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Unidad “¿Qué es la historia cultural?


Ensayo 1.

“La necesidad de una perspectiva histórica”

Materia: Historia Cultural

Alumna: Bella Mitzy Farfán Valencia

Fecha: 10 de octubre del 2023


Introducción

Dentro de este texto, se explicarán las metodologías del estudio de la historia y la


historia cultural, así como también se dará a conocer el contexto de la metodología
y finalidad del pensamiento histórico; el significado del pensar históricamente. Con
el objetivo de brindar una mayor comprensión al lector para comprender términos
e ideologías posteriormente relevantes para la comprensión de la importancia de
lo que implica pensar históricamente en la cultura.

El trabajo del historiador es crucial al momento de contemplar el comenzar a


comprender y valorar sus formas de pensamiento y los resultados que busca
emplear para así, comenzar a valorizar el estudio de la doctrina histórica. También
llevaremos la comprensión de este mismo tema contemplando sus
contraposiciones con otras ciencias y metodologías que se han ayudado de la
implementación y apoyo de el estudio de la historia y la historia cultural.

Respecto a la vinculación del estudio histórico al estudio histórico-cultural, se


explicarán sus relaciones, implicaciones y la firme dependencia entre ambos
conceptos y otros externos que toman y parten de los estudios de estas
constantemente y, aún con ello, son partícipes del equívoco pensamiento de
superioridad y desvalorización de las doctrinas históricas.

Desarrollo

La importancia del saber y conocimiento histórico radica en una mejor visión del
horizonte por el que ha transitado el hombre a través de los siglos, pues la historia
es un conocimiento que se proyecta en todos los órdenes de la cultura. El
comprender el pasado nos brinda una educación histórica, cívica, ética y la
oportunidad de abandonar un estado ignorante que no nos permite avanzar ni
progresar:
“El pueblo que es ignorante de su historia no puede progresar, no tiene un
futuro, porque ¿con qué base se cimienta? ¿Sobre qué bases se cimientan
los ideales de una sociedad?: sobre los ideales de la tradición y del pasado,
que es lo que nos ha formado como nación.” (Mayer, 2009, p.22).

Cuando se ignora a la identidad se ve corrompida y el objetivo del avanzar hacia


un futuro mejor y próspero se ve inalcanzable. Un ejemplo de una intervención en
la raíz histórica y cultural es México. ¿Pero cómo podemos darle valor a un
estudio cuando no sabemos ni tenemos el contexto de su metodología y finalidad?
Es por ello que hablaremos respecto a lo que significa pensar históricamente.

Comprendiendo que los problemas del pasado nos persiguen y seguirán


permaneciendo si no se llegan a abordar desde una perspectiva evolutiva, el
historiador deberá optar por una visión diferente al maniqueísmo y el anacronismo
que reducen nuestra capacidad crítica a transmitir ideales manipulados hacia un
objetivo predeterminado. De hecho, una de las diferencias del historiador con el
juez es precisamente la relación con el acusado (en este caso la historia sería la
acusada) en donde el historiador tiene relación con éste y el juez no. Recordando
un aprendizaje obtenido en la materia de hermenéutica que bien puede aclarecer
este pensamiento, es que todos realizamos la acción del prejuicio, sin embargo, se
debe tener la apertura a conocer más allá al suceso omitiendo nuestros propios
prejuicios. En otras palabras, mantenerse a la expectativa:

“Pensar históricamente ayuda a combatir los tópicos y los prejuicios


históricos que obstaculizan la comprensión del mundo en el que vivimos. Se
trata de una actividad orientada a estimular a pensar la historia y el mundo
de una manera crítica y personal” (Fontana, 1997: 14).

Uno de los trabajos del historiador es averiguar como ligar el pasado del presente
de la forma más clara y general posible, tal es el ejemplo de las ya tan conocidas
líneas del tiempo. Para ellas se utilizan los recursos de la periodicidad y la
nomenclatura, empero, se toma como error el comprender una realidad como un
todo, pues en el estudio de la historia es erróneo pensar que solo existe una única
historia. Justamente, en uno de los textos consultados, menciona que estos
recursos son irrelevantes, pero que no se entienda que por ello resulten ser
inoperantes. Existen tantas historias como puntos de vista, en lo que su
denominador en común son el factor humano. Por ejemplo, en la constante
comparación del método científico positivista y la perspectiva histórica podemos
observar de forma clara la contraposición de puntos de vista (la intersubjetividad y
la unisubjetividad) por una lucha constante hacia una raíz que, al final, tienen un
motivo en común visto desde ángulos y metodologías contrapuestas buscando la
imparcialidad; la honrada sumisión a la verdad:

“Hay dos maneras de ser imparcial: la del estudioso y la del juez. Ambas
tienen una raíz común: la honrada sumisión a la verdad.” (Bloch, 1993, p.6).

Comprendida en parte el trabajo del historiador, metodología, ideología y finalidad


de este, podemos comenzar a introducirnos en lo que implica el pensar
históricamente a la cultura: Entre la historia y la historia cultural sí existen
diferencias, sin embargo, ambas constan de importantes similitudes tales como la
universalidad con la que se han manejado invariablemente a lo largo del tiempo.
Uno de los factores más importantes entre ambos tipos de historias redunda en la
dependencia sólida entre ambas: sin una no puede existir la otra, así como
tampoco sin una puede haberse el estudio de la otra. En casos externos como lo
son el método científico ante la perspectiva histórica e histórica cultural, existe una
contradicción e invalidación desde la mirada positivista de la ciencia, puesto que
se infravalora e invalora el estudio de las humanidades (en este caso la
metodología histórica-cultural) y juzga, prejuzga y desvalida la importancia de
éstos estudios por los cuales también depende la investigación de las ciencias
empíricas, pues siempre llegan a basarse en el contexto cultural de sus estudios y
centraliza la verdad hacia su propio juicio.

El pensamiento histórico implica comprender todos estos hechos y verdades


mencionadas con anterioridad y conseguir mantener el enfoque principal que es
necesario para la comprensión de nuestro pasado, así como también apoyarse de
la historia cultural para acrecentar los avances históricos que nos ayuden a
comprender el presente en cierta medida y buscar ofrecer un futuro más próspero
de lo que en un pasado suscitaron y presenciaron otras sociedades.

Conclusión

Aprovechar estas herramientas que nos brinda el pensar históricamente ha sido el


objetivo de este texto. Estas nos dan la apertura necesaria para comprender
nuestro pasado, así como también nuestra identidad que es algo que muchos
mexicanos agradeceríamos infinitamente.

Es necesaria una valorización del historiador e historiador cultural, pues se


comprende principalmente que el prejuicio y el juicio son equívocos al momento de
querer comprender el pasado para poder exponerlo y resolver problemáticas del
presente y futuro. Con ello brindamos una mejor experiencia de vida a las
generaciones futuras.

Es de suma importancia mencionar como otras ciencias empíricas han


desvalorizado la importancia que tiene el darles mérito a los estudios históricos.
Todas las ramas del estudio forman parte de la comprensión del ayer, y con ello
debería ser suficiente el dar por hecho que al igual que las ciencias empíricas, el
historiador tiene la misma importancia en el mismo nivel.

Referencias:

 Bonifacio Andrada, J. (2010). Voces de la República, UNLIVERS ITARIA.

 Sánches León P. & Izquierdo M. J. (2008). El fin de los historiadores.


Pensar históricamente en el siglo XXI. Siglo XXI.

 Bloch M. (1993). “Apología para la historia o el oficio de historiador”. (4ta


edición). FONDO DE CULTURA ECONÓMICA MÉXICO.

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