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Características histórico sociales[editar]

 En contraposición con la Modernidad, la posmodernidad es la época del desencanto. Se renuncia


a las utopías y a la idea de progreso de conjunto. Se apuesta a la carrera por el progreso
individual.
 Se predican supuestos límites de las ciencias modernas en cuanto a la generación de
conocimiento verdadero, acumulativo y de validez universal.
 Se produce un cambio en el orden económico capitalista, pasando de una economía de
producción hacia una economía del consumo.
 Desaparecen las grandes figuras carismáticas y surgen infinidad de pequeños ídolos que duran
hasta que surge algo más novedoso y atractivo.
 La revalorización de la naturaleza y la defensa del medio ambiente se mezclan con la compulsión
al consumo.
 Los medios masivos y la industria del consumo masivo se convierten en centros de poder.
 Deja de importar el contenido del mensaje, para revalorizar la forma en que es transmitido y el
grado de convicción que pueda producir.
 Desaparece la ideología como forma de elección de los líderes siendo reemplazada por la imagen.
 Hay una excesiva emisión de información (frecuentemente contradictoria), a través de todos los
medios de comunicación.
 Los medios masivos se convierten en transmisores de la verdad, lo que se expresa en el hecho de
que lo que no aparece por un medio de comunicación masiva simplemente no existe para la
sociedad.
 El receptor se aleja de la información recibida quitándole realidad y pertinencia, convirtiéndola en
mero entretenimiento.
 Se pierde la intimidad y la vida de los demás se convierte en un show, especialmente en el
contexto de las redes sociales.
 Desacralización de la política.
 Desmitificación de los líderes.
 Cuestionamiento de las grandes religiones.
Características sociopsicológicas
 Los individuos solo quieren vivir el presente; el futuro y el pasado pierden importancia.
 Hay una búsqueda de lo inmediato.
 Proceso de pérdida de la personalidad individual mediante un procedimiento contradictorio, ya que
busca diferenciarse de los demás emulando modas sociales [cita requerida].
 La única revolución que el individuo está dispuesto a llevar a cabo es la interior.
 Se rinde culto al cuerpo y la liberación personal.
 Atracción por lo alternativo: arte plástico, música, cine, etc., en la búsqueda de diferenciarse de los
demás.
 Se vuelve a lo místico como justificación de sucesos.
 Hay una constante preocupación respecto a los grandes desastres y al fin del mundo.
 Pérdida de fe en la razón y la ciencia, pero en contrapartida se rinde culto a la tecnología.
 El hombre basa su existencia en el relativismo y la pluralidad de opciones, al igual que el
subjetivismo impregna la mirada de la realidad.
 Pérdida de fe en el poder público.
 Despreocupación ante la injusticia.
 Desaparición de idealismos.
 Pérdida de la ambición personal de autosuperación.
 Desaparición de la valoración del esfuerzo.
 Existen divulgaciones diversas sobre la Iglesia y la creencia en deidades.
 Aparecen grandes cambios en torno a las diversas religiones.
 Las personas aprenden a compartir la diversión vía internet.
 Se crean teorías de la conspiración permanentemente para explicar los grandes problemas
económicos, políticos, sociales, religiosos y medioambientales.

Como actitud filosófica[editar]


n la sociedad posmoderna todo es relativo y no hay lugar ni tiempo para lo que requiere voluntad y
compromiso. Es la era de los feelings: "nada es verdad ni mentira", todo se diluye. Es, según el sociólogo
Juan González Anleo, la religión light: un tipo de religiosidad caracterizada por su ausencia de
dramatismo, su incoherencia doctrinal, su talante asistemático (las creencias no se traducen
necesariamente en normas para el comportamiento personal y sus ritos no exigen un soporte
institucional), su declaración de independencia en el terreno de los compromisos personales, éticos,
etcétera. Es ésta, pues, una práctica lejana de una religión "que impone exigencias y normas de
pertenencia y que reclama un compromiso afectivo y efectivo con la Iglesia".6

Lyotard peyorativamente denomina "grandes relatos" a los proyectos o utopías cuya finalidad era
legitimar, dar unidad y fundamentar las instituciones y las prácticas sociales, políticas, religiosas,
etcétera. Uno de esos grandes relatos, que él denominaría también "mito o leyenda", es el "mega-relato"
de la cristiandad. Para él, esos "mega-relatos" han entrado en crisis y han sido invalidados en el curso de
los últimos cincuenta años. La definición de Lyotard de los "grandes relatos" es inaceptable en cuanto a
la historia bíblica pues ésta no es un mito o leyenda sino la mismísima historia salvífica del hombre,
fundamentada en dos absolutos no negociables: Dios mismo y su Palabra dada a los hombres, inspirada
por Dios, que ubica al hombre en su contexto histórico pasado, presente y futuro.

Takeshi Umehara, posiblemente el filósofo japonés contemporáneo más destacado, se pregunta: "¿Es
tan difícil, hoy en día, ver que la modernidad, por haber perdido su relación con la naturaleza y el
espíritu, no es otra cosa que una filosofía de muerte?"5. Este comentario de Umehara conecta
claramente a la posmodernidad con la concepción oriental de la Nueva Era.

Una razón fundamental de la resurgencia de la religión es que la pobre percepción del Iluminismo en
cuanto a la racionalidad ha probado ser un fundamento débil sobre el cual construir la propia vida. La
estructura objetivista impuesta sobre la racionalidad ha tenido un efecto contraproducente en la
búsqueda humana. Cuando la racionalidad falla como base firme, abre la puerta a todo tipo de
religiones, cuanto más amorfas, mejor; y la falta de consistencia teológica permite la entrada al "vale-
todo" y a la "sinrazón". La metáfora, el símbolo, los rituales, las señales y los mitos –por mucho tiempo
ridiculizados por aquellos interesados únicamente en expresiones racionales y exactas– hoy están
siendo rehaPor el contrario, en cualquier profesión, ellos fundamentan las decisiones particulares
que se requieren para intervenir sobre casos concretos. Aunque cada uno de éstos constituye una
situación y una experiencia singular, los profesionales se basan para resolverlos en principios y
reglas generales. La docencia no constituye una excepción: requiere de principios y criterios
básicos de intervención, es decir, aquellos que le posibiliten la consecución metódica de sus fines
con los medios más adecuados. 9
Además de conocer los contenidos que enseña, el docente necesita contar con normas básicas
generales para la acción práctica de enseñar, a partir de las cuales pueda construir sus
propuestas y elaborar su propia experiencia.
Y esta es la contribución que brinda la Didáctica, es decir, el campo de conocimientos que permite
formular criterios de enseñanza y desarrollos metodológicos apropiados para alcanzar, en forma
concreta y práctica, distintas intenciones educativas. Constituye el espacio de conocimientos que
establece los puentes entre los fines educativos y el desarrollo de configuraciones metodológicas
particulares, sirviendo de base para la acción educativa en los distintos contextos y con los sujetos
particulares.
También cabe destacar el aporte de las didácticas específicas, centradas en los dominios de las
distintas disciplinas y sus contenidos escolares. En particular, estas contribuciones son de gran
utilidad para desarrollar en los alumnos los distintos modos de pensamiento que involucran los
contenidos: el histórico, el experimental, el deductivo, el analógico y el expresivo. Estos modos de
pensamiento serán una buena orientación para la construcción de las estrategias de enseñanza a
seguir.
3. La centralidad de la enseñanza

Los distintos enfoques de las prácticas presentados en los puntos anteriores son valiosos en la medida en que
se integren en forma pertinente en una estrategia global bilitados.

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