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LA CUESTION CULTURAL EN EL DERECHO INTERNACIONAL .

Vamos a analizar el papel de la cultura en la evolución del Derecho internacional,


desde su origen hasta la actualidad, y su incidencia en la evolución del ordenamiento
internacional, así como su tratamiento por normas internacionales y su influencia en el
sistema internacional.

1. El Derecho internacional es un producto de la cultura europea.

El Derecho internacional tiene una matriz europeo-occidental . En el periodo 2

moderno, indica C. Gutiérrez España, los Estados eran homogéneos, tenían el mismo poso
cultural, eran creyentes en la misma fe y tenían las mismas concepciones . Los 3

internacionalistas del siglo XIX tenían conciencia de su superioridad cultural, en el marco


de las teorías evolucionistas de Darwin. Si la conquista de América había sido justificada
por la Escuela española del Derecho de gentes sobre bases humanistas la de Africa se
basaría en la distinción entre pueblos civilizados, bárbaros y salvajes . En la distinción
4

entre civilizados, bárbaros y salvajes los primeros eran los Estados cristianos o de
civilización cristiana (Europa y América), los bárbaros eran la gran puerta Otomana,
China y Japón –que mantenían con Europa relaciones desiguales a pesar de que Turquía
fuese admitida al Concierto europeo en 1856. El resto eran los “salvajes” que debían ser
civilizados por los primeros, lo que llevaría a la uniformización del modelo de Estados y
a la universalización del Ius publicum europaeum.
La universalización del Derecho internacional bajo el estandar cultural y
civilizatorio europeo beneficiaba al imperialismo europeo. El Derecho y la organización
del mundo se formó sobre la base de los intereses y de las concepciones de los Estados
de cultura europea. Indica Koskenniemi que el Derecho internacional en esas
5

1
-Extracto de FERNANDEZ LIESA, C., Cultura y Derecho internacional, Universidad de
Alcalá de Henares, 2012, pp. 30-42.
2
- BOWDEN, B., “The colonial origins of International law. European expansion and the classical standard
of civilization”, Journal of the history of the International law, vol. 7, nº 1, 2005, pp. 1-23, pp.3-4.
3
-Cfr. GUTIERREZ ESPADA, CERVELL HORTAL, M.J., El Derecho internacional en la encrucijada.
Curso general de Derecho internacional público, 1995, segunda edición, Editorial Trotta, Madrid, 2008,
632 pp, pp. 21-22
4
-Vid. en la doctrina española el análisis de REMIRO BROTONS, A., Civilizados, bárbaros y salvajes en
el nuevo orden internacional, McGraw-Hill, Madrid, 1996.
5
-KOSKENNIEMI, M., El discreto civilizador de naciones. El auge y la caída del Derecho internacional
1870-1960, Buenos Aires-Madrid, 2005.
concepciones se basa en el proceso cultural europeo, en un proceso de “civilización” –a
diferencia del proceso cultural de otras naciones, que podía considerarse como poco
civilizado o salvaje. El dominio de Europa sobre gran parte del resto de mundo se hizo
desde la idea de que la civilización europea era superior a las demás, lo que justificaba
esa dominación.
Esa visión se prolongó hasta la Sociedad de Naciones, primera organización
universal, que refleja esa visión clásica de superioridad occidental, enraizada en el
evolucionismo del siglo XIX aplicado a las naciones. Buena prueba es la referencia a la
misión sagrada de civilización del sistema de mandatos con la que, como indica el art. 22,
1 del Pacto de la sociedad de Naciones, se buscaba “conseguir el desarrollo y el bienestar
de las colonias y territorios que por la guerra habían dejado de estar bajo la soberanía de
los Estados que los gobernaban antes y que estaban habitados por pueblos que todavía no
eran capaces de dirigirse por sí mismos, en las condiciones particularmente difíciles del
mundo moderno” y hacer una “misión sagrada de civilización”. Sobre estas bases se
establecieron 3 tipos de mandatos (A, B y C) en la Sociedad de Naciones . 6

A pesar de esa concepción los colonizadores hicieron tratados con los pueblos
indígenas, con el objeto de que les cedieran territorios, sin que fuesen conscientes del
alcance concreto de las obligaciones que asumían, al desconocer desde el Derecho de los
tratados hasta la noción de soberanía . Para la América precolombina la conquista puede
7

considerarse como un cambio impuesto del sistema económico, político, social y cultural
que ha pervivido hasta nuestros días. Este y otros muchos hechos históricos permiten ver

6
-Los A estaban próximos a la independencia, fundamentalmente en el Imperio Otomano (Siria, Líbano,
bajo mandato francés; Iraq, Palestina y Trasjordania, bajo mandato británico. Los B estaban en el Africa
Central y sobre ellos había una administración directa (Ruana-Burundi; Bélgica; Tanganica: Reino Unido;
Camerún, Togo: Francia, Reino Unido) y se prohibía la trata de esclavos, el tráfico de armas, el alcohol, es
establecía la libertad religiosa y la no instalación de bases militares. Los tipo C eran los del Sudoeste
africano y ciertas Islas del Pacífico Central (Carolinas, Marianas, Marshall (Japón); Samoa Occidental
(Nueva Zelandia), Nauru (Reino Unido), Nueva Guinea (Australia). Sobre estos mandatos las potencias
enviaban un Informe anual al Consejo. El sistema acabó con el régimen d e administración fiduciaria (cap.
XII y XIII de la Carta de las Naciones Unidas), a excepción del Sudoeste africano. Como es sabido hubo
posteriormente un caso ante el Tribunal internacional de Justicia pues los demandantes alegaban
infracciones del mandato de la Sociedad de Naciones para la región, por la república de Sudáfrica (Asunto
del Sudoeste africano. Etiopía c. Sudáfrica, Liberia c Sudáfrica, sentencia de 18 de julio de 1966, Rec.
1966, pár. 49, 50, 51).
7
-Vid. por cuanto a la doctrina española TORRECUADRADA GARCIA-LOZANO, S., “Los tratados
internacionales y los pueblos indígenas”, www.reei.org, 2001; así como de la misma autora su monografía,
Los derechos de los pueblos indígenas, Madrid, 2001; PONTE IGLESIAS, M.T.,. “Ciudadanía y
consolidación democrática: La promoción y protección de los derechos colectivos de los pueblos
indígenas”, Revista de investigaciones políticas y sociológicas, Romay Coca, J., Valero Matas, J., (coords),
Servizo de publicacións da Universidade de Santiago de Compostela 2009, vol. 8, núm 1, pp. 153- 177;
así como los trabajos de OLIVA MARTINEZ, D., citados en el estudio.
cómo, a pesar de los procesos de secularización, institucionalización, humanización y
universalización de la sociedad internacional, la interculturalidad no ha existido en el
proceso de elaboración y desarrollo del Derecho internacional. Este no era el fruto de un
diálogo internacional sino de la hegemonía cultural europea . El elemento cultural ha
8

tenido un papel muy secundario en el Derecho internacional contemporáneo pues las


diferencias relevantes que marcaron la evolución de las normas eran de naturaleza política
(conflicto este-oeste) o económica (conflicto norte-sur) y, en mucha, menor medida,
cultural.
La conexión Derecho internacional-cultura ha estado más oculta en la Comunidad
9

internacional, si bien como ocurre ahora con la teledetección por satélite, podemos
observar a vista de pájaro la impronta y la herencia europeo-occidental en el entramado
normativo internacional . En el origen, fundamento y desarrollo del Derecho
10

internacional fue determinante la cultura europea y la ruptura de la unidad religiosa . Del 11

mismo modo la religión ha sido muy relevante en otros órdenes internacionales pretéritos,
como muestran los análisis sobre la visión del Derecho internacional desde la óptica
confuciana, hindú –en la Antigua India-, judaica, islámica, protestante, cuáquera etc..
Como ha señalado Janis, el Derecho internacional contemporáneo no ha sido analizado
desde la relevante conexión Derecho internacional-religión fundamentalmente por dos
razones. De un lado, por el esfuerzo en convertir el Derecho internacional en una
“ciencia”, durante el siglo XIX-XX; en segundo lugar, por la ampliación del número de
Estados de la Comunidad internacional con una mayoría de origen no occidental . 12

8
-Por ejemplo, el célebre Asunto de la Isla de Palmas era una controversia entre Estados civilizados, que
oponía a dos potencias imperiales occidentales (Países Bajos y Estados Unidos), como sucesores de los
derechos de la Corona española en virtud del Tratado de paz que puso término a la guerra hispano-
americana de 1898, por lo que el derecho aplicable en materia de derechos de soberanía por descubrimiento
o adquisición no tenía en cuenta los “intereses de las poblaciones”. Vid. sobre la hegemonía cultural
europea, RODRIGUEZ CARRION, A.J., Lecciones de derecho internacional público, Tecnos, Madrid,
2002, pp. 29-30
9
-Vid. SCHULTE-TENCKHOFF, (Dir), Altérité et droit. Contributions à l´étude du rapport entre droit et
culture, Bruylant, Bruxelles, 2002. PRIETO DE PEDRO, J., Cultura, culturas y Constitución, Centro de
estudios constitucionales, Madrid, 1993, 292 pp.
-En esta líneaVEDEL, G., “L´idée d´évolution, la société internationale et le droit des gens”, RDIP, XLVI,
10

1939, p. 9; LEBEN, C., “Les révolutions en droit International: essai de classification et de problématique
générale”, Révolution et droit International, SFDI, París, 1990, p. 47; CHEMILLIER-GENDREAU, M.,
Le rôle du temps dans la formation du droit International, IHEI, Pedone, 1987-1988; VERHOEVEN, J.,
“Les conceptions et les implications du temps en droit International”, Le droit International et le temps,
SFDI, Pedone, París, 2001, pp. 9 ss.
11
- JANIS, M.W., “Religion and the literature of some standard texts”, The influence of religion on the
developpment of International Law, Janis, M (ed.), Martinus Jinhoff Publishers, 1991, pp. 61-84.
12
-JANIS, M.W., “Introduction”, en el libro colectivo: JANIS, M.W., EVANS, C., Religion and
International law, Martinus Nijhoff publishers, 1999, 505 pp, p. xi.
El origen europeo del Derecho internacional es un hecho histórico que se observa
en sus aspectos centrales, desde los conceptos jurídicos a la configuración de los sujetos
y funciones del ordenamiento. Así, por poner un ejemplo, es bien evidente el origen
europeo de sujetos de Derecho internacional como la Santa Sede o la Soberana Orden de
13

Malta, del mismo modo que el Patriarcado de Constantinopla u otros liderazgos religiosos
no han alcanzado la subjetividad internacional desde civilizaciones menos influyentes.
El Derecho internacional es un producto de la civilización europea que se expande
al resto del mundo en el proceso de universalización , lo que ha llevado a que los
14

historiadores del Derecho internacional olvidasen otras civilizaciones y sólo


recientemente empezasen a considerar la posibilidad de evadirse de la “prisión helénica”.
Se consagró un orden moldeado en interés de las potencias europeas.
Hasta la creación de las Organizaciones internacionales en el siglo XIX-XX la
Comunidad internacional era europea . Será la universalización de la sociedad
15

internacional la que conduce, en el siglo XIX-XX, a la expansión de la concepción


europea al mundo, en la universalización.
El Derecho internacional –y también la teoría de las relaciones internacionales-
procedían hasta el siglo XX de un orden europeo transpuesto pura y simplemente a la
escena internacional . En las relaciones con el resto del mundo no civilizado o había
16

relaciones desiguales, como ocurría con China, Japón o Turquía, o relaciones de


dominación . La consideración de otros pueblos no europeos como civilizados, que había
17

sido posible en la visión Ilustrada del noble salvaje, se derrumba progresivamente. Con
los pueblos salvajes esto contribuirá con el tiempo a justificar las innumerables
violaciones de los Tratados concluidos con ellos.

13
- Vid. BARBERIS, J., Los sujetos del derecho internacional actual, Tecnos, Madrid, 1984, en especial
pp. 97-115; DOMINICE, C., “La personnalité juridique dans le système du droit des gens”, L´ordre
juridique international entre tradition et renovation, Puf, París, 1997, pp. 57-79, p. 67.
14
-Vid. FERNANDEZ LIESA, C., “La evolución del proceso de secularización del Derecho internacional”,
Estado y religión. Proceso de secularización y laicidad. Homenaje a Don Fernando de los Ríos, Edición a
cargo de Dionisio Llamazares Fernández, Universidad Carlos III de Madrid-Boletín Oficial del Estado,
Colección Monografías nº 36, Madrid, 2001, pp. 85 ss
15
-AGO, R., “Communauté internationale et organisation internationale”, Manuel sur les organisations
internacionales, Dupuy, R.J., (dir), A.D.I., segunda edición, La Haya,1998, pp. 3-13, pp-4-6.
16
-Por lo que respecta a la ciencia de las relaciones internacionales es de matriz fundamentalmente
anglosajona. Cfr. DEL ARENAL, C., Introducción a las relaciones internacionales, Tecnos, Madrid, 2000,
pp. 67-69.
17
-Vid. Un comentario reciente sobre la posición de Turquía después de su admisión al Concierto europeo,
en 1856, en: TOYODA, T., “L´aspect universaliste du Droit International européen du 19ème siècle et le
statut juridique de la Turquie avant 1856”, Journal of the history of International law, vol. 8, nº 1, 2006,
pp. 19-39.
Dörr ha analizado cómo, en un primer momento, el concepto jurídico de salvaje
18

constituye una categoría jurídica del Derecho internacional de los siglos XVIII y XIX.
Pero será la penetración progresiva de la idea de comunidad de naciones civilizadas la
que coadyuvó a la dominación europea. Primero, porque Vattel utiliza la teoría del bien
de la humanidad para legitimar que se confine a los indígenas en fronteras más estrechas;
la consideración de los indígenas como “salvajes sin ley”, en otros autores, junto a la idea
de “naciones civilizadas europeas” están en la base del actual Derecho internacional. Por
ello, los tratados que se habían celebrado con los indígenas en los siglos XVII y XVIII
fueron en muchos casos vulnerados y los pueblos indígenas pasaron a ser naciones
internalizadas y dependientes.
En esta línea, el célebre juez Marschall de la Corte Suprema de Estados Unidos,
cambió de posición en relación con las Indian nations and tribes. Si consideró en un
primer momento que eran como Estados que formaban entidades políticas distintas, con
capacidad de celebrar tratados y con personalidad jurídica internacional, en la segunda
sentencia sobre esta cuestión seguía reconociendo a los pueblos amerindios una
personalidad jurídica internacional que, en virtud del derecho de descubrimiento y del
Derecho internacional en vigor, sólo podrían tener relaciones exteriores con Estados
Unidos. Posteriormente, en la segunda mitad del siglo XIX, y sobre la base de la ley de 3
de marzo de 1871 se puso fin a la conclusión de tratados con naciones indias que viviesen
dentro de Estados Unidos, en virtud de la tesis de una relación tutelada que daba al
Congreso americano el poder de legislar para el bien de los Indios . 19

Durante el siglo XIX la universalización del Derecho internacional bajo el


estandar de civilización (europeo) beneficiaba al imperialismo europeo. Europa
contribuía a lo que Ben Achour ha denominado la “mayor empresa de dominación de la
historia” . Este imperialismo europeo u occidental tendría su reflejo en diversos
20

principios que se van formando, y que han tenido su impronta hasta la actualidad. Así, se
formó el principio de las nacionalidades que, desde esta perspectiva, suponía para Europa
una de las claves de arreglo de la cuestión de Oriente ; asimismo el principio de la libre
21

DORR D., “Les peuples sauvages et le droit International”, Contributions à l´étude du rapport entre droit
18

et culture, Alterité et droit, I. Schulte-Tenckoff (Dir), Bruylant, Bruxelles, 2002, pp. 205 ss.
19
-DÖRR, D., “Les peuples sauvages et le droit International”, op.cit., pp. 229-230, 231.
-Vid. el interesante trabajo de BEN ACHOUR, Y., Le rôle des civilisations dans le systeme International.
20

Droit et relations internacionales, Collection de Droit International, Editions Bruylant, Bruxelles, 2003,
324 pp, en especial p. 117 ss.
-Y de la desmembración del Imperio otomano, así como del imperio austro-húngaro. En este sentido BEN
21

ACHOUR, , Y., Le rôle des civilizations.., op.cit., pp. 119 ss.


navegación, comercio e intercambio, que fueron impuestos por los europeos al resto del
mundo, en las relaciones con China y en la colonización de Africa ; en la formación del
22

principio de intervención de humanidad, avanzada en la intervención de Europa y Japón


en China o en la intervención por los firmantes del Acta de Algeciras en Marruecos, “para
abolir en su imperio las torturas y observar en el futuro las leyes de la humanidad” . 23

O dicho de otro modo, en el nacimiento del moderno Derecho internacional hay


una conexión entre los rasgos del moderno Derecho internacional y los intereses del
imperialismo europeo . Ello no obstante hay autores que explican este fenómeno al revés,
24

pero a mi juicio con el mismo sentido. Así, Fischt y Onuma mantienen la tesis de que el
25

Derecho internacional –que en su opinión nace en el siglo XIX- surge a consecuencia de


la debilidad y no de la fortaleza europea. Y no falta razón a esta proposición desde la
visión de que la universalización de la sociedad internacional se produce cuando se acaba
con la descolonización, siendo por ello que hasta la segunda mitad del siglo XX no se
podrá impulsar un derecho verdaderamente internacional entre Estados iguales.
El siglo XX siguió teniendo una visión clásica, basada en la superioridad de unos
pueblos sobre otros, cuya raiz próxima se justifica por el evolucionismo del siglo XIX
aplicado a las naciones, como evidencian la citada disposición del art. 22, 1 del Pacto de
la Sociedad de Naciones (la referencia a la “misión sagrada de civilización”) y la
distinción entre civilizados, bárbaros y salvajes.
El Derecho internacional contemporáneo está plagado de conceptos obtenidos de
la cultura occidental y posteriormente universalizados, sin haber tenido en cuenta los
particularismos culturales, como sucede con instituciones como el protectorado, el
sistema de mandatos, la concepción desigual de las civilizaciones, el modelo de Estado o
la noción de frontera, entre otros.

22
-En esta línea el principio de librecambio recibió una aplicación general en las relaciones entre Estados
colonizadores y coloniados, como muestra el Tratado de Nankin (1842) o la Conferencia de Berlín (como
principio del reparto de Africa). Vid. BEN ACHOUR, Y., op.cit., pp. 123 ss
23
-Vid. BEN ACHOUR, op.cit., p. 127 (que analiza más práctica internacional de la época); sobre la
intervención de humanidad en el contexto de la cuestión de Oriente, véase FERNANDEZ LIESA, C., La
protección internacional de las minorías, Ministerio de Trabajo , Madrid, 2001, pp. 112 ss.
24
-Vid. En este sentido BOWDEN, B., “The colonial origins of International law. European expansion and
the classical standard of civilization”, Journal of the history of the International law, vol. 7, nº 1, 2005, pp.
1-23, pp.3-4.
25
- FISCH, J., “Power or weakness?. On the causes of the Worldwide expansion of European International
law”, Journal of history of International law, pp. 21-26, 2004; asimismo ONUMA, Y., “When was the law
of International society born?”. An inquiry of the history of International law from an intercivilizational
perspective”, JHIL, vol. 2, 2000, pp. 1-66.
El protectorado, indica Ben Achour , es una forma de dominación entre
26

civilizaciones, en la que los civilizados tenían autoridad para tutelar o cuidar a los
salvajes, lo mismo que el sistema de mandatos de la sociedad iba en esa lógica.
El modelo de Estado nace en Europa y fue universalmente aceptado, incluso aún
cuando se podrían haber considerado especificidades culturales. Así, tanto los
argumentos de Marruecos como los de Mauritania, en el Asunto relativo al Sahara
occidental, al intentar demostrar los vínculos jurídicos de soberanía territorial con el
Sahara, se situaron en la lógica estatal occidental, a pesar de que pusieron de relieve la
estructura especial de sus Estados . Un ejemplo igualmente claro son los tratados
27

celebrados por los colonizadores, fundamentalmente entre el siglo XVII-XIX con los
pueblos indígenas con el objeto básico de que les cedieran territorios, sin que estos fuesen
conscientes del alcance concreto de las obligaciones que asumían, al desconocer desde el
Derecho de los tratados hasta la noción de soberanía . 28

Del mismo modo, el concepto de frontera es monocultural, relacionado con el


sistema europeo de Estado territorial. El Imperio chino - de contornos imprecisos-, el
Africa negra precolonial -con el concepto de frontera móvil- o el mundo islámico -donde

26
-Vid. BEN ACHOUR, op.cit., pp. 133 ss.
27
- Marruecos (vid. párrafos 90 a 129 de la opinión consultiva, TIJ, Rec. 1975) presentaba su reclamación
de vínculos jurídicos con el Sahara occidental como una reclamación de vínculos de soberanía sobre la
base de una presunta posesión inmemorial del territorio y un ejercicio ininterrumpido de autoridad. Pidió
que se tuviese en cuenta la estructura especial de Estado marroquí, fundado en el lazo religioso común del
Islam y en la lealtad de varias tribus al Sultán, por mediación de sus caídes o jeques, más que por la noción
de territorio. Para el Tribunal, aún teniendo en cuenta la estructura específica de ese Estado, no se había
probado que Marruecos ejerciese ninguna actividad estatal efectiva y exclusiva en el Sahara occidental. En
todo caso, como ha señalado M. Flory, para sostener la tesis de la existencia de lazos jurídicos entre el
Sahara y Marruecos, los representantes de éste país trazaron con precisión la organización del Estado en el
derecho público islámico, apoyandose en la teoría estatal clásica del DI (Etat chérifien), pero no en la lógica
cultural árabe e islámica.
Lo mismo habría hecho Mauritania al acudir a la noción de “complejo mauritano” Bilad shinguitti
o país Shinguitti (vid. párr. 130 a 152 de la opinión consultiva) que era una entidad cultural, geográfica y
social dentro de la cual se habría creado la República islámica de Mauritanoa. Ese complejo, en el periodo
pertiente, eraa el Biland Shinguitti, grupo humano diferenciado, caracterizado por un idioma, un modo de
vida, una religión y un sistema de leyes comunes, con dos tipos de autoridad política (emiratos y grupos
tribales), que no constituían un Estado, pero si nación o pueblo (pueblo Shinguitti) en el momento de la
colonización. Para la Corte aunque existían muchos vínculos linguísticos, étnicos, religiosos, culturales y
económicos, los emiratos y muchas de las tribus que formaban el complejo mauritano eran independientes
unos de otros y no tenían instituciones u órganos comunes, por lo que el “complejo” carecía de una
personalidad distinta y, en el momento de la colonización por España no existía entre el territorio del Sáhara
occidental y el complejo mauritano ningún vínculo de soberanía o de lealtad de tribus o de simple inclusión
en la misma entidad jurídica.
28
-Vid. un comentario en TORRECUADRADA GARCIA-LOZANO, S., “Los tratados internacionales y
los pueblos indígenas”, www.reei.org, 2001.
el vínculo religioso del Islam era más relevante que la noción de frontera - tenían una 29

concepción distinta de la frontera.


Por lo demás, el modo de pensamiento en el Derecho internacional ha estado
dominado por una aproximación eurocéntrica, que deja a las otras culturas y
civilizaciones para el trabajo de los arqueólogos. Por ello, indica Lachs, las exposiciones
sobre la historia del Derecho internacional ven en Europa el centro del Derecho
internacional y, solo muy recientemente, empieza a producirse una cierta liberación de la
“prisión helénica” . 30

2. La cultura en el desarrollo progresivo del Derecho internacional.

Desde los años ochenta del siglo XX emerge el factor cultural en el orden
internacional . El conflicto ideológico fue sustituido por el conflicto cultural, es decir, por
31

conflictos vinculados a interpretaciones de la religión, la cultura, el nacionalismo, la


identidad de los pueblos y las personas etc...
El autor más convencido del creciente papel de las civilizaciones para el Derecho
internacional es Huntington , que afirmaba que sólo un orden mundial basado en las
32

civilizaciones puede ser una garantía segura para evitar los conflictos. La tesis central
de Hungtinton fue fuertemente criticada, por el conjunto de simplificaciones en que se
apoya, tanto por los dirigentes de los Estados (incluso por Bush) como por la doctrina.
En esta línea el prof. Remiro, indicaba que “Los conflictos más característicos de nuestro
tiempo son nacionales, no civilizatorios; la geopolítica, la geoeconomía son factores no

29
-Vid. sobre esto BARDONNET, D., “Frontières et cultures”, L´avenir du droit international dans un
monde multiculturel, Colloquio de 1983 de la A.D.I., La Haya, Martinus Nijhoff Publishers, 1984, pp. 299-
309, p. 303-305; FLORY, “Le droit international est-il européen?”, L´avenir du droit international dans
un monde multiculturel, Coloquio 1983, AADI, La Haya, Martinus Nijhoff Publishers, 1984, pp. 287-297,
p. 287; ORTEGA TEROL., J.M., “Una perspectiva sobre las relaciones entre el Islam y Derecho
internacional (de las zonas de encuentro a las eventuales contradicciones)”, Conflictos actuales en el mundo
árabe e islámico, Cursos de derechos humanos de Donostia-San Sebastián, Soroeta Liceras, J., (Ed), vol.
IX, 2008, pp. 137-151, p. 140.
30
-LACHS, M., Le monde de la pensée en Droit International, Théories et pratique, Economica, París,
1986, 261 pp, pp. 31 ss.
31
-Sobre la emergencia del factor cultural: MERLE, M., “Le rôle du facteur culturel dans les rélations
internacionales”, Forces et enjeux dans les rélations internacionales, Economica, París, 1981, p. 343.
- La tesis central de este autor es que los choques de civilizaciones son la mayor amenaza a la paz mundial.
32

Parte de la consideración de que la separación westfaliana de religión y política internacional, producto


idiosincrático de la civilización occidental, está tocando a su fin, por lo que cada vez es más probable que
la religión sea el eje principal de los conflitos. Todo ello en un contexto de renacimiento de la religión (la
revancha de Dios), de deslaicización del mundo, antiuniversalismo, sustitución de la ideología por la
religión etc... Cfr. HUNTINGTON, S.P., El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden
mundial, Paidos, 1997, p. 20, 47, 53, 60, 61, 112, 113, 114, 119, 251
menos influyentes que los civilizatorios” . Lo cierto es que cualquier explicación monista,
33

en la medida en que sólo atiende a un factor de la realidad internacional, resulta


inadecuada. Esta tesis se realizaba desde un planteamiento que ha sido calificado, con
lógica, de integrismo cultural . 34

Si durante mucho tiempo el papel de la cultura estuvo ausente en los debates sobre
el Derecho internacional, desde los años ochenta se plantea desde diversas ciencias
sociales la necesidad de una aproximación interdisciplinar al papel de las
civilizaciones/culturas. Michaud y Marc pusieron el acento en el desafío de investigar la
35

transformación de cada civilización, cultura y subcultura en la mutación y crisis actual


del mundo.
Con la caída del muro el conflicto ideológico fue sustituido por el factor cultural
en las relaciones internacionales, como ya puso de relieve R.J. Dupuy en los años 36

ochenta y, Huntington en los noventa, como ya hemos indicado . Autores como Ben37

Achour han abordado los elementos de cooperación y conflicto entre civilizaciones en


38

el sistema internacional. Así, este autor analiza los choques o conflictos entre
civilizaciones, su reflejo en el nacimiento de Estados, el predominio de la civilización
europea en la formación de Derecho internacional y las líneas de fractura entre
civilizaciones y su cristalización en el Derecho internacional.
Muestra de la creciente relevancia de la cultura es que en la vida real han
proliferado los casos que así lo muestran, como la conocida crisis de las viñetas de
Mahoma . Uno de los grandes debates tanto sociales como académicos para el futuro de
39

la Comunidad Internacional es el diálogo entre civilizaciones. No ha surgido hace dos


décadas. Según algunos historiadores hunde sus raíces en las relaciones entre Oriente y

33
-Vid. un exhaustivo análisis del debate doctrinal sobre la tesis de Hungtinton, desde una perspectiva crítica
con la que en general coincidimos, en REMIRO BROTONS, A, “Desvertebración del Derecho
internacional en la sociedad globalizada”, CEBDI, vol. V, 2001, 2002, pp. 73-96,la cita en p. 95.
34
-En este sentido, por ejemplo: CEREZO GALAN, P., “Pluralismo y comunicación intercultural”,
Encuentro y Alianza de civilizaciones. 12 miradas, García Casanova, J.F., (ed), Granada, 2009, 152 pp.,
pp. 63-83, p., 65.
35
-MICHAUD, G., MARC, E., Vers une science des civilisations?, Editions Complexe, 1981, 240 pp.
36
-DUPUY, R.J., “Conclusions du Colloque”, L´avenir du Droit International dans un monde multicultural,
Coloquio 1983, ADI, op.cit., p. 447.
37
-HUNTINGTON, S.P., El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial, 1997.
38
-BEN ACHOUR, Y., Le rôle des civilisations dans le systeme International, Editions Bruylant, Université
Libre de Bruxelles, 2003 320 pp; en el propio Estado la influencia de la cultura también es relevante para
el sistema internacional: así, por ejemplo: GAMARRA, Y., La cooperación internacional en su dimensión
cultural y el progreso del Derecho internacional, Biblioteca diplomática española sección varios 5,
Ministerio de Asuntos Exteriores, Madrid, 1998, 331 pp., pp.92-94.
39
-Vid. Sobre esto: VALLE DE FRUTOS, S., MENOR SENDRA, J., (Eds) Encuentro de civilizaciones y
libertad de expresión, Biblioteca Nueva, Madrid, 2010 con diversas contribuciones
Occidente, que llevan más de dos milenios de enfrentamientos de ideas y valores no solo
distintos sino en algunas dimensiones difícilmente reconciliables, a juicio de Pagden . 40

Occidente se volvió indiferente a las formas de evolución en otros lugares, lo que


es un factor de incomprensión. En este sentido, como indica M Ferro, la visión
eurocéntrica del desarrollo de la historia determina nuestros sistemas de interpretación.
Nuestra mirada no se posaba en Oriente. Por ejemplo, el siglo XVI está marcado por el
apogeo del Imperio otomano, la dinastía de los sefávides en Persia y el Gran Mogol, pero
nosotros lo vemos solo desde la conquista de América o la lucha entre España y el Imperio
otomano o la batalla de Lepanto . 41

Y ello sin hablar de otras realidades insoslayables del mundo finito y cerrado en
que vivimos. Los cambios más recientes también ofrecen nueva luz sobre estas
cuestiones, como la emergencia de Asia y, en particular, de China e India en las relaciones
internacionales, que afecta a la visión futura e incluso a la lectura histórica del Derecho y
de las Instituciones internacionales. Proliferan los estudios sobre cómo “ellos” ven el
orden internacional, probablemente porque intuimos que van a tener un mayor
protagonismo . 42

En esta línea, Onuma Yasuaki afirma que el marco cognitivo sobre el Derecho
43

internacional es de cultura occidental, por lo que propone nuevas vías civilizatorias, no


tanto como choque, sino en positivo. Parte de considerar el tránsito de una sociedad
estatocéntrica y occidental a una sociedad multipolar y multicivilizacional, en el siglo
XXI. El autor se sitúa en una perspectiva transcivilizacional, que parte del
reconocimiento de la multiplicidad de civilizaciones y culturas. Este autor aboga por una
legitimación transcivilizatoria del orden jurídico internacional, de una transformación
en la comprensión de las fuentes, fundamentalmente de la costumbre, de una
reconstrucción de la historia del ordenamiento –más crítica con el eurocentrismo, y desde
un análisis de los derechos humanos en perspectiva transcivilizacional mediante una
mayor participación, reinterpretación y reconceptualización del sistema de valores.

40
-Vid. el interesante recorrido por la historia que hace PAGDEN, A., Mundos en guerra. 2500 años de
conflicto entre Oriente y Occidente, RBA, Barcelona, 2011 555 pp.
41
-En este sentido FERRO, M., El conflicto del Islam, Cátedra, 1 edición, 2004, p. 14.
42
-Así, por ejemplo, véase el excelente análisis sobre el Derecho internacional visto desde China,
fundamentalmente antes de la llegada del comunismo. SVARVERUD, R., International law as World order
in late imperial China. Translation, reception and discourse 1847-1911, Leiden, 2007 317 pp.
43
-YASUAKI, O, “A transcivilizational perspective on International Law”, R.C.A.D.I., La Haya, nº 342,
2009, 418 pp.
Es destacable el cambio en la idea de civilización en la teoría y en las instituciones
del orden internacional. Como vimos hubo una concepción elitista y oligárquica del orden
internacional, basada en la distinción entre civilizados, bárbaros y salvajes , que se 44

empieza a sustituir, desde la Carta de las Naciones Unidas, por una concepción teórica
universalista de la civilización y de la Humanidad (Nosostros, los pueblos de las Naciones
Unidas..). La nueva visión se expresa en el reconocimiento universal de los derechos
humanos, y en la labor de organismos como la UNESCO, que se asientan en una
concepción progresivamente intercultural, de igualdad de culturas y civilizaciones.
Un debate relevante en el conjunto del ordenamiento es el de promocionar un
diálogo de civilizaciones en torno a los puntos cardinales del Derecho internacional y a
sus desarrollos. El Derecho internacional solo puede ser un instrumento eficaz si es
aceptado en sus grandes elementos y sustentado en los valores compartidos. Este debate
no es sencillo por muchas razones. De un lado, porque vivimos en un sistema
internacional predominantemente interestatal, mientras que los conceptos de cultura y
civilización no coinciden con las fronteras estatales. Estado, civilización y sistema
internacional son nociones que progresivamente deben encontrar elementos de encuentro.
De otro lado, porque los diálogos de civilizaciones hasta el momento auspiciados por la
Organización de Naciones Unidas, la UNESCO o el Consejo de Europa, entre otras, solo
se refieren a aspectos epidérmicos y secundarios sobre la centralidad del ordenamiento
internacional.
Está todavía lejos el momento en que el Derecho internacional integre de manera
compartida los valores universales que están en todas las culturas y/o civilizaciones. Ese
diálogo de culturas/civilizaciones constituye uno de los retos básicos del Desarrollo
progresivo del Derecho internacional. Un orden internacional que sea fruto de una
cultura compartida en el respeto a la diversidad cultural es, en mi opinión, la mejor vía
para que sea un orden respetado y eficaz, que contribuya a la solución de los problemas
de la humanidad. La Comisión de Derecho internacional no se ha preocupado hasta el
momento de esta cuestión y aunque se puede indicar que refleja los diferentes sistemas
jurídicos, esta perspectiva no es suficiente como para permitir un desarrollo del derecho
internacional que integre los valores de diferentes culturas, en un sentido intercultural,
pues en ninguno de los proyectos de codificación se observa realmente esa perspectiva.
Se necesitaría para ello un impulso consciente de la CDI en tal dirección. A tal efecto es

44
-BEN ACHOUR, Y., Le rôle des civilizations dans le Systeme International, op.cit., pp. 129 ss.
necesario tomar conciencia de una autocrítica de la perspectiva occidental dominante, en
un esfuerzo de comprensión y con un sentimiento de universalidad y la diversidad, no de
superioridad, en la tradición de Bartolomé de las Casas, Montaigne, Voltaire, Rousseau
o Diderot . 45

Hay avances en una perspectiva transcivilizatoria del Derecho internacional, en el


sentido de una mayor convergencia en la interpretación de los principios fundamentales
y en las normas generales del Derecho internacional, en la actualidad . Asímismo la nueva
46

situación creada por los nuevos Estados independientes condujo a su mayor participación
en el law-making process y está conduciendo, en los últimos tiempos, a un desarrollo en
nuevos sectores del orden internacional (como el derecho penal internacional en la
represión de los grandes crímenes contra la Humanidad) . En el ámbito del Derecho
47

internacional de los derechos humanos hay una tendencia creciente a realizar una
“justificación plural” , desde diversas culturas, de los derechos humanos, lo que es loable.
48

Por lo demás habría que profundizar en la investigación de la interacción entre la cultura


y los distintos ámbitos del Derecho internacional, como hacía recientemente Gutiérrez
Espada al estudiar la relación entre el Islam y el Derecho internaicnal humanitario y las
49

perspectivas futuras, con objeto de avanzar en esa dirección.


Pero no cabe duda de que es mucho más lo que falta por hacer que lo que se ha
hecho en cuanto a una verdadera confluencia de las civilizaciones como base de un
Derecho internacional aceptado y compartido. En esta línea los trabajos intelectuales ya
elaborados deberían ser complementados por un diálogo o alianza de civilizaciones en

45
-Vid. en esta línea la reflexión de MORIN, E., “Resistir a lo intolerable”, VVAA, Democracia y
responsabilidad, Naïr, S (ed), Las caricaturas de Mahoma y la libertad de expresión, Galaxia Gutemberg,
2008, 221 pp, pp. 45-60, pp. 59-60 y 55.
46
-Vid. Un comentario en esta línea, en relación fundamentalmente con las normas consuetudinarias en.
YASUAKI, O., “A transcivilizational perspective on global legal order in the twenty-first Century: A way
to overcome west-centric and judiciary centric déficits in International legal thoughts”, Towards World
constitutionalism, MacDonald, R.J., Johnston, D., (eds), Martinus Nijhoff Publishers, 2005, pp. 151-189
47
-Vid. Un comentario sobre esto, en relación con los países en desarrollo en MIRZAEE-YENGEJEH, S.,
“International law as a cultural perspective: Towards a convergente of civilizations”, A transcivilizational
perspective on global legal order in the twenty-first Century: (…), op.cit., pp. 191-221.
48
-Vid. LINDHOLM, T., “The cross-cultural legitimacy of universal human Rights: plural justification
across normative divides”, Cultural human rights, Francionni, F., Scheinin, M., (eds), Martinus Nijhoff
Publishers, 2008, pp. 17-39.
49
-GUTIERREZ ESPADA, C., (Dir), CERVELL HORTAL, M.J., (Coord), Derecho internacional, Alianza
de civilizaciones y terrorismo global, Diego Marín Librero editor, 2011, 318 pp, en especial capítulo 7, pp.
237-269; asimismo GUTIERREZ ESPADA, C., “Radicales y reformistas en el Islam (sobre el uso de la
violencia)”, REDI, vol. LXI, 2009, pp. 13-37
términos jurídicos, hasta ahora inexistente, pero que sería positivo para la efectiva
aplicación del Derecho internacional . 50

En una sociedad universal y plural se debe plantear cual es o debe ser el papel de
las culturas en la evolución del orden internacional. Los Estados pueden ser vistos como
sujetos aculturales, en un mundo crecientemente laico. Pero esta visión no es
problemática salvo que se olviden las consecuencias que tiene la cultura para el papel del
Estado en la creación, aplicación y desarrollo de las normas internacionales. La
emergencia del factor cultural en la sociedad internacional ha puesto de relieve la
necesidad de impulsar un diálogo cultural como base para el fortalecimiento del consenso
en torno a los valores en que se sustenta el edificio normativo internacional. El consenso
de la Comunidad Internacional de Estados en que reposa, en tanto que fundamento de su
existencia y base de su aplicación y desarrollo, exige en la actual sociedad internacional
un diálogo en torno a los valores y modos de vida diversos de la sociedad internacional.

50
-Vid. Sobre las diversas perspectivas: WEERAMANTRY, G., “Some buddhist perspectivas on
International law”, BBGhali Amicurom discipulorumque liber, 2000, pp. 775-826; TSE-SHYANG CHEN,
F., “The confucian view of World order”, The influence of religión on the development of International
law, 1991; SINGH, N., “India and International law”, Estudios de Derecho internacional en Homenaje a
Antonio de Luna, CSIC, Instituto Francisco de Vitoria, Madrid, 1968, pp. 449-464; KHADURI, M.,
“Islamic law and internatinal law”, L´avenir du droit International Dans un monde multicultural, La Haya,
1983; RECHID, A., “Islam et droit des gens”, RCADI, 1937-II, t60, pp. 375-506.

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