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EMPLEATE TALAVERA FORMACION

UNIDAD DIDACTICA

Análisis del Sistema Financiero

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EMPLEATE TALAVERA FORMACION

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1. Características generales

Sistema financiero:
El sistema financiero es caracterizado como el conjunto de instituciones que
tienen la finalidad de encauzar el excedente que generan las unidades de gasto
con superávit para orientarlos hacia las unidades que tienen déficit.

La transformación que sufren los activos financieros que son emitidos por las
unidades inversoras en activos financieros indirectos, más acordes con las
exigencias de los ahorradores, es en lo que se basa la canalización. Esto es
realizado principalmente por la no coincidencia que existe entre unidades con
déficit y unidades con superávit, es decir, ahorradores e inversores. De la
misma manera que los deseos de los inversores y ahorradores son diversos,
los intermediarios deben transformar estos activos para que sean más
apropiados a los últimos.

La eficiencia de esta modificación será mayor cuanto mayor sea el flujo de


recursos de ahorro encaminados hacia la inversión.

El motivo de que las distintas unidades económicas hayan sido posicionadas


como excedentarias o deficitarias podrá ser por razones como la riqueza, la
renta actual y la esperada, la posición social, el hecho de que sean o no
unidades familiares, la situación económica general del país y los tipos de
interés (las alteraciones de estos pueden dar lugar a modificaciones en los
comportamientos en las unidades de gasto).

Como resumen, el sistema financiero está formado:

Las instituciones (autoridades monetarias y financieras entre ellas).


Los activos financieros que se generan.
Los mercados en que operan.

De esta forma, los activos generados son comprados y vendidos por este

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grupo de instituciones e intermediarios en los mercados financieros.

Para entender mejor lo anteriormente expuesto, es necesario definir algunos


conceptos:

Intermediarios financieros:
Los intermediarios financieros son denominados como el conjunto de
instituciones especializadas en la mediación entre ahorradores e inversores,
realizada mediante la compraventa de activos en los mercados financieros.

Existen dos tipos:

Los bancarios, que, además de cumplir una función de mediación,


pueden generar recursos financieros aceptados como medio de pago.
Dentro de este grupo se encuentra el Banco de España, la Banca
Privada y las Cajas de Ahorro.
Los no bancarios, que son diferenciados de los anteriores debido a que
no pueden emitir recursos financieros, o dicho con otras palabras, sus
pasivos no pueden ser dinero. Dentro de este grupo, se localizan entre
otros, las entidades gestoras de la Seguridad Social, Instituciones
aseguradoras, Leasing, Factoring, etc.

Los activos financieros (instrumentos financieros) son títulos que han sido
emitidos por las unidades económicas de gasto, conformando un medio de
mantener riqueza en quienes los poseen y al mismo tiempo, suponen un pasivo
para quienes lo generan. Por tanto, se convierte en un pasivo para unos sujetos
y en un activo para otros, por lo que es posible afirmar que no contribuye a
incrementar la riqueza del país. No obstante, sí favorece una enorme movilidad
de los recursos económicos.

Los activos son caracterizados principalmente por los aspectos de liquidez,


riesgo y rentabilidad.

La liquidez es medida por la facilidad y certeza de su realización a corto

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plazo pero sin sufrir pérdidas. El riesgo, por otro lado, es dependiente de la
probabilidad de que, en su vencimiento, el emisor cumpla fácilmente con las
cláusulas de la amortización. Por último, la rentabilidad es referida a su
capacidad de producir intereses u otro tipo de rendimientos (de modalidad
fiscal, por ejemplo) al adquirente, con el objeto del pago de su cesión temporal
de capacidad de compra y de su asunción, también temporal, de un riesgo.

Desde el punto de vista del agente económico, las operaciones financieras


toman una posición deudora, quedando definido así el concepto de pasivo
financiero.

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2. Análisis del Sistema Financiero Español

El sistema Financiero está compuesto por las instituciones o intermediarios y


los mercados que captan, canalizan y administran el ahorro que genera la
economía para sufragar la necesidad de financiación que reclama el sector
inversor, y todo ello bajo la supervisión de las autoridades económicas de los
países.

En general las instituciones o entidades que forman parte del sistema


financiero Español son de carácter privado y se pueden agrupar en:

Sistema bancario o Entidades de depósito: Formado por los bancos, las


cajas de ahorros y las cooperativas de crédito.
Sistema monetario: Compuesto por las Entidades de depósito, el Banco
de España, y por ende en Banco Central Europeo.
Sistema crediticio: Constituido por el sistema monetario más el Instituto
de Crédito Oficial (ICO) y los establecimientos financieros de crédito
(EFC).

Y por las funciones que realizan todas estas entidades se pueden repartir en
dos grandes grupos:

Entidades que realizan prácticamente todo tipo de operaciones


financieras, como la banca, las cajas de ahorro, las cooperativas de crédito
y la caja postal.
Entidades especializadas que realizan operaciones de:

Mediación del mercado de dinero.


Financiación de ventas a plazo de bienes/servicios.
Arrendamiento financiero.
Factoring.
Financiación, ventas a plazo o compra de bienes duraderos.
Sociedades de garantía recíproca (SRG) para PYMES.
Sociedades de crédito hipotecario.
Fondos de inversión.
Intermediarios en el Mercado Secundario o Bolsa.
Seguros y reaseguros.

Resulta conveniente destacar en un primer lugar que, en territorio español, la


autoridad más representativa e importante en materia de política financiera

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es el Gobierno, correspondiendo al Ministerio de Economía y Hacienda la
máxima responsabilidad en todos los aspectos relativos al funcionamiento de
las instituciones financieras.

Este Ministerio ejerce sus funciones a través de cinco órganos ejecutivos:

Dirección General de Política Comercial e Inversiones Exteriores.


Banco de España.
Dirección General del Tesoro y Política Financiera.
Dirección General de Seguros.
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

2.1. El Banco de España

A lo largo de los noventa se produjeron cambios sustanciales en el sistema


monetario, en 1994 se despolitizo el Banco de España y en 1998 se creó el Banco
Central Europeo (BCE) y del Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), es
decir, en menos de diez años se renunció al control político y nacional de emitir
dinero y todo ello debido a la adopción del euro como moneda única europea.

El Banco de España, al igual que los bancos centrales de los demás países
integrados en la unión monetaria y según el Tratado constitutivo de la
Comunidad Europea, ha pasado también a formar parte del SEBC,
específicamente del Eurosistema, del cual se excluye a los bancos centrales de
los países que no se integraron en el espacio euro.

No obstante, el Banco de España continúa siendo una institución fundamental


en la economía española y continúa manteniendo ciertas responsabilidades:

Definir, ejecutar y garantizar la política monetaria comunitaria


encomendada al SEBC.
Llevar a cabo operaciones en divisas coherentes con la política
establecida.
Realizar estudios y estadísticas monetarias y financiera.
Contribuir a la buena gestión de las políticas de supervisión de las
entidades de crédito y a la estabilidad del sistema financiero.
Servicio de tesorería del Estado.
Corresponsable del funcionamiento del sistema de pagos y de la emisión

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de billetes de banco de la zona euro.

Es al Banco de España a la institución a la que corresponden las atribuciones


mayores, ya sea por la magnitud de las entidades financieras que se encuentran
bajo su control y volumen de recursos que son canalizados a través de las
mismas, como por encargarse de definir y ejecutar la política monetaria, con
autonomía respecto de las instrucciones dadas por el Gobierno y del Ministerio
de Economía y Hacienda, de acuerdo a la ley de Autonomía del año 1994.

Del Banco de España van depender, por un lado, las denominadas entidades
de crédito, cuya característica común consiste en la posibilidad que las mismas
tienen de captar como actividad típica y habitual fondos del público en la forma
de depósitos o títulos análogos, con la obligación de su restitución, debiendo
aplicarlos por cuenta propia a la concesión de créditos o a operaciones de
naturaleza semejante. Son pertenecientes a esta categoría:

El Instituto de Crédito Oficial (ICO).


Bancos privados.
Banca Pública.
Caja de Ahorros.
Cooperativas de Crédito.

Por otro lado, son dependientes igualmente del Banco de España los
denominados Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), llamados
Entidades de Crédito de Ámbito Operativo Limitado (ECAOL). Pertenecen a
esta categoría actualmente:

Las Entidades de Financiación y Factoring.


Las Sociedades de Arrendamiento Financiero (LEASING).
Sociedades de Crédito Hipotecario.

Finalmente también dependen de él las Sociedades de Garantía Recíproca


(SGR), y el sistema de Segundo Aval, además de algunos de nuestros principales
mercados financieros [los interbancarios, el de divisas y, en parte (que también
es dependiente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores), el de deuda
pública anotada)].

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2.2. Entidades de depósito

Las entidades de depósito, es decir, bancos, cajas y cooperativas de crédito,


han sufrido al igual que el sistema financiero español un proceso de
desespecialización de la actividad de los distintos intermediarios financieros, y
en la actualidad, prácticamente todas las entidades de depósito realizan el
mismo tipo de actividades.

2.2.1. La banca privada

La banca privada está compuesta por entidades financieras que adoptan la


forma de sociedades anónimas con ánimo de lucro y de carácter privado. Es el
conjunto más importante y representativo del sistema financiero.

Realizan funciones de intermediación financiera empleando recursos


generalmente procedentes de depósitos, lo cual también es común en las cajas
de ahorros y las cooperativas de crédito, y pueden destinar sus recursos a casi
todas las modalidades de operaciones financieras aunque sobre todo se centran
en la concesión de créditos, siendo por tanto creadores de dinero bancario.

2.2.2. La banca extranjera

La banca extranjera forma parte de la banca privada española y está integrada


por el conjunto de bancos con capital mayoritariamente extranjero que actúa
como intermediario financiero dentro del sistema financiero español
formando a su vez parte del sistema bancario.

La banca extranjero puede clasificarse según el origen del grupo matriz en:

Entidades comunitarias, que proceden del dentro de la Unión Europea.


Entidades no comunitarias.

Con la entrada en vigor del Real Decreto 1388/1978, de 23 de junio se


instauraron las formas de entrada de la banca extranjera en España
diferenciándolas en:

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Bancos filiales

Se constituyen como sociedades anónimas y por ello tienen personalidad


jurídica propia.

Sucursales

Actúan como cualquier sucursal de una entidad española y carece de


personalidad jurídica

Oficinas de representación

Sólo son operativos a efectos informativos.

Resulta conveniente especificar que el Real Decreto 1388/1978, de 23 de


junio, por el que se regula la presencia de la Banca extranjera en España, queda
derogado por el Real Decreto 1144/1988, de 30 de septiembre, sobre creación
de Bancos privados e instalación en España de Entidades de crédito
extranjeras, que a su vez es derogado por el Real Decreto 1245/1995, de 14 de
julio, sobre creación de bancos, actividad transfronteriza y otras cuestiones
relativas al régimen jurídico de las entidades de crédito, salvo los artículos 1 a
8, y que a su vez es derogado por el Real Decreto 84/2015, de 13 de
febrero, por el que se desarrolla la Ley 10/2014, de 26 de junio, de
ordenación, supervisión y solvencia de entidades de crédito.

2.2.3. Las cajas de ahorros

Las cajas de ahorro son intermediarios de carácter benéfico social, de origen


fundacional y sin ánimo de lucro.

Su origen se remonta a finales de siglo XIX con los Montes de Piedad, los cuales
han evolucionado hasta la actualidad y se dedican a la captación del ahorro
familiar y a la inversión en operaciones de crédito.

El carácter benéfico social, aunque puesto en duda, debe ser concretado


mediante actividades como en la concesión de créditos a las clases más
desfavorecidas, la lucha contra la usura, realización de obras sociales y el
mantenimiento de beneficios moderados.

Hoy en día las diferencias con la banca en materias como la concesión de

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créditos están más difusas y la labor social se limita a aportaciones a sus
respectivas obras sociales y culturales.

2.2.4. Las cooperativas de crédito

Las cooperativas de crédito son un tipo especial de cooperativas creadas para


prestar servicio y satisfacer las necesidades financieras se sus socios, clientes,
como si se tratase de cualquier otra entidad de crédito, ya que pueden realizar
todas las operaciones contenidas en el llamado pasaporte comunitario.

Nacieron en la segunda mitad del siglo XIX, en momentos de graves


convulsiones sociales, como respuesta ante las dificultades de acceso al
crédito de determinados colectivos sociales, en especial agricultores y
artesanos urbanos y han evolucionado hasta nuestros días adaptándose a las
condiciones del mercado, quedando sometidas por su doble carácter,
cooperativo y financiero, tanto a la legislación de las cooperativas como a la
legislación bancaria.

Las cooperativas de crédito son, por lo tanto, empresas societarias de carácter


privado cuya titularidad corresponde a los socios que se encargan de la
administración mediante la elección democrática de los gestores y
administradores, y que pese a poseer un objeto social de maximizar la utilidad
de sus socios no renuncian la obtención de beneficios ya que para poder
responder a dicho objetivo social deben ser capaces de garantizar su propia
viabilidad obteniendo resultados positivos.

2.2.5 Establecimientos financieros de crédito

Los establecimientos financieros de crédito fueron una nueva modalidad de


entidad financiera llamada a sustituir a las distintas categorías de entidades de
crédito de ámbito operativo y limitado, que fueron creadas al amparo del ya
derogado Real Decreto 771/1989, de 23 de junio, sobre creación de
Entidades de Crédito de ámbito operativo limitado.

Se regulan principalmente en el Real Decreto 692/1996, de 26 de abril, sobre


el régimen jurídico de los establecimientos financieros de crédito (que deroga
al antiguo RD 771/1989. En virtud de su artículo 1: “Los establecimientos
financieros de crédito tendrán la consideración de entidad de crédito y su
actividad principal consistirá en ejercer una o varias de las siguientes

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actividades:

Las de préstamo y crédito, incluyendo crédito al consumo, crédito


hipotecario y la financiación de transacciones comerciales.
Las de “factoring” con o sin recurso, y las actividades complementarias
de la misma, tales como las de investigación y clasificación de la clientela,
contabilización de deudores y, en general, cualquier otra actividad que
tienda a favorecer la administración, evaluación, seguridad y financiación
de los créditos nacidos en el tráfico mercantil nacional o internacional,
que les sean cedidos.
Las de arrendamiento financiero, con inclusión de las siguientes
actividades complementarias:
Actividades de mantenimiento y conservación de los bienes
cedidos.
Concesión de financiación conectada a una operación de
arrendamiento financiero, actual o futura.
Intermediación y gestión de operaciones de arrendamiento
financiero.
Actividades de arrendamiento no financiero que podrán
complementar o no con una opción de compra.
Asesoramiento e informes comerciales.
La emisión y gestión de tarjetas de crédito.
La comisión de avales y garantías y suscripción de compromisos
similares.”

De la misma manera, como actividades accesorias, los establecimientos


financieros de crédito (EFC) pueden ejecutar cualesquiera otras que sean
necesarias para conseguir un mejor desempeño de su actividad principal.

Otra de las características fundamentales de los establecimientos financieros de


crédito consiste en la limitación existente respecto de sus posibilidades de
financiación y en relación a las entidades de crédito. En efecto, los
establecimientos financieros de crédito no pueden captar fondos reembolsables
del público en la forma de depósito, préstamo, cesión temporal de activos
financieros u otros análogos, cualquiera que sea su destino, y por ello, no les
será aplicable la legislación sobre garantía de depósitos.

El artículo 2.2 del mismo RD determina: “A estos efectos, no tienen la


consideración de fondos reembolsables del público:

Las financiaciones concedidas por entidades de crédito.

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La entrega de fondos por las entidades pertenecientes a su mismo grupo
o por los accionistas del establecimiento financiero de crédito que
ostenten en él una participación de, al menos, el 5% de su capital.
Las emisiones de valores sujetas a la Ley del Mercado de Valores y sus
normas de desarrollo, siempre que se emitan por vencimiento superior a
un mes.
Las fianzas y demás cauciones con objeto de disminuir los riesgos
contraídos con clientes por operaciones propias de su objeto social.”

2.2.6 Instituto de Crédito Oficial y la nueva banca pública

El Instituto de Crédito Oficial es una entidad pública empresarial, que se


encuentra adscrita al Ministerio de Economía y Hacienda a través de la
Secretaría de Estado de Economía, y adquiere naturaleza jurídica de entidad
de crédito, además de ser considerada Agencia Financiera del Estado, con
personalidad jurídica, patrimonio y tesorería propios, como autonomía de
gestión para el cumplimiento de sus propios fines.

El ICO tiene como objetivos primarios sostener y promover aquellas


actividades económicas que contribuyan al crecimiento de la riqueza de la
nación y a la mejora de la distribución de la misma, y en especial, aquéllas que,
por trascendencia social, cultural, innovadora o ecológica, merezcan una
atención preferente. Estos objetivos serán desarrollados por el ICO en su
doble función de Entidad de Crédito Especializada y Agencia Financiera del
Estado.

Como entidad financiera pública, el ICO ejerce su actividad de acuerdo al


principio de equilibrio financiero. Además, colabora con el resto de entidades
financieras, atendiendo a las necesidades de financiación que el sistema
privado no cubre o no lo hace en su totalidad.

El ICO, en su finalidad de contribuir al crecimiento económico y a la mejora


de la distribución de la riqueza nacional, coopera con diversos Organismos e
Instituciones, ya sean de carácter nacional o internacional, y que trabajan
también en beneficio de sectores que, por su trascendencia social, cultural,
innovadora o ecológica, meritan una atención preferente.

Así el Instituto de Crédito Oficial ha firmado desde hace varios años acuerdos
de cooperación, institucionales y/o financieros con Organismos análogos,
Comunidades Autónomas, Ministerios e Instituciones Financieras

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Multilaterales para poner en marcha nuevos proyectos de inversión de
empresas españolas y además, en su condición de Agencia Financiera del
Estado, para frenar y eliminar los efectos de catástrofes naturales o
situaciones de graves crisis económicas.

El ICO, por la labor que desempeña, ha estado tradicionalmente muy


familiarizado con los principios promulgados por la Responsabilidad Social
Corporativa.

Sobre los imperativos legales o administrativos, el comportamiento social


responsable es una demanda tendente al crecimiento de la sociedad. Aunque
está emparentada con planteamientos esbozados desde hace mucho tiempo, la
idea de Responsabilidad Social Corporativa, tal y como es concebida, resulta
todavía un concepto nuevo sobre el que no existe unanimidad, y sí distintas
aproximaciones. Todas ellas remiten a un principio común, el cual se encuentra
respaldado por el Libro Verde sobre Responsabilidad Social de la Comisión
Europea y que puede ser traducido en:

Por un lado, la necesidad de que la empresa tome consideración de los


intereses de aquellos los sectores que, en mayor o menor medida
dependan de ella.
Por otro, la necesidad de que la empresa tome consideración de las
diversas implicaciones que derivadas de todas las dimensiones de su
actividad.

Tras este concepto se encuentra una nueva forma de percibir la actividad


empresarial, a la que el Instituto de Crédito Oficial no es ajeno. Por tanto,
además de la elaboración de una Memoria de RSC, participa de manera activa
en diferentes foros y grupos, y trabaja en la puesta en marcha de un Plan
Estratégico, plan en el que se recojan de manera minuciosa las principales líneas
de trabajo, así como los pasos a seguir, con el objetivo de crear un marco de
actuación que permanezca en el futuro.

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3. Comisión Nacional del Mercado de valores

La Comisión Nacional del Mercado de Valores es entendida como el


organismo que se encarga de la supervisión e inspección de los mercados de
valores de España y de la actividad de los que intervienen en los mismos. Fue
creada por la Ley 24/1988, del Mercado de Valores (ya derogada), que supuso
una profunda reforma de este segmento del sistema financiero español. La Ley
37/1998 actualizó la anterior y estableció un marco regulador plenamente
adaptado a las peticiones de la Unión Europea y propicio para el desarrollo de
los mercados de valores en el entorno de la Unión. Actualmente, se encuentra
regulada por el Real Decreto Legislativo 4/2015, de 23 de octubre, por el que
se aprueba el texto refundido de la Ley del Mercado de Valores.

Los objetivos de la CNMV son:

Velar por la transparencia de los mercados de valores españoles,


además de la correcta formación de precios, como la protección de los
inversores.
Promover la difusión de toda la información que sea necesaria para el
cumplimiento de estos objetivos, con todos los medios que tiene a su
alcance, contando con las más modernas herramientas informáticas y
pendiente a las mejoras que ofrece la evolución tecnológica.

La acción de la Comisión es proyectada sobre las sociedades que emiten


valores para que sean colocados de forma pública, sobre los mercados
secundarios de valores y sobre aquellas empresas que ofrecen servicios de
inversión. Sobre los dos últimos tipos comentados, la Comisión ejerce además,
una supervisión prudencial, supervisión que garantiza la seguridad de las
transacciones y la solvencia del sistema. Estas entidades son:

Instituciones de Inversión Colectiva, categoría que incluye:


sociedades de inversión (mobiliarias e inmobiliarias), fondos de
inversión (mobiliarios e inmobiliarios) y sus sociedades gestoras.
Entidades de Servicios de Inversión, consistentes principalmente en
Sociedades y Agencias de Valores, que son entidades especialmente
orientadas a la asesoría y a la compraventa de valores.
Sociedades Gestoras de Cartera, las cuales son entidades orientadas
a la gestión de los patrimonios individuales y que son constituidos
fundamentalmente por valores.

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3.1. Instituciones de Inversión Colectiva

Son aquellas que, cualquiera que sea su objeto, captan públicamente fondos,
bienes o derechos del público para dar gestión, siempre que el rendimiento
del inversor haya sido establecido en función de los resultados colectivos por
fórmulas jurídicas distintas del contrato de la Sociedad.

Son instituciones que se encuentran capacitadas para la realización de


inversiones de carácter colectivo, mediante las aportaciones de múltiples
ahorradores, los cuales han sido captados mediante la emisión de activos
financieros indirectos. Con el capital captado adquieren los activos financieros
directos, de manera que les es posible formar así carteras de valores
constituidas por títulos de deuda pública u otros tipos de valores negociables
en la Bolsa u otros mercados financieros.

Las denominadas instituciones de inversión colectiva (IIC) siempre han tenido


una gran trascendencia, tanto en el aspecto fiscal como financiero, como
consecuencia de su influencia en la economía de una nación, por lo que resulta
conveniente armonizar su régimen jurídico con el de los demás países de
nuestro entorno económico, especialmente de la Unión Europea, cuya
legislación no puede ignorarse.

El objetivo es conseguir la máxima flexibilidad de actuación de dichas


instituciones en el mercado, compatible al mismo tiempo con la seguridad de
los inversores, y facilitar las relaciones de complementariedad entre los
diversos mercados y activos financieros.

En la actualidad, la actividad de las instituciones de inversión colectiva no se


limita estrictamente a los valores mobiliarios tradicionales, sino que también
comprende toda la amplia gama de activos financieros que también se negocian
en los mercados habituales. Es por ello, que en las sucesivas reformas que ha
habido sobre el régimen jurídico de estas instituciones de inversión colectiva,
se ha pretendido una especialización de las mismas, con el fin de que puedan
alcanzar sus objetivos dentro de los principios de rentabilidad y riesgo.

Las IIC pueden ser de carácter financiero o no y adoptan la forma jurídica de


fondo de inversión, o bien, de sociedad de inversión.

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3.1.1 Fondo de Inversión

Los fondos de inversión consisten en instituciones de inversión colectiva. Su


objetivo consiste en agrupar el ahorro de los inversores particulares con la
finalidad de constituir una cartera lo suficientemente amplia como para que
pueda ser gestionada por los profesionales, proporcionar liquidez a los
diferentes partícipes y comprar y vender a precios que normalmente no
estarían al alcance de los particulares por sí mismos.

Por tanto, lo que buscan los fondos es aprovecharse de las "economías de


escala" que se dan actualmente en los mercados de capitales, en el sentido de
que los grandes inversores siempre tienen un fácil acceso, más barato y de
mayor liquidez a los valores que se negocian en este tipo de mercados.
También, la complejidad progresiva de los mercados financieros obliga a
disponer de asesoramiento profesional, que no siempre se encuentra al
alcance del inversor particular.

La forma de entrar en un fondo es comprar una participación. A través de la


misma, el inversor se hace socio del fondo. El valor de la participación sube y
baja, por lo que el inversor gana (o pierde temporalmente) según la
rentabilidad que se vaya adquiriendo y en función de la aportación realizada.
Al tratarse de una inversión indirecta, los rendimientos de un fondo
dependerán del comportamiento de los activos en los que se invierte.

La cartera de un fondo se administra por una sociedad gestora, encargada de


decidir la política de inversiones a realizar, de calcular diariamente el valor de
la participación (resultado de dividir el patrimonio global por el número de
participaciones) y, en general, del buen funcionamiento del fondo. Existen
además las entidades depositarias, a las que les corresponden la custodia del
activo que compone la cartera de un fondo y el control de la actuación de la
gestora.

Es posible clasificar los fondos de inversión en diferentes clases. En función de


la distribución de los beneficios, es posible distinguir:

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Fondos de reparto

Cuando distribuyen dividendos en función de los resultados que hayan


obtenido a lo largo del ejercicio.

Fondos de capitalización

El fondo no distribuye dividendos y las ganancias provienen por el


aumento del patrimonio. Estos fondos son más habituales en España ya
que su fiscalidad es más favorable que los de reparto.

En función de la naturaleza de los activos:

Fondos de inversión financieros: son aquellos que invierten en


activos financieros (acciones, bonos, obligaciones...) y podemos
distinguir dos grandes grupos:
Fondos de Inversión Mobiliaria (FIM): invierten más del 90% en
activos de un mercado de valores (acciones, deuda pública...).
Estos fondos son idóneos para inversores agresivos que desean
obtener alta rentabilidad de su inversión asumiendo una mayor
volatilidad en la misma.
Fondos de Inversión en Activos del Mercado Monetario (FIAMM):
principalmente invierten en renta fija y letras del tesoro. Este tipo de
fondos son recomendables para inversores que no desean una alta
volatilidad.
Fondos de fondos: invierten su patrimonio en otros fondos de
inversión.
Fondos en valores no cotizados: invierten en valores que no se
negocian en un mercado, pueden suponer un alto riesgo debido a que no
tienen liquidez al no existir un mercado de negociación.
Fondos de inversión no financieros: son fondos que son invertidos en
bienes inmuebles, su rentabilidad depende de lo que se gane de los
alquileres y ventas, así como del aumento del valor del patrimonio.

3.1.2 Sociedad de inversión

Las sociedades de inversión son aquellas Instituciones de Inversión Colectiva


con forma de sociedad anónima (S.A.) y con el objeto social de la captación de
fondos, bienes y derechos del público para gestionarlos e invertirlos en bienes,
derechos, valores u otros instrumentos ya sean financieros o no.

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Su regulación está contenida en la Ley 35/2003, de 4 de noviembre, de
Instituciones de Inversión Colectiva, y subsidiariamente se aplicará la Ley de
Sociedades Anónimas.

Podrán ser creadas sociedades de inversión por compartimentos en los que,


ante un único contrato constitutivo y estatutos sociales, sean agrupados dos o
más compartimentos, debiendo quedar reflejado esto expresamente en dichos
documentos. La porción del capital de la sociedad que corresponda a cada
compartimento, responderá únicamente de los costes, gastos y obligaciones
atribuidos expresamente a cada compartimento y de los costes, gastos y
obligaciones que no hayan sido atribuidos a un compartimento, en la
proporción que haya sido establecida en los estatutos sociales. Cada
compartimento recibirá una denominación concreta en la que necesariamente
deberá de ser incluida la denominación de esa sociedad de inversión. Cada
compartimento supondrá la emisión de acciones o de diferentes series de
acciones, que serán representativas de la parte del capital social que les haya
sido atribuida. A los compartimentos les serán individualmente aplicables
todas las previsiones de la anteriormente mencionada Ley con las
especificidades que se establezcan reglamentariamente en lo referido, como
al número mínimo de accionistas, capital social mínimo necesario y requisitos
de distribución del mismo entre los accionistas.

El capital de las sociedades de inversión deberá de estar íntegramente


suscrito y desembolsado desde su constitución, es decir, al inicio, y se
representará mediante las acciones. Podrán ser emitidas diferentes series de
acciones que serán diferenciadas por las comisiones que les sean aplicables.
Las acciones pertenecientes a la misma serie tendrán el mismo valor nominal
y conferirán los mismos derechos. Asimismo, cada una de las series recibirá
una denominación concreta, la cual irá precedida de la denominación de la
sociedad y, en su caso, del compartimento. Las acciones podrán estar
representadas mediante títulos nominativos o por anotaciones en cuenta.

3.2. Entidades de Servicios de Inversión

Las empresas de servicios de inversión (las cuales suelen abreviarse con las
siglas “ESIs”) se encuentran autorizadas para realizar diferentes actividades
relacionadas con los mercados de valores. Dichas actividades están dirigidas a
los inversores o a las empresas que emiten valores. Las actividades y servicios

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los cuales se encuentran dirigidos a los inversores son los que serán
expresados a continuación:

Recibir, transmitir y ejecutar órdenes de compra-venta de bonos, acciones


y otros tipos de producto en el terreno de los mercados de valores por
cuenta de sus clientes.
Gestionar el patrimonio o cartera de los inversores que hayan dado un
mandato para ello.
Actuar como intermediarios en aquellas situaciones que las empresas
realicen emisiones de acciones o de bonos u obligaciones, y en los
momentos que lleven a cabo ofertas públicas de venta de valores,
informando a los inversores acerca de estas emisiones y ofertas, de
forma que puedan comprar si así lo desean.
Ser depositarios y también administradores de valores y productos
financieros de los ahorradores.
Conceder créditos o préstamos a los inversores de manera que éstos
puedan realizar las operaciones en las que interviene esa Entidad de
Servicio de Inversión.
Asesorar a empresas e inversores.

Resulta indispensable destacar que no todas las empresas de servicios de


inversión se encuentran autorizadas a realizar todas las actividades, sino que
solo a parte de ellas.

Existen actualmente tres tipos de Entidades de Servicios de Inversión en


España. Existen actividades y servicios que podrán ser prestados por todas
ellas, y otros servicios que estarán limitados a un tipo de ESI.

El primer tipo de Entidad de Servicio de Inversión lo forman las sociedades de


valores (SV), las cuales pueden ofrecer muchos tipos de servicios de inversión.
Concretamente debe destacarse que estas empresas se encuentran
autorizadas para operar tanto por cuenta de los clientes como por cuenta
propia.

Las agencias de valores (AV) no se encuentran autorizadas para operar por


cuenta propia; sólo podrán tramitar órdenes de compra o venta de valores por
cuenta de sus clientes. Esta prohibición limitará las actividades que puedan ser
realizadas y los servicios que puedan serle ofrecidos. Así pues, por ejemplo
no podrán conceder créditos o préstamos a los inversores.

Una clase de servicios de inversión es la gestión de carteras. Dicha actividad

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puede ser realizada ya sea por las sociedades, como por las agencias de
valores, y además, podrá ser realizada también por un tercer tipo de ESI, las
sociedades gestoras de carteras (SGC). Estas últimas sólo van a estar
autorizadas a gestionar carteras de inversión de acuerdo con los mandatos
que les hayan dado los inversores, y a ofrecer asesoramiento ya sea a
empresas como a inversores.

Las entidades de crédito (bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito),


aunque no son consideradas Entidades de Servicios de Inversión, podrán
también realizar todos los servicios y actividades propias de las mismas, siempre
que haya sido recogido en su régimen jurídico, sus estatutos y tengan la
correspondiente autorización específica (dada por el Banco de España).

Una cuestión importante que debe tenerse en cuenta a la hora de elegir


cualquier entidad con la que operar e invertir, es que no todas tienen acceso
directo a los mercados de valores. En cada mercado suelen ponerse límites de
acceso a unas entidades que tienen una autorización especial, y que cumplen
con unos requisitos concretos y que han sido impuestos por el mercado. En el
caso de las bolsas de valores, solo las entidades que tengan la la condición de
“miembros del mercado” estarán autorizadas para comprar y vender
directamente en las bolsas correspondientes.

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4. Análisis del Sistema Financiero Europeo

La Unión Europea agrupa 28 países, y se compone de la zona euro y de la zona


UE no euro.

La zona euro agrupa a 19 países: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia,


Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Grecia, Eslovenia,
Chipre, Malta, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania (esta última desde el 1
de Enero de 2015). La zona no euro comprende Dinamarca, Reino Unido y
Suecia.

Los países adherentes (aquellos que adoptaron el euro con posterioridad al 1


de enero de 1999) no adoptarán el euro hasta que no cumplan los siguientes
determinados criterios económicos:

Un elevado grado de estabilidad de precios.


Una situación presupuestaria saneada.
Tipos de cambio estables.
La convergencia de los tipos de interés a largo plazo.

4.1. El Eurosistema

El Eurosistema es aquella autoridad monetaria de la zona del euro y que está


integrada por el Banco Central Europeo (BCE) y los bancos centrales nacionales
(BCN) de aquellos Estados miembros cuya moneda sea el euro. Su objetivo
principal es el de mantener la estabilidad de precios y, además, la búsqueda de
la preservación de la estabilidad financiera, además de promover la integración
financiera europea. Sin prejuicio de esto, el Eurosistema fomentará las políticas
económicas generales en la Unión y actuará según el principio de una economía
de mercado abierta.

Las funciones elementales que debe llevar a cabo el Eurosistema son:

La definición y ejecución de la política monetaria de la zona del euro.


La realización de operaciones de cambio de divisas.
La posesión y gestión de las reservas oficiales de divisas de los estados
miembros.
Promoción del buen funcionamiento del sistema de pagos.

22
El Sistema Europeo de Bancos Centrales (abreviado por las siglas SEBC) está
integrado por el BCE y por los bancos centrales nacionales de los Estados
miembros de la Unión Europea (UE), hayan o no adoptado el euro.

Por lo tanto, el Eurosistema y el SEBC continuarán coexistiendo mientras


existan Estados miembros de la UE que no pertenezcan a la zona del Euro.

4.2. Sistema Europeo de Bancos Centrales


(SEBC)

El Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) se encuentra compuesto por


el Banco Central Europeo y por los bancos centrales nacionales de los Estados
miembros de la Unión Europea (UE) de forma independiente a si se
encuentran integrados o no en el Euro. El Tratado de la Unión Europea (TUE)
atribuye al SEBC la función de diseño y ejecución de la política monetaria de
aquellos países que conformen el área del euro. El objetivo principal que el
Tratado asigna al SEBC es aquel de mantener la estabilidad de precios, pero
sin perjuicio, apoyará las políticas en materia económica de carácter general
de la Unión. En principio se preveía que todos los estados miembros se
integraran en el Euro, no obstante, al no ser así, la entidad que se encarga de
la política monetaria en la zona euro será el Eurosistema, mientras que el SEBC
asumirá estas funciones en el momento en que todos los estados se acojan al
Euro.

4.3. Banco Central Europeo (BCE)

El Banco Central Europeo (BCE), es el banco central de la moneda única


europea, el Euro, el cual constituye el eje principal del Eurosistema. El BCE se
integra en el Sistema Europeo de Bancos Centrales y se encuentra sometido a
las disposiciones del Tratado de Funcionamiento de la Unión (TFUE) y a sus
propios Estatutos.

Consiste en uno de los órganos más importantes de la Unión Europea (UE) y


tiene su central en Francfort del Meno, sita en Alemania.

La función principal del BCE es la de mantener el poder adquisitivo de la

23
moneda única, el Euro y, de este modo, la estabilidad de precios en la zona
euro la cual comprende los 19 países de la UE que han adoptado el euro. El
BCE controla la oferta monetaria, además de la evolución de los precios.

La base en materia jurídica de la política monetaria única está establecida en


el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, junto con los Estatutos del
Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) y del BCE. Los Estatutos
determinaron la constitución del BCE y del SEBC a partir del 1 de junio de
1998.

El Banco Central Europeo es también el responsable de fijar las grandes líneas


y la ejecución de la política económica y monetaria de la Unión Europea.
Además, participa en la adopción de decisiones en materia de incorporación
de nuevos países a la zona del euro, elaborando informes de convergencia que
sirven para analizar si estos países reúnen o no las características necesarias
para la adopción del euro.

El Banco Central Europeo ostenta una personalidad jurídica propia de


acuerdo con el derecho público internacional.

Mario Draghi es Presidente del BCE desde el 1 de noviembre de 2011.

El trabajo del Banco Central Europeo se organiza mediante los siguientes


órganos de gobierno:

El Comité Ejecutivo

Formado por el Presidente del BCE, el Vicepresidente y otros cuatro


miembros, todos ellos designados de entre personalidades de reconocido
prestigio y experiencia profesional en asuntos monetarios o bancarios. Su
nombramiento se lleva a cabo de común acuerdo por los Gobiernos de los
Estados miembros representados por sus jefes de Estado y de Gobierno, sobre
la base de una recomendación del Consejo de la Unión Europea y previa
consulta al Parlamento Europeo y al Consejo de Gobierno del BCE (es decir, el
Consejo del Instituto Monetario Europeo para los primeros nombramientos).
Las principales responsabilidades del Comité ejecutivo son:

Pone en práctica la política monetaria de acuerdo a las orientaciones y


decisiones adoptadas por el Consejo de Gobierno del BCE y, al hacerlo,
impartir las instrucciones necesarias a los BCN.

24
Ejercer los poderes que le hayan sido delegados por el Consejo de
Gobierno del BCE.

El Consejo de Gobierno

Es la máxima instancia decisoria del BCE. Está formado por los seis miembros
del Comité Ejecutivo y los gobernadores de los 19 bancos centrales de la zona
euro. Se encuentra presidido por el Presidente del BCE.

Las principales responsabilidades del Consejo de Gobierno son:

Adoptar las orientaciones y decisiones necesarias para garantizar el


cumplimiento de las funciones asignadas al Eurosistema.
Formular la política monetaria de la zona del euro, incluyendo
decisiones relativas a los objetivos monetarios intermedios, a los tipos
de interés básicos y al suministro de reservas en el Eurosistema.
Establecer las orientaciones necesarias para su cumplimiento.

El Consejo General

El Consejo General supone el tercer organismo decisorio del BCE. Se


encuentra formado por el Presidente del BCE, el Vicepresidente y los
gobernadores de los bancos centrales nacionales de los 28 Estados miembros
de la UE. El Consejo General realiza las funciones que el BCN asume del IME
y que, con motivo de existir uno o más Estados miembros que no han
adoptado el euro, debe llevarse a cabo en la tercera fase de la Unión
Económica y Monetaria (UEM). De la misma manera, el Consejo General
contribuye además a:

Al desarrollo de las funciones consultivas del BCE.


A la recopilación de información estadística.
A la elaboración de los informes anuales del BCE.
Al establecimiento de las normas necesarias para la normalización de
los procedimientos contables y de información, relativos a las
operaciones realizadas por los BCN.
A la adopción de las medidas relativas al establecimiento de la clave para
la suscripción del capital del Banco Central Europeo, distintas de las ya
contempladas en el Tratado.
Al establecimiento de las condiciones de contratación del personal del
BCE.
A los preparativos requeridos para la fijación irrevocable de los tipos de

25
cambio de las monedas de los Estados miembros que se hayan acogido a
una excepción respecto del euro.

26
5. Legislación Financiera

La finalidad de la legislación financiera es la de la seguridad del ahorro. En


territorio español hay un cierto caos respecto de las leyes financieras. No
existe un código que las sistematice y simplifique, como sí ocurre en Francia o
en Reino Unido. No obstante, aunque dispersas, las leyes financieras, cuyo fin
es el de proteger el ahorro, comprenden una red de seguridad con tres pilares:

La regulación.
La supervisión.
El tratamiento de las situaciones de crisis.

Por un lado, con la regulación financiera, se ordena el acceso al mercado y


son fijados los requisitos que deben cumplirse por las empresas financieras
para el ejercicio de su actividad. Para la captación de depósitos, canalizar
inversiones o prestar cualquier otro tipo de servicio financiero, debe
obtenerse el previo registro oficial, con obligación de cumplir con estrictas
reglas de solvencia patrimonial.

Para la captación del ahorro del público es necesario registrarse como entidad
financiera, bajo cualquiera de sus modalidades, como banco, entidad de valores
o compañía de seguros. Existe un monopolio en relación con las actividades
financieras. Supone un club privado en el que no hay libertad de empresa, al
menos entendida como libre acceso a la actividad. La libre iniciativa económica
en el sector de las finanzas se limita a las empresas registradas oficialmente, y
además que hayan acreditado profesionalidad y solvencia. Esta limitación y su
efectividad es esencial para garantizar la seguridad del sistema financiero.

Por otro lado, se da la supervisión financiera, la cual está encomendada a


agencias independientes, a través de las que se verifica el cumplimiento de la
normativa sectorial sancionando las infracciones. La obligación principal de los
supervisores financieros es la de hacer de policías del mercado, apartando del
mismo a los que carezcan de licencia y vigilando la conducta de los registrados.
De esta manera, se dirige el normal desarrollo de la vida financiera, actuando
como complemento necesario de la regulación. En España, se carece de un
supervisor único que garantice la supervisión financiera. Es compartida por el
Banco de España, la CNMV y la Dirección

27
General de Seguros, las cuales tiene posiciones y criterios que no siempre
coinciden. Por ejemplo, el Banco de España suele ser más opaco, pretendiendo
resolver los problemas de forma reservada, frente a la CNMV, la cual prefiere
la publicidad y la transparencia incluso ante situaciones conflictivas.

El tercer elemento de la red de seguridad es del tratamiento de las crisis


financieras. Las empresas financieras son proclives a las crisis. Su negocio como
sabemos está basado en la confianza de los ahorradores. La confianza supone
un frágil soporte, ya que las falsas informaciones, rumores, o malos datos
económicos, pueden provocar la dificultad del ejercicio de la actividad
financiera, atrayendo a la crisis. Teniendo en cuenta que las crisis de una
empresa financiera pueden afectar y seguro afectan a la confianza del público
en el conjunto de las empresas del sector, la convertirán en una amenaza
respecto de la estabilidad del propio sistema económico.

Por ello, los fondos de garantía suponen la pieza de cierre de la red de


seguridad. Con el objetivo de proteger la confianza de los ahorradores en las
entidades financieras, además de la estabilidad del propio sistema, hay fondos
de garantía que cubren hasta los veinte mil euros para los pequeños
ahorradores. Sin embargo, no es una protección universal. Existen fondos que
cubren las pérdidas de aquellos que depositan sus ahorros en los bancos y
cajas o para los que entregan fondos a las empresas prestadoras de servicios
de inversión. Dicho de otra manera, hay fondos para los clientes de la banca y
de las entidades de valores. No obstante, los partícipes en los fondos de
inversión, además de los clientes de compañías de seguros, no disponen de
fondos de garantía de depósitos. Esta discriminación entre partícipes y
asegurados no tiene justificación. FIN-USE, como se denomina al grupo de
expertos en servicios financieros de la Comisión Europea, propone la
extensión de la protección de los fondos de garantía a todo el conjunto de
clientes de las entidades financieras independientemente del producto
financiero elegido para la canalización de su ahorro.

Además, los fondos de garantía de España no cubren a las entidades extranjeras


que captan ahorro, utilizando la autorización obtenida en su país de origen. Por
ejemplo, los depósitos de ING DIRECT no están cubiertos por el fondo español.
Lo estarán, de conformidad con el Derecho comunitario, por el fondo del país
de origen de la entidad.

¿Y qué ocurre con los fondos captados por entidades que operan sin la

28
preceptiva autorización? Estos inversores no tienen la protección de los
fondos de garantía. Deberán velar por una gestión ordenada de la crisis, con
la finalidad de proteger la confianza del público en el mercado financiero. Por
otro lado, deberán anticipar fondos para superar las dificultades cuando exista
riesgo sistémico, es decir, de contagio de la crisis a las entidades financieras
que pueda afectar a la estabilidad de todo el conjunto del sistema financiero.

5.1. Principales regulaciones financieras

En primer lugar será necesario hablar de la Ley 5/2009, de 29 de junio, por la


que se modifica la Ley 24/1988, de 29 de julio, sobre disciplina e intervención
de las entidades de crédito y el texto refundido de la Ley de ordenación y
supervisión de los seguros privados, aprobado por Real Decreto Legislativo
6/2004, de 29 de octubre, para la reforma del régimen de participaciones
significativas en empresas de servicios de inversión, en entidades de crédito y
en entidades aseguradoras.

Según su preámbulo, se expone lo siguiente: “La necesidad de garantizar la


estabilidad de las entidades financieras, en defensa del normal funcionamiento
de los mercados y para la protección de los usuarios de servicios financieros,
justifica, con carácter general, toda la normativa financiera de ordenación y
disciplina. Dentro de este amplio sector del ordenamiento financiero se
encuentra, desde su introducción en los años noventa, la regulación del
régimen de participaciones significativas. Este régimen aborda la evaluación
cautelar de las adquisiciones de participaciones que puedan suponer el
ejercicio de una influencia notable en las entidades financieras. Se trata, en
definitiva, de un control administrativo previo que tiene por objeto evaluar, a
efectos prudenciales, la identidad, honorabilidad y solvencia de los accionistas
más significativos de las entidades. En la práctica, supone extender la labor de
supervisión de la autorización de entidades a cualquier modificación posterior
de su estructura accionarial que pueda afectar a la idoneidad de los
propietarios.”.

La Ley consta de tres artículos, dos disposiciones adicionales, una disposición


derogatoria y nueve disposiciones finales.

Los tres primeros artículos vienen referidos, respectivamente, a las

29
modificaciones que son necesarias para la incorporación de las previsiones de
la Directiva 2007/44/CE al régimen de participaciones significativas previsto en
la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores (derogada por el Real
Decreto Legislativo 4/2015, de 23 de octubre, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley del Mercado de Valores.), en la Ley 26/1988, de 29 de
julio, sobre Disciplina e Intervención de las Entidades de Crédito (derogada por
la Ley 10/2014, de 26 de junio, de ordenación, supervisión y solvencia de
entidades de crédito.) y en el Texto Refundido de la Ley de Ordenación y
Supervisión de los Seguros Privados. La presente Ley introdujo en las tres
normas antes mencionadas, con los ajustes requeridos para cada articulado,
un mismo régimen de participaciones significativas reformado. Sus principales
novedades serán expuestas a continuación.

Real Decreto-ley 10/2008, de 12 de diciembre, por el que se adoptan


medidas financieras para la mejora de la liquidez de las pequeñas y medianas
empresas, y otras medidas económicas complementarias.

Su preámbulo, expresa la situación en la que se encaja:

“En los últimos meses se ha venido deteriorando profundamente la situación


de los mercados financieros internacionales, con el consiguiente impacto
negativo sobre la actividad económica real y sobre la confianza de los agentes
económicos. Una de las consecuencias más destacables de la crisis financiera
es la disminución de la capacidad de las entidades financieras para captar
recursos en los mercados de capitales. La incertidumbre sobre los riesgos de
crédito y contrapartida ha distorsionado el buen funcionamiento de los
mercados, dificultando la captación de recursos por parte de las entidades
financieras y, en último término, la financiación a empresas y familias.

Aunque las entidades de crédito españolas se encuentran en una posición


sólida, no son inmunes a la situación de los mercados financieros
internacionales, lo que está provocando importantes restricciones en el
acceso al crédito para empresas y familias. En particular, la actividad de las
empresas está vinculada a la disponibilidad de crédito suficiente en el mercado,
tanto para atender sus proyectos de inversión, como sus gastos operativos, lo
que tiene importantes implicaciones para la actividad económica, tanto a corto
plazo, como para el potencial de crecimiento a medio y largo plazo.

Ante las circunstancias extraordinarias que se están produciendo en los

30
mercados financieros, los Gobiernos europeos y, en particular, el Gobierno
español han venido adoptando un conjunto de medidas excepcionales cuyo
objetivo último es permitir que los flujos de crédito puedan llegar con
normalidad a familias y empresas, de forma que las decisiones de consumo,
ahorro e inversión puedan adoptarse en un entorno adecuado. La situación
actual de los mercados financieros y la restricción de la financiación a
pequeñas y medianas empresas, ha conducido a una situación realmente
extraordinaria y a la necesidad de corregir sus efectos de manera urgente.

En este contexto, el Gobierno español ha considerado indispensable aprobar


una nueva línea de mediación del Instituto de Crédito Oficial para atender las
necesidades de financiación de capital circulante de aquellas pequeñas y
medianas empresas que, siendo solventes y viables, estén sometidas a una
situación de fuerte restricción de crédito. La dotación de esta línea asciende a
diez mil millones de euros, de los cuales la mitad será aportada por las
entidades de crédito y la otra mitad por el Instituto de Crédito Oficial.

El presente Real Decreto-ley aborda otras medidas complementarias que


afectan al ordenamiento jurídico mercantil. Así, la norma dicta con una
vigencia temporal limitada un régimen excepcional para las reducciones
obligatorias de capital y las disoluciones de sociedades anónimas y de
responsabilidad limitada como consecuencia de pérdidas. La reciente
evolución de la actividad económica internacional nos sitúa en un contexto
excepcional. Las pérdidas por deterioro, coyunturalmente significativas en
determinadas compañías, al incorporarse a la cuenta de pérdidas y ganancias
habrían de computar a los efectos del cálculo de la pérdida del patrimonio
neto en los supuestos señalados de reducción de capital y disolución. Por esta
razón se suspende, con una vigencia temporal de dos años y únicamente para
los casos de pérdidas por deterioro del inmovilizado material, de las
inversiones inmobiliarias y de las existencias, el régimen societario aplicable,
sin que ello suponga, por lo demás, alteración del correspondiente régimen
contable.

Otra de las modificaciones del ordenamiento mercantil que incorpora el


presente Real Decreto-ley se refiere al artículo 36, apartado 1, letra c) del
Código de Comercio, que tiene como finalidad definir la eficacia mercantil de
las variaciones de valor en los instrumentos utilizados en las operaciones de
cobertura de flujos de efectivo, reconocidas en contabilidad, excluyendo las
citadas variaciones del patrimonio neto a los efectos de reducción de capital,

31
distribución de beneficios y causa de disolución.

La urgencia de la aprobación de esta norma deriva de la actual situación


económica que motiva la adopción de una serie de medidas legales como la que
se emprende por medio de esta norma, con su necesaria y pronta implantación
al objeto de aminorar las consecuencias de aquella situación, sin que su
aprobación deba ser demorada por un ordinario procedimiento de tramitación
legislativa.”

Real Decreto 217/2008, de 15 de febrero, sobre el régimen jurídico de las


empresas de servicios de inversión y de las demás entidades que prestan
servicios de inversión y por el que se modifica parcialmente el Reglamento de
la Ley 35/2003, de 4 de noviembre, de Instituciones de Inversión Colectiva,
aprobado por el Real Decreto 1309/2005, de 4 de noviembre.

El Real Decreto está formado por 81 artículos divididos en un título preliminar


y cuatro títulos, con una disposición adicional, dos disposiciones transitorias,
una derogatoria y además, cinco finales.

El título preliminar desarrolla las cuestiones generales: “Primeramente, aclara


el ámbito de aplicación de la Norma siendo preciso distinguir entre las empresas
de servicios de inversión a las que es de aplicación todo el Real Decreto, por
un lado, y por otro, las restantes entidades que prestan servicios de inversión, en
concreto, entidades de crédito y sociedades gestoras de instituciones de
inversión colectiva, a las que les son de aplicación aquellos artículos relevantes
cuando prestan servicios de inversión (principalmente ciertas normas de
organización interna y las normas de conducta). Además, el título preliminar
contempla una serie de definiciones de conceptos utilizados a lo largo del Real
Decreto y se detallan ciertos requisitos exigibles cuando las entidades que
presten servicios de inversión proporcionen información a sus clientes.

El título I establece aspectos fundamentales del régimen de las empresas de


servicios de inversión recogiendo, en parte, el contenido del Real Decreto
867/2001, de 20 de julio, sobre el régimen jurídico de las empresas de
servicios de inversión con las novedades introducidas por la Ley 47/2007, de
19 de diciembre, por la que se modifica la Ley 24/1988, de 28 de julio, del
Mercado de Valores, e incorporando al derecho español determinados
artículos de la Directiva 2006/73/CE de la Comisión, de 10 de agosto de 2006.
En concreto, al definir los servicios de inversión se concreta el importante

32
concepto de asesoramiento financiero distinguiéndolo de otro tipo de
recomendaciones que quedan fuera de su ámbito. Igualmente, al desarrollar
los servicios auxiliares se detallan determinados aspectos del régimen
aplicable a los informes de inversiones y demás recomendaciones de carácter
general sobre instrumentos financieros.

En cuanto al régimen de autorización de las empresas de servicios de inversión


se ha optado por establecer un régimen especial de autorización para las
empresas de asesoramiento financiero dado el carácter y la naturaleza peculiar
de las funciones que realizan. Igualmente, de acuerdo con la normativa
europea, se reconoce la existencia de un tipo especial de agencia de valores
autorizada exclusivamente para la recepción y transmisión de órdenes sin
tomar fondos ni instrumentos financieros de sus clientes, con menores
requisitos de capital. Por otro lado, cabe destacar la eliminación de la exigencia
del informe del Comité Consultivo de la Comisión Nacional del Mercado de
Valores en los procedimientos de autorización de las empresas de servicios de
inversión en aras de dotar al procedimiento de una mayor agilidad. Por último,
el título I completa el régimen aplicable a los agentes de las empresas de
servicios de inversión establecido en la Ley 24/1988, de 28 de julio.

El título II regula otras cuestiones aplicables al régimen jurídico de las


empresas de servicios de inversión y de las demás entidades que prestan
servicios de inversión. El capítulo I resulta de gran trascendencia ya que
recoge un amplio elenco de requisitos de organización que han de cumplir,
por un lado, las empresas de servicios de inversión y por otro lado y en todo
caso con el alcance que se señala en el título preliminar, las entidades de
crédito y sociedades gestoras de instituciones de inversión colectiva. En este
capítulo se incorpora gran parte del articulado de la Directiva 2006/73/CE de
la Comisión, de 10 de agosto de 2006. Si bien se puede aducir que el
ordenamiento jurídico español anterior no era del todo ajeno a los nuevos
requisitos de organización interna, lo cierto es que el nuevo Real Decreto
regula con amplio detalle las exigencias de organización que las entidades
han de cumplir para, entre otras materias, gestionar sus conflictos de interés,
delegar funciones esenciales y servicios de inversión en terceros, mantener
registros de sus actividades y operaciones, controlar las operaciones
personales de sus empleados o proteger los fondos y los instrumentos
financieros de sus clientes. En definitiva, esta profusa regulación redunda en
una mayor seguridad jurídica por parte de los intermediarios financieros y,
por otro lado, facilita la labor de los organismos supervisores. En cualquier

33
caso, la Norma respeta, cuando resulta necesario, la necesaria proporción
entre los requisitos exigidos y el tamaño, naturaleza y características de la
actividad realizada por la entidad en cuestión.

Los capítulos segundo y tercero de este título ya estaban vigentes en la


normativa anterior y tan sólo resultan de aplicación a las empresas de servicios
de inversión. En concreto, se regula el régimen financiero de las empresas de
servicios de inversión y la capacidad de actuación por cuenta propia de las
empresas de servicios de inversión distintas de las sociedades de valores.

El título III recoge el régimen de actuación transfronteriza de las empresas de


servicios de inversión completando lo dispuesto en la Ley 24/1988, de 28 de
julio, del Mercado de Valores y, en definitiva, manteniendo el régimen ya vigente
en la normativa anterior.

El título IV incorpora al ordenamiento jurídico español, junto con el capítulo I


del título II, el grueso de la Directiva 2006/73/CE de la Comisión, de 10 de
agosto de 2006. Este título resulta de aplicación a todas las entidades que
prestan servicios de inversión y establece un completo catálogo de normas
que han de seguirse en la prestación de servicios de inversión. Este título
recoge el testigo del anterior Real Decreto 629/1993, de 3 de mayo, sobre
normas de actuación en los mercados de valores y registros obligatorios,
configurando un régimen normativo mucho más extenso y detallado donde
merecen destacarse, además de las profusas obligaciones de información a los
clientes, la exigencia de realizarles un test o examen de idoneidad o
conveniencia con carácter previo a la prestación del servicio, un régimen
minucioso para llevar a cabo la ejecución de órdenes de los clientes y el
establecimiento de una serie de principios a seguir en la tramitación conjunta
de órdenes de distintos clientes. Ha de reseñarse que en este título resulta de
vital importancia el distinto tratamiento dado de acuerdo con el perfil
minorista o profesional del cliente. De este modo, el Real Decreto concilia la
necesaria protección que ha de darse a los inversores con el establecimiento
de requisitos que respondan a dicho objetivo y que no supongan una costosa,
innecesaria e infructuosa carga tanto para la entidad como para el cliente.

Por último, la disposición adicional única concreta el régimen de comunicación


de la identidad de los clientes a la Comisión Nacional del Mercado de Valores
en cuanto a la comunicación de operaciones establecida en el artículo 59 bis
de la Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores;

34
la disposición transitoria primera concede a las entidades que presten el
servicio de asesoramiento financiero un plazo de un año desde la entrada en
vigor del Real Decreto para proceder a la necesaria inscripción en el registro
de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la disposición transitoria
segunda otorga al supervisor una habilitación especial para poder adaptar
durante los doce meses siguientes a la entrada en vigor del Real Decreto los
plazos establecidos en el artículo 59 bis de la Ley del Mercado de Valores y en
la disposición adicional única del Real Decreto. En cuanto a la disposición
derogatoria señala expresamente las principales normas que son objeto de
derogación, declarando vigente determinados artículos del Real Decreto
867/2001, de 20 de julio. En cuanto a las disposiciones finales cabe reseñar la
disposición final tercera que introduce determinadas modificaciones en el
Reglamento de la Ley 35/2003, de 4 de noviembre, de Instituciones de
Inversión Colectiva, para, por un lado, aclarar el régimen de normas de
conducta que se aplican en dicho ámbito así como, por otro lado, para
trasponer los artículos 3 y 4.1 de la Directiva 2007/16/CE de la Comisión, de
19 de marzo de 2007 que establece disposiciones de aplicación de la Directiva
85/611/CEE del Consejo por la que se coordinan las disposiciones legales,
reglamentarias y administrativas sobre determinados organismos de inversión
colectiva en valores mobiliarios (OICVM) en lo que se refiere a la aclaración
de determinadas definiciones.”

Ley 9/2012, de 14 de noviembre, de reestructuración y resolución de


entidades de crédito.

La presente tiene la adaptación del Derecho vigente en materia de las


denominadas Entidades de Crédito a aquel emanado por las “Comunidades
Europeas”.

En la misma se pretende resaltar la importancia que tienen las entidades de


crédito y su relevante papel en la economía.

También se hace mención al deber de los poderes públicos a “prestar un apoyo


decidido, aunque equilibrado, a la viabilidad de las entidades de crédito, y
deben regular la forma y los casos en que se produce dicho apoyo, que supone
necesariamente una modulación de los principios de universalidad y de «pars
conditio creditorum» que rigen los procedimientos de insolvencia.”, según el
preámbulo de la misma.

La Ley 9/2012 derogó al Real Decreto-ley 9/2009, de 26 de junio, sobre


reestructuración bancaria y reforzamiento de los recursos propios de las

35
entidades de crédito, disposición que fue elaborada con motivo de la crisis
económica sufrida.

36
Recuerda

El Sistema Financiero es caracterizado como el conjunto de


instituciones que tienen la finalidad de encauzar el excedente que
generan las unidades de gasto con superávit para orientarlos hacia
las unidades que tienen déficit.
El sistema financiero está formado por las instituciones
(autoridades monetarias y financieras), los activos financieros que
se generan, y los mercados en que operan.
En territorio español, la autoridad más representativa e
importante en materia de política financiera es el Gobierno,
correspondiendo al Ministerio de Economía y Hacienda la máxima
responsabilidad en todos los aspectos relativos al funcionamiento
de las instituciones financieras.
Es al Banco de España a la institución a la que corresponden las
atribuciones mayores, ya sea por la magnitud de las entidades
financieras que se encuentran bajo su control y volumen de
recursos que son canalizados a través de las mismas, como por
encargarse de definir y ejecutar la política monetaria, con
autonomía respecto de las instrucciones dadas por el Gobierno y
del Ministerio de Economía y Hacienda.
La Banca Privada está compuesta por entidades financieras que
adoptan la forma de sociedades anónimas con ánimo de lucro y de
carácter privado. Es el conjunto más importante y representativo
del sistema financiero.
La Banca Extranjera forma parte de la banca privada española y
está integrada por el conjunto de bancos con capital
mayoritariamente extranjero que actúa como intermediario
financiero dentro del sistema financiero español formando a su
vez parte del sistema bancario.
Las Cajas de Ahorro son intermediarios de carácter benéfico
social, de origen fundacional y sin ánimo de lucro.
Las Cooperativas de Crédito son un tipo especial de
cooperativas creadas para prestar servicio y satisfacer las
necesidades financieras se sus socios, clientes, como si se tratase
de cualquier otra entidad de crédito, ya que pueden realizar todas
las operaciones contenidas en el llamado pasaporte comunitario.
El Instituto de Crédito Oficial es una entidad pública
empresarial, que se encuentra adscrita al Ministerio de Economía

37
y Hacienda a través de la Secretaría de Estado de Economía, y
adquiere naturaleza jurídica de entidad de crédito, además de ser
considerada Agencia Financiera del Estado, con personalidad
jurídica, patrimonio y tesorería propios, como autonomía de
gestión para el cumplimiento de sus propios fines.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores consiste en
el organismo encargado de supervisar e inspeccionar los
mercados de valores españoles, además de la actividad de
cuantos intervienen en los mismos
Las Instituciones de Inversión Colectiva, se encuentran
capacitadas para la realizar inversiones colectivas gracias a las
aportaciones de múltiples ahorradores, los cuales han sido
captados mediante la emisión de activos financieros indirectos.
Las IIC pueden ser de carácter financiero o no y adoptan la forma
jurídica de fondo de inversión, o bien, de sociedad de inversión.
Las Empresas de Servicios de inversión (ESIs) están
autorizadas para realizar diversas actividades relacionadas
con los mercados de valores. Estas actividades van dirigidas
a los inversores o a las empresas que emiten valores.
El Eurosistema supone la autoridad monetaria de la zona
euro. Se encuentra formado por el Banco Central Europeo
(BCE) y los bancos centrales nacionales (BCN) de los Estados
miembros cuya moneda es el Euro.
El Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC) está
formado por el Banco Central Europeo y los bancos
centrales de las naciones de los Estados miembros de la
Unión Europea (UE) independientemente de si han
adoptado el Euro o no.
El Banco Central Europeo (BCE), es considerado el
banco central de la moneda única europea, el Euro, y
además constituye el principal eje del Eurosistema. Esta
entidad es uno de los órganos más importantes de la Unión
Europea (UE).

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