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1 Era diapo

En la patogénesis de la EIIP están involucrados defectos genéticos e inmunes del


paciente, que bajo la influencia de factores ambientales resulta en una respuesta
inflamatoria crónica afectando a la microbiota comensal presente en la mucosa
intestinal. Un estudio de genética aplicada ha descubierto más de 200 loci
genéticos asociados a EII9. Dentro de los defectos genéticos identificados están
los genes de respuesta inmune innata y adaptativa (NOD2, IBD5, ATG16L, IL23R
entre otros) que codifican para proteínas de reconocimiento bacteriano
intracelular, canales catiónicos, autofagia y señalética de la citoquina IL-23, estos
asociado a defectos inmunes en la integridad de la barrera epitelial, la influencia
del medio ambiente y la microbiota intestinal terminan produciendo inflamación
crónica10 (ver fig. 1). Especial valor en la patogenia tiene la influencia del medio
ambiente, algunas demostraciones claras de esto es la concordancia genética
entre gemelos monocigóticos para la EII que es de un máximo de 50% y por otro
lado el rápido aumento de la tasa de incidencia de EII no alcanza a ser explicada
por cambios genómicos17; por último, pacientes que emigran de países en vías de
desarrollo a áreas desarrolladas adoptan la epidemiología de la EIIP del país en
que se establecen.

Otros factores que se asocian al desarrollo de EIIP son el parto por cesárea,
ausencia leche materna, uso de antibióticos en los primeros años de vida y la dieta
rica en grasa, entre otros. Con respecto a la microbiota, existe evidencia en
estudios animales con modelos de EII (ej. IL-10-/-) que ratones criados en áreas
libres de gérmenes mantienen colon sano, pero desarrollan una colitis severa al
exponerse al medio ambiente. Por otro lado, en pacientes con enfermedad
perianal severa, la ileostomía que deriva la materia fecal, permite mejorar la
inflamación perianal significativamente. Aún no se ha podido identificar un
microorganismo causante de la enfermedad, pero si se han identificado
algunas Escherichia coli adherente- invasiva patógena, presentes mayormente en
biopsias de resección intestinal ileal de pacientes con EC en que la enfermedad
recurre12. Estudios de secuenciación masiva han demostrado que tanto adultos
como niños con EII presentan disbiosis, con una reducción general en la
diversidad bacteriana; con disminución de los anaerobios obligados del phylum
Firmicutes que son productores de butirato (Faecalibacterium prausnitzii)
acompañado de un aumento de los facultativos anaerobios
del phylum proteobacteria, en especial las Enterobacterias, siendo el mayor
representante Escherichia coli13. El concepto de disbiosis también se ha visto en
otras enfermedades inflamatorias como obesidad, diabetes mellitus, autismo y
cáncer de colon1
2da diapo
La EII se puede presentar con una gran variedad de síntomas y signos tanto
intestinales como extraintestinales. La CU se manifiesta clásicamente con dolor
abdominal y diarrea con sangre, mientras que la EC puede presentarse con dolor
abdominal y diarrea con o sin sangre y más característicamente con baja de peso
o retraso del crecimiento. Otros síntomas gastrointestinales que pueden estar
presentes son náuseas, vómitos, distensión abdominal, aftas orales y el
compromiso perianal que es exclusivo de la EC15. En la tabla 1, se resumen
aspectos clínicos y de estudio endoscópico y biopsia

3 era diapo
Una variedad de respuestas mucosas mantienen bajo control la microbiota
intestinal. La superficie del epitelio intestinal está protegida por sistemas
inmunitarios tanto innatos como adaptativos. Una capa de moco producida por las
células caliciformes y las proteínas antimicrobianas producidas por las células de
Paneth ayudan a proteger contra los patógenos y también mantienen bajo control
los microorganismos comensales, evitando que colonicen la superficie epitelial.
Los antígenos de los alimentos, los microorganismos comensales o los patógenos
que ingresan a los tejidos linfoides de la mucosa a través de las células M pueden
iniciar respuestas inmunitarias adaptativas, incluida la producción de anticuerpos
lgA. En ausencia de infección, las células dendríticas que presentan antígenos
(como los derivados de los alimentos y microorganismos comensales) a las
células T vírgenes en la mucosa tienden a estimular la producción de células T
reguladoras (células Treg), evitando así una respuesta inflamatoria dañina a la
microbiota comensal. MLN, ganglio linfático mesentérico

Los neutrófilos, los macrófagos y las células dendríticas del sistema inmunitario

innato expresan receptores de reconocimiento de patrones y actúan como

sensores de bacterias potencialmente patógenas en el intestino. Los receptores de

reconocimiento de patrones reconocen lípidos, carbohidratos, ácidos nucleicos y

péptidos que son características comunes de bacterias, virus y hongos. Una clase
importante de tales receptores son los receptores tipo Toll (TLR), que son

receptores inmunes innatos ubicados en la superficie celular y en las membranas

de los endosomas. La activación de los TLR por microorganismos y sus productos

desencadena vías inmunes innatas que median la inflamación y la defensa del

huésped. Las proteínas NOD (proteínas que contienen el dominio de

oligomerización de unión a nucleótidos) comprenden otra clase de receptores de

reconocimiento de patrones que se encuentran en el citoplasma y se unen a los

peptidoglicanos bacterianos liberados durante la infección (fig. 39.2). Las células

presentadoras de antígenos profesionales de la mucosa intestinal, los macrófagos

y las células dendríticas captan y matan bacterias a través de la fagocitosis, y

presentan antígenos bacterianos y activan las células T ingenuas residentes y las

células B dentro del GALT. Las células B dentro de la pared intestinal se activan

para producir anticuerpos IgA diméricos secretores específicos de antígeno, que

se transportan a la luz intestinal. Entre 3 y 5 g de IgA se secretan diariamente en

la luz intestinal, donde funciona para neutralizar las proteínas bacterianas

patógenas necesarias para la colonización y translocación de la mucosa y también

ayuda a prevenir la invasión de la microbiota comensal del intestino. El GALT

incluye un complemento completo de linfocitos T: células T auxiliares CD4 (TH1 y

TH2) y células T citotóxicas CDB, y los linajes caracterizados más recientemente

de células T efectoras CD4, células T reguladoras (células Treg) y células TH17.

Los posibles roles de las células TH17 en la autoinmunidad y la inflamación han

generado un intenso interés en la investigación. En algunos contextos, las células

TH17 pueden tener un papel protector en la prevención de la inflamación intestinal

y el mantenimiento de la homeostasis con la flora bacteriana. Dada la alta


concentración de bacterias en el íleon distal y el colon (más de 1012 organismos

por gramo), el sistema inmunológico de las mucosas desempeña una función

notable en la promoción de la colonización de bacterias beneficiosas, que

contribuyen a la digestión de los nutrientes, al tiempo que median la destrucción,

el aclaramiento. y desarrollo de memoria inmunológica frente a patógenos y

toxinas. La desregulación de los complejos mecanismos responsables de la

función inmunitaria de las mucosas puede resultar en enfermedad inflamatoria

intestinal (EII): enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa.

Las células epiteliales tienen un papel crucial en la defensa innata contra


patógenos. Los TLR están presentes en vesículas intracelulares o en las
superficies basolateral o apical de las células epiteliales, donde reconocen
diferentes componentes de las bacterias invasoras. Los receptores de
reconocimiento de patrones NOD1 y NOD2 se encuentran en el citoplasma y
reconocen los péptidos de la pared celular de las bacterias. Tanto los TLR como
los NOD activan la vía NFKB (Grupo de proteínas que ayudan a controlar muchas
funciones en la célula, como el crecimiento y la supervivencia. Estas proteínas
también controlan las respuestas inmunitarias e inflamatorias. El NF-kB puede ser
hiperactivo o encontrarse en cantidades mayor que lo normal en algunos tipos de
células cancerosas), lo que conduce a la generación de respuestas
proinflamatorias por parte de las células epiteliales. Estos incluyen la producción
de quimiocinas como CXCL8, CXCL 1 (GROa), CCL 1 y CCL2, que atraen
neutrófilos y macrófagos, y CCL20 y -defensina, que atraen células dendríticas
inmaduras además de poseer propiedades antimicrobianas. Las citocinas IL-1 e
IL-6 también se producen y activan macrófagos y otros componentes de la
respuesta inflamatoria aguda. Las células epiteliales también expresan MIC-A y
MIC-8 y otras moléculas MHC no clásicas relacionadas con el estrés, que pueden
ser reconocidas por las células del sistema inmunológico innato. IKB, inhibidor de
NFKB.( Entre los fármacos que pueden inhibir la activación de NF-κB (por
distintos mecanismos) están los antiinflamatorios e inmunosupresores como los
glucocorticoides, que en algunos tipos celulares pueden inhibir la transcripción de

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