Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Psíquicos y emocionales
Si nos abocamos específicamente a la finalidad de la danza oriental, debemos retrotraernos a
la prehistoria y señalar que el objetivo de este baile es hallar la armonía entre el cuerpo y el
espíritu, y el medio es la contracción y relajación muscular en la parte inferior del tronco
mediante movimientos circulares, a diferencia de otros que suelen centrarse en los músculos
de las extremidades. El entrenamiento de la danza del vientre repercute en otras partes del
cuerpo, fortaleciendo los músculos del abdomen, la parte inferior de la espalda y en particular
la pelvis. Este último punto deja entrever la sabiduría de nuestros antepasados, dado que el
movimiento circular de los músculos del abdomen implica una presión interior sumamente útil
para el procesado de desechos en el cuerpo humano. Además, la danza tiene una doble
función, por una parte nos invade de endorfinas el cerebro y aumenta la dopamina, por lo que
obtenemos más relajación natural, y por otra nos hace vencer la inercia de permanecer sin
hacer nada.
Por otro lado, la danza coordina los músculos y los nervios con la mente. Cuando el oído
capta la música, tranquiliza, el cuerpo se manifiesta y se fusiona con la melodía o el ritmo
desencadena en una sensación sumamente placentera que podríamos llamar felicidad. De
hecho, la medicina utiliza actualmente la danza y la música como terapia; y a pesar de que la
danza no es capaz de curar muchas enfermedades psicológicas o psiquiátricas, contribuye a
curar la depresión, el nerviosismo y la neurosis, patologías corrientes en nuestros tiempos.
Ahora bien, volviendo específicamente a la danza oriental, debemos decir si vemos a una
bailarina talentosa, notaremos que en esta danza el sonido parece brotar del propio cuerpo,
sea una música melodiosa o un ritmo rápido a base de tambores, así, podemos enumerar
algunos de los beneficios emocionales de practicar la danza del vientre: