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Licenciatura en Psicología
Nombre:
Reyna Stanziola
Cédula:
8-1001-753
Materia:
Profesor:
Stephania A. Estrada
Tema:
Trastornos neurodegenerativos
Año lectivo:
2023
Introducción
Ataxia de Friedrich
Síntomas
Manifestaciones neurológicas
Manifestaciones cardíacas
Manifestaciones esqueléticas
Manifestaciones endocrinas.
Demencia cardiovascular
La demencia es el deterioro crónico, global y habitualmente irreversible de la
capacidad cognitiva (Juebin Huang, 2021).
Hiperreflexia osteotendinosa
Alteraciones de la marcha
Hemiplejías
La pérdida cognitiva puede ser focal. Por ejemplo, la memoria a corto plazo
puede estar menos afectada que en otras demencias. Debido a que la pérdida
puede ser focal, los pacientes pueden retener más aspectos de la función
mental. Por lo tanto, ellos pueden estar más conscientes de su déficit y la
depresión puede ser más frecuente que en otras demencias (Juebin Huang,
2021).
Enfermedad de Alzheimer
La Enfermedad de Alzheimer es una Encefalopatía Degenerativa Primaria (sin
causa conocida). Se caracteriza por la presencia de trastornos de memoria
iniciales y típicos, que comienzan de manera insidiosa y evolucionan
progresivamente. En la evolución se van comprometiendo otras funciones
cognitivas y se asocian trastornos conductuales, todo lo que lleva a un estado
de invalidez social y dependencia (Fontán, A. L., 2012).
Etiología / Factores de Riesgo
La etiología de la Enfermedad de Alzheimer es desconocida. Se estima que se
produce por una combinación de susceptibilidad genética sumada a la
exposición a factores ambientales, donde interactúan factores de riesgo y
factores protectores, en una ventana temporal prolongada y con efecto
diferente de acuerdo a la carga genética (p.ej.: presencia de ApoE4). Desde el
punto de vista genético, casi la totalidad de los casos son de origen esporádico
y solo un 5% se deben a formas familiares, de las que no hay casos descritos
en Uruguay. El mayor factor de riesgo para desarrollar Enfermedad de
Alzheimer es la edad: a mayor edad, mayor riesgo de presentar la enfermedad.
Estudios epidemiológicos y observacionales han identificado otros factores de
riesgo dentro de los que se destaca el bajo nivel escolar, la presencia del Alelo
E4 de la lipoproteína E (ApoE4) y el sexo femenino. Los datos en relación al
riesgo por presencia de casos familiares son controversiales y para algunos
autores solo aumentaría escasamente el mismo. Los estudios también han
demostrado factores protectores, sobre todo asociados al control de factores de
riesgo vascular (HTA, diabetes) y al estilo de vida: ejercicio regular, pertenencia
a redes sociales integradoras, actividad intelectual novedosa, desafiante y
alimentación en base a dieta mediterránea. En estos estudios poblacionales, se
ha observado que el uso de algunos medicamentos actúa asimismo como
factor protector para el desarrollo de Enfermedad de Alzheimer: estatinas,
antiinflamatorios no esteroideos, estrógenos en mujeres post-menopáusicas,
IECAs. Sin embargo, hasta ahora, con ninguno se han podido replicar los
resultados en ensayos clínicos controlados (Fontán, A. L., 2012).
Patología
Las dos lesiones neuropatológicas centrales, y que definen el diagnóstico
desde el punto de vista neuropatológico son el depósito de ß Amiloide de 42
aminoácidos (Aß42), formando extracelularmente las placas seniles o placas
amiloides y la producción de husos neurofibrilares dentro de la neurona. El
Amiloide se genera por un clivaje anormal de una proteína normalmente
presente en las membranas celulares, la Proteína Precursora de Amiloide
(Amiloid Precursor Protein – APP). Los husos neurofibrilares están formados
por filamentos helicoidades pareados, constituidos a su vez por agregados de
proteína Tau fosforilada, proteína que estabiliza la estructura de los
microtúbulos. El otro elemento de importancia es la disminución de la
acetilcolina cortical, a punto de partida del compromiso neuropatológico precoz
del Núcleo Basal de Meynert, principal fuente de la misma, ubicado entre los
pedúnculos cerebrales. Este hecho fisiopatológico da el sustento racional para
el uso de inhibidores de la acetilcolinesterasa central como tratamiento (Fontán,
A. L., 2012).
Déficit Cognitivo Leve
Es un estado de riesgo para demencia o “pre-demencial”, en donde existen
trastornos de memoria y de otras funciones cognitivas, de leve a moderada
entidad, pero que no llegan a afectar las actividades de la vida diaria o lo hacen
de manera muy leve. Lo importante de este estado es que los pacientes
portadores tienen un riesgo que aumenta 12%- 15% por año según las series
de desarrollar demencia, contra el 2% del riesgo de la población normal9,10.
Inicialmente fue descrito sólo en pacientes con déficit de memoria,
extendiéndose el concepto a otros dominios cognitivos, pudiendo verse
comprometidos varias funciones en un mismo paciente (Deterioro Cognitivo
Leve Multi-dominio). Para algunos autores, el Déficit Cognitivo Leve Amnésico
(con trastornos de memoria predominantes), representa las etapas
clínicamente más iniciales de la Enfermedad de Alzheimer (Fontán, A. L.,
2012).
Clínica y Semiología
El síntoma inicial de la Enfermedad de Alzheimer en el 95% de los casos es el
trastorno de memoria. Existen presentaciones poco frecuentes, llamadas
“formas a inicio focal”, donde el síntoma inicial puede ser trastornos del
lenguaje o dificultades visuo-espaciales progresivas (Fontán, A. L., 2012).
Los trastornos de memoria que tienen valor semiológico orgánico o sea de
probable origen encefalopático son:
La pérdida de objetos de uso frecuente, porque no recuerda dónde los
guarda o los deja. (Fontán, A. L., 2012).
El olvido de hechos recientes. El paciente olvida o no recuerda con cierto
detalle, hechos ocurridos hace pocos días. Este síntoma contrasta con la
capacidad conservada de recordar hechos remotos, de hace más de 30 –
40 años, lo que con frecuencia induce a error a la familia quien asume que
tiene “buena memoria” porque recuerda vívidamente hechos muy alejados.
(Fontán, A. L., 2012).
La dificultad para retener nueva información. Como consecuencia a esta
incapacidad, los pacientes se tornan reiterativos, preguntando varias veces
lo mismo, porque no logran recordar las respuestas ya dadas. El olvido de
hechos recientes también contribuye a la reiteratividad. No recuerdan que
ya contaron una anécdota o dato. A medida que progresa la enfermedad,
con la afectación especialmente de la Función Ejecutiva y también del
Lenguaje, Praxias y Gnosias, estos pacientes asocian dificultades primero
en las actividades más complejas de la vida diaria, para finalmente
comprometerse las básicas. Progresivamente se irán notando dificultades
en la planificación de tareas más o menos complejas (p.ej.: organización de
cenas, reuniones), rendimiento disminuido en el trabajo (si el paciente
todavía trabaja), dificultades en el manejo del dinero (primero de aspectos
financieros: cuentas bancarias, llenado de cheques y recibos), luego del
dinero (billetes) en sí mismo. Lo pacientes abandonan progresivamente las
tareas que les resultan cognitivamente más exigentes. Más adelante tienen
dificultades en la orientación topográfica, sobre todo en lugares nuevos o
poco frecuentados. Si el paciente todavía conduce automóvil, tiene
dificultades para encontrar el mejor recorrido, con frecuencia pide directivas
a su acompañante y se hace evidente la dificultad para respetar las señales
de tránsito. Posteriormente el paciente desarrolla algunos trastornos
conductuales: se torna apático, con disminución del interés por actividades
que antes realizaba y tendencia a la retracción social. Se puede sumar
luego una mayor psico rigidez, agresividad, intolerancia e irritabilidad fácil.
Es frecuente en esta etapa un componente depresivo reactivo, ya que por lo
general tienen cierto grado de conciencia de sus déficits y limitaciones. Con
la evolución en años, se agravan las alteraciones antes mencionadas y se
asocian dificultades en el Lenguaje (anomias), disminución de la iniciativa
para realizarse la higiene, dificultades para elegir ropas adecuadas y para
vestirse e importante aumento de las alteraciones conductuales: se
incrementan la irritabilidad y agresividad, pueden aparecer elementos
delirantes, a temática de perjuicio (robo de cosas), celotípico, de abandono,
o el clásico cuadro de que “…mi casa no es mi casa”. Pueden presentar
episodios de agitación psico-motriz. En etapas finales, después de más de
15 o 20 años de iniciada la enfermedad, desarrollan trastornos en la
marcha, con paraplejia en flexión y gatismo (Fontán, A. L., 2012).
Enfermedad de Huntington
La enfermedad de Huntington (EH), conocida también como el “mal de San
Vito” fue reconocida en 1872 por el médico norteamericano George Summer
Huntington, quien hiciera la primera descripción clínica completa y clara de una
enfermedad familiar, cuyos pacientes había estudiado junto a su abuelo y su
padre en Long Island, Nueva York. El seguimiento familiar de los afectados
condujo posteriormente hasta dos hermanos, que en 1630 partieron con sus
familias desde Essex (Inglaterra) hacia Boston (EUA). En los tres siglos
siguientes, unos 1000 descendientes padecieron la enfermedad; muchos de
ellos fueron acusados de brujería, al ser interpretados sus movimientos
anormales como «burla a Jesucristo en la cruz», Rodríguez Pupo, J. M. et al.
(2013).
a EH se define como un trastorno neurodegenerativo progresivo de transmisión
autosómica dominante. Clínicamente se caracteriza por la combinación de
corea y otros movimientos anormales, deterioro cognitivo progresivo, y
síntomas psiquiátricos y conductuales, Rodríguez Pupo, J. M. et al. (2013).
Manifestaciones clínicas
La edad media de inicio de los síntomas es 38 años, con unos límites que
pueden variar entre la segunda y la séptima décadas de la vida, pues como se
expresó anteriormente la edad de inicio y gravedad de la enfermedad
dependen del tamaño de la expansión de la secuencia CAG, Rodríguez Pupo,
J. M. et al. (2013).
Las crisis epilépticas son más frecuentes en la EHJ. Los síntomas psiquiátricos,
la depresión y la psicosis son también frecuentes al inicio y durante la
enfermedad. La forma senil, que inicia después de los 55 años se caracteriza
por un corea puro, sin deterioro intelectual y progresión más lenta. La EH cursa
además con otras alteraciones motoras como trastornos de la motilidad ocular
voluntaria, que van desde el enlentecimiento de los movimientos oculares
sacádicos hasta una dificultad severa de la motilidad ocular voluntaria. La
impersistencia motora se manifiesta por la incapacidad para mantener los
brazos extendidos durante algunos segundos o la lengua protruida durante 20
segundos o por un apretón de manos en el que el paciente no sostiene la
contracción de la mano, sino que aprieta y suelta de forma repetitiva y
ondulante (signo del apretón del lechero). Otros trastornos frecuentes en fases
avanzadas de la enfermedad son la incoordinación motora, la ataxia, los
trastornos del lenguaje y de la deglución, así como incontinencia urinaria en
fase terminal, Rodríguez Pupo, J. M. et al. (2013).
Causas adquiridas
Enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson (EP) es un proceso neurodegenerativo complejo
de aparición en la edad adulta y que constituye la segunda enfermedad
neurodegenerativa más frecuente por detrás de la demencia tipo Alzheimer,
Martínez-Fernández R. et al. (2016).
Manifestaciones motoras
La EP se caracteriza por alteraciones fundamentalmente motoras. Los signos
cardinales típicos son el temblor de reposo que se presenta en el 70% de los
casos y es típicamente grosero y de gran amplitud, con una frecuencia de entre
4 y 6 Hz; la rigidez que es característicamente en rueda dentada; y la acinesia,
que se presenta tanto en movimientos espontáneos como en voluntarios, y
típicamente, manifiesta con fatigabilidad y decremento progresivo de la
amplitud durante movimientos repetitivos. Estas manifestaciones serían
consecuencia de la pérdida de inervación dopaminérgica en el estriado. Debido
a la heterogeneidad clínica de presentación, se ha intentado clasificar la
enfermedad en subtipos, aunque no existe un consenso generalizado. Así,
existiría la forma de predominio tremórico, con una ausencia relativa de otros
síntomas, y la de predominio no tremórico que incluiría el fenotipo rigido-
acinético y aquellos con inestabilidad y trastorno de la marcha (conocido como
PIGD: “postural instability and gait disorder”). Además, podría definirse otro
subgrupo con un fenotipo clínico mixto o indeterminado. Esta diferenciación
tendría implicaciones pronósticas ya que el curso de la enfermedad difiere
entre los subtipos, siendo los de predominio tremórico de evolución más lenta,
menor incapacidad y menor riesgo de deterioro cognitivo que aquellos no
tremóricos, Martínez-Fernández R. et al. (2016).
Manifestaciones no motoras
El reconocimiento de los síntomas no motores ha ganado relevancia en los
últimos años debido a su elevada prevalencia que se incrementa conforme la
enfermedad progresa (hasta el 90% según la serie) y un impacto negativo
sobre la calidad de vida de los pacientes que puede ser mayor que el de las
manifestaciones motoras. Éstos incluyen síntomas muy variados como apatía o
depresión, alteraciones del sueño, disfunción autonómica o síntomas
sensitivos. Algunos síntomas como la hiposmia, el estreñimiento, la depresión,
y el trastorno de conducta de sueño REM pueden preceder en varios años a las
manifestaciones motoras clásicas y por lo tanto al diagnóstico de la
enfermedad. Otros estudios sugieren también, la hipersomnia diurna, la
alteración en la visión de los colores, la apatía, la fatiga y el dolor de origen
“central” como posibles síntomas premotores. Es por ello que la existencia de
este periodo prodrómico es importante a nivel terapéutico ya que podría aportar
una potencial ventana temporal para terapias modificadoras de la progresión en
el momento en el que estén disponibles, y así prevenir o retrasar el desarrollo
de la enfermedad, Martínez-Fernández R. et al. (2016).
Rodríguez Pupo, J. M., Díaz Rojas, Y., Rojas Rodríguez, Y., Rodríguez
http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1560-
43812013000500003&script=sci_arttext&tlng=en
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el consultorio. Cloudfront.net.
https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/56290035/alzheimer-libre.pdf?
1523410499=&response-content-disposition=inline%3B+filename
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https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8854169
https://doi.org/10.24875/kranion.m21000004
https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/92266/MONTERO
%20SALGADO%2c%20BEGO%c3%91A.pdf?sequence=1&isAllowed=y
Castiglioni, C., Levicán, J., Rodillo, E., Garmendia, M. A., Díaz, A.,
https://doi.org/10.4067/s0034-98872011000200009
https://doi.org/10.17533/udea.iatreia.v29n2a08
139/148/17_40_dossier.pdf
Anexos
1. (N.d.-f).
https://uchile.cl/.imaging/default/dam/imagenes/Uchile/VEXCOM/ABRIL-
2023/Parkinson/Parkinson-5-800-L.jpg/jcr:content.jpg
2. (N.d.-g).
https://i0.wp.com/sonria.com/wp-content/uploads/2016/06/ataxia.gif?
fit=650%2C237&ssl=1
3. Castiglione, C., Levigan, J., Rodillo, E., Garmendia, M. A., Díaz, A., Pizarro,
L., & Contreras, L. (2011). Atrofia muscular espinal: Caracterización clínica,
electrofisiológica y molecular de 26 pacientes. Tabla 1. Revista Médica de
Chile, 139(2), 197–204.
4. (N.d.-h).
https://www.josefinaarregui.com/wpcontent/uploads/2020/01/Vascular4.png
5. (N.d.-i). https://www.mdsaude.com/wp-content/uploads/Alzheimer-cerebro-
es.jpg
6. (N.d.-j).
https://www.integracerebral.com/wp-content/uploads/2023/02/98332641_29
57525914369255_6152241103320907776_n-Editada.png
7. (N.d.-k).
https://www.cun.es/.imaging/dmsChain/dam/cun/infograficos/neurologia/
infografico-max-enfermedad-parkinson.jpg
8. (N.d.-m). https://parapupas.com/wp-content/uploads/2020/05/esclerosis-
amiotrofica.png
9. (N.d.-n). https://i0.wp.com/neural.es/wp-content/uploads/2018/11/eM.jpg?
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10. (N.d.-o). Josefinaarregui.com. Retrieved July 13, 2023, from
https://www.josefinaarregui.com/wp-content/uploads/2020/01/cuerposdelew
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