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PSICOLOGÍA JURÍDICA - FICHA DE CATEDRA

De la peligrosidad a la vulnerabilidad psicosocial

Autor: Lic. Pablo Bliss

INTRODUCCION

La vulnerabilidad psicosocial es una teoría y una práctica de abordaje a la


problemática vinculada a sujetos en riesgo. Es un intento de un abordaje humanista a las
situaciones de violencia y peligro en que se encuentran actores sociales. Esta teoría cuestiona
las formas en como la sociedad trata a los sujetos implicados en acciones delictivas, sujetos
en riesgo psicosocial. Supone un cuestionamiento a instituciones, códigos y también
concepciones de ser humano, de seguridad, de peligro, de rehabilitación, en definitiva, lo que
está en juego no son otra cosa que las posiciones ideológicas que determinan saberes y
modelos de intercambios sociales. Si los saberes son productos ideológicos, entonces el
sentido que toman ciertas prácticas está vinculado a la teoría con la cual son leídas. La teoría
de la vulnerabilidad es un aporte para una nueva lectura del fenómeno delictivo considerado
un producto de sujetos en riesgo psicosocial. Llama la atención que, en la mayoría de los
casos, quienes son señalados como delincuentes, quienes cometen los "delitos", pertenecen
a sectores sociales marginales: las cárceles están pobladas de pobres. Los dispositivos que
monta la sociedad para "perseguir" al delito no son un mero proceso de selección de las
conductas o acciones calificadas como delictivas sino un proceso de selección de personas.
Entonces desde un supuesto saber sobre el delito, se opera sobre modos de intercambios
generando marginación. A su vez, cuando la sociedad enfrenta una acción delictiva puede
seguir una serie de instancias en donde enfatice lo terapéutico, o bien lo reparando, o bien lo
punitivo. La posibilidad de la instancia punitiva puede ser disparada desde diversas acciones
de diferente gravedad y sentido tipificadas como delitos, pero no todos los sujetos que
cometen dichas acciones son objetos de la sanción punitiva, quedando reservada esta a los
sectores marginales, ya sea por razones económicas, sociales o políticas.

TEORÍA DE LA PELIGROSIDAD

La teoría de la peligrosidad, que surge en el siglo XIX tiene como antecedentes a la


antropología y al positivismo. Un referente, Cesare Lombroso elabora su teoría del individuo
criminal. Establece la idea del criminal atávico, según el cual el criminal representaba una
regresión a estadios evolutivos anteriores, caracterizándose esta conducta por ser innata. Este
sujeto-crimen podía ser reconocido por una serie de estigmas físicos o anomalías
morfológicas. Lombroso establece que el criminal en realidad es un hombre salvaje,
constituyéndose como una subespecie anormal del género humano. La teoría de Lombroso
rápidamente queda perimido por cierto exceso que plantea, pero versiones morigeradas
continúan siendo efectivas a la hora de tomar criterios con relación a un delito y al
delincuente. Postulados que continúan los relacionados al innatismo del accionar criminal.
Los sujetos son potencialmente pueden ser delincuentes y esa potencialidad ya viene dada
desde su nacimiento.

Esta situación se asienta en el presupuesto de genéticas, que hay condiciones


biológicas. raciales, que llevan a la transgresión social, a la comisión del delito. Son discursos
biológicos sobre la degeneración los que hacen funcionar las instituciones que buscan la
normalización de la sociedad mediante la segregación y la eliminación de lo diferente como
principio. Surge la concepción del hombre como un ser biopsicosocial, en donde lo biológico
determina lo psicológico, y esto lo social. El positivismo, y la biología como ciencia
"modelo" llevan a la construcción de una metáfora para el ámbito social: " el cuerpo social"
es tal como el "'cuerpo biológico". Entonces los principios que operan sobre éste, son también
efectivos para aquél. De esta analogía resulta que ciertas prácticas son extrapoladas y
cargadas de sentido, sin poder reflexionar sobre la discordancia que existe en la extrapolación
desde una cuestión biológica a una cultural como lo es la noción de delito. EI modelo propone
que el cuerpo social, cual cuerpo biológico, se contamina con elementos patógenos que a
modo de procesos infecciosos generan comportamientos anormales, tal es el caso de la
delincuencia, la prostitución, las perversiones, las adicciones. Estos procesos anormales es
posible Identificarlos antes de que eclosionen y produzcan un mayor daño, y para ello es
necesario que se constituya un dispositivo de control del que dependerá la identificación de
estos agentes. Se precisa detectar a los sospechosos. Partiendo de un enfoque naturalista y
cientificista, la criminalidad es considerada como patología, como enfermedad del organismo
social.
La metáfora del ser vivo se apoya en que la relación entre el agente patógeno y el
propio organismo es de ajenidad, no comparten otra relación que un antagonismo que lleva
a la defensa ante la presencia de un agente extraño que pone en peligro la economía vital.
Entonces el sujeto que comete un acto delictivo, por el que se transforma en delincuente, es
también ajeno a la sociedad a la cual violenta con su acción transgresiva. Lo cual supone que
tampoco existiría otra relación entre la sociedad y los sujetos que cometen actos delictivos,
que no sea la acentuación de la diferencia. Y amparándose en la concepción innata de la
actividad delictiva, no hay ninguna posibilidad de implicación social en las acciones que
violentan un todo social a partir de la delincuencia: " ya nació así" pensamiento que encierra
una fuerte vinculación entre un destino y la biología.

La sociedad, así como delimita los comportamientos transgresivos, lo no permitido,


produce también las pautas esperables y exigibles del Individuo para articularse al todo
social. Desde la revolución industrial: en el siglo XIX lo que una sociedad espera de sus
miembros sufre una importante mutación dado por un nuevo modo de producción de la
riqueza que precisa un fuerte componente hasta el momento inédito: la disciplina. El
industrialismo precisó construir un nuevo hombre, regulado según un ritmo artificial, el de
la fábrica, viviendo en una situación artificial, la ciudad industrial, ello conlleva un fuerte
proceso de sometimiento, que generó resistencias y luchas. La disciplina surge como una
necesidad y el proceso de disciplinamiento se apoya en nuevas instituciones que fomentan y
promueven al hombre productivo, ordenado, regulado dejando de lado de la patología y de
la degeneración: el desorden, la inadecuación, la rebeldía, la insubordinación. Entonces lo
que no es disciplina, es anormalidad, es patología y puede ser delito. "La delincuencia es
considerada como prolongación inevitable de la irregularidad encubriendo así a marginación
provocada por los mecanismos de control con un estatuto de carácter psicológico y moral"
(Foucault, Michel " La vida de los hombres infames" cap. III, pag.64). Lo que el modelo
industrial rompe es la relación entre ciertas prácticas tildadas de transgresivas, de conflictivas
y sus condiciones de producción. Al romperse esta relación causal es posible tomarlas como
aten.as, tal corno si fuera una infección, según fue planteado. La responsabilidad de la
sociedad entonces pasa soto por la detección y eliminación de estos sujetos que pueden
cometer delitos, y no le cabe ninguna implicación en los móviles de dicha acción delictiva.
TEORÍA DE LA VULNERABILIDAD

Y entonces surge el planteo de una doctrina que permita abordar esta problemática
desde otra perspectiva. Es la doctrina de la vulnerabilidad psicosocial que plantea Juan Carlos
Domínguez Lostaló. Vulnerabilidad deriva de herida y refiere a la persona susceptible de ser
dañada de distintas formas. Muestra al semejante en situación de ser dañado por la exclusión
o marginación, por la sanción circunstancial, ya sea formal o informal.

La vulnerabilidad sostiene la existencia de una corresponsabilidad social por el hecho


de que un individuo, en el marco del grupo social, se haga peligroso. "Los crímenes y los
criminales son producto de la sociedad, y a la vez víctimas e instrumentos de esa sociedad.
La sociedad criminal y delincuente culpa de sus crímenes y delitos a los criminales y a los
delincuentes y luego los castiga por los daños que, en la mayoría de los casos, la misma
sociedad los indujo a cometer" (Montagu, tomado de Basaldúa, M. "Sobre la relatividad de
la idea de delito"). La vulnerabilidad está vinculada a las funciones que el estado debe atender
para sus ciudadanos: salud, educación, trabajo, seguridad. Entonces el índice de
vulnerabilidad está relacionado a la desatención de alguna de estas funciones básicas, y esto
es responsabilidad del colectivo social. Cuando alguien sufre una carencia en su desarrollo
los ciudadanos somos corresponsables en tanto permitirnos por acción o por omisión que se
posibilite la situación de falta. El planteo de la corresponsabilidad genera nuestra implicación
en las situaciones de riesgo, que hace que el suceso deje de ser ajeno y nos involucra en sus
condiciones de existencia.

Desde el marco conceptual de la vulnerabilidad. Domínguez Lostaló propone cambiar


el abordaje que se hace en las instituciones cameladas de sus internos. Estos sujetos que por
estar "heridos", vulnerables, llegan a la situación delictiva, en estos institutos profundizan su
situación de vulnerabilidad. Desde esta concepción no se trata de eliminar la vulnerabilidad,
ya que es imposible, pero si disminuirla y ello será posible cuando se realice un trabajo que
tienda a lograr un nivel de autonomía, cooperación, personalización, bases necesarias para
tramitar las situaciones de conflicto y riesgo que el sujeto pueda sufrir. Brindar al sujeto
recursos materiales y simbólicos para afrontar la situación de riesgo es una forma de
disminuir su grado de vulnerabilidad. La apuesta es al lazo social.
En un trabajo desarrollado en un penal de Costa Rica, Domínguez Lostaló realiza un
diagnóstico de vulnerabilidad psicosocial de sus internos y se encuentra con la siguiente
situación de los mismos. El diagnóstico no hace tomando como referencia el peligro de la
acción delictiva, sino cuál es la situación de vulnerabilidad que disparó dicha acción
delictiva; Ubicaron un pequeño grupo de internos vulnerables por una alta patología
individual, sujetos psicóticos, por ejemplo, que no accedían a la atención requerida para su
cuadro psicopatológico. También encontraron en la población sujetos cuya vulnerabilidad
estaba dada por un componente neurótico, que, en muchas ocasiones, un 50% no ameritaba
una internación. Luego estaban aquellos cuya vulnerabilidad estaba dada por un largo tiempo
de institucionalización, que lleva a la modificación de sus hábitos y costumbres. Desde este
diagnóstico es que se pueden trazar propuestas de trabajo que hagan hincapié en la situación
de vulnerabilidad particular de cada uno en un intento de reducir dicha situación.

Para finalizar es necesario destacar que este modelo de la vulnerabilidad es sólo una
propuesta que para su puesta en práctica requiere de lucha por espacios y saberes, ya que la
base de la situación es una posición ideológica frente al semejante. La teoría de la
vulnerabilidad busca tomar una perspectiva humanista del conflicto social, dejando de lado
la objetivación del proceso que se hace desde un modelo científico positivista, en el que se
desconoce la conformación especial de los procesos sociales y culturales en donde la supuesta
neutralidad de la ciencia, no es otra cosa que una mascarada de posiciones ideológicas que
promueven formas de relación al semejante. Desde una perspectiva humanista no se puede
considerar ajena una situación de riesgo vivida por un semejante, porque como hecho cultural
que es, estamos implicados en su constitución.-

BIBLIOGRAFIA

 Domínguez Lostaló, Juan Carlos: " De la 'clínica de la peligrosidad a


la clínica de la vulnerabilidad" - Material de la cátedra Psicología Forense,
Universidad Nacional de la Plata, truenos Aires, 1999
 Domínguez Lostaló, Juan Carlos: " Diagnóstico de vulnerabilidad
psicosocial -Material de la cátedra Psicología Forense, Universidad Nacional de la
Plata, Buenos Aires, 1999
 Foucault, Michel: " La vida de los hombres infames" - Capítulo III y
Capítulo XII - Editorial Altamira, año 1992

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