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Según Erich From en su libro “El arte de amar”, capítulo I “La condición humana
actual”.
El hombre actual se identifica con los valores del mercado donde cada individuo vale por
su capacidad de consumo, la propia vida del hombre se ha transformado en un bien de
consumo, donde el “triunfo” llega si uno ha “invertido” provechosamente el tiempo, de lo
contrario habrá “fracasado”; su valor está determinado en el precio que puede obtener por
sus servicios.
En el siglo pasado, el problema era que “Dios está muerto”, en este siglo el problema es
que “el hombre está muerto”
El hombre moderno está desamparado ante las fuerzas económicas y sociales que el mismo
ha creado.
Según Gastaldi, en su texto “Antropología filosófica”
Los valores se han estructurado de una nueva manera, modificando radicalmente los valores
ancestrales. Hoy en día la realidad es juzgada con nuevos criterios. Estos cambios tienen alcance
universal, gracias a los medios de comunicación y el pasaje de una sociedad que concentraba su
cultura en el trabajo manual del campo, a grandes conglomerados urbanos, donde los
descubrimientos científicos y avances tecnológicos, han abierto posibilidades que años antes eran
difíciles de imaginar.
Para interpretar la posmodernidad, debemos analizar los cambios previos en la época moderna.
En el contexto histórico del inicio de la posmodernidad, podemos citar la revolución juvenil del
mayo francés, donde se modificaron las escalas de valores, el reemplazo delo hombre por las
máquinas, la importancia relevante de la comunicación y la publicidad, lo cual puso en el primer
plano al consumismo, la eliminación de la energía barata por el petróleo. En general la
posmodernidad se constituye sobre la base de poner en duda, todas las certezas y logros de la
modernidad; debido a todos los fracasos que la modernidad tuvo.
Por último habla de la “new age”, un movimiento complejo y confuso donde se mezclan el
esoterismo, un poco de ocultismo, pensamiento místico y mágico, cristianismo, todo esto
mezclado con conceptos provenientes de la astrofísica.
Nace una nueva forma de control del comportamiento, a la vez que una diversificación de los
estilos y modos vida, una interés creciente en la esfera privada, las creencias y los roles, es decir,
una nueva fase en la historia del individualismo occidental.
El nuevo procedo de personalización (PDP), en la socialización del individuo mediante la
disciplina, pasando a una socialización flexible, basada en la información y en la
estimulación de las necesidades, el sexo y la exaltación de los “factores humanos” en el
culto a lo natural, cordialidad y sentido del humor. Este proceso implica una nueva de
organizarse y comportarse partiendo desde el ámbito privado para formular un nuevo
significado de autonomía (más hedonista, con más respeto a las diferencias, al relajamiento
y a la libre expresión).
La sociedad quiere vivir aquí y ahora, no tiene ídolo ni tabú, está regida por el vacío que no
significa ni tragedia ni apocalipsis; reina la indiferencia en masa, sentimiento de reiteración
y estancamiento.
El hombre comienza a manejarse por las cosas con las cuales se siente más seducido,
generando elecciones en base a modelos impuestos desde la industria de la moda,
generando una dependencia del consumismo a la satisfacción personal, a la indiferencia
hacia los demás individuos. Citando a Vigarello el consumo en los últimos años de los
productos cosméticos inclusive en los hombres (cómo las cirugías estéticas) y el culto al
cuerpo han aumentado considerablemente, dándole más lugar en la sociedad a la mujer.