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Las claves desde las que se interpreta el mundo son: en clave relativista: “todo vale”; en
clave hedonista: “A vivir que son dos días”; en clave nihilista: “nada vale la pena”; en clave
subjetivista: “yo tengo mi propia verdad de las cosas, la que me conviene”; en clave agnóstica:
“a saber quién es y donde está Dios, si es que existe. Yo prefiero creer en mí mismo”.
Entre los principales autores destacamos: Beck, Chomsky, Bauman, Sennet, entre otros.
Ellos defienden, por un lado, que el individuo postmoderno de hoy aspira únicamente a
alcanzar una existencia placentera, hedonista, exitosa y superficial. Además, su vida está
denominada por la indiferencia y la barbaridad. Como consecuencia, padece una profunda
crisis de identidad característica por la desorientación, las contradicciones y el riesgo. Por otro
lado, la pérdida de referentes que garanticen la socialización y la educación para la apropiación
de varios modelos de vida.
Por último, la sociedad del consumo y de la comunicación de hoy prima, en la mayor parte
de las casas, la estética sobre la Ética y el mercado sobre el Estado.
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La sociedad del riesgo es una nueva teoría de la nueva modernidad. El primer teórico que
habló de este cambio fue Beck, quien en su libro, la sociedad del riesgo, nacía una nueva
modernidad. Expuso una serie de cambios que no estaban siendo advertidos la sociedad y que
afectaban notablemente a las nuevas generaciones. Beck, tomó como hito simbólico que usó
para explayarse a otra serie de transformaciones. Se trataba del desastre de Chemobyl, el cual
había mostrado simbólicamente el límite de la modernidad.
Cuando se promete felicidad a todos y se anuncia placeres en cada esquina, la vida cotidiana
es una dura prueba. La búsqueda permanente de la calidad de vida crea un espíritu de
decepción que expone al individuo a la ansiedad y la frustración.
- El consumismo y el pragmatismos:
Quizás lo que más claro se ve de las dinámicas actuales es la importancia suprema que se
otorga al dinero y el poder que se le concede desmesurado del mercado.
No existe la verdad absoluta ni de validez universal. Solo una validez subjetiva y relativa a los
diferentes marcos de referencia. Relativismo moral y relativismo cultural. “Todo vale”, todo
vale igual o lo mismo. Desaparecen las grandes ideologías. Crece el escepticismo ya que nadie
cree en nada (principios).
- El presente, lo momentáneo:
Lo que sucede ahora es lo que existe y todo lo demás es falso. El pasado y el futuro no son
parte de la realidad que vivimos, son cosas imaginarias. La actualidad como importante valor
de nuestro tiempo. “Vive hoy que mañana Dios dirá”. Se trata del antiguo “Carpe diem”.
- El cambio y la novedad:
- El individualismo y el aislamiento:
5. ¿POR QUÉ ES NECESARIA HOY MÁS QUE NUNCA UNA EDUCACIÓN DIFERENTE?
El panorama que caracteriza a la sociedad del siglo XXI exige pensar la educación desde
otros presupuestos epistemológicos. Los roles del alumnado y el profesorado, los diseños
curriculares, las relaciones que se establecen entre docentes y discentes, los espacios y
tiempos de aprendizaje, y las relaciones de las instituciones educativas con la sociedad no
pueden pensarse desde los ideales de la Ilustración y desde los presupuestos económicos de la
Revolución Industrial. Es urgente en el Siglo XXI una educación instrumentalista y
conceptualista.
“En educación nos hemos olvidado de lo esencial” qué hombre y qué sociedad queremos
construir, aquí y ahora “desnaturalizando la acción educativa. La mentalidad racional, científica
y materialista se ha impuesto en la investigación y práctica pedagógica. Se consideran como
valores básicos y únicos de la acción educativa la “eficacia y la competencia” en sintonía con
los valores que rigen el mundo” (Ortega, 2009,170)
Esto provoca que la pedagogía se encuentre en una crisis de identidad al atravesar por una
situación de clara incertidumbre y de incapacidad para dar una respuesta a los retos con los
que se enfrenta el hombre de hoy día. Crisis que forma parte de una situación crítica mucho
más amplia y envolvente que tiene que ver con el “malestar de la cultura” y de la convivencia
humana en estos primeros compases del siglo XXI).
La educación NO debe adaptarse, a las tendencias sociales y rasgos culturales que predominan
hoy día aunque sean si éstos contrarios a la función última de educar.
Interrogantes que me surgen La educación TIENE que ser un instrumento de denuncia, crítica y
transformación social.
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