Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sabemos que una concepción crítica de la realidad no puede partir de ningún supuesto
que parezca razonable a partir del cual construir una Ontología. No obstante, si no se parte
de ningún supuesto sobre qué es lo que distingue lo real de lo irreal parece imposible
elaborar ninguna otra ontología concreta. Solo podrá decirse que las cosas reales son algo,
son seres… sin que pueda hacerse ninguna precisión mayor pues ello introduciría a un
prejuicio acrítico. Sin embargo no podemos negar que todas las cosas reales son seres,
o que lo propio de toda la realidad es que es algo, por lo tanto, podríamos decir que el
único supuesto desde el que podemos comenzar una ontología es el Concepto de Ser.
Llamanos S1 a todo aquello que podría referirse como el Mundo o los contenidos
del Mundo. Podemos decir que en este primer género ontológico especial el
“contenido” del mundo, la realidad mundana, sería todo aquello de lo que
tenemos una experiencia exterior (los objetos que están “ahí fuera”). En primera
instancia reduciremos estos “contenidos del mundo” a aquellas realidades que
percibimos con los sentidos, pero eso no es cierto ya que hay objetos que no
podemos percibir con los sentidos pero que sabemos que existen.
Entonces, son contenidos del mundo tanto los inmediatamente experimentables
como los que sólo lo son de un modo mediato (por la interposición de
herramientas, máquinas y dispositivos de todo tipo), pero también, algunas
realidades cuya existencia se deduce de la realidad de otras aunque no haya
habido experiencia de ellas.
4. ¿Por qué la filosofía adquiere una perspectiva no-mítica de la realidad?
Los contenidos del mundo no están unos al lado de otros, sino que se encuentran
conectados según círculos causales (relaciones de causa y efecto, unas cosas son
causa de otras) más o menos amplios, donde la comprensión de la amplitud de dichos
círculos depende directamente de las prácticas humanas sin que quiera ello decir que
estos círculos son inventados (imaginarios). Esto da cuenta de la potencia crítica de las
ciencias, cuyos resultados obligan a la reconsideración de los contenidos del mundo y
sus conexiones recíprocas. Esta misma perspectiva crítica a la Filosofía obliga a la
negación de cualquier concepción mítica del Mundo. El mito del mundo consiste en
suponer que éste consiste en aquellas realidades absorbidas por las prácticas sociales, sin
embargo una perspectiva crítica (no–mítica) consiste precisamente en la negación de la
unidad del mundo. No se puede hablar del Mundo como una realidad ya cerrada, como
en el mito, sino de una serie de realidades que se abren, se descubren, se inventan o se
crean a través de las prácticas sociales cuyas configuraciones están en continua revisión,
como la ciencia.
7. ¿Por qué puede ser positivo para la filosofía realizar la distinción entre los
tres géneros ontológicos especiales y que nos permite a la hora de estudiar la
historia de la ontología? Por último, explica que se entiende por
reduccionismo.
Realizar una distinción entre los tres géneros ontológicos nos permite clasificar y
diferenciar los diferentes modelos ontológicos-especiales que se han dado en la
historia de la filosofía. Dichas diferencias son una especie de debates en los que se
discute sobre los 3 géneros de realidad propuestos. En ellos se intenta reducir
o disolver uno o varios de los géneros de realidad en otros. Esto es lo que se
conoce como reduccionismo, al intento de disolver o eliminar un género en otro.
La idea de monismo ontológico quiere decir que la realidad que parece tan
compleja, diferente y en continuo cambio, es en el fondo una única cosa, un solo
género (S1, S2 o S3) del que deriva toda la realidad. En resumen, sería cualquier
ontología que afirme que sólo existe un género ontológico o que existe un único tipo
de realidad (física, mental o esencia)
Por ejemplo, el biólogo ruso Jakob von Uexküll (aplicando la filosofía de Immanuel
Kant) dice que el mundo es completamente distinto para los individuos de cada
especie y utiliza de ejemplo a las garrapatas. Las garrapatas no perciben el mundo
de la misma forma que lo hace el ser humano o cualquier otra especie, entonces
ambas visiones del mundo serían reales pero distintas, por lo que cada especie
viviría en su propio mundo. Con ello llegamos a la conclusión de que el mundo no es
ninguna cosa por sí mismo, sino que el mundo es sólo una función vital de cada
ser vivo según su especie, es decir, el mundo es una construcción subjetiva (s1⸦s2).
El ejemplo más clásico de dicha reducción nos lo muestra Platón. Para él, el mundo en el
que habitamos es tan solo un pálido reflejo de un mundo ideal o formal. La realidad
fundamental está formada por ideas eternas (ni nacen ni mueren), inmutables (no
cambian) y perfectas. Hay Ideas de todas las cosas (el caballo, el barro, ...), morales (el
Bien, la Justicia, ...), estéticas (la Belleza, proporción), matemáticas (Unidad, pluralidad,
igualdad ...), etc. Estas Ideas constituyen la auténtica realidad, el Ser, y son
imperceptibles por los sentidos, pues solo puede captarlas el entendimiento.
Sabemos que los contenidos dentro de cada género ontológico especial están
conectados entre sí, y del mismo modo lo están ciertos contenidos de otros géneros,
es decir, que los contenidos de los tres géneros componen una especie de tejido que
los une pero que permite seguir diferenciándolos. Es a esto a los que se le llama
symploké, a la relación de interconexión que existe entre los tres géneros.
Ejemplo: Los colores suponen un sujeto animal que los percibe, pero también una
cierta realidad exterior percibida. Entonces, la idea de color podria enternderse como
simple realidad exterior S1, lo que supone una caracterizacion del color
puramente objetiva, por lo que no es posible eliminar el contenido S2. Al contrario,
cabría argumentar que el color es simplemente un contenido s2; pero la percepción
del color se refiere a una realidad exterior, de manera que no es posible eliminar el
contenido s1, pues en tal caso no tendríamos ya color, sino “imaginación del color”.
Entonces, la realidad del color supone contenidos del primero y del segundo géneros