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El autoconcepto se desarrolla a lo largo de la vida y está influenciado por experiencias tempranas. Se forma a través de las creencias sobre uno mismo, y evoluciona con el tiempo mediante procesos cualitativos y cuantitativos. A medida que una persona madura, su perspectiva sobre sí misma se vuelve más diferenciada y puede identificar sus fortalezas y debilidades. En la juventud, la búsqueda de identidad es clave y requiere reflexionar sobre la pregunta "¿Quién soy?".
El autoconcepto se desarrolla a lo largo de la vida y está influenciado por experiencias tempranas. Se forma a través de las creencias sobre uno mismo, y evoluciona con el tiempo mediante procesos cualitativos y cuantitativos. A medida que una persona madura, su perspectiva sobre sí misma se vuelve más diferenciada y puede identificar sus fortalezas y debilidades. En la juventud, la búsqueda de identidad es clave y requiere reflexionar sobre la pregunta "¿Quién soy?".
El autoconcepto se desarrolla a lo largo de la vida y está influenciado por experiencias tempranas. Se forma a través de las creencias sobre uno mismo, y evoluciona con el tiempo mediante procesos cualitativos y cuantitativos. A medida que una persona madura, su perspectiva sobre sí misma se vuelve más diferenciada y puede identificar sus fortalezas y debilidades. En la juventud, la búsqueda de identidad es clave y requiere reflexionar sobre la pregunta "¿Quién soy?".
acerca de uno mismo. El auto concepto se adquiere, enriquece y modifica a lo largo de la vida del individuo. El origen del auto concepto se sitúa en los primeros años de la vida de una persona, y va evolucionando, produciéndose cambios tanto cualitativos como cuantitativos. Según Erick Erickson, En su teoría del desarrollo psicosocial, la cual quién aportó mucho a las investigaciones sobre la personalidad, también infería que el desarrollo del auto concepto va de acuerdo con los rasgos psicológicos que nosotros creemos de nosotros, por ejemplo, si creemos que somos tolerantes, honestos, etc. Por otra parte, al madurar, la perspectiva que uno tiene de sí mismo va haciéndose diferenciada, y llegamos a identificar las áreas del desempeño en que somos buenos y en las que no. Así podríamos decir que en la juventud entran en juego varios conceptos del yo; el aspecto central del desarrollo humano se concentra en la búsqueda de una identidad propia y dicha identidad es básicamente la compleja respuesta a la compleja pregunta: ¿Quién soy? Observando nuestro interior, ganamos un profundo conocimiento de nosotros mismos y de otras personas a nuestro alrededor. Sólo entonces podemos abordar la eliminación de lo negativo y aumentar lo positivo. Cuando surge esa introspección, nos damos cuenta de que el ser humano se compone de cualidades y defectos. Es necesario rodearse de una atmósfera donde se promueva la confianza, el afecto, el respeto y la aceptación, y no seguir en una donde estos valores son ignorados o rechazados; tener actividades donde sea posible el éxito, y no aquella en que se sabe de antemano que se va a fracasar.