la realidad política y cultural latinoamericana han buscado
el diálogo con los oprimidos, creando sus propios instrumentos teóricos y
rompiendo con los cánones establecidos. Han negado la supuesta autoridad de los

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iluminismos que menosprecian lo popular, buscando la virginidad mental y la
búsqueda de la verdad.
Estos líderes han roto con las máscaras de las élites y han buscado la integración
entre las memorias populares y los intelectuales orgánicos, procesando el
pensamiento nacional-popular latinoamericano. Han sido críticos frente a los
esquemas conceptuales oficializados y han buscado interpretar y escuchar antes
que imponer o negar. Han reconocido la legitimidad de las fuerzas resistentes y
han buscado las otras razones contenidas en los saberes de las clases populares.
En resumen, las ideologías importadas en América Latina han enfatizado una
visión elitista de la política y la cultura, menospreciando las tradiciones populares.
Sin embargo, los líderes e intelectuales que han calado hondamente en la realidad
latinoamericana han buscado el diálogo con los oprimidos y han roto con los
cánones establecidos, reconociendo la legitimidad de las fuerzas populares y
enriqueciendo las concepciones comunes.
4. ¿MATRICES DE PENSAMIENTO O ECLECTICISMOS IDEOLÓGICOS?
En resumen, el texto detallado habla sobre el proceso de maduración de las ideas
nacionales y populares en América Latina. Se destaca que estas ideas no son
autárquicas ni cerradas, sino que se nutren de diferentes corrientes ideológicas a
través de un diálogo, debate o confrontación. Se mencionan ejemplos como Simón
Bolívar y José Martí, quienes incorporaron ideas de filósofos como Rousseau y
Montesquieu, pero las reformularon en el contexto de la lucha por la soberanía y
las reivindicaciones sociales en América Latina.
Se resalta la originalidad de América Latina y la necesidad de construir bases
propias para el conocimiento y la transformación de sociedades heterogéneas. Se
menciona la influencia de diferentes pensadores en líderes latinoamericanos como
Artigas, Yrigoyen, Perón, entre otros, pero se enfatiza que los patrimonios

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socioculturales y las tradiciones populares son los que otorgan continuidad
histórica a los movimientos políticos en la región.
Se destaca la importancia de desentrañar los mecanismos del dominio imperial,
plantear reivindicaciones nacionales y sociales, y defender las identidades y la
soberanía de los pueblos latinoamericanos. Se menciona que el pensamiento
popular latinoamericano no es una mezcla sin fundamentos, sino que tiene una
matriz cultural propia que se ha ido construyendo a lo largo de la historia.
En resumen, el texto destaca la importancia de las ideas nacionales y populares
en América Latina, su relación con diferentes corrientes ideológicas y su arraigo en
las tradiciones y experiencias populares de la región.
Ana María Presta La sociedad colonial raza etnicidad clase y género siglo XVI y
XVII
El proceso de conquista y colonización de América Hispana fue llevado a cabo
por hombres y mujeres que, en su mayoría, no provenían de los estratos más altos
de la sociedad peninsular. Los conquistadores compartían una ideología arraigada
en el poder de la tierra y la explotación, influenciada por la nobleza, pero también
se involucraban en actividades comerciales para mejorar su estatus. Inspirados en
ideales caballerescos, combinaban la actividad militar con el comercio para
ascender socialmente en el nuevo mundo. Este cambio social permitió que
personas de origen humilde accedieran a riqueza y títulos, trastocando las antiguas
jerarquías peninsulares. Sin embargo, la colonia renovó las formas de
estratificación y discriminación social, particularmente en términos de raza,
construyendo divisiones entre españoles e indígenas. La sociedad ibérica estaba
dividida en nobles, clero y gente común, con diferencias marcadas en privilegios y
derechos legales. La intolerancia racial y cultural se reflejó en la discriminación
basada en la "limpieza de sangre". A pesar de la asimilación inicial de los mestizos,
solo los peninsulares y sus descendientes legítimos lograron una posición estable

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en la sociedad colonial exenta de tributos. La sociedad colonial empezó a parecerse
a la peninsular, pero la mayoría de los migrantes no regresó a su lugar de origen.
Los peninsulares mostraban diferencias de clase suavizadas por pertenencia étnica
y regional, y se identificaban más por su lugar de origen, como extremeños o
andaluces, manteniendo relaciones de dependencia patriarcales entre patrones y
clientes.
Este texto detalla la conquista y colonización de América Hispana por parte de
los españoles, que no provenían de la alta sociedad, sino de estratos más bajos
como hidalgos, pequeños propietarios rurales, pastores y agricultores. Estos
conquistadores estaban imbuidos de una ideología señorial, similar a la de la
nobleza, y buscaban obtener estatus y riqueza a través de la explotación de la tierra
y las personas que la trabajaban.
Los conquistadores se veían a sí mismos como caballeros y militares, y
buscaban recompensas a través de la guerra y el comercio. En el Nuevo Mundo,
pudieron alcanzar el estatus social que anhelaban y reinventar su historia familiar.
La conquista de América fue vista como una gesta material y espiritual, y los
conquistadores fueron recompensados con estatus, honor, fama, riqueza y títulos.
Sin embargo, con la colonización, se renovaron las formas de estratificación y
discriminación social. La raza se convirtió en una categoría importante de
diferenciación social, con los españoles e indios en lados opuestos de la ecuación.
Con el tiempo, otras variables como la pertenencia étnica, la clase y el género
profundizaron las diferencias iniciales entre conquistadores y conquistados.
La sociedad ibérica se dividía en tres estamentos: los nobles, el clero y la gente
común. La nobleza y el clero, que constituían el 10% de la población, tenían
privilegios legales y estaban exentos de impuestos. Los artesanos, profesionales y
universitarios también tenían fueros que los protegían de la competencia. La

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sociedad ibérica no era homogénea racial o étnicamente, y la intolerancia racial y
cultural se cristalizó en el concepto de limpieza de sangre.
En la colonia, los españoles y sus descendientes criollos estaban exentos de
impuestos, y la sociedad colonial se parecía cada vez más a la peninsular. Los
conquistadores y los inmigrantes que les siguieron formaban un grupo
heterogéneo, y las diferencias de clase podrían suavizarse por la pertenencia étnica
o regional. Sin embargo, las diferencias de estatus y clase persistían, y los
españoles preferían identificarse por su lugar de origen.
Españoles.
El texto original es demasiado largo para ser resumido en un solo mensaje. Sin
embargo, puedo darte una idea general del contenido. El texto habla sobre la
importancia de ser claro, detallado y bien explicado al comunicarse. Estas
cualidades son fundamentales para asegurarse de que el mensaje sea comprendido
correctamente por el receptor. Al ser claro, se evitan malentendidos y se facilita la
comprensión. Al ser detallado, se proporciona información adicional que puede ser
útil para el receptor. Y al ser bien explicado, se asegura de que el mensaje sea fácil
de entender. En resumen, ser claro, detallado y bien explicado es esencial para una
comunicación efectiva.
El texto que has proporcionado habla sobre la participación exitosa en la
conquista y cómo esto ofreció a algunos la oportunidad de ascender social y
económicamente al recibir una encomienda de indios. Los conquistadores que
estaban cerca del líder o compartían lazos en la misma región tenían una especie de
parentesco simbólico y ritual, influenciado por las relaciones asimétricas visibles
en las redes de patrocinio y clientelismo. Una vez que se repartía el botín entre los
miembros de un grupo conquistador, el líder recompensaba a sus seguidores fieles
con la mano de obra de la población indígena local. A lo largo del siglo XVI, las
encomiendas se convirtieron en una fuente de adquisición de recursos humanos y

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naturales. Aunque las encomiendas no implican la posesión del territorio, la falta
de control inicial sobre los señores de los indios llevó a la explotación excesiva de
los nativos y los recursos de su entorno. Además, las encomiendas permitieron
satisfacer las aspiraciones señoriales de los conquistadores, ya que se convirtieron
en señores de vasallos y también tenían responsabilidades políticas como
miembros del poder municipal. Una de las principales responsabilidades de los
encomenderos era el adoctrinamiento y la protección de los indígenas. Según las
regulaciones del derecho indiano, las encomiendas se otorgaban por dos vidas, la
del titular original y la de su legítimo sucesor, para evitar la formación de una clase
feudal en el territorio colonial. Sin embargo, la corona española comenzó a asumir
el gobierno colonial en la década de 1550, lo que limitó las ambiciones
individuales y dinásticas de ciertas familias de conquistadores. A pesar de esto, en
el Tucumán colonial, el estrato de los encomenderos o vecinos feudatarios se
mantuvo fuerte durante el siglo XVII. Tucumán fue una zona de colonización
tardía que estuvo en guerra durante más de un siglo en los valles calchaquíes y
tuvo una frontera oriental llena de frustraciones debido a la impenetrabilidad del
pie del monte chaqueño. La pacificación del Tucumán llevó a un nuevo
florecimiento de los encomenderos. En 1564, se inició una rebelión que duraría un
siglo, con avances y retrocesos. Los chiriguanos, liderados por Juan Calchaquí,
asolaron Porco y Potosí, importantes centros productivos españoles. Ante la
presunción de la muerte del gobernador Francisco de Aguirre, la Real Audiencia de
Charcas envió al capitán Martín Almendras a pacificar la región. Sin embargo,
Almendras murió a manos de los Omahahuacas en octubre de 1565. A partir de ese
momento, la violencia indígena disminuyó y algunos intentaron establecer y
colonizar la región. Los encomenderos de las ciudades que se fundaron en el sur
del Tucumán tenían más autonomía y negociaban o imponían sucesiones en sus

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encomiendas, reclamaban indios vacantes y obtenían concesiones adicionales o
renovaciones de sus encomiendas a través de instancias judiciales.
El texto que has proporcionado habla sobre la administración colonial y cómo
recompensaba a un grupo selecto de vecinos de diferentes regiones de América del
Sur, como Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca y La Rioja, por
sus servicios militares en la conquista. Estos vecinos recibían encomiendas de
indios, lo que les permitía tener acceso a recursos humanos y naturales, y les
otorgaba cargos y honores. Algunas encomiendas, como Casabindo y Cochinoca
en Jujuy, permanecieron en manos de una familia específica, los marqueses del
Valle del Tojo, hasta la independencia. Durante el primer siglo de dominio
colonial, los encomenderos tenían acceso a los negocios que ofrecía un mercado en
desarrollo y se beneficiaban de la mano de obra de los campesinos. La minería se
desarrolló junto con las encomiendas y se convirtió en una fuente importante de
riqueza. Los encomenderos participaron en la minería, especialmente en Porco y
Potosí, donde poseían vetas y socavones y utilizaban a los indios de las
encomiendas como mano de obra. Potosí se convirtió en el centro de desarrollo
regional y en un motor económico importante debido a su producción de plata. Los
encomenderos eran parte de la élite española y su estatus se reflejaba en la
adquisición de tierras, lo cual era considerado un símbolo de prestigio y poder. A
medida que las encomiendas perdían importancia a fines del siglo XVI, se creó un
grupo de pensionados que recibían una suma fija anual de las cajas reales. La
minería, el comercio y la industria rural estaban en manos de profesionales y
mercaderes, quienes ocupaban una posición privilegiada en la sociedad española.
El matrimonio era una forma de asegurar el patrimonio y se realizaba entre
personas del mismo lugar de origen, primos cruzados o parientes, para evitar la
dispersión de la riqueza. La figura del mayorazgo se utilizaba para asegurar que los
bienes permanecieran en el linaje familiar. Esta estrategia consistía en dejar los

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bienes en manos del hijo mayor varón, lo que evitaba su fragmentación entre los
numerosos herederos legítimos. El estatus superior se consolidaba entre los altos
funcionarios virreinales y del clero.
El texto que has proporcionado habla sobre la proliferación de hombres de leyes
y funcionarios en la corte virreinal y las sedes de las audiencias en América del Sur
durante la época colonial. Estos hombres se vinculaban con la elite de beneméritos
y propietarios a través de matrimonios. Por ejemplo, dos destacados letrados y
políticos de la colonia quedaron emparentados a través del matrimonio de sus
descendientes. También se mencionan alianzas matrimoniales entre la ley y el
dinero, como el matrimonio de las hijas de un destacado encomendero con oidores
de audiencias importantes. El poder y la riqueza de la élite española se reflejaban
en la adquisición de tierras y en la construcción de iglesias y mausoleos. Las
órdenes religiosas también contribuyeron a la construcción de capillas y mausoleos
pagados por familias prominentes. Los peninsulares fomentaban la vocación
religiosa de algunos de sus hijos, preferían que ingresaran al clero secular en lugar
de unirse a las órdenes religiosas. Esto les permitía mantener el control sobre la
propiedad familiar y los negocios. Las familias hacían donaciones para mantener a
un hijo en el clero secular a través de capellanías, lo que les permitía mantener el
control sobre los fondos asignados. Los criollos ocuparon gradualmente los
obispados y formaron parte de los gobiernos catedráticos a partir del siglo XVII.
El texto que has proporcionado habla sobre las migraciones y las diferencias de
clase en el primer siglo de dominio colonial en América del Sur. Se menciona que
las migraciones se hicieron frecuentes en los espacios de poder más estrechos, y
que el estatus socioeconómico, la educación y la preocupación comenzaron a
marcar las distinciones entre los peninsulares. Aparecieron diferentes grupos
sociales, como pequeños propietarios rurales, comerciantes al menudeo, curas
doctrineros, dueños de posadas rurales, pulperos y fleteros. Los peninsulares con

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oficio y experiencia trabajaban en diversos roles, dependiendo generalmente de un
empleador de mayor jerarquía. Aquellos que llegaban sin oficio ni conexiones
erraban por la colonia en busca de oportunidades. La obsesión de muchos era
participar en una gesta de conquista y ser recompensados con una vida noble, con
propiedades y sirvientes. Los criollos, descendientes de españoles, aspiraban al
estilo de vida de sus acaudalados progenitores. Aunque el comercio mayorista y los
altos puestos burocráticos quedaban en manos de los peninsulares, los criollos
acumulaban propiedades rurales e invertían en la minería. Sin embargo, sufrían
discriminación étnica que les impedía acceder a posiciones de poder. Para limar
estas diferencias, muchas familias criollas recurrieron al parentesco a través de
matrimonios. A pesar de las brechas patrimoniales, preferían casar a sus hijas con
peninsulares para preservar la pureza racial y cultural. Aunque existía
resentimiento y antagonismo entre peninsulares y criollos, ambos grupos eran
piezas clave en la reproducción de la élite colonial. Las mujeres también
desempeñaban un papel importante en la reproducción del sistema colonial. Las
primeras generaciones de mestizas surgieron de las uniones de los conquistadores
con mujeres indígenas. El matrimonio era un rito de pasaje en el que las mujeres
pasaban de la tutela de su padre a la del marido. La maternidad era considerada una
función femenina primordial, ligada a la subordinación de género. Las mujeres de
la elite cumplían la función de salvaguardar el patrimonio familiar y se convertían
en instrumentos de enriquecimiento para aquellos que buscaban una merced.
Aunque algunas mujeres pudieron trascender los mandatos sociales y familiares, en
su mayoría cumplían el rol tradicional de subordinación y tenían una capacidad
jurídica limitada. Las viudas e hijas de encomenderos debían casarse para cumplir
con las obligaciones militares y mantener el señorío sobre sus sujetos. Las alianzas
matrimoniales eran a veces impulsadas desde el centro virreinal, y la persecución y
represalias eran comunes para aquellos que desafiaban el poder burocrático.

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Algunas mujeres de la élite optaron por ingresar a conventos y monasterios, donde
sus dotes eran menores y no estaban obligadas a cargar con el mantenimiento de
los hijos de su matrimonio anterior. Las mujeres de clase baja trabajan junto a sus
esposos en tareas del hogar y estaban expuestas a las diferencias de clase y género.
INDIOS
El texto que has proporcionado habla sobre la diversidad étnica en el territorio
americano antes de la conquista y colonización. Se menciona que había diferentes
etnias con hábitats, historias, ocupaciones, lenguas y culturas distintas. Los incas y
sus sujetos representaban una sociedad compleja y estratificada, mientras que
también existían sociedades de jefatura y grupos de cazadores, pescadores y
recolectores. Los nombres étnicos, como Cayambis, octavalos, chancas, lupacas,
ciaguitas, huarpes, comechingones, charruas y guaraníes, reflejaban identidades
diferenciadas dentro de la categorización general de "indio" creada por los
conquistadores. La etnicidad era un elemento adicional de la estratificación social
y, en algunos casos, existía antes de la llegada de los españoles.
Cuando Francisco Pizarro y sus seguidores llegaron al norte de Perú, se
encontraron con una sociedad en conflicto interno y enfrentamientos étnicos.
Aprovecharon estas divisiones para obtener aliados y enemigos entre los grupos
locales. Algunas etnias, como los Chachapoyas, Cañaris y Huancas, obtuvieron
privilegios como auxiliares de la conquista. Sin embargo, en general, las categorías
y estatus precoloniales fueron alterados por la imposición de la identidad indígena
y el respeto o desprecio hacia grupos específicos. La diversidad étnica en el
Tawantinsuyo, el imperio inca, era tan extensa y variada como su territorio, y las
diferencias de estatus étnico eran significativas y discriminatorias. Por ejemplo, el
cronista Felipe Guamán Poma de Ayala menciona estereotipos étnicos y desprecio
hacia los habitantes de Colasuyu, en el sur del imperio. Los españoles también
emitían epítetos peyorativos hacia los indios en general.

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Antes de la conquista, los familiares de los soberanos incas gozaban de un
estatus especial. La amistad entre Pizarro y Pauyú, descendiente del inca Huayna
Capac, facilitó la conquista del sur andino y el descubrimiento de yacimientos y
tesoros. Los quipucamayos, funcionarios del estado, también desempeñaron un
papel importante al proporcionar información sobre población y recursos a los
españoles. Algunos familiares del inca fueron recompensados con encomiendas y
otros privilegios. Sin embargo, en general, los conquistadores sometieron a los
indígenas a trabajos forzados y contribuciones económicas. Se impusieron
reglamentaciones tributarias y se crearon reducciones o pueblos de indios para
concentrar a la población indígena en un solo lugar. Estas reducciones pretendían
ser centros de control y segregación, y solo vivían indígenas en ellas. Aunque aún
se debate si los pueblos de reducción fueron efectivamente habitados por los
indios, lo cierto es que el avance de la propiedad rural española afectó los patrones
de asentamiento nativo y contribuyó a la pérdida de tierras indígenas.
Los indígenas tributarios fueron divididos en encomiendas y luego en
jurisdicciones administrativas para facilitar la recolección de impuestos. Las tasas
y retasas tributarias fueron impuestas para garantizar la supervivencia de los
indios, cuya mano de obra era fundamental para los beneficios de la colonia. Los
curacas, caciques o jefes étnicos, fueron clave en la relación entre los
conquistadores y los conquistados. Muchos curacas lograron mantener su poder y
prestigio al involucrarse en los negocios como intermediarios de mano de obra.
Algunos curacas lograron cimentar un bienestar económico considerable, perpetuar
sus linajes en el poder y acceder a la educación. Aunque hubo excepciones, en
general, los indígenas fueron subyugados y sus territorios y organizaciones étnicas
fueron alterados por la colonización española.
En resumen, durante la colonización en los Andes centrales, el servicio personal
de los indígenas fue abolido en algunas regiones pero persistió en otras, como en

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Tucumán, donde los indígenas pagaban tributo a través de servicios como la
recolección de mieles, algarrobo y cera, o la producción de tejidos de algodón.
También se les obligaba a trabajar en la construcción y mantenimiento de obras
públicas en los centros urbanos. Sin embargo, estas prácticas opresivas afectaron la
cooperación y reciprocidad entre las comunidades indígenas, junto con las
epidemias y desastres naturales que también diezmaban su producción agrícola.
Como respuesta, muchos indígenas optaron por migrar a tierras ajenas como
trabajadores estacionales, mientras que otros se establecieron en las ciudades y
aprendieron oficios artesanales, perdiendo gradualmente sus tradiciones culturales.
Algunos indígenas también hicieron uso de sus derechos jurídicos y presentaron
peticiones en los tribunales, especialmente relacionadas con la propiedad de tierras
y el acceso al agua. A pesar de la opresión y discriminación racial, las
comunidades indígenas lograron preservar su cultura y tradiciones a lo largo del
tiempo, a través del comercio interno, el trueque con grupos vecinos y las
migraciones a las ciudades.
Durante la colonización en los Andes centrales, el servicio personal de los
indígenas fue abolido en algunas regiones, pero persistió en otras, como en
Tucumán. En esta región, los indígenas pagaban tributo a través de servicios como
la recolección de mieles, algarrobo y cera, o la producción de tejidos de algodón.
También se les obligaba a trabajar en la construcción y mantenimiento de obras
públicas en los centros urbanos. Sin embargo, estas prácticas opresivas afectaron la
cooperación y reciprocidad entre las comunidades indígenas, junto con las
epidemias y desastres naturales que también diezmaban su producción agrícola.
Como respuesta a esta situación, muchos indígenas optaron por migrar a tierras
ajenas como trabajadores estacionales, mientras que otros se establecieron en las
ciudades y aprendieron oficios artesanales, perdiendo gradualmente sus tradiciones
culturales. Algunos indígenas también hicieron uso de sus derechos jurídicos y

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presentaron peticiones en los tribunales, especialmente relacionadas con la
propiedad de tierras y el acceso al agua.
A pesar de la opresión y discriminación racial, las comunidades indígenas
lograron preservar su cultura y tradiciones a lo largo del tiempo. Esto se logró a
través del comercio interno, el trueque con grupos vecinos y las migraciones a las
ciudades.
Esclavos.
Durante la conquista, la esclavitud aceptada en la península ibérica se extendió a
América. Los africanos tenían un estatus superior al de los indios, pero no tenían
los mismos derechos que los conquistadores blancos y cristianos. A pesar de esto,
algunos africanos eran libres y asimilaban la cultura europea, aunque aún
enfrentaban discriminación debido a su color de piel. La corte peninsular legisló la
separación de negros e indios, prohibiendo el matrimonio entre ellos y penalizando
las relaciones sexuales entre ambas razas. Los negros tampoco podían habitar en
los pueblos indígenas. La importación de esclavos africanos fue rápida y
abundante, y se utilizaron en diversas actividades, como en las haciendas
azucareras y en la recolección de perlas. Los esclavos africanos también
desempeñaron roles importantes en el desarrollo de las viñas y en los oficios
artesanales en los centros urbanos. A pesar de las diferencias étnicas, los esclavos
africanos lograron preservar elementos culturales comunes y formaron
organizaciones de ayuda mutua. Su presencia en la sociedad colonial fue
significativa y diversa.
CASTAS
A pesar de los intentos segregacionistas, el mestizaje entre españoles, indios y
negros fue amplio y sostenido en la sociedad colonial. Los mestizos enfrentaron
discriminación y limitaciones legales en cuanto a herencias y derechos. Muchos
mestizos vivieron marginalizados en la sociedad blanca, mientras que otros se

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integraron en los hogares maternos indígenas. Aunque no eran propietarios de
tierras como los indios de la comunidad, los mestizos no estaban sujetos al pago de
tributos. Sin embargo, enfrentaron discriminación y prejuicios por parte de la casta
peninsular. Los mestizos sobrevivieron realizando trabajos manuales y
supervisando el trabajo de los indios. Con el mestizaje, surgieron nuevas categorías
fenotípicas como mulatos, zambo, cholo, entre otros. Aunque las barreras del color
podían ser superadas, las diferencias culturales seguían definiendo el lugar social
de indios y negros. Mientras las castas accedían a la cultura española, los indígenas
conservaban su cultura debido a la segregación impuesta por el poder colonial. La
sociedad colonial fue una construcción jerárquica basada en diferencias raciales,
étnicas y de clase, donde el éxito económico, el oficio y el matrimonio
determinaban el estatus social.
Halperin Donghi el en historia contemporánea de América Latina Buenos
Aires alianza editorial 2011
A principios del siglo XIX, todavía se podían observar en Iberoamérica las
consecuencias de la conquista. Las ciudades de Lima, Buenos Aires y Asunción
eran el resultado de la decisión de los conquistadores. Aunque parecían haber
alcanzado su éxito por su propia voluntad, en realidad estaban condicionados por
factores objetivos que aseguraban la continuidad entre la conquista y la
colonización más lenta.
La búsqueda de metales preciosos fue lo que motivó a los conquistadores, y la
corona de Castilla continuó con ese objetivo al organizar sus colonias. Después de
1520, la colonización española se centró en las zonas continentales de meseta,
desde México hasta el Alto Perú, donde se encontraba el corazón del imperio
español. A mediados de siglo, la explotación del oro superficial en las Antillas se
agotó y la plata superó al oro en los envíos de metal precioso a la metrópoli.

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Aunque el dominio español retrocedió en algunas áreas frente a la presión de sus
rivales, el imperio se mantuvo casi intacto hasta 1810. El sistema colonial estaba
diseñado para obtener la mayor cantidad de metales preciosos con el menor gasto
de recursos metropolitanos. Esto se lograba manteniendo altos los costos de
importación y comercialización entre España y sus colonias, así como entre los
puertos y los centros mineros.
Las consecuencias de este sistema comercial para la economía hispanoamericana
eran múltiples. Por un lado, los emisarios locales de la economía metropolitana,
como el fisco y los comerciantes, tenían una supremacía económica. Por otro lado,
la circulación monetaria se mantenía al margen de la mayoría de los sectores de la
economía colonial, incluyendo a los mineros.
A pesar de las ventajas que este sistema proporcionaba a la metrópoli, no está
claro si beneficiaba a los sectores dominantes en las colonias. Sin embargo, la
conquista no solo implicaba la obtención de metales preciosos, sino también la
adquisición de tierras y mano de obra indígena. Los conquistadores y sus sucesores
se orientaron hacia la agricultura y la artesanía, aprovechando la organización
preexistente de las poblaciones indígenas
Los nuevos señores de la tierra tuvieron un dominio inequívoco sobre amplias
zonas de la sociedad colonial, pero no lograron un dominio igualmente
predominante en la economía hispanoamericana en su conjunto. Aunque existían
rasgos feudales en las relaciones socioeconómicas de algunos sectores, su peso
económico era menor de lo que podría esperarse.
En resumen, el sistema colonial español en América buscaba obtener metales
preciosos y mantener el control económico en beneficio de la metrópoli. Aunque
los conquistadores y los señores de la tierra tenían influencia en la sociedad
colonial, su dominio no se extendía a toda la economía hispanoamericana.

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En el texto anterior se mencionaba que la organización de la economía
hispanoamericana marginaba a ciertos sectores y acentuaba los rasgos feudales en
ellos. Se destacaba que, junto a la agricultura indígena, surgían áreas de agricultura
española, aunque su supervivencia se veía amenazada por el agotamiento de la
mano de obra y la competencia de otras actividades.
El texto actual menciona que el repliegue de la agricultura sobre sí misma ofrece
una solución provisional al desequilibrio entre las zonas agrícola y mercantil. Sin
embargo, hay intereses en mantener la comunicación entre ambas zonas para
asegurar el suministro de alimentos, tejidos y mano de obra a bajo costo para las
ciudades y las minas. Se menciona la institución del repartimiento de efectos,
donde los funcionarios ofrecían productos al trueque a las poblaciones indígenas,
lo cual generaba beneficios para ellos
En cuanto a las relaciones entre los sectores mercantiles y mineros, se destaca
que en México los mineros tenían más autonomía económica y capital para
expandir sus explotaciones, mientras que en Perú dependían cada vez más de los
comerciantes. Esta diferencia se relaciona con la situación privilegiada de México
y su menor impacto por el pacto colonial.
En resumen, el texto explica cómo la organización de la economía
hispanoamericana afectaba a diferentes sectores, como la agricultura y la minería.
También se menciona el papel del comercio y las reformas introducidas en el siglo
XVIII por la metrópoli. Estos aspectos se vinculan con el texto anterior, que
hablaba sobre la búsqueda de metales preciosos, el papel de los conquistadores y la
supremacía económica de los emisarios de la economía metropolitana en las
colonias.
En el texto anterior se hablaba de las reformas comerciales introducidas en el
siglo XVIII, las cuales reconocían que las colonias no solo aportaban metales
preciosos, sino que también tenían potencial como mercado consumidor. Estas

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reformas afectaron el equilibrio interregional de las colonias españolas, generando
nuevos contactos directos entre la metrópoli y las colonias y creando rivalidades
entre ellas.
El texto actual menciona que estas reformas condujeron a la fragmentación de la
economía hispanoamericana en zonas de monocultivo, donde algunas regiones
estaban mejor comunicadas con la metrópoli que con áreas vecinas. Esto fortaleció
los lazos entre Hispanoamérica y la metrópoli, pero debilitó los vínculos entre las
diferentes regiones coloniales.
Además, se destaca que estas reformas comerciales se vinculan con los cambios
que estaban ocurriendo en la metrópoli. Hubo un dominio creciente de los
mercados locales por parte de comerciantes provenientes de la Península, lo cual
fue denunciado como un monopolio de Cádiz. Sin embargo, quienes dominaban el
comercio en Cádiz provenían de la España del Norte, especialmente de Barcelona.
Se intentó fortalecer el avance industrial de la España septentrional a través de
medidas proteccionistas en el nuevo sistema comercial, pero el éxito fue limitado.
En resumen, las reformas comerciales introducidas en el siglo XVIII buscaban
diversificar el aporte de las colonias a la metrópoli y fortalecer el comercio y la
industria española. Sin embargo, el nuevo pacto colonial no logró que España se
convirtiera en proveedora de productos industriales para su imperio. En este
contexto, México se destacaba como la región más poblada y rica, especialmente
debido a la explotación de la plata en el México septentrional. Esta expansión
minera impulsó el crecimiento de la ciudad de México y también benefició a la
ganadería en las provincias interiores. La Corona se preocupaba por proteger la
frontera septentrional de las tierras españolas debido a las amenazas de Rusia e
Inglaterra en el Pacífico
En el México septentrional, que era menos indígena que las regiones central y
meridional, se observaba una mayor presencia de mineros y hacendados blancos.

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Los mineros tenían un dominio social local, mientras que los hacendados se
destacaban en la alta clase criolla y rivalizaban con la nobleza peninsular en la
capital. Esta nueva aristocracia criolla, enriquecida por la plata, se caracterizaba
por su inclinación al derroche de riqueza.
En el Norte de México, la agricultura era principalmente de consumo local y la
ganadería no requería grandes inversiones. La artesanía, como la textil, dependía
del trabajo de obreros domésticos endeudados con los comerciantes. La
prosperidad de la minería mexicana evitó que esta región dependiera demasiado
del México central.
Sin embargo, la riqueza minera no se volcaba fácilmente en el México central,
donde los comerciantes peninsulares dominaban el sistema mercantil y promovían
una agricultura de mercado que competía con las tierras de maíz de la meseta. En
el centro de México, había una industria textil importante en Puebla, que abastecía
principalmente al mercado interno. Los comerciantes controlaban la economía
textil, pero estaban subordinados a los grandes importadores y exportadores de
Veracruz, quienes dominaban la economía del México central y meridional.
Aunque la minería parecía ser la actividad primaria más destacada, la agricultura
y la ganadería producían una cantidad significativa de ingresos. Sin embargo, la
importancia de estas actividades a menudo pasaba desapercibida debido a su
consumo local. A pesar del rápido crecimiento económico en la segunda mitad del
siglo XVIII, las diferencias entre los señores de la plata (principalmente criollos) y
los grandes comerciantes peninsulares en el México central generaban conflictos
en la clase alta.
En resumen, en el México septentrional predominaba la presencia de mineros y
hacendados blancos. La agricultura era principalmente de consumo local, la
ganadería no requería grandes inversiones y la industria textil en Puebla dominaba
el mercado interno. Aunque la minería era importante, la agricultura y la ganadería

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también generaban ingresos significativos. Las diferencias entre los señores de la
plata y los grandes comerciantes peninsulares en el México central generaban
conflictos en la clase alta.
En México, la clase alta era escandalosamente rica, mientras que la población
popular sufría una profunda miseria. A medida que México experimentaba un
rápido crecimiento demográfico, la expansión de la capital y las zonas mineras
impulsaban la economía de mercado, pero la mayoría de la población se dedicaba
al autoconsumo. Esto generaba tensiones, como se evidencia en los levantamientos
de Hidalgo y Morelos.
Otro problema era el crecimiento de la población urbana, que superaba las
oportunidades de empleo en la ciudad. Además, había una clase intermedia que no
encontraba suficiente espacio en la burocracia y el clero, y se veía afectada por las
preferencias hacia los peninsulares. Estos problemas preparaban el terreno para
futuros conflictos en México.
A pesar de estas tensiones, el progreso económico de México era destacado y
era considerada la colonia más importante para la Corona y la economía
metropolitana. Sin embargo, la riqueza estaba concentrada en pocas manos y la
mayoría de la producción de plata se destinaba a Europa. Aunque México era
económicamente importante, no era la región que crecía más rápidamente.
En las Antillas españolas, especialmente en Cuba, se estaba produciendo una
expansión de la industria azucarera. Aunque esta expansión beneficiaba
principalmente a los comerciantes, no generaba una clase de plantadores ricos. La
situación en América Central era más estática, con una población indígena
predominante en Guatemala y una economía basada en la producción y
exportación de índigo controlada por los comerciantes.

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En Nueva Granada, el principal producto de exportación era el oro, pero la
región era compleja y dividida. Bogotá luchaba por imponerse como la capital
frente a ciudades rivales como Cartagena, Popayán y Medellín
En resumen, México experimentaba contrastes entre una clase alta
extremadamente rica y una población popular empobrecida. El crecimiento
demográfico y los problemas de empleo generaban tensiones sociales. Aunque
México era económicamente importante, la riqueza estaba concentrada en pocas
manos y la mayoría de la producción de plata se destinaba a Europa. En las
Antillas españolas, la industria azucarera estaba en expansión, mientras que en
América Central y Nueva Granada se presentaban diferentes realidades
económicas y sociales
En Nueva Granada, la heterogeneidad se reflejaba en la costa, donde había una
población blanca y mulata, y en el interior, que era predominantemente mestizo
pero con una importante población blanca. En las zonas mineras del Alto Cauca y
el Atrato, también había una concentración de población negra esclava. La meseta
de ganadería y agricultura templada estaba en manos de grandes terratenientes,
como en la llanura de Bogotá, mientras que en otras áreas la propiedad de la tierra
estaba más dividida, como en Antioquia.
En Nueva Granada, la principal contribución a la economía ultramarina eran las
minas de metales preciosos. El comercio legal coexistía con el contrabando, y
Jamaica se convirtió en un importante socio comercial. Sin embargo, el comercio
irregular afectaba a las exportaciones y presionaba sobre otras producciones
locales, como el trigo importado.
En Venezuela, la costa del cacao era la región más importante económicamente,
seguida de los valles andinos. La aristocracia criolla, conocida como los mantuanos
de Caracas, dominaba la economía venezolana gracias a su control sobre el

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comercio del cacao. Los Llanos se dedicaban a la ganadería y tenían vínculos
comerciales más limitados.
En el Pacífico sudamericano, la presidencia de Quito presentaba una clara
división entre la costa y la sierra. La costa, especialmente el valle del Guayas, se
dedicaba a la agricultura tropical de exportación, como el cacao. En la sierra, la
mayoría de la población era indígena, especialmente en la capital, Quito.
En resumen, Nueva Granada mostraba heterogeneidad en su población, con una
costa diversa y un interior mestizo. Venezuela se destacaba por su producción de
cacao y el dominio de los mantuanos en la economía. En el Pacífico sudamericano,
la costa se dedicaba a la agricultura tropical, mientras que la sierra tenía una
población mayoritariamente indígena.
En la sierra de Perú, la economía estaba orientada principalmente al
autoconsumo. Aunque se producía algodón y trigo en algunas áreas, la mayoría de
la economía de la sierra dependía del consumo interno. Esta relativa falta de
integración se reflejaba en el idioma, ya que el quechua era la lengua dominante en
la región, mientras que el español se limitaba a una minoría blanca.
En el virreinato de Perú, la separación de los virreinatos de Nueva Granada y
Río de la Plata había afectado la importancia administrativa de Lima. Además,
decisiones de política comercial habían arrebatado a Lima el dominio mercantil
sobre la meseta altoperuana y los circuitos comerciales del interior rioplatense. A
pesar de esto, Perú seguía siendo importante en la producción de plata, con
alrededor de dos millones y medio de pesos anuales hacia finales del siglo XVIII.
La minería seguía siendo la base de la economía y el comercio ultramarino de
Perú.

La sierra del norte de Perú, con sus valles paralelos a la costa, estaba mejor
integrada a los circuitos comerciales. La costa se dedicaba principalmente a la

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agricultura para el mercado hispanoamericano, como la producción de aguardiente
de Pisco, vino, algodón, azúcar y arroz. Además de la agricultura, también se
desarrollaba una artesanía textil y cerámica.
En la sierra meridional de Perú, que era más amplia y densa, se encontraba el
centro de población indígena peruana, con el Cuzco como capital. Allí, los centros
agrícolas atendían a las zonas mineras y el comercio dependía del ritmo de la
minería. La agricultura de subsistencia, basada en el maíz y la papa, y la ganadería
eran la base de la existencia de las comunidades indígenas. Sin embargo, la
agricultura serrana estaba oprimida por las clases señoriales españolas e indígenas,
así como por el aparato político-eclesiástico que también dependía de la tierra.
En resumen, la sierra de Perú estaba menos integrada a la economía de
intercambio ultramarino y dependía en gran medida del autoconsumo. Lima había
perdido su dominio mercantil sobre la meseta altoperuana, pero la producción de
plata seguía siendo importante. La costa se dedicaba a la agricultura para el
mercado hispanoamericano y también había una artesanía relacionada con la
agricultura. En la sierra meridional, la población indígena predominaba y la
agricultura y ganadería eran la base de la existencia de las comunidades indígenas,
aunque estaban oprimidas por las clases señoriales y el aparato político-
eclesiástico.
El virreinato de Perú estaba dominado por una aristocracia que controlaba tanto
la agricultura costeña como el comercio en todo el virreinato. Con una población
de poco más de un millón de habitantes, el virreinato peruano tenía una presencia
modesta en comparación con el resto de la población hispanoamericana. El marco
del virreinato limitaba el comercio limeño, que estaba acostumbrado a operar en un
ámbito más amplio y se veía obligado a compartir desigualmente sus ganancias
con el comercio metropolitano.

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A pesar de esto, Lima aún conservaba cierto dominio en el mercado chileno,
aunque antes había tenido un control completo sobre él. Aunque Chile había
aprendido a realizar sus importaciones ultramarinas directamente o a través de
Buenos Aires, su comercio exportador seguía orientado hacia el norte,
especialmente en relación al trigo, que se consumía en la costa peruana. Este
comercio estaba controlado por los mercaderes limeños, que eran dueños de la
flota mercantil de El Callao y no estaban dispuestos a renunciar a las ventajas del
monopolio de compras que habían establecido en torno al trigo de Chile.
En resumen, el virreinato de Perú estaba dominado por una aristocracia que
controlaba tanto la agricultura costeña como el comercio en todo el virreinato.
Lima, la sede virreinal, aún conservaba cierto dominio en el mercado chileno, pero
el marco del virreinato limitaba el comercio limeño y obligaba a compartir
desigualmente las ganancias con el comercio metropolitano.
El reino de Chile, ubicado en el extremo sur del Pacífico hispanoamericano, era
la región más aislada y remota de las tierras españolas. A pesar de su aislamiento,
la economía chilena creció durante el siglo XVIII, principalmente debido al
aumento en la producción y exportación de metales preciosos. Sin embargo, la
economía chilena carecía de otros productos fácilmente exportables, y su
crecimiento demográfico superó el avance económico.
La sociedad chilena estaba dominada por la gran propiedad rural, y la mayoría
de la población era rural y compuesta por blancos y mestizos. A pesar de la
resistencia de los araucanos, el aporte indígena a la población chilena fue
significativo, aunque se tradujo en la formación de un sector mestizo con aportes
culturales predominantemente españoles.
Por otro lado, el Río de la Plata experimentó transformaciones significativas
debido a las reformas borbónicas. Buenos Aires, que se convirtió en la capital del
nuevo virreinato en 1776, experimentó un rápido crecimiento y se convirtió en un

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importante centro de comercio. La economía de la región estaba vinculada con el
norte, y la ciudad exportaba principalmente plata altoperuana.
En resumen, mientras que Chile permaneció relativamente aislado y su
economía dependía principalmente de la exportación de metales preciosos, el Río
de la Plata experimentó un rápido crecimiento y se convirtió en un importante
centro de comercio, especialmente en relación con el norte de la región.
El reino de Chile y el Río de la Plata experimentaron desarrollos divergentes
durante el siglo XVIII. Mientras que Chile se mantuvo relativamente aislado y su
economía dependía principalmente de la exportación de metales preciosos, el Río
de la Plata experimentó un rápido crecimiento y se convirtió en un importante
centro de comercio, especialmente en relación con el norte de la región
En el Río de la Plata, Buenos Aires se convirtió en la capital del nuevo
virreinato en 1776 y experimentó un rápido crecimiento. La economía de la región
estaba vinculada con el norte, y la ciudad exportaba principalmente plata
altoperuana. Sin embargo, la región también experimentó tensiones, ya que la
ciudad de Montevideo luchó por su influencia en la región.
En el interior del virreinato rioplatense, la economía y la sociedad mostraban
una complejidad que reflejaba las diferentes trayectorias que habían seguido sus
tierras. El Alto Perú era una zona con una alta proporción de indígenas y mestizos,
con una pequeña minoría blanca. En las provincias rioplatenses del interior, la
población indígena era menos importante, pero los mestizos predominaban y las
tierras de comunidad eran excepcionales
Durante el período colonial en Hispanoamérica, se desarrollaron tensiones
étnicas y sociales en la sociedad. En el litoral rioplatense, las ciudades tenían una
población significativa de negros y castas, mientras que en la campaña ganadera
eran más frecuentes los indios guaraníes. La diferenciación de castas se volvió
cada vez más aguda y generó tensiones entre blancos, mestizos y mulatos libres.

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La Iglesia y las órdenes religiosas tenían un peso económico importante en toda
América española, y las líneas de casta se volvieron cada vez más sensibles. Estas
tensiones étnicas envenenaron la vida urbana en Hispanoamérica, y las resistencias
y conflictos entre peninsulares y la población hispanoamericana se intensificaron.
Además, la sociedad colonial no tenía lugar para todos sus integrantes, lo que
generó descontento y tensiones sociales. Los españoles europeos, que llegaron en
gran número gracias a las reformas borbónicas, provocaron un sentimiento
antipeninsular y una lucha por la supervivencia social. La sociedad colonial
también creó una masa de descontento entre aquellos que no lograban ocupación o
que la obtenían en posiciones inferiores a las que consideraban su lugar.
En resumen, la sociedad colonial hispanoamericana experimentó tensiones
étnicas y sociales debido a las diferencias de casta, el peso económico de la Iglesia
y las órdenes religiosas, y las tensiones entre peninsulares y la población
hispanoamericana. Estas tensiones se agravaron por la falta de espacio para todos
los integrantes de la sociedad colonial y la creciente desigualdad social
En resumen, durante la colonización en Hispanoamérica, la inmigración desde la
metrópoli fue limitada y la población española europea residente en las colonias
era relativamente escasa. Esto generó tensiones entre los españoles europeos y la
población hispanoamericana, que tenía apoyos más amplios en la sociedad.
Además, la implantación de la sociedad hispanoamericana fue desigual,
concentrándose en núcleos separados por desiertos y obstáculos naturales. Esto
llevó a una distribución desigual de la población y a la falta de ocupación y
ascenso para muchos. Las zonas rurales también sufrieron de falta de mano de obra
y la actividad mercantil se volvió prestigiosa
La comunicación entre las diferentes regiones también era difícil debido a la
geografía y la falta de dominio de las tierras. Los ríos desempeñaban un papel
importante en el sistema de comunicación, pero también presentaban riesgos. Las

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dificultades geográficas y de comunicación contribuyeron a la falta de cohesión
interior en Hispanoamérica.
En general, la colonización hispanoamericana se caracterizó por tensiones
étnicas y sociales, desigualdades en la distribución de la población y dificultades
de comunicación debido a la geografía.
En resumen, el sistema de comunicaciones en Hispanoamérica durante la
colonización era difícil debido a la falta de infraestructura y las características
geográficas. Las zonas abruptas tenían ventajas comparativas en términos de
comunicación, ya que era necesario superar obstáculos desde las capitales para
llegar a los lugares más remotos.
Mantener un sistema de comunicaciones internas funcionando era costoso en
términos económicos y humanos. El transporte de mercancías a través de rutas
difíciles y escasas en agua implicaba un gran esfuerzo. Además, los medios de
transporte, como las mulas y las carretas, tenían un rendimiento limitado y
requerían un consumo constante.
Estas dificultades en el sistema de transportes tenían consecuencias económicas
importantes. Una parte significativa de la fuerza laboral se agotaba en el transporte,
lo que generaba escasez de mano de obra. Además, el sistema de transportes era
costoso y no contribuía a abaratar las comunicaciones.
El sistema de comunicaciones en Hispanoamérica era integrado en ciertos
aspectos, pero extremadamente fragmentado en áreas pequeñas. Las rutas
comerciales existentes solo superaban las distancias a un alto costo y no
conectaban de manera adecuada las unidades económicas diminutas.
La Corona de España intentó acelerar la transformación del sistema de
comunicaciones en Hispanoamérica a través de reformas comerciales y
administrativas. Hubo cambios en el comercio interregional y surgieron núcleos de
economía exportadora, pero la minería seguía siendo dominante en las regiones en

51
expansión. La reforma mercantil tuvo un impacto en las importaciones, acercando
a las Indias a la economía europea y abaratando los productos importados.
Sin embargo, la transformación del sistema de comunicaciones fue incompleta.
El uso de bienes de consumo importados estaba limitado a las clases sociales más
altas y tenía restricciones geográficas. Aunque hubo un aumento en los puntos de
entrada de mercadería ultramarina, no fue suficiente para abastecer a los distritos
más alejados.
En resumen, el sistema de comunicaciones en Hispanoamérica durante la
colonización era difícil y costoso debido a la falta de infraestructura y las
características geográficas. Aunque hubo intentos de reforma y cambios en el
comercio, el sistema de comunicaciones seguía siendo fragmentado y no logró una
plena integración económica en Hispanoamérica.
En resumen, las limitaciones del sistema de comunicaciones en Hispanoamérica
durante la colonización se sumaban a la escasez de productos exportables fuera de
la minería, lo que dificultaba la incorporación de la región como consumidora en la
economía mundial. Además, el sistema de comercialización era gravoso para la
producción primaria no minera.

Las reformas mercantiles introdujeron un nuevo equilibrio entre importaciones y


exportaciones, pero también llevaron a la conquista de los grandes circuitos
comerciales hispanoamericanos por parte de comerciantes peninsulares y a un
aumento en las rentas fiscales de la Corona. Estas reformas tenían tanto
motivaciones fiscales como políticas, buscando fortalecer el dominio político y
militar de España sobre las colonias.
El sistema administrativo en las Indias presentaba superposición de atribuciones
y conflictos de jurisdicción, lo que dificultaba la resolución de problemas lejos de

52
quienes podían resolverlos. Había autoridades de designación metropolitana y
local, con funciones complejas en el gobierno de la administración, la hacienda, el
ejército y la justicia. Las audiencias tenían funciones judiciales y de control
administrativo, y algunas de ellas estaban en comunicación directa con la Corona a
través del Consejo de Indias.
En resumen, el sistema administrativo heredado en las Indias presentaba
deficiencias en comparación con las demandas de racionalidad y eficiencia que se
estaban desarrollando en la metrópoli. Las reformas buscaban mejorar la
administración y evitar que las deficiencias administrativas amenazaran la
existencia misma del imperio.
Este texto describe la estructura administrativa en Hispanoamérica durante la
colonización. Debajo del virrey, había gobernadores y corregidores que
administraban distritos más pequeños. Los gobernadores eran funcionarios de
carrera designados por la Corona, mientras que los corregidores eran figuras
locales que obtenían sus cargos a menudo mediante compra.
Existían cabildos de españoles e indios, que eran instituciones municipales con
jurisdicción administrativa y de baja justicia sobre zonas amplias. Los cabildos de
indios se creaban donde había una población indígena densa, y su existencia
reflejaba la tendencia de los colonizadores a delegar el control de los indígenas en
una élite de origen prehispánico
El sistema administrativo presentaba superposiciones de atribuciones y
conflictos de jurisdicción, lo que generaba conflictos constantes. Las autoridades
metropolitanas, incapaces de entender la situación, adoptaban una extrema
prudencia en sus intervenciones directas
Durante el siglo XVIII, se crearon nuevas unidades administrativas para hacer
más eficaz la administración y se intentó fortalecer el control de la Corona sobre el
aparato administrativo. Se creó el Ministerio de Indias para quitar poder al Consejo

53
de Indias, y en América se crearon los intendentes de ejército y hacienda, que
unificaban atribuciones administrativas, financieras y militares.
Los intendentes estaban a cargo de distritos más pequeños que los antiguos
gobernadores y tenían más poder sobre las corporaciones municipales.
Subordinados a los intendentes estaban los subdelegados, cuya designación era
reservada por el virrey.
La reforma administrativa no logró disminuir los conflictos institucionales ni la
corrupción de la administración colonial. Sin embargo, si se compara la eficacia
del sistema administrativo con la del sistema que lo precedió y la del que lo siguió,
el progreso es indudable. En todas partes hubo un avance, y en muchas regiones se
necesitaron décadas después de la Independencia para recuperar la eficiencia
administrativa perdida.
En resumen, la reforma administrativa en Hispanoamérica durante la
colonización no logró poner el gobierno de las colonias en manos de la Corona.
Los administradores reales se encontraban limitados tanto por la corrupción como
por la indisciplina, siempre y cuando no se convirtiera en una rebelión abierta.
Evitar conflictos con los poderosos locales era una estrategia para tener éxito en la
carrera burocrática
Sin embargo, la reforma no solo buscaba controlar mejor las colonias, sino
también contribuir a su progreso. Se implementaron medidas centralistas y se
asignaron tareas a las corporaciones locales. Se crearon gremios para los artesanos,
el cuerpo de mineros en México y consulados de comercio en varios puertos. Estos
cuerpos tenían fondos propios y los invertían en obras de desarrollo que
beneficiaban a los sectores que representaban.
Los consulados, por ejemplo, financiaban la construcción de caminos, mejoras
en los puertos y otras ayudas a la navegación. También recopilaban información
económica local y llevaban a cabo críticas sobre la situación económica. Estas

54
tareas se complementaban con las encuestas periódicas realizadas por los
funcionarios de carrera
En general, tanto los funcionarios de carrera como los miembros de las
corporaciones locales desempeñaban bien sus funciones. Aunque puede haber
cierta parcialidad en la evaluación debido a la gratitud del historiador por contar
con estos testigos capaces de anticipar sus curiosidades, se reconoce el valor de los
testimonios proporcionados por estos funcionarios.
En resumen, la reforma administrativa en Hispanoamérica durante la
colonización también afectó a la Iglesia. La organización eclesiástica estaba
firmemente controlada por el poder real, y las órdenes religiosas también estaban
sujetas a un control discreto. La Iglesia y las órdenes tenían un patrimonio
considerable en tierras y propiedades, y su administración era en general eficiente.
La reforma buscaba fortalecer el poder político y contribuir al progreso de las
colonias. Se creó un ejército profesional en lugar de reclutar soldados
principalmente entre los criminales, y se otorgaron beneficios sociales y
jerárquicos a los oficiales militares. También se realizaron esfuerzos renovadores
en la marina, y surgieron nuevos centros de poder naval en lugares como San Juan
de Puerto Rico, Montevideo y Talcahuano.
La preocupación por la guerra estaba vinculada a la preocupación por el
progreso técnico. Esta relación se reflejaba tanto en la política regia como en las
acciones de los oficiales militares. Por ejemplo, en el Río de la Plata fueron los
marinos quienes comenzaron la enseñanza sistemática de las matemáticas,
mientras que los médicos militares inauguraron la enseñanza de la medicina.
La reforma también tuvo un impacto en la Iglesia y las órdenes religiosas. La
Iglesia tenía un patrimonio territorial importante, aunque su extensión variaba
según las regiones. Las órdenes religiosas, además de poseer tierras, también

55
estaban a cargo de misiones y reducciones en las fronteras imperiales, cumpliendo
una función política precisa.
La expulsión de los jesuitas tuvo un impacto significativo en las misiones de
Paraguay, que se deshicieron bajo la administración de sacerdotes y
administradores laicos menos competentes. Después de la expulsión, el clero
secular dominó el panorama eclesiástico en las colonias. Aunque no alcanzaba el
nivel de los jesuitas, era más dócil y podía ser remodelado según los deseos de la
Corona.
El clero secular también poseía riquezas importantes, que se concentraban en
obispos y cabildos catedralicios. Sin embargo, gran parte del clero parroquial,
especialmente en las tierras indígenas, cargaba despiadadamente a sus feligreses
para compensar la falta de recursos. A lo largo del siglo XVIII, hubo un progreso
notable en el clero secular, y algunos párrocos se convirtieron en líderes de las
revoluciones debido a su adhesión personal y compromiso con el progreso.
En resumen, la reforma administrativa también afectó a la Iglesia, y hubo
esfuerzos por mejorar la organización eclesiástica y promover un clero secular más
comprometido con el progreso y la Ilustración.
En resumen, el texto menciona que la realidad de la Iglesia y las órdenes
religiosas en las colonias era más compleja de lo que se suele retratar. El clero
secular, que formaba parte del cuerpo administrativo colonial, reflejaba tanto
virtudes como defectos de esa estructura. Aunque había cambios en las
orientaciones políticas, el clero conservaba una preocupación por hacer carrera y a
menudo se mostraba dócil a las tendencias políticas del momento
A pesar de sus limitaciones, la Iglesia seguía siendo una parte indispensable del
poder político colonial y era vista por la población como algo más cercano y
familiar en comparación con otras instituciones coloniales. La Iglesia también se
vio influenciada por las corrientes renovadoras de la Ilustración europea, y aunque

56
no era tan eficiente como una estructura burocrática, podía transmitir el impulso de
progreso a amplios sectores de la población.
En cuanto a la economía en Brasil, se menciona que la decadencia de la industria
azucarera tuvo consecuencias en las zonas marginales. La ganadería y la caza de
indígenas se volvieron actividades importantes en estas áreas. La expansión de la
caza de indígenas se dio como respuesta a la falta de esclavos africanos debido a
las crisis en las exportaciones de azúcar. Además, se destaca la presencia africana
en la cultura brasileña, ya que los negros conservaban tradiciones religiosas y
sociales de sus tierras de origen.
En resumen, tanto la Iglesia como la economía en Brasil durante el período
colonial presentaban una realidad más compleja y matizada de lo que se suele
representar, con virtudes y defectos, cambios y continuidades, y una mezcla de
influencias europeas y africanas.
En resumen, el texto menciona que la vida en Brasil durante el período colonial
era más sencilla y dura en comparación con las tierras del azúcar. Los señores de
ingenio, que eran dueños de las plantaciones de azúcar, parecían relativamente
opulentos pero eran menospreciados por los ganaderos y jefes de bandas del
interior. Brasil se dividía en dos zonas principales: el núcleo azucarero y la frontera
móvil. La población era escasa pero crecía rápidamente en un territorio vasto y sin
obstáculos importantes.
La geografía de Brasil, con su costa regular y su sistema hidrográfico que se
dirigía hacia el interior, facilitaba la penetración y la expansión a través de los ríos.
La minería del oro y los diamantes, descubierta a finales del siglo XVII, cambió el
destino de Brasil. Los paulistas inicialmente intentaron mantener el monopolio de
la explotación aurífera, pero luego tuvieron que abrir el camino a los buscadores de
oro que llegaban del norte ganadero y azucarero. Esto llevó a la creación de nuevas
ciudades mineras, como Ouro Preto en la capitanía de Minas Gerais.

57
La minería generó una nueva riqueza para Brasil y provocó un rápido aumento
en la importación de esclavos. Sin embargo, la explotación minera admitía la
participación de múltiples empresarios individuales y provocó una inmigración
metropolitana sin precedentes. Gracias a esto, la población de Brasil alcanzó los
tres millones de habitantes a fines del siglo XVIII. Después de un ciclo de
prosperidad, la minería entró en declive y Brasil se refugió en la ganadería vacuna,
que no se integraba fácilmente en los circuitos de comercio ultramarino.
En medio de la disgregación económica, la costa alrededor de Río de Janeiro se
destacaba por sus cultivos tropicales, como el arroz y el algodón. A medida que la
minería declinaba, la expansión se dio hacia el norte y el sur. En el sur, se
desarrolló una región ganadera comparable a las zonas del Río de la Plata. En el
extremo norte, la zona del Marañón experimentó cambios en su economía, pasando
del comercio de trueque con las poblaciones indígenas a una agricultura basada en
el arroz y el algodón, con una mayor dependencia de la importación de esclavos
africanos.

La economía azucarera tuvo altibajos, con un modesto aumento hasta 1760 y


luego un nuevo colapso que la devolvió a los niveles de producción de cien años
antes. La minería absorbía una gran cantidad de esclavos, lo que privaba a las
plantaciones de azúcar de mano de obra. Además, la expansión de las Antillas
francesas y británicas limitaba el mercado europeo para el azúcar brasileño. La
revolución industrial y la guerra beneficiaron a la economía agrícola brasileña,
aunque el azúcar tardó en incorporarse a este avance.
En resumen, Brasil experimentó cambios económicos significativos durante el
período colonial, con la minería del oro y los diamantes como factores clave en su
desarrollo. Sin embargo, el país también enfrentó desequilibrios y desafíos debido

58
a la pérdida de sus núcleos azucareros y mineros, y a las políticas comerciales
adoptadas por la Corona portuguesa.
Durante el siglo XVIII, la economía portuguesa se integró completamente en el
área británica, con el oro brasileño desempeñando un papel crucial en la revolución
industrial inglesa. A pesar de la protección británica, la producción agrícola
colonial portuguesa tuvo dificultades para acceder al mercado británico.
El ministro portugués Pombal intentó expandir la agricultura colonial a través de
un sistema de compañías comerciales privilegiadas. Este sistema tuvo éxito en
Marañón, pero fracasó en las regiones azucareras debido a la resistencia de los
señores de ingenio y la saturación del mercado azucarero.
En 1789, las compañías privilegiadas fueron suprimidas, lo que fue visto como
una victoria para los productores. Sin embargo, la guerra y la pérdida de la
metrópoli portuguesa llevaron a una nueva decadencia en la industria azucarera.
A pesar de esto, el azúcar siguió siendo el principal artículo de exportación de
Brasil, y la economía brasileña nunca dependió exclusivamente de un solo
producto de exportación. La importancia del sector azucarero también se reflejó en
la demografía brasileña, con la mayoría de la población concentrada en el nordeste,
donde la producción de azúcar y algodón era predominante.
La sociedad brasileña estaba menos influenciada por las líneas de casta que la
española, y la esclavitud marcaba una clara división. Además, la fuerte
inmigración metropolitana contribuyó a un equilibrio demográfico diferente al de
Hispanoamérica.
En el norte de Brasil y en la zona de Río de Janeiro, surgió una sociedad señorial
vinculada al mercado ultramarino, que no tenía paralelo en Hispanoamérica. Este
sector, económicamente fuerte y políticamente influyente, dominó a los
comerciantes de los puertos del norte y tuvo una gran influencia en la vida del
Brasil independiente.

59
En el centro y el sur de Brasil, la gran propiedad era la norma, pero la
producción estaba sólo parcialmente dirigida hacia el mercado internacional. En las
ciudades, existía una antigua tradición mercantil, con Recife, Bahía y Río de
Janeiro como centros principales.
La relación entre productores y comerciantes en Brasil durante el período
colonial tenía un carácter distinto al de Hispanoamérica. En Brasil, existía un
sector agrícola considerable que producía para mercados ultramarinos, liderado por
una clase terrateniente homogénea. La metrópoli portuguesa, siendo menos
poderosa, no podía implementar una política económica tan definida y
determinante como la de España.
Además, la debilidad de Portugal frente a su vasta colonia brasileña influía en
las relaciones sociales. Brasil no tuvo una administración colonial coherente hasta
mucho después que Hispanoamérica, lo que debilitó la cohesión económica entre
la metrópoli y la colonia.
Al igual que en Castilla, la Corona portuguesa no podía llevar a cabo la
exploración y conquista por sí sola. Por lo tanto, otorgó amplias atribuciones a
aquellos que proporcionaban los recursos necesarios para la empresa. El primer
Brasil, el de las capitanías, era un conjunto de factorías privadas en la costa
americana. La transformación de estas factorías en colonias de la Corona fue un
proceso más lento y menos completo que en Hispanoamérica.
Cuando surgió un nuevo Brasil, el del azúcar, también surgió una clase
terrateniente cuya mano de obra, compuesta por esclavos negros comprados en el
mercado, no dependía de las concesiones de la Corona. Además, la posesión de la
tierra en Brasil era más clara y menos dependiente de los favores políticos que en
Hispanoamérica.
Por lo tanto, aunque Brasil desarrolló un sistema administrativo similar al de
Hispanoamérica, con cámaras municipales que compartían atribuciones con

60
instituciones locales, este sistema tenía un significado muy diferente en Brasil
debido a las diferencias en la estructura económica y social.
En Brasil, la diferenciación entre los capitanes mayores y los capitanes de la
espesura (capitaos do mato) se asemejaba en cierta medida a la distinción entre los
corregidores y otros funcionarios en Hispanoamérica. Sin embargo, tanto los
capitanes mayores como los capitanes de la espesura tenían poderes más amplios.
Durante el siglo XVIII, cuando los conflictos con España se intensificaron, las
milicias locales dominaron la vida brasileña y aseguraron el predominio de las
poderosas élites locales, como las oligarquías urbanas, los señores de ingenio y los
hacendados de las tierras ganaderas.
Una diferencia fundamental entre Brasil y Hispanoamérica era que en Brasil la
posesión de la tierra y la riqueza solían estar unidas, lo que otorgaba a las clases
dominantes locales un poder que les faltaba en las colonias españolas. Esto
dificultó la creación de un poder central en Brasil que pudiera contrarrestar el
poder de estas élites locales.
A lo largo del siglo XVIII, se produjeron avances en la estructura administrativa
en Brasil. Se crearon nuevas divisiones administrativas a medida que la expansión
minera poblaba mejor el interior del país. En 1717, Brasil se convirtió en un reino
gobernado por un virrey, cuya sede se trasladó de Bahía a Río de Janeiro en 1763.
En cuanto a la Iglesia, la Compañía de Jesús era la orden más poderosa en
Brasil, incluso más que en Hispanoamérica. Sin embargo, la compañía enfrentó la
hostilidad de los terratenientes debido a su actitud hacia los indígenas. Aunque la
compañía estableció territorios de misión en Brasil, estos solo adquirieron
importancia en el siglo XVIII y en áreas remotas como el Amazonas. La expulsión
de la Compañía de Jesús en 1759 fue recibida con indiferencia en Brasil, a
diferencia de la América española, donde la compañía seguía siendo objeto de
críticas por parte de los insurgentes incluso después de 1810.

61
La influencia de las élites locales también se extendía al clero secular y regular
en Brasil. Incluso en las tierras azucareras, los curatos estaban estrechamente
vinculados a los dueños de tierras e ingenios. En la jerarquía clerical, los hijos de
las familias más poderosas de la colonia predominaban de manera notable, algo
que no ocurría en Hispanoamérica.
En general, la Iglesia en Brasil estaba más integrada en la sociedad colonial y
carecía del espíritu militante que caracterizaba a la Iglesia en Hispanoamérica. Si
bien la explotación de los fieles por parte del clero era menos común que en
Hispanoamérica, esto se debía en parte a que el clero en Brasil formaba parte de las
élites locales y rurales, cuyo poder no tenía paralelo en Hispanoamérica

El eje principal de lo resumido hasta el momento es la diferencia en la estructura


social, económica y política entre Brasil y Hispanoamérica durante el período
colonial. En Brasil, existía un sector agrícola importante que producía para
mercados ultramarinos y estaba liderado por una clase terrateniente homogénea.
A diferencia de Hispanoamérica, la metrópoli portuguesa tenía menos poder y no
podía imponer una política económica tan definida. Además, la posesión de la
tierra y la riqueza en Brasil solían estar unidas, lo que otorgaba a las élites locales
un poder significativo. Esto dificultó la creación de un poder central fuerte en
Brasil y llevó a conflictos armados interregionales.
En términos de la administración colonial, Brasil experimentó un proceso más
lento pero constante de desarrollo institucional, con la creación de nuevas
divisiones administrativas a medida que se expandía la actividad minera. En
cuanto a la Iglesia, la Compañía de Jesús tenía un gran poder en Brasil, pero
también enfrentaba la hostilidad de los terratenientes locales. La influencia de las
élites locales se extendía al clero secular y regular.
En resumen, el eje central es la diferencia en la estructura social, económica y

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política entre Brasil y Hispanoamérica durante el período colonial, destacando la
importancia de la clase terrateniente en Brasil y la dificultad para establecer un
poder central fuerte.

Milletich el río de la plata en la economía colonial en Tandeter Nueva


Historia Argentina Editorial Sudamericana Buenos Aires 2000 tomo dos
página 189
LA PENÍNSULA IBÉRICA EN LA ÉPOCA DE LOS REYES
CATÓLICOS
A mediados del siglo XV, la península ibérica estaba conformada por cuatro
reinos cristianos: Portugal, Aragón, Navarra y Castilla. El matrimonio entre Isabel
de Castilla y Fernando de Aragón creó un poderoso bloque de poder, aunque cada
reino conservaba su propia identidad y leyes. Aunque se utilizaba el término
"España" para referirse a los territorios de los Reyes Católicos, no existía una
unidad política en ese momento. La España del siglo XV estaba conectada con
Europa, el mundo islámico, África y las islas del Atlántico a través del comercio.
Los comerciantes de Barcelona, Mallorca y Valencia tenían presencia en el
Mediterráneo y en Europa atlántica, así como en el norte de África. El comercio
exterior castellano se desarrollaba junto con las peregrinaciones religiosas a
Santiago de Compostela. En el siglo XV, las relaciones comerciales estaban muy
desarrolladas y las ferias de Medina del Campo reunían a comerciantes de
diferentes partes de la península y Europa.
La economía de Castilla en el siglo XV se basaba en el comercio de lana y
hierro. Los comerciantes de Burgos monopolizaban las exportaciones de lana
castellana y aseguraban su transporte a través de acuerdos con armadores y
propietarios de barcos. Castilla era uno de los principales productores de lana en
bruto, que abastecía a las manufacturas textiles de Europa occidental.

63
El avance de la Reconquista impulsó el desarrollo de grandes rebaños de ovejas
en Castilla, y los ganaderos se organizaron en la poderosa corporación de la Mesta.
Los rebaños migraban desde las tierras del norte hasta el sur de España para pastar,
y la corona apoyaba a los ganaderos en sus conflictos con los agricultores. La
producción y comercialización de lana se convirtieron en elementos clave de la
economía castellana en el siglo XV.
Los barcos que transportaban las exportaciones castellanas se construían en el
puerto de Bilbao, en Vizcaya, donde se obtenían las materias primas necesarias
para la industria naval. Además del hierro, se producían cuchillos, implementos
agrícolas, anclas y armas. Los astilleros de la costa vizcaína contaban con maderas
adecuadas para la construcción de embarcaciones.
En el sur de Castilla, los puertos de Sevilla, Cádiz y Cartagena eran centros
importantes del comercio. Los productos del sur, como la sal, los cereales, el aceite
de oliva, la lana, la seda y el vino, se enviaban principalmente a Italia. A cambio,
se importaban manufacturas italianas, especias y otros productos orientales. Los
mercaderes italianos residentes en Castilla tenían conexiones internacionales y
participaban en el comercio con los mercados del norte de Europa.
En resumen, la economía de Castilla en el siglo XV se basaba en el comercio de
lana y hierro. Los comerciantes de Burgos monopolizaban las exportaciones de
lana, mientras que los barcos se construían en Bilbao. En el sur de Castilla, los
puertos de Sevilla, Cádiz y Cartagena eran centros importantes del comercio con
Italia y el resto de Europa.
En el siglo XV, los comerciantes genoveses se establecieron en Sevilla y se
vincularon con la nobleza local a través de matrimonios. Prosperaron como
banqueros y monopolizaron ciertas mercancías, como el mercurio de las minas de
Almadén y el comercio del vino de Jerez junto con los florentinos. El comercio

64
castellano del Mediterráneo también incluía a extranjeros de Pisa, Milán, Venecia,
así como ingleses, portugueses, franceses, catalanes, burgaleses y cantábricos.
Las prácticas comerciales castellanas, como la organización de comerciantes,
leyes mercantiles, seguros marítimos, habilidades marineras, tradición en la
construcción de barcos, experiencia en guerra y piratería, puertos comerciales y
financiamiento de viajes lejanos, serían útiles para establecer y mantener el
comercio con las Américas.
A finales del siglo XV, los súbditos de los Reyes Católicos navegaban hacia el
Atlántico desconocido y ya habían comenzado las conquistas ultramarinas en las
Islas Canarias y África. Los castellanos se interesaron en África después de
establecerse en las Canarias, y ya existía una ruta regular que transportaba
esclavos, marfil y oro desde Senegal a través de las Canarias hasta Cádiz. En las
Islas Canarias, los europeos obtenían azúcar y tintes para la industria textil.
La tradición mercantil y la experiencia marinera estuvieron presentes desde el
principio en la conquista y colonización de América. Los comerciantes españoles
establecieron tráficos regulares en las regiones más remotas del Nuevo Mundo
incluso antes de que las Indias fueran estabilizadas políticamente.
En resumen, los comerciantes genoveses establecidos en Sevilla, junto con otros
comerciantes extranjeros, tenían un papel importante en el comercio castellano en
el Mediterráneo. Las prácticas comerciales y la experiencia marinera de Castilla
serían útiles en el establecimiento del comercio con las Américas. Además, los
castellanos ya habían comenzado las conquistas en las Islas Canarias y África,
estableciendo rutas comerciales y obteniendo productos como esclavos, oro, azúcar
y tintes. La tradición mercantil y la experiencia marinera también jugaron un papel
importante en la conquista y colonización de América.
LOS METALES PRECIOSOS Y LA OCUPACIÓN DEL ESPACIO

65
El proceso de descubrimiento, conquista y colonización de los territorios
americanos fue parte de la expansión marítima y comercial de Europa, liderada por
la península ibérica. En España, los ideales de la cruzada y el imperio se
trasladaron al Nuevo Mundo durante el reinado de los Reyes Católicos. La
experiencia adquirida en la expansión de la frontera interior proporcionó
herramientas y habilidades que serían útiles en la empresa americana.
En los cincuenta años posteriores al descubrimiento, la corona castellana exploró
territorios desconocidos, conquistó poderosos imperios y construyó un imperio
colonial. Las tierras altas de México y Perú, habitadas por poblaciones densas y
con una organización social compleja, fueron especialmente importantes debido a
los yacimientos de metales preciosos que se encontraron allí.
La expedición de Pizarro y la conquista del Imperio inca marcaron un cambio en
la expansión territorial. La penetración en los territorios al sur del Alto Perú, con
pocos metales preciosos y poblaciones dispersas de agricultores primitivos, fue
más lenta y se ajustó a las estrategias y necesidades del núcleo central.
La fundación de ciudades como Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Salta, La
Rioja y Jujuy en el Tucumán representó el esfuerzo colonizador de los españoles
en busca del Atlántico. En el último tercio del siglo XVI, se estableció una ruta que
conectaba el Río de la Plata con el Alto Perú y Lima.
A finales del siglo XVI, el sur del Imperio español en América estaba
organizado en tres distritos administrativos: Cuyo y las gobernaciones del
Tucumán y del Río de la Plata, que estaban políticamente sujetos al Virreinato del
Perú. En términos judiciales, el Tucumán y el Río de la Plata dependían de la
Audiencia de Charcas, mientras que Cuyo dependía de la Audiencia de Lima.
En resumen, la expansión territorial en América llevada a cabo por los españoles
se centró en la conquista de los territorios densamente poblados de México y Perú,
ricos en metales preciosos. La penetración hacia el sur fue más lenta y estuvo

66
influenciada por las estrategias y necesidades del núcleo central. La fundación de
ciudades en la región del Tucumán representó el esfuerzo colonizador en busca del
Atlántico. A finales del siglo XVI, el sur del Imperio español en América estaba
organizado en tres distritos administrativos, sujetos al Virreinato del Perú en lo
político y con dependencia judicial de las Audiencias de Charcas y Lima.
LA PRODUCCIÓN DE PLATA, EL COMERCIO ULTRAMARINO Y LA
CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO PERUANO
La experiencia española en el Nuevo Mundo estuvo centrada en la búsqueda y
explotación de metales preciosos, especialmente oro y plata. El primer auge minero
se produjo en el Caribe, donde se encontraron placeres de oro que permitieron
obtener una riqueza considerable de manera relativamente sencilla. Posteriormente,
se descubrieron yacimientos de oro en México, América Central, Nueva Granada,
Chile central y Perú.
El oro era fácil de ocultar y evadir los impuestos reales, por lo que las
estimaciones de la producción y acuñación colonial de oro basadas en los registros
de recaudación son poco confiables. Antes de 1550, se exportaron legalmente más
de cinco millones de pesos en oro desde México y otros diez millones desde Perú,
gran parte de los cuales provenían del saqueo a los nativos. Sin embargo, las
exportaciones de oro disminuyeron con el tiempo.
Hacia 1530, se descubrieron los primeros yacimientos de plata en las cercanías
de la ciudad de México, seguidos por las ricas minas de Zacatecas, Guanajuato y
Sombrerete en Nueva España. En América del Sur, se descubrieron importantes
depósitos de plata en la región de Charcas. Los españoles comenzaron a explotar
los antiguos yacimientos incas de Porco y en 1545 se descubrió en el cerro de
Potosí el depósito de minerales de plata más rico del continente.
A diferencia del oro, la plata no se encontraba en forma pura, sino que estaba
combinada con otras sustancias. Por lo tanto, su extracción y refinación requerían

67
inversiones considerables en herramientas, tecnología y mano de obra. Los efectos
de la minería de plata tuvieron consecuencias profundas en la sociedad y la
economía colonial, ya que los yacimientos se encontraban en territorios inhóspitos
y escasamente poblados. Esto llevó a la expansión de caminos y comercio para
satisfacer la demanda minera, y se importaron bienes de Europa, África y el
Oriente en intercambio por los metales americanos.
La producción de plata experimentó un crecimiento sostenido en los últimos
años del siglo XVI y alcanzó su máximo en las primeras décadas del siglo XVII,
principalmente gracias a la contribución del Perú. Luego, hubo una etapa de
contracción en ambos virreinatos, aunque la recuperación fue más rápida en Nueva
España. En el siglo XVIII, la producción de plata tuvo un crecimiento dramático,
superando a la peruana en México y alcanzando valores mucho más altos que en el
siglo anterior. A fines del siglo XVIII, los yacimientos mexicanos producían más
del doble que los de los virreinatos del Perú y del Río de la Plata juntos.
En resumen, la experiencia española en el Nuevo Mundo estuvo marcada por la
búsqueda y explotación de metales preciosos, especialmente oro y plata. El
descubrimiento de yacimientos de oro y plata en diversas regiones de América
generó riqueza y estimuló el comercio y la economía colonial. La producción de
plata experimentó altibajos a lo largo de los siglos, pero en general tuvo un
crecimiento sostenido y contribuyó significativamente a la economía de la época.
EL SISTEMA COMERCIAL ESPAÑOL: LA CARRERA DE INDIAS
El comercio entre España y sus colonias en América se basó en un sistema de
flotas y galeones que funcionó durante casi dos siglos. El primer flujo comercial se
centró en el oro, pero cuando esta etapa se agotó, la corona española se enfocó en
la minería de la plata, que se convirtió en el principal producto de exportación.
Desde el principio, las relaciones comerciales entre la metrópoli y las colonias
estuvieron reguladas por un estricto monopolio, reservando el comercio con las

68
Indias exclusivamente a los súbditos de la monarquía española. Esto se basaba en
el derecho adquirido por España a través del descubrimiento y la conquista de los
territorios americanos.
A medida que aumentaba el número de expediciones y el volumen del comercio,
se establecieron reglamentaciones para organizar el tráfico. En 1503 se creó la
Casa de Contratación, encargada de todas las cuestiones relacionadas con el
comercio y la navegación hacia las Indias. Sin embargo, no fue hasta mediados del
siglo XVI que se establecieron reglamentos para organizar la navegación, el
transporte y el comercio entre España y las colonias. Estas reglamentaciones
establecieron la salida obligatoria de dos flotas anuales desde el puerto de Sanlúcar
de Barrameda, una con destino a Veracruz para abastecer a Nueva España y otra a
Nombre de Dios (Portobelo) para surtir al Virreinato del Perú y otras regiones de
América del Sur. Los comerciantes intercambiaban mercancías europeas por plata
americana en estos puertos.
Las flotas y galeones debían pasar el invierno en América y regresar juntos en el
mes de marzo desde el puerto de La Habana. Los comerciantes de México y Lima
compraban los productos importados al por mayor y luego los distribuían en sus
tiendas, tanto al por mayor como al por menor, en las capitales de los virreinatos.
También tenían agentes en otras ciudades y vendedores ambulantes que recorrían
las zonas rurales. Además, entregaban sus mercancías a alcaldes mayores y
corregidores, quienes las vendían en los pueblos de indios a través de sus
"repartimientos".
Aunque el monopolio facilitaba la recaudación de impuestos y el transporte de
metales preciosos, también incentivaba a los comerciantes a violar las
disposiciones legales para obtener mayores beneficios. Contaban con la
colaboración de funcionarios de aduanas. Además, surgieron rutas de comercio
directo o contrabando, especialmente en las Antillas, donde comerciantes ingleses,

69
holandeses y franceses establecieron contactos con las islas españolas para luego
llegar a Cartagena y Portobelo. También se desarrolló una ruta comercial entre
Europa, Brasil y el puerto de Buenos Aires, que unió la economía de la región del
Río de la Plata con el Alto Perú.
El sistema de flotas y galeones se mantuvo como el principal método de
navegación y transporte entre España y sus colonias ultramarinas durante casi dos
siglos. Además, se utilizaron otros tipos de barcos, como los "navios de registro",
que abastecían a los territorios americanos más alejados, y los "avisos" o buques
correo, que llevaban correspondencia oficial, funcionarios y noticias sobre las
flotas y los mercados en América.
En resumen, el comercio entre España y sus colonias en América se basó en un
monopolio controlado por las autoridades españolas. Las flotas y galeones eran
responsables de transportar mercancías entre España y las colonias, mientras que
los comerciantes organizaban la distribución de los productos en las capitales de
los virreinatos y en los pueblos de indios. Aunque existía un estricto control,
también se desarrollaron rutas de comercio directo o contrabando, lo que desafió el
monopolio y generó beneficios adicionales para los comerciantes.
LA MINERÍA DE LA PLATA EN EL ESPACIO PERUANO
Durante la época de la conquista, los españoles recorrieron América en busca de
oro y plata. En la década de 1540, descubrieron yacimientos de oro en Chile y
Carabaya, y también explotaron el yacimiento incaico de Porco en el Alto Perú. En
1545, descubrieron el cerro Rico de Potosí, el yacimiento de plata más rico,
seguido de otros hallazgos menores en la región. Aunque se produjo oro, la plata
fue el metal predominante en términos de valor y volumen.
Los primeros trabajadores en estos yacimientos fueron los nativos, enviados por
los conquistadores españoles, quienes utilizaban métodos de extracción y
refinación conocidos durante el incario. Un grupo importante de trabajadores eran

70
los yanaconas, individuos separados de la comunidad campesina que servían a
nobles, jefes militares, curacas locales o al Inca. Los yanaconas se alinearon
rápidamente con los conquistadores españoles y fueron eximidos del tributo
aplicado al resto de los nativos.
Los primeros trabajadores en Potosí fueron yanaconas, quienes tenían la
obligación de producir medio kilo de plata fina por semana para sus amos,
pudiendo quedarse con cualquier excedente. Con el tiempo, muchos indios que no
habían sido yanas antes de la conquista fueron asignados al servicio de los
españoles y asimilados a los yanaconas.
Los yanaconas fueron los primeros empresarios mineros de Potosí. Los
propietarios de las minas concertaban con ellos la explotación del mineral. Los
yanaconas pagaban al español con el mineral más rico, mientras que se quedaban
con el menos rico. Usaban sus propias herramientas e insumos, realizaban las obras
necesarias y contrataban a otros trabajadores indios.
A pesar de la prohibición de enviar a los indios de encomienda a las minas, estos
comenzaron a aparecer en Potosí a fines de la década de 1540. Hacia 1550, había
en la ciudad unos cinco mil trabajadores de encomiendas, lo que elevaba a más de
20.000 el número de indios en Potosí. En los primeros años, cuando el mineral rico
y superficial era abundante y fácil de extraer y refinar con la antigua tecnología
andina, resultaba atractivo para los indígenas migrar desde sus lejanos pueblos al
yacimiento para obtener allí la plata que el encomendero exigía entre los productos
del tributo.
Durante la época colonial en Potosí, los encomenderos enviaban a sus indios en
tandas, conocidas como "mita", hacia la ciudad para trabajar en las minas. Estas
migraciones de los indios de encomienda hacia Potosí anticiparon la
implementación de la mita organizada por el virrey Toledo en la década de 1570.

71
Los indios de encomienda que llegaron a Potosí en su mayoría no estaban
familiarizados con las actividades mineras y solo podían realizar tareas simples.
Muchos de ellos fueron contratados por los yanaconas para transportar el mineral
desde el interior de la mina
En los primeros tiempos de la minería en Potosí, se definieron los rasgos
principales de la mano de obra, que consistía en yanaconas o trabajadores
calificados, e indios de encomienda o trabajadores no calificados. Estos grupos de
trabajadores persistieron durante toda la época colonial, convirtiéndose en los
indios mingas y los indios mitayos en los siglos siguientes.
A medida que se agotaban los minerales más ricos a mediados de la década de
1560, los yanaconas abandonaban Potosí para trabajar en las haciendas de
españoles que producían alimentos para los núcleos urbanos. Otros se quedaron en
la ciudad y se dedicaron a actividades como el transporte y venta de alimentos y
ropa, corte de madera para combustible, preparación de carbón, entre otras. Ante la
escasez de mano de obra y la necesidad de aumentar los ingresos provenientes del
Perú, las autoridades comenzaron a intervenir de manera más activa para obligar a
los indios a trabajar en las minas.
En cuanto a la tecnología utilizada en la refinación de la plata, los españoles
fueron deudores de la tecnología indígena. Utilizaban la técnica de la wayra, que
consistía en triturar el mineral con un canto rodado y luego fundirlo en hornos de
arcilla o piedra con forma cónica o piramidal. Sin embargo, el auge de la
producción minera en el último cuarto del siglo XVI se debió a la introducción de
la técnica de amalgama del mercurio con el mineral para obtener plata. Esto
requirió inversiones importantes en maquinarias e infraestructura, así como el
empleo masivo de mano de obra.
El mineral de plata se extraía de la mina y se llevaba a la refinería, conocida
como ingenio, donde era triturado hasta convertirse en granos de arena. Para

72
triturar el mineral se utilizaron máquinas accionadas por energía humana, animal y
posteriormente hidráulica.
En resumen, en Potosí se utilizó la mita y se emplearon diferentes grupos de
trabajadores, como los yanaconas y los indios de encomienda, en la extracción y
refinación de la plata. A medida que se agotaban los minerales más ricos, se
implementaron nuevas técnicas, como la amalgama con mercurio, que requirieron
inversiones significativas y una mayor movilización de mano de obra.
En Potosí se construyó un sistema de embalses y acueductos para almacenar el
agua de las lluvias y utilizarla a lo largo del año. Una vez que el mineral era
triturado, se llevaba a un patio pavimentado donde se realizaba el proceso de
amalgama. Se humedecía el mineral con agua, se añadía sal y mercurio, y se
agitaba y removía durante varias semanas para favorecer la reacción química.
Después, se lavaba la masa para eliminar impurezas y se obtenía la pella o
amalgama depurada. Esta pella se envolvía en un saco de lienzo, se retorcía y se
sometía al calor para separar el mercurio, obteniendo finalmente la plata pura.
El proceso de extracción y refinación de la plata por amalgama requería una
mano de obra abundante y de bajo costo. En 1572, el virrey Toledo organizó la
mita, un sistema de trabajo forzado, para asegurar la disponibilidad de trabajadores
en las minas. Los varones entre 18 y 50 años de las provincias designadas debían
trasladarse a Potosí durante un año. La mita proporcionaba alrededor de 13.500
trabajadores al año, suficientes para la extracción, transporte y refinación del
mineral. Los trabajadores se dividían en tres grupos, alternando semanas de trabajo
con descanso. Sin embargo, los propietarios de las minas establecieron cuotas
elevadas de mineral a extraer, lo que prolongaba la estancia en el yacimiento y
aumentaba la carga de trabajo.
La producción de plata en Potosí experimentó un fuerte aumento hasta 1590-
1595, seguido de un descenso continuado a partir de 1610 hasta la tercera década

73
del siglo XVIII, según las estimaciones basadas en los impuestos recaudados en las
cajas reales de Potosí.
El descubrimiento y explotación del cerro de Potosí atrajo a trabajadores
indígenas, españoles y aventureros de diferentes partes, lo que llevó al crecimiento
de un centro urbano excepcional. La Villa Imperial, construida sobre las laderas
del cerro a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, se convirtió en un
importante mercado para una variedad de mercancías provenientes de regiones
cercanas y lejanas. La ciudad dependía de importaciones tanto para el consumo de
la población indígena y española como para los medios de producción necesarios
para la minería, ya que el entorno era inhóspito y no apto para la agricultura.
La minería de plata en el Alto Perú tuvo un gran impacto en la economía de la
región. La ciudad de Potosí tenía crecientes necesidades de alimentos, ropa,
combustibles e insumos para la minería, y las producciones de las regiones
cercanas no eran suficientes para abastecerlas. Esto llevó a la incorporación de
extensos territorios en la economía de Potosí, ya que se estableció un mercado en
la ciudad que demandaba estos productos.
El mercado de Potosí se convirtió en un punto de convergencia para los
excedentes agrarios de las economías campesinas, así como para diversas
producciones que surgieron para satisfacer la demanda de la ciudad. Antes de ser
exportados, los metales preciosos realizaban un movimiento de dispersión hacia las
regiones productoras que abastecían a Potosí, y luego se concentraban en los
puertos de mar para ser enviados a Sevilla y Europa.
El auge de la producción de plata coincidió con la ocupación del territorio en la
región del Tucumán. La fundación de la ciudad de Buenos Aires en 1580 produjo
cambios importantes en la organización espacial del virreinato peruano. A partir de
ese momento, dos ejes comerciales convergieron en Potosí. Además de la ruta
Potosí-Lima, por la cual circulaba el comercio legal de importaciones y

74
exportaciones, se estableció una ruta que unía Potosí con Buenos Aires, que incluía
gran parte del comercio semiclandestino y clandestino. El puerto de Buenos Aires
se integró rápidamente en esta vía comercial alternativa, que conectaba el Alto
Perú con Brasil y Europa.
Desde los primeros tiempos, la región del Tucumán enviaba sus excedentes
agrícolas, ganaderos y manufactureros al norte minero. En la década de 1570,
comenzaron a enviarse tejidos, cera y miel desde Santiago del Estero. En la década
siguiente, la ciudad de Córdoba exportaba textiles de algodón producidos tanto en
la actividad doméstica urbana como en los telares de los pueblos indígenas. Hacia
1590, la región del Tucumán tenía suficiente ganado para cubrir sus necesidades de
consumo local y enviar ganado en pie al mercado del Alto Perú, así como sebo a
Brasil. También se comenzó a desarrollar la cría de mulas.
A mediados de la década de 1580, ya se establecieron intercambios regulares
entre Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y Potosí. Al mismo tiempo, en las
últimas décadas del siglo XVI, se establecieron viajes comerciales entre Asunción,
Santa Fe y Buenos Aires.
Lima, como capital política y centro distribuidor de mercancías europeas, Potosí,
debido a su producción minera, y Buenos Aires, como puerto alternativo del Alto
Perú en el Atlántico, se convirtieron en un espacio económico integrado y ligado
por el comercio. A excepción de los puertos de mar, cuyo vínculo con el exterior se
limitaba principalmente a la importación de productos europeos a cambio de
metales preciosos, los intercambios se realizaban principalmente entre las
diferentes regiones del espacio, alcanzando un alto grado de autosuficiencia
económica y una máxima integración regional. A principios del siglo XVII, menos
del 10% del comercio de Potosí provenía de fuera del continente americano, y
consistía principalmente en manufacturas europeas, esclavos, hierro y papel. El

75
90% restante estaba compuesto por productos agrícolas, textiles locales e insumos
producidos en diversas regiones del continente americano.
A pesar de que Buenos Aires no producía excedentes para el mercado minero
del Alto Perú y estaba limitada en su vinculación directa con el comercio atlántico,
su influencia se hizo sentir a través del desarrollo comercial de su puerto. En la
década de 1580, comenzaron a realizarse navegaciones frecuentes hacia la colonia
portuguesa de Brasil y, a través de ella, hacia Europa en general. En 1590, ya era
común el comercio semiclandestino entre la región del Río de la Plata y Brasil, que
transportaba productos locales, esclavos, hierro y manufacturas europeas. A pesar
de las prohibiciones de la corona, la actividad mercantil del puerto se mantuvo,
principalmente a cargo de comerciantes portugueses atraídos por la plata de Potosí.
La principal preocupación para los comerciantes establecidos en Buenos Aires,
así como para aquellos que estaban de paso en la ciudad, era su participación en la
riqueza de Potosí. El problema no radicaba en la distancia entre la ciudad y el
puerto de Potosí, ni en la legislación que prohibía la salida de plata por el
Atlántico. La dificultad residía en las características propias del mercado potosino.
La mayoría de las importaciones a ese mercado provenían del espacio americano,
siendo las regiones productoras del Perú, el Tucumán y el Paraguay las principales
beneficiarias de la plata de Potosí a cambio de sus excedentes agrícolas y
manufacturados. Por lo tanto, los comerciantes porteños debían vender esclavos
africanos y manufacturas europeas en las mismas regiones que anteriormente
habían abastecido a Potosí. Algunos ejemplos de operaciones comerciales de la
época muestran la complejidad de estas prácticas. En el siglo XVII, la ciudad de
Córdoba se convirtió en un importante centro redistribuidor de esclavos y
manufacturas europeas. Los empresarios cordobeses formaban compañías con
mercaderes itinerantes, aportando dinero obtenido de la venta de mulas en el norte
andino, carretas e incluso ambas cosas. También había comerciantes porteños que

76
viajaban con manufacturas europeas a Santa Fe, intercambiaban parte de ellas por
ganado vacuno y yerba mate del Paraguay, y luego vendían estos productos en
Salta para su posterior reventa en Potosí.
En resumen, desde Buenos Aires partían carretas hacia el norte andino que
transportaban yerba mate del Paraguay, esclavos africanos, textiles europeos,
hierro de Vizcaya, acompañados de mulas, ganado vacuno y caballos. Los
excedentes locales de las economías agrarias se integraban en los intercambios a
larga distancia, lo que significa que la salida de la plata por Buenos Aires se basaba
en un conjunto de economías regionales y a su vez articulaba una red de mercados
locales. A finales del siglo XVI, esta compleja red de intercambios interregionales,
intercoloniales y ultramarinos dio forma al extremo sur del espacio peruano,
centrado en la ruta Potosí-Buenos Aires, que se mantuvo hasta finales del siglo
XVIII.
PRODUCCIONES REGIONALES, MERCADOS Y RUTAS COMERCIALES
Las rutas comerciales que unían los centros urbanos en el espacio peruano
fueron trazadas por las carretas tiradas por bueyes y las recuas de mulas. Ciudades
como Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Córdoba eran puntos intermedios en el
camino que conectaba el Alto Perú con el puerto de Buenos Aires. La Rioja y
Catamarca, aunque no estaban en esta ruta, se conectaban con ella en puntos
intermedios. Buenos Aires también estaba vinculada a través de Mendoza con
Santiago de Chile y Santa Fe, que era un punto de paso para los tráficos
provenientes del Paraguay.
A finales del siglo XVI, la ciudad de Tucumán se convirtió en un centro vital de
la ruta entre Buenos Aires y el Perú, especializándose en la producción de carretas.
Estas carretas, utilizadas tanto para el transporte de mercancías como de pasajeros,
eran construidas con maderas duras de los bosques cercanos y cueros curtidos del
abundante ganado vacuno de la región. Además, en las zonas rurales se

77
desarrollaron las curtiembres donde se manufacturaban los cueros del ganado local
para producir botas, cinchas, lazos, suelas y otros productos que encontraban salida
tanto en el mercado local como en el Alto Perú.
En la jurisdicción de Córdoba, la producción de textiles experimentó una etapa
expansiva entre finales del siglo XVI y comienzos del siguiente. La manufactura
textil se vio favorecida por la existencia de mano de obra indígena, la expansión de
los rebaños de ovejas y la demanda del mercado minero. Los tejidos cordobeses
encontraban salida en Potosí, Asunción y Santa Fe, donde eran cambiados por vino
y azúcar. Este sector manufacturero era dirigido por europeos, quienes contaban
con la mano de obra indígena proveniente de las encomiendas para encarar la
producción de telas rústicas con fines comerciales.
A finales del siglo XVI, algunos europeos establecieron los primeros obrajes
dentro de sus repartimientos de indios. El obraje textil colonial era una unidad
productiva que concentraba a numerosos trabajadores que realizaban las distintas
etapas de la producción textil. Allí se elaboraban telas, lienzos, sombreros,
sobrecamas, orientados principalmente hacia el consumo de los sectores de la
sociedad con escaso poder adquisitivo. Sin embargo, la producción obrajera
comenzó a disminuir a partir de 1613, debido a la disminución de la demanda de
textiles cordobeses en los mercados altoperuanos por la concurrencia de las
producciones de otras regiones del espacio. En lo sucesivo, la demanda local de
ropas comenzó a ser abastecida por los tejidos rústicos de Asunción, Catamarca,
La Rioja y Alto Perú.
En resumen, en el siglo XVI y XVII, la ciudad de Córdoba se convirtió en un
importante centro de producción y comercio en la región. Abastecía el consumo
local y enviaba excedentes hacia Brasil y el norte andino, principalmente en forma
de ganado vacuno y mulas. La cría de mulas se convirtió en el sector dominante de

78
las exportaciones cordobesas, ya que eran muy demandadas en el Alto Perú por su
resistencia en comparación con las llamas autóctonas.
Las exportaciones de mulas alcanzaron su punto máximo en el siglo XVII, pero
luego disminuyeron a principios del siglo XVIII. Los precios de venta de las mulas
también experimentaron un descenso constante durante este período. Además de
las mulas, Córdoba importaba mercancías europeas y las muías provenientes de
regiones vecinas eran preparadas en la ciudad antes de ser enviadas al Alto Perú.
En Catamarca y La Rioja, se producían vinos y aguardientes para el consumo
local y ocasionalmente se exportaban a mercados cercanos. En la región de Cuyo,
la producción de vino era una fuente importante de riqueza, y los vinos de
Mendoza y San Juan encontraban mercados en Córdoba, Tucumán y Buenos Aires.
Sin embargo, la competencia de otros productos y los impuestos dificultaban su
comercialización en mercados más lejanos.
En el litoral, las relaciones comerciales entre Asunción del Paraguay, Santa Fe y
Buenos Aires movían una variedad de productos como azúcar, vino, cera, tabaco,
tejidos de algodón y yerba mate. La producción de yerba mate en Paraguay se
especializó a partir del siglo XVII y su consumo se extendió a los mercados del
Alto Perú, Chile y Lima.
Buenos Aires, aunque excluida del sistema comercial oficial, tenía un intenso
tráfico marítimo semiclandestino en su puerto. Los mercaderes portugueses
desempeñaban un papel destacado en el comercio de la región, especialmente en
Potosí, Lima, Córdoba y Tucumán. Aunque España y Portugal tenían reyes
comunes en ese momento, la presencia portuguesa en la región era anterior a esta
unión. El comercio de Buenos Aires se basaba en la importación de productos
como azúcar, esclavos, hierro, papel y manufacturas europeas, y en la exportación
de plata, harina y productos cárnicos.

79
En conclusión, durante los siglos XVI y XVII, la región experimentó un intenso
comercio interno y externo, con ciudades como Córdoba y Buenos Aires
desempeñando un papel clave en la producción y distribución de diversos
productos.
En resumen, durante el siglo XVII, el comercio en Buenos Aires se desarrolló a
través del contrabando y las "arribadas forzosas" de navíos que buscaban refugio
en el puerto. La corona española, preocupada por la subsistencia de Buenos Aires,
estableció funcionarios reales y una guarnición militar en la ciudad. Para sostener
el puerto y el aparato estatal, se autorizó la navegación de navíos de registro fuera
del sistema de las flotas y los galeones. Estas licencias eran otorgadas por la corona
y se asociaban al pago en metálico y la prestación de servicios a la corona.
Junto con los navíos de registro, el contrabando se extendió en la segunda mitad
del siglo XVII, permitiendo la entrada de navíos de diferentes nacionalidades. A
partir de 1680, se establecieron contactos regulares con la Colonia del Sacramento,
un establecimiento portugués en la ribera oriental del Río de la Plata
En este contexto, se observa una creciente autonomización de las zonas
productoras y los circuitos mercantiles respecto a los mercados mineros. La
producción minera de Potosí experimentó un declive a lo largo del siglo XVII,
mientras que la producción de yerba mate en Paraguay se expandió en el espacio
peruano. También hubo un incremento en la comercialización de mulas desde la
jurisdicción de Córdoba. A pesar de la disminución de la producción de mineral, el
comercio interno de mercancías europeas experimentó cierta expansión.
En resumen, a lo largo del siglo XVII, se observó un aumento en la circulación
de bienes y servicios hacia los mercados interiores, a través del contrabando y las
"arribadas forzosas", así como de los navíos de registro autorizados por la corona.
LA ATLANTIZACIÓN DE LA ECONOMÍA Y LAS REFORMAS
IMPERIALES

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En el siglo XVII, el poder económico se trasladó al norte de Europa, y España y
Portugal perdieron su supremacía marítima frente a holandeses, ingleses y
franceses. A su vez, la presencia de países no ibéricos en América española
comenzó a perfilarse. En el siglo XVIII, España implementó reformas para
modernizar el país y promover el comercio marítimo como clave para el desarrollo
económico.
El sistema comercial español, basado en las flotas y galeones, se mostró incapaz
de defender las posesiones americanas y abastecerlas de productos europeos. Se
permitió el comercio con navíos de registro y se establecieron acuerdos con
compañías extranjeras. En 1740, se suprimió el sistema de flotas y galeones, y se
utilizó la ruta del estrecho de Magallanes o el cabo de Hornos para activar el
comercio en el Atlántico Sur.
En la segunda mitad del siglo XVIII, se intensificaron las reformas comerciales
y se promulgó un reglamento que ampliaba los puertos habilitados y simplificaba
el sistema tributario. Estas reformas buscaban fomentar la colonización, eliminar el
contrabando, aumentar los ingresos aduaneros y expandir el comercio.
En América, se crearon nuevos virreinatos y audiencias, y se implementaron
reformas administrativas para defender las posesiones y promover el desarrollo
económico. La producción minera en Potosí experimentó un declive, pero se
recuperó en el siglo XVIII. Sin embargo, factores como el agotamiento de las
minas, la suspensión del abasto de mercurio y las crisis económicas afectaron la
producción minera.
En resumen, durante los siglos XVII y XVIII, se produjeron cambios en el
sistema comercial español, se implementaron reformas para modernizar el país y
promover el comercio marítimo, y se enfrentaron desafíos en la producción minera
EL SISTEMA FISCAL COLONIAL

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En resumen, la corona castellana impuso su presencia fiscal en el Nuevo Mundo
desde los primeros tiempos de la colonización. El sistema fiscal establecido en
América española buscaba asegurar a la corona una parte de las riquezas
producidas en las colonias y financiar los costos de defensa, administración y
desarrollo social, religioso y educativo. La unidad del sistema fiscal era la caja
real, encargada de la recaudación y registro contable de los impuestos. Las
principales fuentes de ingresos eran los impuestos sobre la producción de metales,
el comercio internacional y local, y el tributo que pesaba sobre la población
indígena. Además, se obtenían ingresos de la venta de oficios públicos, impuestos
eclesiásticos y monopolios estatales. Las jurisdicciones de las tesorerías coincidían
con las regiones económicas, y se establecieron cajas en puertos, zonas mineras,
centros administrativos y avanzadas militares. En el Virreinato del Perú se
organizaron distritos fiscales dependientes de la caja principal de Lima, y se
establecieron tesorerías en otras regiones económicas como Potosí, Oruro,
Carangas, Chucuito, Arica y La Paz.
En resumen, la caja real de Buenos Aires recibía los ingresos fiscales generados
en la región, principalmente a través de la actividad mercantil del puerto. En el
siglo XVII, la tesorería de Buenos Aires dependía del subsidio remitido desde el
Alto Perú, que representaba una parte significativa de los ingresos fiscales. Las
reformas borbónicas implementadas en el siglo XVIII introdujeron cambios en las
técnicas recaudatorias y se establecieron aduanas en los puertos para cobrar
impuestos al comercio. A principios del siglo XIX, el Alto Perú cambió su
orientación fiscal hacia Buenos Aires, convirtiendo a la Real Hacienda de Potosí en
la intermediaria para las cajas del Alto Perú. Los territorios de la Audiencia de
Charcas pasaron a depender del Virreinato del Río de la Plata, y la región del
Paraguay y la costa patagónica requerían subsidios para sobrevivir. Aunque los
ingresos fiscales eran limitados, los Borbones pudieron mantener el dominio de la

82
región sin afectar los recursos metropolitanos. En la última década del siglo XVIII,
más del 70% de los ingresos de la caja de Buenos Aires provenían de la Real
Hacienda de Potosí. El Alto Perú se separó de la región del Río de la Plata en 1810
debido al alto costo de formar parte del Virreinato.
CONTINUIDAD Y RE0RIENTAC1ÓN EN EL RÍO DE LA PLATA
En resumen, a mediados del siglo XVIII, con la apertura comercial y el aumento
del comercio en el puerto de Buenos Aires, se reorganizaron las orientaciones
económicas de las diferentes regiones. Buenos Aires se convirtió en un centro de
redistribución para la región, atrayendo migrantes de otras áreas del interior.
Durante esta época, las exportaciones de metales preciosos, principalmente plata y
oro, representaron la mayoría de las exportaciones de Buenos Aires, provenientes
en su mayoría de Potosí. También se observó un aumento en el comercio con Chile
y otras regiones del Alto y Bajo Perú. Los cueros también fueron una importante
exportación. El contrabando con las posesiones portuguesas, como la Colonia de
Sacramento, tuvo un papel significativo en el comercio atlántico, con
importaciones de esclavos y productos manufacturados europeos. Aunque no se
tienen datos exactos sobre las importaciones de bienes ultramarinos en Buenos
Aires, se estima que hubo una depresión en el comercio atlántico a fines de la
década de 1750, seguida de una recuperación a partir de 1765. Las manufacturas
textiles europeas fueron las principales importaciones, pero después de 1780 hubo
un aumento en la presencia de productos agrícolas españoles, como vinos y
aguardientes de Andalucía
BUENOS AIRES Y EL COMERCIO DE ESCLAVOS
En resumen, en el mundo mediterráneo se mantuvo una tradición esclavista
desde la Antigüedad hasta los tiempos modernos. En la península ibérica, tanto
moros como cristianos se esclavizaron mutuamente durante siglos. A principios del
siglo XVI, los esclavos negros procedentes del comercio portugués en la costa

83
africana ya eran un grupo importante en Lisboa y en las ciudades de Andalucía. En
esta época, los esclavos se empleaban principalmente en tareas domésticas y
urbanas, y eran considerados un símbolo de prestigio. La colonización de las islas
del Atlántico por parte de Portugal y Castilla fue acompañada por la expansión de
la industria azucarera, que requería mano de obra esclava. Los esclavos africanos
también acompañaron a sus amos españoles en las expediciones de conquista en el
Nuevo Mundo. En América, la esclavitud africana prosperó en regiones con
población nativa escasa o dispersa, y donde la caída de la población aborigen
obligó a los europeos a buscar formas de trabajo alternativas. La corona de Castilla
inicialmente otorgó licencias a particulares para introducir esclavos en América,
pero luego adoptó el sistema del "asiento", un contrato monopólico para la
importación de esclavos. Se estima que entre principios del siglo XVI y 1810, casi
un millón de africanos fueron introducidos en América española, muchos de ellos
desembarcando en el puerto de Buenos Aires.
En resumen, en la región del Río de la Plata se concedieron permisos para
introducir esclavos desde el siglo XVI. El comercio de esclavos en el puerto de
Buenos Aires era parte del comercio ultramarino e intercolonial más amplio y se
realizaba de manera clandestina. Los barcos esclavistas solían entrar al puerto
manifestando una arribada forzosa para realizar reparaciones, y durante ese tiempo
se desembarcaban los esclavos de forma secreta. Estos esclavos se vendían en
remates públicos como "negros descaminados". El número exacto de esclavos
introducidos en Buenos Aires durante el período colonial es difícil de determinar,
pero se estima que entre 1586 y 1665 se importaron entre 25,000 y 30,000
esclavos, algunos autorizados y otros de forma clandestina. Durante el siglo XVIII,
la corona intentó regularizar la introducción de esclavos a través de concesiones de
asientos a compañías de comercio y particulares. La ciudad de Buenos Aires tuvo
tres mercados de esclavos a lo largo del siglo XVIII, propiedad de compañías

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francesas y británicas, y posteriormente se creó un nuevo mercado cerca de los
muelles. El comercio de esclavos continuó después de 1780, con diferentes formas
de tráfico intercolonial con Brasil y África
BUENOS AIRES, EL INTERIOR Y EL COMERCIO ATLÁNTICO
En resumen, el comercio atlántico en el puerto de Buenos Aires dependía de la
capacidad de la ciudad para atraer metales preciosos del interior del espacio. Las
remesas fiscales desde las cajas de Potosí, conocidas como "situado", eran una
fuente importante de plata. Sin embargo, los comerciantes porteños también
participaban en una compleja red de intercambios que conectaba las regiones
productoras, las economías regionales y el puerto. Las mercancías europeas
importadas a Potosí, incluyendo el azogue y el hierro para la minería, en su
mayoría pasaban por el puerto de Buenos Aires. Potosí seguía siendo un centro
minero importante, pero su influencia en el espacio económico peruano había
disminuido. En cambio, se observaba un creciente comercio con las plazas del
Pacífico, como Chile, donde se intercambiaban productos europeos, esclavos y
productos locales como yerba mate y cueros. El comercio entre Buenos Aires y
Chile se realizaba principalmente por vía terrestre, a través de la cordillera. Las
principales regiones proveedoras recibían la mayor parte de la plata potosina a
cambio de sus productos, lo que mantenía una continuidad estructural con el
comercio atlántico del siglo XVII.
En resumen, durante el período colonial tardío, el comercio en la región de Salta
se centraba en el abastecimiento de animales de carga para el Alto Perú. Las mulas
provenían de diferentes regiones, incluyendo Buenos Aires, Cuyo y Córdoba, y se
invernaban en los valles cercanos a Salta antes de ser enviadas al Alto Perú.
Aunque hubo una disminución en el tráfico debido a la gran rebelión indígena de
1780, el comercio de mulas se recuperó a finales del siglo XVIII. Tucumán se
benefició de su ubicación estratégica en la ruta entre Buenos Aires y el Alto Perú,

85
actuando como centro de intermediación y exportando excedentes agrícolas al Alto
Perú. Córdoba continuó vendiendo mulas y ganado en las ferias de Salta y Jujuy, y
se convirtió en el principal productor de mulas para estas ferias. Además, Córdoba
diversificó sus transacciones comerciales, encontrando en Buenos Aires un
mercado para sus textiles de lana y en el mercado de Cuyo y La Rioja una salida
para los vinos, aguardientes y otros productos. En cuanto al comercio de vinos y
aguardientes de la región de Cuyo, hubo quejas sobre los efectos negativos del
comercio libre, pero las exportaciones de vino mendocino no sufrieron
contracciones y las de aguardiente sanjuanino mostraron un crecimiento claro. Los
productores de Cuyo adoptaron diferentes estrategias, convirtiendo la mayor parte
del vino en aguardiente en San Juan y especializándose en la producción de vino
en Mendoza. Santa Fe perdió acceso a la mayoría de sus vías de comunicación
terrestre, pero su comercio se centró en el Atlántico, importando efectos europeos
y exportando cueros. En general, el comercio atlántico se mantuvo asociado a los
intercambios interregionales y a la exportación de metales preciosos, cueros, lana
de vicuña y cobre. Sin embargo, este sistema económico basado en la minería del
Alto Perú y el puerto de Buenos Aires comenzó a desintegrarse con la Revolución
y los cambios en la economía mundial.
● Zanatta Historia de América Latina capítulo 1 editorial siglo XXI
El texto describe la influencia de España y Portugal en Iberoamérica durante la
era colonial, y cómo estas raíces han influido en la historia y la cultura de la región
hasta el día de hoy. La hipótesis podría ser que la colonización de Iberoamérica por
parte de España y Portugal no solo estableció una conexión duradera entre estas
regiones, sino que también moldeó la identidad cultural, social y política de
Iberoamérica, dejando una herencia que ha influido en su desarrollo hasta el
presente.

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Durante la era colonial, España y Portugal establecieron profundas raíces de su
civilización en Iberoamérica, tanto en estructuras materiales como espirituales. Las
sociedades coloniales americanas desarrollaron características que no solo
condicionaron su transición a la independencia, sino que también dejaron una
herencia densa que ha influido en la historia de los períodos posteriores.
Entre estas características se destacan el vínculo entre los reinos americanos y
los soberanos europeos, la tensión entre la unidad política y la segmentación social,
la organización y la concepción corporativa del orden social, la superposición entre
el orden político y la homogeneidad espiritual, y el nacimiento de una economía
periférica dirigida hacia los mercados transatlánticos.
Durante el siglo XVIII, la consolidación de las sociedades coloniales y el
esfuerzo de las coronas por aumentar su poder en los territorios imperiales para
extraer más recursos y superar el desafío de las potencias nacionales en ascenso,
debilitaron el vínculo tradicional entre la parte europea y la americana de los
imperios ibéricos. Sin embargo, esta unión no se rompió completamente.
Durante casi tres siglos, desde la primera mitad del siglo XVI hasta principios
del siglo XIX, América Latina fue Europa. Durante este tiempo, el mundo cambió
y con él, Iberoamérica. Las ideas y tecnologías, las mercancías y su modo de
circulación, las sociedades y las formas de organización social cambiaron. El
equilibrio entre las potencias europeas también cambió, ya que las potencias
ibéricas entraron en un declive progresivo, mientras que otras, especialmente Gran
Bretaña y Francia, emergieron.
En estos siglos, nació una nueva cultura en América. Desde entonces, América
compartió rasgos y destinos de la civilización hispánica, cuyo elemento unificador
y principio inspirador residía en la catolicidad, que también encontraba su misión
política. Esta civilización hispánica en América no fue una excepción y sus

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características fueron heredadas por los estados y poblaciones que protagonizan la
historia latinoamericana contemporánea.
En términos políticos, los imperios ibéricos, especialmente el de los Habsburgo,
que ocuparon el trono de España desde 1535 hasta 1707, fueron organizados y
concebidos para dejar en herencia tanto un principio de unidad como uno de
fragmentación. Este régimen pactista que gobernó las relaciones entre el soberano
y sus reinos se basó en una dosificación sabia y delicada de ambos principios. El
imperio español, un imperio universalista regido por la misión universal de
expandir la cristiandad, se concibió a sí mismo en perfecta sintonía con el
imaginario religioso que lo animaba.
El texto continúa explorando la relación entre los reinos americanos y los
soberanos europeos durante la era colonial. A cambio del reconocimiento de su
soberanía, el rey otorgaba importantes concesiones a sus súbditos, permitiéndoles
cierta autonomía en el gobierno local. Esto se debía en parte a la dificultad de
gobernar efectivamente desde Madrid sus posesiones remotas, y en parte a un
deseo de evitar que las élites locales, si se sentían oprimidas por el poder central,
desearan seguir sus propios caminos.
A pesar de la autonomía local, las élites eran parte integral de un imperio
unitario, que se extendía desde los altiplanos mexicanos hasta los andinos, unido
por la obediencia a un solo rey y a un solo Dios. Sin embargo, una vez caído el
imperio, prevaleció el principio de fragmentación. Para mantener unidos a los
miembros de este imperio, que eran extraños o extranjeros entre sí, sólo existía la
obediencia al rey y la pertenencia a una misma civilización, fuerte en lo espiritual,
pero débil en términos políticos.
Las relaciones entre las partes de estas sociedades, tan distintas de una zona a
otra, fueron complejas, articuladas y ricas en variantes. No existe un único modelo
social válido para todos los territorios gobernados por las coronas ibéricas. Sin

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embargo, es posible afirmar que el espíritu y los instrumentos sobre los cuales se
asentó la arquitectura de las sociedades ibéricas en América forjaron un orden
corporativo, que era la norma para las sociedades de la época, pero que asumió un
sentido y formas peculiares en una América de caracteres espaciales y humanos
particulares.
Estas sociedades eran orgánicas y presentaban dos rasgos fundamentales: eran
sociedades "sin individuos", en el sentido de que los individuos se veían sometidos
al organismo social en su conjunto; y eran jerárquicas, porque cada miembro debía
desempeñar el papel que Dios y la naturaleza le habían asignado. A pesar de las
profundas desigualdades y roles de dominantes o dominados establecidos desde la
conquista, estas sociedades estaban sujetas a revueltas recurrentes y a una sorda
hostilidad contra el orden establecido.
En resumen, durante la era colonial, los imperios ibéricos establecieron un orden
social y político en América que era a la vez unitario y fragmentado, orgánico y
jerárquico. Aunque este orden estaba marcado por profundas desigualdades y
tensiones, también permitía cierta autonomía local y resistencia al cambio. Estas
características han dejado una profunda huella en la historia y la cultura de
América Latina, y continúan influyendo en su desarrollo hasta el día de hoy.
El texto continúa explorando la naturaleza de las sociedades que los nuevos
estados de América Latina heredaron de los imperios ibéricos. Estas sociedades
eran segmentarias y estaban marcadas por barreras no solo de riqueza o linaje, sino
también étnicas y culturales. A pesar de las profundas divisiones, estas sociedades
también estaban unidas por estrechas redes de antiguos vínculos. La aparición de la
política moderna, basada en el primado de los derechos individuales, impactó
fuertemente en estas sociedades orgánicas y jerárquicas.
En términos económicos, la América ibérica se incorporó a los imperios de
España y Portugal para desarrollar una vocación económica complementaria a sus

89
necesidades globales. Los metales preciosos americanos fueron cruciales para
financiar las ambiciones y las guerras europeas de la corte española y, en cierta
medida, para alimentar la acumulación originaria que permitió el despegue de la
Revolución Industrial.
A pesar del intenso intercambio de productos que modificó radicalmente los
consumos en ambas direcciones, lo más relevante es que durante estos siglos, esta
parte de América se convirtió en la periferia de un centro económico lejano. Este
centro ejerció el monopolio comercial con los territorios americanos y buscó
conservarlo, ya que se entendía que el monopolio económico sobre las propias
posesiones era un instrumento decisivo de poder que debía salvaguardarse a toda
costa de la competencia de otras naciones.
Esta condición de periferia es una de las principales herencias económicas de la
era colonial. La economía de la América ibérica tendió a organizarse hacia el
exterior en función del comercio, tanto para obtener ingresos financieros de la
exportación de materias primas como para dotarse, a través de la importación, de
numerosos bienes que el centro del imperio le proporcionaba.
En resumen, durante la era colonial, los imperios ibéricos establecieron un orden
social y político en América que era a la vez unitario y fragmentado, orgánico y
jerárquico. Aunque este orden estaba marcado por profundas desigualdades y
tensiones, también permitía cierta autonomía local y resistencia al cambio. Estas
características, junto con la condición de periferia económica, han dejado una
profunda huella en la historia y la cultura de América Latina, y continúan
influyendo en su desarrollo hasta el día de hoy.
En resumen, América Latina heredó empujes unitarios incluso en la economía,
compartiendo problemas y oportunidades similares como periferia de un centro
económico lejano. Además, recibió un imaginario social de tipo religioso que
impregnó su historia posterior, donde no existía distinción entre unidad política y

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espiritual. Los imperios ibéricos fueron regímenes de cristiandad, donde el orden
político se basaba en la ley divina y el trono estaba unido al altar. La América
ibérica quedó fuera de la Reforma protestante, fortaleciendo su catolicidad y
convirtiéndose en un baluarte de la cristiandad católica. La iglesia católica asumió
un rol sin parangón en estos territorios, siendo el pilar ideológico del orden
político.
Esta herencia tuvo consecuencias significativas para la América Latina
independiente. El ingreso a la modernidad política, que implicaba una progresiva
separación entre esfera política y religiosa, resultó traumático. La desvinculación
entre política y religión se vio inhibida durante mucho tiempo y el tránsito hacia el
pluralismo político, económico y religioso fue arduo. El mito de la unidad política
y espiritual resistió con fuerza la diferenciación de las sociedades modernas.
En resumen, las reformas realizadas por los Borbones en el siglo XVIII
erosionaron el pacto colonial que mantenía unidos a los imperios ibéricos. Estas
reformas afectaron los centros vitales de la vida imperial, como los aspectos
políticos, militares, religiosos y económicos. El objetivo de estas reformas era
modernizar los imperios y centralizar la autoridad para una mejor administración y
extracción de recursos. Sin embargo, estas reformas no siempre fueron eficaces y
no lograron alcanzar los objetivos esperados
En las Américas, estas reformas crearon una percepción de cambio en el vínculo
con la Madre Patria, donde ahora existían jerarquías entre las metrópolis y las
colonias, y las primeras detentaban la primacía. Esto generó un sentimiento de
traición y perjuicio entre las elites criollas, ya que se veían privadas de sus antiguos
derechos y sujetas a las necesidades económicas de la Corona. Estas condiciones
sentaron las bases para la pérdida de confianza en el pacto colonial.
Además, surgieron vagos sentimientos patrióticos entre los americanos a fines
del siglo XVIII, agudizados por las reacciones a la centralización ibérica. Estos

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sentimientos se convirtieron en embriones de las futuras naciones. Además, el
panorama económico y demográfico de América empezó a cambiar, con nuevos
núcleos coloniales emergiendo en ciudades como Caracas y Buenos Aires, donde
la herencia hispánica era más tenue y el comercio inglés tenía mayor influencia.
Estos fueron los lugares donde los movimientos independentistas surgieron con
más fuerza.
En resumen, las reformas borbónicas erosionaron el pacto colonial y sentaron las
bases para la pérdida de confianza en la autoridad de la Corona. Además,
generaron sentimientos patrióticos y cambios en el panorama económico y
demográfico de América, que contribuyeron al surgimiento de los movimientos
independentistas.
En resumen, la Guerra de los Siete Años y la posterior cesión de Florida a los
ingleses en 1763 demostraron la vulnerabilidad de los imperios ibéricos. Esto llevó
a la implementación de reformas en la economía y la administración pública, con
el objetivo de hacerlas más eficientes y centralizadas. Se establecieron intendencias
para crear una administración racional y romper los lazos entre las autoridades
coloniales y las elites criollas. Sin embargo, estas reformas encontraron resistencia
y generaron sospechas sobre las intenciones del rey.
Las reformas militares también se hicieron necesarias debido a las presiones de
las flotas inglesas y francesas en el Caribe. El ejército fue reorganizado y
modernizado, lo que generó descontento entre la población criolla debido al
servicio militar prolongado y los altos costos asociados. Además, la
americanización del ejército representó un peligro para los propios españoles, ya
que fueron los oficiales del ejército quienes lideraron las guerras de independencia.
En cuanto a las reformas religiosas, se consideraba que la Iglesia era un
obstáculo para el desarrollo económico y la modernización de la Corona debido a
su doctrina y riquezas improductivas. Se buscaba limitar el poder de las órdenes

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religiosas, especialmente los jesuitas, y concentrar el poder en el rey y sus
funcionarios. Esto llevó a la expulsión de los jesuitas y a la secularización de sus
propiedades en América, lo que generó reacciones diversas, desde el apoyo de
parte del clero superior hasta la oposición de sectores populares.
En resumen, las reformas borbónicas afectaron diversos aspectos de la vida
imperial y generaron cambios y tensiones en las colonias. Estas reformas, junto
con otros factores, sentaron las bases para la pérdida de confianza en el pacto
colonial y el surgimiento de movimientos independentistas
● Halperin Donghi la crisis de independencia en historia contemporánea
de América latina Madrid alianza 1995 páginas 78-139(Drive)
Capítulo 2
La crisis de independencia
En resumen, el rápido desenlace del orden colonial en América Latina a
principios del siglo XIX fue resultado de diversas causas acumulativas. Entre ellas
se destacan las consecuencias de la reformulación parcial del pacto colonial, que
generó un mayor peso de la metrópoli en las colonias y limitó su acceso al mercado
ultramarino. Además, la reforma política y administrativa, aunque más eficaz,
generó impopularidad debido a la preferencia de la Corona por los funcionarios
metropolitanos y el creciente centralismo.
La creciente gravitación de la metrópoli renaciente también generó tensiones en
las colonias, tanto en términos de cambios en la estructura comercial como en la
administración. La presencia de mercaderes metropolitanos en las colonias y el
aumento de la presión impositiva generaron hostilidad entre los colonos. Sin
embargo, estas tensiones no anticipaban un desenlace tan rápido, sino más bien
reajustes lentos en una etapa de transición.
La renovación ideológica, bajo el signo de la Ilustración, también influyó en el
fin del orden colonial. Sin embargo, en un principio, esta renovación no implicaba

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una discusión del orden monárquico o la unidad imperial. La crítica a la economía
y la sociedad colonial no implicaba necesariamente una ruptura total con el pasado,
ya que la tradición monárquica aún sobrevivía en la Ilustración iberoamericana.
Aunque había descreídos de esta tradición, no se puede establecer una vinculación
directa entre las sediciones y la renovación de las ideologías políticas.
En resumen, el rápido desenlace del orden colonial en América Latina se debe a
una combinación de factores, incluyendo las reformas coloniales, la gravitación de
la metrópoli, tensiones económicas y administrativas, y la renovación ideológica.
Estos factores contribuyeron a la lucha por un nuevo pacto colonial y sentaron las
bases para los movimientos de independencia.
En resumen, el desenlace rápido del orden colonial en América Latina a principios
del siglo XIX se debió a una serie de episodios y signos de descontento que se
manifestaron en distintas ciudades de la región desde aproximadamente 1790.
Estos signos de descontento fueron magnificados por sus represores y
posteriormente por los historiadores, pero es innegable que existía una nueva
inquietud en Latinoamérica.
Estos episodios incluyeron conspiraciones y movimientos de protesta localizados
en diferentes lugares, como el alzamiento comunero del Socorro en Nueva
Granada y las conspiraciones en México, Bogotá, Santiago de Chile, Buenos Aires
y Brasil. Estos episodios resultaron en mártires y desterrados, como Tiradentes en
Brasil y Francisco de Miranda en Venezuela, quien intentó liderar una revolución
pero fracasó.
Estos eventos fueron seguidos por muchos otros destinos trágicos o brillantes,
como destierros en África, prisioneros en la metrópoli y emigrados que dependían
de pensiones extranjeras. Además, había muchos más que mantenían un perfil
bajo, como Simón Bolívar y el deán Funes, quienes aún no habían asumido roles
destacados en la lucha por la independencia.

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Esta inquietud generalizada fue el resultado del avance de las nuevas ideas
políticas, que se manifestaron después de la Revolución de 1776 y especialmente
después de la Revolución Francesa de 1789. Sin embargo, este avance mismo fue
consecuencia de un proceso más amplio: la existencia de una América republicana
y una Francia revolucionaria. A medida que los eventos se desarrollaban, Portugal
y España mostraban cada vez más su debilidad en medio de las luchas
revolucionarias, lo que llevó a que incluso los fieles servidores de la Corona
imaginaran la posibilidad de su desaparición.
En resumen, la crisis de independencia en América Latina fue el resultado de la
degradación del poder español y portugués, que se aceleró a partir de 1795. Los
episodios de descontento y los signos de inquietud fueron el preludio de la lucha
por la independencia y reflejaron la creciente debilidad de las potencias coloniales
en medio de los cambios revolucionarios en Europa.
En resumen, la crisis del poder colonial en América Latina se debe a varios
factores. En primer lugar, la guerra con Gran Bretaña debilitó las comunicaciones
y el monopolio comercial de España en las colonias. Esto llevó a la apertura del
comercio colonial con otras regiones y a la libertad de los colonos para participar
en la navegación interna del Imperio.
Esta nueva política fue recibida con entusiasmo en las colonias, especialmente
en Buenos Aires, que creía ser el centro del comercio mundial y confiaba en sus
propias fuerzas económicas. Sin embargo, la transformación fue gradual y el golpe
final a las comunicaciones atlánticas de España llegó con la Batalla de Trafalgar en
1805.
Aunque esta apertura comercial benefició a los mercaderes especuladores, no
tuvo el mismo efecto positivo en la economía colonial en su conjunto. Se
acumularon productos sin vender en Buenos Aires y Montevideo, y las

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fluctuaciones del comercio mundial afectaron la producción de azúcar y café en
Cuba.
Además, el agotamiento de los vínculos administrativos entre la metrópoli y las
colonias se dio de manera más rápida que en el ámbito comercial. En los quince
años que van de 1795 a 1810, se borraron los resultados de la reconquista gradual
del imperio colonial por parte de España. La fragilidad de este control se hizo
evidente en medio de las tormentas posrevolucionarias
La Europa de las guerras napoleónicas y la necesidad de mercados por parte de
Inglaterra también jugaron un papel en la crisis del poder colonial. Estos factores
hicieron que el retorno al pasado fuera improbable y que la independencia
económica total fuera extremadamente improbable.
En resumen, la crisis del poder colonial en América Latina se debe a la
debilitación de las comunicaciones y el comercio, así como al agotamiento de los
vínculos administrativos entre la metrópoli y las colonias. La apertura comercial y
las fluctuaciones económicas, junto con los eventos en Europa, contribuyeron a la
percepción de que la independencia económica era necesaria. Sin embargo,
alcanzar esta independencia era extremadamente improbable dadas las
circunstancias de la época.
En resumen, la crisis del poder colonial en América Latina se profundiza con la
guerra entre España y Gran Bretaña, que separa cada vez más a España de sus
colonias. La conquista de Buenos Aires por parte de las fuerzas británicas en 1806
y 1807 revela la fragilidad del dominio español en Indias. Aunque inicialmente
sorprendidos por la cantidad de adhesiones, los conquistadores británicos enfrentan
conspiraciones y finalmente son expulsados por una expedición francesa liderada
por un oficial naval al servicio del rey de España.
Esta crisis anticipa una crisis más general que comienza en la Península Ibérica.
El estallido de la guerra de Independencia española, provocada por la presencia de

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Napoleón en España, tiene consecuencias significativas en el país y en las colonias.
La guerra permite que la metrópoli, ahora aliada de Inglaterra, se ponga en
contacto con sus Indias y abre la posibilidad de un futuro similar al pasado
brasileño. Sin embargo, la guerra también debilita a la metrópoli y reduce su
capacidad de influir en las colonias
En este contexto, se intensifican las tensiones entre las élites urbanas españolas y
criollas en las colonias. Ambas desconfían mutuamente y se acusan de traición.
Los peninsulares temen que los americanos aprovechen la ruina de España para
buscar la independencia, mientras que los americanos creen que los peninsulares
están dispuestos a entregar las Indias a una España integrada en el sistema francés.
Estas acusaciones llevan a los peninsulares a golpear primero la organización
administrativa colonial.
En resumen, la crisis del poder colonial en América Latina se profundiza con la
guerra y la invasión británica en Buenos Aires. Esta crisis se ve agravada por la
guerra de Independencia española y las tensiones entre las élites españolas y
criollas en las colonias. La metrópoli pierde influencia sobre las Indias y la
organización administrativa colonial se ve debilitada.
En resumen, en México, el virrey Iturrigaray intenta formar una junta de
gobierno con la colaboración del cabildo de la capital, compuesto principalmente
por criollos. Sin embargo, un golpe liderado por los peninsulares captura al virrey
y lo reemplaza, y la Audiencia, también predominantemente peninsular, reconoce
el cambio. En el Río de la Plata, el cambio de alianzas en 1808 genera sospechas
sobre Liniers, y un intento del cabildo de Buenos Aires por destituirlo fracasa
debido al poder de las milicias criollas. En Montevideo, los oficiales peninsulares
establecen una junta que desconoce al virrey y pretende gobernar todo el
virreinato.

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Estos episodios siguen un patrón en el que las fuerzas locales se enfrentan y los
grandes cuerpos administrativos intentan conferir legitimidad a las soluciones
impuestas. En Chile, los criollos apoyan al jefe de la guarnición contra el
presidente de la Audiencia y logran que sea nombrado gobernador interino. Sin
embargo, el golpe sufrido por la organización colonial en Chile es irreparable y la
Audiencia, el Cabildo y el gobernador se enfrentan mientras la monarquía española
se desmorona. En Buenos Aires, los oficiales de las milicias criollas salvan a
Liniers del cabildo dominado por los peninsulares y afirman su poder.
Estos movimientos criollos se mantuvieron dentro de los límites de la legalidad,
pero en 1809 avanzaron hacia la rebelión abierta. En el Alto Perú, las rivalidades
entre el presidente y los oidores de la Audiencia de Charcas se intensifican, y la
infanta Carlota Joaquina, refugiada en Río de Janeiro, intenta convencer a los
notables de reconocerla como soberana interina. En Charcas, la infanta recluta al
presidente Pizarro y los oidores apoyan una junta local para gobernar en nombre
del rey cautivo. Estas revoluciones son sofocadas por tropas enviadas desde Lima y
Buenos Aires, con una severidad que antes se reservaba para rebeldes de origen
humilde.
En resumen, en México y el Río de la Plata, se producen movimientos criollos y
peninsulares que buscan el poder y se enfrentan entre sí. Estos movimientos se
desarrollan dentro de los límites de la legalidad, pero algunos avanzan hacia la
rebelión abierta. Las revoluciones son sofocadas con dureza por las autoridades
virreinales.
En resumen, en la presidencia de Quito, el presidente-intendente es depuesto por
una conspiración de aristócratas criollos y un senado presidido por el marqués de
Selva Alegre asume el gobierno. Sin embargo, su poder es efímero y un año
después, los líderes del movimiento son ejecutados por tropas enviadas por el
virrey de Nueva Granada. Estos episodios muestran el agotamiento de la

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organización colonial y las tensiones entre la metrópoli y las colonias, así como el
lugar de los peninsulares en estas últimas.
En medio del colapso del orden colonial, las revoluciones se convierten en
intentos de los sectores criollos de las oligarquías urbanas por reemplazar a los
peninsulares en el poder político. Sin embargo, la administración colonial apoya a
los peninsulares y reprime severamente los movimientos revolucionarios. En
México, la protesta indígena y mestiza domina la primera etapa de la revolución,
pero finalmente fracasa al enfrentarse a la oposición conjunta de peninsulares y
criollos. En las Antillas, la liquidación de los plantadores franceses en Haití
también influye en las tensiones dentro de la población blanca.
En 1810, la pérdida de Andalucía reduce el territorio leal a España a Cádiz y
algunas islas de su bahía. La Junta Suprema sevillana es disuelta violentamente y
surge un nuevo cuerpo en Cádiz para reemplazarla. Este episodio brinda a América
española la oportunidad de definirse frente a la crisis del poder metropolitano. Las
autoridades coloniales intentan mantener su gobierno en nombre de Cádiz y tratan
de suavizar la difusión de noticias alarmantes.
En resumen, los movimientos revolucionarios en América Latina muestran el
agotamiento de la organización colonial y las tensiones entre la metrópoli y las
colonias. Los criollos buscan reemplazar a los peninsulares en el poder político,
pero son reprimidos por las autoridades coloniales. La pérdida de territorio por
parte de España y la incertidumbre sobre el trono vacante llevan a las colonias a
definir su posición frente a la crisis del poder metropolitano.
En resumen, la caída de Sevilla es seguida por revoluciones en las colonias
españolas de América, que se presentan como pacíficas y apoyadas en la
legitimidad. Sin embargo, la sinceridad de esta imagen es cuestionable. Los
revolucionarios prefieren ocultar sus verdaderas intenciones debido a la tradición
de lealismo monárquico y la necesidad de contar con la benevolencia inglesa. A

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pesar de esto, su pensamiento puede ser fluctuante en medio de la crisis política
española.
El movimiento emancipador se apoya en las instituciones jurídicas del antiguo
régimen colonial y aspira a ser su heredero legítimo. Los cabildos municipales,
especialmente a través de los cabildos abiertos, establecen juntas de gobierno para
reemplazar a las autoridades designadas desde la metrópoli. Estas juntas se
esfuerzan por mostrar signos de legitimidad, como la renuncia de los gobernantes
anteriores.
En este momento, la revolución se limita a las élites criollas de las capitales, que
buscan vengarse de las postergaciones sufridas. Aunque reconocen su
representatividad como americanos, no están dispuestos a realizar cambios
profundos en las bases del poder político. Sin embargo, su acción destruirá el orden
colonial del que esperan heredar.
A pesar de su habilidad para envolverse en la legalidad, los revolucionarios
saben que esta no doblegará la resistencia de sus adversarios peninsulares. Los
funcionarios, clérigos y militares peninsulares utilizan su poder en contra del
movimiento revolucionario, identificando la defensa de su lugar en las Indias con
el dominio español. Esto lleva a una guerra civil en los sectores dirigentes, en la
que cada bando busca expandir su influencia y obtener la supremacía.
En resumen, las primeras etapas de la revolución en América Latina se
caracterizaron por la búsqueda de adhesión y la expansión de la lucha. En algunos
lugares, como Nueva Granada y Chile, no encontraron oposición significativa,
mientras que en el Río de la Plata y Venezuela sí enfrentaron resistencia. La
revolución se convirtió rápidamente en guerra, pero España no pudo enviar tropas
contra las colonias rebeldes hasta 1814.
En el Río de la Plata, se enviaron expediciones militares para reclutar
adhesiones, pero solo tuvieron éxito en la ocupación del Alto Perú, donde se

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emancipó a los indios del tributo y se declaró su igualdad. Sin embargo, el Alto
Perú fue finalmente perdido para la causa revolucionaria en la batalla de Huaqui.
La frontera de la revolución se estableció en la audiencia de Buenos Aires y la
audiencia de Charcas, y Martín Güemes defendió la frontera en Salta.
En la Banda Oriental, la revolución fue seguida por una disidencia liderada por
Montevideo, que contaba con el apoyo de la estación naval española y los oficiales
peninsulares. El gobierno revolucionario de Buenos Aires decidió tomar medidas
militares y estableció un armisticio con las fuerzas portuguesas. Sin embargo,
surgió un levantamiento rural liderado por José Artigas, que rompió con las
divisiones sociales y debilitó la influencia de Buenos Aires en la región.
A medida que la lucha contra Montevideo continuaba, se estableció una alianza
inestable entre el artiguismo y el gobierno de Buenos Aires. Sin embargo, en 1814,
el artiguismo se extendió a otras provincias que antes dependían de Buenos Aires,
como Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. Esto generó tensiones y resistencia por
parte del gobierno de Buenos Aires, que consideraba al artiguismo como una
amenaza para la cohesión del movimiento revolucionario y una expresión de
protesta social.
En Buenos Aires, hubo divisiones internas entre los líderes revolucionarios,
como Saavedra y Mariano Moreno. Moreno abogaba por medidas más radicales,
como la expulsión de las autoridades españolas y la ejecución de los opositores.
Sin embargo, su influencia fue efímera y finalmente renunció y aceptó un cargo
diplomático en Londres, aunque nunca llegó a ejercerlo.
En general, el equipo dirigente revolucionario de Buenos Aires mostró fisuras y
luchas internas. A medida que la revolución avanzaba, se hizo evidente que la
política severa y radical de algunos líderes no era popular y generaba resistencia.
La revolución también tuvo que enfrentar desafíos en la Banda Oriental, donde la

101
influencia de Montevideo y la presión de las fuerzas portuguesas complicaron la
situación.
En resumen, las primeras etapas de la revolución en América Latina estuvieron
marcadas por la búsqueda de adhesión, la expansión de la lucha y las divisiones
internas entre los líderes revolucionarios. A medida que la revolución avanzaba, se
enfrentaron desafíos y se hicieron evidentes las tensiones entre los diferentes
sectores de la sociedad colonial.
Después de la caída de la facción saavedrista en 1812, el gobierno de Buenos
Aires pasó a ser dirigido por la logia Lautaro, encabezada por oficiales del ejército
regular como Alvear y San Martín. Alvear asumió el gobierno tras la conquista de
Montevideo, pero su gobierno fue breve debido a la resistencia interna y su intento
de buscar una salida sin victoria ni derrota. Finalmente, fue el ejército enviado a
combatir al artiguismo litoral el que derrocó a Alvear, marcando el fin de un ciclo
de la revolución rioplatense.
En Chile, las facciones internas debilitaron la solidaridad del movimiento
revolucionario. A pesar de la intensificación de la propaganda revolucionaria, las
tropas peruanas desembarcaron en el sur de Chile y comenzaron a luchar contra la
revolución. A pesar de los esfuerzos de resistencia, la revolución fracasó en el sitio
de Chillán y en la batalla de Rancagua, lo que llevó a la reconciliación con los
realistas. Los líderes revolucionarios huyeron a Mendoza, donde continuaron sus
luchas internas.
En resumen, tanto en Buenos Aires como en Chile, las luchas internas y las
derrotas militares debilitaron la revolución. En Buenos Aires, el gobierno pasó a
ser dirigido por el ejército regular y la logia Lautaro, mientras que en Chile, la
revolución sufrió derrotas y se produjo una reconciliación con los realistas. Ambos
lugares enfrentaron desafíos internos y externos que pusieron en peligro la
continuidad de la revolución.

102
En Venezuela, la revolución del Jueves Santo de 1810 estableció una junta de
veintitrés miembros liderada por Miranda. Aunque Miranda intentó radicalizar el
movimiento y proclamar la independencia de España en 1811, la revolución
controlaba solo el litoral del cacao, mientras que el oeste y el interior seguían leales
al rey. Monteverde, líder realista, avanzó hacia el este sin encontrar una resistencia
enérgica por parte de Miranda. La guarnición revolucionaria de Puerto Cabello se
pronunció por la causa realista, y Bolívar, que hasta entonces había sido un
seguidor radical de Miranda, fracasó en su intento de sofocar el levantamiento. La
revolución parecía estar llegando a su fin, y se firmó un armisticio. En un episodio
oscuro, Miranda fue entregado a los realistas, mientras que Bolívar se refugió en
Nueva Granada.
Sin embargo, la lucha no terminó por completo. Los pescadores y marineros
negros y mulatos de la isla Margarita y la costa de Cumaná continuaron la
resistencia. Bajo el liderazgo de Piar, Bermúdez y Arizmendi, la guerra en el este
de Venezuela se volvió feroz. Los alzados atacaban a los colonos canarios, que se
unieron a las filas realistas. La tropa realista se adaptó a esta nueva forma de guerra
y los revolucionarios se dieron cuenta de que detenerla no sería fácil. Bolívar
reapareció en los Andes venezolanos y adoptó este nuevo estilo de guerra. En
1813, decretó la guerra a muerte y el exterminio de todos los peninsulares y
canarios que cayeran bajo la venganza revolucionaria. Bolívar logró entrar en
Caracas en agosto de ese año, mientras Monteverde se refugiaba en Puerto
Cabello.
La resistencia realista encontró un nuevo líder en Boves, quien movilizó a los
llaneros de la región de los Llanos, entre la montaña costeña del cacao y el río
Orinoco. Boves condujo a sus seguidores contra Caracas en nombre del rey.
Bolívar y Marino, líderes revolucionarios, finalmente fueron derrotados por los

103
llaneros de Boves. Bolívar se refugió nuevamente en Nueva Granada y luego en
Jamaica, desde donde dirigió un intento fallido de tomar Caracas.
En 1815, con el regreso de Fernando VII al trono de España, diez mil hombres
bajo el mando del teniente general Morillo llegaron a Venezuela desde la metrópoli
para poner fin a la revolución. Mientras tanto, la revolución en Nueva Granada
había tenido una trayectoria agitada. La hostilidad en el sur del virreinato hacia el
nuevo régimen no alarmó a sus líderes, pero las tendencias dispersivas y las luchas
internas debilitaron la revolución. Nariño, un líder radical, se erigió como
presidente de la república de Cundinamarca y se separó de las Provincias Unidas
de Nueva Granada. Finalmente, en 1814, la Confederación neogranadina, con la
ayuda de Bolívar, logró conquistar Bogotá y establecer un gobierno central, aunque
no pudo hacerse obedecer en toda la zona revolucionaria de Nueva Granada.
En resumen, en Venezuela y Nueva Granada, la revolución enfrentó desafíos
internos y externos, luchas internas y resistencia realista. A pesar de algunos
éxitos, la revolución sufrió derrotas y la región se transformó en una fortaleza
realista. La lucha por la independencia continuaría en los años siguientes.
En resumen, después de la caída de la segunda revolución venezolana, Bolívar
regresó a Nueva Granada pero abandonó la lucha cuando se hizo evidente que el
movimiento neogranadino no se unificaría. El general Morillo entró en Cartagena y
luego en Bogotá, y parecía que no quedaba nada del levantamiento en el norte de
Sudamérica.
En 1815, solo quedaba en revolución la mitad meridional del virreinato del Río
de la Plata. Su situación era aún más complicada porque la lucha ya no era una
guerra civil en América, ya que la metrópoli había sido devuelta a su legítimo
soberano y comenzaba a enviar hombres y recursos a los realistas. Sin embargo, las
cosas iban a suceder de manera diferente debido a la política extremadamente
severa que siguieron los vencedores. Esta política impidió que Hispanoamérica

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volviera al antiguo régimen, incluso para algunos que habían sido revolucionarios.
Aunque esta explicación deja de lado un hecho importante: la experiencia de la
guerra civil y sus consecuencias seguían existiendo. Incluso una política menos
vengativa habría tenido dificultades para imponer un orden estable a los partidarios
irreductibles de la revolución
La revolución había cambiado tanto a las zonas realistas como a las
revolucionarias. Los movimientos políticos y militares eran particularmente
intensos en Venezuela y en algunas zonas marginales del Río de la Plata, donde se
había producido una movilización popular a gran escala que desbordaba el marco
institucional existente. Las consecuencias de este proceso eran evidentes y
alarmantes para los líderes políticos de ambos bandos. La disciplina social parecía
estar en peligro de disolverse y las persecuciones contra los realistas o los
patriotas, los peninsulares o los criollos, corrían el riesgo de convertirse en una
guerra caótica entre los pobres y los ricos.
Incluso los líderes más prudentes de los realistas y los patriotas se veían
obligados a tomar un camino que les causaba una gran preocupación. Tenían que
formar ejércitos cada vez más numerosos, reclutando soldados entre la plebe y las
castas, mientras que las clases altas solo proporcionaban los cuadros de oficiales.
También tenían que mantener a los soldados satisfechos, lo que implicaba una
mayor tolerancia hacia el ascenso. Además, tenían que proporcionar recursos a los
soldados, lo que implicaba una interacción entre la política y la economía. Todo
esto resultó en una destrucción masiva de riqueza, tanto en términos de riqueza
metálica acumulada por las élites urbanas, iglesias y conventos, como en términos
de frutos y ganados que fueron consumidos sin control por la guerra.
En este texto, se menciona que los cambios económicos se suman a otros en una
economía que ha experimentado la libertad de comercio. En lugares como Buenos
Aires, Venezuela, Santiago de Chile y Nueva Granada, el libre comercio ha llevado

105
a una conquista vertiginosa de las estructuras mercantiles por parte de
comerciantes ingleses emprendedores. Esto ha llevado a una disminución de los
precios y a la ruina de las artesanías en muchas regiones.
Además, la lucha contra los peninsulares (españoles de España) ha llevado a la
proscripción de una parte importante de las clases altas coloniales. Incluso en
Buenos Aires, los peninsulares tienen prohibido el comercio minorista desde 1813,
aunque aún contribuyen económicamente a la causa revolucionaria. Esta situación
ha transformado la imagen que la sociedad hispanoamericana tiene de sí misma.
La represión y la guerra a muerte han afectado tanto a los revolucionarios como
a los realistas. La plebe y las castas tienen un papel importante en la victoria, lo
que ha llevado a la ruina de las clases altas y a la transformación del orden social
prerrevolucionario. La guerra continúa y el aumento de la severidad de los agentes
de la restauración ha generado más adversarios.
La guerra ahora adquiere un nuevo carácter, ya que la metrópoli dirige los
esfuerzos de supresión total del movimiento revolucionario. Esto causa tensiones
entre los realistas, tanto metropolitanos como criollos. Sin embargo, la posibilidad
de nuevos apoyos metropolitanos asegura el sustento continuo para la causa del
rey.
En resumen, los cambios económicos, la lucha contra los peninsulares y la
transformación de la guerra civil en guerra colonial han llevado a una
reconfiguración de la sociedad hispanoamericana y a una continuación de la guerra
entre los revolucionarios y los realistas.
En este texto se plantea la pregunta de si la revolución hispanoamericana, al
borde de la extinción, podría lograr lo que no había logrado en su apogeo, contra
un enemigo acorralado. Se menciona que la figura de los organizadores de la
victoria es clave para comprender el éxito de la revolución.

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Además, se menciona que entre la primera y la segunda etapa de la revolución,
se produjo la restauración en España y en Europa. Esto generó tanto peligros como
nuevas posibilidades para la revolución hispanoamericana. El gobierno británico y
Estados Unidos brindaron apoyo, aunque no de manera abierta, en términos de
voluntarios, armas y recursos.
Se destaca que la restauración absolutista española enfrentaba problemas
internos y dificultades económicas, lo que dificultaba una reconquista constante de
las colonias sublevadas. Además, los líderes de la España restaurada subestimaron
las dificultades de la tarea que emprendieron
La España absolutista solo presidió la etapa inicial del colapso de la causa
española en América. La revolución liberal de 1820 creó una nueva situación, pero
sus métodos de cambio resultaron arriesgados cuando la revolución ya estaba en
marcha. Los adversarios locales de la revolución no aceptaron convertirse en
víctimas para la reconciliación entre la metrópoli y los insurgentes.
En resumen, se plantea la incertidumbre sobre si la revolución hispanoamericana
podría lograr la victoria contra un enemigo debilitado. Se mencionan los desafíos y
las oportunidades que surgieron durante la restauración y la revolución liberal en
España, así como la resistencia de los adversarios locales a aceptar la
reconciliación.
La restauración del absolutismo en 1823 llegó demasiado tarde para influir en
los nuevos equilibrios locales que estaban preparando el desenlace de la guerra de
Independencia en Hispanoamérica. Esta restauración debilitó aún más la influencia
de la metrópoli en la lucha hispanoamericana.
La restauración del absolutismo español fue resultado de una victoria
diplomática de Francia sobre Inglaterra, pero no se derivaron todas las
consecuencias que se esperaban. Esto llevó a un cambio en la neutralidad británica
a favor de la revolución hispanoamericana. Por otro lado, Estados Unidos, después

107
de adquirir la Florida española en 1822, se alineó con la política británica y declaró
su oposición a cualquier intento de reconquista de Hispanoamérica por parte de las
potencias europeas.
En ese momento, la guerra de Independencia estaba cerca de su final exitoso,
con solo algunas regiones aún leales al rey. El avance de la revolución fue liderado
por José de San Martín y Simón Bolívar. San Martín, de origen español y criollo,
había tenido una carrera militar en la que adquirió experiencia durante la guerra de
Independencia española. Regresó a Buenos Aires en 1812 y organizó el cuerpo de
Granaderos a Caballo, que se destacó por su disciplina y preparación estratégica.
San Martín obtuvo algunas victorias, pero también sufrió derrotas en el ejército del
Norte.
En resumen, la restauración del absolutismo español llegó tarde y no pudo
cambiar el curso de la guerra de Independencia en Hispanoamérica. La neutralidad
británica se inclinó a favor de la revolución, mientras que Estados Unidos se opuso
a cualquier intento de reconquista europea. José de San Martín desempeñó un
papel importante en el avance de la revolución hispanoamericana.
En este texto se menciona que Buenos Aires y el gobierno de la intendencia de
Cuyo, en la base de los Andes, desempeñaron un papel importante en la estrategia
de San Martín para derrotar a los realistas en Perú. La caída de la primera
revolución chilena transformó a Mendoza en un refugio y consolidó la preferencia
de San Martín por atacar a través de Chile y el mar hasta Lima.
San Martín contó con el apoyo del gobierno de Buenos Aires y del sector
chileno liderado por O'Higgins. Ambos líderes compartían una formación militar
basada en la seriedad y la disciplina de la España resurgente del siglo XVIII. San
Martín evitó integrar a los Carrera, quienes tenían una política más ambiciosa y
subversiva, entre sus seguidores chilenos.

108
El gobierno de Buenos Aires, después de superar la crisis de 1815, mantuvo la
unidad de las tierras rioplatenses gracias a una alianza con Tucumán y Cuyo. Sin
embargo, el poder efectivo se estaba descentralizando hacia grupos locales
conservadores, lo que reflejaba una adaptación al nuevo orden económico y a la
coyuntura internacional. El régimen de Pueyrredón enfrentó la disidencia artiguista
en el litoral y utilizó la intervención portuguesa en la Banda Oriental para debilitar
a Artigas. A pesar de sus esfuerzos, el régimen mostró signos de descomposición y
fue derrocado.
San Martín pudo contar con el apoyo de las provincias del Río de la Plata, pero
fue la provincia de Cuyo la que desempeñó un papel crucial en la preparación del
ejército. En 1817, el ejército cruzó la cordillera y logró importantes victorias en
Chacabuco y Maipú, lo que permitió el establecimiento de la república chilena bajo
el liderazgo de O'Higgins.
En resumen, Buenos Aires y el gobierno de Cuyo brindaron apoyo a San Martín
en su estrategia para derrotar a los realistas en Perú. El gobierno de Buenos Aires
enfrentó desafíos internos y utilizó estrategias políticas controvertidas, mientras
que San Martín contó con el apoyo de O'Higgins y la provincia de Cuyo en su
avance hacia Chile.
.La reconquista de Chile fue el primer paso en el avance hacia Lima, pero esta
etapa era aún más difícil. San Martín planeaba utilizar su fuerza como un elemento
de disolución del orden realista en Perú, aprovechando las molestias y el
descontento causados por la guerra y el bloqueo. También buscaba ganar el apoyo
de la aristocracia peruana al presentar la victoria patriota como una forma de poner
fin a la agitación indígena.
Las primeras etapas de la conquista fueron exitosas, con el levantamiento de
Guayaquil y la toma de Trujillo y gran parte del norte peruano. En el sur, la
campaña en la sierra agitó la retaguardia de Lima. En 1821, el general realista La

109
Serna derrocó al virrey Pezuela y comenzó conversaciones con San Martín para la
creación de un Perú independiente y monárquico. Aunque el proyecto fue
rechazado por los ejércitos realistas, estos se debilitaron con la inacción y el
desgaste, lo que permitió a los patriotas ingresar a la capital peruana en julio de ese
año.
Se creó un gobierno independiente en Perú, con San Martín como protector. Sin
embargo, el nuevo estado peruano fue extremadamente conservador, reflejando las
ideas de San Martín y buscando el apoyo de la aristocracia limeña. Aunque los
realistas aún controlaban El Callao, el líder naval Lord Cochrane se había alejado
en busca de nuevas aventuras. La campaña en la sierra fue desgastando tanto para
los libertadores como para los realistas, y la empresa peruana aún no tenía un final
visible en 1822, a menos que se recibieron nuevos apoyos externos.
En este texto se menciona a Simón Bolívar y su papel en la guerra de
independencia en el norte de Sudamérica. Bolívar provenía de una familia
aristocrática en Caracas y mostró una gran precocidad e ingenio desde temprana
edad. A los 21 años, ya había tenido experiencias tumultuosas en la vida cortesana
en Madrid y había recibido una sólida educación de figuras como Simón
Rodríguez y Andrés Bello.
Bolívar también vivió de cerca las etapas iniciales del ascenso napoleónico en
Madrid, París e Italia, lo que le permitió adquirir una comprensión profunda de las
realidades postrevolucionarias. Experimentó la crisis del Antiguo Régimen y la
evolución autoritaria y militar de la Francia republicana. Estas experiencias
moldearon su visión de la futura revolución hispanoamericana.
Bolívar creía en la república, pero entendía que esta república sería autoritaria,
aunque guiada por la virtud. Consideraba que la conciencia revolucionariamente
virtuosa de los gobernantes republicanos aseguraría la libertad en la nueva
Hispanoamérica. Sin embargo, críticos contemporáneos y posteriores

110
argumentaron que la revolución de Bolívar no era lo suficientemente liberal y no
estaba lo bastante comprometida con la construcción de un orden liberal en medio
de la guerra.
En resumen, Simón Bolívar desempeñó un papel importante en la guerra de
independencia en el norte de Sudamérica. Su visión de una república autoritaria
guiada por la virtud generó debate y críticas, pero su influencia en la formación de
la nueva Hispanoamérica fue significativa.
En este texto se habla de la diferencia entre la revolución del Norte y las del Sur
durante la guerra de independencia en Sudamérica. Se menciona que el liberalismo
al que se oponía el autoritarismo de Bolívar también tenía raíces en una tradición
prerrevolucionaria, que incluía la fe en el orden legal y en un gobierno impersonal
representado por una élite de funcionarios y magistrados.
Sin embargo, estas ideas liberales encontraron más resistencia en las oligarquías
urbanas del Norte, especialmente en Caracas, Santiago, Lima y Bogotá, que
lograron mantener su influencia política a lo largo de la revolución. En cambio, la
revolución venezolana tuvo que cortar sus lazos con los mantuanos de Caracas y
apoyarse en una plebe organizada militarmente. Bolívar encontró su base de poder
en Venezuela, especialmente entre los jefes guerrilleros transformados en
generales, a los que perdonó todas las infidelidades.
Bolívar sacrificó su fortuna privada y se convirtió en el único líder de
dimensiones nacionales en Venezuela. En su incursión de 1816, prometió la
liberación de los esclavos, lo que fue crucial para obtener apoyo en la costa
venezolana. La alianza con Páez, un jefe guerrillero de los Llanos, fue clave para la
victoria, pero provocó la ruptura con los caudillos revolucionarios del este costeño
y la ejecución de Piar por orden de Bolívar.
Bolívar cruzó los Andes con cerca de tres mil hombres y logró la victoria en la
batalla de Boyacá, lo que le dio el control de Bogotá y del norte y centro de Nueva

111
Granada. El Congreso de Angostura estableció las primeras instituciones
provisionales de la república de Colombia, que abarcaba los territorios de Nueva
Granada, Venezuela y Quito. Bolívar veía a Colombia como la nación que debía
dirigir el resto de América del Sur mediante alianzas.
En resumen, la revolución del Norte liderada por Bolívar tuvo características
distintas a las del Sur. Bolívar encontró apoyo entre los jefes guerrilleros y la plebe
militarizada en Venezuela, y su visión de una república autoritaria guiada por la
virtud chocaba con el ideal liberal de otros líderes revolucionarios. A pesar de las
diferencias, Bolívar logró importantes victorias y estableció la república de
Colombia.
En este texto se menciona el desarrollo de la revolución en Venezuela y la
organización política de la nueva república de Colombia. En Venezuela, Bolívar
tuvo que esforzarse por mantener la cohesión de las fuerzas patriotas en medio de
las consecuencias de la revolución liberal española. En 1821, la victoria de
Carabobo permitió a Bolívar entrar a una Caracas desierta, mientras que Sucre
liberaba Quito desde Guayaquil. Bolívar también redujo la resistencia realista en
Pasto. Con Colombia libre de amenazas, Bolívar se preparaba para acciones contra
el núcleo realista en Perú.
Mientras la guerra continuaba, se avanzaba en la organización política de la
república. El Congreso de Cúcuta estableció una constitución más centralista en
1821, en la que se perdía la individualidad de Venezuela, Nueva Granada y Quito,
y los departamentos eran gobernados por funcionarios desde Bogotá. Sin embargo,
la tarea de organizar el nuevo estado resultó difícil, debido a la resistencia de la
Iglesia y de los grupos favorecidos por el viejo orden.
Las tensiones surgidas por este estilo de gobierno se manifestaron en tendencias
localistas y en la apelación a Bolívar. La autoridad del gobierno de Bogotá sobre
Venezuela era limitada, y Páez se convirtió en el árbitro de la situación local. En

112
Nueva Granada también surgieron resistencias, especialmente en la capital, donde
Colombia era vista como una continuación agravada de las Provincias Unidas de
Nueva Granada.
El presidente Santander y el veterano Narino representaban posiciones opuestas
en Bogotá, y la presencia de Bolívar marcaba el orden político colombiano como
provisional. Los líderes venezolanos veían a Bolívar como intermediario frente al
gobierno de Bogotá, y los opositores neogranadinos esperaban una rectificación
cuando Bolívar ejerciera su autoridad presidencial. Esto llevaba a la percepción de
que la república de Colombia tendría un desenlace autoritario en el que los
militares venezolanos inquietos y la oposición conservadora se unirían bajo el
liderazgo de Bolívar.
En este texto se menciona que, antes de que se produjera el desenlace de la
revolución, Bolívar ejercía autoridad militar directa sobre zonas enteras de la
república, como el sur de Nueva Granada y la antigua presidencia de Quito.
Además, Bolívar recibió un pedido de apoyo de San Martín, lo que llevó a una
entrevista entre ambos en Guayaquil en 1822. Durante esta reunión, San Martín
anunció su retiro de Perú y manifestó su disposición a seguir luchando bajo el
mando de Bolívar. Esto marcó un cambio importante en la relación de fuerzas, ya
que Bolívar tenía el respaldo de un estado organizado.
Sin embargo, Bolívar tenía razones para no correr en auxilio de Perú de
inmediato. La región de Pasto se alzó nuevamente y requirió una pacificación
costosa y sangrienta. Solo después de esto, Bolívar pudo dirigirse a Perú a
mediados de 1823. Allí encontró una situación en la que la revolución estaba en
declive. La constituyente de 1822 había aceptado la dimisión de San Martín y lo
había reemplazado por un débil triunvirato. En diciembre de ese año, Perú se
declaró una república y repudió las negociaciones para buscar un rey para el país.
La gestión de la guerra no mostraba la misma energía y en febrero de 1823, el

113
congreso derrocó al presidente José de la Riva Agüero. El congreso designó al
marqués de Torre Tagle como presidente y solicitó la presencia de Bolívar en Perú.
Bolívar llegó a Lima y recibió poderes militares y civiles hasta el fin de la
guerra. Sin embargo, la situación en Perú era grave. Riva Agüero trató tanto con
Bolívar como con los realistas, proponiendo un Perú independiente bajo un rey de
la casa de los Borbones de España. Riva Agüero fue arrestado y deportado cuando
se revelaron sus negociaciones. Torre Tagle, encargado de entablar negociaciones
con los realistas para un armisticio, también entabló negociaciones por su cuenta
con objetivos similares a los de Riva Agüero. En 1824, después de una serie de
derrotas y el motín de la guarnición argentina en El Callao, Torre Tagle pasó al
bando realista. Solo las victorias militares logradas gracias a los recursos del Norte
permitieron a Bolívar sobrevivir. En agosto de 1824, la victoria de Junín le abrió el
acceso a la sierra y en diciembre de ese año, en Ayacucho, Sucre venció al virrey
La Serna y lo tomó prisionero. Esto puso fin a la resistencia realista en Perú,
excepto en El Callao, que fue tomado en 1826.
En el Alto Perú, Olañeta continuó la lucha durante unos meses, pero en 1825,
Sucre venció las últimas resistencias y patrocinó la creación de una república que
llevaría el nombre de Bolívar. De esta manera, el Alto Perú evitó la unión con el
Río de la Plata y la integración con Perú.
En este texto se menciona el desenlace de la revolución en Sudamérica y se
destaca la diferencia entre la revolución en México y en el resto de Sudamérica.
Mientras en el Sur la iniciativa revolucionaria correspondió a las élites urbanas
criollas, en México la revolución comenzó como una protesta mestiza e indígena.
En 1810, el cura Miguel Hidalgo lideró la revolución en México, proclamando
la independencia, el rey, la religión y la Virgen de Guadalupe. Las fuerzas
revolucionarias tomaron ciudades como Guanajuato, Querétaro, San Luis Potosí y
Guadalajara, pero fueron derrotadas en Monte de las Cruces por el general Trujillo.

114
A pesar de la posibilidad de conquistar la ciudad de México, Hidalgo decidió
retirarse para reorganizar sus fuerzas, lo que resultó fatal para su movimiento. La
revolución se derrumbó y Hidalgo fue capturado y ejecutado.
José María Morelos se convirtió en el nuevo líder revolucionario en México y
ganó predominio sobre otros grupos sobrevivientes. Organizó fuerzas mejor
disciplinadas y convocó un congreso en Chilpancingo. Sin embargo, la unión de
peninsulares y criollos en defensa del orden establecido fue más factible que la
revolución propuesta por Morelos. Finalmente, Morelos también fue vencido y
ejecutado en 1815.
A pesar de esto, algunos focos de revolución continuaron, como la resistencia de
Vicente Guerrero en el Sur y de Guadalupe Victoria en Veracruz. La
independencia de México se desencadenó debido a la revolución liberal en España.
En este texto se menciona que la guerra de Independencia en México abrió las
filas del ejército a criollos en proporción antes desconocida. Esto creó un partido
local más hostil a la revolución que adicto a la metrópoli. Los peninsulares, por su
parte, tenían mayor influencia en México que en otras regiones de las colonias
españolas. Parecía inconcebible que cualquier cambio político afectara seriamente
a los dominadores del comercio mexicano.
La situación política en España, con el vuelco liberal y la lucha contra las
revoluciones hispanoamericanas, llevó a la jerarquía eclesiástica a aliarse con el
orden realista en México. Tanto Hidalgo como Morelos, líderes revolucionarios en
México, amenazaban la estructura eclesiástica y la riqueza de las congregaciones
religiosas. Además, España mostraba inclinaciones peligrosas de buscar un arreglo
con las revoluciones hispanoamericanas, lo que generaba desconfianza entre los
defensores mexicanos de la causa del rey.
En este contexto, Agustín Iturbide, un oficial criollo que había ganado
reconocimiento en la lucha contra Morelos, se pronunció y pactó con Guerrero el

115
plan de Iguala. Este plan consagraba la independencia, la unidad en la fe católica y
la igualdad para los peninsulares respecto a los criollos. También preveía la
creación de un México independiente gobernado por un infante español, cuya
elección se dejaba en manos de Fernando VII. Iturbide recibió adhesiones en todo
el país y entró triunfante en la capital.
Aunque Fernando VII se negaba a designar un soberano para su propio reino
rebelado, la independencia de México encontró apoyo en la Capitanía General de
Guatemala. La fortaleza de San Juan de Ulúa en Veracruz era la única que seguía
fiel al rey de España.
En este texto se menciona que la guerra de Independencia en Hispanoamérica y
en Brasil dejó una América muy diferente a la que se esperaba. Mientras que en
Hispanoamérica la guerra transformó el rumbo de la revolución y amplió sus bases,
en Brasil la independencia se logró sin una lucha significativa. A pesar de las
diferencias entre Brasil y Hispanoamérica, ambos enfrentaron problemas
esenciales similares en sus estados independientes.
En Brasil, la relación con Portugal había sido diferente a la de España con sus
colonias. Portugal había renunciado a su función de metrópoli económica y las
tierras americanas se habían integrado en la órbita británica. La independencia de
Brasil trajo cambios en el ordenamiento mercantil, favoreciendo a Gran Bretaña en
términos de tasas aduaneras y jurisdicción comercial.
A pesar de algunas tensiones, Brasil se alineó con Inglaterra y mantuvo una
relación frágil con su metrópoli política. La corte portuguesa vaciló en regresar a
Portugal y la independencia de Brasil se aceleró con la difusión de tendencias
republicanas y la tendencia de las cortes liberales portuguesas a mantener una
situación colonial.
La independencia de Brasil fue proclamada por el regente don Pedro en 1822 y
fue reconocida por la corte de Lisboa en 1825. El imperio de Brasil fue visto como

116
un modelo para América española y se consideró que su corona imperial era el
fundamento de la unidad política.
A pesar de la independencia, Brasil enfrentó conflictos internos, como la
confederación republicana en el Norte y la guerra en la Banda Oriental. El imperio
brasileño se estableció como liberal y parlamentario, pero las tensiones internas
aseguraron una existencia llena de tormentas.
En resumen, la independencia en Brasil y Hispanoamérica tuvo diferentes
circunstancias y consecuencias, pero ambos enfrentaron desafíos en la búsqueda de
un nuevo equilibrio interno en el contexto de cambios en las relaciones con el
mundo tras la independencia.
● Goldman Noemí crisis imperial Revolución y guerra 1806 1820 en
goldman 9000 nueva historia Argentina tomo tres Revolución República
confederación 1806 1852 Buenos Aires sudamericana 2000 páginas 21 a
70(Drive)
1. Ambigüedad en la independencia: Se ha reevaluado la relación
entre el proceso de independencia y la formación de la nación,
revelando la ambigüedad en el sentimiento público durante los inicios
de la revolución.
2. Soberanías emergentes: En el inicio del proceso emancipador, se
buscaba establecer una autoridad legítima en reemplazo del monarca
cautivo, llevando a la emergencia de distintas soberanías en el Río de
la Plata, reflejando la situación en otras posesiones hispanas
3. Impacto de eventos históricos: La reformulación del Pacto Colonial
por los Borbones y los sucesos peninsulares de 1808 y 1810, junto con
las invasiones inglesas de 1806-1807, influenciaron el desarrollo
político en la región

117
4. Militarización y nueva identidad: Las invasiones inglesas dieron
origen a la milicia urbana como un nuevo actor político
independiente. La militarización completa ocurrió tras la caducidad
del rey español, y las expresiones de sentimiento público revelaron
diversas identidades como español-americano, reoplatense, o porteño.
5. Diferenciación regional: Durante la crisis del Antiguo Orden, se
evidenció la posibilidad de identificarse como español-americano,
reoplatense, porteño, etc. Esto se vincula con la emergencia de una
identidad nacional en el siglo XIX.
6. Desafíos de la revolución (1810-1820): La guerra de independencia
planteó la tarea primordial de los gobiernos centrales y
simultáneamente abordó la cuestión de las bases sociales y políticas
del nuevo poder. Se destacó la oposición entre la tendencia centralista
de Buenos Aires y las aspiraciones de autogobierno de otras ciudades.
7. Reevaluación de la independencia y formación de la nación: En los
últimos años, se ha reevaluado la relación entre el proceso de
independencia y la formación de la nación. Esto se debe a nuevos
indicios que muestran la ambigüedad del sentimiento público durante
los inicios de la revolución.
8. Establecimiento de una nueva autoridad: Al principio del proceso
emancipador, el objetivo era establecer una nueva autoridad que
pudiera reemplazar al monarca cautivo. Esto se aplicaba
especialmente al Río de la Plata, que compartía con otras posesiones
hispanas la emergencia de soberanías distintas que correspondían a las
ciudades

118
9. Emergencia de una soberanía nacional: Paralelamente, surgía el
principio de una soberanía nacional de los gobiernos centrales y las
primeras asambleas constituyentes.
10. Reformulación del Pacto Colonial: Para comprender este proceso,
es crucial considerar la reformulación del Pacto Colonial propuesta
por los Borbones y el impacto de los sucesos peninsulares de 1808 y
1810 en el mundo hispánico.
11.Invasiones inglesas y creación de la milicia urbana: Entre 1806 y
1807, las invasiones inglesas sacudieron Buenos Aires, lo que resultó
en la creación de un nuevo actor político independiente del sistema
colonial, la milicia urbana. Sin embargo, la militarización solo pudo
ser plenamente utilizada a nivel local cuando el rey español fue
depuesto.
12.Diferentes expresiones de sentimiento público: Durante la crisis del
Antiguo Orden y el inicio de la Revolución de Mayo de 1810,
surgieron diferentes expresiones de sentimiento público. Estas
revelaron que se podía ser español-americano frente a lo español-
peninsular, reoplatense frente a lo peruano o porteño frente a lo
cordobés.
13.Diferenciación de los americanos respecto a los europeos: A fines
del siglo XVIII, existían elementos que diferenciaban a los
americanos de los europeos. Estos a menudo tenían un origen distinto
a aquellos que se vincularon con la emergencia de una identidad
nacional durante el siglo XIX.
14.Desafíos de la revolución: Entre 1810 y 1820, la revolución enfrentó
dos grandes desafíos. Una vez iniciada la guerra de independencia, se
convirtió en tarea primordial de los gobiernos centrales establecer las

119
bases sociales y políticas del nuevo poder. Además, la revolución se
desarrolló sobre el tema de la oposición entre la tendencia centralista
de Buenos Aires y las tendencias al autogobierno de las demás
ciudades.

Durante el período de 1810 a 1820, la Revolución enfrentó dos grandes cuestiones:


la Guerra de la Independencia y la definición de las bases sociales y políticas del
nuevo poder. Por un lado, los gobiernos centrales se centraron en la lucha por la
independencia, mientras que, por otro lado, surgieron tensiones entre la tendencia
centralista de Buenos Aires y las aspiraciones de autogobierno de otras ciudades.
Los gobiernos revolucionarios que surgieron en esos años fueron soluciones
temporales hasta la formación de una Asamblea Constituyente que estableciera un
nuevo Estado. Sin embargo, desde temprano, Buenos Aires mostró una tendencia
hacia la formación de un Estado unitario, mientras que otras ciudades oscilaron
entre la autonomía, la unión de los gobiernos centrales y las propuestas
confederadas de Artigas. La cuestión de la soberanía también estuvo relacionada
con la forma de gobierno que adoptarían los pueblos del ex-virreinato una vez que
declararan su independencia en 1816. Además, se destacó el inicio de prácticas
representativas en la vida política, aunque aún limitadas a los ciudadanos con la
antigua tradición hispánica.
Desafíos de la Revolución (1810-1820): La Revolución enfrentó dos cuestiones
entrelazadas: la Guerra de Independencia, tarea primordial para los gobiernos
centrales, y la problemática de las bases sociales y políticas del nuevo poder.
Tendencia centralista de Buenos Aires:* Surgió una tendencia unitaria en Buenos
Aires, marcando la oposición con las aspiraciones de autogobierno de otras
ciudades. Los gobiernos revolucionarios fueron soluciones temporales hasta la
convocatoria de la Asamblea Constituyente.

120
Diversidad en los pueblos:Las ciudades oscilaron entre autonomía, unión de
gobiernos centrales y propuestas confederadas de Artigas, influyendo en la
formación del Estado.
Cuestión de soberanía post-independencia (1816): La declaración de
independencia en 1816 planteó la cuestión de la soberanía, relacionada con la
forma de gobierno a adoptar en el ex-virreinato.
Prácticas representativas: En los inicios de la Revolución, las prácticas
representativas estaban limitadas a la ciudad y restringidas a vecinos de la tradición
hispánica, marcando otro rasgo sustancial en la vida política.
LA CRISIS DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA
En la segunda mitad del siglo XVIII, España llevó a cabo una reorganización en
sus relaciones con sus colonias americanas. Bajo el reinado de Carlos III, se
implementó una reforma administrativa para sanear las finanzas del reino y evitar
la marginación de España en el sistema europeo. Esto implicó el fortalecimiento de
las economías coloniales, con el objetivo de aumentar los recursos y el poder del
virrey. Estas reformas tuvieron varias motivaciones, como contrarrestar el poderío
naval y comercial de Gran Bretaña y establecer una única soberanía bajo el
monarca absoluto. En el Río de la Plata, se adoptó el régimen francés de
intendentes para lograr una mayor supervisión real y una combinación de
administración local y autoridad central. La creación de las intendencias en 1782-
83 permitió una mejor integración territorial y administrativa en el Virreinato del
Río de la Plata, con Buenos Aires como su capital.
Reformas Borbónicas en el Río de la Plata (segunda mitad del siglo XVIII):
Contexto y motivaciones: Carlos III lideró una reorganización profunda en las
relaciones con las colonias americanas, buscando sanear las finanzas y
contrarrestar la creciente influencia británica. La necesidad de consolidar la
soberanía regia y uniformizar la monarquía española también impulsó las reformas.

121
Impacto en el Río de la Plata: La política reformista adoptó el régimen francés de
intendentes en el Virreinato del Río de la Plata. La ordenanza de intendentes de
1782-83 dividió el territorio en unidades políticas con mayor supervisión real,
culminando en la integración jurisdiccional y administrativa de las provincias.
Organización territorial: La creación del Virreinato en 1776 consolidó a Buenos
Aires como la capital de un extenso territorio que abarcaba varias provincias,
superando las distancias que dificultaban la supervisión gubernamental. Se
incluyeron provincias como Buenos Aires, Paraguay, Tucumán, Potosí, Santa Cruz
de las Sierras, Charcas, y territorios antes bajo la Capitanía General de Chile.
Expulsión de los jesuitas y regalismo: Las reformas también incluyeron la
expulsión de los jesuitas en 1767 y el control estatal sobre la Iglesia, acentuando el
regalismo con la firma del Concordato de 1756.
En resumen, las reformas Borbónicas impactaron en el Río de la Plata mediante la
instauración del régimen de intendentes, la reorganización territorial y la
consolidación del control central en un intento de fortalecer el dominio español en
la región.
En la segunda mitad del siglo XVIII, España llevó a cabo una reorganización en
sus relaciones con sus colonias americanas, especialmente en el Virreinato del Río
de la Plata. Bajo el reinado de Carlos III, se implementó el sistema de intendencias,
que dividió el virreinato en ocho unidades políticas. La Intendencia de Buenos
Aires fue la más importante y tenía una jerarquía superior, mientras que las demás
intendencias tenían un estatus provincial. Estas reformas tuvieron como objetivo
fortalecer el poderío militar de las colonias y contrarrestar las amenazas de
Inglaterra y Portugal en la región.
En términos económicos, se buscó promover el comercio y el desarrollo de las
colonias. Buenos Aires se convirtió en el centro comercial más importante, con
medidas que permitieron su integración en los mercados del interior y el Alto Perú.

122
Se estableció una aduana y se incentivó el comercio interno y el intercambio
directo con España. Sin embargo, a largo plazo, el sistema financiero de las
intendencias no logró generar los ingresos esperados y decepcionó las expectativas
de la Corona.
Estas reformas también tuvieron implicaciones políticas y sociales. La intención de
la Corona era desplazar a las élites criollas locales del control de la administración,
lo que generó tensiones entre el poder de la Corona y las realidades locales.
Aunque hubo una integración de criollos y peninsulares en algunos cargos
administrativos, la mayoría de los cargos de alto nivel fueron ocupados por
españoles. A pesar de esto, se observó una integración entre criollos y peninsulares
a través de linajes, lo que permitió a los criollos obtener cierto poder y a los
peninsulares acceder a recursos económicos.
Las reformas implementadas por los borbones en América generaron reacciones
entre los Criollos debido a la forma que se reformulaban las relaciones Entre la
metrópolis y sus colonias. En América, existía una tradición de autogobierno
basada en la legislación Indiana, que consideraba Los Americanos como
integrantes de reinos dependientes de la corona de Castilla. Sin embargo, la
política uniformadora de los borbones buscó eliminar los privilegios y gobiernos
locales, considerando el poder de la corona como absoluto e ilimitado. Esto generó
descontento en la sociedad colonial.
Sin embargo, el descontento criollo no fue el único factor que llevó a las
independencias de las colonias. También influyeron el colapso de los imperios
ibéricos, la presión creciente de Inglaterra a lo largo del siglo XVIII y los
resentimientos y descontentos en todas las capas sociales Hacia El dominio
colonial. Estos factores, junto con la incapacidad de la metrópoli para enfrentar el
desafío de las campañas napoleónicas, llevaron a la independencia de las colonias.

123
En España, los sucesos de 1810 fueron fundamentales para los territorios
americanos. La abdicación de 1808 y la llegada de José al Trono español generaron
levantamiento contra los franceses tanto en España como en América. Surgieron
juntas insurreccionales el nombre de la fidelidad a Fernando VII.El problema de
quién gobernaba y el nombre de quién se convirtió en el centro de la escena
política en España y América. La suprema junta central gubernativa del reino se
constituyó en 1808, pero su legitimidad fue cuestionada y transmitió sus
prerrogativas a un consejo de regencia en 1810.
En América, las colonias reconocieron a la junta central, pero su legitimidad fue
precaria. Surgió el debate sobre la convocatoria corta generales y la incorporación
de representantes americanos. Se emitió un decreto en enero de 1809 llamado Los
Americanos a elegir vocales para la junta central, pero la representación fue
desigual, con lo con nueve diputados para América y 36 para la península. Esto
generó ambivaleras reacciones en América.
En Montevideo como el gobernador Elio estableció una junta gubernativa propia
en nombre de Fernando séptimo punto en Buenos Aires, se intentó de poner al
virrey linier para establecer una junta encabezada por Martín de alza. Estos
incidentes como junto con la ruptura de la unidad Española y el malestar creciente
en América llevaron a que solo algunas regiones aceptaran al nuevo gobierno
peninsular representado por el consejo de regencia. En Buenos Aires, se formó una
junta con el nombre de Fernando vii y se inició un gobierno propio.
En resumen, las reformas borbónicas generaron Reacciones entre los Criollos en
América, pero la independencia de las colonias fue resultado de una combinación
de factores, incluyendo el colapso de los imperios ibéricos, la presión de Inglaterra
y los descontentos de la sociedad colonial. Los sucesos políticos en España y
América entre 1808 y 1810 fueron fundamentales para el proceso de
independencia.

124
LAS INVASIONES INGLESAS Y LA MILITARIZACIÓN DE BUENOS
AIRES
Las invasiones inglesas en el Río de la Plata en 1806 y 1807 jugaron un papel
crucial en el desencadenamiento de la crisis política que llevó a la Revolución.
Estas invasiones revelaron la fragilidad del orden colonial en la región, tanto por la
sumisión de las autoridades locales frente a los ingleses como por la falta de un
ejército y milicias eficientes para la defensa.
La primera expedición inglesa desembarcó en Buenos Aires en junio de 1806, con
el objetivo de asegurar una base militar y golpear a España en una de sus
posesiones ultramarinas consideradas débiles. Los líderes británicos, Home
Popham y William Carr Beresford, esperaban contar con el apoyo de los criollos, a
quienes prometían independencia y eliminación de las restricciones al comercio.
Sin embargo, a pesar de la falta de resistencia por parte de las autoridades
españolas, las esperanzas británicas fueron frustradas. Los criollos, a pesar de sus
rivalidades con los españoles, no estaban dispuestos a aceptar una nueva
dominación. Además, los líderes británicos actuaron más como conquistadores del
territorio que como libertadores, llegando incluso a exigir el juramento de fidelidad
al rey inglés Jorge III.
Ante la invasión, el virrey Sobremonte decidió retirarse al interior llevando
consigo las Cajas Reales. Esta decisión no fue improvisada, ya que un año antes se
había dispuesto que en caso de invasión, esa sería la mejor manera de proteger los
intereses del Virreinato y preparar una reconquista. Sin embargo, las promesas de
las autoridades españolas no se cumplieron, ya que no se retiraron las fuerzas
existentes ni se protegieron las Cajas del Virreinato. Los depósitos militares
cayeron en manos de los ingleses y el tesoro real se perdió en Luján. Esta conducta
del virrey generó una profunda crisis de autoridad en el Virreinato, y el 14 de
agosto de 1806 se convocó a un Cabildo Abierto que, bajo presión popular, exigió

125
la delegación del mando militar en Liniers y la entrega de los asuntos de gobierno
y hacienda al presidente de la Audiencia.
Estos sucesos marcaron un punto de inflexión en la historia del Río de la Plata y
contribuyeron al despertar del sentimiento de independencia en la región.
Durante las invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807, las autoridades
locales tomaron la iniciativa de la defensa. Santiago de liniers, un capital de navío
francés al servicio de España, junto con otros líderes locales como Pascual Ruiz
Huidobro, Juan Martín de Pueyrredón y Martin de Alzaga, organizaron un ejército
de voluntarios que luego luego repeler a Los Invasores.
En febrero de 1807, los ingleses intentaron nuevamente tomar Montevideo, pero
fueron derrotados en Buenos Aires en junio de ese año por las fuerzas criollas
lideradas por Liniers. Este evento marcó un cambio en el balance del poder en
Buenos Aires, ya que el ejército de voluntarios Criollos se convirtió en una fuerza
política y militar significativa.
Las milicias voluntarias,Que incluían el regimiento de patricios y los húsares de
Pueyrredón, reclutaron a miles de hombres locales y se convirtieron en una nueva
base de poder para la élite local. Los oficiales eran elegidos por los propios
milicianos, lo que permitió a los hombres sin fortuna o formación militar avanzar
en sus estatus social.
Además, la creación de las milicias llevó a una redistribución de los recursos del
estado Cómo con un aumento en los gastos locales y un flujo de dinero hacia
Buenos Aires que antes se enviaba a España. Esto benefició a la plebe urbana
criolla, que se unió al ejército como medio de subsistencia y adquirió un nuevo
estatus social.
En resumen, las invasiones inglesas llevaron a la creación de un ejército local que
cambió el equilibrio de poder en Buenos Aires, creando una nueva clase de
oficiales criollos que se convirtieron en actores políticos claves.

126
Deterioro y crisis del sistema institucional colonial (1808-1810)
En los años previos a la revolución de mayo de 1810, la crisis política en España
generó tensiones en la Colonia del Río de la Plata. Tanto Criollos como
peninsulares estaban abiertos a posibles soluciones a la crisis sin estar
completamente alineados con la fidelidad al cautivo ni con las ideas
independentistas.
Durante ese tiempo, Santiago de linier, quien había liderado la defensa contra las
invasiones inglesas, fue nombrado virrey, pero su popularidad con la breve urbana
provocó rivalidades en el Cabildo, quien también buscaba controlar las milicias
locales.
En 1808, la infanta Carlota Joaquina de Borbón llegó al Río de Janeiro huyendo de
la invasión francesa que exigió ser reconocida como regente de los dominios
españoles en América. Aunque Liniers rechazó esta petición, un grupo de Criollos,
conocidos como el partido de la independencia, vio con buenos ojos la protección
de Carlota Joaquina frente a las pretensiones del Cabildo.
El primero de enero de 1809, el Cabildo intentó forzar a renunciar a liniers, pero
las milicias locales, lideradas por Cornelio Saavedra, se opusieron a este
movimiento. Aunque el Cabildo fue derrotado en esta ocasión, los vencedores
reafirmaron su lealtad a la monarquía española.
Las tensiones también se extendieron a la economía, ya que la administración
colonial se vio debilitada por la falta de comunicación con España y las
dificultades financieras. Esto llevó a la tolerancia y eventual legalización del
comercio con navíos neutrales y aliados, lo que generó debates entre los
comerciantes monopolistas españoles y los defensores de los productores locales.
La crisis final del lazo colonial en el río de la plata se produjo en mayo de 1810,
cuando llegaron noticias de una posible derrota total de España a manos de las

127
tropas francesas. Este evento marcó el inicio de la revolución de mayo y el
surgimiento de un nuevo poder militar en la región
LAS FORMAS DE LA IDENTIDAD COLECTIVA: "CIUDAD",
"PUEBLO" Y "NACIÓN"
El nombre Argentina viene de un poema de 1602 de Martín del Barco Centenera.
Sin embargo, el término argentino originalmente se refería al territorio del río de la
plata en general,No específicamente a la nación que conocemos hoy. en la poesía
del siglo 19, argentino se usaba en sentido poético, no en el habla común, y se
refería a los residentes de Buenos Aires y sus alrededores, Incluyendo a los
españoles peninsulares, pero excluyendo a las castas nativas.
Antes de la revolución de mayo en 1810, las identidades de español americano y
argentino surgieron de un sentimiento de regionalismo dentro del Mundo Hispano
y en oposición a lo peruano, debido a las rivalidades entre Lima y Buenos Aires.
Sin embargo, estos términos no reflejaban un sentimiento unificado de
nacionalidad que reemplazará al español.
Después de 1810, se distinguieron tres formas de identidad colectiva: la identidad
americana, la urbana o provincial y la rioplatense o Argentina. La palabra nación
se usaba tanto para referirse a la nación española como la americana, y la expresión
nacional Argentina era desconocida al inicio del movimiento de emancipación.
En resumen, la identidad de Argentina y la nación de una nación Argentina
evolucionaron a lo largo del tiempo y fueron influenciadas por una variedad de
factores políticos, geográficos y culturales.
La declaración de Independencia en 1816 marcó un cambio significativo en la
forma en que se entendía la nación en la región del río de la plata. A partir de este
momento, la nación se relaciona principalmente con el estado, el congreso, la
Constitución y la forma de gobierno. En lugar de referirse a un pasado histórico o
étnico,La nación se tendría como algo formado por la voluntad de sus miembros.

128
Un aspecto clave de esta nueva identidad política fue el papel de las ciudades, o
pueblo, Que fueron convocadas a participar de la primera junta a través de sus
cabildos. estos pueblos, después de la controversilación de la soberanía del
monarca, se convirtieron en soberanías de ciudad y protagonizaron mucho de los
eventos políticos de la década.
Las ciudades tenían un papel particular en el sistema jurídico político colonial, Ya
que se consideraban repúblicas con su propia autoridad, jerarquía y ordenamiento
sociopolítico. Cuando el poder central cayó en 1820, estos pueblos comenzaron a
formar sus propios estados soberanos, conocidos como provincia.
LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 Y LA GUERRA DE LA
INDEPENDENCIA
La legitimidad del nuevo poder surgido tras los eventos de mayo de 1810
inicialmente no fue cuestionada punto con la disolución de las juntas central, el
virrey Cisneros perdió su fuente de legitimidad, lo que llevó a la mayoría de los
participantes del Cabildo abierto a invocar la doctrina de resolución del poder por
parte de los pueblos.
Las nuevas autoridades invitaron a los pueblos del interior a participar en las
primeras Deliberaciones de Buenos Aires, reconociéndolos Como nuevos titulares
legítimos del poder. Sin embargo algunos líderes del nuevo gobierno preferían el
concepto de soberanía popular inspirado en las revoluciones norteamericanas y
francesas, y en la teoría del contrato social de Rousseau.
El secretario de la primera junta, Mariano Moreno, desarrolló la moderna teoría de
la soberanía popular, adaptando los principios del contrato social de Rousseau a la
nueva realidad del río de la plata. Argumentó que los vínculos entre el pueblo y el
rey son distintos a los que unen los hombres entre Sí, y que aunque las relaciones
entre el pueblo y el rey se disuelven, los vínculos que unen a los hombres de
sociedad permanecen.

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Moreno usó la teoría del contrato social para justificar el derecho a la
emancipación. Sin embargo, la afirmación de la existencia de una única soberanía
llevó a un conflicto en las provincias del ex virreinato, entre aquellos que
defendían la creación de un estado unitario y aquellos que defendían la existencia
de múltiples soberanía.
Durante el proceso emancipador en Argentina 1810 y 1820, surgieron dos grandes
cuestiones que afectaron su desarrollo. Por un lado, la guerra de Independencia se
convirtió en la principal tarea de los gobiernos centrales como fusionándose con la
revolución misma. Por otro lado, se generó un conflicto entre la tendencia
centralista de Buenos Aires y las aspiraciones de autogobierno de otras ciudades.
Esta atención entre centralismo y autogobierno fue un factor determinante en el
proceso revolucionario. Para comprenderlo, es necesario analizar las bases sociales
y políticas del nuevo poder, la guerra de Independencia y la cuestión de soberanía.
En cuanto a las influencias intelectuales de la revolución ,ha habido diferentes
interpretaciones. Algunos sostienen que la independencia fue influenciada por la
escolástica española del siglo XVI, específicamente las teorías practicistas de
Francisco Suárez. Otros afirman que se derivó de la filosofía política del siglo
XVIII, especialmente del contrato social de Rousseau.
Sin embargo, es difícil determinar con precisión las fuentes teóricas de los
protagonistas de la Revolución. Sus ideas y aspiraciones autonómicas se
expresaron de diversas formas y podrían haberse inspirado en diferentes corrientes
de pensamiento, como el escolasticismo, el naturalismo germánico o el concepto
de soberanía popular de Rousseau.
Además, los estudios actuales han destacado la importancia de los cambios
internos en el mundo cultural hispánico a fines del siglo 18. En el caso de la cultura
rioplatense, hubo una relación entre la cultura eclesiástica y la cultura ilustrada,

130
que a veces se ha denominado ilustración católica. Esta relación funcionó las
concepciones del teísmo católico y el deidismo predominante en la Ilustración.
Con la revolución de mayo, se difundieron las corrientes de pensamiento derivadas
de la Ilustración racionalista. Muchos líderes políticos de la época, formados en la
dominación del clasismo, vieron en la independencia la oportunidad de poner en
práctica el pensamiento filosófico en su versión republicana.
En resumen, el conflicto entre el centralismo y el autogobierno, así como las
diferentes influencias intelectuales, fueron factores claves en la historia del
desarrollo del proceso emancipador en Argentina.
Guerra y proceso revolucionario (1810-1820)
Durante el proceso emancipador en Argentina, hubo una disputa entre la tendencia
centralista de Buenos Aires y las aspiraciones de autogobierno de otras ciudades.
Los líderes sostenían que una vez constituidos los cuerpos representativos como la
soberanía pasaba de los pueblos a la nación. Sin embargo, esta tendencia
centralista No pudo conciliarse con la fórmula utilizada por la primera junta para
convocar a las provincias y pueblos del virreinato.
Deja de castigarte entre 1810 y 1820, la revolución se enfrentó a dos grandes
cuestiones. Por un lado, la guerra de Independencia se convirtió en una tarea
principal de los gobiernos centrales. Por otro lado, se desarrolló una oposición
entre el centralismo de Buenos Aires y las tendencias al autogobierno de otras
ciudades. Por lo tanto, el proceso revolucionario debe analizarse en relación con
las bases sociales y políticas del nuevo poder, la guerra de Independencia y la
cuestión de la soberanía.
En cuanto a las influencias intelectuales en la revolución, ha habido diferentes
interpretaciones. Algunos sostienen que la independencia fue influenciada por la
escolástica española en el siglo XVI, mientras que otros afirman que se derivó de
la filosofía política del siglo XVIII, especialmente del contrato social de ruso. Sin

131
embargo, es difícil determinar con precisión las fuentes teóricas protagonistas de la
revolución.
La relación entre la Ilustración y la independencia ha sido objeto de debate en la
historiografía. En lugar de buscar filiaciones claras como nos encontramos con
diferentes tradiciones y lenguajes ilustrados que se manifestaron en las prácticas
políticas inauguradas por la independencia.
La conformación de la cultura rioplatense mostró una relación entre la cultura
eclesiástica y la cultura ilustrada, que se ha denominado ilustración católica
pública.Esta relación funcionó las concepciones reuteísmo católico y el del
predominante en la Ilustración. Además, es importante distinguir entre los intentos
de renovar la escolástica mediante aperturas al pensamiento moderno antes de
1810.
Con La revolución de mayo se difundieron las corrientes de pensamiento derivadas
de la Ilustración racionalista. Muchos líderes políticos de la época vieron en la
independencia la oportunidad de poner en práctica el pensamiento filosófico en su
versión republicana.
En resumen, las tensiones entre centralismo y autogobierno, así como las diferentes
influencias intelectuales, tuvieron un impacto significativo en el desarrollo del
proceso emancipador en Argentina.
Durante el proceso revolucionario en Argentina,Se distinguieron dos periodos
principales el primero, que abarcó desde 1810 hasta 1814, estuvo marcado por los
intentos fallidos del morenista de construir un nuevo orden durante la lucha por la
independencia. El segundo periodo, de 1814 a 1820, se caracterizó por el
conservadurismo político del gobierno del directorio.
Durante estos periodos, se sucedieron seis gobiernos revolucionarios: la primera
junta, la junta grande, la junta conservadora, el primer triunvirato, el segundo
triunvirato y el directorio. Estos gobiernos estuvieron compuestos

132
mayoritariamente por líderes Criollos que surgieron de los regímenes militares y
los círculos de discusión formados durante la crisis monárquica.
Desde el principio, hubo diferencias políticas y personales entre los líderes, como
Cornelio Saavedra y Mariano Moreno. Saavedra acusó a Moreno de ser un
malvado de robespierre Debido a su enfoque igualitario y enérgico en las acciones
revolucionarias Aunque la relación entre la nueva dirigencia y los grupos
socioeconómicos porteños no está Clara, hubo una falta de definición en cuanto a
los miembros y objetivos del nuevo poder comas lo que afectó negativamente sus
acciones.
La primera junta intentó obtener el apoyo al nuevo régimen convocando al cabildo
de la ciudad del interior a enviar diputados a Buenos Aires. También se anunciaron
expediciones militares hacia el norte y el Paraguay.Sin embargo, la expedición al
alto Perú se enfrentó a la resistencia en Córdoba, donde el intendente, el obispo y
el Cabildo desconocieron a la primera junta y juraron lealtad al consejo de
regencia. La ejecución de los líderes opositores en cabeza de tigre reveló la
voluntad de aplastar cualquier oposición.
La expedición al Paraguay, dirigida por Manuel Belgrano, tuvo menos éxito y
resultó en la autonomía de la provincia respecto a Buenos Aires. El litoral también
ofreció un modelo rival al propuesto por Buenos Aires, ya que las fuerzas navales
españolas en Montevideo se oponían al poder Porteño.
Además, hubo tensiones políticas y limitaciones en la expansión del poder
revolucionario debido a los ataques de los españoles europeos y la oposición en las
ciudades del interior. Esto llevó a la destitución de los miembros del Cabildo de
Buenos Aires y a la adopción de medidas en contra de los realistas. Aunque hubo
cierta ambivalencia en las relaciones entre los Criollos y los españoles europeos, la
conjuración tramada por Alzaga en 1812 provocó una ruptura completa.

133
En resumen, el proceso revolucionario en Argentina estuvo marcado por los
intentos de construir un nuevo orden, tensiones políticas, luchas internas y
limitaciones en la expansión del poder revolucionario.
En la declaración de Juan José castelli sobre la liberación de los indios en
Tiahuanaco El 25 de mayo de 1811, se expresa el compromiso del gobierno
superior de las provincias de buscar la felicidad y la igualdad para todas las clases,
especialmente para los indígenas que han sido oprimidos y excluidos durante
mucho tiempo. Se declara que los indios tienen los mismos derechos que los demás
habitantes y se promueve su educación, ilustración y prosperidad .
Sin embargo, en el alto Perú, las tropas porteñas no han logrado establecer si han
sido liberados o conquistados. En los en las gobernaciones intendencias de
Tucumán y Cuyo, la política Revolucionaria se orientó hacia la preservación del
equilibrio social y la reducción de tensiones dentro de la élite local.
El club morenista, la sociedad patriótica y la logia lautaro surgieron como grupos
de oposición al gobierno de Saavedra, considerando lo moderado. Estos grupos
promovieron ideas revolucionarias, pero la participación en ellos estaba limitada a
los letrados y no se fomentaba la participación democrática.
El primer triunvirato tampoco tuvo éxito y resurgió el club morenista como
sociedad patriótica. Sin embargo, las diferencias entre radicales y moderados se
volvieron menos claras y la revolución parecía más el resultado de circunstancias
que un plan meditado de ideas.
En resumen, durante este periodo del proceso revolucionario, se buscó la liberación
y la igualdad para los indios, probó tensiones y divisiones políticas que dificultaron
la consolidación de un gobierno estable.
Durante el período del triunvirato, se confirmaron las advertencias sobre los
peligros de una política moderada puntos se descubrió una conspiración realista
liderada por álzaga, lo que generó un breve acercamiento entre el gobierno y sus

134
opositores, Pero el enfrentamiento volvió a surgir con la renovación del triunvirato
punto en marzo de 1812, un grupo de oficiales Criollos formados en los ejércitos
peninsulares Llegó a Buenos Aires y promovió una reforma en la organización
militar río Platense. Dentro de este grupo fueron José de San Martín y Carlos de
Alvear, quienes consideraban que el esfuerzo militar debía servir a una causa más
americana que local. La creación de la logia lautaro, impulsada por la sociedad
patriótica y los nuevos oficiales, llevó al ejército a poner al gobierno y constituir el
segundo triunvirato.
La iniciativa política más importante de este periodo fue la reunión de la primera
asamblea general Constituyente en enero de 1813. La asamblea adoptó medidas
revolucionarias, Como la independencia de toda autoridad eclesiástica extranjera,
la libertad de prensa y La abolición de la esclavitud. Sin embargo, la independencia
no fue declarada en ninguno de los proyectos de Constitución presentado fue
aprobado.
El temor a una posible restauración monárquica en España y las tensiones con la
Banda Oriental paralizaron las iniciativas renovadoras de la asamblea. Además,
San Martín y Alvear tuvieron diferencias en cuanto a los objetivos de la logia. Al
ver buscaba consolidar suposiciones dentro de los límites impuesto por la
coyuntura internacional, mientras que San Martín se mantenía fiel a los objetivos
originales. Alvear desplazó a San Martín y se convirtió en el jefe de la logia y
director supremo del estado.
El gobierno de Alvear fue marcado por el aislamiento de la clase política y del
pueblo coma y la entrega de la Banda Oriental a Artigas socavó su prestigio. En
1815, una división de su propio ejército se sublevó en Fontezuela, lo que puso fin a
su gobierno. La Liga de los pueblos libres, liderada por Artigas, se formó en la
banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe. Por su parte, San Martín se

135
estableció en Cuyo y comenzó a preparar una fuerza militar para liberar Chile y
Perú.
En resumen cómo durante el gobierno del triunvirato, se produjo una conspiración
realista y hubo tensiones internas. La asamblea general Constituyente adoptó
medidas revolucionarias, pero las divisiones y las tensiones con la Banda Oriental
y España paralizaron las iniciativas. El gobierno de Alvear fue marcado por el
aislamiento y la entrega de la Banda Oriental a Artigas. San Martín se preparó para
liberar Chile y Perú.
Después de la derrota de Huaqui en 1811, se organizaron nuevas campañas contra
los realistas en el norte de Argentina.El ejército patriota obtuvo algunas victorias
en tucumán y salta, pero también sufrió derrotas en vilcapugio y ayohuma. El
desastre de sipe sipe en 1815 obligó al ejército rioplatense a abandonar el alto Perú
y dio lugar al gobierno de Martín de Güemes en Salta.
En Buenos Aires, tras la caída de Alvear, hubo una profunda crisis en la élite
porteña. Se convocó un nuevo congreso en Tucumán, qué buscaba mostrar una
política más atenta a los intereses de los pueblos y establecer nuevas alianzas con
figuras locales influyentes. El congreso general Constituyente de las provincias
unidas en Sudamérica comenzó en 1816 y designó a Juan Martín de Pueyrredón
como nuevo director supremo. En este contexto, surgieron diferentes alternativas
para salvar la revolución, incluyendo propuestas monárquicas, pero los pueblos se
opusieron a cualquier solución monárquica.
El congreso declaró la independencia de las provincias unidas en Sudamérica en
julio de 1816. Sin embargo, en 1819, el texto constitucional propuesto por el
congreso fue rechazado por los pueblos y el congreso se disolvió.
pueyrredón Se comprometió a obtener los recursos necesarios para una campaña
chile liderada por San Martín, pero enfrentó dificultades para reunir estos recursos
debido a la amenaza realista en el norte y la disidencia artiguista en el este.Aunque

136
estableció una alianza con güemes y San Martín, pueyrredón perdió gradualmente
su autoridad política.
San Martín, desde cuyo, armó un ejército para su campaña de Chile y logró
importantes triunfos en Chacabuco y la ocupación de Santiago y Valparaíso.
Luego, firmó un acuerdo con o'higgins para la expedición al Perú, qué culminó con
la declaración de la independencia peruana y el nombramiento de San Martín como
protector.
En resumen, en el norte de Argentina se llevaron a cabo campañas contra los
realistas, pero con resultados mixtos. En Buenos Aires, hubo una crisis en la élite
porteña y se convocó a un nuevo congreso. El congreso declaró la independencia,
pero se enfrentó a dificultades y se disolvió. Pueyrredón intentó apoyar la campaña
de San Martín, pero perdió autoridad política. San Martín logró importantes
triunfos en Chile y Perú, estableciendo la independencia en ambos países.
La alianza entre o'higgins y San Martín contó con el respaldo de Pueyrredón, pero
el régimen dictatorial colapsó antes. El gobierno intentó someter a la disidencia
activista lanzando una campaña contra Santa Fe, pero San Martín se negó a
participar y el ejército del Norte se vio obligado a involucrarse en conflictos
internos en lugar de la guerra de Independencia. Después del armisticio de San
Lorenzo, Pueyrredón renunció y fue reemplazado por Rondeau. El gobierno
dictatorial llegó a su fin en 1820 con la batalla de Cepeda.
LA PROVISIONALIDAD DE LOS GOBIERNOS CENTRALES Y LA
CUESTIÓN DE LA SOBERANÍA
Durante los 10 años posteriores a la revolución de mayo, se llevaron Acabo dos
asambleas constituyentes, pero solo una de ellas produjo un texto constitucional
que fue rechazado por las provincias debido a su carácter centralista. los gobiernos
revolucionarios se constituyeron como soluciones provisorias hasta la reunión de
una asamblea Constituyente que definiría y organizaría el nuevo estado.

137
organización política de los pueblos rioplatenses permaneció indefinida y hubo
oscilaciones entre la autonomía, la unión a los gobiernos centrales y las propuestas
confederales de Artigas.
El reglamento provisorio para la administración y dirección del Estado, del 3 de
diciembre de 1817, estableció las bases para la organización del nuevo Estado y
tuvo trascendencia en todo el territorio. Aunque Muchas de sus disposiciones se
mantuvieron vigentes después de la caída del poder central, los pueblos oscilaron
entre la autonomía, la unión centralizada y las propuestas confederales.
Las expresiones autonómicas de los pueblos durante este periodo han sido
interpretadas de diferentes maneras, Ya sea como resistencia al nuevo orden, Como
efecto de la guerra de Independencia o como manifestaciones del federalismo hoy
en día, se plantea la necesidad de discernir el carácter de estas expresiones
autonómicas y su relación con los proyectos constitucionales fallidos. También se
busca comprender mejor el alcance y el significado de las expresiones de defensa
de los derechos de los pueblos.
En resumen, durante este periodo hubo dos asambleas constituyentes, pero solo
una produjo un texto constitucional que fue rechazado.Los gobiernos
revolucionarios fueron soluciones provisorias y la organización política de los
pueblos rioplatenses permaneció indefinida. Se han debatido diferentes
interpretaciones sobre las expresiones autonómicas de los pueblos y se busca
comprender mejor su relación con los proyectos constitucionales y los derechos de
los pueblos juntos
Durante el proceso de Independencia, se produjeron tres momentos importantes.
En primer lugar, hubo una lucha de la ciudad de subalternas por independizarse de
la ciudad de cabeceras de las intendencias, especialmente a partir de 1810. en
segundo lugar, arriba se emitió instrucciones a los representantes del pueblo
Oriental para la asamblea general Constituyente de 1813 Punto y En tercer lugar,

138
surgió una tendencia Federal en Buenos Aires en 1816, que fue derrotada en ese
mismo año.
En el primer caso, se utilizó el concepto equivoco de federalismo comunal para
describir los movimientos de autonomía de las ciudades subalternas. Sin embargo,
esta manifestaciones no eran antecedentes del federalismo rioplatense, sino que
invocaban los antiguos derechos de los pueblos al autogobierno mientras
mantenían la relación de dependencia con el poder central representado por la junta
de Buenos Aires.
Estas manifestaciones autonómicas llevaron a un proceso de disgregación de
lasProvincias del régimen de intendencias, dando lugar a la creación de nuevas
provincias. En 1813, el triunvirato separó a Mendoza, San Juan y San Luis del
gobierno intendencia de Córdoba para formar un nuevo gobierno. En 1814, el
director Posadas creó las provincias de Entre Ríos y Corrientes, separándolas del
gobierno de Buenos Aires. Además, Tucumán fue segregado de la gobernación
intendencia de salta del tucumán.
Estas manifestaciones autonómicas alcanzaron un punto crítico en 1815, cuando
varios factores llevaron a la caída del gobierno de Alvear. El avance de las tropas
realistas y la derrota de Dorrego en la banda Oriental contribuyeron a la crisis. En
respuesta, hubo pronunciamientos a favor de la autonomía en Mendoza, Salta y
Tucumán. Estos movimientos reflejaban las aspiraciones de los pueblos de ejercer
su soberanía y buscaban un mayor ejercicio de su autonomía.
En resumen, durante el proceso de Independencia, hubo una lucha por la
autonomía de la ciudad de subalternas, manifestaciones autonómicas en diferentes
provincias y un aumento en las aspiraciones de los pueblos por ejercer su soberanía
y autonomía.
El programa formulado por Artigas adoptó una forma claramente confederal. Hubo
una alianza inicial entre las tropas de Buenos Aires y las artiguistas, pero el sitio de

139
Montevideo y El Avance portugués Sobre la banda Oriental llevaron a un
armisticio y al Éxodo de la población hacia el interior de Entre Ríos. Esto
consolidó el liderazgo de artigas, quien reclutó su dirección en la campaña misma
y promovió un ideario democrático.
Artiga se dio cuenta de que Buenos Aires no Estaba dispuesta a entregarle el
liderazgo de la guerra y convocó al congreso de tres cruces en 1813. En este
congreso se resolvió reconocer la asamblea general en Buenos Aires, pero con
ciertas condiciones confederales. Sin embargo coma la asamblea en Buenos Aires
rechazó los poderes de los diputados orientales y se inició Una disputa entre la
asamblea, artigas y los congresales orientales.
Las instrucciones a la asamblea, llevada por los diputados orientales y bajo la
influencia de Artigas, proponían claramente un sistema confederal inspirado en los
Estados Unidos. Se afirmaba la soberanía y autonomía de la provincia Oriental, al
mismo tiempo que se buscaba integrarse en confederación con el resto de las
provincias rioplatenses.
El resumen, el programa de Artigas adoptó una forma confederal y buscaba la
integración de la provincia Oriental en una confederación con las demás provincias
rioplatenses.
En 1813, se establecieron instrucciones para los representantes del pueblo Oriental
en la asamblea Constituyente de Buenos Aires. Estas instrucciones incluían la
declaración de Independencia absoluta de las colonias, la promoción de la libertad
civil y religiosa, la formación de gobiernos provinciales basados en la igualdad,
libertad y seguridad de los ciudadanos, y la división de poderes tanto en legislativo
como ejecutivo y judicial. Además, se estableció que el gobierno supremo se
encargaría de los asuntos generales del estado, mientras que el resto sería
responsabilidad de cada provincia. También se acordó la formación de una liga de
amistad entre las provincias para su protección mutua. Estas instrucciones

140
buscaban garantizar la independencia, libertad y soberanía de cada provincia, así
como la formación de un gobierno republicano y la preservación de la libertad y el
gobierno libre.
En 1816, debido a diferencias con el gobierno central de Buenos Aires y a la
invasión portuguesa, el sistema de Artigas en la Banda Oriental llegó a su fin. En
ese mismo año, que proponía la creación de un gobierno general para dirigir los
asuntos de los estados federales a construir. Aunque esta propuesta fue derrotada
en 1816, después de la caída del gobierno unitario en 1827, la unión confederal se
convirtió en la forma preferida en Buenos Aires.
Durante este periodo, también se establecieron prácticas representativas, donde los
habitantes del río de la plata fueron convocados para elegir juntas gubernativas,
diputados constituyentes, gobernadores y miembros de cabildos. Sin embargo
coma estas nuevas formas representativas estaban limitadas a los habitantes
considerados vecinos según la tradición hispánica. Fue recién en el estatuto de
1815 cuando se definió el concepto moderno de ciudadano y se incorporó la
representación de la campaña. Además, durante este periodo, existía el mandato
imperativo, donde los representantes electos debían ajustar su actuación a las
instituciones de sus electores.
Estos eventos históricos reflejan la búsqueda de Independencia, libertad y
autogobierno por parte de las provincias argentinas en ese momento.
Entre 1810 y 1820, en Buenos Aires existieron dos ámbitos políticos conflictivos:
el Cabildo y los gobiernos centrales. El Cabildo representaba la soberanía de la
ciudad capital, mientras que los gobiernos centrales buscaban establecer un poder
nacional a través de asambleas y poderes centrales. Sin embargo, a partir de 1820,
se generaron dos ámbitos de poder en el nuevo estado provincial: el gobierno
provincial y el Cabildo. Esto llevó a una superposición de jurisdicciones y,
finalmente, a la supresión del Cabildo en Buenos Aires y en otras provincias.

141
EL LEGADO DE LA REVOLUCIÓN
Durante la Revolución y Las Guerras de Independencia en el ex virreinato, se
produjeron cambios económicos más drásticos que las reformas borbónicas en el
período colonial. Estos cambios afectaron a la vida rural, los mercados y los flujos
comerciales. Tulio Halperin Donghi destacó los efectos de la Revolución y la
guerra en las bases sociales del nuevo poder, utilizando términos como
barbarización del estilo político, militarización y ruralización.
Se observó un aumento de la brutalidad dentro de la elite, especialmente entre
aquellos que participaron en el poder revolucionario. Además, las autoridades
locales, Como militares, policías y jueces, adquirieron un poder cada vez mayor
para analizar los recursos humanos y económicos de las zonas rurales. Aunque
hubo un acceso político de Los caudillos Rurales, los cambios en el equilibrio de
poder fueron más internos que externos al grupo dirigente. Los gobiernos centrales
aconsejaban A sus delegados en el interior del país que redujeron las tensiones
sociales para mantener el equilibrio interno de los sectores altos y preservar la
unidad de la familia.
Las sociedades locales se unieron al proceso revolucionario reclamando parte de la
soberanía que antes estaba en manos del monarca. Sin embargo, los proyectos
políticos estatales de unidad promovidos por los gobiernos centrales y las
asambleas constituyentes no se lograron concretar. Esto llevó a una identidad
política nacional provisional, coexistiendo con identidades hispanoamericanas y
locales. Tras la crisis de la monarquía ibérica y el vacío de poder en el río de la
plata en 1810, se produjo un caótico proceso de definición de una identidad
colectiva.
Después de la desaparición del poder central en 1820, los esfuerzos de
reorganización Estatal se centraron en la ciudad y su jurisdicción, que se

142
convirtieron en provincias soberanas, Aunque mantuvieron el nombre de las
antiguas provincias intendenciales.
● Lorandi las rebeliones indígenas en tandeter nueva historia Argentina
editorial sudamericana Buenos Aires 2000 tomo dos páginas 285 a 330

DIVERSIDAD ETNICA, LIDERAZGOS SUPRAÉTNICOS Y EL SISTEMA


COLONIAL
La colonización española del Noroeste argentino enfrentó la resistencia y la
hostilidad de los indígenas desde el principio. Los indígenas conspiraron para
impedir y hostigar a Los Invasores, utilizando prácticas que ya habían utilizado
durante la conquista incaica. en el norte argentino, había numerosos grupos
indígenas con diferentes niveles de complejidad política y estratificación social. A
medida que se avanzaba hacia el sur, aumentaba el rechazo a las imposiciones del
Poder hegemónico y la vocación de conservar la autonomía política y cultural. Los
caciques más poderosos podían comandar hasta 500 guerreros, pero también había
núcleos más pequeños. Estas poblaciones habitaban pueblos en los territorios que
controlaban y muchas veces abarcaban varios pisos ecológicos puntos en el norte
argentino, las condiciones ecológicas favorecían la autonomía de núcleos políticos
de menor tamaño demográfico y territorial. Los caciques del Tucumán tenían un
poder más débil pero legítima autoridad.
Durante la colonización del noroeste argentino, la fragmentación política y la
multietnicidad presentaron desafíos para Los Invasores españoles. Los indígenas
resistieron y conspiraron contra Los Invasores, lo que dificulta la dominación y
colonización. Aunque hubo líderes capaces de convocar a diferentes grupos para
resistir de manera conjunta, la fragmentación política y la multietnicidad
persistieron. Los españoles tuvieron que adaptarse a las condiciones de la región y

143
reconocer que la aceptación de la convocatoria no implicaba una comandancia
unificada.
La colonización se concretó en ciertas áreas con jefaturas o cacicazgos fuertes,
como la quebrada de Humahuaca y los valles calchaquíes. Sin embargo, la
fragmentación política y la multietnicidad resultaron en una notable diversidad
étnica en todo el Noroeste. Durante el dominio inca, se establecieron colonos en la
región, lo que generó conflicto en tiempos coloniales.
Hacia finales del siglo XVI, la provincia de Tucumán, juríes y diaguitas quedó
dividida en dos sectores: uno donde la colonización comenzaba a consolidarse y
otro, en los valles calchaquíes, que mantuvo su autonomía hasta mediados del siglo
XVII.
El sistema Regional de encomienda en Tucumán se basó predominantemente en el
servicio de personal de los indígenas, a pesar de que la Legislación de indias
prohibía su uso sin el pago de salarios correspondientes.
En el Tucumán colonial, las comunidades indígenas se enfrentaron dificultades
para cumplir con la tributación en bienes,Pero esta hipótesis debe ser matizada, ya
que algunas comunidades, especialmente en el extremo Norte, tenían tributos
mixtos en especie, trabajo e incluso dinero. sin embargo, en la mayoría de los
casos, los caciques Carecían de autoridad suficiente para garantizar que sus sujetos
se organizaran y produjeron los bienes necesarios para el tributo colonial. Muchas
comunidades no tenían una tradición previa de tributación En beneficio de un
estado hegemónico.
El modelo de encomienda de servicio personal tuvo un impacto notable en las
comunidades indígenas. A diferencia de los Andes centrales, donde la organización
de trabajo comunitario para producir el tributo fortalecía la unidad del grupo y la
autoridad del cacique coma en el tucumán esto no era posible. Los castigos se
aplicaban a los propios tributarios que eludían sus obligaciones, según el criterio

144
del encomendero. Sin embargo, la desestructuración de la comunidad fue
irreversible, ya que los indígenas abandonaron sus pueblos o escapaban cada vez
que eran convocados para cumplir con el tributo. Además, los traslados de
indígenas en viajes comerciales a Potosí o Chile resultaron en su abandono una vez
alcanzado el destino. Otro factor de desestructuración fue el envío frecuente de
hombres a trabajar en las haciendas del encomendero, dejando sus familias
abandonadas por largos periodos. Las ordenanzas de Abreu de 1576 también
reglamentaron la tributación femenina, obligando a las mujeres indígenas aislar y
tejer jornadas completas de sol a sol durante 4 días a la semana.
Estas condiciones prevalecían en las provincias actuales de salta, catamarca, La
Rioja, Santiago Del Estero y Córdoba, Con la puna y la quebrada de humahuaca
parcialmente exentas. Las diferencias en la solidez de los cacicazgos y las prácticas
culturales prehispánicas reflejaban las diferencias en los comportamientos
coloniales. el norte de la región se asemejaba más a los patrones andinos centrales,
mientras que hacia el sur, factores como la segmentación política también
afectaban la autoridad cacical frente a la coacción española.
en resumen coma el panorama étnico social del tucumán presentaba contrastes
marcados puntos las comunidades indígenas encomendadas, sometidas al servicio
personal, experimentaron una erosión demográfica progresiva y un proceso
creciente Desestructuración que culminó en el gran alzamiento diaguita a
principios del siglo XVII.Para comprender estos procesos, se han elaborado
conceptos como la resistencia sostenida en los valles calchaquíes, que implica la
capacidad de organizar el rechazo a la fuerzas invasoras durante varias
generaciones Para preservar la independencia política y la autonomía en el control
de las normas de la sociedad. Por otro lado, la rebelión surge en una sociedad
previamente dominada y Busca revertir las condiciones de opresión o logran cierto
grado de autonomía en la toma de decisiones.

145
TIEMPOS DE RESISTENCIA. LAS INVASIONES DE LOS ESTADOS
HEGEMÓNICOS
En el Noroeste argentino, las poblaciones indígenas tuvieron diferentes respuestas
ante la conquista inca. Algunas poblaciones, como los juríes, optaron por ofrecer
su vasallaje al inca para protegerse de las invasiones de otros grupos de indígenas.
Cumplieron con prestaciones tributarias y realizaron actividades en las que
mostraban habilidades, como la agricultura, el hilado y el tejido. Por otro lado, las
poblaciones de los valles calchaquíes resistieron ferozmente a los incas, quienes
tuvieron Que realizar varias campañas y recurrir a una gran matanza para controlar
la región. Sus cacicazgos fueron desarticulados y dejaron bajo el control de los
mitimaes. En el extremo Norte del territorio, las poblaciones de puna y quebrada
de Humahuaca ofrecieron poca resistencia, aunque no se cuenta con información
concreta al respecto.
La ocupación inca alteró profundamente la región en términos demográficos y
políticos. Las Guerras permitieron a las poblaciones indígenas acumular
experiencia en la resistencia y comprender los mecanismos de tributación y un
estado hegemónico. Estas experiencias se mantuvieron frescas en la memoria de
los nativos y se reprodujeron cuando tuvieron que enfrentar a los españoles.
La ocupación efectiva del Noroeste por parte de los españoles tomó 65 años, y los
valles Calchaquíes conservaron su autonomía durante otros 65 años juntos durante
este periodo, hubo constantes hostigamientos y resistencia por parte de los
indígenas. En 1550, Juan Núñez del Prado intentó refugiarse en el valle calchaquí,
pero no fue bien recibido por los grupos indígenas y finalmente fue expulsado
después de ocho meses.
En 1552, Francisco de Aguirre fue enviado desde La Serena para recuperar las
fundaciones en el tucumán para la jurisdicción chilena. Durante su búsqueda, se
encontró con Juan calchaquí, un carismático cacique de tolombón, quien resistió el

146
avance de Aguirre pero finalmente fue apresado y liberado a cambio de promesas
de paz y cumplimiento de las prestaciones tributarias. Aguirre capturó a Núñez del
Prado y estableció la ciudad de Santiago Del Estero en 1553.
Los colonos de Santiago Del Estero enfrentaron dificultades debido a los
hostigamientos de los juríes y pasaron años difíciles, a pesar de alguna ayuda
enviada desde Chile. En 1557, Juan Pérez de Zurita llegó con refuerzos y fundó
Londres en el valle quimivil y posteriormente Córdoba de calchaquí en 1559. Sin
embargo, las La fundación es españoles nos hicieron sin inconvenientes y hubo
constantes desacuerdos entre los españoles. Los diaguitas confederados con Juan
calchaquí intentaron asear Londres y luego atacaron Córdoba de calchaquí, pero
los indígenas abandonaron el cerco y se refugiaron en lo alto de los cerros.
En 1561, Juan Pérez de Zurita fue reemplazado por castañeda, quién Tuvo
dificultades para mantener el equilibrio logrado por su antecesor. Los desacuerdos
entre los españoles debilitaron su capacidad para resistir la presión indígena. Hubo
renovado sitios de Córdoba de calchaquí y Castañeda encontró resistencia cuando
intentó ayudar a los pobladores. Finalmente, en 1562, se inició la fase final del sitio
el asiento español, y los calchaquíes cortaron el suministro de agua al fuerte.
El relato describe cómo los indígenas se rebelaron contra los españoles en Córdoba
de calchaquí Y cómo esta rebelión se extendió hacia el norte. Los españoles fueron
atacados y muchos murieron en el intento de escapar con su familia los diaguitas
también hostigaron a los colonos de Londres y Cañete, quienes decidieron
abandonar sus asentamientos y refugiarse en Santiago Del Estero. Juan Calchaquí
emergió como líder regional y las autoridades propusieron negociar con él para
mantener la paz. Sin embargo, se temía una amenaza con otros grupos indígenas,lo
que generó preocupación en el antiplano. En Santiago Del Estero, los juríes
también se rebelaron y resistieron firmemente antes de ser vencidos por las tropas
españolas .

147
Una pata muy cara Francisco de Aguirre fue enviado desde chile para ayudar a los
asediados, pero fue acosado por los indios y optó por refugiarse en Santiago Del
Estero. a partir de 1563, se organizó la provincia de tucumán juries y diaguita bajó
el gobierno de Francisco de Aguirre. Aunque hubo un periodo de relativa paz, la
estabilidad seguía siendo precaria y los caminos inseguros. La colonización se
estabilizó y los indígenas fueron incorporados al sistema de encomiendas de
servicio personal. El principal producto de exportación era el hilado y tejido de
algodón.
El texto describe la situación en el valle calchaquí durante la colonización español
en Argentina. Los encomenderos, motivados por la escasez de recursos rentables,
obligaban a los indios a trabajar y se formaban empresas punitivas llamadas
malocas para capturar a los indios rebeldes. El gobernador Gonzalo de Abreu fue
enviado para fundar una ciudad en el valle de salta y pactar la rendición de Juan
calchaquí. Sin embargo, su soberbia y crueldad dificultaron sus acciones. Pedro de
Zárate también intentó fundar una ciudad en Jujuy, pero fue atacada por los indios.
Abreu realizó varias expediciones para pacificar el valle de calchaquí, pero los
indígenas resistieron. en una de las expediciones, Abreu logró apresar el cacique
chumbicha, pero luego los indígenas atacaron y Abreu perdió hombres. Abreu
intentó Reinstalar El Fuerte en el valle de salta, pero fue desanimado por un feroz
ataque. Finalmente, en 1582, Hernando de Lerma logró establecer una ciudad
permanente en el valle. Pero la paz seguía siendo difícil de alcanzar.
En resumen el texto habla sobre la colonización española en el valle calchaquí en
Argentina. Los encomenderos forzaban los indios a trabajar y se formaban
empresas punitivas para capturar a los indios Rebeldes. Los gobernadores
intentaron fundar ciudades y pacificar el valle, pero enfrentaron resistencia de los
indígenas. La paz seguía siendo una utopía en la región.

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Después de la fundación de La Rioja en 1591, el gobernador Ramírez de Velaseo
ordenó la fundación de San Salvador en el valle de Jujuy en 1593. Sin embargo, los
pobladores de San Salvador enfrentaron dificultades. El cacique viltipoco,Que
tenía un gran poder de convocatoria en la región de Humahuaca, logró reunir a
10,000 indios de diferentes naciones y bloqueó el camino hacia el peni. Sin
embargo, la demora causada por la temporada de cosecha resultó desfavorable para
Viltipoco,ya que fue capturado en purmamarca mientras almacenaba alimentos
antes del levantamiento. Junto con él, otros caciques también fueron capturados y
la rebelión fue desbaratada. Más tarde, Viltipoco murió en prisión. Mientras tanto,
los Calchaquíes continuaron con su objetivo principal de impedir la instalación
española en el valle. Asesinaron a dos franciscanos y atacaron San Miguel y
Lerma. El nuevo gobernador, Pedro de Mercado y Peñalosa, envió expediciones
punitivas que lograron resolver la situación.
En la región colonizada, los abusos en la aplicación del servicio personal,
especialmente en el hilado y tejido de las mujeres, provocaron levantamientos en
La Rioja. Los indios asesinaron a varios encomenderos y fueron castigados por una
expedición liderada por Tristán de Tejeda, Teniente de gobernador de Córdoba
punto la ciudad de Córdoba también fue constantemente hostigada por los
comarcanos. Estos eventos no fueron los únicos puntos en diferentes lugares,
surgieron focos de rebelión que, Aunque fueron rápidamente reprimidos, eran
preocupantes. A principios del siglo XVII, el oidor de la audiencia de charcas,
Francisco de Alfaro, visitó la región. En 1612, promulgó unas ordenanzas que
intentaban reorganizar la encomienda y abolir el servicio personal, pero no
tuvieron éxito. El modelo tributario tradicional eran Impracticable en el Tucumán y
los encomenderos ignoraron en su mayoría las ordenanzas y continuaron abusando,
castigando, trasladando y apropiándose de los territorios indígenas, así como
explotando indiscriminadamente a mujeres, niños y ancianos. La iglesia se quejaba

149
de la falta de evangelización adecuada de las comunidades indígenas. Los
capataces o pobleros de los encomenderos, encargados de hacer cumplir las
obligaciones tributarias, continuaron administrando la justicia por su cuenta. Hacia
1630 comas inició una gran Rebelión.
TIEMPOS DE REBELIÓN. EL GRAN ALZAMIENTO: 1630-1643
La carta del 6 de diciembre de 1629, el gobernador de Tucumán Don Felipe de
Albornoz describe la situación en el valle de Calchaquí. Menciona que alrededor
de 3 o 4000 indios y acerca de 12,000 personas en total. Los indios no cumplen
con los tributos ni con la Mita, y solo participan en ella cuando son obligados con
armas y fuerza. Además, los indios del Valle asesinaron al encomendero Juan Ortiz
de Urbina y a otras 10 personas, incluido un franciscano. Las cuatro hijas de
Urbina fueron capturadas pero luego rescatadas por una partida enviada por el
gobernador punto estas hijas declararon Que los indios temían que se organizara
otro Potosí.
Después de estos eventos, albornoz Organizó una expedición en la zona norte del
Valle, con el apoyo de los indios polares. Durante esta expedición, combatió
pueblo por pueblo y castigó severamente a los rebeldes. Incluso dejó un fuerte
llamado Nuestra Señora de Guadalupe en el extremo sur del Valle, pero fue
obligado a abandonarlo poco después. Hacia fines de 1631, los indios del Valle de
yocavil y los de catamarca se levantaron en rebelión, liderados por el linaje de los
utimpa y el cacique chalemín. Asesinaron a 10 encomenderos en sus haciendas, lo
que marcó el inicio del primer periodo de la guerra que duró hasta 1633 Y tuvo
lugar principalmente en el sur de la provincia de tucumán.
La situación empeoró cuando los indios malfines asediaron a los españoles de
Londres en 1632, cortándoles el suministro de agua. A pesar del gran esfuerzo
enviado por Jerónimo Luis de Cabrera, los españoles de Londres lograron escapar
de la furia de los indios liderados por chalemín. La rebelión se extendió por toda la

150
provincia del Tucumán, y los indígenas Serranos se confederaron para expulsar a
los españoles de sus ciudades y haciendas. Incluso en La Rioja, los indios a veces
se alienaban con Los Rebeldes y otras veces luchaban como indios amigos de los
españoles.
Este texto de alperindongui describe los conflictos históricos entre los indígenas y
los colonizadores españoles en Argentina durante el siglo XVII.Los habitantes de
Londres huyeron a La Rioja, pero también fue accedida y tuvieron que
abandonarla. Hubo enfrentamientos violentos y La Rioja fue incendiada.Cuando
las cosas se calmaron, los habitantes regresaron Y pudieron defenderla de un
segundo ataque.
Los indígenas del Valle de Calchaquí atacaron a salta y a San Miguel, buscando
expulsar a Los Invasores. Sin embargo, la situación se complicó por la defección
de los Pilares, antiguos aliados de los incas. Se trasladaron al valle de salta en
busca de protección, pero regresaron a sus tierras cuando se dieron cuenta de que
los privilegios prometidos no eran permanentes.
Hubo numerosos focos de rebelión y batallas en las que murieron muchos
indígenas. Jerónimo Luis de Cabrera sufrió varias derrotas, pero también logró
poner algunas zonas Bajo su control, en particular el sur de catamarca y La Rioja.
En 1634, comenzó el segundo periodo de guerra. las instituciones de la provincia
también estaban en crisis. Antonio de Ulloa y Alonso de la Ribera asumieron
nuevas responsabilidades de guerra, pero Cabrera abandonó La Rioja,
Aparentemente Derrotado.
El verano de 1635, Felipe de albornoz afirmó que había basificado completamente
el valle de calchaquí, excepto por el cacique untimpa del sector yocabil. Sin
embargo, la pacificación no fue tal como ya que los indígenas no cumplieron con
los servicios a sus encomenderos.

151
Mientras tanto, El reemplazo de Cabrera, Ramírez de Contreras, comandaba el
sector Sur a pesar de las derrotas, logró tomar represalias contra otros Caciques de
la región y fundó el fuerte andalgala, que se convirtió en el primer núcleo de la
ciudad moderna.
Este texto relata algunos eventos de la guerra entre los españoles e indígenas en
Argentina durante el siglo 17. Los españoles, liderados por Albornoz, Contreras y
Francisco de Nieva y Castilla, realizaron varias incursiones, castigando a los
grupos indígenas de trombones y paciocas, y capturando y ejecutando a sus líderes.
Estas acciones tuvieron un impacto significativo en las poblaciones indígenas, Con
la captura y reubicación forzada de muchos de ellos, y la pérdida de sus bienes y
recursos. En respuesta, los indígenas se refugiaron en áreas más seguras y
formaron alianzas para resistir a los españoles.
Sin embargo, las tensiones siguieron siendo altas y los españoles continuaron
enfrentando la resistencia, a pesar de sus intentos de forzar la paz. Además la
guerra tuvo un costo significativo para ambos lados, con la muerte de 150
españoles y pérdidas aún mayores para los indígenas.
Los nuevos estudios han demostrado que la resistencia de los indígenas fue más
fuerte cuando los grupos tenían lazos de parentesco, lo que sugiere que las
relaciones familiares jugaron un papel importante en la resistencia a los españoles.
TIEMPOS DE UTOPÍA. EL ÚLTIMO LÍDER: EL INCA DON PEDRO
BOHORQUES Y GIRÓN

Este texto habla sobre Pedro Bohorquez, un andaluz que llegó a Tucumán en 1657
afirmando haber descubierto el Paytiti, un supuesto país de Maravillas en América
del Sur. Se presentó a los Indígenas del Valle del cachaquí como descendiente del
último inca Coronado por los españoles, y a los españoles les prometió revelar los
secretos de las minas y tesoros indígenas.

152
Bohorques había llegado a Lima alrededor de 1620 y después de vivir entre los
indígenas del centro de Perú, decidió buscar paititi, un reino dorado que se creía
está ubicado en la tierra de los mojos en el este de Bolivia. Afirmaba que había
sido reconocido como el descendiente de los incas y que había sido tratado como
tal.
El mito de inkarri, que se originó después de las ejecuciones de los reyes incas
Atahualpa y Tupac Amaru 1, predice que cuando las cabezas decapitadas y los
cuerpos de estos Reyes se hayan reunido, los incas recuperarán El Poder y se
liberarán del yugo español. Bohorques utilizó este mito y supuesto el linaje inca
para ganarse la confianza de los indígenas y los españoles.
Después de ser apresado y enviado al fuerte de Valdivia en Chile, Bohorques logró
escapar y continuó su búsqueda de Paytiti. Su presencia En los valles calchaquíes
fue providencial para los indígenas, Ya que carecían de un líder capaz de resistir
los esfuerzos de la conquista de los españoles. La mayoría de los caciques
aceptaron aliarse con bohórquez y considerarlo como un inca.
El gobernador de la provincia, Alonso de Mercado y Villacorta, invitó a
Bohorques a un encuentro en la población de poman, en catamarca. Antes de la
cita, intercambiaron cartas en los que Bohorques se presentaba como un legal
vasallo del rey y prometía revelar los secretos de las minas y tesoros indígenas.
Este argumento convenció al gobernador de confiar en Bohorques como una forma
de desarticular la resistencia indígena y obtener riqueza.
A pesar de la oposición del obispo de Tucumán, el encuentro se llevó a cabo en
julio de 1657. Se convocó a unos 80 vecinos respetables de la región para discutir
los términos del pacto con Bohorques. El lugar de reunión era una pequeña
Estancia con una plaza y un rollo de Justicia. La Ceremonias y negociaciones se
llevaron a cabo en este escenario austero.

153
En resumen, Bohorques, con su discurso con Vicente y carismático, logró ganarse
la confianza de los indígenas y los españoles, y su llegada a los valles calchaquíes
generó una gran conmoción en la provincia. Las negociaciones con Bohorques
fueron vistas como una oportunidad para poner fin a la resistencia indígena y
obtener riqueza.
El texto describe los eventos que tuvieron lugar en poman cuando Pedro borquez
llegó allí con su séquito de indígenas calchaquíes. Fue recibido con gran regocijo y
se le entregaron obsequios por parte del gobernador. Hubo una entrada triunfal en
la que se realizaron ceremonias y se ofrecieron salvas de arcabuces. Bohorques y
el gobernador se sentaron en sillas y cojines a ambos lados del altar en la iglesia
donde escucharon una misa solemne.
Durante 15 días, se llevaron a cabo reuniones, rituales y juegos para celebrar los
acontecimientos y alimentar las esperanzas de obtener las riquezas prometidas.
Borques regresó a los valles calchaquíes con los títulos de tenientes de
Gobernador, capitán general e inca, obteniendo autorización expresa para usar
estos títulos puntos los sucesos de pomal causaron Escándalo en todo el virreinato.
Bohorques organizó su propios rituales, Como reuniones con los caciques
indígenas,Donde aceptaron su liderazgo y le rindieron homenaje. Durante esos 15
días, hubo fiestas, juegos y entretenimientos organizados por los vecinos. estos
eventos fueron motivo de Escándalo, Ya que se estaba honrando a Bohorques
como un nuevo rey, lo cual era inadmisible para las autoridades del virreinato.
En resumen, los eventos en powman fueron de Gran envergadura y Bohorques
supo aprovecharlos para fortalecer su poder y alimentar las expectativas de obtener
riquezas.
En esos momentos, es probable que borques experimentara una mezcla de
sentimientos. Por un lado, podría sentir jactancia y satisfacción al ver reconocidos
sus méritos y recibir homenajes por parte de las autoridades y vecinos. Sin

154
embargo, también podría sentir sorna y tener conciencia de las secretas intenciones
y apetitos que se escondían detrás de esos homenajes.
Durante las fiestas y banquetes en su honor, bórquez y algunos invitados se
sentaron a la mesa Mientras que el resto, Incluyendo los caciques indígenas,
permanecieron de pie mirando los comensales. Se cantaron chanzonetas o coplas
acompañadas de música, y se organizaron juegos y entretenimientos. Al partir de
Pomán, Bohorques recibió las honras especiales y fue despedido con aclamaciones.
Se le entregaron regalo sabor que coma incluyendo un traje de inca y joyas, común
llauto corona de plata con un sol y orejeras, manilla para los brazos y un cintillo
para la cabeza. Estos regalos fueron descritos en los testimonios de los Testigos del
juicio. Además, Hernando de Pedraza le obsequió un apretador de esmeraldas y
otras joyas para adornar su cabeza y brazos.
Los testimonios y documentos revelan que se levantaron numerosos documentos
durante el encuentro en Pomán, donde se establecen las obligaciones y
prerrogativas de bosques como funcionario español. También se le otorgó una
amplia jurisdicción y se sentó a descubrir las supuestas minas ocultas por los
indios. Se basaron en el providencialismo para justificar estas honras como
atribuyendo a Dios la obra de proveer una solución a la frustraciones anteriores.
A esta altura, queda claro que Bohorques no tenía interés en incorporarse al
sistema colonial, sino que quería utilizar Su autoridad y privilegios para liberar a
los indios del dominio español. Aunque mantuvo una doblez en su trato con los
españoles, Su consustanciacion con el papel del inca se hizo evidente.Los hombres
de powman, especialmente el gobernador, toma tomaron precauciones y exigieron
a los jesuitas de los valles que lo vigilaran constantemente, conscientes del riesgo
de los acuerdos firmados.
En resumen, porque experimentó una mezcla de Sentimientos de jactancia y sorna
durante los homenajes y eventos en pomán. Su objetivo era utilizar su posición

155
como inca para liberar a los indios del dominio español, y los hombres de Pomán
tomaron precauciones para asegurarse que cumpliera con sus obligaciones.
Después del encuentro en poman, el gobernador recibió una carta del virrey
ordenándole que apresara a Borges, lo cual llevó a mercado a buscar diferentes
formas de cumplir esa orden. Intentó apresar a Borges en dos ocasiones, pero no se
atrevió debido a la custodia con la que se presentaba y el temor de un
levantamiento general. También envío emisario para intentar asesinarlo, pero todos
los intentos fracasaron.
Mientras tanto, Borges realizó un viaje por su jurisdicción, incitando los indios a
una rebelión general en las localidades de La Rioja. Sin embargo, la mayoría de los
indios no aceptaron su convite debido a la represión sufrida en el pasado. La
relación entre bosques y el gobernador se volvió cada vez más tensa, como como el
ataque e incendio de las misiones Jesuitas en los valles.
Finalmente, hubo un encuentro armado entre las fuerzas de bosques y las del
gobernador en el fuerte de San Bernardo. Aunque los españoles lograron
desbaratar las fuerzas enemigas, Borges continuó refugiado en el valle. Finalmente,
uno vidor enviado por la audiencia de charcas convenció a Borges que se
entregara, con la promesa de un indulto por sus delitos. Fue conducido a Lima bajo
estas condiciones.
El gobernador también otorgó un perdón a los indios pulares del norte de los
valles Calchaquíes, con la condición de que cumplieran con sus metas tributarias.
Sin embargo, el resto de las poblaciones de los valles continuaron en Rebeldía, lo
que llevó a mercado organizar una expedición para someterlos Y erradicarlos
definitivamente.
La campaña duró 6 meses y resultó en la muerte de cientos de indios, la
desnaturalización de las familias y la reducción de prisioneros. A pesar de las

156
pérdidas sufridas, mercado Consideró que era necesario continuar la guerra debido
a la resistencia de las poblaciones indígenas.
Durante la campaña, Mercado logró dominar solo la mitad de las poblaciones en el
valle de calchaquí. Fue designado nuevamente como gobernador del Tucumán para
finalizar la conquista de las poblaciones restantes. Con la ayuda de los tolombones
y paciócas, logró rendir a los quilmes y a otros grupos del Valle Yocavil.
Una vez cumplido su objetivo, Mercado dispersó la población del Valle,
enviándola a diferentes partes de la provincia bajo la custodia de los
encomenderos. Los que habían colaborado más fueron menos fragmentado dos y
se instalaron en salta, choromoros o Jujuy.Los quilmes y acalianes fueron
trasladados al puerto de Buenos Aires, donde se necesitaba mano de obra. Los del
sector yocavil fueron dispersados en grupos de cinco o seis familias y entregados a
encomenderos y hacendados de La Rioja y Catamarca.
Este proceso de dispersión de la población indígena se conoció como composición
de indio. Cada provincia recibió un número de indios proporcional a los recursos
que había aportado. El valle de calchaquí quedó totalmente despoblado.
Mientras tanto, Pedro Bohorques continuaba prisionero en la cárcel de Lima. A
pesar de haber recibido un indulto, no se le respetó y se sospechaba de su
participación en una conjura de los curacas de Lima. Finalmente, fue ejecutado por
garrote vil, colgado y decapitado. Su cabeza fue expuesta públicamente como
escarmiento.
Hacia finales del siglo XVII, el Valle calchaquí comenzó a ser repoblado
lentamente, pero las comunidades originales no se recompusieron. Se instalaron
haciendas y los indígenas trabajaban en ellas bajo la dependencia de los nuevos
propietarios. La falta de autoridad de indígenas y el control sobre la vida político y
cultural llevó a la formación de una sociedad criolla, Mestiza y deculturada.
Además, la escasez de mano de obra atrajo a migrantes de otras regiones.

157
En resumen, después de la campaña, el valle cachichaquí fue despoblado y poblado
lentamente debajo de la dependencia de los nuevos propietarios. Se formó una
sociedad multiétnica, pero sin derecho sobre las tierras que trabajaban, lo que llevó
a la gestación de una nueva sociedad criolla y mestiza
TIEMPOS DE INCERTIDUMBRE. LA EXPANSIÓN DEL FRENTE
CHAQUEÑO Y LOS ECOS DE LA REBELIÓN DE TÚPAC AMARU
A partir del siglo 17, el tucumán colonial experimentó cambios sociales y
demográficos significativos. Cada región adquirió un perfil más diferenciado punto
en el norte, se reservó una estructura social y cultural similar a la de las regiones
vecinas. En los valles calchaquíes, se inició una nueva vida con la llegada de
migrantes atacameños y alto peruano, y comenzaron a surgir aldeas. Las ciudades
recibieron un mayor número de indígenas desarraigados, lo que incrementó el
mestizaje entre diferentes grupos étnicos. El comercio se activó y la ganadería se
volvió más importante. Nuevos inmigrantes europeos aportaron capital comercial y
establecieron nuevas pautas de conducta. Sin embargo, también se observó un
aumento en la distancia social entre los europeos, las castas y los indios.
Las encomiendas perdieron importancia económica y fue más común contratar
mano de obra asalariada. El proceso de desarticulación de las comunidades
indígenas llevó a una mayor individualización y dificultad para tomar decisiones
consensuadas. Además, la reforma borbónica y los cambios culturales generaron
una mayor diferenciación entre los segmentos dominantes y los dominados en la
sociedad.
En cuanto a la guerra del Chaco, la resistencia de los vecinos para unirse a las
huestes fue evidente. Las campañas militares fueron principalmente defensivas
para proteger los establecimientos agrícolas, las ciudades y los caminos del asedio
de los indígenas. Las consecuencias de los malones afectaron la vida económica y
social y obstaculizaron la expansión de la frontera agropecuaria hacia el este.

158
Hacia finales del siglo 18, se produjeron rebeliones en el alto Perú, lideradas por
José Gabriel condorcanqui, conocido por Tupac Amaru. Aunque las repercusiones
en el tucumán fueron limitadas coma generaron Preocupaciones en las autoridades.
La proximidad geográfica y las relaciones con los indígenas de Atacama
intensificaron las repercusiones en esa zona. Se enviaron contingentes militares al
alto Perú y se movilizaron a milicias provinciales.
En resumen, el tucumán experimentó cambios sociales y demográficos en el siglo
XVIII. Se observó una mayor diferenciación entre las regiones, un aumento en el
mestizaje y en el comercio. Las encomiendas perdieron importancia y surgieron
dificultades para la toma de decisiones consensuadas. La guerra del Chaco fue
principalmente defensiva y las rebeliones en el alto Perú generaron preocupación
en la región.
Durante el período de rebeliones en el alto Perú, hubo varios focos de conflicto
entre Jujuy y Salta que generaron desasosiego en la población. Incluso en chichas,
un Sargento criollo se proclamó gobernador en el nombre de Gabriel Tupac
Amaru. También hubo convocatorias y proclamas en otros pueblos de la región. Se
tomaron medidas para reprimir a los sospechosos de alentar la sublevación.
Estas rebeliones tuvieron efectos ideológicos duraderos juntos se tomó conciencia
de que se estaban produciendo grandes cambios y se empezó a reconocer que los
americanos formaban una sociedad distinta de la metrópoli. Los intereses de cada
sector eran diferentes y está complejidad se hizo evidente durante Las Guerras de
Independencia.En el siglo XIX, el liberalismo introdujo cambios sustanciales que
rompieron los pactos de convivencia entre indígenas y españoles. Esto aceleró los
procesos de ruptura cultural en el norte Argentino coma donde surgía una sociedad
mestiza biológica y culturalmente.
En resumen, las rebeliones en el alto Perú generaron cambios ideológicos y
sociales de duradero, y aceleraron los procesos de ruptura cultural en el norte

159
argentino. Surge una sociedad mestiza en la antigua provincia del tucumán
colonial.

Halperin Donghi Revolución y Guerra. Buenos Aires México siglo 21. 1972
segunda parte sección 2 página 189 (Drive)
Nace una vida política
La jornada del 25 se ha creado un nuevo foco de poder que pretende establecer su
legitimidad como una carta de triunfo. Este poder busca exigir obediencia en toda
la jurisdicción sometida a Buenos Aires, desde el Atlántico hasta la meseta alto
peruana. Además, este nuevo poder utiliza el legitimismo como elemento central
de su ideología revolucionaria.
Los adversarios del nuevo orden son considerados Rebeldes, y las autoridades no
tienen una connotación positiva para este término. Desde finales de 1810, el puente
Vicente López y planes proclama la gloria de los revolucionarios y la sangre
derramada de los rebeldes. La revolución no muestra compasión hacia los
Rebeldes y los utiliza como instrumento de intimidación legítimo.
Este legitimismo también intenta frenar el deslizamiento hacia la guerra civil. El
Revolucionario pretende heredar la identificación con toda la sociedad colonial, no
solo con un sector de ella. Sin embargo, la falta de especificidad sobre las bases
sociales del nuevo poder político contribuye a su aislamiento.
La revolución comienza como una aventura personal de algunos porteños, lo que
genera ciertas reticencias alarmantes. Incluso en enero de 1811, la gaceta, El
Vocero del gobierno revolucionario, lamenta el silencio de muchos sabios de la
ciudad sobre los asuntos del día. Aunque el nuevo orden tiene medios para obligar
a la adhesión, tanto amigos como adversarios reconocen la falta de espontaneidad
de estos pronunciamientos.

160
La revolución parece contar con seguidores sinceros a través de las colectas
patrocinas. Sin embargo, la espontaneidad de las donaciones recibidas es
cuestionable, ya que son escasas. La gaceta destaca que los pobres son más
generosos en sus donaciones, mientras que los ricos no parecen ansiosos por
participar en esta disputa costosa.
En resumen, el nuevo poder revolucionario busca establecer su legitimidad y
enfrenta desafíos en cuanto a la adhesión y apoyo de la sociedad. Las donaciones
recibidas son escasas y se observa falta de espontaneidad de ellas.
Este fragmento se destaca la importancia de la recolección de donativos como una
forma de medir la adhesión al nuevo orden. La gaceta menciona que muchas
personas sanas no hacen donaciones debido a sus limitadas facultades, pero
enfatiza que incluso las donaciones más pequeñas son acepta Como muestra de
adhesión a la causa justa de unidad y los derechos del legítimo monarca Fernando
séptimo.
A medida que aumentan las necesidades del nuevo estado, la campaña de donativo
se centra cada vez más en recaudar fondos. Además, La donación se convierte en
una forma obvia de Buscar el favor de los adversarios internos de régimen. Sin
embargo, la necesidad de estas donaciones es cuestionada, Especialmente cuando
se observa el contexto político y las discusiones sobre discriminaciones a los
europeos.
Se mencionan ejemplos de donaciones, como la de peninsular Francisco Antonio
Molina, que se muestra obsequiosa y elocuente en su compromiso con el sistema
actual. Sin embargo, se plantea la duda sobre la sinceridad de estas muestras de
adhesión. Incluso el arzobispo Moxó de charcas envía una generosa donación, pero
su nota es menos efusiva, lo que sugiere que sigue los dictados de la prudencia más
que un verdadero sentimiento de adhesión.

161
La existencia de un peligro alternativo, como posible retorno del viejo orden, hace
que cierta forma de adhesión al nuevo sistema sea más irrevocable. Sin embargo,
Esta disciplina también tiene sus límites, Ya que algunos dirigentes revolucionarios
de primera línea buscaban la reconciliación con la metrópoli.
A pesar de las reticencias y diferencias entre los dirigentes del movimiento, el
Temor a las represalias de una restauración es un elemento importante en la
formación de una solidaridad Revolucionaria. La noción de compromiso con la
revolución muestra la atención que se prestó a este elemento desde el principio.
En resumen, la recolección de donativos se convierte en una forma de medir la
adhesión al nuevo orden, pero la sinceridad de estas donaciones es cuestionada. La
existencia de un peligro alternativo y temor a las represalias de una restauración
fortalecen la solidaridad Revolucionaria, a pesar de las diferencias entre los
dirigentes del movimiento.
El texto habla sobre la soledad y la oposición que enfrentó el poder revolucionario
en Buenos Aires. Aunque los líderes revolucionarios se sentían sólo, los
testimonios de sus enemigos indican que eran los dueños de las calles y tenían el
control del ejército y la administración de la capital. Sin embargo, para consolidar
su poder, necesitaban establecer nuevas relaciones con la población y utilizaron la
iglesia y el Sistema de policía heredardo del régimen colonial para controlar y
disciplinar a la población. Se impuso la obligación de Predicar el cambio político
desde el púlpito y se establecieron medidas de vigilancia y represión. El nuevo
gobierno también reglamentó las expresiones de regocijo público y las
celebraciones colectivas. A medida que la revolución se volvió parte de la vida
cotidiana, la adiciona a ella se hizo más común pero con menos exteriorizaciones
de fervor. La fiesta del 25 de mayo se convirtieron en el máximo festejo colectivo
de Buenos Aires, combinando elementos tradicionales y nuevos.

162
El texto describe las celebraciones y festejos que tuvieron lugar en Buenos Aires
en 1811. Estas celebraciones incluyeron iluminaciones, salva de artillería, repiques
de campana, fuegos artificiales, máscaras, danzas y baile. Aunque estas
expresiones de alegría eran espontáneas, también estaban controladas por el
sistema de policía y los alcaldes del barrio, se supervisan y organizan las
festividades. Esta celebración combinaba elementos tradicionales con nuevos
rituales revolucionarios, como la adopción de la escarapela Revolucionaria. Las
celebraciones tenían como objetivo expresar y difundir nociones de libertad,
orgullo colectivo y reivindicación del pasado indígena como herencia común de
todos los americanos. Aunque las celebraciones reflejaban la satisfacción con la
situación política dominante, no estaban dirigidas específicamente a gobernantes o
facciones políticas, sino a la revolución en sí misma.
El texto señala que la transformación política iniciada en 1810 en Buenos Aires ha
sido profunda pero no necesariamente exitosa en la solución de los problemas que
creó. aunque se esgrime la idea de igualdad frente a los privilegios y se proclama el
fin de la servidumbre de los indios, en la práctica se mantienen jerarquías sociales
y diferencias de clase. Las celebraciones y festejos revolucionarios también
reflejan estas diferencias, ya que destinan Diferentes tipos de ayuda y agasajos a
distintas categorías sociales. A pesar de la presencia plebeya en la política, la
movilización popular tiene límites y la participación política de los sectores
populares está controlada. Aunque la movilización popular puede ser
impresionante, es superficial y dirigida por las autoridades revolucionarias. El
poder revolucionario busca apoyo fuera del grupo dominante tradicional, pero no
tiene la intención de incorporar a la opinión pública plebeya como un elemento
importante en el nuevo sistema político.
En resumen, el texto destaca que la reivindicación del derecho de todos los
americanos a la igualdad transforma aquellos que estaban en desventaja en líderes

163
de nuevas naciones. Sin embargo, mientras la guerra continúe, la comunidad de
intereses entre todos los americanos tendrá consecuencias en el equilibrio político
del bando revolucionario. La participación creciente de los sectores populares en la
jerarquía requería una difusión de la fe Revolucionaria entre ellos. Aunque la
movilización popular tiene límites, su presencia y avance del sentimiento
igualitario tiene consecuencias políticas. Los dirigentes revolucionarios reconocen
la influencia del pueblo en el gobierno, pero también reconocen los límites de su
docilidad y tolerancia. La política de los dirigentes se ve limitada por la opinión
pública y por la distancia entre ellos y la masa que avanza con seguridad en el
camino que han abierto. Esta brecha no afecta directamente la guerra de
Independencia debido a la intransigencia del adversario, pero se refleja en la
política brasileña y oriental de Buenos Aires, donde se observa Una discrepancia
entre la prudencia de los dirigentes y la fe Popular en la guerra Revolucionaria
como instrumento seguro de Victoria.
En resumen, el texto destaca que el carácter sustancialmente oligárquico del orden
político vigente en Buenos Aires en 1827 Es evidente a pesar de las acusaciones
exageradas de los ponzondi hacia el presidente Rivadavia por sus concesiones al
Espíritu salvaje de la multitud. Aunque la fe plebeya en la invisibilidad de Buenos
Aires no siguió directamente la política de la ciudad, ningún gobierno podía
ignorarla por completo. Además, Se observa un avance del igualitarismo y los
esfuerzos por mitad el alcance de la igualdad revolucionaria muestran que sus
consecuencias eran reconocidas. La revolución también tuvo efectos en el
equilibrio interno del élite porteña, provocando cambios en su estructura y
Difundiendo una imagen menos rígida del orden social la revolución se enfrentó
inicialmente a los altos funcionarios de carrera, que eran intensamente
impopulares, y los ataques contra ellos subrayaron la importancia del botín que la
revolución ofrecida a sus seguidores. En resumen, la revolución afectó

164
principalmente el equilibrio interno de la élite Y tuvo consecuencia políticas en la
movilización popular y en la lucha contra los opositores.
Este pasaje habla sobre la revolución en América, y como esta fue vista por Los
Patriotas como una oportunidad para reemplazar a los burócratas y tomar el poder
político en sus propias manos. Los Patriotas son vistos como un reemplazo para un
aparato burocrático qué, a pesar de todo, es reducido.
Las Revolución es vista como una oportunidad para que todos los Americanos que
alguna vez se sintieron postergados frente a los metropolitanos, se sientan
identificados participen en su ascenso. Los Patriotas son recibidos por multitudes
cuando entran en salta, cantando una canción que proclama su dominio sobre la
nación India.
A pesar de que los funcionarios designados por la metrópolis son pocos y han sido
despojados como la hostilidad hacia los peninsulares no disminuye. A pesar de que
el gobierno revolucionario ha intentado evitarla, la hostilidad persiste. El bando del
26 de mayo ya ordena castigar con rigor aquí en concurra a la división entre
españoles europeos y españoles americanos, tan contraria la tranquilidad de los
particulares y bien general del estado.
La junta de Buenos Aires parece disputar la disidencia realista de Montevideo el
privilegio de acoger a los refugiados de la Península, al mismo tiempo que rompe
toda relación con el área controlada desde la ciudad rival. La junta ofrece a estos
posibles inmigrantes no solo su garantía de estrecho Unión y amistad con nuestros
hermanos, los europeos, sino también tierras fértiles para su cultivo, auxilios para
que se provean de casa coman anticipaciones de primeros labores, y un ejercicio
lucrativo de sus respectivas carreras, artes y profesiones.
Sin embargo, la atención entre europeos y americanos, Aunque deplorada, no
puede ser negada. Ante ella, El Vocero periodístico de la Revolución prefiere
repartir parejamente las culpas. Hay americanos que parecen desear la pérdida de

165
España, que sientan que su mérito ha sido siempre postergado, y que creen que su
felicidad está ligada a la pérdida de España. Los europeos, por su parte, temen que
el futuro no tendrán en estas partes del mismo ascendiente y estimación que han
tenido hasta ahora.
Este pasaje continúa discutiendo la creciente tensión entre los peninsulares y los
nativos americanos durante la Revolución. A pesar de las exhortaciones de
clérigos, periodistas y corresponsales anónimos, la separación entre los dos grupos
continúa. La Gaceta del 15 de octubre de 1810 muestra sorpresa al descubrir que la
malevolencia de los peninsulares hacia el nuevo orden no disminuye.
La revolución finalmente acepta que europeos y americanos son dos sectores
Hostiles. En una circular del 13 de diciembre de 1810, la junta decide reservar los
nuevos empleados para los americanos, mientras mantiene en sus cargos a los
peninsulares que muestra una buena conducta, al amor al país y adhesión al
gobierno. Sin embargo, la medida es revocada poco después debido a su
impopularidad.
La atención entre los peninsulares y los nativos americanos se vuelve aún más
evidente en marzo de 1811, cuando la junta ordena al exilio de los peninsulares
solteros. La oposición a la medida se hace más abierta, y se utiliza para acercarla a
la fracción Revolucionaria liderada por Mariano Moreno y el Cabildo, que está
dispuesto a competir con la junta.
Esta atención y rivalidad entre los europeos y Los Americanos, que ha estado
presente desde finales del siglo XVIII, Se presenta como un drama que afecta a las
familias.
Este pasaje discuto la propuesta de cooptación de algunos peninsulares en la nueva
élite Revolucionaria. A pesar de la atención creciente, la junta decide que la
eliminación de los peninsulares de sus afectos no debe llegar a la liquidación total

166
de sus rivales. La junta elogia la generosidad de los Criollos que protegen a sus
enemigos de una medida dura, pero justa.
Sin embargo, la atención entre los peninsulares y los nativos americanos no
desaparece. La junta decide revocar la medida que Había decidido imponer, pero la
discriminación contra los españoles europeos continúa. La limitada
democratización ha dado voz a una opinión plebeya cuyo sentimientos anti
peninsulares no están limitados por ninguna ambivalencia.
La gaceta, adoptando la actitud Que un año Antes había condenado en algunos
Criollos, subraya los reveses de la resistencia antifrancesa en España. A pesar de
las quejas de un corresponsal peninsular y patriota, la gaceta lanza un agresivo
ataque contra él. La gaceta advierte que la obstinación de los peninsulares tendrá
su castigo si esto no hacen rápida enmienda.
En febrero de 1812, un europeo de 70 años es arrestado por interrumpir un sermón
patriótico en la iglesia de San Nicolás. A pesar de su arresto, otros europeos y
algunos patricios interrumpen al orador sagrado la semana siguiente. La condición
de ser europeo se presenta en el relato del cronista berutti común equivalente a ser
enemigo del nuevo orden
La conjunción de alzaga parece haber sido un punto de inflexión importante en la
historia Argentina, marcando un cambio significativo en las relaciones entre los
diferentes sectores de la Elite.Por lo que entiendo de tu texto esta conspiración que
buscaba reprimir a los americanos y Patriotas, resultó en medidas más severas
contra los peninsulares.
Muchos peninsulares fueron deportados, y si tomaron medidas aAdicionales en la
ciudad para limitar sus derechos, Como la prohibición de montar a caballo o
deambular por las calles por la noche. Además, se les prohibió participar en el
comercio minorista y tener puperías, lo que le parece haber afectado en particular a
los peninsulares de condición más Modesta.

167
Sin embargo, Incluso en medio de esta represión cómo aparece que los
peninsulares más ricos y poderosos fueron capaces de evitar algunas de las
medidas más severas. Por ejemplo se menciona que la fortuna de alzaga fue
salvada para sus hijos Criollos.
En el año siguiente la conjugación de álzaga, la creación de la ciudadanía de las
provincias unidas proporcionó un medio para diferenciar aún más a los
peninsulares favorables de los hostiles al nuevo orden. para aquellos que no
pudieron obtener la ciudadanía, la vida se volvió cada vez más difícil, con
restricciones adicionales y limitaciones jurídicas.
La revolución en Argentina, además de tener un impacto significativo en la vida de
los peninsulares, también afectó a los grupos dominados por ellos, en particular a
los comerciantes y a la alta burocracia.
En cuanto a la alta burocracia Su decadencia no fue solo el resultado del nuevo
clima económico y financiero, sino también de una política deliberada que se
vinculaba con las ambiciones y el estilo de acción del Estado revolucionario
emergente. Este poder no se tradujo en la exclusión de un sector entero de la
sociedad colonial, si no en un reajuste del equilibrio entre los sectores destinados a
sobrevivir a los cambios.
Los la revolución propuso una nueva imagen del lugar de las magistraturas y
dignidades, quitándoles la preeminencia recorrida por el ordenamiento colonial
punto Este cambio fue justificado en el decreto de supresión de honores del
presidente de la junta de diciembre de 1810, que estigmatizaba los prestigios
inventados por Los Tiranos y proponía que, bajo el dogma de la igualdad, todo
debía ser distinto.
Por último, esta disciplina severa que la junta se impuso a sí misma se aplicó con
más rigor a los demás funcionarios. Cuando los desafectos de las audiencias

168
Fueron reemplazados por nuevos seguidores, estos no solo recibieron salarios más
bajos, sino que también fueron privados de todo signo inferior de prominencia.

El texto habla sobre la solidaridad entre los funcionarios y burócratas durante la


Revolución en Argentina en 1810. Se menciona que la igualdad fue rápidamente
asimilada por los destinatarios populares, lo que llevó a la concentración del poder
en una sola persona para evitar conflictos y desaires. La impopularidad de los
líderes del Antiguo orden también afectó a sus reemplazantes, Quienes fueron
vigilados para evitar que imitaran su arrogancia y tiranía.
El dogma igualitario también alerta contra la posibilidad de que los funcionarios
descubran una solidaridad de intereses que los separe de sus administrados.
Aunque el gobierno revolucionario decidió costear la expedición militar al interior
con los sueldos de cierto funcionarios, se aseguró de que no quedaran incongruos,
Ya que era la voluntad del pueblo. Sin embargo, esta limitación reflejaba más los
escrúpulos de los nuevos gobernantes que de los de sus gobernados.
La revolución intensificó las tensiones internas entre los burócratas, a pesar de la
solidaridad existente entre los entre ellos durante el período colonial. El poder
supremo creado durante la Revolución buscaba firmar su supremacía sobre los
funcionarios y vigilarlos de cerca. Las magistraturas de antigua designación regia
quedaron a disposición del gobierno revolucionario, lo que introdujo inestabilidad
tanto en los hechos como en el derecho. La inestabilidad disminuyó la resistencia
de los funcionarios de carrera y se debió en parte a la incorporación de reclutas
improvisados que no se identificaban completamente con los rincones burocráticos
en los que se encontraban.
El texto habla sobre La abolición del sistema de renovación en el Cabildo en 1815
y cómo esto confirmó su posición como la única corporación cuya investidura no
dependía del poder revolucionario. Además de sus funciones municipales, el

169
Cabildo también tenía la responsabilidad de suplir las vacantes del poder supremo,
que eran frecuentes debido a la inestabilidad política.
La reforma también implicó un cambio en las finanzas del río de la plata, Ya que
los funcionarios y magistrados tenían menos derecho sobre los ingresos públicos
en comparación con el régimen colonial. Los retrasos en los pagos Se volvieron
frecuentes y, en 1811,1 rebaja general en Los sueldos de los funcionarios civiles. A
lo largo de la década Revolucionaria, la situación de los funcionarios y empleados
públicos empeoró, y muchos de ellos fueron despedidos debido a la falta de
fondos.
Las corporaciones como incluyendo el Cabildo y el consulado, también se vieron
afectadas por la pérdida de riqueza Cómo poder y prestigio debido a las
necesidades de la guerra Revolucionaria. Incluso las corporaciones eclesiásticas
tuvieron que entregar su patrimonio el estado con la promesa de devolución en el
futuro.
La Concentración del poder en una sola persona, el director supremo, marcó el
abandono del ideal igualitario que la junta se había propuesto en 1811. Aunque
estos signos de respeto hacia el director supremo y sus ministros fueron menos
impresionantes debido a la inestabilidad política, aún reflejaban la mutabilidad de
la fortuna de los hombres de poder.
La depuración de los obispos y la iglesia en general fue incompleta y gradual.
Aunque se tomaran medidas contra los obispos que se oponían a la revolución, el
gobierno mostraba una nueva arrogancia hacia ellos.
Este texto habla sobre la relación entre la iglesia y el gobierno durante un
periodo de revolución. El primer triunvirato, Un gobierno provisional, le dice al
obispo de Córdoba, Orellana, que la única región legítima es la que más consolida
a un gobierno.El obispo a pesar de su cautiverio previo cómo aparece aceptar y
apoyar al gobierno.

170
La junta del gobierno, consciente de que su política eclesiástica tiene un impacto
complejo en los gobernados coman trata de controlar y utilizar al clero como apoyo
para afirmar su poder revolucionario. Esto incluye la exigencia de que se lean las
noticias del gobierno desde los púlpitos y la vigilancia más cercana de las
actividades eclesiásticas. Aquellos que no se adhieren a las directrices del gobierno
son amenazados con la fuerza.
El gobierno revolucionario se muestra dispuesto a enseñar a todos en su
territorio que sus preceptos deben ser respetados tanto por la conciencia como el
por el temor punto sin embargo, debido a la necesidad de ser prudente con la
iglesia, no pueden eliminar completamente a los adversarios del nuevo orden. Esto
resulta en conflictos internos tanto en el clero secular como en el regular.
El gobierno revolucionario a menudo evita tomar partido en estos conflictos, lo que
mantiene la adhesión de los eclesiásticos que se han otorgado desde el principio y
la disciplina de aquellos que no se la prestan espontáneamente. Los conflictos
internos del clero, frente a los cuales el poder político posterga su arbitraje,
aseguran la sumisión eclesiásticos adictos y desafectos y hacen posible el estilo
imperioso adoptado por el poder político en sustratos con el religioso.
El texto continúa explorando la relación entre la iglesia y el gobierno durante un
periodo de revolución. El gobierno revolucionario comienza a utilizar los bienes de
la iglesia para sus propios fines, con convertir el colegio de San Carlos en un
cuartel y reasignar la cal destinada a la catedral para fines militares.

A pesar de la arrogancia del poder civil, el clero se somete al coma definiéndose


a sí mismo como una clase más dentro del Estado, obligada a conservar el todo. El
estado, por su parte, utiliza la intimidación el favorecimiento de sus adictos para
afirmar su supremacía.

171
Debido al aislamiento de la iglesia de Roma y España, Buenos Aires no tendrá
un nuevo Obispo durante un cuarto de siglo a punto Durante este tiempo, el poder
civil toma decisiones que normalmente estarían fuera de su alcance, Como la
institución de la comisaría general de regulares, que gobierna todos los conventos
del área Revolucionaria.
El poder político continúa avanzando, pero no afecta directamente el prestigio
de la religión en la vida colectiva. Sin embargo, la iglesia pierde prestigio al
mostrarle como una seguidora sumisa del poder civil. Además, estrecha
subordinación al poder civil introduce la inestabilidad política en la Esfera
eclesiástica.
A pesar de la erosión del lugar de la iglesia en la sociedad, no hay ataques frontales
a la fe. Sin embargo, la creciente secularización de la vida colectiva, impulsada por
la libertad comercial y el desarrollo de una nueva liturgia cívica, implica una
competencia con las manifestaciones piadosas como expresión de la vida colectiva
de la ciudad.
El texto proporciona más ejemplos de cómo la revolución está cambiando la
relación entre la iglesia y el estado junto la secularización de la vida colectiva Es
evidente en las celebraciones de eventos políticos durante tiempos sagrados, Como
la cuaresma. Esto es visto como un reflejo de la creciente subordinación del poder
eclesiástico al civil.
La política del supremo poder revolucionario hacia la iglesia puede resumirse
como la absorción de los recursos, el poder y el prestigio de las magistraturas y
corporaciones que anteriormente gozaban de autonomía junto Aunque efectiva
para aplastar a sus posibles rivales, esta política es menos exitosa para heredar el
poder y el prestigio de su víctima.
El uso de la coacción para imponer la adhesión revela los límites de consenso
que acompaña el poder revolucionario. Esto obliga al nuevo régimen a crear un

172
aparato de administración de la coacción más complejo y poderoso que en el
pasado. Sin embargo, este aparato representa un peligro para el nuevo poder, Ya
que puede beneficiar a las autoridades subalternas a medida que se les otorgan más
atribuciones.
En Buenos Aires, las autoridades que formaban el sistema de policía y baja
justicia municipal heredado del Antiguo régimen son investiduras de atribuciones
crecientes. Estas incluyen la vigilancia de la residencia como el control del humor
político en sus respectivos distritos, el control de las armas y la captura de vagos y
desocupados para su reclutamiento en el ejército.
El texto describe como la acumulación de nuevas funciones por parte de los
alcaldes y tenientes alcaldes durante la Revolución transformó su papel. Desde la
perspectiva de los grupos populares y marginales de la producción urbana y
suburbana, estos funcionarios se convirtieron en el representantes del nuevo poder,
así como Defensores frente a él.
El cambio se hizo evidente en abril de 1818, cuando una masa plebeya de los
suburbios defendió a la facción en el poder y un Al salto de su rival. Los alcaldes y
tenientes alcalde lideraban esta mesa y afirmaban peticiones imperiosas en su
nombre.
Sin embargo, la emergencia de esta masa plebeya y rústica generó preocupación
entre aquellos que ejercían directamente el poder, ya que representaba la posible
aparición de una nueva rival. La emergencia del doctor campana, un abogado de
dudoso prestigio pero influyente, es un ejemplo de esto.
Esta tendencia fue vigilada y finalmente contrastada punto a pesar de la
interrupción brusca de la evolución política en abril de 1811, el curso político y
militar de la Revolución retomó su cauce más lentamente. político policía que
ciudad.

173
Se menciona un acuerdo tácito entre las facciones revolucionarias para evitar
evocar los apoyos que fueron decisivos en abril. Este acuerdo también parece haber
Influido en la decisión de frenar el ascenso de la máquina político policíaca que la
revolución había ayudado a crear en la ciudad.
Finalmente, a finales de 1811, el cargo de alcalde de barrio comas que hasta
entonces había sido vitalicio, se transformó en anual. A partir de enero de 1812, los
candidatos designados por el Cabildo saliente ocupar a los cargos, previa
aprobación del poder supremo. La reforma de 1815 que estableció la renovación de
los cargos capitulares por elección popular no afectó a los alcaldes de barrio.
El texto describe cómo el poder Supremo se vio obligado a compartir el control
de reclutamiento de los alcaldes con el Cabildo, una entidad que sólo parcialmente
dominaba y con la que tuvo conflictos intermitentes. Sin embargo, el Cabildo
también reconocía los peligros de un aparato subalterno demasiado poderoso.
En diciembre de 1811, se creó el cargo de intendente de policía, una posición
que no estaba bajo la jurisdicción del Cabildo. En 1812, el cabildo propuso la
creación de una comisión de Justicia para lidiar con los robos, que se habían vuelto
cada vez más frecuentes. Esta comisión también dependía del gobierno y no del
Cabildo.
La actitud del Cabildo se atribuye en parte a la prudencia frente a un lugar
supremo y en parte a la respuesta a los que sientes problemas de orden público que
acompañaron a la revolución. En un esfuerzo por controlar el vandalismo en la
afueras de la ciudad, la autonomía de los alcaldes de barrio fue limitada. El
reglamento de policía de 1812 colocó a la justicia de campaña y a los alcaldes de
barrio bajo las órdenes del intendente de policía y de sus comisarios.
El estado buscaba a sus soldados entre los marginales y desocupados, lo que
acentuó los aspectos autoritarios y represivos de la relación entre el nuevo estado y
los sectores populares y marginales. Al mismo tiempo, la importancia de los

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alcaldes de barrio en el aparato de control de estos sectores disminuyó
rápidamente.
En contraste con el Antiguo Régimen, los alcaldes de Barrio, vecinos con
prestigio local, eran figuras valiosas que no costaban nada al fisco. Sin embargo, su
posición era ambigua, ya que se sentían más vinculados a sus administrados que al
aparato de gobierno. Mientras que la corona aspiraba a controlar solo
sumariamente a sus gobernados, Los Herederos revolucionarios mostraron menor
preocupación por la libertad individual.
El texto habla sobre la revolución en Argentina y los desafíos que enfrentó el
nuevo poder revolucionario en términos de transformar las creencias y el
comportamiento de los ciudadanos, así como obtener un apoyo más activo. Se
menciona que dejar estas tareas en manos de los funcionarios cuyo reclutamiento
no estaba bien controlado era peligroso, ya que tenían bases de poder
independientes y podían reclamar Independencia o control sobre sus superiores.
Por lo tanto, se tomó la decisión de reemplazar gradualmente a los alcaldes y
tenientes por una policía centralizada y rentada con fondos del fisco para evitar las
apariciones de rivales potenciales en la capital. Sin embargo, esta solución era
menos factible en el interior del país, donde la revolución necesitaba Buscar
apoyos locales y dependía de hombres y recursos para la guerra. Además,la
revolución tenía limitaciones financieras debido a su objetivo de hacer de la
Administración un negocio rentable. En Buenos Aires, el poder supremo no se
basaba principalmente en la fuerza de la policía profesional, sino también en los
comandantes militares y el ejército, que según siendo árbitros de las decisiones
políticas.Sin embargo, cuando la revolución se convirtió en Guerra, hubo cambios
profundos en su organización militar y su lugar en la ciudad. Estos cambios tenían
una dimensión política y permitían al ejército ejercer su influencia en el equilibrio
político interno según lo considerara adecuado el poder revolucionario. La

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militarización de la vida cotidiana de la ciudad aumentó después de la guerra y
generó preocupación, pero también aumentó el prestigio militar. En resumen, el
texto describe los desafíos y cambios que enfrentó la revolución Argentina en
términos de transformación social, reclutamiento de funcionarios, financiamiento,
influencia militar y equilibrio político.
Se menciona que Buenos Aires se encuentra amenazada y que 4 años de Gloria
han minado la educación y virtudes de los jóvenes. Ante la necesidad de destinar el
colegio de San Carlos como cuartel de tropas, los jóvenes comenzaron a ser
atraídos por la libertad y el brillo de las armas, deseando ser militares antes de
prepararse como hombre punto en una proclama, se establece la necesidad de
reconocer a un soldado en cada habitante, y las derrotas en la guerra hacen aún más
evidentes la necesidad de militarización. La proclama del gobierno Establece que
la guerra debe ser el principal objetivo y que todo el ciudadano nacerán soldados y
recibirán una educación acorde a su destino militar. Sin embargo, a pesar de
ambiciosa proclama, la vida en Buenos Aires no cambió radicalmente. Aún así, se
nota una clara tendencia a ejercer a hacer del ejército el primer estamento del
nuevo estado. Esto se refleja en la resolución que impone una rebaja general de
sueldos a los empleados civiles y militares inactivos, mostrando la diferencia en la
situación entre los funcionarios civiles y los militares. Aunque en el pasado los
funcionarios podían manifestar su indignación por los retrasos en el cobro de los de
sus sueldos debido a la expansión del ejército,Ahora se le señala el sacrificio por
los soldados como un deber de gratitud y un deber esencial en la sociedad. En
resumen, el texto describe la tendencia militarizar la sociedad en Buenos Aires,
donde se busca que todos los ciudadanos sean soldados y se les otorga una
educación militar desde la infancia. También se destaca la diferencia en las
situaciones entre los funcionarios civiles y los militares, y se empatiza la

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importancia de apoyar y Mostrar gratitud hacia los soldados que defienden los
derechos de la sociedad.
En este fragmento, se destaca el ascenso del prestigio militar en Buenos Aires y
como los líderes revolucionarios preferían utilizar la movilización política popular
con motivos patrióticos y guerreros. La representación de la Fuerza Armada
adquirió un papel dominante en los festejos y celebraciones que seguían a las
victorias revolucionarias. Se menciona el ejemplo de la recepción triunfal de alvear
después de la toma de Montevideo, donde la gloria militar era exaltada, Aunque el
objetivo político subyacente era consolidar la ventaja de una facción. La utilización
política del prestigio militar presupone un consenso de opinión que valora más el
prestigio militar que los talentos administrativos y políticos puntos se menciona el
caso del Coronel Manuel Pueyrredon, tiene boca con nostalgia un episodio en el
que participó en manifestaciones de Patriotismo callejero, destacando el verso que
cantaron en honor a chiclana, un militar poco destacado pero que adquirió prestigio
en este contexto. Además coman se mencionan los agravios sufridos por la élite
burocrática por parte de los militares, quienes insultaban y maltrataban a los
funcionarios civiles. A pesar de esto, la popularidad del ejército no parecía haberse
afectada. En resumen, el texto resalta el aumento del prestigio militar, la
importancia de la imagen de la Fuerza Armada en la sociedad y los agravios
sufridos por la élite burocrática por parte de los militares.
En este fragmento Cómo se destaca que el ascenso del prestigio militar en
Buenos Aires se basa en el estilo de movilización política popular que subraya los
motivos patrióticos y guerreros. Aunque el ejército se adecua a sus nuevos
cometidos bajo el control del igualitarismo, se menciona que el reclutamiento y la
promoción de oficiales varían, lo que afecta a los militares de carrera que ven
disminuidos su prestigio En comparación con Los jefes milicianos surgidos de las
milicias urbanas. La revolución trae consigo un estilo de guerra más exigente, lo

177
que lleva a recurrir al personal militar más antiguo, cuya experiencia en los
problemas administrativos y organizativos es valiosa. Se menciona que entre 1776
y 1806 existía una organización militar en Buenos Aires cuyo deterioro se
evidenció en la catástrofe de 1806, pero que había convertido a los oficiales de
carrera en un sector bien delimitado de la sociedad porteña. A pesar de esto, los
oficiales Tenían un lugar secundario y relativamente aislado En comparación con
otros grupos emergentes en la sociedad. Se destaca que la oficialidad rural y ciertos
cuerpos Escogidos tenían excepciones en cuanto a su marginalidad, pero en
general, la oficialidad en el río de la plata era considerada marginal. En 1000 entre
1806 y 1810, su prestigio sobre los cuerpos armados fue disputado por los jefes
surgidos de la movilización urbana durante las invasiones. En resumen, el texto
resalta los cambios en el equilibrio interno del grupo dirigente, la importancia de la
experiencia y la marginalidad de la oficialidad militar en Buenos Aires durante el
periodo revolucionario.
Se destaca que la marginalidad de los oficiales del ejército regular durante el
proceso revolucionario les dio un papel secundario en el inicio de la Revolución,
pero luego comenzaron a avanzar y establecer dinastías militares que perduraron
hacia fines del siglo 19. Se mencionan ejemplos de familias de oficiales que se
casaron entre sí y cuyos hijos también se convirtieron en militares, lo que generó
un clan de oficiales con influencia creciendo en Buenos Aires. Se menciona que
los oficiales de carrera pasaron la prueba de la Revolución en gran medida debido
a su experiencia militar Y no por su influencia sobre el nuevo gobierno. Se explica
que la revolución fue menos estricta en cuanto al pasado político de los servidores
militares en comparación con la elección de auxiliares administrativos. Además, se
destaca que la incorporación de prisioneros realistas al ejército patriota, tanto como
soldados como oficiales, se hizo cada vez más frecuente con el tiempo. Se
menciona que a partir de 1812, llegó al río de la plata un conocimiento militar más

178
complejo y sofisticado gracias a los militares de carrera que habían luchado contra
Francia en el ejército Regio y se unieron a la causa patriota. Estos militares
introdujeron sistemas organizativos y tácticos empleados en las prácticas militares
francesas. Se resalta que la identificación con la perspectiva militar se producía
rápidamente, y la sociedad reconocía el lugar del militar y consideraba las virtudes
militares como virtudes por excelencia del ciudadano. Se menciona que la
formación militar se llevaba a cabo de manera apresurada debido a las
circunstancias, Pero esto no impidió que los oficiales se convirtieran en modelos de
profesionalismo y disciplina. Sin embargo, también se menciona que había jefe
militares que buscaban una imagen diferente de la condición militar, donde la
valentía y la temeridad eran consideradas virtudes positivas. Se destaca que la
vocación militar implica el riesgo de vida y que los oficiales creen que tienen
derecho a vivir del esfuerzo y las privaciones de los civiles debido a los peligros y
sacrificios que emprendan en defensa de los Derechos. Esta actitud puede ser
peligrosa para la suerte del militar de la Revolución y se menciona que San Martín
tuvo que enfrentar y eliminar estas tendencias peligrosas dentro de su propio
cuerpo de oficiales. En resumen, el texto destaca El Avance de los oficiales del
ejército regular después de la Revolución, la formación militar apresurada, la
introducción de conocimientos militares más completos por parte de los militares
de carrera y las diferentes actitudes hacia la condición militar y el heroísmo.
Se destaca que la marginalidad de los oficiales del ejército regularDurante el
proceso revolucionario lo llevó a asumir un papel secundario, pero luego
comenzaron a avanzar y establecer Dinastía militares. Se menciona que la imagen
de la guerra como una actividad de lujo y destrucción se correspondía con la
realidad de un río de la plata que se había vuelto Guerrero debido a la revolución.
Sin embargo, esta actitud generaba tensiones con los sectores locales dominantes y
con aquellos encargados del manejo político, quienes veían disminuir la

179
benevolencia de los grupos de los que habían surgido. Se destaca que la amplitud
en el reclutamiento y la promoción de oficiales, Como así su identificación con la
guerra a ultranza, creaban distancias entre la dirección Revolucionaria y el cuerpo
de oficiales, lo que podía convertir al cuerpo de oficiales en un rival político
peligroso. Sin embargo, esta rivalidad se veía mitigada por la división en facciones
tanto dentro del cuerpo de oficiales como en el grupo revolucionario en general.
Además, la falta de criterios profesionales sólidos en la promoción de los oficiales
y la autonomía de los jefes del ejército generaban rivalidades y restaban coherencia
De oficiales como grupo profesional. También se menciona que la realidad entre
escuelas militares la llegada de nuevos rivales amenazaban la comunidad y el
futuro profesional de los oficiales existentes. En resumen, el texto resalta las
tensiones y rivalidades con dentro del cuerpo de oficiales, así como los obstáculos
para la formación de un cuerpo de oficiales cohesionados y con rasgos
corporativos sólidos.
Se destaca que la actividad militar no era la única esperada de los jefes militares
durante el proceso revolucionario. Muchos de ellos también desempeñaban roles
políticos, ya sea en acto o en potencia. Se menciona que Juan Manuel de
Pueyrredón, por ejemplo, fue inicialmente reconocido como militar debido a su
participación en una tentativa Audaz contra la primera invasión inglesa, pero luego
se dedicó a la política durante más de tres años como representante del Cabildo de
Buenos Aires en la corte. Otros jefes militares, como Carlos de Alvear, también
tenían una carrera más compleja y esencialmente política, y buscaban conquistar el
poder supremo para sí mismos y para su facción política, el lugar que para el
ejército en general. Se destaca que la revolución no logró dotar al cuerpo de
oficiales de una cohesión intensa, ya que la carrera militar se coronaba en una
carrera política en la que los jefes militares actuaban como políticos y
representaban intereses más amplios que los del ejército. Además, se menciona que

180
la revolución había destruido la identificación con corporaciones y magistraturas,
pero no pudo proporcionar una cohesión similar a la institución militar. Se resalta
que la carrera militar se había convertido en una carrera política en la que el éxito
profesional de un militar era también su éxito político. En resumen, el texto destaca
la dualidad de roles de los jefes militares durante la Revolución, su participación
en la política y la falta de cohesión dentro del cuerpo de oficiales debido a las
ambiciones políticas y las alianzas familiares y de facción.
LA CARRERA DE LA REVOLUCIÓN
Se destaca qué los Protagonistas de la Revolución tienen una doble lealtad: a la
Revolución y a la Revolución y a su propia promoción individual. Se menciona
que la revolución hizo un llamado explícito al motivo de ambición personal, lo que
llevó un surgimiento del individualismo desenfrenado. La quiebra de las
instituciones y la oraciones colectivas, junto con la inseguridad política y
económica, impulsó Buscar seguridad a través de influencia política o uniéndose a
las facciones dominantes. Sin embargo coman estos recursos Generalmente eran
menos exitosos de lo que se pensaba, y muchos líderes políticos adquirieron fama
de corruptos sin prosperar tanto como aquellos que los denunciaban. se destaca que
la corrupción y la consecuencia eran más bien recursos defensivos frente a un
destino incierto punto en seguridad de los hechos y el juicio era impresionante, y la
disciplina inspirada por la lealtad a la Revolución era deficiente. se menciona que
la revolución ha destruido el orden anterior sin reemplazarlo, y la inseguridad en el
juicio lleva muchos dirigentes revolucionarios a gobernar por el temor a las
represalias de los adversario. La declaración de Independencia obliga a elegir entre
la lealtad a la nación independiente y la lealtad al viejo orden, y se espera que se
definan nuevas formas de lealtad. sin embargo, la independencia también marca el
fin de la etapa Revolucionaria y el comienzo de la guerra punto en resumen, el
texto resalta la doble lealtad de los protagonistas de la Revolución, la búsqueda de

181
la seguridad individual en un contexto de inseguridad política y económica, la
corrupción como recurso defensivo y la falta de cohesión y disciplina de la
Revolución.
Se destaca que la dirección Revolucionaria ha descubierto qué La dirección
revolucionaria ha descubierto que su base de legitimidad no se encuentra en un
sistema de ideas, sino en su capacidad para satisfacer las necesidades e intereses
del país. Sin embargo, hasta ese momento, la dirección Revolucionaria había
asumido la misión más ambiciosa de crear un país y Establecer un nuevo orden
pasado en sus propias ideas. Se menciona que la distancia entre el gobierno y la
nación aún no consolidada se refleja en la falta de Claridad sobre quienes forman
parte de la clase política y cuáles Son sus objetivos. La identificación entre el
gobierno y una facción política ha generado problemas de cohesión y división
dentro de la dirección Revolucionaria. Se destaca que la participación en la
revolución se basa en la conciencia compartida de participar en una aventura de la
cual muchos prefieren mantenerse apartado. Se menciona que algunos líderes
militares tienen prestigio no por su posición en cuerpos milicianos, sino por su
experiencia en organizar grupos de opinión frente a la crisis Imperial. la revolución
introduce cambios en este panorama, Como la agitación Popular al margen de la
estructura miliciana y la inclusión de figuras representativas de ciertos sectores
sociales en el sector dirigente. Sin embargo, se señala que estas inclusiones no
resuelven el problema de la comunicación con el cuerpo social y que algunos
representantes son reclutas del grupo identificado con la revolución Cómo
ampliando pero sin lograr superar su aislamiento. La rivalidad dentro del grupo
dirigente se refleja en la división entre el presidente de la junta, Cornelio Saavedra
y uno de los secretarios, Mariano Moreno. Moreno propone un programa
Revolucionario con franqueza, lo cual genera opiniones encontradas. En resumen,
el texto resalta la necesidad de la dirección Revolucionaria de satisfacer las

182
necesidades del país, la falta de cohesión y división dentro del grupo dirigente, y la
inclusión de representantes de diferentes sectores sociales.
El enfoque entre Mariano Moreno y aquellos que habían abordado los problemas
Derivados de la crisis Imperial Crea una solidaridad creciente. Esta solidaridad se
basa en la comprensión de las posibilidades y dificultades que la crisis plantea.
Aunque existía una división por origen dentro del bloque revolucionario, la
oposición entre Saavedra y Moreno tiende a excindir el bloque en grupos
Opuestos. Sin embargo, la hegemonía del sector miliciano liderado por Saavedra
parece asegurada en mayo de 1810. La erosión de esta hegemonía se debe a la
destrucción de las milicias urbanas que desencadenaron la Revolución y a la
comprensión cada vez más cercana de las necesidades del movimiento
revolucionario por parte de los líderes de la milicia más lúcidos. Los Seguidores de
Moreno se convierten en una facción después de que él se dirige a un destino
diplomático en Londres. Esta facción encuentra solidaridad en Los sufrimientos
comunes a manos de la facción rival, en lugar de la continuidad de una línea
política. La experiencia del primer año de la Revolución ha enseñado ambas
facciones sobre los peligros de la democratización punta la guerra, que desvía la
atención a los frentes remotos y devuelve al ejército una organización más
tradicional, permite un cambio radical pero discreto en este sentido punto en
resumen, el texto destaca la solidaridad creciente entre Moreno y aquellos que
comprenden las dificultades de la crisis Imperial, la división en factores dentro del
bloque revolucionario y los peligros de la democratización.
El cambio revolucionario experimentado en Argentina tuvo consecuencias tanto
positivas como negativas. Por un lado, la dirección Revolucionaria buscaba
asegurarse una base en el ejército profesional para independizarse del apoyo
militante de cualquier sector social y mantener una nueva Independencia frente a
los sectores altos juntos sin embargo, esto implicó clausurar el proceso de

183
democratización y mantener una guerra que no podía liberar el costo a los sectores
altos.
En cuanto a los sectores populares, los efectos de esta política fueron más
matizados y, en general, se considera que fueron favorables una vez que se
tuvieron en cuenta las ventajas y las pérdidas. esto explica por qué la limitación del
proceso de democratización no generó conflicto serios, pero también impidió una
ampliación de apoyo para poder para el poder revolucionario dentro de un marco
de opinión limitado.
A partir de 1810, la situación cambió radicalmente. Aunque el poder
revolucionario reivindicaba su propia legitimidad monárquica, sus rivales no
encontraron convincentes estas alegaciones. el uso cada vez más frecuente de la
pena de muerte para los opositores al avance de revolucionario generaba temor
sobre las predicciones de derramamiento de sangre en el caso de un eventual
restauración del viejo orden. Esto provocó una crisis de confianza en la dirección
Revolucionaria y una falta de identificación total de cualquier sector de la sociedad
porteña con ella.
En consecuencia, los sectores altos urbanos adoptaron una actitud de cuidadosa
distancia, evitando tanto la adhesiones entusiastas como la oposición eficaz. Esta
reserva reflejaba una opinión más madura y crítica hacia los gobernantes comas
pero también la resignación ante el poder revolucionario. Solo ante un poder
debilitado por fracasos evidentes, esta opinión se traducía en acciones eficaces.
El texto habla sobre cómo los sectores altos de la sociedad en Buenos Aires
durante la Revolución dependían del nuevo poder y gradualmente se iban uniendo
a él. Aunque al principio algunos intentaban eludir el compromiso con la
revolución, con el tiempo se veían obligados a adoptar la forma de adhesión
exigidas por el poder revolucionario, Como el juramento de lealtad a la nación
independiente. Además, la actividad económica del Estado revolucionario creaba

184
nueva solidaridades entre los sectores altos y el poder revolucionario. Por ejemplo,
muchos encontraban oportunidades comerciales lucrativas al hacer negocios con el
estado revolucionario, que gastaba la mayor parte de sus recaudaciones en el país.
También se mencionaba el caso de Francisco zagui quien estableció lazos
estrechos con el poder revolucionario a través de su participación en el transporte
de provisiones para el ejército sitiador y luego en la marina de combate. En
resumen, el texto muestra cómo los sectores altos de la sociedad se van integrando
gradualmente al poder revolucionario a través de las adhesiones formales y la
participación en la economía de guerra.
Se menciona que incluso los representantes de la riqueza comercial local en
Buenos Aires, Como Lezica y Lavallol, no sé negaban a proveer o dar crédito al
Estado revolucionario. Sin embargo, estas relaciones de interés no eran suficientes
para identificar a los sectores altos como parte del grupo dirigente revolucionario.
Esto se debe a que estas relaciones eran ambivalentes y podían cambiar
dependiendo de la situación política o económica. Aunque existían causas de
aproximación o hostilidad entre el poder político y los intereses económicos, no se
consolidaba una identificación completa entre ambos. Existe una separación sólida
pero imperceptible entre el grupo dirigente revolucionario y los sectores altos
urbanos de los que surgieron, ya que estos últimos no se reconocen a sí mismos
como parte de la aventura política de los dirigentes. A pesar de esto, los dirigentes
revolucionarios mantienen cierto lugar dentro de los sectores altos locales, lo cual
beneficia el movimiento revolucionario. Las familias de distinción recuperan su
lugar en la sociedad Revolucionaria y establecen relaciones con el nuevo poder, lo
que aumenta el prestigio de este último. Sin embargo, estos interlocutores
distinguidos rara vez superan sus preferencias por mantenerse en segundo plano.
Se menciona el caso de escalada, un ciudadano rico que prestó servicios a la causa
patriota y que tenía influencia debido a Su riqueza y prestigio familiar punto

185
además, se menciona el matrimonio de José de San Martín con remedios de
escalada, que tuvo efectos políticos y le otorgó un lugar en la sociedad
Revolucionaria. En resumen, el texto muestra la relación compleja entre el grupo
dirigente revolucionario y los sectores altos, donde existen intereses compartidos
pero también una separación entre ambos.
En este texto se aborda la relación entre la clase alta Argentina y la revolución. Se
menciona personaje como San Martín, Carlos María de alvear y Saavedra, así
como las familias escalada y balbastro. Se destaca que Aunque algunas familias
influyentes no mostraron un entusiasmo temprano por la revolución, conservaron
su influencia y pudieron servir a los ambiciosos líderes revolucionarios. Se plantea
la pregunta de si los dirigentes revolucionarios estaban cometiendo un error al
aliarse con la clase alta reticente a la revolución. Se señala que la reticencia de esta
clase alta frente al compromiso político tiene sus ventajas, evitando la formación
de facciones demasiado violentas. Sin embargo, el peligro radica en la falta de
coherencia de este grupo y la posibilidad de divertirse en bandos y grupos rivales.
Se menciona la formación de un club político morenista en 1811, que buscaba
organizar aquellos que se oponían a la tendencia moderada en el poder punto se
destaca la participación de domingo french en este Club y la importancia de su
papel en las manifestaciones populares de apoyo a la revolución. Finalmente, se
menciona que el club es reivindicado y renombrado como sociedad patriótica, pero
su actividad hacia el gobierno no se suaviza.
Este texto analiza la relación entre la clase alta Argentina y la revolución. Se
mencionan personajes como San Martín y Carlos María de alvear, así como las
familias escalada y balbastro. Se destaca que algunos miembros temprano con la
revolución comaron su influencia. Se plantea la pregunta de si los dirigentes
revolucionarios estaban cometiendo un error al aliarse con una clase alta reticente.
Se señala que la reticencia de esta clase alta tiene ventaja, evitando la formación de

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facciones violentas. Sin embargo como el peligro radica en la falta de coherencia
de este grupo y la posibilidad de divisiones interna. Se menciona la formación de
un club político morenista en 1811, que buscaba organizar aquellos que se oponían
a la tendencia moderada en el poder punto se destaca la participación de domingo
french en este Club y su importancia en las manifestaciones populares de apoyo a
la revolución. Finalmente, se menciona que el club es reivindicado y renombrado
como sociedad patriótica, pero su actitud hacia el gobierno no cambia.
El texto discute la orientación de la manipulación por parte de la logia en la
revolución rioplatense. Se menciona que el propósito principal de la logia era
asegurar la convergencia de la Revolución rioplatense en una Revolución
hispanoamericana más amplia, republicana e independentista. La asamblea de 1813
marca el punto más alto de esta línea Revolucionaria, donde los miembros adoptan
el nombre de ciudadanos y cultivan las virtudes republicanas. Sin embargo, las
situaciones a las que se enfrenta el poder revolucionario son complejas y a menudo
los principales generales no son suficientes para guiar las decisiones.
Dos problemas en particular se revelan en toda su magnitud: la disidencia en el
Litoral, que cuenta con apoyo local y resistencia al poder central, y la creciente
marea de restauración en Europa, que amenaza con restaurar el dominio de los
borbones españoles. Frente a la disidencia litoral Comala fue republicana tiene
poco que decir, ya que el poder Porteño se ve a sí mismo como heredero del
Antiguo Régimen y desprecia a los líderes de las nuevas tierras. Por otro lado
como los avances anti napoleónicos en Europa ponen en entredicho la fe
Revolucionaria y republicana, y obligan al poder revolucionario a disimular y
actuar con prudencia.
La asamblea Constituyente, que en un principio tenía la intención de dictar una
constitución y programar la independencia comunal, se ve cada vez más limitada
en su capacidad de acción y se convierte en un instrumento de juego político.

187
Periodología más radical adoptada bajo la influencia de la sociedad patriótica y la
logia se vuelve cada vez más inadecuada frente a la hostilidad que la revolución
enfrenta tanto en el litoral como en ultramar juntos esto lleva a un enfoque cada
vez mayor en los problemas tácticos a corto plazo y dejó en un segundo plano los
objetivos finales del proceso revolucionario.
La logia se convierte en una herramienta de dominación política controlada por
la facción de alvear punto esta facción se diferencia de las anteriores en que su
objetivo principal es la conquista y conservación del poder en manos de un grupo
político específico, en lugar de las diferencias políticas que habían surgido
anteriormente. Aunque adopta los supuestos ideológicos de la logia, es su
dedicación al objetivo inmediato de conquistar el poder lo que la distingue de sus
rivales dentro de la logia.
En resumen, el texto analiza cómo la logia manipula la revolución rioplatense
con el objetivo de lograr una Revolución hispanoamericana más amplia. Sin
embargo se enfrenta a desafíos y dilemas complejos, Como la disidencia en el
litoral y la amenaza de la restauración en Europa junta además, Se observa un
cambio en el enfoque de la logia hacia los problemas tácticos a corto plazo y la
consolidación del poder en manos de una facción específica.
En este texto se destaca que la nueva facción liderada por Alvear Se basa en su
astucia con mi virtud Revolucionaria. Se menciona el repudio de la capitulación en
Montevideo, que aunque poco honorable, fue beneficiosa para su para la facción.
Se resalta la admiración y lealtad hacia el Bear, incluso después de su desgracia.
La formación de la facción alvearista se debe al estrechamiento previo de la base
de poder Revolucionaria, lo que les permite acumular y utilizar adhesiones de
personas con facultad de decisión. El atractivo del alvearismo radica en haber
aceptado y asumido como propio el problema de la conquista y defensa del poder
en manos de un grupo determinado. San Martín, más Leal a los objetivos originales

188
de la Revolución, fue marginado debido a su enfoque en la victoria militar como
objetivo revolucionario. Se menciona que la máquina política alvearista sirve a un
grupo reducido, lo que provoca reacciones de aquellos que se sienten marginados.
Aunque hay influencia familiar en el ascenso de posadas, el alvearismo va más allá
de ser solo un clan familiar. Sin embargo, a pesar de estar organizados para
conservar el poder, el grupo revolucionario no está bien integrado en la sociedad
urbana.
Este texto se menciona que la facción alvearista cuenta con el apoyo de
Adherentes que no son originarios de Buenos Aires, lo que demuestra y el
aislamiento del poder político de un fuerte apoyo social en la capital. La facción se
asegura el apoyo del ejército al concentrar la guarnición en un campamento fuera
de la ciudad. Sin embargo, deben enfrentar la disidencia en el litoral y en otras
partes del país. Alvear tiene dificultades para ser aceptado por el cuerpo de
oficiales en el ejército del Norte y San Martín se vuelve peligroso en cuyo
resistirse al control de Buenos Aires. La resistencia litoral se extiende, lo que lleva
la crisis final de la hegemonía alberista. A pesar de su intento de tener la disidencia
por la fuerza o cómo al verse veo obligado a evacuar las tropas porteñas de
Montevideo y enfrentarla avanzada Federal en Santa Fe de punta finalmente alvear
deja el cargo de director supremo y se marcha en un buque inglés, dejando sus
seguidores en manos de sus enemigos.
El alvearismo cayó debido a varios factores. En primer lugar, la concentración
del poder en manos de la logia, que se reservaba todo el poder real, generó
resentimiento y tentaciones de traición entre aquellos que se sentían marginados de
las decisiones y oportunidades de ascenso en la carrera Revolucionaria. Además, la
facción alvearista solo podía mantener su hegemonía si su política era exitosa, Pero
cuando enfrentaron reveses, su poder comenzó erosionarse rápidamente y su
solidaridad interna se vio afectada. El cuerpo de oficiales, al que alvear había

189
convertido en árbitro de su poder, emitió un fallo adverso, lo que contribuyó a su
caída.
La caída del alvearismo también se debió a los reverses reveses que enfrentaron
punto estos reveses eran el resultado de una política previa al surgimiento del
algarismo y eran consecuencia de los avances mundiales de la contrarrevolución.
La facción dominante, en un intento de evitar las consecuencias del fracaso, estaba
dispuesta a abjurar progresivamente de su credo revolucionario y buscar una
reconciliación con la metrópolis o un modo de liquidar la empresa Revolucionaria
con el mínimo de pérdidas.
Además, la revolución porteña debía aprender a adaptarse al país que pretendía
gobernar. La política Revolucionaria, basada en imponer su política a poblaciones
poco dispuestas a sacrificarse por sus objetivos que no les habían sido
persuasivamente demostrados, habían agotado sus posibilidades. Aunque habían
logrado cortar el nexo entre el ejército y la movilización urbana, no pudieron aislar
al cuerpo de oficiales de las presiones del entorno en el que actuaban.
En resumen, el alvearismo cayó debido a la concentración del poder, los reveses
en la política y la falta de adaptación a las necesidades y expectativas del país.
La caída del alvearismo se debió a varios factores. En primer lugar, un amplio
descontento en diferentes partes del territorio sometido al poder revolucionario, lo
que reflejaba la fatiga de la capital. El ejército, que sacrificaba el bienestar de las
élite urbanas y las poblaciones Rurales comas no resistió la tentación de vengar los
agravios que había causado. Esto se debía a la convicción de que el sistema vigente
no podía continuar y que la revolución se podía salvarse si se identificaba con las
poblaciones a las que había dominado y utilizado.
La política Revolucionaria también enfrentó problemas en el país. La revolución
pretendía controlar diferentes áreas y necesitaba crear nuevas formas de
articulación política que reflejarán el cambio radical que buscaba. Sin embargo,

190
había una tentación de utilizar los lazos de subordinación heredados del Antiguo
Régimen para beneficiarse, lo que generaba resistencia. La revolución se encontró
en una encrucijada entre mantener el poder utilizando la fuerza y buscar una
reconciliación con un mundo cada vez más conservador.
La caída de alvear bajo los golpes de un ejército destinado a combatir la
disidencia del litoral mostró que el destino del poder revolucionario se decidía en
áreas sometidas a su dominio, no en el la capital Punta El derrumbe de 1815
impulsó a la política Revolucionaria la necesidad de una Reconciliación tanto con
un mundo conservador como con el país al que sus victorias y derrotas militares
estaban fijando las fronteras.
En el país, las resistencias surgían principalmente contra los intentos de cambiar
radicalmente el orden prerrevolucionario, Incluyendo los ataques a la fe heredada y
los intentos de romper el equilibrio entre las castas en áreas donde esto era
significativo en el ordenamiento social. Aunque la revolución adjuró de cualquier
gerencia en materia de religión, la política de emancipación indígena continuó
siendo apoyada por aquellos que se beneficiaron de ella junto
A pesar de los problemas derivados del interior, los influjos políticos seguían
proviniendo de Buenos Aires, donde el élite reveló su descontento con la
prepotencias militares y las cliques políticas dominantes. Esto demostró que las
opiniones del élite de Buenos Aires no podían ser ignoradas sin peligro.
En resumen, la caída del alvearismo se debió la fatiga de las de la capital, el
descontento en diferentes partes del territorio, la resistencia del ejército, la
necesidad de Reconciliación con el mundo conservador y con el país, y los
problemas derivados del interior.
Después de la caída del alvearismo, se produjo un cambio en la orientación
política hacia un nuevo conservadurismo. Manuel José García, enviado Porteño en
Europa, escribió sobre la necesidad de poner el poder político en manos de los

191
titulares del poder económico. Esta reorientación política se basaba en la idea de
que el poder político debería estar en manos de aquellos arraigados en el país y que
dependían de la tierra. Aunque este programa no era fácil de implementar, la
influencia de los económicamente prósperos en la conducción Revolucionaria
aumentó después de la caída del alvearismo.
La caída del alvearismo también fue seguida por comisiones de investigación,
destierros y confinamientos. Incluso la pena de muerte reapareció discretamente.
Sin embargo, Los herederos inmediatos del poder no duraron mucho tiempo ya que
surgió tensión entre el Cabildo, representante de los notables de la ciudad, y los
jefes militares que habían colaborado en derrocar al alvearismo.
Mientras tanto, la Concordia que siguió a la caída de alvear no duró mucho.
Artigas,En particular coma no encontró motivo para limitar sus ambiciones y
marginó el territorio Bajo su influencia del proceso de reorganización política.
Aunque las tropas porteñas ocuparon Santa Fe en respuesta a la disidencia
persistente de artigas, esto Solo llevó a una ruptura duradera.
En medio de esta inestabilidad, se produjo la caída del director suplente Álvarez
Thomas y el proceso electoral continuó para elegir un nuevo congreso general
Constituyente. el congreso se reunió en tucumán y eligió a Juan Martín de
pueyrredón como director supremo del estado. Esta elección mostró una perturdra
del poder revolucionario hacia el interior Leal.
En resumen, después de la caída del alvearismo, hubo un cambio hacia un nuevo
conservadurismo político, con un mayor énfasis en el poder económico. Hubo
tensiones entre el Cabildo y los jefes militares, y la Concordia que siguió a la caída
de Alvear no duró mucho debido a la ambición de Artigas. Sin embargo, se
llevaron a cabo elecciones y se eligió a Pueyrredón como director supremo del
estado.

192
Después de asumir el cargo, Pueyrredón se encontró con una nueva crisis
política en Buenos Aires. Sin embargo, su presencia evitó que la situación
empeorara, ya que los rivales decidieron inclinarse ante el coma al no haber
tomado partido en las discordias recientes y tener una autoridad superior a la de los
líderes locales. Aunque el poder de Pueyrredón era frágil al principio, su llegada
marcó el establecimiento Pacífico de un nuevo orden.
Varios factores contribuyeron a la estabilidad del nuevo orden. Los ejércitos en
campaña, que no habían sido considerados urgentes por el alvearismo, tuvieron un
mayor peso político. El congreso, protegido por la distancia de las facciones de la
capital, brindó legitimidad a la fuerza de estos ejércitos.
A pesar de las tendencias exclusivistas del alvearismo Cómo lograron reunir a
políticos expertos formados en la carrera Revolucionaria. Algunos de estos líderes
renunciaron a su apartamento de las primeras filas debido a la gravedad de la crisis.
Aunque estos líderes tenían diferencias comas temían los peligros derivados de la
incoherencia y evitaban enfrentamientos violentos.
La creciente disidencia litoral también contribuyó al disciplinamiento. El
ejército estacionado en Buenos Aires, destinado a resistir cualquier avance de
disidencia, no estaba dispuesto a debilitar su retaguardia secundando las
ambiciones políticas de alguno de sus líderes.
La llegada de Pueyrredón a Buenos Aires marcó la instauración pacífica de un
nuevo orden. Los Voceros del nuevo régimen enfatizaron que se rompía con el
pasado Revolucionario. Se destacó que la declaración de Independencia no era la
culminación como si no la rectificación del proceso revolucionario iniciado en
1810. Se renunció a la exactitud de las actitudes perniciosas y se buscó la
estabilidad y la paz.
Sin embargo, el nuevo régimen enfrentaba dificultades debido a la guerra en
curso. El gobierno se proclamaba como la primera víctima de la Revolución y

193
buscaba restaurar el orden punto Aunque la guerra había agotado las reservas del
disco, el gobierno hacía esfuerzos para mejorar la situación de la población y
atender las necesidades del élite económica local.
En resumen, la llegada de Pueyrredón al poder marcó la instauración de un
nuevo orden Pacífico en Buenos Aires. Se logró cierta estabilidad gracias al peso
político de los ejércitos en campaña y al disciplinamiento de las facciones. El
nuevo régimen buscaba rectificar el proceso revolucionario y restaurar el orden,
enfrentando desafíos debido a la guerra en curso.
El gobierno de pueyrredón enfrentaba indiferencia hacia el ofrecimiento de
tierras aún por conquistar a los indios y la presencia de militares sin destino entre
los agitadores de La Plebe. Ante el descontento, el gobierno ensayó una política
represiva, pero moderada, A diferencia de la intransigencia que había sido común
en el pasado revolucionario.
Pueyrredón prefería acusarse de sexo de indulgencia y temía que la revolución
condujera al país a la barbarie. Por ello, desterró a los maquinadores más
peligrosos y evitó las persecuciones judiciales, para mantener en secreto la red de
confidentes que había permitido prevenir la revolución punta el gobierno renunció
a la popularidad y se dirigió a un público reducido de personas sensatas y libres de
pasiones y fanatismo.
El régimen de Pueyrredón aspiraba el apoyo reflexivo de sectores más limitados,
presentándose como la alternativa menos mala para administrar el legado
catastrófico de la Revolución. Frente al Elite criolla golpeada desde 1810, invocaba
la prudencia financiera y el cuidado en las consecuencias de una voracidad fiscal.
Sin embargo, la reforma del arancel aduanero llevó a un aumento del contrabando
y una disminución de los ingresos aduaneros.
El contrabando se consideraba la causa de todos los desórdenes y El
desequilibrio Financiero persistía. En 1819 Cómo se volvió a recurrir a medidas

194
fuertes para obtener contribuciones, Como la captura de españoles europeos como
Rehenes.
En resumen, el gobierno de Pueyrredón enfrentaba indiferencia hacia el
ofrecimiento de tierras y agitación entre la plebes. Adoptó una política Represiva
moderada, renunciando a la popularidad y buscando el apoyo de sectores
reflexivos. Sin embargo, la reforma del arancel aduanero condujo al aumento del
contrabando y persistieron los desequilibrios financieros.
El gobierno de Pueyrredón, más que por razones sentimentales, se inspiraba en
el temor a la disciplina de La Plebe desesperada al tomar medidas de emergencia
contra la miseria. A pesar de las alarmas reales y retóricas, el régimen dictatorial
continuaba en la línea del antiguo régimen, y su popularidad entre la plebe urbana
siempre fue limitada.
El alejamiento creciente de la tradición Revolucionaria fue visto con desagrado
por una plebe urbana, ya que la nueva orientación que te cava los mitos que
formaban la fe política de la plebe, como la invencibilidad de Buenos Aires y la
necesaria victoria de una Revolución popular. Además, la política litoral del nuevo
régimen como resignada ante la reparación de los portugueses en la banda Oriental,
ocultaba una complicidad no se activa con ese avance.
El régimen de Pueyrredón mostraba una duplicidad en su administración, lo que
debilitaba aún más la confianza de La Plebe Revolucionaria en el equipo dirigente
que revisaba el legado revolucionario de manera ruidosa. Aunque Pueyrredón
proclamaba una postura firme contra Portugal, lamentaba la falta de preparación
para enfrentar las acciones futuras debido a la falta de información y la presión de
la opinión pública manipulada por sus adversarios.
La opinión plebeya, que ya había perdido cualquier posibilidad de influir
directamente en la marcha Revolucionaria desde antes de 1816, tenía pocas formas
de expresar su descontento. Sin embargo, su descontento comenzaba a ser

195
compartido por otro sector más incluyente. El régimen también redefinía su
relación con el ejército, Especialmente con los ejércitos de frontera. Aunque estos
ejércitos habían tenido una influencia decisiva en el surgimiento del régimen
coman su importancia disminuía, especialmente después de la derrota en sipe sipe
y la reorganización del ejército del Norte a cargo de Belgrano.
En resumen, el gobierno de Pueyrredón se preocupaba por la indisciplina de la
plebe y tomaba medidas de emergencia contra la miseria. La crítica de los mitos
revolucionarios y la complicidad con los portugueses debilitaban la confianza de
La Plebe en el régimen. La opinión plebeya tenía pocas formas de expresar su
descontento y su importancia disminuía.
La guerra imposibilitaba el retorno a un orden estable y frustraba el objetivo
revolucionario de establecer un nuevo orden. La presión financiera de la guerra
generaba atenciones y frialdad en los sectores altos, quienes tenían que hacer frente
a una parte del costo de la guerra. Aunque el nuevo estilo político buscaba la
moderación, la lucha por la supervivencia mantenía un tono faccioso y violento.
Se observa un contraste entre la reflexiva proclama de destierro de los
desafectos y la noticia de la ejecución de un peninsular encontrado con armas. El
extremismo se manifestaba en los actos más que en las ideas. La violencia brutal
era un transfondo constante en la gaceta, que ahora llenaba sus páginas con
ejercicios de estilo reposado. Se daba cabida aparte de comandantes que se
jactaban de acciones sangrientas y describían con embeleso los frutos de sus
hazañas violentas.
La guerra hacía imposible retorno al orden y solo cuando esta llegara su fin se
podría considerar que la etapa Revolucionaria estaba verdaderamente clausurada.
Resumen, la guerra generaba presiones financieras y violencia que impedían el
retorno a un orden estable. Los actos violentos y el tono faccioso contrastaban con

196
la moderación buscaba en el nuevo estilo político. La etapa Revolucionaria sólo
podía considerarse cerrada cuando la guerra llegara a su fin.
FORMAS DE IDENTIDAD EN EL RIO DE LA PLATA LUEGO DE
1810* JOSÉ CARLOS CHIARAMONTE
Las tres tendencias de identidad política luego de la Independencia
El texto aborda el tema de la identidad política en hispanoamérica Después de la
Independencia. Se mencionan Tres formas de identidad política:
hispanoamericana, río Platense o Argentina, y provincial. Estas tres tendencias
consistieron y reflejaron la ambigüedad del sentimiento colectivo después de la
Independencia. Además, se argumenta que la que estas formas de identidad política
son significativas para comprender las formas de sociedad y estado en la primera
mitad del siglo XIX. Se destaca que estas tendencias no deben verse como residuos
o adherencias Extrañas a un supuesto sentimiento nacional argentino
predominante, sino como formas alternativas de organizar un nuevo estado en
reemplazo del dominio hispano. Se enfatiza que no existía una sociedad definida ni
una clase social desarrollada que respaldara los proyectos de nuevos estados
nacionales. Por lo tanto, se sugiere que estas formas de identidad política eran
conatos nacionales contenidos en su desarrollo por diferentes factores.
El texto anterior plantea la necesidad de considerar el proceso de formación de
las nuevas nacionalidades y organizaciones estatales en hispanoamérica como un
resultado y no como un Punto de partida. Se critica la tradición historiográfica que
postula la existencia y mitio de una conciencia nacional y explica la independencia
como resultado de esa conciencia. Se argumenta que la independencia fue
principalmente el resultado del derrumbe de los imperios ibéricos debido a sus
conflictos europeos. Este contexto, la coexistencia de diferentes formas de
identidad política se interpreta como indicador de una realidad social que aún no
estaba definida por los contornos nacionales. Se menciona el tránsito de la

197
identidad hispanoamericana a los sentimientos autonomistas de distintas regiones,
con la emergencia de nuevas formas de poder del caudillismo, antes de que se
desarrollara la identidad nacional rioplatense.
Diversas expresiones de identidad política
1. Los textos constitucionales provinciales.
En este fragmento, se mencionan testimonios de textos constitucionales
provinciales que reflejan alguna de las tendencias de identidad política en
hispanoamérica después de la Independencia. Se destaca el problema de la
definición de la ciudadanía, que está estrechamente relacionado con la soberanía.
Los textos constitucionales muestran la influencia inicial del sentimiento
americano al estallar la independencia cómo ya que se otorga la ciudadanía Los
Americanos de las antiguas colonias españolas. Sin embargo, debido a la dificultad
práctica de su realización, se desarrollaron otras formas de identidad políticas más
accesibles.
Se mencionan las constituciones de varias provincias argentinas como Santa Fe,
Entre Ríos, Corrientes, Catamarca, San Juan, San Luis, Tucumán, Jujuy y
Córdoba, y se describe cómo cada una aborda el tema de la ciudadanía. Algunas
constituciones no limitan la ciudadanía a los nativos de la provincia, sino que la
otorgan a los americanos en general. Otras constituciones la reservan para los
nativos pero también la admiten para los extranjeros bajo ciertas condiciones.
Se menciona específicamente el estatuto provisorio constitucional santafesino de
1819, que refleja el fracaso de la tentativa constitucional rioplatense en ese
momento punto en este documento, se hace referencia a la provincia y América,
sin mencionar una posible unidad rioplatense. Se establece que todo americano
ciudadano y se suspende este derecho a aquellos que sean considerados enemigos
de la causa de América o de la provincia. También se describe el juramento que

198
debía prestar el gobernador coma en el cual se comprometía a defender la causa
general de América del Sur y la independencia de la provincia.
En resumen, estos testimonios de texto constitucionales provinciales muestran
las diferentes formas de identidad política que surgieron después de la
Independencia de hispanoamérica, así como las diversas formas de abordar el tema
de la ciudadanía en cada provincia.
En este fragmento se menciona un incidente protagonizado por justo José de
Urquiza en 1826, donde se observa una derivación notable de la persistencia del
sentimiento de identidad americana encontraste con el provincial. Urquiza se opuso
a la expulsión de los nativos de Buenos Aires de los cargos públicos en la
provincia de Entre Ríos, argumentando que los porteños eran ciudadanos
entrerrianos por ser americanos, no por ser rioplatenses. Este incidente refleja la
coexistencia de diferentes formas de identidad política en ese momento.
Se mencionan también documentos interprovinciales y constituciones
posteriores a la santafesina que hacen referencia a una entidad política nacional o
río Platense, junto con las identidades provinciales y americanas. Sin embargo, en
algunos textos constitucionales, desaparece la referencia a lo americano, lo cual
indica que la dificultad de organizar estatutos con una amplitud territorial Excesiva
debilitaba esa forma de identidad política.
En el caso de corrientes, se hace referencia a una soberanía nacional superior a
la de la provincia en un reglamento provisorio de 1821, pero esta alusión no se
conservó en el texto definitivo de 1824. Además, se menciona un documento
correntino en el que se concebía la identidad política subprovincial como
Sudamericana en el lugar de rioplatense.
En resumen, se observa una ambigüedad de la definición de la identidad política
de esta etapa, donde consiste en referencia sobre una entidad política nacional o
rioplatense y a identidades provinciales y americanas. También se evidencia una

199
fuerte tendencia autonomista, que en algunos momentos asumen contornos de
autonomía nacional en la provincia de corrientes.
En la Constitución de Entre Ríos Cómo se observa una expresión más fuerte de
unidad rioplatense, posiblemente debido a la subordinación de esta provincia a
Buenos Aires punto Esto va de la mano con una fuerte manifestación de unidad
americana, ya que el grupo político dirigente como Aliado a Buenos Aires, Busca
combatir el sentimiento provincial. La Constitución otorga la ciudadanía a todos
los nativos de la provincia y a los americanos naturales de cualquier pueblo o
provincia de los territorios que fueron españoles en ambas Américas. También
extiende la aptitud para el cargo de Gobernador a todo ciudadano natural de la
unión. aunque se define a Entre Ríos como un estado y gobierno representativo
independiente,También se declara que este es parte integrante de las provincias
unidas del río de la plata y forma parte de una sola nación, que será organizada por
el futuro Congreso general.
En las provincias que conceden ciudadanía a los Americanos, no se mantiene esa
amplitud en cuanto al derecho a ocupar el poder ejecutivo. En su mayoría, Se
reserva el cargo de gobernador a los nativos de la provincia, Aunque existen
excepciones a favor de los oriundos de otras provincias río Platense. Por ejemplo,
la Constitución de Santa Fe de 1841 reserva el cargo de gobernador a los naturales
de la provincia, mientras que la de Entre Ríos lo admite para los nativos de las
provincias de la confederación. Cada provincia tiene sus propias condiciones y
requisitos para ocupar el cargo de Gobernador, Como años de residencia o ser
habitante de la provincia.
Es importante destacar que a partir de 1853, las constituciones provinciales
dejan de contener capítulos sobre ciudadanía, ya que argentina se convierte en una
nación después de la promulgación de la Constitución nacional. El cargo de
Gobernador se reserva para los ciudadanos argentinos nacidos en territorio

200
argentino, según las fórmulas establecidas, y sus hijos nacidos en el exterior. Sin
embargo, hay una excepción en la Constitución de corrientes de 1856, que
establece que hasta que el gobierno nacional dicte las leyes generales sobre
ciudadanía y naturalización, los ciudadanos de la provincia incluyen a los nacidos
en ella, a los de la confederación y a los extranjeros que cumplen con las
condiciones exigidas por la Constitución nacional.
Los textos constitucionales provinciales nos permiten reflexionar sobre el estado
de la conciencia pública en cada provincia durante el proceso de conformación de
la identidad política. En primer lugar, podemos observar que la definición de una
identidad colectiva rioplatense o Argentina está ausente en varias provincias,
mientras que en otras coexiste con la identidad provincial y la hispanoamericana.
En segundo lugar, la variante más fuerte de la identidad es la limitada al ámbito de
la provincia, donde se Reserva la ciudadanía y, en la mayoría de los casos como el
ejercicio del poder ejecutivo.
Estos documentos indican que la conciencia de una identidad política se
encuentra en un momento de conformación, caracterizado por el debilitamiento de
la variante hispanoamericana debido a las dificultades concretas para lograr una
Unión política de amplitud hispanoamericana. Al mismo tiempo, Se observa una
tendencia Argentina, que en algunos casos tiene una expresión débil y está
condicionada a la posibilidad de una Unión política futura, mientras que otros
casos Es más clara al permitir El ejercicio del poder ejecutivo Los nativos de otras
provincias de la confederación O Argentina. Por otro lado, el sentimiento
provincial se fortalece, especialmente a partir de 1820, Como la variante más
fuerte de la identidad. Esto puede interpretarse como el resultado del fracaso de los
primeros intentos de dotar de una unidad política los pueblos tras la independencia,
lo que llevó a la necesidad de organizar un orden social viable a través de la
sociedad y el estado provincial.

201
Esta tendencia a la autonomía política de los Estados provinciales coexiste con
la tendencia a converger en un estado supraprovincial, el futuro estado nacional
argentino. Ambas tendencias tienen efectos simultáneos en las provincias
rioplatenses, incluida Buenos Aires.Algunas provincias logran independizarse y
formar nuevos estados, Como Paraguay y Uruguay, Mientras que otras buscan
unirse a países vecinos o alcanzan una autonomía de facto. Estas son diferentes
variantes de un proceso histórico que continúe elaborando la identidad de
Argentina.
En resumen, los textos constitucionales provinciales reflejan el proceso de
formación de identidades políticas en Argentina, donde existen diferentes variantes
de identidad, Como la rioplatense, la provincial y la hispanoamericana. La
tendencia a la autonomía provincial y la búsqueda de una Unión política
supraprovincial son fuerzas concurrentes en este proceso histórico de
conformación de la identidad Argentina.
Los textos interprovinciales y nacionales
El texto habla sobre la confusión y falta de Claridad en los primeros textos
constitucionales argentinos después de la revolución de mayo de 1810. Se
menciona que las referencias al cuerpo político que se intentaba organizar eran
variadas y confusas comas y los términos estado y nación se utilizaba así una
atribución precisa. En algunos documentos, se hacía referencia a las unidades
políticas que se reunían para darle nacimiento, como los pueblos, las ciudades y las
provincias. Sin embargo, en el primer documento, llamado reglamento de la
división de poderes sancionados por la junta conservadora, se involucraba la
nación española, a la cual se suponía que aún pertenecía. Por otro lado se menciona
un reglamento que se refiere al Estado a organizar, considerando a las ciudades y
provincias como parte de ese estado. Aunque también se utilizaban los términos de
provincias y pueblos. Se destaca que esta confusión y ambigüedad surgieron

202
debido a la dificultad de los líderes de la independencia para definir el origen y la
forma del poder que reemplazaría a la monarquía, así como la naturaleza y los
territorios del nuevo país. A pesar de esto, no se encontraba un sentimiento de
unidad colectiva Más Allá Del ámbito profesional, que pudiera ser invocado como
fuente de representatividad y soberanía para el nuevo estado. Las invocaciones se
limitaban a expresiones como pueblos de las provincias y ciudades. Además como
se menciona un estatuto provisional de gobierno superior de las provincias unidas
del río de la plata que hace referencia a la posterioridad americana como heredera
de las conquistas del Patriotismo y los triunfos militares punto también se
menciona al antiguo virreinato Y se utiliza la expresión provincias unidas en
relación al nombre del nuevo estado punto en cuanto a los límites territoriales, sí es
una vaga referencia al ex virreinato del río de la plata, sin una Clara afirmación que
vincule un sentimiento nacional con esta delimitación especial.
En resumen, los primeros textos constitucionales argentinos reflejaban confusión
y falta de claridad en cuanto al cuerpo político a organizar, los términos estado y
nación, y los límites territoriales del nuevo estado.
Moreno fue uno de los pocos que comprendió la consistencia entre el deseo de
formar una nueva nación y la falta de una identidad nacional sólida en los primeros
años de la independencia Argentina. En sus artículos, Moreno argumentaba que era
conveniente basarse en los lazos existentes entre algunas provincias, especialmente
Buenos Aires y otras regiones del río de la plata, en lugar de buscar una unidad en
todo América. Moreno reconocía que cada provincia tenía sus propios derechos y
que no existía la necesidad imperante de una única organización política para toda
América. Los primeros textos constitucionales reflejaban esta falta de definición y
cohesión en cuanto a la extensión geográfica del nuevo estado y la identidad
política. Los proyectos de Constitución presentados mostraban criterios
heterogéneos, algunos hablando de una República libre e independiente de las

203
provincias del río de la plata, mientras que otros mencionaban la asociación de las
provincias de América del Sur. A medida que se abandonaban la fórmulas de
sujeción a la monarquía española, los documentos no utilizaban la palabra nación
para referirse un nuevo estado, Y solo se utilizaba para referirse a otros países
punto en cambio, se utilizaba los términos estado y Pueblo de manera vaga punto
en resumen, los primeros textos constitucionales reflejaban la falta de definición y
cohesión en cuanto a la identidad nacional y la organización política en los
primeros años de la independencia Argentina.
El texto señala que los documentos más representativos de la formación de una
identidad política en los primeros años de la independencia Argentina son el acta
de independencia de las provincias Unidas de Sudamérica de 1816 y el manifiesto
del Congreso Constituyente de 1817. En el acta de Independencia, se utiliza la
expresión provincias Unidas para referirse a la entidad política representada en el
congreso.
El texto destaca que la pregunta central del acto era si esas provincias, reunidas
en un cuerpo político provisional, decidieron considerarse nación. Los
representantes votaron por la independencia del país y prestaron la voluntad
unánime de las provincias de romper los vínculos con los reyes de España y
convertirse en una nación libre e independiente. Sin embargo, el texto resalta que
no se involucraba ninguna nacionalidad preexistente, sino que se constituía una
nueva nación sin una identidad nacional previa punto en el manifiesto del
Congreso Constituyente, se utiliza repetidamente el pronombre nosotros para
referirse a las provincias rioplatenses recién independizadas, pero los argumentos
se refieren a la América en general. Se destaca que se habla en nombre de las
Naciones del mundo y se menciona la solidaridad americana. Aunque se utiliza el
término nación, se refiere a la nación Española y no una nueva nacionalidad en
formación. En resumen, estos documentos reflejan la conciencia de solidaridad

204
americana y la formación de una identidad política en los primeros años de la
independencia Argentina, pero aún no se percibe una identidad nacional
claramente definida.
Los principales documentos elaborados por el congreso que declaró la
independencia no reflejaban una nacionalidad definida ni una sociedad unificada
dentro de los límites del nuevo estado. Las provincias que se reunieron en el
congreso compartían formas culturales que no eran Intensamente distintivas En
comparación con otras regiones hispanoamericanas. el sentido de identidad política
expresado en estos documentos sigue siendo principalmente americano, entendido
como hispanoamericano punto al mismo tiempo, se estaba desarrollando un sentido
de identidad provincial más localizado punto a pesar de esto, la decisión política de
formar un nuevo estado dentro de los límites del Antiguo virreinato del río de la
plata estaba respaldada por una serie de experiencias históricas que fortalecerían el
incipiente sentimiento argentino. Este sentimiento fue estimulado durante el
intento constitucional de 1824 - 1826, aunque este intento también resultó en
fracaso.
El nombre "Argentina"
La observación del uso de los términos Argentina y argentino también ayuda a
explicar la indefinición de la identidad política en ese momento. El objetivo
argentino, con el significativo de Río Platense, fue utilizado por primera vez por
Martín de del Barco Centenera a principios del siglo XVII, quien también lo
convirtió en un sustantivo para referirse al río y al país. A lo largo de los siglos 17
y 18, el adjetivo reapareció en varios escritos, y a principios del siglo XIX se hizo
frecuente en la poesía, al igual que el sustantivo, que se utilizaba como un nombre
poético para referirse a la Tierra, pero con un sentido diferente al actual. En ese
entonces, incluía a los españoles pero escribía a las pastas comas y se refería a la
diferenciación regional dentro del América hispana. Por ejemplo, cabello y mesa

205
justificó el proyecto de publicar el telégrafo mercantil diciendo quería yo hacer un
servicio a Dios, al rey, y a las provincias argentinas. El uso de los términos
argentinos y sus variantes se puede encontrar con frecuencia en producciones
literarias anteriores a 1810, con los sentidos que mencionamos. La oda al Paraná de
Lavadon y las composiciones que otros poetas publicaron en su honor en las
páginas del telégrafo también confirman este uso. Es importante destacar que estas
aceptaciones eran comunes en el telégrafo, un periódico con muchas
colaboraciones literarias, pero no en los periódicos posteriores que tenían un
enfoque más doctrinario e informativo. Durante las invasiones inglesas, cuando las
páginas del semanario de vieytes se llenaron de manifestaciones patrióticas coma
los rioplatenses que luchaban junto a los peninsulares eran denominados
americanos o españoles americanos juntos esto es significativo, ya que el
reemplazo del término argentino por una denominación que excluía a los españoles
europeos en un contexto politizado podría indicar la dirección en la que se estaba
moviendo la conciencia pública del élite criolla.
Antes de 1810, no existía un término específico para designar a los habitantes
del río de la plata, quienes se distinguían por su color de piel o su condición étnica.
La denominación de blanco o español incluía una minoría de españoles europeos y
una mayoría de españoles americanos o criollos. En este contexto coman cuando se
sentía la necesidad de diferenciar a los nativos de los españoles peninsulares, se
prefería utilizar la denominación de americano o alguna de sus variantes. Fue
durante el proceso de lucha por la independencia que se definió el uso del término
argentino, tendiendo a ser sinónimo de rioplatense. Sin embargo, Incluso en 1817,
Aún se expresaban rivalidades regionales y se limitaba el uso de Argentina a
Buenos Aires. En la literatura Popular de la época, tampoco se registraba el uso del
término argentino en el sentido que tendría posteriormente. Recién en 1830,
aparece la expresión en el arriero argentino en un poema de ascasubi punto a través

206
de poemas comas artículos periodísticos y otros materiales que se cantaban en las
escuelas como hogares comas plazas públicas y cuarteles, el término comenzó a
difundirse en el habla común y también se incorporó a la legislación. Durante la
Guerra de Independencia las tropas llevaron el término argentino hasta Junín y
Ayacucho. Sin embargo, el término no logró exclusividad hasta mucho más tarde.
Durante los trabajos constitucionales de 1824 - 1826, se impuso su uso, pero se
alternaba con la denominación más común de provincias unidas del río de la plata.
La Constitución de 1853 sólo utilizaba la expresión confederación Argentina, pero
las reformas de 1860 determinaron el uso indistinto de provincias unidades del río
de la plata, República Argentina y confederación Argentina.
Sentimientos de identidad colectiva y condicionantes políticos
Es importante cuestionar si es válido confundir los antiguos sentimientos de
identidades existentes en Europa, basados en afinidades culturales, religiosas,
geográficas u otras, con el sentimiento nacional que surge con la aparición de los
estados nacionales modernos. En Europa, hay casos en los que una nacionalidad
dispersa en varios estados tiende a la unificación estatal, Como en Alemania e
Italia, o en casos en los que diferentes nacionalidades dentro de un mismo estado
tienden a la desintegración y formación de nuevos estados independientes comas
como ocurrió con el imperio de los Habsburgo. También existen casos en los que
los grandes estados contemporáneos han absorbido diferentes nacionalidades, lo
que ha dado lugar al problema aún más conflictivo de las minorías nacionales. Por
lo tanto, la formación de Naciones no es necesariamente resultado natural del
surgimiento de una nacionalidad. En el caso del río de la plata y, probablemente,
en otros casos hispanoamérica, no sería una excepción, a pesar de que una
tradición historiográfica tiende a verlo de manera diferente. la atribución de una
casualidad nacionalista al movimiento de Independencia no explica completamente
el significado de la escisión del sentimiento de identidad política en Tres formas: la

207
identidad americana, la identidad provincial y la identidad rioplatense o Argentina.
La identidad rioplatense o Argentina fue inicialmente la más débil y su posterior
preeminencia fue el resultado de un largo y complejo proceso. Es importante
sustituir la perspectiva que subordina la evaluación de estas identidades a la
perspectiva nacionalista y en su lugar, enfocarse en el surgimiento y desarrollo de
estas tres vertientes del sentimiento colectivo y cómo se relacionan entre sí. Estas
identidades coexistieron debido a la falta de una nacionalidad definida y también
reflejaron la falta de una unidad social y política en un país más allá de los límites
provinciales. El uso de los términos país y patria para referirse a la provincia natal
en el siglo pasado no fue simplemente un modismo de la época, sino que reflejaba
la falta de conciencia de la existencia de un país y una patria más amplio. El
significado de estos términos cambiará sólo cuando exista una realidad que lo
justifique.
Es interesante observar el debilitamiento progresivo de la tendencia a la unidad
hispanoamericana y al rápido fortalecimiento del sentimiento provincial. El
sentimiento provincial es diferente al sentimiento lugareño que existía durante la
época colonial, Ya que ahora se proyecta como una pretensión de autonomía
política basada en el sentimiento de pertenencia a una región específica. Se refleja
en las afirmaciones de Independencia y soberanía presente en los textos
constitucionales provinciales y otros documentos políticos a partir de 1820, en el
proceso de construcción de las autonomías provinciales. Mientras que el
sentimiento de español americano, que llevaba consigo una protección política al
Extender el sentimiento de patria a toda América, va en declive y persiste de
manera residual en expresiones como el panamericanismo o la solidaridad
latinoamericana. Esto ocurre porque el mismo contexto nacional español que
motivó su formación también contribuye a su declive al desaparecer El dominio
español. Es decir, en el momento que parecía triunfar, el momento de la

208
independencia, el sentimiento de español americano entra en crisis. al mismo
tiempo coma Se observa un lento pero constante desarrollo de una identidad
rioplatense o Argentina aunque esta variante de identidad nacional fuera que
finalmente prevaleció, no debemos ignorar que tanto la tendencia
hispanoamericana como la provincial fueron intentos de construir una identidad
nacional frustrados por diversos motivos. Esto se evidencia en la dificultad que
tuvo la identidad rioplatense o Argentina para expresarse como identidad nacional
en los primeros documentos políticos y constitucionales. Incluso la Constitución de
1819 vacilaban Llamar nación Al nuevo país que se intentaba constituir punto
estos intentos no fueron exitosos y, después del fracaso constitucional de 1819, se
reiniciaron hacia 1823. Durante el proceso constitucional que culminó en 1826, el
sentimiento nacional rioplatense, También conocido como argentino, se fortaleció
notablemente. Sin embargo, este sentimiento nacional no era lo suficientemente
fuerte como para superar la resistencia a renunciar a los privilegios considerados
fundamentales para cada provincia. Esto se aplica tanto a los porteños como a los
provincianos, y se puede observar en El Congreso Constituyente de 1824 - 1826,
donde cada grupo adoptó la posición Opuesta a la de su adversario en relación a la
cuestión de si la nación Argentina era una realidad previa al congreso que debía
reglamentar su Constitución.
El debate de 1825 sobre la creación de un ejército nacional antes de adoptar una
constitución evidencia los límites del sentimiento argentino en formación y su
separación del sentimiento provincial. Durante este debate, se argumentó que la
nación ya existía desde el momento en que las provincias se rebelaron contra el
dominio español. Sin embargo, meses antes, representante de la provincia del
interior sostenían que las rentas recaudadas por la aduana de Buenos Aires se
habían distribuirse entre las provincias porque eran rentas nacionales que
reemplazaban al patrimonio del monarca español ya extendido. Es decir, se

209
adoptaba un criterio puesto al momento de discutir la creación de un ejército
nacional. Esto muestra los límites y contradicciones del sentimiento argentino en
formación y su relación con el sentimiento provincial.
El debate de 1825 fue solo el comienzo de un debate más amplio sobre la
cuestión nacional, que se intensificó con el pacto Federal de 1831 punto en este
debate, el sentimiento nacional argentino coexistió con el sentimiento provincial,
Aunque siempre fue superado por este último. Durante estas discusiones, se
evaluaron conscientemente los fundamentos de una posible nacionalidad
rioplatense. El gobernador correntino Pedro Ferré resumió estos fundamentos,
mencionando la fuerza del instinto que inspiraba la necesidad de reunirse como
una nación, las similitud de hábitos, costumbres, idioma, religión y culto entre los
pueblos rioplatense.
Sin embargo, las acciones posteriores de la provincia de corrientes mostraron
una un creciente afianzamiento de su autonomía, Incluso el borde de separarse de
la confederación Argentina. Las consideraciones de Ferré sobre la nacionalidad de
Argentina omitían el hecho de que la unidad de las provincias rioplatenses era el
resultado de decisiones políticas, no de un sentimiento de nacionalidad persistente
a la independencia. Estas decisiones incluirán la necesidad de enfrentar los riesgos
de las relaciones exteriores y regular las relaciones entre las provincias para evitar
conflictos internos. Fue a lo largo de este proceso político que se fue definiendo el
sentimiento de nacionalidad, que aún estaba en proceso de maduración en la época
del Pacto Federal.
Es cierto que los intentos de organización constitucional de una nación
Argentina en 1826 fueron nuevamente un fracaso. Sin embargo esta tendencia a la
formación de una identidad nacional continuó creciendo a lo largo del tiempo,
aunque con altibajo. No fue hasta mediados del siglo XIX que esta tendencia pudo
convertirse en realidad. El proceso de formación de la nueva nación Argentina en

210
esa época fue el resultado de un proceso artificial en la historia del período, y no
Simplemente la expresión de formas primarias de un sentimiento de identidad
colectiva. Este proceso no solo implicó la construcción de formas de organización
política, sino también la construcción de una identidad nacional correspondiente.
Fue un proceso complejo y gradual que tomó tiempo y esfuerzo para llegar a su
realización.
 Casanero Oreste, Carlos Economía y sociedad Buenos Aires de cepeda
caseros en nueva historia Argentina tomó tres dirección Noemí goldman
Revolución República confederación 1806 a 1852 editorial sudamericana
Buenos Aires 1988
La caída del directorio en Buenos Aires en 1820 marcó el colapso del precario
sistema estatal en el que se basaban los gobiernos de las provincias unidas del río
de la plata. A partir de ese momento, cada provincia tuvo que definir su territorio,
establecer un orden jurídico y establecer autoridades legítimas. Sin embargo, esto
resultó ser un desafío considerable para las provincias, ya que carecían de
burocracias administrativas eficientes y modernas para recaudar impuestos.
En consecuencia, las provincias optaron por financiarse principalmente a través
de aranceles a las importaciones y mercancías en tránsito, mientras mantenían bajo
los impuestos a las exportaciones. Esta modalidad de financiamiento se debió a la
escasez de recursos fiscales en efectivo, lo cual se convirtió en una debilidad
estructural para la mayoría de las provincias, excepto Córdoba y Corrientes.
Sin embargo, Buenos Aires fue la excepción a esta situación. La economía de
Buenos Aires continuó creciendo de manera significativa desde principios de la
década de 1820. Su economía se mantuvo abierta al comercio Atlántico y
experimentó un aumento en las importaciones de productos manufacturados
británicos, así como un crecimiento impresionante en las exportaciones Rurales. El

211
gobierno de Buenos Aires asumió la deuda nacional, pero al mismo tiempo negó la
participación del resto de las provincias en los ingresos que obtenía la aduana.
El gobernador Martín Rodríguez lideró la expansión hacia el sur del río Salado
durante su mandato, y se implementaron reformas orientadas por Bernardino
Rivadavia y Manuel García. Este periodo, conocido como la feliz experiencia, se
caracterizó por un crecimiento en la producción Ganadera destinada a la
exportación.
El crecimiento económico de Buenos Aires se atribuyó principalmente a la
ganadería, aunque fue más amplio y complejo Que eso punto la riqueza generada
por las actividades productivas y la expansión de los circuitos comerciales desde el
puerto fueron una fuente inagotable de recursos Fiscales que se utilizaron para
construir el estado provincial, expandir su territorio y mantener un control
aceptable sobre la ocupación del mismo.
Según estimaciones verificadas, los ingresos contabilizados por Buenos Aires en
1824 eran equivalentes a los de otras 12 provincias juntas. Por ejemplo, las
recaudaciones de dos provincias más ricas como Córdoba y Corrientes, eran
similares al total de lo que Buenos Aires percibía sólo un concepto de patentes y
sellado Punta en esos años alrededor de 100,000 personas vivían en Buenos Aires,
mientras que un 40% menos residía en Córdoba y corriente. Sin embargo, mientras
que Buenos Aires recaudaba 2 millones y medio de pesos en ese año, las rentas de
las ciudades del interior oscilaban en un poco más de $70,000.
La situación económica de Buenos Aires y su capacidad para generar recursos
fiscales superiores a las demás provincias llevaron atenciones y desigualdades en la
relación entre la ciudad y el resto del país. Esta disparidad económica fiscal fue un
factor importante en los debates y conflictos políticos que se produjeron en este
periodo.
COMERCIO Y PRODUCCIÓN

212
La ciudad de Buenos Aires experimentó un crecimiento impulsado por la
actividad mercantil, tanto de importación como de exportación hacia el interior del
país. Llegaban embarcaciones desde Gran Bretaña como Estados Unidos, Francia,
Suecia, Dinamarca y Holanda, que descargan mercaderías en el puerto de Buenos
Aires. Estas mercaderías luego eran re embarcadas hacia hacia Entre Ríos, Santa
Fe, corrientes y otras provincias, o transportadas en carretas Hacia el sur de Buenos
Aires o hacia el oeste y el norte del país. El comercio era muy activo y se podían
encontrar tiendas, boticas, cigarrerías, confitería, sastrerías, panaderías y
peluquerías en la calle de La Piedad.
Había una presencia significativa de extranjeros en las actividades mercantiles,
Como franceses, norteamericanos, portugueses e ingleses. Los ingleses, en
particular, tenían un papel destacado en el comercio, con sucursales en varios
puertos de la región. También se dedicaban al comercio de sal y a la exportación
de productos pecuarios. Los criollos también participaban en el comercio,
formando sociedades con extranjeros o estableciendo sus propias tiendas y
pulperías.
En cuanto a la industria, había algunos establecimientos manufactureros que
producían carros, coches comas cigarros, bombas, cervezas comas aceite comas
molinos, cuerdas comas fideos, recipientes de madera, chocolates, paraguas comas
persianas, peines, sombreros, cebo, jabones, vinagre y ollas de barro. Estos talleres
eran dirigidos por sus dueños y empleaban a un número reducido de trabajadores.
También había muchos artesanos que trabajaban desde sus hogares, Como
herreros, zapateros, plateros, sastres, tapiceros y hojalateros.
En términos de avances tecnológicos, se introdujeron máquinas a vapor
alrededor de 1840, que se utilizaron en la limpieza de cueros, la molienda, la
producción de jabones y velas, y en el sistema de bombeo de agua. Sin embargo,
en el sector agrícola, los avances fueron limitados, con arados primitivos y el uso

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de balde volcador en pozos para el riego y alimentación de animales. Los
acopiadores de cuero se beneficiaron de la introducción de prensas mecánicas, que
les permitieron aumentar la cantidad de cueros por envío.
En cuánto a la vida social había fondas, bodegones, pulperías y cafés donde la
gente se reunía para comer, beber y socializar. Los billares también eran populares
en esa época.
LA TIERRA Y EL TRABAJO RURAL
Durante el período mencionado, la mayoría de los alimentos en la Argentina
provenían de la campaña, aunque también se importaban productos como harina,
azúcar, yerba, vino, canela, pimienta y bebidas alcohólicas. En las áreas cercanas a
la ciudad se encontraban las Huertas y Quintas, mientras que más lejos se
encontraban las chacras cerealeras punto en las tierras bajas, cerca de las cañadas
Cómo se criaba ganado aprovechando el agua y las contenciones naturales.
hasta 1821 como la zona más poblada se extendía desde el arroyo del medio
hasta el durazno, abarcando los ríos arrecifes, areco y Luján hasta el río Paraná y el
río de la plata. Esta área abastecía a la ciudad de Buenos Aires con carne, cereales,
cueros y caballos. Además, había una gran cantidad de pequeñas Unidades de
producción agrícola que también contribuían con la producción de cueros.
En esa época, los labradores y pastores que trabajaban en grupos familiares eran
los principales actores de la sociedad rural. Sin embargo, eran muy pobres y
dependían de los capitalistas, coma pulperos y tenderos, que financiaban la
producción. Estos capitalistas también solían ser agricultores, ganaderos o
transportistas.La producción agrícola y de cueros impulsaba la circulación de
mercancías y el crédito.
La fuerza de trabajo en las áreas rurales se basaba en una combinación de
producción para el mercado y empleos temporales en estancias y chacras. Sin
embargo, la oferta de mano de obra era limitada debido a la naturaleza estacional

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de la producción Ganadera y agrícola. Los empleadores sólo podían contratar a los
trabajadores por un máximo de 2 meses.
El uso extensivo de la tierra con poca inversión de capital y trabajo se volvió
como un debido a las condiciones económicas de la producción Ganadera. La tierra
era abundante y barata, mientras que el capital y el trabajo eran escasos y caros.
Esto llevó a la expansión constante de la frontera para aumentar las exportaciones.
El estado de Buenos Aires concedía tierras en enfiteusis arrendamiento a largo
plazo desde 1822 hasta 1840. Sin embargo como estas medidas no lograron los
resultados deseados. La recaudación fue baja y el incumplimiento de los pagos era
común punto en 1836, el gobernante Rosas vendió tierras en enfiteusis a sus
seguidores para cubrir el déficit fiscal.
En resumen, durante este periodo en Argentina, la producción agrícola y
Ganadera provenían principalmente de la campaña. Los labradores y pastores
trabajaban en unidades familiares, pero dependían de los capitalistas para financiar
la producción. La tierra era abundante y barata, lo que llevó a la expansión
constante de la frontera. Sin embargo, las medidas adoptadas para regular la
tenencia de tierra no lograron los resultados deseados.
EL CRECIMIENTO DE LA SOCIEDAD Y LA EXPANSIÓN ESTATAL
Después de la Independencia de Buenos Aires, se llevaron a cabo una serie de
reformas institucionales y financieras para adaptarse al nuevo estado soberano. Se
suprimieron los cabildos de Buenos Aires y del Juan, y se fortaleció la figura del
gobernador. Se creó la honorable junta de representantes como un organismo
representativo. También se llevaron a cabo reformas militares y se redujo el
número de soldados en el ejército de línea para enfocarse en la defensa de la
frontera.
Se implementaron cambios en el sistema judicial, reemplazando a los alcaldes y
comandantes de fronteras por jueces civiles. Se dividió el territorio en distritos y se

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designó un juez de primera instancia en cada uno de ellos. Sin embargo, estas
medidas no tuvieron éxito en la campaña, y después de 3 años se suprimieron. Se
crearon comisarías de campaña para mejorar la administración de Justicia.
En términos económicos, se realizaron cambios en el sistema tributario para
sanear las finanzas estatales. Se introdujo la contribución directa para reemplazar
impuestos heredados de la Colonia. Sin embargo, los Resultados fueron pobres y la
recaudación fue baja punto se intentó reorganizar el Crédito Público para resolver
el problema de la deuda y la falta de medios monetarios. Se consolidó la deuda y se
emitieron bonos respaldados por la tierra pública.
Se buscó mejorar la circulación monetaria mediante la emisión de billetes y
monedas de cobre. Se realizó un empréstito en Londres para financiar el banco de
Buenos Aires juntos sin embargo, el bloqueo en el río de la plata en 1826 y la
inflación desatada causaron problemas económicos puntos se decretó la
incompatibilidad de los billetes y se impuso el curso forzoso.
En resumen, se llevaron a cabo reformas institucionales militares y financieras
en Buenos Aires después de la Independencia. Se fortaleció el gobierno y se
implementaron cambios en el sistema judicial y tributario. Sin embargo, hubo
dificultades económicas debido al bloqueo y la inflación .
EL BANCO NACIONAL Y EL ESTADO PORTEÑO
En 1826, se cerró el banco de la provincia y se creó el Banco Nacional en su
reemplazo. El Banco Nacional emitió billetes y aceptó letras para su descuento. El
gobierno de Buenos Aires fue el principal deudor del banco y presionó para
financiar sus gastos a través de la emisión monetaria, lo que causó inflación. La
inflación se manifestó en el aumento constante en el nivel general de precios, lo
que afectó a la distribución de la renta y la estructura del gasto público.
La inflación también tuvo un impacto en la distribución de cargas y recursos,
beneficiando a aquellos que tenían influencia y habilidad para especular en los

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negocios. La misión monetaria se consideró como un impuesto a la población, ya
que grababa de manera desigual a diferentes sectores. Sin embargo, el gobierno
encontró en la emisión monetaria una forma de aliviar la presión de la deuda
pública y financiar sus gastos.
En 1835, los ingresos fiscales incluían aranceles sobre la aduana, derechos de
Puerto, contribución directa, sellado, alcabala de rentas y otros conceptos. A pesar
de estos ingresos, el presupuesto ejecutado superaba los ingresos en un millón y
medio de pesos, lo que resultaba en un déficit presupuestario.
En resumen, se cerró el banco de la provincia y se creó el Banco Nacional, que
emitió billetes y enfrentó presiones del gobierno para financiar sus gastos a través
de la emisión monetaria. Esto causó inflación y afectó a la distribución de la renta
y la estructura del gasto público. A pesar de los ingresos fiscales, hubo un déficit
presupuestario en el período.
LA LEY DE ADUANA Y EL COMERCIO CON LAS PROVINCIAS
En 1835, se promulgó la ley de aduana en Buenos Aires, Estableciendo
aranceles para los productos de ultramar y prohibiendo la importación de productos
que la confederación podía proveer. El objetivo de la ley era lograr un equilibrio en
las balanzas de pago de las provincias Cómo Ya que la mayoría de las mercaderías
ingresadas provenían de Buenos Aires. Se Consideró que la ley era necesaria para
alcanzar un acuerdo duradero con las provincias y complementar los acuerdos
políticos del pacto Federal de 1831.
Sin embargo, la implementación de la ley no fue del todo exitoso y tuvo que ser
corregida en varias ocasiones debido a los bloqueos impuestos por Francia e
Inglaterra, que afectaron severamente la economía y la recaudación de recursos por
parte del Estado punto a pesar de esto, la ley de aduana fue considerada Útil para
establecer el orden buscado por el gobierno de Rosas.

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En resumen, la ley de aduanas de 1835 estableció aranceles y prohibiciones a la
importación en Buenos Aires, con el objetivo de lograr un equilibrio en las
balanzas de pago de las provincias. Aunque tuvo dificultades en su
implementación, se consideró útil para alcanzar acuerdos políticos y establecer el
orden deseado.
EL CRÉDITO PÚBLICO Y LA ADUANA
Durante el período de los gobiernos federales, la financiación estatal se llevó a
cabo a través de diferentes métodos, Como la recaudación de rentas de aduana,
bonos de deuda pública y emisión de papel moneda. En 1836, se creó el Banco
Nacional y se creó la casa de la moneda, que se encargaba de la emisión como a
cancelación y retiro de billetes y monedas metálicas.
La principal fuente de ingresos para el Estado era la aduana, que representaba
aproximadamente el 80% de los ingresos en la década de 1820 que alrededor de
90% en la década de 1840. El cobro de derechos de importación era especialmente
importante, Ya que Cuanto más cerca crecía el consumo de bienes importados
coman mayores eran los recursos captados por el estado. Sin embargo, este
mecanismo no resolvía por completo el problema de financiamiento como ya que
el estado también necesitaba medios de pago internacionales para cumplir con sus
obligaciones. Como mantener fuerzas militares en el exterior y adquirir
armamentos e importaciones para la infraestructura.
En momentos de escasez de recursos, Como Durante los bloqueos impuestos por
Francia Inglaterra, se recurrió la emisión de papel moneda. Sin embargo coman
Esto llevó a la inflación y a un aumento del valor de los cueros, beneficiando a los
tenientes y aquellos involucrados en el comercio de cueros. La política financiera
de Rosas buscaba respaldar el papel moneda y obtener metálico o moneda
extranjera para remesar al exterior, lo que a su vez valorizaba el crédito privado.

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La dependencia de la aduana como fuente de financiamiento tanto para el estado
como para los particulares generó una relación estrecha entre ambos. Aunque
existían disputas sobre la distribución de las rentas aduaneras, no parece haber
habido un enfrentamiento decidido entre los gobernantes federales y la clase
terrateniente. El bajo arancel cobrado sobre las exportaciones se debían parte de la
necesidad de favorecer la extracción de productos pecuarios y el crecimiento
constante de las exportaciones. Esto implicaba una expansión hacia el sur y
beneficiaba a todos los productores y comerciantes del ganado.
En resumen, durante el periodo de los gobiernos federales, la inflación estatal se
basaba en la recaudación de rentas de aduana, emisión de papel moneda y bonos de
deuda pública. La aduana era la principal fuente de ingresos, y el crecimiento de
las exportaciones pecuarias era fundamental para mantener la economía y el
financiamiento público. Esta dependencia de la aduana genera una estrecha
relación entre el estado y los particulares, especialmente aquellos involucrados en
el comercio de cueros.

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