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Ámbito de
aplicación de la reserva de fallo condenatorio V. Efectos de la reserva de fallo
condenatorio. VI. Reglas de conducta a imponerse. VI.1. Prohibición de
frecuentar determinados lugares. VI.2. Prohibición de ausentarse del lugar
donde reside sin autorización del juez. VI.3. Comparecer mensualmente al
juzgado, personal y obligatoriamente, para informar y justificar sus actividades
VI.4. Reparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago
fraccionado, salvo que demuestre que está en imposibilidad de hacerlo. VI.5.
Prohibición de poseer objetos susceptibles de facilitar la realización de otro
delito. VI.6. obligación de someterse a un tratamiento de desintoxicación de
drogas o alcohol. VI.7. Obligación de seguir tratamiento o programas laborales
o educativos, organizados por la autoridad de ejecución penal o institución
competente. VI.8. Los demás deberes adecuados a la rehabilitación social del
agente, siempre que no atenten contra la dignidad del condenado. VII. Efectos
del incumplimiento de las reglas de conducta. VII.1. Severa advertencia. VII.2.
Prórroga del régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo inicialmente
fijado. VII.3. Revocatoria del régimen de prueba.
I. INTRODUCCIÓN
II. DEFINICIÓN
Los requisitos para que el agente pueda acceder a la reserva del fallo
condenatorio, son los siguientes, de conformidad con el segundo párrafo del
artículo 62 del Código Penal, modificado por el artículo primero de la Ley N°
30076:
El primer párrafo del artículo 63 del Código Penal establece que: “El juez al
disponer la reserva de fallo condenatorio se abstendrá de dictar la parte
resolutiva de la sentencia, sin perjuicio de fijar las responsabilidades civiles que
procedan”. Solo la parte resolutiva de la sentencia queda en reserva, más no la
reparación civil, la cual mantiene su vigencia ejecutiva. El fundamento de ello
es que el pago de la reparación civil es un elemento importante que juega un
rol preponderante en los mecanismos alternativos a la pena de privación de la
libertad, pues, la integración social favorecida por la prevención especial en
este caso (por la reserva del fallo) es el primer eslabón por el que hay que
recurrir para lograr la efectiva rehabilitación social[13].
VI.2. Prohibición de ausentarse del lugar donde reside sin autorización del
juez
Esta regla de conducta debe tener un trato muy delicado, exige una relación
directa del juez con el beneficiario de la reserva de fallo condenatorio, pues en
muchos casos, el comunicar al juez todas las veces en las que el sentenciado
se deba ausentar del lugar donde reside por cualquier motivo, con la finalidad
de esperar la autorización del magistrado para tal efecto, generaría mucha
pérdida de tiempo, pues hay situaciones de urgencia o de emergencia en la
que el beneficiario se debe ausentar de su domicilio, ya sea por la muerte de
un familiar en un lugar lejano, enfermedad grave, etc., o por la existencia de
situaciones excepcionales como los motivos de estudio que exigirían al
beneficiario viajar periódicamente del lugar donde reside; en estos supuestos la
prohibición de ausentarse de su domicilio se relativiza, esto es, que el agente
podría justificar ex post su ausencia, si así lo requieren las circunstancias del
caso; pero si el imputado tiene que ausentarse del lugar donde reside por un
tiempo considerable (valorativamente razonable), entonces en estos casos
cabría la exigencia de la autorización del juez para tal efecto, que debe
evaluarse de conformidad a los intereses del favorecido, por ejemplo, que haya
conseguido un trabajo o por motivos de estudio, los cuales deben ser
debidamente sustentados, implicando la autorización del juez, también, la
salvaguarda de las demás reglas de conducta para que no sean burladas por el
agente con motivo de su ausencia[19].
VI.4. Reparar los daños ocasionados por el delito o cumplir con su pago
fraccionado, salvo que demuestre que está en imposibilidad de hacerlo
Uno de los asuntos más discutidos por la doctrina es hasta que punto sería
legítimo establecer o no como regla de conducta la obligación de reparar los
daños ocasionados por el delito, ya que su eventual incumplimiento traería
consigo la revocación de la reserva de fallo condenatorio y la aplicación al
renuente, en el último de los casos, de una pena efectiva, dando la impresión
de imposición de una sanción penal por el no pago de una deuda, lo que está
proscrito por la Constitución Política del Estado. Además, se argumenta que la
reparación civil, es un asunto que pertenece más al ámbito del Derecho privado
por lo que deberían utilizarse los mecanismos procesales de carácter
civil[21] para su cobro.
Lo central no es la deuda sino la regla de conducta que tiene naturaleza penal
y no civil. Acotando al respecto, la exigencia que se le hace al beneficiario de la
reserva de fallo condenatorio de reparar el daño, esto es, la realización positiva
a favor del agraviado, tenga connotación patrimonial positiva a favor del
agraviado o connotación patrimonial para fines del análisis de la regla de
conducta no es lo central, sino lo periférico; por lo tanto, la aludida regla de
conducta no pone en tela de juicio a la máxima de que no hay prisión por
deudas[22].
Lo que se pretende con esta regla de conducta es evitar que el agente cometa
otro delito parecido o de similar naturaleza, prohibiendo la posesión de los
medios por los que se pudo haber valido el beneficiario para la comisión de
ilícitos penales o podría valerse para la perpetración de delitos futuros. El juez
puede prohibir la tenencia de armas o de cualquier otro objeto que pudiera
servirle al sentenciado de ocasión o estímulo para cometer nuevos delitos. Se
entiende que, solamente, se refiere a ilícitos que se cometen con medios
tangibles, materiales.
HURTADO POZO indica que la redacción del artículo 65 del Código Penal es
defectuosa, en la medida en que no corresponde a la manera como ha sido
concebida la reserva de fallo; en este sentido, el incumplimiento de las
exigencias no implica la revocación automática, ya que se inspira en la idea de
que el Juez debe proceder de manera gradual en la determinación de esos
efectos[26]. Por su parte, PEÑA CABRERA refiere que el incumplimiento de las
reglas de conducta impuestas en la reserva del fallo condenatorio puede ir
desde una amonestación judicial hasta al revocación del régimen de
prueba[27]. Asimismo tenemos a PRADO SALDARRIAGA[28], quien opina que
la revocación es excepcional, luego de haberse aplicado las sanciones
precedentes[29].
VII.1. Severa advertencia
VII.2. Prórroga del régimen de prueba sin exceder la mitad del plazo
inicialmente fijado
El inciso 2 del artículo 65 del Código Penal señala que en ningún caso la
prórroga acumulada sobrepasará de tres años.
El artículo 66 del Código Penal señala que el régimen de prueba podrá ser
revocado cuando el agente cometa un nuevo delito doloso por el cual sea
condenado a pena privativa de libertad superior a tres años. La revocación será
obligatoria cuando la pena señalada para el delito cometido exceda de este
límite. La revocación determina la aplicación de la pena que corresponde al
delito, si no hubiera tenido lugar el régimen de prueba
[2] Vide, PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso Raúl. Derecho penal peruano.
Parte general: Teoría de la pena y las consecuencias jurídicas del delito.
Segunda parte. Lima, Rhodas, p. 424.
[5] Al respecto, la exposición de motivos del Código Penal señala: “Se consigna
otra innovación de importancia consistente en que el juzgador se abstiene de
dictar la parte resolutiva de la sentencia en la que estaría fijada la pena”
[8] Ibidem.
[9] Vide, BRAMONT ARIAS, Luis A. Derecho penal peruano (Visión histórica).
Parte general.Lima, 2004, p. 493.
[15] Ibidem.
[27] PEÑA CABRERA, Raúl. Tratado de Derecho penal. Parte general. Vol. I.
3ra. edición, Lima, p. 653.
[30] BRAMONT ARIAS, Luis A. Derecho penal. Parte general. T. I. 3ra, edición,
Lima, p. 497.