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Condicionamiento Operante

La frecuencia con la que la gente hace cosas aumenta o disminuye dependiendo de las
consecuencias de sus acciones. Aprender de las consecuencias de nuestra conducta se denomina
Condicionamiento Operante. El termino se deriva de la palabra operar. Cuando nuestra conducta
“opera” en el mundo exterior, produce consecuencias para nosotros, y esas consecuencias
determinan si seguiremos manifestando esa conducta.

Podemos definir condicionamiento operante como la forma de aprendizaje en que las


consecuencias de la conducta llevan a cambios en la probabilidad de que ésta ocurra en lo
futuro.

El condicionamiento operante fue descrito por primera vez por el psicólogo estadounidense
Edward Thorndike. Éste estaba interesado en la inteligencia animal, la cual investigaba utilizando
un aparato que denominó “la caja problema”. Un gato hambriento era puesto dentro de la caja, la
comida afuera, y se observaban los esfuerzos del gato para escapar. En cada ensayo, el gato era
más eficiente al abrir la puerta de la caja. Basado en estás observaciones, Thorndike formuló la
“ley del efecto”, la cual establece que las consecuencias de una respuesta determinan si ella
ocurrirá nuevamente en lo futuro.

La ley de efecto de Thorndike sentó las bases para un estudio posterior que hoy se conoce como
condicionamiento operante.

Describiremos tres formas en las cuales las consecuencias deseables e indeseables de nuestra
conducta pueden influir en nuestro comportamiento futuro:

Reforzamiento positivo. Cualquier consecuencia de nuestra conducta que resulta en un


incremento en la probabilidad de que esta conducta ocurra en lo futuro.

Reforzamiento negativo. Ocurre cuando una conducta es seguida por la remoción o evitación de
un evento negativo, como resultado aumenta la probabilidad de que la conducta ocurra en lo
futuro.

Castigo. Consecuencia negativa de la conducta que lleva a una disminución en la frecuencia de la


conducta que lo produjo.

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