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‫‪Sobre una vida judía‬‬

‫‪Entre tradición y renovación‬‬


‫מקורות הדת במעמקי המחשבה‪ ,‬בהסתכלות שלא ניתנה‬
‫לביטוי‪ ,‬בתימהון בפני הפלא והמסתורין שלמעלה מכל‬
‫השגה והבעה‪ .‬מכאן שתחיית הדת לא תבוא אלא על ידי‬
‫חידוש המבוכה הפנימית; על ידי ייסורי המחשבה העומדת‬
‫בפני הטמיר והנעלם שבכל דבר ודבר‪ ,‬לרבות הטמיר והנעלם‬
‫שבמחשבה עצמה‪.‬‬
‫האמונה היא לא קניין קבוע ותקוע‪ ,‬אלא הסתכלות‪ ,‬התרחשות‪,‬‬
‫ראייה פנימית או הארה‪ ,‬רצוא ושוב‪ .‬אין המאמין עומד במקומו‪,‬‬
‫הוא תמיד עולה ויורד‪ ,‬מוצא ומאבד‪ .‬חיים אנחנו על רגעים‬
‫בודדים של אמונה שלמה‪ .‬והחובה המוטלת עלינו היא לזכור‬
‫את הרגעים היקרים האלה‪ ,‬לשמור אותם בלבנו ולקיים אותם‬
‫במעשים שבכל יום ויום‪ ,‬במצוות ובתלמוד תורה‪.‬‬
Lo antiguo se renovará y lo nuevo se santificará
(Rab. Abraham Itzjak HaCohen Kuk1)

Sobre una vida judía


Entre tradición y renovación

Rabina Tamar Elad-Appelbaum

Edición: Rabino Mauricio Balter

Traducción: Lic. Mauricio Acsebrud


Los orígenes de la religión en las profundidades
del pensamiento, en una observación que no tiene
expresión, con la sorpresa frente a lo maravilloso
y a lo misterioso que se encuentra por sobre toda
conceptualización y expresión. De aquí que el
resurgimiento de la religión no vendrá sino por
medio de la renovación de la confusión interna;
por medio del sometimiento del pensamiento que
se encuentra frente a lo secreto y a lo oculto que
hay en cada adquisición, incluso en lo secreto y lo
oculto del pensamiento mismo.

La fe no es una propiedad fija e inamovible,


sino que es observación, acontecimiento,
visión interna o iluminación, un ida y vuelta
presuroso. El creyente no se mantiene fijo en un
lugar, sube y baja, encuentra y pierde. Nosotros
vivimos en base a momentos únicos de fe plena.
Y la obligación que recae sobre nosotros es
recordar esos caros momentos, preservarlos en
nuestros corazones y resurgirlos por medio de
los hechos cotidianos, de los preceptos y del
estudio de la Torá.
Abraham Yehoshúa Heschel2

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Contenido

Han plantado en mí melodías, mi madre y mi padre................................ 9

Tradición y Renovación..................................................................................10

Estas son las generaciones: sobre el lugar de la historia........................ 13

Y todo el pueblo ve las voces: Revelación.................................................. 15

Árbol de vida es, para quienes la sostienen: Torá......................................... 18

Estas y estas son palabras del Dios viviente: pluralismo judío.............. 20

Cuán buenas son tus tiendas Yaakov, tus moradas Israel:


Familia, comunidad y Klal Israel...................................................................24

Salto hacia la acción: precepto, leyenda y halajá...................................... 26

Grande es la fe en ti: Plegaria.......................................................................32

Documentación y finalidad: Sión..................................................................34

Fin........................................................................................................................38

Abstracto...........................................................................................................40
En este modesto cuadernillo intentaré esbozar una visión, la visión del
Movimiento Masortí (N de T: conservador). Un movimiento que no es
un objetivo en sí mismo, y que llegado el día no habrá más necesidad
de él, sino que será una convergencia espiritual, comunitaria y social de
judíos y judías que se encuentran en la búsqueda de las puertas hacia
el legado, al mismo tiempo que la puerta que nos es dada en el espacio
público no satisface a esta generación en estos tiempos. El movimiento
de los buscadores es amplio y diverso y en él encontramos gente
proveniente de distintos hogares, seculares, tradicionalistas, ortodoxos
y fundamentalmente todo lo que se encuentra entre ellos. Muchos de
ellos no viven aún bajo definiciones o tras la búsqueda de ellas, sino en la
búsqueda interna de una esencia y un significado. Cada uno y una 45con
su personalidad particular, hace su camino hacia un hogar cultural y
espiritual, en el movimiento del antiguo y continuo “Lej Lejá” – (N de A: en
referencia al episodio narrado en Génesis 11:1-3, en el cual Dios le ordena
a Avram que se vaya de su tierra hacia la que éste le mostrará) desde el
padre de la nación, Avraham el hebreo que anda, y hasta nosotros.

Yo misma crecí en el mundo de la ortodoxia moderna en Jerusalem, que


me otorgó un conocimiento íntimo con el legado de Israel y plantó en
mí la creencia en la vida que esta conlleva. Ya como niña, sentí la brecha
que se extiende entre la inspiración que me surgía de mis estudios y la
realidad judía en Israel. La tradición que estudié me parecía más flexible
y sabia que el modo en el cual se presentaba en la realidad. Con el
correr del tiempo comprendí que no podría quedarme más dentro de la
sociedad en la cual crecí y salí a buscar. El mundo secular, con su riqueza
cultural, los escritos de los líderes sionistas y la literatura hebrea de aquel
entonces y hasta nuestros días, se convirtieron en una parte importante
en mi vida. Pero no encontré en estos una casa espiritual con suficientes
anclas en mi vida cotidiana y fundamentalmente no encontré una vida
comunitaria. La palabra masortí, en aquellos días, no me decía nada. No
conocía otra posibilidad con respecto a la continuidad entre la ortodoxia
y la secularidad, porque entonces no había ninguna continuidad. Entre
ellos había un abismo y yo me quedé sola, buscando una casa en la cual
poder llevar una vida judía que pudiera vivir como soy yo, sin máscaras,
sin un lenguaje de prohibición y permisión sino de libertad, comprensión,
inspiración y compromiso de un hombre que fue creado a semejanza.

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Sorpresivamente, la vida me llevó a las puertas de un movimiento ideológico
que no conocía, pero desde el momento en que lo encontré sentí que
había un lugar en el mundo en el cual continuaba el movimiento espiritual
y la vida de Jazal (N. de T.: Jajameinu Zijronám Librajá – Nuestros Sabios
de Bendita Memoria – ‫)חז"ל‬. Me gustó el estudio profundo, la integridad,
la complejidad y el compromiso de hacer. Y fundamentalmente me gustó
la fuerza de moderación y el valor espiritual que conllevaba, los cuales me
recordaban a mis abuelos y abuelas, del lado ashkenazí y del marroquí. Así
llegué al Movimiento Masortí.

El movimiento masortí, que surgió en la Europa del siglo XIX junto al


movimiento ortodoxo y al movimiento reformista como una reacción al
iluminismo y a la emancipación, es un movimiento de centro. Su fundador
ideológico fue el rabino Zacarías (Zejaria) Frenkel, sabio proveniente de
familias rabínicas de Praga, que ofició a lo largo de su vida como rabino
en comunidades de Alemania y como director del Beit Midrash (N. de T.:
Academia de estudios rabínicos y judáicos – ‫ )בית מדרש‬en Braslau, quien
dio una respuesta moderada al modernismo frente a otras dos reacciones
extremas: por un lado, la reacción del movimiento reformista, que buscaba
integrarse a la sociedad general de un modo maximalista por medio de
correcciones en lo religioso y en pos de esto renunció al idioma y a los
símbolos centrales en la vida del pueblo; por otro lado, la reacción del
movimiento ortodoxo, que buscaba congelar lo judío frente a los cambios
del tiempo por temor a que se asimilase a la sociedad general y pierda
su particularidad. El rabino Frenkel buscó allanar un camino medio entre
estos dos, y de este modo se vio a sí mismo como un continuador del
camino de Jazal y de los sabios del pueblo a lo largo de las generaciones,
quienes supieron siempre encaminar a la Torá de Israel entre tradición y
renovación.

En la segunda mitad del siglo XIX se trasladó el centro de gravedad de la


idea de preservar la moderación judía en el mundo moderno a los Estados
Unidos. A principios del siglo XX se fundó en Nueva York una institución para
el estudio de la Torá bajo el nombre de Seminario Teológico Judío (Jewish
Tehological Seminary – JTS) en el cual enseñaban rabinos y estudiosos
judíos de primera línea según esta visión. Muchos de los docentes y de los
estudiantes crecieron en el mundo ortodoxo, y estaban destinados a ser
rabinos y líderes comunitarios, pero identificaron en el mundo ortodoxo

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un estancamiento antinatural con respecto al legado y buscaron retornar
este camino medio a su generación. Las masas de inmigrantes judíos, que
llegaron en grandes olas migratorias de Europa, escogieron sumarse a las
comunidades del movimiento conservador a causa de su moderación. Así
es como se convirtió el Seminario en la institución de estudio de Torá y
académica más importante en el campo de la investigación de la Sabiduría
de Israel, en la cual enseñaron y se ordenaron, con el correr de los años,
cientos de rabinos; y así se transformó el Movimiento Masortí en el mayor
movimiento en los Estados Unidos entre las diversas corrientes judías.
Los líderes del Movimiento fundaron una red de comunidades, colegios,
campamentos de verano, movimientos juveniles, Batei Midrashd (N. de
T: plural de Beit Midrash – Casa de estudios) para capacitar rabinos y
educadores, comunidades en todo el mundo y múltiples programas en el
Estado de Israel, todos estos a partir de su visión moderada y diversa.

La pionera de las comunidades masortí en Israel fue la comunidad “Fe


y Verdad” (‫ –אמת ואמונה‬Emet veEmuná), que fue fundada en el año 1936
en Jerusalem por judíos de Alemania. Activaban en ella, por ejemplo,
Akiva Ernest Simon y Mordejay Martín Búber. Después de la Guerra de
los Seis Días emigró a Israel un grupo de rabinos masortíes para tomar
parte en la construcción de la Nación. Ellos fundaron a lo largo del país las
primeras comunidades, y en el año 1979 establecieron el movimiento con
su nombre hebreo, HaTnuá HaMasortit (‫)התנועה המסורתית‬. Desde entonces
se han creado y se han sumado al movimiento múltiples comunidades,
y hoy ésta cuenta decenas de miles de afiliados y afiliadas israelíes,
comunidades y grupos de estudio, un movimiento juvenil y un movimiento
de estudiantes, un Beit Midrash rabínico y centros de obras de caridad y
de justicia social. El movimiento Masortí – que era Ashkenazí (N. de T.:
judíos originalmente de Europa central) en su nacimiento – encontró en
Israel un idioma común con el legado de los judíos de los países orientales,
quienes tampoco temieron a la modernidad y no perdieron la moderación;
asimismo encontró un idioma común con judíos seculares quienes vieron
en el renacimiento del legado una parte importante de la obra de la
realización sionista en ésta época.

Hay quienes sostienen que el Movimiento Masortí es un cuerpo extraño


a la cultura israelí. Es cierto que aquellos rabinos que inmigraron eran
reconocidos por su acento, pero el israelismo mismo es una Torá compilada

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de todo el mundo: Marruecos, Polonia, Etiopía, Rusia y otros. La ley de los
Grandes de Israel, sea cual fuese el idioma en el que haya sido escrita,
buscaba trascender en el día de los días el lugar en el cual fue cultivada
hacia el centro de realización del pueblo. Y así sucedió, que con la reunión
del pueblo, se reunió la ley de todos los confines del universo. Así es como
atravesó la enseñanza del rabino Abraham Joshua Heschel, por ejemplo,
la distancia desde Nueva York hacia el corazón del estudiante judío en la
Tierra de Israel. Estos rabinos inmigraron tal vez con sus acentos, pero la
enseñanza de sus rabinos ingresó al alma y educó alumnos que nacieron
en Israel y que son hoy sus dirigentes.

Para finalizar, al ser un movimiento del centro se caracteriza el Movimiento


Masortí por su amplitud de ideas en cada uno de los temas. Este
cuadernillo fue escrito desde mi punto de vista como corresponde a un
pequeño cuadernillo, su contenido fue escrito de forma resumida. Es mi
esperanza que sea ésta una invitación a una profundización continua y
diversa de todos.

*
Quiero agradecer desde lo profundo de mi corazón a mis profesores y
rabinos, al Rabino Michael Graetz y al Rabino Aharón Gordon Tucker, por
haber hecho observaciones, por haberme orientado y por haber agregado
desde la profundidad de sus conocimientos y de su sabiduría para la
escritura de este texto.

Este cuadernillo lo dedico a mis abuelos y abuelas. Al Jazán (N. de T.: Cantor
litúrgico) Alphonse Cerf y Anne Marie. A Yaish y Zari Bouskila quienes
inmigraron a Israel por una antigua inspiración que fue transmitida hasta
ellos y en la que construyeron con diez dedos y con el corazón abierto una
familia llena de piedad y sabiduría. Sus hechos y sus palabras moderadas
guían mi vida y ojalá sea yo apta para la transmisión de ellos.

Tamar Elad-Appelbaum
Sión. Comunidad israelí
Jerusalem

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“Moisés recibió la Torá de Sinaí y la entregó a Josué,
Y Josué a los ancianos y los ancianos a los profetas,
Y los profetas la entregaron a los hombres de la Gran Asamblea”
(Tratado de Principios 1, 1)

Esta imagen, de un pueblo que transmite su legado de una generación


a la siguiente, es una de las imágenes fundamentales llena de esplendor
del pueblo judío. En cada generación hubo quien lo recibió y en cada
generación surgió quien la transmitiera. Y en medio de esto, el tesoro de
un pueblo. No algo material, sino un tesoro de ideas transmitido por un
compromiso y una vibración en las familias y entre ellas, entre sabios y
comunidades, sobre el trasfondo de una escenografía histórica larga de
reinos y gobernantes que trajeron sobre el pueblo judío días de sufrimiento
y angustia o días de dulzura en Eretz Israel (N. de T.: Tierra de Israel) y
en la diáspora. Tanto en estos como en aquellos fue continua la labor
de la transmisión. Padres a hijos, docentes a alumnos, abiertamente y en
secreto, en Batei Am (N. de T.: Casas Populares) y en Batei Midrash (N.
de T.: Casas de Estudio, academias), cada hombre con su carga de Torá y
sus innovaciones, según su poder de alcance y cuanto su alma quisiese, la
expresión del pueblo transmisores y receptores de la tradición, tomados
todos de este tesoro inconmensurable llamado “tradición” (Masoret).

Han plantado en mí melodías, mi madre y mi padre


Tradición. ¿Qué es la tradición? ¿De qué está compuesta? ¿Qué llevaron
generaciones y particulares y transmitieron hasta aquí? Hay quienes
intentan dar una respuesta a esta pregunta. Pero el intento de dar una
respuesta así, aplana la gran esencia que caracterizaba a la acción de la
transmisión y pierde la posibilidad de identificar los puntos fuertes que le
son necesarios. Por otro lado, podemos advertir varios puntos de anclaje
centrales, que fueron utilizados como puertas para el involucramiento del
pueblo en la tarea de la preservación del legado. Estas puertas conformaron
juntas un sistema de actividad descomunal tanto en su envergadura como

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en su consistencia: fe y Torá, pensamiento y legislación, nación e idioma,
familia y comunidad. Todos estos crearon una integración particular entre
una idea espiritual elevada, un sistema de estudios efervescente, una
práctica cotidiana, un destino común y un lenguaje designado común.
Cada ancla era una entrada a la integración y a la participación activa en el
movimiento de transmisión, el cual no era un movimiento de elite reducido,
sino un amplio movimiento popular nacional. A la par de los líderes del
pueblo, en cada generación, familias y comunidades tomaron una parte
central en su existencia y la diseñaron, al igual que a su conciencia, a
partir de la vivencia personal y nacional de pacto y mancomunidad. Así,
más allá de los límites del tiempo y del espacio, fueron sembradas estas
melodías-anclas, con sus desarrollos y sus afinidades, en los descendientes
de la generación venidera. Los forman para florecer y transformarse de
receptores en transmisores, de alumnos en docentes, para que puedan
tomar sus cargos en la cadena de las generaciones y pasar también ellos
las melodías de su pueblo en el idioma particular de su generación.

Tradición y Renovación
Desde siempre la tarea de la transmisión incluyó a la tradición y a la
renovación. Aquí radicaba su fuerza. Los docentes del pueblo fueron
quienes supieron valorar la tradición, es decir el contenido y la labor de
la transmisión, dejando un lugar en su mundo interior para estudiar y
enseñar las voces de los que los precedieron. Ellos comprendieron que
la fuerza creativa del hombre judío no era algo por sí mismo sino que es
el resultado de un cúmulo inconmensurable sobre el cual se apoyaban.
Junto a esto, no era igual la transmisión de un Jajám (N. de A.: sabio) de
la época del Segundo Templo a la de un Gaón (N. de A.: denominación a
los sabios posteriores) de Babilonia del siglo IX de la Era Común. No era
igual la transmisión de una mujer sabia o de una shojetet (N. T. mujer que
hacia la matanza ritual de animales) en Italia en la época del Renacimiento
a la transmisión de una mujer iluminada en la Alemania del siglo XIX. Y no
era igual la transmisión de dos personas de una misma generación. Hilel
y Shamay. Rabí Ishmael y Rabí Akiva. Rav y Shmuel. Rabí Yojanán y Reish
Lakish. Avayey y Raba. Cada gran pensador dejó su sello particular, cada
generación dejó su propia marca de acuerdo a sus desafíos y su realidad.

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La fuerza de la renovación era una parte inseparable de la tradición. Era
esta la que permitía su transmisión y su existencia gracias a la relevancia
que se le daba en cada generación y por la profunda impresión que esta
causaba en el corazón del pueblo. Así innovó Rabí Yojanán Ben Zakay
nueve reglas religiosas para su generación en los años que siguieron a la
destrucción del Segundo Templo (70 E.C.), como ser tomar el Lulav (N. de
A.: Rama de palmera) durante siete días de Sucot (Fiesta de las cabañas)
en memoria del santuario, tal como se acostumbra a hacer hasta el día de
hoy, mientras que anteriormente el Lulav era tomado fuera del santuario
un solo día. Así innovó Rabí Yehudá HaNasí y recopiló la Mishná, a pesar
de que esto causara un cambio significativo, “¿Y por qué hizo así Rabenu
HaKadosh y no dejó las cosas como estaban? Porque vio que el número
de alumnos disminuía… escribió un escrito que esté al alcance de todos,
para que lo estudiaran rápidamente y no sea olvidado” (Maimónides,
introducción al Mishné Torá). Lo mismo sucedió con la regla que se le
atribuye a Rabenu Guershom, la cual prohíbe desposar a dos mujeres, y la
cual se respeta hasta nuestros días. Y lo mismo sucede con la plegaria de
“Kol Nidrey” (N. de A.: plegaria que abre los rezos del Día del Perdón), que
a pesar de haber contado con la oposición de grandes sabios, se dispersó
por Ashkenaz durante el siglo XII y es aceptada y rezada hasta hoy día. Así
ocurre también con la versión del Kabalat Shabat (N. de A.: rezo compuesto
con el que se “recibe” al Shabat – sábado) que diseñaron los cabalistas de
Safed y se acepta hasta hoy. Cada renovación en su tiempo se transformó
en tradición, a tal punto que después de varias generaciones se hace
dificultoso identificar estos cambios. Hubo renovaciones que surgieron
a partir de vivencias religiosas particulares de cada generación, hubo
otras que surgieron a partir de una consideración ética que era necesaria
para esa generación. Mientras que hayan sido reformuladas desde la
repercusión nacional y hacia ella, se convirtieron en poco tiempo en una
parte inseparable del tesoro judío.

Pero el tesoro judío incluía más cosas. A lo largo de sus generaciones, y


en particular en los dos mil años de dispersión, se caracterizó el legado
de Israel por la posibilidad de poder identificar grandes logros culturales-
espirituales en otros pueblos. En la posibilidad de ver que también en
ellos existe el anhelo desde lo profundo a lo elevado que hizo florecer
nuevas posibilidades humanas en el campo de la ciencia y el pensamiento,
y por lo tanto en el modo de integrar también a estos en su tesoro. Así,

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por ejemplo, transmitió Hilel la tradición de siete formas en que la Torá
es interpretada, inspirándose en la cultura greco-romana, o Maimónides
implementando el pensamiento aristotélico como base ideológica de su
libro contemplativo “Guía de los Perplejos”. Los grandes líderes del pueblo
judío estaban imbuidos en la cultura general de su época y encontraron la
forma de introducir la cúspide de la creación de aquella época a la caja de
herramientas judía.

“¿Permite el judaísmo hacer cambios en sus formas religiosas? ¿Acaso


considera todas las formas como eternas o permite cambiarlas?” – se
preguntaba el Rab Zejaria Frenkel, padre ideológico del Movimiento
Masortí, en el año 1845 y respondió “…el judaísmo definitivamente permite
cambios. Por medio de interpretaciones cambiaron los sabios la lectura no
interpretativa del texto bíblico; así hicieron también sus continuadores con
respecto a la Mishná y los sabios de la generación siguiente al Talmud con
el Talmud. Estas interpretaciones no fueron destinadas a ser conjeturas
fútiles. Ellas se referían a formas de vida y dieron nuevas formas al
imperativo de la verdad general. Gracias a ellas, consiguió el judaísmo una
estabilidad y evitó la alienación basada en las condiciones del tiempo a
lo largo de las generaciones… no es casual que se haya declarado como
día festivo el día en el cual los fariseos se sobrepusieron a los saduceos
cuando determinaron que el versículo “Ojo por ojo, diente por diente”
no debía ser leído en forma literal, sino que viene a enseñarnos que se
debe determinar una compensación económica que se corresponda con
el daño causado (Meguilat Ta´anit3, capítulo 4). Este fue un triunfo no por
la interpretación humanista que fue presentada, sino fundamentalmente
porque esta interpretación llevó a establecer que la lengua de la ley bíblica
no es inequívoca sino que está en el espíritu reavivar la ley y elevarla a una
posición sublime adecuada para ser una norma para todos aquellos que se
acogen a este espíritu4”.

Los grandes líderes del pueblo judío fueron aquellos que cargaron con una
doble responsabilidad: recibir a las semillas del Árbol de la Vida y preparar
la tierra para su absorción en esta época. El proceso de transmisión
estaba acompañado del temor reverencial. Cada generación conocía su
obligación de capacitar personas que conozcan a lo ancho y a lo largo
la extensión de lo inconmensurable, que se seguía extendiendo, de la
transmisión. Pero para poder dar las respuestas correctas a las preguntas

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de la generación de forma concordante a su nivel espiritual, se caracterizó
la transmisión por la obra de renovación que incluía también la adopción
de la vivencia humana general lo mejor del espíritu del hombre. Estos
líderes debían poseer comprensión y apertura, pragmatismo y flexibilidad,
valentía y creatividad para construir un piso más desde sus profundidades
abundantes en inspiración y la experiencia del pueblo de Israel con respecto
a las preguntas y las demostraciones particulares de sus generaciones.

Estas son las generaciones: sobre el lugar que


ocupa la historia
Hay quienes dibujan a la empresa de la transmisión como una imagen fuera
del tiempo, fuera de la historia. Esta concepción acentúa que el pueblo de
Israel es un pueblo que vive junto a la historia e incluso a pesar de ella,
gracias a un sistema de valores y leyes santificados que lo inmunizan de los
obstáculos de la historia. Según esta percepción el pueblo de Israel vive
en una frecuencia particular propia, una frecuencia eterna y santificada,
al tiempo que el resto de la humanidad vive en una frecuencia histórica
pasajera que es inestable. Es decir, la historia es irrelevante para el
pueblo judío e incluso se presenta como una amenaza para su frecuencia
particular, por lo tanto hay que apartarse de ella y de sus influencias en
cuanto sea posible y cerciorarse que la empresa de la transmisión no se
vea influenciada por cambios temporales y de todo lo que estos conllevan.
Hay una gran magia en este tipo de concepción particularmente para un
pueblo que vivenció un gran sufrimiento a lo largo de la historia y que
busca comprender qué es lo que lo dejó en pie a pesar de todo y cómo
podrá preocuparse por la persistencia de sus descendientes. Magia hay,
tal vez, pero esta es un error.

El Libro de los libros de la tradición de Israel comienza justamente con


su relación a la historia: “En el principio creó D´s”, “Estas son las
generaciones de los Cielos y de la Tierra al ser creados”; el relato de la
creación del mundo y del hombre son la apertura de la Torá de Israel, de
su historia. Desde allí continúa la Torá hacia el relato de la concepción de
la familia, la concepción del pueblo, sus jueces, sus reyes y sus profetas.
Todos estos aclaran al que las estudia que el hombre judío no nació sino

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para tomar una parte activa en la historia. O en otras palabras: la historia
es la plataforma humana central para el diálogo con la eternidad. Sin
historia, conceptos centrales de la conciencia del pueblo judío, como ser
destrucción, resurrección y redención pierden sentido. Todos estos se
encuentran en la secuencia del encuentro entre los hombres, los judíos
y la realidad mundial, y si se interrumpiese esta secuencia del pueblo con
su legado, sería como la interrupción del feto con su cordón umbilical. Si
abandonara el pueblo judío su historia, es como si abandonara el diálogo
con la eternidad, y de todas maneras la realidad humana se perdería. Dios
se revela al hombre por medio de la historia, busca la presencia humana
por medio de esta. El hombre y el pueblo se dirigen hacia lo oculto por su
fuerza.

“Lo más importante para el judío” – escribió en el año 1896 el Rabino


Profesor Shneur Zalman Schechter, investigador de la guenizá5 de El Cairo,
segundo decano del JTS y fundador esencial del Movimiento Masortí en
los Estados Unidos de Norteamérica, quien repetía y sostenía que no
era el creador de un nuevo movimiento sino que revitalizaba el antiguo
movimiento de la tradición judía – “lo más importante para el judío no
es la Torá revelada, sino la Torá tal como se repite en la historia, o en
otras palabras, cómo es interpretada por la tradición… La interpretación
bíblica o su labor de interpretación renovada es fundamentalmente el
resultado de las influencias históricas cambiantes, por lo que resulta,
de algún modo, que el foco de la autoridad pasa del texto bíblico a un
cuerpo vivo el cuál como resultado de su contacto con las aspiraciones
idealistas y las necesidades religiosas de la época puede determinar de
mejor manera, la naturaleza de esta interpretación renovada. Más aún,
este cuerpo vivo no es representado por alguna facción del pueblo o
por algún rabinato oficial, sino por la conciencia colectiva de ´klal Israel´
(N. de T.: todo Israel – ‫)כלל ישראל‬, este cuerpo, único testigo del pasado,
debe también preservar su autoridad como el único guía verdadero al
presente y al futuro6”.

Los sabios del pueblo, a lo largo de las generaciones estaban profundamente


atentos a lo que sucedía en su época, por lo tanto accedían a los retos
de su generación y renovaban dentro del idioma de la transmisión.
Ellos actuaban así ya que la historia era a sus ojos un testimonio de la

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existencia del diálogo con el Elevado, inclusive en momentos terribles en
los cuales se eclipsaban las luces y Dios o el hombre ocultaban sus rostros,
ellos reconocían su necesidad. Pero por sobre todo, ellos actuaban así
porque concebían la finalidad del legado de Israel como una finalidad
universal y, como tal, debían conocer la comunidad humana y ser parte
de esta de forma positiva. La historia de un pueblo y del universo son la
plataforma central sobre la cual actúa la tradición judía, su consistencia
y la profunda conciencia de su misión dependen del reconocimiento del
valor de la historia y de la aceptación de sus desafíos particulares en cada
generación.

Y todo el pueblo ve las voces: Revelación


La historia es la plataforma. Pero la vivencia particular que se sucedió
sobre esta plataforma es la que despertó a todo un pueblo a cargar con el
legado de los Grandes a lo largo de las uniones del relato de la humanidad
con constancia y con obstinación: revelación. Por la fuerza de esta vivencia
del diálogo Divino con el hombre a través de rendijas de la realidad, y por
la fuerza de la posibilidad del hombre de oír lo oculto que le habla a través
de estas, ha puesto el legado de Israel al diálogo con el Dios del Universo
como base para su existencia.

La Torá describe a los patriarcas y a las matriarcas de la nación oyendo la


voz de Dios en el espacio del universo y le responden, hombre y mujer por
la fuerza de sus personalidades especiales. Su aceptación a través de sus
tonalidades, es la que dibuja el relato de la conformación de la familia y de
la nación judía. Los textos sagrados continúan y describen a los líderes del
pueblo, a sus jueces, a sus reyes y a sus profetas por medio de su atención
o desatención de sus encuentros con el Elevado. Pero es una la vivencia
que diseñó más que cualquier otra el espíritu del pueblo judío, y esta es
la revelación en Sinaí. Porque allí, no fue un hombre el que se encontró
con lo oculto, sino todo un público escuchó y respondió al unísono.
Ese momento, en el cual todo un pueblo se encuentra de pie al borde
de lo misterioso y conoce la voz Divina, es la vivencia constitutiva del

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pueblo judío. La autoridad de su transmisión se deriva de este momento
y capacita a los descendientes del pueblo a lo largo de las generaciones a
ser también ellos participes de este momento continuo.

Esta visión de la revelación constante fue formulada de diversas formas


por los sabios. Así, por ejemplo, vemos en el Tratado de Azotes7: “Interpretó
Rabi Simlaí: seiscientos trece preceptos fueron dichos a Moshé… vino
Habakuk y los unificó en uno, como está dicho (Habakuk 2:4) “mas el justo
en su fe vivirá”. (Talmud Babilónico, Azotes, 24a)”. “Mi maestro y Rabí, el
rabino profesor Heschel” – escribió el rabino Michael Graetz- “sostenía
que la palabra ´fe´ en la Biblia describe antes que nada a D´s. Por los tanto
Rabí Najman Bar Itzjak (quien escogió el versículo “mas el justo en su fe
vivirá.”, como el precepto más importante) se refería a esto: el hombre
justo vivirá dentro de, o por medio de, la fe de D´s. En otras palabras, el
fundamento sobre el cual nosotros criticamos y corregimos el modo en
el que aplicamos la Torá no es ni más ni menos que el sistema de fe del
Santo Bendito Sea. Este fundamento delimita la conciencia religiosa antes
que nada en D´s, en la fe en Él, y no solo en la Torá o en los preceptos. Se
desprende de aquí que una parte inseparable y necesaria de la vida judía
religiosa es la búsqueda constante de la fe del Santo Bendito Sea, siendo
que la teología en el judaísmo se refiere a esto8”

Los referentes espirituales del movimiento masortí, de los que se destacaba


el rabino Abraham Yoshúa Heschel, veían en la revelación una vivencia
fundamental, un proceso continuo en la historia de Israel, que nunca fue
interrumpida. A diferencia de una de las posturas de Jazal, que se volvió
muy habitual en nuestra generación, y que sostiene que la profecía se
interrumpió desde la destrucción del Templo (y que si siguió siendo dada
– fue dada a los ignorantes), se delineó otra posibilidad en el pensamiento
de Jazal y a lo largo de las generaciones. Según esta posibilidad, la
Divinidad revela su presencia a lo largo de la historia y las apariciones de
Dios son una vivencia inseparable de la tradición judía. De aquí, que el
lugar del Profeta no está ausente en la obra de transmisión y forma parte
inseparable de la galería de los líderes judíos. La personalidad del profeta
presiente con perspicacia particular el deterioro de la generación y sus
consecuencias sobre la historia y delinea al pueblo las cosas de las que por
lo general este se abstrae de ver sus riesgos potenciales sosteniéndose
en cosas aparentes. Sin embargo el profeta, por medio de las crisis de la

16 | Sobre una vida judía


época, oye la voz de Dios que habla al hombre y formula por medio de su
inspiración un contenido humano que tiene como objetivo generar una
alternativa correctiva en la vida del individuo y del pueblo. El liderazgo
del profeta se caracteriza por la renovación del reclamo agudo de la ética
actual en un lenguaje antiguo sobre el trasfondo de la realidad de su
generación.

En la discusión sobre la revelación es imposible abstraerse del concepto


“Dios”, o abstraerse de que en esta, nuestra generación, muchos judíos
dudan de su existencia. Escuchan la palabra “Dios” y se retrotraen. Se
preguntan a sí mismos si pueden ser socios de un legado que su idioma es
el idioma de la fe, el idioma de la revelación. Estas son preguntas profundas
que surgen de una rectitud y una seriedad verdadera y obviamente no hay
que anularlas. Al contrario. Tanto la Biblia, como Jazal y sus continuadores
buscaban transmitir los valores y los conocimientos de este legado a sus
descendientes para que ellos tuviesen el valor de preguntar y responder
con rectitud como si se tratara de una obligación espiritual y racional
necesaria. Así como la palabra Elohim (D´s - ‫ )אלהים‬pasa por muchos
cambios en la vida del hombre desde aquella imagen de la infancia de un
Dios Todopoderoso que observa al hombre desde el cielo, así es también
en la vida de la transmisión. Su historia da testimonio de la atención y
las respuestas constantes a las preguntas del hombre y del tiempo, y
ella floreció gracias a las reflexiones generadas por la incertidumbre que
pasaron las generaciones y gracias a la creatividad y a la renovación que
brotaron.

Desde el conocimiento del valor de la confusión y del valor de las


preguntas de la generación, se vieron a si mismo los maestros espirituales
del Movimiento Masortí obligados a renovar los caminos del pensamiento
y del lenguaje de la fe. Así, por ejemplo, frente a la imagen cada vez menos
clara de un Dios Todopoderoso para un judío contemporáneo, propuso
el rabino Bradley Shavit Artson, decano del Beit Midrash Ziegler9 en la
costa oeste de Estados Unidos, adoptar un pensamiento más complejo
con respecto a Dios, que reconoce la revelación paulatina del Elevado
al hombre. En su artículo “En el camino”, propone lo siguiente: “Aunque
muchos pensadores judíos nos cuentan que así debemos comprender las
cosas, después de todo la perfección estática y eterna no es el modo en
el cual describieron las tradiciones judías a Dios. A pesar de la existencia

Entre tradición y renovación | 17


de una dinastía ilustre de rabinos y pensadores judíos que sostenían un
dios inmutable, intocable, omnipotente y omnisciente, la Torá de Israel
y la exégesis de Jazal delinean un dios furioso, amoroso, entristecido,
frustrado, sorprendido e incluso arrepentido…. Una teología procesal
es una propuesta para restaurar la resonancia bíblica y la de Jazal del
pensamiento formándose en relación con Dios, el mundo y el pacto,
combinando sus descripciones de entonces con los conocimientos
científicos actuales sobre el universo y la vida, con la filosofía teórica
adecuada a nuestros compromisos.10”

El legado de Israel siempre ha invitado al hombre judío a preguntar,


reflexionar, cuestionar, buscar sentido a su vida desde su personalidad y
su tiempo en un diálogo de fe que tiene un lugar de honor en la verdad
interna. Esta invitación tiene el poder de hablar al corazón de cada
persona. Es importante que sea escuchada.

Árbol de vida es, para quienes la sostienen: Torá


La Torá de Israel es un regalo doble. La Torá escrita es una inspiración
eterna, puede ser tomada la Biblia como un escrito judío santificado que
atestigua las revelaciones de Dios a los fundadores de la nación, como
también sus reacciones constitutivas de sus diálogos con el Elevado.
La Torá escrita es de algún modo una fuente de relación particular a la
inscripción del surgimiento del espíritu del pueblo judío, y por su fuerza
relata sus orígenes ideológicos, valóricos e históricos.

El sistema de la Torá oral, como contraparte de esta, es un sistema de


complementación e interpretación que fue entregada de generación en
generación y que posibilitó al pueblo judío llevar adelante una forma de
vida inspirada en la Torá escrita desde una interpretación constante. La
Torá oral puede ser descripta como un sistema ecológico espiritual que
escribió a través de un trabajo de hormigas lo mejor de los pensamientos,
de las determinaciones y de los hechos de cada generación desde una
inspiración Divina y en un diálogo con las generaciones que lo precedieron
y también con aquellas que vendrán. Y el hombre judío, tanto el que nació
como tal, como aquel que decidió sumarse, está invitado a ingresar por las

18 | Sobre una vida judía


puertas del diálogo con voces antiguas sobre temas universales elevados
y sobre detalles de la concreción de los mismos en la vida cotidiana, oír y
agregar de sí mismo.

Es difícil de describir el poder de la experiencia que se encuentra en el


estudio de la Torá. Experiencia que cruza distancias de años y continentes y
genera el encuentro casi con simplicidad, como si fuese algo natural, entre
quien vive y quien ya no, entre quien está aquí y aquel que se encuentra allí.
El tiempo y la distancia son cruzados. Se sienta un hombre y conversa, por
medio de la biblioteca popular con Moshé Rabenu, el profeta Isaías, Rabí
Yehudá HaNasí, Sa´adia Gaón, Rabí Yehudá HaLeví, Rabí Yosef Karo, sus
abuelos y su familia, una conversación que no es sólo filosófico – teórica
sino que aclara cual camino recto por el que pasará la persona. Sale de la
vida para regresar a ella y aplicar en esta lo conversado. El hombre duda,
por ejemplo, entre qué comer y cómo. Cuál es su responsabilidad sobre la
fauna y la flora. Y cómo comer como Ser humano. Su comer, se transforma
en un tema que merece ser observado. El hombre duda cómo diseñará
la legislación laboral en su mundo. Cómo cumplirá el descanso, es decir,
la conciencia de la libertad, en su mundo. Los versículos de la Torá son
leídos e interpretados entre miles de voces de un abanico que va y se abre
desde la Biblia y hasta nuestros días, agudizándose estos con aquellos,
rastreando el camino hacia los retos de esta época.

“Las leyes de Hammurabi pueden estar ubicadas en un lugar de honor,


inmaculadas, en el Museo de Louvre” – decía el rabino Profesor Eliezer
Louis Finkelstein, cuarto decano del JTS (Jewish Teological Seminary
– Seminario Teológico Judío), en el año 1937 – “pero la Torá aún se
encuentra activa en la vida del hombre y debe tomar parte en lo esencial,
por medio de la adaptación y de la flexibilidad que hay en todos los seres
vivientes. Para que esto sea factible, no es necesario desprenderse del
judaísmo masortí, sino regresar a él. No hay ninguna discusión entre
nosotros, Isaías, Jeremías, Hilel y Akiva. Si nosotros estamos dispuestos
a hacer en pos de nuestra generación lo que ellos hicieron en pos de la
de ellos, o entonces el legado de Israel no será una luz sólo para nosotros
sino también para el mundo… Cuando era joven, soñé no sólo una vez si
hubiese sido posible, vivir en el primer o segundo siglo de la era común y
ser de aquellos alumnos sencillos, que los nombres de la mayoría de ellos
se ha olvidado hace tiempo, mas sus vidas y sus obras dieron tanta alegría

Entre tradición y renovación | 19


y tanto bien al mundo. Ahora que estoy envejeciendo, comprendo que no
es necesario leer sobre los sabios que nos antecedieron. La lectura llega
a nosotros exactamente como llegó a Isaías (6:8) “¿A quién enviaré?¿y
quién irá por nosotros?” La respuesta que dará entonces cada uno de
nosotros, no será otra que la misma respuesta que dio el profeta: “Aquí
estoy, envíame”.11

Estas y estas son palabras del Dios viviente:


pluralismo judío
La Torá de Israel es la caja de resonancia del diálogo con el Elevado y
con el universo. Un diálogo de pares que busca formular y vivir una vida
aceptable, que responda a los retos de su época. “Yo denomino a esto
´Vida, con V mayúscula.” – escribió el Profesor Arnold Eisen, séptimo
y actual decano del JTS – “Las intenciones de Dios en relación a la
humanidad precisan de la sociedad con el hombre para poder concretarse.
El mundo no era lo suficientemente bueno, tal como era: injusto y no lo
suficientemente misericordioso. Los hombres, por medio de Israel, son
llamados a participar en la obra de su corrección”. La Torá de Israel busca
de algún modo una vida adecuada, vida con V mayúscula.

Para poder formular esta vida, cada hombre debe ser educado de tal forma
que se sienta invitado de forma personal, como una personalidad especial
y dueña de la libertad en el mundo del Santo Bendito Sea, ser socio en el
diálogo y en el estudio. Cada hombre con su voz particular. Jazal buscaban
aprender esto del mismo Santo Bendito Sea en el momento fundacional
en el Monte Sinaí. Sobre las palabras que abrieron este evento “Yo soy
Adonay, tu Dios” (Éxodo 20:2), dijo Rabí Leví: “Se les mostró a ellos el
Santo Bendito Sea como un ícono que cuenta con caras en todos lados,
mil hombres lo observan y este los observa a todos. Así, el Santo Bendito
Sea, cuando hablaba con cada uno en Israel decía conmigo habla el
hablante, no está escrito Yo soy Adonay vuestro Dios, sino Yo soy
Adonay tu Dios”.12 No por casualidad describen los sabios este momento
como el momento en el cual se encontró todo el pueblo con el Elevado,
entendiéndose así que cada mujer y cada hombre se encontró con Dios

20 | Sobre una vida judía


desde su personalidad particular y la vista de todos confluyó en una sola
vista.

Para poder preservar esta vivencia inclusiva de unión se desarrolló en


la tradición de Israel un concepto central, y este es la controversia. La
controversia se genera en la comprensión de que el hombre, por medio
de su postura y la limitación de su conocimiento, puede encontrar solo
una parte ínfima en la infinitud del Dios. La controversia es una postura
de humildad frente a las limitaciones del conocimiento humano y la
obligación de ampliar este conocimiento por medio de un compartimiento
que se amplía por medio de un diálogo entre las personas y el Elevado. La
controversia es una súplica insistente de cada hombre de formar parte del
estudio, discrepar y sumar su voz a la voz de muchos en el marco de una
discusión interpretativa única.

Sobre las palabras “cualquier controversia entablada en nombre del Cielo,


logrará resultados permanentes” (Tratado de Principios 5:17) explica Rabenu
Yona de Girundi (1210 – 1263): “La intención es que siempre existan
estas controversias. Hoy discutirán por un motivo, mañana discutirán por
otro – la controversia tendrá motivo de existencia y la misma continuará
entre ellos toda la vida. Y no solo esto, sino que sus vidas serán alargadas”.
Y seguramente, en las academias de hoy, cientos de años después de sus
días, nosotros estudiamos las controversias de Hilel y Shamay y estas
se revelan frente a nosotros con toda sus fuerza y vitalidad. Acaso esta
cómodo el hombre que fue creado o hubiese sido mejor que no hubiese
sido creado. Cómo se convierte al judaísmo. Cómo se baila frente a la
novia. Cómo se encienden las velas de Januka. Estas controversias y
muchas otras resuenan hasta hoy y reflejan diversas posturas en relación
a la realidad. El Talmud transmite a sus estudiantes “estas y estas son
palabras del Dios viviente” (Talmud de Babilonia, Iruvín 13b), y nos enseña
que Beit Hilel (la casa de estudio de Hilel) logró determinar la halajá, la
ley, porque insistieron en enseñar la postura de Shamay junto a la de ellos
con el fin de transmitir la multiplicidad de voces de su generación. A sus
controversias se suman infinitas controversias en una literatura rabínica
amplia en cada tópico de la vida y del pensamiento hasta nuestros días.

Los Sabios de Israel hicieron todo lo que estaba a su alcance para poder
acentuar cuán importante es este estudio que invita al hombre a aportar

Entre tradición y renovación | 21


de lo suyo a este diálogo multivocal. Los maestros espirituales del pueblo
judío buscaban acentuar una y otra vez que el legado arraigado en la idea
de un Dios único no puede aspirar sino a la agrupación de diferentes
ideas por medio de la controversia. Un movimiento como tal no está
sobreentendido e incluso genera sorpresa: ¿No sería acaso más lógico
que los sabios de la religión determinen por unanimidad, de forma clara,
y exijan al público subyugarse a lo determinado? ¿No sería más simple
agrupar a las multitudes hacia un solo Dios por medio de un mensaje
simplista y único?

Tal vez sería más simple, pero el legado de Israel jamás buscó lo simple o
lo cómodo, sino la verdad. E incluso si desde afuera se ve a la controversia
como una fuerza que crea diferencias, los sabios la entendieron como una
obra pacificadora que busca armar a la verdad desde la variedad humana.
Por lo tanto se encargó el legado de Israel en abrir sus puertas ante todo
estudiante; transmitió de generación en generación los escritos santos
llenos de voces diversas; se encargó de diseñar un sistema de transmisión
basado en la voz de la mayoría; se mantuvo en contacto y se ocupó de
dialogar con las distintas culturas y las diferentes corrientes de pensamiento
que la rodeaban. No conformismo, sino diálogo y humanismo, sólo estos
traerán redención y paz al mundo según esta filosofía.

Un hombre y un movimiento que creen en el principio de “estas y estas son


palabras del Dios viviente” y de lo que se desprende de esto, no pueden
de ningún modo anular otras corrientes. Al contrario, deben verse a ellos
mismos como un puente para el diálogo entre las distintas corrientes para
poder preservar la fuerza de la controversia y su finalidad en el mundo.
Por esto, los líderes del Movimiento Masortí reiteraron y destacaron en
todo momento su compromiso con “todo el pueblo judío” como la base
fundamental en el pensamiento y en la historia judía. En nombre de
esta obligación con todo el pueblo judío salieron muchos de sus rabinos
y de los graduados del movimiento y crearon organizaciones a lo largo
y a lo ancho del arco de las corrientes del judaísmo en el siglo veinte.
Alumnos del Movimiento Masortí se pusieron a sí mismos como puentes
para posibilitarle al pueblo judío formularse a sí mismo un idioma común
según las variantes que surgieron desde las familias, las comunidades y las
corrientes. “Como judío masortí yo soy un ferviente pluralista” – escribió
el séptimo decano del JTS, Profesor Arnold Eisen – “Yo sé que hay caminos

22 | Sobre una vida judía


distintos al mío, vigentes, para servir a Dios y a la Torá de forma fidedigna.
Ciertas veces, como resultado de esta fe mía, me encuentro honrando a
judíos que no necesariamente me honrarían a mí. Pero ´estas y estas son
palabras del Dios viviente´ y ´todo Israel somos garantes uno del otro´.
La función de nuestras comunidades en este momento, tanto en Israel
como en Norteamérica, exige que los judíos cumplamos con estos dos
principios con mayor intensidad de lo que lo hemos hecho en los siglos
pasados. Nosotros debemos hacer nuestro camino en cierto modo de
mancomunidad que ha escapado hasta ahora a los judíos modernos. Ya que
como yo creo en la importancia de la diversidad de los caminos, y creo con
apego en la certeza que tiene el camino masortí, estoy convencido de que
la posición elemental entre los judíos ahora debe ser la mancomunidad, el
trabajo conjunto13”.

La controversia, al igual que el fundamento de ´estas y estas´, orientan


hacia una gran sueño. No solo hacia el potencial de un pueblo de dirigir las
miradas de todos sus componentes juntos, sino dirigir la mirada hacia toda
la comunidad humana. “Hay errantes que piensan” –escribió el Rabino
Abraham Itzjak HaCohén Kuk – “que la paz universal no se construirá
sino por medio de un estilo de ideas y de características únicas, y si es
así cuando vemos a los que estudian Torá investigando con sapiencia y
conocimiento la Torá, y por medio de esta investigación se multiplican las
posiciones y los métodos, creen que así generan controversias, lo inverso
de la paz. Y la verdad es que no es así, porque la paz verdadera es imposible
que llegue sino justamente por medio del valor de la multiplicidad de
paces… de distintos lados y de distintos métodos que ambos son palabras
del Dios viviente, por distintos caminos de trabajo, de orientación y de
educación, que cada uno de ellos ocupa su lugar y su valor… y por lo tanto
Paz es el nombre del Santo Bendito Sea, que es amo de todas las fuerzas,
todopoderoso incluyéndolo todo, que sea Su gran nombre bendecido por
toda la eternidad”14.

El anhelo de la integración de las voces en un proceso gradual a lo largo de


la historia, es el que cumple esta postura de grandes que fue transmitida
de generación en generación bajo el nombre “estas y estas son palabras
del Dios viviente”. Desde un compromiso profundo con esta postura,
abrieron los mentores espirituales del Movimiento Masortí las puertas de
las academias ante todo aquel que quisiese sumarse a ellas. A lo largo

Entre tradición y renovación | 23


del siglo veinte trabajaron los sabios del Movimiento en pos de aquella
población imposibilitada de entrar por estas puertas y se preocuparon
por ordenarlos como rabinos para que puedan trabajar también como
docentes. Así se abrieron las puertas frente a las mujeres, frente a hombres
con capacidades diferentes, miembros de la comunidad homosexual y
otros. Así se abrieron las puertas al diálogo interreligioso con la amplia
comunidad humana. Todos estos, en la fase de obligatoriedad de escuchar
las múltiples voces y la multiplicidad de paces en una labor humana
espiritual que pasa por medio de la tienda de la Torá.

Cuán buenas son tus tiendas Yaakov, tus moradas


Israel: Familia, comunidad y todo el pueblo de Israel
La Tienda de la Torá no está conformada por una sola voz de un solo
hombre. Nuestro patriarca Abraham solo no representa la voz de todo
el judaísmo. Tampoco Moisés, Maimónides o Rabí Yosef Caro, a pesar de
su grandeza excepcional. La Torá de Israel es la voz del pueblo, llevando
miles de interpretaciones y formas de vida, repercutiendo todas en la
inspiración del escrito santificado. Y siendo que el legado es llevado por el
pueblo, se concentró en poner en el centro de su ser los marcos de la vida
más accesibles para el pueblo: familia y comunidad.

La familia es la célula fundamental por medio de la cual el hombre confía


en la vida. Allí se desarrollará el hombre cuando oiga y haga oír la voz
de la Torá con su hijo, su hija, su familia y sus amigos. Allí podrá ejercitar
las reflexiones que adquirió y transmitirlas por medio de los quehaceres
cotidianos, en labores pseudo-agrícolas de mantenimiento. Desde el
lugar que escogió por sí mismo y de propia voluntad para radicar su vida.
La comunidad es la célula que interactúa entre la familia y el pueblo,
allí el hombre puede expresar su fe en sociedad. Allí pondrá practicar
la camaradería, el apoyo, el encuentro, la atención, la compasión y la
responsabilidad hacia el otro, y la vida y la aspiración hacia una vida de
pacto con los hombres que viven a su alrededor. La Tienda de la Torá se
encuentra en estas cosas. En la vida, en la familia, en la comunidad.

24 | Sobre una vida judía


En el mundo de la cultura y de la economía de nuestros días, que alientan
en más de una ocasión al individuo a vivir según los beneficios y las
competencias particulares y debilita los diversos sistemas del pacto (N
de A: hace referencia al pacto sellado entre Abraham y Dios), ubica el
Movimiento Masortí de forma absoluta a la familia y a la comunidad, las
primeras aliadas del hombre, como el centro de la vida. Las sinagogas
invitan a las familias a sentarse juntas en las plegarias, en el estudio y en
la acción. Las comunidades invitan a estudiar y a hacer juntas para poder
determinar sobre aquellos temas que desafían a su generación: ¿Qué
es el descanso sabático en el mundo tecnológico? ¿Cómo se diseñará la
relación con el converso y con el extraño en un estado soberano? Y más.

La familia y la comunidad siempre fueron las aliadas centrales en las


cuales los judíos se acompañaron unos a otros en el estudio, en el hacer
beneficencia, en la renovación de la Torá y de la costumbre. Allí ellos
sentían el valor especial del estar juntos y de allí brotaron para buscar una
alianza con su pueblo y con su mundo.

Con la fundación del Estado de Israel algo se cayó en la vida del pueblo.
La intención de crear lo nacional obnubiló el lugar natural de la comunidad
judía, que aparentaba ser tal vez un resabio diaspórico. Así es como los años
de establecimiento del Estado de Israel tomaron de la mayoría del pueblo
judío el enlace a una de las casas de crecimiento más importantes en la
entrega y en la renovación del judaísmo. La responsabilidad pasó a manos
de instituciones gubernamentales como por ejemplo el rabinato principal,
gran parte del pueblo dejó de formar parte activa en la transmisión de la
tradición, y con el pasar del tiempo sintieron la desconexión, o sintieron
que no eran aptos, y olvidaron que las cosas eran distintas. El hombre judío
en Israel perdió gradualmente el enlace íntimo con su legado y desarrolló
más de una vez un alejamiento, por no decir aborrecimiento o decepción,
hacia ese judaísmo con el que le costaba identificarse o encontrar en él
una invitación a su voz particular. En esta época, sesenta y cinco años
después del establecimiento del Estado, está reviviendo la idea de la
comunidad en Israel y busca desarrollar nuevamente, justamente en Sión,
la fuerza del pacto que se establece entre personas.

El Movimiento Masortí se encuentra comprometido con esta obra de


renovación de la vida comunitaria y le dedica una parte importante de

Entre tradición y renovación | 25


su tiempo, en el intento de regresar y restablecer en el centro de la vida
judía una declaración social en la cual el hombre lidere junto a sus familia
y a sus amigos una vida de libertad y de responsabilidad, junto a otras
comunidades, desde la valoración de la pluralidad que se extiende frente
a sus ojos y a los ojos del pueblo y del mundo.

Salto hacia la acción: precepto, leyenda y halajá15


¿Cuál es el propósito de una sociedad de pacto judía? ¿Acaso puede ser
una sociedad que se conforma con estudio? El legado de Israel respondió
a esta pregunta de forma tajante: “Y tomó el Libro del Pacto y lo leyó
a oídos del pueblo y dijeron: todo lo que ha dicho Adonay haremos y
escucharemos” (Éxodo 24:7). El precepto y la halajá son señas identificatorias
de un pueblo lleno de sensaciones pioneras, que tomó para sí mismo
hacer y corregir al mundo con obstinación, con perseverancia, y en ningún
momento se encerró en su estudio. En cada generación hubo quien se
preocupara de que las ventanas del Beit Midrash judío estén abiertas a los
acontecimientos de la vida tal como son, a los pequeños retos cotidianos y
a los grandes retos de cada época. Por medio de los preceptos y de la halajá
expresó el pueblo judío, pueblo estudioso y sufrido que sufrió en carne
propia la experiencia de la otredad humana a lo largo de miles de años,
su fe en la vida. Su fe en el hombre. Y su fe en la fuerza de la corrección,
fuerza común entre el hombre y Dios. Desde su historia, la historia del otro
eterno, regresó y profundizó en cada generación la sensación interna de
contar con una misión: la ruptura de la esclavitud, toda esclavitud, tanto la
corporal como la espiritual; y la redención del otro, cualquier otro, cercano
y lejano. No es casual que los judíos estuvieron envueltos y liderando
revoluciones nacionales e intelectuales. Así fue siempre porque el legado
de Israel siempre fue una casa de cultivo para correctores del mundo.

Tres hipótesis interactuaron y establecieron a la Torá de Israel como


una tradición espiritual de los correctores del mundo: la primera, que el
mundo no es perfecto. Esta idea no sólo que no adelantó a la idea de la
fe, sino que creó las bases para un pensamiento religioso profundo, que

26 | Sobre una vida judía


vio en la Divinidad una fuerza educativa en la travesía de la humanidad
y del mundo. La segunda, que es posible y se debe aspirar a corregir el
mundo. Esto va contra las prácticas espirituales que capacitan al hombre
a abstraerse de la realidad o complementarse con ella como si el mundo
mismo se convirtiese en un obstáculo en el camino del espíritu. La tercera,
que Dios invita al hombre a ser el socio central en la obra de la corrección
del mundo. Es decir, la creación del mundo es un suceso continuo que
depende de la conciencia sobre la responsabilidad colectiva que se
desarrolla en el hombre. De todos estos surgió la importancia del sistema
de preceptos y leyes del pueblo judío, que buscó orientarse a sí mismo sin
pausa, del estudio a los hechos.

La vida regida por los preceptos es una vida en la cual el hombre aprende a
estar en contacto con la realidad, a conocerla concretamente y a destinar
su vida a la concreción constante del sistema de valores delineado bajo
inspiración Divina. Así, por ejemplo, se puede comprender el rol del sistema
de las bendiciones que se recitan al ver, oír u oler algo atípico, como un
sistema que educa al hombre judío a reconocer la sustancialidad de la
realidad por medio de sus sentidos. O, cuando debe acompañar a otra
persona durante su enfermedad, su duelo, en el día más alegre de su vida,
o en el día en que hace ingresar a sus niños en el pacto de Abraham por
medio de la circuncisión, aprende a relacionarse también con las vivencias
de los hombres que se encuentran a su alrededor de forma concreta y
aprende sobre la concreción de la vida de los otros. Aprende a agradecer
por lo que hay a través de la bendición de la comida, cualquier comida.
Aprende a adaptar la contención necesaria para una vida en conjunto
obligándose a preocuparse por un día de descanso para todos los que
lo rodean y no sólo para él, honrando al que lo trajo al mundo desde el
reconocimiento, porque de no ser por ellos tampoco sería él, limitando sus
deseos. Y por sobre todas las cosas, aprende a anular de forma absoluta
la relación de indiferencia con el fin de desarrollar una relación humana
de solidaridad y valentía, que son requeridas para quien desea corregir
el mundo. Así, con la resolución de apoyar al pobre, de honrar a los
ancianos, etc. El concepto “Mitzvá” (Precepto - ‫ )מצווה‬ubica a la cabeza de
la tradición judía un sistema de valores supremo, que tiene como función
orientar y elevar el quehacer del hombre judío, hacia lo que está más allá
de él, desde una búsqueda constante del buen comportamiento humano
cotidiano de todos los individuos.

Entre tradición y renovación | 27


La materia prima de los preceptos se encuentra en el mundo de la
Agadá16, un mundo que delinea las búsquedas vivenciales, espirituales e
intelectuales de los sabios de Israel con el fin de llevar a la práctica este
sistema de valores en sus vidas. En la agadá se encuentran escondidos
tesoros de preguntas, dudas, determinaciones diversas y variadas e
introspección, que adopta y deja, de forma creativa y sin temor tras una
búsqueda continua con el fin de concretar los valores supremos en lo
cotidiano. La agadá, en la tradición de Israel, es la continuación del trabajo
de documentación de los Sabios, de la travesía del hombre judío hacia
lo profundo de la historia. Este material volátil, llamado agadá, sostiene
intentos múltiples y sinceros de apegarse a la vida de las buenas medidas,
y por esta sinceridad la agadá consigue alborotar a cada generación en su
intento por concretizar los valores supremos de modo apropiado frente
a sus desafíos. El sistema de súper valores judíos, está diagramado por
los preceptos y es soñado por la agadá. Es la carga fija de otro sistema
complementario, un sistema que busca descomponer, aclarar y puntualizar
la obra de concretización en el marco de los múltiples sistemas de valores
que hay en la realidad, la halajá. Estos dos sistemas, la agadá por un lado y
la halajá por el otro, están destinados a dialogar uno con el otro siempre,
buscando conjuntamente la concreción de los valores supremos delineados
por el precepto y su accionar conjunto, solo él, tiene la posibilidad de
otorgarle al mundo completitud en la acción.

Ley (halajá), del término andar. La voluntad de aprender cómo ir por el


camino de la vida como individuo y como pueblo sin desentenderse
de la belleza de la realidad y sin desentenderse de sus defectos. Los
Sabios del pueblo formularon esta pregunta desde siempre. Rabí Iehudá
haNasí, compilador de la Mishná17, preguntó en el Tratado de Principios
cuál es el camino que desandará el hombre y dio su respuesta. Después
de algunas mishnayot, preguntó Rabán Yojanán Ben Zakay a sus cinco
alumnos la misma pregunta y cada uno dio su propia respuesta. Tanto
las hojas de Talmud como los libros de la ley llenan esta única pregunta,
que se descompone y se sigue formulando, la pregunta de cómo andar
por el camino. Cómo vivir la vida humanamente y no una vida de auto-
supervivencia, a través del ciclo de la vida y del ciclo del año y de los
pequeños hechos de lo cotidiano; y por sobre todas las cosas cómo vivir
esta vida desde un idioma común y un diálogo común. La halajá es el
intento de delinear conjuntamente caminos hacia el buen accionar y retar

28 | Sobre una vida judía


al pueblo y a la comunidad humana toda a aspirar a esto. De aquí se creó la
amplia y variada literatura legal del pueblo judío, un pueblo de buen andar
que se caracterizó más que otro pueblo en la historia por sus múltiples
andares, por la sinuosidad de los caminos del tiempo y de los reinos.

La halajá pone en el centro de la vivencia espiritual la incomodidad de la


realidad a la luz de sus defectos. Ella educa al hombre a sentir un sopor
concreto frente a la injusticia. El hombre judío no puede de ningún modo
sentirse complacido con una práctica espiritual de silenciamiento para
vivir una vida espiritual completa. Su tradición le enseña que el Santo
bendito Sea mismo conoce los defectos de la realidad y los sufre junto
al hombre y al mundo, y el hombre está invitado a reunir aquello que
se encuentra a su alcance para erguir toda su humanidad, identificar
la injusticia y actuar en pos de corregirla. La halajá es una declaración
humana. Un hecho público. Es el testimonio ideológico e histórico del
carácter especial del legado judío que se ocupó ininterrumpidamente y
sin frustrarse del activismo humano frente a toda realidad. Las mejores
fuerzas nacionales fueron invertidas en las áreas de la justicia social, la
justicia y el juicio a partir de que percibieron la fe del Dios del Universo en
el hombre y en el mundo a pesar y más allá de la situación de ambos. La ley
es la contradicción constante, cotidiana, del hombre judío y su comunidad
frente al determinismo. Es la obligatoriedad de cambiar. El momento en
el que el hombre recibe sobre si mismo ser socio en la conducción del
mundo. Es la promesa del hombre judío de alentar durante toda su vida
hacia lo apropiado desde su fe en el pacto que mejore la vida en pos de
todos. “Al judío” – escribió Abraham Joshua Heschel – “se le pide que haga
un salto hacia la acción… por medio del éxtasis de los hechos él aprende a
estar seguro de que se encuentra ante la presencia de Dios18”

Muchos israelíes hablan del concepto “Halajá” con reticencia. Aparenta ser
rígida y más de una vez irrelevante. Cómo dialogaría con ella un hombre
que vive en un mundo autónomo. Cómo viviría dentro de su marco un
hombre que busca ser sujeto, con propia personalidad en el mundo
recreado de Dios. Estas dificultades se agudizaron particularmente a la
luz de la presencia inflexible de la halajá – tal como se reflejó desde la
interpretación ortodoxa – en el espacio público en Israel. Pareciese ser
que la halajá quedó congelada, y su lugar como motor del activismo
humano se fue debilitando.

Entre tradición y renovación | 29


Ya en los inicios de la empresa sionista hubo quienes identificaron
la debacle del lugar que ocuparía la halajá, pero por su comprensión
profunda, buscaron cómo renovar la relación hacia ésta en su función
nacional. Entre las voces más destacas se encontraba la de Jaim Najman
Bialik. Él comprendió el derrumbe a través de la relación de los pobladores
judíos en Eretz Israel hacia la halajá, y con sus sentidos aguzados identificó
que esta pulverización de la relación hacia la halajá se extendería entre
todo el pueblo judío (porque comprendió que la empresa judía es el
emprendimiento judío más importante de la generación, y como estaba
en desacuerdo con la posición ortodoxa y estaba convencido que ella
había perdido la conexión profunda con la fuerza creativa en la halajá).
Por lo tanto viajó por el país y exigió a los pioneros y a los escritores
complementar la empresa de reavivamiento nacional reviviendo a la halajá
como un idioma nacional de acción que conduzca al judío eretzisraelí en
su nuevo andar por el país. De otro modo – advirtió – en paralelo con
la construcción del país comenzará un proceso de pulverización de la
sociedad judía, por la falta de conocimiento suficiente del legado con el fin
de renovar y por la falta de un lenguaje fraternal común para el pueblo.”.
“Se está creando un tipo de judaísmo de derecho” – escribió Bialik al
final del ensayo “Agadá y halajá” del año 1917 – “… pero ¿dónde está la
obligatoriedad? ¿Y de dónde vendrá? ¿Y de dónde se nutrirá? ¿Acaso de la
agadá? desde su naturaleza no es sino un derecho, y se va debilitando. Un
judaísmo alegórico en su totalidad es como el hierro que se funde pero
no se enfría. Es una aspiración interna, una buena voluntad, un despertar
del alma, un aprecio interno – todas estas cosas son bellas y productivas
cuando al fin y al cabo se transforman en hechos, en hechos rígidos
como el hierro., una obligación atroz… ¡Vengan e impongan a nosotros
preceptos! Denos moldes para que volquemos en ellos nuestra voluntad
desparramada y delicada y la convirtamos en monedas sólidas y palpables.
Sedientos estamos de de hechos concretos19”.

En gran medida, el temor de Bialik se concretizó. Bajo la influencia


del diálogo occidental sobre los derechos, que ponía en el centro al
individuo, e integrando determinadas concepciones socio-económicas,
casi se aproximó la sociedad judía en Israel a ser un rejunte de individuos
preocupados sin respiro por su situación material, y su aspiración ante
la posibilidad de vivir sus vidas de la forma más cómoda posible, según
definiciones cambiantes que se desarrollaban de modo inconmensurable.

30 | Sobre una vida judía


Lo máximo que podría hacer el hombre por su prójimo en una sociedad
individualista es no afectar a su progreso. No era este el idioma que hablaba
Bialik. Efectivamente también él veía en el hombre su individualismo,
sus dones y su potencial, pero al igual que muchos otros líderes en la
historia de Israel no vio en esto suficiente para el progreso del pueblo.
Bialik buscaba establecer un pacto nacional en Sión. Unir a los hombres
uno con el otro y observar también a las personas como un colectivo con
un potencial y un objetivo propio. Así estableció el idioma de todos y el
idioma de la obligatoriedad en las puertas de la empresa sionista y así este
se sumó a la larga cadena de líderes que buscaba establecer un modelo de
vida colectivo que expresara el espíritu y la cultura del pueblo judío.

Para que la halajá sea un concepto relevante que tiene el poder de sumar
al pueblo a una vida mancomunada y de pacto, siempre se caracterizó la
halajá por su flexibilidad, creatividad y pragmatismo a la luz de los desafíos
de la época. “Cambios en la halajá se reflejan en casi todos los capítulos de
la Mishná y en cada página del Talmud de Babilonia…” escribió el Rabino
Profesor David Golinkin, uno de los mayores legistas del Movimiento
Masortí en Israel. “Este proceso de flexibilización de la halajá no se
interrumpió con la finalización del Talmud. Continúa a lo largo de la Edad
Media y hasta el siglo XX. Esto fue acentuado por el Rab Yehudá Ariéh de
Modena (1571 – 1648) uno de los grandes legistas en Italia en la época
del Renacimiento ´porque los dichos de nuestros rabinos de bendita
memoria deben ser comprendidos según el tiempo, el lugar y la persona,
porque de no ser así seríamos según sus dichos herejes como los karaitas
con respecto a la Torá escrita, porque son infinitas las prohibiciones de
nuestros sabios que con el correr del tiempo y el cambio de lugar se
volvieron permitidos´… el Movimiento Masortí va tras los pasos de Hillel
y de Rabán Gamliel, del rab Yehuda Ariéh de Modena, del rab Ben Shimón
y del rab Jazán. Contrariamente al movimiento Reformista, el Movimiento
Masortí está convencido que la halajá es necesaria y obligatoria. A
diferencia de la ortodoxia, el Movimiento Masortí se opone al lema “lo
nuevo está prohibido por la Torá” y le permite a la halajá desarrollarse y
cambiar de forma natural y orgánica20”.

Y en efecto, los maestros del Movimiento Masortí sintieron la profunda


obligación de escuchar y delinear las preguntas de ese momento y
hacer uso de la mayor cantidad posible de herramientas que estaban a

Entre tradición y renovación | 31


su disposición sin temor, con el fin de sostener la halajá como un medio
para tal cambio que era necesario para su generación. Así hicieron con
respecto al status de la mujer, a la donación de órganos, al rechazo de
otorgar el divorcio, al casamiento, al descanso de la tierra, al status de la
comunidad homo-lésbica, al uso de la electricidad en Shabat, etc. El Vaad
HaHalajá21 del Movimiento Masortí adoptó diversos veredictos, incluso
contradictorios, sobre un mismo tema, apoyándose en el principio de
“estas y estas son palabras del Dios viviente”.

La halajá es un pilar esencial en la tradición. A pesar de esto, no es la


característica identificatoria exclusiva del legado de Israel. Es importante
escribir esto en una generación israelí que a veces la ve como única
característica de su legado, más de una vez como un procedimiento
técnico e irrelevante, hasta que a veces pareciese ser que la halajá se
encuentra de un lado y la Divinidad del otro. Y el hombre judío que busca
fe y realización, ¿cómo integra a ambos? De las voces provenientes del
Movimiento Masortí, formuló la voz del Rabino Profesor Aharón Gordon
Tucker el concepto de Halajá Profética que busca devolver a la halajá la
atención necesaria para inspiración Divina sobre la ética del hombre en
lo cotidiano. “Está es una visión gracias a la profecía” – escribió – “que
reconoce la importancia de la halajá y no busca dejarla en un rincón. Pero
esta es una visión que, llegado su momento, se mantiene y persiste sobre
el rol imprescindible de la profecía en la completud de la vida religiosa…
estas cosas son así para que no decaigamos en nuestras obligaciones
religiosas. Para que redescubramos nuestra misión. Para que tengamos la
seguridad interna y la obligación… de ser el Pueblo del Libro y el Pueblo
de Dios, conjuntamente.22”

Grande es la fe en ti: Plegaria


Quien hace en el mundo sabe, cuan frágil es su obra. Diversos obstáculos
pueden surgir y repeler sus planes y su buena voluntad en el camino. Cuán
necesario es el hacer para la súplica con el fin de que se cumpla. El legado
de Israel ha erigido para el mundo hombres de estudio y acción, pero
ha hecho esto con austeridad y con la súplica de que el sendero les sea

32 | Sobre una vida judía


favorable. Para esto equipó a sus alumnos y activistas con la plegaria,
palabras de pedido por ellos mismos y por sus universos.

Muchos ven en el Siddur23 de Israel un libro sellado, sin embargo el Siddur


es una creación continua. Incluso en la historia de Israel. El Siddur es un
libro en el cual se encuentran entretejidas súplicas del individuo y del
pueblo que fueron recopiladas a los largo de las generaciones, capa tras
capa. En el Siddur encuentra el hombre las voces de sus antecesores yendo
por el camino y pidiendo que la fuerza de la esperanza que los moviliza
sea transmitida también a los que vienen tras ellos, para que también sus
descendientes emprendan sus travesías.

Desde el siglo IX, aproximadamente, y hasta la revolución de la imprenta,


se encontraban dispersos en el mundo judío diversos Siddurim (plural de
Siddur) y en ellos una versión general y sobre estos una huella particular de
los docentes y de las diversas comunidades de Israel. En la biblioteca del
JTS en Nueva York se puede encontrar, por ejemplo, un Siddur italiano del
siglo 15, regalo de un novio a su novia, con una versión especial para que
sea utilizado por ella en el cual dice: “que me ha hecho mujer y no hombre”
en las bendiciones matutinas24. Estas versiones y muchas otras reflejaban
la voluntad del pueblo y de sus dirigentes de equipar a los rezantes con
diversas versiones por medio de la renovación de estos de acuerdo a la
personalidad y a la época. Más que cualquier otro libro en la historia de
Israel, los libros de plegaria de Israel unen dentro de ellos montículos
formados por capas de súplicas y añoranzas de cada generación. El Siddur
es el precipicio geológico del pueblo judío que permite entrever su historia
y su renovación, y también ver las épocas en las que se congeló el espíritu
y se atenuó su renovación.

Los pensadores del Movimiento Masortí y sus dirigentes fueron estrictos


también ellos en el que el Siddur de Israel reflejara lo que se susurraba entre
el pueblo con el fin de que pueda rezar desde la intención. “Tres cosas el
Santo Bendito Sea detesta” (Talmud de Babilonia, Pesajim 113b) – escribió el
Rabino Simchah Roth, el primer editor del Siddur del Movimiento Masortí
en Israel – y una de estas tres es ´Quien dice algo con su boca y otra cosa con
su corazón´. Y si esto es así con respecto al habla en general, con respecto a
la plegaria que es nuestra conversación con Dios, más aún…”25. Así, fueron
introducidas en el Siddur algunas renovaciones importantes. Una de estas

Entre tradición y renovación | 33


renovaciones es el reconocimiento de la existencia del Estado de Israel y
de los desafíos de su soberanía, la cual se expresa por ejemplo cambiando
una preposición en las palabras “y condúcenos soberanamente en nuestra
tierra” (y no “hacia nuestra tierra”). Una preposición, pero su significado
es completamente distinto: el hombre reconoce por medio de esto que
en nuestros días el pueblo judío tiene un Estado y una casa. El segundo
cambio es el reconocimiento del lugar que ocupan las matriarcas el cual
se expresa por medio de la posibilidad de agregar sus nombres. El tercer
cambio es el reconocimiento del desarrollo del legado de Israel, por lo que
se agregaron a las páginas del Siddur cantos-plegarias contemporáneos
de Lea Goldberg, Rivka Miriam, Avraham Halfi, Natán Alterman y otros.
La presencia de los poetas israelíes junto a los poetas anteriores da
testimonio del diálogo continuo de generación en generación. Un cuarto
cambio es el reconocimiento de los quiebres que se dan en la actualidad
y el pedido en pos de ellos, por ejemplo en la “bendición de la mujer
que logra liberarse de la negación del guett (divorcio)”. Desde el mismo
compromiso, el Movimiento Masortí se dirigió a los pensadores y a los
filósofos de Israel a que “acompañaran al Majzor (libro de rezos de Rosh
HaShaná y Yom Kippur) con fragmentos reflexivos, con el fin de que estos
elementos fortalezcan tanto las antiguas como las nuevas plegarias del
pueblo.”

La plegaria es un entretejido frágil entre la voz del individuo y las capas


de su alma, y la voz del conjunto en la que pide el hombre por su prójimo
y por el conjunto sobre su realidad, en conjunto. Las comunidades del
movimiento son diferentes unas de otras en las melodías que se elevan
de estas y en sus estilos, pero todas apuntan a rezar desde un lenguaje
verdadero, desde la sinceridad y la intención, fieles al legado que ha sido
muy riguroso en esto.

Documentación y finalidad: Sión


Entre las páginas de la plegaria, una y otra vez, desde todos los confines del
mundo y de las generaciones, se eleva un lugar soñado: Sión. El profundo
anhelo del pueblo de unir todo lo que preservó y todo lo que aprendió
con el correr de los años y establecer un país que sea ejemplo para sus

34 | Sobre una vida judía


realizadores. La Sión soñada, conformada por una sociedad intachable en
la que haya justicia y caridad para cada hombre, una relación apropiada
para el individuo, para el extranjero, para el huérfano y para la viuda, amor
entre los hombres y amor al universo desde la fe de Dios en el hombre. La
Sión soñada es una gran academia para el diálogo de los sabios del mundo,
en el cual se llene la Tierra de conocimiento tal como las aguas cubren el
mar. En el cual el hombre exprese sus cualidades elevadas para andar por
los caminos del Elevado y pueda construir por medio de estos caminos
una nueva realidad no sólo para sí mismo sino para toda la comunidad
humana.

El sueño de Sión acompañó al Movimiento Masortí desde sus comienzos


tanto en sus pensamientos como en sus hechos, y es importante destacar
que éste es el único movimiento religioso que se identificó como sionista
desde sus comienzos sin dudarlo. La Asamblea Rabínica ha publicado
declaraciones que apoyaban el establecimiento de un Estado judío
durante los años 30 y 40 del siglo XX. Sus grandes dirigentes no temían
al establecimiento de un estado y no veían en esto algo inválido, como
sucedía en gran parte del mundo ortodoxo. Por el contrario, ellos veían en
esto un desarrollo inigualable en los anales del pueblo judío, hacia donde
se dirigía su historia. Según su parecer, el pueblo judío estaba destinado
a pasar por la diáspora con el fin de establecer algún día un país en el
cuál pudiese aglomerar a todos aquellos que había educado, y pudiese
establecer una sociedad ejemplar para todo el mundo, alentando a otros
pueblos a vivir también ellos en libertad y con responsabilidad, justamente
a través de sus relatos sobre la dispersión y su establecimiento.

El regreso a Sión fue comprendido por los líderes del movimiento como
una misión histórica no sólo para el pueblo judío sino para toda la
comunidad humana. De forma similar a los grandes rabinos orientales,
por ejemplo el rabino sefaradí Jaim David HaLeví, quien escribió: “La idea
central del establecimiento de la ´Sociedad de la Naciones´ a fines de
la primera guerra mundial, nació en la misma época en la que nació la
idea del establecimiento de un hogar nacional para el Pueblo de Israel
en la Tierra de Israel. Y del mismo modo, la idea del establecimiento de
la ´Organización del las Naciones Unidas´ a fines de la segunda guerra
mundial surgió en las vísperas del establecimiento del Estado de Israel…
Las bases de la Sociedad de las Naciones en su momento, y las bases de

Entre tradición y renovación | 35


la Organización de las Naciones Unidas luego, son la concreción de la
visión profética de ´y el lobo habitará con el cordero´. Tenemos permitido
ver en la metáfora de Isaías un indicio maravilloso para la misma gran
idea, que tiene como finalidad asegurar la paz para todos los pueblos del
mundo26…”

Junto a la construcción del Estado, sintieron los maestros espirituales del


Movimiento Masortí que debían cargar al pueblo judío, tanto en Israel
como en la diáspora, con una visión. Ellos sintieron, que la lucha por un
Estado concreto corría el riesgo de difuminar el diálogo sobre la finalidad
que tendría éste estado y sintieron que la ventana de las posibilidades
históricas del pueblo judío no era ilimitada. Por lo tanto, como un diálogo
central del judaísmo mundial que acompaña a los constructores de Sión,
estos líderes repitieron y acentuaron que el Estado de Israel debe ser un
hogar espiritual y cultural para todos los judíos del mundo, incluso si no
deciden establecerse en él, y creían que sería una tragedia si el pueblo
judío en Sión se viese a sí mismo desconectado del destino y del desarrollo
espiritual de sus hermanos y hermanas en el mundo.

El temor por la negación de la diáspora, de sus logros a lo largo de las


generaciones y por estos que decidieron permanecer en ella, llevó a los
líderes del movimiento a salir en llamados a los constructores del país a
que no se alejaran de su pueblo ni de la obra judía que se desarrollaba
también fuera del Estado de Israel. Así, por ejemplo, escribía el Rabino
Profesor Robert Gordis en la primavera de 1967: “Es un llamado dirigido
al judaísmo israelí y a nosotros como un uno a redescubrir nuestra
riqueza cultural. Al decir nuestros hermanos en Israel me refiero a que
ellos no pueden borrar diecinueve siglos de dispersión como si estos no
hubiesen existido … Estos fueron cientos de años de gran creatividad que
ampliaron de forma inconmensurable los horizontes de la Torá. Poesía
y filosofía, historia y ciencia, investigación y derecho – todos estos se
sumaron al archivo de las riquezas del judaísmo a lo largo de la época de
la dispersión… Tal vez el logro más grande de los cientos de años de la
larga dispersión haya sido el diseño del temple judío, la construcción del
humanismo judío, de la personalidad judía, esta que se caracteriza por la
mente y la misericordia, por medio de la comprensión y la conciencia, por
medio del valor y de la paciencia, por medio de la observación profunda
y la fe.27” Estos líderes pusieron a la popularidad judía y a la solidaridad

36 | Sobre una vida judía


como un valor profundo en la conciencia del pueblo y creyeron que el
Estado de Israel tenía como finalidad ser con el tiempo el centro para las
obras de la solidaridad tanto judío como humano.

La Sión soñada, por la cual los líderes del movimiento tanto en Israel
como en la diáspora habían obrado ininterrumpidamente como socios
fieles, era una idea nacional que iba más allá del estado-nación. “Sea esta
la costumbre del judío de desafiar al nacionalismo que se multiplica” –
escribió el Rabino Mordejai Kaplan en el año 1938- “… y que sea el judío
un guía hacia el nacionalismo basado en la justicia social y la rectitud
otorgando la posibilidad de desarrollo de la personalidad. Un nacionalismo
que no debe sustentarse del odio hacia otras naciones, sino viéndose a sí
misma complementándose por medio de la paz y de la comunidad entre
las naciones. Que no tema el judío del concepto “inter-nacional” que lo
acosa, sino que desarrolle ese espíritu internacional el cual, según nuestra
esperanza, tiene como fin curar a los pueblos de sus diferenciaciones
nacionales y de su hambre de grandeza.28”

Sión es el deseo cordial de un pueblo que esperó a que cuando llegase su


momento de renovar su vida soberana sea su país una buena noticia para
todos los hombres. Un estado latente que es llevado en el corazón de
los judíos y he aquí que se revela para renovar el rostro de la humanidad
en un diálogo verdadero sobre los conceptos: sociedad, gobierno, poder,
comunidad y pacto entre el hombre y su prójimo y entre nación y nación.
Sión es una finalidad. Es el sueño de la tradición de Israel sobre un país
que se encuentre al servicio de la humanidad toda.

Entre tradición y renovación | 37


fin

“Vosotros estáis erguidos hoy, todos vosotros: -ante Adonai vuestro


Dios vuestros jefes,-los de vuestras tribus- vuestros ancianos, y vuestros
alguaciles, toda persona de Israel. Vuestros infantes, vuestras mujeres, y
tu forastero -que está en medio de tu campamento- desde el que recoge tu
leña hasta tu aguador. Para tu pasar por el Pacto de Adonai tu Dios.,
y en Su imprecación; que Adonai tu Dios, concerta contigo el día de hoy.
Para afirmarte a ti, el día de hoy para Él, como pueblo; y Él habrá de
ser para ti: Dios., como te ha hablado a ti; y como había prometido a tus
patriarcas: a Abraham, a Itsjak y a Iaacóv. Pero no con vosotros -solos-
yo concerto el Pacto este, y la imprecación esta. Pues con el que está aquí
con nosotros de pie, el día de hoy, delante de Adonai nuestro Dios, y con
el que no está aquí con nosotros el día de hoy.” (Deuteronomio 29:9-14)

Si es así, cada uno de nosotros, también nuestros hijos y los hijos de


nuestros hijos hasta el final de todas las generaciones que hemos pasado
por aquel pacto que concertó con nosotros. Todos estamos sometidos a
investigar los misterios de la Torá y dirigir nuestra fe hacia ella hacia el
lado más correcto, y aceptar la verdad de quienes la hayan dicho luego
de conocerlos. Y no nos oprimirán las hipótesis de nuestros prójimos
en que nosotros investiguemos. Por el contrario, es digno de nosotros
estudiar y aceptar de quien nos haya antecedido, ya que tal como él
no quiso aceptar un poco del que lo antecedió, y otro poco escogió y
aquello que no escogió lo alejó de sí mismo, es aceptable que nosotros
actuemos del mismo modo. Y no hay duda de que ninguno de ellos que
tuvo la intensión de siendo el autor de un libro de decirle a todos los
vinientes acepten mi postura, pero seguramente su intensión fue publicar
su postura solamente para que los que viniesen después suyo vean y
escojan para ellos, porque a través de la recopilación de la mayor parte
de las ideas por separado se encuentre la verdad. Y así también ocurre
con nuestras intensiones y por esto está dicho “la verdad brotará de la
tierra” (Salmos 85:12). Y te he escrito todo esto porque he visto en estas
generaciones que abundan los hombres que andan por este camino a
causa de su vagues o su temor y este es apropiado a sus ojos, que tú no

38 | Sobre una vida judía


escojas ni acerques este camino a ti, pero (=sino) esfuérzate por ascender
y comprender los misterios de nuestra Torá en sus asuntos y en lo que
creas. Y que no te asusten los grandes nombres cuando los encuentres
dudando sobre aquella fe, e investiga y escoge porque con este fin has
sido creado y se te ha dado la sapiencia desde los cielos.

(Rabino Eliezer Ashkenazí HaRofé29)

*
En este cuadernillo he intentado elevar por escrito una visión del mundo,
la visión masortí. Mientras escribía estas palabras, encontré frente a mis
ojos generaciones de judíos que no conocí, pero sentí su valentía. Escribí
con temor, sabía que no era digna para escribir. Muchos de nosotros
sentimos que no somos dignos, pero así se sintieron también muchos de
ellos. Y nos susurraron a nosotros a través de las pantallas del tiempo para
que tomáramos este tesoro que se encuentra compuesto por personas
que sumaron espíritu a espíritu y sumáramos el nuestro, para que no se
pierda. Nuestro tesoro espiritual nacional fue transmitido de generación
en generación y ha llegado hasta nosotros, hasta aquí. ¿Hacia dónde
llevará nuestra generación el tesoro? Esto depende sólo de nosotros.
Si será llevado, y de qué modo, y cómo será transmitido a la próxima
generación.

Sea la voluntad que sepamos llevar nuestra gran envergadura de alas que
nos ha dado nuestro pueblo. Que construyamos con ella en Sión una vida
espiritual y de hechos, una vida de libertad y responsabilidad, y que la
volvamos a convertir en un legado vivo, que sea transmitido a nuestros
descendientes desde el amor al universo.

Semillas, semillas las ha llevado mi corazón


Ahora ellas ascienden y florecen

Entre tradición y renovación | 39


Abstracto

Tradición y renovación
Desde siempre incluyó la obra de transmisión a estos dos componentes,
tradición y renovación. En esto se encontraba su fuerza. Cada generación
conocía su obligación de capacitar personas que conocieran a lo largo y a
lo ancho la extensión incontenible, que sigue creciendo, de la transmisión.
Pero para poder responder de forma apropiada a las preguntas de
la generación de acuerdo a su elevación espiritual se caracterizó la
transmisión como una obra de renovación que incluía la adopción de la
vivencia humana universal escogiendo lo mejor del espíritu humano.

Historia
La historia es la plataforma humana central para el diálogo con la eternidad.
Sin historia pierden sentido los conceptos centrales de la conciencia
del pueblo judío como ser destrucción, resurrección y redención. Todos
estos vienen a continuación del encuentro del hombre con los judíos y
con la realidad universal, y la desconexión del pueblo y de su legado de
los que como él se desconectaron como un bebé del cordón umbilical. Si
abandona el pueblo judío su historia es como si abandonara el diálogo
con la eternidad y de todos modos la humanidad toda se perdería. Dios
se revela al hombre por medio de la historia, busca al hombre por medio
de esta.

Revelación
Los maestros espirituales del Movimiento Masortí, destacándose por
sobre todos el Rabino Avraham Joshua Heschel, vieron en la revelación
una vivencia básica, un proceso continuo en la historia de Israel que
nunca fue interrumpido. A diferencia de una de las posturas de Nuestros
Sabios, que se volvió muy común en nuestros días, la cual determina que
la profecía fue interrumpida en el mundo desde la destrucción del Templo
(y si fue dada, fue dada a los tontos). Se graficó otra posibilidad en el
pensar de Nuestros Sabios y a lo largo de las generaciones. Según esta
posibilidad la Divinidad revela su presencia a lo largo de la historia y las
apariciones de Dios son una vivencia inseparable de la tradición judía.

40 | Sobre una vida judía


Torá de Israel
La Torá de Israel es un regalo múltiple. La Torá escrita es una
inspiración eterna. El sistema de la Torá oral, sin embargo, es un sistema
complementario y de decodificación que fue entregado de generación en
generación y que le dio la posibilidad al pueblo judío de llevar adelante una
vida inspirada en la Torá escrita y a partir de su constante interpretación.
La Torá oral se puede describir como un sistema ecológico espiritual que
inscribió con un trabajo de hormigas lo mejor de los pensamientos, de las
determinaciones y de los hechos de cada generación desde la inspiración
Divina y en diálogo con las generaciones que lo antecedieron., y también
con aquellos que lo precederán.

Estas y estas
La discrepancia es la comprensión que el hombre, por medio de su
comprensión y la limitación de su conocimiento, puede encontrar
sólo una pequeña parte de la infinitud de Dios. La discrepancia es una
posición de humildad frente a la limitación del conocimiento humano y la
obligatoriedad de ampliar este conocimiento por medio de la ampliación
del diálogo del hombre con el Elevado. La discrepancia es la súplica
insistente de cada hombre para participar del estudio, discrepar y agregar
su voz a las múltiples voces en el marco de la discusión explicativa. La
discrepancia y el fundamento de “estas y estas” orientan hacia la gran
visión. No sólo hacia la posibilidad del pueblo de elevar la mirada de cada
individuo juntos, sino elevar la mirada a través de la comunidad humana
toda.

Familia, comunidad y Klal Israel


La familia y la comunidad han sido siempre las integrantes principales del
pacto por el cual los judíos acompañaban estos a aquellos en el estudio,
en la realización de buenas acciones, en la renovación de interpretaciones
bíblicas y de tradiciones. Allí estas sentían el valor especial de estar juntos
y de allí surgieron los pedidos para vivir bajo un pacto con su pueblo y con
su universo. En estos días, 65 años después del surgimiento del Estado

Entre tradición y renovación | 41


(de Israel), se reaviva la idea de comunidad en Israel y busca desarrollar
nuevamente, justamente en Sión, el poder del pacto que se concerta entre
las personas.

Un salto hacia la acción: precepto, leyenda y halajá


El hombre judío no puede de ningún modo satisfacerse con el
silenciamiento de la práctica espiritual para poder vivir una vida espiritual
plena. Su tradición le enseña que el mismo Santo Bendito Sea reconoce
las fallas de la realidad y las sufre junto al hombre y al mundo, y el hombre
está invitado a reunir lo que está en su poder para erguir su entereza
humana, identificar la injusticia y actuar en pos de la corrección de la
misma. Halajá es una declaración humana. Es un hecho público. Es el
testimonio ideológico e histórico del carácter particular de la herencia
judía., que se ocupó sin pausa y sin angustia del activismo humano frente
a toda realidad. Lo mejor de las fuerzas nacionales fueron invertidas en el
ámbito de la tzedaká y de la justicia presintiendo la fe del Dios universal
en el hombre y en el universo sin embargo y a pesar de la situación de
ambos. La halajá es el desafío constante, cotidiano, del hombre judío y
de su comunidad frente al determinismo. Es esta la obligatoriedad de
cambiar. El momento en el cual el hombre se acepta a sí mismo como
socio en la conducción del mundo. El la promesa del hombre judío de
ir siempre en pos de lo apto partiendo de su creencia en el pacto que
mejorará la vida en pos de todos.

Grande es la fe en Ti: plegaria


La herencia de Israel ha aportado el mundo hombres de estudio y hechos,
pero hizo esto con humildad y súplica que mejorara con ellos el camino.
Para esto equipó a sus estudiantes y ejecutores con la plegaria, palabras
de pedido para ellos mismos y para el mundo. El Siddur es el precipicio
geológico del pueblo judío que le permite asomarse hacia su historia y
sus reformas y también hacia épocas en las cuales el alma se encontraba
congelada y se lentificó en su renovación. En el siddur encuentra el hombre
las voces de sus antecesores yendo por el camino y pidiendo que la fuerza
de la esperanza que los moviliza sea entregada también a los que vienen
detrás de ellos, para que también salgan sus descendientes a su travesía.

42 | Sobre una vida judía


Documentación y finalidad: Sión
Sión. El anhelo de pueblo de recolectar todo lo que preservó y todo lo que
estudió a lo largo de sus años y fundar un país que sirva de ejemplo para
sus hacedores. La Sión soñada es una sociedad ejemplar en la que hay
justicia y tzedaká para cada hombre. Una relación apta para el individuo,
para el extranjero, para el huérfano, para la viuda. Amor hacia el hombre
y hacia el universo desde la fe de Dios en el hombre. La Sión solada es
la gran academia para que dialoguen los sabios del mundo, en la cual se
llene la Tierra de conocimiento como las aguas cubren el mar. En la cual el
hombre pueda expresar sus cualidades elevadas y construir por medio de
estos caminos una nueva realidad, no solo para sí mismo, sino para toda
la comunidad humana.

Entre tradición y renovación | 43


Notas finales

1 Abraham Itzjak HaCohén Kuk, “Cartas del Rabino Abraham Itzjak HaCohen”,
1 164, Jerusalem, 5755, página 214.
‫ עמוד רי”ד‬,‫ ירושלים תשנ”ה‬,‫ אגרות הראיה א קס”ד‬,‫אברהם יצחק הכהן קוק‬

2 Abraham Joshua Heschel, “Has tomado y has dado con fe”, Dios cree en el
hombre - el judaísmo, la justicia social y el sionismo de Abraham Joshua
Heschel, (editado y traducido por Dror Bondi), Israel, 5762, pp. 92 – 93.
‫ הציונותוהצדק החברתי‬,‫ היהדות‬:‫ אלהים מאמין באדם‬:‫ בתוך‬,”‫ “נשאת ונתת באמונה‬,‫אברהם יהושע השל‬
93-92. ‫ עמודים‬,‫ ישראל תשע”ב‬,)‫ דרור בונדי‬:‫של אברהם יהושע השל )ערך ותרגם‬

3 Meguilat Ta´anit o Rollo de Ayunos, es una breve crónica escrita en arameo,


en la época del Segundo Templo, que se encuentra dividida en 12 capítulos
y que enumera 35 días en los que sucedieron eventos alegres para el pueblo
de Israel y por lo tanto está prohibido ayunar.

4 Zacharias Frankel, “Sobre cambios en el judaísmo”, en: Tradición y


Cambio: el desarrollo del judaísmo conservador, Mordechai Waxman
(ed.), New York 1958, p. 48 .
Zacharias Frankel, “On changes in Judaism”, in: Tradition and Change:
The Development of Conservative Judaism, Mordechai Waxman (ed.),
New York 1958, p. 48 .

5 N.de T: Depósito en el que se almacenan manuscritos y material sagrado que


queda en desuso con el fin de evitar que cualquier escrito que contenga el
nombre Divino sea tratado de manera indigna. Cuando esta se llena, se retira
el material, se quema y entierra.

6 Solomon Schechter, “Judaísmo histórico”, ibid. p. 94 .


Solomon Schechter, “Historical Judaism”, ibid. p. 94.

7 N. de T: El Tratado de Azotes –‫(– מסכת מכות‬Maséjet Makot) es el quinto tratado


del orden de Nezikín (‫נְזִיקִין‬, “daños y perjuicios”) de la Mishná

8 Michael Graetz, El fundamento teológico en la religion judía, Actas de la


Asamblea Rabínica 2004, pp. 171-181 .
Michael Graetz, ha-Ikaron ha-teologi ba-dat ha-yehudit, Proceedings of the
Rabbinical Assembly 2004, pp. 171-181 . En base a la traducción realizada
por la autora al hebreo.

9 Escuela Rabínica del Movimiento Masortí en Los Ángeles, California.

44 | Sobre una vida judía


10 Bradley Shavit Artson, “Ba-derech: En el camino –Una presentación del
proceso teológico en: Judaísmo Conservador, volumen 62, New York
2011, pp. 6-8
Bradley Shavit Artson, “Ba-derech: On the Way – A Presentation of Process
Theology”, in: Conservative Judaism, volume 62, New York 2011, pp. 6-8

11 Louis Finkelstein, “Tradición en el hacer”, en Tradición y Cambio: El Desarrollo


del Judaísmo Conservador, Mordechai Waxman (ed.), New York 1958, p. 197
Louis Finkelstein, “Tradition in the Making”, in: Tradition and Change: The
Development of Conservative Judaism, Mordechai Waxman (ed.), New
York 1958, p. 197

12 Pesikta de Rav-Kahana, ed. Bernard Mandelbaum, New York, 5747, Párrafo


12, cláusula 25, p. 224
224 ‫ פיסקא יב סעיף כה עמוד‬,‫ ניו יורק תשמ”ז‬,‫ מהדורת דב מנדלבוים‬, ‫פסיקתא דרב כהנא‬

13 Arnold M. Eisen, “Denominaciones en el Judaísmo”, Judaísmo Conservador


Hoy y Mañana, Seminario Judío Teológico de América, 2012, p.29
Arnold M. Eisen, “Denominations in Judaism”, Conservative Judaism Today
And Tomorrow, Jewish Theological Seminary of America 2012, p.29

14 Abraham Itzjak HaCohén Kuk, “Sacrificio del Rabino Avraham Itzjak HaCohen,
1, Jersualem 5745, pp. 330 – 331
‫שלא‬-‫ עמודים של‬,‫ ירושלים תשמ”ה‬,‫ א‬,‫ עולת ראי”ה‬,‫אברהם יצחק הכהן קוק‬

15 La Halajá (en hebreo: ‫ )הלכה‬es la recopilación de las principales leyes, tanto las
leyes talmúdicas como las rabínicas, así como sus tradiciones y costumbres

16 La Agadá (en hebreo: ‫ )אגדה‬es un relato escrito por Jazal para poder expresar
de forma simple mensajes complejos y reflexiones profundas

17 La Mishná (del hebreo ‫שנָה‬ ְ ׁ ִ‫מ‬, ‘estudio, repetición’) es un cuerpo exegético


de leyes judías compiladas, que recoge y consolida la tradición oral judía
desarrollada durante siglos desde los tiempos de la Torá o ley escrita, y hasta
su codificación a manos del rabino Yehudá Hanasí, hacia finales del siglo II.

18 Avraham J. Heschel, “Hacia una comprensión de la Halajá”, CCAR Anuario


43, 1953, p.399
Avraham J. Heschel, “Toward an Understanding of Halakhah”, CCAR Yearbook
43, 1953, p.399

Entre tradición y renovación | 45


19 Jaim Najmán Bialiak, ¨Halajá y Agadá”, Obras Completas de J. N. Bialik, Tel
Aviv, 5725, p. 222
‫ עמוד רכב‬,‫ תל אביב תשכ”ה‬,‫ כל כתבי ח”נ ביאליק‬,”‫ “הלכה ואגדה‬,‫חיים נחמן ביאליק‬

20 David Golinkin, Halajá en nuestros día: Enfoque de Movimiento Masortí a la


Halajá, Jerusalem, 5758, pp. 24 – 28.
28-24 ‫ עמודים‬,‫ ירושלים תשנ”ח‬,‫ גישת התנועה המסורתית להלכה‬:‫ הלכה לימינו‬,‫דוד גולינקין‬

21 Vaad HaHalajá, en hebreo ‫ועד ההלכה‬, es la comisión legal conformada por


rabinos del Movimiento Masortí

22 Gordon Tucker, “Puede ser el Pueblo del Libro también el Pueblo de Dios”,
Judaísmo Conservador 60,.New York 2008, p.19
Gordon Tucker, “Can a People of the Book also be a people of God”,
Conservative Judaism 60, .New York 2008, p.19

23 Libro de plegarias

24 La biblioteca del JTS cuenta con una de las colecciones de las coleccione
de artículos judaicos más singulares, comparable en su dimensión sólo a
las colecciones que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Israel. En la
biblioteca del JTS se encuentra la mayor colección de manuscritos judíos,
compuesta por cerca de 10.000 manuscritos, 25.000 libros extraños, cientos
de actas de casamiento, pergaminos y muchos objetos raros. En la biblioteca
cuenta con un centenar de manuscritos de libros de plegarias y fragmentos
de rezos de la guenizá de El Cairo. Mi agradecimiento a David Kraemer,
bibliotecario de la biblioteca del JTS, por estos datos.

25 Simchah Roth, introducción del editor a la primera edición 5758, Yo y mi


plegaria – Siddur israelí, 5760
‫ תש”ע‬,‫ ישראל‬,‫ ואני תפילתי – סידור ישראלי‬,‫ הקדמת העורך למהדורה הראשונה תשנ”ח‬,‫שמחה רוט‬

26 Jaim David HaLeví, “Redenci+on del mundo y redenci+on eterna”, Religión y


Estado, Tel Aviv 5729, p.21
.12 ‫ עמוד‬,‫ תל אביב תשכ”ט‬,‫ דת ומדינה‬,”‫ “גאולת עולם וגאולת עולמים‬,‫חיים דוד הלוי‬

27 Robert Gordis, Dejad un poco a Dios: Ensayos sobre Judaísmo, New


York 1967 p. 148, pp. 153-154
Robert Gordis, Leave a little to God: Essays in Judaism, New York 1967
p. 148, pp. 153-15

46 | Sobre una vida judía


Véase Alón Gal, “Versión de la continuidad histórica en la concepción de
Israel en la corriente conservadora”, estudios sobre el establecimiento de
Israel (1993), pp. 284-285
‫ עיונים בתקומת‬,”‫ “גירסת הרציפות ההיסטורית בתפיסת ישראל בקרב הזרם הקונסרבטיבי‬,‫אלון גל‬
285-284 ‫) עמודים‬1993( ,‫ישראל‬

28 Mordejai Menajem Kaplan, Los Valores del Judaísmo y su renovación como


Demostación de la Vitalidad de la fe de Israel, Jerusalem, 1938, pp.337-
338
,1938 ‫ ירושלים‬,‫ ערכי היהדות והתחדשותם כגילוי החיוניות שבאמונה הישראלית‬,‫מרדכי מנחם קפלן‬
338-337 ‫עמודים‬

29 Eliezer Ashkenazí HaRofé, Hechos de Dios, Venecia 5343, Hechos de la Torá


Capítulo 31 (Balak), p. 269.
‫ עמוד קסט‬,)‫ מעשי תורה פרק לא (בלק‬,‫ ויניציאה שמ”ג‬,’‫ מעשי ה‬,‫אליעזר אשכנזי הרופא‬

Entre tradición y renovación | 47


Las actividades de Masorti Olami y MERCAZ Olami
cuentan con el apoyo de la Organización Sionista Mundial

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