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PROGRAMA PARA QUE DEJEMOS ALGÚN DÍA DE MOLERLE LA PALTA A LOS OTROS

Y NOS LA MOLAMOS A NOSOTROS MISMOS DE UNA BUENA VEZ

Chilito no parece un ají, no


Chilito parece la cornucopia de los antiguos
el cuerno de la abundancia desparramado
de sur a norte sobre el mar.

Ahhh, mi Chilito, tanta riqueza


para tan pocos, qué pena que me dan…
los pocos. No poder o no querer ver más allá…
Ha de ser muy grande el vacío que no lo logran llenar con na’
(Plumas tercas éstas, por eso tanta raya…)

Bueno, soluciones:

1. Que el cuerpo C de El Mercurio sea el cuerpo A y viceversa (y por favor spare us the royal families weddings and christenings,
would you? creo que basta con los wannabes locales)

2. Que dejemos acá las mejores paltas y sólo una vez que todos hayamos comido pan con palta, digamos, una vez a la semana,
exportemos los excedentes (y todos implica TODOS… incluidos los inmigrantes a los que les guste la palta en el pan, miren
que es el mercado al que le tocó cumplir el sueño bolivariano de la integración latinoamericana… jajajaja, la historia es la
mejor humorista), este paso se llamará el PLAN DE REPATRIACIÓN DE EXPORTACIONES INSUSTITUIBLES.

3. Plantemos el desierto con el agua que saquemos del mar gracias a las bombas que la energía eólica o de las mareas o solar
permitirá desalinizar… incluso hay experimentos de la U de Antofagasta con riego con agua de mar por las raíces, así que
bastará acarrearla y luego, ¡desierto florido y plantado todo el año! Con paltos, por supuesto.

4. Descentralización real y no sólo administrativa vía traslado de las industrias a las regiones para la generación de puestos de
trabajo con salarios de los cuales se pueda vivir sin endeudarse mediante incentivos tributarios y puertos de bajo impacto
ambiental que permitan recalado de los buques para la carga si producen productos o una gran y barata y verdadera banda
ancha como espinazo del diablo que recorra todo el territorio si servicios.

5. Un programa de educación que nos sane del síndrome de Estocolmo colectivo que padecemos respecto de los colonizadores
económico-culturales del noratlántico y sus herederos ultramediáticos los norteamericanos, lo que permitiría bajar las
exportaciones de paltas porque ya no necesitaríamos tantos dólares para comprar hamburguesas ni autos europeos ni toda
la otra chatarra con la que nos bombardean incansablemente los canales de cualquiera que sea el medio de difusión,
recordándonos incesantemente todo lo que nos falta tener para ser quienes no somos ni seremos… ellos, por más pasto que
plantemos ya sea pal polo o pal golf, mireusté… ¡cómo se deben haber reído estos últimos doscientos años “independientes”
de nuestra dócil obsecuencia! Siempre los abalorios, desde Colón… los abalorios… es que son tan bonitos y brillantes…

6. Mirar la cordillera o el cerro más alto a la vista todos los días y bajar al mar a meter las patas al agua con una cierta
frecuencia anual a definir, para recordar dónde estamos.

7. Aceptar que si no sabemos quiénes somos por lo menos sabemos quiénes no queremos ser, yo al menos…

8. Habiendo liberado la presión del consumo por cosas que no necesitamos para impresionar a personas que no conocemos o
que si lo hacemos no nos quieren bien, i.e. por ser quiénes somos y no por las cosas que tenemos, los exportadores de paltas
dejarán de enviar la mayoría de su producción al extranjero porque no valdrá la pena tanto esfuerzo para recibir dólares para
comprar hamburguesas o autos europeos para impresionar a nadie porque hasta los ricos andarán en transporte público
después que los Matte hayan dado el ejemplo dejando de coludirse y zafar indemnizando a sus gerentes por asumir su
responsabilidad, y hayan pagado todos los grupos económicos todos sus impuestos como empresas y personales sin FUT ni
pasivos adquiridos donde eludirlos, y así saldrá más fácil mandar las paltas a la feria que al extranjero, las que por la oferta
incrementada por fin bajaran a menos de luca el kilo y así aumentaremos la frecuencia de las onces con pan con palta con la
familia terminando el día mirando irse la luz detrás del cerro o en el mar –ambos sembrados a todo lo alto y a todo lo ancho
y a todo lo hondo en el mar-, y prenderemos la estufa porque está empezando a hacer frío… un buen frío… y así

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