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Tradición y Renovación..................................................................................10
Fin........................................................................................................................38
Abstracto...........................................................................................................40
En este modesto cuadernillo intentaré esbozar una visión, la visión del
Movimiento Masortí (N de T: conservador). Un movimiento que no es
un objetivo en sí mismo, y que llegado el día no habrá más necesidad
de él, sino que será una convergencia espiritual, comunitaria y social de
judíos y judías que se encuentran en la búsqueda de las puertas hacia
el legado, al mismo tiempo que la puerta que nos es dada en el espacio
público no satisface a esta generación en estos tiempos. El movimiento
de los buscadores es amplio y diverso y en él encontramos gente
proveniente de distintos hogares, seculares, tradicionalistas, ortodoxos
y fundamentalmente todo lo que se encuentra entre ellos. Muchos de
ellos no viven aún bajo definiciones o tras la búsqueda de ellas, sino en la
búsqueda interna de una esencia y un significado. Cada uno y una 45con
su personalidad particular, hace su camino hacia un hogar cultural y
espiritual, en el movimiento del antiguo y continuo “Lej Lejá” – (N de A: en
referencia al episodio narrado en Génesis 11:1-3, en el cual Dios le ordena
a Avram que se vaya de su tierra hacia la que éste le mostrará) desde el
padre de la nación, Avraham el hebreo que anda, y hasta nosotros.
*
Quiero agradecer desde lo profundo de mi corazón a mis profesores y
rabinos, al Rabino Michael Graetz y al Rabino Aharón Gordon Tucker, por
haber hecho observaciones, por haberme orientado y por haber agregado
desde la profundidad de sus conocimientos y de su sabiduría para la
escritura de este texto.
Este cuadernillo lo dedico a mis abuelos y abuelas. Al Jazán (N. de T.: Cantor
litúrgico) Alphonse Cerf y Anne Marie. A Yaish y Zari Bouskila quienes
inmigraron a Israel por una antigua inspiración que fue transmitida hasta
ellos y en la que construyeron con diez dedos y con el corazón abierto una
familia llena de piedad y sabiduría. Sus hechos y sus palabras moderadas
guían mi vida y ojalá sea yo apta para la transmisión de ellos.
Tamar Elad-Appelbaum
Sión. Comunidad israelí
Jerusalem
Tradición y Renovación
Desde siempre la tarea de la transmisión incluyó a la tradición y a la
renovación. Aquí radicaba su fuerza. Los docentes del pueblo fueron
quienes supieron valorar la tradición, es decir el contenido y la labor de
la transmisión, dejando un lugar en su mundo interior para estudiar y
enseñar las voces de los que los precedieron. Ellos comprendieron que
la fuerza creativa del hombre judío no era algo por sí mismo sino que es
el resultado de un cúmulo inconmensurable sobre el cual se apoyaban.
Junto a esto, no era igual la transmisión de un Jajám (N. de A.: sabio) de
la época del Segundo Templo a la de un Gaón (N. de A.: denominación a
los sabios posteriores) de Babilonia del siglo IX de la Era Común. No era
igual la transmisión de una mujer sabia o de una shojetet (N. T. mujer que
hacia la matanza ritual de animales) en Italia en la época del Renacimiento
a la transmisión de una mujer iluminada en la Alemania del siglo XIX. Y no
era igual la transmisión de dos personas de una misma generación. Hilel
y Shamay. Rabí Ishmael y Rabí Akiva. Rav y Shmuel. Rabí Yojanán y Reish
Lakish. Avayey y Raba. Cada gran pensador dejó su sello particular, cada
generación dejó su propia marca de acuerdo a sus desafíos y su realidad.
Los grandes líderes del pueblo judío fueron aquellos que cargaron con una
doble responsabilidad: recibir a las semillas del Árbol de la Vida y preparar
la tierra para su absorción en esta época. El proceso de transmisión
estaba acompañado del temor reverencial. Cada generación conocía su
obligación de capacitar personas que conozcan a lo ancho y a lo largo
la extensión de lo inconmensurable, que se seguía extendiendo, de la
transmisión. Pero para poder dar las respuestas correctas a las preguntas
Para poder formular esta vida, cada hombre debe ser educado de tal forma
que se sienta invitado de forma personal, como una personalidad especial
y dueña de la libertad en el mundo del Santo Bendito Sea, ser socio en el
diálogo y en el estudio. Cada hombre con su voz particular. Jazal buscaban
aprender esto del mismo Santo Bendito Sea en el momento fundacional
en el Monte Sinaí. Sobre las palabras que abrieron este evento “Yo soy
Adonay, tu Dios” (Éxodo 20:2), dijo Rabí Leví: “Se les mostró a ellos el
Santo Bendito Sea como un ícono que cuenta con caras en todos lados,
mil hombres lo observan y este los observa a todos. Así, el Santo Bendito
Sea, cuando hablaba con cada uno en Israel decía conmigo habla el
hablante, no está escrito Yo soy Adonay vuestro Dios, sino Yo soy
Adonay tu Dios”.12 No por casualidad describen los sabios este momento
como el momento en el cual se encontró todo el pueblo con el Elevado,
entendiéndose así que cada mujer y cada hombre se encontró con Dios
Los Sabios de Israel hicieron todo lo que estaba a su alcance para poder
acentuar cuán importante es este estudio que invita al hombre a aportar
Tal vez sería más simple, pero el legado de Israel jamás buscó lo simple o
lo cómodo, sino la verdad. E incluso si desde afuera se ve a la controversia
como una fuerza que crea diferencias, los sabios la entendieron como una
obra pacificadora que busca armar a la verdad desde la variedad humana.
Por lo tanto se encargó el legado de Israel en abrir sus puertas ante todo
estudiante; transmitió de generación en generación los escritos santos
llenos de voces diversas; se encargó de diseñar un sistema de transmisión
basado en la voz de la mayoría; se mantuvo en contacto y se ocupó de
dialogar con las distintas culturas y las diferentes corrientes de pensamiento
que la rodeaban. No conformismo, sino diálogo y humanismo, sólo estos
traerán redención y paz al mundo según esta filosofía.
Con la fundación del Estado de Israel algo se cayó en la vida del pueblo.
La intención de crear lo nacional obnubiló el lugar natural de la comunidad
judía, que aparentaba ser tal vez un resabio diaspórico. Así es como los años
de establecimiento del Estado de Israel tomaron de la mayoría del pueblo
judío el enlace a una de las casas de crecimiento más importantes en la
entrega y en la renovación del judaísmo. La responsabilidad pasó a manos
de instituciones gubernamentales como por ejemplo el rabinato principal,
gran parte del pueblo dejó de formar parte activa en la transmisión de la
tradición, y con el pasar del tiempo sintieron la desconexión, o sintieron
que no eran aptos, y olvidaron que las cosas eran distintas. El hombre judío
en Israel perdió gradualmente el enlace íntimo con su legado y desarrolló
más de una vez un alejamiento, por no decir aborrecimiento o decepción,
hacia ese judaísmo con el que le costaba identificarse o encontrar en él
una invitación a su voz particular. En esta época, sesenta y cinco años
después del establecimiento del Estado, está reviviendo la idea de la
comunidad en Israel y busca desarrollar nuevamente, justamente en Sión,
la fuerza del pacto que se establece entre personas.
La vida regida por los preceptos es una vida en la cual el hombre aprende a
estar en contacto con la realidad, a conocerla concretamente y a destinar
su vida a la concreción constante del sistema de valores delineado bajo
inspiración Divina. Así, por ejemplo, se puede comprender el rol del sistema
de las bendiciones que se recitan al ver, oír u oler algo atípico, como un
sistema que educa al hombre judío a reconocer la sustancialidad de la
realidad por medio de sus sentidos. O, cuando debe acompañar a otra
persona durante su enfermedad, su duelo, en el día más alegre de su vida,
o en el día en que hace ingresar a sus niños en el pacto de Abraham por
medio de la circuncisión, aprende a relacionarse también con las vivencias
de los hombres que se encuentran a su alrededor de forma concreta y
aprende sobre la concreción de la vida de los otros. Aprende a agradecer
por lo que hay a través de la bendición de la comida, cualquier comida.
Aprende a adaptar la contención necesaria para una vida en conjunto
obligándose a preocuparse por un día de descanso para todos los que
lo rodean y no sólo para él, honrando al que lo trajo al mundo desde el
reconocimiento, porque de no ser por ellos tampoco sería él, limitando sus
deseos. Y por sobre todas las cosas, aprende a anular de forma absoluta
la relación de indiferencia con el fin de desarrollar una relación humana
de solidaridad y valentía, que son requeridas para quien desea corregir
el mundo. Así, con la resolución de apoyar al pobre, de honrar a los
ancianos, etc. El concepto “Mitzvá” (Precepto - )מצווהubica a la cabeza de
la tradición judía un sistema de valores supremo, que tiene como función
orientar y elevar el quehacer del hombre judío, hacia lo que está más allá
de él, desde una búsqueda constante del buen comportamiento humano
cotidiano de todos los individuos.
Muchos israelíes hablan del concepto “Halajá” con reticencia. Aparenta ser
rígida y más de una vez irrelevante. Cómo dialogaría con ella un hombre
que vive en un mundo autónomo. Cómo viviría dentro de su marco un
hombre que busca ser sujeto, con propia personalidad en el mundo
recreado de Dios. Estas dificultades se agudizaron particularmente a la
luz de la presencia inflexible de la halajá – tal como se reflejó desde la
interpretación ortodoxa – en el espacio público en Israel. Pareciese ser
que la halajá quedó congelada, y su lugar como motor del activismo
humano se fue debilitando.
Para que la halajá sea un concepto relevante que tiene el poder de sumar
al pueblo a una vida mancomunada y de pacto, siempre se caracterizó la
halajá por su flexibilidad, creatividad y pragmatismo a la luz de los desafíos
de la época. “Cambios en la halajá se reflejan en casi todos los capítulos de
la Mishná y en cada página del Talmud de Babilonia…” escribió el Rabino
Profesor David Golinkin, uno de los mayores legistas del Movimiento
Masortí en Israel. “Este proceso de flexibilización de la halajá no se
interrumpió con la finalización del Talmud. Continúa a lo largo de la Edad
Media y hasta el siglo XX. Esto fue acentuado por el Rab Yehudá Ariéh de
Modena (1571 – 1648) uno de los grandes legistas en Italia en la época
del Renacimiento ´porque los dichos de nuestros rabinos de bendita
memoria deben ser comprendidos según el tiempo, el lugar y la persona,
porque de no ser así seríamos según sus dichos herejes como los karaitas
con respecto a la Torá escrita, porque son infinitas las prohibiciones de
nuestros sabios que con el correr del tiempo y el cambio de lugar se
volvieron permitidos´… el Movimiento Masortí va tras los pasos de Hillel
y de Rabán Gamliel, del rab Yehuda Ariéh de Modena, del rab Ben Shimón
y del rab Jazán. Contrariamente al movimiento Reformista, el Movimiento
Masortí está convencido que la halajá es necesaria y obligatoria. A
diferencia de la ortodoxia, el Movimiento Masortí se opone al lema “lo
nuevo está prohibido por la Torá” y le permite a la halajá desarrollarse y
cambiar de forma natural y orgánica20”.
El regreso a Sión fue comprendido por los líderes del movimiento como
una misión histórica no sólo para el pueblo judío sino para toda la
comunidad humana. De forma similar a los grandes rabinos orientales,
por ejemplo el rabino sefaradí Jaim David HaLeví, quien escribió: “La idea
central del establecimiento de la ´Sociedad de la Naciones´ a fines de
la primera guerra mundial, nació en la misma época en la que nació la
idea del establecimiento de un hogar nacional para el Pueblo de Israel
en la Tierra de Israel. Y del mismo modo, la idea del establecimiento de
la ´Organización del las Naciones Unidas´ a fines de la segunda guerra
mundial surgió en las vísperas del establecimiento del Estado de Israel…
Las bases de la Sociedad de las Naciones en su momento, y las bases de
La Sión soñada, por la cual los líderes del movimiento tanto en Israel
como en la diáspora habían obrado ininterrumpidamente como socios
fieles, era una idea nacional que iba más allá del estado-nación. “Sea esta
la costumbre del judío de desafiar al nacionalismo que se multiplica” –
escribió el Rabino Mordejai Kaplan en el año 1938- “… y que sea el judío
un guía hacia el nacionalismo basado en la justicia social y la rectitud
otorgando la posibilidad de desarrollo de la personalidad. Un nacionalismo
que no debe sustentarse del odio hacia otras naciones, sino viéndose a sí
misma complementándose por medio de la paz y de la comunidad entre
las naciones. Que no tema el judío del concepto “inter-nacional” que lo
acosa, sino que desarrolle ese espíritu internacional el cual, según nuestra
esperanza, tiene como fin curar a los pueblos de sus diferenciaciones
nacionales y de su hambre de grandeza.28”
*
En este cuadernillo he intentado elevar por escrito una visión del mundo,
la visión masortí. Mientras escribía estas palabras, encontré frente a mis
ojos generaciones de judíos que no conocí, pero sentí su valentía. Escribí
con temor, sabía que no era digna para escribir. Muchos de nosotros
sentimos que no somos dignos, pero así se sintieron también muchos de
ellos. Y nos susurraron a nosotros a través de las pantallas del tiempo para
que tomáramos este tesoro que se encuentra compuesto por personas
que sumaron espíritu a espíritu y sumáramos el nuestro, para que no se
pierda. Nuestro tesoro espiritual nacional fue transmitido de generación
en generación y ha llegado hasta nosotros, hasta aquí. ¿Hacia dónde
llevará nuestra generación el tesoro? Esto depende sólo de nosotros.
Si será llevado, y de qué modo, y cómo será transmitido a la próxima
generación.
Sea la voluntad que sepamos llevar nuestra gran envergadura de alas que
nos ha dado nuestro pueblo. Que construyamos con ella en Sión una vida
espiritual y de hechos, una vida de libertad y responsabilidad, y que la
volvamos a convertir en un legado vivo, que sea transmitido a nuestros
descendientes desde el amor al universo.
Tradición y renovación
Desde siempre incluyó la obra de transmisión a estos dos componentes,
tradición y renovación. En esto se encontraba su fuerza. Cada generación
conocía su obligación de capacitar personas que conocieran a lo largo y a
lo ancho la extensión incontenible, que sigue creciendo, de la transmisión.
Pero para poder responder de forma apropiada a las preguntas de
la generación de acuerdo a su elevación espiritual se caracterizó la
transmisión como una obra de renovación que incluía la adopción de la
vivencia humana universal escogiendo lo mejor del espíritu humano.
Historia
La historia es la plataforma humana central para el diálogo con la eternidad.
Sin historia pierden sentido los conceptos centrales de la conciencia
del pueblo judío como ser destrucción, resurrección y redención. Todos
estos vienen a continuación del encuentro del hombre con los judíos y
con la realidad universal, y la desconexión del pueblo y de su legado de
los que como él se desconectaron como un bebé del cordón umbilical. Si
abandona el pueblo judío su historia es como si abandonara el diálogo
con la eternidad y de todos modos la humanidad toda se perdería. Dios
se revela al hombre por medio de la historia, busca al hombre por medio
de esta.
Revelación
Los maestros espirituales del Movimiento Masortí, destacándose por
sobre todos el Rabino Avraham Joshua Heschel, vieron en la revelación
una vivencia básica, un proceso continuo en la historia de Israel que
nunca fue interrumpido. A diferencia de una de las posturas de Nuestros
Sabios, que se volvió muy común en nuestros días, la cual determina que
la profecía fue interrumpida en el mundo desde la destrucción del Templo
(y si fue dada, fue dada a los tontos). Se graficó otra posibilidad en el
pensar de Nuestros Sabios y a lo largo de las generaciones. Según esta
posibilidad la Divinidad revela su presencia a lo largo de la historia y las
apariciones de Dios son una vivencia inseparable de la tradición judía.
Estas y estas
La discrepancia es la comprensión que el hombre, por medio de su
comprensión y la limitación de su conocimiento, puede encontrar
sólo una pequeña parte de la infinitud de Dios. La discrepancia es una
posición de humildad frente a la limitación del conocimiento humano y la
obligatoriedad de ampliar este conocimiento por medio de la ampliación
del diálogo del hombre con el Elevado. La discrepancia es la súplica
insistente de cada hombre para participar del estudio, discrepar y agregar
su voz a las múltiples voces en el marco de la discusión explicativa. La
discrepancia y el fundamento de “estas y estas” orientan hacia la gran
visión. No sólo hacia la posibilidad del pueblo de elevar la mirada de cada
individuo juntos, sino elevar la mirada a través de la comunidad humana
toda.
1 Abraham Itzjak HaCohén Kuk, “Cartas del Rabino Abraham Itzjak HaCohen”,
1 164, Jerusalem, 5755, página 214.
עמוד רי”ד, ירושלים תשנ”ה, אגרות הראיה א קס”ד,אברהם יצחק הכהן קוק
2 Abraham Joshua Heschel, “Has tomado y has dado con fe”, Dios cree en el
hombre - el judaísmo, la justicia social y el sionismo de Abraham Joshua
Heschel, (editado y traducido por Dror Bondi), Israel, 5762, pp. 92 – 93.
הציונותוהצדק החברתי, היהדות: אלהים מאמין באדם: בתוך,” “נשאת ונתת באמונה,אברהם יהושע השל
93-92. עמודים, ישראל תשע”ב,) דרור בונדי:של אברהם יהושע השל )ערך ותרגם
14 Abraham Itzjak HaCohén Kuk, “Sacrificio del Rabino Avraham Itzjak HaCohen,
1, Jersualem 5745, pp. 330 – 331
שלא- עמודים של, ירושלים תשמ”ה, א, עולת ראי”ה,אברהם יצחק הכהן קוק
15 La Halajá (en hebreo: )הלכהes la recopilación de las principales leyes, tanto las
leyes talmúdicas como las rabínicas, así como sus tradiciones y costumbres
16 La Agadá (en hebreo: )אגדהes un relato escrito por Jazal para poder expresar
de forma simple mensajes complejos y reflexiones profundas
22 Gordon Tucker, “Puede ser el Pueblo del Libro también el Pueblo de Dios”,
Judaísmo Conservador 60,.New York 2008, p.19
Gordon Tucker, “Can a People of the Book also be a people of God”,
Conservative Judaism 60, .New York 2008, p.19
23 Libro de plegarias
24 La biblioteca del JTS cuenta con una de las colecciones de las coleccione
de artículos judaicos más singulares, comparable en su dimensión sólo a
las colecciones que se encuentran en la Biblioteca Nacional de Israel. En la
biblioteca del JTS se encuentra la mayor colección de manuscritos judíos,
compuesta por cerca de 10.000 manuscritos, 25.000 libros extraños, cientos
de actas de casamiento, pergaminos y muchos objetos raros. En la biblioteca
cuenta con un centenar de manuscritos de libros de plegarias y fragmentos
de rezos de la guenizá de El Cairo. Mi agradecimiento a David Kraemer,
bibliotecario de la biblioteca del JTS, por estos datos.